POESÍA MEXICANA
S I N
ATADURAS
LUDMILA ABRIL DAVID ROSALES ARAGÓN JOSÉ J. GONZÁLEZ ANTONIO CARRILLO CERDA MARÍA EUGENIA CERDA EDGAR IRVING ORDÓÑEZ RUIZ
Uruapan,
Edición
Michoacán,
de
los
México.
autores.
SIN ATADURAS (2021) ©Todos
los
derechos
reservados
Señoras y señores y amadas divergencias La idea de armar esta colección nace del poema que la inaugura, la siempre admirada Ludmila Abril publicó en redes el poema "Yo deserto" y le propuse invitar a otros poetas a continuar con la idea central del poema. No hay otras motivaciones, hasta el momento.Los aquí incluidos tomamos la palabra una vez más porque no ha nacido quien nos lo impida.
INDICE LUDMILA ABRIL YO DESERTO... 7 DAVID ROSALES ARAGÓN EL VUELO DE LAS AVES... 13 JOSÉ J. GONZÁLEZ A LA CARNE DE UN DIOS... 21
ANTONIO CARRILLO CERDA DESAPEGO DE LA VIDA... 25 PRUEBAS NEGATIVAS...28 MARÍA EUGENIA CERDA SIN ATADURAS...37 EDGAR IRVING ORDÓÑEZ RUIZ SUICIDARME COMO SI NADA...41
LUDMILA ABRIL
YO DESERTO
Yo deserto, Deserto de toda definición que me identifique como mujer, No quiero ser ni hombre ni mujer, no quiero ser lesbiana, transexual, gay, heterosexual ni todas esas clasificaciones que imponen una identidad sexual. Yo deserto, Deserto de toda etiqueta social que me identifique como ciudadano,
No quiero ser una persona con discapacidad física o mental ni una persona “normal”, no quiero ser casada, soltera, viuda o divorciada. Yo deserto, Deserto de todo calificativo que me defina como persona, No quiero ser fea ni bonita, alta, baja, blanca, negra, no quiero ser buena, mala, linda, inteligente, tonta, lista, mediocre o culta.
Yo deserto, Deserto del amor, No quiero un amor romántico, ni un amor sincero, no quiero desamor ni odio, no quiero un corazón roto ni completo. Yo deserto, Me mudo al desierto, al espacio, al silencio, la quietud y la soledad. Me voy con nada y me lo llevo todo, Porque ahí puedo ser nada, puedo ser todo.
DAVID ROSALES ARAGÓN
EL VUELO DE LAS AVES
I Pregunté la hora de mi nacimiento, nadie quiso decirla. Me inundó el deseo. La noche fraguó sus lunas. Ávido de luz, desgarré mis ojos: con tardes somnolientas, con tizas de alas rancias, con esquirlas de luz. Descifré: el vuelo de las aves, el andar de mis muertos, la hondura del silencio mas no mi tiempo.
II Abrí ventanas, abrí las puertas de la oscuridad, abrí mí alma en señal de redención. Atrás quedan los campos donde crecen el pesar y las voces; atrás quedan rodillas agrietadas, las canciones y barcas de oropel. Tarde fue descubrir que el moho se instaló en la sangre y en los huesos. Desperté vacío, sitiado por el rencor.
III Soy desamparo y río, en su cauce: cuchillo, pan, infancia, bruñen hilvanes. Me cuesta saberme en este sitio. IV Lejos del viento dejé que hilos y madera se sacudieran a capricho de palabras gastadas y de dientes que roen el arribo del miedo y del perdón. Me adentré en nuevas tierras y coseché veneno.
V Esas certezas se mantienen al filo de las lenguas; se afianzan, se confunden, se convierten en esa luz estrella, en esa mano pájaro, en ese campo santo. VI Aprendí que si devoraba polvo soñaría de nueva cuenta. Husmeé en el trastero, dentro de las ollas de barro, ni una mota para crear tu rostro. Cargaron con el polvo.
VII Cada tarde buscaba tus caricias y hablaba solo, eso creía; ayer, sentí tu aliento, acurruqué mis sueños de tal forma que cabían en ellos las promesas. VIII Llegó la ira, con ella el desamparo de no sentir las calles de no avistar los trenes de no tocar tu herida. La ira siguió su propio curso.
IX Hoy te espero con los labios abiertos, un ramo de orquídeas en los ojos y el sopor de los que transitan del rencor al olvido.
JOSÉ J. GONZÁLEZ
A LA CARNE DE UN DIOS
Me ha surgido en la aorta el nombre de un Dios ciego y crece como aneurisma hasta explotar y regarse a mis riñones; oh, pequeño enjambre y larvario corazón cuan ahínco de dulzura clamas a tu escape, pedazo de carne arrojado a las bestias intransigente neuma piloteando la nave que es cascaron. Y clamo a las voces celestes de ese amo compasivo, la palestra me ofrece a las fauces de los muertos; florezco en las alas del gorrión enfermo mira mi danza corpórea descender junto al amado; la luz es sólo la paciencia de un ahogado en el agua; incluso lo que pretendo ser acumula el ahora de la lengua bifurcada entre eros y tánatos. Oh, pequeño pedazo de carne, inclino la balanza de la vida, calla, este espejo ha devorado mi imagen; pisoteo los dientes de león y las margaritas porque el dios era soy, un clamor al llanto eterno de lo terreno y la vigía de la noche atrapada en la mano del clemente pequeño bastardo, lamo la cuenca de tu ojo como mi hijo no arrojado al mundo; es, acaso, la impedimenta al escape, la trágica significancia pletórica del no-seré.
Y arranco mi carne. Me detengo ante el borde del cielo y su abismo; calla, minúscula larva que tu nombre figura en los infiernos; contemplo el rostro humano que me contiene, extiendo tu velo de dios paralítico, tiro mi carne a las bestias y no soy-ya-más-lo-que-soy. Heme revuelto entre el lodo de la vida, sin ataduras, sin el más pequeño gusto por quedarme aquí. Danza, pequeño bastardo, este mundo es no-nuestro.
ANTONIO CARRI LLO CERDA
DESAPEGO DE LA VIDA
Pongo dos piernas a la venta bebo de un sólo trago la última juventud -Tienes la cara rota. de tanto día azul de tanta ala extendida bajo ojos husmeadores y labios que susurran amenazas de muerte. -Maldito arcángel omnividente. deshilo todo un armario mi ropa desgastada costuras ennegrecidas polvos cegadores de un travestismo heredado.
-Me desnudo para mí. ¿alguien compra un corazón tullido? una mano y tres cuarto de la otra amé sin interés a meses sin intereses
mi sexo está en oferta mi cadera está de rebaja los codos, las rodillas y tobillos amolados los exhibo en aparador vintage. 21 gramos de alma humana ah precio aprecio a precio outlet.
ANTONIO CARRI LLO CERDA
PRUEBAS NEGATIVAS
El paisaje verde azul la fuerza de las olas el abrazo paterno la mirada del agresor los hermanos que no son hermanos hombros con sudor un choque eléctrico inesperado un choque automovilístico inesperado un shock anafiláctico inesperado el calor de un cuerpo sucio el sabor de un cuerpo limpio el olor de un cuerpo adulto la textura de un cuerpo joven un rayo láser quemándome la retina un bisturí cortándome el pecho rayos X, ultrasonido tu mano tibia durante mi ceguera charlas confidentes un deseo de tres un cuadro jamás pintado mil veces pensado
intoxicación por cloro intoxicación por thinner aura, cefalea, migraña infinitas noches insomnes una mujer extraña golpea un cuadro de madera él mirando mi obra “eres una mala persona” la desilusión de verte partir infancia un puñetazo en el abdomen la delicia de la soledad madurez pedradas balonazos una bofetada bien ganada la alegría de encontrarlo por accidente la desilusión de encontrarlo por accidente la incomodidad de encontrarlo por accidente nuestras rodillas rozándose bajo la mesa lo jamás buscado encontrado
toparla de nuevo desearla una vez más volverla a perder volverla a añorar quemadura solar qué madura en la lengua quema y dura en el ojo con aceite quemadura en la pierna con carbón qué madura en el dorso de la mano derecha quema y dura en la garganta con ácido gástrico quemadura en la muñeca izquierda con cigarrillo semillas que parecen algodón ojos azules que enamoran actos de los que surge el odio un camino de flores violeta sus ojos llenos de entusiasmo un niño que aprende a ser libre un ritual para abandonar el miedo un hombre adulto que pierde la libertad
el sinsabor del atraso serpiente sin cabeza indígena trilingüe la gloria de la pobreza el sueño del retorno la vergüenza de la ingenuidad adobe con plumas, cristal de colores otra serpiente debajo de una piedra gris calor, tejas de barro ondulaciones en el aire alacranes del tamaño de una lenteja agua de cántaro que sabe a barro. el desprecio inmerecido la falta de amor propio miedo seco en el desierto la soberbia el gozo de lo multitudinario el gozo de un charla sin fin ella y yo en la cama viendo una serie policiaca ella esquizofrénica ella cuerda
su madre gritando como loca en la mañana detengo su mano, sale de la pesadilla “ya no estoy sola” “que otro opción me queda sino quererte” un sol de agua ocre la primera sensación de muerte un ojo lleno de luz ciega dolor pélvico dolor de muela dolor estomacal dolor de garganta dolor de espalda dolor testicular dolor articulatorio pruebas negativas una camioneta me aplasta la mano caída de cuatro metros caída de una bicicleta caída de una banqueta tobillo roto dedo índice despedazado
picadura de abeja picadura de erizo marino una vez te abracé y te fracturé una costilla “tú a mí el corazón” un golpe en la rodilla que dolió hasta su madre la verdad que Frieda me hace los mandados.
MARÍA EUGENIA CERDA
SIN ATADURAS
Camina por los senderos de esta vida sin ataduras aunque cardos y ortigas te quieran atar sal a la luz despreciando su vergüenza Camina sobre el fango de la vida que tu luz ilumine a quien en el fango esté mas como el ave que cruza el pantano sal libre a volar Tu fe será tu victoria por nada te dejes atar que el boleto a la vida es amar y cual Cristo cansado retírate a orar En el silencio alimenta tu espíritu y con compasión vuelve a la vida a salvar a quien atado al sufrimiento cree que no puede avanzar porque a ti se te ha dado la sabiduría y con humildad debes enseñar y como el Cristo tú dirás "Sí, vine al mundo a salvar"
Sigue caminando despacio tu andar que tu alimento sea contemplar paisajes hermosos habrá a tu pasar y cientos de libros léelos y déjalos atrás no te ates a ellos en su manera de pensar y siempre un día nuevo de muchas riquezas te revestirá Sin ataduras por la vida irás y será tu triunfo que ni cardos, ni ortigas y la miel de esta vida te puedan atar que el placer de la carne y espejos que brillan no aten tu ser Ve venciéndolo todo tú lo sabes hacer porque el Dios de los cielos te da este poder
EDGAR IRVING ORDÓÑEZ RUI Z
SUICIDARME COMO SI NADA
Es el segundo donde me levanto de mi almohada el margen de mis olvidados sueños las cuerdas de un violín roto es la atadura de la serpiente el fino hilo de los deseos el cordón umbilical de la muerte los gusanos mutilados sobre mis sábanas. La nada desayuno todos los días El hoy donde he amanecido con una soga al cuello, y a diferencia de otros días, hoy no sé si quiero vivir o morir hoy sólo nace en mí un anhelo de olvidar el sabor de mi sangre de abultarme entre un montón de mierda, de basura, de tierra, de nada hoy no he encontrando ningún laberinto sobre el cual extender mis alas mis alas de cartón remojadas por los cielos mi laberinto haciendo grietas en una fosa de verde césped.
No se puede decir que hoy tenga ganas de morir pues no es algo que quiera o pueda decidir, como comprar una hamburguesa doble con queso como hincharme los huesos en jornadas nocturnas como darme un tiro en la mano para ganar respeto como tragarme la idiotez de otros para conservar el puesto como mamar, matar a alguien para evadir mi muerte como profanar los templos con mi semen como perder mi realidad de un solo trago como carcomer mi sexo sobre vírgenes incautas como enamorarme hasta desangrarme el hígado como mamar, matar a alguien para evadir mi muerte. Hoy no quiero nada de eso, hoy no tengo nada nada quiero hoy HOY Hoy nada NADA Quiero nada QUIERO.
He querido tanto he buscado tanto he deseado amado ya me he muerto tanto que hoy levantándome en medio de la nada me ha dado por morir atar una soga al cuello como si nada poner mis pies al borde de la silla como si nada dar una patada sobre el metal de la silla como si nada columpiarme en el silencio como si nada suicidarme como si nada. Pero en vez de eso nace en mí otro autómata y levanto estiro mis brazo igual que mis penas dilatando la cuerda, lombriz, serpiente, hilo cordón umbilical de mi muerte y me pongo a escribir como si nada.
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