REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA, ARTE Y LITERATURA
Año 4
N°11
Mayo-Agosto 2015
2
Antilha REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
El contenido de los artículos y opiniones expresadas en Antilha son responsabilidad
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América Malbrán Porto
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Portada: Viviendas en Sillustani, Perú. Foto. América Malbrán Porto, 2013. 3
Antilha REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
Comité Editorial Dr. Jorge Angulo Villaseñor
DEA-INAH, México.
Dra. María Elena Ruiz Gallut
IIE-UNAM, México.
Dr. Enrique Tovar Esquivel
INAH, México.
Dra. Lourdes Budar Jiménez
Universidad Veracruzana, México
Dr. Daniel Schávelzon
CAU-UBA, Argentina
Dra. Ana Igareta
UNLP, Argentina.
Mtra. América Malbrán Porto
FFyL-UNAM, México.
Mtro. Alfredo Feria Cuevas
INAH-México.
Antrop. Alejandra Gómez Colorado
INAH, México.
Arqlgo. Enrique Méndez Torres
ENAH, México.
4
Antilha REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
CONTENIDO Editorial
P. 7
Atributos complementarios de los dioses de la lluvia y la tormenta Jorge Angulo Villaseñor
P. 9
Sistemas y materiales constructivos de la Zona Arqueológica El Tlatoani, Tlayacapan, Morelos Raúl Francisco González Quezada y Enrique Méndez Torres P. 25 Fiesta de la Santa Cruz en la comunidad nahua de San Francisco Oztomatlán en Guerrero, México Renata Bautista Mendoza y Paola Santa María Rabadán
5
P. 50
6
Antilha REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
EDITORIAL Nos encontramos a mitad del año, y esta vez nos complace compartir con ustedes tres interesantes trabajos de investigación. En el primero de ellos Jorge Angulo nos refiere a diversos elementos que aprecia en la deidad del agua del Altiplano Central mexicano, a lo largo de su investigación se auxilió de datos etnográficos y la revisión de fuentes históricas, así como de
elementos arqueológicos. Por su parte Raúl Francisco González y Enrique Méndez nos listan los diversos materiales que se emplearon, para el acondicionamiento como espacio ceremonial en el cerro el Tlatoani en Tlayacapan, Morelos, por la gente de la época prehispánica y cómo éstos aprovecharon la materia prima de su entorno inmediato para tales fines, sin descartar los materiales foráneos. Renata Bautista y Paola Santa María nos muestran los resultados de su trabajo etnográfico en la comunidad de San Francisco Oztomatlán, Guerrero, donde analizan la festividad de la Santa Cruz y los elementos que la conforman aprovechando la riqueza de las entrevistas con algunos actantes. Esperamos que disfruten este nuevo número
Los Editores
7
8
ATRIBUTOS COMPLEMENTARIOS DE LOS DIOSES DE LA LLUVIA Y LA TORMENTA Jorge Angulo Villaseñor1 Preámbulo
E
l hecho de que la muchas veces representada figura que lleva anteojeras y una bigotera o labio superior con grandes dientes y colmillos de serpiente se
haya identificado con cierta facilidad como Tlaloc o la deidad de la lluvia que predominaba en el Altiplano Central durante el Periodo Postclásico, ha sido causa de que un gran número de Historiadores del Arte, Arqueólogos y otros investigadores o aficionados a esta temática, hayan vertido varios litros de tinta interpretando y comparando las funciones de este dios con figuras un tanto equivalentes en otros sitios de la Mesoamérica del Preclásico, el Clásico y aún entre los simbióticos grupos étnicos contemporáneos. Desarrollo de una Investigación sistemática Metodológicamente se partirá de lo que se dice saber y se repite sin cesar, sin conocer las causas, conceptos o atributos que respalden la presencia de los elementos iconográficos que apoyan las características interpretativas de esta importante deidad me-
soamericana. 1 Profesor investigador Emérito, Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH. 9
Toda investigación que se efectúe, si-
periodos anteriores a la identificación y
guiendo las normas de la Antropología
definición del sujeto en estudio y del
Integral, deberá incluir la mayor cantidad
componente o componentes simbólicos
de datos y puntos de vista que propor-
que acompañen a la figura iconográfica
cionen la información básica y comple-
que se analice.
mentaria de las disciplinas afines que
Siguiendo este proceso de análisis me-
aporten mayor comprensión a la temáti-
todológico, se irán descubriendo, paso a
ca de estudio.
paso, los elementos asociados al ícono
Razones por las que en este ensayo, se
en estudio, para ir comprendiendo la
incluyen algunas de las tradiciones ora-
función que desempeñan al estar pre-
les que etnólogos y otros investigadores
sentes como complemento ideológico
han recopilado de las leyendas y mitos
del sujeto básico o como simples deter-
que han logrado perdurar en forma sim-
minativos, modificativos o calificativos
biótica o mezclada con otras creencias o
del elemento pictográfico en el que se
conceptos impuestos por la cultura pre-
encierra el mensaje plasmado durante
dominante, en las que se nota la adapta-
una situación específica o dentro del de-
ción de términos contemporáneos dentro
terminado contexto cronológico-cultural
la actualización de algunas referencias
en que fue plasmado.
históricas y etnohistóricas que sobrevi-
Por supuesto que la reconstrucción vir-
vieran la etapa pos-conquista, por un
tual del paisaje natural y artificial en el
lado, tanto como en el estudio de los pic-
que se produjeran las imágenes que se
togramas y escenas descriptivas plas-
desean comprender, se debe basar en
madas durante el periodo Posclásico, el
el resultado de los análisis de suelos,
Clásico y posibles signos y símbolos del
semillas, polen y otros datos biométricos
Preclásico mesoamericano.
y ecológicos del ámbito en que se desa-
Un método que nos proporcionará un
rrollara el elemento iconográfico que se
sólido apoyo basado en datos concretos
analiza, para cotejarlos con el conoci-
o establecidos histórica e iconográfica-
miento de los rasgos antropométricos,
mente, con los que pueden rastrear los
su desarrollo tecnológico aplicado a los
antecedentes que los originaron, hasta
sistemas de producción y distribución de 10
bienes materiales que pudieran propor-
prehispánicas, se aceptaba que todos
cionar una visión de su organización so-
los componentes que existen en la natu-
cio-económica, antes de sugerir, con ba-
raleza como lo son la flora, la fauna, las
se en los análisis iconográficos de los
rocas y minerales, las energías y demás
contextos ambientales, alguna hipótesis
fenómenos naturales, estaban dotados
sobre la organización político-religiosa
de un alma, un corazón y una vida sa-
en la que vivían durante cada uno de los
grada que debía ser respetada, puesto
periodos cronológicos.
que sus funciones estaban asociadas al
Sin embargo, para una mentalidad lineal
ritmo cíclico de una o más de las deida-
como la que priva en los regímenes aca-
des con las que compartían los deberes
démicos de fines del segundo milenio y
atribuidos a su comportamiento. Un con-
principios del tercero, se podría seguir
cepto un tanto diferente al que rige entre
un proceso reconstructivo inverso a la
las religiones monoteístas o antropomor-
recopilación de los datos más recientes,
fistas, cuyo culto da preferencia a un
para ir reconstruyendo, paso a paso, el
dios todo poderoso que premia o castiga
proceso de transformación física, refleja-
a su voluntad a los pueblos escogidos.
do en las expresiones ideológicas que
En el concepto filosófico inicial del pen-
quedaron plasmadas en obras materia-
samiento naturalista de las religiones
les y en metáforas plasmadas en esce-
politeístas, los elementos y energías de
nas iconológicas, siempre plagadas de
la naturaleza están representados por
conceptos simbólicos en los que se re-
figuras antropomorfas, zoomorfas, fito-
fleja el periodo cultural por el que pasa-
morfas o por elementos abstractos ma-
ron los grupos sometidos al estudio y
nifiestos en un símbolo o emblema que
análisis iconográfico.
identifica a la deidad en referencia con la representación del poder constructivo-
Las Fuerzas y Energías de la Natura-
destructivo que puede dar vida, causar
leza Consideradas como Deidades
la muerte y determinar la constante re-
En esta forma se puede partir de la con-
novación de todo lo que existe sobre “la
sideración de que en muchas de las reli-
piel de la tierra” o lo que ahora se clasifi-
giones politeístas, como fueron las
caría como la capa de la biosfera. 11
La multifacética deidad llamada Tla-
mesoamericanas, constituidas por todo
loc y sus múltiples atributos
tipo de materias visibles y de energías
Sin analizar los componentes físico-
aparentemente invisibles, que se mani-
químicos, ni el origen o transformación
fiestan en formas tangibles o claramente
por el que pasaran durante millones de
perceptibles por los sentidos de que es-
años de constante cambio evolutivo, se
tán dotados todos los seres vivos.
ha encontrado que de los elementos bá-
Los mismos elementos básicos de la tie-
sicos que cubren el planeta (cielo, tierra
rra y el agua, junto con otros que se ve-
y agua) (Fig. 1), los dos últimos son con-
rán más adelante, constituyen la esencia
siderados como las deidades más im-
del dios Tlaloc, quien parece ser una de
portantes y más representadas en las
las deidades más representadas en toda
culturas naturalistas, ya que ambas son
Mesoamérica (Fig. 2).
propiciatorias y depositarias del eterno
Se sabe que la humedad de la tierra y la
ciclo vida-muerte y renovación que ca-
evaporación del agua generan la hume-
racteriza a las multifuncionales deidades
dad que se transforma en las nubes portadoras de la benéfica llu-
Fig. 1. Se observan los tres planos del universo representados por el cielo, la tierra, en este caso una montaña, y el agua en donde nadan diversos animales. Códice Nuttall, Lámina 75, detalle.
12
características de los dioses de la tormenta y la guerra que, como se ve en el
Tlaloc teotihuacano, está armado de rayos y relámpagos en la forma de dardos o flechas (Fig. 3). Hay otro aspecto, posiblemente más tardío, de esta multifacética deidad que co-
rresponde a la energía del aire que, entre sus variados rangos de fuerza, abarca desde el soplo que da la vida, hasta el viento huracanado que la quita, personificado por Ehecatl-Quetzalcoatl quien
complementa
el
carácter
creativo-
destructivo de este dios (Fig. 4). Sin tener que recurrir a términos ni explicaciones científicas, se menciona que por los cambios del clima y de la presión Fig. 2. Representación antropomorfa de Tlaloc. Museo Nacional de Antropología. Foto. Jorge Angulo Villaseñor.
barométrica, la humedad acumulada en
via que fertiliza los campos de cultivo,
viliza hasta la planicie donde el aire frío
mientras que, cuando el mismo fenó-
que baja de la montaña, provoca un mo-
meno alcanza su extremo violento se
vimiento circular entre las corrientes
convierte en torrenciales aguaceros, la
opuestas y se originan los remolinos,
tierra es severamente devastada.
tornados, mangas o trombas de lluvia
Tlaloc, deidad que al entrelazar sus atri-
sobre la tierra, tanto como los temidos
butos con los del viejo dios del fuego,
huracanes, ciclones o el tifón en los ma-
complementa otro aspecto más panme-
res de Oriente, sin descartar los fenóme-
soamericano que también adquiere las
nos de “el Niño y la Niña”, manifiestos
el aire de un ámbito tropical, forma las nubes de lluvia que el viento cálido mo-
13
Fig. 3. Tlaloc con rayo en Tetitla, Teotihuacan. Foto. América Malbrán Porto, 2009.
en las últimas décadas, en los siglos XX
teorológico que afecta por igual a mu-
y XXI.
chas partes del mundo, percibieran el
El fuerte viento sobre el agua o la tierra
fenómeno y lo expresaran con diseños
que fuera percibido y expresado en un
parecidos entre sí mismos.
diseño abstracto que con frecuencia ha
La época de huracanes en la costa no
sido identificado como el huracán o el
siempre es coincidente con la del venda-
torbellino en todas las áreas y etapas
val o de los torbellinos que ocurren en
mesoamericanas, corresponde al símbo-
las planicies y tierras bajas de la penín-
lo de energía celeste y en lo que pudiera
sula de Yucatán, en donde los mayas
considerarse el reflejo de la misma, co-
llaman chac al há al fuerte viento o ven-
rrelacionado a la entrada al Inframundo. No es sorprende que este pensamiento
2. El henoteísmo o monolatría (del griego: heis, henos "un" y theos "dios") es la creencia religiosa según la cual se reconoce la existencia de varios dioses, pero sólo uno de ellos es suficientemente digno de adoración por parte del fiel.
fuera compartido por muchos de los grupos que profesaban la religión henoteista2 y que ante el mismo fenómeno me14
Fig. 4. Representación de Ehecatl-Quetzalcoatl como portador del cielo. Códice Borgia, 1898: Lámina 51, detalle.
daval con lluvia y chac al ik al torbellino
De tzité se hizo la carne del hom-
o viento huracanado, mientras en la len-
bre, pero cuando la mujer fue hon-
gua maya-quiché denominan a este fe-
rada por el Creador y el Formador,
nómeno o energía deificada como hura-
se hizo de espadaña la carne de la
cán o “Corazón del Cielo” como lo espe-
mujer. Estos materiales quisieron el
cifica el Popol Vuh, en el momento de la
Creador y el Formador que entraran
destrucción de los primeros hombres de
en su composición.
palo:
Pero no pensaban, no hablaban
En seguida fueron aniquilados, des-
con su Creador y su Formador, que
truidos y deshechos los muñecos de
los habían hecho, que los habían
palo y recibieron la muerte.
creado. Y por esta razón fueron
Una inundación fue producida por el
muertos, fueron anegados. Una re-
Corazón del Cielo; un gran diluvio
sina abundante vino del cielo. El
se formó, que cayó sobre las cabe-
llamado Xecotcovach llegó y les va-
zas de los muñecos de palo.
ció los ojos; Camalotz vino a cortar15
les la cabeza; y vino Cotzbalam y
constelaciones en los que basaron las
les devoró las carnes. El Tucumba-
cuentas de su calendario.
lam llegó también y les quebró y
En un amplio y profundo estudio Fernan-
magulló los huesos y los nervios,
do Ortiz recoge una cita de Plancarte
les molió y desmoronó los huesos.
donde menciona que los zapotecas tu-
Y esto fue para castigarlos porque
vieron un dios unípede. “En zapoteca
no habían pensado en su madre, ni
encontramos Coqui-iy [...] ‘el señor del
en su padre, el Corazón del Cielo,
pie’,
llamado Huracán. Y por este moti-
dad” (1947:390) como una posible refe-
vo se oscureció la faz de la tierra y
rencia al ser mítico que personaliza al
comenzó una lluvia negra, una llu-
dios de la tempestad, relacionado al fe-
via de día, una lluvia de noche
nómeno meteorológico que los mayas
(Popol Vuh, 1997:23-24).
designaban como el huracán.
como
nombre
de
una
divini-
Ramón Arzápalo (Com. Verbal) mencio-
En el estudio sobre la tradición oral que
na que la palabra huracán, está consti-
Alain Ichón hace de los totonacos de la
tuida por el dígito hum, o el primer nu-
Sierra, dice que:
meral, seguido de r’a que actúa como un
“...la conjunción del trueno, el agua
posesivo gramatical del término kán
y el viento producen tempestades y
(que significa pierna), cuando se hace
que el rayo que sale de la sandalia
referencia a la energía que “solo tiene
de Aktzini en forma de serpiente o
una pierna”.
kitsis-Iuwa (5 serpiente), correspon-
Buscando identificar los símbolos aso-
de a la serpiente del viento o a la
ciados a las deidades relacionadas, se
makawite, protectora de la cosecha
encuentran diseños abstractos que pue-
del maíz” (Ichón, 1973:136).
den ser asociados al relato de mitos y
De los tepehuas, vecinos más cercanos
leyendas alusivas a esas energías, fenó-
a los totonacos de la Sierra de Puebla y
menos y elementos naturales que fueron
norte de Veracruz, Roberto Williams
captados por el pensamiento cosmogó-
menciona que el dios más importante y
nico prehispánico, en los que por igual,
más viejo es el Trueno, quien está cons-
incluye al Sol, la Luna y a los planetas y
tituido por: 16
el dios “Aktzini, traducido literalmente
elementos asociados.
como el Dueño del Agua [...] En su
Es probable que, desde las primeras
aspecto masculino, el Dueño del
etapas del pensamiento religioso me-
Agua es San Juan, fundido con el
soamericano, se haya considerado a
Viejo Trueno. Lapának es el Dueño
esa incontenible fuerza de la naturaleza
del Viento (‘un) (quien) camina con-
como una deidad, que en cada una de
tento por encima de los árboles [...]
las diferentes culturas recibe distintas
se cuela entre sus ramas o se pasa
denominaciones pero que comparten los
por debajo para desenraizarlos [y]
mismos atributos como dioses del agua,
corre por donde quiera, jugando con
el viento, los rayos y la tempestad, que
los
ahora conocemos con el popular nom-
remolinos”
(Williams
García,
1972:36-43).
bre de Tajín para la costa del Golfo, Tla-
Queda claro en este relato, que el
loc en el Altiplano, Chaac entre los ma-
Trueno se compone de dos elementos
yas y el Cocijo en las culturas de Oaxa-
de la naturaleza, que al unir sus fuerzas
ca.
se convierten en aquella antigua deidad
Posiblemente la idea de un dios con atri-
denominada Xa lapának xkán t’un. Dicho
butos tanto creativos como destructivos
nombre se compone de los vocablos Xa
ocasionó que, desde la perspectiva de
(con el que se indica dualidad o multipli-
una religión monoteísta encaminada a
cidad), lapának interpretado como gran
un severo proselitismo, no se aceptara
hombre o Señor, la x funge como el po-
que las deidades prehispánicas fuesen
sesivo de kan o agua y añaden una t (en
depositaras de la energía de plantas y
la posición copulativo-cacofónica de ‘un,
animales, tal como lo expresa Diego de
traducido como viento), es decir que, a
Landa al describir a Chaac el dios de
través del análisis etimológico de las pa-
larga y curvada nariz muy parecida a la
labras que forman su nombre, se pue-
de ese animal (Fig. 5):
den comprender las funciones impu-
…muy amigo del agua […] del tama-
tadas a esta deidad dual, con los múlti-
ño de mediana mulas, muy ligero y
ples atributos que los personificaba al
tiene zapata hendida como el buey,
dueño del agua, del viento y de otros
y una trompilla en el hocico en que 17
Fig. 5. Danta tomando una siesta. Se puede ver su larga nariz. Public Domain, Creative Commons CC0, Pixabay.
guarda agua. Tenían los indios por
mente al tapir con las divinidades de
gran valentía matarlas y duraba para
los cuatro puntos cardinales. Se nos
memoria el pellejo, o partes de él,
dice que los Itzaes de Petén adora-
hasta los biznietos, como lo vi yo;
ban un ídolo ‘de figura de caballo’
llámanla Tzimín y por ellas han
que llamaban Tzimin-Chac, ‘Caballo
puesto
del trueno o Rayo’ y lo consideraban
nombre
a
los
caballos
(Landa, 1986:136).
como el dios de las tempestades
Este concepto fue reconfirmado por
(Ortiz, op.cit.:488).
Plancarte y Navarrete, como es expresa-
En un revelador estudio, que Carlos Na-
do en la cita recogida por Fernando Ortiz
varrete hace, sobre “las narices ganchu-
cuando dice que:
das” de este animal y las esculturas del
Sabemos que las naciones de la
Chac, incluye el relato del zoólogo Álva-
América Central ligaban estrecha-
rez del Toro, cuando especifica que: 18
“…el tapir puede considerarse un
ficie a pocos minutos para respi-
animal anfibio, que gusta de vivir en
rar” (Álvarez del Toro en Navarrete,
las cercanías del agua y a este ele-
1987:241).
mento acude en caso de gran peli-
Es obvio que Landa nunca vio la estela
gro. También por mero gusto se me-
N°11 de Kaminaljuyú, Guatemala, en la
te a los grandes ríos o lagunas pro-
que un personaje con la representación
fundas, donde bucea con gran habili-
del Chac, porta un tocado con esa pro-
dad; incluso en charcas de poca pro-
longada y curvada nariz, que pudiera
fundidad el tapir se echa sobre el
asociarse en alguna forma analógica
fondo, a veces estirando sus manos
con las características del tapir o danta,
y patas y alargando el cuerpo, luego
a partir del Preclásico Superior (Fig. 6).
sumerge todo lo más posible la ca-
Un especialista puede detectar los evi-
beza. Cuando la profundidad lo per-
dentes cambios cronológico-culturales
mite, el animal se sumerge comple-
que se observan en las representacio-
tamente, reapareciendo en la super-
nes del dios Chac, tal como Paul
Fig. 6. Detalle de la estela N° 11 de Kaminaljuyú, Guatemala. Museo Nacional de Arqueología y Etnología (MUNAE). Foto América Malbrán, 2010. 19
Schellhas diferencia los prominentes
Esta peculiar deidad, que lleva un espe-
rasgos nasales de este dios (dios “B”) de
jo humeante incrustado sobre la frente,
los que presenta ese apéndice en el dios
forma parte de la escritura glífica y ca-
“K” o Kawil (1904:16) (Fig. 7). Es decir,
lendárica, y con frecuencia aparece co-
que las prolongaciones son más delga-
mo ofrenda o emblema de rango y lina-
das y se extienden secuencias de finas
je. Por igual se encuentra como “cetro
contorsiones que se curvan en forma de
maniquí” o remate de los bastones de
espiral, parecida a las volutas con que
mando que portan los mandatarios de
representan los relámpagos, el fuego y
las
el viento que se enrosca formando las
Mando que solo la elite dirigente adqui-
trombas y huracanes.
ría por herencia genética o fuerza de
jerarquías
guerrero-sacerdotales.
conquista, antes de consagrarse simbó-
lica o metafóricamente como responsable de los atributos divinos. Considerando los muchos aspectos intercambiables entre los dioses mayas y sus homólogos en el resto de las cultu-
ras mesoamericanas, se podría decir que en todas las deidades prehispánicas representado como el dios con una sola pierna, como la del dios “K” y Tezcatlipoca entre otros, que portan el símbolo del poder constructivo-destructivo contenido en el huracán. Hasta ahora no he encontrado referencia oral en la Costa del Golfo que haga alusión a las deidades con un solo pie, y hay muy pocas referencias etnohistóricas que aludan a una deidad unípede,
Fig. 7. Dios Kawil con un recipiente de cacao. Códice Dresde, 1988:Lam.12a.
aunque en la lápida N°3 de El Tajín, un 20
personaje parece enfrentarse a la figura
quien, según la mitología náhuatl esta
de un pez o un saurio de trompa corta
íntimamente relacionado con Quetzal-
(tal vez un manatí) que lo ataca, de ma-
coatl, puesto que ambos son los hijos
nera semejante a la del relieve I B-5 de
escogidos por los dioses para recrear o
Chalcatzingo (Fig. 8).
volver a crear el mundo.
Por otro lado, en el Altiplano mexicano,
Se podría añadir que en la lengua
Tlaloc esta considerado como el dios de
náhuatl (convertida en lingua franca
la tempestad, el huracán, el rayo y los
dentro del área mesoamericana durante
relámpagos; y a Ehecatl-Quetzalcoatl
el Posclásico), se utilizó la palabra acxitl
con todos los rangos posibles que abar-
en referencia al remolino producido en
ca el viento, mientras que en el Popol
los remansos de agua, al igual que fun-
Vuh (Op. cit.) los asocian con Gucumatz,
gía como otro nombre del dios Quetzal-
en los Altos de Guatemala y Kukulkan,
coatl, especialmente al referirse a su ad-
entre los mayas peninsulares, equivalen-
vocación de Ehecatl o el dios del viento
te al Votán de los Altos de Chiapas.
a partir del Epiclásico.
No sería difícil que esa figura del Clásico
Algunos investigadores han comparado
llegara a ser conocida durante el Posclá-
la dualidad entre Quetzalcoatl y Tezcatli-
sico como el dios Tezcatlipoca (Fig. 9)
poca con la de los gemelos del Popol
Fig. 8. Relieve I B-5 de Chalcatzingo donde se observa a un saurio devorando a un humano. La figura parece encontrarse entre nubes en forma de volutas. Foto. América Malbrán, 2012. 21
Fig. 9. Tezcatlipoca en el Códice Borgia, 1898:lámina 73.
Vuh Hunampú y Xbalnqué, aunque la
que implicaría un significado metafórico
mayoría ha preferido aceptar esa misma
aún no definido, aunque iconográfica-
analogía entre Xolotl y Quetzalcóatl. Sin
mente se mantiene la tradicional lectura
involucrarse en las referencias míticas,
alusiva al personaje o deidad que en lu-
Remí Simeón (1977:778-781) dice que
gar del pie izquierdo lleva un espejo del
Xolotl significa “paje o sirviente” pero al
que sale humo, tal vez equivalente al
traducir la palabra Xotl (con un sonido
“espejo humeante” que lleva el dios “K”
fácilmente confuso), la traduce como
sobre la frente.
“pierna o pie”, mientras indica que xo-
En las referencias etnohistóricas se
necuiltic significa: “cojo o el del pie torci-
menciona que el hechicero Tezcatlipoca
do”.
tenía un espejo (Itlachia) con una perfo-
Algunos estudiosos del náhuatl traducen
ración al centro por donde adivinaba las
Tezcatlipoca como “el humo del espejo”
intenciones psicológicas de quienes lo 22
consultaban a manera de oráculo.
Ichón, Alain
Entre los mayas el espejo humeante que
1973 La religión de los Totonacos de
lleva el dios “K” sobre la frente, no solo
la Sierra. Serie Presencias N° 24,
pudiera revelar el oráculo o futuro dinás-
Instituto Nacional Indigenista; Se-
tico antes referido, pues al incluir al sím-
cretaría de Educación Pública,
bolo del rayo o el relámpago en forma
México.
de la serpiente de fuego que porta, co-
mo cetro maniquí el gobernante maya y
Landa, Fray Diego
que pudiera implicar también, ese temi-
1986 Relación de las cosas de Yuca-
do poder constructivo-destructivo conte-
tán, 13a Edición, Editorial Porrúa
nido en la furia del huracán.
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24
Sistemas y materiales constructivos de la Zona Arqueológica El Tlatoani, Tlayacapan, Morelos Raúl Francisco González Quezada1 y Enrique Méndez Torres2
Introducción
L
a Zona Arqueológica El Tlatoani se ubica en el municipio de Tlayacapan, al norte del actual estado de Morelos, fue erigida sobre uno de los cerros que
forman parte de la Sierra de Tepoztlán en el cerro que le da nombre y es solamente una sección de un gran asentamiento en la localidad que tiene su fundación hacia el horizonte Preclásico, que por el momento le llamaremos Zona Arqueológica de Tlayacapan (ZAT). En algunas secciones de este gran asentamiento hemos identificado contextos primarios con fechamientos de radiocarbono asociados al Preclásico Terminal (entre el 50 a.n.e. y el 50 n.e.); Clásico Terminal (600 n.e.) y Posclásico Temprano (entre el 1050 y el 1100 n.e.). Actualmente, y desde 1987, se cuenta con registro formal en el Catálogo de Zonas Arqueológicas del Estado de Morelos. Sin embargo, para la comunidad tlayacapanense su existencia es parte de una noción ancestral. A la Zona Arqueológica El Tlatoani se llega dejando un camino de terracería para dirigirse por una vereda que nos conduce hacia la intersección de los cerros Huixtlaltzin y El Tlatoani, desde aquí se pueden apreciar una serie no continua de escalonamientos de difícil fechamiento, donde algunos podrían ser muy recientes. Este cerro se ha dividido en cuatro secciones fácilmente diferenciales. Al aproximarse a la sección baja del cerro El Tlatoani el acceso se realiza a través de intersticios de algunas peñas y en ellos se elaboraron desde época previa a la invasión española una serie de escalonamientos en lo que nosotros hemos denominado el área de los pasillos de acceso. Una vez sorteado cuatro de ellos se llega al área de terrazas, don1 Arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Investigador del Centro INAH Morelos. 2Arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Centro INAH Morelos. Centro de Estudios Sociales y Universitarios Americanos S.C. (CESUA). 25
de hasta el momento se han contabiliza-
cuentra la mayor concentración de es-
do más de 80; más arriba y antes de lle-
tructuras arquitectónicas, muchas de
gar a la cima se localiza un ejemplo de
ellas debajo de múltiples espacios terra-
arquitectura petrograbada o monolíti-
ceados adecuados para la actual activi-
ca consistente en una especie de re-
dad agrícola. Es acá donde hemos loca-
ceptáculo de gran formato localmente
lizado ocupaciones con arquitectura mo-
denominado como “la tina”; y finalmente,
numental del Preclásico Terminal, sin-
hasta arriba, domina el llamado conjunto
crónicamente coincidente con las prime-
central arquitectónico (Fig. 1).
ras fases de Teotihuacan. También se localizan múltiples estructuras que estu-
La Zona Arqueológica de Tlayacapan
vieron en funciones hacia el Posclásico
En la sección noroccidental del actual
Temprano (1100-1175 n.e.), momento
trazo del Tlayacapan Virreinal se en-
en que se encuentra en su mayor ex-
Fig. 1. Croquis general de la Zona Arqueológica El Tlatoani. Digitalizó Enrique Méndez Torres, 2012. 26
pansión el poder político de Tula, así co-
tente una serie de signos petrograbados
mo del Posclásico Tardío (1325-1521
que han sido sistemáticamente localiza-
n.e.), momento en que Tlayacapan se
dos en nuestras excavaciones bajo las
inserta como altepetl de tercer nivel en
artificiales terrazas que se emplazaron
el entramado tributario frente a la pode-
desde el Clásico en el cerro.
rosa Triple Alianza, bajo control directo
La magnitud de los procesos constructi-
de la cabecera de provincia tributaria de
vos requirió una enorme y compleja es-
Huaxtepec (Maldonado Jiménez, 1990).
trategia técnica, el procuramiento y el
En orden corológico de este estableci-
acarreo de diversos materiales para la
miento central de la ZAT se localiza pre-
ejecución de los elementos arquitectóni-
cisamente El Tlatoani, como un asenta-
cos que se elaboraron, tanto en la sec-
miento ubicado en uno de los cerros al
ción media donde se ubican las Terra-
poniente de este espacio urbano, que
zas como en la cima del cerro donde se
junto con el cerro Huixtlatzin, son las dos
sitúa el Conjunto Central Arquitectónico.
secciones que cuentan con contextos
Para este momento en América Media
arqueológicos de asentamientos perma-
en estos espacios centrales de la región
nentes y duraderos en la cimas, mien-
se había ya consolidado una sociedad
tras que existe otro pequeño cerro lla-
de tipo clasista que se basaba en el tri-
mado Popotzin donde solamente se ubi-
buto como estrategia de extracción de la
ca en su sección alta una especie de mi-
riqueza de las comunidades agroartesa-
rador o atalaya. Es precisamente para el
nales, y en este marco se proyectó se-
Clásico (200-650 n.e.) que el espacio
guramente cada proceso de trabajo y
social de la ZAT se expande y coloniza
también de cooperación para lograr el
permanentemente la cima del cerro Tla-
desbaste del material parental del cerro,
toani, seguramente sobre prácticas ante-
la adecuación de senderos, el escalona-
riores que utilizaron el espacio para acti-
miento de las pendientes, la fábrica de
vidades diversas que no precisaron de
los paramentos y la ejecución de las
emplazamientos permanentes, entre las
huellas de cada terraza, así como los
que claramente se involucraron rituales
elementos de llamado Conjunto Central
de los que quedaron como prueba exis-
Arquitectónico localizado en la cima, que 27
consiste en un templo orientado hacia el
tería. Los materiales constructivos impli-
sur.
cados son la toba volcánica, el tezontle,
Debieron existir sectores en el asenta-
el basalto vesicular, laja o ixtapaltete,
miento general de la ZAT de grupos
cal, tierra, arcilla, tepetate, madera y
subordinados que se consolidaron en
agua.
cada momento histórico como fuente viva de valor, compelida y convencida ha-
El espacio geográfico
cia la construcción y mantenimiento del
Cada espacio físico que modifica una
complejo asentamiento en la cima de
sociedad determinada sirve de marco
estos cerros.
general para modular sus sistemas
Todos los insumos necesarios para los
constructivos y los materiales que resul-
procesos de trabajo y cooperación cons-
tan de mayor factibilidad de uso debido
tructivos de elementos arquitectónicos
a su abundancia, accesibilidad y técni-
comprenden los materiales constructi-
cas desarrolladas para su aprovecha-
vos, mientras que los sistemas construc-
miento.
tivos engloban a las técnicas y estrate-
A esto se añaden materiales foráneos
gias sistemáticas que un grupo social
que se utilizan por encontrarse asocia-
dedicado a este campo práctico social
dos a cargas sígnicas de prestigio o ele-
desarrollan en la solución de elementos
mentos cosmovisionales.
arquitectónicos en una sociedad y tiem-
El cerro El Tlatoani forma parte de la
po determinado. Así establecido el en-
Sierra del Chichinautzin (Fig. 2), la cual
torno del tema, revisaremos en este ar-
se formó por actividad volcánica en el
tículo de manera general, los materiales
Mioceno dejando capas de lava, tobas
y sistemas constructivos al momento
volcánicas, cenizas, areniscas y fluidos
identificados en la ZAT, con puntual inte-
piroclásticos (Lenhardt, et al. 2010), por
rés en la Zona Arqueológica El Tlatoani.
lo que el material pétreo de origen ígneo
En la ZAT podemos distinguir dos siste-
abunda no sólo en el espacio físico, sino
mas constructivos generales que los de-
también moduló el orden arquitectónico
nominaremos Arquitectura Petrograbada
local.
o Monolítica y Arquitectura de Mampos28
Fig. 2. Cordillera que bordea el actual poblado de Tlayacapan, cerro Huixtlaltzin (C.H.), cerro Tlatoani (C.T.), cerro Cihuapapalotzin (C.C.) y el cerro Tezontlala (C.Te). Foto Enrique Méndez Torres, 2012.
Arquitectura Petrograbada o Monolíti-
mentos en las orillas quizá para canali-
ca
zar líquidos y otras pequeñas horadacio-
Denominamos arquitectura petrograba-
nes rectangulares (Fig. 3). Eventualmen-
da o monolítica a aquella que se aprove-
te pudiera considerarse como un reser-
cha del material parental para la ejecu-
vorio ritual, al que accedía solamente la
ción de alguna sección o la totalidad de
clase hegemónica del Altepetl de Tlaya-
un proyecto arquitectónico. Labrada en
capan, desde éste punto se domina vi-
una gran sección de andesita permeable
sualmente el oriente de la serranía, lu-
de la misma toba volcánica de la que
gar donde se localiza la mayor parte del
está conformada esta sección de la Sie-
asentamiento.
rra de Tepoztlán, se encuentra la llama-
Las posibilidades de que este espacio
da Tina de Moctezuma. Desafortunada-
fuera utilizado directamente por alguno
mente el elemento se encuentra muy
de
fragmentado y es difícil estimar su fun-
Tenochtitlan,
cionalidad, las leyendas locales han
(que gobernó de 1440-1469) o Moctezu-
querido observar en ésta una tina don-
ma Xocoyotzin (que gobernó de 1502-
de, según la narración popular, se baña-
1520) aunque remota, puede tener un
ba el huey tlatoani, pues muestra una
cierto sentido. Huaxtepec habría sido
horadación que pudo captar líquidos y
conquistado o reconquistado por el mis-
de hecho cuenta aún con algunos puli-
mo Moctezuma Ilhuicamina, y no sólo en 29
los
dos
tlatoani Moctezuma
de
México-
Ilhuicamina
Fig. 3. Aspecto general de la llamada Tina de Moctezuma. Foto Raúl Francisco González Quezada, 2012.
este momento él manda a plantar ritual-
do Temazcal, se localiza en el paraje
mente cacao, vainilla y varias plantas al
denominado Temazcalapan en las inme-
“jardín” de Huaxtepec, que era un autén-
diaciones del cerro Temazcaltepec, una
tico espacio de resguardo y propagación
elevación al suroeste del actual poblado
de ejemplares vegetales, famoso este
de Tlayacapan. Se trata de una horada-
lugar no sólo por resultar la cabecera de
ción ampliada de un socavón natural
tributación del poder mexica, sino por-
con un estrecho ingreso por donde se
que acá eligieron colocar este jardín.
accede a una cámara que actualmente
Tlayacapan debió ser un paso obligado
se encuentra azolvada. Al fondo se loca-
en el camino hacia Huaxtepec desde la
liza una especie de nicho de 70 cm por
Cuenca de México por la vía de Milpa
70 cm por 15 cm de profundidad. Actual-
Alta (Maldonado Jiménez, op.cit.:46).
mente se realizan actividades vincula-
Otro ejemplo relevante, entre otros más
das con “brujería”, por su factura es am-
que se localizan en la ZAT, es el llama-
pliamente seguro que se efectuara su 30
talla en época previa a la invasión espa-
Su funcionalidad aún no está determina-
ñola y es funcionalmente factible que
da, en otros lugares de otras temporali-
haya sido utilizado, en efecto, como un
dades como en el patio hundido de Teo-
temazcal (Figs. 4 y 5).
pantecuanitlan hacia el Preclásico Medio
Un ejemplo más que también se en-
Martínez Donjuan (2011) han sugerido
cuentra en la elevación Temazcaltepec,
funcionalidades de observación astronó-
son las llamadas tinas. Se trata de un
mica en el espejo de agua que se con-
par de horadaciones en la toba volcáni-
tendría en estos espacios arquitectóni-
ca en sentido perpendicular una de otra
cos inundables. Función que no puede
que forman en planta una especie de
descartarse tampoco para el caso de la
letra “T”, la profundidad no excede los
llamada Tina de Moctezuma y otras de
50 cm aunque presenta una capa de
menor dimensión que se localizan en la
azolve. Desde este punto también es
sección
factible observar gran parte no solo del
Huixtlaltzin.
alta
del
asentamiento de Tlayacapan sino que abarca gran parte del Valle de Cuautla (Figs. 6 y 7).
Fig. 4. Acceso y nicho interno del llamado temazcal. Foto Adrián Fuentes Aguirre, 2012. 31
cercano
cerro
Fig. 5. Croquis transversal del temazcal. Dibujó Adrián Fuentes Aguirre, 2012.
Arquitectura de mampostería
nerales a la pendiente original del cerro
Este sistema constructivo lo hemos divi-
que fue empleada principalmente en la
dido en dos estrategias particulares, por
sección de Terrazas, en ella se utilizaron
un lado aquella que utilizó como estrate-
muros en talud fundamentalmente y es-
gia lo muros verticales, taludes y table-
calonamientos con el uso de piedras sin
ros, escalonamientos con sillares forma-
cara uniformada en su mayoría, y juntas
lizados en escuadras a 90 grados, así
de mortero de tierra, así como la presen-
como enlucidos y pisos donde intervinie-
cia en algunos puntos de enlucidos de
ron como cementante y acabado mez-
lodo que llegaron a estar en algunas
clas con distintos grados de cal-arena
secciones pintadas con un pigmento de
como mortero o solo arna. La otra estra-
color rojo, material no local y hasta aho-
tegia constructiva consideró la necesi-
ra no identificado.
dad de formalizar escalonamientos ge32
Fig. 6. Tina trabajada en la roca madre. Foto Adriรกn Fuentes Aguirre, 2012.
Fig. 7. Planta de la horadaciรณn en la roca madre. Dibujรณ Adriรกn Fuentes Aguirre, 2012. 33
Arquitectura
de
mampostería
con un escalón ascendente.
con
mortero de cal-arena
Frente a la estructura piramidal, se loca-
En la cima del cerro se localiza el Con-
liza un patio ligeramente hundido de
junto Central Arquitectónico, este espa-
planta cuadrangular delimitado el este
cio ha sido intervenido a lo largo de tres
con un pequeño cuarto de planta rectan-
temporadas de campo (2012, 2013 y
gular. La estructura arquitectónica más
2014) y nos ha permitido observar hasta
aparente es la última de tres momentos
el momento dos secciones generales, un
constructivos. Es altamente factible que
templo en la cima y una estructura que
la primera etapa pertenezca a un primer
combina escalinatas y cuerpos para mo-
momento asociado al Epiclásico (600-
vilidad de ascenso y descenso hacia el
1100 n.e.), mientras que la segunda sea
área del templo en la cima.
del Posclásico Temprano (1100-1175
La primera se localiza en la cima, se tra-
n.e.), y la última se trate del momento en
ta de una estructura piramidal desplanta-
que se realiza toda una transformación
da sobre el material parental que en al-
en el asentamiento y quedan sepultados
gunas secciones fue desbastado para
templos, palacios y talleres que fueron
ajustar algunos de los elementos arqui-
emplazados en esta fase en las terra-
tectónicos de mampostería y para algu-
zas, quedando solamente en función al-
nos escurrideros para captar y almace-
gunos espacios en la sección más alta
nar agua. Su escalonamiento esta flan-
de las mismas, sin que tengamos noticia
queado con alfardas con talud-tablero.
si el templo continuaba en funciones o
Muestra un solo cuerpo con orientación
se clausuró. Hacia la última etapa previa
hacia el sur, nos muestra elementos de
a la invasión española quizá solamente
haber sido sostén de muros, columnas o
las terrazas servirían de punto estratégi-
pilastras, por lo que deducimos que
co de control militar y se redujeran las
eventualmente no estuvo cubierto, y se
actividades en la sección alta.
trataría de un espacio antecedente a un
La segunda es una sección hacia el sur
cuarto que remata en la sección norte de
y abajo del templo en la cima, es un sec-
tal estructura piramidal. Éste último tuvo
tor de movilidad que cuenta con una se-
alguna cubierta y para acceder contaba
rie de espacios escalonados y remata 34
con alfardas en talud. Se han localizado
tas irregulares pero con tendencia gene-
también acá, cuerpos que limitan los es-
ral a segmentos curvilíneos que forman
calonamientos con el uso del talud-
espacios horizontales de hasta 50 me-
tablero.
tros de longitud y en algunos puntos más de diez metros de ancho.
Arquitectura
de
mampostería
La función de las terrazas en América
con
mortero de tierra
Media tiene un espectro funcional que
Inmediatamente después de ascender
va de lo habitacional, lo agrícola, hasta
por los cuatro pasillos del único acceso
lo arquitectónico para contención de la
a la cima, tras unos angostos y peligro-
erosión y estabilización de estructuras.
sos pasos entre la sección alta de las
Durante las exploraciones que hemos
verticales peñas, se accede al área de
realizado tuvimos la oportunidad de ex-
las terrazas (Fig. 8). Esta es un área in-
cavar varios puntos de estas para cono-
clinada que asciende hacia el noroeste a
cer su funcionalidad social.
través de decenas de terrazas con plan-
Hemos encontrado que quizá en la ulti-
Fig. 8. Terraza con una escalera adosada mostrando su parte interna consistente en relleno de tierra. Las hiladas del muro y de la escalera descansan sobre la roca madre modificada para asentar las rocas. Foto Enrique Méndez Torres, 2012. 35
ma etapa de ocupación las terrazas se
en las terrazas marca en general un as-
normalizaron dejando pocos espacios,
censo en zig-zag, quizá asociado a una
sobre todo en las más altas, para la ha-
estrategia de defensa en caso de ata-
bitación, dejando las demás como ele-
que.
mentos constructivos de estabilización y
Este elemento arquitectónico permitió
ordenamiento del proyecto arquitectóni-
nivelar pendientes colocando un muro
co que remata en la cima del cerro. Sin
seco de piedras y rellenado con tierra y
embargo, esto habrá sido así solamente
piedras de diversos tamaños hasta el
para esa última etapa de ocupación de
nivel superior del muro, de este modo se
la zona alta del cerro, esa que encontra-
pudo obtener espacios nivelados en la
ron los invasores españoles en el siglo
parte superior.
XVI. En las excavaciones pudimos ob-
Este sistema constructivo consta de dos
servar etapas anteriores que contienen
partes, un peralte o pared y una huella o
pequeños templos y altares, así como
planta. El peralte está constituido por el
espacios habitacionales, talleres domés-
mismo muro con una ligera inclinación
ticos, necrópolis, y posiblemente unos
hacia el interior de la terraza (Fig. 9).
palacios. Todo ello emplazado entre los
Para lograr solidez estructural en los
siglos VII y el XII, dotándose de una fiso-
muros
nomía distinta a la que ahora observa-
“cuatrapear” las rocas donde el peso de
mos sobre las huellas planas de las te-
las mismas también juega un factor im-
rrazas.
portante en el balance. Las huellas lo-
Se llega a los distintos niveles a través
gradas siempre muestran el desafío de
de una estrategia de escaleras, que pue-
los desagües y la erosión pluvial, por lo
den ser escalones formados por piedras
cual efectuaron canalizaciones en el ma-
voladizas empotradas en el mismo mu-
terial parental y algunos otros ejecuta-
ro, escaleras remetidas formando parte
dos en piedra volcánica, ninguno de los
del muro o adosadas. En cada nivel
últimos se ha encontrado in situ.
fue
necesario
“amarrar”
o
existe una escalera, pero se han encontrado algunas terrazas que cuentan con
Los materiales constructivos
dos accesos. El sistema arquitectónico
En esta sección veremos algunos de los 36
Fig. 9. Conformación de las partes de terrazas en huella o planta constituyendo la parte superior que es delimitada por la pared o peralte. Nótese que las piedras están cuatrapeadas y no una encima de la otra en hileras verticales. Foto Enrique Méndez Torres, 2013.
avances puntuales sobre los insumos
destaca en la Arquitectura Petrograbada
para las estrategias y sistemas construc-
o Monolítica que se ejecutó precisamen-
tivos que se encuentran presentes en la
te sobre el material parental.
Zona Arqueológica El Tlatoani.
Este tipo de roca está presente en todos
los cerros que circundan el poblado de
Toba volcánica
La formación geológica de la totalidad
Tlayacapan y no se ha apreciado una
del cerro El Tlatoani es de toba volcáni-
mina de este material como tal. Por su
ca, aunque se han reconocido algunos
compactación suele ser un material im-
espacios con distinta dureza, porosidad
propio para la construcción, pero sirvió
y compactación, variando su permeabili-
de material de relleno.
dad, y es posible que algunos materiales
constructivos fueran aprovechados. El
Tanto el tezontle rojo como el negro se
uso constructivo más claro de la toba
pueden encontrar en abundancia en un 37
Tezontle
cercano cerro a menos de dos kilóme-
empleó en la construcción de muros,
tros al noreste del cerro Tlatoani. Se tra-
tanto como de relleno como en el acaba-
ta de la actual mina de tezontle ubicada
do final con bloques de distintos tama-
en el cerro Tezontlala (C.T.), en la parte
ños, hemos registrado los más grandes
superior se puede encontrar tezontle de
con 55 cm de largo. Algunos de estos
color negro, que suele ser muy poco pe-
bloques fueron trabajados dejándoles
ro el resto es de color rojo. Se trata de
desde una hasta 6 caras. Semejante
un domo de espuma volcánica que aho-
uso se le dio también en la época Virrei-
ra ha formado un cerro (Fig. 10).
nal.
No es el único cerro con estas caracte-
Se empleó también con una granulome-
rísticas, existe otro cerro con las mismas
tría menor, con un diámetro variado en-
propiedades a menos de 4 km en la ve-
tre los 1.5 cm y 0.4 cm para ser coloca-
cindad en el pueblo de Totolapa.
do como mezcla para mortero, enlucidos
Este material fue muy explotado en épo-
y pisos.
ca previa a la invasión española y se
Fig. 10. Mina de tezontle en el cerro Tezontlala. Foto Enrique Méndez Torres, 2012. 38
este material en su variante de aguje-
Basalto vesicular
Apreciamos dos tipos de basalto, a uno
reado, que pueden servir como referen-
se le llamó liso y a otro agujereado, esto
cia del aprovechamiento de esta roca en
por la porosidad de cada uno. El basalto
la construcción de muros.
es una roca perteneciente a un evento
Este material se utilizó en la época pre-
volcánico previo al que formó la toba de
via a la invasión española en la cons-
la Sierra. En los escurrideros y drenajes
trucción de muros, tanto como relleno
de la serranía este material ha quedado
como acabado final de muros, principal-
al descubierto. Sin embargo se pueden
mente el agujereado por su gran porosi-
apreciar en los derredores de los valles
dad que permite la adherencia de los
cercanos afloramientos de este material
distintos aplanados, ya sea de cal o de
que pudieron haber sido explotados a
tierra (Fig. 11).
una distancia no mayor de los 4 km a la
También la pequeña elevación del Amix-
redonda. En la actualidad solo se han
tepec, es un domo de basalto vesicular
apreciado algunos bancos modernos de
casi en su totalidad, es altamente pro-
Fig. 11. Basalto vesicular del tipo agujereado empleado como acabado de un muro, el cual, gracias a su porosidad, permite una mejor adherencia del aplanado, tanto de estuco como de tierra. Foto Enrique Méndez Torres, 2012. 39
bable que de algunos de estos puntos
reste del poblado actual de Tlayacapan,
se haya echado mano para explotar al
aún dentro de su jurisdicción, se han en-
material que se utilizó para la construc-
contrado pequeños yacimientos de lajas,
ción en el Tlatoani.
solo que de mayor grosor. En el contex-
to arqueológico las hay de distintos gro-
Laja o ixtapaltete
Tenemos evidencia del uso de este ma-
sores y tamaños y se han encontrado
terial desde épocas muy tempranas co-
desde 1 hasta 4 cm de grosor.
mo el Preclásico Terminal (150 a.n.e.-
Su nombre proviene del náhuatl y apa-
150 n.e.) en el cercano pueblo de San
rentemente se deriva del vocablo ixtla-
Andrés Cuauhtempan donde se empleó
palteca que se podría traducir como pie-
para cubrir pequeñas cistas o cámaras
dra que se extiende o se coloca de lado;
funerarias. De similares condiciones se
aparentemente este elemento construc-
localizaron tres entierros en la parte baja
tivo del talud-tablero es tan antiguo co-
del cerro Tlatoani para la misma tempo-
mo el Preclásico Tardío (350-200 a.n.e.)
ralidad.
y
En el Conjunto Central Arquitectónico
Tlaxcalteca, con énfasis en éste último
desde el año 600 n.e se desarrolló el
lugar, donde conocemos los más anti-
uso de lajas en voladizo que sirve de ba-
guos ejemplos en las zonas de Tlalanca-
se al tablero que es soportado por el ta-
leca y Tetla y lograron una diáspora co-
lud que flanquea las escaleras principa-
mo rasgo cultural arquitectónico panre-
les del templo (Fig. 12).
gional que abarcó prácticamente toda
También están presentes en una estruc-
América Media (Gendrop, 1984:4, 21,
tura arquitectónica en la sección baja del
27).
cerro, en un punto central de la antigua
ciudad de Tlayacapan, que pertenece al
La utilización de la cal como material
primer siglo de nuestra era, ubicado en
constructivo se tiene arqueológicamente
el llamado Preclásico Terminal (Fig. 13).
reportada en el sitio de Çatalhöyük en la
De este tipo de lajas hasta la fecha no
península de Anatolia, en la actual Tur-
se han encontrado depósitos aunque
quía, entre 7400 y 6000 a.n.e. e incluso
hemos sido informados que hacia el no-
hasta la mitad del sexto milenio. Coloca40
tendría
un
origen
Teotihuacano-
Cal
Fig. 12. Aspecto de dos alfardas de la estructura piramidal del templo en la cima del Tlatoani, la última estructura y la subestructura, en ambas se puede apreciar el uso que le daban para soportar el tablero, la última fase pertenece el Posclásico Temprano. Nótese también el aprovechamiento del tezontle rojo y negro que fueron careados en por lo menos dos de sus facetas. Foto Enrique Méndez Torres, 2014.
Fig. 13. Aspecto de la estructura piramidal localizada en la sección baja del Cerro Tlatoani perteneciente al primer siglo de nuestra era. Acá se muestra también el uso de la laja ixtapaltete para soportar el muro o tablero vertical sobre el muro en talud. Al fondo a la derecha se aprecian otras más que salieron a manera de relleno ya descontextualizado. Foto Berenice García Vázquez, 2013. 41
da en pisos y muros, en múltiples capas
dominio social de los momentos de
que quizá se iban colocando sistemáti-
transformación, desde la calcinación de
camente con lapsos determinados, otor-
piedras calizas (carbonatos cálcicos) al
gaban un ambiente fresco, permitían la
menos hasta los 900-1000°C para la
iluminación y derivaban en un espacio
producción de cal viva (donde se deriva
higiénico al absorber olores y fluidos del
óxido de calcio y anhídrido carbónico) y
cuerpo que eran absorbidos y transfor-
posteriormente desarrollar el proceso
mados químicamente (Hodder, 2012:45,
tecnológico del apagado o agregado de
60). El uso de la cal como material cons-
agua (con lo que surge un hidróxido cál-
tructivo ocurre entonces durante el Neo-
cico) y con la intemperización (con lo
lítico, y es efecto de la llamada Revolu-
que se agrega anhídrido carbónico) don-
ción Tribal, cuando el sedentarismo es
de continúa el proceso de carbonatación
un hecho.
ya efectuado en el orden constructivo
En América Media el uso de la cal se
(Gárate, 1984:87). Todo esto requirió de
comenzó a diseminar a partir del Preclá-
una serie de actividades implicadas en
sico Medio (1100-500 a.n.e.), ya que los
el proceso, desde la identificación de los
contextos previos del Preclásico Tem-
bancos de piedra caliza, el proceso de
prano se reducían a procesos constructi-
procuramiento, la elaboración de hor-
vos basados en morteros de tierra y des-
nos, la inclusión de combustible en el
grasantes minerales u orgánicos, así co-
proceso, la quema, el almacenamiento,
mo adobes. La fuente sociohistórica del
el proceso de hidratación, a los que es
uso de cal está asociada en América a
preciso añadir para cada caso herra-
las primeras sociedades clasistas y su
mientas y conocimiento técnico de cada
uso aún se puede localizar con muy po-
momento.
ca frecuencia entre algunas comunida-
Este material es totalmente ajeno al pai-
des campesinas y étnicas diseminadas
saje de Tlayacapan por estar en un terri-
en lo que ahora es México y Centroamé-
torio volcánico, sin embargo, a unos 10
rica.
kilómetros al oeste está el poblado San
Para el ejercicio del uso de la cal en los
Andrés de la Cal en el actual municipio
procesos constructivos es necesario el
de Tepoztlán, un espacio sobre un de42
pósito de piedra caliza, de donde se pu-
mienzo de construcción del templo en la
do haber extraído.
cima, que a diferencia de los demás sis-
En Tlayacapan localizamos en 2013, un
temas constructivos en El Tlatoani, in-
pequeño horno en la sección baja del
cluyó mortero de cal en su construcción
cerro El Tlatoani, en éste se localizaron
(Fig. 14).
evidencias que haber sido utilizado para
Este producto se empleó principalmente
la producción de cerámica, pero también
en la manufactura de algunos pisos don-
se encontró evidencia de haberse que-
de llegamos a encontrar una secuencia
mado piedras calizas, lo que nos hace
de hasta siete sobreposiciones.
pensar que se pudo haber empleado el
horno para elaborar una cantidad peque-
Este elemento natural es abundante en
ña de cal, quizás de autoconsumo. Los
el valle, no así en las distintas secciones
fechamientos nos permiten ubicar este
del cerro, la que se pudiera encontrar es
elemento en funcionamiento hacia el
porque lleva años de formación in situ,
año 600 n.e., es decir, sincrónico al co-
pero en época previa a la invasión es-
Tierra
Fig. 14. Aspecto general del horno de cerámica y cal ubicado en Tlayacapan. Foto Enrique Méndez Torres, 2013. 43
pañola, al hacer las adecuaciones nece-
desgrasantes minerales o vegetales. Al
sarias para el modelado del cerro fue
platicar con algunos alfareros nos han
necesario reorganizar los materiales, re-
comentado que algunos bancos de ma-
tirando rocas y quizás tierra para acomo-
terial de arcilla para la elaboración de
dar las nuevas capas.
sus distintos productos alfareros se han
De éste material apreciamos dos usos,
ido agotando y con el crecimiento de la
el primero como relleno de las terrazas.
mancha urbana han sido absorbidos y
Al comenzar las excavaciones para la
otros han caído en desuso, por lo que se
restitución de volumen de los muros co-
han tenido que ver en la necesidad de
lapsados apreciamos un alto índice de
buscar otros yacimientos en las afueras
tepalcates, conforme se fueron haciendo
del pueblo.
los análisis de materiales apreciamos
Como ya se mencionó en renglones an-
una disparidad entre las fechas tipológi-
teriores, tenemos la evidencia arqueoló-
cas del material cerámico, Preclásico,
gica de que Tlayacapan fue un pueblo
contra el uso de la terraza, Clásico o
alfarero por lo menos desde el Clásico,
Posclásico Temprano.
donde explotaban sus yacimientos de
Se infirió que la tierra de relleno había
barro y aprovechaban algunos tipos de
sido trasladada de alguna parte del cer-
madera para la quema de su cerámica.
cano valle y ésta venia enriquecida con
En los tres años de exploración arqueo-
los materiales arqueológicos del Preclá-
lógica se han encontrado fragmentos de
sico.
material cerámico gruesos, y con el aná-
Otro uso de la tierra debió de haber sido
lisis de los mismos hemos apreciado un
como carga en distintas proporciones en
patrón y nuestras conjeturas apuntan a
las mezclas de morteros de tierra y en
que se trata de remates arquitectónicos,
los de cal para pegar piedra, aplanados
almenas.
y pisos.
Tepetate o tierra amarilla
Este material consiste en una tierra en
Arcilla
Sabemos que un determinado tipo de
proceso de solidificación, una de sus ca-
tierra es empleada para la elaboración
racterísticas es que es tierra infértil y ca-
de barro para la alfarería, agregándosele
rece ya de materiales orgánicos. Tritu44
rándola resulta ideal en la elaboración
no toda la madera es apta para soportar
de adobes, se puede aprovechar tam-
ciertas cargas de trabajo, pero sabemos
bién para la mezcla de tierras en la ela-
que el pino es abundante en la cercanía
boración de determinado tipo de cerámi-
y suele ser una madera muy noble. Una
ca pero sobre todo es óptima mezclán-
especia que se ha encontrado en el mis-
dose con cal en la elaboración de mez-
mo cerro y el entorno es un árbol de ma-
clas. En la actualidad algunos yacimien-
dera muy resistente, le llaman quie-
tos se localizan en la parte Sureste y
brahacha (Acacia unijuga), que se pudo
Noreste de las inmediaciones del actual
utilizar para la elaboración de morillos,
asentamiento del pueblo de Tlayacapan
vigas pequeñas y trabes.
(Fig. 15).
Agua
Debido a la conformación volcánica del
Madera
La madera se pudo haber utilizado como
cerro, lo manantiales y ojos de agua son
polines, escaleras o andamios. Si bien
nulos en dicha elevación, salvo un pe-
existen recursos madereros en la región
queño venero que en época de mucha
Fig. 15. Extracción de tepetate a las afueras del pueblo. Foto Enrique Méndez Torres, 2014. 45
sequia deja de escurrir agua.
foráneos.
En una cañada cercana existen ojos de
Dentro de los materiales locales hemos
agua que están activos todo el año y
distinguido el basalto vesicular, tanto el
existen otros cerca del pueblo que anti-
liso como el agujereado, el tezontle rojo
guamente dotaban de éste líquido a la
o negro, la toba volcánica, las lajas ba-
población.
sálticas, tierra para rellenos, arcilla, te-
Esta debió de haberse trasportado ya
petate y agua. Respecto a los materiales
sea desde la cañada o quizás de un ojo
alóctonos se ha apreciado piedra caliza
de agua cercano al cerro y estar almace-
en bloques pequeños.
nado en contenedores de barro.
Los sistemas constructivos observados
Aunque en el sitio existen múltiples ho-
en la Zona Arqueológica El Tlatoani son
radaciones menores llamadas xicallis, es
efecto de la organización para la produc-
imposible que hayan servido para alma-
ción de los espacios sociales contene-
cenar suficiente agua por varios días.
dores de una serie de campos prácticos para los que sirvió este espacio en la
Conclusiones
cima. Antes del Clásico, sin poder aún
Dentro de los materiales visibles que for-
determinar en qué momento pero si con
man los más de los cuerpos de fábrica
seguridad desde el Preclásico Terminal
en El Tlatoani hemos podido apreciar el
(150 a.n.e.-150 n.e.), se utilizaron cier-
uso de materiales fundamentalmente
tos espacios en la peña para la ejecu-
locales de origen ígneo, efecto de las
ción de signos petrograbados asociados
mismas formaciones geológicas locales.
a procesos rituales que aún están por
Conociendo la diversidad de materiales
investigarse en detalle, pero que hemos
podemos inferir su procedencia a razón
avanzado con el registro de más de una
que también se conocen los alrededores
docena de ellos, acá eventualmente se
geográficos en el paisaje gracias a los
habrán ejecutado algunos escalona-
recorridos de superficie llevados a cabo
mientos para el ascenso.
en las dos primeras temporadas. De és-
La funcionalidad asociada al culto du-
te modo hemos podido apreciar cuáles
rante el Clásico (200-600 n.e.) bien pa-
materiales pueden ser locales y cuáles
rece estar vinculada con un culto a Tlá46
loc, deidad más reiterativamente presen-
eventualmente incluso algún palacio,
te en los materiales cerámicos que he-
serían clausurados para ampliar las te-
mos recuperado de la sección de basu-
rrazas y darles un aspecto plano y de-
rero del templo en la cima. Para este
fensivo, apostando los accesos a mane-
momento es probable que se contara
ra de zig-zag tal como se puede apreciar
con un templo de material constructivo
hasta el momento en los procesos de
deleznable asociado a elementos petro-
consolidación y restituciones volumétri-
grabados como altares y xicallis.
cas que hemos realizado del último mo-
Para el comienzo del Epiclásico (600
mento de ocupación antes de la invasión
n.e.) ya contamos con un primer mo-
española.
mento constructivo del templo en la cima
En cada momento, se utilizaron prefe-
con el uso de mampostería con cemen-
rentemente materiales constructivos lo-
tantes y enlucidos de cal-arena.
cales, y el reto siempre estuvo implicado
Hacia el Posclásico Temprano en el si-
en la cantidad de energía humana que
glo XI, la cima mostró su mayor magni-
implicaba cada proceso constructivo y
tud de diversificación de campos prácti-
de mantenimiento a los elementos arqui-
cos asociados quizá a la última amplia-
tectónicos en el lugar. En mucho, se
ción del templo en la cima. El uso de
puede pensar que los grupos hegemóni-
materiales constructivos se amplió en
cos que decidieron el emplazamiento en
gran magnitud y se desarrolló el terraceo
la cima no eran necesariamente los mis-
de prácticamente todo el espacio de la
mos que se encargaban del rudo trabajo
cima con terrazas que usaron como es-
de construir. Cada proceso que a nivel
trategia constructiva el uso de la tierra
de valle cuestan una cierta cantidad de
como cementante y enlucidos, incluso
esfuerzo, en la cima de este cerro se
se efectuaron pisos con este material.
multiplica por mucho. Cada piedra em-
Para el Posclásico Tardío al parecer el
plazada en la cima implicó el procura-
templo en la cima deja de funcionar co-
miento de los materiales como en el va-
mo tal y los múltiples espacios que antes
lle, pero un acarreo que hizo de ésta
se ocuparían con pequeños templos, es-
una obra de asombrosa inversión de
pacios asociados a talleres domésticos y
tiempo y energía humana. Un asunto 47
último lo agrega la necesidad del agua
vertido en ese puesto de características
para los procesos constructivos que se
bélicas que habría encontrado resisten-
ve implicada de manera ineludible en
cia ante las tropas indígenas y españo-
muchos pasos de la preparación de
las comandadas por Hernán Cortés en
mezclas, emplazamiento de materiales
ese abril de 1521.
constructivos y muchos más, debió haberse subido en cántaros de barro y esto
Agradecimientos
debió complicar los procesos.
Agradecemos la colaboración en este
Cada sociedad en la historia decide en
artículo a distintos pobladores de Tlaya-
qué se aplica la riqueza socialmente pro-
capan que no solo han participado con
ducida, la energía de una sociedad que
nosotros en los trabajos de investigación
dedica su esfuerzo a emplazar este tipo
sino con sus aportes respecto a diversos
de asentamientos se ve circunscrita a un
aspectos que nos han llevado a conocer
sistemático gasto energético. En Tlaya-
la ubicación de algunos yacimientos de
capan la diacronía de estas amplias con-
materiales, entre ellos los señores Teo-
vicciones para construir en la cima de
doro Vidal y Marcos Garma. Los croquis
los cerros se entrevera como ingrediente
de la Arquitectura Petrograbada o Mono-
principal el orden cosmovisional en mo-
lítica fueron ejecutados por el P. A.
mentos previos al Clásico. Mientras que
Adrián Fuentes Aguirre, colaborador del
se van agregando elementos de compul-
Proyecto de Investigación y Conserva-
sión religiosa y político-simbólica para
ción de la Zona Arqueológica El Tlatoa-
los momentos posteriores del Epiclásico
ni, Tlayacapan, Morelos.
y Posclásico Temprano. Finalmente en el último momento hacia el Posclásico
Bibliografía
Tardío debemos considerar la compul-
Gárate, Ignacio
sión hegemónica que había hecho de
1994 Artes de la cal. España, Ministerio
Tlayacapan un pueblo tributario más de
de Cultura, Instituto de Conserva-
una provincia subalterna del poder mexi-
ción y Restauración de Bienes
ca al sur de la Sierra de Chichinahutzin y
Culturales, Instituto Español de
el espacio en El Tlatoani se habría con-
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Ed.,
Switzerland. Pp.817–832. 49
FIESTA DE LA SANTA CRUZ EN LA COMUNIDAD NAHUA DE SAN FRANCISCO OZOMATLÁN EN GUERRERO, MÉXICO
Renata Bautista Mendoza1 y Paola Santa María Rabadán2
Introducción
S
an Francisco Ozomatlán es una comunidad nahua de cerca de dos mil habitantes que se localiza en la zona noroeste del estado de Guerrero, a orillas del
río Mezcala (Hernández, 1999:54). La mayoría si no es que todas las comunidades indígenas nahuas basan su alimentación y su economía en la agricultura, los cultivos son su principal base de subsistencia. Al ser un área semidesértica con temperaturas muy altas, el proceso de riego de terrenos no se encuentra desarrollado o si lo está son muy pocas las comunidades que hacen uso de esta técnica por lo cual los agricultores dependen totalmente de las lluvias que son una de las más escasas en esta zona del país3. La temporada de lluvias es presente a inicios de mayo y termina rápidamente a finales de septiembre, y dadas las condiciones del clima hay pérdida de cosecha. Para los agricultores no es necesaria la lluvia todo el año puesto que esto no sirve al maíz ya que también necesita temporadas de sol fuerte para que crezca. “En realidad, lo más apropiado consiste en obtener el elemento idóneo: agua o sol en la cantidad deseada y en su alternancia en un momento preciso del crecimiento de la planta. Son
estos principios cruzados de calor y de humedad por un lado, de sequía y de frío por el otro, los que dan nacimiento a la vida y son necesarios para su crecimiento” (Hémond y Goloubinoff, 2008:138). Los elementos climáticos ocupan un lugar muy importante en el pensamiento y en las prácticas rituales de la comunidad nahua. 1.Estudiante de la licenciatura en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. 2.Estudiante de la licenciatura en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. 3.Información obtenida por el informante y curandero Jesús Castro habitante de San Francisco. 50
Los ritos prehispánicos pertenecían a un
portancia para el campesino indígena
elaborado calendario de fiestas basado
actual como para el de hace siglos. Los
en la observación del año solar, las esta-
rituales de pedimento que se llevan a
ciones y los ciclos agrícolas (Broda,
cabo están llenos de elementos católi-
2001a:22). El calendario católico tiene
cos y otros evidentemente prehispáni-
un papel primordial. Se utilizó como ba-
cos. Debido a la colonización y a la in-
se para definir las fechas importantes
serción de la iglesia en las comunidades
del año que va de la mano con las labo-
indígenas, los nahuas se vieron obliga-
res agrícolas y que los antiguos mexica-
dos a llevar estos rituales a lugares ale-
nos describían como sus calendarios
jados, como cuevas, cerros y sitios de
rituales.
culto clandestinos. Las peticiones y los
El maíz, siendo el elemento básico de
rezos en la mayoría de las veces se di-
las comunidades, es visto como un sim-
cen en náhuatl incluso en aquellas co-
bolismo dentro de los mitos y más den-
munidades donde el español es la len-
tro de los agrícolas, tal como lo mencio-
gua principal de comunicación entre
na Broda:
ellos (Villela, 2008:123).
“El maíz era la planta sagrada cuyas
La fiesta de la Santa Cruz forma parte
diferentes etapas de crecimiento se
del santoral católico que fue implantado
celebraban en el culto. Las diferen-
en México por los españoles “El primero
tes etapas del crecimiento del maíz
de mayo se celebraba en todas partes
se identificaban con diferentes dei-
de Europa la exaltación del verdor y el
dades. En los ritos de la siembra
retoñar de la naturaleza, de las flores,
(Tozoztontli y Huey Tozoztli) corres-
de la primavera y del amor; se trataba
pondientes a abril-mayo se invocaba
de una fiesta de orígenes paganos. El
a Chicomecoatl (Siete serpiente), la
tres de mayo, día de la Santa Cruz, esta
diosa de los mantenimientos en ge-
exaltación adquiría una expresión más
neral (Tonocayotl)” (Broda, 2001b:
cristiana, pues era respaldada por la li-
215).
turgia católica” (Broda, 2001b:195).
Los cultos del agua y de la fertilidad
El rito de la Santa Cruz es compartido
agrícola siguen teniendo la misma im-
por los pueblos de Guerrero, que se 51
componen de ciertos elementos muy im-
según López Austin (2004:136) repre-
portantes que pertenecen a un punto de
sentaba la vía de comunicación entre el
vista de la cosmovisión y el ritual. Dichas
cielo, la tierra y el inframundo. “El simbo-
características de la cosmovisión nahua
lismo de los ritos que se efectúan con
y los ritos tradicionales, son provenien-
estas cruces se centra en la siembra del
tes de las formas estructurales del culto
maíz y la petición de agua; además pro-
indígena, y la mezcla que se forjó en la
cura atraer al viento benéfico al tiempo
Colonia entre los elementos prehispáni-
que conjura los vientos dañinos” (Broda,
cos y católicos.
2001b:197).
El simbolismo nahua de la Cruz no es
Otro simbolismo importante dentro del
meramente católico-cristiano, tiene sus
ritual es la presencia del felino que re-
raíces y variantes prehispánicas locales.
fuerza la petición de lluvias. Dentro de la
«Si bien la cruz se invoca como “Nuestra
cosmovisión prehispánica el rugido del
Santísima
madre
jaguar tiene como propósito invocar al
[Tonatzin]”, estrechamente relacionada
trueno y la lluvia (Villela, op. cit.:129),
con el culto a la Virgen María), esta ad-
este felino adquirió importancia desde el
vocación se hace en el sentido de “la
Preclásico en la cultura olmeca, “El des-
Santa Cruz de nuestro mantenimiento” o
cubrimiento, hace tres lustros, del sitio
de “Nuestra Señora (o señor) de la tierra
de Teopantecuanitlan (Lugar del templo
que sembramos» (Olivera, 1979:144).
de los tigres), en el municipio de Copali-
Existe un simbolismo relativamente dis-
llo, vino a confirmar la fecha y la periodi-
tinto pues, algunos lo representan como
cidad que ya se atribuía a la presencia
una deidad femenina, mientras que otros
olmeca
lo representan de manera masculina, y
op.cit.:60). “Como resultado de esos an-
por otro lado se expresa como una dei-
tecedentes histórico-culturales, la figura
dad de dualidad (Ibíd.:152). Las cruces
del jaguar se va amalgamando y confun-
están relacionadas y enlazadas con el
diendo con la del tigre, por lo cual ahora
territorio del pueblo, así como también
sus varias manifestaciones reciben el
hay un simbolismo que conecta las cru-
nombre de este felino, aun cuando en el
ces con árboles como eje cósmico que,
fondo
Virgen”
(“nuestra
52
en
Guerrero”
subyace
la
(Hernández,
imagen
del
ja-
guar” (Villela, op.cit.:131).
formado parte de la religión estatal. En-
En la región centro-oeste del estado de
tre ellas, el principal elemento es el culto
Guerrero, a 64 km de su capital Chilpan-
agrícola que se encuentra en íntima re-
cingo, se encuentra una localidad nahua
lación con las manifestaciones de la na-
llamada San Francisco Ozomatlán que
turaleza” (Broda, 2001b:168).
se localiza en el Municipio Huitzuco de
Los ritos en donde converjan rezos,
los Figueroa (Fig. 1) se celebra una fies-
ofrendas y danzas son para la petición
ta de suma importancia, los días uno,
de lluvia que beneficiará a la siembra
dos y tres de mayo. Conocida como “La
que inicia en este mes, bendecirán al
fiesta de la Santa Cruz”, aunque el nom-
pueblo para que las cosechas no se
bre se incline totalmente al culto católico
pierdan y la comunidad tenga maíz en
los ritos tienen vestigios prehispánicos,
abundancia.
“el sincretismo religioso que surge a par-
La población de San Francisco se reúne
tir del siglo XVI retoma ciertas formas
con el comisariado el día 25 de abril pa-
del culto prehispánico que antes habían
ra comenzar con los preparativos en
Fig. 1. Huitzuco de los Figueroa, Guerrero. Tomado de INEGI, 2010. 53
cuanto a la realización de la fiesta de la
Arzápalo, 2010).
Santa Cruz. “La capacidad organizativa
Un hombre deberá ofrecerse para repre-
y el trabajo comunitario donde intervie-
sentar al tigre; personaje principal del
nen las autoridades con la ayuda de per-
ritual. «Para los nahuas, este animal
sonas
comisionadas
suele vivir en el monte y las barrancas,
son de primordial importancia. Esta or-
es la emanación del inframundo por lo
ganización del trabajo comunitario no
tanto está en relación con la lluvia y la
solo hace posible concretar la fiesta;
fertilidad, en la época prehispánica el
también permite que se mantenga viva
pelambre de este animal se asoció a las
la tradición que une a los miembros de
estrellas y a Tezcatlipoca; divinidad noc-
la comunidad” (Solís, 1997:47). Las
turna. Lo designan con el nombre de Te-
“madrinas” y “padrinos” se ponen de
cuaní, palabra que significa, el que tiene
acuerdo para la recolección de las san-
por función comer a los hombres»4 (De
días, los pollos y el pan que ofrendarán
Pury Toumi, 1992:154). La danza del
el día que inicia la fiesta. «En este pro-
Tecuaní es una mezcla de antiguas cos-
ceso festivo anual, destacamos el papel
tumbres prehispánicas y coloniales don-
de los mayordomos en cuanto organiza-
de se narra una historia de la época de
dores del esfuerzo colectivo para cele-
las grandes haciendas (Richmond de
brar dichas fiestas, enfatizando la orga-
Mejía y Mejía Zavala, 1984:12). El último
nización social que se establece en de-
día de abril se termina de repintar la
rredor de las mismas. Las mayordomías
máscara que usará el tigre y la ropa
o "sistemas de cargos" se encuentran
(Fig. 2) La indumentaria de Tecuani con-
entre los aspectos relativos a las claves
siste en traje de manta de color amarillo,
estructurales de la religiosidad popular.
pintado con pequeños círculos negros,
Los sistemas de cargos constituyen una
en la cintura se amarran una riata que
ordenación unificada y piramidal, com-
se eslabona y que, en nahuatl, es cono-
puesta por una jerarquía religiosa y una
cida como meyacotl o cordel de vida5,
específicamente
jerarquía civil, las cuales tienen sus fun4.Traducción de Abril Limón Contreras. 5. Informante Jesús Benítez, danzante del ritual en San Francisco.
ciones propias al interior de las comunidades que las mantienen» (Gómez54
Francisco Ozomatlán y la de Oztotempan, Federico nos explica que hay una
controversia al saber que Guerrero, siendo un estado de individuos dedicados a la artesanía de máscaras, éstas hayan sido elaboradas por un carpintero, ya que están forjadas con retazos de
madera sobrantes de sus labores.
Fig. 2. Máscara de Tecuani de la comunidad nahua de San Francisco Ozomatlán. Foto, Paola Santa María Rabadán.
así como del Xolo o perro (Fig. 3) que acompaña a los cazadores durante el ritual, los danzantes se reúnen por la noche para ensayar los pasos y la secuencia de la danza (Hernández, op.cit.:55). De acuerdo a la información proporcionada por Federico Reyes6, en el pueblo
Fig. 3. Mascara de Xolo de la comunidad nahua de San Francisco Ozomatlán. Foto, Paola Santa María Rabadán.
de Oztotempan fueron elaboradas tres máscaras de Tecuaní, de las cuales una fue extraviada y actualmente están en existencia dos, la perteneciente a San
6. Habitante de la comunidad San Francisco Ozomatlán. 55
El ritual inicia el día primero de mayo al-
cardinales (los cuatro que conocemos,
rededor de las seis de la mañana, con la
más el centro) y los cuatro vientos aso-
presentación de los danzantes y el Te-
ciados (Broda, 2001b:176).
cuani en la Iglesia de pueblo, donde se
La procesión es acompañada por dos
lleva a cabo la primera danza conforma-
Hueyquiztles9; hombres con máscaras,
da por 14 danzantes de entre 12 y 22
ropa andrajosa y sombreros de ixtle10,
años, fuertes, agiles y con la entereza
que hacen reír a la procesión, con chis-
de ejercer el ritual dado que danzan días
tes, albures y bromas (Fig. 7), los dan-
seguidos durante varias horas, portan un
zantes se mueven al ritmo de la melodía
sombrero con cintas de colores que
y el tigre corre entre la procesión para
cuelgan de él, representando los rayos
robarse las sandías de los huertos y lle-
del sol y el agua7, cada uno de los dan-
varlas a ofrendar.
zantes representan animales que han de
Las mujeres depositan la ofrenda al pie
acompañar al tigre, situándose en dos
de cuatro cruces adornadas con flores y
filas, de modo que quede uno frente al
listones que son vestidas con una espe-
otro y en frente un guía (Tabla 1) (Fig. 4)
cie de delantal (un tlaquenti)11, llevando
esta danza es realizada al compás de la
guajalotes y pollos con el fin de matarlos
música interpretada por un Pitero8 (Fig.
y prepararlos en mole verde (Fig. 8), ta-
5).
males de frijol envueltos en hojas de
Por la tarde, la procesión de San Fran-
maíz, veladoras, chocolate de agua, pan
cisco sube al cerro del Tepehuizco (Fig.
dulce y 12 muñecos de pan que repre-
6) donde pernoctan en la cumbre para
sentan a los apóstoles de Jesús12; otro
ofrendar las cruces que se encuentran
simbolismo es el que nos da Octavio
ahí. La cruz simboliza los cinco puntos 9. Los Hueyquiztles en la cima del cerro gritan para llamar a la lluvia, así como también hacen chistes, albures, bromas y finalmente fungen el papel de cazadores que deben matar al tigre. 10. Ixtle, fibra textil proveniente del maguey. 11. Forma actual derivada de tlaquentlim singular y de tlaquenti, plural (ropa, vestido) (Karttuner, 1992:164). 12. Comunicación de Federico Reyes, habitante de la comunidad.
7. Información obtenida por el informante y curandero Jesús Castro habitante de San Francisco. 8. Hombre con instrumentos prehispánicos (silbato y tambor) encargado de interpretar la música para las danzas. 56
Tabla 1 Distribución de danzantes
Guía
Aruguey
Gallito
Tecolote
Galante wesito
Guajolotito
Correcaminito
Gatito
Cuervito
Waquito
Remolinito
Friito
Chintetito
Sarnoso
Información proporcionada por Jesús Benítez, danzante del ritual en San Francisco.
Fig. 4. Danzantes y Tecuaní situados en dos filas. Foto, Renata Bautista Mendoza. 57
Fig. 5. Pitero. Foto, Renata Bautista Mendoza.
Fig. 6. Cerro del Tepehuizco, Municipio Huitzuco de los Figueroa. Foto, Paola Santa María Rabadán. 58
Fig. 7. Hueyquiztle. Foto, Renata Bautista Mendoza.
Fig. 8. Preparación del mole verde. Foto, Paola Santa María Rabadán. 59
Hernández quien refiere que “En las
Los hombres designados bajan corrien-
ofrendas aparecen muñecos de pan que
do con las cruces, para poder colocarlas
bien podrían ser representaciones de los
en el cerro de los aires “Ehecatl”, por
tlaloques,
lluvi-
cada cruz que llega a este punto es lan-
as” (Hernández, 1999:60), el tigre lleva
zado un cohete “El estallido de los cohe-
las sandías que abre y reparte a las mu-
tes imita el trueno y llama a la tormen-
jeres para colocarlas en la ofrenda (Fig.
ta” (Broda, 2001b:199) y las mujeres re-
9), misma que se encuentra sobre una
zan ante las cruces una vez que han si-
pequeña plataforma de toscas piedras
do adornadas con flores de cempasú-
elevadas. Cuando la Oblación está ter-
chil, roscas de pan y sahumadas con
minada, las mujeres rezan hasta las
copal “Las cruces son adornadas con
5:00 am, hora en que se levanta y repar-
los tlaquenti que les dan una apariencia
te la ofrenda. Antes de descender del
femenina, les colocan cadenas de ca-
cerro se danza nuevamente como parte
caloxochitl y cempoalxochitl: dos flores
de la petición a Dios por las lluvias.
altamente simbólicas en la tradición me-
dioses
de
las
Fig. 9. Colocación de la ofrenda. Foto, Renata Bautista Mendoza. 60
mesoamericana” (Ídem.) (Figs. 10 y 11).
iglesia.
Los danzantes, las pastoras; niñas vesti-
Durante la caravana los distintos perso-
das de blanco con velo, un bastón y un
najes desfilan por todo el pueblo, al prin-
rosario (Fig. 12), «en el calendario de
cipio de este se encuentran los 14 dan-
fiestas mexicas existía una clara asocia-
zantes, el Tecuaní y los Hueyquiztles,
ción entre el maíz y las mujeres
siguiéndole las pastoras, detrás los chí-
(doncellas-mujeres maduras), simboliza-
nelos, las mujeres rezando con las cinco
da a través de las bases del crecimiento
cruces y la banda que acompaña la mú-
de la mazorca. Destaca el papel de las
sica del Pitero (Fig. 13).
mujeres en los ritos actuales: las doncellas (ichpopochtzin) son las “pastoras” que bailan y cantan en la fiesta. Una viu13. Se cree que se alude ritualmente a la vida sexual activa antes y después, representado con las doncellas y a la viuda. Información proporcionado por Federico Reyes, habitante de la comunidad.
da13 encabeza el grupo» (Ibíd.:217), los chinelos y la banda se preparan para cortejar las cinco cruces hasta llegar a la
Fig. 10. Cruces adornadas y colocadas en la parada del cerro de los aires, Ehecatl. Foto, Renata Bautista Mendoza 61
Fig. 11. Mujeres rezando ante las cruces colocadas. Foto, Paola Santa María Rabadán.
Fig. 12. Pastoras en la procesión a la iglesia. Foto, Renata Bautista Mendoza.
62
Fig. 13. Procesiรณn a la iglesia. Fotos Renata Bautista Mendoza.
63
Algunas personas deciden visitar el pan-
formando
teón como parte del ritual para pedirle a
Hueyquiztle toma una pareja de danzan-
sus muertos que envíen lluvia y buenas
tes y simula tirar algo frente a ellos, esta
cosechas, dado que tienen contacto di-
es una representación en donde los
14
dos
hileras
mientras
el
recto con Dios y los Santos .
danzantes son pájaros y el cazador les
Cuando la caravana llega a la iglesia las
da de comer para fungir como carnada
cruces son situadas en el atrio (Fig. 14),
que atraiga al tigre (Fig. 16), en el se-
los chinelos bailan e interactúan con la
gundo baile; los danzantes representa-
gente (Fig. 15), posteriormente los dan-
ran distintos animales mientras que los
zantes realizan dos bailes con un signifi-
Hueyquiztles toman al Xolo (perro) para
cado especifico, la parte central del ritual
que este orine a los danzantes, para
es la muerte del Tecuaní quien se mues-
atraer al tigre, una vez que ha orinado a
tra ausente hasta la escena de su captu-
todos los danzantes el Xolo es soltado
ra, por lo que, en el primer baile; los
para que vaya en busca del Tecuani15
danzantes se ponen uno frente al otro,
(Fig. 17). El Xolo será el encargado de
Fig. 14. Cruces en el atrio de la Iglesia. Foto Paola Santa María Rabadán. 14. Información obtenida por el informante y curandero Jesús Castro habitante de la comunidad.
15. Información proporcionada por la informante Adelina Leyva habitante de San Francisco. 64
Fig. 15. Chinelos interactuando con el público. Foto Paola Santa María Rabadán.
Fig. 16. Primera danza. Foto Renata Bautista Mendoza.
65
Fig. 17. Segunda danza. Foto Paola Santa María Rabadán.
guiar
al
Tecuaní
junto
con
los
contramos en la antigua cultura olmeca
Hueyquiztles, donde después de una
como Dios jaguar, animal totémico, ro-
serie de movimientos, brincos y bailo-
deado de un simbolismo mágico vincula-
teos, el cazador logrará capturarlo (Fig.
do a la tierra, y como protector de los
18).
recién nacidos” (Ibíd.:60).
Cuando el Tecuani ha sido atrapado lo
Jesús Castro16 (Fig. 20) cuenta que ha-
amarran a un bejuco, lo despojan de la
ce más de 20 años, cuando el Tecuani
máscara, la ropa (Fig. 19) y la piel del
se cazaba, como agradecimiento por
tigre debe darse al dueño de la máscara
sus acciones se llevaba a casa de San-
como ofrenda o agradecimiento. “La
tos Leyva; ganadero de la comunidad
muerte del Tecuani, en realidad, no sig-
que contaba con recursos económicos,
nifica el aniquilamiento de un animal de-
organizaba la peregrinación, mataba re-
predador, sino un sacrificio como ofrenda al Dios jaguar. Al Tecuán símbolo 16. Habitante de la comunidad de San Francisco Ozomatlán.
central de los ritos de fertilidad, lo en66
Fig. 18. El Hueyquiztle caza al Tecuani. Foto Renata Bautista Mendoza.
Fig. 19. Tecuani capturado. Foto Paola Santa María Rabadán. 67
Fig. 20. Jesús Castro curandero y habitante de San Francisco Ozomatlán. Foto Paola Santa María Rabadán.
ses y cerdos para la comida, mandaba a
Conclusión
hacer pan en grandes cantidades, com-
A lo largo del tiempo el ritual de la Santa
praba mezcal y cervezas para la fiesta
Cruz ha sufrido transformaciones en al-
del pueblo, la comunidad le rendía ho-
gunos elementos que lo conforman, por
menaje realizando las danzas frente a
ejemplo: El chamán de la comunidad e
su casa. Santos Leyva era el encargado
informante Delfino Venancio nos ha rela-
de elegir a los hombres que representa-
tado que a través de los años el ritual se
rían el ritual, era quien se cercioraba de
realizaba con otras melodías de las cua-
que el Tecuani cumpliera con los requisi-
les el pitero estaba a cargo, así como
tos necesarios.
también la vestimenta que los catorce
El día 3 de mayo los danzantes conti-
danzantes portan actualmente no se
núan presentándose por todas las calles
asemeja nada a la de hace unas déca-
del pueblo (Fig. 21), suenan la flautina y
das. El simbolismo que representaba
el tambor (Ibíd.:57), por la tarde regre-
participar en el ritual contaba con más
san a la iglesia para avisar que han
peso ya que hoy en día quien desea ser
cumplido y que la fiesta terminó.
Tecuani se ofrece y en consecuencia se 68
del Tepehuizco para que el joven corriera con ellas hasta llegar a la cima del
cerro, si estos fuegos artificiales prendían antes de la llegada significaba que no había ayunado y su devoción y fe se quebrantaban. Así como también los habitantes varones que subían el cerro de-
bían correr para mostrar al máximo su fe, y hoy en día ascienden el cerro sin un control de tiempo que muestre una prueba de devoción. Durante nuestra estancia en la comuni-
dad de San Francisco logramos percatarnos de la inserción de religiones dis-
Fig. 21. Los danzantes y el Tecuani siguen sus bailes de casa en casa. Foto Renata Bautista Mendoza.
tintas a la católica por lo que la participación de la gente durante el ritual de la Santa Cruz es menos a la de hace unos
elige sin ninguna petición, sin embargo
años. Podemos atribuir que una de las
anteriormente quien representaba al Te-
consecuencias que han marcado la pér-
cuani debía prepararse espiritualmente
dida cultural de las tradiciones es el pro-
al realizar un ayuno de catorce días, y a
ceso de migración; cuando los indivi-
su vez los requisitos eran estipulados
duos migran a un lugar de destino y re-
en: ser un hombre joven, fuerte y solte-
tornan a su comunidad de origen existen
ro.
distintas variantes en las que: “Se expo-
Nuestro informante Delfino nos contó
nen a las prácticas sociales y culturales
que las pruebas a la fe de los participan-
vigentes de los lugares de destino, lo
tes ya no son las de anteriormente, por
cual impactan sus formas de ser y de
ejemplo: Al joven que representaba el Tecuani se le daba un tizón17 de fuegos 17. Palo o trozo de madera a medio quemar.
artificiales que se encendían a las faldas 69
concebir la realidad, como lo es la perdida de patrimonio y conexión con sus tie-
rras tradicionales” (Albertani, 1999:196). Sin embargo también pudimos darnos cuenta de que la continuidad y tradición en la Fiesta de la Santa Cruz no ha sido del todo reprimida o abandonada pues
entre la caravana se puede apreciar un alto índice de jóvenes y niños, por lo que concluimos que la tradición se ha transmitido a las nuevas generaciones ( Fig. 22).
Otra conclusión a la que llegamos es que el papel al culto es un factor que conserva la tradición cultural, pues este recae en los procesos que transforman la identidad de los individuos que conforman las comunidades agrarias en el país. «En los ritos de la fiesta, la herencia prehispánica es preponderante, pues los elementos católicos fueron integra-
Fig. 22. Niño vestido de chinelo durante la procesión. Foto Renata Bautista Mendoza.
dos en el culto y la cosmovisión indígena a través de un proceso creativo de siglos, lo que ha contribuido a mantener la identidad cultural de estas comunidades, pese a los embates agresivos de la so-
pues simboliza y mantiene la importan-
ciedad nacional
cia de las tradiciones que tenían los pue-
dominante» (Broda,
2001b:227).
blos mesoamericanos, la conservación
Consideramos que el ritual de pedimen-
de estas tradiciones dan identidad a los
to es un factor importante hoy en día
pueblos indígenas que habitan nuestro 70
país. Durante nuestra estancia en la co-
dan a lo largo del tiempo.
munidad de San Francisco Ozomatlán
También agradecemos a la familia Re-
logramos captar que los individuos dis-
yes Benítez por brindarnos estancia en
frutan la convivencia con personas aje-
su casa, a los informantes señor curan-
nas a su comunidad, ya que pudimos
dero Jesús Castro, a Federico Reyes
notar que para ellos es de gran satisfac-
Benítez, Adelina Leyva habitantes de la
ción poder narrar sus costumbres y com-
comunidad, al danzante Jesús Benítez,
partirlas, por lo cual hubo un fácil acceso
al protector y dueño de las máscaras
a la información, así como también nos
Francisco Celestino, al chaman Delfino
permitieron asistir a los lugares sagra-
Venancio y al comisario encargado de la
dos, ser parte de la celebración, y nos
organización del ritual por permitirnos
permitieron fotografiar sus actividades a
tomar fotografías y ser observadoras del
cada momento y nos hicieron parte de
ritual.
su día a día. Debido a que la Fiesta de
Por último agradecemos al Colegio de
La Santa Cruz se lleva en una comuni-
Estudios Latinoamericanos y a la Uni-
dad aislada y no existe la inserción de
versidad Nacional Autónoma de México
turistas lleva a un difícil acceso a la inti-
por la oportunidad que brindan a los es-
midad de su núcleo cultural.
tudiantes para desempeñar actividades como estas que fomentan el crecimiento
Agradecimientos
educativo y personal, que permiten mos-
Después del desempeño y elaboración
trar a la sociedad las costumbres y tradi-
de nuestro trabajo, nos falta agradecer a
ciones de las comunidades indígenas de
quienes lo hicieron posible. Agradece-
nuestro país.
mos las facilidades otorgadas a la comunidad de San Francisco Ozomatlán ubi-
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74
El texto impreso y digital debe estar en
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75
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Toda correspondencia deberá dirigirse a la Mtra. América Malbrán Porto al Centro de Estudios Sociales y Universitarios Americanos S.C.: cesua.org.@gmail.com.
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