BAILAR EN UNA IGLESIA ES MUY NORMAL

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EL MUNDO / AÑO XXI, NÚMERO 779

CRÓNICA

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DOMINGO 19 DE SEPTIEMBRE DE 2010

POLÉMICA / «LA MECA» REPUDIADA POR LOS ISLAMISTAS

L

MARTÍN MUCHA

a Meca es un sinfín de cuerpos calientes, de toqueteos: 7.000 personas, un sábado. Son coqueteos de pista de baile. Besos al ritmo de DJ’s venidos de Ibiza a Murcia. Dientes que se tornan fosforescentes con la iluminación. Besos de esos que se dan sin saber el nombre de la muchacha, del momento, mortales. Poco de amor piadoso, poco de religión, mucho de pasión. La semana pasada éste era el escenario en la discoteca que ha seducido al Mediterráneo [50.000 metros cuadrados de superficie, la de mayor asistencia: 102.000 en verano, una de las que más Coca-Cola vende en España…]. Aunque sobre sus asistentes se erguía la amenaza yihadista —incluidas amenazas mortales a sus dueños—, los impíos seguían besándose bajo la media luna. En la iglesia de San Vicente una pareja que apenas supera los 18 se coge de la mano. Un par de cervezas sin espuma en la mesa. Luces caleidoscópicas. Chico y muchacha se tantean. Se acarician con suavidad. Los ósculos son lentos, al ritmo de una canción medio pop, medio rock. El templo convertido en nightclub es parte de la vida nocturna de Toledo [desacralizado, su nombre actual es Círculo de Arte]. También tiene pasado musulmán, con un bello ábside como símbolo [conocido como el Cubillo de San Vicente]. «Mi mamá se escandalizó al principio», dice Mariana. «Pero ahora viene conmigo». Coge a su chico de la mano. Los pecadores siguen con sus ternezas. En el segundo caso, iglesia de San Vicente, no hay lío. En el primero, disco La Meca, una sucesión de acontecimientos propios de la era de las redes sociales —y de la estupidez mass media— lo convirtieron en presunto objetivo de Al-Qaeda. Así sucedió… Mor Gueye, 31 años, le comentó a su novia que no iba a trabajar en La Meca. «Me dio reparo por su parecido con una mezquita de Senegal, mi país», cuenta a Crónica. Su chica se lo contó a una vecina a la que la unía una buena amistad. La amiga a un blogger [Islam en Murcia]. La noticia se difundió, tergiversada, por

BAILAR EN UNA IGLESIA ES MUY NORMAL EN TOLEDO una joven pareja se acaricia al ritmo de una melodía. Estamos en la Iglesia de San Vicente, ahora discoteca multicolor. La Meca merece otro respeto

medios musulmanes. «Hay versos del Corán en la pista de baile», afirmaron [mentira]. Los líderes murcianos de esta religión se escandalizaron. Cadenas como Al Arabiya lo hicieron noticia mundial. El colofón

vino cuando un hacker ligado a islamistas radicales se apoderó de la web de la megadisco. La fatua se hizo tácita. Los dueños del recinto se encontraron entre ultimátums vía email, agentes del CNI y la posibili-

dad de ver explosionar su negocio [2.700.000 euros de inversión]. «Mor se sentía incómodo como si yo, que soy católica, fuera a una iglesia-disco», dice Pepa, su novia. No es complicado encontrar ejemplos para la chica del senegalés. Auténticos templos cristianos pueden profanarse con facilidad. No sólo está el caso toledano. En Salamanca, una esquina del convento de las Úrsulas es un bar cool. En la iglesia de las Salinas, en Cabo de Gata, se servían copas hasta hace unos años... En Europa y América los casos se dan por cientos. Sin que nadie lo considere, siquiera, pecado venial. «Gastaremos casi 100.000 euros en reformas para no ofender a nadie», dicen los socios de La Meca, Pedro Morata, periodista de la Ser, y Javier Hernández, empresario. Ya han rebautizado su club —ahora La Meca es La Isla— y parte de la decoración. Reconocen que «que sólo se utilizó el mismo nombre que tenía en 1987 [estaba abandonado]». Desorientados, se defienden. «Más del 50% del personal de seguridad es

musulmán. Ellos nos dan su apoyo». —Dicen que usted —a Morata— siempre le quitó importancia a esto. —Sí. Para mí era una anécdota y ha pasado a ser un asunto de Estado. Nos hemos sentido protagonistas de una película de Torrente. —¿Algún mensaje, amenaza o apoyo, que le haya sorprendido por su crueldad o peculiaridad? —Imagínate que nos ha escrito Terry Jones [el pastor evangelista que causó una crisis internacional por sus amenazas de quemar el Corán]. Nos ha dicho que somos unos fenómenos, que resistamos. Estamos flipados. ¿Y Mor, el musulmán afectado e insultado? ¿El origen de la crisis religiosa? A pesar de parecer un tackle ofensivo de fútbol americano [negro, 120 kilos y 1,98 m.] es incapaz de agredir a nadie. Lúcido, no entra en la polémica. Y menos la entiende. «Nunca hubiera pedido el cambio de nombre. En este país se es libre de pensar y creer en lo que uno quiera. No comprendo. Fue un comentario inocente entre novios».

PROFANAS. Arriba, una antigua iglesia toledana convertida en local de copas. Abajo, la «impía» discoteca La Meca. Para no crear un conflicto religioso se le cambia el nombre, se suprimen las medias lunas y el minarete de la decoración. La reforma costará unos 100.000 euros. / ALFONSO DURÁN


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