LAS BATALLAS SEMÁNTICAS
EL LENGUAJE DEL FASCISMO Violeta Vázquez-Rojas M.
E
l fascismo es, en estos días, una ideología ampliamente repudiada: nadie en su sano juicio buscaría allegarse adeptos declarándose abiertamente fascista. Pero, si esto es así, ¿cómo nos explicamos que en distintos lugares del mundo, en diferentes épocas, el fascismo gane nuevamente simpatías, escaños, liderazgos y hasta presidencias? ¿Cómo regresan los fascismos a los lugares que previamente abandonaron? ¿Cómo aparecen en las sociedades donde antes no florecieron o donde fueron valientemente resistidos? En este texto quiero explorar, de la mano de algunos autores, una hipótesis: si ponemos atención a su discurso nos damos cuenta de que el fascismo, cuando vuelve, lo hace de manera discreta y paulatina, y llega siempre, primero, de contrabando en las palabras. 1. VICTOR KLEMPERER: LA LENGUA DEL TERCER REICH Todos los regímenes —no sólo los totalitarios— se apoyan en ciertas estrategias discursivas, pero las del nazismo son proverbiales. Uno de los primeros que las registró y analizó fue Victor Klemperer, un profesor de la Universidad Técnica de Dresde que anotaba en un diario sus observaciones sobre el vocabulario cuidadosamente escogido, la repetición ad nauseam, las palabras que —vaticinaba él correctamente— quedarían como marcas para la posteridad: “Del mismo modo que podemos hablar del rostro de una era o de un país, podemos caracterizar el espíritu de una época a través de su lenguaje”. Klemperer publicó sus
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