Con un beso - Poesía - Antonio Carrillo Cerda - 2020

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Con un beso PoesĂ­a 2014 - 2020

Antonio Carrillo Cerda


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Uruapan, Michoacán, México. Edición del autor.

Con un beso (2020) ©Todos los derechos reservados Antonio Carrillo Cerda antonio_carrillo_cerda@hotmail.com


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Ă­ndice


pag Con un beso Pez espada Nada de nada Ganacia de olvido Todo el miedo que aguardas Galleta de avena Con eso me basta

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Con un beso


Transportación de las almas detienes el tiempo ¿amor de temporal? suspendes la gravedad bajo mis pies soy adicto a tus actos suspensivos haces de la enorme ciudad un hogar diminuto urbanidad erógena piel, mapa, vello, comisura conozco cada esquina, cada callejón, cada cruce de tu cuerpo Afuera el frío muerde, pero tu boca es primavera y todo florece Mis brazos se vuelven fuertes me siento hombre y niño si me tocas A salvo tranquilo me protege tu presencia me la voz tuya amenaza


Duermo la consolación de amanecer junto a ti pesadilla a mi lado es tenerte no para abrir los ojos y ser en la felicidad de tu cercanía yo mismo conozco si mucho me miras mejor me Y tenerte para mí deseando que tus sonrisas bandidas y pecaminosas sean todas mías jurándote amor eterno en un juego de silencios y repetirte infinitamente con un beso microscópico que te quiero.



Pez espada


Un lágrima rueda cuesta abajo, por primera vez trasluces, resplandeces. No dices mi nombre, no me miras con tus ojos claros de pez espada. Dices "ayúdame a olvidar", algo en mí se desgarra por efecto de un corte muy fino, es mi dolor el que te habla "te haré compañía, pasará". Corre sobre mí un río rojo que no sabe jamás a dónde va, una sangre espesa, arena. El flujo es mi ternura. Nuestro tiempo es corto y lo sé, aun así me entrego a la gravedad marina de tu pecho vasto y profundo, abismo del que no sale nada, nunca.




Nada de nada


Quisiera tomar un mechón de tu pelo, tus lagañas, unos pocos de tus fluidos, tu ropa y tu perfume para hacerme un fetiche, un muñequito vudú con tus dimensiones y tus gestos; incluso lo haría con tus hoyuelos y con la curva de tu fleco, para darte de besitos por las noches pese a tu reseca consistencia. Mientras espero a que aparezcas en la puerta de la casa o en la oficina, para resolver la vida y la muerte con un simple gesto de amor entre ególatras. Un perdón que no significaría nada, porque sabemos que no hay perdón que valga la espera entre un olvido y otro. Luego recuerdo que ya no somos nada de nada, que moriste hace años y que también me fui al otro mundo. Sin más, acaricio la resignación de pensarte con la frecuencia que marque mi aburrimiento diacrónico hasta que me llegue la segunda muerte, una que sea más de a deveras, que acabe conmigo a madrazos como hace la aguja del reloj con los segundos.




Ganancia de olvido


Tus ojos de redonda opacidad, tu boca llena de vacíos. Silencios y mutismos que desternillaban la noble maquinaria de mi pensamiento. (nada sino fragmentos) Los trabajos transferidos a través de un gesto, un ademán, un chasquido que detonaba la obediencia del perro. (nada sino detritus) El aroma de tu vello púbico, la textura de tus axilas, el muslo terso donde descansaba mi rostro de su mueca infinita, el sexo de goma, la temperatura acogedora de tu ingle honesta. (nada sino escombros)


El tono perturbador de tu voz, de tu voz, de tu voz... Hizo ecos en la caverna de mi oído. A veces, creo oír tu maldita voz y me pregunto angustiado ¿Me estaré volviendo loco? (nada sino vestigios) Que innoble dejar tus restos para ganancia del olvido. Esta amnesia la impone el tiempo que como ave carroñera nada me deja de ti sino los huesos.



Todo el miedo que aguardas


En tus ojos falta la evidencia de tu mirada Falta la alegría de verme incandescente bajo la espera consumada La cita con el destino nos deja sin piel En tus ojos de oscuridad todo el miedo aguardas Siglos y siglos de rabia La oscuridad: distancia, ausencia, silencio respuestas nictitantes: parpadea Acepta En tus ojos la palabra no dicha la muerte prematura del signo que fabrica en abortos el "te extraño" siniestro Se desploma de tanto cinismo Ojalá pudiéramos cantar palomas y decir cosas hermosas alumbrar un sentimiento hermano Un perdón


Sin desquite Sin revancha Sin truco Sin trampa Sin venganza Sin treta Te acepto un beso por charada y luego vuĂŠlame los sesos Solo tus ojos refractando silencio Encuentros sin cafĂŠ amargo es no poder besar tu tiempo En tus ojos veo la ceguera acariciando la fealdad Lo entiendo El rostro se te quiebra: mueca pata de gallo mancha solar De tan cobarde partes el deseo de la mirada Descanso mi tristeza en el cuenco de tus manos para ya no sentir mĂĄs nada



Galleta de avena


Preferiría no decir palabra alguna guardarme todo tu recuerdo tener atrapado tu nombre en mi boca y tragarme con dificultad el último "te quiero" no dicho En verdad quisiera ser capaz de guardar silencio de guardar codiciosamente algunas palabras para el futuro para mi jubilación para tener algo que decir a los sobrevivientes Pero todas las despilfarro una y otra vez se me voltean los bolsillos al revés porque nada sé de economía del lenguaje Todas las palabras se me van intentando no decir tu nombre Al final cuando más deseo no pronunciarte tu nombre perverso y parasitario aparece en mi mente con el recuerdo de tus ojos o de tus labios


La verdad, me imagino que tu nombre es un capsulita de cianuro entre mis muelas con la que me gusta jugar cuando estoy solo ¿Sabes? Tengo una alcancía en la que deposito tu nombre cada que me invades, cuando te apropias de mi ser desde la ausencia, cuando no me queda claro el vacío y el frío Tu nombre me muerde diferente a tu boca He aprendido a nombrarte en secreto con un pequeño costo emocional como el niño que en día de brujas recibe una galleta de avena que dentro lleva una navaja de afeitar: me sangra la boca.



Con eso me basta


Tener lo que en verdad es tener, no. Sos intenible, como la luz opaca de tus ojos que se escapa, como la luz muerta y ausente que brota del ojo del pez: sublime, intenible y temible. Bordeo la inasibilidad del contorno de tu boca, formo en mi memoria una sonrisa que no es la tuya sino la mía. El recuerdo se refleja en tu estremecimiento, yo río: húmedo, suave, móvil, sonoro, apenas me basta. Dices: “quiero verte” y me develas como a un santo de palo vidriado en desnudez el contorno de mi piel se afila, eres un poema nocturno que se niega al tiempo y al espacio, te pronuncio con las yemas de mis dedos, tu cuerpo canta en una lengua incognoscible, apenas me basta. Te he desaprehendido, en tanto te aprendo, en tanto te leo Libro Viejo, tú polvo de años creas una nube de distancia, tus letras se fugan y pierdo la persistencia y gano el olvido. Te re-escribo para el repaso, para hacer de tu boca y de tus ojos una nota poética un refugio para el desamparo, una promesa alegre del porvenir, una intimidad más honda. Ya eres en la Gran Biblioteca del Ser una vindicación secreta, con eso me basta.



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