POSTFASCISMO: ¿NEOLIBERALISMO “POR LAS MALAS”? UNA CONVERSACIÓN ENTRE CARLOS ILLADES Y CARLOS BRAVO REGIDOR
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arlos Bravo Regidor. Hace cerca de un año publicaste en El Financiero un artículo titulado “Postfascismo” en el que retomabas el último libro de Enzo Traverso, Las nuevas caras de la derecha, para proponer algunas distinciones muy útiles entre los conceptos de populismo, fascismo, neofascismo y postfascismo. Me gustaría comenzar pidiéndote que recordaras brevemente en qué consisten esas diferencias.
Carlos Illades. El fascismo, según sus definiciones clásicas, se trata de un movimiento de extrema derecha anticomunista, antiliberal, antisindicatos y movimientos obreros, nacionalista, habitualmente racista, y un fenómeno de clases medias empobrecidas. Cuando un movimiento como éste llega al poder construye un estado de excepción en el que desempeña un papel fundamental la policía política. El postfascismo, según lo elabora justamente Traverso, se refiere a gobiernos o movimientos autoritarios que no tienen orígenes propiamente fascistas pero que adoptan medidas o sostienen ideologías o planteamientos que se parecen al fascismo. A los que sí tienen un origen en el fascismo —por ejemplo Jean-Marie Le Pen en Francia— los llama neofascistas. Podríamos decir que postfascistas actuales son, por ejemplo, Bolsonaro y probablemente Trump. Ahora bien, es importante reparar en que estas distinciones se hacen desde la izquierda; para los liberales, en sentido amplio, todos son populistas. Bolsonaro y Lula, por ejemplo, serían ambos populistas, uno más conservador, el otro
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