LECTURAS CONTRA EL FASCISMO
LA ADMINISTRACIÓN POLÍTICA DEL ODIO Gastón García Marinozzi El 23 de marzo de 2019 un ignoto Benito Mussolini irrumpió en un pequeño local de la Plaza del Santo Sepulcro de Milán donde se habían reunido algunos trabajadores, industriales y un centenar de ex combatientes de la Gran Guerra. Allí declamó una de esas diatribas que solía publicar en su periódico Il Popolo d’Italia. Contestatario y reivindicativo, emocionó al pequeño grupo. Al acabar la noche aún fría de la incipiente primavera, esos hombres ya tenían una misión y un destino, ya eran parte de una cuadrilla dispuesta a todo: los fasci di combattimento. Al inicio de su extraordinaria novela M. El hijo del siglo escribe Antonio Scurati: Esa gente. Un pueblo de veteranos, una humanidad de sobrevivientes, de sobras. Ésta, y sólo ésta, es mi gente. Lo sé bien. Yo soy el inadaptado por excelencia, el protector de los desmovilizados, el extraviado en busca de un camino. Pero la empresa está ahí y hay que sacarla adelante. En esta sala medio vacía dilato las fosas nasales, olfateo el siglo, luego estiro el brazo, busco el pulso de la multitud y estoy seguro de que mi público está ahí. Alfaguara, Madrid, 2020
Scurati (Nápoles, 1969) ha escrito una novela inquietante, profunda y frenética, extensa por donde se la aborde, en la que cuenta de manera ficcionada, pero atenida a una profusa investigación en documentos y relatos verídicos, la vida de Benito Mussolini y el ascenso del fascismo. Scurati cuenta la magnética personalidad del Duce, la infinita capacidad de seducción (sobre mujeres, coetáneos, las masas), y no teme dotar a la novela de un trasfondo de ensayo histórico que deja entrever de tanto en tanto, cómo la barbarie marcaría la historia de la humanidad en el siglo XX y cómo, cien años después, vuelve a asomar sus garras. El autor italiano se atrevió a lo que nadie se había atrevido hasta el momento, contar literariamente no sólo la vida de Mussolini, sino las complicidades de la sociedad y sus efectos. La novela, convertida rápidamente en un suceso de ventas, también es el centro de una polémica en la cual de un lado está el Premio Strega y del otro, las acusaciones de trivializar al monstruo, mitificarlo. El debate italiano, y allí en donde se traduce la novela, se pregunta si la industria editorial debería tener una actitud más crítica
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CRÍTICA