8 minute read

Encuentro Mundial de Cofradías del Apóstol y Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago por Isaías Calvo de la Uz

CLAUSURA DEL V ENCUENTRO MUNDIAL DE COFRADÍAS DEL APÓSTOL Y ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO

ENCUENTRO MUNDIAL DE COFRADÍAS DEL APÓSTOL Y ASOCIACIONES DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO

Advertisement

Isaías Calvo de la Uz S. A. Xestión do Plan Xacobeo

Ante todo deseo felicitar a los organizadores y participantes de este V Encuentro Mundial de Cofradías del Apóstol y Asociaciones del Camino de Santiago por el éxito de estas jornadas.

Con congresos como el que ahora clausuramos estamos celebrando la humanidad del Camino de Santiago y el mensaje de concordia expresado a través del ejercicio de la hospitalidad al peregrino, piedra angular sobre la que se eleva el edificio jacobeo y se cimenta el futuro de las peregrinaciones a Compostela.

Los Caminos Santiago en Europa crearon paulatinamente en la vieja Europa, una vía de oración, pero también de cultura, hacia una nueva Europa. Una vía que se ha plasmado en iglesias, hospitales, albergues, puentes, monasterios… y en los que se ha desarrollado y se desarrolla cada día la fisonomía espiritual de nuestro continente.

Las raíces de Europa no son bellas reliquias, inservibles y anticuadas de un pasado que ya no ofrece pistas para afrontar nuestro futuro. Esas raíces se generaron en el encuentro con otras civilizaciones y alcanzaron profundidad insospechada aun a la vista de nuestros colosales retos como civilización. Esas raíces son origen y causa de nuestro desarrollo y nos unen y alimentan, nos mantienen vivos, a todos, juntos.

Cuanto más rápido camina la Humanidad, mayor es la necesidad de sentir cimientos comunes sólidos. Sin esas raíces lo único que nos uniría sería el miedo a los demás, y probablemente a nosotros mismos. La autosuficiencia es una ficción.

El Papa Francisco en su mensaje al Presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas, Roma, 23.09.2019

En Santiago, ciudad del extremo Occidente de Europa, confluye el entero Continente.

En ella se encuentra el centro y la periferia.

Un lugar altamente simbólico para descubrir la riqueza de Europa

Y sin embargo, en los últimos tiempos parece que lanzamos una mirada sospechosa sobre todos aquellos factores que han hecho posible Europa, nuestra herencia común, la base cultural e histórica de los valores y principios en los que sustentamos nuestra convivencia y nuestro futuro como sociedad civilizada.

Crisis de legitimidad, cuestionamiento popular y político no sólo de las metas sino también de los logros duramente adquiridos, falta de proyecto, pérdida de ilusión, ausencia de aspiraciones universales, pérdida de peso, quiebra del relato de la construcción de Europa y de los consensos básicos que han permitido avanzar en su construcción.

Es un panorama, ciertamente, muy preocupante. Para Europa y para el mundo. Al fin y al cabo, ambos se necesitan.

Las peregrinaciones a Santiago de Compostela están en la médula misma de estos asuntos. Consti

tuyen, creo que todos estamos de acuerdo, una fantástica atalaya desde la que asomarse a estos grandes interrogantes que planean sobre nosotros. Ofrecen una vista dramática y significativa de estas cuestiones en las que nos jugamos el futuro.

Europa se hizo peregrinando, como señaló acertadamente Goethe. Los Caminos a Santiago son el mapa de Europa, como se ha señalado acertadamente. El Camino hace Europa, el Camino hace europeos.

El mensaje del Camino, lo que el Camino puede ofrecer de manera única al mundo y a Europa, llega y llega cada vez más alto y claro y más lejos. El Camino gana en potencia y en consistencia. Por muchos factores, por muchas razones, pero entre otras gracias a miles de personas que en los cinco continentes le dedican su atención, gracias a vosotros, a la gente que ofrece su compromiso vital, social o intelectual al servicio de esta humilde peregrinación.

Aquí se reafirman cada día, kilómetro a kilómetro, paso a paso, los valores que han hecho posible Europa: la solidaridad, la búsqueda del encuentro del otro, la tolerancia, la acogida, el diálogo intercultural e intergeneracional… Alrededor del 78% de nuestros peregrinos el pasado año 2019 son de nacionalidad europea. Nuestra peregrinación es cada vez más europea y más global.

El Consejo de Europa ha sido nombrado por la Xunta de Galicia Embajador de Honor del Camino de Santiago el pasado año. Este es un lugar perfecto para repetir lo que en 1987 se señalaba desde esa institución y que no por haber sido dicho en muchas ocasiones posteriormente deja de ser menos cierto o menos relevante: que los Caminos han sido precedente del multiculturalismo y del proceso de unificación europea y Europa es una invitación al multiculturalismo y a hacer Camino mediante el derribo de las fronteras culturales. Hay que decirlo hoy aquí, en un momento de gran cuestionamiento del futuro de Europa, en un Congreso que tiene entre sus grandes referencias, eso señala su título, una “nueva Europa”. Esta nueva Europa, todavía anclada en algunos viejos problemas.

Eso lo entendieron bien los padres del proceso europeo, nacidos también en tierra fronteriza, en territorios de confluencia de culturas: De Gasperi (Pieve Tesino), un hombre trentino, Paul-Henri Spaak o Konrad Adenauer (Colonia). Desde las fronteras, en el trabajo por acabar con ellas, hacemos Europa.

El Camino de Santiago es uno de los más grandes proyectos históricos de unidad europea, una gran llamada a la universalidad. Y Europa necesita este proyecto ahora. Ahora más que nunca. Y todo eso desde unos principios y valores sólidos y en los que todos nos reconocemos.

Esos valores y principios que están en cuestión, que están en juego son imprescindibles para nuestra supervivencia como civilización.

El Camino de Santiago es un camino del espíritu del ser humano: no estoy por un inmovilismo rígido de esos valores y principios, y sí por su repensamiento constante para que hagan posible el proyecto de convivencia que Europa ofrece al mundo.

Hay que preguntarse constantemente qué puede aportar hoy y ahora el Camino a Europa y que puede aportar Europa al Camino. Debemos de seguir mostrando los Caminos y su papel a los europeos y al mundo, fomentando el asociacionismo jacobeo en todo el Continente, reafirmando los valores que han hecho de los Caminos lo que son.

Y hemos de explorar permanentemente, comprender, traducir, trasladar a los foros adecuados nuestras inquietudes sobre el Camino. Desde este foro a otros muchos foros, desde el compromiso personal al compromiso social, desde lo particular hacia lo universal.

La ponencia del profesor Domingo Lopo ha puesto ante nuestros ojos una cultura dinamizada por el mestizaje propio del flujo de personas, ideas y proyectos que caracteriza el devenir histórico del fenómeno jacobeo, en la que la devoción al apóstol Santiago el Mayor y la peregrinación occidental generaron durante siglos el magma de las tradiciones y los valores comunes de Europa.

Muchas de estas ideas, valores y tradiciones, vertebradoras de la idea de Europa, se expresaron en las diversas lenguas de Occidente, en las grandes obras jacobeas que conformaron las urbes de los Caminos y en especial en sus catedrales, como hemos visto gracias a la aportación del profesor García Iglesias.

También se nos muestran en la lírica medieval de las cantigas, en la épica triunfal de las canciones de gesta del ciclo carolingio y en la labor hospitalaria que caracteriza el espíritu de las cofradías de peregrinos, como se ha resaltado durante estos días, en el curso de este Congreso.

Un sentimiento hospitalario, por cierto, reforzado en nuestros días por el asociacionismo jacobeo y el compostelanismo de tantas personas tocadas por el Apóstol y la magia del Camino.

A lo largo de este V Encuentro Mundial de Cofradías del Apóstol y Asociaciones del Camino de Santiago hemos aprendido y hemos fortalecido la idea de que la acogida al peregrino fue clave para fijar el espíritu de colaboración que define en gran medida a la peregrinación jacobea.

Una acogida protagonizada, a lo largo de la historia de las peregrinaciones a Compostela, por el trabajo de hospitales, monasterios y la ayuda voluntaria ofrecida por las cofradías del apóstol Santiago. Tradición reforzada, como digo, a partir de 1950, año en el que se funda la Sociedad de Amigos del Camino de Santiago de París, por las asociaciones de amigos del Camino de Santiago, que en un número aproximado de 340 promocionan en todo el mundo el principio sustancial de la peregrinación jacobea.

A lo largo de la Historia el camino de Santiago sirvió de canal de transmisión y caja de resonancia que amplificó por toda Europa la devoción al apóstol de Galicia y el espíritu cristiano de acogida y ayuda, potenciando así la idea de un proyecto europeo, cuyo ámbito de actuación, en nuestros días, sigue siendo transnacional y abierto.

Bien sabemos que las peregrinaciones jacobeas y su inherente espíritu de hospitalidad, acogida y concordia no agotaron sus potencialidades en el pasado.

Representan un hecho histórico vivo que constituye un acontecimiento cultural fértil y permanente. A las puertas del Año Jubilar Compostelano 2021 debemos tener muy en cuenta que, durante este período jubilar, Europa festejará en los Caminos de Santiago el encuentro entre los pueblos, el intercambio de ideas y sentimientos, y la proyección internacional de aquello que la define.

Este papel espiritual y cultural de las rutas jacobeas, renovado cada año con la convocatoria en Compostela de miles de peregrinos, demostrará nuevamente en el próximo Año Santo 2021, que entre todos tenemos que contribuir al sueño europeo de construir una casa común en la que es posible la acogida y la concordia.

Un sueño en el que justamente deben intervenir, de modo significativo y creciente en protagonismo, las cofradías de Santiago y las asociaciones de amigos del Camino.

This article is from: