REVISTA LATINOAMERICANA DE HISTORIA, ARTE Y LITERATURA
Año 3
N°7
Enero-Abril 2014
2
Editores
El contenido de los artículos y opiniones ex-
América Malbrán Porto
presadas en Antilha son responsabilidad
Enrique Méndez Torres
exclusiva de sus autores. Antilha es una publicación cuatrimestral edi-
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tada y publicada por el Centro de Estudios
América Malbrán Porto
Sociales y Universitarios Americanos S.C.
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ción Pública, número ( en trámite ) . Certificados de licitud de título y de contenido, Comisión Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación, números ( en trámite ) , ISSN ( e n trámite ) .
Portada, cenefa y viñeta: Virgen de los Peregrinos. Anónimo, Escuela de Cuzco. 3
Comité Editorial Dr. Jorge Angulo Villaseñor
DEA-INAH, México.
Dra. María Elena Ruiz Gallut
IIE-UNAM, México.
Dr. Enrique Tovar Esquivel
INAH, México.
Dra. Lourdes Budar Jiménez
Universidad Veracruzana, México
Dr. Daniel Schávelzon
CAU-UBA, Argentina
Dra. Ana Igareta
UNLP, Argentina.
Mtra. América Malbrán Porto
FFyL-UNAM, México.
Mtro. Alfredo Feria Cuevas
INAH-México.
Lic. Alejandra Gómez Colorado
INAH, México.
Lic. Enrique Méndez Torres
ENAH, México.
Lic. Ivon Cristina Encinas Hernández
Universidad del Tepeyac A.C.
4
CONTENIDO Editorial
P. 7
Algunos apuntes sobre la guerra América Malbrán Porto
P. 9
Manuel de Sumaya, la primera ópera novohispana Esteban Gutiérrez Quezada
P. 27
Chalcatzingo a más de 80 años de su descubrimiento Jorge Angulo Villaseñor
P. 41
Sirenas Ofelia Márquez Huitzil
P.55
5
6
EDITORIAL Iniciamos un año más, en éste número presentamos tres artículos y una serie de pinturas de seres fantásticos. Empezando con América Malbrán Porto, quien nos hace una retrospectiva de
algunas guerras por las que ha pasado la humanidad y no son tan mencionadas y algunos acontecimientos que son casi desconocidos pero sin lugar a dudas cambiaron sociedades y nos llevaron hasta ser lo que somos, dándonos cuenta de que la guerra es una actividad recurrente en todas las culturas. En el segundo texto Esteban Gutiérrez Quezada nos comenta sobre las con-
diciones sociales económicas y políticas en México que vieron nacer la primera ópera novohispana, La Parténope, a través del maestro Manuel de Sumaya hacia 1711, ópera que desgraciadamente está extraviada. Por su parte Jorge Angulo nos relata algunas anécdotas sucedidas en las primeras exploraciones realizadas en el sitio arqueológico de Chalcatzingo en
Morelos, México, y otras apreciaciones de la formación de los actuales contextos arqueológicos de algunos elementos. Cierra este número Ofelia Márquez con una serie de imágenes sobre sirenas producto de su obra, inspirada por distintos elementos culturales en distintas partes del mundo.
Esperando que éste 2014 sea otro buen año disfruten las lecturas e imágenes.
Los Editores
7
ALGUNOS APUNTES SOBRE LA GUERRA1 América Malbrán Porto2
oy más que nunca pareciera adecuado hablar sobre guerra, con los eventos violentos que vive México y más aún si tenemos en cuenta los inminentes ataques a Siria orquestado por Estados
Unidos, con lo cual muchos han considerado propio hablar de una tercera guerra mundial. Por desgracia esta actividad ha sido una constante a lo largo del desarrollo de la civilización, la vemos reflejada en las crónicas, pinturas y esculturas de diversas épocas y culturas, así como en libros de historia y hoy, además gracias a la maravilla del cine y
la televisión las podemos ver en la pantalla grande o chica, acompañada de palomitas de maíz desde la seguridad de nuestro asiento. Las películas de guerra, y si son “antiguas” y voy a recalcar en este caso las comillas, siguen encantando a jóvenes y adultos, todavía está en la memoria de muchos la Troya de Wolfgang Petersen o 300 de Zack Snyder, a pesar de que, sea poca la gente que ha leído la Ilíada o que sepa
algo sobre las Termopilas, ya no se diga su ubicación geográfica. La ignorancia sobre este tema es mucha, pocos saben que numerosas de estas guerras antiguas siguen siendo estudiadas hoy en las academias militares. Y a pesar de que se supone se habrán abordado sutilmente en las clases de historia de la secundaria o la preparatoria hoy nadie recuerda que Maratón no es un juego de trivia o una
prueba atlética, sino una de las batallas más importantes que desembocaron en las Guerras Médicas (en las cuales no participaron precisamente doctores). Los clásicos siguen estando vigentes y gracias a nuestro pensamiento occidental, si no fuera por las Guerras Médicas y las conquistas de Alejandro Magno tal vez también
1. Este trabajo fue presentado como Conferencia magistral en el 2do Coloquio de Estudios Arqueológicos, Antropológicos e Históricos sobre la Guerra en Mesoamérica, el 3 de mayo de 2014. 2. Profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Investigadora del Centro de Estudios Sociales y Universitarios Americanos S.C. CESUA. 8
ignoraríamos la importancia de los per-
neo y la península arábiga; esta influen-
sas en el desarrollo Mediterráneo. Cuan-
cia cultural se desarrolló mucho más allá
do en Occidente se habla de Alejandro
de los territorios fronterizos, llegando
se discute sobre el gran conquistador
hasta la Europa occidental, África, China
(Fig.1) mientras que cuando sucede a la
e India, y jugó un papel fundamental en
inversa dentro de la historia de Irán, una
la formación del arte medieval europeo y
de las culturas más antiguas del mundo,
asiático. Conformándose así en uno de
se le ve como un invasor, un bárbaro, el
los imperios más extensos, el Sasánida
destructor de una civilización, que en su
(Fig.2).
intento resultó ser que los conquistado-
Pocos sabemos en Occidente de las ba-
res terminaron siendo conquistados por
tallas de Kavadh I quien, con el apoyo
la elegancia, el refinamiento, la riqueza y
de los heftalitas, lanzó una campaña
fastuosidad de esa cultura (Alejandra Gómez Colorado3, comunicación perso-
3. Antropóloga, investigadora Museo Nacional de las Culturas, curadora colección de Medio Oriente.
nal), la cual se expandió por el Mediterrá-
Fig.1. Mural de la batalla de Issos, fue un encuentro armado entre el ejército macedonio de Alejandro Magno y el persa de Darío III Codomano, en el año 333 a. C. 9
Fig.2. Expansión del imperio persa. Redibujado de Promotora Española de Lingüística, 2013.
contra los romanos y que en 505, una
la suma de 440.000 piezas de oro para
invasión de Armenia por parte de los hu-
mantener la paz, Cosroes I rompió la lla-
nos occidentales desde el Cáucaso, dio
mada "paz eterna" e invadió Siria
lugar a un armisticio, durante el cual los
(evidentemente deseada por muchos
romanos pagaron tributo a los persas por
hasta nuestros días), donde capturó y
el mantenimiento de las fortificaciones en
saqueó la ciudad de Antioquía (Greatrex
el
y Lieu, 2002; Dodgeon y Lieu, 2002).
Cáucaso
(Cesarea,
2007;
Gar-
soïan, 1983).
Es escaso lo que conocemos sobre la
A la muerte de Kavadh I, su hijo Cosroes
expansión del imperio Sasánida que
I, ascendió al trono de Persia y es sin du-
posteriormente daría espacio al imperio
da el más famoso de los reyes sasáni-
mongol, y mucho menos de que su ex-
das. En 540, a pesar de que el empera-
tensión territorial fue dos veces mayor
dor bizantino Justiniano I había pagado
que la del imperio romano. 10
Instituido por Genghis Kan a partir del
ba en el estilo de vida nómada, lo que
año 1206, llegó a tener en su apogeo
los convirtió, durante los siglos XII y XIII,
una
unos
en el mejor ejército del mundo, por su
33.000.000 km², abarcando desde la pe-
movilidad y estrategias, que lo hicieron
nínsula de Corea hasta el Danubio, y al-
temible entre sus contemporáneos. La
bergando una población de más de 100
mayoría de los ejércitos europeos con-
millones de habitantes, incluyendo a al-
sistían en unos pocos soldados profesio-
gunas de las naciones más avanzadas y
nales, aparte de los caballeros, y un
pobladas de su época, como los territo-
gran número de plebeyos o milicianos.
rios que hoy ocupan China, Irak, Irán y
De ellos, sólo los caballeros y los pocos
los países de Asia Central y Asia Menor
soldados profesionales entrenaban re-
(Grousset, 2001) (Fig.3).
gularmente, y su adiestramiento enfati-
El sistema militar mongol se fundamenta-
zaba el combate individual, en perjuicio
extensión
máxima
de
Fig.3. Dominios del Imperio Mongol en el siglo XIII. Tomado de Biografías y Vidas, 2013.
11
de las tácticas de combate en grupo. En
muerte permitió a los rusos diez años de
contraste, los ejércitos mongoles cons-
paz hasta que las hordas regresaron ba-
tantemente practicaban la equitación, la
jo el mando de Batu Khan, nieto de
arquería y las tácticas de unidad, así co-
Genghis Khan. Las tropas de Batu Khan
mo también distintas formaciones y rota-
formaban la llamada "Horda de Oro",
ciones. Este entrenamiento se mantenía
ejército invencible que en tres años con-
por medio de una rígida disciplina que
quistó casi todos los principados rusos
iniciaba a muy temprana edad (Ídem.).
de Kiev, Polonia y Hungría. Preparando
Fueron los mongoles los que introdujeron
ya una imparable conquista de Europa
el arco compuesto en Europa, y los pri-
occidental” (El Arte de la Estrategia,
meros en utilizar la pólvora en batalla,
2013).
tenían una enorme variedad de flechas;
Los mongoles se expandieron tanto al
algunas que silbaban para avisarse y
oeste como al este, e invadieron y con-
mandarse señales en la distancia, e in-
quistando China, antes que Europa. En
cluso flechas explosivas con una cabeza
1208, las hordas mongolas atravesaron
llena de pólvora (Prawdin, 2004).
la muralla china con trescientos mil hom-
Mientras en Europa occidental la cristian-
bres, conquistando el territorio a su paso
dad y el islam estaban enredados en las
y autonombrándose dinastía Yuan, go-
cruzadas y contracruzadas, desde 1095,
bernaron
luchando por la Tierra Santa, una gran
continuar la conquista del resto del terri-
amenaza estaba surgiendo desde el es-
torio que se encontraba bajo el mando
te. Genghis Khan conquistó y dio origen
de la dinastía Sung, desde la ciudad de
al mayor imperio que ha habido nunca
Hangchou. Los emperadores mongoles,
sobre la tierra, unificando toda Asia en
como Agdai o Kubalai Khan, a quien co-
un periodo de relativa paz. “Tras su
noció Marco Polo, se caracterizaron
muerte en 1227, su hijo recibió un impe-
siempre por ser destacados guerreros, y
rio que se extendía desde el río Dnieper
aunque con grandes dificultades éste
hasta el sur de China y desde el Golfo
último fue quien logró, tras medio siglo
Pérsico hasta el Océano Ártico. El proce-
de lucha, la conquista de toda China
so de sucesión de Genghis Khan tras su
(Ídem.). 12
China
mientras
intentaban
Tras las sucesivas victorias y conquistas
1281, un ejército de 140,000 hombres,
los mongoles intentaron expandirse más,
la mayor expedición marítima de la his-
hacia Japón, y en noviembre de 1274 la
toria hasta tiempos modernos, que fue
flota mongola partió rumbo a la Isla, lle-
repelido por los japoneses y por un nue-
vando un ejército mixto de cerca de
vo tifón que dispersó la gran flota inva-
30,000 mongoles y coreanos, sin embar-
sora (ídem.). Entre los años 1275 y 1293
go después del desembarco de las tro-
Takezaki Suenaga, uno de los guerreros
pas en Kyushu, la flota no sólo encontró
involucrados en la defensa contra los
la resistencia de los guerreros del norte,
mongoles, ordena la creación de dos
sino también una tormenta que hizo es-
rollos llamados Mōko Shūrai Ekotoba -
tragos entre los buques, el llamado por
Relato Ilustrado de la Invasión Mongol-
los
o
en los cuales se describe de manera
“Kamikaze” que hizo perder a los invaso-
gráfica y con pequeños textos lo sucedi-
res cerca de 13,200 hombres mientras
do durante la guerra (Conlan, 2001). En
que los sobrevivientes se refugiaban en
los mismos se ven tanto batallas navales
Corea (Withney Hall, 1973:83). Los inten-
como terrestres, y se observan las ar-
tos mongoles de conquista continuaron,
mas y tácticas utilizadas. Si bien existen
más aún después de este desafortunado
varias copias posteriores, los originales
evento. Kubalai estaba dispuesto a so-
se encuentran guardados en el Museo
meter al Japón. Inicialmente envió men-
Imperial de Japón.
sajeros pero estos fueron mandados a
Es gracias a las invasiones mongolas
decapitar por Hōjō Tokimune, regente de
que en Japón se va a desarrollar un
Japón. Durante este periodo Tokimune
nuevo estilo combatiente, los bushi o sa-
manda construir una gran muralla defen-
murái (Fig.4), por suerte de ellos sabe-
siva a lo largo de la costa de la bahía de
mos, o creemos que sabemos, algo gra-
Hakata y en Kyushu estableció un cuartel
cias a Tom Cruise y el Último Samurai
militar, se reunieron concentraciones de
(2003), que por cierto fue rodada en
tropas y se las entrenó con las técnicas
Nueva Zelanda. No hace mucho tiempo,
aprendidas a los mongoles (ídem.).
a finales del año pasado, tuvimos la
Kubalai envió desde Corea y China, en
oportunidad de apreciar en el Museo
japoneses
“viento
divino”
13
res omiten la parte que explica que “El camino del samurai se encuentra en la muerte," como dice el Hagakure, en una definición
del
bushido
de
1716
(Tsunetomo, 2005). Esta idea occidental de la guerra y de cómo vemos a “los otros”, a aquellos que no tienen las costumbres europeas, evidentemente nace en la Grecia Clásica y Roma imperial, y no sólo está restringida a lugares tan lejanos como Asia o África, sino también en la misma Europa, donde los pueblos del norte eran considerados bárbaros y sanguinarios y por lo mismo debían ser conquistados, Fig.4. Guerrero samurai. Lámina de Yoshiiku Utagawa (1833-1904)
entre estos podemos mencionar a los normandos y vikingos conocidos como “los demonios del norte”, que con sólo
Nacional de Antropología, en México,
oír su nombre hacían temblar a campe-
la exposición “Samurai. Tesoros del
sinos y reyes desde Inglaterra hasta
Japón”, exhibición con escasa afluen-
Constantinopla.
cia de visitantes, aunque en las visitas
El 7 de junio del 793, los vikingos asalta-
nocturnas pudimos constatar la presen-
ron el monasterio, de Lindisfarne, una
cia de muchos ejecutivos, quienes en
isla al norte de lo que hoy es Inglaterra,
los últimos años han asociado al Bushi-
a partir de entonces, una nueva plegaria
do (Nitobe, 1907), el código samurái,
se escribe en los libros religiosos: A fu-
con el liderazgo competitivo, y hasta se
rare normannorum liberanos Domine (de
han escrito libros sobre este tema, nue-
la furia de los hombres del norte, libéra-
vamente desde la óptica occidental,
nos Señor), que con el tiempo sería la
etnocéntrica. Es obvio que estos seño-
frase más repetida en los libros de histo14
ria vikinga (Velasco, 2005:12).
jes que se tiene de los vikingos, lo cierto
En los primeros siglos de la Edad Media,
es que eran sin duda guerreros dotados
los vikingos habían conseguido crear la
de una disciplina inquebrantable y desde
que sería la más temida nave de guerra
luego grandes estrategas. Analizando
marítima conocida por el hombre, el
sus batallas cualquiera puede observar
drakkar, con capacidad hasta de 60 re-
que nunca atacaron a un solo enemigo
meros, y poco calado. Preparados para
al que no pudiesen abatir, sabían cali-
surcar los ríos o internarse en los océa-
brar perfectamente las defensas enemi-
nos con la misma facilidad de maniobra
gas y mediante espías o incluso barcos
(Fig.5).
enviados como avanzada, llegaron a es-
En el campo de batalla eran legendarios
tablecer muchas de las tácticas de gue-
los guerreros “Berserkers”, literalmente
rra que después se emplearían en algu-
camisa de oso, ya que se cubrían con
nas de las más famosas batallas de la
estas pieles o bien pieles de lobo. Cono-
historia moderna.
cidos porque entraban, en los momentos
Grandes navegantes, los vikingos asola-
previos al combate, en un frenesí de
ron Europa y muy temprano, en 844, lle-
adrenalina y locura tan intensa, que indu-
garon a España por el Cantábrico, en-
cían al pánico a todo aquel que estuviera
trando a Galicia. Al avistar el faro de la
en su camino. Se dice incluso que eran
Torre de Hércules (Farum Brigantium)
capaces de pasar por alto el dolor de sus
(Fig.6) esperaban que, acompañando a
heridas bajo esta posesión, quienes sos-
aquel impresionante monumento, hubie-
tenían la creencia de que Odín, les otor-
ra poblaciones que valieran la pena sa-
gaba protección y poderes sobrehuma-
quear y se decidieron a desembarcar.
nos por lo que no tenían ninguna necesi-
Debió ser decepcionante cuando en lu-
dad de llevar armadura. Estos guerreros
gar de grandes ciudades solo encontra-
entraban en un trance previo a la batalla,
ron pequeñas aldeas, como la población
auxiliados por cierto tipo de hongo, la
de Clunia, que dejó de existir ese mismo
Amanita muscaria, también conocido co-
día (Morales Romero, 2006; Reinhart,
mo “hongo de las hadas”.
1987).
A pesar de la imagen de bárbaros salva-
Desde ese lugar los vikingos saquearon 15
Fig.5. Representación de Drakkares en un desembarco vikingo. Tapiz de Bayeux, siglo XI. Musée de la Tapisserie de Bayeux , Francia.
todo lo que pudieron encontrar en los al-
traron con otros diestros guerreros, los
rededores y continuaron adentrándose
musulmanes. Consiguiendo saquear Cá-
hasta la provincia de Lugo, donde se en-
diz, Sidonia y Sanlúcar, para después
contraron con las huestes de Ramiro I de
continuar, río arriba, por el Guadalquivir
Asturias y de algunos señores locales
hacia Sevilla a la cual también asaltan.
que se atrevieron a enfrentarlos, pues ya
Será el 11 de noviembre de 844, en la
estaban avisados de esta presencia y
batalla de Tablada, que las fuerzas de
llevaban tiempo observando los movi-
Abd al-Rahmán II vencieron a los vikin-
mientos de los escandinavos; logrando
gos que habían sitiado a la ciudad du-
empujarlos hasta la ribera del Miño don-
rante una semana (Morales Romero,
de les obligaron a librar combate en un
Ídem.; Reinhart, Ídem.). El número de
lugar
normandos muertos se aproximó a
llamado
(Morales
hoy
Romero,
Camporramiro
Ídem.;
Reinhart,
20,000, según unas fuentes, exageradas
Ídem.).
sin duda, y a 1,500, según otras, igual-
Las incursiones vikingas no cesaron, ata-
mente exageradas, que hablan de 30
caron Francia, Portugal y España y por
barcos
fin lograron penetrar por el río Guadalqui-
Rustum comandó exitosamente el ejérci-
vir hasta el Al-Andalus, donde se encon-
to musulmán, atrayendo a la horda vikin16
normandos
incendiados.
Ibn
Fig.6. Faro de la Torre de Hércules. Detalle del facsímil del códice del Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana, 1988.
ga hacia una emboscada en la zona de
na encargada de defender las costas y
Aljarafe (Sevilla), donde los venció. A pe-
que sería la base del comercio andaluz
sar de lo cual los vikingos sobrevivientes
con el norte de África (Ídem.).
saquearon Niebla y llegaron a desembar-
Son conocidas las constantes luchas en-
car en el norte de África para más tarde
tre cristianos y musulmanes, que condu-
cruzar el Mediterráneo en un viaje que, al
jeron a las cruzadas en la Edad Media y
decir de los cronistas, duró catorce años
la expansión del Islam hasta España, de
(Martín, s/f).
donde serán expulsados el 2 de enero
Los ataques a las tierras musulmanas
de 1492, día en que Bobadil entrega las
interesan sobre todo por sus efectos, que
llaves de Granada a Isabel de Castilla
van desde la instalación en las proximi-
(Fig.7). No resultaba fácil entender para
dades de Sevilla de algunos normandos
la mentalidad de la época cómo podría
convertidos al Islam y dedicados a la cría
mantenerse una población con leyes,
de ganado y a la fabricación de quesos,
idioma, costumbres y, sobre todo, reli-
hasta la creación de una flota musulma-
gión diferente dentro del territorio espa17
Fig.7. El Emir musulmán Boabdil entrega la llave de Granada a los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Francisco Padilla y Ortiz, La rendición de Granada, 1881; Palacio del Senado, Madrid, España.
ñol. Por lo que los soberanos intentaron
pañas militares las arcas españolas es-
desde el primer momento asimilar a la
taban agotadas, este hecho, acompaña-
población musulmana y convertirla al
do de otros acontecimientos, como las
cristianismo (López Eisman, 2012).
incursiones de los portugueses a la India
Los reinos que hoy conforman España
siguiendo la costa Africana, llevaron a
prácticamente no participaron en las Cru-
los reyes Católicos a apoyar la expedi-
zadas de Tierra Santa, excepto Navarra,
ción de Cristóbal Colón, en su viaje ha-
ya que se consideraba que ellos mismos
cia el Oeste, con la esperanza de poder
mantenían una cruzada permanente, que
reabastecer las arcas de riquezas asiáti-
duró ocho siglos, la Reconquista. Mu-
cas. Ello desembocaría en lo que se dio
chas de estas batallas de Reconquista
en llamar el Descubrimiento del Nuevo
fueron convocadas como cruzadas por
Mundo, donde los españoles, portugue-
diferentes Papas.
ses, franceses e ingleses encontrarían,
Tras estos ocho siglos de guerras y cam-
no sólo riquezas, sino una forma diferen18
te de hacer la guerra.
mente se desconoce, que durante un
Tal vez sabemos más sobre las prácticas
largo tiempo, los mismos mexicas estu-
guerreras europeas que sobre las prehis-
vieron sujetos al yugo tepaneca, a quie-
pánicas, y de ser este el caso la asocia-
nes debían tributo, a pesar de tener ya
ción directa que solemos hacer es en re-
señores propios.
lación con los mexicas, mayas e incas
Tres de los gobernantes mexicas, aun
porque fueron estas las tres grandes cul-
siendo tributarios de los tepanecas, rea-
turas con las que se enfrentaron los con-
lizaron conquistas para Azcapotzalco:
quistadores españoles. Sin embargo es
AcamapichtIi (1376-1396), HuitzilíhuitI
poco lo que sabemos sobre las estrate-
(1396-1417)
gias de combate y sus grandes batallas,
1427) (Monjarás-Ruiz, 1976:241). “El
ya que fueron omitidas por los invasores,
primero combatirá principalmente contra
que en algunos casos, como en la llama-
Xochimilco,
da “Noche Triste” lloran su desgracia,
Cuauhnahuac. Su hijo y sucesor lo hará
después del triunfo mexica.
sobre todo contra Tetzcoco, Xaltocan y
Los estudios sobre la guerra prehispáni-
Cuauhtitlan. Chimalpopoca, debido a la
ca son relativamente recientes, pues po-
muerte de su abuelo Tezozomoc y, so-
demos decir que inician en los años 70,
bre todo, a la crisis política que ésta trajo
en que se comienza a dejar de lado la
consigo, no tendrá mucha oportunidad
idea de la paz del periodo Clásico, con
de mostrar sus dotes guerreras y, debi-
que se pensaban a las culturas america-
do a un frustrado intento de independen-
nas. Una excepción concreta serían las
cia de los tepanecas (del dominio del
sociedades del Posclásico, periodo defi-
usurpador Maxtla), morirá en forma trá-
nido por su beligerancia, en el que desta-
gica” (Ídem.).
can los mexica, de los que se había plan-
“Será posteriormente a ItzcóatI (1428-
teado desde el principio, que tenían un
1440) al que toque desembarazarse del
carácter netamente militarista, que los
yugo de Azcapotzalco gracias a la ayu-
condujo a la expansión y creación de un
da de Tetzcoco, la indiferencia de Tlaco-
imperio.
pan y la indecisión de Coyoacan. Poste-
Sin embargo solemos olvidar, o simple-
riormente derrotaría a los tepanecas de 19
y Chimalpopoca (1417-
Cuitláhuac,
Mízquic
y
Coyoacan, sentaría las bases de la
2007:32). También son comunes los mo-
“Triple Alianza” e iniciaría, para provecho
numentos relacionados con conquistas,
propio, la reconquista de los territorios
aunque no siempre son precisos históri-
que sus antepasados habían sojuzgado
camente ya que, de manera similar a lo
para los tepanecas. Después de someter
que ocurría en Occidente, y ocurre hoy
a muchas de las ciudades ribereñas lo-
en día, los líderes políticos rara vez
gró
hasta
asientan las derrotas o fallas, y los mo-
Metztitlan (hoy estado de Hidalgo) y,
numentos que erigen ofrecen las versio-
rumbo al sur, llegaría hasta Tlachco (el
nes oficiales, exclusivas de los presun-
actual Taxco, en Guerrero)” (Ídem.).
tos vencedores, que utilizan como pro-
No debemos perder de vista que la gue-
paganda hacia el exterior.
rra en la América prehispánica, al igual
Aspecto que podemos observar a lo lar-
que en Europa, tenía características par-
go del Mesoamérica, un claro ejemplo
ticulares de diversas índoles: sociopolíti-
relacionado con ello lo encontramos
cas, económicas y religiosas. En la ac-
plasmado en los códices mixtecos don-
tualidad contamos con bastante informa-
de vemos escenas de guerra y conquis-
ción sobre la guerra a lo largo de la histo-
ta; en los monumentos mayas donde
ria mesoamericana, lo que nos permite
aparecen los gobernantes triunfales de
conocer sus prácticas y condiciones, en
pie sobre los cautivos de guerra o los
tiempos y lugares determinados. Son ca-
reyes derrotados, así como la presencia
da vez más los lugares en los que se
de esculturas y demás representaciones
descubren escenas de batallas, entre los
de prisioneros desnudos con cuerdas
más conocidos están los murales de Bo-
alrededor del cuello y manos atadas
nampak y dinteles de Yaxchilan, en Chia-
(Fig.9). Es probable que los nombres o
pas, y la gran batalla relatada en Ca-
sobrenombres adoptados por estos go-
caxtla, en Tlaxcala (Fig.8), a lo que se
bernantes, como “Cielo Tormentoso”,
suma “el creciente número de glifos des-
“Escudo Jaguar”, etc. fueran parte de
cifrados que conmemoran conquistas es
esta propaganda bélica, usados a mane-
lo que más ha modificado las nuevas co-
ra de advertencia para futuras incursio-
rrientes
nes guerreras.
extenderse
de
por
el
norte
interpretación”
(Ross, 20
Fig. 8. Escena de batalla en uno de los murales de Cacaxtla, Tlaxcala. Foto América Malbrán, 2014
Otro aspecto de esta propaganda bélica
palabras de Florescano (2009), la apor-
la encontramos plasmada en los murales
tó el desciframiento de la escritura ma-
de Tetitla o Atetelco, en Teotihuacan,
ya. En las estelas de Tikal, Quiriguá o
considerada también, durante mucho
Copán, los mayistas registraron la entra-
tiempo, como un estado pacífico. Aquí
da de poderosos guerreros teotihuaca-
aparecen pintados personajes vestidos
nos que derrotaron al ajaw de Tikal e
con las pieles o la máscara del jaguar, el
instauraron dinastías en esa ciudad, en
águila o el coyote, claramente afiliados a
Copán y en otras capitales. Junto con
órdenes militares, como lo ha considera-
las armas de Teotihuacan se asentaron
do Angulo (2002) (Fig.10). Estas imáge-
en el área maya los estilos arquitectóni-
nes confirman la presencia de guerreros
cos, los dioses, el concepto de realeza y
señalando la importancia que tenían es-
la ideología bélica y conquistadora de la
tos dentro de la urbe.
metrópoli del Altiplano Central.
La prueba irrefutable de la índole guerre-
Como en todas las guerras, en cada ac-
ra y conquistadora de Teotihuacan, en
ción militar iba implícita la idea de impo21
das como justificación de la guerra: 1) En el nivel más abstracto encontramos el discurso apoyado en una cosmovisión que eleva el movimiento bélico a un plano universal ineluctable. 2) En el segundo nivel podemos encontrar las justificaciones políticas. Los pueblos de pretensiones hegemóni-
cas se proclamaban hijos predilectos de los dioses más poderosos para fincar sobre la tierra las bases de la armonía política. En el caso de los mexicas, por ejemplo,
el
simple
rechazo
de
la
“adopción” de Huitzilopochtli y la protección del pueblo poderoso eran suficientes para la declaración de guerra, y esto fue convirtiendo en causa justa la mera
Fig.9. Escultura representando a un prisionero desnudo con los brazos atados. Toniná, Museo de sitio. Foto América Malbrán, 2011.
negativa de entrega de ofrendas y dona-
tivos de reconocimiento. 3) En el tercer nivel estaban las ner la autoridad de un grupo sobre otro y
faltas inmediatas, directas, a una civili-
obtener beneficios concretos, como tribu-
dad que se consideraba indispensable
tos en especie, territorios, mano de obra,
para las relaciones “normales” de los di-
etc. Así como la captura de víctimas para
versos pueblos. Eran las gotas que de-
el sacrificio, y en ese sentido puede ser
rramaban los vasos, los detonadores
vista como un componente fundamental
que ponían en marcha las justificaciones
en la cosmovisión indígena, al proveer la
de mayor abstracción. Sin tales ofensas
materia prima necesaria para un ritual
—al menos en teoría—ningún ejército
vital en la supervivencia del mundo.
podía lanzarse contra los enemigos
Alfredo López Austin (1998) nos propor-
“provocadores”. Los mexicas, agresores
ciona tres niveles en las razones invoca-
constantemente ”provocados”, cobraban 22
Fig.10. Imágenes de guerreros, de acuerdo con Angulo, en el Patio Blanco de Atetelco, Teotihuacan.
las ofensas infligidas a sus súbditos; ven-
Hemos podido apreciar, y no es que hi-
gaban las vejaciones a sus embajadores;
ciera falta esta síntesis para darnos
resarcían el honor de sus gobernantes
cuenta, que esta actividad ha sido una
agraviados; en fin, exponían una piel
constante en todas las culturas. Como
muy delicada como motor de articulación
investigadores, arqueólogos, historiado-
de una maquinaria bélica que se había
res, antropólogos debemos entender
convertido en la proveedora de tributos.
que la guerra es un fenómeno social y
La guerra en Mesoamérica tenía caracte-
como tal debe abordarse, de esa mane-
rísticas propias, códigos de honor, tiem-
ra podremos acercarnos a los problemas
pos propicios para su desarrollo. A lo lar-
que ella acarrea, y no estamos hablando
go de la historia mesoamericana, la gue-
solamente del dolor de las familias o el
rra jugó un papel preponderante en la
éxito en conquistar territorio, sino del
expansión de la cultura y el desarrollo
conjunto de elementos que conlleva: de-
tecnológico, se trata de una expresión
vastación, enfermedades, desnutrición,
cultural compleja, con múltiples variantes
destrucción de medios agrícolas, inter-
y propósitos, no siempre acordes con la
cambio cultural, sojuzgamiento, etc.
visión occidental. 23
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26
MANUEL DE SUMAYA, LA PRIMERA ÓPERA NOVOHISPANA Esteban Gutiérrez Quezada1
ntroducción La ópera, como todas las artes, es una manifestación cultural que atiende a cuestiones específicas de la sociedad que la reproduce, como las condiciones económicas, sociales y políticas imperantes en el momento. La importancia que tiene la música en nuestras sociedades se ve reflejada en la historia, pues también ella es un producto cultural que está sustentado por las relaciones sociales de su tiempo. Tal vez no sea casual que la ópera se haya consolidado como género a principios del siglo XVII en Europa, una época de grandes transformaciones políticas, en la que la suntuosidad de los grandes monarcas necesitaba de un arte igual de suntuoso y solemne. A España la ópera llega como influencia directa de la escuela italiana, en un proceso globalizador de la cultura y la economía que iba tomando impulso, y de ahí pasó a las colonias americanas, en donde experimentó una transformación con elementos notoriamente impuestos por el nuevo régimen, el de los Borbón, y por una nueva hegemonía artística en la que Francia era protagonista. Es por eso que en esta investigación pretendo abordar la composición de la primera ópera novohispana, La Parténope (1711) del compositor Manuel de Sumaya (16781775, maestro de capilla de la Catedral de México), y las circunstancias contextuales que la rodearon, no desde un enfoque musicológico (la partitura de La Parténope está extraviada), sino desde un punto de vista social de la música, que da cuenta del proceso histórico en el que queda inmerso. Encontraremos que en ese hecho de la historia de la música, tal vez mera anécdota para la historia social y económica, se ven reflejados los cambios que estaban sucediendo no sólo en la Nueva España, sino en el mundo entero. 1. Licenciatura en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. restebangq@gmail.com 27
La ópera como género musical
grandes artistas plásticos. La música tuvo
europeo
un proceso semejante, pero más comple-
Los orígenes de la ópera se remontan a
jo y —para los fines perseguidos en aque-
las representaciones teatrales de la anti-
lla época— menos perfecto. Como men-
gua Grecia, cuyo montaje histriónico en
ciona Daniel Snowman (2013:28-29), el
los famosos anfiteatros estaba siempre
afán de revivir aquello que se considera-
acompañado por música. Se trata de un
ba como la expresión máxima de la cultu-
antecedente que cobraría muchísima im-
ra antigua no se podía extender a la músi-
portancia varios siglos después, a princi-
ca como tal, puesto que no se disponía
pios de los 1600’s, en Italia, particular-
de modelos para la comparación. En
mente en Florencia. Es bien sabido que
cambio, el teatro de la época que se ser-
durante éste periodo se trataron de reto-
vía de la música (la commedia dell’arte,
mar los elementos artísticos y los temas
con los entrañables Arlequín, Colombina,
de la antigüedad clásica, los cuales se
Pantaleón y Polichinela, por ejemplo)
manifestaron con vehemencia en las
(Fig.1), lo hacía de forma improvisada, lo
obras de Miguel Ángel, Botticelli y otros
que difícilmente compaginaba con el ideal
Fig.1. Arlequín, Colombina, Pantaleón y Polichinela, Tomado de Sand, 1859.
28
de arte superior que se gestaba en la pe-
Isabel de Francia, contraería matrimonio
nínsula itálica.
con Felipe IV de España. Tal vez pode-
Uno de los primeros en hacer una crítica
mos pensar que estas relaciones reales
en esa dirección fue, curiosamente, Vin-
que dan cuenta de un proceso globaliza-
cenzo Galilei, padre del astrónomo Gali-
dor (Italia-Francia-España), también pro-
leo, quien abogó por un supuesto diálogo
piciaron la consolidación de la ópera co-
entre la música antigua y la moderna.
mo género.
Sus aportes, señala Snowman (2013:28),
La historiografía de la ópera, sin embar-
fueron configurando poco a poco lo que
go, está de acuerdo en que el afianza-
hoy conocemos como ópera, puesto que
miento final se da con Claudio Montever-
él mismo propuso que la música fuera
di y su célebre Orfeo (1607). Pero proba-
interpretada durante la totalidad de la
blemente el compositor que más influen-
función dramática y no sólo en partes, y
cia tuvo para España (y para las colonias
que la misma debía reflejar las emocio-
españolas en América) fue Alessandro
nes que estuvieran representadas en el
Scarlatti, nacido en Palermo en 1660 y
escenario.
que en 1684 ocuparía el puesto de direc-
Pero
la
primera
escenificación
que
tor de capilla del virrey español en Nápo-
reunía las características para ser llama-
les (Menéndez Torrellas, 2013:63), en-
da propiamente ópera, se dio en octubre
tonces bajo el dominio de Castilla. Aun-
del año 1600, durante la celebración con
que la Guerra de Sucesión española
motivo del matrimonio entre María de
(1701-1713) lo obligó a renunciar y re-
Médicis y el rey de Francia, Enrique IV
gresar a Roma, es de gran importancia
(Ibíd.:31), con una obra titulada Il rapi-
el hecho de que un compositor que fuera
mento de Cefalo (de la cual no tenemos
tan importante para la consolidación del
muchos datos). Snowman también men-
género de la «ópera seria» estuviera tan
ciona que a la muerte de Enrique IV, víc-
ligado a cargos de tanta trascendencia
tima de asesinato, María asumió la re-
artística en el Imperio Español.
gencia de Francia, y cuando Luis XIII la
En efecto, Scarlatti sentó la línea que ha-
envió al exilio, intentó aliarse, sin éxito, a
bría de seguir la ópera durante los si-
la católica España (Ibíd.:33). Su hija,
guientes cien años: un principio estándar 29
Otro elemento que vale la pena destacar es el estilo del belcanto clásico que se desarrolló a la par, el cual se encontraba muy ligado a España. El periodo entre 1700 y 1750 es considerado el apogeo del belcanto, del castrato y la prima donna. Es significativo que, en la música occidental, la práctica de los castrati fuera una aportación de la cultura española a través de la música sacra desde 1562, pues se sabe que esos niños que eran castrados desde la infancia para preservar la pureza de la voz blanca se utiliza-
Fig.2. Alessandro Scarlatti, Tomado de Dent, 1905.
ban en los coros de la liturgia católica (Ibíd.:68). Esto nos habla de que la edu-
que consistía en una sucesión de recitati-
cación vocal que se enseñaba en Espa-
vos y arias, cada uno con su función es-
ña para la musicalización del ritual sacro
pecífica: el primero para poner de mani-
católico, tenía cierta predisposición y
fiesto la acción de la trama, hacer que
condiciones para recibir la nueva ola cul-
progrese hacia adelante; las segundas
tural traída desde Italia.
tenían por cometido detener el tiempo de
Pero el asunto no es meramente artísti-
la acción y abrir un espacio para la ex-
co. Al profundizar más en el estudio de la
presión sentimental y emotiva. Estos dos
ópera, encontramos que, como en el ca-
se intercalaban con dúos, tercetos y pe-
so de sus orígenes y su primera difusión,
queños coros e interludios instrumenta-
hay un estrecho sentido político que
les (Menéndez Torrellas, óp. cit.:66-67).
acompaña su desarrollo. Como afirma
Finalmente, una característica importan-
Gabriel Menéndez Torrellas:
te: los argumentos de la ópera seria ita-
la ópera seria tiene, al igual que las
liana estaban basados en la antigüedad
artes plásticas de la época, un fuer-
clásica o en el Antiguo Testamento.
te componente representativo, se30
gún el cual la obra en sí tiene tanta
do», al grado de hablar acerca de una
importancia como quién asiste a su
bancarrota real rodeada de continuas
representación y los contenidos sim-
derrotas militares, regresión intelectual y
bólicos que la obra manifiesta con
situación continua de hambre (Brading,
respecto al mundo que la rodea
1990:85). Este escenario desembocó, a
(Menéndez Torrellas, óp. cit.:67).
la muerte de Carlos II, en la llamada
Aunque para el caso de la Nueva Espa-
Guerra de Sucesión, en una época en la
ña no encontramos una representación
que Francia se colocaba como la princi-
exacta del mundo que la rodea, sí descu-
pal potencia de Europa, desplazando a
brimos que hay un amplio trasfondo so-
una España cuya monarquía se veía en
cial y político que permitió el desarrollo
serias dificultades para mantener su po-
de este arte desde 1711, es decir, prácti-
sición. Por un lado, elegido por las cortes
camente a la par de Europa.
y bien acogido en Castilla, estaba Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, y por el otro,
Nueva España a principios del siglo
el archiduque Carlos de Austria, quien
XVII
contaba con el respaldo de Gran Breta-
Ahora bien, el hecho de que el género
ña, Portugal y Holanda. Como conse-
operístico hubiera tenido una expresión
cuencia de la victoria del contendiente
temprana en tierras americanas no se
Borbón, el emperador de Austria recibió,
puede explicar sin un contexto específi-
en compensación al trono de España, los
co, no sólo artístico, sino también político
Países Bajos, Milán, Cerdeña y Nápoles,
y social. Así pues, es necesario dar un
que hasta entonces constituían las pro-
panorama general de los cambios históri-
vincias españolas en Europa (Ibíd.:86).
cos a principios de esta época, en el te-
La llegada de Felipe V trajo grandes
rritorio que nos atañe.
cambios en la organización española: en
Brading señala que, a finales del siglo
primera instancia, excluyó a la aristocra-
XVII, el imperio español se encontraba
cia de la toma de decisiones guberna-
en un estado de postración absoluta,
mentales; creó secretarías de Estado
producto de la mala administración du-
con el fin de reducir las funciones de los
rante el reinado de Carlos II «el Hechiza-
consejeros reales, muy al estilo francés, 31
y, entre otras cosas, modificó el sistema
cía solamente a un gremio, sino a una
de «tercios» (que hasta entonces consti-
Real institución.
tuían la vértebra del ejército español)
Si bien estas consideraciones son ajenas
sustituyéndolo por regimientos al estilo
a la delimitación temporal correspondien-
francés (Ibíd.:87).
te al tema de la ópera (puesto que la
Considero que este último elemento des-
aparición de La Parténope fue práctica-
tacado por Brading, aunque pudiera pa-
mente medio siglo antes de la aparición
recer una nimiedad anecdótica, es un
de las Reformas Borbónicas), sí nos ha-
ejemplo de la temprana influencia france-
blan de una serie de cambios que están
sa en lo que, hasta entonces, había sido
teniendo lugar en un contexto específico
el modelo de organización español. Es-
y del cual, considero, da cuenta muy
tos cambios, que si bien no modificaban
tempranamente el fenómeno musical.
la estructura existente, empezaban a
Desafortunadamente todavía no hay un
transformarla en lo pequeño, y también
trabajo que estudie el cambio en la per-
se vieron reflejados en las artes, en el
cepción del músico a finales del siglo
concepto mismo de arte y en la percep-
XVII y principios del XVIII. Sin embargo,
ción del artista. Así lo menciona también
creo que la obra de Manuel de Sumaya -
el trabajo de Carla Bargellini (1998:87),
—aspecto que a continuación veremos—
quien, en su estudio sobre el impacto de
es el germen de una nueva mentalidad
las Reformas Borbónicas en el arte, nos
musical, una nueva forma de la relación
habla del establecimiento de reales es-
obra-sociedad.
cuelas (la Real Academia de San Carlos, sobre todo) mediante las cuales la coro-
Panorama de la música en el siglo
na ejerció un poder centralizado de las
XVIII
artes, con la intención de utilizarlas en
Buena parte de la historiografía sobre la
favor de la imagen política de la nueva
música del siglo XVIII concuerda con que
dinastía. Esto conllevó, según Bargellini
el acontecimiento más importante en es-
(Ídem.), a un enorme cambio en la ense-
te periodo fue la composición de la pri-
ñanza del arte y en la percepción del ar-
mera ópera mexicana, La Parténope, del
tista, en el sentido en que ya no pertene-
maestro Manuel de Sumaya. Para Orta 32
Velázquez (1971:211) es de significativa
racruz, a mediados del siglo XVIII, figu-
importancia el valor que tiene este acon-
ren dieciocho sinfonías de Haydn, que
tecimiento, pues destaca que para la fe-
no son poca cosa.
cha (1711), casi la totalidad de la ópera
Otros cambios importantes se mencio-
se producía en Italia, y en mucha menor
nan para el siglo en cuestión, como la
medida, en Francia. El autor menciona
instauración del violín como instrumento
que en España sólo hay registro de cinco
principal, en acompañamiento para va-
compositores (españoles) que se hayan
rias voces o para el órgano, así como el
abocado al género, y que por lo tanto es
ascenso en importancia del oboe, el fa-
muy significativo que se haya dado un
got y la trompeta, conformándose así
caso en la Nueva España. Por su parte,
una versión sesgada de la orquesta ita-
Gabriel Saldívar (1987:207) considera
liana.
este hecho como sintomático de que el florecimiento y difusión de la música en
Manuel de Sumaya: su vida y obra
Europa repercutió en la Colonia, puesto
De la historiografía que habla específica-
que rápidamente se daban a conocer las
mente sobre la vida de Manuel de Suma-
obras publicadas tanto para la ejecución
ya, destacan solamente dos fuentes. La
como para el estudio de la técnica. En
primera es el libro clásico sobre historia
efecto, Saldívar menciona que hay una
de la música de Orta Velázquez (Óp.
serie de estudios sobre el clave o de re-
Cit.:211) que reconoce a Sumaya como
glas para el acompañamiento producidas
el primer músico mexicano de importan-
en Europa que eran estudiadas en Méxi-
cia que surge en el siglo XVIII, y aunque
co. Lo mismo dice de las piezas que lle-
su investigación hace más énfasis en el
gaban a tierras americanas, tales como
contexto —histórico, pero también musi-
«minuettes, seguidillas, boleras, polacas,
cal— en el cual se desenvuelve, señala
zarzuelas, sainetes, comedias, pastora-
algunos datos de su biografía: que su
les, etcétera de diversos autores [que]
nacimiento aconteció hacia 1690 y su
venían en grandes cantidades» (Ídem.).
muerte alrededor de 1733; que desde
Un caso ejemplar es el hecho de que, en
muy temprana edad actuó como niño
una factura de libros introducidos por Ve-
cantor en la Catedral de México; que re33
cibió educación musical por parte de An-
hacia 1715 —a la muerte de Antonio de
tonio de Salazar, en composición y de
Salazar— es nombrado, vía concurso,
Joseph de Idiaques en el órgano; que
maestro de capilla de la Catedral de Mé-
posteriormente fue maestro de capilla y
xico (Estrada, óp. cit.:106-109)3.
que, alrededor de 1711, compuso la pri-
Aurelio Tello, quien hizo el rescate de
mera ópera escrita en la Nueva España,
muchas de las partituras de Sumaya que
La Parténope (Ibíd.: 210).
produjo durante su estancia en la cate-
El otro trabajo, mucho más rico en conte-
dral de Oaxaca, agrega a dicha informa-
nido, es el de Jesús Estrada (1973) cuya
ción que en 1732 el compositor inauguró
investigación sobre los actores musicales
el majestuoso órgano catedralicio de Mé-
de la época virreinal pone énfasis en la
xico construido por José de Nasarre
investigación histórica, más que musico-
(Fig.3); que en 1739 partió sin retorno a
lógica. Apoyándose en los datos de dis-
Oaxaca (sin que se sepa exactamente
tintos archivos, nos dice que el presbíte-
por qué) y que murió allí el 21 de diciem-
ro Manuel de Sumaya ingresó a la capilla
bre de 1755 (Tello, 2007:15). Dado que
musical hacia 1690 en calidad de seise2
la investigación de Tello es eminente-
del coro y que a los pocos años de estar
mente musicológica, aporta mucha infor-
en ese puesto, falleció su padre, motivo
mación importante con respecto a la esti-
por el cual el Cabildo le ofreció una com-
lística de su obra en el contexto de la
pensación para el mantenimiento de su
música española. Según el investigador,
familia, además de apoyar la continua-
la polifonía vocal española, desde finales
ción de sus estudios musicales, recibién-
del siglo XVI, tuvo tendencias a la escri-
dolo como empleado en el coro de la Ca-
tura para doble coro, y la policoralidad4
tedral de manera fija hacia 1693. Para
3. Quisiera resaltar que la investigación de Estrada en cuanto al proceso de selección de nuestro compositor como maestro de capilla es muy completa, puesto que buena parte del libro aborda el tema del maestro de capilla. Así, encontramos un profundo conocimiento de las actas existentes sobre el examen de oposición de Sumaya, su recital público (cosa inédita, según Estrada) y su nombramiento. 4. Dos, tres y hasta cuatro coros, lo que implicaba el uso de nueve, doce o hasta más voces en una composición, puesto que cada coro está integrado por cuatro voces: soprano, tenor, alto y bajo.
principios del siglo XVIII es nombrado organista adjunto del maestro Idiaques, y
2. Se denominaba seise (o seize) a un niño cantor que ejecutaba también algunas danzas en funciones solemnes como la del Corpus Christie, entre otras (Orta Velázquez, 1971:210).
34
los compositores novohispanos no pudieron ser ajenos. Si Tello hace estas consideraciones, es porque reconoce a Manuel de Sumaya como parte de esta tradición y fenómeno. Por otro lado, Roca Joglar considera que, de no ser por el descubrimiento de la obra de Sumaya, el barroco musical mexicano hubiera permanecido en el oscurantismo. Él menciona, sin embargo, que la tradición musical de Sumaya está alejada del barroco protestante alemán, representado en su apogeo por Johan Sebastian Bach, y que es más cercano —naturalmente— a las corrientes italianas que tuvieron mucha influencia en la corte española (Roca Joglar, 2011:40) (también con la influencia francesa, coFig.3. Órgano de la Catedral de México inaugurado en 1732 por Sumaya. Foto: Rafael Roura Olvera.
mo hemos visto). Sin afán de abordar la compleja estructura musical de estos distintos estilos, queda claro que Manuel
se dio hasta los siglos XVII y XVIII. Tam-
Sumaya, desde la Nueva España, esta-
bién señala que numerosos investigado-
ba al corriente de los cambios que expe-
res han apuntado a la iglesia de San
rimentaba la composición musical en el
Marcos en Venecia como el origen de
Continente.
esta tendencia polifónica (Ibíd.:18), lo
Ahora bien, no deja de ser llamativo el
que abonaría a la tesis de la globaliza-
hecho de que Estrada, en su revisión
ción cultural y artística que experimenta-
biográfica, no mencione en ningún lado
ba Europa en esos momentos, particular-
de su investigación— muy completa en
mente en cuestiones de técnica, a la que
varios sentidos— la composición de La 35
Parténope, como sí lo hacen Tello y par-
la Nueva España, Don Fernando de
ticularmente Orta Velázquez, quien men-
Alencastre Noroña y Silva, comisionara
ciona que la ópera fue representada
al maestro de capilla Antonio de Salazar
«con gran pompa» el 26 de mayo de
(quien a su vez delegó la tarea a Suma-
1711, en la fiesta que se hizo para con-
ya) para que compusiera una ópera que
memorar el onomástico del rey Felipe V
conmemorara el cumpleaños del rey Fe-
(Orta Velázquez, óp. cit.:211).
lipe V (Roca Joglar, óp. cit.:40). Se trata de un hecho que da cuenta de los cam-
La Parténope en el contexto social y
bios que se realizarán a partir de ese si-
político
glo: la llegada del primer rey Borbón trajo
En primera instancia, es necesario insis-
consigo los avances musicales que se
tir en el hecho de que hay una relación
daban ya en Francia y en el resto del
mucho más compleja de lo estudiado en-
Continente, como eventualmente trae-
tre la música europea y la compuesta en
rían consigo una reforma política y so-
la Nueva España, situación que también
cial. La ópera llegó a América de la
posee una dimensión social y política.
mano de los Borbón.
Tan sólo el caso que menciona Orta Ve-
Del libreto también podemos sacar con-
lázquez sobre el compositor italiano
clusiones importantes. Se trata de un li-
Giaccomo Facco, músico de la corte de
breto escrito por el italiano Silvio Stampi-
Felipe V entre 1715 y 1718, cuyas obras
glia (1678-1756), dividido en tres actos y
fueron redescubiertas en nuestro territo-
38 escenas, que ya había sido adaptado
rio, apenas entre 1961 y 1962, en el ar-
antes para una ópera por el italiano Luigi
chivo del colegio de las Vizcaínas
Mancia en 1699 y por el español Antonio
(Ídem.), lo cual ya nos habla de las rela-
Caldera en 1707. Después de Sumaya,
ciones complejas de intercambio cultural.
el mismo libreto sería utilizado por Do-
Como antes vimos, la consolidación de la
ménico Sarro en 1722, Leonardo Vinci
ópera como género se llevó a cabo en un
en 1724, Georg Friedrich Händel en
contexto de globalización de procesos
1730 y Antonio Vivaldi en 1738 (Ídem.).
complejos, y tal vez no sea casual que
¿Acaso no es trascendental que un com-
apenas entrado el siglo XVIII, el virrey de
positor novohispano haya utilizado tem36
pranamente un libreto —y un argumen-
mayor repercusión en Francia con el
to— que posteriormente usarían compo-
subgénero de la opéra-comique, desta-
sitores de la talla de Händel y Vivaldi?
cando el hecho de que hay muy poca
La trama, dice Orta Velázquez, no tiene
producción en este siglo de ópera seria
nada que ver con los personajes mitoló-
en territorio francés. De ahí la importan-
gicos que llevan el nombre de La Parté-
cia de La Parténope de Sumaya: en ella
nope. En cambio, la historia trata de dos
se conjugan elementos de la tradición
princesas que desean probar el amor de
musical barroca originados en Italia y
dos galanes. Para ello, traman un enga-
consolidados en la España católica, y
ño que lleva a una de ellas a vestirse de
elementos con una fuerte carga france-
hombre para sembrar intriga entre los
sa, de corte más bien clasicista, como se
caballeros que frecuentaban su castillo.
consolidaría hacia la segunda mitad del
Un duque, ofendido por los comentarios
siglo XVIII. En esta obra encontramos el
que hace la princesa encubierta, le reta a
principio de un proceso de cambio cultu-
un duelo, cuya tradición exigía que los
ral para las colonias americanas, mani-
contendientes se descubrieran el pecho;
festado en la globalización de la música
al no poder cumplir esta condición, la
y en la influencia francesa, antesala de lo
princesa se descubre y la comedia termi-
que vendría después.
na con ambas mujeres disfrutando del amor de sus caballeros (Orta Velázquez,
Consideraciones finales
óp. cit.:210-211).
Me parece fundamental resaltar la impor-
Ahora bien, aquí también está la mano
tancia que tiene esta obra para la histo-
de los Borbón y la creciente influencia
riografía de este periodo, no sólo la que
que iría tomando la Ilustración y la cultu-
se ocupa de la música y de los procesos
ra francesa, puesto que el tema está mu-
artísticos, sino también para aquella his-
cho más cercano a la corriente de la ópe-
toriografía que busque encontrar, en di-
ra-buffa (cuya contraparte es la ópera
versas manifestaciones culturales, el
seria, el drama), originaria de Nápoles
inicio de las grandes transformaciones
(que fue, durante muchos años, una pro-
que experimentarían las colonias ameri-
vincia española) pero que tuvo mucha
canas en el siglo XVIII. 37
Primero está el hecho de que el surgi-
los maestros europeos, y los artistas no-
miento y consolidación de la ópera como
vohispanos recibieron una formación fun-
uno de los géneros musicales de mayor
damentada en ellos. En ese sentido, la
importancia artística y de gran prestigio
figura de Manuel de Sumaya es pionera
social (hasta la fecha) se dio de la mano
en la consolidación de los nuevos estilos
de grandes cambios en la estructura
del barroco europeo, principalmente en
geopolítica de Europa y de sus colonias.
su vertiente ítalo-francesa. El estilo de
Las relaciones entre las diversas monar-
composición basado en los estudios utili-
quías, las alianzas políticas y económi-
zados en Europa (la policoralidad, el pro-
cas, así como los diversos cambios cul-
tagonismo de nuevos instrumentos) y el
turales (el surgimiento del protestantis-
rescate que hace de un tema (La Parté-
mo y la evidente crisis política que expe-
nope) antes utilizado en Italia y en Espa-
rimentaba el papado), fueron el contexto
ña, al estilo de la opéra-comique france-
que permitió una cierta globalización de
sa, nos habla de que, en cuestiones cul-
la producción musical, acaso empezan-
turales, la Nueva España no tenía nada
do por la ópera.
de atraso con respecto al Continente.
En España y en la América española los
En esta obra de carácter musical y en las
cambios fueron muy grandes, puesto que
circunstancias que rodearon su produc-
la Guerra de Sucesión que le dio el triun-
ción (pues es significativo que se haya
fo a la Casa de los Borbón colocó defini-
compuesto con motivo del cumpleaños
tivamente a Francia en el centro de la
de Felipe V) encontramos una ventana
escena política internacional. Con ello,
histórica a los grandes procesos que, a
vinieron grandes transformaciones es-
la larga, derivarían en la construcción de
tructurales en la sociedad novohispana
una nueva forma de pensar desde la
que, poco a poco, durante este siglo, fue
Nueva España, una culturalización que
abandonando la regia estructura que ha-
tendía más hacia lo global y que poco a
bían mantenido los Habsburgo y entraba,
poco iría mermando la capacidad de la
aunque aún en la lógica imperial, al tem-
Corona española para mantener la hege-
prano proceso de globalización.
monía monárquica de su cultura en sus
Con ello, llegó la influencia artística de
colonias. 38
kal. Madrid.
Bibliografía Brading, D. A. 1990 “La España de los Borbones y su
Orta Velázquez, Guillermo
imperio americano”, en Historia de
1971 Breve historia de la música en
América Latina. Tomo 2. Bethell,
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Roca Joglar, Hugo 2011 “La Partenope de Manuel Sumaya:
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a 300 años de la primera ópera
1998 “La organización de las artes. El
escrita en la Nueva España” en
arte novohispano y sus expresio-
Pro Ópera, Noviembre – Diciem-
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bre. Pro Ópera, A. C. México, D.F.
XVIII” en Las Reformas borbóni-
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2013 La ópera. Una historia social. Fon-
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2007 Cláusulas, secuencias, salmos de
2013 Historia de la ópera. Ediciones A-
Manuel de Sumaya: archivo musi39
cal de la catedral de Oaxaca. Centro Nacional de Investigación, Documentos e Información Musical “Carlos Chávez”. México.
40
CHALCATZINGO A MÁS DE 80 AÑOS DE SU DESCUBRIMIENTO Jorge Angulo Villaseñor 1
ntecedentes El proyecto de investigación sobre el sitio arqueológico Chalcat-
zingo fue aprobado oficial y presupuestalmente por las instituciones correspondientes hacia 1970, como se explica en diferentes publicaciones (Grove, 1987). Sin embargo, la indiferencia participativa de la población para aceptar el proyecto, requirió de más de tres reuniones en el local de la ayudantía municipal, en donde se tuvieron que explicar detalladamente los propósitos de la in-
vestigación, ante una audiencia de cerca de cien individuos con cuestionamientos y opiniones diversas. Unas a favor y otras en contra. Después de la tercera asamblea y de pláticas informales con algunos miembros de la comunidad, nos dimos cuenta que el grupo que mayor oposición presentaba a la realización del trabajo eran quienes dedicaban mayor parte de su tiempo a efectuar el sa-
1. Profesor investigador emérito. Dirección de Estudios Arqueológicos, Instituto Nacional de Antropología e Historia. 41
queo de grandes y pequeñas piezas ar-
daba en las mismas condiciones de an-
queológicas que vendían a museos y a
tes.
colecciones particulares, como el Monu-
Las justas objeciones de los pobladores,
mento 9 que se encuentra en el Museo
que habían declarado a los saqueadores
de Utica en Nueva York (Fig.1).
“non gratos”, exigían se cumplieran los
Entre las objeciones que aún argüían,
siguientes puntos:
señalaban que, como sucedía en otras
1)
comunidades, los investigadores obte-
ese momento no sólo beneficiara a los
nían créditos académicos, becas para
trabajadores que el proyecto escogiera,
sus estudiantes y otros beneficios econó-
sino que se buscara cómo repartirlo en
micos, mientras que la población se que-
toda la Comunidad. 2)
Que el salario mínimo vigente de
Que se consiguiera instalar agua
potable para toda la Comunidad. 3)
Y se pavimentaran los casi 4 Km
del camino de terracería de acceso al pueblo, desde la carretera que corre entre Amayuca y Jonacatepec. La
primera
demanda
se
estableció
creando un programa de trabajos rotativos en los que cuatro cuadrillas trabajarían dos semanas seguidas, quedando dos de las cuadrillas iniciales por una semana más para enseñar a las nuevos trabajadores los sistemas de exploración que duraron 16 semanas, o cuatro meFig. 1. Monumento 9 de Chalcatzingo este bajo-relieve representa la vista frontal del “Monstruo de la Tierra”. La boca hueca, abierta y cruciforme se asocia con la cueva. La pieza original se encuentra actualmente en el Museo de Arte de Utica, Nueva York. Foto, Jorge Angulo 1982. Digitalizada por América Malbrán Porto
ses. En esta forma, todos los habitantes de la Comunidad participaron en un cambio sucesivo quincenal en el que a las cuadrillas con las que se inició el trabajo, repitieron hasta dos veces. 42
Nos llamó la atención que durante el re-
Durante el registro de los nombres de los
gistro de los trabajadores, que consti-
trabajadores, encontramos la constante
tuían el pueblo de Chalcatzingo, sólo lle-
combinación de apellidos como Barran-
garan a contarse alrededor de 1200 habi-
co, Peralta, Tadéos y Patiño en primera
tantes. Entre los que más de la mitad
instancia, que se repetían en los solares
eran mujeres y un 20%, menores de 15
con terrenos de cultivo o calmillis que
años. Tal cifra dejaba cerca de 400 tra-
constituían las parcialidades norte y sur,
bajadores para laborar en nuestras exca-
con dos barrios y sus iglesias en cada
vaciones. En la segunda temporada de
uno, conservando la traza con la que el
exploraciones se incorporaron muchas
Pueblo había estado organizado por
mujeres a los pesados trabajos de pico y
años (Fig.2).
pala
ese
Parece que en la antigüedad cada par-
“privilegio”, preferimos comisionarlas al
cialidad tenía sus propios regidores
lavado de tepalcates y otras faenas de
(topiles) encargados de las fiestas, pere-
menor esfuerzo físico.
grinaciones u otras celebraciones civiles
y,
sin
poder
negarles
Fig. 2. Capilla de la Asunción en Chalcatzingo. Foto. América Malbrán, 2012. 43
y religiosas organizadas por cada barrio,
potable.
de acuerdo a lo que refirieron en las plá-
Con la actividad que se incrementaba
ticas informales que tuvimos con los dis-
año con año, fue hasta el final de las tres
tintos miembros de la comunidad. Es de-
temporadas de campo, que el gobierno
cir, que aún se conservaba el tradicional
del Estado pavimentara el angosto ca-
sistema de moieties viviendo en manza-
mino de tierra, como un ramal de la ca-
nas de 3 o 4 solares de la misma estirpe
rretera mencionada.
que subsistían de matrimonios endogá-
Las consecuencias negativas no se hi-
micos, tal y como nos lo enseñaba en
cieron esperar, y poco antes que la ter-
sus clases en la ENAH (1956), el antro-
cera temporada de excavaciones termi-
pólogo Alejandro Marroquí.
nara, había casas de fin de semana de
La segunda condición para obtener el
algunas gente pudiente de Cuautla y
permiso del pueblo, se logró al compro-
Cuernavaca, que instalaron albercas
meter a la Secretaría de Recursos Hi-
(Fig.3) alimentadas por el agua de los
dráulicos para que otorgara servicio a
antiguos arroyos que habían propiciado
esa localidad a través de su Secretaría
el crecimiento del sitio arqueológico des-
Regional, quienes aceptaron poner la tu-
de el Preclásico Medio hasta los prime-
bería necesaria, siempre y cuando la
ros años de la Colonia y la época de las
gente del pueblo abriera y cubriera un
haciendas.
canal desde una toma por donde pasa el
Remanentes de ese aprovechamiento
río Amatzicnac, muy cerca de Jantetelco
del agua quedan en un muro-dique ya
hasta Chalcatzingo.
azolvado y abandonado cerca de uno de
La oferta desconcertó al grueso de la po-
los causes, cuyos escasos escurrimien-
blación hasta que se recordaron los vie-
tos habían logrado sobrevivir hasta la
jos sistemas del “tequio” o trabajo colec-
época de las haciendas (Fig.4). Abusos y
tivo acostumbrado hasta antes de la con-
apropiación de terrenos que por más de
quista hispana. Nuevamente se formaron
dos mil años fueran de cultivo comunal,
cuadrillas que dividieron en tramos el tre-
pero que políticos de segundo rango po-
cho que tenían que perforar y abrieron
nían a la venta poco antes que se pudie-
un canal de 5 km para tener esa agua
ra cerrar la poligonal con la que se pre44
Fig. 3. Límite norte de la Zona Arqueológica con casas modernas. Foto. Jorge Angulo.
Fig. 4. Muro-dique de mampostería, a manera de represa colonial. Foto Jorge Angulo, 1972.
45
tendía proteger la zona arqueológica. Muestras de esos abusos quedan como evidencia en los derruidos muros de adobe rejoneado y techos de dos aguas de las casas, sustituidos por “residencias” del tipo colonia Nezahualcoyotl que ahora, 1 o 2 “katunes” después, se encuentran en venta. Esa
misma
actividad
de
supuesta
modernidad afectó por igual al sistema de transporte y favoreció la prosperidad de los fondos eclesiásticos que obtuvieron dinero para pintar las imágenes que se encontraban en los nichos de la iglesia y al asear, rasurar y engordar a San Pedro, a quien le dieron otras llaves de oro (Fig.5). Fig. 5. Escultura de San Pedro, en uno de los nichos de la Iglesia de San Miguel Arcángel, deformada por las malas intervenciones. Resaltando el rostro y la pintura dorada de sus llaves. Foto. América Malbrán.
La fama de sus inusuales cuexcomates y de la zona arqueológica se fue difundiendo a niveles nacionales e internacionales en esos dos “katunes” y fue por esto quizás, que el pueblo se tuvo que en-
(Fig.7), que se encontraba en el viejo
galanar para recibir a las oleadas de tu-
camino de terracería, en ese proceso de
ristas que visitaban la zona, aunque “la
modernización, fue substituida por una
modernidad” ya no requería de alma-
amplia entrada acompañada de anuncios
cenar el maíz en el mismo tipo de silos
que nada tienen que ver con el se-
(Fig.6).
ñalamiento “oficial” del sitio.
La cerca de troncos amarrados y sostenidos por un poste vertical que giraba sobre una piedra horadada por el uso 46
Fig. 6. Cuexcomate típico en el pueblo de Chalcatzingo. Foto. Jorge Angulo, 1972.
Cambios significativos dentro de la
posiblemente en simpatía por lo que en
zona de monumentos:
los últimos 10 años ha acontecido en el
La estructura piramidal de base oblonga,
Medio Oriente o la antigua Mesopotamia
que había sido desmantelada durante la
(Fig.8).
construcción de la iglesia de Santa Clara
Al fin de la larga explanada o “Plaza
y convertida en la hacienda de Montefal-
Central”, como fue denominada durante
co después, de la cual sólo se habían
las exploraciones en el proyecto (1972-
liberado y consolidado las piedras “in
74), fue registrada una larga barranquilla
situ” de su basamento, pero ahora la en-
o “el paso drenaje” formada por las
contramos convertida en un “Zigurat”,
aguas intermitentes que cada temporada 47
Fig. 7. Entrada a la Zona Arqueológica de Chalcatzingo, 1970. Fotos. Jorge Angulo Villaseñor.
48
Fig. 8. Estructura oblonga antes (1970) y dos katunes despuĂŠs de los trabajos de exploraciĂłn (2011). Fotos, Jorge Angulo.
49
de lluvias, bajaban con fuerza, entre los
volutas. Por ahora se espera mayor infor-
Cerros Delgado y el Portezuelo. Barran-
mación al respecto (Fig. 9).
quilla que, sin mayores exploraciones,
Lo inexplicable ha sido que el segmento
quedó cubierta de maleza y circundada
de la barranquilla que pasa frente a esta
de árboles.
estructura fue cubierto con tierra de aca-
En la continuación de esa Barranquilla,
rreo, para que el turista no se cansara al
que dividía la Terraza 15 (T.15) de la T.
bajar y subir el metro, o metro y medio de
6, se encontró la estructura 1-2 (o IV-6)
profundidad que las broncas aguas del
con la Estela IV-7, conocida coloquial-
arroyo intermitente habían horadado du-
mente como “El Cazador”. Las explora-
rante casi 30 siglos, una trayectoria que
ciones en esta estructura durante el últi-
los chalcatzingas del Preclásico Medio,
mo katún, encontraron el fragmento de
trataron de contener formando una repre-
una columna cilíndrica, un posible altar
sa, sin haber logrado el éxito esperado
circular con una horadación al centro y
(Fig. 10).
otras piedras labradas con diseños de
Este acto en beneficio de los desinteresa-
Fig. 9. Fragmento de una columna cilíndrica y un “altar” con horadación al centro. Foto, Jorge Angulo, 2011. 50
1987:41-42; Angulo, 1988:37-88; Grove, y Angulo, 1987 y 1988). La última anotación que hago en referencia a lo ocurrido durante los recientes 20 años, es sobre la segunda gran destrucción,
ocurrida a la enorme roca que
semi-cubría el Relieve I-B-2 (Fig.11). Una destrucción, esta vez exagerada, que rompió más de un metro cúbico de
Fig. 10. Vista de la barranquilla que fue rellenada para facilitar el paso del turismo. Foto Jorge Angulo, 2011.
la piedra cantera en la que en algún momento, en el pasado, se apoyó la cara labrada de esa masiva roca con el re-
dos y esporádicos transeúntes que visi-
lieve mencionado, para que los turistas,
tan el sitio, destruye claras evidencias de
ajenos a los mensajes pictóricos o icono-
los titánicos trabajos que los habitantes
gráficos que esa cultura había grabado
del Preclásico Medio habían emprendido
cerca de dos mil años antes nuestra era,
durante repetidos intentos por varios
pudieran ver, sin preocuparse por en-
años. Midiendo el nivel de las terrazas,
tender ni saber algo más de su significa-
es posible que con ese represamiento
do (Fig.12).
hubiesen planeado formar un gran espe-
Sin
jo de agua sobre el poco más alto nivel
nacional o el extranjero interesado en
de la T.25, en la que fue localizado el Al-
entender y profundizar en la composición
tar explorado por Fash (1987:82-94).
cultural
Se debe enfatizar que los intentos de
cualquier alteración o destrucción ob-
represamiento fracasaron, posiblemente
struye evidencias que le ayudarían a
debido a la fuerza de las torrenciales llu-
descifrar los procesos de cambio natural
vias
año
o cultural que tienen que someter a
rompieron el dique, como se explica con
escrutinios multidisciplinarios antes de
mayor claridad en dos publicaciones so-
presentar hipótesis explicativas sobre
bre esta particular temática (Grove,
acontecimientos que por años han que-
de
temporal
que
cada
51
embargo,
que
para
el
presente
investigador
su
estudio,
Fig.11. Relieve I-B-2. Copia Takuhon de Chappie Angulo
Fig.12. Relieve I-B-2. Roca devastada para facilitar que el turista pueda apreciar mejor el relieve 1-B-2. Foto, Enrique MĂŠndez Torres. 52
dado hermenéuticamente soslayados.
Que suspendimos las excavaciones en
El haber participado en la exploración del
el campo, cayó un torrencial aguacero o
sitio dos katunes antes de esta hecatom-
un “culebrón de agua” como lo llamaron
be, me dio la oportunidad de observar
los trabajadores, cuando volvimos el
diversos aspectos de los procesos geoló-
lunes a las excavaciones, en las que con
gicos y meteorológicos que ocurrieron
sorpresa encontramos que el aguacero
dentro de ese particular espacio entre el
había arrastrado piedras grandes y
acantilado, la ladera y la planicie. Una
pequeñas,
reconstrucción
los
diferentes, arena y otros materiales or-
efectos que las torrenciales lluvias de-
gánicos e inorgánicos que llenaron las
bieron ejercer durante los varios años o
calas entre un metro y metro y medio de
siglos de precipitaciones de gran inten-
escombro, tapando los restos de una
sidad, ayuda a comprender la posición
estructura de piedra de la fase Barranca
que debió tener originalmente, la gran
(1100-1000 a. C.) según los tiestos
roca que servía de “cama” o apoyo al
cerámicos.
masivo peñasco grabado, como lo ex-
No hay duda que esos fenómenos mete-
plicaron visualmente mis colegas Améri-
orológicos ocasionan drásticos cambios
ca Malbrán Porto y Francisco León2.
en los demás componentes de la natura-
Un claro ejemplo del arrastre de rocas y
leza (tsunamis, tornados, huracanes,
otros materiales pétreos de distinto cali-
etc.),
bre lo sufrimos en la primera temporada
desprendieron grandes fragmentos, es-
de exploración en la que una trinchera de
quirlas y piedras grandes y pequeñas del
90 m. de longitud atravesaba la Plaza
acantilado, que fueron arrastradas con
Central, bajando hasta poco más de dos
fuerza de su caída sobre antiguos mate-
metros de profundidad para llegar a lo
riales desprendidos con anterioridad que
que nos pareció el piso del tepetate.
habían formado un aglomerado de pie-
Durante el periodo de Semana Santa
dra, grava y tierra acumulada por el tiem-
virtual
explicando
en
gravilla
los
que
de
tamaños
seguramente
se
po, formando un lecho que cubrió los monumentos culturales que habían sido 2. Dicha reconstrucción virtual fue presentada en el Homenaje a David Grove en julio de 2012.
anclados anteriormente. 53
Grove, David C. y Jorge Angulo
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catzingo’s monuments” en Ancient
1987 “The Chalcatzingo Reliefs: An icon-
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de agua
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Chalcatzingo” en Revista Arqueología, N° 2. Dirección Monumentos Prehispánicos, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México. Pp.37-72. Fash, William Jr. 1987 “The Altar and Associated Features” en Ancient Chalcatzingo. David C. Grove, Ed. University of Texas Press. Austin, Texas. Pp.82 -94. Grove, David C. (Ed.) 1987 Ancient Chalcatzingo. University of Texas Press. Austin, Texas.
54
SIRENAS Ofelia Márquez Huitzil 1
uchas veces, la pintura nace de lo que vemos y oímos y que nos muestra atmósferas y mundos que no vemos habitualmente. Así, vi, para pintar sirenas, a las sirenas y a los cocodrilos de madera que se tallan con una pátina de chapopote color sepia, para la danza del caimán y la sirena en los pueblos del río Balsas en Guerrero, como la danza de los pescados de Mochitlan en las festividades de la Santa Cruz que ahora podemos ver en la red, así como los sonidos de la danza de la culebra de los huaves de San Mateo del Mar en Tehuantepec. Los sonidos nada tienen que ver con un canto repetitivo. Son sonidos del mar, que impresionan hasta a un milenial… No pensaba en la sirenita de Andersen o en la sirena de la lotería cuando pinté a mis sirenas, no. Pensaba en las sirenas de las máscaras de Guerrero, en los cocodrilos y en los tigres de Citlala. Pensaba en las peteneras de Veracruz y en las sirenas de los capiteles románicos de Autun y de Vézéley en Francia, veía y pensaba en el mar bretón, diferente del de la Costa del Pacífico. Veía los vestigios carolingios en medio del Morvan en Borgoña, y las espirales en relieve de los dólmenes del Golfo de Morbihan y el castillo del Toro en la isla de la bahía de Morlaix en Carantec, en Bretaña. Escuchaba el verdadero canto de los verdaderos marinos de Saint Malo, tan impresionante como el que se escucha en la danza de los pescados dentro de la iglesia de Mochitlan, y como los sonidos del mar de las danzas huaves de Oaxaca. Veía las gaviotas y olía la humedad y la madera quemada en Saint Malo. Veía los huecos que miran, de las máscaras en barro del Clásico temprano de Teotihuacán, y que no fueron hechas para usarse, y que no tienen pupilas, ni globos oculares, pero ven.
1. Doctora en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, Estancia Posdoctoral 2010-2012 en el Posgrado de Historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH. Investigadora del Centro de Estudios Sociales y Universitarios Americanos desde enero de 2013. Artista plástica. 55
En las composiciones, las figuras se organizaban en el todo, los planos se equilibraban entre sí. Los vampiros de fuego, los búhos inteligentes, y los cocodrilos bondadosos, eran con toda su belleza masculina, los compañeros perfectos de las sirenas. Las sirenas no eran bellas sin pancita. Podían ser azules, violetas o anaranjadas. Sus escamas sin embargo, siempre podían relucir y transparentarse con la textura del nácar, pero de diferentes colores.
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73
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