Colección
n.º 7
POSITIVAS de YOLANDA DORADO
BOMBARDEROS SOBRE LONDRES de JOSÉ TOMÁS ANGOLA
CERTAMEN INTERNACIONAL DE TEATRO BREVE FUNDACIÓN CIUDAD DE REQUENA 2003
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No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación y otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. © Coordinadora de Actividades Teatrales
Arrabal Teatro
C/. Villajoyosa, 13 bajo - 46340 REQUENA Teléfono / Fax: 96 230 41 93 Diseño portada: Miguel Angel Roda.
Primera Edición: Marzo 2005 Edita: M. I. Ayuntamiento de Requena Depósito Legal: V - 1.150 - 2003 Impresión: GOVI • imprentagovi@telefonica.net -2-
Según consta en el acta levantada por D. Joaquín Olcina Vauterén, Notario del Ilustre Colegio de Valencia, un Jurado presidido por D. José Luis Prieto y formado por D. Juan Vicente Martínez Luciano, D. Juan Alfonso Gil Albors, D. Pepe Sancho, D. Miguel Ángel Plaza, Doña María José Viana, D. Rodolf Sirera, D. José Luis Pinotti, Doña Carmen Morenilla, Doña Isabel Requena, y D. Roberto García, siendo secretario del mismo D. Lorenzo Gabaldón, después de las oportunas deliberaciones, acordó conceder el primer premio del Certamen Internacional «Fundación Ciudad de Requena» 2003, a la obra titulada «POSITIVAS», de la que, una vez abierta la plica, se comprueba que es su autora Doña Yolanda Dorado, y declarar finalista a la obra «BOMBARDEROS SOBRE LONDRES», cuyo autor, abierta la plica correspondiente, se verifica que es D. José Tomás Angola Heredia.
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POSITIVAS Autora: YOLANDA DORADO
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YOLANDA DORADO nace en Córdoba en 1969. Licenciada en Dramaturgia por la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD). Promoción 1992-96. Ha participado en Cursos de Escritura Dramática impartidos por escritores de la talla de José Luis Alonso de Santos, Sanchís Sinisterra, Marco Antonio de la Parra, Mauricio Kartún ... y Cursos de guión cinematográfico con Benito Zambrano y David Trueba. En 1995 recibe varios Premios Literarios (Certamen de Cuentos Femenino organizado por el AMPPI, Certamen de relato corto universitario, Certamen de relato corto de Torrejón de Ardoz ...) y es becada por la Comunidad de Madrid con la Ayuda a la Creación Teatral de dicho año por su obra «Bienvenida al Klan». En 1996 realiza la adaptación teatral de la novela de Rosa Montero «La función Delta» que es estrenada en el marco del Festival de Otoño.
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En 1998 recibe el premio de Arte Joven de la Comunidad de Madrid por su obra «El secreto de las Mujeres». La obra es publicada por la Ed. La Avispa, y estrenada en el Gran Teatro de Córdoba por la Cía. Ñaque. La obra ha sido representada por toda España por diversas compañías en los últimos años. Ha publicado además sus obras: «Por un Jersey» (1994) y «Bienvenido al Klan» (1996), editadas por la RESAD; «El sueño de Africa» (1999) editada por Argentores; «La Noticia del día» (2002) editada por La Avispa, «Hoy es el día» (2003) y «La carta» (2003) editada por la AAT (Asociación de Autores de Teatro), y «La pecera» (2004) editada por La Avispa. Sus últimas obras estrenadas han sido: «La Pecera» estrenada el Festival Villa de Madrid. Sala Fernando de Rojas. Círculo de Bellas Artes. Madrid. Octubre 2001. «La Noticia del día» lectura dramatizada. Círculo de Bellas Artes. Madrid. Veinte Aniversario del Instituto de la Mujer. Noviembre 2003. Día de la Mujer trabajadora. Marzo 2004. «Lo que callan las madres» lectura dramatizada. Círculo de Bellas Artes. Madrid. Colaboración con el Instituto de la Mujer. Ciclo «Mujer, Familia y Creatividad». Mayo 2004. Ha realizado diversos trabajos todos vinculados al mundo de la escritura, desde la Coordinación del Departamento de Publicidades de la RESAD (1997-99), hasta la Escritura de Guiones Televisivos para productoras como Videomedia, Boca a Boca y Globomedia (1999-2003), pasando por la
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Esta es una historia difícil. Es difícil porque es real. Millones de mujeres con SIDA sobreviven en nuestro mundo. Yo sólo hablé con cinco, pero fue suficiente. Esas cinco mujeres me han enseñado muchas cosas, pero sobretodo me han enseñado a creer en el ser humano. Gracias. Puedo sentarme sentarme delante de un papeeeel en blanco y contarlo. Esa es mi fuerza. Quizás sólo haya unas pocas personas a las que le interesa, pero voy a dar un grito, y el grito saldrá de este libro y permanecerá flotando en el aire. Espero que mucha gente pueda oírlo. Y. D. Para ti, Benito, por tu ayuda en las noches inciertas de la creación, tu generosidad, tu lucha, y el amor que compartimos hacia Teo y Héctor.
POSITIVAS Autora: YOLANDA DORADO
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PERSONAJES: - ALICIA. - PILAR. - EVA.
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CUADRO I Sala de espera blanca y aséptica. Entran tres mujeres con el brazo izquierdo doblado. Les acaban de sacar sangre. Batas verdes, nerviosas, miran desconfiadas a su alrededor. SUENA UN TIMBRE. SE ABRE UNA PUERTA. ALICIA avanza por el escenario. Va directa la público. Hola. Soy Alicia. Tengo 40 años. Soy mujer ... mujer seropositiva. (…) Sí, perdón … en el 88, hace quince años, estaba embarazada. Así que … vamos que tengo una hija de 15 años, bueno 16 ya, casi. (…) Sí, claro. Sustiva, Crixivan y Zerit. Tres tomas diarias. Quince pastillas. Intenta seguir pero no puede. Disculpen, yo … ¿Podrían darme un poco de agua? Baja del escenario y se dirige directamente al público. Se me seca la boca … ¿Alguien tiene una botella de agua? Con este calor … Alguien del público le ofrece una botella. Gracias. Bebe a morro. Uf, que sed. Lo siento es que no puedo, no puedo leer este informe como si se tratase de otra persona. Es mi vida y … (bebe agua) Ustedes no lo comprenden, pero mi boca … Vuelve al escenario. -11-
Mi boca es todo un estercolero. Todas las mañanas reciclo mi basura. Abro los labios, dejo los dientes expuestos, saco la lengua y trago. Trago la inmundicia concentrada en pastillas. Trago las malas caras, el mosqueo de los amigos que no lo saben, la cara de mi madre que me ve demasiado delgada, el médico y sus cinco minutos cada tres meses. Trago los pinchazos que me tienen el brazo destrozado. El colesterol y los cólicos. Trago esta maldita lipodistrofia que me ha desfigurado el cuerpo. Trago las noticias sobre el SIDA, el número, la desfachatez de la industria farmacéutica, la mediación para Africa. Trago que nadie sepa que mi marido no murió de cáncer. Trago la discriminación más absoluta. Trago las miradas esquivas de las dependientas de las tiendas ¿Una 38 de pantalón y una 44 de blusa? Trago la cara rancia de la farmacéutica del hospital que me conoce hace 15 años y nunca me ha dicho ni hola. Trago el asco que me da levantarme por las mañanas, las náuseas, el cansancio, la inutilidad de esta vida forzosa que a veces no me interesa seguir. Y ni un día puedo olvidarme, evadirme, distanciarme ni siquiera un metro de esta realidad infecciosa que me convierte en un ser excluido de células descompuestas deseando morirse, como yo, a veces. Morir y acabar con todo. Morir y descansar en paz. A veces me gustaría morirme simplemente para no tomar una puta pastillas más. Bebe agua. PAUSA LARGA. Veo que mi relato no les conmueve lo más mínimo ya que siguen ahí sentados. Si tuvieran un poco, un mínimo de sensibilidad ... se levantarían de sus asientos y me apretarían una mano, me darían un beso, me tocarían la cara ... PAUSA.
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Ustedes están ahí, tan cómodamente, juzgando mi vida. PAUSA (Se recompone) No se preocupen. Controlo la situación. ¿Tienen alguna queja? Espero que los análisis estén siendo buenos. Tengo el brazo como un colador. Me estoy esforzando. Sólo que a veces tengo una nube, sí, como una nube que me impide ver con claridad, una pequeña nube ... aquí, enfrente de los ojos y no puedo pensar ... creo que es de la Sustiva, se me pasará ... Suena una música de PIAZZOLLA in crescendo, mientras perdemos las palabras de ALICIA. La música llena todo el espacio. Las frases de ALICIA ya no se entienden. CUADRO II PILAR y EVA hablan muy cerca la una de la otra. De pie. Temen que alguien las escuche. Se incorpora ALICIA. Las otras, ansiosas, quieren saber como le ha ido en el tribunal. ALICIA: ... y no me ha dado la gana de leer el informe. PILAR: Tienes dos ovarios ... con lo que te juegas. ALICIA: Estoy harta de esta mierda. EVA: ¿Si estás tan harta por qué has venido? ALICIA: Oye bonita, tu ni píes, que no sabes de lo que hablas. EVA: A mi no me manda callar ni mi madre. PILAR: (Mediando) Por favor. ALICIA: Es que me jode la niñata esta siempre con esa cara de perro. EVA: Sí. Tengo cara de perro y que pasa. EVA se encara con ALICIA. PILAR las separa. PILAR: (A Eva) ¿Por qué estás tan rabiosa? -13-
EVA: Estoy rabiosa porque me han pegado el SIDA y ni siquiera se quién ha sido. ALICIA: ¿Y que querías un gabinete de psicólogos? (Remeando) Tengo SIDA. ¿Pueden ayudarme? Patética. EVA: Quería un poco de comprensión. ALICIA: ¿Comprensión? Ja! En el 88 me dijeron. Tienes SIDA. Te queda un año. No me hables a mi de comprensión. Tu tienes medicación. Tienes esperanza. EVA: Desde hace un año he roto con todo. PILAR: Si quieres te doy el teléfono de la asociación a la que voy ... EVA: ¿Una asociación de ayuda a sidosos? No gracias ... PILAR acusa el golpe. PILAR: Como quieras. ALICIA: Déjala, no vale la pena. Se cree a salvo de todo. Cualquiera sabe a quién se lo has pasado. EVA: (Histérica) ¡Yo no se lo he pasado a nadie! ALICIA: ¿Cómo lo sabes? EVA: ¡Vete a la mierda! PILAR: Hombre, Eva, si eres positiva y has tenido relaciones alegremente ... EVA: (Acusadora) No te atrevas a juzgarme. ALICIA: ¿No recuerdas el último polvo? ¿Y si él tenía una herida, o tu estabas con la regla? EVA: (Ojoplática) ¿Con la regla? ALICIA: Pero niña, ¿tu de donde sales? La regla es sangre, y la sangre es virus ... EVA: No lo sabía. PILAR: Maldita inocencia. ALICIA: Bienvenida el mundo real. ¿Vas a empezar a mirar las cosas de frente? ¿O seguimos metiendo la cabeza en la arena? EVA rebotada intenta largarse. No sabe por donde salir. Empieza a correr. -14-
EVA: ¡Quiero irme de aquí! ¡Yo no he hecho nada! ¡No me he drogado! ¡No he hecho nada malo! ¡Soy normal! ALICIA y PILAR tienen que sujetarla. EVA: ¡DEJADME SALIR! ALICIA le da una bofetada. EVA se paraliza. ALICIA: Tu no vas a ningún lado. ¿Y sabes por qué? Porque puede que seas vital para el ensayo, y si encuentran la vacuna contra el SIDA, tu serás la primera en usarla, y yo seré la segunda ¿Lo entiendes? Vas a quedarte aquí porque puedes salvarme la vida, niñata de mierda. ALICIA suelta a EVA bruscamente. EVA se refugia en un rincón, sola y apaleada. PILAR: Alicia, afloja un poco. PILAR se acerca a EVA. PILAR: ¿A qué te dedicas? EVA: (Con un hilo de voz) Soy bailarina. Necesito estar al cien por cien. ALICIA: Voy a decirte una cosa y es mejor que empieces a asimilarla. Nunca, me oyes, nunca volverás a estar al cien por cien. PILAR: Mujer no le digas eso. ALICIA: Se lo digo por su bien. Sé de lo que hablo ... PILAR: (A Eva) Tu caso es distinto. Podrás dar algunas clases ... EVA la mira escéptica. PILAR: Mira, yo trabajo en publicidad, no tengo horario fijo ... EVA: Es que no se que voy a hacer sin bailar. Si no bailo -15-
¿Qué hago? ¿Eh? ¿Qué hago? Las últimas palabras de EVA se mezclan con la música contundente de PIAZZOLA. CUADRO III Tres mujeres. Tres deseos. Tres gritos. ALICIA: ¡QUIERO MIRARME AL ESPEJO Y RECONOCERME! EVA: ¡QUIERO CONTÁRSELO A TODO EL MUNDO! PILAR: ¡QUIERO LLEVAR UNA VIDA NORMAL! Sus deseos se hacen más frenéticos ... PILAR: ¡QUIERO MIRARME AL ESPEJO Y RECONOCERME! ALICIA: ¡QUIERO CONTÁRSELO A TODO EL MUNDO! EVA: ¡QUIERO LLEVAR UNA VIDA NORMAL! Sus deseos se hacen más frenéticos ... EVA: ¡QUIERO MIRARME AL ESPEJO Y RECONOCERME! PILAR: ¡QUIERO CONTÁRSELO A TODO EL MUNDO! ALICIA: ¡QUIERO LLEVAR UNA VIDA NORMAL! Caen rendidas en las sillas. ALICIA: Mi cuñada trae vasos de plástico cuando ella viene a merendar con mis sobrinos. Compartía apartamento con una amiga; ella tenía dos hijas, yo la mía pequeña. Se lo dije. Me puso de patitas en la calle. Mi dentista me -16-
sugirió que me buscara un «especialista». A los diez años de tratamiento quise dejarlo y mi médico amenazó con denunciarme. Si se lo digo a un hombre en la cama el primer día con calentón cuela. El segundo polvo es más difícil. Nunca vuelen a llamar. PILAR: Llamo a mi jefa por teléfono. Son las ocho de la mañana. ¿Alguien puede ir a trabajar con diarrea crónica? Le digo que tengo que llevar a mi madre al hospital. Le digo que se me ha roto la lavadora y me ha inundado el suelo de la cocina. Le digo que el niño tiene 40 de fiebre. Le digo que mi vecina se ha puesto de parto. Le digo que me han llamado urgentemente de Hacienda. Llegué a decirle que había fallecido mi abuela para tener dos días libres. Falleció hace ocho años. Pobrecita. Perdona abuela. Es que me salió un bulto sospechoso en el cuello. Le digo que tengo que ir al hospital a recoger unos análisis. No me creyó. Me despidieron. EVA: Hace un año que no me acuesto con nadie. Hace un año que no recibo ni siquiera una caricia. He cambiado mis números de teléfono. El fijo y el móvil. He desaparecido. Un día fui sola a un bar. Quería tomar una copa. Quería sentirme como antes. Conocí a un chico. Charlamos toda la noche, reímos. Me llevó a casa en su coche. Quería besarme. Paró el motor. Salí corriendo. Simplemente abrí la puerta y salí corriendo. La puerta se cierra con un chirrido metálico. CUADRO IV Las tres mujeres verdes comen, pelan, roen tres manzanas rojas.
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EVA: Tengo hambre. PILAR: Aguanta un poco. EVA: Joder, es que parece que estamos a régimen. ALICIA: Es que estamos a régimen, que no te enteras ... EVA: Me comería unos huevos fritos con chorizo y me quedaba tan pancha. PILAR: Yo un buen plato de macarrones con tomate ... ALICIA: ¡Qué infantil! PILAR: ... con mucho queso rallado ... ALICIA: Basta ya, que salivo. PAUSA LARGA. Las tres mujeres terminan compulsivamente sus manzanas. EVA: ¿Cómo os contagiásteis? Silencio. PILAR y ALICIA se miran. ALICIA se levanta por su cubeta. EVA: ¿Es que no puedo preguntar nada? ALICIA: Está bien. EVA: (Humilde) Tengo curiosidad. ALICIA: Eran los ochenta. Todo el mundo se ponía. Y el mundo de la música más. La droga era un juego. Y me la jugué. El SIDA era ROD HUDSON. A nosotros no nos iba a tocar. Pienso en toda la gente que ha muerto después, en los amigos ... No teníamos ni puta idea. Eramos jóvenes, queríamos divertirnos. El SIDA nos cayó encima como un castigo divino. Sólo que nosotros no habíamos cometido ningún pecado. ALICIA ensimismada. PILAR y EVA van a por sus cubetas para romper la tensión. PILAR: Mi novio era pintor, alto, morenazo ... Se había acostado con miles de tías. Una de esas miles se lo pegó. -18-
Cuando empecé con él ya lo sabía. No me lo dijo. Todo el mundo estaba enterado menos yo. Cuando lo supe quería matarlo, pero no hizo falta, se murió él solo. EVA y PILAR dejan sus cubetas en el suelo. EVA: ¿Los odiáis? PILAR: A veces sí. ALICIA: Ya no. EVA: ¿A quién se lo habéis contado? ALICIA: Nena, esto parece un interrogatorio. EVA: Necesito saber. ALICIA: Yo se lo dije a mi madre. Estuvimos años compartiendo ese secreto. Ahora ya no me importa. Los que me quieren lo saben. PILAR: Mis suegros se huelen algo raro. Les dije que tuve hepatitis. ALICIA: ¿Y se lo han creído? PILAR: No creo, pero son discretos. EVA: ¿Cómo os lo dijeron? ALICIA: Con dos palabras. En el pasillo del hospital. (Para sí) Con dos palabras. PILAR: En un cuarto de baño. Y fíjate de lo que me acuerdo es que la enfermera mascaba un chicle, un chicle de fresa. PAUSA EVA: ¿Sentís el rechazo? PILAR: Sí. ALICIA: No ... a veces. EVA: ¿Y el miedo? ALICIA: Sí. PILAR: Siempre. EVA: ¿Y el dolor.? ALICIA: Aceptación mas bien. PILAR: Mejor llamarlo angustia, angustia vital. EVA: ¿Quién os ha hecho más daño? -19-
PILAR: Mi madre. Le dije que estaba embarazada y me dijo: te tendrás que quitar ese pegote. ALICIA Y EVA: ¡HOSTIA! PAUSA EVA: ¿Qué lleváis peor? ALICIA: La medicación. La lipodistrofia. El cuerpo reventado. PILAR: La muerte tan cerca que oigo su respiración. EVA: ¿Y lo mejor? ALICIA: Tolerar. PILAR: Valorar las cosas. EVA: ¿Sabéis que es para mi lo mejor? ¿Lo único positivo de toda esta historia? PAUSA. ALICIA y PILAR cruzan una mirada. EVA: Yo de pequeña era muy miedosa, cerraba las puertas de los armarios para poder dormir. El día que me enteré que tenía el virus se me quitó el miedo. Lo peor que te puede pasar ya está pasando. ALICIA: Eso es verdad. PILAR: Una verdad como una casa ... Las cubetas llenas de tierra. Cada mujer en su cubeta, con las piernas ligeramente abiertas. Ruido del orín al caer. CUADRO V Encima de la mesa los botes de medicamentos contra el VIH. Botellas de agua. Vasitos de plástico. Las tres mujeres de pie, observan la medicación sin pestañear. ALICIA: Ya es la hora. -20-
EVA: No han tocado. ALICIA: No han tocado pero ya es la hora. PILAR: Si no tan tocado. ¿Cómo lo sabes? ALICIA: Lo sé y punto. EVA: Pues no tocan. ALICIA: Van a tocar ahora mismo. PILAR: Ahora mismo pueden ser cinco minutos más. ALICIA: No ... SUENA UN TIMBRE. Se enciende una luz roja. ALICIA: ... ahora mismo es ahora mismo. EVA: ¿Cómo lo sabías? ALICIA: El reloj lo tiene mi cuerpo. Son quince años. El sabe siempre cuando es la hora. Abren los botes, sacan las pastillas, despliegan los prospectos. En la mano los prospectos de VIRAMUNE, KALETRA y CRIXIVAN. PILAR: Escuchad esto: (Lee el prospecto del CRIXIVAN) «Efectos adversos: reacciones cutáneas severas, debilidad, cansancio, dolor abdominal, hinchazón, inflamación de los riñones, inflamación del páncreas, diarrea, náuseas, mareos, pérdida de pelo, alteraciones del gusto, vómitos, insomnio, dolores musculares, bla, bla, bla». Y lo mejor: «Si observa otros síntomas inusuales informe a su médico.» ALICIA: Dos de crixivan para dentro. Se las toma. EVA: No sé como podéis. ALICIA y PILAR: Pudiendo. ALICIA: (Lee KALETRA). «Efectos adversos: dolor abdominal, diarrea, cansancio, dolor de cabeza, disminución de la grasa bajo la piel del rostro, aumento de la grasa en el abdomen, eleva el azúcar, eleva el colesterol, eleva los -21-
triglicéridos ... bla, bla, bla». Y lo mejor: ... «si empeora busque atención médica». PILAR: Dos de Kaletra. Se las toma. EVA: ¡Qué fuerte! Yo voy de estreno. Esta es nueva. EVA lee el prospecto del VIRAMUNE mientras ellas se toman las pastillas delante del público, una a una, con un poco de agua. EVA: «Los efectos adversos más importantes de VIRAMUNE son: reacciones cutáneas graves que suponen un riesgo para la vida y daños graves para el hígado. En un 7% de pacientes una erupción, que aparece como una reacción cutánea, vesicular puede ser grave o suponer un riesgo para la vida habiéndose registrado víctimas». EVA tira el prospecto al suelo. EVA: (Cabreada) No puedo, no puedo tomar esto. ALICIA: Toda la medicación es una mierda, que más te da una que otra. EVA: Me niego. PILAR: Estamos aquí por una buena causa. Venga, no seas terca. EVA: (Angustiada) No puedo de verdad. La voy a vomitar. La voy a vomitar y no va a servir para nada. ALICIA: Tienes que tomártela, nos jugamos mucho. Ya lo sabes. EVA: Tengo el estómago mal. No me entra. Me da asco. ALICIA y PILAR se miran. Rápidamente Alicia coge la pastilla. PILAR la botella de agua, y sin darle tiempo a respirar se la meten a EVA en la boca, mientras esta grita y se defiende. -22-
ALICIA: Te la tomas y te callas. EVA se ha tragado la pastilla y se queda lloriqueando. PILAR: Pobrecita. ALICIA: Cuanto antes se acostumbre, mejor para todas. CUADRO VI PILAR sentada en una silla. Enfrente dos sillas vacías. Suena una música lenta de PIAZZOLLA, una música bellísima. PILAR: Tres de febrero del año 2000. El diagnóstico. Es positivo. Un hacha que te atraviesa las entrañas. Vas a morir. Nieve blanca te sube por los pies. Nieve que se convierte en hielo. Hielo que te desgarra. Estás marcada, señalada, dañada. Defectuosa para siempre. No envejecerás. No serás una anciana ociosa en el parque. No vas a tener hijos. No vas a tener nietos. Vamos a amputarse cada deseo de tu cuerpo. No te preocupes. No te dolerá. Un día dejarás de sentir. Vamos a encargarnos de ti. PAUSA. (Cambio de actitud) Trece de mayo del año 2001. El diagnóstico. Es positivo. Una ola de calor. Pudor. Ganas de gritar. Un miedo brutal. Ya está. No hay marcha atrás. El futuro vuelve a mí. Y el futuro soy yo con un bebé en los brazos. Voy a tener un hijo. El virus no se meterá con él. El virus es mío. El será un ser puro, intocable. La vida abierta, de nuevo, como en un libro, para mí, sólo para mí. ¡Voy a tener un hijo!. La música se diluye y las sillas vacías son ocupadas por ALICIA y EVA. EVA: ¿Cómo se llama? -23-
PILAR: Se llama Mario. Tiene tres añitos. EVA: ¿Lo echas de menos? PILAR: Cada segundo. Su peso, su olor, su piel ... EVA: ¿Y él tiene? PILAR: No. Es un niño sano. El embarazo fue un poco duro, pero ahora todo va bien. EVA: Yo creía que la madre infectaba al hijo. ALICIA: No sabes nada niña, ahora está muy controlado, y no es contagioso, es transmisible ... EVA: Yo no quiero tener hijos. PILAR: ¿Por qué? EVA: Tengo un virus. No tengo derecho. ALICIA: ¿Pero qué dices? Eres una mujer tienes todo el derecho del mundo. PILAR: No he cometido ningún crimen ¿sabes? Me controlaron la carga viral los nueve meses, me hicieron miles de análisis, cesárea, nada de pecho y un niño sano y fuerte. Como una roca. EVA: ¿Y si no sale bien? Silencio. PILAR se levanta. PILAR: ¿Has tenido alguna vez un bebé en tus brazos? EVA: No. PILAR: Cuando lo tengas hablamos. EVA: No quiero ser una madre enferma. ¿Qué voy a decirle a mi hija? ALICIA: Yo se lo dije a Silvia el día que cumplió trece años. PILAR: ¿Y qué te dijo? ALICIA: Me hizo muchas preguntas, fue, no se ... liberador. Hablamos hasta las dos de la mañana. Al día siguiente me levanté con una sensación extraña. Mi hija, mi niñita, mi bebé, había cambiado. Fui corriendo a su habitación y sus ojos estaban riendo. Miramos las sábanas, una grande e impúdica mancha de sangre. En una noche había dejado atrás su infancia y su inocencia. Mejor así. Empezamos una nueva etapa. Las dos. Yo sin mi secreto, y ella con su -24-
sangre. Fue hermoso, muy hermoso. PILAR: Yo nunca podré decírselo a mi hijo. ALICIA: ¿Por que´? PILAR: No quiero que conozca mi pasado. No quiero hacerle sufrir. ALICIA: Silvia me pregunta si me he tomado las pastillas, que han dicho los análisis, su curiosidad es insaciable. Desde que lo sabe el cambio ha sido brutal. En todo. PAUSA Le he dejado que se haga un piercing en el ombligo. Es la edad ... EVA: ¿Sabe que estás aquí? ALICIA: Sí. Sabe que las cosas últimamente van regular. PILAR: A mi me da pánico que mi niño me vea enferma. EVA: ¿Y cómo vas a evitarlo? PILAR: No lo sé. ALICIA: Los hijos lo comprenden, se responsabilizan ... EVA: (A lo suyo) Yo no. No quiero tener hijos. El timbre, indiscreto, les corta la conversación. La luz roja las devuelve a la realidad. CUADRO VII EVA ante en tribunal público. EVA: Hola, Soy Eva Luján. Veintisiete años. Mujer. Seropositiva. (...) Sí, claro. (EVA lee el informe con total frialdad) Paciente diagnosticada de infección por VIH, que ha sido tratada con diversos antiretrovirales desde el año 2002. Se somete voluntariamente al ensayo clínico, multicéntrico, prospectivo, randomizado a doble ciego y controlado
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con placebo para conocer los riesgos y beneficios de la primera vacuna contra el SIDA experimentada en humanos. El uso de los comprimidos de placebo significa que ni siquiera el médico conoce la combinación que recibe el paciente. Durante el ensayo se le harán una serie de pruebas de laboratorio para definir su estado médico general, incluyendo análisis de sangre y orina y radiografía de tórax. Se tomará una muestra de sangre de 25 ml., se le hará una prueba de embarazo y se tomará un frotis vaginal. Toda la información recogida durante el estudio será confidencial y la retendrá el hospital y la compañía farmacéutica Glaxo, patrocinadora del estudio. (...) Estoy de acuerdo, ya he firmado, pero quisiera hacerles una pregunta. PAUSA ¿Volveré a bailar? Silencio. Empecé a bailar con cuatro años. Academia. Conservatorio. Compañía Profesional. El baile es todo. Quiero bailar hasta caer rendida. Quiero bailar hasta perder la conciencia. No se hacer otra cosa en la vida. ¿Volveré a bailar? PAUSA. ¿Es que nadie va a contestarme? La puerta y su chirrido inhumano son la respuesta a su pregunta. CUADRO VIII Suena un timbre. Se enciende una luz roja. Las tres mujeres son obligadas a dormir. A oscuras y en voz baja siguen sus -26-
confidencias. PILAR: No tengo sueño. ALICIA: Yo tampoco. EVA: Yo antes no me dormía si no era con una buena polla. ALICIA suelta una carcajada. PILAR se ríe tapándose la boca con las manos. PILAR: Estás salida ... EVA: Que quieres después de un año. ALICIA: No te quejes yo llevo cinco años. PILAR Y EVA: ¡¡¡NO!!! ALICIA: ... y tres meses. PILAR: ¿Cómo aguantas? ALICIA: Ni lo pienso. EVA: Yo llevo un año y me subo por las paredes. ALICIA: Es que el primer año es el peor. Luego te acostumbras. PILAR: A mi el sexo me equilibra las vértebras. EVA: ¿Las vértebras ...? PILAR: Sí, en serio. Me pone los huesos en su sitio. Es como ir al osteópata. ALICIA: Pones unos ejemplos bonita. EVA: A mi el sexo me encantaba. Es lo más parecido al éxtasis. ALICIA: Y lo más alejado de la muerte. PILAR: Y lo más cercano a la enfermedad. EVA: (A PILAR) ¿El padre de tu hijo ... no tiene miedo? PILAR: Claro. Tardé cuatro meses en quedarme embarazada. Cada noche se arriesgaba por mí. Y ese semen era la vida y la muerte. El deseo de un hijo es algo muy fuerte. ALICIA: Es el deseo en estado puro. Pasa un ángel PILAR: Hablando de deseo. ¿Cuándo piensas ponerte -27-
al día? ALICIA: Desde que murió Rafa es que no he encontrado otro que me guste. De verdad, que han pasado quince años, y no te digo yo que algún polvo que otro no haya caído pero gustar de verdad, que no, que no me compensa, que una vez pasas el mono, ni te acuerdas. Aquí ya no entra nadie. Cerrado por defunción. EVA: Mujer ... no exageres. PILAR: ¿Sabéis que es lo más chungo? ALICIA: ¿El qué? PILAR: Antes mi sexo era limpio, tierno o salvaje dependiendo del día, pero ahora ... EVA: Ahora es sucio ... PILAR: Para mi infeccioso. ALICIA: Para mi podrido. PAUSA EVA: ¡Me jode que esta enfermedad me arrebate impúdicamente el placer! PILAR: ¡A mi me jode tener que usar un plástico el resto de mi vida!. ALICIA: ¡A mi ya no me jode nada ni nadie!. RISAS CUADRO IX Se abre la puerta para PILAR que se enfrenta ante el tribunal. PILAR: Pilar Alonso. Mujer. 36 años. Seropositiva. (...) De acuerdo. Voy a leerles mi historial médico, pero antes déjenme hacerles unas preguntas. (...) Será sólo un minuto. He esperado cinco años este momento. En comparación un minuto no es mucho tiempo ¿Verdad? (...) ¿Por qué están ustedes aquí? Si ya se que la pregunta puede parecer -28-
obvia, que están probando la primera vacuna contra el SIDA en el mayor ensayo clínico que se ha hecho con humanos. ¿Pero por qué están realmente ustedes aquí? ¿Cuál es su interés? (...) No, no me digan que es por nosotras, que me va a dar la risa y no es oportuno. ¿La Glaxo patrocina el ensayo, no? ¿Qué les han prometido esos canallas un ascenso, promoción, reconocimiento, el éxito? ¿Cuánto cobran? Tengo derecho a saber cuánto cobran. ¿Saben ustedes que la pensión por invalidez es de 40.000 pesetas y las están denegando a pacientes terminales? No puedo trabajar. Hoy tengo diarrea, mañana cólico, pasado el colesterol disparado. Soy publicista. ¿Creen que puedo ser alguien en la empresa competitiva? ¿Saben ustedes que la política social de este país es la más baja de Europa? (...) ¿Qué van a hacer con todos los que no nos estamos muriendo? (...) Pertenezco al 5% de mujeres seropositivas que han decidido a tener un hijo. ¿Por qué nadie cuestiona que una mujer con una enfermedad genética o degenerativa tenga un hijo y una mujer seropositiva es una criminal de guerra? (...) Estoy aquí, me llamo PILAR ALONSO y ninguno de ustedes se ha parado a pensar ni un minuto como me siento. Nadie me ha preguntado como ha cambiado mi vida. Qué he sentido al pensar en mi muerte. Mi muerte no como algo futuro e incierto que un día ocurrirá. No. Mi muerte hoy, mañana. La descomposición paulatina de tu cuerpo. Mi no-existir. Quiero que alguien me haga todas esas preguntas. ¡Quiero que las incluyan en el ensayo! PAUSA En Africa las mujeres con SIDA preparan la Caja de la memoria para sus hijos. Guardan fotos, postales, telas, mechones de cabello ... Todo lo que han sido en una caja de cartón con flores. No quiero hacer la caja de la memoria para mi hijo. No quiero decidir qué cartas quemar, que fotos perdurarán en su recuerdo. No. Quiero vivir. Y quiero una vida inesperada, llena de sorpresas. Quiero -29-
estar con mi hijo en su primer día de colegio. Quiero enseñarle a nadar, y pasar los veranos de castillos de arena, hacer los deberes, secarle las lágrimas, rellenar con él las cartillas de letra redondeada. Tengo derecho a una vida digna. ¿Es eso mucho pedir? PAUSA Un hombre trajeado, un hombre que tiene jardín y perro y mujer y seguramente un hijo como el mío, un hombre que trabaja en la Glaxo, o en la Bristol, ese hombre es el que decide mi futuro y el de miles de personas como yo. Me gustaría verme con ese hombre cara a cara. ¿Saben qué le diría? Le diría. Ojalá se te pudra el sueño. Cabronazo de mierda. ¡Jódete!. PILAR levanta el dedo corazón en un gesto insultante. La música de PIAZZOLA a todo volumen acompaña su gesto. CUADRO X PILAR vuelve a la sala derrotada. ALICIA: ¿Cómo te ha ido? PILAR: Mal. EVA: ¿Qué ha pasado? PILAR: Me van a echar, lo sé, me la he jugado y me van a echar. ALICIA: ¿Qué les has dicho? PILAR: (Se ríe sola) Los he mandado a la mierda. EVA: ¿En serio? PILAR: Estaba allí, delante de toda esa gente que no he visto en mi vida y ... me he disparado, como un cohete, no podía parar de hacerles preguntas. EVA: Lo sabía. ALICIA: ¿El qué? EVA: Desde el primer momento que me lo dijeron lo -30-
sabía. A ti te acaba de pasar y a mi me pasará también. PILAR: ¿A que te refieres? EVA: El virus ... el virus es una mina y no se cuando voy a estallar. SUENA UN TIMBRE. Se enciende la luz roja. Las tres mujeres, en silencio, se quitan las batas, se ayudan unas a otras, se quitan los patucos, se quitan los gorros y por primera vez podemos verles el pelo. Debajo de la bata llevan ropa deportiva, mallas y camiseta. Al verlas en su conjunto las tres mujeres se nos antojan diferentes. PILAR tiene una melena rubia lisa, y un cuerpo menudo que nos sugiere fragilidad. ALICIA es morena, de pelo corto y fuerte y su cuerpo aún musculoso nos habla de la mujer luchadora que lo habita. EVA tiene una preciosa melena pelirroja y su delgadez nos remonta a una juventud quizás perdida para siempre. ALICIA: Malditas la ganas que tengo ahora de hacer ejercicio. EVA: No te quejes que luego nos sentimos mejor. PILAR: Te sentirás tu mejor, que yo todavía tengo agujetas de ayer. ALICIA: Además es que este corre-corre no tiene sentido. EVA: Eso si es verdad, ya podíamos hacer una tabla en condiciones. PILAR: Mañana hablamos con los médicos. ALICIA: De acuerdo, mañana hablamos ... Mientras las tres mujeres corren sin sentido oímos una VOZ en OFF. VOZ EN OFF: El ensayo clínico, prospectivo, randomizado a doble ciego y controlado con placebo para conocer los riesgos y beneficios de la primera vacuna contra el SIDA experimentada en humanos, está en su fase inicial. -31-
Las pacientes, mayores de 18 años, voluntarias y con un recuento de linfocitos CD4 mayor de 300 células/mm3 responden adecuadamente al tratamiento. El seguimiento del estudio será de un año, para las pacientes A y B, y de seis meses para la paciente C, al ser su expectativa de vida menor de dos años. Los riesgos y molestias de tomar la medicación necesaria durante 52 semanas, pueden ir asociada con los siguientes efectos adversos: - anemia, que puede exigir transfusiones de sangre. - neutropenia. - leucopenia. - dolor de cabeza. - náuseas. - diarrea. - fatiga ... LA VOZ EN OFF se va apagando mientras las tres mujeres siguen corriendo. El escenario se ilumina con una fría luz de neón y por primera vez podemos ver la jaula, los comederos, la puerta enrejada ... Las tres mujeres siguen dando vueltas, como los tres ratones de laboratorio que son. La música de PIAZZOLA las acompaña. Hasta que cesa bruscamente y se hace el OSCURO
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ARRABAL-TEATRO
ha estrenado mundialmente la obra
«POSITIVAS» de Yolanda Dorado,
el día 26 de marzo de 2005, en el Teatro Principal de Requena, con el siguiente: REPARTO:
ALICIA: Nuria García PILAR: Sandra Ortega EVA: Laura López
ENFERMERO: Lorenzo Gabaldón AUXILIAR: Celia Roddríguez
FIGURANTES:
Silvia Gabaldón, Andrea G.ª Ortega, Eva Domínguez, Isabel Pérez, Adela Arroyo, Julia Jiménez, Mercedes Balufo, Clara Carrión, Mateo Carrión, Juan Carlos Carrión, Raúl Córdoba y Rafael Núñez
EQUIPO TÉCNICO:
DISEÑO CARTEL Y PROGRAMA: Iván Cárcel (Fete Desing) DISEÑO ESCENOGRÁFICO: José Luis Prieto MONTADORES: Miguel Monzó Miguel Angel Monzó José Luis Rodríguez CARACTERIZACIÓN: Lola Monzó ILUMINACIÓN: Juan Zazo José Luis Rodríguez PROYECCIÓN IMAGEN: Miguel Angel Monzó GABRACIÓN: Rafael Ochando Lorenzo Gabaldón José Antonio Zapata VESTUARIO: Amparo Serrano REGIDURÍA Y UTILERÍA: Celia Rodríguez PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Rafael Ochando AUXILIAR DE DIRECCIÓN: Lorenzo Gabaldón DIRECCIÓN: José Luis Prieto -35-
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BOMBARDEROS SOBRE LONDRES Autora: JOSÉ TOMÁS ANGOLA HEREDIA
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JOSÉ TOMÁS ANGOLA HEREDIA Dramaturgo, director, poeta y ensayista. Nació en Caracas, Venezuela, en 1967. Periodista egresado de la Universidad Católica Andrés Bello de su país. Como autor teatral tiene escritas 16 piezas. Fundador de la Agrupación La Máquina Teatro. En el año 2001 recibió el Premio Municipal de Teatro de Caracas por su obra «El pasajero de la Fragata». Su creación dramática ha sido editada en Sevilla (España), por Padilla Libros y en Venezuela por la Editorial Papel Artesanal, siendo motivo de ensayos por investigadores como Morella Alvarado, Carlos Herrera, Edgard Moreno Uribe y Javier Vidal. En 1998 recibió la medalla al mérito institucional del Círculo de Escritores de Venezuela. En los años 2000 y 2001 fue invitado al evento «Tinta fresca» del Festival Internacional de Teatro de Caracas, y en el 2002 representó a Venezuela en el Festival Internacional de las Artes Contemporáneas de Manzanillo, México. Como poeta obtuvo en 1996 la mención de honor en la Bienal Nacional de Literatura «Miguel Ramón Utrera» (Aragua, Venezuela), por su poemario «Una Vaca en Nueva York», publicado al año siguiente. Su obra lírica está incluida en la antología «Las Caras del Amor», que editó Versal Group (Boston, USA) junto con 200 poetas de habla hispana de todo el mundo. Es coautor del libro «Chávez de Papel», del sello editorial Actum, y articulista del Diario 2001 de Venezuela. Actualmente se desempeña en su país como escritor de telenovelas para RCTV. -39-
PERSONAJES: - DAVID: De unos veintitantos años y facciones delicadas, casi femeninas. Viste de traje blanco can una flor en el ojal, sombrero oportuno sobre el cabello brillante y un fino bigote que le da un aire a póster de película. JEANNIE: En los veinte. Hermosa aunque obstinada en hacer desaparecer cualquier trazo de belleza. Quizá algo de brillo en sus labios. Su uniforme de enfermera voluntaria le da un aspecto de severidad que no se compadece con su dulzura HARRY: En la madurez de los cuarenta. Su frac arrugado luce como de llegar de una estridente fiesta. El tono de su voz y la estampa son de alguien que ha bebido más de la cuenta. Su rostro avinagrado pertenece a una vida dolorosa. PHILLIP CHESTERTON: Flemático y serio pero de buen humor. Sería muy difícil determinar su edad, quizá cincuenta y algo. Sus modales refinados lo hacen ver como un hombre de buena posición social. Renquea de la pierna izquierda. MOLLY CHESTERTON: Esposa del anterior. Escandalosa y menos refinada que su marido. Obviamente ama a Phillip y siempre está preocupada por él. Menor que su esposo, su presencia se siente principalmente por la estridencia de su voz. JOHNNY: Joven recluta. Es la imagen del Cockney. Aún no se ha enfrentado con la muerte. Su uniforme impecable da muestras de encontrarse de permiso. ALISHA: Prostituta marroquí. Aunque es realmente joven, su rostro y su cuerpo están marcados por el paso incontenible de las noches y el trabajo. Está ajada como si viniera de un cliente. A su exótico rostro moreno se suma todo el enigma del medio oriente. -40-
Dios llora fuego sobre Londres, lo he visto, lรกgrimas de acero y azufre y cada noche llora. Dios llora. Abajo vive la guerra, el odio.
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ACTO UNICO 24 de Diciembre de 1940. Casi medianoche. El claxon de un carro despierta la noche. La penumbra reina. Es el sótano de una Iglesia. En la parte superior de la pared una pequeña ventana alargada sólo deja ver los pies de los transeúntes. La luz de la luna y de los faroles se cuela por entre fa rejilla. Está lloviendo suavemente, el agua de la alcantarilla empapa todo el espacio. Voces alegres y risas de un grupo que pasa. Es la víspera de la navidad y todos celebran. Nuevos pasos que se cruzan. Alguien lanza la colilla de un cigarrillo par la ventana. En el sótano se puede ver, a pesar de la oscuridad, un Cristo de gran tamaño al que le falta el rostro, un piano maltrecho, baúles y muebles viejos. Por un lado del muro desciende una escalera que probablemente venga desde la calle. Sin embargo eso no lo sabremos ya que los peldaños se pierden en las sombras. De improviso, el letargo es sacudido por el aullido atemorizante de la sirena que presagia el bombardeo. Por la rejilla los pasos premiosos pronto dan paso a las carreras. Las luces de los carros presurosos de cuando en cuando inundan el sótano con su luz neblinosa. La sirena canta la melodía del miedo. Poco a poco la calle se vacía y las luces de los faroles van desapareciendo. Es el reino de las sombras. La sirena sigue con su ulular pero se opaca con el siniestro zumbido de las bombas cayendo. Principia un grito que pareciera el de un niño, luego el hondo ronquido de la explosión. Cientos de veces esto se repetirá. El silbido y luego el golpe destructor. En la penumbra se escuchan las voces de personas que bajan par la escalera. Sólo los fogonazos de las explosiones lejanas pintarán las siluetas. Phillip: - Aquí querida, cuidado que está oscuro. Molly: - ¿Estás seguro, Phillip? ¿No sería mejor llegar hasta el refugio? Phillip: - No hay tiempo querida. O es el sótano de la iglesia o la estación del metro. -42-
Molly: - ¡Por Dios, Phillip! Sabes que prefiero la iglesia. David: - Disculpe, disculpe, con permiso, necesito pasar. Harry: - Todos cabemos hijo, todos cabemos. En este hueco hay espacio para todos. Johnny: - ¿Alguien tiene un fósforo? Deberíamos ver algo. Phillip: - No lo recomiendo... ¿no conoce las instrucciones durante un bombardeo? Molly: - Apagar todas las luces, buscar refugio, protegerse la cabeza y cerrar todas las llaves del gas... Phillip, no nos hemos protegido la cabeza. Harry: - Olvidó la instrucción más importante. Lleve consigo una botella de brandy y un buen cigarro... nunca se sabe cuanto durará un bombardeo. Johnny: - No le haga mucho caso a esas instrucciones, señora. Esos condenados alemanes en el cielo lo oyen todo, haya o no haya luz. David: - Malditos sean... malditos. Johnny: - A veces me pregunto cómo nos veremos nosotros desde el cielo... digo, pareceremos conejos corriendo y ellos desde arriba lanzando sus malditas bombas... ¡Zasss! ¡Bombas fuera! ¡Zasss!... allá va otro conejo, toma una bomba alemana desgraciado conejo. David: - Malparidos alemanes, los odio a todos. Phillip: - Modere su lenguaje joven, hay damas presentes. David: - Disculpe. Un estallido cercano acaba la conversación. Silencio en el grupo en penumbra. Nadie camina en la calle. De improviso la sirena enmudece y sólo la danza demoníaca de las explosiones por todo Londres. Molly: - Esa cayó cerca. Johnny: - Sin duda Westminster o Kensington. Molly: - ¡Mi buen señor!... el Rey. -43-
Johnny: - No, ese debe estar en Escocia. David: - O Jamaica...
Ambos hombres ríen.
Phillip: - No me parece motivo de risas señores. El rey es... bueno... el rey, y esta haciéndole frente a esta guerra desdichada como cualquier ciudadano británico. David: - Sí, como cualquier ciudadano británico en Jamaica.
Nuevamente ríen los sujetos.
Molly: - Yo lo escuché esta mañana hablando en la radio. Su voz sonaba tan preocupada, tan interesada por nuestro bienestar. Phillip: - Es un gran tipo, querida. (Con emoción pero sin estridencia) ¡Dios salve al rey! David: - Perdóname que no lo secunde con los vítores. Mi padre me enseñó que desconfiara de los sujetos que no tienen apellidos sino números. Johnny: - (Ríe como un niño) Oiga ese es muy bueno... Enrique VIII, Isabel I, Eduardo V... es verdad, no tienen apellidos sino números. Phillip: - ¿Laborista su padre? David: - No lo dude usted. Phillip: - Pues si no fuera por mi circunstancia física habría sido el primero en alistarme cuando el Rey llama a filas. Lo hubiese seguido a cualquier parte. Molly: - Phillip, querido, deja eso, por favor, no. Phillip: - ¡Demonios!... demonios por mi pierna y el accidente que me lisió. Molly: - Phillip... no te exaltes que te hace daño. Una cerilla se enciende y se observa el rostro de Jeannie. Jeannie: - No aguanto más... disculpen, pero le tengo miedo a la oscuridad. Johnny: - Señorita permítame. -44-
El joven le quita el fósforo a la mujer y enciende una lámpara de queroseno. Johnny: - Me tropecé con esta lámpara bajando las escaleras, temía que no tuviese queroseno, pero ya ven, la suerte nos acompaña. Molly: - Es porque estamos en la casa del Señor. Harry: - Dirá mejor en el sótano de la casa del Señor y le puedo decir que no es precisamente el Palacio de Buckingham. Phillip: - Dios, el rey... no me acordaba. David: - Despreocúpese amigo, el buen rey la debe estar pasando de lo lindo... (Jocosamente) ¡Larga vida al rey! Tanto Phillip como Molly secundan el saludo pero entonces caen en cuenta de que es una broma del hombre. Circunspectos se retiran un poco del grupo. La poca luz permite ver los rostros de todos. Ahora se reconocen, las voces tienen caras. David hace un gesto de simpatía hacia Jeannie que esta visiblemente mojada y con frío. Johnny no para de moverse por el sitio y Harry encuentra un sillón destartalado para lanzar allí su osamenta. Tras una pausa incomoda vuelven a hablarse. Harry: - Feliz navidad. Phillip: - ¿Disculpe? Harry: - ¿No es lo que estilan decir ustedes en estas fechas? Molly: - Es cierto Phillip, es Navidad. Johnny: - Es que con esto del bombardeo y los alemanes destruyendo Londres a uno se le olvidan las cosas importantes. David: - (A Jeannie) Tome mi sobretodo. No fue muy prudente salir una noche así sin uno. Jeannie: - Gracias... en verdad me estoy congelando. Es usted muy amable. -45-
David: - No es nada. Desde aquel rincón podía escuchar el castañetear de sus dientes. Jeannie: - (Con timidez) Por Dios, no ha debido preocuparse por eso... no es la primera vez que paso frío. Cuando niña solía escapar de casa en las noches y me ocultaba en la azotea a mirar los faros de los carros en la calle. David: - Suena triste... (la mira y ve que su rostro es ciertamente melancólico). No he querido parecer entrometido. Jeannie: - Está bien... está bien... le agradezco el sobretodo. Ahora estoy mejor. Habría sido muy agradable tener uno como este en aquella azotea.
Los jóvenes se miran entre timidez e interés.
Harry: - No es esa una hermosa estampa. Un perfecto caballero británico, orgullo del imperio y demás vituallas y una perfecta señorita británica, dulce y gentil como un muffin, teniendo una grata conversación en un sótano de una iglesia en medio de un horrible bombardeo. La gente afuera muriendo aplastada por los muros que se desploman o los incendios y ellos diciéndose cosas encantadoras... ¡qué condenadamente británico! David: - (Molestándose y acercándose a Harry) - Oígame insolente, no tiene usted derecho a que...
Phillip se interpone entre Harry y David.
Phillip: - Vamos, vamos hombres, por Cristo, estamos todos tensos y ponernos a pelear entre nosotros no va a ayudar... Johnny: - Ya tenemos bastante con esos malditos alemanes.
Todos se callan y escuchan el bombardeo lejano.
David: - Malditos alemanes, ¡cuánto los odio! Jeannie: - Discúlpenme, todo fue culpa mía, es que yo tenia frío. Salí muy rápido de casa, me llamaron desde el hospital y apenas me dio tiempo de agarrar mi paraguas. -46-
Comenzó a llover a cántaros y el bombardeo... es que la oscuridad me pone nerviosa, desde niña, nunca pude remediarlo, lo siento, por favor, no fue mi intención (le devuelve a David su sobretodo). Corriendo hacia el refugio perdí el paraguas y la lluvia no cesaba y yo... por favor discúlpenme, no quise... Molly: - (Acercándose maternalmente) - Vamos mi niña, no hay por que ponerse así. Todo está bien (Se quita el chal y con él la arropa). Todo esta bien, sólo estas cansada. Ven, sentémonos. Descansa en mi regazo. Sólo estas un poco agotada. Todos lo estamos. Molly mira a todos pidiendo eso que se suele llamar solidaridad. Las lágrimas de Jeannie son el silencio de todos. La lluvia no se detiene, las bombas tampoco. Johnny se asoma por la ventana y trata de mirar hacia la calle. David se sienta en la otra esquina del cuarto, distante de Harry que sonríe socarronamente. Phillip hurga entre los trastos abandonados. Molly: - Así esta mejor, ya pasó. Viste que sólo fue un mal momento. Me llamo Molly, Molly Chesterton y él es mi marido Phillip. Phillip interrumpe la búsqueda y saluda gentilmente desde lejos. Molly: - ¿Y tu te llamas...? Jeannie: - (Tranquilizándose) - Jeannie. Molly: - Jeannie es un lindo nombre. Jeannie: - Realmente es Jean pero Edward prefería llamarme Jeannie. Es que mi madre se llama igual. Molly: - ¿Y Edward es...? Jeannie: - Era mi padrastro. Él me crió al morir mi padre. Phillip: - (Concentrado en su búsqueda) Vaya, cuantas cosas guarda la gente. Molly: - (A Jeannie) Lo siento. -47-
Jeannie: - No, no se preocupe, en realidad nunca lo conocí. Digo, a mi padre. Murió cuando yo era una pequeña. Luego mi madre se casó con Edward hasta que... Molly: - ¿Falleció? Jeannie: - Dunkerke. Johnny, mirando hacia la calle y recibiendo en el rostro el destello de las bombas, ha seguido toda la conversación. Johnny: - Yo estuve en Dunkerke y les puedo decir que eso fue un condenado infierno. David: - Yo perdí a un buen amigo en Dunkerke. Johnny: - Fue terrible. Vaya que si lo fue. Los alemanes nos pisaban los talones, al principio los oficiales nos embarcaban en una retirada humillante pero ordenada, sin embargo cuando se dieron cuenta que no habría suficientes barcos para la tropa decidieron zarpar. Pobres diablos los que quedaron en la costa. Se lanzaban al mar tratando de nadar hasta los botes, soltaban fusiles, cascos, botas. Yo tengo la suerte de ser operador de radio así que fui de los primeros en embarcar, pero desde cubierta los podía ver... cientos de infelices nadando tras los barcos y los alemanes a sus espaldas. Si señor, fue el infierno. Phillip: - ¿Y usted, joven...? Johnny: - John Patrick Fitzmiller, pero todos me dicen Johnny. Distinguido de la décima brigada de granaderos, al servicio del Rey y de mi linda Gloria... (ríe) a veces bromeo así, Gloria es mi novia. Estoy de permiso y venía de cenar en casa de Gloria con sus padres. Saben, allí no me quieren mucho. Dicen que no soy buen partido para ella, que soy un bueno para nada, pero lo que no saben es que de esta guerra voy a salir millonario, si señor, millonario. Harry: - ¿Y qué va a hacer? Johnny: - Tengo un plan. He oído que cuando nos reagrupemos vamos a invadir Francia por el norte y de allí a Suiza hay sólo un paso. -48-
Harry: - ¿Y entonces? Johnny: - Pues que yo tengo unos ahorros y me los voy a llevar para abrir una cuenta en uno de esos bancos suizos que dan muy buenos intereses. Y al terminar la guerra seré millonario. Harry estalla en una sonora carcajada al igual que David. David: - Discúlpeme, es que no me pude contener. Johnny: - ¿No les gusta mi plan? David: - Sí... como no, es más, estaba pensando darle los ahorros de toda mi vida para que también me abra una cuenta a mi. Johnny: - Se están burlando... ¿verdad? Harry: - Es la cosa mas estúpida que he oído en mi vida. ¡Abrir una cuenta en Suiza! ¿Usted no sabe que los bancos suizos no pagan intereses? Además ya lo veo. Cuando la Décima Brigada de Granaderos llegue a París, usted les dirá: Muchachos, tengo una diligencia bancaria en Zurich... ¿no les importaría invadir Suiza para hacerme un deposito? Phillip y Molly algo mas disimuladamente ríen, mas por la tensión que por burla al muchacho. Johnny: - Muy bien, búrlense, búrlense si quieren, pero cuando me vean en mi Rolls Royce paseando por Picadilly se acordarán del estúpido de Johnny que soñaba con una cuenta en Suiza. Phillip: - Vamos señores, es 24 de Diciembre, son casi las doce de la noche y estamos bajo un bombardeo, creo que tenemos cosas más interesantes que hacer que burlamos de Johnny. Johnny, hijo, apoyo tu plan, al menos tienes uno y eso ya es mucho pedir en este tiempo. Otros sólo podemos tener el deseo de cultivar un rosal en el patio trasero de la casa y envejecer con la persona que amamos. -49-
Molly Y Phillip se miran con ternura y tristeza, será una acción incómodamente evidente. Pausa que preocupa a todos. Se escuchan las bombas destruir en su caída libre. Tras un largo silencio, Harry se incorpora. Barry: - Esa última debe haber caído cerca del parlamento. Lástima que no estuviera en sesión. Pagaría buenas libras esterlinas a cualquier alemán que borrara del mapa a todos esos lores con peluca. Phillip: - No es muy patriótico su comentario. Harry: - No he dicho que lo sea... Mi lema es: Yo soy mi patria. David: - Pues es un mal momento y un mal sitio para confesar su idea de nacionalidad. Harry: - Las naciones son un mito, joven: Una excusa para que las gentes se destruyan unos a otros. Los gobernantes son como niños malcriados que nunca crecerán. No creo en esos políticos de oficio que dan discursos y lanzan a paises enteros a la guerra. Chamberlain, Mussolini o Hitler son necios de la misma raza. Johnny: - No es un comentario para andar repitiéndolo por ahí. Harry: - ¿Que van a hacer? ¿Arrestarme... enjuiciarme? David: - Podrían, todos están paranoicos con los traidores y los espías. Silencio de suspenso. Todos miran a Harry esperando que se defienda. Harry: - Yo soy lo único que me interesa en la vida. Nada más me importa, ni las bombas, ni los malditos lores, ni su estúpido parlamento (Levanta las manos y se las enseña a David). Ve estos diez dedos, valen su peso en oro. Son los diez dedos más reconocidos de Europa. No hay cabeza coronada que no me haya aplaudido, no hay teatro de prestigio donde no haya tocado. Están en presencia del gran Archibald Singermann. Molly: - ¿El pianista? -50-
Jeannie: - Pero los periódicos decían que usted había escapado de Berlín rumbo a América. Harry: - Rumbo a América... sí, pero en el maldito camino quedaba Londres. Phillip: - Es un honor conocerlo Sr. Singermann. Tengo algunas de sus grabaciones. Molly: - Phillip las escucha al caer la tarde. Disfruta mucho su versión del concierto numero 2 de Rachmaninoff. Todo un clásico suele decir. Phillip: - En verdad disfruto mucho su música, Maestro. Harry: - Harry... al Maestro Singermann lo mataron en Berlín... Diez años de mi vida se los regalé a esos imbéciles teutones. Diez intensos y sonoros años para que al final dijeran que mi piano era Entarte Musik, música degenerada, y ¿cuál era mi pecado artístico?.. ser judío, un Jud. ¿Qué se le puede decir a un crítico que te insulta por apellidarte distinto? Le podrás decir que en realidad era un lejano abuelo tuyo el del apellido judío, que tu eras un simple pianista sin patria, ateo, perfeccionista y con mucho talento. ¿Qué maldita cosa se le puede decir a alguien que noches atrás lloraba con tu música y ahora te da la espalda en la calle? Tiene veinticuatro horas Singermann, veinticuatro horas de las que ahora solo le quedan veintitrés con cincuenta y nueve minutos, para salir de Berlín. En atención a su condición de figura internacional hemos decidido darle ese salvoconducto, aprovéchelo porque solo le quedan veintitrés horas y cincuenta y ocho minutos. Ni siquiera mi piano, mi precioso Steinway Grand Concerto que me construyeron especialmente para mi, pude rescatar. Mis partituras, mis libros de música, mis fotografías. Todo se quedó. Cómo deseé entonces saber una miserable palabra en yiddish, una única grosería para espetársela en la cara a aquel ario de mirada estúpida que me selló el pasaporte con una svástica roja la tarde que embarqué. Pero no, de judío sólo llevo el apellido. Así que el Maestro Singermann murió. Ya él no toca el piano. Ahora sólo asiste a fiestas -51-
donde se emborracha hasta perder el conocimiento y no acordarse de que el apellido es Singermann, Singermann judío... Feliz Navidad. Johnny: - (Incorporándose en la ventana) Esperen, esperen, veo a alguien que se acerca corriendo. Todos corren a la ventana mientras el cercano roido de las bombas detonando quiebra la lluvia. Johnny: - Oiga, oiga, amigo por aquí, entre, cúbrase. David: - La puerta de madera... Phillip: - La iglesia, la puerta de madera en la iglesia. Todos en suspenso miran la escalera que se pierde en la penumbra. Se escucha el sonido de la puerta crujir y cerrarse posteriormente. Por la escalera desciende una mujer. Obviamente no es la típica mujer inglesa. De piel morena y ropas sugestivas. La joven se intimida con la presencia de todos aquellos que la observan. Nadie se atreve a hablar. Saben que es una prostituta y aquello no les resulta muy agradable. Johnny rompe el silencio. Johnny: - ¡Pero si es una mujer! David: - ¡Viejo, que intuitivo! En vez de operar radios debería estar en el Cuerpo de Exploradores. (Johnny mira a David con mala cara) Molly: - Pase, pase querida, aquí estará segura. La mujer desciende y Jeannie la recibe. Se quita el chal y se lo entrega. La recién llegada está empapada. Jeannie: - Buenas noches, me llamo Jeannie. No te preocupes aquí estarás segura. Pasa, siéntate. La joven asustada y cansada por el esfuerzo se sienta. Y de improviso una explosión apenas enfrente de
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la iglesia. Los vidrios estallan y el humo entra al sótano. Gritos y lamentos. Phillip: - Dios bendito, protéjanse. Molly: - Phillip, Phillip, ¿dónde estas? David: - Esa si cayó cerca... Phillip: - Aquí cariño, todo esta bien. Johnny que ha ido a parar al suelo se tropieza con la colilla de cigarrillo que alguien lanzó al comienzo. Johnny: - Esto es lo que yo llamo tener suerte. David: - Y que lo diga, la bomba cayo en la acera de enfrente, ha podido matarnos. Johnny: - No... conseguí un cigarrillo y está casi nuevo. La joven y Jeannie que se estremecieron con la explosión, se sacuden el polvo que cayo del techo. Jeannie: - La que ha tenido suerte es ella. (A la mujer) Has podido morir, unos minutos más de retraso y esa bomba te hubiese alcanzado. El ruido de las explosiones cesa y solo se escucha el lejano crepitar de los incendios y las alarmas de los bomberos con la campana de los carros. David: - Ya terminó, creo que ya terminó. Johnny: - No se acaba hasta que suena la sirena. Phillip: - Es verdad joven, aún no se ha terminado. Johnny: - Esa fue la primera oleada de bombarderos, luego vendrán una segunda y una tercera y una cuarta. Harry: - Y nos quedaremos eternamente aquí, entre la pestilencia y las ratas de un sótano de iglesia. Johnny: - Es crónico, en los bombardeos tengo la idea de que en el cielo hay un sujeto calvo de largos bigotes rubios observándonos. Tiene un arco gigantesco y miles -53-
de flechas. A su lado está un panzón pelirrojo con un dedo largo y huesudo. El gordo señala a cada imbécil que camina por la calle y el bigotudo le lanza entonces una de sus flechas inmensas. Es crónico no les parece. Jeannie: - (A la recién llegada) - ¿Estás bien?... no tienes de qué temer... ¿cómo te llamas? Alisha: - Alisha. Harry: - Vaya, otro del grupo de refugiados o expulsados. ¿Y qué hace Alisha en este Londres tan bombardeado? Alisha: - Tengo pocos meses en Londres. Yo vivía en París pero con la guerra huí. Ya nadie estaba seguro en ese país. El miedo, el miedo los lleva a hacer cosas insólitas. Se acusan mútuamente de traición, de espionaje, no es lugar para una. Soy francesa, de Marruecos... aquí canto para vivir. Harry: - Buen eufemismo para tu profesión, querida. Molly: - Cállese Singerman, no sea rudo con nuestra recién llegada. No te inquietes Alisha, aquí estarás bien a pesar de las amarguras de algunos. Johnny logra prender la colilla en la lámpara de queroseno. Johnny: - Dios, que placer. Debe ser tabaco turco... ¡qué aroma! (Exagera el deleite para molestar a David). David: - Oiga, no se lo fume todo, por favor déme un poco. Johnny: - Vaya, vaya, ahora si ¿no? Antes el estúpido Johnny y ahora por favor, por favor me da un poco. Y eso que no he ganado un penique con mi plan. David: - Vamos... ¿no estará molesto por aquello? Johnny: - Mire galán, este cigarrillo me lo encontré yo y no pienso compartirlo. David: - ¿Alguien más tiene cigarrillos?
Todos asienten negativamente.
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David: - Vamos Johnny, amigo mío, no hay por que ser rencoroso. No quise burlarme de usted. Johnny: - Pero lo hizo. Ahora estoy en mi derecho de no compartir mi cigarrillo. Phillip: - Eso no ayuda, debemos ser solidarios con nosotros. Afuera se están matando, Dios sabe cuántos morirán en las próximas horas, al menos nosotros podríamos mostrar solidaridad. Johnny: - Mire viejo, no me venga con ese discurso de la solidaridad. Los hombres no sufrimos de eso, si nos pasara no habría guerra. ¿Usted cree que la solidaridad salvara a la humanidad? No, que va. Estamos destinados a matarnos a dentelladas. ¿Vieron? Ese mandamiento le faltó a Moisés: Se despedazaran los unos a los otros. Y mientras más ocurrente sea la forma de la muerte, más gracia recibirán. Hoy son miles de bombas que caen en tejados y azoteas, mañana ¿quién sabe?... serán bombas a domicilio, con el nombre y la dirección de uno. El correo las entregará: Entrega urgente para el Señor Fitzmiller de un desconocido que lo odia mucho aunque no lo conoce. No me vengan con esas patrañas de solidaridad, por darle un cigarrillo a esta preciosura (señala a David y su cuidado atuendo) no voy a cambiar el mundo. David: - Es usted un miserable. David y Johnny se lían a empujones pero el primero es el que lleva las de ganar. Molly y Jeannie gritan que los separen y Harry observa con fruición. Al final Phillip logra separarlos. Phillip: - ¡Dios todopoderoso! No puedo creer que esto esté pasando por una apestosa colilla de cigarrillo. Johnny: - Vió idiota, el cigarrillo se mojó. David: - Entonces no será de nadie. Phillip: - ¡Reaccionen! Son dos adultos peleándose por una colilla de cigarrillo. Jeannie: - Debemos calmarnos. Nos pueden quedar varias horas aquí todavía. -55-
Poco a poco todo regresa a la calma. Jeannie, Molly y Alisha instintivamente se sientan juntas, de cuando en cuando sonríen buscando intimar. Molly: - Vaya noche... ¿no les parece queridas? Jeannie: - ¿Como la estarán pasando en el hospital?... la llamada sonaba algo desesperada. Alisha: - ¿ Trabajas allí desde hace mucho? Jeannie: - Desde que Edward murió en Francia... sentí la necesidad de hacer algo... no se... quedarme en casa no era de mucha ayuda. Molly: - ¿Soltera? Jeannie: - Sí... en verdad no soy muy buena en eso de los hombres. Alisha: - Yo en cambio no puedo decir lo mismo. Alisha sonríe con amargura, las otras por simple e incomoda cortesía. Silencio, de esos en que no hay nada que decir. Molly: - ¿Y tu Alisha... trabajas lejos? Alisha: - ¿En verdad quiere que le cuente? Molly: - (Entre apenada e incomoda) Sí, claro..., ¿por qué no? Jeannie: - (Tratando de congeniar) No tendría nada de raro..., ¿que podrías contar que no supiéramos? Alisha: - Trabajo en el «Chat Noir»... ¿no han oído de él? Molly y Jeannie en acto reflejo, casi lastimero, niegan con la cabeza. Alisha: - Por supuesto... es un lugar que señoras como ustedes nunca frecuentarían... es un pequeño sitio en Picadilly, puerta blanca con letrero en rojo. No es nada especial... mucho humo y clientes habituales. Lo regenta un hindú de nombre Sashi, es un tipo amable dentro de lo que cabe y para el poco tiempo que llevo allí no me puedo quejar. -56-
Molly: - ¿Y qué cantas, querida? Alisha: - No creo que tampoco se sepan los nombres. Jeannie: - Vamos, no seremos mujeres de salir de noche pero algo de música hemos escuchado. Alisha: - Música francesa... canciones sin importancia... nada que valga la pena recordar. Molly: - Cántanos algo querida... algo hermoso... de tu tierra. Alisha: - Señora, no creo que sea buena idea, además no entenderían... Jeannie: - Vamos Alisha.., ¿qué diferencia haría? Si nos llegase a pasar algo, al menos tu voz sería lo último que escucharíamos. No puede ser tan mala idea. Phillip: - (Que poco a poco se ha acercado al grupo) Vamos niña... cante. Johnny: - Si linda... canta algo para que no sólo escuchemos las bombas de Hitler. Alisha empieza a cantar. Es una letanía honda y hermosa, algo del Africa desértica. Es una lengua que no conocemos, sagrado y casi celestial. Su voz arrulla y en todo el patetismo del cuadro algunas sirenas a lo lejos nos recordarán la noche de ansiedad y muerte. Con el canto la mujer se ha ido emocionando, las lágrimas comienzan a cortarle la voz y todos, como en una plegaria se recogen. El canto termina y nadie se atreve a decir nada. Un silencio oportuno para que Alisha retorne a su dureza protectora. Molly: - (Visiblemente conmovida) Eso fue hermoso. Alisha: - Es lo que cantamos en mi país en los matrimonios. Habla del amor que supera la muerte. Phillip: - Muy hermoso... muy hermoso. Nueva gran pausa. Justo cuando parece que el aburrimiento los va a embargar, comienza nuevamente el bombardeo y el rugido de los aviones sobre Londres.
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Harry: - Pues estos no tienen mucho que hacer en Nochebuena, como no sea bombardear Londres. Molly: - ¿Ustedes creen que estamos seguros? Johnny: - En cualquier instante una de esas bombas de mil toneladas puede entrar por la escalera, tocar la puerta y decirnos ¡Feliz Navidad! ¿No recuerdan lo que pasó en la iglesia de Coventry? Harry: - Admiro su estilo Johnny, no tiene conmiseración con nadie. Molly: - (A Alisha) Estás temblando, tienes que quitarte esa ropa mojada. Phillip: - Yo ví unas ropas viejas en una caja por aquí. Phillip busca entre las cosas apiladas y saca un vestido completamente distinto a lo que Alisha lleva puesto. Phillip: - Esto servirá. Molly: - Eres un encanto querido. Cámbiate mi niña, bueno los caballeros deben voltearse. Johnny: - Un momento, un momento ¿y qué pasó con la solidaridad? ¿No era todo de todos? Tengo derecho a presenciar ese cambio de ropa. A la mujer no le importará, está acostumbrada. Molly: - Por Dios, nos hemos vuelto salvajes. Harry: - No se ofusque Sra. Chesterton, si en todo caso a ella le molesta, podemos pagarle el espectáculo ¿no crees Johnny? No será tiempo perdido, nuestra niña negra trabajará esta noche después de todo.
Con evidente lujuria, Harry saca un fajo de libras.
Harry: - ¿Cuánto es el precio... porque tienes un precio, no es cierto? Cada noche lo tienes ¿verdad? Phillip: - Es usted... es usted... y que Dios me perdone... un sujeto despreciable Singermann. Jeannie: - Por favor, ¿hay necesidad de comportarnos así? Alisha no les hagas caso. Es el miedo, el miedo nos lleva a hacer cosas estúpidas. Yo no puedo dormir en -58-
la oscuridad, necesito al menos una luz, «no les parece estúpido dormir con una luz? ¿No es cierto que es nerviosismo, no es cierto Harry? Johnny: - Yo apoyo a Harry. Si todos estamos metidos en este hueco, pues todos tenemos derecho a presenciar todo. ¡Viva el bien común! Phillip se acerca protectoramente a Molly que está al lado de Alisha y Jeannie. Phillip: - No es en alguno de los sitios que frecuenta Singermann. Esta es la casa de Dios. Harry: - El sótano de la casa de Dios y está algo sucio y hediondo. (Señala al Cristo) No se preocupe Chesterton, él no va mirar, no se fijó que no tiene cara. Vamos querida, ya sabes lo que tienes que hacer. Jeannie: - Es usted un animal Singermann, se convirtió en lo que odiaba. Alisha da un paso al frente y queda entre los dos grupos. David los mira desde el fondo. Harry: - Eso es, ella sabe de este lenguaje, verdad Alisha. Así te ganas la vida, vendiéndote. Molly: - No te desvistas mi niña. Jeannie: - Alisha no. Phillip: - Es una basura Singermann. Alisha: - No importa. No se preocupen ustedes, estoy acostumbrada a lidiar con sujetos como ellos. Lo que buscan es alguien a quien apresar en sus manos. En el fondo dan pena, van por la vida sin saber que son ellos mismos lo que más desprecian. Se lo haré gratis señor, ojalá el color de mi piel no lo incomode tanto. Alisha se empieza a desvestir can rabia, Phillip se voltea para no ver, Johnny silba como en una función de un vaudeville pero cuando la mujer llega a la inminencia de descubrir los senos, David interrumpe. -59-
David: - Ya basta Harry. No es chistoso.
David se quita la chaqueta y se la entrega a la mujer.
Johnny: - Bueno, bueno, tenemos un paladín de la moral. Harry: - Lo que ocurre Johnny, es que a nuestro amigo ciertas cosas le molestan. Cosas como un desnudo femenino. Fíjate que no sabemos nada de él. Cómo se llama, qué hace para vivir, por qué a su edad no está alistado. Muchos secretos, Johnny, para su estampa demasiado acicalada, no es verdad señor... David: - O’Hara, David O’Hara... y si usted fuese un hombre, le habría enseñado a respetar. Harry: - (Acercándose) Si usted fuese un hombre, yo lo respetaría. Silencio doloroso. David avergonzado se sienta a un lado de la escalera. Todos lentamente vuelven a sus sitios. Jeannie se acerca a Harry le habla quedamente. Jeannie: - ¿Quién es usted Singermann? ¿Qué demonios le ha hecho esa pobre criatura para que usted la trate así? Es igual que esos nazis terribles que lo vejaron, no hay diferencia. Ellos a usted; usted a ella. Tanto odio superándole fue lo que mató al pianista. Usted no es mejor que ellos y ya no podrá serlo. Ese es su castigo, volverse lo que odia. Phillip se acerca al compungido David y trata de entablar una conversación. Hablan a escondidas de los demás. Phillip: - ¿Sabe David? Yo conocí a unos O’Hara que vivían en Ealing, cuando trabajaba en el ferrocarril... antes de mi accidente. David: - Sí, ese era mi padre... Michael.
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Phillip: -En efecto se llamaba Michael, tenedor de libros creo recordar. David: - Si, de los O’Hara honestos libreros, así gustaba llamarse cuando alguien le preguntaba. Phillip: - ¿Hijo único? David: - Sí Phillip: - ¿Y el viejo? David: - Murió en el 37. Le gustaba demasiado el whisky y eso lo acabó. Después me aliste en la marina. Quería recorrer el mundo... un incidente muy desagradable me llevó a la baja deshonrosa y a que me abrieran un expediente de por vida... Phillip: - David... no tienes que... David:- ¿Y qué diferencia haría?... Todos lo saben, lo supieron desde el primer instante que me vieron. De nada vale la hipocresía. Si Chesterton, Harry tiene razón... condenadamente razón. ¿No la tienen siempre los tipos como él? Soy raro Phillip (sonríe con evidente e hiriente ironía), me gustan los hombres Sr. Chesterton, sufro de esa enfermedad mental aunque jamás me haya sentido distinto a cualquiera... Phillip: - Por favor David... no hay necesidad... David: - Usted no sabe lo que es eso... ninguno de ustedes lo podría siquiera imaginar... Con el tono de voz elevado todos voltean a ver a David y a Phillip que trata de calmarlo. Luego sin siquiera prestarle atención, vuelven a lo suyo. Phillip: - Hijo... David, baja la voz... tranquilízate. David: - Vivir con ese estigma, escondiéndose del mundo, guardando las emociones y los afectos para un momento en que nadie vea. Levantándome cada mañana con el pensamiento de que soy anormal, que el amor que puedo sentir es algo sucio y perverso. ¿Quién puede ser feliz así, Sr. Chesterton? ¿Y que culpa tengo de sentir lo que siento? Por Dios que lo intenté, intenté engañarme, -61-
cortejar mujeres, pero no, allí estaba ese maldito calor en la entrepierna al ver a mis compañeros de barraca. Y el silencio Sr. Chesterton, el silencio de vivir en la indignidad. ¿Por qué, por qué Sr. Chesterton? No tengo acaso dos ojos, no veo el mundo como los demás y mis manos Sr. Chesterton, no son manos como las de cualquiera, capaces de acariciar, no tengo labios como todos, labios que besan. ¿Por qué entonces esta vergüenza? ¿Por qué este miedo de aceptar lo que no puedo cambiar? Phillip: - No sé hijo, no sé. ¿Qué podría decirte? El mundo está tan hambriento de motivos para odiar. Fíjate en el pobre diablo de Singermann, lleva sobre sus hombros tanta amargura que no lo deja respirar, le quebró los dedos como con una deuda de juego y lo único que puede es devolver ese odio con más fuerza. Este mundo nuestro es un circo lleno de maldad y nadie con suficiente valor para detener la violencia, la destrucción. No sé hijo. Quizá es solo una excusa del mundo para odiarte, para odiar a todo lo que sea distinto. Aunque la pregunta sea: ¿distinto a qué? Larga y premiosa pausa. Todos tratan de descansar, de recostarse de la mejor manera entre los viejos muebles. Las bombas a lo lejos entran en el aura de lo demencial. Jeannie durante todo este tiempo se ha sentido cada vez más intranquila. Al final estalla. Jeannie: - Ya no lo soporto, no lo soporto más. Necesito respirar, caminar de nuevo en la calle. Quiero ir a Chelsea a comprar verduras. Necesito una taza de té y un pastel de manzanas. ¿Cuando se van a callar esas malditas explosiones? No las soporto más. Son como martilleos... ¿estarán derribando el cielo? Los pájaros... ¿no los han visto? Allí... entre las nubes... lloran truenos. Han hecho que el sol se esconda y una tan ansiosa de ver la primavera. Se esta acabando el mundo ¿no lo oyen? Lo están rompiendo a martillazos, ¿no lo oyen? Cuando sea de -62-
día no habrá nada, tras la puerta y la escalera no habrá nada, sólo la ruina de una catedral. No quedará nada... nada... ni una maldita cosa... A medida que Jeannie ha ido creciendo en su delirio, Molly y Phillip se han ido acercando. Alisha mira a Jeannie con verdadero dolor. Los hombres miran silenciosos. Jeannie: - Que alguien por piedad los haga callar. Por Dios que no me dejan descansar. Silencio (Grita desesperada) Silencio, cállense... Molly: - (Abrazándola) Tranquila, Jeannie... tranquila preciosa... Phillip: - Vamos mujer, no te dejes vencer. Eso es lo quieren, que nos doblemos, que nos arrodillemos, en momentos así solo nos queda nuestra dignidad... Harry: - Muy bien, Chesterton, enséñele lo que es dignidad. Lo que es vivir de pie. Usted tiene mucha experiencia no es verdad. Usted que ha vivido de pie toda su vida... ¿Dónde están sus hijos Chesterton? Molly: - ¿Porqué le hace esto?... no podemos tener hijos. Molly toma a su marido por el brazo, mientras este mira impávido a Harry. Harry: - Dirá que él no puede tener hijos, no es cierto Chesterton... «Sólo puedo tener el deseo de sembrar un rosal en el patio trasero y envejecer con la persona que amo», ¿no fue eso lo que dijo? ¿Habrá sido el accidente mi buen Phillip? Ah malditos trenes ¿no es cierto? Debió ser muy grave como para que no pueda enlistarse, aunque se muere de las ganas. Una sana pensión de invalidez y la vida es toda suya para sembrar su rosal. Lástima que el único deseo posible que le queda ahora sea el de sembrar rosas. Cuénteles ahora lo que es vivir de pie, resistir, resistir las penurias, caminar, o mejor medio caminar y andar entre hombres que sí lo son. Todo en -63-
su vida ha sido a medias, ¿no es cierto Chesterton? y no dejarse humillar por el pequeño inconveniente de ser sólo medio hombre... Molly: - (Llorando) ¿Por qué le hace esto... por qué? No ve que ha sufrido tanto... Phillip, mi amor... Phillip: - Usted... usted... usted. Sin cambiar su rostro, impávido, Phillip deja correr por sus mejillas la vergüenza de tantos años constreñida a la soledad del hogar. Molly lo toma por el brazo y Phillip se sienta aún tembloroso. Nadie los mira, nadie quiere saber, preocuparse, oír al otro. Es incómodamente vergonzoso. Harry: - Vamos Phillip, no se delate tan rápido, al menos guarde la compostura. Niéguelo, dígales a todos por ejemplo que esa conclusión que he sacado es una patraña. Vamos amigo Phillip, a fin de cuentas podría ser mentira. Johnny: - (Muy avergonzado con lo que escucha) Harry... déjalo... deja al viejo. Harry: - ¿Qué pasa Johnny? ¿Tu también sacaste la misma deducción que yo? Vio Chesterton, no es para tanto, todo el mundo lo sabía. No hace falta que nos conozcamos durante años para apreciar nuestras... digamos, diferencias. Usted con su problemita, el niño precioso (observa a David que lo mira con verdadero odio) con el suyo. Nuestra amiga negra con su condición. ¿Y que tendría de malo no poder satisfacer a una mujer? No es para todo el mundo criar a una familia y tener hijos. Eso es muy pequeño burgués. ¿No le parece? Para usted lo ideal es su jardín de rosas... eso es Phillip, las rosas son lo adecuado para usted, claro siempre y cuando los malditos alemanes no las destrocen con sus bombas. Johnny: - (La vergüenza da paso a la rabia) Cállate Harry. Me das náuseas. Harry: - Lo siento soldadito... regresa a tu ventana y espera tu guerra... todos tenemos que esperar por nuestra guerra. -64-
Alisha reconforta a Jeannie mientras Molly hace lo propio con Phillip. Silencio que tranquiliza, aunque al fonda continúen los bombarderos sobre Londres. De improviso Harry se incorpora, observa el piano y trata de tocar algo. Le sale una tonada torpe, infantil. El piano aunque esta desafinado, da algo de sonido melancólico y triste pero la imagen es de mucho patetismo. Harry se sabe entonces perdido como artista. Alisha se le acerca. Alisha: - ¿Sabe Harry?... me da lástima. Harry: - ¡Qué bien!... yo le doy lastima a una puta. Alisha: - Sí, siente tanta rabia por su herencia que solo busca destruirse. Harry: - Estupendo una puta siquiatra... ¿y que debería hacer doctora? Alisha: - Acabar con lo que le da miedo. Matarse. En su caso no sería un gran desperdicio. A fin de cuentas usted ya murió cuando lo expulsaron de Alemania. ¿Es que no se escucha? De sus manos ya no podrán salir otra vez notas hermosas. El odio es mas fuerte que la artritis. Los hombres de su tipo, tan cegados por el odio no tienen redención. Arrastran su pena y con ella destruyen todo a su lado. Hombres como usted son los que desatan el odio y entonces éste cabalga en los hogares y las plazas, inunda todo como esta lluvia, mancha calles y museos, su odio inmenso pinta los rostros de ancianos y niños con odio y nos lanza a odiar lo que no entendemos, lo que no es como nosotros, lo que nos recuerda quienes somos. Sí, usted después de todo fue quien empezó esta guerra. Harry no le presta atención a Alisha y trata de sacarle algunas notas al piano, mientras lo hace recrudece el bombardeo. Sus intentos son inútiles. Solo el recuerdo de su gran talento. Harry se desmorona al fin. Golpea el piano, pero lo que busca es destruirse las manos. Es presa de los nervios.
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Harry: - (Exaltado) Yo sí puedo tocar aun. Lo oyen. Lo que ocurre es que las bombas no me dejan recordar. No puedo recordar ninguna pieza. Todas mis partituras quedaron en Berlín. Pero aún tengo mis manos. En América me esperan para recibirme como lo que soy... un gran artista. En Londres lo que pasa es que nadie aprecia la música, son todos unos cobardes ignorantes que se ufanan de su flemática actitud. Nadie me reconoce. Estúpidos ingleses que no saben quién soy. Pero en América será distinto. Intenta nuevamente sacarle algo de melodía al piano, pero es como si un niño se posara sobre las teclas. Se mira los dedos, estos tiemblan. Se desespera. Cada vez más, como si aquello fuese un castigo, trata de tocar algo y en cada nuevo intento el ruido del instrumento lo atormenta, hasta que en la mayor angustia cierra el piano con un brusco golpe. Todos lo observan con evidente placer. Es el turno de la venganza. Harry: - Malditos sean todos, los odio... los odio... perros inmundos... los odio, negros, judíos, mujeres, alemanes, maricas, putas, impotentes, ingleses... los odio... ¿me oyen? Malditos pedazos de mierda... los odio... los odio. Harry ha perdido el control sobre sí mismo. Grita y desvaría. Los demás empiezan a hablar y a medida que lo hacen comienzan a pararse y a cercarlo. Harry se intimida con la acción. David: - Toque algo, Harry... cualquier cosa (con evidente saña lo atormenta con su voz) Vamos maestro... tan, tan, tan, tan... Phillip: - Feliz Navidad Singermann... perdone, ustedes los judíos celebran es la pascua. David: - ¿No sabe canciones para nochebuena Maestro? Jeannie: - ¿Qué pasa Harry... ya no puede tocar? -66-
Alisha:- ¿Quiere que me desnude ahora o me tocará algo para hacerlo? Johnny: - Como en Berlín, Harry... ¿recuerdas?... los conciertos... esos alemanes sí que tenían buen gusto, no como nosotros los idiotas ingleses, ¿ verdad? Molly: - Querido, Harry está triste. Creo que jamás podrá tocar ni una canción de niños. Harry: - (Desesperado) Malditos todos... son escoria. Las malditas bombas acabarán con ustedes. ¡Malditos sean! Una explosión cercana sacude los cimientos de la iglesia y se apaga la lámpara de queroseno. Las voces de todos se mezclan en una algarabía de terror y miedo, de muerte. El delirio y la violencia se apoderan del sótano. Las mujeres, en desgarradores alaridos, dejan impregnada de desesperación la oscuridad. Se escucha la encarnizada lucha de varios hombres y la ansiedad de la derrota de alguno de ellos. Tras unos instantes angustiosos y mareantes, las bombas cesan y la alarma de bombardeo se deja escuchar para anunciar que ha terminado el raid aéreo. La lluvia también se ha ido. Larga pausa de tensión. Jeannie prende una cerilla y poco a poco las luces de los faroles de la calle se encienden. Suenan las doce campanadas del Big Ben y la gente, tras la ventana del muro, parece caminar nuevamente con tranquilidad. David, Phillip, Molly, Johnny, Jeannie y Alisha están parados en la escalera, prestos a salir. Jeannie: - Jamás he podido evitar el miedo a la oscuridad. Imagino que será que cuando niña, mamá apagaba la luz del cuarto y lloraba en la cama, llamando a papá, hasta que se dormía. La oscuridad me recuerda a la muerte. Pausa premiosa. Todos se reconocen, como si vinieran de un tortuoso viaje. Tienen poco que decirse. Se miran. David sonríe con dulzura a Jeannie. Alisha le devuelve a Molly su chal. -67-
Alisha: - La calle volvió a la normalidad. Ya podemos salir. Todos volveremos a nuestras vidas. Ustedes a sus casas, yo a mi trabajo. Todo vuelve a la normalidad. Phillip: - Ojalá el bombardeo no haya destruido el jardín. Cada noche de bombas debo pasar el día siguiente recogiendo los capullos y retirando los escombros. Molly: - Eres tan dulce Phillip querido, cuando hablas de tu rosal. Johnny: - Debo llamar a Gloria, imagino que se preguntará dónde estuve. El martes debo regresar al cuartel, así que solo tendré un fin de semana para ella. (A David) Oiga galán... ¿no querrá un cigarrillo... uno bueno... quizá, turco? David: - Si, no estaría mal... ¿por qué? David: - Vamos que se lo invito en la esquina. Por un acto reflejo, todos miran hacia el otro extremo del sótano, donde estaba el Cristo, sólo que por la falta de luz no distinguimos sino sombras. Las miradas se sostienen en silencio, como en un momento de pena. Johnny: - Jamás hubiese pensado que Harry tuviese esos planes idiotas de hacer dinero. Alisha: - Ni que alguna vez se hubiese vendido como una prostituta. Jeannie: - Así son los artistas mediocres... atormentados y desquiciados. David: - Cualquiera lo sería si fuese raro, si saben a lo que me refiero... Phillip: - O impotente como el pobre de Harry. Molly: - Pobre, pobre Harry, sin talento y tan incomprendido. Alisha: - Debe ser la excepción a la regla sobre los geniales artistas judíos. Johnny: - Que descanses Harry...
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Todos salen por las escaleras. Al hacerlo la luz de la supuesta puerta ilumina a Harry que pende colgado por los pies. Está al lado del Cristo y luce como uno, pero al revés. Tanto la escultura como él están sin rostro. El Cristo sin cara, Harry desfigurado. La sangre gotea sobre el piano. Mientras el cadáver oscila, la calle vuelve a llenarse de luz de madrugada y los pasos de la gente se adueñan de todo. La luz agoniza.
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TÍTULOS DE LA COLECCIÓN 1.- LA GUERRA DE TODOS LOS SILENCIOS de Francisco Prada FREDDIE: CEREMONIA PARA UN ACTOR DESESPERADO de Abilio Estévez 2.- AZOTEA FIEBRE
de Francisco Javier Puchades Hernández de Alberto Conejero López
3.- BAILANDO CON EL MUERTO de Oscar E. Tabernisse LA CANCIÓN DEL SOLDADO de Walter Ventosilla Quispe 4.- FORMULARIO QUINIENTOS VEINTIDÓS de Gracia María Morales Ortiz CON LA SANGRE DE VENECIA de Federico Castro Fernández-Alfaro 5.- ALGUNAS HISTORIAS DE TERROR NEOLIBERAL de Sergio Sáez Escudero UN TRABAJO ES UN TRABAJO de Rafael Belmonte Agüera 6.- LO QUE ANA VE
de Javier García Teba
¡AUXILIO!
de Carmen García Vilar
7.- POSITIVAS
de Yolanda Dorado BOMBARDEROS SOBRE LONDRES de José Tomás Angola Heredia -71-
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