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Invocación al Apóstol Santiago pronunciada por don Ángel González Fernández, Presidente de la Archicofradía, en la misa final del encuentro

El V Encuentro Mundial de Cofradías del Apóstol y Asociaciones del Camino de Santiago se clausuraba el día 8 de marzo, tras los correspondientes actos académicos, con la visita de sus asistentes al Pórtico de la Gloria y la Eucaristía final oficiada por D. Segundo L. Pérez López en la iglesia de San Fiz de Solovio. En ella, el Presidente de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago realizaba la invocación al Apóstol Santiago en nombre de los asistentes al Encuentro.

Señor Santiago, la familia jacobea, que vive esparcida por el mundo entero, se ha congregado aquí estos días, en vísperas del Año Santo Compostelano 2021. Venimos con ánimo de prepararnos y, en lo que a nuestras cofradías y asociaciones compete, preparar también y ayudar a preparar el trascendental acontecimiento que la Iglesia convoca en honor y memoria vuestra y, desde luego, en provecho nuestro, los fieles cristianos.

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Ya aquí, hemos ido a rezar ante vuestro sepulcro, hemos abrazado vuestra venerada imagen y, de paso, hemos podido constatar cómo sobre vuestra casa se realizan hoy con celo extraordinario los trabajos de reparación, limpieza y ornato que han de restablecer en ella su natural esplendor, de modo que todo se adecúe a vuestra singular grandeza y a la altura de la fe robusta y sacrificada de los peregrinos que, por miles de miles, tras sacrificado itinerario, quieren cumplir la tradición de culminar ante vuestro sepulcro la peregrinación del jubileo. En estas vísperas, Igual que en la liturgia de Adviento, todo está invitando a “allanar los caminos del Señor”, como predicaba Juan, el Bautista.

“Allanar los caminos del Señor”, ante el pronto advenimiento del Año Santo y de las gracias jubilares, implica reexaminar nuestras vidas, en sus componentes espirituales y rectificar lo que proceda, de acuerdo con un patrón jacobeo de espiritualidad, es decir, dándonos a la imitación del amplio cuadro de

valores evangélicos que concurren en Vos, nuestro Apóstol y Patrón.

Además de la extraordinaria riqueza de vuestra figura, tal como se perfila en el relato bíblico, la piedad popular ha ido descubriendo en ella nuevas dimensiones que la hacen una realidad plurifacial, de irisaciones tan ricas y variadas que difícilmente puede tener par en el santoral católico.

Sois, en primer lugar, el Discípulo, fiel en todo, al Maestro, que os distingue con su amistad. Sois el Apóstol que lleva a países de gentiles la Buena Nueva y la Gracia del Bautismo. Sois, en fin, el mártir, confesor heroico de su fe. Pero a todo ello se añade el peregrino, a quien la iconografía de todas las épocas viste con el hábito e insignias de la peregrinación compostelana; y está aún el caballero medieval, combatiendo, armado, por la fe y la civilización cristiana.

En relación con Santiago de Zebedeo, el discípulo y amigo de Jesús, nos corresponde imitar vuestra fidelidad al Maestro y a sus enseñanzas, y, en definitiva, dejarnos contagiar de la felicidad de acompañarle, a Él que espontáneamente nos llama y nos coloca a su lado. Nuestra ha de ser, por otra parte, esa disciplina mental que implica reconocer la inapelable superioridad de la doctrina del Maestro, en momentos en que cuesta someternos y nos ronda la tentación de la suficiencia y de una libertad sin límites en el terreno del pensamiento.

Sois también el Apóstol, predicador y evangelizador, a quien debe este occidente ibérico la presencia y fructificación de la fe cristiana. Imitaros en este aspecto sería cultivar en nosotros mismos y en quienes nos rodean el árbol de la fe con parecido celo al que Vos pusisteis al plantarlo. Labor de apostolado sería también llevar a nuestros allegados, vecinos y conocidos a la fraternidad o asociación en que vivimos, instándoles de este modo a aproximarse también a una espiritualidad jacobea. ¿Y qué diríamos en relación con el Santiago, mártir del Evangelio, el primero en derramar su sangre por él?, ¿en qué medida podríamos poner en nuestra espiritualidad la aspiración a aproximarnos a algo tan insuperablemente grande y meritorio, dado quizás muy por encima de nuestras posibilidades, como no sea quedarnos en la sola admiración rendida ante vuestra disposición firme a beber el cáliz que el Señor bebió? Mártir quiere decir testigo, en su significación etimológica e histórica, y en este sentido, sí que nos queda por delante, en tiempos de tanta deserción como los que ahora corren, el compromiso de dar testimonio, con la palabra y de obra, de la fe que profesamos y aun de nuestra especial vinculación con Vos, a través de las hermandades a que pertenecemos, haciendo promoción del Camino de Santiago, en su tradicional significación cristiana.

El Santiago peregrino a Compostela, presente por doquier en fachadas, en altares y en el fuste de muchos cruceiros en los propios caminos de Santiago, no podría ser sino una entrañable creación de la piedad popular, fruto de la asombrosa capacidad de intuición que corresponde al pueblo y que le habilita para ver en la realidad más allá del dato histórico y del llamado mundo empírico, sin que, por otra parte, en lo que así se ve y se vive tenga que haber asomo de error o falsedad. Veamos: es peregrino a Compostela, sois peregrino en auténtico sentido, porque constituís y representais el alma de esa peregrinación. El peregrino decide ponerse en camino y emprende la marcha, cuando en su corazón se hace sentir la prodigiosa fuerza de atracción, que se expande poderosamente por todo el orbe cristiano y que parte del Santiago, que yace en Compostela. Esa fuerza acompaña, mueve y guía los pasos del peregrino durante su recorrido, marcando la dirección precisa a seguir para dar con vuestra casa, la que acoge y guarda vuestros restos mortales. Este ir acompañando y asistiendo, paso a paso, al peregrino en su camino hace de Vos un peregrino más en el sentido propio del término; así lo ve el pueblo cristiano y así lo plasmaron, iconográficamente, los artistas de todas las épocas.

Tal como puede leerse en el Título Preliminar de los Estatutos de nuestra Archicofradía Universal, “Santiago”, dice, “como peregrino, nos enseña el sentido peregrinante de la existencia humana, un sentido que el Camino de Santiago enseña a descubrir y profundizar”.

Aún hay otra dimensión en vuestra figura, Señor, que la iconografía interpreta y a la que nos referimos cuando hablamos de Santiago Matamoros. Quizás no seamos justos al leer en esos términos concretos el sentido de representaciones icónicas que son de una conformación claramente estético-expresionista y, así, nada susceptibles de una lectura estrictamente literal, digamos. Es bien sabido que en muchas de sus modalidades el expresionismo plástico emparenta con la hipérbole literaria y, a veces, como en este caso, se dan juntos, en su exageración expresionista, la imagen y su hiperbólica versión verbal. Prescindiendo de dicha magnificación hiperbólica, en un caso y en el otro, algo hay que indudablemente queda en pie: los soldados cristianos de la Reconquista ibérica invocaban vuestro nombre, acogiéndose a vuestra ayuda, y llegaron a sentir que era a vuestra presencia cooperante en el combate a la que había que atribuir la victoria sobre los enemigos de la fe y la civilización cristiana. En este sentido, nosotros, tus seguidores, atentos a lo que en sustancia aconteció, y más allá de los relatos legendarios y de las formas expresivas que se han podido ir utilizando, queremos tomar buena nota de que una espiritualidad jacobea ha de ser militante y firme además en el convencimiento de que la oración, canalizada a través de Vos, siempre será atendida, sobre todo cuando se ora por la pervivencia y la fortaleza de nuestra fe cristiana.

Así lo creemos, señor Santiago. Y que así sea.

CABILDO METROPOLITANO S.A.M.I. CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

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