Bolsonaro, un ex militar que logró la presidencia elegido por mayoría en una de las democracias más grandes del mundo, con un discurso indisimulado de odio, xenofobia, homofobia y que reivindica los aspectos más atroces de la dictadura brasileña, por lo que nombra como un acertado presagio del fascismo en el siglo XXI. Las campañas políticas de los últimos años (Brexit, Colombia, Cataluña, Estados Unidos, Brasil, por nombrar sólo algunas) cuentan con una capacidad de manipulación como nunca. Los medios y las redes han llevado a la propaganda a un lugar que ni el propio Orwell fue capaz de imaginar. El uso de datos personales brindados por los propios usuarios, los dos mil millones de personas que a diario crean patrones algorítmicos en Facebook para recibir a cambio cápsulas de realidad, millones de anuncios focalizados, la manipulación del consumo, de las ideas, de las emociones, que frecuentemente dan en lo mismo: el miedo. El miedo a la soledad, a la diferencia. El miedo al otro. “No hay fascismo sin propaganda, y en los tiempos de la razón publicitaria, se dan las más perfectas y perversas condiciones para su avance”, escribe Marcia Tiburi. Los Estados democráticos se enfrentan a la paradoja de su propio espejo roto y al dilema de humanismo vs. fascismo. Escenarios impensados hasta hace pocos años, donde la propia democracia parecía tener respuestas para casi todo, hoy se ven sacudidos por maremotos que alteran la sociedad, la cultura, la política y la economía. Vivimos cambios sin precedentes. Excepto en una cosa: la culpa siempre es del otro. ¿Y quién es el otro? Depende. Y no importa tanto: lo que importa es que esté al frente. Del otro lado. Ni siquiera, por supuesto, es necesario que exista. El otro es el enemigo.
DE RUINAS Y ESCENARIOS Rafael Guilhem Con el estreno en 1914 de la mítica Cabiria, del director Giovanni Pastrone, se establece un continuum —mediante la ficción— entre las conquistas de la Roma imperial y los inicios de la lógica expansionista de Italia en la primera Guerra Mundial. La película presentaba recursos innovadores para la época, como detalladas escenografías y elaborados trazos en la puesta en escena, que resultaron
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