EL BLUES DE LA DAMA LOCA
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EL BLUES DE LA DAMA LOCA
EL BLUES DE LA DAMA LOCA
BYRON TORRES AZANZA
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"Uno de los signos de los tiempos es la indiferencia por el mañana. Nadie sabe en qué consistirá mañana la vida. Esta incertidumbre perpetua agota los nervios, al punto en que no encontramos nada que valga la pena. Ante eso, (en tiempos modernos) Chaplin nos dice que no desesperemos, ya que aunque haya que andar por esos caminos, vale la pena hacerlo si son dos los que andan". Carl Theodor Dreyer
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PRÓLOGO
Yacen aquí, de aquellas palabras que en su dirección normal podrían ser un entramado mundano para llegar a sentidos de 24 horas. Sin embargo, sépase bien que encontrará en este texto, efemérides de dos cuerpos y millones de razones para seguirlos leyendo, que la vida entera, se hace corta para descubrir un beso. Carlos Caluquí
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TABLERO DE DIRECCIÓN
De alguna extraña manera, este poema es varios poemas, pero sobre todo es dos poemas. El primero se deja leer en la forma corriente, y termina en el verso IX de manera interrumpida. El segundo se deja leer empezando por el capítulo VII y siguiendo luego en el orden que se indica al pie de cada verso. En caso de confusión u olvido, bastará consultar la lista siguiente: VII-I-IV-V-II-III- VIII-IX-VI. Este libro termina en el verso en el cual hay tres vistosas estrellitas que equivalen a la palabra Fin. Con el objeto de facilitar la rápida lectura, uno de los versos deberá ser leído de manera saltada para la comprensión del mismo y al final se encontrará con capítulo inédito.
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Para Lorena, brillante dama loca
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El blues de la dama loca I Final del porro, un canelazo, tú y yo aunque no necesariamente en ese orden, mientras Guápulo nos mira con esos ojos que se tragan a los extraños para vomitarlos hijos. (IV) II Las calles están raras como si solo estuviéramos los dos, mientras suena en el café el buen blues de la dama loca, antes de preguntarte por mí. (III)
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III La quiero ver a los ojos y preguntarle si asistirá a mi entierro?, pero no recuerda, el dato se le quedó guardado en el pantalón del miércoles junto con la camiseta de Led Zeppelin. (VIII) IV La luna hoy no saldrá, por ello solicité a un niño que llora que la dibuje en papel para que la dama loca del blues la cuelgue en el techo, de tal manera concurran a nuestro encuentro dos estrellas que brillen en suave compás y así pueda recordar ayer lo que será el día de hoy. (V)
V Será que aplaudirán a nuestra entrada?
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o solo mantendrán los ojos sobre nuestros cuerpos mordidos por las feroces bocas de la gran ciudad? (II) VI Quiero comerme esos rojos labios palabras más palabras más palabras menos primero con los ojos luego con la boca hasta sentirlos en el paladar palabras más palabras más palabras menos porque comienza a latir la sangre en las venas del colodrillo palabras más palabras más palabras menos porque de alguna u otra manera esos labios quiero palabras más palabras más palabras menos me pertenezcan, porque soy el antropófago de damas locas que aman el blues palabras más palabras más palabras menos aunque esos labios no sean tuyos ni del mundo entero. *** VII La dama de enormes ojos me quiere mirar, yo la miro disimuladamente y comienzo a escribir lo que se me ocurrirá mañana
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con el recuerdo de ayer inexistente, golpeante, carente de palabra, de sentido de lógica ilógica. (I) VIII Tal vez me dirá una palabra en el momento incierto cuando se haya terminado el ruido de la música o de mi voz rasposa aunque en su mente resuene:
Vows are spoken To be broken Feelings are intense Words are trivial Pleasures remain So does the pain Words are meaningless And forgettable (IX) IX Recordaré a Pizarnik mientras miro sus manos y posiblemente entienda que el silencio es la mejor forma de expresarle lo que no me explico aún, eso que llaman existencia.
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CAPÍTULO INÉDITO
Penetra por el pasillo buscando un algo, tal vez un quién que le ayude a descifrar toda su existencia. Se para en la barra y pide un líquido, qué mejor uno que reviente sus labios para no maldecir el desencanto que le espera el mañana. Solo quería morir en su necesidad, la necesidad de entender su existencia, del entender qué es? Qué hay? Qué pasará? Qué pasó? Gritos en su cabeza lo hacen sollozar brevemente al punto que su corazón se expande y se coloca bajo la sien. Ante eso el dolor de existir lo carcome como las polillas a la madera, la inteligencia a los ineptos y la mañana a los vampiros, es decir, no había armonía en sus entrañas.
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Caminó al baño, se quiso despedir y no hubo a quien decirle nada, así que se miró en el espejo y a su otro le increpó su dolor, se dio la vuelta y no hubo nada más que lágrimas y desesperación. Se despidió sabiendo que mañana iba a ser igual. El sol se apagó y el dolor se repitió una y otra y otra vez, al punto que la gastritis se le volvió pus que caía por sus lacrimales, oídos y nariz, mientras su vecino desde la ventana del frente observaba y percibía el sufrimiento, al tiempo que exclamaba al cielo perdón por esa alma dislocada. La ciudad se inmutó ante un SER más, reflejo de una realidad sin horizontes, de una historia más, de otro transeúnte de la vida con un gramo de conciencia. Un olor a cigarro que se esparció por el aire desde el departamento de arriba después que sus habitantes jugaran a caperucita y el lobo, sin saber la fiera que será devorado por la caperuza roja en un mundo al revés donde la fiera deja de SER quien tuvo siempre ese papel legado por la historia. Esa noche, después de maldecir la poesía de los intelectuales imaginarios, regresó al ayer y se dio cuenta que sus golpes están tatuados por el largo de su existencia, tal vez, hasta tocar el fondo de su mismo desprecio.
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