REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA, ARTE Y LITERATURA
Año 6
N°17
Mayo-Agosto 2017
2
REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
El contenido de los artículos y opiniones Editores
expresadas en Antilha son responsabili-
América Malbrán Porto
dad exclusiva de sus autores.
Ana Igareta
Antilha es una publicación cuatrimestral
Enrique Méndez Torres
editada y publicada por el Centro de Es-
tudios Sociales y Universitarios Americanos S.C.
Diseño editorial América Malbrán Porto
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trámite ) .
Portada, cenefa y viñeta: Tabla V, Andrea Cellario, Orbium planetarum terram complectentium scenographia.. Harmonia macrocosmica seu atlas universalis et novus, totius universi creati cosmographiam generalem, et novam exhibens, in quâ omnium totius mundi orbium harmonica constructio, secundum diversas diversorum authorum opiniones, ut & Vranometria… Amstelodami Apud Joannem Janssonium, 1661. 3
REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
Comité Editorial Dr. Jorge Angulo Villaseñor
DEA-INAH, México.
Dra. María Elena Ruiz Gallut
IIE-UNAM, México.
Dr. Enrique Tovar Esquivel
INAH, México.
Dra. Lourdes Budar Jiménez
Universidad Veracruzana, México
Dr. Daniel Schávelzon
CAU-UBA, Argentina
Dra. Ana Igareta
UNLP, Argentina.
Mtra. América Malbrán Porto
FFyL-UNAM, México.
Mtro. Alfredo Feria Cuevas
INAH-México.
Lic. Alejandra Gómez Colorado
INAH, México.
Lic. Enrique Méndez Torres
ENAH, México.
Lic. Ivon Cristina Encinas Hernández
Universidad del Tepeyac A.C.
4
REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
CONTENIDO Editorial
P. 7
Algunas lecturas de los códices del Grupo Borgia en el trabajo de Elżbieta Šiarkiewicz Ofelia Márquez Huitzil P. 9 Al Sur del Río Grande: Helmut de Terra y su trabajo en Tepexpan Daniel Schávelzon y Ana Igareta
P. 26
América, alegoría de una conquista América Malbrán Porto
P. 42
5
6
REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA ARTE Y LITERATURA
EDITORIAL Como empieza a ser costumbre, es un verdadero placer poder presentar un nue-
vo número de nuestra revista, producto del esfuerzo e investigaciones variadas de nuestros colaboradores. Abre nuestro número Ofelia Márquez haciendo un recuento y análisis de los días
y cómputos usados Tonalpohualli por Elżbieta Šiarkiewicz, en relación con los códices Vaticano B, Cospi y Borgia. Daniel Schávelzon y Ana Igareta nos presentan una reseña de la pasión de Helmut de Terra por buscar evidencia de los primeros hombres que habitaron el Continente, en particular México, y cómo su inquietud colaboró para el enriquecimiento de la profesión arqueológica en México, así como del contexto social que se vivió a raíz de su descubrimiento. Por último América Malbrán toca el hermoso tema de las alegorías, ahondando en la representación de América, a partir del siglo XVI y hasta el momento de las independencias de las colonias españolas.
Los Editores
7
8
ALGUNAS LECTURAS DE LOS CÓDICES DEL GRUPO BORGIA EN EL TRABAJO DE ELŻBIETA ŠIARKIEWICZ Ofelia Márquez Huitzil
1
Elżbieta Šiarkiewicz en su libro El tiempo en el Tonalámatl, escrito en 1995, estudió el Tonalpohualli o Cuenta ritual de los días en el Altiplano central mexicano, en el
que se combinan 13 veces 20 signos con 20 veces 13 numerales o 260 días en total, con sus variantes numéricas, mismas que se ven expresadas en varias secciones de los códices Vaticano B, Cospi y Borgia 2. Las variantes numéricas que sistematiza Šiarkiewicz (Ídem.), son evidencia de la conmensuración de ciclos astronómicos con el Tonalpohualli, integrando ciclos solares (de carácter eminentemente agrícola), lunares y venusinos, por lo menos.
1 Doctora en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, Maestría de Artes Visuales, UNAM, licenciada en Diseño por l’École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs de París. Miembro del Centro de Estudios Sociales y Universitarios Americanos S.C. (CESUA). 2 Respecto al desarrollo histórico del desciframiento de los códices prehispánicos rituales del Grupo Borgia, José L. Fábrega, como lo refieren Anders, Jansen y Reyes-García (Anders et al., 1992), fue el primero en empezar una interpretación en 1899 a la que llamó “Mitología Mexicana y Oriental”. Fábrega (Anders et al., 1992: 43), empleó como clave para su análisis, el Códice Vaticano A, el Códice Vaticano B, y el Códice Borgia. Descubriendo las secuencias de los Señores de la Noche y los Patronos de las 20 trecenas, intuyó significados astronómicos, entre otras cosas. En 1898, el Duque de Loubat patrocinó una reproducción fotocromográfica, con un estudio de Franz Ehrle (Anders et al., 1992: 45) y para 1904 la nueva edición tenía los comentarios de Eduard Seler en la misma obra. Seler, como también lo refiere Anders en su prólogo al Tlacuilolli de Nowotny (Nowotny, 2005: xx), tenía una escuela de etnografía alemana, a finales del siglo XIX, cuyo enfoque estaba influenciado por los descubrimientos de la época, que acababa de descifrar la escritura cuneiforme de las tablillas de arcilla de la mitología astral de Mesopotamia, y que describía el viaje épico de la diosa Ishtar. El investigador buscó similitudes entre el mito babilónico de “El descenso al Infierno de la Diosa Ishtar” con su interpretación del “El viaje de Venus a través del infierno” en la secuencia de las láminas 29 a 46 del Códice Borgia. Aunque esta fue una interpretación desfasada, la contribución más importante de Seler radica en su cuidadosa interpretación iconográfica y en su irrefutable interpretación del funcionamiento del Tonalpohualli. Para su análisis iconográfico Seler empleó el método comparativo entre los códices: Telleriano-Remensis, Vaticano A, Laud, Cospi, Borbónico, Magliabechiano, Fejérváry-Mayer, Vaticano B, además de recurrir a fuentes escritas como el Códice Florentino o los Primeros Memoriales de Sahagún, así como de otras fuentes del siglo XVI, y prueba de ello son sus comentarios a los códices Vaticano B (Seler, 1902), Fejérváry-Mayer (Seler, 1901-1902), al Tonalámatl Aubin (1900-1901), al Códice Borgia (Seler, 1903 [1980]), y a su Colección de trabajos sobre Mesoamérica que redactó de 1902 a 1923, y a los datos etnográficos (Seler 1990-1998). 9
Con respecto al Tonalpohualli, desplega-
Al combinarse signos con numerales
do en las primeras ocho láminas de los
conforman un sistema de códigos signo-
códices antes mencionados, los 20 sig-
numeral, que proporcionan de manera
nos de los días que participan en dicha
irrepetible y continua, 260 días.
cuenta,
Lagarto
Las variantes numéricas estudiadas por
(Cipactli), Viento (Ehécatl), Casa (Calli),
Siarkiewicz (Ídem.) se vinculan con los
Lagartija (Cuetzpalin), Serpiente (Cóatl),
múltiplos y submúltiplos de los números
Muerte (Miquiztli), Venado (Mázatl), Co-
13, 20, 52, 65, y 260 que constituyen el
nejo
Perro
Tonalpohualli. Algunas de esas variantes
(Itzcuintli), Mono (Ozomatli), Hierba seca
corresponden a los números 4, 52, 64,
(Malinalli), Caña o Carrizo (Ácatl), Jaguar
104, 208, vinculados con el número 584
(Océlotl),
Buitre
por ejemplo, y que refieren el ciclo sinó-
(Cozcacuauhtli), Movimiento (Ollin), Pe-
dico de Venus; así como los números 59,
dernal (Técpatl), Lluvia (Quiáhuitl) y Flor
78, 117, 147, 325, 364 3, vinculados con
(Xóchitl).
ciclos lunares, y los números 105, 181,
A lo largo del Tonalpohualli encontramos
184, 365, relacionados con el año o ciclo
13 veintenas de signos y, simultánea-
solar. La variante 780 aparece también
mente, 20 trecenas. Estas últimas des-
vinculada con el ciclo sinódico del plane-
plegadas cada dos láminas en 5 filas su-
ta Marte.
perpuestas. Los numerales que caracte-
Con respecto a la variante +20, que ob-
rizan a las trecenas, generalmente repre-
viamente, podemos ubicar en la secuen-
sentados con puntos, aparecen en el To-
cia misma de los signos de los días, la
nalpohualli de los códices antes mencio-
investigadora precisa que siempre impli-
nados, determinados únicamente por el
cará la presencia del mismo signo alter-
orden de la columna a la que pertene-
nando los numerales de la siguiente ma-
cen, siendo un total de 52 columnas, que
nera: 1 Lagarto +20 = 8 Lagarto; 8 La-
son
los
(Tochtli),
siguientes:
Agua
Águila
(Atl),
(Cuauhtli),
divididas en 4, conforman los 4 cuartos
del Tonalpohualli con una orientación
3 Número computacional que se encuentra en los códices mayas Dresde y París, también estudiado por Stanislaw Iwanisiewski (2013, 2015).
cósmica específica. 10
garto +20 = 2 Lagarto; 2 Lagarto +20 = 9
días al día en el que comenzamos a con-
Lagarto, etc. Continuando con los nume-
tar, llevará al mismo día de partida. Es
rales: 3, 10, 4, 11, 5, 12, 6, 13, 7, 1, etc.
decir, que si a un día 1 Lagarto, suma-
(Ibíd.: 16, 43).
mos 260 días, llegaremos al mismo día,
Para la variante +13, ubicada plenamen-
1 Lagarto, con su mismo código signo-
te en la secuencia de trecenas, el nume-
numeral, lo que puede suceder con cual-
ral no cambiará, pero el orden de los
quier otro signo-numeral del Tonalpohua-
días sí: 1 Lagarto +13 = 1 Jaguar; 1 Ja-
lli. Por este hecho, es posible sumar
guar +13= 1 Venado; 1 Venado + 13 = 1
cuantos tonalpohuallis queramos, para
Flor; 1 Flor + 13 = 1 Caña, para continuar
alcanzar números astronómicos partien-
con los mismos numerales pero con los
do de 260, por lo que podremos tener
signos: Muerte, Lluvia, Hierba Seca, Ser-
cifras como: 520, 780, 1040, 1300, etc.,
piente, Pedernal, Mono, Lagartija, Movi-
siempre con el mismo signo y el mismo
miento, Perro, Casa, Buitre, Agua, Vien-
numeral. De la misma manera y por dar
to, Águila, Conejo, Lagarto, etc. (Ibíd.:
un ejemplo, es posible medir un ciclo so-
18). La presencia de las trecenas delimi-
lar de 365 días, partiendo de 1 Lagarto,
tadas con sus códigos signo-numeral y
llegando a 260 días en 1 Lagarto tam-
con la iconografía de las deidades que
bién, para después sumar la variante de
presiden a cada una, se desglosa en va-
105 días, con la intención de alcanzar un
rios documentos pictográficos, tanto del
ciclo solar. Así, partiendo de 1 Lagarto,
Grupo Borgia como en el grupo de los
llegaremos en nuestra tabla a 2 Muerte.
Códices Mexicanos, ya elaborados con el estilo sincrético del siglo XVI. Concre-
Variantes más importantes en el ciclo
tamente, aparecen representadas en las
de Venus
láminas 61 a 70 del Códice Borgia
La variante +4 implicará incrementar las
(1898).
cuentas dentro del rango de signos de
La variante +260, es la que caracteriza al
una misma columna pero desplazándose
Tonalpohualli mismo, es el núcleo del
dentro del orden de las trecenas en el
Tonalpohualli, ya que, la suma de 260
Tonalpohualli. El orden de los numerales 11
variará de este modo: 1, 5, 9, 13, 14, 8,
misma columna, se alternan con nume-
12, 3, 7, 11, 2, 6, 10, 1, etc. Orden plena-
rales en orden decreciente: 1, 13, 12, 11,
mente identificado en las láminas 53 y 54
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1 (Ibíd.: 21, 22,
del Códice Borgia, vinculadas iconográfi-
151).
camente con las apariciones de Venus
La variante +52, siempre se ubica muy
como flechador. Temática que reaparece
fácilmente al sumar 52 días al día del
con algunas variaciones en las láminas
que partimos para llegar al signo que se
80 a 84 del Códice Vaticano B, y en las
encuentra continuo hacia arriba en la
láminas 9 a 11 del Códice Cospi (Ibíd.:
misma columna, ya que el tonalpohualli
28).
en su totalidad está constituido por 52
La variante +4 inmersa en el ciclo sinódi-
columnas. Este número lo vamos a en-
co de Venus de 584 días (260 x 2 = 520;
contrar en la conmensuración de 29 to-
520 + 60 o 3 veintenas + 4 = 584), servi-
nalpohuallis con 13 ciclos venusinos que
rá también para conmensurar 5 ciclos
implicaban la corrección de 1 día, de
venusinos con 8 años solares, equivalen-
acuerdo con el siguiente razonamiento:
tes a 2920 días.
260 x 29 +52 = 13 ciclos venusinos + 1d,
En las láminas 9 a 11 del Códice Cospi,
57’,6’’ = 584d x 13 = 7592d de 1 Lagarto
la variante + 4 se combina con la varian-
(Cipactli) → 1 Caña (Ácatl) (Ibíd.: 82,
te +104 y +260, pudiendo proporcionar
152).
ciclos computacionales de 364 días
La variante +104 implicará el desplaza-
(Ibíd.: 68, 69, 83, 115-119). A este res-
miento contiguo en la misma columna de
pecto, también es posible considerar la
los días saltando un signo y sumando
siguiente conmensuración: 584 x 5 x 13
siempre las 52 columnas en que está el
= 37960 días = 104 años = 146 tonal-
Tonalpohualli desplegado, como lo ve-
pohuallis = 65 ciclos venusinos. Siendo
mos en la parte superior de la figura 3.
104 años, múltiplo de 104 días (Fig. 1).
Ejemplo: 1 Lagarto a 1 Serpiente; 1 Ser-
La variante +64, completa 2 tonalpohua-
piente a 1 Agua; 1 Agua a 1 Caña, 1 Ca-
llis (520 días) formando un ciclo venusino
ña a 1 Movimiento, 1 Movimiento a 1 La-
(584 días). En donde los signos de una
garto, etc. Y lo mismo sucederá con la 12
13
variante +156, en la que habrá que des-
quien a partir de aquéllas, correlaciona
plazarse un signo más hacia arriba den-
ciclos venusinos con ciclos solares, pro-
tro de la misma columna. Lo mismo su-
poniendo fechas cristinas que van del
cederá con la variante +208. La variante
año 1311 al 1519. Bricker (2001) bus-
+ 260 (un Tonalpohualli completo) impli-
cando un método para fechar los alma-
cará regresar al signo de partida e incre-
naques venusinos que aparecen en las
mentar las cuentas, en múltiplos del To-
láminas 53 y 54 del Borgia, propone tam-
nalpohualli, como ya lo habíamos men-
bién otras fechas para años solares y
cionado.
salidas heliacas de Venus en las láminas 27 y 28 y que van, muy concretamente
Variantes más importantes en ciclos
de 1467 a 1519, con lo que fecharía tam-
Lunares
bién el año de realización del códice, lo
La variante +117 equivalente a 4 lunacio-
que coincide con el estilo del posclásico
nes, al agregársele la variante +208, se
tardío con el que está elaborado. Susan
convierte en una nueva variante, la +325,
Milbrath (2011) basándose en los estu-
número de días que equivale a 11 luna-
dios sobre los anillos en los árboles para
ciones o 25 trecenas. Este mismo núme-
obtener fechas en tiempo real, realizados
ro 325 x 4 = 1300 días = 44 lunaciones =
por Matthew Therrell, también propone
5 tonalpohuallis (Ibíd.:131-138). Estas
un fechamiento específico para la pro-
variantes aparecen representadas en la
ducción del códice, que sería coherente
lámina 27 del Códice Borgia (Fig. 2).
con el contenido de eventos representa-
La misma variante +117 (4 lunaciones)
dos en las láminas y que corresponden
multiplicada por 20 es igual a 2340 días,
también a los años 1467 y 1519. Por últi-
que equivalen a 9 tonalpohuallis (9 x
mo, es necesario mencionar también a
260), es decir, 80 lunaciones.
Christine Hernández (2006) quien estu-
Cabe aclarar que la lámina 27 junto con
dia las láminas mencionadas sin dejar de
la lámina 28 del Códice Borgia, ha sido
lado los eventos astronómicos de 5 ci-
objeto de numerosos estudios. Entre
clos sinódicos de Venus con sus salidas
ellos hay que destacar el de Aveni (1999)
heliacas, correlacionadas con 8 ciclos 14
15
solares.
días = 59 tonalpohuallis = 42 años trópi-
El ciclo computacional de 364 días equi-
co (Ibíd.: 114).
vale a 28 trecenas, o 4 veces 7 trecenas
Respecto al alcance del Tonalpohualli
o 13 ciclos lunares de 28 días. Pero tam-
aunado al ciclo de 364 días, tenemos
bién se vincula con múltiplos de 7 ya
que 46 ciclos de 364 días pueden combi-
que: 91 = 13 x 7, y 91 x 4 = 364. De
narse con el primero y con la variante
acuerdo con este ciclo, los signos de una
+104, a fin de alcanzar 567 lunaciones,
misma columna se alternan y los nume-
ya que: 364 x 46 = 16744 días = 567 lu-
rales cambian en el siguiente orden: 1, 8,
naciones, así como 16744 = 16640 (260
2, 9, 3, 10, 4, 11, 5, 12, 6, 13, 7, 1, etc.
x 64) +104 (Ibíd.: 124, 170).
El alcance del ciclo computacional 364
La variante +147 implica 49 lunaciones,
es inmenso ya que puede conmensurar-
ya que1449 días = 260 x 5 + 147 = 49
se en 48 ciclos venusinos con el Tonal-
lunaciones. Esta variante se ve clara-
pohualli y con la variante + 208, porque:
mente expresada en la lámina 57 del Có-
364 (13 lunaciones) x 77 = 48 ciclos ve-
dice Borgia, en donde vemos dos vueltas
nusinos = 28020 días = 260 x 107 + 208
de 52 días, es decir 104 días, al que se
días (Ibíd.: 115-119).
le pueden sumar otros 43 días, empe-
La variante + 59 funciona en combina-
zando en 1 Lagarto (Cipactli) para termi-
ción con el cómputo de 364. Un ejemplo
nar en 5 Conejo (Tochtli) (Ibíd.: 141).
de esto lo vemos en las láminas 18 a 21 del Códice Borgia, en donde 59 = 29 +
Variantes en ciclos Solares
30 = 2 lunaciones y, 59 X 6 = 354 = 12
Como ya habíamos mencionado, la va-
lunaciones (Fig. 3). Ahora bien, 354 + 10
riante +105 es muy simple, pues se su-
= 364 computacional (Íbid.: 117-119). To-
ma a un ciclo del Tonalpohualli, y el pro-
do esto con una rotación fija de numera-
cedimiento
les : 1, 8, 2, 9, 3, 10, 4, 11, 5, 12, 6, 13,
nuestra tabla de 260 días es muy simple,
7, 1, etc. Llegando a alcanzar hasta 42
ya que si partimos de 1 Lagarto, llega-
años trópico de manera precisa, ya que
mos al mismo código signo-numeral al
59 días (2 ciclos lunares) x 260 = 15340
sumar 260 días. Después añadiremos 16
matemático,
conforme
a
17
otros 52 días al referirnos al signo colo-
nas en este contexto sirven para ajustes
cado encima de 1 Lagarto, es decir, al
calendáricos cuando 365 x 104 -13 =
signo 1 Caña, si a éste sumamos otros
1285 lunaciones = 146 x 260 -13 días
52 días, llegaremos a 1 Serpiente, y sólo
(Ibíd.: 135 - 145).
tenemos que sumar 1 día más, para te-
Con respecto al año trópico de 365.24
ner 365 días, en el signo 2 Muerte.
días, Siarkiewicz (1986) presenta con-
Los siguientes ciclos de 365 días conti-
mensuraciones precisas entre éste y el
nuarán en una secuencia progresiva de
Tonalpohualli:
numerales con diferentes signos, alter-
29,5 tonalpohuallis = 21 años trópico
nando signos que pertenecerán a los
59 tonalpohuallis = 42 años trópico
cuartos del Este, Norte, Oeste y Sur. La
88,5 tonalpohuallis = 63 años trópico
cuenta se cerrará al llegar nuevamente a
118 tonalpohuallis = 84 años trópico 147,5 tonalpohuallis = 105 años trópico
1 Lagarto. Así: 1 Lagarto + 365 = 2 Muer-
177 tonalpohuallis = 126 años trópico
te; 2 Muerte + 365 = 3 Perro; 3 Perro +
206,5 tonalpohuallis = 147 años trópico
365 = 4 Jaguar, etc.
236 tonalpohuallis = 168 años trópico
Por otra parte, 13 veces 365 días x 4 se-
265,5 tonalpohuallis = 189 años trópico
rá igual a 18980 días, equivalentes a un
295 tonalpohuallis = 210 años trópico
ciclo de 52 años que corresponde a 73
324,5 tonalpohuallis = 231 años trópico
tonalpohuallis.
354 tonalpohuallis = 251 años trópico –
Las variantes: +184, +181, +365, +105 y
364 días
+260, aparecen representadas en la lá-
mina 28 del Códice Borgia (Fig. 4). La
Variantes en la conmensuración de
variante 365 puede conmensurarse con
diferentes ciclos
bastante precisión con 15 ciclos lunares
La variante +64 que vimos en ciclos ve-
al agregarse la variante 78, por lo que
nusinos, (20 x 3 + 4) va a ser igualmente
tenemos: 365 + 78 = 443 días = 15 luna-
importante en la conmensuración de es-
ciones + 59’, 2’’.
tos ciclos con ciclos solares, en donde
Por otra parte, 25 ciclos de 365 días
los signos Lagarto, Serpiente, Agua, Ca-
equivalen a 309 lunaciones, y las trece-
ña y Movimiento, se alternan en este or18
19
den y con los numerales en orden decre-
res, es decir 2920 días, con el mismo
ciente: 1, 13, 12, 11, 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4,
signo de los días. Por ejemplo, el signo 1
3, 2, 1. Dado que: 2 x 260 (520) +64 =
Lagarto (Cipactli) + 60 implica que 260 x
584, trece veces 584 x 5 = 37960 días o
11 (1 Lagarto + 2860 días = 1 Lagarto)
104 años solares que equivalen a 146
+60 sea igual a 2920 días (9 Lagarto),
tonalpohuallis o 65 ciclos venusinos.
siguiendo una rotación fija de los nume-
En la conmensuración de ciclos venusi-
rales: 1, 9, 4, 12, 7, 2, 10, 5, 13, 8, 3, 11,
nos, lunares y el ciclo computacional de
6, 1 , etc. (Siarkiewickz, 1995.: 21, 22,
364, la variante +208 es importante ya
23).
que: 48 ciclos venusinos, el Tonalpohua-
El número 80 como base para ciclos ma-
lli y la variante + 208, nos proporcionan
yores a 260, lo vemos en la rotación de
28020 días que equivalen a 107 tonal-
deidades de las láminas 15 a 17 del Có-
pohuallis y a 77 ciclos de 364 días. Así
dice Borgia (Fig. 5). En donde tenemos:
de la siguiente manera:
1°: iniciaremos nuestra cuenta en el
77 x 364 (13 ciclos de 28 días o 13
extremo inferior derecho, en el
lunaciones) = 48 ciclos venusinos =
signo 1 Lagarto, regido por el dios
28020 días = 107 x 260 + 208.
del maíz Centéotl;
Por otra parte, la variante +104 va a con-
2° sumaremos las de 4 veintenas
mensurar ciclos de 364 días con ciclos
regidas por 5 deidades cada una
lunares ya que: 260 +104 = 364 (13 x
que le siguen, para terminar nueva
28), mientras que 46 x 364 = 16744 días
mente en el día 1 Lagarto (Cipactli)
= 567 lunaciones y 64 x 260 +104 =
regido por el dios del maíz Centéotl,
16744 días. Es decir, que 46 ciclos de
completando 80 días;
364 días pueden conmensurarse con
3° si el ciclo anterior lo repetimos 3
567 lunaciones y 64 tonalpohuallis gra-
veces, tendremos un total de 240
cias a la variante +104 que se añade a
días;
estos últimos.
4° a nuestros 240 días podemos
La variante +60 va a seguir 5 ciclos ve-
sumar 20 días más para completar
nusinos correspondientes a 8 años sola-
un tonalpohualli de 260 días. Enton20
21
ces iremos de 1 Lagarto regido por
durante una veintena el ojo del recién
el dios del maíz Centéotl a 1 Lagar
nacido, otros 5 dioses lo presentan con
to, regido por la diosa de la belleza
sus propias características, más tarde
Xochiquetzal.
otros 5, tiran del cordón umbilical y final-
5° Repetiremos el mismo procedi
mente 5 diosas lo amamantan. Rituales
miento para llegar el siguiente 1 La
que muy bien pueden considerarse de
garto, esta vez regido por Xochipilli,
paso, si nos acercamos al trabajo de Ar-
dios de las flores, con lo que com
nold Van Gennep (1986) en donde se
pletaremos 520 días (260 x 2);
llevan a cabo ritos de separación, de
6° lo mismo sucederá para llegar al
adopción, de denominación y /o, de
siguiente 1 Lagarto regido por Ma
agregación a la comunidad.
yahuel, la diosa del maguey, en donde se complementarían 780
Conclusiones
días o 3 ciclos del Tonalpohualli
Consecuentemente con el breve esbozo
que corresponden asimismo a un
que acabamos de hacer acerca del tra-
ciclo del planeta Marte, hecho que
bajo de la investigadora polaca Elżbieta
podría ser estudiado con mayor de
Šiarkiewicz, podemos comprobar que los
tenimiento.
múltiplos y submúltiplos del Tonalpohua-
7° Terminaremos nuestra cuenta en
lli, así como sus variantes podían referir
el punto de partida, 1 Lagarto regi
ciclos astronómicos de manera precisa,
do por Centéotl, dios del maíz, al
al
canzando un total de 1040 días
exactas.
(múltiplo de 104 = 80 trecenas = 52
Todo esto a través de la organización de
veintenas (Ibíd.: 57,58).
ciclos de 260 días en 52 columnas de 5
poder
generar
conmensuraciones
Esta sección del Códice Borgia es cono-
días cada una, en donde era posible ubi-
cida también como la de los nacimientos
car fácilmente los códigos signo-numeral
por Anders, Jansen y Reyes García
en múltiplos de 4, 5, 13, 20, 52, 104, 208
(1992) y muestra variantes en el ritual del
y 260 días, y partiendo de éstos, sumar
nacimiento, en donde 5 dioses percuten
las variantes numéricas necesarias para 22
alcanzar ciclos de Venus, el Sol o la Lu-
Aveni, Anthony
na y muy probablemente de otros plane-
1999 “Astronomy in the Mexican Codex
tas como Marte con respecto al número
Borgia” en Archaeoastronomy N°
780, su ciclo sinódico, como vimos en la
24. Harvard. Science History Pub-
última parte de este trabajo cuando anali-
lications Ltd. Provided by the
zamos la cuenta que de las láminas 15 a
NASA Astrophysics Data System.
17 del Borgia, lleva a cabo Šiarkiewicz.
Disponible
Concretamente, las variantes numéricas
articles.adsabs.harvard.edu/cgi-
como el +4, +5, +52, +59, +64, +78,
bin/nph-iarticle_querrey.
+104, +105, +117, +147, +181, +184,
sultado: 03/09/2010.
en:
http:// Con-
+208, independientes de múltiplos y submúltiplos del Tonalpohualli, aparecen en
Boone, Elizabeth
algunas láminas y secciones de los códi-
2007 Cycles of time and meaning. Uni-
ces del Grupo Borgia, como hemos des-
versity of Texas Press. Austin,
glosado a lo largo de este trabajo, si-
Texas.
guiendo sólo una muy pequeña parte, del análisis exhaustivo llevado a cabo por
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25
AL SUR DEL RIO GRANDE: HELMUT DE TERRA Y SU TRABAJO EN TEPEXPAN
Daniel Schávelzon1 y Ana Igareta2
Introducción
E
ntre los años 1945 y 1952 trabajó esporádicamente en la arqueología de México uno de los grandes naturalistas del siglo XX: Helmut de Terra (1900 -1981). Alemán hugonote de nacimiento, descendiente de familia francesa,
De Terra se graduó en 1925 como geógrafo en la Universidad de Múnich y rápidamente se interesó por el estudio de los procesos de transformación geológica de la superficie terrestre, en particular aquellos generados por glaciares. Hasta 1930 se desempeñó como curador de colecciones en el Museo de Historia Natural de Berlín, donde tomó contacto con el trabajo de Florentino Ameghino. La importancia atribuida por el argentino a la geología en la construcción de interpretaciones arqueológicas y su propuesta acerca la existencia de un hombre americano prehistórico entusiasmaron a De Terra. Hallar evidencias de la antigüedad del hombre moderno se transformó en su obsesión y a partir de entonces dedicó sus esfuerzos al estudio de la asociación entre sedimentos pleistocénicos y restos de humanos primitivos (De Terra, 1957). Durante la década de 1920 participó como investigador en numerosas expediciones por Asia central, en las que se dedicó tanto a la realización de mapas glaciológicos como a la recolección de evidencia fósil, lo que le permitió explorar la teoría de que
1 Director del Área de Arqueología Urbana de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Director del Centro de Arqueología Urbana en el ámbito de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires. Miembro del CONICET. 2 Licenciada en Antropología y Doctora en Ciencias Naturales de la FCNyM, Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina. Investigadora Asistente CONICET. Coordinadora del EAH de la DA, MLP. CONICET-Equipo de Arqueología Histórica, División Arqueología. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. aigareta@gmail.com 26
Srīnagar (India), expedición con Helmut de Terra sentado al frente, 1932, Helmut de Terra Collection, American Geographical Society Library, University of Wisconsin-Milwaukee Libraries.
el ser humano se estableció en esa re-
cos permanecieron como una constante
gión poco después de desarrollarse en
a lo largo de su vida, y con frecuencia se
África. Luego de una breve estadía en
trasladaba con toda su familia desde
China se radicó en los Estados Unidos,
Asia a América y luego a Europa y de
donde se desempeñó como docente en
vuelta, para efectuar expediciones, dis-
la Universidad de Yale y trabajó para
cutir sus ideas con colegas y participar
prestigiosas instituciones científicas co-
de eventos científicos que se realizaban
mo la Fundación Viking de Nueva York.
en distintos idiomas en diversas ciuda-
Fue gracias a su financiamiento que De
des.
Terra pudo iniciar sus investigaciones en
De Terra fue un entusiasta de la utiliza-
México en 1945, apenas terminada la
ción de nuevas tecnologías para la de-
Segunda Guerra Mundial, y realizar el
tección y análisis de materiales arqueoló-
hallazgo que lo hizo célebre en nuestro
gicos y paleontológicos, y a él se debe la
continente. Pero los viajes transoceáni-
introducción a México del uso de las da27
taciones radiocarbónicas y el georadar,
al momento de conocer al alemán y se
entre otras técnicas novedosas de su
convirtió luego en una autoridad en las
tiempo. Además, demostró una asombro-
investigaciones prehistóricas mexicanas;
sa capacidad de adaptar elementos téc-
con José Luis Arellano, quien lo acompa-
nicos provenientes de campos disímiles
ñó en muchos de sus viajes por el país y
a usos arqueológicos específicos. Buen
con Manuel Maldonado Koerdell, quien
ejemplo de ello lo da el hecho de que el
ya por entonces era un investigador des-
hallazgo del Hombre de Tepexpan se
tacado. Cabe recordar también que el
realizó utilizando trescientos metros de
libro que escribió sobre sus hallazgos en
alambre común, el acumulador de su au-
Tepexpan incluyó planos del sitio realiza-
to, la pantalla de un radar militar fuera de
dos por Luis Covarrubias y fotos de Ig-
uso y un elemental detector de metales
mard Groth-Kimball (Ídem.). Semejante
inventado para encontrar vetas minerales
lujo se debió en gran medida al apoyo
(Ídem.).
que obtuvo del INAH a través de Alfonso
La amplitud temática y geográfica de sus
Caso, quien se interesó por sus investi-
investigaciones le valió rencores, críticas
gaciones y contribuyó a su desarrollo.
y celos que, con frecuencia, empañaron
Por el contrario, De Terra se enfrentó
su carrera y hubo quienes cuestionaron –
con frecuencia con Pablo Martínez del
en parte acertadamente- su atolondra-
Río, investigador mexicano muy recono-
miento y la invasión de espacios acadé-
cido en la época por sus contribuciones
micos ajenos. Sin embargo, era habitual
al estudio de la prehistoria local y que no
para él trabajar con profesionales forma-
vio con agrado la intromisión del primero
dos en otros campos de la Ciencia así
en su temática de estudio (Martínez del
como también del Arte y la tecnología,
Río, 1987).
por lo que bien puede reconocérsele el 3 Su interés y entusiasmo por la colaboración con profesionales de otros campos ha sido reconocido en diversas oportunidades por las ciencias naturales, existiendo dos especies de vegetales fósiles, dos de invertebrados, dos vertebrados fósiles y un vertebrado vivo encontrados en el Himalaya, el Tíbet, Kashmir y Xinjiang, nombrados en su honor.
haber contribuido a dar cuerpo al actual concepto de interdisciplina 3. En México
colaboró activamente con Luis Aveleyra Arroyo de Anda -quien tenía veinte años 28
La celeridad con que el alemán realizaba
trabajo científico. Según sus propias pa-
sus investigaciones fue otro de los as-
labras, sus referentes fueron dos indivi-
pectos cuestionados de su trabajo; en su
duos que buscaron unir lo material con lo
opinión, una semana era una enormidad
espiritual y explicar la Creación a escala
de tiempo para dedicarle a un tema y
del universo: el célebre naturalista Ale-
prefería, en cambio, generar permanen-
xander von Humboldt y su amigo, maes-
temente hipótesis basadas en la obser-
tro y compañero, Pierre Teilhard de
vación directa. Se arriesgó sin prurito al-
Chardin. Su amistad los hizo colaborado-
guno a hacer públicas las interpretacio-
res en media docena de expediciones
nes insólitas que elaboró para muchos
realizadas en la India y Burma, y a tras-
de sus hallazgos, lo que con frecuencia
ladarse a Java a fines de la década de
produjo violentas reacciones de parte de
1930 para analizar los estratos geológi-
los investigadores de los diversos países
cos en los que habían sido encontrados
en los que trabajó. Todavía en la década
los restos del llamado Hombre de Java y
de 1970 hablar de él en México traía po-
confirmar la antigüedad que G. H. R. von
lémica, y la situación sólo se modificó
Koenigswald
cuando Eduardo Matos lo incluyó en su
(Koenigswald, 1938).
célebre libro sobre los pioneros de la ar-
Es posible que muchos ya no lo recuer-
queología y se unió a Aveleyra en su es-
den pero Teilhard de Chardin fue uno de
fuerzo para crear el Departamento de
los grandes personajes de la investiga-
Prehistoria del INAH (Matos Moctezuma,
ción de la primera mitad del siglo XX, sa-
2001:35).
cerdote jesuita y paleontólogo del Museo
proponía
para
ellos
Nacional de Historia Natural de Francia, De Terra y Teilhard de Chardin
conocido por su participación en el ha-
Además de hombre de campo De Terra
llazgo del Hombre de Pekín en la década
fue un pensador, un investigador que pe-
de 1930. Y también por su nunca com-
riódicamente dejaba los materiales de
probada intervención en las interpreta-
lado y se dedicaba a reflexionar sobre
ciones del fraude del Hombre de Pilt-
aspectos teóricos del conocimiento y el
down. En la década de 1950 revolucionó 29
a la Iglesia Católica al exponer su teoría
sobre la evolución humana y dedicarse activamente a la búsqueda de evidencias que la sustentaran, lo que le valió con-
vertirse en un marginal dentro de su propia Orden. Su concepción -ahora impuesta en muchos círculos de la Iglesia-, aceptaba la evolución física humana y la existencia de un registro fósil que daba cuenta de la misma, proponiendo que la aparición del ser humano había sido un hecho natural. Y que Dios había participado solamente en el momento de darle al hombre conciencia de sí mismo. De Terra admiró a Chardin por atreverse a la salir en la búsqueda de evidencia matePortada del libro de De Terra, Memorias de Teilhard de Chardin New York: Harper & Row, 1965
rial del nacimiento de la conciencia (materializado en la aparición del arte y
la religión en los pueblos del mundo) tanto como criticó el concepto en sí mismo, que a su parecer constituía el punto débil
UNAM trabajaba en México con un único
del fenomenal edificio intelectual cons-
objetivo: encontrar evidencias de la tem-
truido por su maestro (De Terra, 1967).
prana presencia humana en la región. Si bien se habían producido algunos hallaz-
Investigaciones en México y el hallaz-
gos interesantes en tal sentido, la mayor
go en Tepexpan
parte carecía de contexto. El anteceden-
A comienzos de la década de 1930 un
te más significativo era una punta Fol-
pequeño grupo de investigadores del Ins-
som hallada por Henry Field en Tepex-
tituto de Geología incorporado a la
pan (De Terra; Romero y Stewart, 30
1949:77), cuya relevancia pasó inadverti-
estratigrafías pleistocénicas. Para ello
da para la mayor parte de los arqueólo-
recurrió al singular método de recorrer
gos locales pero atrajo la atención de De
las excavaciones de obras en construc-
Terra. Éste consideraba imposible que
ción que se realizaban en la ciudad, in-
una migración continental se hubiera de-
cluyendo la que modificó el diseño de
tenido en el límite impuesto por una fron-
Avenida de los Insurgentes a mediados
tera política reciente y sin que mediaran
de la década de 1940. Nadie había con-
cambios geológicos o ecológicos signifi-
siderado hasta entonces la posibilidad de
cativos. En cambio, estimaba que hacía
hacer un relevamiento de ese tipo y na-
falta una búsqueda efectiva en el terreno
die volvió a hacerlo hasta mucho tiempo
que permitiera hallar la evidencia corres-
después. Pero De Terra tenía un conoci-
pondiente.
miento detallado del tipo de sedimentos
De Terra dedicó sus primeras estadías
que podían pertenecer a dicho periodo y
en México a la búsqueda y análisis de
del registro arqueológico que podía apa-
Helmut de Terra y su equipo en Tepexpan. De Terra; Romero y Stewart, 1949:Lamina 4. 31
recer asociado, por lo que se concentra-
los hasta ese momento conocidos. El ha-
ba en los niveles estratigráficos adecua-
llazgo en el norte del país de elementos
dos y descartaba el resto (De Terra
de la cultura de Folsom había reabierto
1946a, 1946b).
el debate entre expertos pero sólo las
En esos mismos viajes realizó estudios
pirámides y grandes ciudades mesoame-
sobre las glaciaciones en el Ixtacíhuatl;
ricanas seguían atrayendo la atención y
recorrió el Tajo de Nochistongo con sus
el financiamiento (Aveleyra Arroyo de
gigantescos cortes geológicos expues-
Anda, 1961).
tos; visitó las excavaciones en Tlatilco,
En ese poco alentador panorama, De
Zacatenco y Chalco, y caminó hasta el
Terra se unió a Arellano y a un recién
extremo del desierto de Tehuacán en el
graduado Aveleyra y el 1° de julio de
que Richard Mc Neish encontraría luego
1946 viajaron a Tepexpan a prospectar
las pruebas más fehacientes de la larga
la zona en la que habían sido encontra-
antigüedad de la cultura del Altiplano
dos con anterioridad restos de mamutes
(MacNeish y Byers 1967-72). Apenas
(Odena Guemes y García Mora, 1988).
dos cortas estadías bastaron para que
El objetivo era identificar estratos que
obtuviera un interesante panorama de la
contuvieran restos de megafauna asocia-
prehistoria del noroeste y sureste mexi-
da con artefactos manufacturados por el
cano, Guatemala, la costa de Cempoala
hombre primitivo y contribuyeran a pro-
y para que quedara asombrado de la be-
bar su coexistencia, algo que muchos
lleza de su mundo pasado y presente, tal
investigadores locales se negaban aún a
y como quedó registrado en sus escri-
aceptar. Se trataba de una apuesta más
tos. Pero no era eso lo que buscaba, to-
que arriesgada ya que las posibilidades
do resultaba demasiado moderno y poco
de hallar juntos ambos tipos de evidencia
relevante para su interés por explicar el
eran inciertas, pero el investigador ale-
principio del proceso poblacional mexi-
mán confiaba en que sus conocimientos
cano. De Terra estaba convencido de
de la geología de la región contribuirían
que la prehistoria de México podía arro-
a orientar la búsqueda. Y así fue. El sitio
jar fechados mucho más antiguos que
elegido para trabajar fue el lecho del an32
tiguo lago que forma la Cuenca de Méxi-
co y el primer paso de los investigadores fue determinar cuál había sido su extensión y definir sus límites. Luego, decidie-
ron concentrar sus esfuerzos en la orilla norte por estar libre del estrato de la lava volcánica que había sellado buena parte de la zona sur en tiempos posteriores a los buscados. La investigación se basaba en la hipótesis de que hombres y animales debían haber coincidido para beber en el mismo borde del antiguo lago en proceso de reducción, y que en tal caso sus orillas cenagosas debían conteHelmut de Terra durante la excavación de los restos óseos. Revista LIFE,31 Mar 1947:110.
ner evidencia de tal coexistencia. Pocos días después de iniciado el trabajo comenzaron los hallazgos de huesos de elefantes y objetos líticos pero siem-
tonces limitado su uso a exploraciones
pre aislados, por lo que a fines de enero
mineras y geológicas y a ciertas funcio-
de 1947 el equipo decidió utilizar tecnolo-
nes bélicas. El método se basa en la no-
gía alternativa para ampliar las posibili-
ción de que en un estrato geológico ho-
dades de la búsqueda. Consideraron en-
mogéneo, la corriente eléctrica fluye de
tonces la conducción eléctrica como he-
modo homogéneo y proporciona lecturas
rramienta para explorar el contenido de
de igual potencial; en cambio, la presen-
los estratos del subsuelo (De Terra; Ro-
cia de grandes masas enterradas genera
mero y Stewart, óp.cit.:34-36). Pese a su
oscilaciones e interrupciones suscepti-
simpleza, este método indirecto de análi-
bles de ser registradas como anomalías.
sis nunca había sido aplicado a la inves-
La gestión de De Terra con la Fundación
tigación arqueológica, estando hasta en-
Viking consiguió que el sueco Hans 33
Lundberg -inventor del equipo de detec-
Tepexpan correspondían a la Formación
ción utilizado por los arqueólogos- viajara
Becerra de fines del Pleistoceno y que el
a Tepexpan y participara de la interpreta-
esqueleto –que fue exhumado y estudia-
ción de los resultados del reconocimiento
do en detalle por el conocido antropólogo
eléctrico.
Javier Romero-, tenía una antigüedad
En un sector de la antigua orilla del lago
mínima de 8000 años. Por supuesto que
las lecturas eléctricas mostraron sinuosi-
era una fecha aproximada ya que aún no
dades extremas y De Terra ordenó la ex-
había en México métodos de datación
cavación de tres pozos. El resto es histo-
absoluta. Pero en ese momento, la geo-
ria conocida: en el segundo pozo se pro-
logía le daba la razón al alemán
dujo el hallazgo de un esqueleto humano
(Aveleyra, 1950; De Terra; Romero y
fosilizado casi completo. Se estimó en-
Stewart, óp. cit.).
tonces que los sedimentos del estrato
El descubrimiento del “primer mexicano”
geológico en que fue recuperado el des-
desató una ola masiva de interés popular
de entonces llamado Hombre fósil de
y en cuestión de días los medios de co-
Hans Lundberg probando su radar en Tepexpan. Revista LIFE,31 Mar 1947:109.
34
municación invadieron el lugar, que se
miento realizado por mexicanos y no por
transformó en un hervidero de noticias
un extranjero (De Terra, Romero y Ste-
para el mundo. La presencia en Tepex-
wart, óp.. cit.). Para De Terra el objetivo
pan de un exótico científico europeo con
perseguido estaba cumplido y continuó
curiosísimos antecedentes atrajo la aten-
con sus investigaciones en otra parte del
ción del público sobre una temática ar-
mundo, pero los resquemores que su
queológica que hasta entonces había es-
presencia generó en México tardaron dé-
tado relegada a la sombra de las pirámi-
cadas en apagarse. Más allá de eso, ca-
des.
be recordar que Aveleyra siguió trabajan-
Lamentablemente el hecho de que toda
do en la línea por él planteada y que,
la información proporcionada –hasta el
unos años después y a menos de tres
género atribuido al individuo- solo fuera
kilómetros de Tepexpan, su hallazgo de
parte de la interpretación preliminar del
dos ejemplares de mamuts asociados a
hallazgo no fue tenido en cuenta por los
puntas Clovis en Santa Isabel Iztapan,
periodistas. Como ocurre con cierta fre-
cerró la discusión sobre la temprana pre-
cuencia, les importaba más la espectacu-
sencia del hombre primitivo en la región
laridad de la noticia que el desarrollo
(Aveleyra 1952 y 1954).
científico subyacente. Ante la multitud de
críticas abiertas y solapadas, De Terra
La gran polémica
tomó una determinación poco habitual:
Aunque reconfirmado por evidencia inde-
entregó toda la investigación a especia-
pendiente poco tiempo después, el ha-
listas mexicanos. Así, Martínez del Río,
llazgo de Tepexpan estuvo desde sus
Arellano y Romero se hicieron cargo de
inicios envuelto en diversas polémicas.
los trabajos como directores, conforman-
En parte, ello se debió a que el descubri-
do un equipo altamente calificado que
miento del esqueleto ocurrió un día en
continuó con las investigaciones por
que ninguno de los investigadores a car-
años y que satisfizo la nunca abierta-
go se encontraba en el sitio, lo que abrió
mente admitida necesidad de que el
la puerta a críticas que se fueron exage-
“primer mexicano” fuera un descubri-
rando cada vez más. El alemán publicó 35
El llamado grupo Tepexpan, D. Granado, R. Monges Lopes, P. Martinez del Rio, A.R.V. Arellano, y H. de Terra examinando el cráneo del hombre de Tepexpan, Mexico 1947. Wenner-Gren Foundation, 1947.
más tarde un libro en el que explicó lo
1957). Aunque se trató de una innegable
ocurrido, un hecho tan simple como habi-
desprolijidad, era la misma en la que in-
tual en las excavaciones arqueológicas
curría la mayor parte de los otros ar-
de la época: una tarde al comenzar a llo-
queólogos de la época, pero sirvió a sus
ver dio la orden de suspender las tareas
detractores para cuestionar el crédito
hasta el día siguiente y se fue a su casa.
merecido por un investigador extranjero
Al regresar a la mañana siguiente se en-
de métodos poco ortodoxos.
contró con que, al parar la lluvia el día
No sólo a nivel nacional el hallazgo
anterior, los operarios habían seguido
desató conflictos, hubo también expertos
trabajando y encontrado los primeros
de otros países que se sintieron lastima-
huesos. Como preveían el pago de una
dos porque la evidencia confirmaba lo
buena cantidad de horas extras
conti-
que muchos habían negado por años, la
nuaron excavando hasta desenterrar
temprana presencia humana al sur del
gran parte del esqueleto (De Terra,
Río Grande. La crítica más seria se cen36
tró en la antigüedad estimada de los res-
De Terra presentó algunos trabajos en
tos, conflicto que De Terra resolvió intro-
congresos y artículos científicos (1946a y
duciendo en México el método de data-
1946b, 1947a y 1947b) y publicó en
ción por radiocarbono desarrollado un
1956 un libro que presentaba los detalles
par de años antes. Los análisis arrojaron
y características de su hallazgo, pero lo
entonces un fechado de 7000 años de
hizo desde una perspectiva más enfoca-
antigüedad, lo que disipó por algún tiem-
da en la divulgación que en la discusión
po la discusión y confirmó que habían
académica. Para ese entonces ya estaba
descubierto lo que habían ido a buscar.
más interesado en continuar explorando
Estudios posteriores y más precisos pro-
las posibilidades de la teoría general del
porcionaron luego un resultado diferente,
poblamiento mundial que en defender
pero en ese momento se trataba del indi-
sus hallazgos de México.
viduo más antiguo de México. Curiosamente la polémica parece no ha-
La olvidada sombra de Helmut
berse resuelto nunca del todo. Persistió
El gringuito apurado pasó raudo por Mé-
por años en trabajos de investigación,
xico a mediados del siglo XX. Poco im-
publicaciones presentadas en las más
portan los posibles errores técnicos co-
prestigiosas revistas del país y en la his-
metidos en la excavación, si la antigüe-
toria oral trasmitida por generaciones de
dad de los restos de Tepexpan era ma-
arqueólogos y antropólogos físicos. Entre
yor o menor a la que él les atribuyó, si
otras cosas, fue determinante en estable-
se trataba del esqueleto de un hombre o
cer la necesidad de la presencia del in-
una mujer o si estaba efectivamente aso-
vestigador en el campo y abandonar las
ciado a fauna extinta. El ajuste y correc-
excavaciones realizadas por operarios
ción de las interpretaciones y la obten-
sin supervisión. El hecho que De Terra,
ción de datos cada vez más precisos for-
que era bastante obsesivo, no pudiera
man parte del juego al que jugamos to-
controlar la situación, les mostró a los
dos los científicos. Quienes trabajaron y
demás arqueólogos que no era una prác-
se formaron con él maduraron e hicieron
tica saludable para la disciplina.
luego labores notables y tal vez se olvi37
daron del inquieto alemán. Quizás se hu-
Bibliografía
biera descubierto lo mismo sin él, sólo
Aveleyra Arroyo de Anda, Luis
que más tarde, quién sabe.
1950 Prehistoria de México: revisión de
Lo cierto es que su trabajo tuvo un indu-
prehistoria mexicana; el hombre de
dable impacto en la arqueología mexica-
Tepexpan y sus problemas. Edicio
na y la de toda América, y que su forma
nes Mexicanas. México.
de investigar abrió la puerta grande al desarrollo de los estudios del hombre
1952 “Asociación de artefactos con ma
prehistórico en México atrayendo la aten-
mut en el Pleistoceno superior de la
ción de público y colegas hacia un tema
Cuenca de México” en Revista Me
hasta entonces relegado a discusiones
xicana de Antropología N°1, Socie
entre unos pocos geólogos. Este gringo-
dad Mexicana de Antropología. Mé
alemán, como él mismo se denominaba,
xico. Pp.3-29.
estaba convencido de la importancia que tenía para la Ciencia el “reconocer la uni-
1954 El segundo mamut fósil de Santa
dad en la diversidad” humana. En el gi-
Isabel Ixtapan y artefactos asocia-
gantesco periplo que además de México
dos. Serie Prehistoria (I) Instituto
y su adorada Asia lo llevó por Italia, Es-
Nacional de Antropología e Histo-
paña, Suiza, Estados Unidos y Alemania,
ria, México.
De Terra mantuvo siempre su compromiso de buscar las huellas del hombre pri-
1961 “El primer hallazgo Folsom en terri-
mitivo. Su laboratorio y su sitio de exca-
torio mexicano y su relación con el
vación fue el mundo entero, y, con todos
complejo de puntas acanaladas” en
sus errores y limitaciones, su interés por
Homenaje a Pablo Martínez del
el estudio del pasado mexicano proyecta
Río. Instituto Nacional de Antropo-
aún una sombra digna de ser respetada.
logía e Historia, México.Pp.31-48.
De Terra, Helmut 1946a “New Evidence for the Antiquity of 38
Early Man in Mexico” en Revista Me-
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Anthropological
Research,
New York, NY, disponible en: http://www.wennergren.org/history/ grants-and-fellowships
40
Laura Szwarc Entonces baila, el cuerpo como texto Una experiencia artística y educativa La danza es una disciplina estético-expresiva que organiza en secuencias significativas la manifestación de la totalidad de la persona. Cada cuerpo, mediante la danza, amplia e indaga sus posibilidades de movimiento y quietud, sus gestos y ademanes, posturas, tonos, destrezas y habilidades.
Ediciones Las Parientas en colaboración con Akántaros Para contactar: edicioneslasparientas@gmail.com https://akantaros.wordpress.com/publicaciones/libros/ 41
AMÉRICA, ALEGORÍA DE UNA CONQUISTA América Malbrán Porto1 …la que huele a caña, tabaco y brea
eres la perezosa la de piel dorada, la marinera… Juan Carlos Calderón, 1976
Fig.1. Las alegorías de los continentes, Superior: América, África. Inferior: Europa y Asia. Marten de Vos Amsterdam. Collaert, 1588-89.
1 Docente Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. Directora del Centro de Estudios Sociales y Universitarios Americanos S.C. (CESUA) 42
Tras los viajes de descubrimiento de Co-
«…junto con la dicha isleta están
lón y las invasiones españolas al Nuevo
huertas de árboles las más hermosas
Continente, el saqueo sistemático de sus
que yo ví, é tan verdes y con sus ho-
riquezas y las exploraciones de las nue-
jas como las de Castilla en el mes de
vas tierras comenzaron, con ellas resur-
Abril y de Mayo, y mucha agua. Yo
gieron los mitos medievales en los que
miré todo aquel puerto, y después
se resignificaron amazonas, seres fan-
me volví á la nao y di la vela, y vide
tásticos o “El Dorado”, meta de riquezas
tantas islas que yo no sabía determi-
por todos buscada. América se comienza
narme á cuál iría primero, y aquellos
a representar, no sólo en las cartas y
hombres que yo tenía tornado me
mapas sino también de forma alegórica,
decían por señas que eran tantas y
la América indígena, cobriza, la que hue-
tantas que no había número, y anom-
le a caña, la ingenua, la salvaje, la rebo-
braron por su nombre más de ciento.
sante de plata, cobrará forma y se suma-
Por ende yo miré por la más grande,
rá tímidamente a sus hermanas repre-
y aquella determiné andar, y así hago
sentadas por las alegorías de los otros
y será lejos desta de San Salvador,
continentes (Fig.1).
cinco leguas y las otras dellas mas,
Creada en el siglo XVI y divulgada a tra-
dellas menos: todas son muy llanas,
vés de todo tipo de obras de arte, la re-
sin montañas y muy fértiles, y todas
presentación simbólica de América como
pobladas, y se hacen guerra la una á
una mujer es frecuente desde 1575. Su
la otra, aunque estos son muy simpli-
imagen se forma a partir de la difusión en
ces y muy lindos cuerpos de hom-
Europa de las primeras noticias que pro-
bres» (Colón, 1892:28).
porcionaron cronistas, viajeros y conquis-
El panorama de bondad e ingenuidad
tadores, sobre sus habitantes y su en-
cambiará ya en ese primer viaje y se
torno físico.
confirmará con los siguientes, cuando
La primera de estas relaciones nos la da
Colón relata el temor que le tenían las
Colón en su diario del primer viaje en el
demás tribus a los caribes:
que nos refiere:
«…la cual decían que era muy 43
grande y que había en ella gente
las fieras con violencia y con tram-
que tenía un ojo en la frente; y otros
pas. A los niños que coge, los cas-
que se llamaban Caníbales, á quien
tran como nosotros a los pollos o cer-
mostraban tener gran miedo. Y des-
dillos que queremos criar más gordos
que vieron que lleva este camino, diz
y tiernos para comerlos; cuando se
que no podían hablar porque los co-
han hecho grandes y gordos, se los
mían, y que son gente muy armada
comen; pero a los de edad madura,
(Íbid.:72).
cuando caen en sus manos, los ma-
Sobre este tema ahonda Pedro Mártir de
tan y los parten; los intestinos y las
Anglería, cuando retoma algunas noticias
extremidades de los miembros se las
sobre el primer viaje de Colón, y refiere
comen frescas, y los miembros los
que:
guardan para otro tiempo, salados,
«…no lejos de aquellas islas había
como nosotros los perniles de cerdo.
otras de ciertos hombres feroces que
El comerse las mujeres es entre ellos
se comen la carne humana, y conta-
ilícito y obsceno; pero si cogen algu-
ron después que esa era la causa de
nas jóvenes las cuidan y conservan
que tan temerosos huyeran de los
para la procreación, no de otra mane-
nuestros cuando se acercaron a sus
ra que nosotros las gallinas, ovejas,
tierras, pensando que serían caníba-
terneras
les; así llaman a aquellos feroces, o
les” (Anglería, 1944:7).
y
demás
anima-
caribes.
Otro autor socorrido durante la época va
Dejaron al lado del Mediodía las is-
a ser Américo Vespucio quien también
las de estos obscenos, casi a mitad
nos va a dejar una descripción minuciosa
de camino de estas islas. Estos pací-
sobre este tema:
ficos se quejan de que los caníbales
«Y encontramos que eran de una
asaltan perpetuamente sus islas pa-
generación
ra robarlos con continuas acometi-
“caníbales”, y que casi la mayor
das, no de otro modo que en los
parte de esta generación, o todos,
bosques los cazadores persiguen a
viven de carne humana; y esto tén44
que
se
dicen
galo por cierto Vuestra Magnificen-
rio de los europeos, se generalizó la idea
cia. No se comen entre ellos, sino
de que el Nuevo Mundo estaba ocupado
que navegan en ciertas embarcacio-
por individuos que vivían desnudos,
nes que tienen, que se llaman
practicaban la antropofagia, se adorna-
“canoas”, y van a traer presa de las
ban con plumas y usaban el arco y las
islas o tierras comarcanas, de una
flechas como armas principales (Fig.2).
generación enemiga de ellos y de
Estos datos, que sólo son ciertos en el
otra generación que no es la suya.
caso de algunas poblaciones indígenas,
No comen mujer ninguna, salvo que
se convirtieron con gran rapidez en los
las tengan como esclavas, y de esto
estereotipos de todo el continente ameri-
tuvimos la certeza en muchas partes
cano, dificultando el conocimiento indivi-
donde encontramos tal gente, por-
dualizado de sus culturas.
que nos ocurrió muchas veces ver
A ello se le sumó el hecho de que a par-
los huesos y cabezas de algunos
tir del descubrimiento de América resur-
que se habían comido, y ellos no lo
gió la idea medieval respecto a la exis-
niegan, y además lo afirmaban sus
tencia de antiguos seres monstruosos,
enemigos, que están continuamente
que en las nuevas tierras sí se encontra-
atemorizados por ellos. Son gente
ban, ya que no se habían visto jamás en
de gentil disposición y de buena es-
las tierras conocidas, Surgió entonces
tatura: van del todo desnudos; sus
una pléyade de seres monstruosos y di-
armas son arcos con saetas, y éstas
ferentes a todo lo conocido, éstos algu-
tiran, y rodelas, y son gente esforza-
nas veces tenían un solo ojo, grandes
da y de grande ánimo; son grandísi-
orejas, eran gigantes, a veces con cabe-
mos
zas de perro, también caníbales (Fig.3) y
flecheros…»
(Vespucio,
2000:5).
de los cuales dio noticia el mismo Colón,
Es gracias a este tipo de relatos, de los
todos ellos se referían al otro, al desco-
cuales Theodor de Bry y otros autores
nocido, al salvaje.
nos van a dejar vívidos retratos que que-
«…lejos de allí había hombres de un
daron impresos en la mente y el imagina-
ojo, y otros con hocicos de perros, 45
Fig.2. Tribu de antropófagos en Sudamérica. llustración de Theodor de Bry en Hans, 1592:179.
que comían los hombres, y que en
sus habitantes fueron incluidos dentro de
tomando tino lo degollaban y le be-
las razas monstruosas (Flores de la Flor:
bían su sangre, y le cortaban su na-
2011:41). «Los europeos sabían algo, desde
tura» (Colón, óp.cit.:53). El monstruo no sólo era el que se salía
luego vago y disperso de África y
de lo normal en cuanto al físico sino tam-
de Asia; pero de América y de sus
bién en cuanto a costumbres sociales y
habitantes no sabían nada. Esto
culturales diferentes a las de los euro-
era lo que diferenciaba la actitud de
peos (Wilson, 1993). Es por ello que
los europeos del siglo XVI con res
cuando el Nuevo Mundo fue descubierto,
pecto a América de la de los portu 46
Fig.3. Seres monstruosos heredados del imaginario medieval. Tomado de Münster, 1544:628
gueses del siglo XV con respecto a
habitaban la Guayana (Fig.4) o Cinocéfa-
África. La naturaleza de los africa
los o canefalles que comen carne huma-
nos era conocida, al menos en sus
na, que se ajustaban más a la idea del
líneas generales. La de los ameri
caníbal (Fig.5). Esta reacción se explica-
canos, no» (Elliot, 1984:21)
ría ya que, en su mayoría, los conquista-
Esto hizo resurgir a una gama de mons-
dores y demás europeos estaban familia-
truos que habían quedado encerrados en
rizados con libros como el de las maravi-
las páginas de los libros de la Europa
llas del mundo de Sir. John Mandeville
medieval. Hombres acéfalos o blemmias,
(1524) aparecido en 1356 del que se hi-
también llamados Ewaipanoma por sir
cieron varias ediciones en distintos idio-
Walter Raleigh (1599) que teóricamente
mas, en él que se describen lugares co47
Fig.4. Hombres acéfalos o blemmias habitantes de la Guayana. Tomado de Raleigh, 1599: Lámina 15.
Fig.5. Cinocéfalos o canefalles que comen carne humana. Tomado de Fries, 1525. 48
mo Egipto, y diferentes partes de Asia y
guas y si parían niño enviábanlo a
China. Obra que evidentemente se basa
la isla de los hombres, y si niña,
en el famoso “Libro de las maravi-
dejábanla
llas” de Marco Polo (2002), estos relatos
óp.cit.:153).
consigo»
(Colón,
ya les había proporcionado a los euro-
Por su parte Gaspar de Carvajal, cronis-
peos un prototipo de monstruo, mismos
ta de Orellana relata en uno de sus pa-
que encontraron un espacio propicio en
sajes su encuentro, bastante violento
el Nuevo Mundo.
con las coniupuyara o amazonas, como
A partir de este punto va a ser entonces
él las llama, mujeres guerreras, sobre las
frecuente la asociación de las tierras re-
que dijo:
cientemente descubiertas con otro tipo
«Quiero que sepan cuál fue la cabsa
de monstruo: las Amazonas a las que se
por que estos indios se defendían de
refiere también Colón en el diario del Pri-
tal manera. Han de saber que ellos
mer Viaje. En su entrada del 16 de enero
son sujetos y tributarios de las Ama-
de 1493 en que escribe:
zonas, y sabida nuestra venida, les
«Dijéronle los indios que por aquella
van a pedir socorro y vinieron hasta
vía hallaría la isla de Matinino, que
diez o doce, que éstas vimos noso-
diz era poblada de mujeres sin hom-
tros, que andaban peleando delante
bres, lo cual el Almirante mucho qui-
de todos los indios como capitanas,
siera (ver) por llevar diz que a los
y peleaban ellas tan animosamente
Reyes cinco o seis de ellas; pero
que los indios no osaban volver las
dudaba que los indios supiesen bien
espaldas, y al que las volvía delante
la derrota, y él no se podía detener
de nosotros le mataban a palos, y
por el peligro del agua que cogían
esta es la cabsa por donde los indios
las carabelas, mas diz que era cierto
se defendían tanto. Estas mujeres
que las había y que a cierto tiempo
son muy blancas y altas, y tienen
del año venían los hombres a ellas
muy largo el cabello y entrenzado y
de la dicha isla de Caribe, que diz
revuelto a la cabeza, y son muy
que estaba de ellas diez o doce le-
membrudas y andan desnudas en 49
cueros tapadas sus vergüenzas, con
siguientes términos (Fig.6):
sus arcos y flechas en las manos,
«…Mujer desnuda y de color oscu-
haciendo tanta guerra como diez in-
ro, mezclado de amarillo. Será fiera
dios; y en verdad que hubo mujer de
de rostro, y ha de llevar un velo jas-
éstas que metió un palmo de flecha
peado de diver-sos colores que le
por uno de los bergantines, y otras
cae de los hombros cruzándole to-
que menos, que parecían nuestros
do el cuerpo, hasta cubrirle entera-
bergantines puerco espín» (Carvajal,
mente las vergüenzas. Sus cabellos
1894:59-60).
han de aparecer revueltos y espar-
A raíz de estos relatos la configuración
cidos, poniéndosele alrededor de
de América en el imaginario europeo va
todo su cuerpo un bello y artificioso
a cobrar características particulares. A lo
ornamento, todo él hecho de plu-
largo del Barroco y el Renacimiento cada
mas de muy diversos colores. Con
continente, incluso cada país, era perso-
la izquierda ha de sostener un arco,
nificado mediante una matrona o mujer
y una flecha con la diestra, ponién-
acompañada de ciertos atributos caracte-
do-sele al costado una bolsa o car-
rísticos de su territorio. Estos atributos
caj bien provista de flechas, así co-
podían ser flores, frutos, animales, obje-
mo bajo sus pies una cabeza huma-
tos e incluso personas que se muestran
na traspasada por alguna de las
vestidas de acuerdo con sus costumbres
saetas que digo. En tierra y al otro
regionales, o las que los conquistadores
lado se pintará algún lagarto o un
les atribuían. A finales del siglo XVI, el
caimán de desmesurado tamaño…
italiano Cesare Ripa cifró la manera de
El cráneo humano que aplasta con
pintar estas alegorías en su famo-
los pies muestra bien a las claras
so Tratado de Iconología de 1593. Años
cómo aquellas gentes, dadas a la
después, en 1603, la obra saldría acom-
barbarie, acostumbran generalmen-
pañada de xilograbados, en este libro se
te a alimentarse de carne humana,
describen los cuatro continentes. Ripa se
comiéndose a aquellos hombres
refiriere a la cuarta parte, América, en los
que han vencido en la guerra, así 50
como a los esclavos que compran y
zona. Mientras que sus hermanas se cu-
otras diversas víctimas, según las
brirán con largos vestidos (Fig.7), ella se
ocasiones. En cuanto al Lagarto o
verá obligada a deambular semidesnuda
Caimán es un animal muy notable y
a lo largo de la historia. Todas estarán
abundante en esta parte del Mundo,
acompañadas por animales y frutos de
siendo tan grandes y fieros que de-
propios de cada región.
voran a los restantes animales y
Otra descripción similar de la imagen la
aún a los hombres en ciertas oca-
proporcionan Hubert-François Bourguig-
siones…» (Ripa, 2002:108-109).
non y Charles-Nicolas Cochin, quienes
A partir de este momento América será
en su tratado de alegorías
vista como una mujer salvaje, una ama-
(Fig.8):
Fig.6. Alegoría de América. Tomado de Iconología Tomo II, 1613. Ripa, 2002:108. 51
refieren
Fig.7. «Alegoría de los continentes» en la Plaza de Armas de la ciudad de Angol, en la provincia de Malleco, de la IX Región de la Araucanía, Chile, realizada por el escultor Virginio Arias, basándose en las alegorías de Cesare Ripa.
«La América se representa por una
vé en la parte inferior del dibujo, es-
mujer de color aceitunado, cubierta
presa la inhumanidad de los habitan-
la cabeza y parte del cuerpo con plu-
tes de esta parte del mundo. La pipa
mas, adorno peculiar de los pueblos
adornada de los salvajes que está
de este continente. El arco y las fle-
colocada á su lado, es entre estos
chas son las armas con que, no so-
pueblos el símbolo de la paz; por es-
lamente los hombres, sino las muje-
ta razón se le han agregado las alas
res, van á combatir á sus enemigos.
del caduceo de Mercurio que simbo-
La cabeza separada del tronco y
lizan también la paz. La pesca y la
atravesada con una flecha, que se
caza, que son el alimento de estos 52
pueblos y constituyen su principal
ocupación, se representan por dos niños, cargado el uno de peces y el otro de animales de caza. El cai-
mán, especie de cocodrilo, y el árbol de plátano, contribuyen á caracterizar el nuevo mundo, que á pesar de haber duplicado las riquezas del antiguo, no lo ha hecho por esto más feliz» (Bourguignon y Cochin, 1866:17-19). A veces perezosa y recostada en una hamaca, como en la alegoría del descubrimiento de América, de Teodoro de Galle, (ca. 1588-1612) (Fig.9) todas estas imágenes tendrán elementos comunes. América será ante todo una mujer salvaje ataviada con plumas y apenas Fig.8. Alegoría de América de Bourguignon y Cochin, 1866.
cubierta, llevará el arco y carcaj sinónimo de su barbarie (Fig.10), aunado a la práctica del canibalismo, representado
por la cabeza de un cautivo o miembros
animales extraños a los europeos como
cercenados y a medio comer, que una
el caimán, el armadillo, el perezoso, las
América de rostro inocente llevará consi-
distintas especies de aves, guacamayas
go de manera despreocupada (Fig.11);
y pericos, o la llama, que a veces se pa-
por otro lado serán frecuentes las ilustra-
rece más a un caballo o a un perro que a
ciones relacionadas con las riquezas de
un camélido.
la tierra (Fig.12), sus vegetación exótica
Más de una vez se podrá encontrar una
y exuberante así como la presencia de
imagen de América sentada en un arma53
Fig.9. Alegoría del descubrimiento de América, de Teodoro de Galle, (ca. 1588-1612) donde se ve en primer plano a la izquierda, a Américo Vespucio, sosteniendo un astrolabio y un estandarte con la cruz, símbolo de la cristiandad, se dirige a una mujer desnuda con un sombrero de plumas, que representa a América, ésta parece sorprendida al ser descubierta, al tiempo que se incorpora de una hamaca; en el fondo a la izquierda, una nao, otro barco apenas visible a la orilla; más allá, un grupo de caníbales en torno a una fogata, animales salvajes recorren el paisaje circundante, la mayoría de ellos irreconocibles, salvo el que pareciera ser un oso hormiguero en el extremo derecho.
54
Fig.10. América como una amazona, con plumas y sosteniendo un arco y un carcaj lleno de flechas. Complementan la escena animales de América como una tortuga y un castor. Grasset de Saint-Sauveur, 1796 :132.
Fig.11. América representada como una bella mujer lleva un arco en la mano derecha, un carcaj con flechas a la espalda, y una pierna humana cortada en la otra mano, evidencia de su salvajismo y canibalismo, así como el de sus habitantes que se observan en un segundo plano, cazando y cortando miembros humanos para asarlos en una fogata. Sólo dos animales exóticos, un armadillo y un perico. de la series los Cuatro Continentes, Stafford, 1634. 55
Fig.12. En un paisaje de gran exuberancia vegetal en el que sobresalen piñas, granos, papayas, plátanos y demás árboles frutales, se observa al centro una mujer con los pechos descubiertos, tocado y falda de plumas, sostiene sobre su mano derecha un pajarillo y apoya sus pies sobre un recipiente lleno de monedas de oro que se encuentra junto a un pequeño arcón, también rebosante de oro, tras éstos un atado de cañas de azúcar. EN su espalda lleva un carcaj. LA figura se encuentra rodeada de animales exóticos, aves, serpientes, un perezoso del lado izquierdo y el temible cocodrilo escondido entre la maleza del lado derecho. José Teófilo de Jesús, América, Museu de Arte da Bahia, Brasil. Araujo, 1998.
56
dillo, como es el caso del grabado de
Marten de Vos y Adriaen Collaert, publicado en Amsterdam hacia 1600 en Las alegorías de los continentes (Fig.1). O
bien en una carreta conducida por dos armadillos desproporcionadamente grandes (Fig.13). Es excepcional, y hasta el momento hemos encontrado sólo un caso, el grabado de Julius Goltzius (ca.1595) en el que esta carreta es llevada por dos unicornios (Fig.14), tan fantásticos como el conjunto del relato. Así como los otros prodigios no encontrados en Europa, pudieron refugiarse en América, el unicornio también migrará a este nuevo paraíso exuberante. Una imagen similar la hallamos en la ciudad de Puebla, en la Casa del Dean,
donde se representa el triunfo de la Castidad de Petrarca (Fig.15); se ha supues-
Fig. 13. América, “la cuarta parte del mundo”
to que estas imágenes fueran copiadas
se observa una figura femenina sentada en
de alguna edición de Petrarca entre 1580
una carroza tirada por dos armadillos; lleva un tocado exótico de plumas. Se trata de
y 1590 (Arellano, 1996:34-35), lo cierto
una carta de un paquete de 52 cartas de jue-
es que es evidente que este tipo de ale-
go, del juego de la Geografía realizado por
goría, ya sea en la poesía de Petrarca o
Stefano Della Bella hacia 1644, para Luis
en la representación de América, eran
XIV.
más comunes de lo que se podría supo-
ner y factibles de ser intercambiadas y utilizadas para diversos propósitos. 57
Fig. 14. Alegoría de América, en el que su carreta es llevada por dos unicornios, de la serie los Cuatro Continentes de Julius Goltzius (ca.-1595)
Fig. 15. “El triunfo de la castidad” en el que se aprecia la similitud con la figura anterior donde se observa una mujer en una carroza tirada por dos unicornios. Casa de Dean, Puebla, México. Foto América Malbrán. 58
Esta forma de imaginar a América preva-
ras femeninas a lo largo del grabado, al-
lecerá a lo largo de los siglos, aunque
gunas en la orilla del mar sacan con-
con ciertas variantes, como la desapari-
chas y otras llevan pájaros exóticos, que
ción paulatina de los elementos que la
las identifican con los mitificados habi-
relacionaban con los caníbales.
tantes de aquellas tierras, además unos
Es elocuente la alegoría de América pin-
niños dan caza a un extraño cocodrilo o
tada por Lucas Jordan y grabada
juegan
Juan Antonio Salvador Carmona,
por
con
las
aves. Por
último
hacia
la alegoría de España personificada en
1786, que se conserva en el Museo de
una figura femenina con cetro y corona,
Bellas Artes de Granada, en el que se
acompañada por un león, y recostada
aprecia a una América personificada en
sobre nubes parece tutelar el desarrollo
la figura central de una joven amazona,
del Continente (Real Academia de Bellas
que sigue las pautas establecidas por
Artes
Cesare Ripa en el siglo XVI, va tocada
(Fig.16).
por un adorno de plumas, una túnica que
Otro ejemplo más tardío lo encontramos
apenas la cubre, sostiene un arco en una
en la obra de Giulio Ferrario il costume
mano mientras con la otra remata a un
antico e moderno, editada en Milán en
personaje al que había herido con una
1820. Donde representa a América como
flecha, posible alusión a las considera-
una india desnuda, con los cabellos tren-
das bárbaras costumbres de los indíge-
zados. Se inclina de manera adormilada
nas; a pesar del tiempo, América sigue
y apoya en su mano derecha la cabeza.
siendo salvaje e indomable. La escena
Lleva ornamentos de plumas de diversos
se desarrolla en un paisaje con abundan-
colores, similares a los que confecciona-
te vegetación y montañas de fondo, y
ban muchas culturas precolombinas del
junto al mar, alusiones a la topografía del
Amazonas, y va armada con un arco y
Continente. Al fondo aparecen dos ga-
una flecha. A sus pies se encuentra una
leones de los que desembarcar belicosos
cabeza humana atravesada por otra fle-
guerreros europeos, clara alusión a la
cha, lo que alude nuevamente a su afi-
conquista. Hay además numerosas figu-
ción al canibalismo. En el piso yacen 59
de
San
Fernando,
1987:45)
Fig.16. Alegoría de América pintada por Lucas Jordan y grabada por Juan Antonio Salvador Carmona, hacia 1786, Museo de Bellas Artes de Granada, Nº inv. 30774 60
muertos un extraño lagarto de grandes
una, ahora se bifurcará por distintos ca-
dimensiones, un ciervo, un ave, una tor-
minos que buscan lo mismo, sacudirse el
tuga y peces que evidentemente fueron
yugo de una España dominante, pero
cazados por la amazona. Mientras que
siguiendo el derrotero del discurso euro-
detrás de ella se asoma una llama y la
peo de igualdad y fraternidad. La nueva
observa, quizás para asegurar su escape
imagen irá cambiando, a lo largo del si-
tras la masacre. Todos ellos representan
glo XIX y se irá convirtiendo en el emble-
la fauna característica y exótica del Con-
ma inseparable de la libertad, ya en el
tinente (Fig.17). El paisaje montañoso
XX su representación e importancia em-
sobre el cual se destaca el cuerpo de la
pezará a ser menos frecuente hasta caer
mujer está inspirado en una de las ilus-
en un letargo causado por el desuso y el
traciones de la obra de A. Von Humboldt
olvido… aunque algunos no perdemos la
Vues des Cordillères et monumenys des
esperanza de que despierte y demande
peuples de l'Amérique, Atlas Pittoresque
todos los ultrajes de que de que ha sido
(1816: plancha V) (Fig.18).
y es objeto.
La imagen alegórica de América se mantendrá hasta las luchas independentistas
Bibliografía
que tuvieron lugar a lo largo del Conti-
Anglería, Pedro Mártir de
nente en el siglo XIX. En este momento
1944 Décadas del Nuevo Mundo,
esta imagen cobrará un nuevo sentido
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presentará “civilizada”, vestida y se tor-
Brasil.
nará mestiza (Fig.19). No son pocos los países americanos que
Arellano, Alfonso
adoptarán y le darán nuevo sentido a la
1986
representación de la alegoría, ya no será
La casa del Dean. Un ejemplo de pintura mural civil del siglo XVI en
61
Fig.17. Representación de América por Giulio Ferrario, Il costume antico e moderno… Vol.1, 1826.
Fig.18. Paso del Quindío, en la cordillera de los Andes, donde se aprecia un pico nevado en el que evidentemente se inspiró Giulio Ferrario, Humboldt, 1816:lam.V. 62
Fig.19. Resurrección política de América, se la representa caída, vestida al estilo imperio pero con penacho de plumas en la cabeza, sobre ella sobrevuela el águila imperial y a la derecha se encuentra Iturbide, quien sostiene la corona imperial en la mano derecha al tiempo que le extiende la otra para auxiliarla a levantarse. Grabado anónimo. Tomado de Soler, 2000:138.
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