La evaluación en formatos no presenciales Ana María Teresa Lucca
La evaluación es un momento clave dentro del proceso de enseñanza y de aprendizaje, en tanto modela mucho de nuestro quehacer docente, define el desempeño de nuestros alumnos, y se convierte pues en una instancia constante, sistemática y continuada de tomas de decisiones por ambas partes. La evaluación es un medio para aprender, ya no cuenta la concepción de considerarla como una mera instancia sumativa. Claramente esta caracterización de la evaluación es independiente de la modalidad en la que se enmarque, y en el contexto de la evaluación en Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) debemos además mencionar múltiples variables.
García Aretio (2008) propone respuestas a los siguientes interrogantes:
¿Qué deberíamos evaluar? Conocimientos, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y valoración de principios, hechos y leyes Destrezas y habilidades, procedimientos y normas técnicas Actitudes, valores y normas, personales y sociales ¿Quién debe evaluar? Un equipo interdisciplinario, que afrontará distintas instancias del desarrollo del curso.
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¿Cuándo debe evaluarse? Evaluación inicial o diagnóstica: al comienzo del curso Evaluación del proceso o continua: realimentación constante/evaluación formativa Evaluación final: consecuencia lógica de la anterior. ¿Qué podemos evaluar? Evaluación sumativa – Evaluación formativa Tipos de evaluación
Evaluación cuantitativa – Evaluación cualitativa Evaluación normativa – Evaluación criterial – Evaluación personalizada Autoevaluación – Heteroevaluación Evaluación presencial
Ubicación tempoespacial de las pruebas
Evaluación a distancia Evaluación mixta
Al respecto, el autor enumera los siguientes elementos como propiciados por una evaluación con las características citadas: •
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Clarificar y ajustar objetivos y contenidos: es preciso contar con una idea acabada de qué evaluar, para qué, a fin de establecer objetivos y contenidos que planteen desafíos interesantes a nuestros estudiantes pero que a la vez no sean un obstáculo que sea imposible vencer, lo cual se convertiría en un medio de desmotivación para el estudiante. Diagnosticar situaciones: lo que permitirá adecuar el proceso de enseñanza a las posibilidades y limitaciones del grupo. Mantener constantes los niveles académicos: el docente debe cerciorarse sobre el rendimiento de sus estudiantes a fin de prever desvíos de los itinerarios formativos establecidos. Seleccionar y adecuar los conocimientos a las necesidades sociales: sabemos que la evaluación está impregnada de un contexto social que espera ciertas competencias y conocimientos de los diplomados del nivel superior en función de su futuro accionar profesional. Motivar pautas de actuación de estudiantes y profesores: un buen diseño de evaluación establece para el estudiante pautas de qué, cómo y cuándo estudiar, y para el docente respecto de qué y cómo enseñar, con el objetivo de transitar airosos el proceso de enseñanza y de aprendizaje. Predecir resultados: es importante que la evaluación permita prevenir y pronosticar todas las dificultades del proceso de aprendizaje a fin de generar estrategias que permitan subsanar inconvenientes que si se dejan para una etapa de recuperación seguramente no tendrán la misma significación. Orientar a los estudiantes: es preciso establecer mecanismos para estar alertas ante cualquier tipo de fallo, laguna o limitación de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Propiciar la investigación: toda la información recabada permite establecer análisis de métodos y estrategias, cursos, grupos de alumnos, diseños, recursos, etc.
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Fundamentar la innovación: unido al elemento anterior permite probar la eficacia de nuevos métodos y/o estrategias didácticas que permitan mejorar y reestructurar la acción formativa. Proporcionar información más allá del docente: para que otros agentes educativos puedan generar acciones de mejora. Informar y orientar al estudiante: el alumno tiene el papel central del proceso de enseñanza-aprendizaje y por ende debe ser consciente de sus deficiencias y progresos a fin de actuar en consecuencia.
En el entorno virtual adquiere relevancia sustancial la retroalimentación, a fin de que los estudiantes cuenten en forma lo más inmediata posible con la seguridad de estar avanzando en forma significativa y eficiente en sus aprendizajes, o de lo contrario accionar en la toma de decisiones que permitan encausarse nuevamente en el proceso. La retroalimentación orienta, acomoda, adapta, mejora, corrige y ubica al estudiante frente a su aprendizaje, aspectos todos pertinentes dada la autonomía que la modalidad exige al alumno. La evaluación en modalidad no presencial debe además luchar con los prejuicios aún vigentes respecto de la calidad de la educación en entornos virtuales, de modo que debe establecer mecanismos que permitan mostrar que efectivamente la formación alcanzada en esta modalidad es tan buena o hasta mejor que la desarrollada en cursos presenciales. Sin embargo, quienes hemos transitado por esta modalidad sabemos que en la mayoría de los casos la evaluación toma el papel central del proceso de aprendizaje convirtiéndose en una actividad continua y significativa. En la actualidad, no cabe lugar a dudas respecto de las posibilidades que las Tecnologías de la Información y la Comunicación brindan en el diseño y desarrollo de procesos de evaluación en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Lipsman (2008) sostiene la existencia de cinco enfoques en cuanto al uso de las TIC en evaluación: •
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Enfoque a partir del cual la evaluación es administrada por la tecnología y dónde el acento está puesto en la eficiencia: en cuyo caso las TIC son vistas en términos de su función administrativa. Ejemplos dentro de este enfoque puede ser el diseño y desarrollo de evaluaciones en línea del tipo “múltiple choices” o cualquier otro instrumento que implique una única respuesta que puede ser calificada en forma automatizada por el sistema, lo que permite evaluar gran cantidad de estudiantes al mismo tiempo. Enfoque de evaluación con tecnología de tipo objetivo derivado de supuestos y creencias en relación con el aprendizaje: basado en la concepción de que cualquier logro de aprendizaje puede ser evaluado mediante un instrumento que exija una única respuesta correcta. Nuevamente podríamos citar como ejemplo las pruebas de “múltiple choices” o cualquier otro tipo de prueba de base estructurada. Enfoque en el cual la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes se constituye como fuente para diseñar la clase: en este caso el docente aprovecha la construcción de respuestas originales por parte de los estudiantes a problemas complejos presentados para encausar el proceso de enseñanza. Este tipo de trabajo podría implementarse por ejemplo mediante pruebas escritas de base no estructurada. Enfoque que plantea de manera diferente lo público y lo privado en la evaluación de aprendizajes mediada por la tecnología: basado en la concepción de que la colaboración entre pares resulta una opción saludable para la construcción del conocimiento. Podría enmarcarse en el uso de wikis, donde varios alumnos construyen en forma colaborativa el conocimiento, o bien a través de foros de discusión en los cuales se analizan documentos ya elaborados por los alumnos.
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Enfoque donde se usa la tecnología para transparentar los procesos cognitivos de los estudiantes: este enfoque se basa en el hecho de que las TIC’s ofrecen “a) la posibilidad de generar una diversidad de opciones instrumentales; b) la conservación del registro de las intervenciones y respuestas de los estudiantes; y c) la oportunidad de promover espacios de intercambio y comunicación entre docente y estudiante. Al respecto, el uso de los recursos de la plataforma moodle, los e-portafolios o la elaboración colaborativa de documentos en, por ejemplo, GoogleDocs, son claros ejemplos del potencial que brindan las tecnologías para transparentar los procesos de aprendizaje.
Todas estas herramientas de la Web 2.0 posibilitan acceder con total facilidad a la forma de construcción del conocimiento de los estudiantes, y analizar las estrategias que los mismos ponen en juego al momento de transitar su proceso de aprendizaje. Dada la relevancia que adquiere la evaluación en este contexto, Morgan y O’Reilly (1999) sugieren tener en cuenta al momento del diseño en línea los siguientes requisitos: Clara fundamentación y enfoque pedagógico Todos los valores, propósitos, criterios y estándares explícitos Evaluaciones relacionando la vida de los estudiantes – Fuente de motivación Grado de dificultad accesible Devolución de las evaluaciones formativa en tiempo Contextos y conocimientos
Fuentes consultadas: • •
García Aretio, Lorenzo (2008) “Evaluación en formatos no presenciales” Editorial BENED. Enero de 2008. Tessio, Noemí; Bryndum, Sonia (2010). “Evaluación de los aprendizajes y de la enseñanza.” Universidad Virtual de Quilmes.
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