ANKU
AcÁ
ALLÁ
peligro no pase ilegal para andrés tras fronteras
ANKU
explosivos
acme
BI TACORA DE UN PIRATA SUDAMERICANO
Sos viajero porque no llevás mucha
siempre falta tiempo cuando te
por que vos sos tu casa
De vez en cuando das con la
cosa
Tenés el deseo de ampliar tu barrio sin cuadras
conocer de memoria el mapa sudamericano
y Como no querés que te extrañen en ningún lado,
vas y volvés, vas y volvés Pero es dura la nostalgia en cada despedida
siempre falta tiempo para conocer bien a los amigos
despides de una buena mujer brújula,
pero la volvés a perder por el gusto de buscarla
Fuera de todo país vos sos el otro, el observado,
de quien se espera algo por decir. ¿Te vas a hacer cargo de eso? Es tu responsabilidad dejar el doble de lo que esperan...
Es viajero el que no se apura, y también lo es el que no se aferra.
viajero
otra vez en la enigmatica y alta bolivia. el tĂpico paseo por las tiendas de venta,
como quien hace tiempo y espera su transporte para salir de la maldecida villazĂłn.
esta tercera vez que entro no tengo problemas con lo duro y salvaje del viaje,
esos colectivos por los q uno siempre putea al principio. tomo el q va desde villazon
hasta oruro: 15 horas. pero ya no me quejo, y eso q a la altura de potosi la
temperatura era bajo cero (no tengo termometro, aclaro, pero a quien le puede
importar este dato?). mi poncho, que es de campesino potosino... esta vez calienta
menos que mirtha legrand bailando reggaeton; hago calculos patafisicos y llego a
la conclusion de hubiera necesitado 3 de estos ponchos, al menos. pero siento que el
ciudadano sudamericano, el viajero nomade,
el itinerante, tiene que tomarse
estas dificultades con conciencia antropologica, de las diferentes realidades y
culturas, sin pensar, solo ser un viajante.
festejo el haber cargado conmigo una petaca llena de whisky j&b.
oruro? madrugada en oruro... no hoteles, no nada. y bue, vamos directo entonces a
cochabamba, combinacion directa, descanso de 30 minutos (sera?)
darma: bus calentito, pelicula pochoclera y ventanas amplias pal que guste de la
fotografia veloz. allĂĄ vamos
entrada a BOLIVIA
Me contaba Karen Rodríguez que el buen cochabambino, el tradicional
y
de
ley,
suele
comer 6 veces al día, haciendo de
su
dieta
el
Desayuno,
mejor
segundo
ritual.
desayuno,
almuerzo, merienda, aperitivo y
cena.
Yo me di cuenta de que había hallado a los míticos hobbits de
La Comarca en Cochabamba.
Personas hospitalarias, que nos han
recibido
con
placer
de
mostrarnos su cultura y sus
recuerdos.
Familieros, amigables... pero al mismo
tiempo
tímidos,
reservados y con miedo a los
largos viajes.
La Comarca de Cochabamba
Los "compañeros" de la Tinkuna, que conocí en
Cochabamba, me parecieron bastante básicos y
pelotudos,
una especie de caricatura de Sacco y Vanzetti, que se
dedicaban a subestimar y jamás a aceptar un
diálogo.
De ellos me convencí un poco más que de nada sirve
un anarquista teórico, que no revea y analice que
estamos
en el año 2010. Creo que ni siquiera se puede formar
una banda punk si uno no toma esa conciencia.
y nosotros que proponemos desde Anku? bueno,
menos marchas y protestas, a menos que vos estés
en el gremio
de trabajadores afectados. Menos pose y más
coherencia. Producir ciencia y arte desde afuera
pero mándársela a guardar
bien adentro a los academicistas, como un caballo de
troya destinado a destruir los modelos dominantes.
Tinkuna
Al pasar por el cementerio de
Cochabamba, con un
tétrico atardecer de
luces grisáceas, la dulce pandinita,
después de que yo la fotografiara
semidesnuda, me invitó a escuchar la psicótica
musiquita de las tarjetas postales que dejan los
familiares en las tumbas.
Cementerio de Cochabamba
El bar de Pepe, en el Cusco, es cuando entrás una pizzería común y corriente con un horno, unas mesitas bien arregladas y algún que otro adorno andino, pero bajando las escaleras al subsuelo es otro bar el de Pepe, porque es un
espacio con muros de contrucción inka, unas mesas y sillas muy psicodélicas
en torno a varios instrumentos de percusión, con los que siempre se arman
sesiones de improvisación con las fusiones más insólitas.
Es que allí abajo se respira el under inka, el debajo de la tierra colonizada,
porque es un sitio arqueológico hecho bar, era una casa inka que seguramente
fue sepultada por los españoles y luego se construyó una casa colona sobre ésta. Me gustaba pensar a veces que quizás el que construyó la casa hispana nunca supo que allí abajo había vivido una familia inka, y que años después,
cuando quizo construir su bodega de vinos artesanales, mientras excavaba
habría descubierto la casa antigua con mucha sorpresa, y que luego habría quedado helado cuando se encontrara con las ánimas de esa familia inka, y que tiempo después habrían intercambiado noches de juegos de barajas
españolas con las fichas y las cuentas en los quipus, mientras bebían chicha y vino, el colono y su vecino de abajo.
El bar de Pepe
No se sabia a ciencia cierta si el onda club o antes llamado la vecindad, era un hotel,
una pensión o un bar clandestino... o todo ello y algo más.
El bar funcionaba en el primer piso, y el hotel en una especie de terraza lo
suficiente abandonada como para que pareciera que caería pronto.
Poseía una terraza, húmeda como toda la ciudad de Lima, en donde nunca se seca la
ropa. Olor a marihuana en cada puerta, donde detrás imaginas que siempre habrá un
viajero añorando el sol de las tierras del norte.
Carlos y Roberto eran los gerentes de las habitaciones, que a mucha honra
cobraban de acuerdo a la situación economica de cada viajero parcero.
Incansables y trabajadores, estaban día y noche atentos a los quehaceres de la
vecindad, y no sin una mirada y remate pícaro ante las situaciones más diversas.
Martin se ocupaba del bar, que era un antro ambientado cultura rastafari. Decía
que no podia estar ni un momento del dia sin poner musica, el era un verdadero dj
eterno, aunque vale decir q muchos habitantes de la vecindad se quejaban a diario por
la caprichosa elección de sus canciones preferidas que podriamos decir que ya se
convertian en mantras. Era nacido y criado en madre de dios, la selva del sur de
peru, y despues de viajar otro tanto habia llegado a lima con la conviccion de un
progreso económicos con onda (club).
El OndaClub de Lima
El tano, o también llamado roberto, no se sabe bien si porque asi lo habian bautizado sus padres o si asi le decian porque robaba en los supermercados de lima. Algo asi como una especie de robin roberto hood de los viajeros. “asi que te gusta el roquefort?”; “quieres un café con leche
consensada” eran algunas de las habituales invitaciones de nuestro paladín. Pelado, como un
luchador romano, el tano vivía estadías largas de 3 a 6 meses en diferentes lugares, o al menos
esa era su idea de vida. Artesano experimentado, bien sabía aprovechar la diferenia del cambio de
moneda, y luego de una ardua temporada europea cobrada en euros, aprovechaba para vivir bien en lima. Amante de los platos exóticos de perú y de la conversación matinal de nuestra especie de cofradía.
El gallego de galicia, Jorge, era un loco de sonrisa facíl y amena, que de un arranque de vida había tomado un vuelo a lima por vacaciones de una semana, y que había terminado quedándose muchos
más días, en libertad y tranquilidad en la vecindad, siendo el que primero se veía cuando uno llegaba al bar. Además se había ganado el título de fanático número uno de la banda anku, ya que era el
que nunca faltaba en nuestras presentaciones musicales. Tipo simple, conversador disperso y gran pero gran improvisador de chistes. Era un apasionado de los autos antiguos, y en españa
coleccionaba y arreglaba; tenía dos porsche, un mustang y quien sabe que otra maravilla más de los fierros.
Dila, que luego supimos que era D.i.l.a., era una peruana muy agradable y conversadora, dedicada a las guías turísticas, con mucha información sobre la cultura y la historia indígena andina,
dispuesta a brindada a quien tuviese que escuchar. Destinación internacional de la lucha armada, en
siglas, formaba su nombre, por ser hija de miembros del grupo revolucionario “Sendero Luminoso”. Dila, al igual que el tano, no siempre amanecían en la vecindad, pero uno casi no lo notaba.
El Paja Gutiérrez, que en realidad no se llamaba así, pero no importa porque ninguno
recuerda su nombre, más si la semántica justa de su lisérgico apelativo. En el fútbol, sería una personalidad de “ 4 mentiroso” o lateral chamuyo.
Lucas el violínista o también llamado Morelli, que se habían conocido con Zal en Puno o
Cusco, junto a otros músicos más, que luego habrán viajado hacia el norte. Porteño de
aquéllos, pero su ímpetu por la adaptación, dada por los muchos meses que llevaba viajando, había hecho que adopatara una cuidadosa pronunciación pseudoperuana sobre las palabras que llevaran la letra “ LL” . Contaba Lucas que después de su primer viaje como músico nómade, decidió pasar unos 4 meses en su Buenos Aires encerrado en una habitación
amigándose de buena forma con el violín, ya sin mimar a su vieja guitarra. Y ahora era un violinista viajando hacia el norte.
El equipo se completaba con algunos viajeros más, parceros, artesanos, buscavidas,
nómades y las “ bridgeras” , que en Perú son algo asi como unas aventureras de la
sensualidad que saben gustar de los gringos o de quien les dibuje una esperanza fuera de la humedad violenta de Lima, mas no tanto de los músicos nómades, aunque solían
regalarnos unos minutos de escucha y un perreo si tu ritmo era el reggaeton.
Guayaquil, río y smog, grasa que trepa a las caprichosas paredes color pastel,
negros y serranas, negras y serranos, pescado a borbotones, pescado encebollado y humeante.
Peleas a palos a diario, con poco aire por respirar.
Tierra donde la alianza de los Huancavilcas peleó hasta el fin con los Inkas.
Destino de piratas y exploradores río arriba, que ya no vuelven al mar. Orgulloso santuario de olor a mango, banana y gasolina.
Dar una vuelta en culo o bien irse paranoico de rumbas clandestinas. Otrora "La Perla del Pacífico", caldero de revoluciones, donde San Martín y Bolivar habrán estrechado
sus manos pegagosas de sudor mezcla con polvo; o porque no imaginarlos extasiados de ron, discutiendo
la libertad sudamericana y sus fronteras, mientras se disputaban una alegre moza mulata del puerto.
Guayaquil
"Soy bebedor de huanchaca, a mucha honra"
Algún borracho de Olón o quizás yo
Media hora demoré en Olón en hacerme amigo de todos los borrachines de ese entrañable pueblito
de la costa ecuatoriana, no conocido por el turismo avistador de ballena ni por ese otro turismo
avivador de gringos drogos.
Media hora y ya bebíamos huanchaca con el Cholo Jara, el Chileno Iván, el Cabecita, el Profe, el
Manaba, Pajarito, el Discípulo Miguel y los demás que igual son amigos míos pero de ellos no recuerdo
los nombres porque me los presentaron cuando ya quedaba un culito en la botella (a diferencia de
los que nombrado, que fueron los que me dijeron sus nombres al principio, ni bien
descorchábamos la primera).
Media hora en Olón y ya había yo de comprometer a un grupo de ankus malukos a dar talleres y
espectáculos para el pueblo.
///La Huanchaca es una bebida del tipo "aguardiente" hecha con la primera destilación de alcohol de la caña de azúcar, que sería la más densa digamos.///
Media hora y un rato más ya me entrometía yo en la política municipal del pueblo y el Iván que
insistía que se venía una buena oportunidad para conseguir un billete con la inminente
visita de un miembro del cabildo.
Bebedor de Huanchaca
Un rato luego oíamos las bravuconadas de un pendejo que se hacía el sicario barato y que
el manaba ya quería ensartarlo por bocón con su faca de cortar chanchos, porque el
manaba si que había mandado a enterrar a uno, en pelea de desamor, pero que ya se había
arrepentido.
///En la parte andina del Ecuador a la huanchaca le llaman "punta" y con ella se prepara una
bebida dulzona llamada "canelazo" hecha con jugo de naranjillas y nada de canela, aunque el
nombre lo contradiga.///
Un par de horas y estábamos ya comiendo en el boliche de Pajarito que nos atendía
en pantalones, medias y camiseta de fútbol, y que buena era la comida que nos preparaba
su mujer.
Ceviches, arena, huanchaca, y viento cortados con conversaciones sobre filosofía, política y fútbol sudamericano.
///Meses después, con Fidel y Grand Ju, dos amigos de La Llave Francesa, en Quito, rapeamos una
vez "La canción del Canelazo" pero se nos olvido escribirla porque tabamos borrachos///
Por la huanchaca también me conseguí una compañerita de 18 años que nos armaba cigarros
y escuchaba con nostalgia ajena nuestras historias huanchaqueras.
Con la huanchaca aprendí también a trabajar como el Dj del pueblo, no sin hacer bailar al
Cholo Jara y a otros borrachos más a quienes vi borrosos.
/// En Ecuador, ya no se puede beber huanchaca ni
ninguna
bebida
alcohólica
los
domingos,
por
prohibición estatal, porque dicen que trae muchas
peleas///
Y esas tardes en que yo meditaba en la hamaca de la
Casa Anku de Olón y los muchachos del Club de la
Huanchaca
me venían a buscar. Y esas noches de cocinar a las brasas con mis cumpas
mientras discutíamos y teorizábamos acciones y
montajes artísticos futuros,mientras
Huanchaca
bebían
los
en
socios
alguna
del
Club
esquina
prendiendo un bareto, transformando
o
de
la
todas,
alguna lágrima en moco recordando alguna
mujer que los rechazaba por borrachos, mientras
el viento les soplaba los cabellos
escasos que les iban quedando en sus frentes
curtidas por la sal y la transpiración de la
huanchaca.
Dícese de la sujeta que llega temprano al bar rumbero de moda,
pide un trago de cortesía al dueño, a quien ya conoce de todas las noches
y con quien ha arreglado algún canje. Espera a que caigan cabelleras rubias
o cuando no un pelado, pero siempre de idiomas bien cotizados, preferiblemente
europeos o yankees. Saluda provocativamente y invita a bailar salsa o reggaeton,
a lo sumo una cumbia, y le da una demostración y le dirá que esa canción la
excita y que tiene sed, y que prefiere ron con cola o un mogito. Acto seguido
hará práctica de sus improvisadas clases de idiomas para decir imbecilidades
en cualquiera de ellos. El primer beso viene después del segundo trago o
por que no, en el momento del perreo reggaetonero. Y asi en la primera noche
en cama de un hotel húmedo, oloroso y con sábanas habitadas por pulgas, al menos,
amanecerá y también se hará invitar el desayuno por el gringo.
Si el método da resultado y el entrampado la busca más de 3 noches, entonces
ella podrá lloriquear sobre su pobre vida y contarle sus sueños de vivir en Europa
o Norteamérica y entonces el gringo, que generalmente es un bobo hijo de
empresario,
se la llevará hacia su país y ahi si se concretará en forma completa el artificio
de la "bridgera", cuya etimología nos dice de "alguien que quiere hacer puente" para
vivir fuera de sudamérica.
La Bridgera
La profesora Lila era la reina tropical del magisterio, elegida quizás varios años seguidos en su
pueblo costero de Cojimíes, en Ecuador. Era morena mestiza entre sangres afro y manaba,
etnia bastante particular, por cierto.
No se reconocía afro, y de hecho solía hacer comentarios racistas contra la gente negra de
Esmeraldas, pero lo divertidisimo era que tambien portaba unas curvas que eran dignas de pedirle
"que me lleve a dar una vuelta en culo, por el pueblo".
La habían conocido en Canoa, donde ella los habia escuchado dos noches seguidasen sus habituales
conciertos de musica electrorgánica, mientras grababan el disco Spondylus.
Los había invitado amable y candente, y ellos aceptaron, ¿por qué no? "si queda de paso de
Esmeraldas".
Lila decía que las mujeres de Cojimies, nombre bastante fonético (por cierto), tenían buen
trasero porque el pueblo tenía calles arenosas muy a menudo húmedas y pantanosas, por lo cual
ellas al caminar cada día por allí, entrenaban sus potos. Una forma bastante telúrica digna de
un realismo mágico pero en justificación de una identidad construida en base a la no
identificacion con la "gente negra oscura".
El Búho se encontraba un poco aburrido de no practicar teorías antropológicas en forma
academica por lo cual optaba por una antropolo-patafisica a veces dadaísta y tal como Erdonsain,
el personaje de Roberto Arlt, quería jugar a noviarla tradicionalmente a la profesora,
aunque por una cuestión de rachas positivas propias en ese país, el quería que el Zal se enganchara
hasta las manos con la morenaza reina del magisterio, porque el Zal venía amargo y de mala
racha.
La Bridgera
De aparencia paradisíaca, ese pueblo mostraba despues de unas horas, ser bien tradicional
en cuanto a los coqueteos, y las familias daban cuenta de ser bastante "cuidas", a raiz
de tantas llenadas de bombo que ocurrían en el pueblo, tal como nos habia contado
nuestro amigo Carlos, de que a su hermana (cuidándola y todo) no la habian perdonado
sino hasta los 14 años, fecha de su primer embarazo.
Zal y el Búho concurrían a horas señaladas a las formalidades de la hermosa familia de
la Reina del Magisterio, en las que degustaban los diferentes platos elaborados a base de
plátanos, queso y frutas. (la dieta costera es a base de mariscos, pero por culpa de zal, el
Búho no podía acceder a esas bacanales porque el muy cabron del Zal había puesto cara de
asquito mientras contaba que él no comía carnes, porque era vegetariano desde hace
años).
Bien costumbristas era esos encuentros, donde la damicela cansaba al Zal y al Búho con
una ametralladora
ofrenda de cientas y cientas de sus fotos de niña a grandulona,
cual forma de curriCULUM vitae, donde se mostraba a veces formal y a veces mostrando
sus exhuberantes nalgas pero siempre acompañadas de una expresion recia y formal
en su rostro tribal manaba.
El viejo, que era de lo más chistoso, contaba historias e historias con un tono muy agudo
para su contextura física, lo cual les caía muy bien, sumado a que no era el típico vejete
que hablaba sin escuchar, sino que al contrario, tiraba palitos pa ver si ellos andaban
prestándole atención, no vaya ser que sean como los "jovenes de hoy".
Mientras los muchachos sonreían como caballeros o señores feudales de las pampas y
montañas argentinas, en forma chamanica telepatica o por pura simpatía se decian
con los ojos "muy lindo todo pero el garche ¿para cuando?" el viejo preguntaba por un
lejano pais del cual eran ellos, que sólo a veces reconocía como la Argentina.
Lila gustaba pasearlos como trofeos por el pueblo, asiéndolos de la mano a cada uno,
bromeando con las otras amigas solteronas y gruñiendo a las no amigas jovencitas,
mientras solía decir "soy pancha villa, con un hombre a cada orilla".
bien que no había querido presentarles de frente a esa pendeja pura carne y boca
provocadora, con esa energía de hembra pedidora, que cuando el Zal y el Búho la vieron
en la playa, quedaron boquiabiertos como un dormido al que se le tapa la nariz; por que
esa no era digna, era una "machona", que andaba con todos y con quien se le diera la
gana (y que para nuestros superhéroes era la mujer más bella del pueblo, era la Reina
del Baile del Colegio, con solo 16 añitos, y en quien se inspiraría luego el Buho
para hacer su solo de scratching más furioso que se le haya conocido, mientras la
morenita bailaba haciendo chocar sus dos cabezas de enano que llevaba debajo del
sostén).
Hay que ver con qué dramatismo el viejo de la profe interpretaba la vida actual de los
jóvenes de hoy, que sólo querían irse de rumba y volver a que hora sabe uno, amanecidos,
después de bailar siempre lo mismo (que aquí era cuando el viejo torcía sus rodillas en
coreografía de reggaeton, precisamente el pasito que llaman "perreo" y que el viejo
ejemplificabamientras ponía cara de perro "que stá culeando")
Pero un viajero se aburre rápido cuando ha vivido mucho tiempo en ciudades grandes, por
más que añore la vida de pueblo, por lo que el dúo dinámico partió de súbito un día hacia
otras tierras.
Hoy la profe quizas los extrañe, o quizas piense de que se le escaparon de la mano (o del
buche).Sólo queda de la historia un recuerdo picaro que el Búho le tomó al Zal y la Reina
del Magisterio, aquella foto en la playa, de espaldas (o de culo en el caso de ella)
caminando hacia el atardecer, mientras ella lo mimaba con su felino swing afroecuatoriano.
dedicado a Ángela Dussán, compañera tras las fronteras "Que la sigan mamando Carlos, que la sigan mamando"
Diego Armando Maradona
No me va a ganar la burocracia de mierda y de siempre, me dije, cuando perdí mi documento
de identidad en Lima, y decidí pasar de ilegal a Ecuador, única alternativa posible en mi viaje
ideado. Partí solo desde Chiclayo, dejando al equipo Anku que había armado Zal el Juglar, en
el Perú. Crucé de noche y por una vía alternativa, las perdidas sierras de Macará, hacia la
ciudad musical de Loja. Después de más de 3 meses en el Ecuador, hice un pasaporte
salvoconducto en la embajada de Quito, para poder volver sin sobresaltos a la Argentina.
Pero de poco sirvió el trámite, ya que en la frontera los ecuatorianos se dieron cuenta
con su celoso sistema de registros de que nunca había sellado mi vida allí. Toreándolo con
mis conocimientos de derechos, le saqué de prepo mi papel y me fui al bus y les dije "vamos, que
se vayan a la mierda estos milicos inútiles". Minutos después, ya en lado peruano, me hizo
bajar del bondi un policía peruano y me acompañó gentilmente hacia la oficina de
migraciones, riéndose porque yo medio dormido le había querido arrebatar mi papel que el
incautaba con sus manos.
Con una sonrisa que busca detectar complicidades de madre joven, me dijo una agente: - "Usted ha entrado ilegal a Ecuador, pero ese no es nuestro problema, pero para
solucionar con Perú tiene que pagar la multa de exceso de visa o permanencia, y nos
debe más de 50 dólares"
Viscicitudes de un antropólogo viajando ilegal
Con la seguridad helada de quien sabe qué hacer, esos lapsus que pocas veces tenemos
en una vida le dije:
- "No tengo esa suma, ni mucho menos, solo estoy yendo hacia el sur" Miradas bobas entre ella y un nabo que se las daba de duro, al final me dijo: - "No podemos detenerte, pero estás pasando ilegal... allá usted... suerte o muerte" Días después, me encontraba pasando de día la frontera de Perú a Bolivia, como quien
se hace el boludo o pone cara de oficinista que asciende por una escalera mecánica
a las 7 am, ya estaba tomando un carro popular para escaparme a Copacabana,
cuando me hicieron llamar.
Resumiendo la conversación, me dijeron que no podía pasar así a una casa sin
golpear la puerta y pedir permiso, que la embajada argentina se había equivocado
con el papel, que era culpa mía que yo no lo sellé, que a Bolivia no te vamos a dejar
pasar, que arregles con Perú, que te vayás para allá y no molestes.
Me confié porque esa frontera tiene fama de blanda, de hecho la cocaína pasa no
sólo en aviones.
Me atreví a encarar ahora sí a migraciones peruanas y a la policía judicial, que para
sorpresa el encargado era bastante agradable y me dijo que le muestre las
artesanías que yo venía cargando, y que por él estaba todo bien, sólo que le deje de
obsequio un par de aretes de semilla de tagua y un collar pintado, para su nena de 8
años, que con eso estaba bien "amigo".
Y que le dijera a esos de al lado, que son amigos suyos, que me dejen pasar,
de favor que me cobren una multa menor y ya, que me habían robado y que era
antropólogo y con que con eso pasaba. Justo cuando conversábamos esto, llegan
un monton de colombianos, argentinos y gringos que andaban haciendo sus
trámites migratorios, y entonces hice honor a mi comarca, las tierras del
Tucumán, y le robé al policía judicial el collar, considerando de que con los aretes
bastaba, no había que andar abusando de un maluko por más ilegal que yo sea. (media
hora después el poli se dio cuenta, y se cagó de risa como diciendo que yo era lo más
descarado de dejarle sólo los aretes rojos de tagua para su hijita, a lo que me
excusé diciéndole: "ehh si no me has hecho pasar todavía")
El tipo de migraciones, el que estaba despierto de los tres (los otros babeaban uno
sobre elescritorio y otro con la cabeza hacía atrás como pollo degollado), me dijo
que no podía aceptar una parte de la suma o "bono contribución" porque sino le iban
a hacer pagar a él el resto, cuando vieran que su firma había sellado mi salida.
Ya sin saber que hacer, me trepé una loma por la que había visto que unas mamitas
collas cruzaban frontera por el costado del arco de bienvenida, pero al llegar
arriba me distraje porque encontré unas pircas muy antiguas, de buena
construcción, sin dudas yo había hallado un sitio arqueológico. Al mismo tiempo me
dieron ganas de cagar, porque hace días que venía medio estreñido y se venía la
venganza. Me dije "esto comprueba a la inversa mi teoría compartida con mi tío
Rafael Paunero sobre la arqueología del cago o bien, el método de detección de
sitios arqueológicos que no están a la vista de tus compañeros, porque lo
encontraste en un lugar recóndito y de poca visibilidad, es decir, propicio para el
momento de la defecación".
Cuestión que si bien soy un anarco-arquéologo, no tenía papel, asi que no pude adornar el
yacimiento arqueológico (probablemente de la cultura aymara), y bajé hasta oficina de
migraciones y les pedí el baño (no les voy a pagar la multa, pero igual me prestan el toilette). Por
desgracia si había agua, asi que tuve que tirar la cadena en lo que pienso que deben ser mis últimos
resabios de la culpa. Esperé un largo rato sentado en sala de espera, mientras veía españolas,
peruanos, colombianos,
gringos, y unos argentinos reconocibles por el desacato y desalineo del que me siento orgulloso,
hasta que el jefe de migraciones me hechó porque ya tenía que cerrar, y además parecía aburrido
con la película que estaban dando en el canal local. Le pregunté sin sonrojarme "¿che ya cerró
la migra de Bolivia?", y al obtener el gesto afirmativo procedí a caminar a oscuras hacia Bolivia, y
vi la luz apagada de la oficina de migraciones y justo un tipo me ofrece pasaje para Copacabana
en su combi, accedo y cuando meto la cabeza para subir me encuentro con los 3 vigilantes que me
había hechado de Bolivia, el del medio sostenía un tupper con unos fiambres y pan que seguro le había
preparado su señora, el de más al fondo ya dormitaba y el gordo hijo de puta que seguramente
era un "camba" (del oriente, diferente a los andinos) me dice "otra vez usted, déje de buscarse
problemas, no va a pasar y punto!"
Mierda! justo voy a subir al mismo bus que los milicos estos, oh que suerte la mía! (imagen del coyote queriendo robar una y otra vez las ovejas que vigilaba ese perro gordo de
flequillo que le tapaba los ojos, un perro bueno, sólo que se ponía ortiva en horarios del
cumplimiento de su deber)
Entonces ya vencido caminé unos metros otra vez hacia Perú y viene (ahora sí) un policía de rasgos
andinos, de la raza del orgullo del Evo, y me pregunta de dónde era, y al ver que era extanjero
me dijo que no me preocupara que si había llegado tarde a la oficina, yo podía dormir en
Copacabana y mañana "a primera hora" debería volver a la frontera a hacer mis papeles. Por
suerte el gordo de mierda se debe haber ido a comer humita con su doña y no vio la confusión del
policía andino.
Tomé finalmente una combi que me llevó hasta el pueblo, a los saltos porque fue por un camino
alternativo, de esos de películas de mexicanos cruzando a yanquilandia, y yo apretando los dientes
y haciendo hacia atrás el corte de mangas más obceno, procar y liberador que haya disfrutado en
toda mi vida.
Tienen razón amigos de migraciones, soy un ilegal y descarado, y por eso soy antropólogo, porque
ya no existe una antropología legal que sirva para algo.
Trabajos del antropólogo ilegal en Ecuador, Perú y Bolivia: .Arqueomusicología en el Museo de la Cultura Valdivia
.Antropología de coparticipación en la Comunidad Shuar de Tawasap
.Antropología visual de diferentes pueblos
.Libro: "Bitácora Sudamericana"
.Libro: "La Llave Francesa"
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