Carta del Presidente
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omos conscientes de que el futuro del Club, en cuanto a la utilización de los espacios físicos por parte de los socios, está en la esperanza de que a la mayor brevedad, y siempre dentro de nuestra capacidad de inversión, podamos contar con la mayor superficie que nos brinda la isla Nazar Anchorena. Las estadísticas nos muestran que el uso que se hace de las instalaciones sigue en continuo aumento. La cantidad de socios que ingresan al Club para la práctica deportiva o en la búsqueda de lugares de recreación, hace que los servicios que se brindan muchas veces resulten insuficientes. En vista de ello, el Club ha tomado la decisión de acelerar el ritmo de crecimiento, para lo cual se han tomado algunas medidas tiendentes a lograrlo. En primer lugar, la draga que tanto beneficio nos ha dado en los muchos años de uso continuado, ha sido reparada, adaptada y puesta a punto para una mayor capacidad de trabajo y una mejor productividad. Desde principios de este año está trabajando en la isla, destinada al relleno de dos recintos menores y dos de mayor superficie, a los que se agregará un tercer recinto, para de esta forma tener en el mediano plazo la posibilidad de aumentar la superficie ya consolidada en unas treinta hectáreas. Pero al mismo tiempo que se busca aumentar la superficie, se están concretando inversiones para definir todo lo relacionado a los servicios de infraestructura que se necesitan en vista a un proyecto final. Ya logrado el cruce subfluvial para poder vincular los servicios, queda el trabajo interno de llevarlos a toda la superficie de la isla. La red eléctrica, que si bien ya está instalada en los sectores de uso actual, se está proyectando para abastecer, en el futuro, la totalidad de la isla. El tratamiento de residuos cloacales, también indispensable para la actualidad y para el futuro, está siendo estudiado a través de una planta con capacidad y diseño de última generación. Estimamos poder proyectar y concretar estas dos obras de infraestructura en el curso de este año. También estamos analizando y trabajando en la idea de poder contar dentro de la isla con una laguna interna que sirva de balneario. Con tal propósito se ha contratado un estudio especializado que nos aportará la tecnología para la construcción, el tratamiento del agua, el mantenimiento y la utilización. Este estudio ya está adelantado, por lo que también estimamos poder concretarlo a la brevedad. Quedan muchas cosas por hacer, pero con el criterio de evolución que siempre ha caracterizado al Náutico y que definimos como de un avance constante y continuo, con esfuerzo y en la medida de las posibilidades, estamos seguros de que lograremos concretar el viejo anhelo de quienes vieron en la Isla “B” el futuro del Club. Cordialmente, FERNANDO M. BECCAR VARELA
Trescientos años de San Isidro E
l enclave del Náutico recuerda sus orígenes y reafirma su objetivo y la razón de su existencia. Curiosa coincidencia que enlaza a los fundadores de la ciudad y a los del Club: unos y otros permanecieron cerca de la costa y empezaron a construir allí lo que hoy es la patria chica que nos vio nacer y en la que aprendimos a disfrutar y valorar la vida sana que promueve el deporte. Al recorrer las páginas de historia escritas en estos tres siglos, nos sentimos impulsados a compartir con nuestros consocios algunos datos que conforman nuestras raíces comunes. Domingo de Acassuso, fundador de la ciudad de San Isidro, español de origen, llegó a la costas del Plata como soldado de las compañías de infantes enviadas a estos entonces dominios hispánicos ante la constante expansión portuguesa.
El 14 de octubre de 1706 rubricó la escritura de Fundación de la Capilla y Capellanía de San Isidro Labrador, que dio origen al nombre que hoy lleva el Partido, y que fue levantada en el mismo lugar donde actualmente se encuentra la Catedral de San Isidro. En sus orígenes, San Isidro era parte del Pago de Monte Grande, que llegaba casi hasta la ciudad de Buenos Aires, junto con los actuales Vicente López y San Martín, e incluía sectores de Belgrano. Zona mayoritariamente rural, repartida entre chacras y estancias, la primera en establecerse fue la chacra de Márquez. El mantenimiento y transmisión de las tradiciones, una característica de los primeros pobladores del lugar, se refleja en sus descendientes y el profundo interés por cuidar y conservar un legado que se remonta a las mismas raíces de nuestro pueblo. El Náutico es parte de esa historia y la comparte hace ya 96 años, con el mismo carácter trabajador y sencillo del Santo protector del suelo donde nació. Para llegar al Club hay que transitar esos mismos caminos de antaño, cruzar las plazas arboladas, atravesar las barrancas y bordear las costas que nos llevan al río manso, en un recorrido donde la historia está presente a cada paso. Y una vez en el Club, desde su terraza, nos asomamos a esa historia tratando de imaginar el paisaje que descubrieron las primeras miradas. Un paisaje que nos hemos preocupado por conservar y cuidar mientras la evolución natural y social seguían su curso.
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Hasta hace 70 años, desde la Quinta Pueyrredón hasta el bajo San Isidro, las costas del Sarandí y proximidades del Puerto, sólo había unas pocas casas desperdigadas. Las chatas areneras ingresaban por el Canal de Acceso, en cuya margen izquierda el Náutico constituía una de las avanzadas de la civilización. Estas embarcaciones iban y venían a toda hora del día, deslizándose lenta y sinuosamente al compás del suave latir de su motor, que lejos de molestar se confundía con el paisaje. Desde la farola, la bahía otrora toda sanisidrense extiende su amplio semicírculo hasta la metrópoli, Buenos Aires. A lo lejos divisamos el puerto, y la imaginación desdibuja las líneas de la actual edificación para recuperar el perfil de la antigua aldea, con las fragatas, corbetas y galeones fondeados, y los carros a media agua, desembarcando mercaderías y pasajeros. Para alimentar el recuerdo de los primeros tiempos de nuestra ciudad, en el primer piso del edificio social podemos ver en una litografía esta misma imagen. Nuestros navegantes se fueron sumando a los tres siglos de historia y se convirtieron en custodios de esa bahía, hasta que su presencia se hizo parte indisoluble del paisaje. Un poco de historia y algunos recuerdos que deseamos compartir. Historia y recuerdos en los que reconocemos nuestras raíces comunes. En todo esto que compartimos y nos identifica como miembros de la gran familia sanisidrense, reside el orgullo con que este año nos disponemos a celebrar nuestros orígenes.
Noventa y seis años del Náutico C
inco generaciones han compartido y comparten los mismos ideales. Cinco generaciones que confiaron y confían en un mundo mejor, con el deporte como eje, y en consecuencia un mundo más saludable y armónico. Con la Naturaleza, maestra de vida para el hombre, como escenario excluyente y patrimonio indiscutido. Cinco generaciones que han tenido en éste el encuadre perfecto para su crecimiento espiritual, personal y familiar. “Los años no vienen solos...” es una frase del acervo popular que, interpretada en su aspecto más positivo, nos permite decir que vienen cargados de recuerdos, experiencias y sabiduría. El Náutico, con sus jóvenes noventa y seis años, está en condiciones de demostrar y acreditar ese dicho con todas las obras e historias acumuladas, día a día, durante más de 35000 días. Con participación y triunfos en los distintos deportes. Con un inventario patrimonial que habla de objetivos alcanzados: dos islas, las numerosas embarcacio-
nes de su flota, las instalaciones en general y su mantenimiento. Logros palpables que refieren un crecimiento material cuyo propósito no es meramente acumulativo sino servir al hombre. Y este propósito de servir, dirigido básicamente a los socios del Club, se extiende más allá y abarca a la comunidad sanisidrense en general y particularmente a nuestros colaboradores de todos los tiempos, que encontraron en el Náutico no sólo su trabajo, sino también su futuro y el crecimiento personal y familiar. Se formaron familias, vinieron los hijos y vimos llegar a los hijos de los hijos, como dice en su poema al Náutico el querido y recordado Tuto Olivera. El Náutico, nuestra patria chica dentro de esa otra patria chica que es San Isidro, es donde muchos dieron sus primeros pasos. Donde aprendieron a vivir desde el deporte, aplicando sus reglas en la vida cotidiana. Donde se originaron amistades entrañables, desde los primeros juegos compartidos. Está ligado a nuestros recuerdos más queridos y también a los no queridos, a los alegres o tristes, eufóricos o melancólicos. Todos bienvenidos y compartidos en el ámbito de nuestro Club.
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¡Cuántas veces en estos 96 años vinimos a contarle nuestras tristezas y alegrías! Sus árboles, pájaros y el mismo río se hicieron eco de nuestros sentimientos y por alguna razón que tal vez no comprendimos, nos ayudaron a sentirnos mejor. Es que siempre encontramos lo que veníamos a pedirle: Paz, ese sentimiento que no queremos perder. Paz entre los hombres, con Dios en nuestras creencias personales y con la Naturaleza que nos prodiga sus beneficios. Por todo esto, querido Náutico, ¡Feliz Aniversario!
TUS CINCO GENERACIONES DE SOCIOS, TUS COLABORADORES Y AMIGOS.
La Regata del A pocos años de celebrar el primer centenario del CNSI, en el 2010, y soñando con el barco que reemplazará para entonces a nuestro querido, noble y fatigado Náutico, hemos querido hacer una crónica de esta importante regata-crucero, como inicio de una reseña que se irá enriqueciendo con otros relatos de su diario de bitácora y el testimonio de sus tripulantes.
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on ese propósito pedimos a quienes tripularon los barcos de la Colón 92 que nos hicieran llegar sus relatos, y respondiendo a la convocatoria, varios consocios que participaron, unos en el Náutico, otros en el Fortuna II, aportaron sus recuerdos y la evaluación de su experiencia con la perspectiva que dan los años transcurridos. Por razones de espacio, publicaremos parte en ésta y otros en próximas ediciones. Iniciamos la serie con el racconto de Hernán Álvarez Forn, capitán del Náutico y primerísima pluma de estas páginas, y los de Virginia Velasco y Julio Lago, que en su momento fueron no sólo los más jóvenes, sino también dos de los tres socios que acumularon más millas, navegando en varias de las etapas pautadas.
Tras la partida del Náutico, el 4 de enero de 1992, fuimos dando cuenta de las sucesivas etapas de la travesía en las páginas de nuestra revista, a través de los relatos de su capitán, Hernán Álvarez Forn, quien nos hacía llegar por correo —¡de papel y sobre y entregado por un cartero!— sus escritos y dibujos. Este material merece volver a publicarse y así lo haremos próximamente. A revivir, entonces, la Gran Regata en el recuerdo, con la secreta esperanza de que algún otro acontecimiento en un futuro más o menos cercano impulse a la náutica internacional a reeditar esa fantástica experiencia.
Por su parte, el consocio Ricardo Jolly, a la sazón capitán del Fortuna, con motivo del décimo aniversario de la Colón 92, publicó una serie de notas en la revista del Yacht Club Argentino, de las cuales hizo una selección que también se incluye.
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V Centenario El Náutico en la Colón 92 • Números El Náutico recorrió 20500 millas y regresó a San Isidro con excelente salud. Había estado fuera de su amarra 344 días. Los tres tripulantes que más etapas y millas acumularon fueron: Julio Lago (h), 8 etapas, 11070 millas; Fernando Montoreano, 6 etapas, 10420 millas; y Virginia Velasco, 7 etapas y 10370 millas. Entre los contramaestres ganó Antoliano Aquino Báez, con 8 etapas y 8900 millas, seguido de Daniel Manevy, con 4 etapas y 6680 millas.
• Escalas Realizadas (algunas dos veces) Rio de Janeiro, Vitoria, Salvador —Bahia—, Fernando de Noronha y Natal (Brasil); Ponta
Delgada —isla San Miguel, Azores— (Portugal); Cádiz, El Puerto de Santa María —Puerto Sherry— y Las Palmas de Gran Canaria (España); Puerto Rico; Nueva York, Mystic, Newport RI, Boston, Martha’s Vineyard y Nantucket (USA); Saint George y Dockyard (Bermudas, UK); Horta —isla Faial—, isla Pico —Azores—, Porto Santo y Funchal —Madeira— (Portugal); Lanzarote, Fuerteventura y Tenerife —islas Canarias— (España); Recife, Maceió, Abrolhos, isla Grande, isla San Sebastián y Porto Belo (Brasil); Riachuelo (ROU).
• Países visitados Brasil, Portugal, España, Puerto Rico, Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña (Bermudas, colonia británica) y Uruguay.
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NautiCo POR HERNÁN ÁLVAREZ FORN ¿Quieren que les cuente? Pero como ocurre que soy larguero, una regata trasatlántica, tres cruces más del Atlántico para ir y volver, sesenta y cuatro tripulantes diferentes, trescientos cuarenta y cuatro días de navegación y escalas en dos continentes y quince archipiélagos, necesitaría dos o tres libros gordos para… ¡resumirla!
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uizá, sin embargo, pueda describir la cúspide, la gran obertura, el momento culminante del acontecimiento naval civil de mayor importancia en cinco siglos. Elijo la largada desde las proximidades de Tenerife de la etapa principal, la del cruce hasta Puerto Rico, por las huellas (no hay caminos en el mar, solo estelas efímeras) de las tres carabelas o por la ruta que el críptico Don Cristóbal dijo que recorrió, muy probablemente mintiendo, porque por los tratados de la época, Portugal prohibía navegar tan cerca del Ecuador, aunque bastaba simplemente, como lo hizo, no definirla con exactitud. Habíamos tomado puerto durante la mañana en Los Cristianos para desenredar una boya de pesca que se nos había enganchado en la hélice esa noche y para cargar agua, y antes de mediodía nos hicimos a la mar, entre muchos otros competidores en barcos como el nuestro y un cardumen de otras embarcaciones a motor o a vela que iban a ver la partida. Afuera, cerca de La Gomera se había establecido la línea, de una milla de largo y limitada por un par de buques de guerra que no vimos jamás, aunque llevaran izado un globo naranja. Por cierto iba haber cañonazo y señales, pero de tan lejos fue imposible distinguirlas. Por radio se entendía mejor.
Poco a poco los grandes veleros de cuadras, no menos de diecinueve, se comenzaron a agrupar un poco como hormigas de hormiguero pateado: unos para allá, otros para acá, unos con todo el paño desplegado, otros cazando cuadras de a poco y entre ellos maniobraba una cantidad de buquecitos de menos de mil toneladas, de dos o tres palos y algunas velas cuadras, representantes de cuanta escuela, agrupación o charter flota por ahí, mientras los yates veloces de regata ya se iban, porque largaban antes, y los de nuestras clases y tamaños pululábamos entre esa imponente flota, poniendo pequeños puntos suspensivos triangulares entre tanto aparejo redondo. Me temo que haya sido la última vez en la historia que todos esos ejemplares, pervivientes de una época que se esfuma en el pasado, hayan estado juntos, en el mismo horizonte, escondiéndose entre ellos, tapándose como bambalinas teatrales con sus altos aparejos. Ni en esa regata ni en otra futura, los volveríamos a ver juntos. Era un espectáculo jurásico: los grandes gliptodontes comenzando el gran cruce prehistórico que tres buquecitos de madera habían abierto apenas quinientos años antes para todos nosotros, para los americanos blancos que somos (bueno: más o menos…) y para los viejos habitantes de Europa y para asiáticos, africanos u orientales que no solían usar esta ruta.
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lón 1992
Bahamas
No largamos ni bien ni mal. Simplemente izamos el gennaker y nos zambullimos en el tumulto, hasta que se nos cortó la driza, lo sacamos del agua y seguimos más humildemente con genoa. Habíamos cruzado la línea, una línea no ya de una mera regata, sino un espejo de Alicia. Del otro lado, a pura vela, atravesaríamos el Atlántico siguiendo en lo posible el rumbo arqueado del escondedor genovés, ayudados por la corriente, a veces detenidos por las calmas, otras filando alegremente para caer entreverados, después de más de veinte días, en una noche confusa y preñada de barcos de toda laya y tamaño, frente al Castillo del Morro, puerta al puerto de Puerto Rico. Lo habíamos hecho con el Náutico. El Club Náutico San Isidro había estado presente. Hoy ya también somos historia, catorce años después de ese cruce, quinientos catorce del otro, el auténtico, el del descubridor. Quizá de Cipango. Si no, pregúntele a Américo Vespucio.
Archipiélago situado a 80 kilómetros de la costa del estado norteamericano de Florida, descubierto en el primer viaje de Cristóbal Colón. Conquistadas por los ingleses en el siglo XVII, las Bahamas se independizaron en 1973. La Islas Bahamas son conocidas como paraíso fiscal donde buscan guarida capitales fantasmas originados en la corrupción, la evasión de impuestos y a veces en circunstancias peores. Detrás del nombre que actualmente las identifica hay una historia cuyo recorrido arranca precisamente el 12 de octubre de 1492: una de estas islas que hasta ese día se llamó Guanahaní, fue rebautizada por Cristóbal Colón como San Salvador, tras desembarcar en ella, poniendo el pie por primera vez en el Nuevo Mundo. A la llegada de Colón, las Bahamas se llamaban Lucayas, debido a la tribu de pacíficos indígenas que las habitaban, los lucayos. Según los relatos del Descubrimiento, uno de los elementos que más llamó la atención del navegante genovés en su primer viaje fue la escasa profundidad de las aguas, por lo que bautizó a las Lucayas como Islas de la Bajamar. Durante casi un siglo y medio, mientras el archipiélago permaneció en manos de la Corona española, se las conoció indistintamente con una u otra denominación. Los ingleses, que codiciaban estas Islas de la Bajamar con la idea de convertirlas en enclave estratégico para proteger a sus colonias en la América del Norte, finalmente se apoderaron de ellas en la primera mitad del siglo XVII y adaptaron el nombre del archipiélago a su lengua, llamándolas Bahamas Islands. Más tarde, nosotros, los hispanohablantes, ignorando el origen del nombre lo retradujimos y hoy las llamamos Islas Bahamas.
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lón 1992
Bahamas
No largamos ni bien ni mal. Simplemente izamos el gennaker y nos zambullimos en el tumulto, hasta que se nos cortó la driza, lo sacamos del agua y seguimos más humildemente con genoa. Habíamos cruzado la línea, una línea no ya de una mera regata, sino un espejo de Alicia. Del otro lado, a pura vela, atravesaríamos el Atlántico siguiendo en lo posible el rumbo arqueado del escondedor genovés, ayudados por la corriente, a veces detenidos por las calmas, otras filando alegremente para caer entreverados, después de más de veinte días, en una noche confusa y preñada de barcos de toda laya y tamaño, frente al Castillo del Morro, puerta al puerto de Puerto Rico. Lo habíamos hecho con el Náutico. El Club Náutico San Isidro había estado presente. Hoy ya también somos historia, catorce años después de ese cruce, quinientos catorce del otro, el auténtico, el del descubridor. Quizá de Cipango. Si no, pregúntele a Américo Vespucio.
Archipiélago situado a 80 kilómetros de la costa del estado norteamericano de Florida, descubierto en el primer viaje de Cristóbal Colón. Conquistadas por los ingleses en el siglo XVII, las Bahamas se independizaron en 1973. La Islas Bahamas son conocidas como paraíso fiscal donde buscan guarida capitales fantasmas originados en la corrupción, la evasión de impuestos y a veces en circunstancias peores. Detrás del nombre que actualmente las identifica hay una historia cuyo recorrido arranca precisamente el 12 de octubre de 1492: una de estas islas que hasta ese día se llamó Guanahaní, fue rebautizada por Cristóbal Colón como San Salvador, tras desembarcar en ella, poniendo el pie por primera vez en el Nuevo Mundo. A la llegada de Colón, las Bahamas se llamaban Lucayas, debido a la tribu de pacíficos indígenas que las habitaban, los lucayos. Según los relatos del Descubrimiento, uno de los elementos que más llamó la atención del navegante genovés en su primer viaje fue la escasa profundidad de las aguas, por lo que bautizó a las Lucayas como Islas de la Bajamar. Durante casi un siglo y medio, mientras el archipiélago permaneció en manos de la Corona española, se las conoció indistintamente con una u otra denominación. Los ingleses, que codiciaban estas Islas de la Bajamar con la idea de convertirlas en enclave estratégico para proteger a sus colonias en la América del Norte, finalmente se apoderaron de ellas en la primera mitad del siglo XVII y adaptaron el nombre del archipiélago a su lengua, llamándolas Bahamas Islands. Más tarde, nosotros, los hispanohablantes, ignorando el origen del nombre lo retradujimos y hoy las llamamos Islas Bahamas.
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La hazaña del Náutico en 1992
Cuando se embarcó en el Náutico, en Rio de Janeiro, Julio Lago tenía sólo 19 años y durante los siguientes meses compartiría una de las experiencias más importantes de su vida con la mayoría de los consocios que también participaron. En 8 etapas, fue el tripulante que más millas navegó y aquí van sus recuerdos de la Gran Regata Colón 92.
A
unque la señal de partida se dio en la fecha indicada, los preparativos habían comenzado mucho antes, con la organización de las tripulaciones y la logística para las diversas etapas, y la sacada del barco a tierra para ponerlo en condiciones de realizar semejante travesía. En ese momento se designó a Hernán Alvarez Forn —alias Hormiga Negra, y también Capi—, quien se ocupó en todo momento de que la travesía siguiera la ruta señalada, siendo un gran representante para el Club, no sólo por sus conocimientos marineros sino por sus relaciones y su forma de manejarse ante innumerables entidades, como los clubes que nos recibieron durante el trayecto, las Organizaciones de la Regata en diferentes países, barcos extranjeros y propios y también innumerables oficinas burocráticas que colmaban su paciencia ni bien pisa-
ba un puerto, entre las que recuerdo diferentes oficinas de inmigraciones, Marinas dos Portos, direcciones de salud, etc. Debo destacar que en algunos países la burocracia local era bastante peor que la argentina… así que imagínense! Yo me embarqué en Rio de Janeiro y por circunstancias relacionadas con la imposibilidad de viajar de algunos consocios y mi disponibilidad de tiempo, tuve la suerte de ser invitado a continuar en sucesivas etapas. Recuerdo que en el Iate Clube do Rio de Janeiro nos atendieron como reyes. El club, ubicado en la famosa Bahía de Guanabara, era magnífico, con un paisaje increíble, y contamos con la ayuda de algunos amigos de Hernán, el Capi, quienes ayudaron a
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resolver diversos temas en Aduana, como retirar las velas que traían los consocios de la nueva tripulación, y hasta nos invitaron a cenar. Un detalle que me sorprendió fue que el café era gratis. Esto no es un chiste: en la sede de ese club había (y debo suponer que sigue estando) un puesto a cargo de una señora que debe llevar unos cuantos años ahí, que lo único que hace es dar café a cualquiera que lo pida. Tras partir rumbo a Salvador (Bahia), la navegación no tuvo el mejor clima, pero los compañeros de viaje hicieron que todo fuera muy ameno. Al llegar, nos sorprendieron la belleza, los diferentes sabores de su cocina y la cultura que se centra en el Perourinho, un barrio en el que se gesta gran parte de la música y la literatura de Brasil. Coincidimos con la celebración del Carnaval, que en Bahía también se conoce como Carnaval del Pueblo o Carnaval da Rúa, y según dicen es el mayor evento callejero del mundo. Allí, mientras esperábamos el intercambio de tripulaciones, pasamos excelentes veladas frente a los famosos “trios eléctricos”, que son grandes camiones, generalmente sponsoreados por alguna marca importante y repletos de parlantes sobre los que cantan artistas reconocidos, mientras la muchedumbre baila alrededor. Recuerdo cuadras repletas de gente bailando para un lado y para otro ¡una verdadera fiesta! Desde allí seguimos subiendo hasta Natal, al Norte de Brasil, donde el barco se preparó para el cruce, previa visita a la isla de Fernando de Noronha. Esta isla es una reserva natural de una belleza increíble, con diferentes bahías, cada una con su particularidad. En la bahía de los golfinhos o delfines se pueden apreciar a estos mamíferos en su hábitat natural, y en la playa de las tartarugas había que tener sumo cuidado para no pisar a las crías. El lugar es tan cuidado, que para quedarse hay que pagar una “tasa de preservación” por persona, cuya cifra se va incrementando según pasan los días.
De Natal fuimos a Azores, isla que alguno recordó por el tratado de Tordesillas. La travesía fue increíble, tardamos bastante puesto que el Náutico no es un barco muy orzador (y en ese momento lo era menos que en la actualidad, tras haberse mejorado el fondo y el timón). Toda la travesía se tuvo que hacer con viento del Este, justo hacia donde íbamos, pues los alisios —el gran descubrimiento de Colón— no nos favorecían en esa época del año. Esto nos obligó a cumplir un borde de dieciséis días. En esa etapa éramos siete tripulantes, así que se hacían guardias de a tres y el capitán estaba en reserva. El mar cambiaba bastante y eso nos impedía aburrirnos, pero una vez adaptados al movimiento encaramos actividades para estar un poco más cerca de las “cosas terrestres”. Nos propusimos hacer pan, con un resultado bastante nefasto y también intentamos pescar, cosa que sólo logramos en una ocasión, en que gracias a unos señuelos improvisados pescamos un atún que en ese momento superaba los diez kilos (que siguió creciendo después de ser pescado, porque en algunos cuentos actuales anda por los treinta). A esa altura me di cuenta que el Náutico era un barco muy sólido y marinero y que si pasaba algo sería por un error humano. El motor nos hizo renegar bastante pues tenía un ingreso de agua que afectaba al aceite, lo que nos obligaba a abrirlo y limpiarlo luego de usarlo. Las comunicaciones no eran fáciles, aunque gracias a la colaboración de la gente del Club y también de otros radioaficinados se hizo posible. La llegada a Azores fue —como muchos se imaginarán— emocionante. Recuerdo a todos corriendo por el muelle a tratar de encontrar algún lugar abierto, pero como era tarde finalmente nos duchamos —agarrados de las canillas para contrarrestar el mareo de tierra— y dejamos la recepción para el
Allí nos cruzamos con un par de norteamericanos que estaban algo “conmovidos” por la lambada que disfrutaban algunos de los lugareños y que en ese entonces estaba en pleno auge. Natal nos recibió con mucha amabilidad, con un lindo club donde ya empezaban a aparecer navegantes interesantes de diferentes latitudes. Entre otros, conocimos a un fotógrafo de National Geographic, que ya estaba en su segunda vuelta al mundo (y su segunda mujer), quien nos ofreció una proyección de las imágenes de su viaje. —9—
día siguiente, cuando fuimos invitados por uno de los tripulantes a un excelente restaurante. Nos impactó la amabilidad de los lugareños: como el portugués que hablan es muy cerrado y bastante difícil de entender, en varias ocasiones nos acompañaron hasta los lugares a los que queríamos llegar, caminando varias cuadras pues no entendíamos sus indicaciones.
ellos el Matrero, al que tuvieron que cambiarle el palo pues se les había roto en la travesía previa. También en Puerto Sherry conocimos a un personaje de apellido Santos, que si bien en esencia era un pintor, sus conocimientos y buena disposición le valieron ser denominado “Ingeniero Santos”, ayudándonos a conseguir toda clase de materiales.
La ida de Azores a Cádiz fue bastante movida, pero es un tramo relativamente corto. Como anécdota, el entonces presidente del Club, Carlos Pollitzer, se sumó a la travesía, y en un golpe producto de una ola, se fisuró una costilla.
Faltando varios días para la largada comenzaron los numerosos actos y homenajes, en los que participó el Rey de España. Recuerdo especialmente un espectáculo para las tripulaciones, que se hizo en el muelle de Cádiz con los famosos caballos andaluces.
Llegando a España nos sorprendió una tormenta que debe haber sido la más importante, con olas de varios metros, lluvia y mucho viento. Encima nuestro radar, que en general no marcaba nada, nos mostraba que en las cercanías había más de diez cargueros. ¡Qué momento!
No había otros veleros de las características del Náutico que pertenecieran a clubes. Nuestros primos del YCA lo hicieron gracias a la colaboración de la Armada, como tripulantes del Fortuna.
Llegados a Cádiz, hicimos noche en el Puerto de Santa María. Luego nos mandaron enfrente, a una hermosa marina llamada Puerto Sherry (el algol de “Puerto Jerez”). Éste resultó ser un lugar privilegiado, que para mí era como la NASA. Tenía marinas a las que se entraba marcando una contraseña en un teclado, con puertas de blindex, vigilancia por cámaras y conexión a teléfono, televisión y electricidad para cada barco en sus pontones moldeados (y esto era en 1992). En Puerto Sherry el barco estuvo varias semanas alistándose para el tramo de la regata propiamente dicha. Allí se sacó del agua y se pintó el fondo. También se hicieron tareas de mantenimiento general. Mientras tanto, los tripulantes visitábamos lugares en las cercanías, entre ellos la Expo Sevilla, y varios fueron a Gibraltar o a Marruecos. A medida que se iba acercando la fecha de largada de la regata, aparecían más y mejores barcos. Nos encontramos con algunos amigos argentinos, entre
Uno de los detalles más impresionantes fue la presencia de los tall ships —los grandes veleros—, convocados especialmente para ese evento. Fue la última vez que se reunieron tantos, y entre ellos destacaba por su belleza la fragata Libertad, a la que los tripulantes del Náutico visitamos en varias ocasiones. La largada de la regata fue algo imponente. Imaginen una largada de fragatas… la línea era muy larga y claro que los capitanes se preocupaban de no pasarse, pero el espectáculo hacía pensar en el siglo XVI. El orgullo de tripular un barco de un club que cumplió esta hazaña de cruzar el océano es indescriptible. Tanto en Azores como en Cádiz los clubes locales nos dieron la bienvenida y nos felicitaron por lo hecho. Si alguno pasa por allí, seguramente verá el banderín del Náutico en los anaqueles de sus comedores. De España fuimos a Canarias, tierra en la que el sol brilla prácticamente todos los días y en la que también fuimos recibidos como reyes. El barco era algo difícil de llevar con spinnaker, pero la navegación fue muy buena.
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Amarramos cerca de los maxis, barcos de fórmula 1 de más de 80 pies de eslora, que corren la Whitebread y que en ese momento resultaban particularmente impactantes por su construcción y el uso de materiales de última tecnología. Entre ellos recuerdo al Safilo y al Merit. De Canarias zarpamos hacia Puerto Rico, en el medio del Caribe. En este caso la navegación fue realmente placentera, salvo por algún problema que tuvimos en los guardines del timón que fue reparado prontamente, pero que en ese momento nos causó bastante preocupación. Las tripulaciones, debo destacar, fueron en su mayoría excelentes. Si bien no todos éramos expertos navegantes, todos pusieron todo de sí para que la navegación, y sobre todo la convivencia, fuera lo más grata posible. Con muchos de ellos me sentí hermanados por un tiempo; claro que luego la vida nos fue llevando por distintos rumbos y hoy es raro que nos crucemos, pero los recuerdos compartidos permanecen imborrables. La llegada a Puerto Rico fue una verdadera fiesta. Tardamos bastante menos de lo que se tardó en el primer cruce. El pueblo entero nos dio la bienvenida, se instalaron escenarios donde todas las noches había algún show y también pequeños bares que entregaban cocktails de todo tipo a los tripulantes, promocionando el ron de ese país. Con la tarjeta de tripulante se nos permitía el ingreso a todo tipo de espectáculos, museos y discotecas. Puerto Rico es una mezcla extraña entre una urbe norteamericana y una ciudad colonial, poblada por personas igualmente extrañas, que hablan un spanglish de lo más gracioso. En Puerto Rico se le hicieron nuevas reparaciones al Náutico, mientras las tripulaciones aprovechaban para conocer las distintas islas del Caribe y las playas de ese país.
muy agradable. Pero al llegar descubrimos que la contaminación era muy grande y la proximidad del aeropuerto, con un movimiento de salidas y llegadas de aviones cada tres minutos o menos, hacían intolerable la permanencia. Hernán logró que se modificara nuestro puerto y terminamos con el barco a los pies de la estatua de la Libertad, ésa que Francia le regaló a los Estados Unidos en ocasión del centenario de su independencia, y que identifica a ese país. La organización también fue impactante, pues había cientos de voluntarios que ayudaban a los tripulantes en todo. El acto culminante tuvo lugar el 4 de julio, con el desfile de embarcaciones más grande que se recuerde, con todas las fragatas y veleros que habían participado en la regata Colón 500. Este acto se denominó OpSail 92 y aún se recuerda por la importancia de la convocatoria. En fin, son tantos los hermosos recuerdos y las personas que pasaron por el Náutico, que cada uno podría escribir un libro con sus vivencias, pero lo que quiero destacar es el orgullo de contar con una embarcación de estas características, que nos permitió a varios socios hacer excursiones oceánicas, llegar a lugares tan remotos como España, New York y otros puertos distantes, llevando en alto la insignia del Club a lo largo de más de veinte mil millas de navegación. Si calculamos la cantidadd de viajes a Colonia que caben en ese recorrido, llegaron a la conclusión de que fue una verdadera hazaña. Y si le agregamos el periplo al Sur con la serie de excursiones al Cabo de Hornos que el Náutico ya había realizado en 1990, para celebrar el 80 Aniversario del Club, créanme, estamos ante un barco único: ningún barco-escuela perteneciente a un club logró tanto.
La etapa de Puerto Rico a New York era en “acompañamiento”, así que fuimos tranquilos, disfrutando del mar. La llegada a la gran manzana fue un momento que difícilmente olvidaremos. Imaginen llegar y ver la estatua de la Libertad a nuestra izquierda y la isla de Manhattan al frente —cuando aún estaban las torres gemelas— y navegar por sus canales. El lugar que nos habían asignado quedaba en Flushing Meadows; lo único que conocíamos con ese nombre era el torneo de tenis y pensamos que sería —12—
Una experiencia única Virginia Velasco se inscribió para participar en la etapa Rio de Janeiro-Salvador de Bahia y se quedó a bordo en las siguientes seis etapas. En el ranking de millas navegadas por tripulantes quedó en tercer lugar, con 10370. Una travesía que le cambió la vida, como ella mismo lo cuenta a continuación.
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to carioca con mucha ansiedad, nadie puede predecir cómo será la vida a bordo cuando se va a compartir con una tripulación no conocida toda clase de situaciones, las placenteras y también de las otras.
Como mis vacaciones en el Hospital Italiano coincidían con la etapa de navegación entre Rio de Janeiro y Salvador de Bahia, decidí ser de la partida para recorrer la costa Brasileña. Me embarqué en el puer-
Esa experiencia, en la que en cada etapa se iba renovando la tripulación, constituyó uno de los hechos más interesantes que se me presentaron. Las distintas singladuras me permitieron ir conociendo varias tripulaciones, ver cómo se iban conformando, cómo se agrupaban, cómo respondían a cada una de las diferentes situaciones durante la navegación y en puerto. Definitivamente fue una expe-
fines de 1991 veía en el varadero cómo iban preparando el Náutico para participar en la regata Colón 92. Esa imagen me trae a la memoria cuánto me impactó entonces verlo a Pepe Soriano, con ya muestras del mal que se lo iba a llevar, sentado tranquilamente en la sombra, colaborando laboriosamente con la puesta a punto de nuestro querido barco-escuela.
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riencia que me enriqueció mucho. También estoy convencida de que todos los que participaron pudieron llevarse algo muy positivo en su mochila de recuerdos. Cuando inicié el viaje no sabía que al llegar al lugar donde tenía que abandonar el barco se me presentaría la idea de cambiar mi vida y decidir continuar embarcada, abandonando mi trabajo, y dedicarme de lleno por seis meses a vivir la vida a bordo. No era algo nuevo pues desde siempre había navegado; al timón del Optimist ya había sentido el placer del balanceo, pero esta ocación era distinta, cruzar el océano, dejar el trabajo, alejarse de la gente y los lugares de siempre me producía una extraña sensación de tristeza y al mismo tiempo de felicidad. No sabía que esta decisión iba a cambiar mi vida futura. Incontables son los recuerdos de esa navegación, que continuó con el cruce del Atlántico hasta las Azores, luego Cádiz y allí, en Puerto Sherry, una marina incomparable, en donde preparamos el barco para la regata. Luego la ruta de Colón a Canarias y a Puerto Rico, y a Nueva York para participar del desfile de los Tall Ships el 4 de julio. Allí me desembarqué para volver a Buenos Aires después de haber vivido el viaje más fascinante, entretenido, interesante e inolvidable de mi vida. Recuerdo que en navegación, casi cotidianamente, nos comunicábamos con la rueda de navegantes por donde nos podíamos conectar con nuestra tierra, pero además con los otros navegantes que entraban en la rueda y con Rafael, que desde Canarias organizaba al grupo. Noticias varias y estado del tiempo en diferentes lugares era lo que recibíamos y emitíamos, siempre esperábamos esa hora pues constituía el puente al mundo. Para mí personalmente tenía algo especial, pues papá que volaba regularmente desde Buenos Aires a Europa y Estados Unidos, cuando estaba en vuelo y a la hora de la ronda se identificaba como “móvil aéreo” y entraba en comunicación.
En una oportunidad, navegando de través en Maceió, le dimos nuestra posición y nos contestó que en tres horas exactas iba a sobrevolarnos, y como era de noche iba a enceder todos los faros del avión. La noche era clara, estrellada, e íbamos navegando placenteramente cuando de repente en el cielo se encendió fuerte la luz del avión. Fue emocionante, todos en cubierta saludando en la obscuridad... y nos dio mucha risa cuando nos dimos cuenta que no podían vernos. Esos contactos, las comunicaciones radiales o el avistaje de otro barco, siempre eran eventos que nos acercaban con algo más. Cuando en el cruce tiramos una botella con un mensaje también nos propusimos esa búsqueda de contacto. ¡Qué divertida fue la ceremonia del cruce del Ecuador, qué bien preparada estuvo! Luego ya nos sentimos viejos lobos de mar. Las reuniones en puerto con las tripulaciones de otros barcos nos dieron la oportunidad de conocer gente de otros países en la misma tarea en la que estabamos nosotros. En Nueva York participamos del desfile de miles de veleros, incluyendo los Tall Ships; nos reunimos temprano a la mañana en medio de una densa niebla sin viento. La concentración ofrecía una visión fantasmagórica; como la niebla era rastrera sólo se veía la parte más alta de los palos de las fragatas y bergantines de todos los países, pero no los cascos, y se oía el sonar de las campanas de las boyas. Lentamente la niebla se fue disipando y apareció un espectáculo nunca visto: Manhattan con todo su esplendor (las Twin Towers incluidas), miles de veleros de todos los tamaños y en el conjunto sobresalían las altas arboladuras de los majestuosos Tall Ships, entre ellos la fragata Libertad. Cuando nos pasó cerca ya se había levantado viento y habíamos izado el spinnaker con nuestros colores; fue muy emocionante cómo nos saludábamos. Después de eso, el desembarco, la nueva tripulación, la despedida con el capitán y Julito (Lago), con los que había compartido seis meses de mi vida. Luego el regreso a casa, sin saber que la Colón 92 me traería el regalo más grande y lindo de mi vida, que son mis cuatro hijos: durante el viaje conocí a un tripulante del Ana III, nos reencontramos en Buenos Aires... y terminó en casamiento. Ahora navegamos los seis en el Martín Pescador.
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Los barcos escuela en la Gran Regata Colón 92 POR RICARDO JOLLY En 1992, con motivo de celebrarse el V Centenario de la llegada de Cristóbal Colón a lo que después tomaría el nombre de América, se realizó la Gran Regata en la que naves de todo el mundo y de muy diversas características cumplieron el mismo itinerario que las tres carabelas de la hazaña inicial. Esta regata marcó un hito en la historia de la navegación a vela por la cantidad de barcos participantes, entre grandes veleros y yates.
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a organización estuvo a cargo del Reino de España, por cuya especial invitación los cuatro veleros-escuela que tiene la Argentina, junto a otro gran número de yates nacionales, fueron de la partida.
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ra nosotros se levantó una brisita del SW que nos hizo cruzar 4 minutos adelante. Al acercarnos, nuestros adversarios y amigos nos pasaron una botella de champagne, que descorchamos inmediatamente y brindamos de barco a barco.
Los buques-escuela a que hacemos referencia son la Fragata Libertad, los yates Fortuna y Fortuna II de la Armada, y el Esperanza de la Prefectura Naval. A esta lista hay que agregar al Náutico, entonces único barco-escuela propiedad de un club privado, que en esa ocasión sumó a su trayectoria más de veinte mil millas en casi un año de navegación permanente, incluidos dos cruces del Ecuador.
Ese mismo día amarrábamos en el puerto de La Luz. En el Real Club Náutico de Canarias encontramos una foto del Gaucho, dedicada por Ernesto Uriburu. Dejamos la del Fortuna pidiendo que la ubicaran al lado de la del Gaucho por ser ambos hijos de Manolo Campos.
Con el fin de dar posibilidades a muchos navegantes de participar en toda o en alguna pierna de la regata, la Armada invitó al Yacht Club Argentino y al Club Náutico San Isidro a tripular en forma mixta con oficiales navales y yachtmen civiles los yates Fortuna y Fortuna II. Fue así que varios de nuestros consocios navegantes pudieron participar tripulando el Fortuna II, como nuestros amigos del YCA lo hicieron en el Fortuna.
Desde el Fortuna El Fortuna fue de la partida junto a muchos barcos argentinos incluyendo por supuesto a los ya mencionados fragata Libertad y yates Fortuna II, Náutico y Esperanza, y Victoria, Matrero, Moonlight II, Ana II y Camila, por mencionar sólo algunos. En el mes de abril de 1992 el barco fue trasladado hasta Valencia, desde donde navegó hasta Cádiz con escalas en Javea, Ibiza, Alicante, Cartagena, Banús y Puerto Sherry. El 3 de mayo a las 1800 horas don Juan Carlos, Rey de España, dio la orden de partida de la Gran Regata del Descubrimiento. Horas antes el Rey, vestido de Almirante, la reina Sofía y el príncipe heredero, Felipe de Borbón, pasaron revista a la flota en Cádiz.
En Canarias estaban algunos de los Tall Ships, esos gigantes de la vela revividos gracias al empuje de la STA y que cada año incorporan nuevas unidades a su flota. Allí nos encontramos con la barca Frederick Chopin, el bergantín-goleta Kaliakra de Bulgaria, la barca rusa Tovarich (ex Gorch Fock), la española Juan Sebastián El Cano y su prima la Esmeralda de Chile, la barca mejicana Cuauhtémoc, la fragata polaca Dar Mlodziezy, el Sagres de Portugal y el Capitán Miranda de Uruguay. Otra parte de la flota amarró en Tenerife. El 13 de mayo en Los Cristianos, Tenerife, se largó la etapa más larga de la regata, el cruce del Atlántico hasta San Juan de Puerto Rico, donde amarramos el 29. Fueron casi 15 días de vientos francos, los alisios, corriente a favor, calor, buen tiempo y pocas averías. ¿Qué más pedir? Finalizada la regata y después de unos días de descanso y alegrías en San Juan de Puerto Rico reiniciamos nuestra navegación en crucero rumbo a New York, con interesantes escalas. El 18 de junio fondeamos en la isla de San Salvador, donde desembarcó Colón el 12 de octubre de 1492, 500 años antes que nosotros. Después visitamos Nassau en Bahamas, Cabo Cañaveral, San Agustín y Beaufort.
No estuvo mal puesto el adjetivo de “Gran” a la regata del Descubrimiento: doscientos quince barcos, entre ellos 30 Tall Ships, con cerca de 6000 tripulantes, acudieron a la cita. Nuestro cruce de la línea de llegada de la primera etapa fue sorprendente pues, después de 600 millas sin habernos visto, nos encontramos con el Fortuna II, sin ningún otro barco a la vista, peleando el primer lugar en tiempo real. A dos millas de la línea, señalada por el faro de la isla Alegranza en un extremo y el buque español El Ferrol en el otro, bordejeábamos con distintas amuras en medio de una calmita que parecía una llegada a Rio. Por suerte pa—17—
Champagne para el Fortuna desde el Fortuna II, para festejar el primer puesto en tiempo real en la etapa Cádiz-Canarias.
El 1 de julio viramos el cabo Hatteras y el 2 por la mañana navegamos frente a la boca de Chesapeake Bay, con muy mala visibilidad y mucho tráfico mercante. Esa noche sopló un viento fresco del NE y aparejamos trinquetilla, foque y dos manos de rizos. Fue la primera ceñida dura después de casi 50 días de mar y 5000 millas navegadas. Al amanecer recalamos en Atlantic City. Por fin el 3 de julio a las 3 de la tarde fondeamos en Gravesand Bay, Brooklyn, para unirnos a la flota que participaría al otro día, 4 de julio, del gran desfile frente a la estatua de la Libertad y la isla de Manhattan. Amaneció lluvioso, zarpamos y tomamos nuestro puesto en una línea de cuatro barcos con los argentinos Náutico, Farallón y Camila. La parada del 4 de julio fue un deleite para la vista marinera. Con el Eagle como matalote de proa, los cientos de barcos que veníamos de España y muchos más que se unieron para festejar la independencia de los Estados Unidos, iniciamos el desfile por el río Hudson. Los Tall Ships, los 12 metros, las goletas, los yachts de toda clase y tamaño franqueamos puente Verrazano, navegamos entre Liberty y Governor’s Island, pasamos frente a Battery Park y a las Torres Gemelas. Desde la costa y en barcos fondeados a ambos lados del canal millones de personas pudieron disfrutar el espectáculo. Después de la parada cada barco se dirigió a su amarradero, asignado a lo largo de los muelles sobre los ríos East y Hudson. El Fortuna amarró en andana al Ukrania de Holanda, el cual a su vez estaba en primera andana al belga Zenobe Gramme. El 7 de julio, con nueva tripulación, iniciamos la navegación por el East River, con destino final Boston. Esa noche amarramos en Stamford. Al día siguiente, zarpamos temprano y fuimos a Mystic, un antiguo y tradicional puerto ballenero. Nos cruzamos de salida con el Náutico. Después de unos pocos días en Boston, el 15 de julio iniciamos el regreso a New York. En esta etapa visitamos Woods Hole, sede del Instituto Oceanográfico del mismo nombre y otros centros de investigación y escuelas relacionados con el mar. A este instituto perteneció el velero de investigación oceanográfico Atlantis, que navegó en nuestra Armada con el nombre de Austral.
El puerto siguiente fue Newport, marinero por excelencia, como todos los de la costa del Long Island; el ambiente es de langostas, bacalao, goletas, cerveza, manila, cáñamo alquitranado, almacenes navales, y las fabulosas casas victorianas. Después vinieron New London, Branford y por último otra vez New York, donde amarramos en la base de la Coast Guard, en Governor’s Island, en espera del buque de ELMA que nos trasladaría de regreso al Río de la Plata. Éste fue el viaje más largo que hizo el Fortuna, el que más puertos visitó y el que llevó mayor cantidad de tripulantes. Navegó el mar Mediterráneo, cruzó el Atlántico, crucereó por el Caribe, recorrió el litoral norteamericano hasta Boston. Participó en las revistas navales de Cádiz, San Juan de Puerto Rico, New York y Boston y ganó su serie en la etapa Cádiz-Canarias. Resulta interesante señalar que a partir de esta regata se aceptó en la Armada el apoyo económico por entidades civiles (esponsoreo, con perdón), lo cual fue novedoso en su momento. Trabajamos durante muchos meses elaborando un plan que resultó exitoso. Se firmó un convenio con el Yacht Club Argentino para que sus socios pudieran participar en alguna de las etapas de la regata o de los cruceros, y similar esquema se realizó con el Fortuna II que, comandado por el Teniente de Navío Marcelo Goyenechea fue tripulado por socios del CNSI. El Comodoro del YCA era por entonces Horacio Ferrari y el presidente del Club Náutico San Isidro Luis José Ayerza. Gracias a ellos y al entusiasmo de muchos navegantes que impulsaron este proyecto, decenas de tripulantes de ambos clubes fueron de la partida.
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REGATAS EN DOBLES
EN EL 2005 FUE EL SAN SALVADOR, EN EL 2006 EL DON QUIXOTE
Siempre el Náutico El viernes 10 de febrero del corriente año, se largó la 53ª Edición de la Regata Oceánica Buenos Aires-Mar del Plata, programada para las fórmulas IMS, ORC y ORC Tripulaciones en Dobles. Se recibió la inscripción de cinco embarcaciones en la fórmula IMS, cinco también en la fórmula ORC, dos en Clásicos y diez embarcaciones en la serie prevista para Tripulaciones en Dobles bajo la fórmula ORC. El ganador de su serie y de la clasificación general en Dobles, nuestro consocio Santiago Mollard, nos relata su experiencia.
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ntensos preparativos se vivieron en la semana previa y, como siempre, el Don Quixote, un Pilot 36, que hace rato ha conquistado el corazón de quien escribe, fue atentamente acicalado para la exigencia. En la Dársena Río de la Plata, Esteban se ocupó de bajar todo, hasta el último grano de arena que había traído del verano esteño, consciente de que cada gramo de peso influye —y así quedaría probado finalmente, cuando tras cuarenta horas de regata, la
definición fue por ¡57 segundos!—. Por su parte Rafa, en el varadero, lo trató como si sacara y volviera al agua un casco de cristal. Luego, los consabidos deseos de éxito y la tranquilidad de haber cumplido al detalle los preparativos previos, nos prepararon anímicamente para el desafío. El ansioso despertar del viernes 10 mostró cielo cubierto y lluvia, no coincidente con lo previsto, pero que rápidamente abrió y dio razón a los partes meteorológicos previos.
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La largada, prevista a las 12:00, se retrasaría hasta las 12:30; la primera marca era la Torre Oyarvide, que daba rumbo 124° y los pronósticos preveían viento leve a moderado del SSE, rotando al E, por lo cual, la estrategia fijada el día anterior indicaba correr a la izquierda de la flota. Sin embargo, cuando con mi compañero y consocio Luis Giménez (Bohemia), prolijamente nos reunimos a las 9:00 para confirmar el plan programado el día anterior, nos encontramos con el viento prácticamente del E con unos 10 nudos de intensidad, lo que nos obligó a replantear la estrategia previa. Decidimos así largar con buenas y tirar rápidamente el borde a tierra. Buena largada con unos 10 nudos de viento y enseguida el borde a tierra, empezando a notar que se producían borneos muy importantes que permitían hacer diferencias sustanciales a favor o en contra, y además, que a pocos metros de diferencia entre las distintas embarcaciones, los rumbos eran muy disímiles. La distancia a Oyarvide era de 77 millas y ante el panorama descripto, decidimos con Luis prescindir del piloto automático y timonear toda la pierna atentos a las prestadas y negadas que se iban produciendo. El Manila y el Albacora siguieron una estrategia parecida y el Gladiador y Agostina decidieron buscar la izquierda alargando su borde con buenas. La adrenalina de las primeras horas de regata nos mantuvo muy atentos y poco a poco comenzamos a tomar ventaja en lo que se convirtió en un vira-vira más propio de un barlo-sota que de una regata de 265 millas, pero un vira-vira que pagaba, especialmente el borde a la costa donde hasta el approach final a Oyarvide lo tirábamos con la mirada fija en la ecosonda. Comenzamos a hacer diferencia sobre el Manila, que jugaba la misma estrategia y donde los beneficios o pérdidas dependían de demorar o estirar 5 o 10 minutos más un borde. El viento fue subiendo en intensidad hasta unos 16-17 nudos y hacia el atardecer el Gladiador y el Agostina vinieron a buscar la costa; entonces tuvimos la certeza de que la estrategia costera había sido altamente beneficiosa ya que a pesar de ser barcos mucho más rápidos que el Don Quixote, estaban a apenas 500 o 1000 metros delante de nuestro barco.
quedaba a cargo. Reemplazo de guardia a las 4 y el Manila que en esa condición con su aparejo al tope, se nos venía encima a todo vapor. El viento seguía aflojando y sólo quedaba trimar las velas lo mejor posible y dejar que el piloto automático permitiera reservar fuerzas. Al amanecer, aparece Luis por la escotilla y me pregunta: “¿Estás para un desayuno liviano o tenés hambre?” Respuesta: “Tengo hambre, ¿y vos?”... “¡También!”. Seguí tratando de evitar que el Manila nos diera caza, mientras Luis se ponía el delantal de cocinero y cruzábamos Samborombón que parecía un lago. La siguiente aparición sería histórica: me alcanza un plato con cuchillo, tenedor y una tostada saltada a la manteca, con jamón también saltado arriba y un huevo frito perfecto coronando el plato, más una buena taza de café con leche bien caliente. Nos olvidamos por unos minutos del Manila, dejamos que el piloto hiciera su tarea y desayunamos como Dios manda. ¿La regata? El Camila adelante, pasamos al One — un Fayd 33 de IMS que corría con tripulación—, y el Manila siguiéndonos de cerca; lejos adelante veíamos las siluetas del Agostina y el Gladiador. Unas 10 millas antes de San Clemente el viento empezó a franquear y empezamos a considerar izar el spi, dudando si nos daría la orzada para dejar San Clemente ya que el Camila había izado pero parecía caer demasiado, aunque con la certeza de que entraría luego al derivar unos 7 grados más hacia Punta Médanos. El viento había subido un poco de intensidad y estaba por los 10-12 nudos. Finalmente nos decidimos e izamos, empezando nuevamente a tomar distancia sobre el Manila quien vista la situación, izó un spi bastante chato y ambos salimos orzando a rabiar, aunque con nuestra anticipación y con un spi de mayor dimensión, habíamos conseguido estirar nuevamente la ventaja y la seguíamos estirando muy de a poco.
Por la noche el viento fue bajando de intensidad y siempre bordejeando, dejamos Oyarvide aproximadamente a las 2 de la mañana del sábado, unos 15 minutos atrás del Camila —que corría con tripulación completa—, Agostina y Gladiador y unos 20 minutos delante del Manila. El resto de la flota se había perdido en la noche. El siguiente rumbo daba 171° a San Clemente, con lo que derivamos, abrimos escotas, comimos unas empanadas y bajé a dormir un rato mientras Luis —21—
Una vez más, prendidos al timón y la escota ya que, por momentos parecía que íbamos a entrar a Mundo Marino y al rato, la proa evitaba la tierra, nos mirábamos y decíamos “da, pasamos”. No entramos a Mundo Marino, pero creo que pudimos ver los shows, “fino” a la costa y tranquilizadora derivada con proa a la canaleta —impensable dejar los bancos de Punta Médanos por afuera con el viento del E y rotando hacia el NE—. El viento fue franqueando y subiendo de intensidad y nos permitió descansar de a ratos y comer bien nuevamente, esta vez un pollo con arroz digno de chef. La nueva preocupación era llegar a la canaleta de día. El viento siguió afirmándose, la corriente ayudaba
y caminábamos parejo entre 8 y 10 nudos; Camila siempre a la vista adelante y Manila, pasando a su spi habitual —enorme—. Llegamos a la canaleta a las 19:00 del sábado y el viento se franqueó totalmente, quedamos casi en popa redonda y decidimos atacar así el paso, preparados para trabuchar si seguía rotando. Luis al timón y yo pegado al GPS, la ecosonda y la computadora. Los wayponts que nos había facilitado Daniel Vado, navegador del Fortuna III, demostraron ser perfectos y pasamos con lo justo, sin trabuchar y sin sobresaltos. El viento empezó a afirmarse, cada vez más intenso, cada vez más ola. No teníamos ningún spi más chico, sólo un calmero, y el
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globo empezó a empujar como una tropilla. Hacia la noche se estableció entre 20 y 25 nudos con algunas rachas de 26-28. La ola siguió creciendo y tomó una particularidad, cada tanto —unos 5 minutos— aparecía una ola en diagonal avanzando muy rápido — calculo que al doble de la velocidad del barco— que si no se anticipaba, literalmente lanzaba la popa del barco para el costado, forzando una violenta e inevitable ida a la orza. Caminábamos a 10-11 nudos constantes, el GPS marcaba 11-12 y en las barrenadas 14-15 nudos; llevar el barco abajo del aparejo se hacía muy difícil y acordamos timonear de 45 minutos a una hora máximo cada uno para poder mantener la concentración. Mínima distracción era garantía de palo. En este trayecto, que habrá durado unas 5 o 6 horas, sólo Luis pudo, en uno de sus turnos al timón, dejarlo invicto. En los demás turnos, orzadas o trabuchadas a la orden del día, con un doble looping hoy muy recordado pero en el momento estremecedor: estoy al timón, me pega la famosa ola de costado que describí antes y el barco se cruza completamente, le doy al timón con ganas para traerlo de vuelta, vuelve violentamente y de la acostada por la orzada sale disparado a una trabuchada furiosa con la botavara pasando como un misil. Mientras tanto, el rumbo nos iba alejando paulatinamente de la costa, muy de a poco, y vimos al Manila pegado a la rompiente avanzando como un tren. Luego nos contaría Carlos Cámpora que venían prácticamente contramurados y que en la costa la corriente a favor se intensificaba. El Manila nos pagó, de manera que hicimos cuentas, bajamos alternadamente a la computadora y decidimos seguir con el borde en que estábamos, hasta una línea que habíamos trazado para entrar al puerto de Mar del Plata, donde arriaríamos spi, trabucharíamos y terminaríamos ese trayecto final con genoa atangonada; según nuestros cálculos, la diferencia que habíamos hecho hasta allí no podría ser descontada.
Cruzamos así la línea de llegada a las 4:30 de la mañana del domingo, recibiendo la felicitación inmediata del Manila, tomamos amarras y a dormir. Estábamos seguros que habíamos andado bien contra la flota de adelante, no sabíamos qué nos podían deparar los barcos más chicos. A las 9:10 entra el Albacora y tanto Jorge Jáuregui como Luis Velasco sabían que también habían andado muy bien. Hacia el mediodía, se asoman Jorge y Luis Albacora y nos felicitan. Habíamos ganado... ¡por 57 segundos! Festejo, felicitación sincera de todos los que corren —como siempre digo— “con” nosotros y no “contra” y champagne a cargo de Jáuregui durante el almuerzo en Playa Grande. Una vez más, el gallardete del CNSI estuvo en Mar del Plata y, al igual que en el 2005, al frente de la general. El segundo puesto quedó como dije para el Albacora, que ganó también la serie C, y tercero el Manila, siendo la A para el Agostina, que quedó cuarto en la general. Párrafo especial para todo el equipo de yachting del CNSI: Javier, Daniel y Horacio en la Oficina de Yachting; Rafa, Jorge y su equipo en el varadero; Esteban en la Dársena Río de la Plata y otros que seguramente me olvido, todos, sin excepción, contribuyen con un esfuerzo y dedicación que superan largamente su obligación laboral, mostrando un cariño, entusiasmo y comprensión de la importancia de la tarea de cada uno de ellos, que posibilita presentarse a la línea de largada en inmejorables condiciones. Por eso, nuestro especial agradecimiento a todos ellos que constituyen una parte fundamental de cualquier resultado que se obtenga. La siguiente fecha de este divertidísimo calendario de dobles sería el 25 de marzo, con la tradicional regata a La Panela, donde esperamos que se hayan sumado adeptos a esta especialidad.
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SOLING
LA CLASE El Soling fue diseñado por Jan Linge como un barco de regata de un día —day sailer— sin ningún tipo de compromiso con el confort de pasear o “crucerear”. La Clase apareció en Noruega en 1965, y en 1968, luego de una serie de testeos, la IYRU, actual ISAF, lo eligió para ser el barco de quilla de tres personas en los Juegos Olímpicos, en una selección que se hizo entre varios modelos diseñados especialmente con ese propósito.
A
ún con la subsiguiente aparición de innumerables y diferentes variedades de barcos de quilla similares, su superioridad continuó reconocida con su selección para los Juegos Olímpicos desde 1972 hasta los Juegos de Sydney en el 2000. Ese año, la introducción de una embarcación femenina y una alianza estratégica entre los barcos de orza (Finn, Europa, Laser) junto al Star (barco de quilla de dos personas), dejó a la clase afuera de los Juegos Olímpicos. Muchos timoneles famosos han navegado en Soling. Entre ellos cabe mencionar a los medallistas de oro y/o campeones mundiales: Paul Elvstrom, Buddy Melges, Robbie Heines, Jochen Schumann, Jesper Bank, Bill Buchan, Vincent y Gastao Brun, Glen Dexter, Mark Bethwaite, Dave Curtis, John Kostecki, Helmar Nauck, Marc Bouet, Larry
Klein, Manuel Doreste, Luis Doreste, Jeff Madrigali, Bill Abbott y Sergey Pichuguin. En esta lista ingresó en los últimos años el bicampeón mundial y socio del CNSI, Gustavo Warburg. El Soling es el barco ideal de entrenamiento para los jóvenes y no tan jóvenes navegantes que aspiran a ser “grandes” en la náutica. La clase provee uno de los ambientes de mejor competición mundial, en el que el aspirante tiene la posibilidad de enfrentarse a un grande pudiendo así aprender y perfeccionar sus habilidades, debido a que es un barco de fácil manejo, combinado con una inusual sensitividad y respuesta en la navegada y en el trimado de velas. Con respecto a la seguridad, el Soling es esencialmente un barco que no se hunde y con sus múltiples “self bailers” y piso alto (doble fondo) se mantiene “seco” en condiciones climáticas arduas para
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la navegaión. Además, las continuas mediciones para verificar el cumplimiento de las reglas de la Clase e inspecciones durante competiciones asegura el correcto mantenimiento de la embarcación y del equipamiento de seguridad obligatorio. Las tripulaciones típicas las conforman timoneles de cualquier edad, tamaño y sexo. Los tripulantes tienden a ser más jóvenes y en buen estado físico. Se encuentran tripulaciones competitivas entre los 240 y 320 kg (suma total de pesos). La clase Soling es manejada por un comité de 18 a 20 personas, miembros electos e indicados por su autoridad nacional de Soling, que trabajan en conjunto con la ISAF para asegurar la estabilidad a largo plazo y la durabilidad del barco y de las Class Rules (reglas de la clase). Estas reglas son cuidadosa y estrictamente administradas y previenen que los barcos queden fuera de competencia excepto por “justo uso y desuso” luego de 10-12 años.
Los eventos de la Clase y su organización son también cuidadosamente “cuidados y verificados” por la misma, manteniendo el formato de competencia y la igualdad de posibilidades entre todos los competidores, sin importar su origen ni procedencia, mediante un Reglamento de Campeonatos e Instrucciones de regata estándares. Esos documentos en conjunto con las Reglas de la Clase y la Constitución hacen de la Clase Soling una de las mejor organizadas y estructuradas entidades náuticas del mundo.
Aunque hay muchos barcos muy antiguos recuperados que están navegando a la par de los más nuevos, el ejemplo más clásico es el Soling noruego NOR 142 (Aclima), de 1976, recientemente 3º en el Europeo del 2005 y también en un muy buen puesto en el Mundial del año pasado.
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CLASE SOLING
El antiguo dream team Busch-Noceti-Ezcurra del ARG 34 virando boya en el Mundial 2004. Ahora, cada uno por su cuenta: Noceti en el Shoselin, Ezcurra en la F2 de Collins, y Busch metiendo presión con el Pasta Asciutta.
Campeonato de Verano Organizado por el Club Náutico San Isidro, los días 11, 12, 18 y 19 de febrero la clase Soling comenzó la temporada con ocho barcos en la cancha. Esta competencia abrió la serie que apunta a llegar bien entrenados a noviembre del 2007, cuando nuevamente se realizará el Mundial de la clase en Argentina.
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a botadura del Shoselin y su performance en la competencia concitó la atención de los seguidores de la clase, y tuvo su clímax con el tercer puesto en la sexta regata. Finalmente se ubicó en el último puesto. Haciendo gala de sus pintadas en ambas bandas que anuncian “El Terror de los Amemu” y “Saeta del Sarandí”, Pablo Noceti, Ezequiel Fernández Sasso y Pablo Despontin (ausente sin excusa para el debut), serán los consocios responsables de mantener la vigencia de este nuevo barco que integra la flota privada del Club. Durante el primer fin de semana, el dominio absoluto de la competencia lo tuvo el Pasta Asciutta team con Martín Busch, Marcelo Tufarolo y Máximo Feldtmann, amenazado solamente en la última regata del domingo 12 por Matías Collins, Andrés Ezcurra y Fernando Morillo. Pese a que éstos lideraban con mucha ventaja, con algunas amemusadas lograron no sólo perder la punta sino que terminaron terceros atrás del team Fideítos de Matías Noce-
ti, Pato Rocha y Ferdi Müller, abriéndoles camino a la victoria de este campeonato de verano. En el segundo fin de semana, con un 1, 2, 6, 1 y 15 puntos, Noceti-Rocha-Müller retuvieron el liderazgo sobre el team NextWindows, de Santiago Nottebohm, Lucas Carissimi y el refuerzo de Máximo Feldtmann (en ausencia de los Asciutta). NextWindows logró un 2, 1, 4, 2 y 22 puntos, solamente dos arriba de Matías Collins, Andrés Ezcurra y Fernando Morillo, que en un mal fin de semana consiguieron un 3, 4, 3, DNF y 24 puntos. Una lástima la ausencia del consagrado equipo Vaquita de Warburg, Celedoni y Smith y también de cuatro barcos del Club ya que solamente uno se utilizó en el campeonato. El resto de la flota sigue esperando “novios” que se comprometan a llevarlos a la gloria en los campeonatos agendados hasta noviembre del 2007, fecha prevista para el mundial de la clase que se realizará en Argentina.
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CLASE SOLING
De izquierda a derecha: Eduardo Gibelli, Mones Ruiz, Fernando Morillo, Matias Collins, Gustavo Warburg, Máximo Smith, Lucas Carissimi, Lucas Tumulty y Pablo Noceti.
Copa CNSI El pasado 19 de marzo culminó la Copa CNSI para la clase Soling, que coincidió con la celebración en el Náutico de los 300 años de San Isidro a través de la Copa Claro de Luna. Con tal motivo se adaptó una de las fechas, el sábado 18, para sumarse a los festejos, corriendo junto a los demás barcos del Club.
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urante el campeonato se corrieron siete regatas, con diez equipos participantes y un record de ocho tripulaciones en la flota privada y solamente dos con barcos de club, ambos del Náutico. Los otros cuatro estuvieron parados a la espera de tripulaciones que los solicitaran (insistimos… ¡se necesitan “novios” para los Soling del Club!). Esperemos que así sea en un futuro próximo ya que, cuando esta edición esté en manos de nuestros socios, se habrá disputado el Sudamericano 2006, organizado por el CNSI durante Semana Santa, 13, 14 y 15 de abril.
El ARG 32, equipo de la Vaquita con Gustavo Warburg, Poro Mones Ruiz y Máximo Smith se llevó la copa tras obtener los siguientes puestos: 1, 2, 1, 2, 2, 1 y 1. El segundo puesto fue para el ARG 30, equipo NextWindows, integrado por Lucas Tumulty y Lucas Carissimi y alternando como timoneles Santiago Nottebohm, Ismael Ayerza y Robito Bisi. En la clasificación quedaron 2, 4, 4, 6, 6, 2 y 3.
El USA 807 de Matias Collins, Andrés Ezcurra (Eduardo Gibelli) y Fernando Morillo, corriendo con una vela prestada (ARG18) se ubicó tercero con los siguientes puestos: 3, 3, 3, 4, 4, 5 y 5, un resultado comparable a un suave tobogán… La regata-celebración de los 300 años tuvo su premio aparte y un festejo interesante en la Punta del Club. En ésta el ARG 36, el Shoselyn del nuevo equipo Torito con Pablo Despontin, Pablo Noceti y Ezequiel Fernández Sasso, lograron su primera victoria, seguidos de la Vaquita ARG 32 con Warburg, Mones Ruiz y Smith, y tercero entró el barco del YCA, ARG 31 Curupirá con Gozzi Valdez, Naveira y Pino. Sobre el cierre de este número, la Clase Soling tenía en agenda la Copa Otoño, organizada por el YCA y a disputarse el 1 y 2 de abril, para luego afrontar el difícil compromiso de retener el Campeonato Sudamericano en el país. Ojalá lo logremos.
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CLASE OPTIMIST
Lo que nos dejó el 2005 Sin dudas lo más importante del año para el Optimist de la Argentina y del Club fue el Campeonato Sudamericano organizado por el Náutico en Semana Santa. Pero fue sólo el comienzo de una temporada movida y rica en experiencias y logros para los chicos.
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a clasificación general la ganó el mexicano Reyes y el título Sudamericano quedó para el peruano Zimmermann, segundo en la general. Más allá de los resultados, el campeonato fue un importante acontecimiento deportivo cuya organización fue muy elogiada por las delegaciones que nos visitaron y por el secretario de la International Optimist Dinghy Asociation. 172 competidores de 14 países vivieron una fiesta enmarcada en el privilegiado espacio que es el Club Náutico San Isidro y el Río de la Plata. Durante el 2005 el Náutico presentó una de las flotas más numerosas del circuito nacional. Esto es el resultado del trabajo realizado por los capitanes de flota y padres que lograron desarrollar en pocos
años una buena cantidad de navegantes. Hace apenas dos años, en el Campeonato Argentino de 2003, el Club presentó sólo siete timoneles, de los cuales sólo una, Clarita Pirán, era realmente experimentada. Esta presencia del Náutico en los campeonatos del calendario de la Asociación Optimist Argentina, se tradujo también en buenos resultados. Nuestros representantes estuvieron muchas veces “entreverados” en los primeros puestos. En lo que a “team racing” se refiere, el Náutico salió Subcampeón Nacional por Equipos por segundo año consecutivo y se adjudicó la Copa CUBA, venciendo en la final al Yacht Club Argentino que contaba entre sus integrantes con tres flamantes Campeones Mundiales
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• Argentino I elén Tavella se despidió de la clase con la mejor posición para el CNSI en la categoría Timoneles en el Argentino 2005. Con un octavo puesto en la general, obtuvo el tercer puesto femenino.
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DEL 2005
• Argentino II icolás Schweizer, con tres regatas ganadas, obtuvo un brillante tercer puesto en la general de la categoría Principiantes en el Campeonato Argentino 2005, organizado por el Club de Veleros Barlovento.
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• Los que se fueron I ste año dejaron las capitanías de EscuelitaPre-principiantes y Principiantes-Timoneles, Martín Buxton y Julio Tavella respectivamente. El trabajo que desempeñaron en estos años fue fundamental para el desarrollo de la hoy floreciente flota. Tomaron la posta, Cecilia Prassolo en Escuelita-Pre y Juan Heckhausen y Juan Bisi en Timoneles-Principiantes.
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• Los que se fueron II or haber cumplido los quince años en 2005 dejaron la clase Paula Buxton, Carolina Prassolo, Felicitas Roldán, Lucía Suñer, Belén Tavella y Francisco Guerrero. Muchos de ellos seguirán representando al Club en la Clase Internacional Cadet.
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• Primeras armas i bien todavía no habían abandonado la clase Optimist, ya hicieron sus primeras armas en el Cadet: Luz Remy, Felicitas Roldán, Belén Tavella, Francisco Guerrero y Gastón Remy. La dupla Tavella-Roldán obtuvo el tercer puesto femenino en la Semana de Buenos Aires del YCA y el segundo puesto femenino en el Campeonato Argentino.
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por Equipos: Sol Branz, Estanislao Sadowsky y Francisco Gogenola. Con vistas al próximo Sudamericano, que se estará llevando a cabo en Cartagena de Indias, Colombia, la próxima Semana Santa, el Náutico organizó el campeonato selectivo que definía los quince representantes de la Argentina. Además de la impecable organización, el Club ubicó entre los seleccionados a nada menos que cuatro navegantes: Tomás Brauer (1º), Pablo Völker (4º), Tomás Roldán (12º) y Nicolás Aragonés (13º).
• Internacional I or haber ganado el Selectivo para el Sudamericano 2006, la Asociación Optimist Argentina designó a Tomás Brauer para representar al país en la 2005 Guardian Holdings Group Southern Caribbean Regatta, a la cual la Argentina había sido invitada. Tomás obtuvo un excelente cuarto puesto en el campeonato.
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• Internacional II ablo Völker quedó tercero en el Campeonato Rioplatense 2005, organizado por el Yacht Club Uruguayo y el Yacht Club Punta del Este. Pablo se ubicó detrás del Campeón Argentino, Gastón Bisio y del varias veces mundialista Armando Zulián.
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• Padres al agua n el encuentro nacional de Escuelitas y Principiantes, se organizaron regatas de padres en las cuales los representantes del Náutico estuvieron a la altura de las exigencias. El campeonatito fue ganado por nuestro consocio Juan Pablo Zizzi.
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La presencia del Náutico en los campeonatos y los resultados no sólo se dieron en los “veteranos” de la categoría Timoneles, sino también en los Principiantes, entre los que el Club siempre tuvo representantes en excelentes posiciones. Muchos chicos se han incorporado a través de las escuelitas y ya han hecho sus primeras armas en campeonatos participando de la Copa Beto Moya, del Club de Veleros San Isidro y del Encuentro Nacional de Escuelitas y Principiantes, organizado por el Club Náutico San Pedro.
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CLASE OPTIMIST
Arrancó el 2006 En los primeros días de febrero de 2006, se corrieron las regatas de la ya tradicional Semana de Mar del Plata que, año tras año, organiza el Yacht Club Argentino. Este campeonato, reservado para categorías monotipo, es la única oportunidad que tienen algunos nautas de poder navegar en el mar y es el inicio de temporada para casi todas las clases. n esta ocasión, además, fue parte de los procesos selectivos para el Mundial de Cadet y para los campeonatos Norteamericano y Europeo de Optimist. El Náutico tuvo inscriptos en Optimist Principiantes y Timoneles, Cadet y Laser.
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y la paciencia y voluntad de los capitanes pudieron lograr que la situación no se descontrolara. Nintendos incluidos en el equipaje, cartas y fichines sirvieron para amenizar la espera a que el temporal amainara y permitiera correr las regatas.
Este año, la Semana de Mar del Plata marcó el debut de los flamantes capitanes Juan Heckhausen y Johnny Bisi, quienes marcharon hacia “La Feliz” al comando de la delegación completa.
Cuando la lluvia paró y luego de un día con rachas de treinta y cinco nudos que obligaron a la Prefectura a cerrar el puerto, finalmente se pudo comenzar con el campeonato.
La tarea no fue sencilla ya que los primeros días, una perseverante lluvia impidió que se corrieran las regatas programadas, obligando a los chicos a permanecer en el hotel donde estaban hospedados, sin poder descargar todas las energías propias de la edad. Sólo la educación de nuestros representantes
La marejada provocada por tantos días de mucho viento hizo que algunos de los competidores sufrieran fuertes mareos que los obligaron a volver a puerto sin completar las regatas. Experimentados navegantes aseguraron no haber visto jamás semejantes olas.
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Al cabo de 13 regatas, Agustín de las Carreras y Nicolás Schweizer, en 5º y 8º puesto respectivamente, fueron los mejor ubicados del Náutico en Optimist Principiantes. En Timoneles, Mateo Majdalani, con dos regatas ganadas, se ubicó 8º, y Pablo Völker 9º, habiendo completado un total de 15 regatas. En Cadet, tras participar en sólo 11 de las 13 regatas corridas, la tripulación compuesta por Belén Tavella y Felicitas Roldán, octavas en la general, se quedaron con el 2º puesto femenino.
• A préstamo ilar Tavella corrió en la clase 420 timoneando un barco del Yacht Club Argentino. Por un rato les prestamos a uno de nuestros “talentos”.
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DE MDQ
• ¡Suban el periscopio!
• Ausentes sin aviso ack Bell, navegante de la clase Laser, no pudo correr por no haberse repuesto de una herida en una pierna. Tampoco pudo correr ninguna regata Tomás Brauer por haberse enfermado en los días previos.
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• Apoyo incondicional pesar del enorme oleaje y de que su hijo no competía por no sentirse del todo bien, nuestro Comodoro, Diego Brauer, salió todos los días con su bote a asistir a las flotas del Club.
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• Ausentes con aviso omo suele suceder con la Semana de Mar del Plata, algunos navegantes decidieron quedarse en sus casas a profundizar los conocimientos adquiridos durante el año en el colegio y aprovecharon para visitar a sus profesores en los primeros días de febrero. Esto suele provocar que las delegaciones sean menos numerosas que en el resto de los campeonatos.
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• De todo como en botica lo largo de los días, debido a lesiones, gripes y otros malestares, la cartera de Mariana Vilar de Brauer se fue transformando en un verdadero botiquín adonde toda la delegación acudía en busca de analgésicos, ungüentos, pastillas para el mareo y otras especialidades medicinales.
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or una gestión de Verónica Pagniez, la delegación del Náutico visitó el ARA San Juan, uno de los submarinos de la Armada Argentina. Grandes y chicos pudieron recorrer la nave guiados por la tripulación.
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• Festejo de cumpleaños omás Schweizer, hermano de Nicolás (Optimist Principantes), festejó su cumpleaños número cinco en el Club Náutico Mar del Plata rodeado de toda la delegación, con torta, velitas y cotillón incluido.
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• El vértigo de la velocidad demás de andar saltando las enormes olas, nuestro Comodoro quiso vivir el vértigo de la velocidad. Fue así que se lo pudo ver demostrando sus habilidades al volante… devorando el asfalto virtual en los fichines.
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CLASE 2.4MR
Campeonato Brasilero para Matu No es la primera vez que nos referimos a Matías Paillot, Matu, en nuestra revista. Desde muy chico participó activamente en la vida deportiva del Club, sin que su discapacidad —espina bífida— le impidiera disfrutar y compartir las diversas posibilidades que brinda el Náutico a todos sus socios, como el yachting y el fútbol —sus preferidos—. A punto de cumplir 28 años, compite y prosigue con entusiasmo su tarea de difusión del deporte adaptado, porque reconoce en sí mismo los beneficios de su práctica constante.
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ace algunos años consiguió traer al Club un velero Clase 2.4mR, diseñado especialmente para discapacitados motores, y mientras avanzaba en la carrera de psicología, entrenó con ahínco y se preocupó por la difusión del deporte náutico entre personas de su misma condi-
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l viernes 2 de diciembre viajé a San Pablo para retomar mi contacto con la actividad náutica con el “submarino paralímpico”. Me invitaron a participar del III Campeonato Brasilero de 2.4m en la modalidad de match race. Fui básicamente con dos objetivos importantes: tomar contacto con un proyecto de vela adaptada, uno de los pocos existentes en Sudamérica, y retomar mi contacto con la competencia, después de un duro revés australiano (Sydney 2000). Llegué a San Pablo después de un viaje muy cansador. Allá me recibió Renato, un gran amigo paulista, navegador de una clase llamada Day Sailor y fundador del proyecto junto con su mujer Berenice, fisioterapeuta.
Allá me esperaba un grupo de personas con discapacidad física, todos muy unidos y muy solidarios, con edades un tanto dispares, desde 20 hasta 50 años. Cada cual con su namorada o namorado… y yo con mis bastones solo me quedé, diría mi amigo Frenabuque Noceti.
ción. En octubre de 2000 integró la delegación argentina a los Juegos Paralímpicos de Sydney, Australia, y tras un período de menor actividad, recibimos un mail que reproducimos aquí, en el que relata su última experiencia, que dejó en sus manos el III Campeonato Brasilero de 2.4mR. Después de unos días de entrenamiento y puesta a punto de los barcos, empezó el brasileirao y clasificatorio para el Mundial de Perth. Éramos seis participantes, de los cuales dos fueron eliminados en la primera ronda. En la segunda ronda la modalidad fue de todos contra todos al mejor de tres. Los vientos fueron muy cambiantes. El primer día vientos leves, y el segundo, de vientos leves a la famosa turbada. Gané el campeonato después de una dura definición con O Pequeño Ximú, un animalito de 85 kg. Realmente fue una experiencia inolvidable. Pude conocer a un grupo de personas muy cálidas y con mucha fuerza de voluntad para emprender este lindo proyecto con poca infraestructura. Volveré en el 2006…
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MATÍAS PAILLOT
Diccionario Náutico Gerardo Ramón Cantenys es el autor del Diccionario de Vocablos Náuticos, un completo y exahustivo catálogo de voces, definidas, explicadas y comentadas, referidas al estudio y ciencia de la navegación, al arte por el cual se maniobran los buques, al mar por su naturaleza y actividades, y a la navegación deportivaen el Río de la Plata. Con el permiso de su autor, cuya colaboración agradecemos especialmente, a partir del presente número iniciamos la publicación de este interesante material.
A: (ALFA) (.-) A BESAR: expresión gráfica que indica la aproximación en la que se juntan y tocan dos buques u objetos. A LA CUADRA: al través. A SON DE MAR: equipar, alistar un buque para navegar. ABACÁ: manila. Fibras vegetales empleadas en la confección de jarcias, se extraen del cachique, árbol del tipo de los plátanos, cultivados en la India, Ceilán y Filipinas. De menor resistencia que el cáñamo, flota en el agua cuando es nuevo y está bien seco, al embeberse se hunde.
ABALLESTAR: repicar. Cazar un cabo ya tenso, de la misma manera como se hace con la cuerda de una ballesta, y cobrar lo que preste de sí, a fin de que quede más rígido. ABANDERAR: acto administrativo por el cual un buque es autorizado a usar la bandera del país mediante su respectiva matriculación.
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ABANDONO: dejación decidida por el armador de un buque o por el capitán en su nombre, de todos sus derechos sobre el mismo y también de sus obligaciones sobre las mercancías que transporta, a favor de la compañía aseguradora, cuando en caso de percance, ve imposible el salvamento de uno y otras. ABANICO: ver TARQUINA. ABARBETEAR: amarrar algo con un cabo o unir dos cabos de la misma manera o dos guarnes de un acollador o aparejo mientras se enmienda o para dejarlo firme.
El Movilero Náutico
Panther, como siempre, dando la nota con lo suyo. Un agradecimiento para su gestión en la página ecológica.
Fichines Solito y solo Nuestro consocio Javier Fernández Beyró, el Pipi, marchó hacia Mar del Plata, en solitario, con su Bries Duende. A su regreso de la travesía, nuestro chasirete digital lo esperaba en el muelle principal del Náutico, para captar el indudable gesto de satisfacción del nauta tras la tarea cumplida.
Viento Pampero E
l nombre de “pampero” para este viento local se remonta a la llegada de los españoles al Río de la Plata, a quienes llamó la atención un viento fuerte y frío proveniente del interior del continente.
Podemos definirlo como un viento frío o fresco, según la estación del año en que ocurre, pero siempre seco, que sopla con ráfagas del sur o sudoeste y que se registra con el pasaje de un frente frío. Los procesos meteorológicos asociados al pasaje del sistema frontal, hacen que la fase inicial del pampero esté caracterizada por ráfagas intensas, brusco descenso de la temperatura y humedad, y ascenso de la presión atmosférica. Se lo suele llamar “pampero húmedo” cuando en la fase inicial se producen precipitaciones, inclusive tormentas eléctricas. En el caso contrario se lo denomina “pampero seco” y su duración es más prolongada. Cuando este viento levanta polvo se lo llama “pampero sucio” y puede convertirse en una “tormenta de polvo” en las regiones áridas, o en la Pampa Húmeda durante un período de sequía.
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CAMPOS DE GOLF
En esta sección el Ing. Agr. Ricardo de Udaeta, asesor de nuestro campo de golf, ha seleccionado el siguiente artículo para los socios del CNSI, publicado previamente en la Revista TGM.
En busca de la cancha de golf perfecta
POR JAMES H. BAIRD La perfección tiene un grave defecto: tiende al aburrimiento. W. SOMERSET MAUGHAM
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¿Acaso los jugadores no han llegado muy lejos en la búsqueda del bunker perfecto?
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a es una rutina escuchar a los jugadores decir que “la cancha del otro club no realiza aireación, siempre tiene greens veloces y nunca pierde ni una hoja de césped”, a pesar del peor clima que la Madre Naturaleza pueda proporcionar. En otras palabras, ¡la cancha es perfecta! Teniendo en cuenta que la Green Section realiza visitas a apenas el 10 por ciento de las 17000 canchas que existen en toda Norteamérica, ¿será posible que no hayamos visto esta utópica cancha de golf? Aunque, en realidad, ¿hay necesidad de asistencia si la cancha es perfecta? Bueno, si a usted le interesan las listas que califican al mejor y al peor, querrá saber que alguna vez, la Green Section ha llevado a cabo visitas del Turf Advisory Service (TAS) en 93 de las 100 canchas que formaron parte de la popular publicación “Las 100 Mejores Canchas de los Estados Unidos” en los años 2003-2004. ¿Todas estas canchas son fantásticas? De ninguna manera. ¿Son canchas perfectas? Todo lo contrario, pero primero definamos el término “perfecto”. Según el diccionario Webster, perfecto es “no contar con falla o defecto alguno”. Entonces, ¿cómo puede ser que 100 o 200 acres de césped altamente transitado, con árboles, agua y arena puedan llegar a ser considerados como algo perfecto? Según las quejas y exigencias de los jugadores que solicitan tantas visitas del TAS, ya no es aceptable contar con una pequeña zona de césped amarronado, débil o ralo en algún lugar de la cancha, ni con el césped arruinado por prácticas de cultivo (por ejemplo, la aireación), ni con lies imperfectos en bunkers o roughs, ni lombrices, sólo para nombrar algunas cosas.
Es tan poco realista pretender la perfección en la cancha de golf al igual que pretender un resultado perfecto en un juego de 18 hoyos. Lo más importante es que una cosa no tiene que ver con la otra. Entonces, ¿por qué algún tipo de agente externo (posiblemente las malas condiciones de la cancha) es el culpable de una mala ronda, mientras que las buenas condiciones casi nunca son consideradas en una ronda excelente? Por definición, no existe la cancha de golf perfecta, sin embargo, algunas son más perfectas que otras. Este artículo debate acerca de los elementos clave que podrían ser útiles para perfeccionar la cancha y aquellos elementos que hacen de la perfección un objetivo demasiado inaccesible.
La arquitectura Nos gusten o no, las listas o rankings de las “mejores” canchas tienden a reconocer una característica casi indiscutible: la buena arquitectura. Las canchas clásicas diseñadas según los gustos de Banks, Emmet, Flynn, Macdonald, Raynor, Ross y Tillinghast son “perfectas” porque en realidad fueron diseñadas para ser imperfectas. Eran naturales antes de que lo natural estuviese de moda, moldeadas en gran parte por la Madre Naturaleza. Algunos jugadores ahora se dan cuenta de la belleza que existe en la imperfección y la celebran. Buscan características tales como los pastos altos que crecen en el rough o alrededor de los bordes de los bunkers, césped firme, rápido y hasta a veces marrón. Para otros, éstos son signos de que la cancha no está en buenas condiciones o de que el superintendente no ha estado haciendo un buen trabajo. Este
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tipo de campos son la antítesis de esas canchas estilo resort, extremadamente cuidadas, y muchas de ellas son las que se ven en la televisión. El límite es, al margen de las preferencias arquitectónicas, que las canchas no tienen que ser perfectas para ser buenas.
El medio ambiente “No quiero escuchar ninguna excusa acerca del clima”, exclama el jugador perfeccionista. Después de todo, el mal tiempo no posee un efecto sobre la cancha de golf perfecta. Lo que los jugadores de ese estilo no pueden ver es que dos canchas, sin importar la distancia a la que se encuentren una de la otra, jamás cuentan con las mismas condiciones climáticas, topográficas, ni con la misma vegetación, ni el entorno de crecimiento, ni el suelo. Lo mismo sucede en diferentes lugares y en cualquier cancha. Muchos jugadores, quizás por su naturaleza, observan el mundo y la cancha de golf como si fuesen blancos o negros. Si la cancha es verde, es excelente. Si no, es un problema. Cuando se trata del clima y del mantenimiento del césped corto, los superintendentes trabajan en un mundo de grises. Los cambios sutiles pero a la vez repentinos en las precipitaciones, la temperatura, la humedad y el viento podrían transformar levemente un césped sano en un césped seco, enfermo o muerto. Las condiciones climáticas extremas como los extensos períodos de sequía, lluvias, altas o bajas temperaturas y capas de hielo, casi siempre producen efectos nocivos en el césped, independientemente de la especie, de la experiencia del superintendente o del presupuesto para los productos químicos. Nos guste o no, la calidad de su cancha se encuentra a merced de la Madre Naturaleza. Por lo tanto si no puede controlar al clima, ¿qué es lo que se puede controlar?
Mejoras en el entorno de crecimiento Si alguien me puede enseñar un green que recibe mucha luz solar y movimientos de aire, un tráfico bien dispersado y que no presenta competencia con las raíces de los árboles, yo les enseñaré un green más sano (es decir, que
tolere mejor las bajas alturas de corte), más fuerte ante las plagas (es decir, que requiera menos plaguicidas), y que cuente con las mejores oportunidades para esquivar los golpes de la Madre Naturaleza. ¿Demasiado bueno para ser real? En muchas canchas de golf esto es un hecho. La presencia de árboles, montículos o bunkers mal colocados bloquean la luz y el flujo del tráfico, y propician la invasión de malezas como la Poa annua. A pesar de que esta especie se encuentra en casi toda Norteamérica y los biotipos perennes producen una excelente superficie, es en general más propensa a las enfermedades y al stress provocado por factores ambientales, a comparación del bentgrass o de la bermuda. Además de eso, los jugadores siempre desean greens veloces, no sólo los fines de semana o para el campeonato del club, sino todos los días. La Poa annua se debilita como resultado de las bajas alturas de corte y del stress provocado por el clima. Durante el verano, en general muere debido a patógenos fúngicos como la antracnosis, los insectos como el gorgojo de la Poa annua, o simplemente por exceso de calor, sequía y/o humedad. Durante el invierno, en general muere primero debido a las bajas temperaturas o a los extensos períodos con cubiertas de hielo. La probabilidad de estos problemas se incrementa con el pobre entorno de crecimiento. Es imperativo extraer los árboles que bloquean la luz solar, los movimientos de aire, y/o toman el agua o los nutrientes de las raíces del césped, por la salud del mismo y para así poder lograr una cancha casi perfecta. El césped con demasiado tráfico requiere al menos de 8 horas de luz solar todos los días, para su crecimiento y recuperación. Aproximadamente, la mitad de esa cantidad debe tomarla por la mañana, cuando el proceso de fotosíntesis es óptimo y para ayudar a reducir la diseminación de enfermedades al secar la superficie. En el hemisferio norte se obtienen los beneficios de la luz de la mañana si se extraen los árboles en dirección este y sur del green, tee o fairway. Recuerde que el sol sale directamente desde el este y se pone directamente en el oeste durante los equinoccios de primavera y de otoño solamente. Durante el solsticio de verano —el día más largo del año—, el sol sale y se pone más lejos del sur y se ubica en la posición más alta en el cielo. En el solsticio de invierno, o día más corto del año, sucede lo opuesto. Es importante recordar estos factores para tratar el tema de la luz solar durante los días más cortos del año, cuando los árboles están ubicados más hacia el sur del green y es probable que bloqueen la luz solar. Además, no debemos olvidar extraer los árboles que impiden el movimiento del aire al bloquear la dirección del viento predominante, al igual que esos árboles que se plantaron demasiado cerca del green, del tee o del fairway y ejercen competencia con sus raíces.
La greda no representa el mejor suelo para canchas de golf, y es un indicador del suelo pobre sobre el que se construyen muchas canchas. —42—
¿Qué tiene de malo esta sección del green? Este es un buen ejemplo de cómo la extracción de árboles puede mejorar el entorno de crecimiento en este green, mediante el aumento de la luz solar y evitando la competencia radicular por el agua y los nutrientes.
El suelo ¿Quién puede ser mejor para resumir la importancia y la diversidad del suelo en las canchas de golf que el legendario arquitecto Donald Ross, autor de “El Golf nunca me ha fallado”? “Un limo arenoso es por lejos el mejor suelo para el golf. Proporciona un buen drenaje y las condiciones ideales para el crecimiento fuerte y resistente de pastos deseables. También propicia las condiciones exactas necesarias para la correcta ejecución de tiros. Si es posible, los suelos con mezclas de arcillas deberían evitarse. Son muy difíciles de drenar y debe prestárseles mucha atención para que produzcan un buen césped. Durante los meses calurosos, son duros y suelen quemarse con el sol. Después de las lluvias, están aptos para la invasión de las lombrices y los gusanos. Por desgracia, esos suelos son muy comunes cerca de gran parte de nuestras ciudades más importantes”. La próxima vez que usted se encuentre por juzgar las condiciones de una cancha en comparación con otra, primero compare los suelos que hay debajo. Mientras que la mejor cancha puede estar bendecida con un suelo con el mejor drenaje que hasta quizás podría estar aprobado por las recomendaciones de la USGA para la construcción de greens, existen muchas canchas que cuentan con algo que ni siquiera merece ser llamado “tierra”. ¿De qué manera pueden las canchas mejorar los suelos pobres? En general, el primer paso es desarrollar y adherirse a un programa agresivo de cultivos que incluya aireación, topdressing y corte vertical. Las máquinas aireadoras se pueden equipar con púas sólidas o huecas de varios diámetros para realizar agujeros en el suelo a profundidades que varíen entre unas pocas pulgadas a más de un pie por debajo de la superficie del césped. Se recomienda el topdressing de arena para rellenar los agujeros y la superficie del césped y así ayudar a modificar el suelo existente mediante la infiltración y percolación de aire y agua en la zona radicular y para reducir la compactación. El topdressing de arena también ayuda a reducir la acumulación de thatch por dilución y, con el tiempo, brinda superficies más firmes, suaves y por lo tanto más veloces. A pesar de que se trata de una inversión considerable y a largo plazo, muchas canchas se encuentran aplicando topdressing en los fairways junto con los greens y los tees para mejorar así el drenaje y la jugabilidad, así como también para tratar de evitar la presencia de lombrices que dejan como resultado excrementos en la superficie del césped. Tal como comenta Donald Ross acerca de los suelos pobres, “en esos casos, se deben aceptar las limitaciones de esa cancha y se debe estar preparado para gastar dinero continua y alegremente para su mejora y mantenimiento”.
El presupuesto El dinero no puede comprar al amor ni a la cancha de golf perfecta, pero si se gasta con inteligencia podría ser útil para obtener una cancha mejor. Si comenzamos por la infraestructura, podemos decir que las estaciones de bombeo de última generación de hoy en día pueden entregar más agua en menor tiempo mientras utilizan menos energía. Esto da como resultado una cancha más seca, con menos potencial para las enfermedades y, por supuesto, mayores ahorros. También, los nuevos sistemas de riego cuentan con un mayor número de aspersores más pequeños ubicados más cerca unos de otros con control individual para un mejor control de los requisitos específicos de cada lugar tomados según los diferentes entornos de crecimiento, las especies de césped y las alturas de corte. En los climas secos o durante extensos períodos de sequía, un buen sistema de riego es muy importante para mantener la cancha verde pero no húmeda. De lo contrario, se debería planificar o pagar tiempo extra o contratar más empleados para erradicar los dry spots de toda la cancha. Otra opción sería simplemente tolerar las áreas con césped amarronado. Según Donald Ross, “ahora me doy cuenta de la dificultad a la que se enfrentan los greenkeepers y el presidente de la comisión de cancha con respecto al riego. Las críticas de los socios aparecen apenas ven el mínimo signo de amarronamiento. Sin embargo, a pesar de que yo creo que no es correcto dejar que un green pierda las condiciones de juego durante el verano, sería recomendable no abusar del riego en el green durante esos meses”. Por otro lado, la importancia de brindar un drenaje adecuado no se puede subestimar, tal como descubrieron muchas canchas del Noreste de los Estados Unidos la última temporada, durante uno de los veranos más húmedos de los últimos tiempos.
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La concentración de tráfico en la cancha mediante plantas o material artificial facilita el desgaste excesivo y da como resultado la falta parcial o total del césped.
pleados, seguramente ayudarán a que su cancha aproveche al máximo al equipo de mantenimiento existente, según los desafíos económicos actuales y los recortes en los presupuestos.
El equipamiento
La mano de obra Más de la mitad de los presupuestos de mantenimiento de las canchas comprenden la mano de obra (salarios y beneficios). Por lo tanto, las condiciones de la cancha son a menudo un reflejo directo de los recursos que se destinan para el personal. El equipo de mantenimiento debería estar formado por un superintendente experimentado y bien capacitado; al menos un asistente, aunque en general son dos o más, para que maneje las responsabilidades importantes como la supervisión del equipo, la aplicación de químicos y el mantenimiento y planificación del sistema de riego; y al menos un técnico capacitado para la supervisión del mantenimiento de la maquinaria, cuyo valor ronda el millón de dólares. Por supuesto que, si desea los bunkers rastrillados todos los días, el rough cortado dos veces por semana y alguien que repare las marcas y los divots, entonces asegúrese de que haya más gente en el equipo. En lugar de adivinar si cuenta o no con el número correcto de empleados para su cancha, sugerimos que primero realice una lista de ítems de su presupuesto operativo (por ejemplo mano de obra, combustible, químicos, etc.) para reflejar el costo del mantenimiento de cada parte de la cancha (por ejemplo greens, tees, fairways, bunkers, etc.). Con los números a mano, el paso a seguir sería trabajar junto a la comisión de cancha, el directorio o los propietarios para desarrollar un master plan del mantenimiento de la cancha. En otras palabras, se debería determinar cuáles son las áreas más importantes y qué nivel de mantenimiento requiere cada una. ¿Cortar los greens con máquinas manuales (en contraste con la triplex) o aplicarles topdressing con más frecuencia es más importante que rastrillar los bunkers todos los días? A pesar de que estos ejercicios podrían indicar la necesidad de contratar más em-
Es sorprendente descubrir que muchas canchas no cuentan con un presupuesto para el reemplazo de los equipos y para el mantenimiento general de las instalaciones. A pesar de que es obvio que usted pagará más por una cortadora de fairways o roughs nueva que por un lindo vehículo utilitario, no espere que estos últimos duren para siempre, ya que toda la maquinaria a la que se le da mucho uso (cortadoras, vehículos utilitarios, etc.) dura entre 5 y 7 años, y ya para esa época la necesidad de repuestos y reparaciones la mantiene más en el taller que en la cancha. Como punto de partida, al menos un 10 a 15% del total del costo de reemplazo de su flota debería emplearse en la compra de nuevos equipos todas las temporadas. Si usted escoge no invertir ese dinero, el leasing de equipos podría ser otra opción para mantener una flota nueva y más tecnificada.
Las instalaciones de cuidado del césped No se olvide de las instalaciones de cuidado del césped. “¿Qué es eso?” se preguntará usted. Nos referimos a esa especie de galpón derruido que es muy pequeño para albergar a todos esos costosos equipos, que no cumple con las regulaciones del gobierno en cuanto a almacenamiento y manejo de plaguicidas y que representa un pobre reflejo de la calidad de la cancha y del profesionalismo del superintendente. Los jugadores no esperan menos que lo mejor de las instalaciones del club. Debería suceder lo mismo con las instalaciones de cuidado del césped.
Los jugadores, los carros y el tráfico ¿Queda claro que no existe algo similar a la cancha de golf perfecta cuando los jugadores no reparan los piques, los divots, los bunkers y no siguen las políticas relacionadas con el tráfico de carros? La utilización cada vez mayor de los carros, combinada especialmente con las inclemencias del tiempo da como resultado un mayor desgaste del césped y compactación, que al igual que se ha descripto antes, promueve la invasión de Poa annua y todos los desafíos que eso representa. En la mayoría de las canchas, ya no se brinda al campo el tan necesitado descanso semanal o mensual de los jugadores. En lugar de poder rejuvenecer la cancha con aireación y demás prácticas culturales, las marcas y divots abundan, producto de los dobles cañonazos diarios y otros torneos.
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Cuando se trata de reglas de etiReferencias queta, se debe marcar un buen Foy, J. - 2002. Course presentation: ejemplo al reparar correctamenplayability vs. aesthetics. USGA te más de un pique al llegar al Green Section Record. 40 (2):23-24. green, levantando los pies al caHapp, K. - 2001. Turf care centers: the minar para evitar arrastrarlos soheartbeat of golf turf conditioning! USGA Green Section Record. 39 (4): bre el césped, y agachándose pa1-5. ra levantar la pelota del hoyo en Happ, K. - 2000. Perfection is not atlugar de dañar el borde con el tainable! Green Section Record. 38 putter. En cuanto a los divots, (5): 28. debe seguir las instrucciones que Hartwiger, C. - 2003. Raising the bar: brinda el superintendente. Los how high can you go? USGA Green trozos de césped más gruesos en Section Record. 41 (1): 13-16. general se recuperarán si se Huck, M. - 2001. Closing for maintereemplazan adecuadamente y si nance. USGA Green Section Record. se apisonan dentro del divot. De 39 (1): 21. lo contrario, rellene y suavice el Huck, M. - 2000. Does your irrigation divot con mezcla de suelos (si es system make the grade? USGA Green Section Record. 38 (5): 1-5. que se encuentra disponible) Nelson, M. - 2001. Checkup for the hasta el nivel del césped, para así new millennium: Does your evitar la creación de montíequipment fleet make the cut? culos más altos. Tómese el USGA Green Section Record. 39 tiempo para rastrillar los (6): 1-4. bunkers y luego coloque el O’Brien, P. and C. Hartwiger rastrillo a lo largo del bunker La búsqueda de la cancha perfecta debería 2003. Aeration and topdressing en una ubicación paralela a comenzar con la correcta etiqueta. for the 21st century. USGA Green la línea de juego. Además, Section Record. 41 (2): 1-7. planificar los horarios cuanRadko, A. M. - 1977. Green is not do el equipo de mantenimiento está en la cancha para great. USGA Golf Journal. 30 (7): 34-37. mostrarles la correcta etiqueta a los jugadores ha dado Ross, D. J. - 1996. Golf has never failed me. Sleeping Bear Press, Chelsea, Mich. excelentes resultados en muchas canchas.
Conclusión Estos factores, entre otros, determinan cuán cerca o lejos de la perfección se encuentra su cancha. A pesar de que no se puede engañar a la Madre Naturaleza, se puede ayudar a obtener el mejor césped y las mejores condiciones de juego posibles mejorando los entornos de crecimiento, realizando trabajos esenciales, y brindando los recursos y la infraestructura necesaria para alcanzar las expectativas de los jugadores. Guarde las expectativas irracionales para esa mítica cancha de golf perfecta que existirá en algún sitio. En lugar de tratar de lograr lo mejor, trate de hacer lo mejor.
Snow, J. T. - 1985. Who said, “The grass is always greener…” USGA Green Section Record. 23 (1): 1-4. Vavrek, B. - 2002. Traffic… how much can you bare? USGA Green Section Record 40 (4): 1-6. Vermeulen, P. - Proper etiquette. USGA Green Section Record. 40 (4): 24.
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El Dr. Jim Baird es agrónomo de la Northeast Region. A pesar de que todavía busca la cancha perfecta, espera no encontrarla nunca. Este artículo ha sido cedido a TGM por la United States Golf Association y extraído de su publicación Green Section Record.
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UN POCO DE HISTORIA
El golf del Náutico Hace varios años, la Subcomisión de Golf quiso dejar escrito en algunas páginas los momentos más relevantes y anécdotas más recordadas de la historia del golf en el Náutico, incluyendo la cancha –vieja y actual– y sus protagonistas. Para hacerlo le pidió colaboración al consocio Ignacio Gago Ramos, personaje relevante de nuestro deporte, quien desde 1966 a 1972 fue presidente de la Asociación Argentina de Golf. Su relato, rico e ilustrativo, se publicó casi textualmente en un pequeño librito, para entregar a los golfistas en la casilla, y hoy queremos ampliar su difusión a través de nuestras páginas.
E
l Club Náutico San Isidro es una isla, aunque algunos no lo saben. Tiene a sus espaldas el arroyo Sarandí, y al frente —mil perdones—, el río “color de león”. De león, sí, pero por la forma en que ataca cuando el viento sopla del Sudeste. Esto hace casi inexplicable la intención de construir allí una cancha de golf, con el agravante además, de hacerlo ganándole tierras al río, lo que a los ríos no suele hacerles la menor gracia.
Dicha intención aparece en 1927 y se encarga su estudio a D. Alberto del Solar Dorrego. En 1929 se contratan los servicios del Dr. Mackenzie para que proyecte la cancha, y tres años después, en 1932, se llega a un arreglo con su colaborador Luther Koontz para la construcción de la misma. En ese mismo año se nombra capitán a D. Raúl Villalonga y al año siguiente a D. Juan Prescott. En 1935 se contrata a Carlos Blasi como primer profesional mientras la cancha iba avanzando y por fin, veintisiete años después, en 1955, finaliza la obra. Yo salté el Sarandí en 1950 y encontré curiosamente dentro de aquel ambiente Náutico un enorme entusiasmo para con el golf.
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No existía aún nuestro pabellón y los palos se guardaban en el edificio principal. Su cancerbero se llamaba Armando Traverso, duro y eficiente en su trabajo y diría que hasta cariñoso con quien él quería. Así fue que cuando la cancha se vino a pique, Armando apareció como maitre del restaurante Alexandra, controlando los “chicken pie” de la misma forma que lo había hecho con las bolsas de palos. La cancha había comenzado con seis hoyos y cuando la conocí aún no había completado los dieciocho, pero cuando lo hizo realmente le lucían. No obstante existía un vicio de origen que consistía en su nivel, demasiado bajo con respecto al cero del río, lo que hacía que el agua de la lluvia o de las inundaciones tardara mucho en salir. Más bien era una cancha de verano y su carácter de “irregular” la hacía —como a las mujeres— impredecible para establecer fechas con tranquilidad. En el Náutico existía una cierta ojeriza de los navegantes hacia los golfistas a lo cual, reconozco, contribuíamos con la exclusividad de una larga y bulliciosa mesa en el comedor; veo transitar por ella a los Obarrio, Millet, García Canteli, Ballestrin, Dates y Giménez Zapiola. También a Gardino, Glass, Esteves, Bracht, Vercelli, Santa Coloma, Pimentel y otros tantos. El capitán era Aníbal Vigil, presidente de Editorial Atlántida y fundador de “El Golfer Argentino”. Fue de los primeros que ayudó a De Vicenzo para que jugara en los Estados Unidos y además trajo al Náutico —yo lo acompañé— a un joven que estaba perdiendo su carrera trabajando en Standard Electric y se llamaba Fidel De Luca. Vigil, fuerte y siempre con un dejo de ironía, jugaba un tres de handicap muy de brazos, quizá producto de sus épocas de gran nadador, y su inconfundible cola de slice le resultaba utilísima. Cuando aquel general mandó quemar el Jockey Club, muchos jugadores aterrizaron en nuestra isla y entre ellos los había de primera línea, quienes indudablemente levantaron nuestro nivel de juego. Tanto es así que tuve el placer de integrar una primera división en la cual los ocho jugadores sumaban uno de handicap. Aunque daba lo mismo pues siempre ganaba Ranelagh. Merece la pena identificar aquel equipo para dar una idea del nivel de aquella época, en la cual la Argentina tenía más de cuarenta scratchs, la hegemonía golfística en Sudamérica y un handicap máximo de veintiuno. No existían aún términos como “ejecutivo” o “status”, lo que hoy obliga al primero a caminar por una cancha en pos de poder lograr lo segundo. Tampoco se habían inventado los aborrecibles “Chapman” ni los four ball “a la americana”. No fue entonces tan difícil lograr un equipo como
aquél: Luis Alberto Obarrio, más 1; Carlos Bracht, más 1; Juan E. Bazet, 0; Manuel Ayesa, 0; Adolfo Videla, 0; Francisco Obarrio, 1; Edgardo Valenzuela, 1; y Francisco Orcoyen, 1. El equipo, repito, sumaba uno de handicap y mi inclusión se produjo por la ausencia de Orcoyen; pero el hecho fue que tuve el gusto de integrarlo varias veces. En unos Interclubes que duraban tres meses, cada uno jugaba con todos los demás, como local y como visitante. No recuerdo nada más divertido pues un almuerzo dividía los foursomes de los singles de la tarde y una merienda iniciaba los interminables partidos de truco. Como era de esperar, la simpatía y la magnitud del agasajo estaban en relación inversa a la importancia del club. Pero volvamos al Náutico. Los partidos de los jueves eran como los remates que no se suspenden ni con lluvia. Mi compañero era siempre Cacho Cucullu, unos veinte años mayor, pero a quien me ligaba una entrañable amistad. Tuve el gusto de verlo bajar a una cifra y acompañarlo a comprar los zapatos blancos correspondientes. En aquella época, nadie que no tuviera por lo menos nueve podía usarlos sin quebrantar las “viejas tradiciones” y el que lo hacía era considerado un mequetrefe. Nuestros contrincantes eran siempre Ricardo Muñiz y Horacio Pescetto, a quien Vigil indefectiblemente le gritaba “¡Adiós osobuco!”, recibiendo siempre lo mismo: “¿Por qué no te vas a la p...?”. El irascible Cucullu se sostenía bastante en mi juego para las apuestas y aplicaba el reglamento como en Augusta, pero en forma tan aleatoria que un par de veces nuestros contrincantes nos dejaron abandonados en medio de la vuelta. Tiempo después el partido cambió y nuestros rivales fueron Vigil y Juancito Segura. Yo había conseguido tener un handicap aceptable, pero no obstante, el poder jugar con Segura representaba para cualquiera casi un honor porque Juancito era el mejor amateur de aquella época, si es que no lo fue de todos los tiempos. Su juego corto era admirable y nunca vi pelotas con mayor retroceso en el pique, producidas por un tiro peligrosísimo que ejecutaba lo mismo en el Náutico que en el Abierto Argentino. Su stance, abierto para todos los golpes y su slice con el putter eran algunas de sus características. ¡Gran tipo Juancito! todo su disfraz de malo se diluía entre los amigos. Poco tiempo después se mató en una carretera y el golf argentino se quedó bastante huérfano.
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(Continuará)
Verano...
T
odos los fines de semana de verano se disputaron torneos de 18 hoyos Sweeptakes, alternando dos modalidades: fourball y medal. Fueron muchísimos los jugadores y los domingos semiabiertos. Las mujeres continuaron, de manera informal, con sus torneos de los jueves. La cita era a las 8:00 en el bar, donde se sorteaban las parejas, con las salidas simultáneas, y participaron no menos de 20 jugadoras cada jueves.
... y Bienvenida E
l jueves 2 de marzo se jugó el torneo Bienvenida, el que a partir de este año se llamará Silvina Montes de Oca, en un muy merecido homenaje a quien fuera una gran jugadora y una incansable trabajadora, que integró varias Comisiones Directivas y por muchos años fue el alma de la Subcomisión del Interior. Después se realizó el tradicional almuerzo de bienvenida. Habló la capitana, Clara Cibert, quien pidió que las próximas capitanías mantengan el nombre de Silvina para este torneo. También habló Ana Bagnardi, en un emocionado recuerdo para quien fuera su amiga y amiga de todas las golfistas. Como siempre, el almuerzo en la Punta, al que concurrieron más de 60 jugadoras, fue riquísimo. Asimismo, con dos fourballs clásicos (o a la inglesa), Damas y Caballeros, quedó inaugurada la temporada 2006. El reencuentro: Marcela de la Serna, Nené Vacarezza, Cata Risso, Ana Bagnardi y Alicia Mariscotti.
Gran Premio CNSI E
l tradicional Gran Premio CNSI - Copa Benjamín Nazar Anchorena, este año debió ser adelantado para que no coincidiera con el Campeonato Preseniors de Caballeros, que se disputaría en Mar del Plata el fin de semana del 24, 25 y 26 de marzo y en el que varios de nuestros jugadores representarían al Club, y además, para principios de abril estaba programada la resiembra de nuestra cancha. Así, el Gran Premio se jugó en marzo: los días 4 y 5, los Caballeros de alto handicap; 8 y 9, las Damas de todas las categorías; y 10 y 11, los caballeros de bajo handicap. El domingo 12 jugaron las Damas y Caballeros que habían clasificado. La entrega de premios se realizó en el bar del Golf, seguida de un brindis.
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EL JUEGO SIN FRONTERAS
Seis siglos de historia golfística —Continuación—
De las plumas a la Gutta Percha
P
or cientos de años hasta 1848, fue utilizada la pelota de plumas. Para su confección se necesitaba una cantidad tal como la que cupiera dentro de un sombrero, con una cubierta de cuero y eran un poco más grandes que las actuales pelotas de golf. Con estas características, absorbían facilmente el agua y no resultaban cuando se mojaban, con la contrariedad adicional de que cuando se secaban reventaban las juntas.
Nomenclatura [Ir] abajo. Quiere decir que se está perdiendo el partido (uno abajo, dos abajo, tres abajo, etc.). Ace. Hoyo en un solo golpe. Agujero. Es donde pretendemos meter la bola. Tiene un diámetro de 108 mm (4 1/4 de pulgada) y por lo menos 100 mm (4 pulgadas) de profundidad. Albatros. Hacemos un albatros cuando embocamos la bola con tres golpes menos del par del hoyo. Por ejemplo cuando hacemos un par 5 de 2 golpes. [Ir] all square. Quiere decir que se va empatando. Approach. Tiro corto para aproximarse al green. Se ejecuta normalmente con los palos llamados wedges: el SW, que es el que menos “pega” (también se usa en los bunkers que están cerca de un green), o el PW, que imprime a la bola más fuerza.
Razones son razones
Pelota de cuero Gutta Goma Entre los años 1848 y 1852, James Patterson, en Escocia, experimenta con un material gomoso que llegaba con el embalaje de ciertos productos que venían de Malasia, dando así nacimiento a la pelota de “gutta percha”. Finalmente John Campbell introdujo en St. Andrews la pelota de golf fabricada con aquel material. Desde entonces, sufrió varias transformaciones hasta llegar a la de nuestros días. —52—
“Ésta es una de las razones por las que no pienso jugar al golf”, confesó M.H., notorio nauta local.
Modalidades de juego En una misma ronda, un jugador puede haber resultado ganador o perdedor dependiendo de a qué tipo de juego está jugando. Por eso es conveniente conocer las distintas modalidades para intentar escoger la que mejor se adapte a nuestras características. Sobre cada modalidad de juego se deberá aplicar el handicap para equilibrar los niveles de juego de los distintos competidores.
Match-Play
Greensome-Chapman
Es una de las dos modalidades que normalmente se emplean en las competiciones profesionales. Se juega por hoyos. Gana el hoyo quien lo haya hecho en menos golpes que su rival y no es imprescindible acabar de meter la bola en el hoyo (vale el putt dado). Se lleva la cuenta acumulando los hoyos ganados y restando los perdidos y se suele decir que un jugador va tantos arriba o tantos abajo. Acaba el partido cuando un competidor lleva más hoyos ganados que hoyos quedan por finalizar la vuelta. (Ej.: 4/3). Esta fórmula se utiliza en las competiciones por eliminatorias y en los partidos por equipos.
Fórmula de juego por parejas en la que en cada tee salen ambos, cada jugador juega el segundo golpe con la bola de su compañero y para el tercero se escoge una de las dos, que se sigue jugando hasta concluir el hoyo a golpes alternos. Es la variante de la anterior, todavía más tolerante, para premios locales.
Medal-Play Es el juego por golpes, la otra de las dos modalidades más extendidas. Gana el jugador que realice la ronda en el menor número de golpes. Juegan todos contra todos. Es la fórmula habitual en torneos profesionales y premios de un día.
Mejor y Peor única fórmula en la que gana quien suma más alto. El stableford se utiliza actualmente muchísimo en premios locales, porque es una fórmula menos lenta que otras y permite levantar la bola.
Mejor Bola (Fourball) Es el típico partido entre amigos. Cuatro jugadores, cada uno juega su bola. En cada hoyo puntúa el resultado más bajo de cada bando. Gana quien consiga mejor resultado y se puntúa como en match-play, por hoyos.
Stableford
Greensome
Fórmula de juego en la que en cada hoyo se puntúa con relación al par: 1 punto por el bogey, dos por el par, tres por el birdie, cuatro por el eagle. Cuando no se ha podido terminar en los golpes que valen para la puntuación, se recoge la bola. Es la
Fórmula de juego por parejas en la que salen ambos de cada hoyo, eligen la mejor colocada (la otra se recoge) y la siguen jugando a golpes alternos hasta acabar el hoyo. Se utiliza mucho en competiciones de club. —54—
Cuatro jugadores. Cada uno juega su bola y en cada hoyo se ponen en juego dos puntos: uno por el mejor resultado, como en un fourball, y otro por el mejor de las dos bolas peores de cada bando.
Suma y Mejor Cuatro jugadores, cada uno juega su bola y en cada hoyo se ponen en juego dos puntos: uno por el mejor resultado del bando y otro por la suma de los golpes del bando.
Sindicato (Americana)
Bingo, Bango, Bongo
Para partidos de tres. En cada hoyo se ponen en juego seis puntos, que se distribuyen de la siguiente forma: 2 puntos para cada uno en caso de empate entre los tres; 3 y 3 puntos para cada uno de los dos jugadores que ganan el hoyo; 4, 1 y 1, cuando un jugador gana el hoyo y los otros dos empatan el segundo resultado; y los dos mejores se distribuyen 4 y 2 puntos cuando se producen tres resultados diferentes.
En cada hoyo se disputan tres puntos: el primero, para el jugador que llegue a green en menos golpes; el segundo, para el jugador que deje la bola más cerca del hoyo pateando, y el tercero para quien haga menos golpes. En los pares 3 sólo se disputan los puntos segundo y tercero. Cuando hay empate se arrastra el punto al siguiente hoyo.
Skins
Pim, Pam, Pum
Para tres o cuatro jugadores. Cada hoyo está dotado con una cantidad de puntos o de dinero, que gana el jugador que consiga el resultado más bajo. En caso de empate, la dotación del hoyo se arrastra al siguiente y así sucesivamente, hasta que uno de los competidores gane el hoyo a todos los demás. Es posible, por tanto, que un jugador que no ha estado luchando en hoyos anteriores que han terminado en empate se lleve las ganancias de esos hoyos.
Para todo tipo de partidos, en cada hoyo se disputan tres puntos: uno para la mejor salida, otro para el segundo golpe que quede más cerca de bandera (en los pares 3 y 4; en los pares 5 el segundo punto se gana con el tercer golpe), y el tercero para el jugador que meta el putt más largo.
Nasau El partido se juega en tres fases: los 9 primeros hoyos, los 9 segundos y la general al total de la ronda. En las parciales se suele disputar la mitad de la apuesta del partido general; por eso, cuando un partido de nasau está a punto de salir, se puede oír: “¿les parece bien quinientos, quinientos y mil?”.
Backgammon La gracia de esta modalidad es que, igual que en el juego de fichas, el bando que tiene el dado puede ir doblando la apuesta del hoyo cuando considere que lleva ventaja. Empieza el hoyo teniendo el dado quien ha salido primero; si el equipo contrario no acepta jugarse el doble de la apuesta original, la pierde y el hoyo se da por jugado. Una vez aceptada una apuesta, el dado cambia de equipo.
Presses
St. Andrews
Sea individual o por parejas, cuando un bando va perdiendo dos abajo tiene la opción de iniciar un nuevo partido a partir de ese momento, en el que se suele poner en juego la mitad de la apuesta del partido original.
Se puede jugar en cualquier sistema. Su peculiaridad es que la apuesta se cifra en los metros de campo que restan para volver a la casa-club al acabarse el partido. Ejemplo: Si dos jugadores juegan a peso y uno de ellos gana el partido en el hoyo 16; como el 17 es un par 5 de 520 metros y el 18 tiene 330 metros, el ganador se lleva 850 pesos.
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Delanteros y Zagueros Fórmula por parejas en la que uno da los golpes estipulados para llegar a green (uno en los pares 3, dos en los pares 4 y tres en los pares 5), y el otro los restantes hasta concluir el hoyo.
Texas Scramble Todos los jugadores del equipo hacen su golpe de salida desde el tee. Se selecciona una bola anotando quién es el jugador que la golpeó. Todos los jugadores juegan una bola desde el punto donde reposaba la bola elegida y así sucesivamente (volvemos a elegir la mejor bola hasta embocar el hoyo). Todos los competidores deben haber sido elegidos un número determinado de veces en sus golpes de salida.
Premios Sobre las modalidades de juego anterior se pueden incluir premios adicionales como los siguientes: Sandy: Son premios para el jugador que consigue sacar de bunker de green a la primera y acabar el hoyo después con un solo pat. Chippie: Son premios para el jugador que consigue acabar el hoyo con un solo pitch o chip y un solo pat. Greeny: Premio adicional para un partido que se otorga cada vez que se acaba un hoyo con un solo pat.
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LOS GANZÁBAL CUENTAN SU HISTORIA
De la porcelana al polvo de ladrillo El 16 de marzo ppdo. Don Julián Román Ganzábal padre cumplió 90 años y el clan se reunió para celebrarlo. Los recuerdos familiares giraron, como no podía ser de otra manera, en torno al tenis, y nos permitieron “armar” la historia que sigue.
A
llá lejos y hace tiempo, Papá y Mamá Ganzábal fueron al Banco Municipal de Préstamos para comprar un jarrón de Sèvres azul, una pieza muy codiciada en ese momento, y —según cuenta Papá Ganzábal—, como era muy caro terminaron comprando dos raquetas Dunlop, marco de madera y por supuesto encordado de tripa, y una caja de seis pelotas marca Robson, todo usado, tanto raquetas como pelotas. Nunca pensaron que compra tan peculiar daría en un futuro el primer empujón al “Tenis Ganzábal”.
Familia del Náutico.
Cabe aclarar que Julián Ganzábal padre fue siempre un súper deportista: jugó fútbol, básquet, béisbol y algún otro deporte, pero nunca había jugado tenis. —56—
A aquella adquisición se sumó que al poco tiempo nos mudamos a una casa con cancha de tenis. No teníamos ni la menor idea de cómo se jugaba o contaba. Tampoco sabíamos si las pelotas eran de buena o mala calidad; lo que sí recordamos es que éstas (las balls) eran, a nuestro entender, cada vez mejores porque picaban un montón ya que con el uso ¡se pelaban cada vez más! Nuestro conteo era a ver quién llegaba primero a diez y contábamos… uno a cero, uno a uno etc., según el tanto que cada uno ganaba. De más está decir que la demarcación de la cancha nos resultaba incomprensible. Por supuesto, nuestros partidos eran de singles y entonces había que apurarse a llegar del colegio para ocupar la cancha, ya que sólo jugaban los dos primeros en llegar. Cuando Julián hijo tenía entre 8 y 9 años, y siendo por entonces socios del CASI, papá le pidió al alemán Warlies, profesor del club, que nos diera clases, a lo que el profe contestó que no era conveniente hasta que cumpliéramos los diez años, aduciendo que el brazo se deforma si se empieza antes de esa edad. Esto se contradice con la experiencia del menor de la familia, Alejandro: a cuanto club fuéramos a jugar torneos, él, con sólo dos años, buscaba el frontón, y paleta de ping pong en mano era todo un fenómeno ver cómo mantenía la pelota. Y así, luego que Julián cumplió diez años (porque sin ser el mayor… es hombre) empezamos a tomar clases de tenis. Warlies nos daba una tarjeta con diez clases y aquella primera vez pensamos que en diez clases ya estaba, ya sabríamos jugar tenis. El profesor nos repetía algo que hoy no tiene el menor de los sentidos... “correr, parar y pegar” (todo con el inconfundible acento alemán). A mami María Antonia la llamábamos nuestra Coach Espiritual, pues estaba siempre, nos acompañaba, y aunque no jugaba tenis, de tanto ver hasta se daba el lujo de corregirnos y opinar sobre cómo jugábamos. Y papá nos decía antes de ir a jugar: “No importa ganar, lo que importa es jugar bien, pegar con estilo y comportarse correctamente en la cancha”. A los Ganzábal el tenis nos unió, nos divirtió y nos enseñó a disfrutar de la vida, y sin duda alguna, es a nuestros padres a quienes se lo debemos. Aquel jarrón de Sèvres que estaba fuera de su alcance y no pudieron comprar les permitió brindarnos algo mucho más importante, que a la larga se convirtió en “marca de familia” y ha sido para todos nosotros la herencia más valiosa. —57—
COMPORTAMIENTO Cuenta Alejandro que a los 10 años, un día en que Julián jugaba una final contra Cachito Aubone, al ver que Cachito tiraba la raqueta, insultaba y tiraba las pelotas a cualquier lado, pensó “¡Ésta es la mía!”, y se fue a una cancha lateral a jugar con un chico de su edad. Empezó entonces a copiar las actitudes de Aubone: tiraba la raqueta, insultaba, etc. “Lo que yo no sabía —dice Alejandro— es que papá, desde su posición, mientras veía el partido de Julián, también podía verme a mí... creo que no tardá más de 15 minutos en aparecer en la cancha donde yo jugaba, me agarró de una oreja y me llevó al auto. Allí me dejó durante cuatro horas, para que meditara sobre cómo debía comportarme. Me acuerdo mucho de esa anécdota, porque eso marcó mi actitud en la cancha de allí en adelante”.
Un dobles de película Estando en Marbella, Julián padre jugaba al tenis un rato por la mañana y otro por la tarde. El coach del club era el entonces número uno de España, Manolo Santana, quien una mañana le dice: “¿Julián, quieres jugar un dobles esta tarde que nos falta un jugador?”. Por supuesto su primera reacción fue “Pero Manolo... ¿yo con vos? ¡no tengo juego para ese nivel!”. Y la respuesta fue: “No te preocupes, es sólo un amistoso y es en broma, sólo para divertirse un rato”. Muy contento con la perspectiva fue a cambiarse. Al llegar a la cancha por la tarde, grande fue su sorpresa cuando vio que Manolo Santana tenía por compañero a Sean Connery y que su compañero sería Philippe Junot, en ese entonces esposo de Carolina de Mónaco. “Mis hijos habrán jugado muchos dobles —dice Don Julián—, pero ninguno tan original como ése que me toco jugar a mí”.
Ganzábal x 5 María Teresa es arquitecta graduada en la UBA, estuvo en el ranking de Menores y de Juveniles de la AAT, y con su hermana Ani constituyó por mucho tiempo la mejor pareja de dobles del CNSI, consideradas imbatibles. Desde el año 2002 integra la Comisión Directiva y es la capitana de tenis del CNSI. Julián Román, ingeniero civil graduado en la UBA, fue número uno del ranking argentino entre los años 1967 a 1970, número dos de 1971 a 1974, y número tres en 1975 y 1976. Representó por doce años a la Argentina en Copa Davis y estuvo entre los 50 mejores jugadores del mundo. Como veterano y a nivel nacional fue número uno durante siete años seguidos en Veteranos Junior, período en que tuvo el récord nacional al permanecer invicto durante 33 campeonatos y 155 partidos. También fue número uno en la categoría +45 durante cinco años, y en la categoría +50 en 1996 y 1997. A nivel internacional, en el ranking de la ITF, fue número uno en Veteranos +45 en 1994 y 1995, número tres en +50 en 1996, y número siete en 1997. Ana María ocupó distintas posiciones en el ranking de la AAT: en 1959, 2ª en Infantiles; 4ª en Menores en 1961, y 3ª en 1962; en Juveniles fue 6ª en 1963, 4ª en 1964, y 3ª en 1965. Fue finalista del Campeonato Internacional de Menores disputado en 1962 en el Buenos Aires Lawn Tennis Club; semifinalista en el campeonato “Orange Bowl” en singles juveniles, jugado en Miami en 1964; representante argentina en el Sudamericano jugado en Bolivia en 1965, donde el equipo conquistó todos los títulos de Damas; semifinalista junto a Elvira Weisemberger en el doble damas del Campeonato Internacional de Oviedo, España; y ganadora del Campeonato Internacional de Aix En Provence, Francia, en 1973.
Maria Cristina, Kity, maestra jardinera y vestuarista graduada en la Escuela del Teatro Colón, también se destacó, pues estuvo en el ranking de Menores y de Juveniles de la AAT. Alejandro Román, el menor de los hermanos, es licenciado en Ciencias Agrarias en la Universidad Católica Argentina. Representó durante cinco años a la Argentina en Copa Davis (1982 a 1987); fue número tres del ranking nacional, detrás de Vilas y Clerc, y se mantuvo durante diez años entre los cinco mejores jugadores del ranking nacional. También estuvo entre los 40 mejores jugadores del mundo, y fue ganador del Campeonato de la República y del Argentino, entre otros. En Veteranos, si bien no participó muy asiduamente, en 1995 se ubicó en el 2º puesto en la categoría +35 de la ITF.
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Ecos
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or vigésima segunda vez, en noviembre pasado se jugó el Campeonato Internacional de Tenis Senior en nuestras canchas. Invitados de renombre, sponsors y socios del CNSI se reunieron en una competencia de características únicas, en la que la camaradería y la diversión propias del deporte fueron las estrellas de cada jornada. El tenis sigue siendo el deporte por excelencia, amado por grandes y chicos, por noveles y veteranos, generador de lazos de amistad, camaradería y un espíritu vigoroso que se maniefiesta en todos los órdenes de la vida. El dato relevante que marca la importancia que ha adquirido nuestro Campeonato, lo confirma el número de extranjeros que participaron y la diversidad de sus países de origen.
La calificación de VIP de este Torneo es un acto de estricta justicia: la organización del equipo del Club, desde la Gerencia a los chicos del conmutador, las chicas del vestuario, los encargados del catering, los ball boys y los cancheros, todos trabajaron con prontitud y excelencia. Debemos destacar el cambio que se produjo con el riego de las canchas. En años anteriores se regaban con agua de río, que al ser salitrosa hacía que se formara una pequeña costra que provocaba grandes patinadas. La Subcomisión de Tenis luchó hasta que consiguió que se autorizara el riego con agua dulce, y de este modo el estado de las canchas fue impecable. La labor del grupo de voluntarias fue excepcional: Lili Materi en la recepción; Liselle Muir recibiendo y haciendo de intérprete a la delegación de Alemania; Alejandra Lajous que trabajó con el dinamismo y entusiasmo que la caracterizan; todas las “helpers kelpers”: Alice Gallie, Ana María Ketelhohn y Marcela de la Serna, entre otras. Y como broche final queremos señalar el especial orgullo de esta revista que hace el “bird watching”, para Mónica Lago, Christine Muller y nuestra querida capitana, Tere Ganzábal. Año tras año ponen en marcha una real vocación de servicio hacia el Club, hacia los ju-
gadores de tenis, y hacia el gran público del Náutico. Paradójicamente, todos estos años lo notorio ha sido su bajo perfil, y así lo confirma una anécdota muy linda que tal vez ellas, las protagonistas, ni siquiera notaron, y que queremos compartir con nuestros lectores. La noche de la comida del tenis se las vio en la puerta controlando las entradas y que a nadie le faltara lugar. Las mesas habían sido distribuidas de manera que los mejores lugares fueran para las delegaciones. La mesa de las “kelpers helpers” estaba ubicada en un lugar razonable, ya resguardada con sacos y carteras en las sillas, mientras las dueñas trabajaban incansablemente. Se esperaban unas 110 personas a comer, y cuando ya estaban casi todos ubicados, como hormiguitas a un festín empezaron a caer más comensales, lo que causó no poca inquietud entre las organizadoras: “¿Qué hacemos si no hay comida?”. A la orden de la capitana de donar la mesa, y la respuesta “Yes Captain” se retiraron las carteras, chalinas y otras pertenencias de las “kelpers”. Nadie se quejó, todos estaban sentados comiendo, y ellas seguían en pie recibiendo el número máximo de comensales esperado: ¡130 personas! La mesa de la capitana había desaparecido; Charlie de la Punta las calmaba, y por arte de magia hizo aparecer una mesa en un rincón, cada vez más lejos del gran salón, donde las “kelpers” consiguieron sentarse. En ese momento volvió Tere: “Chicas — les dijo— hay que donar la mesa otra vez, hemos superado los 150, son 160 cubiertos!”. En un rinconcito desde el que poco y nada se veía de la gran fiesta, Tere, la organizadora, la capitana, estaba sentada con su equipo. De pronto, un señor le avisó: “Llegó el Vicepresidente de la Asociación de Tenis… tenés que sentarte en su mesa”. Y hacia allí fue, mortificada por tener que dejar a sus colaboradoras, pero feliz porque todos los obstáculos pudieron ser sorteados gracias al espíritu solidario que es la marca distintiva de este grupo.
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CULMINÓ EL VERANO 2006
El volley nos convierte en familia En el ámbito del Náutico el volley es quizás el deporte familiar por excelencia, estrechamente ligado a la temporada de verano y a las vacaciones desde hace casi 60 años. Es la actividad en la que abuelos, padres, hijos y nietos coinciden en un mismo desafío: compartir el tiempo de ocio con la familia grande que son los amigos, en un espacio común y tan entrañablemente propio como el jardín de la propia casa: la Punta.
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ras el divertido entrenamiento que arrancó con partidos informales junto con la temporada, hacia fines de febrero se largó oficialmente el programa de torneos que durante un mes, cada fin de semana, concentró en las canchas de la Punta la algarabía y el entusiasmo de la familia del volley. Así se fueron disputando las duplas de varones y mujeres, los torneos mixto y de varones por la copa “Paco Moring”; los torneos de varones y mujeres sin ventaja por la copa “Norberto Castro Videla”, y con ventaja por la copa “Ernesto Olivera”; y finalmente el esperado Interclubes por invitación, de varones y mujeres, que se disputó el 25 de marzo por la tarde, con equipos representativos de los clubes GEBA, CUBA, Bariloche y en esta ocasión con la vuelta del SIC, que comparte con el Náutico muchos de sus socios. Ese mismo sábado por la noche, se realizó la entrega de premios y la fiesta del volley. Los distintos equipos ganadores recibieron sus copas. Los Galác-
ticos, nombre estrenado en esta temporada por el team que conformaron Ernesto Reichart, Rodolfo Ecke, Damián Castro Videla y Luis Pino, se llevaron casi todo… empezando por los datos del “aplausómetro”. Asimismo, y como es tradicional, se adjudicaron premios especiales a los jugadores destacados de la temporada: Alex Urien (p) recibió el de Mejor Deportista, en tanto Hernán Urien y Dolores Ornella se llevaron el Premio Revelación de varones y mujeres respectivamente. La temporada cerró el sábado siguiente, 1 de abril, con el ya tradicional Torneo Digitado, seguido por la guitarreada de despedida. Sin lugar a dudas, la atmósfera de la Punta no sería la misma sin el volley, y así lo expresó con mucha emoción Damián Castro Videla en su carta abierta a la Familia del Volley de la Punta, que circuló desde fines de la temporada anterior y reproducimos en parte en estas páginas.
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A la Familia del Volley de la Punta A todos aquellos que tuvimos la oportunidad de participar tanto del Torneo Digitado de cierre de temporada, como de la guitarreada con empanadas a la noche, quiero compartir con ustedes lo que sentí ese día. Me sentí parte de una familia muy importante, grande de corazón y espíritu, y a pesar de nuestras diferencias, de creer en distintas cosas, de pasar cada uno por momentos diferentes de sus vidas, estábamos todos unidos en familia… unos con sus hijos ya crecidos, otros con sus hijos en sus primeros pasos y otros con sus hijos por venir. Me sentí padre e hijo a la vez, porque mi viejo estuvo sentado en una mesa, compartiendo una cerveza con sus amigos y familia. Si los más viejos hubiéramos podido filmar lo que vivimos de chicos, creo que hoy sería una película repetida, porque sentí lo mismo que hace 30 años. Me sentí joven por un rato, me sentí hijo por otro rato, miraba a los ojos a los jóvenes y me veía a mí mismo y la verdad es que fue un sentimiento espectacular. […] Durante mucho tiempo le busqué el sentido a lo que hicieron mi viejo y sus amigos con el volley, lo que hicieron y hacen Alex (Urien) y sus amigos con el volley, busqué algo que pudiera resumir la cantidad de horas de mi vida que le dediqué, le dedico y seguiré dedicando a esto. Este sábado pasado encontré la respuesta, me la dieron ustedes, participando y compartiendo el torneo y la guitarreada con amor y amistad en familia. Pero faltaba poner en palabras lo que sentí y de repente apareció un Señor Chon, quien podría ser el padre o abuelo de cualquiera de nosotros si los Urien lo permitieran por un instante, un señor deportista hasta la médula —¡si habrá vivido batallas deportivas y compartido buenas y malas con sus compañeros de turno!—, y
fue él quien le puso palabras a mis sentimientos. Palabras que me hicieron llegar hasta las lágrimas, pero lágrimas de enorme alegría: mientras lo escuchaba, vi nuevamente a mi viejo compartiendo la cerveza con sus amigos y a todos aquellos que hoy no están. Se me vinieron miles de imágenes a la mente: la canasta con los sandwiches de pan lactal, el vascolet, las manón, el árbol de cada familia, las mismas discusiones de hoy entre aquellos viejos amigos. Lo que viví y sentí este sábado va a quedar para siempre entre mis mejores recuerdos. A los más jóvenes quiero decirles que tienen en sus manos un diamante en bruto: sepan pulirlo, no dejen que pierda su brillo, únanse hoy más que nunca. Tienen la experiencia de los mayores y ya están viviendo la propia, mantengan vivo este sentimiento y transmítanlo a sus hijos. En éste, nuestro sector, van a tener siempre un lugar para compartir en familia. No habré ganado el premio revelación —que no existía antes—, ni habré ganado el premio al mejor deportista ni la Copa CNSI… pero gané una familia, gané amigos, gané todo el cariño que ustedes me brindan y se dejan brindar. No soy de expresar mis sentimientos con un abrazo, una sonrisa o un beso. Lo hago a mi manera, con una cargada, un comentario, una payasada o una cerveza de por medio. Y en esta ocasión especial, con mi agradecimiento a todos por dejarme compartir, a mí y a mi familia, parte de sus vidas. Un abrazo enorme para todos.
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DAMIÁN CASTRO VIDELA
NATACIÓN
Espacio para crecer Así como la Punta es sinónimo de verano, natación y volley completan la ecuación en la que cualquiera de los términos remite a los demás.
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esde los inicios del Náutico hasta llegar a nuestros días, indudablemente ha cambiado la moda —tal vez sea lo más llamativo— y también ha cambiado el paisaje, pero el entusiasmo sigue siendo el mismo para los que otrora nadaban en el río, cuando no estaba contaminado, y los que ahora lo hacen en las tres piletas que se fueron construyendo en ese lapso. Cada año nuevas generaciones de socios se van incorporando a la vida deportiva a través de la natación, tal vez la disciplina más difundida entre los muy chiquitos y en muchos casos, la primera que practican. Con la enseñanza y la paulatina participación en competencias internas y externas, los chicos no sólo aprenden a nadar sino también empiezan a adquirir los conceptos que subyacen en la reglas deportivas, que los convertirán en mejores personas. A todos los chicos que este verano empezaron o volvieron a las clases de natación en las piletas del Club, y prosiguen su entrenamiento invernal —desde el 3 de abril en el Colegio Marín, como todos los años— , les damos la bienvenida y esperamos que participen activamente en este deporte y en todos los que les ofrece el Náutico, para una vida sana y feliz.
El Cuadro de Honor de la temporada Capitana: Martina Mc Callum Capitán: Nicolás Keller
Mejores nadadores de cada categoría 7 y 8 años: Candelaria Aragone y Facundo Guyot 9 y 10 años: Milagros Jasminoy y Juan Pollitzer 11 y 12 años: Inés Viegener y Joaquín Duelo Solá 13 y 14 años: Rocío Aguirre Saravia y Alejo Sicardi 15 y 16 años: Catalina Murphy y Santiago Cano
Los premios MEJORES COMPAÑEROS Ana Di Guglielmo y Santiago Cano ESFUERZO Felicitas Pugliese, Mateo Dillon y Juan C. Dall’Asta CUMPLIMIENTO Matías Tiscornia y Juan Bautista Sammartino MÉRITO DEPORTIVO Catalina Lago y Camila Fehrmann
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SQUASH
La remodelación de las canchas Luego de un año de gran esfuerzo la Comisión Directiva aprobó la remodelación y refacción de las dos canchas de squash con que cuenta el Club. Las obras, que comenzaron el 24 de octubre, se extendieron hasta el 3 de marzo. Los que aman este deporte tuvieron que esperar un poco más de cuatro meses para volver a jugar en el Náutico, pero aseguran que valió la pena.
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as canchas quedaron como nuevas y me animaría a decir que son de las mejores que hay en Argentina”, dice con inocultable entusiasmo el capitán, Federico Serra. Los trabajos consistieron principalmente en la reparación de los frontones y los laterales, que estaban en pésimas condiciones. Se les quitó todo el revoque existente, se reforzó la estructura de los frontones con un mallado metálico y finalmente se colocó un revoque importado especial. Se cambiaron las marcaciones por unas reglamentarias consistentes en una media caña invertida, tanto en los laterales como en la parte superior del
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Tres puntos a tener en cuenta Le sugerimos los siguientes tres puntos a tener en cuenta durante esta temporada de squash.
Primer Punto
frontón. En la parte inferior del mismo se colocó un nuevo sounding board que va desde el piso hasta la línea reglamentaria. Se reparó el piso cambiándose la técnica de lo que hay debajo del guatambú. Éste ya no se apoya sobre tirantes sino sobre capas de diferentes materiales haciendo que la presión de las pisadas tenga una mejor dispersión. El piso en sí, de guatambú, sigue siendo el mismo; sólo se le cambiaron las tablas en mal estado y se pulió. Por otro lado, se cambió el sistema de iluminación por uno más adecuado y se reubicaron los aparatos de aire acondicionado existentes para obtener una mayor eficiencia e impedir que la condensación caiga sobre las canchas. Por último, se cambiaron los ventanales de ambos pisos por otros más modernos y herméticos para evitar filtraciones. “Sabemos que faltan cosas —concluye el capitán—, pero lo más importante ya está hecho para que podamos disfrutar de este magnífico deporte en nuestro querido Club”. Las canchas fueron inauguradas oficialmente el sábado 3 de marzo con la entrega de premios del 2005 y un campeonato por equipos muy concurrido, que permitió a todos los squashistas de las diferentes categorías vivir un grato y esperado reencuentro. Para finalizar, nos hacemos eco del agradecimiento de los jugadores a la gente del CASI, que mientras duraron las obras puso sus canchas a disposición de los nuestros.
Su servicio – Ésta debe ser su mejor arma de ataque. Tiene todo el tiempo del mundo, puede ubicar la pelota dondequiera que usted decida y puede golpear desde cualquier lugar del cuadro de servicio. ¿Por qué entonces tantos jugadores, incluyendo a los profesionales, simplemente sacan como para dar inicio al juego? Varíe su servicio y evite que su contrincante anticipe la jugada. Saque con fuerza, sirva globos y ocasionalmente golpee detrás de su contrincante. Se sorprenderá con la cantidad de puntos que puede ganar o con la cantidad de jugadas que puede armar con sólo concentrarse en su saque.
Segundo Punto Devolución del servicio – Use el mismo criterio y deje de perder puntos al devolver un saque. Practique voleas o practique devolver el servicio antes de que alcance la pared trasera, todos los días. Una vez que dejó que el saque llegue a la pared trasera, se verá forzado a renunciar a la T y se encontrará en una posición defensiva. Juegue la mayoría de puntos con paralelas altas y al fondo y tome ventaja en la devolución de su oponente. Al principio perderá algunos puntos mientras lo practica, pero su recompensa será enorme.
Tercer Punto Volear – Interrumpa cada jugada y volee lo más que pueda. Esto implicará una presión constante para su oponente, lo ayudará a mantenerse en la T así como a conservar a su contrincante detrás de usted. Además le permitirá una mayor creatividad en las jugadas y le abrirá oportunidades para lograr puntos ganadores.
BILL KAPLAN Fuente: www.squash.com.ar
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FÚTBOL
Inexorable, el tiempo La Subcomisión de Fútbol recibió, hace ya un tiempo, la carta de un jugador anónimo que se retiró del fútbol, cuyos emotivos recuerdos queremos compartir con nuestros lectores, entre los que se cuentan muchos futbolistas.
e cometido el peor de los pecados: fui un mediocre jugador. En varias oportunidades he leído en la revista notas referidas a la historia de algún equipo o de algún destacado protagonista en particular.
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de sueño... Con el correr de las temporadas se fueron incorporando más equipos: Ñoquis, algo más tarde Buitoni, Vértigo, Falacia, etc., en la medida que las distintas camadas iban llegando a la edad aproximada de 18 años.
Por no ser precisamente este último el caso que me compete, me he tomado el atrevimiento de relatar mi propia experiencia apelando a vuestra comprensión por haber decidido mantener mi identidad en reserva. Quiero además pedir disculpas por aquellas trampas que me pudiera jugar la memoria, y que seguramente se traducirían en errores y/u omisiones.
Por entonces Canarios consolidó un gran equipo, con los implacables hermanos De Vedia. Ya por entonces había dos canchas y Saldaña impartía justicia. Fue justamente en esa época cuando conocí a María (el nombre es ficticio, claro) y poco tiempo después comenzó ella también a disfrutar la Isla.
Fue a fines de la década del 70 (o a principio de los 80) cuando el campeonato que hasta entonces se jugaba en la cancha contigua a la pileta se trasladó a la Isla B. Dominaban la escena equipos como C.U.P.I.SE, Jaimito, Canarios y Manolito, entre otros. Tomás Mills descollaba con su gambeta y velocidad y el recio zaguero Alejandro Roca rigoreaba sin miramientos a cuanto delantero se animaba a encararlo. Había una sola cancha, orientada en dirección perpendicular a las actuales 1 y 2. La isla era entonces bastante más chica y muchos de los pinos, sauces y cipreses calvos habían sido plantados poco tiempo antes. Recuerdo con particular cariño el entusiasmo en la tarea organizativa llevada a cabo por Damián Castro Videla en esa etapa primigenia. Eran épocas en que la edad nos permitía jugar los partidos, cuando nos tocaba a la mañana, con apenas una o dos horas
Algunos años más tarde —y obviando detalles para hacerla corta— hubo que incorporar el cochecito, elemento que o bien plegado en el techo de la lancha Capablanca, o a bordo del catamarán, nos acompañó durante varias temporadas consecutivas. El programa había sufrido una definitiva transformación y ahora era deportivo-familiar. Fueron épocas de las que recuerdo a Argentina, Xeneizes y más tarde Tirol (tenía un crack de quien no recuerdo el nombre), Milán y Tigre como animadores, además de Shampoo, Cacorba y varios de los históricos mencionados más arriba. El tiempo fue pasando como creo debe pasar, sin que me diera cuenta. Los sauces habían crecido tanto que algunas de sus copas invadían un costado de la cancha obligando a cobrar “fuera” cuando la pelota pegaba en las ramas. Cómo olvidar aquella soleada mañana, cuando apenas finalizado un partido en el cual mi labor había
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EL PICADITO sido pobre (siendo piadoso) llegó a mis oídos la frase demoledora de quien hasta ese momento había sido uno de mis tres fanáticos incondicionales: “Papá, estás arruinado”. No hay nada que hacer, los chicos también crecían... Ya costaba demasiado seguirle el tren a los más “jóvenes” y el temido descanso acechaba con frecuencia. Entonces, cuando el retiro parecía inexorable surgió la iniciativa de organizar un torneo para mayores de 30 años, quedando de ese modo garantizada la continuidad del rito semanal para toda una generación. Es así como hoy podemos ver —por ejemplo— a jugadores como el Dr. Vélez Funes, con sus cincuenta largos, cabeza erguida y pelota dominada, disfrutar del juego tanto o más que aquellos adolescentes que hacen sus primeras armas en la primera D. Desde el refugio del anonimato —comprendan que sería muy duro dar a conocer mi identidad después de lo que voy a confesar— debo decirles que aunque parezca mentira, en estos 25 años, con cerca de cincuenta campeonatos más varios torneos reducidos, nunca logré dar una vuelta olímpica.
No. No es la parada del 60 en el Náutico, aunque los colores induzcan a confusión. Es el fútbol, pasión de multitudes. Es la Realidad nuestra de cada fin de semana en la Punta Norte.
Me hubiera gustado —es cierto— y algunas veces estuvimos cerca, pero sólo debo conformarme con el premio consuelo de no haber sido expulsado nunca (gracias a Dios tampoco conocí la novedosa y excéntrica “azul”). En fin, algo es algo. El detonante que provocó esta imperiosa necesidad de escribirles sucedió hace unos días cuando lo que iba a ser un chequeo de rutina (aunque algo sospechaba), derivó en un ultimátum del médico. No más fútbol. Apenas comenzando a digerir la noticia trato de imaginar el menú de opciones para no abandonar la rutina isleña del fin de semana. Quizás me dedique al avistaje de aves autóctonas orientado por la cartelera correspondiente; o a la lectura, a la sombra del hijo del algarrobo histórico; o tal vez el uso intensivo del sector de parrillas... Sin embargo, de vez en cuando me voy a ir caminando como quien no quiere la cosa hasta las canchas y voy a esperar que la pelota salga para devolvérsela a quien venga a hacer el lateral, pero no le voy a pegar de cualquier manera, no... la voy a calzar de abajo dándole el efecto justo como para que describa un arco ascendente y llegue a la altura de su pecho cuando apenas comienza a caer... Al despedirme, imagino la letra de una conocida canción de Violeta Parra, pero con una variante: Gracias al fútbol del Náutico Que me ha dado tanto... Saludo a ustedes muy atentamente.
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Y el responsable de semejante amontonamiento saluda orgulloso a la prensa y se suma al contingente que cada fin de semana parte rumbo al festival de la gambeta, que espera allá, en la Isla B.
SILVIA BOLDT
El bridge también es un aprendizaje de vida Socia vitalicia del CNSI, inicialmente jugadora de golf y luego gran jugadora de bridge, en este deporte llegó a la categoría de Maestro, máximo galardón de un jugador. Comunicadora social de profesión —es licenciada en Diseño y Publicidad—, en su trayectoria como jugadora y dirigente cosechó numerosos títulos y honores, méritos que nos impulsaron a entrevistarla y compartir con nuestros lectores la charla que tuvimos con ella café de por medio.
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n nuestro primer intento de ubicarla, su hermana Graciela nos comentó que estaba jugando el Mundial de Bridge en Portugal. Cuando finalmente nos encontramos con Silvia, en primer lugar quisimos saber hacia dónde la llevaría su próxima “aventura”. —Con mi compañera, Gloria Iribarren, vamos a ir a jugar a Verona, Italia. —¿Cómo les fue en Portugal? —En el primer match les ganamos a las francesas que ganaron el mundial; segundo match, les ganamos a las canadienses; tercer match contra las alemanas, entramos terceras; y en el cuarto match nos topamos con las chinas… que nos mataron. —¿Quiénes integraron el equipo argentino de damas? —Eleonora Alegre, Florencia Herrera, Delia Acosta, Graciela Iribarren, Ana María Alonso y yo; el capitán fue Ben Reuter, esposo de Eleonora Alegre. El Mundial de Bridge se juega cada cuatro años; en el 2006 se disputará la Olimpiada en Verona, Italia, y además se jugará el Sudamericano en Cartagena, Colombia.
—¿Cómo es jugar con los niveles extranjeros? —Uno toma conciencia de qué tipo de entrenamiento necesita y qué tipo de bridge se está jugando. Actualmente el juego es muy competitivo y no te deja espacio en el remate. Un ejemplo:
¿Qué remato con una mano que tengo… ases, reyes, doblo, no doblo, marco controles, tengo apoyo al palo? No podés ir sin entrenarte —porque a 5 tréboles vos les doblás— se anotan 300 y vos tenés seis corazones. El entrenamiento que tienen afuera es muy superior al nuestro. Los equipos entrenan dos o tres años con la misma compañera: jugaste mal, no le gustó al capitán, estás out. Se autoeliminan cuando están jugando mal. Todas estas cosas se van aprendiendo. El argentino va un poco im-
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provisado. Los chinos, por ejemplo, que hace muy poco empezaron a competir, juegan bridge y nada más, entrenan diez horas por día! —Ciertamente, los orientales tienen un ejercicio de concentración muy internalizado… ¿en qué consiste tu entrenamiento? —Como equipo prácticamente nada, como pareja sí nos entrenamos. Yo entro en Internet, busco los sistemas de todos los países participantes, los bajo y los reparto a mis compañeras y así nos entrenamos. —¿Qué sistema usan? —El Green, vale decir que jugamos un sistema bastante natural. Después está el sistema Brown, mucho más artificial, que requiere que la jugadora entrene más para defenderse. Antes de cada campeonato se envían los sistemas; cada equipo estudia los de los competidores y los practica. —¿Qué es lo más importante en el juego? —El cálculo de probabilidades, planificación de la mano, cuenta matemática, la distribución de las cartas, los porcentajes de cómo están ubicadas las cartas, el carteo… Es práctica y práctica, llega un momento en el carteo que hay que parar, pensar en todo lo que salió para ver lo que vas a jugar, si lo pones en mano o en la mesa. Tener presencia en la mesa, manejar bien la psicología, adelantarte al remate de tu adversario, trabarlo de alguna manera... No hay nada mágico. Es fundamental estar bien con tu compañero, respetarlo. Un ejemplo: nos llamaron para entrenar con el equipo juvenil, cuando uno de ellos le hizo un comentario feo a su compañero, el capitán lo paró con un “¡En la mesa, mudo!”. Si cometés esa torpeza le das vuelo a la contra, y además, te ponés mal con tu pareja y ésta no rinde. Entonces, si cometemos un error, después nos tomamos un cafecito, comentamos la mano y vemos qué paso para no repetir el mismo error. No sirve no alentar a tu compañero, ganás más con “¡Vamos compa, ya pasó, en la otra mano recuperamos!”, o “¡Qué bien saliste!”. El gran mal del bridge es el individualismo. Tenemos que tomar conciencia de que es un juego de equipo. No abramos la boca, nada de muecas, tiremos la carta al mismo ritmo. —¿Qué es lo que más te gusta del bridge? —Te forma como persona, porque ante todo hay que ser correcto. Si se anota mal, decirlo, porque al dejarlo pasar, le estás sacando el premio a otro. Esto va para todos los deportes: la conducta y la ética, el buen comportamiento, el buen deportista, confraternizar… cuando viajamos es eso lo más importante. Por eso me gusta el olimpismo, es más importante la parte humana. —¿Estás en el Comité Olímpico Argentino? —Sí… y me encanta porque se premia lo que está faltando: la ética, el comportamiento. Últimamente se premió a un tenista que jugaba la Davis. La pelota picó mal, para él era mala aunque el juez dijo que era buena, y al recibir el premio dijo que le pertenecía al contrario porque él sabía que su pelota había sido mala. Otro premiado fue un navegante juvenil, que vio cómo otro navegante, en una virada, caía de su barco e hizo el salvataje. No ganó la regata a pesar de que estaba bien posicionado, pero sí recibió el Premio Olímpico por este hecho humanitario. No hay que dejar de lado esa corrección en el deporte, especialmente en el mundo en que vivimos, donde
En su trayectoria bridgística, Silvia Boldt ha desarrollado una intensa actividad, con numerosos premios entre los que se destacan varios campeonatos nacionales. En el plano internacional integra desde 1994 el equipo argentino de bridge, ubicándose siempre en los primeros puestos. Ha participado en los Campeonatos Sudamericanos, fue capitana e integrante del equipo que representó a nuestro país en el Festival Sudamericano en Brasil 2004 y en el Mundial de Portugal 2005. Como dirigente deportiva, integró el Consejo Directivo de la Asociación del Bridge Argentino — ABA—, primero como vocal y luego como tesorera. Presidió el Comité Organizador del LV Campeonato Sudamericano y es Consejera del Comité Olímpico Argentino.
los valores y la ética no se consideran, donde el deporte se profesionaliza y se hace de todo para ganar. —¿Cuánto hace que jugás bridge y quiénes fueron tus profesores? —Juego desde los 30 años. Antes era jugadora de golf y llegué a tener 16 de handicap. Mis profesores de bridge fueron Eduardo Velasco, en el Club de Ajedrez, y Eduardo Scanavino, que tiene una mente privilegiada y fue mi gran maestro. —¿Cómo llegaste a la categoría de Maestro? —La Asociación organiza unos 8 o 9 torneos en el año, cuando has ganado varios torneos te adjudican puntos, éstos se van sumando de acuerdo a tu actuación y cuando llegás a un determinado número de puntos, sos Maestro. Por otra parte hay clubes que ranquean, en realidad casi todos lo hacen; yo fui Maestro en el Recoleta antes que en la Asociación. En la Asociación hay una primera, 2, 3, 4… Superior, Maestro, y una segunda categoría que consiste en Segunda corazón, que es el primer escalón, y segunda pique que como el rango del palo es de rango superior. Ahora la Asociación quiere unificar los handicaps; de esta manera cada jugador obtendría su matrícula como en el golf: después de una pool se enviarían los resultados a la Asociación para ser ranqueados. Pienso que el éxito de esto dependerá de lo que cobre la Asociación por el handicap, y sería conveniente que fuese anual; oí decir que quieren cobrar por torneo y de este modo no lo veo muy viable. De todas formas, el tema está en estudio y creo que sería más positivo para todos los jugadores. —Para finalizar… ¿tus logros? —No hay “logros”, casi todos los jugadores que compiten en este nivel son buenos. Hoy ganás, mañana perdés, depende de si te aciertan en una salida, tenés menos posibilidades de defenderte… en realidad gana el que comete menos errores. Me gustaría recordar las palabras de Ana Del Carril, Presidenta de la Asociación, que hace cuatro años escribió: “Los bridgistas somos seres individualistas y esto trae serios problemas en las relaciones, que no condicen con nuestro deporte, que se practica de a dos y en equipo. Mejorar nuestra conducta es un trabajo difícil que rendirá sus frutos si lo hacemos con responsabilidad y un poco más de alegría. Como cuando empezamos… ¿se acuerdan?”.
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BRIDGE
El deporte de las cuatro estaciones El domingo 19 de marzo comenzó la temporada 2006 con la pool para socios, y el domingo 2 de abril la pool abierta, ambas dirigidas por el Profesor Gustavo Miquelez. La actividad se completa con pools amistosas los jueves por la tarde, los viernes por la noche y los domingos en que no hay competencias, también por la tarde.
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ara la difusión y progreso de este deporte es muy importante que los jugadores cuenten con información. Desde el 2004 venimos dedicando un espacio de nuestra revista a artículos de características sencillas, con la intención de refrescar algunas reglas y convenciones, sin olvidarnos del código de ética. Así, indagamos los orígenes del bridge y de ciertas convenciones que muchos creían que pertenecían al bridge “moderno” y datan de 1925; también estamos publicando las reglas del bridge duplicado e informando las actividades del bridge dentro del Club, y en esta edición sumamos una entrevista a una grande del bridge, nuestra consocia Silvia Boldt. La comunicación se enriquece cuando hay retroalimentación, y para eso hemos creado el Correo del Bridge <bridge@cnsi.org.ar>, donde todos los interesados podrán exponer sus ideas y sugerencias. Todos los mails serán leídos y contestados... mientras no superemos el millon!
También contamos con nuestro espacio en la página web del Club. Esperamos pues que todos los bridgistas vengan a jugar todos los jueves y domingos por la tarde, los viernes por la noche y dos veces en el mes a competir. ¡Los necesitamos! Este deporte tan apasionante, que podemos practicar durante las cuatro estaciones, cerró su temporada 2005 en el Náutico con la Copa Raúl Monsegur y el habitual cocktail de despedida. Pero el cambio de estación y el calorcito de Buenos Aires no fueron obstáculo para seguir jugando, y los viernes por la noche nos reunimos en concurridos amistosos. Durante el verano fue muy lindo encontrarnos en la pileta, luego en el vestuario, empilcharnos y terminar el día jugando al bridge, compartiendo con amigos y haciéndonos de nuevos entre los que se iban sumando cada viernes. Los viernes de bridge comenzaron con dos mesas “exclusivas”, que dieron lugar a la inserción —72—
del grupo mayoritario de jugadores de bridge, con los que actualmente llegamos a formar diez mesas. Esta situación fue democráticamente aceptada por el grupo iniciador, que ahora comparte con el resto de los jugadores un nuevo espacio en la agenda de esta actividad. Los jueves por la tarde se reúne un grupo de bridgistas y jugadores de rummy y burako, y los domingos que no hay pool se forman tres mesas de amigos que juegan desde hace varios años. Los fines de semana, a primera hora de la tarde se van reuniendo y armando mesas varios jugadores, además de los que se acercan a mirar y a aprender, que constituyen nuestro “semillero”. Todas estas actividades han creado una mayor unión entre los bridgistas del Náutico. La temporada se inició el 19 de marzo con la pool exclusiva para socios, dirigida por Gustavo Miquelez. Se entregaron premios scratch y handicap, y las parejas ganadoras se llevaron unos
lindísimos relojes-pulsera. El matrimonio Ulens se adjudicó el primer puesto scratch, y Ana María Ketelhohn e Isabel Isnard el segundo; la pareja ganadora en handicap fue el matrimonio Dolega. Para este año se presentan varias novedades. La Asociación del Bridge Argentino —ABA—, que auspicia y promociona desde hace tiempo la Copa Club Náutico San Isidro, a partir de este año auspiciará también nuestra Copa Raúl Monsegur, adjudicando puntos a los participantes federados. También tendremos charlas sobre bridge con miembros de la ABA, y a propósito de esto, por este medio queremos agradecer a esa institución y a nuestra consocia Silvia Boldt por su colaboración. Convocamos a nuestros socios jugadores a unirse a este esfuerzo para revitalizar los colores del Náutico en el ámbito del bridge competitivo y podamos participar en grandes torneos. Los fines de semana siempre hay gente dispuesta a armar mesa, hay que acercarse y, como dice Silvia Boldt, “jugar y jugar... empezando con grupos que quieran mejorar y entrenar”. Jugar y jugar... y seguir jugando, ése es el secreto para crecer y aprender a través del bridge.
SUGIERA PARTICIPE INFÓRMESE PROPONGA <bridge@cnsi.org.ar>
¿Qué es jugar? POR
LUCHO KONSTANTINOWSKY
Jugar debería sernos natural. De niños lo hacíamos instintivamente, no precisábamos un curso para aprender a divertirnos; en cambio, para el adulto, qué hacer se convierte en una pregunta angustiosa cuando deja sus ocupaciones habituales. Este tiempo libre, que Ortega y Gasset pediría que se usara en el ocio creador, para el adulto supone un gran esfuerzo conseguirlo. Tanto esfuerzo se gasta en la competencia material, que al llegar el tiempo libre parece que el agotamiento hace presa del individuo, y un descanso totalmente pasivo parece ser, al principio, lo más atrayente. Pero esta alternativa se agota rápidamente, porque descansar supone actuar en algo distinto de lo rutinario y cotidiano. El ya citado Ortega y Gasset, uno de los filósofos más importantes del mundo moderno, decía, en “La Caza y los Toros”, que un marinero nunca es importante en el barco, porque allí lo que tiene que cumplir es una función. Si es descuidado, terminará haciendo zozobrar la nave, pereciendo él con ella. En el mundo del navío, siempre podrá ser reemplazado por otro marinero. El marinero cuenta como individuo único e insustituible en el puerto, porque ahí hace lo que quiere, está libre, y puede desarrollar su personalidad. Esto no es tan intrascendente como puede parecer a simple vista; precisamente, han sido las actividades “de portus”, de donde se deriva el deporte, una actividad importante del ser humano en todas las civilizaciones. Visto así, jugar es algo serio. Supone usar el tiempo que no se enajena para la propia diversión, y con plena libertad. Es un tiempo muy valioso, fue ganado con mucho esfuerzo, y no debe desperdiciarse. Hacerlo, sería menospreciar el esfuerzo que costó lograrlo. Jugar implica volver a ser niño, dejar el mundo del prestigio y de la retribución, para realizar una actividad cuya gratificación está en ella misma. Cuando el adulto juega sin la debida evaluación de sus motivaciones, distorsiona la actividad, comienza a hacer del resultado una fuente de prestigio, deja de jugar como un niño y vuelve a ser un adulto que no sabe descansar. Una de las grandes contribuciones del bridge es el ayudar a gozar el simple hecho de jugar, a compartir con otra gente una actividad. Está muy divulgado y recomendado el ejercicio físico, la gimnasia aeróbica, el caminar, el jogging, etc. Son ya parte de la vida cotidiana. Para todos es claro que no se descansa físicamente simplemente reposando, que el exigir al músculo una actividad es sano y positivo. En el plano mental, el bridge cumple las mismas funciones que los aeróbicos. Descanso porque salgo de mis actividades habituales: hago un esfuerzo intelectual que, lejos de cansarme, me hace sentir más relajado y más alerta. Y cuando afirmamos que es un ejercicio intelectual, no estamos haciendo una simple frase, procuramos señalar lo que el bridge puede hacer en favor de su memoria y su concentración. —73—
22 DE MARZO – DÍA MUNDIAL DEL AGUA 2005-2015 – DÉCADA DEL AGUA DECLARADOS POR LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
22 DE ABRIL – DÍA DE LA TIERRA
Responsabilidad
L
a Tierra es el planeta donde hemos nacido y donde vivimos. Es un algo mayor, generoso, que nos brinda lo esencial para ello: aire, agua, alimentos. Pero también nos da regocijo en la belleza de ríos y lagos, de árboles y flores, montañas y desiertos. Ciertamente la Tierra es un don mayor para todos. Nosotros, nuestras casas, nuestras familias y nuestro Náutico estamos también sobre ella; la disfrutamos los fines de semana y todos los días; usamos el río, la isla, sus canchas de golf y de tenis y tenemos la ventaja de un aire limpio que renueva pulmones y velas en los márgenes de nuestro paisaje urbano. Gracias entonces, Señora Tierra, por todo esto que nos da. ¿Pero estamos nosotros dando lo que ella necesita y cada vez más?
Acá comienza a tomar mucho sentido una palabra importante: responsabilidad, del latín respondere. Y eso es precisamente lo que todos necesitamos asumir o renovar todos los días, la responsabilidad de “responder” a lo que se nos da. Cuando el río tiene alguna pronunciada bajante, el fondo de nuestros canales y costas nos muestra botellas, plásticos y cantidad de cosas que sólo pudieron llegar allí porque alguien las arrojó; vemos a veces manchas de combustible en el agua o algún papel que no fue arrojado a las muchos cestos que tenemos en el Club; contaminamos nuestro aire con el escape dañado de un motor de auto o de barco y así, poco a poco, vamos deteriorando irremisiblemente el regalo de la Tierra. Seamos serenamente conscientes de nuestra responsabilidad en todo momento: repongamos el fairway que quizás dañamos en un golpe fallido jugando al golf; juntemos en una bolsa todos los desechos de nuestras excursiones náuticas y dispongamos luego adecuadamente de ellas; enseñemos a nuestros hijos y nietos “a guardar, a guardar cada cosa en su lugar”… y que el lugar de los residuos son los canastos y no el suelo ni el río; cuidemos césped y flores, ramas y árboles. Y por supuesto, no arrojemos combustibles ni aceite al río —a nuestro río, de la misma manera que no lo haríamos en nuestra casa—, porque matan a los peces y al futuro de todos. En síntesis, la Señora Tierra, nuestra casa grande y mayor, nos pide responsabilidad. Recordemos el origen de la palabra y el desafío que encierra: el poder y saber responder a lo que se nos da. De este modo, evitaremos que la poca práctica de la responsabilidad se asocie a un responso para nuestra casa, la Tierra.
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<www.cnsi.org.ar> INVITACIÓN ESPECIAL A LA COMUNICACIÓN INTEGRAL
C
on un “¡Vamos al Club!”, frase habitual y de uso permanente en nuestros hogares, porque consideramos al Náutico como continuación de ellos, a mediados de febrero nos reencontramos con nuestros consocios a través del boletín semanal, convocándolos a considerar las beneficios y posibilidades de la “vida de club”. En esta oportunidad la invitación especial apunta a que visiten la página web —que al cierre de este número estaba registrando 120000 visitas—, para anticipar y organizar su recorrido y así programar nuestra “vida de club” y aprovechar al máximo el tiempo que permanezcamos en su ámbito. El objetivo es que esta página doméstica, nuestra, destinada a cubrir nuestras necesidades, sea el medio para comunicarnos entre nosotros y con las actividades del Náutico desde cualquier lugar del mundo.
De la portada —el acceso virtual a nuestro Club—, pasamos a la ventana principal donde se abren cinco direcciones posibles: La Institución, Actividades Deportivas, Actividades Sociales, Servicios y Contáctenos. En La Institución encontramos desde la ubicación geográfica de nuestra sede social hasta el Estatuto, pasando por las autoridades, la descripción de nuestras instalaciones y una síntesis de la historia del Club. Actividades Deportivas nos ofrece todos los deportes y las novedades relacionadas con su práctica dentro del Club, y en cada uno, toda la actividad interna y los links a sitios de interés para esa disciplina. Cada sector tiene además su Galería de fotos con imágenes de las actividades desarrolladas, que se va enriqueciendo a medida que nos llega material. Actividades Sociales nos permite asomarnos a las distintas expresiones culturales y sociales que tienen su lugar en el Náutico, a través de la labor que desarrollan las subcomisiones de Cultura, Biblioteca, Fiestas y Reuniones sociales y Prensa. Lo mismo que en los sectores de deportes, cada una de estas ventanas constituye un espacio de información interna y ofrece links a diversos sitios externos, algunos muy conocidos y otros no tanto, pero todos de indudable interés. —77—
En Servicios hallaremos todo aquello que el socio necesita saber con relación a su Club —horarios, normas, transporte, etc.— , y links de interés general, desde la guía telefónica y mapas, hasta medios de información, etc. En la ventana principal aparece a la izquierda la Galería General de fotos, que ilustra en términos generales nuestra “vida de club”, y en la columna de la derecha los buscadores y las páginas metereológicas, para organizar nuestro tiempo de esparcimiento tanto en tierra como en el agua. Además de todo lo indicado precedentemente, también el boletín semanal llega a la página cada viernes en formato digital, anticipando el impreso que se entrega al ingresar a la sede social. Asimismo, y también en formato digital, pueden ser consultadas las últimas ediciones de la revista. El propósito de todo esto es lograr una mejor comunicación con nuestros socios. A ellos pues los invitamos a ingresar a <www.cnsi.org.ar> y recorrer su espacio virtual para aprovechar más y mejor el espacio físico del Náutico.
Prueba de Convivencia La historia del Náutico, igual que la de cualquier otro grupo social, es el resultado de la convivencia de sus integrantes. Si la convivencia es armónica, la historia continuará en el tiempo y el grupo evolucionará a partir de los objetivos que le dieron origen y según los que vayan surgiendo de esa misma evolución.
L
a armonía no es un estado fijo e inamovible, sino una situación de equilibrio que para sostenerse en el tiempo requiere del respeto por parte de las fuerzas concurrentes hacia las leyes y normas dictadas con ese propósito. Esas leyes, normas y reglas son las ecuaciones elaboradas a través del tiempo para obtener determinados resultados o, más bien, objetivos. Esos resultados u objetivos no cambian, aunque sí pueden variar los términos de las ecuaciones. Por eso de tanto en tanto se modifica el estatuto, se actualizan las reglamentaciones de los distintos deportes y sectores… y en estas páginas recordamos una y otra vez esas “ecuaciones”, porque queremos seguir obteniendo los resultados correctos, los mismos que nos permitieron cumplir 96 años de vida y nos están acercando al centenario. La sociedad en general tiene leyes cuyo cumplimiento se dificulta porque no todos están íntimamente convencidos de que así debe ser. Y aunque hay sanciones para los incumplidores, también hay quien cree poder “zafar” de ellas. Pero el Náutico, nuestro Club, es un lugar privado al que sólo pueden entrar quienes tienen derecho a hacerlo, vale decir sus socios. Y los socios son aceptados como tales en tanto se comprometan a cumplir las normas internas, que nunca serán menos estrictas que las leyes que gobiernan nuestro país y, en términos generales, las del planeta. Este compromiso es lo que nos permite compartir espacios que de otro modo serían campos de batalla. Asumir este compromiso significa adoptar naturalmente una actitud de respeto, en cuya reciprocidad reside el éxito. Insistimos, la convivencia no es un estado paradisíaco que se compra a tanto el kilo. Es el resultado de la inte-
racción de los individuos en un espacio determinado, cuando cada uno de ellos tiene en claro que deberes y derechos están para ser cumplidos y respetados por todos, sin excepción. El Náutico es la prueba concreta de que la convivencia es posible. Con la despedida del verano y el comienzo de todas las actividades que nos traen y atraen al Náutico hasta que llegue el próximo, nuestra “vida de club” se embarca en otras rutinas cuyas reglas conviene recordar: — Presentar el carnet social para entrar al Club y para realizar cualquier actividad o gestión en su ámbito. — Respetar las indicaciones de tránsito, especialmente las que se refieren a velocidad máxima —20 km/h— y vías de circulación. — Respetar las indicaciones para el estacionamiento de vehículos, tanto en lo que se refiere a la forma de estacionar, como a los lugares habilitados para hacerlo y las prioridades para discapacitados. — Colaborar en el mantenimiento del orden y la limpieza del Club, arrojando envases, papeles y desperdicios únicamente en los canastos destinados a tal propósito —que son muy numerosos—. — Nunca, bajo ningún concepto, arrojar basura al río, cuya única defensa contra esta actitud desaprensiva es devolver a la orilla los desperdicios más groseros… y enfermarse con los que no puede separar de sus aguas. El cumplimiento de estas normas básicas —de las que se derivan otras puntuales que también deben ser cumplidas— es la llave que abre las puertas del futuro, como acción y como ejemplo. Un futuro que ninguno de nosotros, los socios del Náutico, puede imaginar sin el Náutico.
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CARTA DEL PRESIDENTE EDITORIAL
2
Trescientos años de San Isidro
3
Noventa y seis años del Náutico INSTITUCIONAL
Año XXXVIII – Nº 247 Abril 2006 Publicación bimestral del Club Náutico San Isidro
Sede Social y Administración Av. Mitre 1999 - B1643DIG San Isidro Tel.: 4732-0600 Telefax: 4732-0660/0606/0407 http://www.cnsi.org.ar club@cnsi.org.ar Subcomisión de Prensa y Difusión Alfredo D. López Zanelli Martha B. Magnani Elizabeth V. Ryan Patricia Masjuan Javier Fernández Beyró Andrés Milanowski Horacio G. Diez
4
La regata del V centenario
6
NautiColón 1992
8
La hazaña del Náutico en 1992
14
Una experiencia única
16
Los barcos escuela en la Gran Regata Colón 92 YACHTING
20
Regata en Dobles - Siempre el Náutico
26
Soling - La Clase
29
Clase Soling - Campeonato de Verano
31
Clase Soling - Copa CNSI
32
Clase Optimist - Lo que nos dejó el 2005
34
Clase Optimist - Arrancó el 2006
37
Clase 2.4mR - Campeonato Brasilero para Matu SOLLADO
38
Diccionario Náutico, de Gerardo Cantenys
39
Solito y Solo - El movilero Náutico - Fichines - Viento Pampero GOLF
40
Campos de Golf - En busca de la cancha de golf perfecta, por James H. Baird Selecc. del Ing. Agr. Ricardo de Udaeta
48
Un poco de historia - El golf del Náutico - Ignacio A. Ramos HOYO 19
51
Verano... y Bienvenida - Gran Premio CNSI
52
Seis siglos de historia golfística, Contin. - Nomenclatura Razones son razones
54 Reg. Prop. Int. Nº 1.381.008 Las ideas y opiniones expresadas en las notas son responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente el pensamiento del Club Náutico San Isidro, quien deslinda cualquier responsabilidad en ese sentido
Secretaria de Redacción Josefa La Porta
TENIS 56
El volley nos hace familia NATACIÓN
Manuel Fernando García Diez
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Coordinación, Diseño y Diagramación JLP - 4700-8285 - 15-6003-4821 <jlaporta @fibertel.com.ar>
XXII Campeonato Internacional de Tenis Senior - Ecos VOLLEY
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Los Ganzábal cuentan su historia- De la porcelana al polvo de ladrillo TABLITA 1
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Foto de Tapa
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Modalidaes de juego
Espacio para crecer SQUASH
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La remodelación de las canchas - Tres puntos para tener en cuenta FÚTBOL
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Irremediable, el tiempo BRIDGE
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Silvia Boldt - El brodge también es un aprendizaje de vida
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El deporte de las cuatro estaciones - ¿Qué es jugar? ECOLOGÍA
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Responsabilidad
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<www.cnsi.org.ar>
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Prueba de convivencia
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