A propósito de las consultas y de la elección de Decano en la Facultad de Odontología El día 27 de abril de 2010 quedará signado como infausto para la democracia universitaria por lo menos, de aquello que presumimos que ella es pues, la verdad es que no existe. Es solo un ideal por ahora inalcanzable si consideramos el tipo de prácticas que observamos en el nombramiento de las directivas. Difícil es para un profesor de la Universidad de Antioquia defender frente a sus estudiantes un concepto de lo democrático, de la participación, del pluralismo, cuando la Institución está antidemocráticamente configurada y cuando su máxima instancia de poder, el Consejo Superior Universitario, procede autocráticamente y hace de ello su razón de ser en la cotidianidad y en la toma de sus decisiones. Esto lo decimos en razón de las más recientes elecciones de decanos en varias dependencias: Química Farmacéutica, Educación y la más reciente y flagrante -como desconocimiento de la voluntad de los estamentos- en Odontología. Este último episodio es sintomático y paradigmático de lo dicho. Cuando la voluntad mayoritaria de profesores se expresó por otras opciones distintas (98 profesores) a la de quien fue finalmente electo, y cuando los casi 400 estudiantes de pregrado expresaron sus votos por candidatos diferentes al designado, el Consejo Superior Universitario a contravía de esta voluntad popular decide nombrar, luego de su votación interna, a quien en términos de votos de los estamentos fue abrumadoramente minoritario en la consulta profesoral y estudiantil, mostrando con ello la tozudez autoritaria de quienes pretenden desafiar la voluntad de las mayorías a nombre de una lógica de poder retadora y negadora del principio democrático. Las consultas profesorales y estudiantiles para elegir decanos se han convertido en remedo y simulacro de democracia, o más concretamente en expresiones de un reto que busca medir fuerzas y confrontar a la comunidad universitaria. Estas consultas se han transformado en apuestas en el vacío para los profesores. Allí no se decide nada. Solo se pretende que como docentes legitimemos el ya orquestado simulacro de lo democrático. Por eso hemos venido planteando, de tiempo atrás, que no es confiable la actual configuración de esta instancia CSU, en la cual unas supuestas “fuerzas vivas” exteriores a la Universidad y que no conocen su dinámica se arrogan la definición sobre su vida y estructura interna de poder. La elección del decano de Odontología raya en los límites de la politiquería y formas tradicionales de tomar decisiones en la universidad colombiana; las llamadas “fuerzas vivas” previo a la elección ya tienen tomada una decisión a favor de uno de los