Una lección de arquitectura

Page 1

Una lección de arquitectura Cristhian David Sainea, Diego Cardona Mahecha.

En una estrecha calle entre casas coloniales, aparece un gran volumen cerrado sin apoyos en el suelo. Una arquitectura diferente: la cubierta plana genera una geometría prismática con un delgado borde de color oscuro que remata la volumetría, la ventana larga, horizontal y profunda con delgados elementos verticales que dejan ver el canto de los muros que la enmarcan. Debajo del voladizo un espacio penumbroso que se reduce a medida que se va caminando por la calle inclinada. Aquí, una ventana de piso a techo que muestra la actividad en el interior, después cuatro escalones en mármol que llevan a un descanso plano que sirve como antesala a la puerta de vidrio más ancha que alta. Por esta puerta se pasa de un espacio público - con una proporción cercana a la escala humana - a un recibidor que da la sensación

de una escala más alta. Un muro cóncavo, igual de blanco al techo que es rugoso, con un relieve que evoca a la música, recibe y dirige la circulación hacia unas escaleras. El piso hecho de losas de mármol negro genera una superficie continua que contrasta con los demás elementos. De este recibidor se pasa a las dos escaleras. La principal, es a dos tramos rectos, continúa con el piso en mármol negro, con las paredes y el techo blanco. En el primer descanso, es un espacio de doble altura completamente iluminado por una gran ventana que enmarca cuatro ventanas de la casa de enfrente, la cual hace que se multiplique la percepción de amplitud y altura de este espacio. Del techo cuelga un candelabro ostentoso en cristal. El segundo tramo conecta este descanso con un vestíbulo. Por otra parte, en el recibidor hay un espacio


penumbroso, donde se encuentra una escalera de caracol dilatada del cilindro blanco que la contiene. En el piso se mantiene el mármol negro y las barandas, que son de madera se curvan a medida que sube la escalera. La baranda del centro, es una cinta curva y continua sostenida por listones verticales del mismo material, que aparecen cada dos escalones generando un vacío circular, que fugan el vacío hacia una claraboya también circular que aparece en el cielo raso tres niveles más arriba. Esta claraboya es la única entrada de luz vertical, esta se filtra entre las dilataciones de la escalera generando un juego de luces y sombras con los elementos que sostienen las barandas de la escalera. En el segundo nivel de esta escalera se encuentra una puerta corrediza de madera pintada de blanco y con marco color café, que en las pocas ocasiones en las que está abierta lleva al mismo vestíbulo que lleva la escalera de dos tramos.

sentirse perdido en el espacio; de paredes y techo blanco con una textura rugosa que asemeja al concreto abusardado. El piso está cubierto por una alfombra roja que visualmente se percibe como liviana y suave, pero que al tacto se siente dura y rugosa; es un elemento que claramente muestra el paso del tiempo, el desgaste y el uso. Aquí, se encuentra la ventana larga y horizontal que caracteriza a la fachada, empotrada en una pared que tiene un antepecho en el mismo mármol negro que ya se ha visto en anteriores espacios. Sobre este antepecho, reposa el marco de madera de la ventana con delgados elementos verticales que marcan diferentes ritmos. Los primeros son de madera y cubren la altura de la ventana, sirven para sostener los vidrios; fuera de la ventana unos corta soles verticales con poco espacio entre ellos, que también cubren la altura de la ventana o la mitad de la misma de manera intercalada, limitando la entrada de luz sobre el poco mobiliario que hay en el espacio: unos sillones de cuero negro y unas mesas ovaladas que se apoyan en una delgada pata circular en el centro. Al fondo, una pared que no llega a la fachada - que permite la continuidad de la ventana horizontal hacia un bar -, tiene una puerta corrediza igual a la que se encuentra cuando se ingresa al vestíbulo desde la escalera de caracol. Detrás de ella una sala oscura en donde se encuentran dos pianos.

El vestíbulo, al que se llega desde las dos escaleras, es un espacio más ancho que alto que se percibe como un aula extensa con poco mobiliario, con la altura suficiente para no 2

Un espacio que da la sensación de estreches debido a las paredes de madera y la alfombra roja que viene continúa desde el vestíbulo. Esta sala distribuye a tres espacios más. El primero es un


bar, al cual se ingresa por una puerta corrediza

En el vestíbulo, la pared opuesta a la ventana

igual a las anteriores; que a su vez es conexo con el

horizontal se curva como si se rasgara un papel de

vestíbulo; aquí una barra con sillas circulares

ángulos rectos, generando un corredor el cual va

sostenidas sobre un delgado cilindro de acero, una

reduciendo sus dimensiones a medida que se

sala en cuero negro con una mesa de centro ovala-

avanza a través de él: los muros se acercan, el piso

da. En el segundo, al que se accede por una puerta

se eleva, y entonces, el techo cambia su materiali-

de vidrio - que permite la entrada de luz a la sala

dad del pañete que parece concreto abusardado,

de los pianos - se ve una terraza con una vidriera

por una serie de listones de madera con una tenue

que viene de un nivel inferior y sube continua-

luz amarilla artificial en el borde. En el corredor

mente hasta uno más arriba, se sostiene por unos

aparece una gran puerta abatible de doble hoja

elementos triangulados en acero y se relaciona

blanca con bordes cafés, al pasarla, el corredor se

con un espacio interior de tres alturas en donde

vuelve un túnel oscuro, que sirve para adaptar los

todas sus paredes son de la misma materialidad de

ojos al cambio de intensidad en la luz, que en este

la fachada del edificio; el piso sigue con la conti-

es la suficiente para no tropezar y generar una

nuidad de la alfombra roja, pero con un borde en

transición entre los cambios de espacialidad. La

mármol de color claro. El recorrido se interrumpe

alfombra roja siempre continua, las paredes blan-

por un muro de material más liviano que rompe

cas con textura que se van inclinando, guían el

con la armonía del espacio dejando el rastro de lo

recorrido hacia una concentración de luz que se ve

que fue otro acceso y hoy es el lugar en donde se

al final. A medida que se avanza, van apareciendo

descubre un busto Beethoven.

filas de sillas en cuero negro organizadas, como en

Al tercer espacio, se ingresa por una puerta abati-

un auditorio.

ble de doble hoja en madera de color blanco y carpintería color café, se accede a un corredor con piso en mármol negro y paredes y techos blancos lisos. Al lado izquierdo, aparece una escalera a doble tramo que lleva al recibidor o al tercer nivel. De frente, aparece un muro curvo que prolonga el corredor y que lleva a los camerinos; a la derecha bajan tres escalones frente a una cortina negra y pesada que cae del techo dentro de un espacio penumbroso. Al correrla muestra una puerta abatible de una hoja en madera, que al abrirla

Foto tomada de: http://tectonicablog.com/wp-content/uploads/2014/02/Ba ch_5829.jpg

lleva a un escenario en un gran espacio iluminado

Al final del corredor se abre un espacio amplio y

artificialmente.

alto que emociona a primera vista, recordando a un templo, al Panteón de Agripa. El espacio es

En el vestíbulo, la pared opuesta a la ventana

recogido y con planta ovoide; la iluminación natu-

horizontal se curva como si se rasgara un papel de

ral es reemplazada por la artificial y a diferencia de

ángulos rectos, generando un corredor el cual va

los otros espacios, ya no cae sobre el plano del

3


Al final del corredor se abre un espacio amplio y alto que emociona a primera vista, recordando a un templo, al Panteón de Agripa. El espacio es recogido y con planta ovoide; la iluminación natural es reemplazada por la artificial y a diferencia de los otros espacios, ya no cae sobre el plano del suelo, sino que sube puntualmente por los elementos de madera del cielo raso, se desvanece uniformemente e ilumina de manera tenue todo el auditorio. Los muros están inclinados abriéndose hacia el cielo raso de la misma manera que en el corredor. En la junta con el piso hay un retroceso pintado de negro, generando una sombra que da la sensación de que las superficies blancas flotan. El piso, que sigue siendo ese plano continúo en alfombra roja desde el vestíbulo, se inclina y desciende hacia el escenario. Este último es una sección de la forma ovalada con la dimensión suficiente para albergar conciertos de música de cámara, elevado sobre el plano del suelo, retranqueado, generando la misma ilusión de los muros blancos; se diferencia por de la misma madera del cielo raso, que a su vez recubre la pared que lo bordea y las dos escaleras por las que se accede a él. En la pared de madera hay dos puertas, la primera sirve de bodega de instrumentos y la segunda es el acceso desde los camerinos antes

naria alumbrando hacia arriba, se pone un color más fuerte que los demás. El foco del cielo raso – su punto más alto – es un vacío aparentemente circular formado por la disposición de los listones, estos parecieran desaparecer en este vacío en donde aparecen luminarias que mejoran la iluminación del escenario. Este foco está inclinado de tal forma que la mirada se dirija al escenario, y a su vez persigue al visitante cuando recorre el espacio, como lo hace la luna llena en una noche despejada. En el cielo raso hacia el escenario se abre un espacio penumbroso en el cual se camufla el órgano, sus tubos están alineados con los listones de madera, e inclinados hacia el foco del mismo. Para salir de este espacio se camina por el mismo corredor de ingreso, donde reaparece el túnel, esta vez agrandando la escala, con una luz intensa en el fondo que no permite entender muy bien el espacio al que lleva, el muro de la izquierda se abre dos veces para dar acceso a áreas de servicio, que no se advertían al ingresar en el recinto. Al aproximarse al vestíbulo, en la ventana horizontal, aparecen esas casas coloniales por las cuales comenzó el recorrido

descritos. En este lugar, sobre todo en el espacio iluminado

El elemento más importante de este espacio es el cielo raso, conformado por la disposición de elementos lineales en madera que crean una composición curva, que se fuga a círculos cada vez más pequeños, con ritmos sincopados por la disposición de los listones diferentes a medida que el cielo raso se vuelve más alto. Las luminarias están puestas cada cuatro listones, sobre el listón que se coloca la lumi-

4

con luz artificial, que ha sido descrito como un auditorio, parece que siempre hay música en el ambiente, así no haya ninguna persona que esté tocando en el escenario. Tanto la alfombra roja que demuestra el paso del tiempo, que permite ver las marcas de los que alguna vez pasaron por el espacio, como los muebles en cuero negro que huelen a añejo, incluso las paredes blancas tenuemente iluminadas y el escenario en madera con


colores parecidos a los de un violín, terminan

abre nuevos caminos para aprender y aprehender

siendo una combinación armónica que, junto con

para potencializar sus ideas, es una persona culta

un cielo raso rítmico de listones, exalta los senti-

que identifica en la historia y en su historia

dos y no deja ninguna otra alternativa que dejarse

elementos progresivos que generan identidad a

emocionar por el espacio y escuchar el concierto

partir de voluntades estéticas conformando una

de música que esté programado ese día, o la

arquitectura que llega a todos los sentidos.

música que la arquitectura evoca en los recuerdos. Así, la Sala de Conciertos es una obra de arte que se comunica con la música para exaltarse una a la otra, como si fuera un diálogo continuo en el que cada una va cediendo su excelencia para lograr una composición magnífica. Donde es mejor evitar dualidades innecesarias sobre cual es más importante, ya que las dos coexisten y solo juntas logran la experiencia sensorial que causa estar en el espacio. Sin embargo, no todo tiene que ver con la música, la arquitectura también actúa sola, como el Teatro o la Ópera, va desarrollando una La Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango es una obra excepcional de la Arquitectura Moderna bogotana, una composición que parte del comprender los elementos técnicos para llevarlos a una arquitectura con valores estéticos, que logran conmover a quien experimenta sus usos. En este edificio Germán Samper dejó plasmados sus conocimientos adquiridos en su camino formativo; e invita a reflexionar sobre el rol que tiene el arquitecto al momento de construir arquitectura de calidad. La arquitectura es un arte que utiliza finitas técnicas para lograr formas infinitas, que busca conmover mediante la manipulación de los elementos en un contexto y exaltar las corrientes idearías de un momento en específico. Por ende, el arquitecto no se limita a dibujar requerimientos, explora y dispone todos sus conocimientos para proyectar, 5

sucesión de espacios, o escenas, a través de un recorrido que evita el guion plano mediante la exaltación de sensaciones; pues la aproximación al auditorio es fundamental para que el hecho de escuchar un concierto sea toda una experiencia. El juego de luz y sombra, el cambio de alturas y de formas, la transición entre espacios, y el uso exacto de cada elemento hacen que hasta el mismo contexto en el que se localiza el edificio – que ajeno al campo de acción directo del arquitecto - tenga cualidades únicas. De esta manera, vale la pena reivindicar y resignificar la palabra “obra” - en relación con la arquitectura - y alejarla de la mera construcción de espacios y llevarla a ser el resultado de la acción de construir; como las otras artes en donde la disposición de elementos y el uso de técnicas dan como como consecuencia una obra, a la cual el ser humano se aproxima con detenimiento para examinarla y decidir si es de su


gusto o no. Si bien es cierto, en el proceso de proyectar y construir un edificio hay involucradas muchas personas, ojala de diversas disciplinas; la presencia del arquitecto es fundamental como líder en todo el proceso, ya que solo él sabe a detalle cuales son las características que terminan por definir la identidad del edificio. El arquitecto no solo debe ser juicioso a la hora de proyectar, sino tiene que ser responsable al ejercer veeduría sobre quienes están construyendo el proyecto, pues por más que los planos reflejan las voluntades arquitectónicas, él es el único que lo ha pensado a detalle cada elemento con el que quiere conmover. Para que la arquitectura sea trascendente, el arquitecto debe entender su uso y no debe imponer caprichos que se alejen de la calidad que merece cada edificio. En la Sala de Conciertos cada elemento funciona y aporta a la estética del edificio; los listones de madera tipo Parker del cielo raso son el mismo acondicionamiento acústico que permite que la sala tenga una de las mejores acústicas del país, los elementos que anclan la baranda de la escalera de caracol están puesto regularmente para que la luz cenital al filtrarse entre la dilatación de la escalera y se genere su particular ritmo de sombras que van cambiando en el transcurso del día, la disposición de los elementos verticales en la ventana horizontal permite que la luz no entre directamente sin afectar la iluminación constante del espacio y la relación con el contexto, evitando el deslumbramiento y el daño de la alfombra y el mobiliario. Por otro lado, los elementos no solo tienen una

6

función dual entre la estética y la técnica, también responden a voluntades espaciales que resignifican el uso del elemento desde diferentes perspectivas. La vidriera en el recibidor es un elemento -junto al voladizo- que configura la escala del edificio para hacerlo más cercano a la escala humana antes de entrar al mismo, mientras que adentro sirve para dar la sensación de un espacio más grande. La sombra en el corredor penumbroso y la que genera el voladizo sobre la calle, es un elemento de transición entre dos tipos de espacialidad, en donde el primero sirve de transición entre un espacio recogido y basado en ángulos rectos, y otro que es amplio que basa su geometría en los planos lisos; mientras el segundo sirve para abandonar la monumentalidad de la fachada del edificio en la calle y recoger al ser humano al ingreso, y de la misma manera servir de transición entre un espacio reducido al espacio público

La calidad de este edificio tiene que ver con la aproximación de Germán Samper a la música, en donde él puede reconocer cuales son las condiciones apropiadas para generar una buena acústica. Por lo tanto, este es un edificio que parte del entendimiento del uso, y se desarrolla a partir de elementos técnicos que van creando composiciones estéticas. Todo en la Sala de Conciertos tiene una explicación técnica, es decir, se basa en la función del edificio, desde las cosas más generales como la forma ovoidea, las inclinaciones, los materiales y la disposición del amueblamiento, hasta lo más específico como la dilatación entre listones en cada uno de los círculos del cielo raso, la textura del pañete de los muros y


la ubicación del órgano, tienen una razón técnica para crear una acústica - que por comentarios de los artistas que han tocado ahí – se acerca a la perfección. El cielo raso es el elemento que mejor refleja ese dialogo entre lo técnico y estético, ya que los listones que le dan la estética son de madera tipo Parker, que logran absorber en conjunto no más del 5% de las ondas sonaras, permitiendo la primera reverberación, en donde las ondas con mayor intensidad lleguen al auditorio sin perder calidad del sonido, dando la sensación de que el sonido cae del cielo raso de la misma forma como cae la luz en el espacio. El foco tiene doble función, opuestas entre sí, los listones tienen la función de rebotar las ondas al escenario, mientras el elemento negro el vacío que da sensación de profundidad, deben recibir las ondas sonoras de los tubos del órgano – que están inclinadas hacia el foco – para generar una reverberación mayor y se llegue a la calidad del sonido que merece el instrumento. La inclinación de los muros permite la conti7

nuidad formal que caracteriza a la sala; sin embargo, esta inclinación sirve para que las ondas reboten en dirección al cielo raso para no afectar la calidad acústica, ya que la intención técnica es que el sonido caiga y no llegue a quien escuche de diversas direcciones, ensuciando la calidad del concierto. Así, la Sala de Conciertos se vuelve una arquitectura excepcional en donde el edificio conmueve porque funciona, y funciona porque conmueve. Es una obra de Arquitectura que justifica explota el uso para generar espacios asombrosos cada uno con una experiencia distinta. Las escaleras y corredores no son simples circulaciones que llevan a algún lado, son espacios que generan sensaciones que invitan así sea a una corta estancia, y aun así funcionan tan bien que es difícil encontrar una manera más rápida de evacuar el edificio. Es en si un edificio completamente funcional, al cual no se le notan caprichos ni decisiones rápidas, es difícil entender a simple vista como se llegó a su calidad técnica, quizá porque estamos acostumbrados a separarla de la


estética, pero que acá se hace evidente, como las luminarias y la caída de la luz en la sala conciertos muestran la subida y caída del sonido; que al fin de cuentas termina por asombrar más que un solo sentido. Finalmente, es una obra que hace evidente la idea de lo que es para Germán Samper la

8

Arquitectura Moderna, en donde retoma evidentes elementos de las corrientes pertenecientes a este momento de la arquitectura y los relaciona con su experiencia para crear arte. De esta manera, lleva a la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango a ser el significado tangible de lo que es la palabra Arquitectura.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.