Urbanismo & Arqueología
[ SEGUNDA DE FORROS ]
Portada Fotografía y edición : Juan Reynol Bibiano Tonchez Cuando sacamos la convocatoria para este número, tuvimos una extraordinaria respuesta en redes sociales, la imagen llegó más allá de lo que había alcanzado alguna otra publicación similar, ¡alegría! Sin embargo, también nos llegó un mensaje de quien, según nos dijo, sentía la responsabilidad institucional de preguntar si ya teníamos el permiso del INAH para reproducir esta imagen en nuestra revista. Por ello, ante la celeridad con que defienden el patrimonio y su uso, sostenemos que, más allá de lo que usted pueda creer que ve, querido lector, en esta imagen NO aparece la Zona Arqueológica de Cuicuilco.
¡ ESPACIO LIBRE !
[ EXPRÉSATE ]
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ARK MAGAZINE 21 Año 6 No. 21 / Urbanismo y Arqueología Ciudad de México / Invierno 2018
DIRECTOR GENERAL: Juan Reynol Bibiano Tonchez COMITÉ EDITORIAL: Juan José Guerrero García Lizeth Azucena Cervantes Reyes Gracia Sara Vargas Carbajal Martha Judith Hernández Velazco Pedro Guillermo Ramón Celis Ingrid Jiménez Cosme Héctor Manuel Espinosa Vázquez Hilary Morgan Leathem Yael Dansac DISEÑO EDITORIAL: Juan Reynol Bibiano Tonchez COLABORADORES: Nadia Ivette Sosa Martínez Ricardo Ivan García Jiménez
NOTA IMPORTANTE: Las opiniones vertidas en los artículos son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista del Proyecto ArKeopatías (o tal vez sí).
EDICIÓN IMPRESA 2
| CRÉDITOS
ARK_MAGAZINE es una publicación independiente con sede en la Ciudad de México, encaminada a propiciar espacios de reflexión y análisis a través de artículos originales sobre el patrimonio cultural en México y el mundo, desde el punto de vista de la arqueología, la arquitectura, la restauración y demás disciplinas afines. Utilizamos los medios de comunicación para generar investigación y debates con conocimiento, libertad y responsabilidad, desde una postura crítica y sin censura. Editada y distribuida por el proyecto ARKEOPATÍAS a través de ARK_EDITORIAL. DERECHOS: ARKEOPATÍAS opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – CompartirIgual 4.0 Internacional License, por lo que al publicar o consultar la revista acepta los términos de la misma. Los textos, fotografías y demás elementos publicados son propiedad de sus autores originales, ARK_MAGAZINE es sólo un medio de difusión que no pretende hacerse de estos derechos, ni violentar los de terceros, por lo que cada autor es responsable del manejo ético de la información y material utilizado en sus contribuciones. LEGAL: Número de reserva de derechos al uso exclusivo del nombre: en trámite. Registro de licitud de título y contenido otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones Ilustradas de la Secretaría de Gobernación: en trámite. ISSN: en trámite.
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AGRADECIMIENTOS: Nuestro total agradecimiento a todos aquellos que han apoyado este proyecto desde el inicio, los nombres son muchos y su entusiasmo invaluable. Este número se debe en mucho a sus esfuerzos.
EDI TOR IAL Por: Juan Reynol Bibiano Tonchez Ciudad de México - 1978. Arquitecto por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (FA UNAM) con estudios de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Ha participado en diversos foros sobre patrimonio en México y el extranjero. Sus principales intereses son la investigación y conservación arqueológico – arquitectónica, así como su relación con los medios de comunicación dentro del marco de las nuevas tecnologías multimedia. Contacto: juantonchez@yahoo.com.mx
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| EDITORIAL
ARK_Magazine convocó hace unos meses a formar parte, en esta ocasión, de un número donde deseábamos abordar la relación, muchas veces infortunada, entre el Urbanismo y la Arqueología. Invitamos arquitectos, arqueólogos, urbanistas, antropólogos, planificadores territoriales y demás disciplinas afines, con el objetivo de reflexionar y compartirnos sus textos acerca de las problemáticas inherentes al crecimiento de los asentamientos humanos contemporáneos (llamados también “mancha urbana”) y los sitios arqueológicos, entendidos en su amplia definición, es decir, ya sean tanto las zonas arqueológicas abiertas oficialmente a la visita pública y administradas desde el gobierno, como aquellos vestigios del pasado aún sin explorar. Desde diversos enfoques, tanto urbanos como antropológicos, los autores de este volumen abordan los dilemas profesionales durante los salvamentos arqueológicos, el papel que juegan las políticas públicas urbanas y los planes de desarrollo municipales, locales o regionales en la conservación y protección de las zonas arqueológicas o de aquellas áreas con potencial de investigación. Recibimos trabajos que analizan aquellas formas en que los habitantes de las ciudades se relacionan con los bienes arqueológicos y la manera en que son utilizados, valorados o ignorados por los ciudadanos. Finalmente, la pregunta que queremos responder es: ¿Hay una forma de construir una relación virtuosa entre estas dos realidades, que parecieran antagónicas e irreconciliables?
ÍN DI CE
NOTA IMPORTANTE: Las opiniones vertidas en los artículos son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista del Proyecto ArKeopatías (o tal vez sí).
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CONTENEDOR / SÚBELE A LA BOCINA / Juan Reynol Bibiano Tonchez
VIVIR (EN) LA RUINA : DIÁLOGOS TEMPORALES / Francisco José Casado Pérez
TRANSFORMACIÓN DEL ESPACIO POSTERIOR A LA OCUPACIÓN CUICUILCA / Nadia Aroche Fuentes
LA CONSTRUCCIÓN DE LA VILLA OLÍMPICA VERSUS CUICUILCO B (1967-1968) / Melissa Ortega Torres
RESULTADOS PRELIMINARES DEL SALVAMENTO ARQUEOLÓGICO EN SAN JOSÉ CHIAPA / Sergio Suárez Cruz, Yatzin Montiel Vargas, Iván Salazar Beltrán
EL CRECIMIENTO IRREGULAR DE LAS CIUDADES . LA PÉRDIDA DE ESPACIOS HISTÓRICOS . EL JUEGO DE PELOTA DE MANZANILLA PUEBLA / Irma Buendía Castro, Gabriel Ramírez Morales
¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA VENTANA? / Cristina Desentis Torres
LA NOCHE NO PUEDE OCULTARLA. YOHUALICHAN, UN CASO DESAPERCIBIDO / Adriana Hernández
SIMULTANEIDAD TERRITORIAL : WAQ'AS Y ESCENARIO URBANO / Haydeé Bascopé Guzmán
GESTIONAR EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN LA LIMA METROPOLITANA DE HOY. REFLEXIONES Y APUNTES... / José Hayakawa Casas, Andrea Bringas Heredia
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DESAFÍOS DE LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN LIMA, PERÚ / Pedro Espinoza Pajuelo
EXPANSIÓN URBANA Y PATRIMONIO CULTURAL EN EL DISTRITO DE SAN JUAN DE LURIGANCHO / Wilmer Mejía Carrión
CONCEPTOS ARQUITECTÓNICOS SIGNIFICATIVOS QUE HAN TRASCENDIDO DESDE UNA ALDEA PREHISPÁNICA HASTA LA ACTUAL CALETA DE PESCADORES EN CHILE / Juan Manuel Galvez Carvajal
IZAPA , CHIAPAS : EL IMPACTO DEL CRECIMIENTO POBLACIONAL Y LOS DESAFÍOS PARA SU CONSERVACIÓN / Alejandro J. Uriarte Torres, Ivonne A. Pérez Alcántara
CAMBIOS Y PERMANENCIAS DE LA CAMPANA, UNA ZONA ARQUEOLOGICA INSERTA EN EL AREA URBANA DE COLIMA Y VILLA DE ÁLVAREZ / Edmundo Arturo Figueroa Viruega, Alfonso Cabrera Macedo, Minerva Rodríguez Licea
¿ARQUEOLOGÍA PARA QUIÉN? LA DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO ANTE EL AVANCE URBANO EN ZAPOPAN, JALISCO / Jesús Erick González Rizo
WORKSHOP / URBANISMO Y ARQUEOLOGÍA / ARK Magazine: Juan Tonchez, Francisco Casado, Eduardo Arista, Fernando Urióstegui, Cristina Desentis, Nadia Sosa, Andrea Ortiz, Emmanuel López, Juan José Guerrero, Alejandra Abraham, Melissa Ortega, Adriana Hernández.
CON TENE DOR
Café Patrimonial Un lugar para convivir, charlar, debatir, disentir y ponernos al día, acompañados de los amigos, los colegas y los maestros con una bebida caliente en la mesa.
#deviaje
Hace un tiempo estuvimos de visita de campo en San Juan de Lurigancho, en la ciudad de Lima, Perú. Tuvimos la oportunidad de visitar este distrito lleno de historia, arqueología, patrimonio, estigmas y marginación. Estas contradicciones han dado paso a una serie fotográfica que capturamos durante el recorrido, de la mano de nuestros anfitriones Wilmer Mejía y José Carlos Arenales. Adelante les mostramos las provocadoras imágenes, que en mucho son la razón del tema al que va dedicada esta revista./ Más fotos en: www.facebook.com/ArKeopatias/
San Juan de Lurigancho, Lima, Perú. Galería: Juan Tonchez / De izquierda a derecha: Juan Tonchez, Wilmer Mejía, Sara Vargas, José Arenales.
#arkenspotify
https://open.spotify.com/user/12165512025/playlist/ 56f20kqyPLkRnH2HjPZImP?si=dcHRLJyXTKGInwgigat_Wg
1. Tan Biónica - Ciudad Mágica
2. Natalia Lafourcade - Ciudad Hermosa
3. Rubytates - Ciudad de Noche
4. Salón Victoria - Ciudad sin Guerra
5. Zoé - Ciudades Invisibles
6. Bunbury - Ciudad de Bajas Pasiones
7. Nacho Vegas - Ciudad Vampira
8. Fito Paez - Ciudad de Pobres Corazones
9. Tino El Pingüino - Ciudad Sódica (Distrito Capital)
10. División Minúscula - Las Luces De Esta Ciudad
11. Los Bunkers - Llueve Sobre La Ciudad
12. Soda Stereo - En la Ciudad de la Furia
13. Ciudad Fantasma - Ciudad Fantasma
14. Plutonio de Alto Grande - Ciudad Gris
12. Fase - Un viaje
13. Lorna - Pa’ la Calle
14. Marcha de Rolando - Arde la Ciudad
... PLAYLIST COLABORATIVA / MÁNDANOS TU SUGERENCIA arkeopatias@gmail.com
SÚBELE A LA BOCINA
“ OBL IGA ME PER “ TE RO PASAS ” NICO. . . ”
Exploremos y ejerzamos nuestro derecho a la ciudad y al patrimonio. Pase, recórrase hasta el fondo...
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VIVIR (EN) LA RUINA : DIÁLOGOS TEMPORALES
Francisco José Casado Pérez NOTA LITERARIA Es muy complicado, o incluso improbable, pensar que en algún tipo de relatoría literaria –oral o escrita; real o ficticia– no exista un momento en donde siquiera un solo personaje efectúe una caminata, que deambule por algún sitio y sobre todo, que describa lo que le rodea, lo que siente con respecto a lo que observa –percibe– a su alrededor porque el ambiente es uno de los puntos primordiales en el desarrollo del relato. Sin la relación espacial objetiva, las sensaciones que el escritor trata de transmitir –siendo los personajes los vehículos predilectos– quedan incompletas, cojas o interrumpidas. Un caso que ejemplifica magistralmente esta visión –sin llegar a ser rebuscada– sobre la descripción de un sitio como
Después de cenar, proponen un paseo a pie hasta las ruinas de Portici. Nos ponemos en marcha. Llegamos. Esos restos de los monumentos más augustos derrumbados, rotos, dispersos, cubiertos de abrojos, despiertan en mi imaginación ideas que no me erran usuales. <<He aquí –me dije– el poder del tiempo sobre las obras del orgullo y de la industria de los hombres.>> Avanzamos entre las ruinas y, finalmente, arribamos casi a tientas, a través de esos restos, a un lugar tan oscuro que ninguna luz exterior podía penetrar en él.[1]
apuntalamiento de las sensaciones que el autor busca transmitir, justamente durante una caminata, se encuentra entre las páginas de El diablo enamorado (1772), obra célebre del escritor francés Jaques Cazotte (1719-1792):
aquella travesía nocturna hecha por el personaje principal junto a sus compañeros, pero sobre todo la impresión –el valor– que esta voz narrativa le da a las “obras del orgullo y de la industria de los hombres”, yaciendo corrompidas sobre el terreno; muestra de una visualización sobre la muerte como un punto innegable de la vida, realidad que poco a poco darían un mayor eco, especialmente en las corrientes artísticas y el pensamiento decimonónico.
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A pesar de que la ficción envuelve esta historia, existen ciertos destellos que ayudan a percibir e imaginar lo complicado de
CAMINAR (HACIA) LA RUINA (Y DE VUELTA) De esta experiencia Cazottiana, habría que recalcar dos puntos principales: el caminar y la ruina. El primero como el indicativo del acto humano de desplazamiento. A través del intercalar sus extremidades inferiores, el individuo se mueve libremente sobre el terreno, sorteando ocasionalmente alguno que otro obstáculo, con la finalidad –en primera instancia– de satisfacer una necesidad, por ejemplo, obtener alimento, resguardarse de los cambios estacionales, entre otros tantos factores. Pero al momento en que el individuo logra ver más allá de lo imperativo de la naturaleza del acto de caminar, éste se fue categorizándose como menciona Francesco Careri, en “una acción simbólica que permitió que el hombre habitara el mundo”[2], refiriéndose a ello
manera que no hace distinción de época o lugar, por lo tanto el término existe prácticamente en el vocabulario de la mayoría de los idiomas del mundo; no obstante, habría que destacar su supeditación imprescindible con la arqueología. En consecuencia, así como el caminar propició la fundación de las ciudades, el mismo acto fue testigo de su desarrollo y apogeo hasta su subsecuente proceso de decadencia, incluso hasta llegar al estado de ruina, proceso que también debió haberse llevado a cabo inversamente en uno de dos escenarios posibles: 1. Insospechado: en algún punto de la alteración del medio para establecimiento o desarrollo de la ciudad, ocurrió el momento ¿fortuito?, en el que se redescubren las vetustas ruinas y a partir
por medio de la singularización[3].
de ello, el presente convive con ellas en cierta medida.
Hecho que devendría posteriormente con la adquisición y desarrollo del conocimiento territorial, una de las herramientas y factores principales que propiciaron el sedentarismo humano. Acto seguido, los individuos se apoyarían continuamente en el acto de caminar para el desarrollo de las primeras ciudades, sus expansiones, abandonos, conquistas y reconquistas; trazos de óleo que matizan sombras y luces a lo largo del cuadro.
2. Oportuno: a raíz del redescubrimiento ¿fortuito? de unas ruinas, las comunidades aledañas consideran –o no en la mayoría de los casos– los aspectos benéficos y contraproducentes que les ofrece el establecerse y desarrollar sus espacios (habitacionales y comerciales principalmente) en las cercanías de una ruina.
Esta idea de la superposición de capas es el vínculo que nos conduce al segundo concepto: la ruina. Entendiéndola como el adjetivo calificativo de un objeto cuyo estado físico está en decadencia, hecho causal que limita sus funciones al grado de representar, incluso, un riesgo en toda la extensión de la palabra. Pero a fin de cuentas es un término que se ha dispersado de tal
Recalco el hecho de poner en duda el adjetivo de fortuito por razón de dos preguntas: ¿una ruina es un beneficio o una carga?, y ¿para quién, para la comunidad inmediata o para la nación/humanidad? Dudas que en cierta medida permiten insertar un pequeño extracto del Arq. Enrique Aragón Echegaray: “Toda cultura tiene su drama característico” […] en el drama urbano que presenciamos intervienen las circunstancias que
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llevamos anotadas y que lamenta la metrópoli; los habitantes son los actores de su propio drama y los elementos que tienen para representarlo son obras de ellos mismos, reflejan sus pasiones y sus apetitos, hablan de su alma y de su inteligencia, de sus debilidades y flaquezas y la historia funge como espectadora para juzgar su actuación.[4] Para ambas preguntas, sus respuestas sólo pueden darse en el sentido de cada caso, especialmente por las implicaciones de los habitantes y los actores secundarios para con el área ruinosa, sobre todo en la percepción y valoración que tienen dentro de sí para con su entorno. Con base en ello podría hablarse de un sinnúmero de casos como Roma o París, ejemplos por excelencia de los cuales ya se han ocupado teóricos e historiadores, en su defecto creo ciertamente en que habría de cambiar de dirección y preguntar sobre lo que ha sucedido con el caso mexicano.
EN EL OMBLIGO DE LA LUNA Ramón Xirau (1924-2017), destacado filósofo y poeta, dedicó gran parte de su trabajo a indagar y develar las puertas de la presencia y del estar con base en el existencialismo, la ontología y la fenomenología. En uno de sus textos apunta: “Pertenecemos al mundo y pertenecemos a él bajo la forma de la dinamicidad. Y este pertenecer es un estar, con toda la variada permanencia del estar.”[5] Con ello trata de compartir el ver que habitamos simbióticamente el mundo, mismo que está cambiando constantemente, tanto por sí mismo como por nuestras acciones. En consecuencia, estamos y somos a pesar de los cambios que lleguen a suscitarse. A pesar de ello, querer hablar de arqueología en México es pedir el nombre de cada grano de arena en el mar; ni el más memorioso podría dar un recuento sintético sobre la múltiple variedad de obras, tiempos, técnicas, símbolos y significados que encierra la naturaleza prehispánica de México, caso similar al querer relatar sobre caminatas y ruinas. Por tal motivo, es conveniente centrar las próximas líneas a un sitio en concreto: la Ciudad de México, sobre todo por la experiencia obtenida de toda una vida –hasta el momento– de caminarla; no obstante, ello no implica que los casos puedan variar entre ellos mismos. Concretamente, el Templo Mayor y Cuicuilco son dos de las más grandes zonas arqueológicas[6] en donde se inscribe la CDMX. A pesar de que sus contextos son en extremo polarizados, al convertirse en ruina pasaron a hermanarse en un mismo punto.
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Caminar uno u otro sitio es una actividad imprescindible para conocer la ciudad sin excepción, sean habitantes o visitantes, pero el hacerlo recurrentemente, el vivirlo más que reverenciarlo[7], transforma en cierto modo la experiencia del caminante en algo más profundo, se sensibiliza a tal punto que logra enfocarse en algo más que los restos arqueológicos y el discurso museográfico, comienza a sumergirse bajo la piel de ruina, a observar el infinito diálogo que establece con su entorno: plantas, cielo, nubes, animales, insectos, otros edificios; ahonda en la comprensión del paisaje. Pero, ¿la ruina continuará siendo “auténtica” a pesar de los cambios que se presenten, en la forma de recorrerla o en su entorno? Tiene menos de un año que visité ambos sitios. El Templo Mayor fue un descubrimiento inesperado que poco a poco ha ido creciendo en acervo y contexto, desde el hallazgo de la Coyolxauhqui en 1978 hasta la intervención del Corredor Argentina - Plaza Seminario de 2007 - 2014 –a través de 30 años– el sitio ha sido un punto referente del paisaje urbano arquitectónico e histórico de más de cinco siglos; quizás por estar irónicamente inscrito justo entre los monumentos del poder político y religioso de la ciudad y la nación, este antiguo centro ceremonial recibe cierto trato preferencial con respecto a las intervenciones recibidas y el diálogo que guarda con su entorno. Puedes verle desde la calle, la plaza del Seminario, o incluso desde una que otra terraza – con café o cerveza en mano – y no hay problema alguno, es “normal” hacerlo porque con-vive[8] con un contexto que se desarrolló históricamente a su alrededor, proceso que nuevamente está (y continuará) sucediendo. En el otro extremo, Cuicuilco fue un descubrimiento oportuno en donde también se desarrolló un sinfín de usos y tipologías urbano - arquitectónicas –como en Templo Mayor, pero de una época más contemporánea– por ejemplo, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, unidades y zonas habitacionales, infraestructura urbana que incluso han tenido connotación olímpica; centros comerciales y culturales, hoteles, hospitales y la lista sigue. No obstante, las intervenciones fuera y dentro del sitio han sido un poco más “modestas”. Respectivamente, se había delimitado y sesgado del entorno, mientras que las estructuras fueron tratadas en la línea del ideal ruskiniano de la ruina romántica, al punto que logró sortear la crítica desarrollada de los 80’s sobre la poco prometedora evolución en materia de restauración contra la propia actividad de la arqueología[9]. Por tal motivo, las estructuras como su entorno interior y perimetral ha permanecido intonsos durante décadas, al
FRANCISCO JOSÉ CASADO PÉREZ
punto en que la propia naturaleza poco a poco va reclamando terreno, mientras que la materia va cediendo ante el paso del tiempo. Ahora, con respecto al recorrer, cada uno de los sitios se vive igualmente de manera contrastante. Con el Templo Mayor se puede interactuar desde distintas perspectivas aparte del típico recorrido museográfico, hecho por el cual se vincula con los caminantes por un “enganche intangible”. Me refiero a que está dispuesto de tal manera que casi inevitablemente se siente atrapado por la intuición, o en su defecto un leve síntoma, del Síndrome de Stendhal. Una seducción fugaz. En cambio Cuicuilco mantiene un halo de distancia, un cierto misterio que generalmente pasa desapercibido, pero en el momento en que la curiosidad llama y te encuentras dentro, al pasar la caseta de acceso, el mundo exterior desaparece; la atmósfera se vuelve
CAMINANTE Y CAMINO
íntima, cual secreto suspirado al oído, donde no hay más que uno y el paisaje de ahuehuetes, pinos, fresnos y cientos de otros árboles más, ¿pero qué hay en la otra cara de la moneda? Anverso y reverso deben tomarse en cuenta antes de lanzar la moneda y decidir la dirección que tomará cada uno en su propio juicio.
permanente, a algo que es más que permanencia: al Otro, a Dios, a la eternidad.[14]
El antagonismo de ambos radica en su propia virtud: la exposición del Templo Mayor perturba la experiencia por una sensación panóptica de los pasos alrededor, las voces, la convergencia de los vehículos. Al carecer de espacios de transición suficientes para la diversificación de los flujos está condenado a ser admirado sin el detalle que merece. Cuicuilco a la inversa, está tan encerrado en su interior que provoca desidia de los pocos peatones y de los miles de automovilistas. Pero el efecto más notorio es al interior, cuando se está apreciando el paisaje y, a lo lejos, sobre las copas de los árboles se erigen torres de oficinas, departamentos; la chimenea de la plaza aledaña o el segundo piso del Periférico, se enciende una braza – dependiendo de la sensibilidad de cada persona– que enerva su espíritu al punto de auto-infligirse una herida que aqueja, distrae. Será que, ¿quizás estos puntos a-ruinan parte de la experiencia?, ergo, ¿cuál es la forma de intervenir en un sitio arqueológico al que se le ha circunscrito la ciudad para una experiencia ideal? Posturas teóricas hay y continuarán habiendo, ensayos se seguirán escribiendo dejando más puertas abiertas para caminar en ellas, recorrer la duración y la reflexión de la memoria, de ese activo vivo “[…] continuamente revitalizado y revitalizador” [10]: acercarse a la conciliación entre lo que fue y lo que busca / espera volverse siempre desde el presente, debido a que […] el presente pertenece a la presencia y solamente por ella adquiere sentido y significado.[11]
Para rondar tal bucólico estado debe recapitularse en lo medular, Xirau lo plantea en tres esferas: Existir, Permanecer y Lo Eterno. La primera se reduce al vivir, el habitar: continuar. La segunda al hecho de construir: cultivar[12], no en un sentido práctico u objetivo, sino que los actos de adaptación a los tiempos, a las realidades del presente son una construcción continua que en medida de la consciencia que se tome –y a la moderación– sobre la interrelación del todo lo existente en la tierra, el cielo; lo mortal e inmortal[13], dará paso a la esfera final. El tiempo de nuestra atención - memoria - previsión aspira, en efecto, con toda el alma, con todo el cuerpo de nuestro tiempo
Una ruina alcanzará lo eterno al momento en que la hacemos presente, al hacer co-vivir este objeto del pasado con el ahora. Recordemos que estos son sitios donde el hombre fue llevado por sus pasos, donde desarrolló un idioma, expresiones, símbolos y vínculos consigo mismos, con el entorno y el paisaje. Pero sobre todo con el otro. Aunque pueda que nunca se logren develar los secretos más profundos de la razón u origen de quienes construyeron estos objetos y ciudades, el volver a recorrerlas es un acto –o más bien un compromiso– imprescindible porque del mismo modo las ciudades modernas se fueron acrecentando. En consecuencia, ¿cómo se alcanza dicho objetivo? Dice uno de los proverbios del poeta español Antonio Machado: “Para dialogar, / preguntad, primero; / después… escuchad”[15]. A ello habría que agregar también “observad”. Se requiere de una visión activa, especialmente, por parte de los implicados (expertos, administrativos, sociedad) para que al impregnarse, ellos primero, del sentido de los matices traslapados en cada pincelada del cuadro de la ciudad, para que a su debido tiempo vayan agregando nuevas capas. Volviendo a la palabra proverbial de Machado será posible que también se deba anexar una última acción: “caminad”, porque a fin de cuentas, la objetividad de conocer la ciudad, de vivirla entre sus avances y ruinas, claridad que sólo se obtiene al dar un paso fuera de casa. Al recorren las brechas de lo natural y lo artificial, el cuerpo-alma se nutre del éter existencial imprescindible para la vida humana, alimento que lamentablemente se extingue cada vez más. El estar
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presentes a lo largo del divagar durante una caminata diaria o quizás en fin de semana es lo que hace falta retomar en una época de altas velocidades; hay que pararse y respirar un instante para saber cuál será el siguiente paso a dar. // FC
Fernando (ed.) (2000) Desarrollo cultural y gestión en centros históricos. Ecuador: FLACSO, pp. 105-119.
IMÁGENES
CASADO Pérez, Francisco José (2017) “Principios y criterios para la conservación y restauración de la vivienda modernista en la ciudad de México” Tesis de Maestría en Conservación y Restauración de Bienes Culturales Inmuebles. México: Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”.
1. Vista panorámica del Templo Mayor, CDMX, 2018. Archivo Fotográfico FJCP. 2. Vista de la estructura principal de Cuicuilco A. CDMX, 2016. Archivo Fotográfico FJCP. 3. Vista de la estructura principal de Cuicuilco A. CDMX, 2018. Archivo Fotográfico FJCP.
CARERI, Francesco (2005) Walkscapes. El andar como práctica estética. España: Editorial Gustavo Gili, S.A.
CAZOTTE, Jaques (2005) El diablo enamorado. España: Ediciones Siruela.
NOTAS
FLORES MARINI, Carlos (1980) Apuntes sobre arquitectura. México: Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
[1] Cazotte, 2005: 129. [2] Careri, 2005:20. [3] “[…] momento en que el hombre se identifica con el objeto que ha creado u observado […]” Casado, 2017: 39. [4] Aragón, 1948: 59. [5] Xirau, 1993: 72.
MACHADO, Antonio (2017) Antología poética. México: Secretaría de Cultura. XIRAU, Ramón (1993) El tiempo vivido: acerca de “estar”. México: Editorial Siglo XXI S.A. de C.V. – El Colegio Nacional.
[6] Hecho que no desmerece la Z. A. de Tlatelolco o el Cerro de la Estrella. [7] Caraballo, 2000: 113.
___
[8] “Con-vivir (co-vivir) consiste en este respeto que se tienen –o
PARA CITAR:
pueden tenerse– sujetos vivos [¿quizás inanimados también?], en su enriquecedora vinculación y religación hecha de mismidad y diversidad” (Xirau, 1993: 82). [9] Flores, 1980: 34.
Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Casado
[10] Xirau, 1993: 55.
Pérez, Francisco José. Vivir (en) la ruina: diálogos
[11] Ibíd., p. 63.
temporales, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 24.
[12] Ibíd., p. 88.
ARK_Editorial. México, 2018.
[13] Ibíd., p.89. [14] Ídem.
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[15] Machado, 2017: 161. SOBRE EL AUTOR: BIBLIOGRAFÍA ARAGÓN Echegaray, Enrique (1948) Los Siete Pecados Capitales del Urbanismo. México: Publicaciones Atlántida. CARABALLO Perichi, Ciro (2000) “Centros históricos y turismo en América Latina. Una polémica de fin de siglo”, en CARRIÓN,
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Francisco José Casado Pérez (CDMX - 1990). Ingeniero Arquitecto egresado de la ESIA Unidad Tecamachalco del IPN en 2013. Titulado con mención honorífica como Maestro en Conservación y Restauración de Bienes Culturales Inmueble por la ENCRyM "Manuel del Castillo Negrete" y desde 2017 es miembro joven del ICOMOS Mexicano A.C. A partir de 2013 hasta hoy se ha enfocado en el ámbito del patrimonio cultural. Desde
FRANCISCO JOSÉ CASADO PÉREZ
2016 ha impartido una decena de ponencias en distintos eventos académicos, teniendo como eje temático la axiología y los valores. Ha publicado previamente en ARK_Magazine así como en revistas académicas y de opinión a nivel nacional e internacional sobre valores, iconografía y normatividad, así como también de creación literaria (crónicas y cuentos). Contacto: ing.arq.fco.casado@gmail.com
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TRANSFORMACIÓN DEL ESPACIO POSTERIOR A LA OCUPACIÓN CUICUILCA
Nadia Aroche Fuentes ESTADO DE CONOCIMIENTO
TRANSFORMACIÓN DEL ESPACIO
La zona arqueológica de Cuicuilco se encuentra ubicada al suroeste de la ciudad de México y es su antecedente directo al ser uno de los principales asentamientos humanos desde el periodo Preclásico (900 a.C. - 250 d.C.) de la zona denominada Cuenca de México. Los estudios formales inician con la Misión Científica Francesa en 1853 y actualmente están bajo la dirección del Proyecto Arqueológico Cuicuilco por el Dr. Felipe Ramírez; sin embargo la mayoría de los hechos dados a conocer están en función del sitio arqueológico, referentes a la investigación realizada, los hallazgos, las excavaciones científicas (Ramírez 2011) y los salvamentos arqueológicos a fin de dar marcha a la transformación del espacio (Rodríguez
Cabe mencionar como elemento importante de estudio que Cuicuilco ha sufrido una variedad de alteraciones registradas, en su espacio a nivel geográfico y urbano.
1993). Desafortunadamente la información proveniente de las fuentes históricas a partir del siglo XVI ha sido ignorada a pesar del enorme potencial que tiene, por el ello a continuación se presentan algunos datos registrados en Tlalpan utilizando la narrativa como estrategia del recuerdo para su estudio.
dejando el área devastada por algunos siglos. Por ello fue hasta el siglo XVI que se tiene nuevamente conocimiento sobre el poblamiento del lugar con el establecimiento de villas de la población novohispana y el remanente de grupos de filiación étnica[1] lo que permite inferir la variedad y riqueza de recursos del área hasta la actualidad.
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En un principio, como sabemos, la erupción del Xitle sucedida en el año 250 d.C, propició el abandono del sitio arqueológico y el área comenzó un proceso de transformación del ecosistema (Ramírez 2012) ya que, la ceniza y el derrame de lava se distribuyó en una extensión de 70 km2 (imagen 1), lo que conocemos en la actualidad como Ciudad Universitaria, el Pedregal de San Ángel y Coyoacán (Pastrana 2018), este hecho fue tan significativo que incluso cambió el curso de los ríos,
NADIA AROCHE FUENTES
DEVENIR HISTÓRICO Y URBANISMO
declarando que como dote dio a su esposo Don Antonio del Castillo la cantidad de ocho mil pesos; seis mil de ellos en ajuar o
Posterior al abandono del sitio arqueológico las primeras noticias históricas que se tienen sobre Cuicuilco hacen alusión al establecimiento de villas durante el periodo Novohispano en Tlalpam o San Agustín de las Cuevas (imagen 2), que por momentos estuvo adscrito bajo la jurisdicción de Coyoacán y Xochimilco. Las primeras fechas son del año 1543 cuando el espacio es asignado para la fundación de estancia de ganado menor, poblamiento y uso de aguas para Peña Pobre determinada por el conde de Monterey. Lo cual indica que en un periodo muy breve de tiempo posterior a la Conquista de la Nueva España hubo una inmediata ocupación del área ya que los textos examinados muestran el uso de la tierra y costumbres que desarrollaron los fundadores del lugar.
menaje de casa (esclavos, plata y perlas) y los dos mil restantes en pesos, así como cuarenta mulas cerreras que su precio es de quince pesos cada cabeza; también menciona que poseía una tiendecita en el pueblo de San Agustín de las Cuevas que según el balance es de ocho cientos pesos por el valor de las maderas, tablas y clavillos y que junto con otra casita que está en la calle que sale a la iglesia parroquial de esta ciudad dio como herencia a otra hija y sus hijos que vinieron a este pueblo.
El año de 1636 es la fecha más temprana que se tiene del establecimiento de la Hacienda Peña Pobre y Santa Úrsula, cuando se presentaron los títulos de bienes y tierras en términos del pueblo de San Agustín de las Cuevas pertenecientes al marquesado y propiedad de Doña María del Riego esposa de Don Lorenzo Bustos de Mendoza ante Don Agustín de Villavicencio corregidor de la Nueva España. Años más tarde en 1646 Don Diego Marín del Riego hijo de María del Riego toma posesión de la propiedad y paga 40 pesos de contado para salarios y 10 pesos y cuatro tomines[2], en virtud de comisiones por los títulos de pertenencia constado que es suyo dicho sitio de ganado menor para cabras, casa, huerta, tierras y uso de las aguas para que todo ello lo posea y goce; así mismo es impuesta una pena de 500 ducados a la persona que impida el uso y posesión legitima. Hacia 1737 se presume que Don Joseph Buenaventura Orozco de la jurisdicción de Xochimilco dejo en su testamento varias propiedades y cedió a su hija María Polonia de Orozco esta tierra
La descripción de la casa nos permite tener conocimiento de los materiales constructivos y la actividades económicas que se desarrollaban al interior: Todo es de piedra con renovadas sus paredes de cal y canto con sus puertas y ventanas, cerraduras, llaves. Techada por lo alto con vigas y ladrillería su azotea, con hornos para panadería y sus oficinas; con caballeriza, patio y corral de paredes de tierra y piedra es la casa de María Polonia. Posteriormente en 1776 Joseph Joachin de las Peñas es propietario de la hacienda y esto es ratificado por el corregidor Juan Barrueta de Coyoacán haciendo expreso el uso de las aguas y el altercado que se presentó entre su mayordomo Don Miguel Cicilia y los naturales de la zona a los que se les privó del uso de las aguas que nacen del Ojo de Zapote para el riego de las huertecillas en las que siembran habas y otras semillas en el paraje que llaman zona Cuicuilco contiguo en lo alto a la Hacienda de Peña Pobre en el pueblo de San Agustín de las Cuevas jurisdicción de Coyoacán. La última referencia histórica del periodo Novohispano es del año 1808 expresando que Roque Amado compro a Don Blas Gilvert la Hacienda Peña Pobre y el rancho de la Merced en términos de San Agustín de las Cuevas por 234 pesos a pagar en término de un año. Como podemos
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apreciar el área vivió un periodo de apogeo durante la Colonia; algunas de las actividades económicas desarrolladas fueron ganadería caprina, cultivo de frutos y semillas, mientras que en el resto de Tlalpam se incrementaba la realización de otras actividades como la explotación de piedra y canteros de San Agustín de las Cuevas para trabajar en Mexicalco (1794), tlachiqueros para la extracción de pulque (1736), campesinos para el cultivo de maíz y trigo para consumo humano, así como linos y cáñamos para hilar textiles (1791) y establecimiento de la fábrica de pólvora (1793).
condiciones de trabajo de sus obreros y terminó por cerrar sus actividades en los ochentas debido a la contaminación que producía. Esta fábrica fue establecida en los terrenos de la antigua Hacienda de Peña Pobre y en tiempos modernos ocupa el Parque Ecológico de Loreto y Peña Pobre y el centro comercial Plaza INBURSA.
También es durante ésta época que se edificó la Parroquia y convento de San Agustín (imagen 3) y varios de los monumentos históricos. Como fue la casa de Antonio de Mendoza, primer
Retomando a Cuicuilco la zona arqueológica no fue la excepción con respecto al efecto de la urbanización y aumento poblacional y hacia la segunda mitad del siglo XX, se llevaron a cabo obras para dar paso a la construcción de Villa Olímpica que propició la pérdida de los edificios I, III, IV, V y VII del área de Cuicuilco “B”, la Plaza INBURSA ubicada en “Cuicuilco “D”, las torres de Elektra localizadas en Cuicuilco “C” (Rodríguez 1993) y recientemente el
virrey de la Nueva España, la del conde de Regla y la casa Chata ambas de propiedad de Romero de Terreros y la hacienda de San Agustín de las Cuevas de Antonio López de Santa Ana.
segundo piso del Periférico Sur, alterando seriamente el paisaje consecuencia del devenir histórico y desarrollo propio de la Ciudad de México (imagen 6).
Hacia el periodo Independiente Tlalpan fue la capital del Estado de México y la llamada Casa de moneda (1834), también fungió como sede del Palacio de gobierno y morada de Lorenzo de Zabala gobernador del estado. Paralelamente el centro también fue transformándose en los siglos XVIII y XIX mejorando las condiciones de economía, amenidades y educación de sus pobladores y como muestra podemos apreciar los Portales, el Jardín principal con su kiosco de techumbre cónica, el mercado La Paz único de la ciudad de México que conserva su fachada original y la escuela Lancaster (imagen 4) que posteriormente fue habitada como casa de campo del licenciado Adolfo López Mateos. Durante el periodo Industrial el espacio se transformó dramáticamente y fue un parteaguas entre la vida palaciega y el desarrollo moderno dejando prueba de ello en las ruinas de las fábricas La fama Montañesa y San Fernando (ambas de textiles) y la fábrica de Papel Peña Pobre, que aprovechaban los recursos hídricos para echar en marcha los motores de vapor hidráulico, así como los forestales para producir combustión y en el último caso papel (imagen 5). La fábrica de papel Peña Pobre fue adquirida por Antonio Lenz en 1924 y se fusiono con la fábrica de Loreto formando una sociedad, como dato curioso produjo el papel para la segunda edición de la Constitución Mexicana y fue la primera de América Latina con una planta de celulosa, sin embargo a pesar de su prosperidad tuvo demandas en 1936 para mejorar las
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CONCLUSIONES Si bien es cierto que la transformación del medio es un hecho inherente al impacto urbano, el conservar la memoria de los eventos pasados permite conocer su historia y promueve la investigación del lugar en la medida en que algunos elementos se pierden para dar paso a otros que resuelvan las necesidades actuales. En el caso del desarrollo urbanístico en Cuicuilco muchos aspectos simplemente se diluyeron al pasar de los siglos cómo el hecho del nombre que se le da a la calle paralela a la ENAH que se refiere al ojo de agua de Zapote, por nombrar un ejemplo y que ahora es posible recuperar y conciliar a través de la historia y la evidencia contemporánea. Los objetos de estudio de la arqueología son todos aquellos que nos permiten mantener una relación entre lo sucedido y nuestra realidad propiciando su entendimiento y apreciación del público ya que forma parte de nuestro patrimonio[3] pues como menciona Olivé (1998) “Las sociedades humanas conservan y respetan los símbolos que les hablan de sus experiencias y hechos importantes del pasado”. El poner disponible esta información con talleres, pláticas, ponencias, publicaciones y exposiciones nos permite contar su historia y promueve la preservación activa del patrimonio local conjuntamente con la puesta en valor (De Carli, 2017) de la comunidad que lo hace suyo.
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Finalmente quiero resaltar que “No debemos olvidar que la necesidad de la memoria es la necesidad de la historia” (Nora 2013), como construcción de hechos, análisis, emociones y sentimientos que nos permitan enunciar discursos en donde los objetos, ideas y recuerdos son el instrumento para explicar cómo se han dado las relaciones entre ser humano y su medio y cómo esto se vincula con nuestras vivencias cotidianas para forjar nuestra historia. // NA
IMÁGENES 1. Pintura Jorge González Camarena (1947) [imagen tomada por Nadia Aroche Fuentes]. 2. Plano San Agustín de las Cuevas (Tomado de Lenz 1957). 3. Convento de San Agustín (1647) [imagen tomada por Nadia Aroche Fuentes]. 4. Escuela Lancaster o Casa Frissac casa de descanso de Adolfo López Mateos (1900) [imagen tomada por Nadia Aroche Fuentes]. 5. Máquina de la antigua fábrica de papel Peña Pobre en Plaza INBURSA [imagen tomada por Nadia Aroche Fuentes]. Imagen 6. Panorámica de Cuicuilco, CDMX (Dron / Dirección de Estudios Arqueológicos INAH).
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN -- Indiferente virreinal/caja 1552/6631/35/expediente 035, reales audiencia caja, año 1552. -- Instituciones coloniales/hospital de Jesús/063/volumen 101/expediente, 6, año 1690. -- Instituciones coloniales/real audiencia/tierras (110)/contenedor 0754/volumen, año 1721. -- Instituciones coloniales/real audiencia/tierras (110)/contenedor 0856/volumen 1987 - 92/expediente, 1 años 1737-51. -- Documentos Novohispanos sobre Cuicuilco, año 1776. -- Corregidores (Coyoacán)/procesos civiles/25/titulo expediente 52, año 1776. -- Instituciones coloniales/obras publicas/volumen 4/302/11/fojas 128/379, año1974. -- Instituciones coloniales/real hacienda/pólvora (089)/caja 06/volumen 53, año 1793. -- Instituciones coloniales/regio patronato indiano/capellanías (19)/volumen 170/Peña Pobre, año 1809.
[1] Para el año de 1579 era bien sabido que en el área había remanentes de grupos otomíes que trabajaban en las casas como fue el caso de Doña María de Lezama Figueroa mujer de Don Carlos de Zuñiga quien solicitaba que le mandaran cuatro indios otomíes para su servicio. [2] Tomín moneda que equivalía a la octava parte de moneda que circuló en la Nueva España conocida como doblón, ducado, escudo o corona. [3] Patrimonio: El conjunto de bienes culturales y naturales, tangibles e intangibles generados localmente y que una generación hereda / transmite a la siguiente con el propósito de preservar, continuar y acrecentar dicha herencia (De Carli 2007).
-- Indiferente virreinal/Caja 1847/6926/9/ expediente 009 (indios caja) año 1847. -- Fábrica de papel Peña Pobre departamento autónomo de trabajo/caja 351/132891/11/ expediente 11, año 1936. AROCHE, Nadia. “Guía de Viajeros. Cuicuilco. Lugar donde se hacen cantos y danzas” en Revista Arqueología Mexicana, Publicada en mayo de 2018. Catálogo nacional de monumentos históricos inmuebles, delegación Tlalpan, Distrito Federal, México, INAH 1997. DE CARLI, Georgina. “Museo y patrimonio local”, P.p. 209-222, en Tendencias de la museología en América Latina Articulaciones, Horizontes, Diseminaciones, Publicaciones digitales ENRCyM - INAH México.
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DE CARLI, Georgina. 2007 “Un museo sostenible: museo y comunidad en la preservación activa de su patrimonio”, en Revista Digital Nueva Museología, Publicado el 8 de enero de 2016, Recuperado 2 de mayo de 2017, http://nuevamuseologia.net/un-museo-sostenible-georgina-decarli LENZ, Antonio. “Loreto Historia y Evolución de una Fábrica de Papel, Fábricas de Papel Loreto y Peña Pobre, México, 1957.
SOBRE LA AUTORA: Nadia Aroche Fuentes (CDMX - 1977). Arqueóloga adscrita al “Proyecto Arqueológico Cuicuilco” de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Contacto: arqlgaaroche@gmail.com
NORA, PIERRE. “Entre Memoria e Historia: La problemática de los lugares”, en www.cholonautas.edu.pe / Módulo virtual: Memorias de la violencia 2013 OLIVÉ, Negrete Julio César. “El patrimonio histórico cultural” en La antropología en México. Panorama Histórico, tomo III, Dirección de Bibliotecas del INAH. 1988, México. PASTRANA, Alejandro. “LA ERUPCIÓN DEL XITLE Y SU AFECTACIÓN A CUICUILCO”, en Revista Arqueología Mexicana, Publicada en mayo de 2018. RAMÍREZ, Sánchez Felipe. -- Proyecto Arqueológico Cuicuilco “Proyecto de investigación, conservación y mantenimiento de Cuicuilco, Tlalpan, D.F.”, Dirección de Estudios Arqueológicos, Coordinación Nacional de Arqueología, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Año 2011. -- “La erupción del Xitle y el fin de Cuicuilco” en Revista de Arqueología Americana, No. 30, Año 2012. RODRÍGUEZ, Sánchez Ernesto. (1993) “Cuicuilco C: un rescate arqueológico en el sur de la Ciudad de México”. Tesis de Licenciatura, ENAH, INAH, México. ___ PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Aroche Fuentes, Nadia. Transformación del espacio posterior a la ocupación cuicuilca, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 34. ARK_Editorial. México, 2018. ____
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LA CONSTRUCCIÓN DE LA VILLA OLÍMPICA VERSUS CUICUILCO B (1967-1968)
Melissa Ortega Torres No sólo en el país sino a nivel mundial, los conceptos del urbanismo evolucionaban y los problemas que la urbanización ocasionaba resultaban ser de atención inmediata, sobre todo en los países en desarrollo. En el caso de México, algunas décadas atrás había arrancado el proceso de urbanización que en los sesentas se aceleró sistemáticamente (Ramírez Vázquez, 1995: 70-71). Ésta creciente idea de progresar y mejorar el nivel de vida básicamente se conseguía viviendo en la ciudad; las oportunidades profesionales de trabajo y de prestigio eran las esperanzas de cada persona o familia que se trasladaba a la capital. Además de la falta de empleos en los espacios no urbanos, otro de los motivos por los que la ciudad creció fue la inseguridad que se vivía en algunos estados del país. Ello hacia natural la construcción de nuevas áreas urbanas sembradas de edificios que proporcionarían, además de vivienda, los servicios de atención social que se requerían; salud y educación, también arte y cultura; por ejemplo, la radio, el cine y el teatro se concentraron en la capital (Ramírez Vázquez, 1995: 72). De todo este cambio urbano destaca la construcción de múltiples locaciones para la realización de la XIX Olimpíada que albergaría la ciudad, misma que estaba despertando plenamente
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al modernismo, teniendo como escaparate las olimpiadas para mostrarse al mundo. La organización de los juegos olímpicos, en palabras de Ramírez Vázquez, fue “una intensa práctica del urbanismo vivo” (Ramírez Vázquez, 1995: 67), pues se trataba de hacer un circuito lo suficientemente fluido y relativamente cercano para el traslado de alrededor de veinte mil personas que tendrían que desplazarse de un lugar a otro en el menor tiempo posible y además no formar un caos en el resto de la ciudad con sus actividades. Así pues, vemos el acelerado avance urbanístico que envolvió a la ciudad, si bien ya se estaba llevando a cabo la transición hacia la modernidad, los 60 terminaron por romper los espacios rurales que aún se conservaban alrededor de la ciudad, que era pequeña, para expandirse sin límites hasta nuestros días. Ya para la segunda mitad de la década de los sesentas México era la próxima sede del acontecimiento más importante en el mundo, las olimpiadas, que para la XIX entrega ostentarían el título de “Las Olimpiadas de la Paz”, por lo tanto ese era el precepto que debía proyectar el país. Por tal motivo, todas las acciones realizadas hasta el día de la clausura serían lo que regiría la vida del país.
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En la primera mitad de dicha década se nacionalizó la energía eléctrica, se creó el ISSSTE y se llevó a cabo uno de los proyectos arquitectónicos más simbólicos de la ciudad, la construcción de Nonoalco - Tlatelolco, obra realizada por el arquitecto Mario Pani[2], quien fue uno de los arquitectos más importantes para el crecimiento y la urbanización de la ciudad introduciendo los multifamiliares; además de Pani, es preciso en este punto citar al arquitecto más importante de la década: Pedro Ramírez Vázquez[3]. Pero la vida nacional se encuentra en medio de movimientos sociales en Morelia, Sonora y Chihuahua hay movilizaciones. Camino a “El 68 Olímpico” de Abel Quezada[4] (Volpi, 2008: 23) “Todo es posible en la paz”; México se encuentra en los últimos preparativos para la gran fiesta, Carlos Monsiváis escribe en el semanario Siempre!: “1967 ha desempeñado en la historia privada de México un papel premonitorio o prologal: es a 1968 lo que 1909 fue a 1910” (Volpi, 2008: 15)
MÉXICO, 1967 - 68. CAMINO A “LAS OLIMPIADAS DE LA PAZ” Uno de los episodios más trascendentales de la historia mexicana contemporánea fue sin duda la década de los 60, fueron los años de la modernidad, el futurismo, los viajes interespaciales; el hombre llegó a la luna y la gente podía constatarlo a través del televisor. El boom del urbanismo, que ya desde los 50s se aplicaba en las grandes ciudades, en esta década se encumbraba. El consumismo comenzó a despuntar, pues era la llave al nuevo mundo, había terminado la carestía de la segunda guerra mundial y debía celebrarse. Además de lo superfluo o banal que pudieran parecer estos cambios, fue la época de los movimientos sociales como un fenómeno social mundial. Todos tenían algo por qué luchar. Los sesentas para México son trascendentales en todos los aspectos. Desde el mandato del Presidente Adolfo López Mateos, las huelgas y los movimientos obreros y campesinos estaban en apogeo; ferrocarrileros, maestros, mineros, telefonistas, telegrafistas, electricistas y campesinos que eran reprimidos por la policía y el ejército. En esos años fue aprendido Siqueiros[1] por protestar contra el gobierno y ¡claro! por comunista, fue acusado de “disolución social”, un término que no dejaría de escucharse en esa época y por lo que irían a la cárcel muchos de los presos políticos (Volpi, 2008).
Esto nos deja en claro el ambiente que vivía el país y más aún la ciudad en esos momentos. El objetivo principal era la Paz. Sin embargo, la ley de la vida trabaja al revés y el Presidente Díaz Ordaz a través de Luis Echeverría, su secretario de gobernación, quiere la paz a como dé lugar, represión y violencia; el ejercicio del poder. En este ambiente se leía a Carlos Fuentes, que estaba muy en boga, a José Emilio Pacheco y a Carlos Monsiváis, sólo por mencionar a algunos. Así pues se escribirá uno de los episodios cruciales en la historia moderna del país. No es posible hablar de los años sesentas del siglo XX en México, en especial de 1968, sin mencionar el movimiento estudiantil, que constituye la necesidad de conseguir un mundo mejor.
PROYECTO ARQUITECTÓNICO VILLA OLÍMPICA En este ambiente dio inicio la construcción de la Villa Olímpica, situada sobre la recientemente construida continuación de la Avenida de los Insurgentes Sur, justo en el área de la Zona Arqueológica de Cuicuilco. Ésta ya había sido trabajada en la década de los cincuenta por los arqueólogos y se habían identificado al menos once edificios prehispánicos importantes (Palerm y Wolf, 1972: 104). En este punto surge una pregunta: ¿Por qué se decide una construcción de la magnitud de la Villa Olímpica en una zona que tendría que ser considerada patrimonio de la Nación? Viendo en retrospectiva y viviéndolo en el presente, somos un país lleno de contradicciones, pero eso sí, bien fundamentadas; es decir, que siempre hay una razón igualmente
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importante para hacer lo contrario de lo que decimos, hacemos y pensamos. En este caso la empresa era catapultar al país al desarrollo, a ser visto como un igual ante las potencias mundiales, así como también mostrar nuestra riqueza material y vasta cultura que nos distingue en el mundo y que tendrían ocasión de admirar, desde nuestros monumentos prehispánicos hasta nuestros museos que exponían la vanguardia del arte. Es en este punto donde vienen nuestras inconsistencias. El objetivo es muy claro y además tendríamos que reconocer su nobleza pues ¿Cuántos mexicanos no serían beneficiados al ser los organizadores de las olimpiadas? Por tanto todos tienen que participar de llevar a buen fin dicha empresa; así que cualquier obstáculo que se interponga en ello debe ser aniquilado. Para el caso de la arqueología en Cuicuilco fue tan sencillo como ver a un tractor arrasar varios montículos llenos de información sustancial para el estudio de “nuestro glorioso pasado” y que en todo caso, lo que se pueda rescatar quedará como una perfecta muestra de nuestra grandeza a los ojos inexpertos de los asistentes a la sala del museo donde serán expuestos. Este es uno de los motivos que podemos encontrar para la construcción de la Villa Olímpica en los terrenos de la evidente Zona Arqueológica de Cuicuilco, pero no es el único, los estudiosos en el tema del camino a las Olimpiadas del 68, nos dicen que: “Nada de lo que suceda antes de octubre será verdaderamente importante si no está destinado a contribuir a la gloria y brillantez del magno evento” (Volpi, 2008: 27). Esto nos deja muy claro que el país con el mando de Díaz Ordaz tuvo la encomienda de hacer lo que fuera necesario para llegar a buen término. Las olimpiadas realizadas en México serían las primeras organizadas por un “país tercermundista” que aspiraba a la modernidad y al reconocimiento internacional. Éstas tenían a la Paz como estandarte; que se convertiría con el paso del tiempo en una obsesión. En estas olimpiadas no habría exclusión de razas, ni credos, ni de orden político ni social. Todos los países del mundo serían bienvenidos, México es el gran amigo de las naciones. Nobles sentimientos que jugarían el papel de embajadores para la diplomacia exterior, otra de las tantas razones por las que se debía luchar en esta gran oportunidad. Por tanto la realización de las olimpiadas se convierte en una obsesión que terminará cuando los participantes regresen con una sonrisa en el rostro a sus países de origen. Un factor más tiene que ver con uno de los personajes más representativos de
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este evento, nos referimos al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien fue nombrado por el Presidente de la República como Presidente del Comité Olímpico Organizador para la XIX Olimpiada. Ramírez Vázquez debía de hacerse cargo de todo cuanto tuviera que ver con la realización de las olimpiadas, desde los recintos deportivos, hasta los protocolos a seguir (COI). En estas olimpiadas se instauró lo que llamaron la Olimpiada Cultural, que tendría como fin dar a conocer las manifestaciones culturales de todos los países participantes (Volpi, 2008; 27-28). Aquí quiero reiterar las contradicciones que en todo momento prevalecieron en estos procesos, lo cual nos muestra también el interés que la clase gobernante tenía por la cultura. A partir de la designación de México como país organizador de las olimpiadas, se comenzaron a mover todos los hilos para su realización, uno de los temas a tratar es el de la Villa Olímpica ¿en dónde se construirá? Ramírez Vásquez en un documental acerca de las olimpiadas nos dará la respuesta: “Afortunadamente, un compañero mío de la facultad de arquitectura, el arquitecto René Martínez Ostos trabajaba en Banobras, y me informa… en Banobras, en su programa de construcción, tenemos dos unidades de cinco mil personas [cada una]; si se unieran, tendrías las diez mil y para eso Banobras tiene los recursos; la podemos construir, el comité organizador la alquila, nos bajan nuestros costos, y cuando se termine la olimpiada, el conjunto se ha prestigiado y entonces se vende. Y así fue”. (Documental: México 68 el desafío olímpico. 3/6. Transcripción). Para finalizar, mencionaremos el interés que muestra Ramírez Vázquez sobre la urbanización de las ciudades donde reconoce la importancia que tiene el patrimonio de una sociedad dentro de un país; menciona que es nuestra responsabilidad entenderlo y preservarlo, y del mismo modo “… enriquecerlo y entregarlo a las generaciones futuras…”, así como protegerlo y crear las condiciones para que se conozca y disfrute por todas las personas (Ramírez Vázquez, 1995:38). Así pues tenemos que decir que no es el objetivo de este trabajo señalar la negligencia de los arquitectos encargados de las obras que ocasionó la destrucción que sufrió el patrimonio arqueológico en este caso, pero sí el de llamar la atención hacia el doble discurso oficial que se manejaba al respecto, y comparar los resultados. Finalmente, sabemos que el paso de la urbanización es inminente en cualquier sociedad que tenga miras a su desarrollo económico, político y social; y que en el camino a
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lograr este crecimiento se “… tiende a confundir, relegar y hasta a destruir el patrimonio urbano” (Ramírez Vázquez, 1995: 39). El Gobierno en turno tenía un objetivo que iba a cumplir a cualquier precio, en el caso particular de Cuicuilco, costó la destrucción de gran parte del centro urbano más antiguo en la Cuenca de México; esto con base en los fechamientos de radiocarbono, obtenidos de la estructura IX, para 1850 a.n.e. (Pérez Campa, 2007: 42). De acuerdo con la regla 37 del Comité Olímpico Internacional (COI), se obliga al Comité Organizador de los Juegos Olímpicos a proporcionar hospedaje y alimentación a los atletas e indica que las Villas correspondientes tienen que encontrarse “… tan cerca como sea posible del estadio principal, de los campos de práctica y de las otras instalaciones destinadas a los juegos…” (Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, 1969: 66). Tomando en cuenta esta regla y otras consideraciones que fijaba el COI, así como la experiencia de otros países organizadores, el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos México ’68, rigió sus actividades de acuerdo con los siguientes criterios normativos: “… 1) la mayor proximidad posible entre las Villas Olímpica y Artístico Cultural y el Estadio Principal; 2) la fluidez de la comunicación entre éstas y las instalaciones deportivas; 3) la mejor localización urbana de ambas, en virtud del estímulo posterior al desarrollo de la habitación masiva en la Ciudad de México; 4) la formalidad de la construcción, habitual en los programas de las instalaciones gubernamentales que promueven la vivienda de interés social; 5) la provisionalidad de los servicios conexos, y del aprovechamiento, para ellos, de las instalaciones permanentes por los futuros habitantes; 6) y la confinación de las Villas a sólo dos conjuntos: uno para competidores y oficiales, otro para los jueces y árbitros y para los participantes en el Programa Artístico y Cultural”. (Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, 1969: 66). La Villa Olímpica se situó cuatro kilómetros al sur del Estadio de la Ciudad Universitaria, el cual era el escenario principal de los Juegos Olímpicos, los recorridos a los diferentes recintos deportivos no eran de más de treinta minutos, pues en esos años la circulación por las vías rápidas, algunas recién inauguradas para este evento, funcionaban a la perfección comunicando Anillo Periférico, Avenida de los Insurgentes, Viaducto-Tlalpan y Calzada de Tlalpan, tal y como marcaban las reglas del COI (Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, 1969: 66).
POLÍTICAS DE PROTECCIÓN AL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Como hemos observado, la década de los sesenta significó un momento de cambios en todos los ámbitos, en el caso del INAH no fue diferente. En estos años, esta institución creció, se diversificó y sus políticas ayudaron a incrementar sus fondos propios. En esta época era de interés para el gobierno que parte de la educación tuviera que ver con la historia antigua del país, así que se dieron recursos para proyectos museológicos y arqueológicos (Olivé y Cottom, 2003). Entre éstos destaca la inauguración del Museo Nacional de Antropología e Historia en 1965, también a cargo de Pedro Ramírez Vázquez. En su planta alta albergaría a la Escuela Nacional de Antropología e Historia. También se discutían políticas en materia de protección a los monumentos, obteniendo resultados como la modificación de algunas fracciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que sirvieron como base para lograr mejoras legislativas en relación al patrimonio (Olivé y Cottom, 2003: 54). En este punto, estas políticas que se estaban tratando quedan sin valor después que a finales de 1968 el Congreso de la Unión aprueba la Ley Federal del Patrimonio Cultural de la Nación, misma que no se reglamentó, ni fue aplicada, pues había “...un sector de coleccionistas, temerosos de que se afectaran sus posesiones” (Olivé y Cottom, 2003: 54). Entonces, ¿cómo podríamos culpar a quien fuera por construir sobre un evidente sitio arqueológico si el propio Instituto no tenía los medios legales para protegerlo? Para las fechas en que se intervino arqueológicamente en el rescate no existía una instancia académica que se dedicara específicamente a investigar en las áreas “afectadas por obras públicas o de transformación económica: presas, centrales eléctricas, oleoductos, carreteras, proyectos de transformación industrial…” (Olivé y Cottom, 2003: 59) o en los grandes proyectos habitacionales como la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco y Cuicuilco B - Villa Olímpica, entre otras. “La ley de 1972 estimuló este tipo de trabajo arqueológico de rescate y de salvamento al establecer la obligación de los contratistas de obras públicas de financiar los estudios respectivos, en forma previa a la realización de la obra, y dentro del INAH la Dirección de Prehistoria se hizo cargo de los proyectos de esta índole” (Olivé y Cottom, 2003: 59). En el caso específico de la construcción de la Villa Olímpica se presentaba una valiosa oportunidad para llevar a cabo una investigación que permitiera hacer una evaluación y
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documentación del patrimonio cultural presente en el sitio conocido como Cuicuilco B, mismo que se perdería de manera irremediable.
EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO EN EL CONTEXTO ARQUEOLÓGICO La Villa Olímpica se ubicó en un terreno de ciento diez mil metros cuadrados “… al sur poniente, en la intersección de la Avenida de los Insurgentes y el Anillo Periférico, dentro de la importantísima zona arqueológica que tiene como centro la pirámide de Cuicuilco …” (Secretaría de Obras Públicas, 1968: 321). Inclusive, “… la Villa Olímpica y dicha zona adquieren especial interés por su cercanía a vestigios y monumentos de las más antiguas civilizaciones prehispánicas…” (Artes de México, 1968: 101). La superficie donde fue construida la Villa Olímpica abarcaba nueve hectáreas, que eran propiedad del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, el proyecto fue ampliado al sumarse posteriormente veinte mil metros cuadrados prestados por la Fábrica de Papel de Loreto y Peña Pobre (Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, 66: 1969). Al iniciarse la construcción “… ocurrió lo que ya esperaban los arqueólogos: el hallazgo de importantes vestigios de la cultura de Cuicuilco…” (Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, 1969:67). La destrucción de las evidencias arqueológicas permitió la liberación de espacios que facilitó la construcción de veintinueve edificios habitacionales, el club internacional, seis comedores, el centro de prensa, los gimnasios de entrenamiento, el edificio de gobierno, el de administración, el de control y registro; edificios para servicios médicos, una pista de tartán y un campo de atletismo, además de una clínica de genética y biología humana; la administración de prensa, el edificio para la memoria de la Villa Olímpica, la zona comercial y las oficinas. La capilla Olímpica, la estación de bomberos, el taller mecánico, las bodegas de mantenimiento y los almacenes generales se erigieron fuera del perímetro de la Villa Olímpica. En la parte oriente se realizaron obras de bardeado perimetral, ductos hidráulicos y eléctricos. Al norte se levantó una torre para el reloj oficial, se tendieron la instalación sanitaria, la eléctrica, la de aire acondicionado, incluidos los extractores de aire, la instalación del equipo automático de bombeo de presión y los comedores, por último la construcción de la Plaza de la Paz y el teatro al aire libre o teatro griego (Secretaría de Obras Públicas, 1968). La construcción de
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la Villa Olímpica “Libertador Miguel Hidalgo” duro un año; siendo la fecha de inicio el día 2 de mayo de 1967; el primero de mayo de 1968 se inauguró por el Presidente de la República Mexicana. Aprovechando los procesos constructivos de la Villa Olímpica se reconstruyeron las antiguas estructuras VI y VIII del sitio arqueológico, el montículo II sólo se construyó y restauró al treinta por ciento, pues el restante fue destruido para la construcción de la pista de tartán. Una porción de este edificio fue cubierta con una losa para ubicar los comedores. Por último, se hizo un levantamiento topográfico de toda la zona arqueológica, incluido Cuicuilco A (Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, 1969: 67).
LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS El trabajo del arqueólogo es de suma importancia para ir uniendo los datos obtenidos sistemáticamente que nos ayuden a comprender el pasado, bien sea por el interés personal del investigador acerca de una zona cultural específica o por la oportunidad que le brinda su intervención en un rescate o en un salvamento arqueológico, ya que la realización de cualquier obra constructiva requiere la remoción de enormes volúmenes de sustrato. El Departamento de Monumentos Prehispánicos del INAH, en ese momento dirigido por Eusebio Dávalos Hurtado, llevó a cabo el rescate de Cuicuilco B bajo la dirección de Roberto Gallegos, quien coordinó la participación académica de Ponciano Salazar y Florencia Müller, Roberto Jiménez Ovando y Alfonso Cuevas. Esta excavación comenzó en el mes de marzo de 1967 (Müller, 1990), contando con la colaboración de estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y ciento ochenta trabajadores manuales, quienes tenían la experiencia de haber apoyado en trabajos arqueológicos previos en Teotihuacán (Jiménez, comunicación personal, 2010). La exploración y la reconstrucción de los edificios que quedaron en pie se llevaron a cabo bajo la dirección del INAH, en un principio con fondos de la SOP y posteriormente con fondos propios del Comité Organizador de los XIX Juegos Olímpicos (Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, 1969). El área del estudio arqueológico en Cuicuilco B -Villa Olímpica fue aproximadamente de cien mil metros cuadrados, mismos que fueron divididos en nueve secciones, cada una de ellas relacionada con uno de los edificios prehispánicos principales.
RESULTADOS OBTENIDOS Debido a la destrucción de siete de los once edificios documentados no fue posible definir una planificación urbana relacionada con los espacios abiertos ni con la orientación de las estructuras; además de que sabemos que durante mucho tiempo fueron utilizados explosivos para la explotación de los materiales de construcción que proveía la cantera de basalto, al igual que el retiro de la piedra careada que se obtenía de los montículos que se iban descubriendo después de las detonaciones (Jiménez, comunicación personal, 2010). La explotación no documentada de este yacimiento hizo prácticamente imposible que se completara el trabajo de restitución planimétrica. Además, hay que mencionar que como resultado académico de este rescate, a la fecha sólo se han producido dos publicaciones; la tesis de maestría presentada por Patricia Sánchez Saldaña, en 1971, quien realizó un estudio osteológico de la población de Cuicuilco; y el libro póstumo de Florencia Müller, “La cerámica de Cuicuilco B, un rescate arqueológico” de 1990. Actualmente se encuentran en proceso de edición otras publicaciones; una de la autoría de Jiménez Ovando, la cual trata de las formaciones
troncocónicas, de relevancia para el sitio por su frecuencia y por los materiales arqueológicos que en ellas fueron encontrados, y la segunda de la autoría de quien esto escribe, tesis para obtener el grado de licenciada en arqueología, que trata de los sistemas de enterramiento en el sitio.
EDIFICIOS RESCATADOS Después de un año de arduas labores y sesudas discusiones, fueron identificadas once estructuras de las cuales quedaron cuatro en pie: el basamento IX o Heizer, las estructuras VI y VIII y el montículo II también llamado El Palacio; éste último fue mutilado, dejando un poco menos de la mitad de la estructura a causa de la construcción de la pista de tartán. Para la restauración de los edificios VI y VIII, se utilizó piedra traída de las canteras de Ciudad Universitaria (Jiménez, comunicación personal, 2010). Desde el inicio de la construcción de la Villa Olímpica a la fecha, los daños ocasionados al patrimonio arqueológico en Cuicuilco B no han terminado. Llama la atención en este punto la escultura de Jacques Moeschal, el Círculo Solar, una estructura de metal cubierta por placas de concreto, que URBANISMO Y ARQUEOLOGÍA | 49
forma parte de una serie de esculturas que fueron dispuestas a lo largo del Anillo Periférico y que llamaron “Ruta de la Amistad”. Cada escultura representa al país que la donó; en este caso a Bélgica.
IMÁGENES 1. Collage 1967-68. 2. Plano general de Cuicuilco B. (Müller, 1990). 3 y 4. Construcción del Círculo Solar sobre el Edificio IX Heizer
Debido a los trabajos de construcción para el segundo piso del Anillo Periférico, entre 2012 y 2014 se hicieron adecuaciones para reubicar estas esculturas en los tréboles del mismo periférico; sin embargo, la obra de Moeschal permanece sobre el edificio IX, el Heizer, cuya construcción está hecha únicamente de tierra compactada y que tiene una antigüedad aproximada de dos mil años (Pérez Campa, 2007). Esto, en breves palabras, resulta en un deterioro incalculable del patrimonio arqueológico, mismo que se ha tratado de detener en lo posible con las últimas restauraciones hechas por Felipe Ramírez durante las temporadas de investigación de los años 2012 y 2013. Finalmente, habría que reflexionar acerca de la importancia, la protección y la permanencia de los monumentos arqueológicos en los procesos de la acelerada urbanización de los espacios, los cuales parecen ser, más que una necesidad social, un negocio redituable para algunos, lo que resulta en detrimento de los vestigios del pasado que nos competen a todos los mexicanos. // MO
1968. Archivo: Juan Soda. 5. Cuicuilco B - Villa Olímpica 1968, vista aérea. Fuente: architectureofdoom 6. Roberto Jiménez Ovando. National Geographic, 1967.
NOTAS [1] David Alfaro Siqueiros (Chihuahua 1898 – Cuernavaca 1974) Uno de los máximos representantes del Muralismo mexicano, con tendencias socialistas, fue militante del Partido Comunista Mexicano, exiliado y encarcelado por luchar por sus ideas. [2] Mario Pani Darqui (Ciudad de México 1911-1993) Arquitecto y urbanista representante de la corriente funcionalista, fundador del Colegio de Arquitectos de México en 1946, realizó el proyecto Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco, en colaboración con el Arq. Luis Ramos Cunningham y la Torre Insignia del mismo en 1964 en la Ciudad de México. (www.biografiasyvidas.com). [3] Presidente del Comité Olímpico Mexicano. [4] Abel Quezada Calderón (Monterrey 1920 – Cuernavaca 1991), caricaturista social y político, dibujante y periodista, colaborador de diferentes periódicos en México y Estados Unidos; en 1968 trabajaba para el periódico Excélsior.
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LA CONSTRUCCIÓN DE LA VILLA OLÍMPICA...
BIBLIOGRAFÍA Artes de México (1968). La arquitectura y el deporte, Número extraordinario, Órgano Oficial del Comité Organizador de la XIX Olimpiada. México. Pp. 21-22, 100-106. MÜLLER, Florencia Jacob (1990). La cerámica de Cuicuilco B. Un rescate arqueológico. México, D.F., INAH. Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada (1969) México 68, Volumen Suplemento 2, Villas Olímpicas, México. PÉREZ Campa, Mario A. (2007) Preclásico Tardío (400 a.C.- 200 d.C.) Las primeras ciudades, en Arqueología Mexicana núm. 86, Raíces, México. Secretaria de Obras Públicas (1968). Instalaciones Olímpicas, Villa Olímpica “Libertador Miguel Hidalgo”, México. VOLPI, Jorge (1998) La imaginación y el poder una historia intelectual de 1968, Era, México. ___ PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Ortega, Torres, Melissa. La construcción de la Villa Olímpica versus Cuicuilco B (1967-1968), en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 44. ARK_Editorial. México, 2018. ___ SOBRE LA AUTORA: Melissa Ortega Torres (Ciudad de México - 1978) Se ha desarrollado profesionalmente como arqueóloga en trabajos relacionados con el salvamento y el rescate arqueológicos en la Ciudad de México. Ha sido asistente en la Coordinación de la Zona Arqueológica de Cuicuilco y Asistente de la Coordinación de Proyectos Especiales de la Dirección General de Cultura de la Delegación Tlalpan. Ha dictado pláticas y conferencias relacionadas con la difusión del quehacer arqueológico e histórico de los poblados de Azcapotzalco y Tacuba, en la Ciudad de México. Destaca su participación en la serie televisiva Los
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Palacios de México. Ha publicado un artículo relacionado con la Etnohistoria de la negritud en Orizaba, Veracruz. En la actualidad hace investigación en lo referente al Proyecto de Digitalización y Actualización de las Cédulas de Registro Público en la DRPMZAH - INAH. Contacto: mlissao@gmail.com
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RESULTADOS PRELIMINARES DEL SALVAMENTO ARQUEOLÓGICO EN SAN JOSÉ CHIAPA Sergio Suárez Cruz Yatzin Montiel Vargas Iván Salazar Beltrán Existen diversos factores que dieron lugar al notable desarrollo sociocultural de los pueblos mesoamericanos. Entre ellos, los recursos naturales y el relieve del paisaje resultaron elementos primordiales para una ubicación estratégica respecto a las rutas de intercambio y comercio entre distintas regiones, como parte de un complejo sistema político, social y económico durante determinado tiempo. Hoy día estos lugares conforman espacios de riqueza documental histórica, un patrimonio arqueológico que en algunos casos se desconoce y en otros es conservado e investigado. Una de las modalidades de investigación arqueológica en México que ha permitido registrar y conocer en gran medida a los yacimientos arqueológicos es el “salvamento arqueológico”; que corresponde al caso de estudio que en este texto se presenta; nos referimos al salvamento arqueológico en el sitio El Cerrito. En el artículo se presenta una breve reseña de los atributos y características que componen el registro arqueológico de los contextos investigados y los procesos de
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formación y transformación del registro arqueológico en este sitio en particular.
RESULTADOS PRELIMINARES Este escrito se inscribe en el marco del Proyecto Arqueológico AUDI. Prospección, Supervisión y Rescate Arqueológico dirigido por el Dr. Sergio Suárez Cruz, Investigador adscrito al Centro INAH Puebla, en el área que ocupa la Planta AUDI, sus bancos de materiales y obras colaterales 2013-2017. Un proyecto que derivó de la obra de gran infraestructura para la construcción de la planta armadora de AUDI y la Ciudad Modelo coordinado por la Secretaría de Infraestructura del Gobierno del Estado de Puebla. El paisaje cultural de la región propició el desarrollo de diversos asentamientos humanos, los cuales fueron registrados hacia principios de los noventas ante la Dirección de Registro Público
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de Monumentos y Zonas Arqueológicas. Estas localidades antiguas se encontraban ubicadas sobre otros lomeríos en la zona entre los 2500 y 3000 m.s.n.m. El municipio con mayor reporte de sitios lo encabeza Nopalucan de la Granja con 16 sitios, en segundo lugar Rafael Lara Grajales con 3 sitios, y por último San José Chiapa con 2 sitios. Su patrón de asentamiento arrojó, de manera general, una tendencia clara en la consolidación de los sitios hacia las zonas de lomeríos, de tal manera que la constante inundación de las zonas de menor altitud del actual relicto de la laguna intermitente pudo ser un indicador para definir su patrón de asentamiento. El clima es templado subhúmedo a semiseco templado, con una precipitación anual de 400 - 800 mm predominante durante el verano, y de una temperatura media anual 12 a 16° C. Factores que inciden en una
cantidad, materiales correspondientes al Formativo, Epiclásico y Posclásico. El área comprende 1.5 km² y un perímetro de 5 km, su localización sobre el Cerrito supuso una ventaja estratégica respecto a la adyacente cuenca endorreica de Oriental, cuyos llanos irrigados por las precipitaciones estacionales y arroyos perennes e intermitentes resultaron propicios para la agricultura. Actividad que, antes de la llegada de la Armadora AUDI y la construcción de Ciudad Modelo, se continuaba realizando con el cultivo de amaranto, maíz y chía además de los apicultivos.
vegetación de matorral xerófilo, bosques de pino (Pinus), de encino (Quercus), de pino-encino, de oyamel, matorral de coníferas (Juniperus), matorral con izotes (Yucca), y demás vegetación halófila y pastizales naturales.
constructivos registrados.
Geológicamente se ubica entre las formaciones volcánicas del Eje Neovolcánico y el sureste de la Sierra Madre Oriental, lo cual proveyó a sus antiguos habitantes de materiales para la construcción como el tezontle, caliza, basalto, y tobas. Por otro lado, la salinidad de la cuenca también proveía de tequesquite, un mineral cuya sedimentación proseguía a la evaporación del agua en los terrenos inundables y cuyo empleo fue detectado para el recubrimiento de muros, y el labrado de lajas y bloques, e incluso para la preparación de alimentos.
SITIO E14B44 SAN JOSÉ CHIAPA Fue registrado el 17 de Julio de 2013. Se localiza en el Mpio. de San José Chiapa, Puebla, en las coordenadas UTM WGS 84 627989 E 2126453 N a 2,379 m.s.n.m. Está conformado por siete sectores con presencia de materiales cerámicos y líticos; en donde el Sector A cuenta además con alineamientos de piedra y pisos expuestos a cielo abierto, dispuestos sobre la elevación natural denominada El Cerrito. Una pequeña loma cuya cima registra una altitud de 2,300 m.s.n.m., conformada por depósitos de arena y limo que sirvieron para el emplazamiento de un complejo asentamiento humano que tras su abandono, paulatinamente quedo cubierto de manera somera luego de su principal ocupación durante el horizonte Clásico. No obstante también se registró, en menor
Por su ubicación y temporalidad -horizonte Clásico-, el sitio de San José Chiapa, es contemporáneo y presenta fuertes influencias de Teotihuacán y Cholula; observando una pronunciada relación con base en los materiales y sistemas
Por los restos arquitectónicos localizados, la abundancia de cerámica anaranjada delgada, y por su ubicación en la ruta del llamado corredor teotihuacano-Costa del Golfo propuesto para el norte y oeste de Tlaxcala (García Cook, 2014), creemos que San José Chiapa tenía una vocación comercial y de servicios, en donde existen evidencias del trabajo especializado de la obsidiana, a juzgar por la abundancia excéntricos encontrados, logrando su mayor desarrollo justamente en la etapa de mayor auge Teotihuacano. Las investigaciones realizadas en el año 2013-2014 en este sitio demostraron que en las áreas bajas perimetrales del Cerrito, se identificaron caseríos dispersos asociados a contextos domésticos del horizonte formativo y que en el área superior de la loma se distribuyó un complejo sitio cuyo fundamento constructivo fue la arquitectura de tierra, mediante sistemas constructivos ordenados y cuidadosamente planificados que constituyeron áreas residenciales y/o habitacionales, probablemente intercomunicadas por calles o avenidas. El especial interés por caracterizar los materiales constructivos tiene que ver con el sistema que su obtención y producción requirió, y sus implicaciones sociales y ambientales. Dichos atributos fueron identificados con base en el registro arqueológico y el análisis de sus materiales. El uso específico de ciertos materiales constructivos tiene que ver con el conocimiento y dominio del paisaje por parte de los grupos locales, lo que debió llevar al establecimiento de áreas de aprovisionamiento, de manufactura, rutas para el traslado de materiales y grupos especializados de trabajo para la elaboración de variedades de adobes, para labrar las rocas y obtener bloques y lajas.
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Los materiales más frecuentes que fueron empleados en los sistemas constructivos identificados son: Materiales pétreos: tezontle, basalto, riolita, arenisca, calizas; Morteros: arcillas, cal arena; Pisos: apisonado de tierra, piso de cal y grava de tezontle; Acabados: lajas de tezontle o basaltos con aplanados bruñidos de cal (hubo un caso con restos de pigmento negro y rojo); Materiales de tierra: arcilla, xalnene y tequesquite para elaborar adobes, moldeados y modelados, y tapiales en muros interiores.
para la mejora de la consistencia y dureza de los bloques, esto se traduce como una óptima respuesta tecnológica para la producción de materiales para la construcción de amplios conjuntos arquitectónicos con materiales locales sin comprometer la estabilidad estructural.
El uso racional de la cal es indicativo de la importancia y jerarquía de ciertos recintos, tomando en cuenta que su producción requiere una inversión de recursos mayor para su producción, pues implica una multiplicación de la fuerza laboral y de cantidades considerables de combustible. Además,
Las estructuras correspondieron a conjuntos habitacionales y administrativos conformados por sistemas de cuartos contiguos e independientes; espacios comunes de convivencia: plazas, patios abiertos y cerrados; y plataformas bajas de índole ceremonial constituidas por pequeñas plataformas de tierra
implícitamente denota que si bien hubo “caleras” en la zona, no hubo un amplio acceso a ellas, y habiendo recursos sustitutos y compatibles con los depósitos de arenas y limos, se aprovechó en su caso el tequesquite y xalnenes.
recubiertas por lajas y bloques de piedra en los que identificamos elementos arquitectónicos como ingletes, taludes y zapatas, dados o contrafuertes para cimentación.Entre las características constructivas de la arquitectura descrita podemos enlistar:
Por otro lado, el uso de adobes como principal material de construcción para la arquitectura del sitio podría denotar un dominio del uso de los depósitos del suelo del entorno, no obstante algunos presentan integración de cal y materia vegetal
1. Cimentaciones mediante pilotes cuadrangulares y desplantes de muro a base de lajas de caliza, y tezontle de tamaño regular con mortero de cal y arena.
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LA ARQUITECTURA
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gasoducto para suministrar gas natural a la planta armadora AUDI y la chilera La Morena. Esta obra logró plantearse en términos no invasivos a través de la intrusión del ducto de 6 pulgadas y una longitud de 4+306.8 kilómetros a una profundidad máxima de 10 metros, lo que requirió un equipo especializado para teledirigirlo. En este proceso se excavaron 8 unidades rectangulares de 3 x 2 m en puntos estratégicos para la entrada y salida del ducto, salvaguardando el tramo de la cima de la loma, donde se presumía un alto potencial arqueológico. La perforación direccional fue útil para aminorar el impacto sobre los monumentos arqueológicos, esta acción implementada para acceder a la construcción del gasoducto en el trazo original es aceptable en la medida que la empresa contribuyó a la 2. Cimentación a partir de amplios bloques de adobe (zapatas corridas) desplantados sobre un depósito compactado de limo. 3. Apoyos de mamposterías y adobes con o sin intrusión de materia prima. 4. Columna cuadrangular de núcleo de piedra y tierra con acabado de cal y arena. 5. Pisos de cal-arena con acabado enlucido 6. Muros divisorios de tapial. 7. Aplanados de arcilla, cal y arena con acabado enlucido. 8. Estructura con núcleos de tierra, con revestimiento de lajas de tezontle y calizas. 9. No se identificaron vestigios de las techumbres, probablemente se deba a que fueron edificados con materias vegetales (techos de palma).
INVESTIGACIÓN Y CONSERVACIÓN El proceso de formación y transformación del registro arqueológico en esta área de estudio ya presentaba ciertas modificaciones previas a la que ocasionó la construcción de la planta AUDI y Ciudad Modelo, por causa del arado tradicional con animales y de tracción mecánica; así como por la actividad de roedores para quienes aquellos terrenos constituyen una fuente de alimentación y morada. Y es que los vestigios arquitectónicos “in situ”, fueron registrados a tan sólo 40 cm de profundidad en promedio, por lo que fue usual que en el registro arqueológico se observarán horadaciones por madrigueras de tuzas, con huellas del rastrillado del arado, etc. Las primeras exploraciones en este sitio sucedieron en el año 2014 y correspondieron a la introducción direccional de un 58 | ARK_MAGAZINE // #21
ejecución del plan de protección de los monumentos expuestos sobre el camino inter parcelario, camino que sirvió también para el tránsito de las máquinas de la empresa. Aun buscando un proceso no invasivo para la construcción del gasoducto, hacia el año de 2015 los vecinos de San José Chiapa reportaron afectaciones en esta área.
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geotextil, se restituyeron nuevos depósitos de arena cernida hasta alcanzar el nivel del terreno natural en cada uno de los cuadros de excavación. Posteriormente las empresas de construcción procedieron a consolidar una losa de cimentación sobre un relleno de tepetate para consolidar el subsuelo donde desplantó el inmueble de una planta. De tal manera que las nuevas construcciones no afectasen los vestigios arqueológicos.
REFLEXIONES Por antonomasia, por tratarse de un patrimonio inmueble, los contextos arqueológicos de los sitios arqueológicos implican un cuidadoso registro y todo un reto en gestión para lograr su salvaguarda. En ese sentido, las acciones de restauración y conservación en los salvamentos arqueológicos constituyen en sí un importante eje para una planificación urbana alineada a los principios y leyes para la conservación del patrimonio arqueológico. Entre la construcción de obra y la salvaguarda del patrimonio se inmiscuyen diversos factores que tienen que ver con los recursos económicos y el tiempo, por lo que debemos poner atención en diagnosticar el potencial arqueológico y los atributos que guarda su contexto para generar la estrategia más acorde; cada caso tiene sus particularidades que requerirán una atención específica, por ello no debemos escatimar en sumar a nuestro equipo de trabajo asesores de otras disciplinas que nos permitan comprender y proponer estrategias de investigación y conservación acordes a la naturaleza de los bienes arqueológicos.
Tales acciones correspondían al planteamiento constructivo de un amplio complejo denominado Ciudad Modelo que comprendió la construcción de escuelas, centro de convenciones, plaza cívica, hotel y complejos habitacionales. Infraestructura necesaria para hospedar y dar servicios a los múltiples trabajadores que requería la armadora AUDI. En este proceso se realizaron las siguientes acciones de investigación: prospección de super ficie, identificación de áreas con vestigios arqueológicos expuestos a cielo abierto y exploraciones mediante excavación de pozos de sondeo priorizando aquellas áreas donde se pretendiera la construcción de todo tipo de infraestructura que implicase la remoción de suelos. Las acciones de conservación consistieron en la consolidación y conservación de los vestigios mediante su reenterramiento, en el que luego de un proceso de aplicación de
Consideramos importante contemplar en la investigación arqueológica las obras colaterales, como son los espacios que ocupan caminos de acceso y los bancos de materiales; establecer mecanismos de atención que contemplen aportar datos significativos sobre el estado de conservación que guardan los monumentos, su calidad monumental y la ampliación del censo arqueológico en la región de estudio. Información con la que es posible comenzar a instituir los principios de conocimiento de los bienes. Su protección y apreciación en el caso de proyectos de salvamento es una tarea ardua que puede instituirse a través de la propuesta de áreas de reserva arqueológica en zonas de desarrollo urbano e industrial, donde se predice la prevalencia de las obras ante la conservación del patrimonio.
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Hablar del tema implica concientizar a la población y comprometer a las instancias inmiscuidas a la contribución de su preservación, para que en una labor conjunta, se hagan valer tales áreas como zonas de reservas a través de propuestas alternativas que coincidan con la conservación del entorno y la creación de espacios de conocimiento. El caso particular de este proyecto de salvamento, vio surgir a un grupo de mujeres interesadas en la conservación arqueológica y la creación de un museo de sitio, quienes han seguido una trayectoria única.
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas. GARCÍA Cook, A. (2014) Importancia de la región poblano tlaxcalteca en el surgimiento de las grandes ciudades del Altiplano central de México. Revista Arqueología. 49, Septiembre Diciembre. INAH: México.
Hacia 2014 crearon la A.C. Pro museo San José Chiapa, hacia 2015 contaban ya con el reconocimiento del INAH como órgano
SUÁREZ Cruz, Sergio. Arqueología de San José Chiapa, Puebla. San José Chiapa. Hospitalidad Milenaria. Paris Ferrand y Adriana Sáenz (coordinadores). Ciudad Modelo; Puebla, México, 17 de enero de 2017. 80 páginas. Impresión digital: https//www.academia.edu/32459642/San_Jose_Chiapa_hospitali dad_milenaria
coadyuvante y en la actualidad siguen adelante con el proyecto de la creación del museo, donde tienen como principio buscar el reconocimiento del único predio restante dentro de ciudad modelo para la reserva arqueológica. // SS / IS / YM
SUÁREZ Cruz, Sergio y Pinelo, Jezabel. 2014. Informe Técnico del Proyecto Arqueológico AUDI, Puebla. Archivo Técnico del INAH.
IMÁGENES
SUÁREZ Cruz, Sergio y Montiel, Yatzín. Dictamen Técnico de las labores realizadas para la viabilidad en el gasoducto GNIAUDI. Archivo Técnico del INAH. Septiembre 2014. Puebla.
1. En color blanco los sitios registrados por DRMyZA, en amarillo los sitios registrados por el Proyecto de Salvamento Arqueológico AUDI, mapa del proyecto de salvamento. Fuente: Proyecto AUDI. 2. Corredor comercial Teotihuacan-Costa del Golfo Sur, y los sitios arqueológicos registrados. Propuesta propia, elaborada con base en García Cook, 2014. Fuente: Proyecto AUDI. 3. Algunos de los materiales arqueológicos registrados en el sitio de El Cerrito. Fuente: Proyecto AUDI. 4. Vista de restos de un muro de adobe contiguo al hotel.
___ PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Suárez Cruz, Sergio, Yatzin Montiel e Ivan Salazar. Resultados
5. Vista aérea de uno de los conjuntos habitacionales registrados
preliminares del salvamento arqueológico en San José
en Ciudad Modelo. Fuente: Proyecto AUDI. 6 y 7. Vista del proceso de excavación para el gasoducto y
Chiapa, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 54.
tapado del tramo con alto potencial arqueológico mediante colocación de geotextil y terraplén. Fuente: Proyecto AUDI. 8 y 9. Vista del registro de los bienes inmuebles mediante topografía a la derecha proceso de re-enterramiento, colocación de geotextil y encofrado de monumentos en el área monumentos contiguos al hotel en la Ciudad Modelo. Fuente: Proyecto AUDI.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BARBA, P. L. A. y Villaseñor, I. A. (2011) Y El estudio de materiales constructivos en la Arqueología Mesoamericana. Antología Antropológica. 45, 79-98, ISSN: 0185-1225,
ARK_Editorial. México, 2018. ____ SOBRE LOS AUTORES: Sergio Suárez Cruz. Arqueólogo por la Universidad Veracruzana y doctor en Antropología por la Escuela Nacional de antropología e Historia. Adscrito como Profesor investigador Titular “C” en la Sección de Arqueología del Centro INAH Puebla. Ha sido curador y responsable de la Zona Arqueológica de Cholula así como de diversos proyectos de investigación y de salvamento arqueológico en el Estado de Puebla. Sus intereses académicos se ven manifestados en publicaciones, ponencias y conferencias;
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sobre distintos sitios arqueológicos y sus respectivas cerámica, arquitectura, rutas de intercambio, costumbres funerarias, cosmovisión y arqueoastronomía. Contacto: ssuarezc@hotmail.com
Iván Salazar Beltrán. Egresado de la licenciatura en Arqueología
Yatzin Montiel Vargas. Arqueóloga por la Universidad Veracruzana, especialista en Tecnología Educativa por UAEH. Egresada de Maestría en Conservación y Restauración de Bienes Culturales Inmuebles por ENCRYM-INAH. Desarrolla las investigaciones: Camino Real de Tierra Adentro y Geoparque con adscripción a la Secretaria de Cultura de Hidalgo. Ha colaborado en proyectos de investigación, salvamento y rescate arqueológico en Hidalgo, Puebla, Veracruz, Edo. Mex. y Baja California Norte. Ha desarrollado proyectos de restauración y conservación arqueológica en Puebla e Hidalgo y fungido como perito en arqueología. Cuenta con publicaciones en revistas y capítulos de libros sobre investigación y conservación del patrimonio, estratigrafía arqueológica y aplicación de tecnologías para documentación, mapeo y análisis del patrimonio. Contacto: yatzinmontiel@gmail.com
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por la Universidad Veracruzana. Parte de su formación académica se desarrolló colaborando en proyectos arqueológicos en la cuenca media del Río de Los Pescados en el estado de Veracruz y en Panamá. En su posterior desempeño profesional ha tenido la opor tunidad de par ticipar en proyectos de salvamento arqueológico en los estados de Veracruz y Puebla; y colaborado en proyectos de iniciativa privada para la divulgación cultural. Su interés se enfoca en las culturas prehispánicas de los valles de Puebla y Tlaxcala y en el centro de Veracruz. Contacto: salazar.sb@hotmail.com
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EL CRECIMIENTO IRREGULAR DE LAS CIUDADES. LA PÉRDIDA DE ESPACIOS HISTÓRICOS. EL CASO DEL JUEGO DE PELOTA DE MANZANILLA, PUEBLA Irma Buendía Castro Gabriel Ramírez Morales INTRODUCCIÓN
LOCALIZACIÓN
El crecimiento espacial de las ciudades responde a las necesidades de concentración de la población, resultado de un conjunto de fenómenos relacionados entre sí. El caso que exponemos concierne a este fenómeno y al cambio de uso de suelo cuyo resultado evidente es la transformación de los espacios resumido en: pérdida de bosque, zonas de cultivo y arqueológica por asentamientos irregulares que con el paso del tiempo bajo la persistencia y necesidad de los habitantes han construido casas habitación alrededor de un juego de pelota prehispánico que está a punto de perderse no solo por la presión ejercida sobre el espacio sino también por el vandalismo al que se ve sometida e indiferencia de todos por cuidarla, preservarla
Al noroeste de la ciudad de Puebla, es visible entre la mancha urbana, un juego de pelota prehispánico, por su importancia está catalogada por parte del INAH como zona arqueológica. Los especialistas, determinan por sus características, se trató de un asentamiento del siglo IV. El paso del tiempo y desinterés de las autoridades en todos los niveles no ha conducido hacia un rescate del área amenazada cada día. que sufre del deterioro y vandalismo desde siempre pues está fuera del cuidado de las autoridades y solo se mantiene esta construcción (Fotografía 1).
y conservarla.
pirámides, varios juegos de pelota y otros edificios que han sido destruidos. El resultado catastrófico, cada día aleja de un posible rescate. Sin embargo, aún se está a tiempo de conservar este juego de pelota y elaborar un plan de acción para su conservación.
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De origen teotihuacano, del periodo clásico, los arqueólogos han determinado se trató de un conjunto de más de una decena de
Los servicios que demanda la ciudad se convierten en nichos de la metrópoli generando una situación de dependencia en el esquema de centro-periferia. Este modelo concéntrico de ciudad central y zona periférica es en donde la primera ejerce una fuerza centrífuga que con el paso del tiempo tiene como resultado el crecimiento de la periferia. A partir de convertirse en un polo de atracción, irradia hacia todos los puntos, el crecimiento irregular es presa de la zona y modifica los estilos de vida, destruye y no crea patrones de amortiguamiento de áreas aún y cuando existen reglamentos sobre las condiciones de los espacios provocando una desigualdad en la distribución de su población, así como la concentración de servicios crea problemas de crecimiento urbano desordenado y desajustes en el uso del suelo.
ANTECEDENTES La ciudad de Puebla tuvo un crecimiento ordenado hasta 1950 cuando aparecen los primeros asentamientos espontáneos sin control y separados de la mancha urbana rompiendo la unidad espacial de la ciudad. En 1962, se presenta un crecimiento urbano hacia el norte y noreste originado por la construcción y puesta en marcha de la autopista México - Puebla. En 1964, desaparece el río San Francisco como consecuencia de su entubamiento para dar lugar al actual bulevar Héroes del 5 de mayo. La capital el Estado, ha experimentado como muchas otras ciudades del país transformaciones de alto impacto, su importancia económica desde la década de los años sesenta del siglo pasado comenzó a modificar las zonas aledañas hasta convertirla veinte años después en un nodo industrial de alta envergadura por la instalación de la armadora de autos. En 1987, fue declarada patrimonio de la humanidad, a la par de consolidarse en ciudad central con una zona metropolitana convertida hoy en una de las más grandes del país por número de municipios y extensión territorial (36 municipios incluyendo 18 del estado de Tlaxcala). Esto ha dado diversos resultados, entre ellos, un crecimiento descontrolado e irregular y desajustes en el uso del suelo que ponen en peligro a toda la población debido a la pérdida de espacios, bosques, acuíferos, flora y fauna de la región. El crecimiento de las áreas urbanas contribuye a la creación de zonas más heterogéneas en donde las condiciones de vida y los asentamientos irregulares han aumentado conduciendo a los servicios y terciarización de la economía, expresión de la metropolización.
Las necesidades espaciales y de comunicación condicionan la apertura hacia la creación de vialidades, aumento de tráfico y movimiento de personas las áreas alguna vez vistas como parte del paisaje que rodeaba a la ciudad, bosques y áreas de cultivo se siguen perdiendo y el crecimiento de las ciudades trasforma de manera irremediable las condiciones de los espacios verdes por elementos de concreto y destrucción de flora y extinción de fauna. En esta situación de crecimiento y desarrollo la dinámica territorial impacta en otro ámbito; la forma de apreciación y apropiación de los territorios bajo signos de interés más allá de los elementos locales. En el sistema de producción y transformación de los espacios, a lo largo de la historia plantea retos y nuevos contextos de dimensionar el proceso de desarrollo y las condiciones de vida. En este sentido, se presentan situaciones encontradas que ponen de manifiesto la condición de vulnerabilidad de construcciones como el caso que se presenta.
JUEGO DE PELOTA EN MANZANILLA, PUEBLA Una expresión de la apropiación del espacio lo constituye la territorialidad de los pueblos indígenas (etno-territorios), ubicándose esta en una dimensión más profunda y simbólica como representaciones territoriales estructuradas en acuerdo con la cosmovisión o lógica interna propia de las culturas (Fotografías 2 a 5). Esta área reconocida como tangible y patrimonio se ve consumida por la explotación del suelo debido a la necesidad de una población creciente y demandante. En la revisión del proceso histórico del crecimiento urbano, podemos observar que es una
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constante desde el siglo XVIII, el fenómeno industrial y el crecimiento de las ciudades plantea una dicotomía con respecto al crecimiento económico de las regiones y con ello la aparición de fenómenos tales como procesos de desigualdad campo ciudad, migración hacia los centros recién creados y nuevas formas de integración de los centros urbanos con la absorción de las áreas aledañas. Como se hizo mención, hace cuarenta años, el espacio en donde se localiza el juego de pelota era un bosque de coníferas propias de la región y en un espacio abierto era visible el juego de pelota, así como montículos a su alrededor como parte de otras edificaciones cubiertas por la naturaleza (Fotografía 6). Conocido como el bosque de Manzanilla muy cerca de una gran hacienda
RESCATE U OLVIDO Bajo el proceso de apropiación del espacio hay una propensión al aprovechamiento económico del mismo por intereses de terceros (Fotografía 9 y 10). Una de las preguntas obligadas tiene que ver con la determinación de lo que a cada uno de los involucrados corresponde como tarea para que estas situaciones no sean el parte cotidiano de muchas áreas en similares circunstancias. Sabemos que uno de los factores de mayor impacto es el costo de conservación (incluye mantenimiento) y el proceso mismo de resguardo. Sin embargo, es posible bajo algunas reservas y con un proyecto local para su conservación.
del mismo nombre. Las condiciones del territorio dejaban a los habitantes de la ciudad un espacio de esparcimiento dominical en donde las actividades se realizaban bajo el cobijo de un verdadero oasis a minutos del concreto. Días de campo, espacio para celebración y diversión fueron para muchas generaciones el punto obligado de una forma de vida que al paso del tiempo se vio transformada. En ese tiempo no estaba cercado, no había señalética que indicara de su importancia, era parte de la identidad de la ciudad, el edificio prehispánico era una atracción más en el bosque. A pesar de ello, no se provocaban acciones vandálicas como pintar, destruir o apropiarse de los elementos que por naturaleza eran parte del paisaje y de los visitantes (Fotografías 7 y 8). CONCLUSIONES Los habitantes de la Resurrección (junta auxiliar de la ciudad de Puebla) y San Miguel Canoa (Municipio del Estado) se encontraban asentados a una distancia considerable del frondoso bosque. Las condiciones de vida, apropiación de espacios y dinámicas territoriales con el paso del tiempo han modificado los escenarios, ahora trasformado, ha llevado hacia la pérdida completa del bosque, caracterizado por asentamientos irregulares, informalidad y explotación del suelo generando presión sobre el único espacio de esta zona arqueológica visible, el juego de pelota.
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Si queremos conservar y preservar este juego de pelota, es necesario elaborar dos proyectos; uno de mediano y otro de largo plazo generado desde el territorio con iniciativas locales en donde como primer proceso se planteé solo la conservación. Caracterizados por iniciativas incluyentes desde el nivel local que contribuyan a establecer las condiciones de un crecimiento ordenado de los asentamientos humanos a su alrededor con la restitución de la flora necesaria para su propio resguardo. Acciones de desarrollo local sostenible para el poco espacio rescatable que sirva de zona de reserva necesaria para los habitantes de esta junta auxiliar, así como para la ciudad central. Y un programa educativo que vitalice a sus habitantes en el proceso de apropiación del espacio para su conservación en un marco legal que considere la delimitación de etno-territorios para la conservación de su memoria y recuperación con base en el “conocimiento local”. // IB / GR
IMÁGENES 1. Vista satelital de la Zona Arqueológica de Manzanilla, Puebla. Créditos: Scribble Maps. 2. Pérdida del bosque debido a los asentamientos irregulares, informalidad y explotación del suelo. Créditos: Gabriel Ramírez. 3 y 4. Vista general del Juego de Pelota. Créditos: Gabriel Ramírez. 5 y 6. Vestigios del Juego de Pelota. Créditos: Gabriel Ramírez. 7 y 8. Acciones vandálicas en los vestigios del Juego de Pelota. Créditos: Gabriel Ramírez. 9 y 10. Uso actual del espacio. Al fondo, el antiguo juego de
Secretaría de Desarrollo Social. (2010). Delimitación de Zonas Metropolitanas de México. México: SEDESOL/CONAPO/INEGI. Secretaría de Turismo del Estado de Puebla. (15 de marzo de 2018). Cultura y Turismo. Obtenido de Cultura y Turismo: http://culturayturismo.puebla.gob.mx/ VILLARREAL, D., Mignot, D. & Hiernaux, D. (Coord.). (2003). Dinámicas Metropolitanas y Estructuración Territorial. Estudio Comparativo México - Francia. México: UAM - Porrúa.
pelota. Créditos: Gabriel Ramírez. ___ REFERENCIAS
PARA CITAR:
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Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Buendía
FLORES, S. (1993). Población, Expansión Urbana y Tercerización de la Economía en el Periodo 1970 - 1990. En Estructura Territorial en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Puebla. UNAM–BUAP.
Castro, Irma y Gabriel Ramírez Morales. El crecimiento
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SOBRE LOS AUTORES: Irma Buendía Castro (Puebla - 1966). Licenciada en
Gabriel Ramírez Morales (Puebla - 1980). Licenciado en
Antropología Social, Maestría en Análisis Regional y Doctorado en Desarrollo Regional. Actualmente labora en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla-Posgrados en el área de Salud de Arquitectura, como Profesora-HC. Docente en los cursos pos-técnicos y de especialidad en enfermería y la Maestría de Enfermería Ordenamiento del Territorio. Ha publicado artículos en revistas nacionales y capítulos de libros internacionales. Ha participado en el decanato de investigación del área de salud (UPAEP); Directora del Campus Guanajuato y Docente de la
Arquitectura, Maestría en Ingeniería en Construcción y Doctorado en Desarrollo Regional. Labora en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla - Facultad de Arquitectura, como Profesor-HC y en la Universidad Metropolitana de Tlaxcala Facultad de Arquitectura. Ha publicado de artículos en revistas nacionales. Ha formado parte de grupos de investigación en la BUAP - FA; analista en la Dirección General de Desarrollo Urbano y Ecología del Municipio de Puebla. Catedrático en la Maestría en Desarrollo Regional Sustentable en El Colegio de Puebla, A.C.
región sureste en el Instituto de Estudios Universitarios.
Jefe de proyectos en H&R Arquitectos.
Contacto: irma.buendia@upaep.mx
Contacto: gabriel.ramirezmo@correo.buap.mx
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¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA VENTANA?
Cristina Desentis Torres No tengo de qué dudar, siempre he trabajado con piedras, siempre he tratado de indagar (en la sabiduría ajena y en la fantasía) cómo eran esas piedras de las que escribo cuando estaban coloreadas, recubiertas de plumas, piedras preciosas, piedras pulidas, vivas, útiles, sonriendo o llorando entre los hombres Carmen Boullosa
Las primeras evidencias de población en Cholula, México datan de hace 3000 años, lo que la hace el asentamiento con ocupación continua más larga del continente americano. Habitar “el pueblo más antiguo de América”, como pregonan altivamente algunos letreros a la entrada de la ciudad, significa ser parte de un largo desarrollo cultural que desde los primeros asentamientos y hasta la fecha han renovado la región de acuerdo a las necesidades de la creciente población, los intereses políticos en turno y las actividades económicas. En el paisaje de esta ciudad que en tres milenios no ha experimentado
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un abandono total, conviven la Gran Pirámide prehispánica, decenas de iglesias y ejemplos de arquitectura colonial, así como edificios de departamentos y casas construidas en donde hasta hace pocas décadas todavía había terrenos de cultivo: una transición de lo rural a lo urbano. La proliferación de locales y plazas comerciales recuerda la importancia de Cholula como centro económico que la caracterizó desde tiempos ancestrales, pero ahora obedeciendo la lógica de nuestro tiempo. El ambiente es festivo a lo largo de todo el año y los visitantes siguen arribando a la ciudad, sea con fines recreativos, religiosos o de consumo cultural. Hacer frente a la creciente urbanización de un lugar que, gracias a una larga historia de intervenciones, se sabe esconde en sus entrañas vestigios de otras épocas, no es sencillo para aquellos preocupados por la preservación y estudio de la cultura material del pasado. La arqueología de salvamento y/o rescate es crucial en estos contextos porque a través de las excavaciones que responden a la habilitación de nueva infraestructura para los
habitantes de la ciudad actual, es que se puede tener también la fortuna de abrir pequeñas ventanas a las formas de vida de los pobladores de la antigüedad.
detrás de la ventana? Puesto que no hay en el lugar ni una cédula informativa y las condiciones actuales del vidrio tampoco son las mejores para apreciar el interior.
Cholula es un caso distintivo de esta situación porque, a excepción de las dos grandes etapas del Proyecto Cholula (1931-1970), el resto de los trabajos arqueológicos en la ciudad se han hecho paralelamente a diversas obras constructivas, delimitados en tiempo y espacio de exploración, lidiando con la presión de los contratistas y en un ambiente donde se han contrapuesto los intereses de quienes abogan por la conservación del patrimonio cultural y quienes se ven afectados por la suspensión de las obras mientras se realiza algún rescate arqueológico. No hace falta decir que el Instituto Nacional de
Este “detrás” en realidad es un “debajo”, pues hasta el nivel de la acera se eleva ligeramente, sobresaliendo un panel de seis módulos metálicos por lado recubiertos con vidrio grueso para dar una superficie total de 36 ventanillas que guarecen “algo”, con la intención -al menos en principio- de mantenerlo visible al público.
Antropología e Historia suele salir duramente criticado en estos escenarios.
estrellados (Figura 3). Sólo el observador atento, o el curioso empedernido, buscará los espacios libres de gotas, fracturas o suciedad para descubrir una alineación de piedras (Figura 4), en la esquina suroeste algo de vegetación, así como la instalación de un aire acondicionado. Una tapa metálica con cerradura en este costado sugiere un acceso. Sin ninguna señalización y con la poca visibilidad que deja esta ventana, no es mucho lo que se puede saber. Para develar el misterio, los detectives salvajes en tiempos de internet pueden emprender un viaje en la red y, con un poco de paciencia, encontrar un par de documentos del Consejo de Arqueología del INAH donde se menciona qué hay detrás de la ventana.
Mi interés aquí no es juzgar el papel del instituto ni endilgar culpas por los eventos desafortunados donde se han destruido restos arqueológicos, sino reflexionar sobre lo que el patrimonio cultural descubierto a partir de este tipo de intervenciones puede (o no) representar y significar para quienes habitamos actualmente la ciudad. De inicio, un problema es el desconocimiento de los hallazgos, y no por desinterés de la sociedad, sino por la carencia de estrategias de interpretación y comunicación de los resultados de las investigaciones académicas e institucionales para llegar a públicos más amplios. Todo el trabajo de campo y análisis en laboratorio de los materiales recuperados en estos contextos suele quedar como literatura gris en archivos técnicos. Ahora que se habla tanto de la “puesta en valor”, sería bueno mirar hacia adentro y valorar el cúmulo de saber contenido en estos archivos, esperando a ser traducido a un lenguaje menos técnico y más atractivo -sin que por ello pierda su rigor científico-, para su mayor difusión.
El estado actual, sin embargo, no ayuda a dilucidar la incógnita, pues la mayoría de estos módulos están empañados con gotas de agua e incluso cuatro de ellos en la parte oeste están
Hablaré de un ejemplo que me parece queda a medio camino de esta reflexión. Recorriendo el centro de San Pedro Cholula sobre la calle 3 oriente, entre la 2 sur y la avenida Miguel Alemán, el peatón encontrará en la acera sur una gran ventana en medio del adoquín (Figura 1); si se va en algún vehículo, es notable una
La historia es así: en el año 2006, el director del Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de San Pedro Cholula (SOSAPACH), solicitó al Centro regional INAH Puebla el desarrollo del proyecto “Ampliación y rehabilitación del sistema de alcantarillado sanitario en el centro histórico de San Pedro Cholula”, para realizar el cambio del drenaje pluvial, alcantarillado y tuberías de agua potable en 46 manzanas del centro, así como de las guarniciones, baquetas y adoquinado (Suárez, s.f.). Dado que las excavaciones de SOSAPACH se realizarían sobre las líneas de la tubería existente, es decir, en áreas previamente alteradas, la intervención del personal del INAH sería en calidad de rescate en caso de hallar algún vestigio arqueológico.
ligera reducción del ancho de la calzada y una barrera metálica que protege “algo” en la banqueta (Figura 2). Probablemente los vecinos tengan conocimiento de qué se trata, o la gente que atestiguó las excavaciones que expusieron lo que ahora el vidrio resguarda; otros quizá hayan escuchado la noticia de lo que ahí se encontró. Lo cierto es que, para alguien ajeno a cualquiera de las situaciones anteriores, prevalecerá el misterio: ¿qué hay
El hallazgo en la 3 oriente durante el proceso de estas obras fue un altar en cuyos extremos sur y norte tienen labrados cráneos humanos y huesos cruzados, así como una escalinata de acceso en el extremo poniente; dicha estructura es similar al llamado Altar de los Cráneos Esculpidos -localizado en la plataforma noreste de la pirámide- y al Altar “mexica” y el Altar suroeste -en
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el área abierta de la zona arqueológica-; estos tres últimos con restos óseos asociados (Suárez, s.f.). El documento, disponible en internet, cuenta además con algunas fotografías del proceso de excavación que ayudan a entender mejor lo que la ventana deja ver a duras penas.
PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Desentis Torres, Cristina. ¿Qué hay detrás de la ventana?, en: “ARK
En las urbes contemporáneas donde se sabe que pueden hallarse testimonios materiales de épocas pasadas a unos cuantos centímetros del asfalto, adoquín o concreto, las ventas arqueológicas constituyen una excelente estrategia didáctica para visibilizar, dar notoriedad y provocar interés de cualquier paseante. Ante estas singularidades, sería bueno ir más allá de la protección y buscar el reconocimiento del vestigio. Para esto, es fundamental contar con los reportes técnicos que detallan los
Magazine”. Año 6 Número 21. Página ??. ARK_Editorial. México, 2018.
pormenores de los restos encontrados, pero no basta con eso: es necesario socializar la información, exponerla y, no está de más mencionarlo, asegurar un mantenimiento a largo plazo de estas ventanas para que su razón de ser -y la inversión económica que se haya hecho en su habilitación- no pierdan sentido, sino que, por el contrario, ayuden a construirlo. // CD
por la Universidad de las Américas Puebla, ha participado en diversos proyectos, salvamentos y rescates arqueológicos en los estados de Oaxaca y Puebla. Coautora de ponencias en el XVI Congreso Nacional de Estudiantes en Ciencias Antropológicas, la 74th y 76th Annual Meeting of the Society for American Archaeology en Sacramento, California y Atlanta, Georgia respectivamente, y en el VIII Coloquio Pedro Bosch Gimpera. Labora desde en la Coordinación de Apoyo Arqueológico de la Universidad de las Américas Puebla en la ciudad de Cholula. Ha cursado diplomados y seminarios en el campo de la gestión cultural y usos públicos de la historia en un creciente interés por la relación entre la producción científica de la arqueología y la historia, la memoria social y la política. Actualmente estudia la Maestría en Humanidades, línea formación docente en la Universidad Autónoma de Zacatecas, en el eje de Gestión del Patrimonio Cultural.
IMÁGENES 1. Vista este de la ventana arqueológica en la calle 3 oriente. 2. Vista norte de la ventana arqueológica. 3. Estado actual de la ventana arqueológica. 4. Acercamiento a unos de los módulos de la ventana donde se alcanza a distinguir un alineamiento de piedras.
REFERENCIAS BOULLOSA, Carmen. Llanto: novelas imposibles, México: Era, 1992. SUÁREZ, Sergio. Proyecto “Ampliación y rehabilitación del sistema de alcantarillado sanitario en el Centro Histórico de San Pedro Cholula, Puebla, temporada 2006”, s.f. Disponible en: http://consejoarqueologia.inah.gob.mx/wp-content/uploads/drena cholulatex.pdf, consultado el 20 de mayo de 2018.
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___ SOBRE LA AUTORA: Cristina Desentis Torres (Oaxaca de Juárez - 1985). Arqueóloga
Contacto: cristina.desentis@gmail.com
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LA NOCHE NO PUEDE OCULTARLA. YOHUALICHAN, UN CASO DESAPERCIBIDO
Adriana Hernández Hernández En este texto se espera lograr un recuento acerca de las condiciones históricas, culturales y sociales que marcaron la zona arqueológica de Yohualichan hasta la actualidad; mostrando las desventuras, reivindicaciones y resultados parciales por las que pueden los sitios arqueológicos de tamaño medio relacionados a contextos urbanos en México.
Yohualichan posee una localización estratégica. Se encuentra entre las marañas verdes y acuosas manantiales de la Sierra Norte de Puebla, específicamente al este de dicha formación montañosa. Pertenece a la comunidad de Yohualichan, del actual municipio de Cuetzalan del Progreso, conocido por las producciones cafetaleras, expresiones gastronómicas variadas y preciosas artesanías con sello local.
TODA SITUACIÓN POSEE UN INICIO
Su nombre, en náhuatl, significa la casa de la noche; pues está rodeada y construida sobre oquedades oscuras subterráneas, característica geográfica sobresaliente de la Sierra Norte de Puebla. El área donde se encuentra inmerso el sitio arqueológico se caracteriza por tener una ocupación continua desde su creación, 850 NE (según las investigaciones del Proyecto
Los asentamientos de origen mesoamericano no son algo desconocido. Obedecen a lugares y configuraciones espaciales ajenas a las vistas hoy en día; podría causar extrañeza encontrar sitios arqueológicas en terrenos “no aptos para la vida humana”, donde las ideologías y hegemonías que los habitantes prehispánicos mantenían, eran el eje de su cotidiana realizada en espacios determinados.
Arqueológico Yohualichan, dirigidas por Javier Omar Ruiz Gordillo desde 1985), hasta nuestros días. Los actuales habitantes de la comunidad conforman una población miscelánea: pertenecientes a alguna etnia, mestizos y
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extranjeros. Ellos se dedican a diversas actividades (comercio, agricultura, prestación de servicios y cargos burocráticos). De Yohualichan, convertida a zona arqueológica (80’s) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es conservada la mayoría de los edificios pertenecientes al espacio cívico – ceremonial de élite. Desafortunadamente, por obra de la mancha urbana incipiente, la parte correspondiente a campos de cultivos y unidades habitacionales del resto poblacional es ahora inexistente y parte de la falta de información acerca de lo cotidiano en Yohualichan.
El par de visitas por parte de José García Payón (1950) a Yohualichan sufrieron efectos rápidos. El que haya dicho sobre la temporalidad del sitio y su posible hermandad con El Tajín, asegurando que el estilo arquitectónico visto en la llanura costera veracruzana surgió en la Sierra Norte de Puebla, colocando la zona arqueológica como motherland del Estilo Tajín (concepto adjudicado a Tatiana Proskouriakoff, 1945). Ahora es un hecho asegurado por los habitantes de la comunidad, sintiéndose orgullosos de pertenecer a las influencias mesoamericanas epiclásicas, sin querer obligaciones para cuidar los rastros de la sociedad creadora de Yohualichan.
Cabe informar sobre algunas estructuras del complejo antes mencionado, localizadas en terrenos y parcelas de ciertos
Carlos Romero Giordano, antropólogo de formación, consigue presupuesto y apoyos del gobierno estatal poblano, gracias a sus
habitantes de la comunidad, cercanos a la poligonal de la zona arqueológica. Estos edificios no han sido estudiados o identificados en los elementos que los conforman. Posiblemente sería un indicador de una mayor extensión territorial del espacio correspondiente a la élite.
El caso de Yohualichan es interesante, como se explica en párrafos anteriores, comparte espacio con la población local y satélite. Nunca fue olvidado; los habitantes sabían que vivían inmersos en un sitio arqueológico, sabían la importancia de éste, más no fue impedimento para ocupar ese espacio. Algunas fotografías colocadas en la Casa de Cultura de Cuetzalan muestran ganado siendo pastoreado encima de los edificios aún no liberados, esto en los 30’s, o lugareños acarreando lajas pertenecientes a los basamentos piramidales para usarlos en sus construcciones.
contactos, así los edificios son liberados de vegetación y maleza en una totalidad considerable. A partir de los 70’s, comienzan una serie de trabajos arqueológicos en el sitio, encabezados por Daniel Molina Feal, para consolidar, conservar y restaurar de acuerdo a las necesidades presentadas y lo que el medio ambiente permitió realizar. Dejando siempre huella del estado natural del sitio: sin cambios drásticos, respetando su memoria, dejando ver rasgos de imperfección, pues como cualquier conjunto arquitectónico moderno, también poseían fallas. Las excavaciones arqueológicas no fueron una primera opción. Molina Feal relata en los informes entregados al Consejo de Arqueología sobre los contras y desusos existentes en ella, los miembros del proyecto también confirman el enunciado. No ve útil el abrir unidades estratigráficas para crear temporalidades, conocer el comportamiento del suelo u observar y analizar los materiales culturales inmersos (después dejarlos depositados en bodegas), ya que no era el objetivo inicial. No se contaba con el presupuesto necesario ni pertenece a la ética e interés académico del director en aquella época.
Gracias a las primeras intervenciones (mapeos, identificación de estructuras y elementos adosados, descripciones generales, creación de planos) de Enrique Juan Palacios y Vicente Lombardo Toledano, en conjunto con Alfonso Caso, a principios del siglo pasado, se logró un grado de conciencia significativo por parte de la población. Comenzaron a ver el sitio como cualquier
Los habitantes y los arqueólogos ajenos al área de estudio voltearon su mirada hacia Yohualichan. Ya no era un “cúmulo monumental de lajas” en medio de una parcela o la “versión beta de El Tajín”. Pasó a convertirse en un sitio arqueológico abierto a la investigación y difusión, además de ser un objeto apto al comercio; comercio aprovechado por las autoridades locales
asentamiento humano, sólo distante en el tiempo que fue construido. También influyó la ideología nacionalista mexicana infundida por el Cardenismo en los 40’s, aquella que trataba de enaltecer los “orígenes” del estado-nación mediante los rastros de sociedades que habitaron en el espacio geográfico de la antigua Mesoamérica (concepto creado por Paul Kirchhoff, 1943).
enfocadas al turismo y los lugareños, al percibir una nueva fuente de ingresos económicos. Fue una tarea difícil el que los lugareños aprendieran a convivir con el nuevo tesoro de Cuetzalan. Algunos no entendían la necesidad de emprender lugares como este, en casos extremos se creía abierto para el saqueo y satisfacción de los “gringos”, otros como simple capricho del gobierno digno de ignorarse.
EL ESFUERZO MATERIALIZADO
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VISITAS SON VISITAS
¿ALGÚN DÍA SALDREMOS DE ESTA?
Una motivación para la difusión y protección de la zona arqueológica fue la creación de El Santo Luzbel, película dirigida por Miguel Sabido en 1996. La locación tiene lugar en distintas partes de Cuetzalan y sus comunidades. Yohualichan posee mayor protagonismo: su iglesia y zona arqueológica son pasajes emblemáticos.
La realidad del patrimonio arqueológico es incierta. Si bien se ha impulsado el turismo y derrama económica para Cuetzalan con base en Yohualichan, la población cada vez más acepta el convivir con el sitio, no hay nuevos informes de saqueo, se percibe un aura de indiferencia, de incertidumbre. Otros datos son conocidos por lo que sus habitantes cuentan, gracias a la interacción con los arqueólogos; también por testimonios de miembros y colaboradores pasados del proyecto. El pensamiento e ideas sobre las zonas arqueológicas no son homogéneos. No es posible esperar el mismo recibimiento de todos los visitantes potenciales. Algunos esperan espectáculos montados forzosamente, otros, conservarlo para las futuras generaciones.
Gracias al apoyo del gobierno, se conoció a nivel nacional, dando paso a considerar Yohualichan como destino turístico, para observar aquellos edificios prehispánicos llenos de nichos, a simple vista emparentada con El Tajín. El grupo musical de rock alternativo Jaguares también utilizó los paisajes anteriores, en su video musical Detrás de los cerros (1996), Yohualichan vuelve a tener presencia. Pero no todo puede ser perfecto. La aceptación por parte del público fue muy buena, más no suficiente, aunque interpretada de manera peculiar. A finales del siglo XX, las corrientes new age estuvieron intensificadas (aquellas relacionadas a una mescolanza de tradiciones del pensamiento oriental, basadas en el ser humano como individuo y su relación / reivindicación con el medio, sin tener un punto fijo y cayendo en las pseudociencias), confundiendo a los visitantes, desviando el verdadero propósito de la zona arqueológica: mostrar un pasado lejano, tal vez ajeno, en forma visual estéticamente agradable, causar impresiones positivas e incentivar el cuidado y difusión de los elementos observados. Así se lograrían más visitas, con ingresos económicos altos (en una visión utópica de lo que debería pasar); los mismos ingresos servirían para impulsar las labores del Proyecto Arqueológico Yohualichan (PAY). El sitio deja ser intervenido en estas mismas fechas, siendo retomado en 2006, por Javier Omar Ruiz Gordillo, actual director y gestor del PAY. De una u otra forma, las expectativas iniciales fueron casi superadas. Afortunadamente, el presupuesto no falta. Los trabajos han seguido, la última temporada de campo se realizó en junio de 2017, bajo la línea de consolidación y mantenimiento. La población colaboró en las actividades, fomentando entre los suyos (principalmente, los más jóvenes) el cuidado y protección del patrimonio que representa Yohualichan. Así, se asegura la presencia de esta zona arqueológica unos años más, no sólo en la memoria gráfica y humana, si no en la física, tangible.
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La falta de información, cronologías e investigaciones de gabinete son desventajas con las que no se ha podido luchar. Lo poco o mucho que puede retomarse como base fundamental está ubicado en el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, donde el acceso debe tener citas programadas, motivos y oficios firmados. Los ensayos, artículos y demás publicaciones se encuentran difusos, sin repositorio fijo; lo que puede encontrarse plasmado ya no es conocimiento novedoso, algunos fragmentos pueden pasar a ser sólo antecedentes. El camino es arduo, tal vez difícil, más no imposible. Quién escribe recomienda consultar los informes entregados a la Coordinación Nacional de Arqueología, en el Archivo Técnico, para mayor información; se encuentran en la categoría “Estado de Puebla”. Además de la edición número 8 (septiembre, 1986) de Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde puede leerse un poco más sobre características específicas de Yohualichan (arquitectura, sistemas constructivos y elementos decorativos). // AH
AGRADECIMIENTOS La autora agradece al Instituto Nacional de Antropología e Historia por las facilidades obtenidas para colaborar y entender las dinámicas de este sitio emblemático de la Sierra Norte de Puebla; así como al Centro INAH – Puebla, y a todas las personas que hacen posible la realización del Proyecto Arqueológico Yohualichan, en especial al Dr. Javier Omar Ruiz Gordillo, por el apoyo moral, impulso académico e invitación al proyecto. Nota: Las fotografías son del archivo personal de la autora.
IMÁGENES 1. La monumentalidad apreciada. 2. Detalles que enamoran. 3. Resultados de los trabajos arqueológicos. 4. De lo nuevo a lo viejo. ___ PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Hernández Hernández, Adriana. La noche no puede ocultarla. Yohualichan, un caso desapercibido, en: ARK Magazine. Año 6 Número 21. Página ??. ARK_Editorial. México, 2018. ___ SOBRE LA AUTORA: Adriana Hernández Hernández (Tuxpan de Rodríguez Cano, Veracruz - 1995). Estudiante de 8vo. semestre de la licenciatura en Arqueología de la Universidad Veracruzana. Técnico Laboratorista Ambiental por el CETMar n° 20 “Manuel Maples Arce”. Técnico en Diseño Gráfico por el CG Tuxpan. Colaboradora especial del Proyecto Arqueológico Yohualichan y el Programa de Mantenimientos de la Zona Arqueológica de Cempoala, Veracruz. También ha participado en el Proyecto de Reconocimiento Arqueológico en la Región de Playa Vicente, Veracruz. Tesista que basa su trabajo en Yohualichan y El Tajín. Actualmente reside entre Xalapa - Enríquez y Ciudad de México. Contacto: scream.bloody.core@hotmail.com
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SIMULTANEIDAD TERRITORIAL : WAQ'AS Y ESCENARIO URBANO
Haydeé Bascopé Guzmán El territorio andino, sufre en su organización territorial originaria, un proceso de superposición, negación y encubrimiento. En cuanto a las reconfiguraciones del territorio de larga data y los procesos de urbanización, surgen cuestionamientos como: ¿La construcción y el reconocimiento de una territorialidad andina implícita hoy en determinados espacios de lo urbano, implica procesos de resistencia, fundamentalmente, ligada al territorio? Bajo el anterior cuestionamiento, el objetivo del presente artículo se concentra en entender la dinámica de espacios concretos de lógica y configuración andina a través de su situación y dinámica de prácticas incluidas en el actual tejido urbano como lo son las Waq'as y Apachitas. Esto analizado a través de un marco espacial inscrito a la Cuenca hidrográfica del Choqueyapu de la ciudad de La Paz, que en su sector urbanizado al momento, es caracterizada como la más importante del conjunto por el número de ríos afluentes que abarcan alrededor
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de 144 km2, una longitud de casi 35 km y una superficie aproximada de 137 km2, además de haberse registrado como la más antigua situación de asentamientos poblacionales prehispánicos con una orientación norte – sur en los cuales se evidenció, mediante fuentes etnohistóricas, una intensa actividad productiva, ritual, política y económica de, al menos 3.000 años atrás. Es así que, se procedió a una identificación de entidades territoriales a partir de un análisis en gabinete y un intenso trabajo de campo, de los que se obtuvieron 7 casos que actualmente se tienen documentados y en constante seguimiento, los cuales se enmarcan el reconocimiento popular y ancestral. Para lo cual se procede a la previa conceptualización fundamental de los lugares identificados, nominados como Waq'as y Apachitas y a continuación la exposición de uno de éstos casos.
WAQ’A LUGAR DE NACIMIENTO
APACHITA
Se sabe que las W'aqas (o Pakarinas) eran designados por los monarcas del incario como lugares sagrados (Escalante, 2001: 129), aunque tomando nuevamente al mito como referente, se trata a ésta unidad espacial por origen, es decir, el lugar donde uno nació[1], por lo tanto son entidades que adquieren diferentes formas, conforme a la provincia o parcialidad a la que pertenecen, por su importancia se convirtieron a través del tiempo en territorios que la iglesia encubrió política y espacialmente como estrategia de catequización, aculturación y por supuesto colonización. “…como los Incas decían ser salidos de Pacaritambo, que es una cueva que se dice Tambo Toco y los angares y soras descienden de una laguna llamada Cocha y de ésta manera todas las provincias del Perú, cada cual de su modo aplicando cualquiera de las cosas dichas a su nacimiento”.[2]
Al ser la tierra en la cultura andina un ser viviente, se genera un diálogo entre el sujeto y su territorio, la tierra es un elemento fundamental y el hombre andino se considera parte de ella. Las apachitas marcadas como un hito destinado a la adoración de la Pachamama o “Madre Tierra”, son sitio de extrema importancia para la ritualidad de las culturas originarias andinas.
Cada ayllu o parcialidad se debía a su Waq'a que, a la vez se convertiría en objeto de ordenamiento, pues según el arqueólogo Javier Escalante responde a “los ejes geométricos y proporcionales tomados de la Chakana o Cruz del Sur, que constituirían en precisos calendarios de carácter astronómico, los mismos que señalaban los meses e inicios de épocas de siembra, barbecho, helada, cosecha, así como los días festivos” (Escalante, 2001: 371), donde finalmente se devela como guía inmediata en el campo social, cultural y urbano. Paredes (1976: 46) nos introduce a la destrucción de éstos lugares; cometida desde la iglesia con la llegada de la Colonia, pues actualmente “quedando como recuerdo únicamente el nombre de la divinidad aplicado al lugar” podemos apoyarnos para el fin en el historiador Zacarias Monje Ortiz (1945: 55) en su publicación “Fundación de la ciudad de La Paz” quien sostiene la existencia de la 'Wacka Uyu' (Sic.), descrita como una gruta “en la entraña de uno de sus cerros del norte”, refiriéndose al costado occidental del cerro de El Calvario. En todo caso la política de la iglesia consideró a dichos lugares para irrumpir, ésta vez con la arquitectura de santuarios y templos construidos por el colonizador “…tal el caso de Copacabana y el de la iglesia construida sobre la pirámide de Vilcashuamán” (Gisbert, 1997: 157). Esto hace pensar inmediatamente en la doble intensión del devoto pues imponiéndosele la nueva religión en todo caso acudía al mismo lugar.
Según Eyzaguirre, ex Jefe del Departamento de Extensión y Difusión Cultural del Museo Nacional de Etnografía y Folklore MUSEF, aparentemente el origen de las apachetas se remonta a Tiwanaku. Las crónicas escritas desde 1570, principalmente por soldados y sacerdotes españoles, cuentan que antes de viajar los indígenas alzaban una piedra y caminaban con ella hasta llegar a un lugar alto donde estaban estas apachetas o apachitas, -como las denominaban- para esto, Paredes extrae un fragmento del libro “Extirpación de la idolatría en el Perú”, escrita por Pablo Joseph de Arriaga: “Cosa muy usada era antiguamente, dice Arriaga, ahora no lo es menos, cuando suben algunos cuesta sus cerros, o se cansan en el camino, llevando a alguna piedra grande, que tienen ya señalada para este efecto, escupir sobre ella (y por esto llaman a esta piedra y a esta ceremonia Tocanca) coca o maíz mascado; otras veces dejan allí las ojotas, o calzado viejo, o la huaracka o unas soguillas, o manojillos de jicchus o paja, o ponen otras piedras pequeñas encima, y con esto dicen, que se les quita el cansancio”. (Paredes, 1976: 150) El significado de Apacheta, adquiere matices de acuerdo a sus escasos compiladores, se la toma como palabra sagrada; altar de piedra; montón de piedras; lugar sagrado y de tributo, según Ber tonio quien publicó “Gramática Aymara” en 1612, originalmente Apachita (Bertonio, 2001: 605) se traduce como un “montón de piedras, que por superstición van haciendo los caminantes y los adoran”. Churata deja escrito: apacheta es calvario. “Paradero en el camino, mojón; punto fragoroso de la cuesta, donde se tributa a la tierra una pestaña, la coca que se mastica, etc.” (Churata, 1957: 539) Apachita no es simple lugar de paso, es depósito de ofrendas y de pedido de aprobación: “El indio en la cumbre de alguna Montaña, cerro o altura, casi involuntariamente repite la palabra sagrada de apachita y se aproxima al montón de piedra que siempre existe allí, formado
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por los pasajeros, y que constituye el altar erigido a la piedra del lugar, inclinándose respetuoso, agrega al montón otro guijarro, diciendo: yo te ofrendo para qué me des fuerzas, alejes el cansancio de mi cuerpo y me evites de infortunios.” (Paredes, 1876: 151).
KILLI KILLI
A su vez, Apachita es la materialización de la complementariedad de opuestos; categoría filosófica que se refiere a una actividad específica, como desarrolla Jorge Miranda:Esta categoría de complementariedad surgió de la lectura semiótica de los fenómenos naturales y fue utilizada (en la actualidad parcialmente utilizada) por las sociedades andinas y amazónica para organizar y sincronizar sus actividades familiares, socio-económica, política y cultural, donde, además, el respeto al otro en su
Visual. Cuenta con una visual de 315°, que se extiende de norte a sur, visualizando el centro de la ciudad, el nevado Illimani, el Mururata y la Muela del Diablo.
diferencia es fundamental (alteridad vivencial andina).[3]
centro de la ciudad, sin embargo se registra la celebración del Año Nuevo Aymara (21 de junio), ocasionalmente se encuentran yatiris que ofrecen sus servicios y ofertan rituales a solicitud. Eventualmente el Gobierno Autónomo Municipal, organiza actividades en fechas significativas como el día internacional del turismo, así como en los recorridos del Chukutabus o eventuales actos en fechas cívicas como el 16 de julio.
La complementariedad se expresa en un contenido simbólico de pareja, por ejemplo: Las Apachitas se hacen destinatarias de un determinado rol en la configuración socio - espacial de lo urbano; en el marco de esa dualidad son contenedores de signos que muestran la faceta de identidad y son –desde un aspecto meramente espacial- el término y principio de una zona o territorio, con todo, adquieren el dominio de la transición.
WAQ’AS Y APACHITAS EN LA CUENCA HIDROGRÁFICA DEL CHOQUEYAPU Se ha identificado la presencia de una serie de apachitas, tomando en cuenta –principalmente- el reconocimiento social con el que se cuenta, es decir sobre el conocimiento popular de éstos sitios. Asimismo, el reconocimiento a través del recorrido y acceso a los mismos, que permiten distinguir el porqué de la exacerbada (y actual) nominación de éstos sitios como simples miradores, aspecto que, para el presente análisis significa un extravío del conocimiento y de las cualidades fundamentales de los mismos, en ese sentido se analizó uno de los sitios identificados, permitiéndonos el ingreso al contexto específico estudiado. En ese sentido, se cuenta con un abanico de información referida a la ubicación, nominación, ángulo visual, actividades que se desarrollan en el sitio, en algunos casos la nominación o declaratoria particular de parte del gobierno local, además de un breve análisis de la inserción en los patrones y normas municipales y, finalmente una descripción del aspecto físico, es decir del emplazamiento de la infraestructura del sector, aspectos descritos a continuación.
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Ubicación. Actualmente se sitúa en el Macrodistrito Urbano Periférica, Distrito 11 incluido en la Zona de Villa Pabón, con una altura registrada de 3.712 m.s.n.m.
Actividades. El cerro Killi Killi, a partir de su acondicionamiento como mirador y paseo recreativo, cumple la importante función de espacio público inserto en una zona de alta densidad urbana. Es promocionado a los turistas por la visual que presenta del
Inserción en los patrones y normas urbanas. Se inscribe a la Planimetría denominada Mark Hurd F-8-III, validada en la gestión 2012, la cual categoriza al sector como Área Verde, contando con una superficie establecida de 5.371 m2, asimismo, el documento legal del sitio caracteriza su uso asignado como Equipamiento – Mirador. Infraestructura. El Mirador Killi Killi debido a su conformación natural, adquiere un evidente sentido de paseo mirador que ha sido consolidado mediante la implementación de barreras laterales a modo de balcón, algunas jardineras, cubiertas donde el visitante puede descansar y ver la ciudad, un pequeño espacio recreativo, asimismo en el sector sur se encuentra una portada tallada en piedra, documentada por el historiador Randy Chávez como una obra trabajada por el escultor Agustín Callizaya a principios de 1920, ubicada en ese entonces frente a la plaza Isabel la Católica. La casona fue derrumbada en 1976 para elevar sobre su terreno el edificio Torre de las Américas, pero la portada fue desmontada de la casa y entregada al municipio paceño para que dispusiera su reubicación y acondicionamiento en algún espacio público. El portón fue enviado primero a la avenida Naciones Unidas, donde dio el nombre a la zona del lugar, La Portada, pero en 1991 fue trasladada al mirador Killi Killi, para adornar la imponencia del lugar.
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Referencias históricas. En la relación historiográfica del Diario de Francisco Tadeo Diez de Medina, se menciona al cerro Quilli Quilli (Sic.), como campamento donde se apostaron los indígenas y los pedreros -ganados a los españoles-, documentándose la permanente vigilia desde el sitio, registrándose frecuentemente la vista de celebraciones y –citando a Diez de Medina- borracheras e incluso la estancia de Julián Apaza durante la fiesta de la Exaltación de la Cruz, el 2 de mayo de 1781. Asimismo, se lo registra en el mapa que incluye María Eugenia del Valle en dicha publicación (mapa de La Paz en 1781), señalando su importancia por citarse en las referencias del mapa junto con edificios importantes de la época como las iglesias y puentes incluidos en la configuración de la ciudad colonial. Al ser capturado y muerto cruelmente Tupak Katari, se sabe mediante relatos antiguos que la cabeza del caudillo fue expuesta en lo alto del cerro Killi Killi, a fin de intimidar a quienes tenían en cuenta una nueva emancipación o levantamiento.
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS Bajo una línea de investigación interesada en las particulares formas de territorialidad, basada en las relaciones de espacios determinados con los habitantes en acuerdo con una dimensión histórica e identitaria, surgen hallazgos y vínculos entre los aspectos cotidianos en la actualidad y las experiencias derivadas de la construcción del territorio, las cuales se han encontrado a través del análisis de los varios elementos, lo cual concluye con argumentos que respaldan el cotidiano ejercicio de la cultura ancestral a partir de un territorio, hoy urbano.
ANALISIS DEL PROCESO DE DESTERRITORIALIZACIÓN: TRES MOMENTOS EXPUESTOS En el marco del espacio geográfico estudiado, se ha observado que la desterritorializacion se ha generado a partir de tres momentos, el primero inscrito en la denominada fundación de Nuestra Señora de La Paz, donde se manifiesta, a través de elementos tanto subjetivos como fijos, el ejercicio de la colonización que tiene que ver con un marginamiento, exclusión[4] e inclusive aniquilamiento[5] del dominado, estos patrones de autoridad se han mantenido a diferentes niveles ya sean políticos o económicos, así como sociales y culturales, pasando, en todos sus campos por un colonialismo aplicado al espacio físico. URBANISMO Y ARQUEOLOGÍA | 91
Coroico, Chulumani, Camino a la cuesta de Potosí o a la cuesta de Lima), que involucran fines de ingreso de productos y mercancías, por tanto fueron de una importancia significativa en el momento de su elaboración. No obstante la lectura de las ausencias en el análisis gráfico, implica o bien el desconocimiento o bien la intención de negar la existencia de espacios que no concuerdan con el modelo de una ciudad colonial, es decir de una geografía con contenidos incoherentes al imaginario civilizador bajo una lógica de dominación. En ese sentido, la estrategia de excluir espacios reconocidos por la cultura dominada, como herramienta de aniquilamiento, citando a Monast (1972: 275), cuando expone que la los estudios retrospectivos muestran hoy que la colonización no solo ha favorecido a la explotación económica de vastas regiones en provecho de las metrópolis (europeas), sino que también ha desposeído a naciones enteras de su personalidad propia, dándose un aniquilamiento que no es meramente físico o político, sino –sobretodo- subjetivo.
Un segundo momento se presenta a través del análisis de la producción de documentos cartográficos en la colonia y época republicana, observado en los documentos gráficos revisados que estructuran el crecimiento urbano de la antigua ciudad de Nuestra Señora de La Paz. Dichas representaciones territoriales, a través de las transformaciones urbanas han sufrido una progresiva transformación, espacialmente, y mediante la – nuevamente- negación de su presencia, cabe señalar que realizar un análisis de los planos de la ciudad de La Paz, cuyo registro se cuenta a partir de su fundación, deja ver que apenas dos siglos después de la misma, se establece una breve gráfica y mención de sitios ceremoniales. Como ejemplo, el Plano de 1792 dibujado por el señor Manuel Pantoja y Moreno, donde se citan a los principales edificios administrativos, religiosos, puentes, arroyos y caminos. Cabe señalar que el análisis de la graficación, donde se ubica a la plaza de armas como edificación central, devela aquella lógica colonial que advierte una decidida sobre posición de ideas y objetos en el espacio físico. Si bien existe una inclusión de nominaciones en lengua aymara, que denotan una señalización importante de puntos como los nombres de los arroyos (arroyo Apumalla, arrorró de Mejahuira, etc.) y la indicación de direcciones importantes (camino a 92 | ARK_MAGAZINE // #21
La coincidencia con el análisis de otros documentos que relatan una siguiente etapa de la consolidación urbana, como por ejemplo el cuadro pintado por Florentino Olivares en 1888, cuyo fin fue el de retratar el momento en el que se desplegó el denominado Cerco de La Paz (1781), muestra a detalle la ciudad cercada, delimitándose los barrios de indios de San Pedro, San Francisco y San Sebastián, además de El Alto. Este importante testimonio de la configuración de la ciudad de La Paz en el análisis del historiador Carlos Gert, quien opina que fue mandado a pintar desde una perspectiva que denota la posición del cuartel general de Tupak Katari, es decir desde el cerro Killi Killi, para perpetuar una visión de la entonces ciudad de Nuestra Señora de La Paz. No es hasta 1952, mediante el Plano Arqueológico de la Ciudad de La Paz, elaborado bajo la dirección de Maks Portugal (publicado en 1957), donde se cita al cerro de Killi Killi, en un contexto que refiere la ciudad mediante la conformación de ayllus. Estos dos aspectos, traen como consecuencia la negación de territorialidades andinas en la dinámica configuración y construcción de la ciudad, admitiendo que la inmutabilidad en una estructura urbana es improbable, si hablamos en términos de expansión, desarrollo y crecimiento, lo que no significaría que ese carácter del lugar quede intacto, por supuesto ha de transformarse; transformarse -como indica Browne- pero ello no implica que su “espíritu” deba diluirse: su experiencia es requisito para toda la vida humana[6].
La ciudad debiera ser capaz de recibir nuevos contenidos, lo que no signifique necesariamente perder la identidad como una dimensión que pudiera distinguirse, misma que pudiera recrearse o reterritorializarse. Un tercer aspecto que, para el presente estudio es determinante en el análisis de la desterritorialización existente, relacionada a la postura de los gobiernos locales al
capacidad de recuerdo y rememoración como experiencia impotente y efectiva revela una afirmación de la identidad del sujeto (Montoya 1999: 6), más aún la memoria colectiva que es indudablemente, y en cuestión de cultura, un referente que significa reconocimiento e identidad.
momento de la planificación de la ciudad y la caracterización particular de los espacios estudiados.
Ligado a lo anterior, un aspecto derivado del análisis y detenimiento en la información particular y común que llevan a establecer una apachita como el inicio de un recorrido o dirección, denotando un conocimiento importante de la geografía, otorgando y confirmando la particular situación respecto a otras zonas o pisos ecológicos. En ese sentido y analizando el caso concreto, se ha encontrado que, Killi killi, vinculado en algún momento con el cerro Laikakota ha sido documentado como un
En la actualidad, el principal papel asignado que se les otorga dentro de la ciudad, es la función principal de mirador, que implica –además -, la desarticulación del referente clave de las culturas: el territorio, espacio común donde se materializan las prácticas, que marca las fronteras entre “nosotros” y los “otros” (los de “adentro” y los de “afuera”), evidenciándose una ruptura a través de factores espaciales, sociales y simbólicos. Ejemplos de éstas intervenciones se encuentran en todos los espacios estudiados, sin embargo el propósito del presente estudio no es iniciar un debate sobre la implementación de ciertos elementos o mobiliario urbano que tuvo un contexto y pertinencia propia, incluso en algunos casos solicitudes expresas de los residentes, el propósito es más bien visualizar el efecto de éstos elementos y diseño urbano que definitivamente otorga un carácter y un uso al espacio, bajo una visión que involucra el tema turístico.
ANÁLISIS DEL PROCESO DE RETROTERRITORIALIZACIÓN No obstante el anterior análisis, se han encontrado una serie de elementos que al efectuarse, materializan el proceso de reterritorialización, y que en algunos casos se han dado en consecuencia al proceso de desterritorialización, es decir que, estos espacios se han reterritorializado dando lugar a un modo singular de insistencia en lo vital, produciéndose un nuevo territorio, atendiendo los enunciados de Guattari, quien afirma que es por esta razón que el mundo es un territorio que debe ser siempre territorializado, ocupado, reconstruido, habitado; una tensión que sólo puede satisfacer la intensidad de una acción creativa múltiple. El primer aspecto y uno de los más importantes es la pervivencia del retorno a la organización del territorio andino, como aspecto fundamental inserta en una geografía que si bien ha mutado con el tiempo debido a la expansión y densificación del hecho urbano, ha mantenido aquel dominio de la transición que se evidencia con la ritualidad antigua que supone el dejar una ofrenda antes de emprender un largo viaje o encaminarse hacia un destino. Aquella 94 | ARK_MAGAZINE // #21
sector de donde fácilmente se pudo ejercer un cierto control del espacio geográfico de Chuquiabo y más tarde de la ciudad de La Paz. Si bien se han hallado algunas consideraciones importantes, queda la tarea de estudiar minuciosamente aspectos que pudieran ser un nuevo arranque en investigaciones futuras, tales como; si la relación que tenemos como simbólica, entre la visual de los grandes nevados, pudiera ser un referente que en su momento haya direccionado o servido como un objeto de señalización que delimitaba flujos de movilidad en un vasto territorio, que en atención a su extensión denotarían un amplio conocimiento del mismo, asimismo ampliar el análisis a otros contextos que implican una reproducción de una nueva hipótesis de movilidad, centrada en la vinculación a mayor escala y su repercusión en la formación cultural. Otro elemento importante en el análisis de la reterritorialización, que podría enunciarse como inmutable en el tiempo debido a la relación de geográfica, rito y símbolo, se refiere a la ubicación que permite crear una comunicación visual de sitios de importancia vital en la cultura local, como lo son el nevado Illimani, Huayna Potosí, Muela del Diablo, etc., que establecen un nexo directo y real con la personificación de los grandes hombres, que para la cultura andina, perviven en las montañas, lagos y ríos, denominados como achachilas, de cuya creencia se consideraba a las entidades citadas como antepasados que originaron la vida de cada pueblo y que por este motivo nunca descuidaron aquellos de velar por el bien de su descendencia. Un siguiente aspecto, se desenvuelve a través de la recreación y repetición de los acontecimientos, es decir en el campo de las acciones donde se da lugar a las celebraciones, conmemoraciones y fiestas, ésta última caracterizada por ser aquel mecanismo de la reproducción del ciclo de sobre -
consumo, más reconocido por las Sociedades de Redistribución y Reciprocidad (Milla, 2002: 184). Asimismo, reconocemos que el acontecimiento es también un punto de encuentro entre dimensiones visibles e invisibles, sea la celebración de la fiesta de La Cruz, la ritualidad presenciada en el mes de agosto, o sea la cotidiana consulta a los yatiris cuyo oficio prevalece a la par de las creencias en espacios determinados, no casuales ni elegidos al azahar. La ocupación simbólica espacial se da a través de la apropiación de determinados espacios, el sujeto se hace a sí mismo mediante las propias acciones, en un contexto sociocultural e histórico, de modo que existe una construcción constante. Este proceso –cercano al de socialización–, se inscribe al del dominio de las significaciones del objeto o del espacio que es apropiado, independientemente de su propiedad legal. No es una adaptación sino más bien el dominio de una aptitud, de la capacidad de apropiación. Es un fenómeno temporal, lo que significa considerar los cambios en la persona a lo largo del tiempo. Se trata de un proceso dinámico de interacción de la persona con el medio (Korosec-Serfaty, 1976). Un aspecto final, tiene que ver con los escasos esfuerzos, aunque significativos, de parte de los gobiernos locales, a partir de la década de los años 90, por abordar la protección legal de los sitios identificados. Un otro esfuerzo, aunque a nuestro criterio inconcluso, es la nominación en los instrumentos administrativos, como lo son las planimetrías, asignándoseles un determinado uso, asimismo en la normativa Uso de Suelo y Patrones de Asentamientos (USPA) de la gestión 2005, como un hito en la intención de retomar, asignar y darle una categoría a éstos sitios. Es, en síntesis, un ejemplo de contenedor de distintas funciones asignadas por los residentes del sector, y usos asignados por la entidad administradora del territorio municipal, que denotan un expediente y paso por el hecho urbano, que no ha dejado de lado ninguno de los anteriores aspectos citados en el análisis de la desterritorialización y consecuente reterritorialización. Para un análisis similar hemos volcado la información obtenida a lo largo del estudio en el siguiente cuadro que deja ver, como dijimos anteriormente similares relaciones dentro de cada uno de los casos.
RESISTENCIA TERRITORIAL Cada uno de los elementos encontrados que forman parte de la desterritorialización, encuentran una simultaneidad en los puntos que develan la reterritorialización en los espacios estudiados. La acción de lo simultáneo en los acontecimientos, hechos físicos o simbólicos ocurre en un tiempo común. Es cotidiano encontrar al pie de la cruz católica erigida hacía ya tiempo, restos o cenizas de ofrendas a la Pachamama, es común también el paso de nuevos actores que acceden a éstos espacios y a los –por decirlo de alguna manera- servicios ofrecidos por los antiguos yatiris o amautas a fin de agradecer y retribuir de alguna manera por la prosperidad del comercio, la flota de automóviles o simplemente por la salud. Es posible afirmar que la simultaneidad a la que nos referimos, ha creado yuxtaposiciones secuenciales en relación a las huellas preexistentes, sin lograr implantar del todo aquella desvinculación demandada a partir del inicio de la imposición de las ideas y acciones colonialistas en el territorio. La solidez de las preexistencias andinas, las relaciones y proximidades que le dan razón a los espacios estudiados, develan sin duda alguna, el carácter vigente y consecuente de la resistencia ejercida a través del territorio. // HB
IMÁGENES 1 - 4. Mirador Cerro Killi Killi. Archivo personal de la autora.
NOTAS [1] MONTES Ruiz, Fernando; La Máscara de Piedra; Editorial Armonía; La Paz; 1999; Pág. 93. [2] ÍBIDEM. Pág. 94 [3] MIRANDA Luizaga, Jorge; Filosofía Andina; Hisbol - Goethe Institute; La Paz; 1996; Pág. 25 [4] UNTOJA, Fernando; Retorno al Ayllu I; Ediciones CADA; La Paz, 1992; Pág. 7: El mundo desde hace 500 años, se ha tejido de exclusiones, esto se llama colonización; pero es mejor decir, que ésta es la expansión de occidente, una expansión que genera una serie de dicotomías donde los excluidos son los Otros: los locos, la mujer, el indio, el judío, el salvaje, el comunista, el drogado y últimamente las plantas.
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[5] MONAST, J.E.; Los Indios Aimaraes; Ediciones Carlos Lohlé; Buenos Aires; 1972; Pág. 275: Los sociólogos muestran hoy que la colonización no solo ha favorecido la explotación económica de vastas regiones en provecho de las metrópolis (europeas), sino que también ha desposeído a naciones enteras de su personalidad propia. Un aniquilamiento que no es meramente físico o político; es sobre todo psicológico. [6] BROWNE, Enrique; Otra Arquitectura en América Latina;
GISBERT, Teresa, De Mesa José 1997 Arquitectura Andina 1530-1830 (La Paz: Embajada de España en Bolivia) MILLA Villena, Carlos 2002 Ayni (Lima: Ediciones Asoc. Cultural Amaru Wayra) MONTES Ruiz, Fernando 1999 La Máscara de Piedra (La Paz: Editorial Armonía)
Ediciones Gustavo Gilí, S.A. de C.V.; México; 1988; Pág. 13 MONTOYA, Jairo 1999 Ciudades y Memorias (Colombia: Editorial Universidad de Antioquia) BIBLIOGRAFÍA ARANDA, Lemuz 2012 Mapa de Áreas Arqueológicas Potenciales del Valle de La Paz (La Paz: GAMLP) BEDREGAL, Juan Francisco 2013 Tras el oro de Chuquiabo (La Paz: Fondo Editorial Municipal) BERTONIO, Ludovico 2001 Trascripción del Vocabulario de la lengua aimara (La Paz: Ed. Radio San Gabriel) BROWNE, Enrique 1988 Otra Arquitectura en América Latina; (México: Ediciones Gustavo Gilí, S.A) CIEZA de León, Pedro 2000 La crónica del Perú (Madrid: Las Rosas) CHURATA, Gamamiel 1957 El Pez de Oro. Retablos del Laykhakuy (La Paz: Editorial Canata) DEL VALLE, María Eugenia 1994 El Cerco de La Paz. 1781. Diario de Tadeo Diez de Medina (La Paz: Banco Boliviano Americano) DE COLL, Josefina 1974 La Resistencia Indígena Ante la Colonia (México: Siglo XXI Editores) ESCALANTE, Javier 2001 De la caverna a la metrópoli. 5000 años de arquitectura (La Paz - Bolivia: Producciones CIMA)
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KOROSEC-Serfaty, P 1976 Appropriation of space. Proceedings of the Strasbourg conference. IAPC-3. (Strasbourg- Lovaine La Neuve: CIACO) MONAST, J. E. 1972 Los Indios Aimaraes (Buenos Aires: Ediciones Carlos Lohlé)
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Haydeé Bascopé Guzmán (La Paz, Bolivia - 1979). Licenciada en la Carrera de Arquitectura en la Facultad de Arquitectura, Artes, Diseño y Urbanismo de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), titulada bajo la modalidad de Tesis de Grado con mención en Patrimonio Cultural con la Tesis Semiótica del Lugar. Cursó el Diplomado en Identidades, Movimientos Sociales y
Territorio. Magister en Ordenamiento Territorial y Planificación Urbana con la Tesis Resistencia Territorial: Waq'as y Apachitas en Los Ayllus de la Cuenca del Choqueyapu. Ha sido seleccionada para la participación en investigaciones relacionadas al Desarrollo Económico Local, Planificación Regional y de Asentamientos Humanos. Participó como Asesora adjunta en Tesis de Licenciatura en las carreras de Arquitectura y Antropología, además de ser parte del equipo organizador de conferencias internacionales en el tema de Ordenamiento Territorial y Planificación Urbana, tiene varias publicaciones de contenidos y ejes socio espaciales con énfasis en el territorio, fue miembro del grupo de trabajo Desarrollo Urbano de la FLACSO y actualmente es miembro activo de la Asociación de Estudios Bolivianos. Contacto: hbg.cajonpostal@gmail.com
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GESTIONAR EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN LA LIMA METROPOLITANA DE HOY. REFLEXIONES Y APUNTES… José Hayakawa Casas Andrea Bringas Heredia RESUMEN En el presente ar tículo, luego de recordar algunas aproximaciones conceptuales sobre el patrimonio y los tipos de valores, se hace una breve contextualización del patrimonio arqueológico en Lima Metropolitana, y se presentan dos experiencias de gestión de monumentos prehispánicos que ayudan a proponer algunas reflexiones preliminares en torno a la relación entre ciudadanos y los sitios arqueológicos.
herencia” (Ballart y Tresserras, 2001, p.11). Se deduce una referencia a los bienes trasmitidos por herencia, afirmándose con dicho patrimonio el recuerdo y con éste la transmisión de un sentido de pertenencia común. Dicha noción de “patrimonio” posee como marco la lectura de una lógica conceptual constituida como relación establecida entre “(…) la historia continuada ligada a las actitudes creativas en cada secuencia histórica (...). Configurando nuestro legado actual como conjunción de actuaciones realizadas en el tiempo (…) pero que nos conducen inevitablemente a la realidad actual” (Riobóo, 2002, p.9).
APROXIMACIONES CONCEPTUALES Con relación al concepto de patrimonio se ha aproximado una
Asimismo, es posible referir la concepción de “patrimonio” a dos cualidades: construcción social e invención.
definición muy pertinente y a la vez esencial: “(...) patrimonio viene del latín; es aquello que proviene de los padres. Según el diccionario, patrimonio son los bienes que poseemos, o los bienes que hemos heredado de nuestros ascendientes. Lógicamente patrimonio es también todo lo que traspasamos en
El primero se relaciona a procesos de legitimación de “universos simbólicos”, la cual se soporta indefectiblemente sobre la intervención directa de una hegemonía cultural y social, y el segundo, a la manipulación, pero no sólo de elementos sino de
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composiciones: “la invención de la realidad se refiere (...), a estos procesos de descontextualización y recontextualización (...)” (Prats, 1997, p.20). Es por ello que no se puede obviar la comprensión del patrimonio como construcción social, por lo que resulta “(…) un artificio, ideado por alguien (o en el decurso de algún proceso colectivo), en algún lugar y momento, para unos determinados fines, e implica, finalmente, que es o puede ser históricamente cambiante, de acuerdo con nuevos criterios o intereses que determinen nuevos fines en nuevas circunstancias” (Prats, 1997, p.20), adquiriendo un carácter social, participativo y dinámico, como repertorio de significados continuamente interpretados por una comunidad.
(...) presencias sustitutivas y hacen de nexo entre personas separadas por el tiempo, por lo que son testimonio de ideas, hechos y situaciones del pasado (...). (pp.65-66) Sobre la gestión del patrimonio arqueológico resulta muy impor tante mencionar los planteamientos de la “Car ta Internacional para la gestión del patrimonio arqueológico” (Lausana - 1990), auspiciada por ICOMOS y muy lúcida en el sentido de abordar directamente las demandas sociales de su tiempo, reconociéndose la identidad del patrimonio arqueológico desde lo social, y por ende su necesidad de protegerse, conservarse y disfrutarse por el gran público. Sus principios más novedosos son:
En este marco, es pertinente recordar la definición de gestión del patrimonio cultural como el “(...) conjunto de actuaciones programadas con el objetivo de conseguir una óptima conservación de los bienes patrimoniales y un uso de estos bienes adecuado a las exigencias sociales contemporáneas” (Ballart y Tresserras, 2001, p.15). Estas actuaciones están destinadas a hacer efectivo el conocimiento, la conservación y la difusión del patrimonio. Sin embargo, dependerán del valor que se le dé al bien patrimonial. Según se entiende el valor como el:
1. Responsabilidad del conjunto de la sociedad en la toma de
(...) aprecio hacia determinados objetos por el mérito que atesoran, por la utilidad que manifiestan, o por su aptitud para satisfacer necesidades o proporcionar bienestar. Por todo eso el valor no es siempre inherente a las cosas (…). Se trata (...) de un concepto relativo sometido a los vaivenes de la percepción y del comportamiento humanos y, por lo tanto, dependiente de un marco de referencias intelectuales, históricas, culturales y psicológicas que varía con las personas y los grupos que atribuyen valor. (Ballart, 2002, pp.61-62)
acondicionamiento y de una gestión. 5. Posibilidad de intervenir de diferentes formas en el patrimonio,
Dicha aproximación cubre satisfactoriamente su multi dimensionalidad: estimación, origen asignativo, relatividad, referenciado a una colectividad o individuo. Siguiendo a Ballart (2002), el valor es clasificable en 3 tipos: a) Un valor de uso (…) en el sentido de pura utilidad, es decir (…) que sirve para hacer con él (…), que satisface una necesidad material o de conocimiento o un deseo. Es la dimensión utilitaria (...) b) Un valor formal (...) responde al hecho (…) que determinados objetos son apreciados por la atracción que despiertan a los sentidos, por el placer que proporcionan, por razón de la forma y por otras cualidades sensibles, y por el mérito que presentan. c) Un valor simbólico - significativo (...) la
decisiones sobre la conservación del sitio y las formas de acceso. 2. Obligación de destinar fondos públicos para la protección del patrimonio arqueológico. 3. Deber de preservar, por lo menos la información sobre el sitio, en caso de ser destruido por una obra de construcción. Con ello, cambian las formas de conservación. 4. Necesidad de una infraestructura adecuada, de un
incluyendo su reconstrucción. 6. Necesidad de un personal especializado en la gestión e interpretación de los sitios arqueológicos (Pérez-Juez, 2006, p.117). Es importante destacar el aporte reciente que ha significado la “Carta de Cracovia” del año 2000, la cual específicamente menciona “El artículo 5 se dedica al patrimonio arqueológico que se entiende, acertadamente, estrictamente relacionado con su entorno, territorio y paisaje” (Pérez-Juez, 2006, p.119). En este mismo sentido amplio, se destaca el rol social contemporáneo del patrimonio arqueológico: “El ciudadano puede ahora no sólo disfrutar de la visita a los yacimientos arqueológicos, sino que además es el quien justifica, condiciona y determina la consideración del yacimiento arqueológico como patrimonio cultural” (Pérez-Juez, 2006, p.47). Por ende, su finalidad esencial está orientada a “(…) desarrollar una actitud ante el patrimonio (...) que permita a la sociedad su identificación, valoración, cuidado y (...) disfrute” (Querol y Martínez, 1996, p. 313).
consideración en que se tienen los objetos del pasado en tanto
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VISIBILIZANDO EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE LIMA METROPOLITANA El patrimonio edificado de Lima resulta un espectro esencial y dinámico de la actividad humana y tiene incidencia en la ciudad contemporánea. En Lima Metropolitana se identifican 538 sitios arqueológicos (495 en la provincia de Lima y 19 en la provincia del Callao) divididos en 5 tipos: Conjunto edificado, edilicia especial, fragmentos de construcciones, sitio natural y otros. Por lo que existe una amplia variedad de monumentos, desde la Zona Arqueológica Monumental de Pachacamac de 465.31 hectáreas en la categoría edilicia especial, hasta el Sitio Arqueológico Túpac Amaru B de 0.06 hectáreas, en la categoría de fragmentos de construcciones (montículo). (Hayakawa y Ariza, 2015, p.114) La mayor concentración de sitios arqueológicos está en los distritos periurbanos. Esto determina, en gran medida, su pervivencia y estado de conservación: En los distritos periurbanos de Lima Norte, Lima Este y Lima Sur (San Juan de Lurigancho, Lurigancho - Chosica, Cieneguilla, Pachacamac, Ate, Carabayllo, entre los distritos con mayor cantidad y densidad monumental) existe una importante concentración de patrimonio arqueológico prehispánico, con más del 60% del total de monumentos arqueológicos prehispánicos de Lima inventariados hasta la fecha. (Hayakawa y Ariza, 2015, p.114,116) Lamentablemente, en esos distritos los gobiernos locales no pueden afrontar completamente y por sí mismos planes, programas y proyectos de uso social de dichos bienes monumentales; evidenciando la gestión deficitaria que define su situación de abandono y deterioro. En contraste, la mayor parte de los monumentos arqueológicos prehispánicos que cuentan con más información y registro se encuentran en Lima Centro, pero, a su vez, han experimentado mayor pérdida patrimonial. Estos monumentos arqueológicos han resultado históricamente excluidos de la memoria de la ciudad y no forman parte del imaginario de la población. Por ello, resulta de especial importancia el re conceptuar el patrimonio cultural y la memoria histórica hábiles para la formación de ciudadanos y para ejercer la ciudadanía. Así tenemos que los estudios acerca de la Lima prehispánica dan cuenta de una comunidad pluricultural y pluriétnico donde se compartía el territorio y se evidenciaba como un lugar de encuentro y coexistencia. Las instituciones tienen la tarea de reconocer la riqueza y diversidad, interactuar con comunidades, respetar la identidad y el
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patrimonio, difundir lo patrimonial mediante el diálogo y el aprendizaje mutuo desarrollando programas de educación formal, no formal e informal, registrar, proteger y poner en uso social a dicho patrimonio. Ello exige un ejercicio dirigido a contemplar y disfrutar de dichos vestigios mediante un desarrollo urbano consciente y coherente, de tal manera que los ciudadanos puedan respetar la diversidad cultural actual y pasada. El prejuicio que veía la poca “rentabilidad” de un monumento es superado al obtener mayor valor en los predios circundantes como resultó en el ejemplo Huaca Palomino, en El Cercado de Lima. Queda claro entonces que lo cultural puede ayudar en la manera de ser y pensar de los ciudadanos. Entre las acciones más relevantes y recientes en esta perspectiva, destacan los programas de recuperación del patrimonio arqueológico de la Municipalidad Metropolitana de Lima (2012 - 2014) y sus objetivos (Lima Milenaria, Ciudad de Culturas) orientados a la protección, conservación, investigación y difusión del patrimonio de la ciudad como parte de la integración y aprovechamiento desde y como sus espacios urbanos, siempre acompañados de programas educativos respectivos. El desafío fue crear espacios públicos vivos mediante la investigación y la conservación, la implementación de senderos y miradores, el desarrollo de un guión interpretativo de recorrido de la zona arqueológica, la gestación de una regeneración urbana del espacio arqueológico como espacio público para actividades culturales. Un ejemplo esclarecedor fue la recuperación del espacio abierto frente a la Huaca Palomino mediante una plaza que le devolviera el carácter comunal y bien complementada por programas educativos en los colegios vecinos. Lo pendiente en esta experiencia fue: medir impacto económico, social de la recuperación del sitio arqueológico, la seguridad y convivencia, grado de percepción y valoración, saneamiento físico legal de terrenos arqueológicos, trabajos interinstitucionales entre el Ministerio de Cultura y las municipalidades. El reto ulterior es conceptuar los monumentos como parte de las propuestas turísticas, de formación de ciudadanía, ordenamiento y desarrollo territorial. Entre otros ejemplos exitosos de acondicionamiento de espacios arqueológicos como espacios públicos, en donde se han creado vínculos de convivencia con los ciudadanos, están las huacas del Parque de las Leyendas en el distrito de San Miguel, el Complejo Arqueológico Mateo Salado en el distrito de Cercado de Lima, el Santuario Arqueológico de Pachacámac en el distrito de Lurín, entre otros.
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A continuación, presentaremos sólo dos casos disímiles, las huacas Pucllana y Huantinamarca, con la finalidad de hacer unas reflexiones y apuntes sobre las comunidades del entorno de los monumentos, la accesibilidad, la información científica, la precepción como “espacios vivos”, y la institucionalidad. Como colofón podemos concluir que la visualización del patrimonio arqueológico requiere de (…) un trabajo sostenido en la gestión cultural en instituciones del gobierno municipal en coordinación con el Ministerio de Cultura. Los avances en ese sentido han sido importantes, sin embargo, ser requiere de un compromiso claro de las autoridades e instituciones involucradas, para no dejar de lado este avance en la gestión del patrimonio arqueológico aso como la determinación de todos los ciudadanos en defender su memoria histórica (Carcedo y Advíncula, 2015, p.110).
PRESENTACIÓN DE CASOS Y ALGUNAS REFLEXIONES LA HUACA PUCLLANA El sitio arqueológico Huaca Pucllana, correspondiente a la cultura Lima (200d.C.- 700d.C.), está ubicado en el distrito de Miraflores. De acuerdo con la distribución de niveles socioeconómicos publicados por Asociación Peruana de Empresas de Investigación y Mercados (2016)[1], Miraflores se encuentra dentro del grupo de distritos que tendrían un 79.8% de hogares pertenecientes a los niveles socioeconómicos A y B, mientras que un 14%, al nivel C. El caso de la huaca Pucllana es un ejemplo de gestión del patrimonio arqueológico que motivó, en el 2015, la promulgación del Decreto Legislativo N° 1198 por el cual se facultaba al sector privado a administrar, hasta por 10 años, los monumentos arqueológicos en convenio con el Ministerio de Cultura. Sin embargo, debido a protestas en el departamento del Cusco, este decreto fue rápidamente derogado.
Gracias al liderazgo de la directora, se ejecutan proyectos de investigación, conservación y puesta en valor en el sitio desde la década del 80, periodo en el cual, se funda el museo de sitio. Las excavaciones han evidenciado gran parte de la arquitectura del sitio, y han permitido acondicionar espacios para el ingreso de visitantes a la mayoría de los sectores. A lo largo de los recorridos se han dispuesto escenas que recrean las actividades prehispánicas. Según el sistema de información de estadística de turismo del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (2017), entre enero y diciembre de 2017, el Museo de Sitio Huaca Pucllana tuvo 31,283 visitantes nacionales y 108,364 visitantes extranjeros. Los resultados de las investigaciones son publicados en revistas especializadas que permiten difundir el nuevo conocimiento generado, y promover discusiones acerca de la población que se asentó en esta parte del valle del Rímac. Además, el año pasado, se inauguró la renovación de una sala de exposición del museo con la finalidad de despertar la curiosidad de los visitantes a su llegada al sitio. La exposición busca ser motivadora y estimulante, despertando en el visitante la curiosidad y el interés por lo que continúa. Esta motivación ha sido diseñada para una audiencia general que no necesite un conocimiento previo, un público sin distinción de edad, origen, formación, etc. La colección, representada por los objetos arqueológicos originales recuperados en las excavaciones, conforma el elemento definitorio de la sala de exposición. (Sitio Web Oficial del Museo de Sitio Huaca Pucllana). Otro aspecto fundamental de la gestión del sitio es el vínculo con la comunidad. Desde el inicio de los trabajos en la huaca Pucllana, además de involucrar a la autoridad local en los proyectos, se ofreció la posibilidad de acercar la arqueología a los niños a través de talleres de verano e invierno. El primer taller inició en 1988 y, 30 años después, se mantiene vigente. Varios de los niños que participamos en algunos de los talleres, ahora ejercemos la profesión. Por otro lado, hay un programa de voluntariado e investigación,
La gestión del sitio ceremonial más representativo de la cultura Lima ha superado largamente múltiples retos, desde el desalojo de invasores en 1981, en coordinación con la Municipalidad de Miraflores y el entonces Instituto Nacional de Cultura, hasta la continuidad de los trabajos por más de tres décadas, y su integración a la comunidad. La administración es autogestionada, pero se comparte con el gobierno local.
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mediante el cual, personas nacionales y extranjeras tienen la posibilidad de participar de las excavaciones y análisis de materiales bajo la supervisión de personal especializado. Y, estudiantes de arqueología pueden realizar trabajos de investigación. La huaca Pucllana también, cuenta con un área de promoción cultural que organiza otros talleres, festivales, charlas, exposiciones temporales, entre otros.
Dos hechos fundamentales contribuyeron significativamente a la autogestión del sitio. En el 2000 se concesionó el restaurante y se habilitaron dos plazas para realizar eventos culturales cuyas tarifas de uso están expresadas en el texto único de servicio no exclusivo de la Municipalidad de Miraflores. Y, luego de la modificación de la tarifa de ingreso en el 2005, hace siete años atrás, el Ministerio de Cultura dispuso que dichos fondos sean reinvertidos completamente en el sitio. La huaca Pucllana es uno de los destinos turísticos más importantes en Lima, cuenta con un gran número de visitantes quienes tienen la posibilidad de realizar visitas de día y de noche gracias a la implementación de un proyecto de iluminación. LA HUACA HUANTINAMARCA El sitio arqueológico correspondiente a la cultura Inca (1470d.C.1530d.C.), está ubicado en el distrito de San Miguel. De acuerdo con la distribución de niveles socioeconómicos publicados por Asociación Peruana de Empresas de Investigación y Mercados (2016), San Miguel se encuentra dentro del grupo de distritos que tendrían un 71.6% de hogares pertenecientes a los niveles socioeconómicos A y B, mientras que un 22.4%, al nivel C. El caso de la huaca Huantinamarca es un ejemplo de recuperación del espacio patrimonial gracias a la confluencia de intereses de la Municipalidad de San Miguel, y de la empresa Inmobiliaria San José S.A.C. Desde el 2009, se desarrolló el proyecto inmobiliario Parques de la Huaca ubicado en el terreno
donde se realizó la Feria Internacional Pacífico por 37 años. El proyecto consistió en la construcción de un conjunto habitacional urbano con condominios, y espacios públicos conformados por parques y anfiteatros. Todo ello, en torno al monumento prehispánico. Como parte de la intervención integral, se ejecutó un proyecto de investigación, conservación y puesta en valor del sitio arqueológico. Actualmente, el monumento está restaurado, tiene un cerco perimétrico con troncos que protegen el sitio y facilitan la visibilidad, hay paneles informativos en el entorno del monumento, y una publicación con datos acerca de las excavaciones, los hallazgos, la cronología y el proceso de conservación y restauración. Además, cuenta con un sistema de iluminación. En junio de 2013, el Ministerio de Cultura en coordinación con la Municipalidad Distrital de San Miguel, llevaron a cabo una versión del programa “La Huaca nos cuenta” en Huantinamarca con el objetivo de vincular a los vecinos con su patrimonio. En el Sitio Web oficial del Ministerio de Cultura se menciona que: El proyecto busca que los niños de 3 a 8 años que viven alrededor de los sitios arqueológicos conozcan el valor de su patrimonio a través de actividades lúdicas, como las visitas guiadas, la narración de cuentos inspirados en nuestro pasado prehispánico, las caritas pintadas, los talleres creativos, y una actividad final denominada El abrazo a la huaca. (Sitio Web Oficial del Ministerio de Cultura). URBANISMO Y ARQUEOLOGÍA | 107
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Otro programa que se llevó a cabo durante el 2013 fue "Huaca Limpia, Huaca Viva”. La iniciativa estuvo a cargo del Poder Judicial y el Ministerio de la Cultura y tuvo por objetivo, vincular a adolescentes en conflicto con el patrimonio arqueológico. Además de estas dos iniciativas, no se tiene registro de otras actividades que se hayan realizado con el mismo objetivo acercar el patrimonio a la comunidad, y que sean sostenibles en el tiempo. Hay varias reflexiones preliminares que pueden hacerse en torno a algunos de los temas mencionados al inicio del texto, a partir de los dos casos brevemente mencionados. La primera es acerca de las comunidades que están en el entorno de los monumentos. Teniendo en cuenta la relevancia de generar vínculos de convivencia del patrimonio con su entorno inmediato para una gestión sostenible en el tiempo, sería importante conocer quiénes y cómo son los vecinos de los distritos de Miraflores y San Miguel. En ambos casos, las encuestas dicen que la mayoría de los hogares pertenecen a los sectores socioeconómicos de niveles A y B y, en el caso de San Miguel, hay un mayor porcentaje de hogares del nivel C. Esta es una variable general que habría que complementar con otras, acerca de segmentación, distribución de gasto, uso de tecnologías, entre otros. También es sustancial saber cuáles son sus intereses, si tuvieron o tiene algún vínculo con Pucllana y Huantinamarca, si identifican estos monumentos como parte de su patrimonio, cómo los interpretan en el paisaje cotidiano, qué significados y tipos de valores les dan. Para el caso de Pucllana, quizá algunas personas recuerdan el vecindario antes del desalojo de los invasores, por lo que sería interesante saber qué significó para ellos la recuperación del espacio. O, para el caso de Huantinamarca, ¿tendrá algún significado para los vecinos el mismo nombre del conjunto habitacional? Gracias a los resultados de una pequeña encuesta realizada a algunos de los vecinos del condominio Parque de la Huacas, se sabe que no existen valores de uso o simbólicos con el monumento (Aldaba, Cáceres y Santa Cruz, 2017:165). Otra pregunta en ambos casos que se podría hacer es si los vecinos de las huacas conocen en el valor económico de sus predios con relación a otras zonas de sus distritos. La segunda reflexión es acerca del acceso de los vecinos y ciudadanos en general a los monumentos arqueológicos. Sobre esto, es importante tener en cuenta la afirmación de Skeates (2004) “(…) people experience archaeology in a wide variety of
contexts. These include field-work situations, popular publications, heritage sites, museum displays and educational classes. How beneficial such experiences are to members of the public is a matter of debate” (p.110). En el caso de la huaca Pucllana, el acceso al monumento está condicionado a los visitantes que pueden realizar el pago del ingreso, a excepción de los primeros domingos de cada mes, que es gratuito. Sería interesante conocer si el ingreso gratuito de los domingos mantiene las mismas cifras que reportan las estadísticas anuales, donde el ingreso de extranjeros está muy por encima del ingreso de visitantes nacionales. Por otro lado, sería importante difundir el programa de participación de voluntarios en las excavaciones y análisis de materiales, y dar a conocer los resultados a otros proyectos de investigación para que se motiven a replicarlo. En el caso de la huaca Huantinamarca, los vecinos pueden disfrutar del área pública (parque y anfiteatro), y sólo pueden observar las caras externas del monumento desde la lejanía del cerco perimétrico dado que no cuenta con un acondicionamiento especial que permita una mayor aproximación. Si bien el sitio forma parte de la vida cotidiana de los vecinos, se mantiene distante. Hasta que no exista un plan de manejo del sitio a cargo de alguna institución que implemente alguna solución que facilite que los visitantes se aproximen a la huaca, quizá se podrían proponer formas creativas de acercar el monumento a los visitantes con el uso de recursos tecnológicos. La tercera reflexión, se refiere a la información científica producida en ambos monumentos. En el caso de la huaca Pucllana, se mencionó que existen numerosas publicaciones de carácter científico, una responsabilidad fundamental para la investigación, pero no se conoce si existen publicaciones de divulgación para públicos menos especializados y diferentes tipos de audiencias. En el caso de la huaca Huantinamarca, se cuenta con un número limitado de publicaciones pero que podrían ser utilizados para generar otros materiales comunicacionales de divulgación, inicialmente, para los vecinos del conjunto habitacional y del distrito de San Miguel. La cuarta reflexión es acerca de la precepción de los monumentos como “espacios vivos”. En el caso de la huaca Pucllana existen varios programas culturales que abarcan una serie de actividades para los niños que se inscriben en los talleres, para voluntarios nacionales y extranjeros, para estudiantes de pre y post grado de Arqueología y carreras afines,
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y para los visitantes del sitio. Además, el sitio se encuentra permanentemente activo gracias a la posibilidad de alquilar las plazas especialmente habilitadas para eventos culturales. Dado que la gestión del sitio es compartida con la Municipalidad de Miraflores, podrían proponerse otros puntos de encuentro con programas municipales dirigidos a otros públicos como adultos mayores, por ejemplo, además de programas dirigidos a los vecinos inmediatos. Por el contrario, en la huaca Huantinamarca no existen programas o actividades culturales permanentes o sostenibles en el tiempo, sin embargo, tiene un gran potencial que podría ser aprovechado por la municipalidad y por la junta de propietarios si es que se comprendieran los beneficios para los vecinos. Por último, es importante reflexionar acerca de la institucionalidad de la gestión de ambos monumentos. Pucllana cuenta con una estructura organizacional de autogestión basada en el liderazgo de la directora, además de la participación de la municipalidad distrital. En cambio, la huaca Huantinamarca no cuenta con una organización o institución responsable de su gestión, lo cual, coloca al monumento en una situación de vulnerabilidad frente a posibles riesgos de erosión y deterioro por agentes medioambientales y antrópicos. Además, de quedar en situación de abandono e indiferencia por parte de los vecinos que lo rodean. Estas reflexiones preliminares en torno a la relación entre los ciudadanos y los sitios arqueológicos presentes en el actual paisaje urbano proponen retos que suponen una gestión del patrimonio arqueológico orientada a establecer modos de convivencia en función de mejorar la calidad de vida. Los arqueólogos a cargo de las investigaciones y trabajos en los sitios prehispánicos tienen una enorme responsabilidad. Tal y como lo propone Skeates (2004): The challenge for archaeologists now is to put some of these ideas into widespread practice themselves, beyond the debating chambers of academia and the glossy brochures of heritage management consultants, with the aim of genuinely enhancing people’s real-life experiences of the archaeological heritage. Otherwise, archaeologist will find themselves becoming increasingly marginal to the needs of society in the twenty-first century. (pp.123-124) Sin embargo, es importante reconocer que estos desafíos deben ser asumidos por las instituciones gubernamentales y educativas, por los arqueólogos, conservadores, urbanistas y demás
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investigadores, y por los ciudadanos en general a partir de las diversas formas de valoración del patrimonio (de uso, formal, simbólico-significativo). // JH / AB
IMÁGENES 1. Patrimonio Arqueológico Prehispánico en Lima Metropolitana. Fuente: (Municipalidad Metropolitana de Lima, 2015) 2. Patrimonio Arqueológico Prehispánico y Precariedad Urbana en Lima Metropolitana. Fuente: (Municipalidad Metropolitana de Lima, 2015) 3. Foto de visitas guiadas en la Huaca Palomino. Fuente: (Municipalidad Metropolitana de Lima, 2015) 4. Foto de la vista general del sitio arqueológico Huaca Pucllana, distrito de Miraflores. Fuente: Museo de Sitio Huaca Pucllana. Sitio Web Oficial. http://huacapucllanamiraflores.pe/huaca-pucllana-hoy/ [Consulta: 19 de mayo de 2018] 5. Foto del taller de arqueología para niños del Museo de Sitio Huaca Pucllana. Fuente: Museo de Sitio Huaca Pucllana. Sitio Web Oficial http://huacapucllanamiraflores.pe/taller-de-arqueologia-para-ninos -2/ [Consulta: 19 de mayo de 2018] 6. Foto de la vista general del conjunto habitacional Parques de la Huaca y el sitio arqueológico huaca Huantinamarca, distrito de San Miguel. Fuente: Fotografía de Carlos Eduardo Contreras Mendoza publicada en la página en Facebook de Recuperemos la memoria de Lima como Lima Milenaria https://www.facebook.com/LimaMilenaria/ [Consulta: 19 de mayo de 2018]
NOTAS [1] Los resultados publicados por la ASPEIM 2016 se basan en la data de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2015. El distrito de Miraflores está agrupado dentro de la “Zona 7” junto con los distritos de San Isidro, San Borja, Surco y La Molina.
REFERENCIAS ALDABA, K., Cáceres, M. y Santa Cruz, J. (2017). Huantinamarca. Análisis de la gestión del sitio arqueológico. Caso San José S.A.C (Lima, Perú). Devenir: revista de estudios sobre patrimonio edificado, 4(8), 153-170.
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Asociación Peruana de Empresas de Investigación de Mercados (2016). Niveles Socioeconómicos. Recuperado de: http://apeim.com.pe/
http://www.cultura.gob.pe/es/comunicacion/noticia/ministerio-decultura-invita-la-poblacion-par ticipar-en-el-proyecto-la-huaca [Consulta: 19 de mayo de 2018].
BALLART, J. (2002). El patrimonio histórico y arqueológico. Valor y uso. Barcelona, España: Editorial Ariel S.A.
Sitio Web Oficial del Museo de Sitio Huaca Pucllana http://huacapucllanamiraflores.pe [Consulta: 19 de mayo de 2018].
BALLART, J. y Tresserras, J. (2001). Gestión del patrimonio cultural. Barcelona, España: Editorial Ariel S.A. CARCEDO, P. y Advíncula, M. (2015). Recuperar la memoria visualizando nuestro patrimonio arqueológico. Devenir: revista de estudios sobre patrimonio edificado, 2(3), 99-112.
SKEATES, R. (2004). Debating the Archaeological Heritage. Londres, Inglaterra: Gerald Duckworth. ___ PARA CITAR:
CHIRINOS, V. (2013). Encuentros y desencuentros en torno al Patrimonio Arqueológico de Lima Metropolitana. Arkeopáticos. Textos sobre arqueología y patrimonio, 1(1), 41-49. Recuperado de: http://arkeopatias.wordpress.com/arkeopaticosnumero3 en línea.
Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Hayakawa, José y Andrea Bringas. Gestionar el patrimonio arqueológico arqueológico en la Lima Metropolitana de hoy.
HAYAKAWA, J. y Ariza, R. (2015). Patrimonio y plan urbano en Lima: apuestas y desafíos del diagnóstico y propuesta de patrimonio edificado en el PLAM 2035. Devenir: revista de estudios sobre patrimonio edificado, 2(3), 113-136.
Reflexiones y apuntes..., en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 73. ARK_Editorial. México, 2018.
Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. (2017). Llegada de visitantes a sitios turísticos, museos y áreas naturales protegidas por el Estado. Lima: Llegada de visitantes al Museo de Sitio Huaca Pucllana. Recuperado de: http://datosturismo.mincetur.gob.pe/appdatosTurismo/Content2.ht ml PÉREZ-JUEZ, A. (2006). Gestión del patrimonio arqueológico. Barcelona, España: Editorial Ariel S.A. Prats, Ll. (1997). Antropología y Patrimonio. Barcelona, España: Editorial Ariel S.A. QUEROL, M. y Martínez, B. (1996). La gestión del patrimonio arqueológico en España. Barcelona, España: Alianza Universal Textos. RIOBÓO, F. (2002). Una forma de entender la problemática patrimonial. Córdoba, Programa de Patrimonio Histórico de la Diputación de Córdoba. Sitio Web Oficial del Ministerio de Cultura.
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SOBRE LOS AUTORES: José Hayakawa Casas (Lima, Perú - 1974). Arquitecto y Magister
Andrea Bringas Heredia (Lime, Perú - 1982). Licenciada en
en Renovación Urbana por la Universidad Nacional de Ingeniería y Doctor en Turismo por la Universidad de San Martín de Porres.
Arqueología por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Tiene estudios en Relaciones Comunitarias y Responsabilidad
Destacan sus posgrados y especializaciones: Master en Urbanismo y desarrollo territorial (Francia), Master en Restauración del Patrimonio (España) y Especialización en Políticas y Gestión de la cultura (México). Es docente e investigador universitario en el Perú y extranjero. Fue funcionario y asesor en Patrimonio Histórico Monumental y Regeneración Urbana, en la Municipalidad Metropolitana de Lima. Es director de la revista indizada sobre patrimonio edificado Devenir y del Instituto de Investigaciones (INIFAUA) de la Facultad de
Social por la Universidad ESAN. Tiene experiencia en proyectos de intervenciones arqueológicas, incidencia política, relaciones comunitarias y en diversas consultorías para los sectores público, privado y no gubernamental. En la actualidad, se desempeña como arqueóloga del campus de la PUCP y está a cargo de la gestión de intervenciones y proyectos de patrimonio arqueológico e histórico. Correo electrónico: andreabringas@gmail.com
Arquitectura de la UNI. Se desempeña como Vice-Presidente de AS. Icomos-Perú y ejerce profesionalmente como consultor urbano-patrimonial independiente y en la empresa SPATIUM SAC. Correo electrónico: josehayakawa@gmail.com
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DESAFÍOS DE LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN LIMA, PERÚ
Pedro Espinoza Pajuelo EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE LIMA La capital del Perú contiene un impresionante número de monumentos arqueológicos inmersos en plena urbe. Estos suman alrededor de 550 y son de diverso tipo: extensos complejos monumentales de tapia, adobe o piedra; montículos o edificios aislados y construidos en cualquiera de los materiales ya mencionados; restos de murallas o caminos amurallados, etcétera[1]. Fueron erigidos por distintas sociedades que se sucedieron a lo largo de milenios antes de la llegada de los españoles, remontándose a paravientos de piedra levantados por cazadores - recolectores hasta centros administrativos inca.
de acciones como saqueos de época colonial, arrasamientos para habilitación de cultivos entre los siglos XVII y XIX, y demoliciones practicadas por compañías ladrilleras desde la segunda mitad del XIX. Las huacas limeñas son pues sobrevivientes de un proceso destructivo que habría acabado aproximadamente con un 60% a 70% de las construcciones prehispánicas[4]. La enorme cantidad de monumentos arqueológicos en Lima genera dos grandes desafíos para una gestión de los mismos: cuál deber ser su uso social y cómo coordinar a los actores sociales para ese uso.
Debido al desordenado crecimiento urbano de Lima, dichos monumentos o huacas, como se les llama coloquialmente en el Perú, han terminado constreñidos por barrios modernos o en proceso de consolidación (Fotos 1 y 2)[3]. El impacto de tal crecimiento caótico se dio fundamentalmente durante el siglo XX, si bien ha sido solo la última y más destructiva de una serie
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EL USO SOCIAL DE LOS MONUMENTOS ARQUEOLÓGICOS Este tópico debería ser un debate indispensable para conformar políticas culturales, pero, de modo paradójico, ha sido constantemente obviado en el Perú. Es todavía frecuente que no
se le atienda bajo el sobrentendido que los monumentos arqueológicos deben ser espacios “para la construcción de la peruanidad”, el turismo o la investigación científica. Sin embargo, estas ideas pueden nada más ser simplismos, como veremos más adelante. ¿Qué hacer entonces con los centenares de monumentos arqueológicos prehispánicos en plena ciudad? Para muchos limeños la presencia de una huaca en el vecindario significa un problema, pues su abandono la convierte en un indeseable botadero y urinario público o un refugio de drogadictos y delincuentes. Muchos perciben además que el Estado Peruano no solo es ineficiente en rescatar a las huacas de la incuria, sino que la protección que brinda a estas es absurda pues el espacio que ocupan podría aprovecharse para más viviendas, áreas recreativas, establecimientos de salud u otros. A su vez, el Estado y los académicos imponían el conservacionismo de los monumentos aduciendo que estos generarán “identidad nacional” o traerán beneficios gracias al turismo que reciban. Se desconocía así que ya existen identidades distintas o “identificaciones” locales (barriales, distritales, etc.), siendo más bien el reto establecer canales de comunicación entre ellas, y que es irreal que todos las huacas puedan adquirir potencial turístico. Ante ello la respuesta al uso social de los monumentos arqueológicos debe partir de que sean vistos como recursos de desarrollo integral para la población y transformados en tales recursos aprovechando uno o más de sus valores múltiples:
educativo no formal, paisajístico, artístico, como espacio cultural, etcétera[5]. En los últimos años hay avances al respecto ya que se viene acudiendo al paradigma de cultura y desarrollo dentro de la gestión del patrimonio arqueológico peruano y especialmente en la que practica el Estado. El paradigma se está llevando a la práctica mediante la puesta en valor de determinados monumentos arqueológicos y a la vez enfocándose en su uso como espacios culturales o educativos, realizándose en ellos activaciones, eventos, charlas o talleres a los que la comunidad ingresa gratuitamente (Foto 3). Es fundamental que dichas actividades recojan usos acordes a la realidad y a los requerimientos particulares del barrio y del monumento allí ubicado[6], y no desechen incluso lo deportivo ni estereotipen al sitio como testimonio del pasado (Foto 4)[7]. Deben además cumplir dos condiciones: 1) No conllevar daños al monumento, en tanto este es un recurso no renovable. 2) Garantizar la difusión de los temas con los que el monumento aporta a una mejor convivencia. La realidad social antedicha puede ser muy heteróclita. Lima es una ciudad de más de 9 millones de habitantes, sumida en un creciente proceso de urbanización, y que se halla en cambio constante. Lo que antes eran distritos urbano-marginales (“conos urbanos”) formados por los migrantes del interior del país, llegados sobre todo entre los sesentas e inicios de los ochenta, son ahora los núcleos de una urbe descentrada y sin embargo U R B A N I S M O Y A R Q U E O L O G Í A | 11 5
físicamente continua. A su vez, cada distrito limeño puede contener urbanizaciones socioeconómicamente diferentes y no obstante vecinas, inmersas en relaciones que oscilan entre la solidaridad, la indiferencia y el conflicto. La diversidad de los urbanizaciones y barrios limeños se traduce en intereses y demandas así mismo diversas. Los monumentos arqueológicos que han terminado siendo incorporados espacialmente a los barrios son parte de esta realidad compleja, a la que, al mismo tiempo, contribuyen a través de la relación que los vecinos generan hacia ellos. Esa interacción siempre implica algún grado de apropiación de los monumentos por parte de la población que la rodea, así tal apropiación no sea sostenible si, por ejemplo, se los utiliza como basureros[8].
generaciones con un mayor compromiso con su ciudad y son reconocibles por su dinamismo, carácter autogestionario, perseverancia y familiarización con el patrimonio de su barrio, urbanización o distrito. Sin embargo, sus acciones carecen todavía de una amplia articulación. Ha habido en los últimos tres años aproximaciones positivas entre el Estado y los colectivos, si bien se mantiene cierta desconfianza mutua que podría irse disipando haciendo que el primero facilite la participación e institucionalización de los segundos y forme con ellos redes de gestión a las que deberán sumarse instituciones educativas, empresas privadas y municipalidades.
No se trata pues de universalizar en las huacas de Lima una misma estrategia o un mismo tipo de actividad de gestión. Tampoco basta anular completamente una apropiación local no sostenible, sino que debe ser redirigida a un uso que no las desmedre. Este se definirá según las características del monumento (extensión, grado de conservación, entre otros) y las expectativas que expresen los vecinos[9].
desarrollaron tradicionalmente una práctica profesional que no ha devenido en un adecuado reconocimiento público de su labor actual ni en una actitud empática hacia la población. Y es que tal reconocimiento depende de la espectacularización de sus descubrimientos, lo que no solo es muchas veces artificioso, sino que resulta contraproducente para la valoración social de los monumentos arqueológicos pequeños o de hallazgos que no sean “los más antiguo en su género” u objetos fastuosos. De otro lado, aun varios arqueólogos permanecen en un círculo cerrado de investigación pura y papers especializados, sin interrelacionarse con otros actores que no sean colegas suyos u otros científicos sociales. Se mantienen así en una torre de marfil (sea Facebook, blogs personales u otros) desde la cual claman contra la falta de atención al patrimonio arqueológico o execran las fallas en el manejo de este. Ello parece darles una sensación de estar cumpliendo su compromiso hacia la comunidad, aun cuando no tengan ninguna incidencia real.
ACTORES SOCIALES VINCULADOS AL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Para abordar este segundo desafío de gestión, reconoceremos aquí a cuatro actores sociales por su gravitación en el tema: el Estado Peruano, la academia, la empresa privada y la sociedad civil. Generalmente en lo referido al patrimonio estos cuatro actores han estado interrelacionados problemáticamente, en medio de tensiones motivadas por el mutuo recelo y la débil institucionalidad peruana. Para dar un esbozo de la mencionada situación, y omitiendo aristas y excepciones, se podría decir que el Estado se veía rebasado en su capacidad para proteger y promover el patrimonio arqueológico, la sociedad civil no respondía organizándose para cubrir las falencias de este (ni el Estado los convocaba), la academia vivía en una zona de confort que la alejaba cada vez más de la población, y la empresa privada, salvo pocas excepciones, no veía beneficios en intervenir
Cabe detallar ahora la disociación entre la academia y el público, pues pocas veces se la trata. Los arqueólogos peruanos
El resultado de lo expuesto es que no obstante se ha incrementado en las últimas dos décadas el número de arqueólogos trabajando dentro del Estado (principalmente en el Ministerio de Cultura), es nulo su peso como colectivo en las decisiones gubernamentales relacionadas al patrimonio y todavía insuficiente su contacto con la población. Afortunadamente, en los últimos años hay más convencimiento de lo básico que es un componente de gestión hacia la comunidad dentro de las
en el patrimonio ni siquiera como responsabilidad social.
intervenciones en el patrimonio arqueológico en general.
La disociación de actores que ha tenido mayor notoriedad es la que se ha dado entre el Estado y la sociedad civil. Ante ella, pueden funcionar como nexos de diálogo los varios colectivos e iniciativas individuales civiles que fomentan y defienden el patrimonio cultural inmueble[10]. Sus miembros pertenecen a
La participación de la empresa privada en la gestión del patrimonio se ha plasmado en experiencias de asociaciones público - privadas, como las habidas para la puesta en valor de huaca Pucllana y del complejo arqueológico El Paraíso[11]. Pero tales modelos no son replicables en cada huaca de Lima pues
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estas poseen diferentes par ticularidades arqueológicas, condiciones de conservación y entornos sociales urbanos. En los casos de huaca Huantille y también Pucllana, ha sido medular la participación de las municipalidades locales en su puesta en valor[12]. No obstante, constituyen excepciones y las comunas siguen siendo las grandes ausentes en la gestión del patrimonio arqueológico, pese a que la ley les dictamina actuar al respecto. Por lo tanto, la participación de la empresa privada y las municipalidades está pendiente de intensificarse y encauzarse en la medida que también están pendientes de concordarse los usos sociales del patrimonio, los mismos que deberían impulsar un manejo participativo e inclusivo de los sitios arqueológicos más allá de convertirlos exclusivamente en impenetrables feudos turísticos.
RESUMAN DE UNA EXPERIENCIA DE USO SOCIAL: EL COMPLEJO ARQUEOLÓGICO MATEO SALADO Desde el 2007, el Ministerio de Cultura del Perú viene interviniendo en la recuperación del complejo arqueológico Mateo Salado. Se trata de un centro administrativo-ceremonial construido por los ichma (1100-1450 d.C.) y reocupado por los incas (1450-1535 d.C.). Hoy se ubica en el distrito de Lima, es decir en pleno centro de la urbe, y tiene una extensión de 16.4 hectáreas, encontrándose rodeado por urbanizaciones consolidadas y socio económicamente contrastantes. Ahora bien, en el marco de la mencionada intervención, desde el año 2011 hemos aplicado en la gestión del complejo arqueológico algunas de las ideas expuestas aquí. Es así que en Mateo Salado se ha
implementado un plan de gestión que tiene sus pilares en la patrimonialización del monumento, su transformación en recurso de desarrollo integral y, en última instancia, impulsar valores ciudadanos para que dicho desarrollo no tienda a la inequidad. La perspectiva del Continuum cultural es una metodología transversal para la investigación, conservación y trabajo con los vecinos. Considera que todas las etapas del monumento (y no solamente las prehispánicas) poseen el mismo valor como modos de vida, lo que posibilita abordar tanto temáticas para el conocimiento de lo prehispánico como reflexionar sobre problemas sociales actuales. Mateo Salado se ha consolidado también como un espacio cultural en el que se ofrecen continuamente actividades artísticas, educativas y culturales de libre ingreso (Fotos 5 a 7). Sin embargo, la necesidad de una mayor incidencia social de este modelo nos está llevando a reformularlo para hacerlo más eficiente e inclusivo y proponer otros indicadores además del número de asistentes a dichas actividades. Con todo ello, se espera continuar aportando a los modos de gestionar un patrimonio monumental tan vasto y variado como el que alberga la capital del Perú. // PE
IMÁGENES 1. Mateo Salado, complejo arqueológico rodeado por urbanizaciones consolidadas. 2. Tambo Inga (distrito de Puente Piedra) en el 2004, con barrios en proceso de consolidación. 3. Concierto musical con ingreso libre, organizado por el Ministerio de Cultura en Mateo Salado (2018).
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4. Cultudeport: activación deportiva con la participación de vecinos (2017). 5. Encuentro de performance (2012).
Arbolaridad Memoria Cultura y Futuro, Lima Milenaria, etcétera. Todas pueden ser ubicadas en Facebook. [11] Sobre Pucllana véase Flores 2002 y 2005. Sobre El Paraíso
7. Recital “La Huaca es Poesía” (2018).
véase Ojeda y Narváez 2016. [12] Para Huantille véase Guillén 2012.
NOTAS
REFERENCIAS
[1] Para el número, tipología y grado de vulnerabilidad de los
ESPINOZA, Pedro (2014a). Una propuesta de gestión para monumentos arqueológicos en entornos urbanos. En: Sandra Negro y Samuel Amorós (editores), Patrimonio, identidad y memoria, 379 – 400. Instituto de Investigación del Patrimonio Cultural de la Universidad Ricardo Palma. Lima.
6. Jornada de cuentacuentos para escolares vecinos (2013).
monumentos arqueológicos en Lima, véase Espinoza 2017. [2] Es el caso de Cerro Tres Marías, en el distrito de Villa María del Triunfo (Salcedo 2012). [3] Véase también RT en Español (2017). [4] Una síntesis sobre distintos estimados de destrucción de monumentos arqueológicos se encuentra en Espinoza 2017. Para una revisión más específica sobre la desaparición de los mismos en lo que vendría a ser la actual Lima Centro, véase Narváez 2013: tablas 5-1 a 5-6. [5] Espinoza 2014a y 2017.
(2014b) La perspectiva del Continuum Cultural para la gestión de monumentos arqueológicos. Revista Observatorio Cultural. N° 2. Disponible en: https://issuu.com/observatorioculturalmml/docs/revista_oc_i_-_2 014
[6] Cf. Espinoza 2016. [7] Sobre activaciones deportivas en un complejo arqueológico de Lima (Mateo Salado) véase Gonzáles y Espinoza 2018. Por otra parte, el que no sean estereotipados evita “que los monumentos arqueológicos solo deban hablar de un pasado propicio para el chauvinismo, la exotización, la mistificación o la glorificación de lo pretérito” (Hidalgo 2016). [8] Ya que los monumentos arqueológicos en contextos urbanos
(2016) Particularidades para la puesta en uso social en entornos urbanos: experiencia del complejo arqueológico Mateo Salado, Lima. Disponible en: http://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/articulos/Particulari dades%20Puesta%20Uso%20Social%20en%20Contextos%20Urb anos%20Mateo%20Salado.pdf
tienen siempre algún tipo de uso (i. e. apropiación), toda intervención arqueológica o puesta en valor que se realice en estos romperá alguna dinámica social. Esas dinámicas se constituyen a partir de ocupaciones laborales (por ejemplo, reciclaje de desechos), actividades recreativas, o zonas de criminalidad o acumulación de basura que existen en una huaca, por lo que al ser suprimidas allí podrían crear tensiones con los vecinos o resurgir más álgidamente en otras áreas cercanas. Por lo tanto, la recuperación de un monumento arqueológico puede conllevar el desplazamiento de problemas del interior hacia el exterior de aquél. Cabe considerar ello a fin de medir con mayor realismo el impacto social de las intervenciones y prever sus consecuencias directas e indirectas. [9] Cf. Espinoza y Luján 2016.
(2017) La gestión de monumentos arqueológicos en Lima, Perú: panorama, diagnóstico y propuesta. Córima, Revista de Investigación en Gestión Cultural. Año 2, N° 2, enero-junio 2017. Universidad de Guadalajara, 2017. Disponible en: http://www.revistascientificas.udg.mx/index.php/corima/article/vie w/6083/pdf
[10] Entre estas se tiene a Salvemos las Huacas, el Círculo
FLORES, Isabel (2002) Pucllana: experiencia e historia de una gestión cultural. En: Sonia Tello (Comp.), En torno al patrimonio e interdisciplinariedad, pp. 361-378, Escuela Profesional de Turismo y Hotelería de la Universidad de San Martín de Porres, Lima.
Ciclista Protector de las Huacas, Cuida tu Huaca (PLO), Instituto Ruricancho, el Colectivo Colli, el Instituto de Cultura, Historia y Medio Ambiente (ICHMA), Kapaq Sumaq Ayllu, Ichmay Tampu,
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ESPINOZA, Pedro y Karen Luján (2016) Guía para las reuniones con representantes vecinales del entorno del complejo arqueológico Mateo Salado. Disponible en: http://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/articulos/Guia%20R euniones%20Representantes%20Vecinales%20del%20Entorno%2 0Mateo%20Salado.pdf
(2005) Pucllana: esplendor de la cultura Lima. Instituto Nacional de Cultura, Lima. GONZÁLES, Belén y Pedro Espinoza (2018) Comunidad, patrimonio arqueológico y deporte en una nueva estrategia de intervención sociocultural en Mateo Salado (Lima): Cultudeport. Disponible en: http://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/articulos/Comunida d%20Patrimonio%20Arqueol%C3%B3gico%20y%20Deporte.pdf
PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Espinoza Pajuelo, Pedro. Desafíos de la gestión del patrimonio arqueológico en Lima, Perú, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 73. ARK_Editorial. México, 2018. ___
GUILLÉN, Marco (2012) Descubrimientos arqueológicos en Huaca Huantille, valle bajo del Rímac, durante el periodo Intermedio Tardío. Arqueología y Sociedad, N° 24, 371 - 392.
SOBRE EL AUTOR: Pedro Espinoza Pajuelo (Lima, Perú-1972). Arqueólogo, gestor
HIDALGO, Rafael (2016) Experimentar que la huaca es poesía en Mateo Salado. Disponible en: http://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/articulos/Experiment ar%20que%20la%20Huaca%20es%20Poes%C3%ADa%20en%20 Mateo%20Salado.pdf NARVÁEZ, José Joaquín (2013) Pre-colonial irrigation and settlement patterns in three artificial valleys in Lima- Peru. A thesis submitted to the Faculty of Graduate Studies in partial fulfilment of the requeriments for the degree of Doctor of Philosophy. Department of Archaeology, University of Calgary, Calgary. OJEDA, Bernardino y Joaquín Narváez (2016). El Paraíso: 4000 años de antigüedad. Ministerio de Cultura y Museo Andrés del castillo, Lima. RT en Español (2017) Ruinas en Perú dañadas por la urbanización [Archivo de video]. Disponible en: https://youtu.be/sPIH-_Yut3I
cultural y escritor. Ha obtenido en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos los grados de Licenciado en Arqueología y de Magíster en Ciencias de la Religión. Es Diplomado en Gestión Cultural por la Pontificia Universidad Católica del Perú y por la Fundación Ortega y Gasset, Argentina. Ha participado como Jefe de Campo del Proyecto Arqueológico Caral (1996) y en los proyectos arqueológicos de evaluación, puesta en valor e implementación museística realizados por la División de Arqueología del Parque de Las Leyendas, en Lima (2000 – 2006). Ha sido profesor en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Universidad Privada de Piura y el Centro de Formación en Turismo (CENFOTUR). Desde julio del año 2008, es director de los trabajos de puesta en valor que el hoy Ministerio de Cultura realiza en el complejo arqueológico Mateo Salado, supervisando labores de investigación, conservación-restauración, habilitación turística y gestión hacia la comunidad. Contacto: p_espinoza_p@yahoo.es
SALCEDO, Luis E. (2012) Excavaciones en el sitio arcaico de Cerro Tres Marías, un campamento logístico del Complejo Lauricocha en las Lomas de Atocongo. Praehistoria Andina III, edición autofinanciada, Lima.
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EXPANSIÓN URBANA Y PATRIMONIO CULTURAL EN EL DISTRITO DE SAN JUAN DE LURIGANCHO
Wilmer Mejía Carrión RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Cuando se habla de la quebrada Canto Grande, la cual es ocupada en su total integridad por el actual distrito de San Juan de Lurigancho (SJL), generalmente se escuchan una serie de mitos respecto a su poblamiento actual: “Todos los vecinos del actual distrito son invasores” o “en San Juan de Lurigancho no había nada, solo un enorme desierto”. Esto genera que mucha gente tenga una idea prejuiciosa y bastante negativa respecto al distrito mencionado. El artículo apunta hacia dos objetivos: A) Desmentir la idea que la mayoría de vecinos de SJL son invasores. B) Dar a conocer brevemente que el poblamiento de SJL es muy antiguo.
A pesar de su cercanía al centro de la ciudad de Lima. El limeño de a pie conoce poco del proceso histórico de la quebrada Canto Grande, es así que en las diversas conversaciones que se generan tanto en las redes sociales como cara a cara, muchas personas creen que el poblamiento de la quebrada es reciente (no más de 50 años) y que se dio exclusivamente a partir de la invasión de terrenos, es decir grupos de personas que organizados tomaron por asalto una serie de terrenos que no eran suyos para apropiárselos. Ambas opiniones parten del desconocimiento de la realidad histórica y social del distrito que se asienta dentro de esta quebrada: San Juan de Lurigancho. Este desconocimiento ha generado muchas veces un discurso
Con esto lo que se busca es dar a conocer que el proceso de desarrollo urbano es más complejo de lo que a simple vista parece, además de que éste no ha respetado el patrimonio cultural material que ha existido en el distrito sino que se da desarrollado a costa de éste, proceso que aún sigue vigente.
negativo hacia las personas que habitan el distrito, considerándolas “ilegítimas”.[1]
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En realidad el proceso de poblamiento actual es la punta de un iceberg que hunde su raíz en una historia bastante amplia que
abarca miles de años, así pues los actuales vecinos de San Juan de Lurigancho son parte de un proceso histórico amplio, prueba de esto tenemos la diversidad de sitios arqueológicos (llamados huacas) que se encuentran, a lo largo y ancho, de los 135.25 kms2 de territorio y que lastimosamente la actual expansión urbana a destruido en buena parte. Parte de este discurso encubre una realidad: Ni al Estado, ni a los hacendados, dueños de esas tierras y que pronto formaron compañías inmobiliarias les interesó salvaguardar el patrimonio cultural y más bien fomentaron su desaparición.[2] El artículo tendrá dos partes, en la primera hablaremos del poblamiento de la quebrada Canto Grande, la cual es un recuento breve de este fenómeno en el cual se verá someramente como se fue poblando la zona, mientras que en la segunda se verá el desarrollo del poblamiento actual y
campamentos en los cerros sabiendo que iban a volver el próximo invierno llevándose sus cosas consigo.
como éste ha afectado el patrimonio cultural arqueológico del distrito.
cada vez se hacía más escasa. Allí es donde las mujeres usando la sabiduría ancestral heredada de generación en generación, en lugar de simplemente recolectar los frutos, empiezan a usar las semillas de los frutos recogidos y empiezan a plantar dando paso a la horticultura.
BREVE RESEÑA HISTÓRICA DEL POBLAMIENTO DE LA QUEBRADA CANTO GRANDE Antes de su poblamiento humano - durante finales del pleistoceno y comienzos del holoceno-, es posible[3] que la quebrada Canto Grande contara con la presencia de un río prehistórico, creado por el deshielo de las montañas lo cual habría formado un paisaje natural difícil de imaginar para sus actuales habitantes pues a esto se añadiría, -gracias al fenómeno de Lomas- unos cerros con una vasta vegetación que atraía diversos animales que bajaban desde los andes creando un ecosistema exuberante.
Este panorama cambió con los cambios climáticos que se originaron a partir del cambio de era, del Pleistoceno al Holoceno. Es decir de la Era de Hielo a la Era Cálida. Estos cambios en la temperatura y el clima dieron pie a cambios culturales importantes en la historia de la humanidad, sin estos necesarios cambios -que no eran más que reacciones de los grupos humanos para poder sobrevivir ante una naturaleza cambiantelos seres humanos se hubieran extinguido irremediablemente. El cambio cultural no fue repentino sino que más bien se dio poco a poco, la cacería ya no eran muy provechosa y la recolección
Este cambio dio lugar a otros más, tanto en las relaciones sociales como económicas. Estas relaciones ahora se van a dar dentro de las primeras viviendas agrupadas en lo que se consideran las primeras aldeas (6000 -5000 a.C). Estas se encontraban sobre todo cerca al río Rímac y a las Lomas, las construcciones son bastante sencillas, no tienen más de 40 m2 y son de una sola habitación lo curioso es que estas casas tenían el peso hundido un metro a metro y medio probablemente con el fin de protegerse del frío por las noches.
Gracias a las investigaciones arqueológicas realizadas por el Instituto Cultural Ruricancho sabemos que los primeros habitantes de la quebrada Canto Grande llegaron alrededor de 11 000 años atrás (aproximadamente 9000 a.C). Estos eran grupos humanos provenientes de los Andes dedicados a la cacería y recolección. La costa les proporcionó un hábitat con una riqueza ecológica impresionante que les permitía vivir con cierta holgura: la humedad del medio ambiente era propicia para que los cerros se llenaran de verdor creando un ecosistema ideal para la aparición de plantas y animales que fueron aprovechados por
“(…) Los asentamientos erigidos en las estribaciones de los cerros, como es el caso de Pedreros, eran de tipo semi enterrado. Las excavaciones en lugares similares presentan viviendas de tres o cuatro metros cuadrados de área, de planta circular o cuadrangular; la casa estaba enterrada hasta un metro de profundidad, con bajas paredes de piedras rústicas asentadas con barro o algas y yuyos marinos chancados” (Agurto Calvo, citado en Poloni, 1986, p. 24)
estos habitantes primigenios.
ríos, en el caso de San Juan de Lurigancho, estas se encontraban en lo que ahora son las urbanizaciones de Zárate y Campoy, lugares privilegiados en ese entonces por su cercanía a las lomas. Esta cercanía entre el río y las lomas mantiene una serie de recursos donde aún le es posible a la gente vivir manteniendo sus ancestrales actividades de cacería y recolección. Con el pasar del tiempo, los hombres y las mujeres
En un principio no era necesario tener una vivienda fija pues al practicar la transhumancia estacionaria-, iban de la costa (Invierno) a la sierra (verano) sin ningún problema quedándose los meses que fuesen necesarios en cualquiera de estas regiones. Así pues es bastante probable que establecieran
Estas primeras viviendas se encontraban sobre todo cerca de los
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dominan mejor la producción de alimentos conduciendo a que haya una mayor cantidad de población así la horticultura dio paso a la agricultura propiamente dicha y a la ganadería, la cual era de llamas. La cacería y recolección se convierten en actividades económicas marginales. Los asentamientos crecen, y poco a poco las comunidades humanas necesitan generarse mayor alimento para eso es necesario ampliar la capacidad agrícola es así como la necesidad de ampliar el suelo agrícola es una prioridad para, empiezan generarse los primeros canales de regadío y las primeras sociedades estatales, pues ya se requiere de una organización social mayor que pueda manejar a las diversas poblaciones en las obras de creación de los canales. Aparece la arquitectura monumental, la cual empieza a aparecer por diversos lugares de la quebrada Canto Grande (Templo 15 de enero, 3000 a.C) (Templo de Azcarrunz, 1500 a.C) Lejos de estar aislada la quebrada Canto Grande era parte de un conjunto de relaciones sociales con las diferentes comunidades de lo que ahora es la ciudad de Lima y probablemente con algunas más lejanas, prueba de esto sería la localización del templo de 15 de Enero, a un costado de la quebrada, un lugar marginal si consideramos la quebrada Canto grande como un todo. Pero muy importante si consideramos que está en un lugar de acceso relativamente fácil para las comunidades que se encuentran ahora en lo que es el actual distrito del Rímac. Lastimosamente este templo no existe más y se encuentra entre aquellos elementos arquitectónicos del pasado que han sido totalmente destruidos. La quebrada Canto Grande continúa evolucionando y transformándose, surgen poderosas organizaciones políticas que durante los próximos miles de años se disputaran los recursos y el poder es así como la influencia de culturas diversas, como Chavín o los incas, se hará sentir con fuerza, a través de los siglos.
es una de las diversas reducciones indígenas la cual permite reunir a la población de la quebrada y lugares aledaños en una solo lugar. Las formas de vivienda cambian ahora se sigue el patrón español y se abandona para siempre el patrón andino en la quebrada. Así durante los 400 años siguientes – hasta mediados del siglo XX- el Pueblito fue el único centro urbano dentro de la quebrada la cual era eminentemente rural con una diversidad de haciendas que iba cambiando a través del tiempo.
PATRIMONIO CULTURAL Y EXPANSIÓN URBANA[4] A mediados del siglo XX, la quebrada Canto Grande entra en una fase de desarrollo nunca antes visto, deja de ser parte de la red de haciendas que está alrededor de la ciudad de Lima para convertirse en parte de la gran ciudad que se está forjando y expandiéndose poco a poco gracias a la migración[5]. Es decir, las tierras de la Quebrada Canto Grande fueron poco a poco pobladas por personas de las diferentes zonas del país, convirtiéndose las antiguas haciendas en urbanizaciones. Esta migración que se daba sobre todo del campo a la ciudad, de los andes a la costa, cambió para siempre la realidad de la quebrada Canto Grande. Hasta ese momento El Pueblito de Lurigancho era el único lugar urbano de la quebrada. Con sus cuatro siglos de existencia era un pueblo costeño típico y pequeño, rodeado de grandes extensiones de chacras. ¿Quiénes comenzaron la expansión urbana en la que Quebrada Canto Grande terminando con siglos de vida rural? Fueron los propios hacendados los que abrieron las tierras de la quebrada Canto Grande a la urbanización. Estos al ver una inminente Reforma Agraria cerca y entender que los nuevos tiempos requerían otro tipo de negocio dejaron de usar sus tierras para la actividad agrícola para lotizarlas y venderlas formando empresas inmobiliarias.
concentraba el poder dentro de la quebrada teniendo cada uno sus propios curacas los cuales dominaban la quebrada.
“(…) Todo el distrito estaba en manos de unos pocos propietarios. Todos ellos pertenecientes a la oligarquía peruana poseedora de terrenos agrícolas, propiedades urbanas, intereses en la banca, minería e industria, de gran influencia política. Son precisamente esos propietarios quienes se van a convertir en urbanizadores” (Poloni, 1986, p. 118)
En la época de los incas cambian las cosas y los centros de poder pasan a ser Huaca Canto Chico y Huaca El Sauce. Todo esto cambia, para la época del virreinato, los españoles crean el pueblo de Indios de San Juan Bautista de Lurigancho que
Así es como los Checa, hacendados de la Hacienda Zárate, -a comienzos de la década de los 60- son uno de los primeros en convertir su hacienda agrícola en un espacio lotizado listo para venderse para así formar la urbanización Zárate.
Ya en la época de los Ichma (S. XIII al XV) existen dos centros de poder Fortaleza de Campoy y Huaca Mangomarca, en ellos se
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“Entre 1961 y los primeros años de la década del 70, se urbanizó la zona de Zárate. El grupo urbanizador Aspíllaga-Bertello-Checa Solari, fusionó a los propietarios de chacras con el Banco Comercial del Perú, constituyéndose cuatro compañías inmobiliarias: Agrícola Zárate S.A, Corporación e Inmobiliaria Zárate S.A., Urbanizadora Mangomarca” (Ibídem, p. 120)
EL PUEBLITO DE LURIGANCHO HISTÓRICAMENTE AGREDIDO En esos momentos El Pueblito de Lurigancho, que desde el siglo XVI, había pertenecido a la Iglesia Católica estaba en peligro de desaparecer –según me comentaron los propios vecinos- el Sr. Checa, hacendado de Zárate tenía la intención de comprar los terrenos de El Pueblito, desalojar a la gente que vivía allí y desparecerlo por completo con la intención de que la avenida principal del distrito pase por allí. Esto no se logró ya que los vecinos, ante el eminente peligro de ser desalojados, pidieron al Padre Jorge Álvarez-Calderón que interceda ante el Arzobispo de aquel momento Juan Landazuri Ricketts para que éste les venda las tierras a ellos y no a Checa.
Esto último fue posible y gracias a esto El Pueblito de Lurigancho sigue existiendo hasta el día de hoy. A pesar de que existe una ordenanza que la avala legalmente su condición de patrimonio cultural. En la actualidad El Pueblito de Lurigancho, capital del distrito sigue siendo agredido. “Existe la Ordenanza 028 promulgada el 22 de diciembre del año 2000, donde se señala al pueblito de Lurigancho como patrimonio histórico y cultural del distrito, creemos que no es posible que con tantos argumentos hasta la fecha no exista un pronunciamiento al respecto. Por nuestra parte hemos dialogado con los actuales usuarios de la zona quienes estarían dispuestos a desarrollar dicho proyecto, por otro lado los habitantes de nuestro pueblito, nos hacen sentir su tristeza por ver como el “modernismo” viene borrando parte de su historia”.[6] Las autoridades municipales, a través del tiempo, no han comprendido su importancia patrimonial y en la actualidad se ha vendido el terreno que en un principio fue considerado para ser la municipalidad distrital – la cual fue construida en Zárate- y el terreno el cual fue antes el Haras Lurigancho[7] para construir un instituto y la sede de una universidad particulares.
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CANTO CHICO, PATRIMONIO INCOMPRENDIDO Como ya se mencionó antes, los urbanizadores privados no fueron los únicos que contribuyeron al poblamiento de la quebrada, también el Estado contribuyó a formar localidades. Es así que éste promueve la habilitación de viviendas y por ende la creación de nuevas urbanizaciones y asentamientos humanos, ese el caso de Caja de Agua y Chacarilla de Otero, los cuales son producto de una serie de reubicaciones. La gente que no lograba obtener su vivienda en estas localidades pasaba a ser reubicada en lo que posteriormente fue el A.A.H.H Canto Chico. “En esa década de los 60, además de las urbanizaciones para estratos medios-bajos, se constituyeron una serie de barriadas. Los moradores de Cantagallo que no tenían ingresos suficientes para instalarse en la urbanización de Caja de Agua, fueron reubicados en las faldas de los cerros en Canto Chico (a la altura de las actuales urbanizaciones Las Flores y San Hilarión). Esta reubicación creó expectativas en sectores populares que carecían de vivienda…” (Poloni, 1986, p.122) Ahora bien Canto Chico no era terreno vacío, como parece que pensaron los planificadores del Estado, sino que en sus tierras se encontraba un sitio arqueológico de la época del dominio inca en la quebrada, pero esto no interesó y se dispuso la zona para que sea poblada. Al principio no se tocó el terreno de la huaca pero con el paso del tiempo, ante la presión de resolver el problema de poblamiento intenso se destruyó buena parte de la huaca para que sea habitable. En la actualidad queda apenas un parte de lo que fue la inmensa Huaca.
CANTO GRANDE: UNA PAMPA LLENA DE UNA HISTORIA NO RECONOCIDA La zona de Canto Grande, no era una hacienda propiamente dicha pues no contenía producción agrícola sino que más bien era un inmenso terreno eriazo, sin embargo tenía dueño, Los Wiese y los Rizo- Patrón, Según (Poloni: 1986) “Hacia 1920, la familia Wiese se apoderó de esas tierras al denunciarlas como zona minera. En realidad nunca se realizó actividad minera, los Wiese urbanizaron casi inmediatamente… (p.118). Allí el grupo Wiese- Neuhauss- Rizo Patrón realizó las urbanizaciones San Rafael, Canto Bello, Canto Sol, Canto Nuevo, la urbanización semi-rústica de Canto Grande y Canto Grande zona urbana” (p.120)
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En 1973 se expropiaron los terrenos de Risso - Patrón la cual sirvió para que tres años después se transladará a un grupo de invasores que fue reubicado del Puente Huáscar en El Agustino: “A inicios de 1976 se produjo la invasión de terrenos aledaños al Puente Huascar, ésta congregó un gran número de familias, consiguió despertar la atención de los medios de comunicación que asumieron posiciones diferentes ante el suceso , sin embargo hicieron más evidente ante el conjunto de la sociedad el agudo problema de la falta de vivienda que afectaba a los sectores más pobres de la ciudad.. El Estado con el argumento de que la zona invadida no reunía las condiciones de habitabilidad por sui cercanía al río Rímac y a una fábrica que arrojaba una serie de desperdicios y humos ofreció reubicar a los invasores en Las Pampas de Canto Grande” (Ibídem, p. 124) Villa Huanta fue un Programa Municipal de Vivienda que fue llevado a cabo por alcalde Oscar Venegas, eran tiempos aciagos para los ayacuchanos por la presencia de Sendero Luminoso en sus tierras es allí que Venegas paisano suyo permite que estos se instalen en lo que ahora es Villa Huanta, siendo en la actualidad uno de los barrios más emblemáticos de San Juan de Lurigancho. “Con la nueva Ley de Municipalidades, el municipio distrital desarrolló una política de vivienda similar a la del Estado en los años 70, es decir el fomento de pueblos jóvenes; las autoridades municipales crearon varios “Programas Municipales de Vivienda” (Ibídem, p.126) Es interesante ver no existía una autoridad que quisiera o tuviera el poder de coordinar las acciones de los hacendados así que cada uno de ellos, preparó sus propios terrenos con escasa coordinación entre ellos y poder articular el entorno urbano del nuevo distrito. Los más afectados ante esta explosión de urbanizaciones fueron los geoglifos de Canto Grande, antiguamente probablemente cientos y ahora solo quedan algo más de una decena ,algunos aun escondidos entre los cerros donde el actual tráfico de terreno no los ha alcanzado, otros en peligro inminente. Pero el problema de la destrucción de estos geoglifos se dio antes de la habilitación urbana de esta zona ya esta zona servía de lugar de entrenamiento militar: “Cierto número de líneas fue destruido por el ejército” (Ibídem, p. 26) Así pues la quebrada Canto Grande fue poblándose no sólo por invasiones como usualmente se cree sino por reubicaciones, programas de vivienda y venta de terrenos que fueron adquiridos por compra-venta directa o mediante cooperativas de vivienda.
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CONCLUSIONES
NOTAS
Como se ha podido ver San Juan de Lurigancho es un distrito que ha estado envuelto dentro de un complejo proceso urbanizador tanto por agentes particulares y estatales, por tanto si bien es cierto se han dado invasiones, éstas no son las únicas formas de poblamiento: “Invasiones, urbanizaciones privadas y públicas, formas asociativas de poblamiento son las manifestaciones del poblamiento de Lurigancho…“ (Poloni, 1986, p. 162) Dentro de este proceso el patrimonio cultural, ha sido descuidado en el mejor de los casos, o destruido en el peor de ellos.
[1] Hay ocasiones- como cuando hay algún problema como una
San Juan de Lurigancho no puede permanecer así, una ciudad necesita de espacios públicos de calidad, y las huacas son espacios ideales sin olvidar jamás que contienen un valor simbólico y una rica información que puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los vecinos. Pero mientras tengamos autoridades incompetentes que solo operen al corto plazo y que no comprendan el valor del patrimonio para forjar una comunidad, seguiremos pensando que esos terrenos no son más que un estorbo. // WM
IMÁGENES 1. Lo que fue el Haras Lurigancho, ahora será sede de una Institución de Educación Superior Privada. Fuente: Julio Abanto, 2018. 2. Uno de los petroglifos de Cerro Cantería, es parte de un conjunto de petroglifos. Es uno de los pocos objetos culturales prehispánicos aun intactos pues lo escarpado del terreno del cerro que lo alberga lo mantiene alejado de la expansión urbana. 3. La hacienda Zarate es la primera que se abre a la urbanización. Fuente: Canal Museal. 4. La parte baja de la quebrada Canto Grande era un fértil valle. La foto fue tomada en los años 60 y ya es notoria la expansión urbana. Fuente: Padre Álvarez- Calderón. Archivo Ruricancho. 5. Panorama parcial del distrito de San Juan de Lurigancho, el crecimiento urbano es evidente. Fuente: J. Enrique Molina / alamy.es
venta ilegal de algún terreno público hacia una empresa privadaque algunas personas creen que al ser todos sus pobladores producto de una invasión no tienen derecho de reclamar nada. [2] Incluso se puede afirmar que la desaparición del patrimonio cultural del distrito es anterior a la urbanización prueba de ellos, son los surcos que quedan alrededor de Huaca Mangomarca, El hacendado de aquel momento quería ampliar sus tierras de cultivo a costa del terreno de la huaca, la acción de su mujer, Gertrudis de Solari, salvo la huaca de ser destruida. [3] Lo que sí es seguro es que la quebrada Canto Grande fue una sola de deslizamientos de rocas y lodo conocido comúnmente como huaycos. Esto se deduce de las enormes piedras encontradas sobre todo en la parte alta del distrito las cuales eran cantos rodados grandes, cantos grandes enormes piedras de río que posiblemente le dieron el nombre a la quebrada. [4] El tema es demasiado amplio, así que para fines de este artículo decidí tocar tres lugares históricos que han sido destruidos por la falta de planeación urbana. Espero en otros artículos poder tocar el tema con respecto a los demás. [5] Este crecimiento poblacional es parte del dado en toda la ciudad de Lima: “(…) en los 55 años que van de 1940 a 1995, la capital del Perú aumentó su población en 10 veces. En efecto, según el censo de 1940, Lima albergaba 645,172 habitantes ; 21 años después, en 1961,la cifra se había triplicado a 1’845,910 habitantes; según el censo de 1972, ésta llegó a quintuplicarse con 3’302,523 para luego alcanzar en 1981 un volumen 7 veces mayor , 4’573,226 y llegar en 1993 a 6’434,323(…)” (Meneses, M: 1998, p.63) [6] http://www.sjl.pe/noticias/noticia.asp?id=297 consultada el 4 de Junio del 2018. [7] “La primera referencia al Haras se encuentran en el libro de Roberto Revoredo (2006): “El Pueblito, un débil corazón que late en San Juan de Lurigancho” y como se sabe con ese nombre de denomina a una empresa dedicada a la crianza y entrenamiento de caballo de carrera. Los propietarios fueron Dn. Francisco Palacios, hacendado de Azcarrunz y Justiniano Llosa, su socio y amigo” http://www.sjl.pe/noticias/noticia.asp?id=11123 consultada el 4 de Junio del 2018.
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BIBLIOGRAFÍA MATOS, J. (1966). Las barriadas de Lima 1957. Lima: IEP MENESES, M. (1998). La utopía urbana: El movimiento de pobladores en el Perú. Lima: Brandon Enterprises S.R.L POLONI, J. (1986). San Juan de Lurigancho: Su historia y su gente. Un distrito popular de Lima. Lima: CEP/IFEA. ___ PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Mejía Carrión, Wilmer. Expansión urbana y patrimonio cultural en el distrito de San Juan de Lurigancho,, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 73. ARK_Editorial. México, 2018. ___ SOBRE EL AUTOR: Wilmer Mejía Carrión (Lima, Perú-1981). Antropólogo egresado de la Universidad Federico Villarreal. Miembro del área de investigación del Instituto Cultural Ruricancho, el cual se dedica a la investigación y la difusión de la historia local y el patrimonio cultural y natural de San Juan de Lurigancho, distrito de la ciudad de Lima. Apasionando por la historia local y la literatura, escribe diversos artículos enfocados en el tema del patrimonio cultural para la Revista Virtual ArKeopatías. Contacto: wilmermejiacarrion@gmail.com
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CONCEPTOS ARQUITECTÓNICOS SIGNIFICATIVOS: DESDE UNA ALDEA PREHISPÁNICA HASTA UNA CALETA DE PESCADORES Juan Manuel Galvez Carvajal RESUMEN Entre los años 90 y 2000 en el norte de Chile, las prolongadas y buenas temporadas de recursos provenientes del mar como peces, moluscos, algas y mariscos, generaron un incremento de la población en su borde costero. Esto se tradujo a su vez en un crecimiento urbano de sus asentamientos. Las pequeñas caletas de pescadores comenzaron a aumentar el número de viviendas, y por ende a redibujar el orden de sus trazos urbanos originarios. Lamentablemente, una pésima planificación territorial conllevó a “soluciones” urbanas que no consideraron ni la identidad, ni la historia de los pescadores que allí vivían. Los arquitectos urbanistas prefirieron ignorar los conceptos arquitectónicos que ordenaban dichos asentamientos. Como consecuencia, apareció un nuevo diseño urbano desligado del paisaje donde se desplegaban estas caletas. La configuración territorial de los pescadores atacameños que determinó la orientación y la localización exacta del emplazamiento de sus caletas tenía una
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data de más de 4700 años. Esta perduró hasta el momento en que sucedieron aquellas desafortunadas prácticas urbanas. Quizás la causa fue que aquella configuración nunca había sido registrada, ni transcrita por los pescadores, así como tampoco analizada, ni descifrada por varios arqueólogos que estudiaron los primeros asentamientos costeros del Atacama. Este escrito se propuso materializar dicha información, estructurando aquel pensamiento ancestral, con el fin de transmitir el valor de aquella cosmovisión territorial que descansó oculta bajo la sal por varios siglos y siglos en el Norte Grande de Chile.
DISEÑO METODOLÓGICO Para poder llegar a conocer los conceptos arquitectónicos significativos de los pescadores del Norte Grande de Chile, se estableció un estudio comparativo entre la primera
común-unidad del borde costero del Desierto de Atacama (4780 A.P) y una caleta actual de pescadores (2005, año del estudio) emplazada bajo similares condiciones espaciales del paisaje. Solo de esta manera podríamos decir que aquellos conceptos arquitectónicos significativos habían trascendido en el tiempo, dentro del mismo espacio geográfico. Incluso, a través de diferentes grupos culturales del borde costero, vale decir todos ellos englobados dentro de una misma vocación, ser pescadores y recolectores de recursos del mar en la costa más árida del desierto de Atacama.
En conclusión es Caleta Huelen CaH-42 la primera, y única, aldea chinchorro datada entre los años 4870 A.P y 3780 A.P, es desde aquí que debíamos descubrir cuales habían sido esos conceptos arquitectónicos significativos para ellos.
JUSTIFICACIÓN DE LA PRIMERA COMÚN-UNIDAD DEL BORDE COSTERO, CASO DE ESTUDIO: SITIO ARQUEOLÓGICO DE CALETA HUELÉN CaH-42
Ante esta situación, nos proponemos descubrir en la actualidad un grupo humano en similares situaciones socio-espaciales,
Los primeros habitantes del borde costero de lo que es en la actualidad el norte de Chile fue la cultura Chinchorro, conocida por obtener las momias más antiguas del mundo, define su territorio desde el norte extremo de Arica hasta la desembocadura del río Loa a 143 km. al sur de la ciudad de Iquique. Hoy este límite natural define la división entre las regiones de Tarapacá y Antofagasta.
Debido a que en la actualidad no existe un legado genético en la población, fue primero por medio de estudios, reportes, ensayos, publicaciones y visitas a museos la manera en que se construyó una idea de cómo ellos ocuparon el borde costero, sin embargo ninguno de ellos, desde una análisis espacio-arquitectónico enfocado hacia su relación con el paisaje.
como por ejemplo, misma configuración geográfica, misma vocación laboral, misma configuración urbana de sus asentamientos, queriendo decir, diseñada y construida por los mismos pescadores y no por urbanistas o arquitectos.
A continuación se presenta una tabla con todas las manifestaciones de ocupación de suelo por parte de los Chinchorros, ya sea en sus diferentes grados de ocupación como basural, habitacional, campamento, cementerio, cueva, asentamiento y finalmente ALDEA. Esta última es la que consideramos como la primera configuración espacial que determina una “común-unidad costera en el Desierto de Atacama.
Fue así como llegamos a nuestro segundo caso de estudio, Caleta San Marcos.
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JUSTIFICACIÓN DE LA CALETA ACTUAL COMO CASO DE ESTUDIO COMPARATIVO: CALETA DE SAN MARCOS. San Marcos es una de las doce caletas ubicadas en la franja geográfica que fue en su momento territorio Chinchorro. Sus inicios a mediados de los años 80 es en la actualidad una de los asentamientos costeros con mayor crecimiento productivo en cultivos de mariscos y recolección de algas marinas. Esta caleta fue escogida en razón de cumplir con las tres variables socio-espaciales anteriormente mencionadas: Misma configuración geográfica, San Marcos se emplaza en el borde costero de Desierto del Atacama, frente a la extensión oceánica del Pacífico y respaldada por la Cordillera de la Costa. Una franja continua por sobre los 700 metros sobre el nivel del mar, esta naturalmente contiene el asentamiento fortaleciendo así su orientación hacia el mar. Misma vocación laboral. Los pescadores de esta caleta pescan y recolectan mariscos y algas en respuesta a la subsistencia propia y de sus familias por medio de estos recursos, no es con un afán recreativo o esporádico. Estructura su cotidiano y su economía en el hogar. Misma configuración urbana, este fue factor clave para seleccionar este lugar, debido a que la mayoría de las otras caletas fueron intervenidas u originariamente fueron diseñadas por arquitectos o urbanista. En el 2005 la configuración espacial de San Marcos como asentamiento fue diseñada y construida por los mismos pescadores desde los años 80 a dicha fecha.
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LOS CONCEPTOS ARQUITECTÓNICOS SIGNIFICATIVOS Debido a que nosotros los arquitectos comprendemos el espacio arquitectónico desde la observación de un grupo humano ocupando sus propios, y a veces ajenos, lugares, era imposible registrar por medio de croquis como ya aquella extinta cultura chinchorro ocupaban su lugar, como determinaba sus áreas, límites y recorridos, más saber desde donde fundamentaban dicha planificación territorial. Al menos teníamos una respuesta arquitectónica desde los vestigios del sitio arqueológico de Caleta Huelen CaH-42, una clara orientación y una particular ubicación de su asentamiento dentro de aquel borde costero. Sin embargo, no sabíamos desde qué configuración territorial se habían tomado las decisiones de orientar y ubicar el emplazamiento de su aldea en un punto tan específico en lo extenso del desierto costero del Atacama. Las respuestas debían estar en el caso comparativo de Caleta San Marcos, un grupo humano y un lugar de similares condiciones. Afortunadamente, fue así. Los pescadores al momento de salir a buscar el recurso en el mar, tienen ya claro un recorrido. Este se construye por medio de referencias. Aquellas referencias son “par ticularidades geográficas” como rocas, puntas rocosas y vértices de cerros. Pero que tipo de rocas? Aquellas que sobresalían, que destacaban por su forma, color o textura, o sea hitos geográficos sobresalientes dentro del campo visual que constituía el recorrido hacia el espacio productivo.
Entre ellas estaba Punta Huanillos y Punta Rio Seco o Loberas, vértices de cerro en picada directa hacia el horizonte mar, La culebra, La Máquina, Boca del Diablo, Roqueríos Norte, todas ellas rocas destacándose por sobre la línea del horizonte mar, o del horizonte desierto, líneas extensas sin interrupción. Lo particular dentro de lo vasto del desierto es una oportunidad, una señal que te ayudará a llegar finalmente a tu destino.
Nota: ¿Por qué desde el norte? Porque la ocupación Chinchorro sobre estas tierras surgen desde el extremo norte del país, bajando hacia el sur. Toda agrupación ajena a la comunidad venía desde el norte mirando hacia el sur encontrándose con los diversos asentamientos dispersos por la costa desértica del Atacama.
Por otra parte, el espacio habitacional, desde un punto de vista común-unitario, vale decir la caleta, su emplazamiento (orientación y ubicación) se determinó en referencia hacia el espacio productivo que es donde se distribuyen aquellos hitos geográficos articuladores y, por supuesto, este es el lugar de origen del recorrido que conlleva hacia la extracción de los recursos del mar. La orientación de la caleta tiene dominio visual al menos hacia un límite del territorio total de aquel grupo humano. Por ejemplo la caleta de San Marcos miraba hacia el cerro Punta Rio Seco.
DE LOS OTROS HITOS GEOGRÁFICOS
Finalmente, la ubicación de la caleta se determinaba desde el ingreso norte hacia el lugar y para ser reconocido desde la lejanía la caleta debía tener como fondo a un referente geográfico, en esta caso para San Marcos es el cerro Punta Chomache.
En resumen, existe un recorrido principal hacia el espacio productivo, el mar. Este recorrido surge desde el espacio común unitario, la caleta, que es lo propio. Este recorrido se va “amarrando” por medio de la referencia desde un hito particular geográfico a otro, de roca a roca, de roca a cerro. El dominio visual de la caleta, que determina su orientación mira al menos a un hito geográfico y es la fachada desde donde sale el recorrido principal, por ende aquel ángulo de dominio visual se orienta hacia el espacio productivo. La ubicación del espacio común-unitario, también se “amarra” a un hito geográfico. Este debe ser visto desde el norte hacia el sur, y debe quedar de fondo, detrás del asentamiento.
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Es el mar, el océano Pacífico, la Cordillera de la costa, el borde-roca el paisaje circundante que contiene y a su vez pertenece a su propio lugar. Es lo que evidencia la inmensidad del desierto costero, es lo que le habla al pescador de lo que hay más allá, y ya no le pertenece. Esta configuración territorial de los pescadores de San Marcos, tras profundizar dicho análisis nos otorga una estructura espacial que ordena su asentamiento. Con esta misma información, nos fuimos más hacia el sur a Caleta Huelén Cah-42, en la desembocadura del río Loa.
EL DESCUBRIMIENTO DE LA ESTRUCTURA ESPACIAL EN EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE CALETA HUELÉN CaH-42 Aclaramos que de todos los estudios e informes arqueológicos leídos relacionados con Caleta Huelen CaH-42 ninguno menciona las evidencias arqueológicas que a continuación serán expuestas. Se comprobó en terreno que investigadores están en conocimiento de ellas, mas no de su significado, en cierto modo este informe aporta a llenar ese vacío. Existe un reporte que plantea la siguiente pregunta “La elección del sitio para su ocupación se debió sin duda a muchos factores, entre ellos, estar fuera del alcance de las avenidas del río y de la última línea de máxima salida del mar, cuyas evidencias distan aproximadamente a unos 200 m. de la ubicación de Caleta Huelén 42.”[1] Resulta curioso cuando se esta en terreno ver lo distante que esta del mar y lo poco cercanía con respecto al río pensando que si eran pescadores y recolectores del periodo Arcaico, habitando el desierto más árido del mundo. Por qué querrían estar alejados del recurso pescado y del recurso agua dulce? Precaución de subidas de alta marea? Fuertes oleajes? Las subidas de la alta marea no superan los 50 metros en lugares como playas en el borde costero del norte de Chile, y los fuertes oleajes similares condiciones. Hablemos de 100 metros, pero 200 metros? Sin embargo el sitio arqueológico se encuentra a más de 800 metros distante del mar. Cuando observamos la geografía de la cuenca del río Loa, el sitio se encuentra 100 metros hacia el norte y a 25 metros sobre el nivel del mar y a 11 metros sobre el nivel del río. Lo que hace un poco exagerado si consideramos no hay registros históricos de alguna salida fuera de la cuenca en el sector de la desembocadura de las aguas del Loa que bajan hacia el Pacífico.
no hay registro de aterrazamientos o cultivos de algún fruto, hortaliza, maíz o tubérculo en las medianías de la desembocadura del río Loa.
Esta afirmación por parte de la arqueóloga Vjera Zlatar, sumado a la peculiar orientación del sitio, generaron que comprobará por medio de la estructura espacial adquirida en el análisis de caleta San Marcos, la posible verdad de su emplazamiento, orientación y ubicación.
LA ORIENTACIÓN DE CALETA HUELEN CaH-42 Su fachada mira hacia el sur, no precisamente paralela a la bajada del río Loa como se podría pensar a primera vista. Y esto lo da el ángulo de la totalidad de la aldea, otorgado por la agrupación de estructuras habitacionales que componen Caleta Huelen. Uno podría pensar que bajo las evidencias de espinas de pescado y conchas de diversos mariscos y moluscos en los alrededores de sus estructuras habitacionales, que ellos eran un grupo humano definitivamente de pescadores y recolectores y no agricultores, 140 | ARK_MAGAZINE // #21
Siendo así, si eran pescadores, ¿por qué su orientación no es paralela al mar, al borde playa, al borde roca, pero si más paralela al río? Y porque menciono el “deber mirar” hacia el mar, porque si eran pescadores como los de caleta San Marcos, su orientación esta dada por el dominio visual hacia donde está el espacio productivo “…veo mi territorio, cuido mi productividad de posibles invasores, tengo un manejo visual de lo que me pertenece”. Por lo tanto, el espacio productivo de Caleta Huelen se sitúa hacia la ladera sur del río, y no de forma paralela al borde mar. Y que confirma esto, lo siguiente. Hacia el lado norte de la desembocadura del río Loa solo existe una extensa playa de arena, del lado sur, un borde rocoso. Las rocas en el borde del Pacifico albergan la vida de algas, moluscos, mariscos y peces, todo una biodiversidad marina que se presenta como recursos para la subsistencia de los chinchorros, el alimento, herramientas, materiales y vestimenta. En definitiva, la orientación del emplazamiento de Caleta Huelén también fue determinada por la dirección hacia el espacio productivo. Que reafirma esta teoría, lo que viene más adelante. La ubicación del sitio arqueológico cumple también con la estructura espacial de San Marcos, un hito geográfico de detrás del asentamiento observado desde el norte mirando hacia el sur. Pero lo más importante es que desde este punto la aldea tiene un dominio visual hacia la completa longitudinal del río Loa, y hacia
el río mismo. La ubicación de Caleta Huelén CaH-42 responde a una necesidad de visualización territorial en donde se distribuían sus recursos agua y productos del mar, más que un distanciamiento de las salidas de mar que ocurren a 700 metros abajo y a crecidas a 100 metros con una diferencia de cota de más de 10 metros.
ROCA MAYOR, EL PRIMER HITO GEOGRÁFICO COMO EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA Como ningún otro informe se refirió a la estructura espacial diseminada en el paisaje frente al sitio arqueológico de Caleta Huelen se propuso asignarles un nombre según su particularidad. Roca Mayor, Rocas Umbral, Rocas de Pájaros Negros, Punta Huano, todas ellas situadas dentro del campo visual que se tiene dominio desde la aldea, todas descubiertas mientras se reconstruía el posible recorrido cotidiano que realizaron los chinchorros hacia el espacio productivo. En cada roca se encontraron vestigios arqueológicos, la escala de la evidencia era proporcional al significado del hito geográfico, como hito de articulación o tránsito a lo largo del recorrido, o como hito geográfico final o iniciador. Sin embargo ocurrió un hecho inesperado que comprobó aquella estructura espacial que ordenaba el emplazamiento en el borde costero del Desierto de Atacama, una pieza clave.
PIEDRA SEÑAL, EL AMARRE DE UNA ESTRUCTURA ESPECIAL OCULTA EN EL DESIERTO Entre Rocas Umbral y Rocas de Pájaros Negros aparece una piedra de dimensiones no superior a los 60 centímetros. De composición homogénea, sólida, semi enterrada pareciera tener un frente y una espalda. Una piedra orientada. Sin embargo su función es materializar el punto de cruce entre esas cuatros rocas, estos cuatro hitos geográficos que en un comienzo se observó una relación entre Roca Mayor y Punta Huano, pero que las cuatro rocas que aparecieron siguiendo la estructura espacial adquirida en San Marcos tuvieran un amarre simbólico nunca fue previsto. Empíricamente se cumplía la ley “una señal que te ayudará a llegar finalmente a tu destino.” Piedras, rocas y cerros, definen una estructura espacial en el Desierto Costero del Atacama. Conceptos Arquitectónicos Significativos que han trascendido desde la primera aldea costera prehispánica hasta una actual caleta de pescadores en el norte de Chile.
REFLEXIÓN FINAL Cuando descubrimos toda la historia que hay por detrás de las evidencias arqueológicas podemos leer la belleza de las identidades silenciadas por el tiempo, por las pérdidas. Entender que a pesar de que muchas veces las culturas desparecen este informe nos lleva a la reflexión y a la pregunta de ¿Qué desaparece? Si desaparece el legado genético ¿desaparece automáticamente una cultura, una cosmovisión, una forma de construir el mundo?.
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Es el paisaje por medio de su geomorfología quien configura el modo de verlo a sí mismo. Respetar el origen de nuestros pueblos, de nuestros ancestros, nos llevarán a ser ciudadanos fieles a nuestros entornos naturales, construyendo futuros valorizando el pasado, asegura un buen presente. Es desde los Chinchorros, Tiwanakotas e Incas, desde donde debemos proyectar, allí reside nuestros orígenes que han de componer nuestras propuestas de orden urbano, en coherencia a la circundante geografía venerada, geografía dignificada. No hay excusa para un crecimiento urbano sin identidad en el borde costero del Atacama, en el norte de Chile. // JG
la quebrada hacia la desembocadura, y hacia el espacio productivo (extremo derecho) Croquis del autor, 2005. 14. Fotografía del autor. La conexión visual hacia los 4 hitos geográficos de Caleta Huelen, 2005. 15. Tabla 2. Estructura Espacial de un asentamiento en el borde costero del Desierto de Atacama. Propuesta Autor, 2005. 16. Fotografías de los hitos geográficos de Caleta Huelen. Cada uno con sus evidencias arqueológicas. De Izquierda a derecha, Roca Mayor, Rocas Umbral, Roca de Pájaros Negros y Punta Huano. Fotos del autor, 2005. 17 - 18. Croquis del autor. La conexión visual hacia los 4 hitos geográficos de Caleta Huelen, 2005.
IMÁGENES
NOTAS
1. Tabla 1. “Dataciones de radio carbono-14 para las poblaciones
[1] Vjera Zlatar “Replanteamiento sobre el problema Caleta
costeras”, Iván Muñoz Ovalle, “Introducción al estudio de poblaciones costeras durante la etapa arcaica en el norte grande de Chile”,Edit. Pontificia Universidad Católica del Perú,1985. 2. Territorio Chinchorro (Imagen Google Earth)
Huelén 42, Revista Chungara N°10, 1983.
3. Emplazamiento de caleta San Marcos, Región de Tarapacá, Chile (Imagen Google Earth) 4. Izquierda, Caleta San Marcos. Derecha, Caleta Huelén 5. Pescadores de San Marcos (Diario Virtual El Nortino, tomado de:http://diarioelnortino.cl/tag/junta-de-vecinos-caleta-san-marco s/ 6. Croquis del autor, Caleta de San Marcos entre las rocas vista desde el mar, 2005 7. Croquis del autor, hitos geográficos de caleta San Marcos dibujados desde un bote de pescadores, 2005 8. Estructuras habitacionales orientadas hacia el sur, accesos en esa misma dirección. Foto del autor, 2005 9. Foto aérea. Fuerza Aérea de Chile. El Dominio Visual de Caleta Huelén se es contenido por la Cordillera de la Costa y dirigido hacia el sur. 10. Distancia de más de 800 metros sobre la línea de alta marea
___
con respecto al sitio Caleta Huelen CaH-42 (Google Earth) 11. Caleta Huelén CaH-42. Nivel de suelo del sitio Caleta Huelen
PARA CITAR:
CaH-42 supera los 10 mts. sobre el nivel de mayor crecida del río Loa y se distancia de la rivera por sobre los 100 mts. Foto del autor, 2005. 12. La visual hacia el sector norte, presenta ningún hito
Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Galvez
geográfico a la vista, ni rocas, ni el río, solo un vasto desierto que culmina en el borde playa. Foto autor, 2005. 13. Croquis tomado desde la fachada sur del sitio arqueológico,
han trascendido desde la primera aldea costera prehispánica
donde la visual evidencia la totalidad de la longitud del río, desde
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Carvajal, Juan. Conceptos Arquitectónicos significativos que hasta una actual caleta de pescadores en el norte de Chile, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 73. ARK_Editorial. México, 2018.
___ SOBRE EL AUTOR: Juan Manuel Galvez Carvajal (Iquique, Chile - 1979). Arquitecto por la Universidad Arturo Prat. Docente por 10 años en su misma Escuela de Arquitectura. Master en Arquitectura del Paisaje, Chiba University, Japón. Contacto: juanmanuel.galvez.c@gmail.com
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IZAPA, CHIAPAS : EL IMPACTO DEL CRECIMIENTO POBLACIONAL Y LOS DESAFÍOS PARA SU CONSERVACIÓN Alejandro J. Uriarte Torres Ivonne A. Pérez Alcántara INTRODUCCIÓN El sitio arqueológico de Izapa se localiza en el municipio de Tuxtla Chico, Chiapas, en el piedemonte de la región conocida como el Soconusco (Figura 1). Se trata de uno de los mayores asentamientos prehispánicos en esta zona con al menos 162 estructuras distribuidas en una extensión aproximada de 200 ha[1], con un patrón de asentamiento caracterizado por un arreglo ordenado de amplias plataformas situadas en torno a ocho plazas (A-H), que forman conjuntos con una orientación homogénea de 11° respecto al norte magnético, y en torno a los cuales se distribuyen construcciones menores, algunas de posible función residencial (Figura 2) (Lowe, et al., 1982). De igual forma, el sitio destaca por la existencia de un imponente
2007). Las intervenciones arqueológicas en Izapa se iniciaron en la década de 1930, sucediéndose de forma esporádica hasta la actualidad (Drucker, 1947, 1948; Ekholm, 1969; Gómez Rueda, 1995a, 1996; Lowe, et al., 1982; Lowe, et al., 2013; Rosenswig, et al, 2013; Rosenswig, et al., 2015; Rosenswig y Mendelsohn, 2016; Stirling, 1941). Destacan particularmente las investigaciones realizadas en la década de 1960 por la New World Archaeological Foundation (NWAF) de la Brigham Young Universiy, bajo la dirección de Gareth W. Lowe, que permitieron definir las principales características espaciales y temporales del asentamiento, identificando una secuencia ocupacional que se extendió desde el Preclásico Temprano (ca. 1400 a.C.) hasta el Posclásico Temprano (ca. 1200 d.C.), si bien fue en la denominada fase Guillén del Preclásico Tardío (150 a.C.-350
corpus escultórico plasmado en estelas, altares y diversos monumentos misceláneos, con características singulares que han dado nombre a un estilo epónimo (Gómez Rueda y Grazioso, 1997; Guernsey, 2004, 2006; Lowe, et al., 1982; Norman, 1973, 1976; Clark y Moreno, 2007; Quirarte 1973,
d.C.) que Izapa alcanzó su mayor apogeo, adquiriendo en gran medida el arreglo que es evidente hoy en día (Ekholm, 1969; Lee, 1973; Lowe, et al., 1982; Lowe, et al., 2013; Norman, 1973, 1976). Por sus características, Izapa fue uno de los asentamientos preclásicos más importantes en el sureste de
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En 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el cual se estableció la Zona de Monumentos Arqueológicos de Izapa (ZMAI) con una poligonal que abarca 127 ha, en las cuales se localiza la totalidad de los conjuntos monumentales del sitio (Figura 2)[2]. De acuerdo con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, la finalidad de esta clase de declaratoria es dar certeza jurídica para la protección y conservación de los bienes muebles o inmuebles incluidos, obligando a las instituciones competentes a realizar las acciones per tinentes para ello y generando también responsabilidades por parte de los particulares relacionados con el patrimonio cultural[3].
México, ya que fue partícipe, y en cierta medida culmen, de las dinámicas socioculturales que dieron origen a algunas de las primeras sociedades complejas sobre la costa del Pacífico chiapaneco, si bien aspectos como los alcances de su influencia en la región y los detalles de su organización social aún resultan poco comprendidos (Clark y Pye, 2006; Lowe, et al., 1982; Rosenswig, et al., 2012). Sin embargo, y en marcado contraste con su relevancia, la conservación del sitio se encuentra gravemente amenazada tanto por el crecimiento poblacional, como por la falta de programas de mantenimiento constantes que prevengan el deterioro paulatino de edificios y monumentos.
Sin embargo, en la práctica, el estudio, protección y conservación de las Zonas de Monumentos Arqueológicos que se localizan en áreas con ocupaciones contemporáneas, ya sean de carácter habitacional o productivo, resultan ser tareas complejas que requieren la relación entre las instituciones encargadas de esta labor y los distintos actores sociales que ejercen la propiedad del espacio en que se encuentran los vestigios arqueológicos, y en donde las partes involucradas suelen tener intereses propios que no siempre coinciden en las razones por las cuales debe preservarse el patrimonio y cuál es el valor del mismo. Tal es el caso de la ZMAI, la cual se encuentra inserta en URBANISMO Y ARQUEOLOGÍA | 149
su totalidad dentro del núcleo poblacional denominado “Segunda Sección de Izapa”, el cual cuenta con predios bajo un régimen de propiedad privada de fincas rústicas, dedicadas principalmente a la producción de diversos cultivos entre los que predominan el cacao (Theobroma cacao), el mamey (Pouteria sapota) y el rambután (Nephelium lappaceum). Incluso, las áreas que se encuentran actualmente habilitadas para el acceso a los visitantes y bajo custodia del INAH, se encuentran bajo este régimen de propiedad. En este trabajo, se realiza el análisis del impacto del núcleo poblacional sobre la ZMAI, se describen los conflictos entre los actores sociales relacionados con el sitio arqueológico, y se presenta una reflexión sobre algunas medidas que deben ser tomadas para asegurar la protección y conservación del patrimonio arqueológico que alberga, a partir de los datos obtenidos por el Proyecto Investigación y Conservación de Izapa (PICI) del INAH.
EL IMPACTO DEL CRECIMIENTO POBLACIONAL EN LA CONSERVACIÓN E INVESTIGACIÓN DE IZAPA Desde el 2015, el PICI inició un trabajo de diagnóstico y monitoreo dentro de la poligonal de la ZMAI, con la finalidad de documentar el estado de conservación de estructuras y monumentos pétreos, identificar los principales factores de deterioro y proponer acciones de preservación a corto, mediano y largo plazo (Uriarte, 2015; Uriarte y Pérez, 2016; Uriarte, et al., 2018). Entre las acciones de diagnóstico emprendidas hasta el momento, se encuentran recorridos de superficie al interior de la poligonal, la inspección física del patrimonio arqueológico, la utilización de técnicas de registro digital como levantamientos con estación total y la fotogrametría, el análisis de imágenes satelitales, así como la elaboración de una base de datos geoespacial que permite gestionar en forma eficiente la información recuperada. Esto nos ha permitido identificar que el principal factor de deterioro dentro de la ZMAI lo representan las afectaciones antrópicas, causadas por la ocupación contemporánea sobre el sitio arqueológico. Si bien la población existente al interior de la poligonal es aún de carácter rural y, por tanto, con un impacto menos lesivo para la conservación del patrimonio arqueológico que aquel que se observa en los entornos con un crecimiento urbano acelerado, su incremento constante constituye un riesgo cada vez mayor para las estructuras y monumentos pétreos situadas dentro de la
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poligonal de protección. Para poder contextualizar adecuadamente esta afirmación, cabe señalar que, en la década de 1960, cuando la NWAF inició sus actividades de investigación en Izapa, el sitio arqueológico se distribuía en los predios de entre 20 y 30 propietarios (Lowe, et al., 1982: 330). Tres décadas después, hacia 1994, estos se habían multiplicado hasta alcanzar un número de 98 predios particulares (Gómez Rueda, 1995b) y, en 2007, en un censo elaborado por el Gobierno del Estado de Chiapas, se contabilizaron alrededor de 180 predios y 162 propietarios dentro de la poligonal de protección de la ZMAI[4], dando cuenta de un notable incremento poblacional particularmente en las últimas tres décadas. Este crecimiento, ha incidido directamente en las posibilidades de conservación del sitio debido, principalmente, a las necesidades de los habitantes de la Segunda Sección de Izapa, quienes requieren mayor infraestructura como la construcción de nuevas viviendas o caminos de acceso, y que demandan el acceso a servicio necesarios como la electricidad, agua potable, sistemas de riego, entre otros; estas obras la mayoría de las veces son realizadas sin la autorización o supervisión del INAH, institución que tiene la obligación de impedir cualquier daño al patrimonio arqueológico. En consecuencia, distintas secciones del asentamiento prehispánico localizadas dentro de la ZMAI presentan daños en distintos grados. En la actualidad, tan solo el 2.27% (2.88 ha) de la poligonal decretada para Izapa se encuentra destinada para la visita pública, correspondiendo a algunas secciones de tres de los conjuntos arquitectónicos que conforman el asentamiento prehispánico (Grupos A, B y F) (Figura 3). Las áreas abiertas al público albergan únicamente el 5.59% (n=9) de las edificaciones registradas en el sitio, y sólo en uno de ellos se han realizado trabajos de restauración arquitectónica (Grupo F), aunque hay que señalar que la mayor parte de los monumentos esculpidos del sitio se encuentran protegidos en estas áreas (Foto 1). En marcado contraste, alrededor del 89.27% (113 ha) de la poligonal que delimita el sitio está dedicada principalmente a actividades agrícolas; esta superficie contiene alrededor del 95.65% (n= 154) de las estructuras registradas originalmente por la NWAF (Figura 3). La mayor parte de los cultivos dentro de la ZMAI son hortícolas y requieren en lo general poca utilización de maquinaria o métodos intensivos de cultivo. Sin embargo, resulta frecuente la siembra de árboles frutales o milpas sobre las estructuras que contribuyen al deterioro paulatino de las mismas (Foto 2). Por su parte, el área dedicada a la construcción de viviendas, solares domésticos y, en menor medida, infraestructura dedicada a los
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servicios turísticos relacionados con la zona arqueológica, como restaurantes, centros para visitantes o estacionamientos, corresponde a alrededor del 7.98% (10.14 ha) de la poligonal de delimitación del sitio (Figura 3). Sin embargo, aun cuando estas construcciones ocupan una superficie todavía modesta, tienen un fuerte impacto en la conservación del patrimonio arqueológico, afectando en diversos grados al menos al 24.2% (n=39) de las estructuras registradas originalmente en Izapa, e incluso muchas de ellas están en peligro de una destrucción completa. Las edificaciones modernas afectan también la preservación de los monumentos pétreos del sitio, ya que algunos de ellos se localizan dentro de predios particulares, donde son utilizados en actividades domésticas. Además, en algunos predios se han efectuado excavaciones para la construcción de albercas, lo cual constituye una amenaza para los vestigios arqueológicos que no son evidentes en superficie y que representan una actividad que puede contribuir al saqueo (Foto 3). Otras afectaciones documentadas se relacionan con los caminos construidos al interior de la poligonal y cuya traza pasa sobre algunas de las edificaciones de Izapa. Estos fueron inicialmente caminos de terracería rural que permitían al acceso a las fincas agrícolas y que tenían un bajo impacto sobre el patrimonio arqueológico[5], aunque eran de difícil tránsito en la copiosa 152 | ARK_MAGAZINE // #21
temporada de lluvias de la región (Figura 3). Por ello, en fechas recientes y a solicitud e iniciativa de los vecinos de la Segunda Sección de Izapa, algunos de estos caminos fueron mejorados mediante la colocación de empedrados y concreto, causando daños a algunos montículos por la utilización de maquinaria pesada para su adecuación (Foto 4). Un caso particular lo constituye la carretera federal 200, en el tramo que comunica a la ciudad de Tapachula con la población de Talismán, situada en el cruce fronterizo entre México y Guatemala, y que cruza la ZMAI en su sección septentrional en dirección de este a oeste, la cual causó daños severos a algunas construcciones localizadas en el
Grupo F de Izapa durante su construcción (Figura 3) (Lowe, et al., 1982). Además, en las últimas dos décadas ha existido la pretensión de ampliar esta carretera de dos a cuatro carriles con el argumento de facilitar el tránsito de los vehículos que circulan en el área fronteriza. Si bien estos intentos no han fructificado todavía debido en parte a la oposición de investigadores del INAH,[6] la obra tampoco ha sido cancelada, por lo que de llevarse a cabo la ampliación sin modificar su trazo, causaría graves afectaciones al patrimonio arqueológico de la ZMAI y su área inmediata.
LA RELACIÓN ENTRE ACTORES SOCIALES EN IZAPA Y LA CONSERVACIÓN DEL SITIO ARQUEOLÓGICO Otra consecuencia del crecimiento poblacional al interior de la poligonal de la ZMAI, consiste en el incremento de los conflictos entre los actores sociales relacionados con los vestigios arqueológicos de Izapa, ocasionados por las distintas percepciones e intereses sobre el valor del patrimonio. Estas dificultades tienen un impacto directo tanto en la conservación inmediata de los bienes muebles e inmuebles albergados dentro de la ZMAI, como en las posibilidades de emprender
investigaciones a largo plazo, cuyos resultados permitan incrementar el conocimiento de las sociedades pretéritas que construyeron y habitaron Izapa, y que al mismo tiempo, mediante la socialización y difusión adecuada del mismo, constituyan argumentos para evitar acciones que resulten en la destrucción del patrimonio. A lo largo del desarrollo de las investigaciones arqueológicas en Izapa, han quedado de manifiesto las tensiones y conflictos entre los habitantes de la Segunda Sección de Izapa y las instituciones que han emprendido trabajos en el sitio arqueológico. En efecto, desde la década de 1960, cuando iniciaron las investigaciones bajo el auspicio de la NWAF, la obtención de permisos para intervenir los contextos arqueológicos fue motivo de negociaciones complejas y de desconfianza por parte de los pobladores locales (Navarrete, 2013: 2-3). Posteriormente, durante la década de 1990, las investigaciones llevadas a cabo por el INAH en el sitio se enfrentaron con la oposición de algunos custodios y otros propietarios de predios en la zona nuclear de Izapa, quienes impidieron que se llevaran a cabo algunos de los trabajos de excavación y conservación planteados en ese momento (Gómez Rueda, 1995b). URBANISMO Y ARQUEOLOGÍA | 153
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En forma reciente, los trabajos realizados por el PICI también se han enfrentado a cierta hostilidad por parte de la población local. Incluso, estas relaciones conflictivas han cristalizado en la formación de colectivos organizados por parte de grupos de pobladores, como el denominado “Frente Izapa”, quienes han hecho patentes en diversos medios de comunicación sus inconformidades, realizando incluso acusaciones respecto a las labores recientes realizadas por el INAH y otras instituciones, a quienes acusan de “saqueo” del patrimonio arqueológico o de “obstaculizar” el desarrollo de obras públicas o de infraestructura requeridas por la comunidad, aunque, al mismo tiempo y de forma contradictoria, estas organizaciones promueven acciones que afectan el patrimonio arqueológico (Figura 4).[7] De igual manera, existe un interés económico derivado de la percepción de
CONCLUSIONES: PROPUESTAS PARA LA CONSERVACIÓN DE IZAPA ANTE LOS EMBATES DEL CRECIMIENTO POBLACIONAL
la zona arqueológica como una fuente de ingresos proveniente de su explotación como polo turístico. Esto genera tensiones entre los habitantes locales, quienes exigen ser partícipes de los beneficios económicos del turismo, y los operadores y empresarios turísticos, quienes en gran medida controlan el flujo de visitantes desde la ciudad de Tapachula (de la Cruz, 2016; Intermedios, 2015; Rodríguez, 2016).
han sido fáciles de conciliar en aras de la preservación de un sitio con la importancia que tiene Izapa no solo a nivel regional, sino dentro del desarrollo sociocultural mesoamericano.
La ZMAI se enfrenta actualmente a los desafíos que para su conservación representa el continuo incremento poblacional al interior de la poligonal que la delimita. Esto es consecuencia, al menos en parte, de la coexistencia de un régimen de propiedad privada dentro de un área declarada como zona de monumentos arqueológicos, pero también de la difícil interacción entre los actores sociales involucrados: la población local, las instituciones encargadas o interesadas en la investigación y conservación de la zona arqueológica (INAH, Universidades), y los agentes económicos relacionados con la industria turística. Cada uno de ellos tiene intereses particulares, que, a lo largo de décadas, no
En este sentido, se ha planteado en diversas ocasiones como una posible solución, la adquisición gubernamental de los predios para evitar no sólo que continúen las afectaciones, sino que éstas
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se incrementen a tal grado que mucho de lo que constituye hoy en día la ZMAI se pierda irremediablemente; no obstante, esta opción no parece factible en el corto plazo, si bien se han hecho algunos esfuerzos infructuosos al respecto (Gómez Rueda, 1995b). Por otra parte, se ha adoptado también la postura de negar la autorización de cualquier obra de infraestructura al interior de la poligonal, bajo el argumento de que cualquier acción de este tipo no sólo causa afectaciones en el patrimonio arqueológico, sino que promueve el incremento de la población al interior de la poligonal del sitio (Gómez Rueda, 1998). Sin bien esta postura pretende garantizar la conservación de Izapa y es acorde con los lineamientos legales que regulan la protección del patrimonio arqueológico, también es cierto que es una de las principales causas de confrontación de la población local y el INAH (v.g. Ramírez, 2012). Además, esto ocasiona que muchas obras se efectúen de forma clandestina o en claro desafío a las negativas institucionales. Es por ello por lo que resulta indispensable que exista un continuo monitoreo dentro la poligonal de la ZMAI, que permita establecer un diálogo con los actores sociales relacionados con el sitio arqueológico, y contribuya a evitar que cualquier obra relacionada con las viviendas establecidas en su interior se realice sin la supervisión de un arqueólogo desde su planeación hasta su término. Así, se podrían evitar muchas de las afectaciones al patrimonio arqueológico, no sólo del que ha sido ya registrado, sino también del que yace bajo la superficie, causadas por trabajos que hoy en día se hacen no sólo sin conocimiento o autorización del INAH, sino en franca violación a lo dispuesto en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos. Además de contribuir a la preservación de los vestigios arqueológicos, esto abriría oportunidades para la investigación de sectores del asentamiento que han sido poco estudiados. Con ello no se pretende promover o validar el crecimiento de población dentro de la poligonal, sino de mitigar los efectos de algo que sucede de facto y que ocasiona daños en el patrimonio arqueológico. Este trabajo de monitoreo implica también identificar qué zonas al interior de la poligonal son más susceptibles de sufrir el impacto de las actividades modernas, facilitando con ello la implementación de las medidas necesarias para evitar la destrucción de los vestigios arqueológicos dentro del sitio. Con base en los datos obtenidos por el PICI, en la Figura 5 se presenta una zonificación señalando las áreas prioritarias de atención y seguimiento de obras de cualquier índole que se
realicen, y se proponen áreas de restricción dentro de la poligonal donde debe limitarse, en la medida de lo posible, toda obra de infraestructura para evitar el incremento de los daños. Así mismo, estas labores deben ser acompañadas de la continua difusión a nivel local de las investigaciones realizadas en Izapa, con la finalidad de concientizar a todos los actores sociales involucrados de la importancia de su conservación. Al mismo tiempo, debe establecerse como una prioridad por parte del INAH como de las distintas instancias gubernamentales – municipales, estatales y federales – la adquisición de predios al interior de la poligonal de la ZMAI, en particular comenzando con las áreas abiertas al público y de las zonas donde aún los daños al patrimonio arqueológico son menores debido al bajo impacto de la población moderna. Solo implementando medidas de este tipo, será posible lograr la conservación de Izapa a largo plazo, protegiendo al sitio de los graves procesos de destrucción antrópica a los que se encuentra sujeto. De no ser así, se está en riesgo ir perdiendo paulatinamente un asentamiento clave para entender los desarrollos tempranos en Mesoamérica. // AU / IP
IMÁGENES 1. Localización de Izapa en el sureste de Mesoamérica (Ekholm, 1969). 2. Vista satelital de la Zona Arqueológica de Izapa respecto a las poblaciones más cercanas. 3. Plano de la Zona Arqueológica de Izapa. 4. Usos de suelo al interior de la poligonal de la ZMAI. 5. Figura 4. Conflictos entre la población de la Segunda Sección de Izapa y el INAH expuestos en los medios de comunicación. 6. Figura 5. Propuesta de zonificación para la protección de la ZMAI. 7. Áreas abiertas al público. 8. Afectaciones a Estructuras y monumentos situados en áreas de cultivo dentro de la ZMAI. 9. Afectaciones causadas por construcciones dentro de la ZMAI. 10. Afectaciones causadas por caminos al interior de la poligonal de la ZMAI.
NOTAS [1] En este trabajo se consideran las afectaciones ocasionadas por el crecimiento poblacional en las estructuras y monumentos registradas durante los trabajos de cartografía desarrollados por la
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New World Archaeological Foundation en la década de 1960 (ver Lowe, et al., 1982). Sin embargo, trabajos de prospección remota realizados recientemente, señalan la probable existencia de al menos 139 construcciones más en torno a los conjuntos monumentales de Izapa (Rosenswig, et al., 2012; Rosenswig, et al., 2013; Rosenswig, et al., 2015), lo que debe ser considerado en valoraciones posteriores del estado de conservación del patrimonio arqueológico de Izapa. [2] Decreto por el que se declara la zona de monumentos arqueológicos el área conocida como Izapa, ubicada en el Municipio de Tuxtla Chico, en el Estado de Chiapas (2002). [3] www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/lfmzaah.htm [4] Información disponible en el Expediente técnico de Izapa localizado en la Dirección del Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos del INAH. [5] Estos caminos afectan alrededor del 8.07% (n=13) de las estructuras reportadas originalmente por la NWAF (Figura 2). [6] Comisión de Defensa del Patrimonio Cultural (2007). [7] Para algunos ejemplos, ver Hernández (2014); Ramírez (2012), de la Cruz (2016) y Rodriguez (2016).
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PARA CITAR:
Ivonne A. Pérez Alcántara (Ciudad de México - 1983).
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Licenciada en Arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Maestrante en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Ha realizado trabajos de investigación arqueológica en diferentes sitios como Izapa, Tlaxcala, Teteles de Santo Nombre, Cuicuilco, Chalcatzingo, entre otros. Sus líneas de investigación son Arqueología de la Arquitectura y Arqueología Ontológica. Es autora del libro Reconstrucción de una Historia. Arqueología de la Arquitectura en la iglesia de San Mateo Chalcatzingo, Morelos. Así como de varios artículos en diferentes revistas y libros de investigación.
SOBRE LOS AUTORES:
Contacto: mitlimx@yahoo.com.mx
Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: Uriarte Torres, Alejandro e Ivonne Pérez Alcántara. Izapa, Chiapas: el impacto del crecimiento poblacional y los desafíos para su conservación, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 56. ARK_Editorial. México, 2018.
Alejandro J. Uriarte Torres (Ciudad de México - 1976). Licenciado en Ciencias Antropológicas con especialidad en Arqueología por la Universidad Autónoma de Yucatán. Maestro en Arqueología por El Colegio de Michoacán. Actualmente es Investigador Titular de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH y Coordinador del Proyecto de Investigación y Conservación de la Zona Arqueológica de Izapa. Ha realizado trabajos de investigación arqueológica y restauración en sitios de Yucatán, Campeche, Chiapas, Michoacán y Veracruz. Sus líneas de investigación se centran en patrón de asentamiento, organización política y análisis espacial en arqueología. Es autor del libro Estrategias Políticas y Organización Espacial durante el Formativo
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CAMBIOS Y PERMANENCIAS DE LA CAMPANA, UNA ZONA ARQUEOLOGICA INSERTA EN EL AREA URBANA DE COLIMA Y VILLA DE ÁLVAREZ Edmundo Arturo Figueroa Viruega Alfonso Cabrera Macedo Minerva Rodríguez Licea RESUMEN
LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE LA CAMPANA
La zona arqueológica de La Campana en Colima representa la actividad socio-cultural de uno de los asentamientos mesoamericanos más importantes de la región Occidente; testimonio fehaciente de la civilización nahua y capacha pero también de fuertes vínculos comerciales con el altiplano central; lugar en donde se han hallado piezas de gran valor artístico, además de elementos únicos contrastando con otras regiones de Mesoamérica como son las tumbas de tiro. En la actualidad, el conjunto sólo conserva un pequeño fragmento del esplendor, magnitud y majestuosidad que tuvo el sitio; situación que se ha agravado desde el siglo XX con el desmesurado crecimiento urbano de Colima y Villa de Álvarez que han conducido a la
El sitio de La Campana se localiza en el municipio colimense de Villa de Álvarez, siendo el emplazamiento un terreno llano aluvial “con una orientación de 17º al este del norte”(Jarquín P. A., El proyecto La Campana. Resultados de una investigación arqueológica en un asentamiento de Colima., 2007, pág. 1), contenido entre el río Colima y el Arroyo Pereyra; teniendo como barreras artificiales la actual traza urbana, quedando confinado entre la Avenida Tecnológico al sur y el Tercer Anillo Periférico en el norte, elementos viales que jugaron un papel destructivo en relación con aquellos venerables vestigios de la antigüedad. El sitio tiene como ejes rectores de su trazo, dos principales que dieron origen a las avenidas este-oeste y norte-sur; siendo en
pérdida de importantes áreas, perdiéndose parte sustancial del legado histórico cultural de Colima.
derredor de estas que se distribuyeron las distintas edificaciones, consistentes en plataformas, basamentos y plazas.
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Se considera que la ciudad abarcó un área superior a las 500 hectáreas de extensión, de las cuales quedan aproximadamente 132 hectáreas, relacionadas con la primera etapa, vinculada con grupos de la cultura capacha aunque también existe presencia de la cultura nahua (Jarquín P. A., El proyecto La Campana. Resultados de una investigación arqueológica en un asentamiento de Colima., 2007, pág. 1), las diversas excavaciones han permitido datar la temporalidad del sitio desde el Formativo hasta el Posclásico cuando con el surgimiento de El Chanal, la ciudad quedó deshabitada (Jarquín P. A., El proyecto La Campana. Resultados de una investigación arqueológica en un asentamiento de Colima., 2007, pág. 4) (Murillo, 2007, pág. 252). La orientación geográfica del sitio no es precisa, según planteamientos de Šprajc, Sánchez Nava y Cañas Ortiz, oscilando entre los 25° y los 28° respecto a los rumbos cardinales, contradiciendo la hipótesis de la orientación de los 17º, aparentemente con una alineación que responde a los movimientos durante los solsticios, como ocurre con la Estructura 5; aunque el resto de los basamentos pueden tener una disposición diferente, sin embargo, los estudios los relacionan con otras actividades astronómicas como son los movimientos de la Luna o de Venus. Cabe destacar que en el sitio de El Chanal, cercano a La Campana destaca la orientación
solsticial. (Šprajc, Sánchez Nava, & Cañas Ortíz, 2016, pág. 33) La Campana presenta elementos característicos de las culturas del occidente, entre los que destaca la arquitectura ceremonial y funeraria. La zona sur del conjunto arqueológico corresponde al centro religioso-administrativo conformado por plataformas superpuestas, sobre las que se situaban recintos sagrados y habitacionales; los cuerpos se acompañan de escalinatas con alfardas, que hacen alusión a la importante conexión comercial con Teotihuacán, patios y plazas en diferentes niveles con un “sistema de drenaje en base a canales subterráneos, que captan el agua de lluvia por medio de pozos cilíndricos, cuya parte inferior cóncava decanta el agua, para luego conducirla hasta el río” (Jarquín P. A., El proyecto La Campana. Resultados de una investigación arqueológica en un asentamiento de Colima, 2007, págs. 1-2). Asimismo existe un juego de pelota. La relación y presencia del Volcán de Fuego y el Nevado de Colima tienen una gran relevancia dentro del contexto y concepción del sitio, siendo parte trascendental del emplazamiento. En la zona central de la sección norte del sitio se localizan recintos que presentan tanto planta circular como rectangular, los primeros probablemente asociados con los volcanes y en los que además se han hallado tumbas de tiro y pasillo, además de objetos cerámicos diversos
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correspondientes a los períodos Clásico y Epiclásico. Cabe mencionar que parte de las estructuras pertenecientes a la zona noroeste del conjunto fueron destruidas por el crecimiento urbano, al igual que aconteciera en la zona sur. (Ilustración 1) Al ubicarse entre la ribera de dos afluentes que hasta hoy conducen por su cauce agua, los antiguos habitantes obtuvieron la materia prima para producir y abastecerse de vegetales, animales y líquido suficiente para el desarrollo de la agricultura. Otro producto obtenido de los ríos fueron las numerosas piedras bola o de canto rodado que se convirtieron en el material edificatorio de gran parte del conjunto, las piedras en su mayoría de canto rodado asentadas sobre montículos térreos cementadas con morteros de cal-arena y tierra, existiendo algunas áreas con losas talladas en piedra basáltica (Reyes, 2000, pág. 155). A pesar de que en la actualidad se encuentra dentro de una zona totalmente urbanizada y los recursos naturales son reducidos, aún prevalece flora y fauna del sitio, que se encuentra ligada al sitio; no obstante, en la época prehispánica eran cuantiosos y permitieron el desarrollo de un importante asentamiento con una extensión mayor a 500 hectáreas, de las que sólo quedan cerca de 132, cifra que se determinó después de varias temporadas de exploraciones arqueológicas (Jarquín P. A., Informes de los trabajos realizados en la zona arqueológica de La Campana 1995 - 2006, 2006). En el presente La Campana y sus alrededores 164 | ARK_MAGAZINE // #21
inmediatos ofrecen un paisaje urbano - arqueológico, con infraestructura contemporánea que rodea el área en la que se extienden los restos de las construcciones de aquel asentamiento precolombino. El sitio de La Campana es un espacio de gran relevancia histórica, pero también un referente en el occidente del país y del estado, por lo que se debe incentivar la realización de trabajos que coadyuven a su preservación, restauración, conservación y salvaguarda, garantizando la permanencia del legado histórico para las generaciones venideras, enalteciendo el valor intrínseco del sitio, trabajando en conjunto con los gobiernos locales y estatales estableciendo normativas de desarrollo y protección que considere tanto al sitio arqueológico como al contexto por la inminente relación natural con los ríos y los volcanes.
LA RELEVANCIA HISTÓRICO - CULTURAL DE LA CAMPANA El sitio de La Campana es un emplazamiento poco estudiado, tanto arquitectónica, arqueológica, antropológica y artísticamente; sin embargo, en las diversas etapas de exploración que han existido se han encontrado importantes hallazgos que dan prueba fehaciente de la relevancia y notoriedad que tuvieron las culturas de Occidente, con apor taciones únicas en el confín
mesoamericano. Recientemente, a principios del 2018 el INAH notificó la localización de “108 petroglifos con iconografías, dimensiones y filiaciones culturales distintas. Dicho hallazgo en su conjunto abarca un horizonte temporal de casi tres mil años, del periodo Preclásico (1700 a.C.) al Posclásico (900 a 1521 d.C.) y convierten a la zona en uno de los sitios más ricos en información pétrea y en uno de los pocos en el país con evidencia de todas las etapas culturales de Mesoamérica” (Notimex, 2018, pág. web); los trabajos de exploración de esta etapa arqueológica inscritos dentro del Proyecto del Parque iniciaron en noviembre de 2017 finalizando en abril de 2018 (Notimex, 2018, pág. web). Contrario a estos recientes hallazgos el mismo INAH, tras los descubrimientos de algunas estructuras en 1992 determinaba que “no existen más pirámides, pero sí vestigios como piezas, cerámicas y entierros que podrán ser rescatados” (RadioLevy, 2016, pág. web); aseveración que resulta muy polémica y que da pauta para que gente sin escrúpulos, mercenarios, merodeadores e inmobiliarias aprovecharan la situación y establecieran el sitio como un punto de gran valor en el entorno colimense, jugando con la plusvalía del lugar contra el valor patrimonial, subestimando la presencia de elementos arqueológicos de cualquier índole. En la actualidad el INAH realiza trabajos arqueológicos que ayudan a comprender de mejor manera la metrópoli mesoamericana, así como sus actividades y habitantes; pero también es necesario realizar constantes trabajos de protección y salvaguarda de las distintas estructuras. los extraordinarios resultados en materia de descubrimientos arqueológicos y científicos obtenidos en La Campana, han contribuido a que no se interrumpan los rescates dirigidos por la doctora Ana María Jarquín Pacheco, arqueóloga perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, que iniciaron en 1995 y no se han suspendido hasta nuestros días, aunque los trabajos consagrados a descubrir los restos de aquellas estructuras han tenido etapas de mayor y menor actividad, debido no sólo a la reducción o aumento de los presupuestos económicos concedidos, sino también, a la necesidad de atender a la preservación de los monumentos y hallazgos aportados por las excavaciones. Desde 1995 el Municipio de Villa de Álvarez trabaja en el rescate de una sección importante de la zona arqueológica en cuestión, proyecto dispuesto para permitir el acceso local, regional, nacional e internacional. Por ello, La Campana se define como un
antecedente de gran valor cultural para la población, ya que les concede a sus habitantes conocer la importancia y excelsitud de un asentamiento prehispánico sin salir de la ciudad. Para el medio científico y académico representa un documento construido que narra a través de sus piedras una parte importante de la historia del occidente Mesoamericano, su sociedad, sus intercambios comerciales y sus relaciones con otras regiones, además de ofrecer ilimitadas líneas de investigación futuras.
CRECIMIENTO URBANO DE COLIMA Y VILLA DE ÁLVAREZ El crecimiento urbano y demográfico de la ciudad de Colima y Villa de Álvarez ponen en riesgo la integridad física del sitio, desapareciendo irremediablemente parte de la historia, situación que ha ocurrido paulatinamente a lo largo de la historia, devorando fragmentos de la metrópoli mesoamericana, de la cual suelen aparecer algunos vestigios cuando se realizan trabajos de modernización o ampliación de la infraestructura urbana de las zonas aledañas al sitio arqueológico (Jarquín P. A., El proyecto La Campana. Resultados de una investigación arqueológica en un asentamiento de Colima., 2007, pág. 3); aunado a lo anterior la zona presenta algunas afectaciones en sus construcciones, que requieren trabajos de consolidación para garantizar su permanencia. “Rosado Ojeda realizó una serie de visitas a varios sitios arqueológicos ubicados en los alrededores de la ciudad: El Chanal, El Peregrino, La Piedra Lisa, Arroyo del Jazmín, El Serrano, La Campana y Guadalajarita –algunos de ellos, por cierto, actualmente desaparecidos a causa del inexorable crecimiento de la mancha urbana.” (Olay, 2004, pág. 30) Las poblaciones del estado de Colima tuvieron un crecimiento lento, el bajo índice demográfico aunado a los constantes embates naturales de la región como huracanes, inundaciones y erupciones volcánicas mantuvieron el desarrollo urbano pausado. En particular la ciudad de Colima no presentó mayores transformaciones desde su fundación en el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, momento en que la revolución industrial, el ingreso del ferrocarril y el asentamiento de las industrias en la ciudad propiciaron el crecimiento económico de la región y por ende la transformación urbano espacial, propiciando un crecimiento en la traza urbana, apareciendo nuevos sectores en la ciudad, situación que se contuvo con el movimiento revolucionario, la incertidumbre pos- revolucionaria y las guerras cristeras. Siendo a mediados del siglo XX, cuando a nivel nacional se detonó el movimiento moderno, época en la que se suscitó un nuevo repunte en el desarrollo urbano, creciendo la
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diversas ornamentaciones y figuras que pasaron a manos de particulares al hallarse en los sitios de construcción y al no existir un estricto control institucional por salvaguardarlo. Como referencia además, está la presencia de las tumbas de tiro que permitieron obtener gran cantidad de objetos y vasijas de gran calidad que desataron hordas de saqueadores que destruyeron parte del legado cultural, interrumpiendo la lectura histórica de los sitios al mancillarlos. (Ilustraciones 4 y 5) “Estas bellas terracotas se llegaron a convertir en objetos de comercio a partir que Diego Rivera diera a conocer su colección particular y de que el arte de las tumbas de tiro fuera expuesto en una magna exhibición en el Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México en 1946.” (Novelo, 2005, pág. 4).
infraestructura vial de la ciudad de Colima en la década de los 60, incluso a zonas inhabitadas creándose vialidades como Av. San Fernando o de los Maestros o el ensanchamiento de Av. Pino Suárez; posteriormente en los años setenta se construyó el Periférico y la carretera a Comala (Novelo, 2005, pág. 290). El crecimiento urbano hacia estos puntos marcó la pauta del desarrollo futuro de la ciudad, dirigiéndola hacia el norte quedando La Campana como punto intermedio entre los municipios de Colima y Villa de Álvarez. (Ilustración 3) La cercanía del sitio arqueológico de La Campana con las ciudades de Colima y Villa de Álvarez lo han tornado un punto crítico dentro del crecimiento urbano de dichas urbes, sobre todo al estar situado al norte de ambas poblaciones en un punto con una mayor elevación y con un clima más fresco que el de la parte sur del valle, situación que ha sido aprovechada por diversas inmobiliarias para adquirir predios, creando lotificaciones que fomentaron el desarrollo habitacional, en una primera instancia sin planeación, ordenamiento ni regulación en las inmediaciones del emplazamiento de La Campana. Antes de su exploración y resguardo, la zona de La Campana como muchos otros sitios arqueológicos se convirtió en banco de material para muchas construcciones, demoliéndose parcialmente algunos basamentos para convertirse en los cimientos de edificaciones aledañas; de igual manera, las excavaciones en las inmediaciones arrojaron el hallazgo de
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La destrucción, saqueos y alteraciones se dieron considerando algunos vacíos legales que existían en la época, aunado a la ignorancia de la población y la inexistencia de un centro que vigilase y coordinase los trabajos y acciones realizadas en las inmediaciones, toda vez que el Centro INAH Colima se establecería hasta la década de los 80, antes de ello los trabajos estaban supeditados bajo la jurisdicción del Centro INAH Jalisco. El crecimiento urbano y la modernización de las ciudades trajeron consigo además la incorporación de tipologías ajenas al sitio que no se adaptaron a las características y condiciones climáticas de la región, desdeñando la arquitectura tradicional y sus materiales que en poco tiempo fueron quedando en desuso, aunado a ello se demolieron fachadas y alteraron tipologías, situación que se reforzó tras los sismos de 1941, 1973 y del 2003.
Aunado a lo anterior, existen factores de detrimento a la riqueza de aportaciones que pudiesen ser descubiertas en el área por los científicos; hechos propiciados por encontrarse dentro de la mancha urbana, como lo son los saqueos, acciones premeditadas consistentes en excavaciones ilícitas cuyo propósito es extraer los diversos objetos cerámicos o líticos que ahí se encuentran, para posteriormente, comercializar con ellos. Las destrucciones de los monumentos es tal vez uno de los fenómenos más graves, algunas veces intencionadamente, como ocurrió en la década de los noventa del siglo anterior para dar paso a desarrollos de viviendas y centros comerciales y otras por las excavaciones e intervenciones poco científicas que se proclaman como mejoramientos a los contextos urbano, natural y social. (Jarquín P. A., 1996)
también como respuesta a la necesidad de atraer profesionistas o personal capacitado que complementase la progresiva demanda laboral que requería una urbe en desarrollo, creciendo rápidamente la ciudad pero sin planeación, generando caos para los habitantes naturales de Colima. Como parte de la evolución y el vislumbre de una ciudad que se planteaba generosa, surgieron proyectos que tendrían un gran impacto económico y social, entre ellos el denominado “Plaza Diamante”.
PROYECTO PARQUE METROPOLITANO, ARQUEOLÓGICO, ECOLÓGICO Y RECREATIVO LA CAMPANA
Ellos vinieron con unas expectativas grandes, vinieron con la idea de construir donde hoy es La Campana, el terreno de La Campana un complejo muy importante que se llamaba Plaza Diamante donde iban a tener hasta campos de golf y esas cosas, pero resulta que la familia Ocelli [sic] (…) era el tiempo en que Salinas estaba como Secretario de Programación y Presupuesto, no sabían cuando compraron que era zona arqueológica (…) y en buena medida todo el proyecto se les cayó (Novelo, 2005, pág. 291).
A mediados de la década de 1980, la ciudad de Colima enfrentó una nueva etapa de crecimiento urbano, en parte favorecida por el efecto migratorio provocado por el sismo de 1985, pero
Finalmente la propuesta no se concretaría en su totalidad, pero dejaba entrever la vulnerabilidad de la zona arqueológica ante inversionistas y desarrolladores; situación que no fue
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enmendada, ni prevista por los sucesivos gobiernos estatales; al contrario, se favoreció el desarrollo urbano hacia la zona norte de la ciudad, en las inmediaciones del sitio arqueológico, fragmentando el espacio, alterando las visuales y corrompiendo la historia y la cultura del pueblo colimense. La zona de La Campana volvió a cobrar relevancia en el 2016 cuando el gobernador del estado José Ignacio Peralta Sánchez anunció la creación de un Parque Metropolitano, Arqueológico, Ecológico y Recreativo en la zona de La Campana, para lo que se efectuaría la adquisición de 93 hectáreas de terreno aledaño a la zona arqueológica, el cual estaba valuado en $299,410,000.00 pero que serían adquiridos en 170 millones de pesos a la Inmobiliaria Campestre Colima, empresa integrada por Manuel Kanauati y Jesús Occelli González entre otros; sin embargo el predio tiene un valor catastral por encima de los 400 millones de pesos. (AF Medios, 2016, pág. web) (RadioLevy, 2016, pág. web). La idea de generar dicho proyecto fue la de dar un mayor impulso al turismo regional, detonándolo a partir de la zona arqueológica pero también del desarrollo de áreas verdes además de un jardín lineal, museos, auditorio al aire libre, área comercial, zona de comedores, cafeterías, restaurantes, actividades diversas como senderismo y recorridos en bicicletas mediante ciclopistas que complementan la propuesta recreativa que el gobernador expuso. La finalidad era crear “el pulmón ecológico más importante en el estado, y que sólo estaría debajo de otros parques del país como el bosque de Chapultepec en Ciudad de México, el parque Tangamanga en San Luis Potosí, y el parque Fundidora en Nuevo León. Subrayó que todos los trabajos serán coordinados con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia que vigila la protección del lugar” (AF Medios, 2016, pág. web) (RadioLevy, 2016, pág. web). El desarrollo del parque esta propuesto para realizarse en etapas, siendo la primera la denominada “Preservar el bosque y el pasado”, la cual involucra el rescate y conservación de la zona arqueológica para ello se pretende incluir a la iniciativa privada con empresas como “como Telmex, Cemex, Apasco y Ternium” y a instituciones académicas tales como el “Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al Colegio de Arquitectos, al Colegio de Ingenieros, a ambientalistas, a la Universidad de Colima y al Instituto Tecnológico de Colima” (RadioLevy, 2016, pág. web); no obstante de que el proyecto incluye la zona arqueológica, el gobierno ha establecido un compromiso con el INAH, para que las aproximadamente 6 hectáreas
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correspondientes a la zona de estructuras y basamentos, queden bajo su custodia y operación, además de ser su propietaria. La etapa dos “Crear el espacio para la ciudad”, implica acciones de reforestación y una propuesta arbórea y vegetal, considerando además un concurso a nivel nacional para el diseño de un Centro de Artes y Museo Arqueológico; por último la tercera etapa “Desarrollar el complejo de clase mundial” se efectuará la construcción del Centro de Artes y se realizarán acciones destinadas a atraer turismo, fortaleciendo la recreación de los colimenses y sus visitantes. (AF Medios, 2016, pág. web) (Zamora, 2017, pág. web) (RadioLevy, 2016, pág. web). En mayo de 2017 la Secretaria de Cultura María Cristina García Cepeda, el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez, el director general del INAH Diego Prieto y el arquitecto Enrique Norten realizaron una visita al conjunto arqueológico y al sitio donde se pretenden ejecutar las diversas obras, parte de las cuales estarán a cargo del arquitecto en mención. (INAH, 2017, pág. web). La concreción de un proyecto de esta envergadura ha tenido algunos contratiempos, al ser propuestas sin planificación ni coherencia; enfrentándose a situaciones tales como las restricciones para realizar excavaciones y construcciones como lo ha comentado el secretario de Infraestructura y Desarrollo Urbano, José de Jesús Sánchez Romo, por lo que se ha solicitado al INAH la liberación de entre 20 y 25 hectáreas del terreno para efectuar la etapa correspondiente a los senderos, toda vez que se garanticen las condiciones para evitar el daño y saqueo de la zona. (Ramírez, 2016, pág. web). No obstante del planteamiento del gobernador para crear el Parque ecológico y arqueológico existen detractores arguyendo a las irregularidades que la compra venta ha implicado, entre los que destaca el senador colimense Jorge Luis Preciado que indica la existencia de una serie de litigios en torno a la propiedad, aduciendo que el gobierno ha favorecido al grupo propietario, señalando además irregularidades en el proceso; sin embargo, el gobierno comenta que dichos señalamientos son falaces y que la situación fue revisada con cautela, por lo que no existen anomalías en el caso (RadioLevy, 2016, pág. web). El proyecto ha sido atacado por unos y loado por otros; si bien, pretende fortalecer la imagen urbana de Colima a partir de un repunte turístico, tiene algunas cuestiones que deben considerarse para proteger el patrimonio, salvaguardando la integridad del conjunto, así como de los vestigios existentes.
CONSIDERACIONES FINALES El respeto al legado del pasado incrusto en las ciudades actuales nos obliga, por un lado, a conservarlo como ha llegado hasta nosotros y, por otro lado, a asegurar su preservación y adaptación para el futuro y a las expectativas de sus usuarios. Dos prerrogativas que siempre tienen algo de contradictorio y que debemos realizar dentro de un equilibrio inteligente (Almagro, 1985). Si se establecen acciones efectivas de gestión y uso adecuado de los recursos arqueológicos, estos bienes tendrán valores adicionales al valor científico, relativos al valor educativo, económico y del sentido de pertenencia, que aunados a los esfuerzos institucionales, se logrará que los bienes arqueológicos inscritos dentro de las ciudades sean entendidos como
ALMAGRO, B. M. (1985). Vicisitudes de las ruinas de Segóbriga y problemas de su estudio y conservación. Arqueología de las ciudades modernas superpuestas a las antiguas. Madrid: Ministerio de Cultura. Google Maps. (2018). Google. Obtenido de: https://www.google.com/maps/@19.2672102,-103.7278606,31 94m/data=!3m1!1e3!5m1!1e4 INAH, D. d. (22 de mayo de 2017). Proyectan complejo cultural en el parque arqueológico La Campana, en Colima. Obtenido de Gob.mx: http://www.inah.gob.mx/es/boletines/6175-proyectan-complejo-c ultural-en-el-parque-arqueologico-la-campana-en-colima
oportunidades para el desarrollo urbano y social. Sólo desde el respeto y aprecio hacia los vestigios del pasado seremos capaces de conservarlos e integrarlos en nuestra vida actual, extrayendo de ellos las enseñanzas y experiencias que nos aporten. Esta actitud, auténticamente cultural, nos permitirá encontrar nuestra genuina y propia identidad, hallando entonces pleno sentido a la integración dentro del ambiente y paisaje de nuestras ciudades y de todos los vestigios culturales del pasado (Almagro, 1985). // EF / AC / MR
IMÁGENES 1 y 2. Vista parcial de La Campana y adoratorio E-2 Fuente: (Jarquín P. A., 2012) 3. Vista aérea de la zona arqueológica de La Campana y del desarrollo urbano en las inmediaciones. Fuente: (Google Maps, 2018) 4 y 5. Representaciones cerámicas de cántaro y figura zoomorfa. Fuente: (Jarquín P. A., 2012)
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SOBRE LOS AUTORES: Edmundo Arturo Figueroa Viruega (Ciudad de México - 1981) Arquitecto, con Maestría y Doctorado en Arquitectura por la UNAM, ha trabajado en diversos proyectos de restauración y en investigaciones sobre patrimonio. Contacto: eafv@hotmail.com
Alfonso Cabrera Macedo (Colima - 1976). Arq. Arquitecto,
Minerva Rodríguez Licea (Ciudad de México - 1980) Arquitecta
Maestro en Arquitectura por la Universidad de Colima, con Doctorado en Historia del Arte por Casa Lamm, actualmente es profesor investigador de Tiempo Completo de la Universidad de
por la UAM, con Maestría y Doctorado en Arquitectura por la UNAM, es Profesora Investigadora de Tiempo Completo de la Universidad de Colima y candidata a investigadora del SNI.
Colima. Contacto: osnoflacm@hotmail.com
Correo electrónico: minelicea@gmail.com
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¿ARQUEOLOGÍA PARA QUIEN? LA DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO ANTE EL AVANCE URBANO EN ZAPOPAN Jesús Erick González Rizo INTRODUCCIÓN La arqueología es una de las Ciencias Sociales más presentes en el imaginario popular, en buena medida por sagas cinematográficas como Indiana Jones, así como por videojuegos (e.g. Tomb Raider). Lamentablemente, también existen muchas confusiones entre los campos de trabajo de la Arqueología, la Paleontología y la Antropología. Además, por su estrecha relación en la construcción de nacionalismos los sitios arqueológicos ocupan un lugar de primer orden en el sentimiento identitario de muchas comunidades a lo largo y ancho del mundo. Además en diversos países la arqueología es una ciencia de Estado, es decir, subvencionada por este, y por lo tanto de utilidad pública. Sin embargo, paradójicamente, la metodología de trabajo de ésta es poco conocida por el gran público.
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De ahí la necesidad de fomentar la divulgación científica de la arqueología para coadyuvar en una mayor vinculación entre La Sociedad y la Arqueología. En el presente trabajo se exponen algunos casos de actividades vinculadas en este sentido realizadas desde el sector de la Sociedad Civil.
LA ARQUEOLOGÍA COMO CIENCIA Generalmente se asume que la arqueología es una ciencia “plena” por sus estrechas relaciones metodológico - teóricas con otras disciplinas coloquialmente llamadas “ciencias duras”; entre ellas la Física, la Química, la Geología o la Biología. Inclusive, se ha hecho hincapié en su capacidad predictiva para generar o “descubrir” patrones que ayuden a dar explicaciones sobre el cambio social en el pasado (Watson 1976:58, 60). Sin embargo, difícilmente se podrán encontrar en todos los casos de estudio los elementos de cualquier modelo teórico, dado lo
imperfecto del registro arqueológico, por lo que es imposible la creación de “leyes sociales” (González 2016). Así pues, la arqueología es una ciencia, puesto que aspira a ser un cuerpo sistematizado de conocimientos sobre la realidad, en este caso sobre el tiempo pretérito de las sociedades humanas, construido sobre la base de un quehacer crítico –escéptico – que busca alejarse de dogmatismos, sometiendo sus postulados a ensayo y critica constantemente (Tamayo 2001:15). Entonces, podemos definir a la Arqueología como una ciencia social, cuyo objetivo primordial es entender al ser humano y su variabilidad cultural; en especial, ésta pretende generar explicaciones sobre el cambio sociocultural en las sociedades del pasado, mediante la aplicación de una metodología científica en el análisis de la cultura material de dichas sociedades. De ahí que es en la explicación del cambio sociocultural donde debe estar centrarse el eje de la investigación arqueológica, y no solo en el estudio de los objetos materiales por sí mismos; de lo contrario, la labor del arqueólogo se limita a los aspectos técnicos y descriptivos, cayendo en una especie fetichismo con respecto a los objetos mismos (González 2016). Por lo tanto, el objeto o resto material dejado por los humanos del pasado es solo un indicio de verdad, más no lo verdadero en sí; luego entonces, entre más objetos se tengan, y con los datos derivados de su análisis, se puede concluir que la explicación construida sobre de ellos –los datos– es más verosímil (Popper 1995). Puesto que la obtención de los datos deriva en gran medida del enfoque e interpretación que le da el arqueólogo, el dato no es objetivo en sí mismo –así que no existen datos duros como se suele decir en la jerga arqueológica –, ya que el dato es en sí mismo una construcción epistemológica, un punto intermedio entre el objeto y la interpretación. Así pues, se puede deducir que los restos materiales no conducen directamente a un “conocimiento verdadero”, sino que por el contrario, el dato aislado no dice nada, sino que es la suma de los datos la que nos aproxima a un “conocimiento verosímil” u “objetivo” de partes concretas de la realidad de los mundos pretéritos (González 2016).
LA DIVULGACIÓN DE LA ARQUEOLOGÍA EN MÉXICO Una vez generada la “explicación”, el arqueólogo pasa por el filtro de la “Difusión”, por el cual se entiende que es la publicación de los resultados en espacios académicos para su análisis y discusión entre pares. Sin embargo, pocos arqueólogos se
aventuran en el azaroso camino de la Divulgación, es decir, a la creación de productos o literatura para el gran público no especializado para que su trabajo impacte socialmente. Iniciar la Divulgación del trabajo debe considerarse igual o más importante que la etapa de Difusión, ya que se corre el riesgo de que se estanque en el nivel académico, limitándose a una discusión doméstica y endogámica (González 2016). Que toda ciencia tiene un valor intrínseco al ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas ya lo había enunciado hace décadas el historiador Marc Bloch (2000:15). Por lo tanto, es necesario trascender el nivel académico, y llevar a la sociedad los resultados de nuestras investigaciones para ayudar a mejorar su entorno. En el caso de una ciencia arqueológica tan “estatizada” como la mexicana, el compromiso social es mucho mayor, dada las subvenciones públicas de la misma. Así pues, el papel social de la arqueología en nuestro país, una vez generado el conocimiento académico, estriba fundamentalmente en la divulgación del mismo. Una divulgación eficiente de los resultados de los trabajos arqueológicos bien puede repercutir indirecta y positivamente en las condiciones de vida de una comunidad, siempre y cuando ésta sea tomada en cuenta por parte de los investigadores como una actor relevante en la investigación, y no solo como mano de obra o espectadores. Además, un trabajo de divulgación puede ayudar a fortalecer la memoria histórica de una comunidad, y por lo tanto generar una mayor cohesión colectiva, repercutiendo en una mejora sostenida de las condiciones de vida de la misma.
VINCULACIÓN ENTRE ACADEMIA Y SOCIEDAD: EL CASO DE EL GRILLO Exploraciones en sitio – Este sitio es uno de los más citados en la literatura arqueológica de Jalisco. Las exploraciones arqueológicas en el sitio han sido limitadas. También es conocido por los vecinos como “Los Cerritos” o “Cerrito de la Cruz”. Fue descubierto de manera accidental durante la construcción del anillo Periférico a mediados de la década de 1960. Para estas fechas el desaparecido IJAH –Instituto Jalisciense de Antropología e Historia– inspeccionó el lugar ya que los operarios de la obra vial habían “tasajeado” el montículo principal. Al partir el “Cerrito” descubrieron que en realidad se trataba de un Basamento piramidal prehispánico. Sin embargo, las labores del IJAH[1] no incluyeron excavaciones, sino solo inspecciones de superficie (González 2016b).
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Por otra parte, será a mediados de los 70 cuando se excave un cementerio de tumbas de tiro al norte del actual polígono arqueológico en predios de las actuales colonias Lomas del Vergel y Tabachines). Dichas exploraciones estuvieron a cargo de los arqueólogos del Centro INAH Jalisco, Javier Galván y Otto Schöndube (1976-1977). En ellas, se lograron rescatar 19 tumbas de tiro del Formativo tardío (ca. 400-150 a. C.) y su contenido (en el área de Tabachines-Lomas del Vergel [Beekman y Galván 2006:259]). La zona funeraria es la ocupación más antigua del asentamiento, y es más conocida en la literatura arqueológica como “Tabachines”. Los cinco montículos al sur del cementerio es mucho más reciente, y datarían de entre 400 y 900 d.C. en la fase denominada por los arqueólogos cono “fase Grillo”. La poligonal (linderos o mojoneras) de la zona arqueológica homónima se registraron en el año de 1977. Conflictividad en torno a la conservación del patrimonio - El contexto socioeconómico y urbano del sitio arqueológico del Grillo y otros sitios de la ZMG en la actualidad es muy compleja. Recientemente, en el mes de marzo de 2016 los vecinos de la Colonia Constitución, aledaña a la Zona Arqueológica El Grillo, comenzaron a denunciar en redes sociales actividades tendientes al desarrollo de espacios residenciales sobre el citado sitio precolombino, tales como las apertura de zanjas para cables de fibra óptica, así como la instalación de mantas a nombre de 174 | ARK_MAGAZINE // #21
"Desarrollo Inmobiliario San Julián S.A. de C.V." De igual forma, en agosto - septiembre de 2017, los propietarios del predio realizaron obras de nivelación del suelo con fines de instalar silos industriales, las cuales fueron oportunamente clausuradas por instancias de inspección y vigilancia zapopanas. Los vecinos han acudido XALIXCO A.C. en busca de apoyo técnico-legal en ambos casos (figuras 1 y 2). Cabe señalarse que la ya citada empresa de bienes raíces intentó en el 2010 construir dentro del predio protegido por la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas (1972) y el delimitado por el INAH desde 1977. Sin embargo, no es la primera vez que hay denuncias de este tipo en el predio, ni la primera irregularidad detectada sobre el sitio arqueológico. Prácticamente desde su descubrimiento ha estado constantemente amenazado, por ejemplo: algunas casas del fraccionamiento Constitución dañaron seriamente partes del Complejo B (posible Juego de Pelota) antes de su descubrimiento oficial; la apertura del Periférico destruyó una parte del norte del Complejo A (la mayor estructura del sitio); el fraccionamiento Tabachines arrasó con la ocupación más antigua del asentamiento (las arriba citadas tumbas de tiro). Además, por si fuera poco, el terreno nunca ha sido expropiado ni se ha solucionado adecuadamente su situación legal. En este último aspecto, ha habido omisiones de todas las autoridades en todos
los niveles. Ni siquiera en el uso de suelo se ha dado un seguimiento adecuado, puesto que el predio, si bien, es reconocido como de interés histórico-patrimonial por el Ayuntamiento de Zapopan, su uso de suelo es inadecuado, ya que se ostenta como “Baldío”, en lugar de “Área Verde” (figura 3). Hagamos un breve paréntesis; comparemos el caso de El Grillo con otras poligonales arqueológicas zapopanas (debemos señalar que Zapopan es el único municipio de la ZMG que ha incluido las poligonales dentro de sus planes parciales de desarrollo). Podemos ver que en otros polígonos se les ha dado un uso de suelo más adecuado (área verde o recreativa). Por ejemplo, en Tesistán sólo una parte del polígono del sitio arqueológico tiene uso de suelo de área verde o recreativa; en el Colli, siendo el área con mayor concentración de sitios arqueológicos dentro del municipio de Zapopan (a saber tres), tanto los Padres como el Ixtépete (los dos sitios arqueológicos de mayor relevancia) coinciden las poligonales de protección con los usos de suelo adecuados para su protección. En Santa Ana Tepetitlán no aparecen sitios registrados (a pesar de que debería aparecer la zona arqueológica homónima).
es registrada como un área de uso de suelo “libre (indeterminada)”. Así pues, podemos ver que la protección de los predios con sitios arqueológicos por parte de las autoridades zapopanas aún es parcial e insuficiente, ya que algunas como La Coronilla y El Grillo aparecen como zonas protegidas, pero el tipo de suelo que les asignaron abre la posibilidad a especulaciones inmobiliarias o intervenciones inadecuadas dentro de ellos. Entonces, es necesario preguntarse si dichas “incongruencias” u omisiones son intencionales, o bien, simples descuidos institucionales.
En el norte de Zapopan, ya en el área de la Barranca de Huentitán, en el Distrito de Arroyo Hondo, La Coronilla (sitio zapopano con una ocupación del formativo tardío [González 2014]), la poligonal
En cuanto al estado actual de los sitios en Zapopan podemos ver que en algunos casos es grave, en especial en sitios como El Tizate, donde la mayor parte de la poligonal original fue invadida,
En general, en los planes parciales de desarrollo de Zapopan sólo se reconocen cinco de las siete zonas arqueológicas registradas por el INAH en su jurisdicción (faltaría reconocer “legalmente” por el INAH y el Ayuntamiento de Zapopan el sitio del Cerro del Tepopote en la zona de la Venta que posiblemente se fungiera como un “fortificación” de la Tradición Teuchitlán [vid. Beekman 2008]) y se distribuyen en cuatro de sus doce distritos urbanos; sin embargo, por lo menos, un distrito más debería estar incluido, hablamos de Santa Ana Tepetitlán (figura 6).
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quedando el predio original dividido en tres fracciones. Si bien, han sobrevivido la mayoría de las estructuras arquitectónicas de El Tizate (figura 4), la fragmentación de la poligonal original las deja sumamente vulnerables. Sobre Santa Ana Tepetitlán escasean los datos y es incierta su situación actual, y bien cabe la posibilidad de que el sitio haya sido arrasado en su totalidad. Pero sin duda, el sitio que más se ha visto afectado por la urbanización es el de Los Padres (figura 5), el cual ha visto reducida la superficie bajo protección jurídica en prácticamente el 90 % de sus 98.72 hectáreas originales (aunque sobrevive el área monumental del sitio). De hecho en este año se inició un proyecto de salvamento arqueológico en una porción marginal del predio de Los Padres con vistas a la eventual liberación del mismo, lo cual disminuiría aún más el sitio. El Ixtépete es paradójico, ya que si bien la poligonal no ha sido seriamente afectada, las estructuras restauradas lucen abandonadas e incluso con grafiti. En el caso de El Grillo tenemos que la poligonal ha sido respetada y las estructuras lucen en buen estado, salvo algunas afectaciones menores debido a la erosión; básicamente el gran problema del sitio es la incertidumbre sobre su uso de suelo y la tenencia de la tierra (al parecer existen dos o tres propietarios del predio).
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El hecho de que el uso de suelo de El Grillo sea baldío abre la posibilidad, ya comentada en estas páginas, que se construya en él. Curiosamente, los vecinos reportaron que el "Desarrollo Inmobiliario San Julián S.A. de C.V." ofertó casas que se construirían en el predio, lo que indicaría la posibilidad de que contarán con alguna licencia de construcción. Sin embargo, las autoridades competentes –Obras Públicas de Zapopan– nunca se posicionó al respecto, e inclusive fue negligente con los vecinos de la colonia Constitución ya que prometió una respuesta oficial, que nunca llegó. Tras las denuncias de los vecinos, la presunta obra fue aparentemente detenida, pero dadas las omisiones y silencios de la autoridad municipal, aún no se puede declarar que la zona está libre de especulaciones inmobiliarias y comerciales. Vinculación social - La asociación civil Xalixco. Estudios Históricos y Patrimonio Cultural (XALIXCO A.C.) está dedicada a la difusión, estudio y divulgación del patrimonio histórico y cultural de Jalisco y el Occidente de México desde el año 2012. Se compone de historiadores, arqueólogos, arquitectos y antropólogos, así como de otros ciudadanos interesados en la conservación del patrimonio histórico, arqueológico y cultural del Estado y la región.
para la prevención y conservación del patrimonio que ante el desconocimiento y falta de conciencia, es depredado u olvidado. De igual manera, creemos que dicho proceso de divulgación debe estar acompañado y sustentado, en el conocimiento científico, siendo pues, la revista un vínculo entre la sociedad en general y los investigadores de los bienes culturales. Cabe señalar que esta publicación ha sido un medio eficaz para mantener un dialogo abierto con actores sociales y comunidades interesadas en proteger su patrimonio (en el caso particular de El Grillo fue mediante las redes sociales de la publicación que se pusieron en contacto los vecinos. Por otra parte, en el primer semestre del año pasado se llevo a cabo un Curso-Taller experimental impartido por XALIXCO A.C. Hablamos del Taller de Intervención e Integración Urbana de Sitios Arqueológicos (TIIUSARQ) que se realizó en alianza con el Colectivo Escuela Tapatía de Cultura en la Colonia Americana de Guadalajara (figuras 7 y 8). Desde el año 2015, esta agrupación comenzó a editar y publicar la revista Callicanto, especializada en la divulgación del patrimonio arqueológico, histórico y cultural de la región Occidente de México. Dicha publicación va en ha publicado 8 números a la fecha, y realiza distintas actividades de divulgación científica de la historia y arqueología, tanto en redes sociales, como directamente en las comunidades (como conferencias, ponencias, entrevistas, recorridos culturales, cursos, publicaciones académicas y de difusión, así como de materiales audiovisuales). Como línea editorial, Callicanto propone que la divulgación de los bienes culturales, es un paso imprescindible
El objetivo del mismo era ayudar a Arquitectos, Urbanistas y estudiosos de las Ciencias Sociales, tanto estudiantes, como profesionales de dichas disciplinas a comprender la problemática de la conservación del patrimonio arqueológico de una Zona Metropolitana en expansión, como es el caso de Guadalajara y otra grandes ciudades latinoamericanas. Lo anterior a través de un taller en el cual los participantes elaboraran de forma conjunta un proyecto de intervención urbana alrededor de un sitio arqueológico de la Zona Metropolitana. Constaba de 12 sesiones sabatinas de 2 horas de duración cada
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una. Dicho taller se dividió en tres etapas: 1) exponía los antecedentes históricos y horizontes culturales que se desarrollaron el Occidente de México; 2) se centraba en estrategias de integración urbana, socialización y aspectos técnico-legales del patrimonio arqueológico; 3) etapa práctica en la cual se realizó la conceptualización, desarrollo y ejecución de dos proyectos de integración urbana (entre ellos el caso de El Grillo [figura 9]). Este año se repitió el taller con excelentes resultados (figuras 9 y 10) enfocado a la problemática particular de otro sitio arqueológico zapopano: Los Padres. Como resultado del Taller los participantes presentaron dos proyectos ante los vecinos de los sitio arqueológicos para su retroalimentación. Los proyectos debían centrarse no en el sitio arqueológico en sí mismo (aspecto que deben atender arqueólogos y restauradores), sino la zona inmediatamente aledaña al mismo, para generar un tejido urbano armónico y funcional que ayudara a convertir a los sitios arqueológicos en espacios de encuentro social y recreativo. La retroalimentación con los miembros de las comunidades permitieron un dialogo franco entre especialistas y no especialistas, inédito en los círculos académicos.
COMENTARIOS FINALES Como se mencionó en líneas arriba la labor de un científico social debe ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas, especialmente, de aquellas que viven alrededor de sitios de valor histórico-patrimonial. Lamentablemente, muchas veces la gente de las comunidades solo ve a la Arqueología y a los Arqueólogos como una supuesta oportunidad de crear espacios turísticos y lucrativos. Es urgente pues, contrarrestar esto mediante estrategias adecuadas de divulgación científica para concientizar a autoridades y comunidades sobre el valor innato del conocimiento derivado de la Ciencia, así como hacerles parte del proceso de investigación para generar –o fortalecer, según sea el caso– el tejido social necesario para que generar un patrimonio vivo, y no caer en el constante error de crear espacios monumentales, pero desarraigados de su entorno comunitario, una visión poco sustentable de la Cultura que está muy extendida entre las instituciones del Estado Mexicano. // JG
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IMÁGENES 1. Mantas de la Empresa Inmobiliaria en le predio de El Grillo (primer plano). Se alcanza a apreciar la estructura principal del sitio arqueológico (al fondo). Fotografía de Oscar Torres, 2016. 2. Cimentaciones para erigir los Silos industriales dentro de El Grillo. Fotografía XALIXCO A.C., septiembre de 2017. 3. Ubicación del Predio de El Grillo en el PPDM de Zapopan. Modificado por el autor a partir del PPDM. 4. Depredación de la poligonal original de El Tizate, debilitada en 1985. Actualmente (2017) sobreviven solo tres porciones del predio de 1985. Elaborado por el autor con datos de Chávez y Schöndube (1985) y Google Earth. 5. Plano interpretativo del sitio de Los Padres. Elaborado por el autor con datos de Galván (1991); Gómez (2001); Navarro y Schöndube (1980). 6. Sitios arqueológicos de Zapopan características y estado actual. El autor con datos del INAH, el Ayuntamiento de Zapopan, Galván (1991) y Gómez (2001). 7 y 8. Sexta sesión (11 de marzo 2017) de la primera edición del TIIUSARQ, con la presencia de la arqueóloga Ericka Blanco, ex– directora del Centro Interpretativo Phil C. Weigand del sitio arqueológico de Los Guachimontones, quien compartió su experiencia en materia de Divulgación Científica e interpretación Temática enfocada a la Arqueología (izquierda). Segunda generación del TIIUSARQ de visita al sitio arqueológico Los Padres, Zapopan (marzo de 2018). 9. Proyecto de intervención urbana para el sitio de El Grillo. Lámina elaborada por Iván Villalvazo con información de Patricia Jimena Gómez Zea, Aurora del Rocío Castillo Velázquez y Gloria Alicia Flores Santillán. 10. Visualización interpretativa del sitio arqueológico Los Padres en su época de apogeo (400-900 d.C.). Es parte del trabajo realizado en la segunda edición del TIIUSARQ. Renderización por Luis Roberto González Velasco.
NOTAS [1] Dicho instituto funcionó de 1959 a 2014. Su labor originalmente era atender todos los asuntos relacionados con la investigación y protección técnica-legal del patrimonio arqueológico e histórico de Jalisco. Tras la creación del Centro INAH Jalisco en 1973, fue perdiendo atribuciones y funciones. En su archivo pueden encontrase los primeros registros de varios sitio arqueológicos, tales como El Grillo o el Ixtépete. Dicho instituto fue extinguido formal y legalmente por el Congreso del
Estado (por iniciativa del Gobernador Aristóteles Sandoval) el 17 de Julio de 2014. Véase: http://www.mural.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/defaul t.aspx?id=290215&urlredirect=http://www.mural.com/aplicacio nes/articulo/default.aspx?id=290215
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GÓNZALEZ Rizo, J. Erick, 2014, “El sitio arqueológico de La Coronilla. Patrimonio ignoto de Zapopán”. Artículo publicado (en dos entregas) en el Diario LA PRENSA JALISCO, OEM, Año XV, Núms. 5532, 5533, Guadalajara, Jal., 26 y 27 de Noviembre de 2014. - 2016, “La ciencia arqueológica como historia en México”. En Diálogos sobre la relación entre arqueología, antropología, e historia. Ed. por Joshua D. Englehardt y Verenice Y. Heredia Espinoza, El Colegio de Michoacán A.C., Zamora, 2016.pp.73-97. - 2016b, “La grilla por El Grillo. Amenazas y ambiciones en torno al sitio arqueólogico El Grillo, Zapopan (primera parte)”. CALLICANTO VOL. II (No. 6, 2016), Guadalajara, Jal., XALIXCO A.C. pp.17-25. NAVARRO, Urbino y Schöndube, Otto, Polígono arqueológico del Iztepéte (sic). México, INAH-SEP, 1980. Archivo Técnico del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (ATINAH) POPPER, Karl R. 1995 La responsabilidad de vivir: escritos sobre política, historia y conocimiento. Paidós, Barcelona. TAMAYO y Tamayo, Mario, 2001. El proceso de la Investigación científica. Editorial Limusa, México. WATSON, Richard A. 1976 «Inference in Archaeology». En American Antiquity 41(1). SAA, USA. 58-66. S./f. Planes Parciales de Desarrollo Urbano. H. Ayuntamietno de Zapopán, México: https://www.zapopan.gob.mx/transparencia/obras-publicas/plane s-parciales/ ___ PARA CITAR: Textos ArKeopáticos opera bajo una licencia Creative Commons (cc) Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License. Agradecemos citar este texto así: González Rizo, Jesús Erick, ¿Arqueología para quien? La divulgación científica del patrimonio arqueológico ante el avance urbano
GÓMEZ Gastélum, Luis. Cacicazgos prehispánicos en el Valle de Atemajac, Jalisco, Guadalajara, Jal., IJAH, U de G, Gobierno del Estado de Jalisco, 2001.
en Zapopan, Jalisco, en: “ARK Magazine”. Año 6 Número 21. Página 56. ARK_Editorial. México, 2018.
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SOBRE EL AUTOR: Jesús Erick González Rizo (Zapopan, Jalisco - 1988). Licenciado en Historia por la Universidad de Guadalajara. Maestro en Estudios de Arqueología por El Colegio de Michoacán A.C. Socio fundador y presidente de la asociación Xalixco. Estudios Históricos y Patrimonio Cultural A.C., agrupación dedicada a la difusión, estudio y divulgación del patrimonio histórico y cultural de Jalisco y el Occidente de México. Miembro del Consejo Consultivo de San Pedro Cholula, Puebla. Director de la Revista CALLICANTO. Asesor científico de la muestra “Tradiciones al cuadrado: transformaciones culturales después de los Guachimontones”, la cual se montó en el Centro Interpretativo Phil C. Weigand del sitio arqueológico Los Guachimontones, Teuchitlán, Jalisco. Asesor científico en el montaje de la Salas prehispánicas del Museo Interpretativo del Paisaje Agavero y la Minería de Magdalena, Jalisco (MIPAM) y del Museo Interpretativo del Paisaje Agavero de Arenal, Jalisco (MIPAA). Consultor en el Programa de Ordenamiento Ecológico Local de Tlajomulco de Zúñiga (POEL) en materia de protección del patrimonio arqueológico municipal. Autor de 2 Libros y más de 30 ar tículos periodísticos, así como de divulgación e investigación científica en las Casas editoriales de la UdeG, UNAM, COLMICH, Cultura Jalisco y Umbral Editorial. Correo electrónico: erickrizo2@gmail.com
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WORKSHOP// 189
Juan Reynol Bibiano Tonchez El colectivo ArKeopatías convocó a participar en el primer #WORKSHOP dedicado al análisis de la relación entre el Urbanismo y la Arqueología, mismo que se llevó a cabo los días 7 y 14 de octubre del 2018, en el marco de la presentación del número 21 de nuestro proyecto editorial. La intención era construir un grupo de trabajo, discusión y análisis de las problemáticas urbano - patrimoniales de las zonas arqueológicas en contextos urbanos, en particular el caso de la Zona Arqueológica de Cuicuilco en la Ciudad de México, a través de estrategias creativas de participación y comunicación. Fue así que invitamos a estudiantes y egresados de las carreras de arqueología, urbanismo, arquitectura, biología, geografía, diseño industrial, paisaje, antropología, museología, restauración y demás disciplinas afines, a sumarse a este ejercicio de diseño
¿Hay una forma de construir una relación virtuosa entre estas dos realidades (la urbana y la arqueológica), que parecieran muchas veces antagónicas e irreconciliables?
participativo que tuvo como eje central el debate sobre la pregunta:
propositivas sobre el patrimonio, generadas sobre todo por jóvenes profesionales del gremio.
La intención multidisciplinaria del taller se desarrolló de una forma casi natural, cada uno de los participantes aportaron desde su experiencia y experticia al ejercicio de cartografía participativa propuesto en esta ocasión. Previamente los autores del número en cuestión, nos brindaron su particular perspectiva sobre el tema, abriendo una charla de la que todos nos quedamos con deseos de profundizar. En conclusión, coincidimos en la necesidad de continuar con este y otros ejercicios similares, dónde poner sobre la mesa, más allá de las estructuras institucionales, aquellas visiones críticas y
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Agradecemos a los #arkeópatas que nos acompañaron, podemos afirmar con bastante donde sentamos las bases de un ejercicio de análisis crítico de las problemáticas inherentes a las zonas arqueológicas en contextos urbanos en cualquier parte del país, problematizando y creando oportunidad de desarrollo para los sitios bajo una perspectiva integradora, es decir, que deberá ser siempre contemplar la complejidad de los fenómenos analizados, superando el cortoplacismo de la burocracia institucional. La respuesta fue extraordinaria, nos (re)conocimos, reímos y compartimos en una charla casi catártica que ya auguraba un taller lleno de ideas y propuestas, que muy pronto verán en ejecución. Les recomendamos seguir al tanto por nuestras redes del siguiente #workshopenark. Por lo pronto les compartimos algunas imágenes del acontecimiento. Gracias a
Participantes:
todos por su entusiasmo y participación. ¡Hasta la próxima!
YouTube: https://youtu.be/UzEwOPc4SFQ
Francisco Casado Fernando Urióstegui Cristina Desentis Nadia Sosa Andrea Ortiz Emmanuel López Juan José Guerrero Alejandra Abraham Melissa Ortega Adriana Hernández Juan Tonchez Sigue esta sesión del #WORSHOP a través de nuestro canal de
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// DISCUSIÓN CONCLUSIÓN -
¿ACCIÓN...?
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ARK_Magazine / Textos arkeopáticos sobre patrimonio. Año 6 Número 21 [invierno 2018], se desarrolló enteramente con software libre o gratuito y se publicó a través de la página web del proyecto ArKeopatías. La distribución se realizó mediante correo y sitios web, redes sociales y archivos compartidos. Se autoriza su uso y distribución bajo los criterios de la licencia Creative Commons Reconocimiento No Comercial Compartir Igual 4.0 Internacional.
[ TERCERA DE FORROS ]