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Talento en Abundancia

Contemplar no es solo para monjes

Hoy te hago una invitación que te da la oportunidad de adentrarte en una actividad que nos lleva por el camino de la tranquilidad. Aquella tranquilidad de la cual te enamoras, no porque es una obligación de tu loca mente, sino una actividad a la que acudes porque en ella hay un espacio de calma y de unión con lo más sagrado que existe, la energía pura.

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Estoy hablando de la contemplación. Para “contemplar” mirarán hacia atrás para satisfacer su necesidad de sentir que avanzaron, aprendieron, vivieron lo que se suponía tenían que vivir, acumularon, etc.; pero esto no es más que un hábito sin sentido que muchos realizan tan solo una vez al año, y que lo hacen para satisfacer las demandas de su mente que les pide medirse contra objetivos o logros que se habían propuesto desde el principio del año. talento en abundancia

La contemplación que te propongo hoy no es una actividad para realizar una vez al año, es una oportunidad que una vez la introduzcas en tu vida te lleva a mirarte profundamente sin tener en cuenta las metas que te hubieras propuesto. Es un espacio que te das diariamente si es posible, para observar, hacer introspección y unirte con una energía suprema que está presente en todo. Esta contemplación de la que hablo no tiene nada de mística o de religiosa. Es por el contrario muy humana y comienza con un elemento primordial: el silencio.

Para incorporar la contemplación en tu vida diaria, tómate un tiempo para estar en silencio. Esto te da la oportunidad de estar más presente sin necesidad de pensar en muchas cosas a la vez. En los Estados Unidos son bien conocidos los retiros de fines de semana que no tienen ningún sentido religioso y en los cuales no se habla ni una palabra. Después de pasar por uno, mi amigo Jason no podía creer lo poco necesario que es estar comunicándose verbalmente todo el tiempo. Esto nuestra cultura no lo entiende muy bien porque, desde muy pequeños nos enseñaron que la contemplación es una actividad netamente religiosa, donde tienes necesariamente que orar para buscar la unión con Dios en el silencio. Sin embargo, mi propuesta es la de entrar en estados contemplativos aún cuando estás trabajando o realizando una actividad donde te encuentres solo, por el simple hecho de concentrarte y gozar cada minuto de lo que haces. Allí en este espacio tan sagrado, te darás cuenta de que una fuerza mayor te envuelve, y descubrirás a través de estas actividades que nunca has estado solo, que eres parte de algo mucho más grande que no se mide con objetivos.

En la contemplación encontrarás una gran satisfacción porque estando en ella te olvidas de la “separación” o dualismo en el que probablemente existes. Cuando te entregues con pasión a algo, o cuando decidas sentarte en silencio y solo observar a tu alrededor lo maravilloso que te rodea, descubrirás esta gran fuerza y aprenderás a valorar muchísimo más ese tiempo que te das para contemplar.

Marcela Hede

Para incorporar la contemplación en tu vida diaria, tómate un tiempo para estar en silencio.

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