S•E•M•A•N•A•R•I•O Año LXIX Nº 6169
ÓRGANO OFICIOSO DEL ARZOBISPADO DE SAN SALVADOR. 26 de junio de 2022
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26 de junio de 2022
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Cartas del Obispo − LXIX −
EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA (III)
San Salvador, 26 de junio de 2022
Continuamos en esta Catequesis con el tema de la acción de Dios y; los pasos que, incluye la celebración del Sacramento de la Penitencia. El ministerio de la reconciliación es ejercido por los obispos – sucesores de los Apóstoles en cuyas manos confió Jesús este Sacramento – y los Presbíteros (cf. CIC 1461). Solo ellos, en virtud del Sacramento del Orden Sacerdotal, tienen el poder de perdonar todos los pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (cf. CIC 1461). Sin embargo, solo el Obispo es considerado, “moderador de la disciplina penitencial” (CIC 1462). Eso significa que, desde tiempos antiguos, los obispos son quienes tienen principalmente, el poder y el ministerio de la reconciliación (cf. CIC 1462). Al momento de administrar el Sacramento de la Penitencia, el sacerdote ejerce el ministerio del Buen Pastor. Ese buen pastor que, siguiendo las instrucciones y recomendaciones del Papa Francisco; primero, cuida de no hacer del confesionario una cámara de tortura sino lugar de la misericordia de Dios1. Segundo, ese buen pastor sabe que el perdón es un derecho humano, pues todo ser humano tiene derecho a recibirlo2. Conocimiento que pone en práctica sin olvidar las tres dimensiones del ministerio del confesor. Uno, acoge: Es la primera característica del confesor. Permite a la persona hablar, y con ello crea una atmosfera de paz y alegría, animando al penitente abrirse a la paternidad de Dios, al don de la gracia3. Dos, escucha: Acción que va más allá de un simple oír. En el confesor existe una disposición interior que incluye, atención, voluntad y paciencia. El penitente no debe temer. La escucha del sacerdote está libre de curiosidad. No en vano el Santo Padre ha pedido a los sacerdotes ser especialistas en la escucha, lo cual implica, evitar cuestionamientos que van más allá de lo necesario para comprender la situación del penitente, y dar el perdón con el debido consejo que es todo un acompañamiento espiritual por muy corto que sea el momento que dure la confesión4. Y, tres: Acompaña. El sacerdote acompaña a la persona. Acompaña con prudencia, discernimiento y caridad. Esto en su conjunto es lo que hace a la Confesión “medicinal”; ya que, como bien señala el Papa: «Te absuelvo de tus pecados», significa también «tú, hermano, hermana, eres valioso, eres precioso para Dios; es bueno que estés ahí». Y esta es una medicina muy poderosa para el alma, y también para la psique de todos5. Ciertamente, el Catecismo explica que el Sacramento de la Penitencia también puede celebrarse en el marco de una celebración comunitaria en la que los penitentes se preparan a la confesión y juntos dan gracias por el perdón recibido (CIC 1482); pero, la confesión individual e integra y la absolución: continúan siendo el único modo ordinario para que los fieles se reconcilien con Dios y la Iglesia (CIC 1484). Se dirige personalmente a cada uno de los pecadores: Es el médico que se inclina sobre cada uno de los enfermos para curarlos, restaurarlos y devolverlos a la comunión fraterna (cf. CIC 1484). Algunos penitentes aseguran que es mejor confesarse directamente con Dios como forma de evitar la vergüenza. En realidad, la vergüenza no es algo malo sino una gracia experimentada cuando confesamos a Dios nuestro pecado y lo hacemos hablando «cara a cara» con el sacerdote, «nuestro hermano6». En opinión del Papa, confesarse directamente con Dios es como «confesarse por e-mail»7. Esto no debe ser. Esa vergüenza debe ser aprovechada positiva y trascendentemente ofreciéndola a Dios8. Para finalizar, recordar que la celebración del Sacramento; es decir, los pasos del Sacramento son: Saludo y bendición del sacerdote; lectura de la Palabra de Dios [cuando el tiempo lo permite] para iluminar la conciencia y suscitar la contrición; exhortación al arrepentimiento; la confesión que reconoce los pecados y los manifiesta al sacerdote; la imposición y aceptación de la penitencia; la absolución del sacerdote; alabanza y acción de gracias y despedida con la bendición del sacerdote (cf. CIC 1480). En suma, nada hay que temer al acudir a la confesión sino solo esperar el perdón y amor de Dios, sumado al compromiso de personal de asumir la conversión, cumplir la penitencia y pedir a Dios la fortaleza para no incurrir otra vez en el pecado. 1A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible (n. 44) Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco. 2Address of his Holiness Pope Francis to participants at the course organized by the Apostolic Penitentiary. Paul VI Audience Hall Friday, 25 March 2022. 3Tomado de: Address of his Holiness Pope Francis to participants at the course organized by the Apostolic Penitentiary. 4Tomado de: Address of his Holiness Pope Francis to participants at the course organized by the Apostolic Penitentiary. 5Tomado de: Address of his Holiness Pope Francis to participants at the course organized by the Apostolic Penitentiary. 6Papa Francisco. Misa matutina en la Capilla de Santa Marta. Capaces de avergonzarse. Viernes 25 de octubre de 2013. 7Papa Francisco. Misa matutina en la Capilla de Santa Marta. Capaces de avergonzarse. 8Ibidem.
José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador
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editorial Tu eres Pedro La Iglesia celebra cada 29 de junio la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo; y en la misma fecha, reza de manera especial por el obispo de Roma, el heredero de la fe de Pedro y de la caridad de Pablo: El Santo Padre y su pontificado. ¿Quién no conoce la historia de Pedro? Debió de ser un hombre decidido, entusiasta, generoso, fiel a su maestro y amigo, desde el día en que lo miró Jesús y le cambió el nombre de Simón por el de Cefas, piedra sobre la que iba a edificar su Iglesia. Tenía, no obstante, sus debilidades. Es el que puede ir andando sobre las aguas. Pero es el que luego comienza a hundirse. Es el que alardea de que, aunque todos los discípulos negasen a Jesús, él nunca lo haría. Después lo hizo. Negó a Jesús, pero sintió sobre sí la mirada de amor de su maestro y “lloró amargamente”. Por eso, más tarde, después de la resurrección, ya no presumirá de amar a Jesús más que sus compañeros. Se limitará a decir esa bella frase con la cual nos sentimos tan identificados: “Tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero”. Tras la resurrección de Jesús, el rudo pescador se convierte en un apasionado predicador y padre de nuevas comunidades. “No hay Iglesia sin Pedro”, el que tiene el poder de atar y desatar, el que tiene también la función de “confirmar a sus hermanos”. “No hay Iglesia sin Pedro”; o lo que es lo mismo: no hay Iglesia sin referencia a aquel que simboliza la unidad y la firmeza de una fe que se funda en Jesucristo. “No hay Iglesia sin Pedro”; o, dicho de otra forma, prescindiendo de aquellos que en la historia hacen
las veces de Pedro. Es esencial que los hombres y mujeres de hoy, todos los creyentes, sigamos mirando a ese Pedro que es piedra y que da firmeza, coherencia y serenidad a nuestra fe. La Iglesia ha sido fundada sobre hombres débiles; o, dicho más exactamente, ha sido fundada contando con la debilidad de los hombres. En esto se distingue de todas las instituciones humanas, que han sido fundadas sin contar con esta debilidad; y, al no contar con ella, se condenan forzosamente a la extinción. Cristo quiso que su Iglesia estuviese fundada sobre la debilidad humana; y quiso que al frente de ella estuviese un hombre tan débil como cualquiera de nosotros. Si hay algo que nos diferencia de las demás confesiones es que la Iglesia Católica cuenta con una figura instituida por el mismo Cristo y que fue transmitida por los apóstoles y así, llegando de generación en generación hasta nuestros tiempos. Cristo constituyó al apóstol San Pedro como primero entre los apóstoles y como cabeza visible de toda la Iglesia. Como bautizados y miembros de la Iglesia, nos corresponde rezar por las intenciones del Papa, para que tanto su doctrina, sus acciones, sus enseñanzas y todo lo que ejecute el que hace las veces de Cristo aquí en la tierra, sea para el bien y la santificación de todos los Católicos Por: Pbro. Carlos Chaverria
El camino de San Romero Inician los preparativos
El jueves 16 de junio se realizo la primera reunión informativa donde estuvieron presentes el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, el Pbro. Santos Belisario Hernández coordinador de la peregrinación, junto a el Comité Ejecutivo, Medios de Comunicación Católicos y Oficiales de Tránsito, para dar inicio a los preparativos de peregrinación hacía la cuna del profeta. El Comité Ejecutivo pide a la población que quiere participar en la peregrinación a estar atentos por medio de su pagina oficial “Camino de Monseñor Romero” en Facebook, donde darán a conocer información de los preparativos de la peregrinación.
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Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía… Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía… Homilía de Mons. José Luis Escobar, Arzobispo de San Salvador • Santa Misa Solemne de Corpus Christi • Catedral Metropolitana de San Salvador 19 de junio de 2022
de su propia vida. El pan lo convierte en su Cuerpo y el vino en su Sangre. Aquí está expresada la superioridad incomparable del Señor, aquellas son apenas figuras tenues, que no se comparan con la grandeza del Señor y su sacrificio.
Mons. José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador Querido diaconó, queridos seminaristas, queridas hermanas religiosas, queridos hermanos religiosos, amadísimos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, todos los aquí presentes, como también los que nos ven a través de los medios de comunicación que están con nosotros, participando de esta Eucaristía. Este día celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Christi, el Santísimo Sacramento de la presencia del Señor. Las lecturas de este día son sumamente ilustrativas, más aún nos mueven a la reflexión y a profundizar ese gran misterio. La primera lectura tomada del libro del Génesis nos presenta la figura de Melquisedec, quien es un sacerdote, Rey a la vez, no tiene acescencia en la sagrada escritura y no se dice quién procede, sino que aparece haciendo una acción de gracias por la victoria de Abraham y bendiciendo a Abraham, bendice los panes. Ese sacrificio es figura de Cristo, porque el Señor es el Sumo Sacerdote y es Rey Universal. Además, el Señor es eterno, vive desde siempre y para siempre es Dios. El hecho de Melquisedec no haya tenido familia de la que procedía es un símbolo de Cristo, que viene del cielo, pero la ofrenda que hace Melquisedec es de pan y la ofrenda que hace el Señor es
La segunda lectura que hemos escuchado San Pablo en su primera carta a los Corintios. Nos habla del momento trascendente de la institución que el Señor hizo de este Santísimo Sacramento de la Eucaristía en la última cena antes de morir. Dice el apóstol: “Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido”. Para qué se tenga en cuenta que se guarde en la memoria y practique. Y transmite el apóstol exactamente las palabras de nuestro Señor Jesús, quién en la última cena, tomando el pan en sus manos, dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía” y se los entregó a ellos, lo mismo hizo con el vino, “Este cáliz es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía”. Estas son las palabras del Señor, las que nos transmite el apóstol, las mismísimas palabras que Cristo pronunció, ambas son absolutamente afirmativas, diciendo “Esto es mi Cuerpo, esto es mi Sangre”. No dijo el Señor, esto se parece a mi Cuerpo, esto se parece a mi Sangre, como con las parábolas, cuando el Señor nos habló en parábolas, nos decía que era una comparación, el Reino de los Cielos se parece a, Solía decir el Señor, ahora no. Ahora dice: “Esto es mi Cuerpo, esto es mi Sangre”. Y tengamos en cuenta que la palabra de Dios es absolutamente veraz, absolutamente poderosa, Omnipotente, todo lo puede, eso significa Omnipotente. Cuando el Señor pronuncia esas palabras sucede el milagro, el pan se convierte en su Cuerpo y el vino se convierte en su misma Sangre. Precisamente el apóstol les está hablando a los Corintios para exigirles que tengan una actitud no solo respetuosa, sino de fe. La fracción del pan, como le llamaban al principio la Santa Misa, porque es el Cuerpo
de Cristo, en el fondo es un reclamo del apóstol, diciéndoles que, en su casa, pueden comer y beber cuanto quieran, pero aquí les dice en la celebración de la fracción del pan es el Cuerpo de Cristo el que comemos, y la Sangre de Cristo. Llega a decirles que, si alguien come del Cuerpo de Cristo o bebe su Sangre indignamente, come y bebe su propia condenación.
Es que cómo lo hemos escuchado hoy en la secuencia, es distinto el efecto que este alimento va a producir en el corazón de la persona que le recibe, con fe, amor, gratitud, bien dispuesta a una persona que le recibe en pecado, sin fe, con otros intereses, no solo distinta, sino que opuesta es la consecuencia del uno u otro. Mientras que el primero, el que lo recibe con fe, recibe su salvación, este sacramento nos salva. El que recibe en pecado, sin fe, comete un pecado más de sacrilegio y puede ser causa de condenación, como dice el apóstol, pero lo que yo quiero subrayar a este es la afirmación absoluta, la Eucaristía es don del Cuerpo y Sangre de Cristo, verdaderamente no es un símbolo, ni una representación, ni una figura, es Cristo mismo. Esta enseñanza del Apóstol San Pablo es muy importante, históricamente porque fue antes que se escribieran los Evangelios, que le escribe su carta, los estudiosos dicen que fue en la primavera del año 57 d. c. que el apóstol escribe, esta carta a los Corintios y ya está transmitiéndoles, este misterio. El Santo Evangelio que se nos acaba de proclamar de San Lucas, el capítulo 9 nos (Continúa en pág. siguiente)
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26 de junio de 2022 presenta la multiplicación de los panes, en esa multiplicación de los panes, hay una invitación, quiero fijarme en algunos detalles, para no cansarles, la escena es muy conocida, están en un lugar desértico. Hay una multitud escuchando al Señor, ya es tarde, se acercan los apóstoles y le dice el Señor “despide ya a la gente porque, ya es tarde”. Para que vayan y compren algo de comer, y Él les dice “denles ustedes de comer”. Ellos le responden: cómo le vamos a dar de comer, si aquí no hay nada, apenas cinco panes y dos peces. Y entonces el Señor va a hacer el milagro, tengamos en cuenta que se trata de un milagro de multiplicación de panes y peces. Es una expresión de la Encarnación, el Señor, va a saciar el hambre de las personas. Les manda que se sienten en grupos de 50 y eran más de 5000, sin contar a las mujeres y a los niños. Esa palabra de invitarlos a sentarse en grupos de 50, al ver el texto de original del griego, es una palabra específica para invitar a sentarse a los comensales, no como nosotros. En aquella lengua hay varios modos de decir las cosas y esta forma es para invitar a los comensales a sentarse, eso significa que es un banquete que el Señor va a dar en el desierto, donde no hay nada. Un banquete milagroso y luego sucede que se saciaron todos, es un banquete abundante, todos comieron y se saciaron, dice el evangelista. Pero antes de eso al Señor le han entregado sus apóstoles los dos panes y los cinco peces, eleva la mirada al cielo ora, y en sus manos se multiplican. Y esto es muy importante tenerlo en cuenta, que los panes estaban en las manos del Señor cuando se multiplicaron y los dio a sus apóstoles para que los distribuyera.
Así es en la Eucaristía, es el Señor el que hace el milagro de la Transustanciación, se dice en teología, o sea, el cambio de sustancia. Que el pan dejará de ser pan para convertirse en el Cuerpo del Señor, conservando su forma y su apariencia, pero la sustancia ha cambiado y el vino dejará de ser vino para convertirse en la Sangre del Señor, conservando también sus elementos accidentales, dice la filosofía, o sea su forma, su sabor, su color y su medida. Pero cambiando la sustancia, la sustancia es lo
que no se ve, es el ser de las cosas, eso lo hace Cristo. Nosotros, como sacerdotes gracias a Él y en representación Suya, como los que distribuimos el sacramento, pero la acción milagrosa es del Señor, en definitiva, como aquí, Él multiplica los panes, Él realiza el milagro y luego los apóstoles los sirven, todos comieron y se saciaron. Eso significa que todos ancianos satisfacernos y este mundo, con todo lo que ofrece, no es capaz de satisfacer plenamente a la persona, por eso, el que más tiene, más quiere y pasa su vida en un frenesí, buscando enriquecerse. Si ya se enriqueció tiene tantos millones, sí, pero quiere más, quiere más y en eso se muere. Piensa que las cosas materiales le van a satisfacer y nunca les satisface. Solo el que descubre a Cristo, el que establece lazos de amistad con Él, el que se llena de su gracia, ese es feliz plenamente. Es la historia de los Santos, solamente Él sacia, porque nosotros, aunque como humanos, materiales, también somos espirituales, tenemos un alma trascendente y entonces las cosas materiales no pueden satisfacer plenamente las necesidades de felicidad que la persona tiene, de allí la exclamación de San Agustín, “nos hicisteis para ti e inquieto está nuestro corazón mientras no descansa en ti”, dice el Santo Obispo de Hipona en su obra Las Confesiones, en libro uno, en el capítulo uno, justo al comienzo de la obra. Qué gran verdad es esa, solamente el Señor sacia plenamente y Él ha venido para todos, por eso la invitación es a todos, todos comieron y se saciaron que maravilla.
porque el Señor viene para todos y tiene especial predilección por los pobres. Amadísimos hermanos y hermanas quisieran recoger de todas estas enseñanzas, dos conclusiones
1. Que estemos convencidos en la Eucaristía, está Cristo verdaderamente presente, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, así lo enseña la Iglesia en el dogma de la Eucaristía y es cierto. Es el Señor en persona, es Cristo Resucitado, así como estuvo con sus apóstoles después de la resurrección 40 días hasta que subió al cielo, así como está en el cielo, el mismo Señor está en la Eucaristía, en el Santísimo Sacramento, está en el Sagrario, solo que no lo vemos la Hostia Santa. Porque si lo viéramos, ya estaríamos en el cielo. La fe consiste en creer lo que no se ve creer en su palabra y la palabra que hemos escuchado. Primero, de la que el Apóstol San Pablo nos transmite lo que Cristo hizo en la última cena y después los evangelistas nos han dicho lo mismo es lo que debemos pensar, que Cristo está presente en este misterio. Y lo mandó a sus apóstoles, hagan esto en mi memoria, para perdurar su presencia en medio de nosotros, entonces no estamos solos nadie que se sienta abatido por las circunstancias propias, porque vivimos en un valle de lágrimas, bien sabemos, desafiados constantemente. A veces nos viene un problema, todavía no salimos de él, cuando viene otro más grave y uno dice, pero qué pasa, y a veces nos sentimos solos, que las circunstancias son tan graves, que a este punto nadie con nosotros. Y aunque quieran ayudarnos, posiblemente nadie nos puede ayudar en esta circunstancia tan grave que estamos pasando. Cada uno lleva su propia historia y no me dejará mentir, que hay momentos difíciles, críticos en nuestra existencia, pues no estamos solos, no estamos desamparados. El Señor está con nosotros, bendito sea Dios. El Señor está presente, nos ve, nos oye, nos ama, está en persona en la Eucaristía, entonces debemos ir al Señor, hablar con él, seguros que nos escuchan, más todavía, debemos escuchar Y el último detalle que quisiera subrayar, al Señor, más todavía debemos escuchar al es que dice el evangelista San Lucas Señor que nos va a hablar al corazón esa que cuando ya hubieron comido todos, es la oración. Y si no tenemos oportunidad recogieron lo que sobró y como fue un de llegar físicamente a un Sagrario o a la banquete abundante, porque es símbolo del Custodia Santa, donde está solemnemente banquete del cielo con lo que sobró llenaron expuesto el Señor. Si no podemos, desde 12 canastos de pan y peces. El Señor les donde estemos, quizá desde de la cama, si mandó que recogieran todo lo que había estamos enfermos, sentarse en la cama y sobrado. Y queda la pregunta, ¿Para qué se hacer su visita al Señor, eso tiene mucho recogió eso? Si ya todos se habían saciado, valor, por su puesto. Porque por eso el Señor ¿Qué sentido tiene llenar 12 canastos? Y se ha quedado con nosotros, eso quería ¿Qué vamos a hacer con esos canastos? Es recomendárselos, con todo el corazón, fácil suponer, que después de esa escena porque es el camino de nuestra salvación. maravillosa, milagrosa, cada apóstol venía cargando un canasto de pan para los pobres, (Continúa en pág. siguiente)
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6 2. Descubramos a Cristo presente en nuestros hermanos, la Eucaristía nos une a todos cuando comulgamos, Cristo viene a nosotros, San Agustín dice que no es que asimilemos a Cristo, sino más bien él nos asimila, entonces somos otros Cristos, todos ya desde el bautismo, pero esto se renueva y se consolida con la Eucaristía. Y esto es muy bello afirmarlo, sí, pero hay un compromiso, un compromiso de dignificación del hermano, cómo puedo yo tartar mal al hermano, si es otro Cristo, me gusta pensar en una anécdota de un pequeño monasterio de monjes, vivían bien con mucha espiritualidad, pero de improvisto vino la crisis, muchas dificultades y altercados no se entendían, etc. Que triste la comunidad estaba en crisis, algunos ya se habían ido, otros estaban creyendo abandonar el monasterio, entonces el Abad, el superior, abatido, no hallaba que hacer, fue a visitar a un ermitaño. Un hombre de Dios, de oración, que vivía fuera del pueblo en una montaña, haciendo oración siempre y aconsejando a las personas que lo buscaban, esta era la vida de aquel hombre con fama de santidad y de mucha sabiduría. Entonces el superior de la Comunidad del monje que cuidaba de los demás, fue a visitarlo y le hizo la pregunta, mira, no sé qué está pasando en la Comunidad, pero hemos caído en una situación que no nos entendemos, estoy preocupado, ya no sé qué hacer. Y el ermitaño lo escuchó en silencio, sin decir nada, ya cuando terminó, el monje superior, le dijo: “Es que allí, en el monasterio de ustedes, hay un problema. Y el problema es que no se han dado cuenta de que el Señor Jesús está allí, disfrazado y ustedes lo pasan desapercibido, ese es el problema. Tengan cuidado, descubran al Señor y verán que todo se va a solucionar”. Solo eso le dijo el ermitaño y el superior volvió al convento, tal vez más confundido que cuando iba. Porque el ermitaño dijo: Cómo es posible que el Señor esté disfrazado en la comunidad y que lo hemos pasado inadvertido, si solamente como nueve. ¿Será que el portero sea el Señor? No es posible, porque es muy enojado, ¿Será que el cocinero? Tampoco porque critica a los demás. Y así fue, revisando a todos, y le parecía que ninguno, pues que todos
tenían defectos, y dijo: “No entiendo” pero reunió a la comunidad en del monasterio y les dijo: “Esto es lo que me ha dicho el ermitaño” y ellos al escuchar lo que había dicho el ermitaño, tampoco descubrieron quién podía ser y convinieron, como no sabían en quién se había metido el Señor y se había disfrazado, lo mejor era estar atentos y tratar a todos bien, no sea que en alguno esté el Señor. Y cuando hicieron esto, cambio el ambiente, ya todo fue distinto, hubo armonía, paz, alegría, una verdadera espiritualidad.
Amadísimos, esto es lo que sucede en la Iglesia. Cristo está presente disfrazado no en uno, sino en todos, en todos nuestros hermanos. Pero y entonces ¿Por qué tanta injusticia? ¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué tanto altercado? ¿Por qué los pleitos? ¿Por qué el desprecio a los hermanos? ¿Por qué las luchas sociales?, etc. Las guerras mismas de países contra país, si somos cristianos, estas actitudes nos denuncian y pones a prueba nuestra fe, ¿Qué clase de fe tenemos? En la tercera carta pastoral que publicamos titulada, “La Santa Misa llevada a la vida diaria” insistimos que es necesario vivir la Santa Misa, no solo en el momento en que estamos en el templo y comulgamos, sino a lo largo del día, esto para aquellos que tienen la dicha de asistir a la misa diariamente. Y si lo hacen solamente el domingo, pues esa misa tiene que durar toda la semana, dijo Mons. Romero “De que sirve comulgar el día domingo, si se tiene una semana de pecado e injusticia”. En efecto, es así la Santa Misa, la Eucaristía, la comunión, nos compromete, hacer mejores. Ojalá pudiéramos decir con el Apóstol
San Pablo, como lo dice escribiendo a los gálatas, en el capítulo 2, verso 20, “ya no soy yo quien vive, es Cristo, quien vive en mí”. Revisemos nuestras actitudes, gestos, palabras, si hemos comulgado. Es Cristo el que debe manifestarse, debemos ceder a nuestros propios impulsos, para dejarnos llevar por el impulso del espíritu, para dejarnos llevar por el impulso del espíritu. Por lo que Cristo quiere hacer en nosotros, y entonces la vida cambiara, la vida personal de aquel que actúe de esa manera. Pero también en la familia va a incidir, en la sociedad, el mundo cambiará. La situación crítica que vivimos es sin duda porque le hemos dado la espalda al Señor, hemos perdido de vista al Señor, siguen siendo actuales las palabras del Bautista, “Entre ustedes está y no lo conocen” les dijo a los judíos contemporáneos de Jesús.
Pero así también hoy, nosotros entre nosotros está el Señor, entonces la Iglesia nos llama a conocerlo, a amarlo, a servirlo en el Santísimo Sacramento, ciertamente, pero también en nuestros hermanos descubrir lo presente. Porque entonces nuestra fe es auténtica, dignificar al hermano, y cuando la persona dignifica, a la otra persona se dignifica a sí misma. Esto es lo que Dios quiere, Dios nos ama y por eso precisamente quiere que vivamos en dignidad. Que vivamos ya en el Reino de Dios, que es de Justicia, amor, paz y de verdad. Que el Señor nos ayude a vivir de esta manera y que el culto que tributamos al Santísimo Sacramento sea auténtico, que brota de un corazón bueno, convertido, caritativo, que esté presente al Señor, no solo en el templo, sino en todos los momentos de nuestra vida. Que así sea
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Solemnidad de Corpus Christi en Distintas Parroquias Parroquia La Transfiguración, San Salvador
Parroquia San José, El Paisnal
Parroquia El Calvario, Cojutepeque
Capilla Nunciatura Apostólica, El Salvador
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Parroquia San José de la Montaña, San Salvador
Parroquia Santa Alicia, Ilopango
San José, maestro del Maestro. perfectamente verosímil, ya que con ello nos recuerda que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre: Es un hermoso niño, sonriente y natural. Se limpia la nariz con el brazo derecho, Escrito por: Raúl Meléndez chapotea en los charcos de agua, corta flores, las goza y las olvida. Tira piedras a los burros, se come las frutas de los huertos Estamos celebrando una vez más, el día del y huye de los perros llorando y gritando. maestro. Ocasión propicia para felicitar a esos hombres y mujeres que han dedicado su vida a enseñar al que no sabe y que ya sabemos, es una obra de misericordia espiritual. Pero, si hay alguien que es maestro del Maestro es San José. Él, como buen varón Israelita, tuvo el deber y oportunidad de enseñar a Jesús muchas cosas sin querer queriendo. Lo primero que hizo fue educar a Jesús introduciéndole en las tradiciones judías, ya que él y su familia seguían estrictamente la tradición judía, dejando que su hijo, como cualquier niño judío, permaneciera bajo los cuidados de la madre. Ella deja que el niño juegue en el patio de la casa y en la calle con los primos, (hermanos y hermanas) y amiguitos. Lo que el poeta portugués más grande, Fernando Pessoa, dice del niño Jesús puede ser
importante para cumplir con las tradiciones, especialmente con las oraciones diarias que los judíos hacían diariamente por la mañana, al mediodía, al atardecer y al anochecer; el espíritu de servicio y el sentido de la amistad. Amor y rigor, como dice el dicho profano. Junto con la iniciación en la piedad y en las tradiciones religiosas del pueblo judío, José inició al hijo en la profesión de carpintero – artesano. Jesús se mostraba conocedor de esa profesión al hablar en sus enseñanzas de la madera verde y de la madera seca, de la casa bien o mal construida. Probablemente, Jesús, sentado en las piernas de José, aprendió lo que después nos lo repetía en las parábolas. Finalmente, la función primordial de José como padre, junto con María, fue la de abrir la mente del niño a las experiencias fundacionales que marcan toda la vida.
Después de los cinco años, el papá es la figura principal. Su misión es hacerlo gente, enseñándole la escala de valores determinada por la Ley y los Profetas, que los niños aprenden a leer pronto en la escuela de la sinagoga. La disciplina es
Si Jesús en sus prédicas nos transmite su experiencia de Dios como ABBA, es porque la vivió y aprendió previamente con su padre José. Nada más natural que Jesús sintiese esa extrema proximidad e intimidad de Dios Padre a causa de la intimidad y proximidad con José.
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Cardenal Gregorio Rosa Chávez
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Aniversario de Cardenalicio
El 21 de mayo de 2017, el papa Francisco anunció la convocatoria de un consistorio en el que Mons. Rosa Chávez sería creado cardenal de la Iglesia católica junto con cuatro prelados de otros continentes. El 28 de junio de 2017, el papa Francisco le impuso la birreta cardenalicia en un consistorio público celebrado en la basílica de San Pedro, siendo el primer salvadoreño en ser incorporado al Colegio Cardenalicio bajo el título de cardenal presbítero del Santísimo Sacramento en Tor de’ Schiavi.
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“Que Descanses en paz porque tus Obras te Acompañan” Homilía del Cardenal Gregorio Rosa Chávez, Obispo Auxiliar de San Salvador • Santa Misa exequial de Monseñor Rodrigo Orlando Cabrera • Catedral Metropolitana de San Salvador 17 de junio de 2022
Cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador Monseñor Santo Rocco Gangemi, Nuncio Apostólico de Su Santidad el Papa Francisco en El Salvador. Monseñor José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador y presidente de la Conferencia Episcopal de El Salvador. Monseñor Elías Samuel Bolaños, obispo de Zacatecoluca. Monseñor Miguel Ángel Morán Aquino, obispo de Santa Ana. Monseñor Fabio Colindres Abarca, obispo de San Miguel. Monseñor Oswaldo Escobar, obispo de Chalatenango. Monseñor Elías Rauda, obispo de San Vicente. Monseñor Constantino Barrera, obispo de Sonsonate. Monseñor William Iraheta, obispo de Santiago de María. Monseñor Luis Morao, obispo emérito de Chalatenango. Padre Francisco Morán, administrador apostólico del Ordinariato Militar Distinguidos miembros de la familia Cabrera Cuéllar Queridos sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos de la diócesis de Santiago de María. Hermanos y hermanas en el Señor: 1. Una evocación del perfil humano de Monseñor Cabrera Mi primer recuerdo de Monseñor Cabrera se remonta a diciembre de 1967 cuando, dirigidos por el Padre Rutilio
Grande, todos los seminaristas mayores del seminario San José de la Montaña, realizamos una misión de dos semanas en Ciudad Barrios, empleando un método que para esa época era realmente novedoso. El Padre Cabrera era el párroco y nos acogió con la bondad y calidez humana que fueron unas de sus principales virtudes. En el libro de gobierno de la parroquia se puede leer una crónica llena de gozo, gratitud y esperanza comentando ese acontecimiento de gracia. Le volví a encontrar en diciembre de 1974, cuando Monseñor Romero ingresó a pie a Santiago de María para tomar posesión como segundo obispo de esa iglesia particular, sucediendo a Monseñor Francisco José Castro y Ramírez.
en Jesús, Dios los llevará con él. Y así estaremos siempre con el Señor. ¡Cuántas veces, Monseñor Cabrera pronunció estas palabras durante su largo ministerio! Hoy las escucha desde la eternidad, mientras nuestros ojos contemplan el cirio pascual, signo de Cristo resucitado, vencedor del pecado y de la muerte, frente al ataúd que contienen sus restos mortales. Monseñor Cabrera disfrutaba de las delicias, de una buena comida, vivida como un ágape fraterno. Ese signo es usado por Jesús para hablar del banquete del Reino, que el profeta Isaías utiliza para anunciar que el Señor destruirá la muerte para siempre. Sus palabras tienen una belleza insuperable: En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos… Destruirá a la muerte para siempre, el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros.
Esta es la esperanza que en este momento de dolor nos consuela y nos sostiene. Y surge espontáneamente el canto inspirado en una célebre homilía del beato Rutilio Grande: Los obispos de El Salvador guardamos Vamos todos al banquete, al banquete de la de él un recuerdo muy grato: siempre creación, cada cual, con su taburete, tiene sonriente, con la broma a flor de labios, un puesto y una misión. franco para dar su opinión sobre cuestiones difíciles y, sobre todo, muy fiel a la memoria y al legado de Monseñor Romero cuando, como dice el Papa Francisco, Romero era “una mala palabra”. Disfruté mucho la visita que todos los obispos le hicimos en la casa de su familia en Santa Tecla, hace exactamente un mes, el 17 de mayo. Le encontramos muy delgado, pero con la mente muy clara y un deseo grande de compartir con nosotros. Las fotos de ese encuentro fraterno han circulado De izquierda a derecha, Cardenal Gregorio Rosa Chávez, Mons. José Luis Escobar ampliamente en las redes sociales. Alas, Arzobispo de San Salvador y Mons. 2. La pascua de Monseñor Cabrera a Rocco Gangemi, Nuncio Apostólico de El la luz de la fe Salvador Hoy estamos celebrando la pascua La misión de Monseñor Cabrera ha de nuestro hermano obispo. La palabra terminado dejando como gran signo de “pascua” para referirse al momento de la esperanza el florecer de las vocaciones en muerte de un cristiano, se está volviendo la diócesis de Santiago de María. ¡Qué común entre nosotros. Y este es el mensaje gran diferencia entre la foto del exiguo de la segunda lectura que hoy se ha presbiterio que esa Iglesia particular tenía proclamado, cuando San Pablo, hablando en tiempos de Monseñor Romero, varios a los tesalonicenses, dice: Si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera (Continúa en pág. siguiente) debemos creer que, a los que murieron
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26 de junio de 2022 de ellos procedentes de otras diócesis, con la realidad actual en la que Santiago de María cuenta con cerca de cien sacerdotes y cuarenta y dos parroquias! En estos días de duelo los sacerdotes han expresado que Monseñor Cabrera fue para ellos un verdadero padre. Por su parte, el pueblo fiel, desfilando en torno a su féretro, ha dicho, en el silencio de la plegaria y en el dolor de su corazón por el amigo que se fue, cuánto le amaban y cómo marcó su vida el ministerio sacerdotal y episcopal de su querido pastor.
3. Quién es Monseñor Cabrera Llega el momento de preguntarnos quién es Monseñor Cabrera como hombre, como sacerdote y como obispo. Nació hace ochenta y cuatro años y caminó con su pueblo durante 60 años, 38 como su obispo. En los dos días de oración fervorosa ante sus restos mortales han salido a relucir hechos de su vida en favor de personas necesitadas que estaban guardadas en el corazón de Dios. Para hablar de Monseñor Cabrera he tomado como guía mis propios recuerdos. También he consultado varias entrevistas de fondo que él concedió, pero sobre todo el prólogo de la biografía de Monseñor Romero que recoge los recuerdos del paso de nuestro santo mártir por la diócesis de Santiago de María. De estos documentos sale nítida la figura de un pastor que estuvo al lado de Monseñor Romero, primero como su amigo y luego como vicario general. Monseñor Cabrera se nos presenta como un sacerdote que recuerda con nostalgia y alegría su paso por Chile y Argentina, países donde realizó sus estudios de filosofía y de teología, así como el curso de cuatro meses que realizó en Colombia para empaparse
del espíritu de los documentos de Medellín. Esta experiencia eclesial hizo de él un sacerdote abierto a los nuevos signos de los tiempos y a los vientos renovadores del Concilio Vaticano II, que San Juan XXIII calificó como “un nuevo pentecostés”. Esa experiencia la fue contagiando poco a poco a Monseñor Romero, quien en ese momento desconfiaba de las “relecturas” que se hacían de los documentos de Medellín. De su relación con Monseñor Romero, Monseñor Cabrera siempre subrayó la importancia que tuvo para el segundo obispo de Santiago de María la figura de San Pablo VI. Un dato que se conoce poco se refiere a la visita de Monseñor Romero a Roma para encontrarse con él antes de tomar posesión de su joven diócesis. El encuentro entre el sucesor de Juan XXIII, quien conocía a fondo nuestra realidad por haber estado encargado en la Secretaría de Estado de los países centroamericanos, fue entrañable.
políticos y sociales del país. Con razón afirman los autores de este libro que el cambio de Monseñor Romero comenzó en Santiago de María. En el mismo texto, Monseñor Cabrera cuenta que, en una reunión de clero, Monseñor Romero le susurró al oído: “Espero mucho de ti”. Y a renglón seguido comenta: Siento en mi corazón que, a pesar de mis limitaciones y defectos, nunca lo defraudé y que desde el cielo sonríe y me bendice porque la obra que él comenzó ha avanzado enormemente. Otro pasaje autobiográfico es el siguiente: Yo soy sucesor de tres obispos. De los tres fui íntimo colaborador y me gané su confianza. Todos ellos fueron para mí grandes maestros y aprendí mucho de ellos. Los tres fueron grandes figuras, pero cada uno en su propio estilo.
Monseñor Romero describió esa inolvidable entrevista diciendo que el Papa le recibió en audiencia privada teniendo sobre el escritorio un mapa de El Salvador. El Vicario de Cristo le dijo sonriendo: Mire, Monseñor, El Salvador, tierra de santos. Y le fue enumerando las cinco diócesis que entonces existían, todas con nombre de santos: San Salvador, Santa Ana, San Miguel, San Vicente y Santiago de María. Después serían erigidas Sonsonate, Chalatenango y Zacatecoluca, ninguna con nombre de santo. La cálida audiencia concluyó con una sorpresa: el Papa regaló a Monseñor Romero un sobre con dinero para la diócesis, y un cáliz. Este cáliz dijo nuestro santo que era el signo de su comunión con el Santo Padre, comunión que expresó con su lema episcopal Sentir con la Iglesia. Monseñor Cabrera hizo muchas cosas buenas, pero una de las más importantes, fue defender la ortodoxia de Monseñor Romero y su muerte martirial. En el prólogo que Monseñor Cabrera escribió para presentar la biografía de Monseñor Romero titulada En Santiago de María me topé con la miseria, nuestro querido hermano escribe: Cuando regresé de Medellín lo encontré muy cambiado. Ya se podía hablar con él sobre los problemas
4. “No hay santo sin pasado ni hay pecador sin futuro” Cuando Monseñor Cabrera habla de sus limitaciones, viene a mi mente la inesperada respuesta que el Papa Francisco, en los albores de su pontificado, dio a un periodista que le preguntó: Y usted, ¿cómo se define? El Santo Padre le respondió: Soy un pecador. Días después explicó por qué había escogido como lema de su escudo episcopal las palabras: Lo eligió porque tuvo misericordia. Otra frase del vicario de Cristo va en la misma línea: No hay santo sin pasado ni hay pecador sin futuro. La pronunció en la audiencia general del 13 de abril de 2016, comentando la vocación de Mateo
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12 pecador sin futuro’. Esto es lo que hace Jesús. No hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro. Basta responder a la invitación con el corazón humilde y sincero. Sigue diciendo el Santo Padre:
En esa ocasión dijo el Papa Francisco:
La Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al Señor porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón. La vida cristiana, entonces, es escuela de humildad, que nos abre a la gracia,
Todos somos pecadores, todos hemos pecado. Llamando a Mateo, Jesús muestra a los pecadores que no mira su pasado, la condición social, las convenciones exteriores, sino que más bien les abre un futuro nuevo. Una vez escuché un dicho bonito: ‘No hay santo sin pasado, ni
Hemos escuchado en el evangelio las bienaventuranzas. Son la propuesta de Jesús a todos nosotros. Jesús las propone como camino a la felicidad. Es ir contra corriente. Son el punto de partida y la clave de interpretación del Sermón de la Montaña. No se trata de ideales inalcanzables, sino de
un camino que es necesario recorrer en el seguimiento de Jesús. La vida de Monseñor Cabrera se puede resumir en una frase: fue un seguidor de Jesús. Qué hermoso es terminar esta reflexión diciendo: querido hermano, que descanses en paz porque tus obras te acompañan.
Sobre figuras ejemplares
Pbro. José M. Tojeira
La muerte del P. Luis Coto ha causado dolor y consternación en muchas personas, aun manteniendo siempre la fe en la resurrección y en la memoria de una vida que continúa haciendo el bien en muchos de los que le hemos conocido. La comunión de los santos que profesamos en el credo cobra en casos como el de Luis plena vigencia. Pero más allá de la ejemplaridad de Luis, con su dedicación permanente al trabajo apostólico, es importante reflexionar, aunque sea brevemente, sobre la necesidad de figuras ejemplares en la vida cristiana. Tenemos ciertamente a nuestros mártires y de un modo especial a Monseñor Romero. Pero necesitamos al mismo tiempo personas, tanto en el clero como en el laicado, que reflejen hoy, en las circunstancias actuales, tan distintas a las de otros momentos de nuestra historia, la ejemplaridad de los seguidores de Cristo. La muerte de Luis Coto ha sido profundamente sentida porque veíamos en él a un sacerdote con una honda espiritualidad apostólica y un actuar permanentemente en coherencia con su conciencia cristiana.
a Pablo y a los que en ocasiones el propio Pablo llama “ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo” (referencia a Andrónico y Junia en Rom 16, 7). Supo aprender de ellos y convertirse en maestro para muchos de nosotros sacerdotes y para los laicos de las parroquias en las que estuvo. Su ausencia nos deja una lección de vida y una tarea importante. Entre la generación de Luis y la edad promedio del clero diocesano hay una brecha de años que en parte ha dificultado la continuidad de ese tipo de personas que se van convirtiendo con el tiempo en vidas ejemplares. Por supuesto hay muchos y buenos sacerdotes jóvenes que viven su vocación con ilusión y generosidad. Pero en la vida de las Iglesias se necesitan siempre figuras que probadas a lo largo del tiempo muestren un estilo de trabajo y dedicación apostólica ejemplar.
La Iglesia salvadoreña ha sido en este aspecto muy privilegiada en el campo sacerdotal y en el laical. Pero la desaparición de figuras señeras nos invita siempre a crear tradición, a dar ánimo a quienes vienen detrás y a multiplicar los esfuerzos en el campo de la formación permanente y la espiritualidad. Entre los laicos hemos tenido figuras ejemplares en el campo de los Derechos Humanos y en la ética llevada a la política. En el clero recordamos, además de a los mártires, a figuras que en la pastoral, en el criterio y la consejería, en la camaradería y la solidaridad fueron extraordinarios. Luis encontró a lo largo de su vida Fomentar y animar caminos creativos en a muchas personas parecidas a los las actuales circunstancias, complejas y que numerosos laicos y laicas que apoyaron generan diversidad de opiniones cuando no
divisiones, resulta indispensable para que continúen surgiendo nuevas figuras inspiradoras. Tenemos los medios, tenemos los ejemplos y tenemos la doctrina social de la Iglesia que ofrece caminos claros de por donde debe caminar nuestra responsabilidad social evangélica. En un mundo y en una sociedad como la nuestra en la que el juicio moral y ético es necesario, en la que el testimonio de escucha y diálogo es imprescindible, no podemos dedicarnos solamente al trabajo intraeclesial. “Iglesia en salida” es siempre esfuerzo por ser luz y sal. Y en nuestro contexto social nuestras lucecitas son vacilantes, si las comparamos con algunas luces de quienes nos precedieron y nos fueron dejando. Las figuras en tantos aspectos egregias de nuestro pasado inmediato deben animarnos a la búsqueda, al servicio generoso, y a una planificación pastoral que contribuya a la construcción de un futuro coherente con el Reino que el Señor nos promete y que desde su amor, presente en el resucitado y en sus discípulos y seguidores, “está ya entre ustedes” (Lc 17, 20-21). Luis Coto, es el último de las personas ejemplares que nos han ido dejando. Que su vida y su recuerdo sea para nosotros, sacerdotes y laicos, un reclamo a vivir con intensidad la llamada evangélica a la que hemos sido llamados.
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Amar quiere decir no solo apreciar y hacer el bien, sino antes incluso, en la raíz, acoger a los otros, hacer sitio a los otros, dejar espacio a los otros. Papa Francisco a través de su cuenta de Twitter (Twitter: @Pontifex_es - 12 de junio 2022)
Monseñor Santo Rocco Gangemi, Nuncio Apostólico de Su Santidad el Papa Francisco en El Salvador. Momento de lectura comunicado del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, por la muerte de Mons. Rodrigo Orlando Cabrera
Fotografías del Funeral de Mons. Cabrera, en Catedral Metropolitana de San Salvador
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V OZ DEL P APA
El Espíritu Santo mantiene la fe siempre joven
A la hora del Regina Coeli en la Solemnidad de Pentecostés, Francisco instó a invocar al Espíritu Santo en los momentos difíciles, leyendo los pasajes del Evangelio, para recordar el amor de Jesús y no volvernos “cristianos olvidadizos”. “¡Con Él, las palabras de Cristo cobran vida, hoy!” “El Espíritu enseña y recuerda lo que Cristo dijo”. Lo afirmó el Papa Francisco este mediodía antes de rezar la oración del Regina Coeli con los fieles romanos y peregrinos en la Plaza de San Pedro, en la solemnidad de Pentecostés.
el Papa. Y señala que “puede surgir la inquietud de que hay mucha distancia entre el Evangelio y la vida cotidiana” porque “Jesús vivió hace dos mil años, eran otros tiempos, otras situaciones”. “¿Qué puede decir el Evangelio en la era de Internet y de la globalización? ¿Cómo puede impactar su Tras la celebración de la Santa Misa palabra?” Pregunta el Papa y añade: en la Basílica Vaticana, el Pontífice, “El Espíritu Santo es especialista reflexionando sobre el Evangelio en acortar las distancias; nos enseña de la liturgia del día, explicó el a superarlas. Es Él quien conecta la significado de esta solemnidad que enseñanza de Jesús con cada tiempo y recuerda “la efusión del Espíritu cada persona. ¡Con Él, las palabras de Santo sobre los Apóstoles, que tuvo Cristo cobran vida, hoy! Sí, el Espíritu las lugar cincuenta días después de la hace vivas para nosotros. A través de la Pascua”. Sagrada Escritura nos habla y nos orienta “Jesús lo había prometido en el presente. Él no teme el paso de los varias veces” afirma Francisco y el siglos, sino que hace que los creyentes estén Evangelio de este domingo recoge atentos a los problemas y acontecimientos una de estas promesas, cuando Jesús de su tiempo. De hecho, cuando el Espíritu dijo a los discípulos: “El Espíritu enseña, actualiza, mantiene la fe siempre Santo, que el Padre enviará en mi joven” nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho” (Jn 14,26).
El Espíritu trae el Evangelio de vuelta a nuestro corazón
“Nosotros corremos el riesgo de hacer de en la fe una cosa de museo, Él en cambio la y pone en sintonía con los tiempos” advierte Él Francisco, y explica cómo actúa el Espíritu, el a través de la memoria, haciendo que recordemos, “re-cordar, es decir, traer de nos vuelta al corazón”.
El Papa centra su reflexión estas dos acciones “enseñar” “recordar”, porque así es como penetra nuestros corazones con Evangelio de Jesús.
poco. Pero a partir de Pentecostés, con el Espíritu Santo, recuerdan y comprenden, pasan de un conocimiento externo a una relación viva, convencida y alegre con el Señor. Es el Espíritu el que hace esto, el que pasa del hecho de “haber escuchado acerca de él” al conocimiento personal de Jesús, el que entra en el corazón”
Sin el Espíritu que nos recuerda a Jesús, la fe se vuelve olvidadiza El Pontífice evidencia cómo tantas veces la fe se vuelve un recuerdo sin memoria. En cambio - asegura - la memoria está viva y la memora viva lleva al Espíritu Santo. Entonces cuestiona: ¿somos cristianos olvidadizos? ¿Quizás basta una adversidad, un cansancio, una crisis para olvidar el amor de Jesús y caer en la duda y el miedo? El remedio - dice - es invocar al Espíritu Santo: “Hagámoslo a menudo, especialmente en los momentos importantes, antes de las decisiones difíciles. Tomemos el Evangelio en la mano e invoquemos al Espíritu. Podemos decir: “Ven, Espíritu Santo, recuérdame a Jesús, ilumina mi corazón”. Luego, abrimos el Evangelio y leemos un pequeño pasaje, lentamente. Y el Espíritu lo hará hablar a nuestras vidas”
El Espíritu Santo ayuda a acortar distancias
“El Espíritu trae el Evangelio de vuelta a nuestro corazón. Ocurre como con los “En primer lugar, el Espíritu Santo enseña”, ayudándonos a superar el Apóstoles: habían escuchado a Jesús obstáculo de la distancia, explica muchas veces, pero lo habían comprendido
Fuente: VaticanNews
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EN EL MUNDO g l e s i a
Papa Francisco bendecirá palios de nuevos arzobispos en Solemnidad San Pedro y San Pablo La oficina de las ceremonias litúrgicas informó este lunes que el próximo miércoles 29 de junio, Solemnidad de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco presidirá la Celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro. Además, con motivo de la solemnidad de estos santos patronos de Roma, el Papa Francisco bendecirá los palios de los nuevos arzobispos metropolitanos. La Misa comenzará a las 9:30 a.m. (hora de Roma) y contará con la presencia de los Patriarcas, Cardenales y Arzobispos Metropolitanos nombrados durante el año pasado. El palio del arzobispo es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos y recuerda la unidad con el Sucesor de Pedro.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, que significa que el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo. Tradicionalmente, al inicio de la Eucaristía del 29 de junio, el Santo Padre se detiene en silencio orante delante a la estatua de San Pedro y reza ante la tumba del apóstol Pedro, que se encuentra debajo del altar de la Cátedra.
Se trata de una banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario.
DIRECTORIO
Pbro. Edwin Henríquez Director
Pbro. Carlos Chavarría Colaborador
Fuente: AciPrensa
Pbro. Simeón Reyes Editor
Daniel González
Diseño y Corrección
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Sopa de Letras Santo Evangelio según San Lucas 9, 51-62: Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?” Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, alguien le dijo a Jesús: “Te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”. A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.
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