el eslabon 107

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Nahuel Baglietto

24 de marzo de 2011 año Xi, n° 107 (el poster) edición gratuita www.eleslabon.org.ar eleslabon@gmail.com

Imagen del día de la sentencia en el juicio “Guerrieri-Amelong”.


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24 de marzo de 2011 | el eslabón

reStitución de deSaParecidoS en Santa Fe

luche y vuelven los desaparecidos aparecen. Producto de diversas investigaciones judiciales, el reclamo incansable de familiares y organismos de derechos humanos y el trabajo del equipo argentino de antropología Forense, fueron restituidos a lo largo del último año, los restos de catorce desaparecidos en la provincia de Santa Fe. telam/granata

por Luciano Couso atorce cuerpos de víctimas de la represión durante la dictadura militar fueron hallados y diez identificados por el equipo argentino de antropología Forense (eaaF) en los últimos doce meses en la provincia de santa Fe. “Que en el último año se hayan encontrado tantos cuerpos no es por una cuestión mágica, sino que tiene que ver con un proceso político de años de lucha”, aseguró a el eslabón Gerardo Fernández, de la agrupación HiJos rosario. Fernández precisó que “esta realidad tiene un correlato en el contexto político vinculado a la actitud del gobierno nacional de levantar las banderas históricas de juicio y castigo y búsqueda de la verdad”. Los restos de militantes, encontrados en el marco de las investigaciones por delitos de lesa humanidad que lleva adelante la justicia federal de rosario y santa Fe, e identificados por el eaaF, tienen como común denominador haber sido hallados en fosas comunes de cementerios locales y, en ocho casos, en un predio que perteneció al ejército. Los cuerpos encontrados el último año ascienden a catorce, explicó Nadia schujman, del equipo jurídico de derechos humanos de HiJos rosario y señaló que “hasta ahora diez fueron identificados por el equipo argentino de antropología Forense”. “en el predio del ejército denominado campo san pedro (cerca de la localidad santafesina de Laguna paiva) se encontraron ocho cuerpos, de los cuales hasta el momento fueron identificados cuatro”, precisó la abogada. el hallazgo de los restos de cristina cialcetta marull, Yves domergue, roberto de vicenzo, roberto Borda, oscar Bouvier, rubén Forteaga, carlos Bosso, maría salinas, maría ravello y Gustavo pon en distintos sitios de santa Fe confirman que fueron asesinados y enterrados como NN en fosas comunes. “así como avanzan los juicios por delitos de lesa humanidad y hay una actitud distinta sobre la mirada del pasado, también se mueven resortes sobre condiciones necesarias para el

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ana moro exhibe una foto de su cuñado y hermana trabajo de la búsqueda de desaparecidos, para la justicia, para los organismos y el equipo argentino de antropología Forense, que durante mucho tiempo no contó con los recursos necesarios y con la justicia puesta a investigar a fondo”, explicó Fernández. “Cada vez que un familiar reencuentra los restos de un ser querido, es notable cómo se hace referencia a su identidad política”, comentó. ese fue el caso de Gustavo de vicenzo, quien el 18 de marzo de 2010, tras el hallazgo de los restos de su padre unos

días antes dijo en una rueda de prensa: “mi papá dejó de ser un NN para volver a llamarse roberto darío de vicenzo, militante montonero”. roberto de vicenzo desapareció el 27 de septiembre de 1976 en rosario cuando salió a buscar a su compañera, miriam moro, quien había sido detenido unas horas antes luego de volantear con otro compañero, José rubén López, en un moto en la zona de los frigoríficos, en el sur de esta ciudad. el 17 de marzo del año pasado el eaaF estableció que uno de los cuerpos halla-

dos en una fosa común en el cementerio de la localidad santafesina de Barrancas, ubicada 90 kilómetros al norte de rosario, correspondían a roberto de vicenzo. Los restos de su compañera miriam moro, también asesinada por la dictadura, fueron encontrados en 1983 en el cementerio de la localidad de casilda, a 50 kilómetros al oeste de rosario. en la misma fosa común del cementerio de Barrancas, el eaaF devolvió la identidad a dos cuerpos enterrados como NN: rubén Juan Forteaga y oscar alfredo Bouvier, ambos desaparecidos durante un operativo represivo el 27 de septiembre de 1976 en rosario, junto a de vicenzo, moro y rubén angel López. “La noticia es muy fuerte, pero muy necesaria, es una victoria para los que luchamos por la verdad histórica, y buscamos justicia desde hace muchos años”, dijo en ese momento pedro Bouvier, único hijo del militante “aparecido”. Los primeros días de noviembre pasado también fueron identificados por el eaaF los restos de roberto José Borda en el cementerio de la localidad bonaerense de pergamino, en el marco de una investigación a cargo del juzgado federal de san Nicolás. secuestrado el 7 de julio de 1976 luego de salir de su trabajo en los tribunales de rosario, Borda militaba en el movimiento social de inspiración cristiana (mosic), vinculado al movimientos de sacerdotes del tercer mundo, contó su hermana Lidia. el 27 de agosto del año pasado “aparecieron” en el cementerio de la localidad santafesina de melincué los restos de los militantes del ejército revolucionario del pueblo (erp) Yves domergue (francés) y cristina cialcetta marull (mexicana). domergue y cialcetta fueron secuestrados en rosario el 20 de septiembre de 1976 en las inmediaciones del Batallón de comunicaciones 121 del ejército, pero no hubo ningún tipo de rastro ni testigo directo del secuestro, dijeron los abogados del equipo jurídico de derechos humanos local. el 13 de marzo pasado fue identificado por el eaaF carlos alberto Bosso, enterrado en una fosa común de campo san pedro, un predio que perteneció al ejército, ubicado a unos 50 kilómetros de la ciudad de santa Fe. allí se encontraron en junio de 2010 ocho cuerpos enterrados durante la última dictadura, siendo el primer hallazgo de personas desaparecidos en un predio militar. Hasta el momento, además de los restos de Bosso, el eaaF identificó a su compañera, maría isabel salinas de Bosso, maría esther ravello y Gustavo pon, todos secuestrados en rosario en 1977, detallaron fuentes judiciales.

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la Hora de la JuSticia

las pruebas que te condenan en el marco de la causa díaz Bessone, marcelo márquez, Victorio Paulón, mabel gabarra y eric domergue, ofrecieron cuatro testimonios fundamentales en los que quedó claro el carácter antiobrero del terrorismo de estado y los hechos de corrupción cometidos por los genocidas. graciela Borda

L primer martes de marzo se desarrolló una nueva jornada del juicio contra los represores del servicio de informaciones de la policía de rosario, en la que declararon marcelo márquez; el histórico dirigente la unión obrera metalúrgica de villa constitución, victorio paulón, su compañera mabel Gabarra y el ciudadano francés eric domergue, quienes ofrecieron cuatro testimonios fundamentales para la causa. domergue aportó además, como prueba documental, una serie de archivos desclasificados de la side que vinculan al imputado ramón díaz Bessone con la desaparición de su cuñada, cristina cialceta, y que ligan al militar con hechos de corrupción cometidos en el marco del 2° cuerpo de ejército. el primero en declarar fue victorio paulón, quien se refirió al secuestro y desaparición de su hermano pedro –ocurrido el 19 de julio del 76–, cuando se hallaba en compañía de la también desaparecida ruth González. paulón ofreció un testimonio clave para entender el sentido antiobrero del golpe. el testigo, que también padeció las cárceles de la represión militar, recordó el rol siniestro cumplido por quien fuera el ministro de economía de la dictadura, José alfredo martínez de Hoz, y lo graficó con dos ejemplos: el de la monumental estafa que realizó al prestar millones de dólares a la imponente acindar, de la cual había sido gerente, deuda que luego, también durante los años del proceso, domingo cavallo estatizó; y la de la práctica sistemática que se dio el terrorismo de estado, de barrer con los delegados y referentes de los trabajadores organizados de las fábricas, principalmente en el cordón industrial del Gran rosario. Luego, la compañera de paulón, mabel Gabarra, reconocida militante por los derechos de la mujer en la ciudad, refrendó gran parte de los datos aportados por victorio con respecto a la desaparición de su hermano. a las 16, fue el turno de la declaración de eric domergue, ciudadano francés que dio cuenta de la historia de desaparición y encuentro de su hermano Yves y su cuñada cristina cialceta, de nacionalidad mexicana, cuyos restos fueron ubicados en una tumba NN en el cementerio de melincué a mediados de 2010. el relato de eric, que estuvo centrado en buena medida sobre la historia de su cuñada, ya que en este juicio es testigo por ese caso, tuvo una gran contundencia e incluso aportó un fenomenal caudal de pruebas, a través de una

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carlos corbella, también testigo, junto al dirigente Victorio Paulón. documentación desclasificada de la secretaría de inteligencia del estado (side) que obtuvo en el marco de un larga investigación que él mismo lleva adelante hace largos años. en su testimonio eric contó que el papá de cristina cialceta, ignacio Jesús ciaceta ‒ya fallecido‒ era militar y había sido funcionario del General Juan perón hasta 1955 ‒año en que fue derrocado‒, que se fue al exilio con él y que después recaló en la ciudad de méxico, razón por la que cristina nació ahí. domergue indicó que en 1976, cialcieta ya vuelto al país, fue jefe de la delegación rosario de la side. “Era una situación muy peculiar porque la hija militaba en el PRT y el padre era agente de la SIDE”, señaló el testigo. eric comentó a los jueces que en un momento, en el marco de su investigación, llega a sus manos “una documentación muy peculiar”, y explicó se trató de “un sumario del comando en Jefe del ejército, confidencial y secreto cuya causa es insubordinación, instruido a cialcieta”. “es una documentación muy voluminosa -amplió domergue-, y concreta-

mente deja traslucir que cialceta había denunciado por corrupción y malversación a personal de la side, y en particular al coronel margestau, que era su superior en aquel entonces. también criticaba los propósitos por los cuales se había dado el golpe. eso provocó que el 14 de mayo del 76 sea desplazado de la side”. Luego eric continuó: “en ese momento, por interpretación mía, él en todo momento se muestra más o menos tranquilo porque confía en el general de brigada ramón Genaro díaz Bessone y lo critica a margestaud de enemistarlo con díaz Bessone. en el expediente –que se pidió que ingrese como prueba a la causa– figuran declaraciones una nota oficial de la side que dice que el relevo se había producido por díaz Bessone”. eric agregó que “en ese expediente hay varias referencia a lo que cialceta denomina «el asunto de mi hija», donde dice «dos meses después de mi relevo mi hija es asesinada en rosario»”. domergue leyó otro pasaje de los documentos que ofreció al tribunal, en el que el padre de cristina declaraba que se

estaba “jugando la vida hace varios meses investigando en el lugar donde se mueven los asesinos y cómplices del asesinato de mi hija”. el último en declarar fue marcelo márquez. el testigo relató el secuestro de su hermana maría cristina márquez, quien fuera secuestrada a pocos días de haber cumplido 21 años. marcelo aportó un relato sentido de su hermana, a la que pintó como una maestra que se había acercado a trabajar solidariamente a villa Banana y que militó en la Juventud peronista.

“Carnaval contra los genocidas” Fuera del tribunal, en un escenario improvisado sobre el cantero del bulevar oroño, el espacio Juicio y castigo ámbito que nuclea a querellantes, testigos, organismos de derechos humanos y diversas agrupaciones-, realizó una actividad con la consigna “carnaval contra los genocidas”, en la que numerosas murgas de la ciudad se hicieron presentes para dar su apoyo al proceso de juicios contra los represores de la dictadura.

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por Juane Basso

HISToRIA dE lA SoBRInA dEl máxImo REpRESoR RoSARIno

l 1 de julio de 2001, camino hacia el escrache que HijoS Rosario realizó ese día al represor juan daniel amelong –en la actualidad condenado a prisión perpetua por los crímenes cometidos en el circuito represivo de la Quinta de Funes–, este cronista pasó por un kiosco con unos volantes que convocaban a esa actividad. los panfletos dispararon un fugaz debate entre la concurrencia. “Hay que hacerlo cagar a ese hijo de puta”, dijo un señor muy bien vestido que después se retiró a su casa a pasar un sábado en familia. enseguida la señora que atendía el kiosco se me acercó y en voz baja dijo: “Yo estuve detenida en Jefatura y me interrogó mi tío, Agustín Feced”. ahí nomás le propuse pasar otro día para que me relate esa historia. Saludé, pagué mi “sanguchito” y salí rumbo al escrache móvil.

El Tío Feced

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En agosto de 2001 se publicaba en el eslabón, por primera vez, la historia de Graciela Borda, la sobrina del máximo represor de la dictadura en Rosario, Agustín Feced –ya fallecido–. El lunes 28 de febrero Graciela declaró en el juicio en el que se juzga a una parte de la patota que operó en el Servicio de Informaciones donde ella, una compañera y su marido fueron llevados ilegalmente, y donde perdió un embarazo.

Un viaje de ida margarita Feced y calvo era una joven maestra catalana que vivía con su hermano menor, Blas. Su padre había fallecido cuando ellos eran chicos, y el resto de la familia se embarcó hacia argentina a probar suerte, al igual que millones de europeos que llegaron a estos pagos los primeros años del siglo pasado. margarita prácticamente crió a su hermano, tenía un carácter imponente, y por ella Blas también se convirtió en maestro. en 1910 arriba al país el barco Principesa mafalda trayendo en su vientre a los dos hermanos que habían quedado en Barcelona. “el tío Blas se radicó en campana, era un tiro al aire –relató detrás del mostrador de un kiosco que supo tener hace ya varios años, Graciela Borda–, llegó a ser director de escuela y fue un afiliado del Partido comunista. Tuvo dos hijos, Raúl y agustín. mi abuela se fue a trabajar de maestra rural en medio de dos estancias en San cristóbal, murió a los 103 años en el ‘79”.

Un santo oficio

Un amigo del Che el doctor martín agustín Borda fue un traumatólogo no muy conocido en el país pero muy prestigioso en el exterior. Él mismo se amputó el apellido de la madre cuando su primo agustín asumió la jefatura de Policía de Rosario. es uno de los hijos de margarita Feced y el padre de Graciela. el doctor Borda estudió medicina en la Facultad del litoral en Rosario, cuando todavía no había sido fundada la universidad nacional de Rosario (unR). en ese entonces conoció e hizo amistad con ernesto Guevara lynch. al igual que su tío, fue miembro del Partido comunista y en 1960, luego de un congreso en los estados unidos, se cruzó a la isla caribeña para “conocer esa revolución” de la que tanto se empezaba a hablar. allí se reencontró con su amigo, ya conocido mundialmente como el “comandante che Guevara”. Graciela cuenta orgullosa los detalles de aquella entrevista de su padre con el guerrillero: “el che le dijo «necesitamos médicos, si querés venir te pagamos un pasaje a vos y tu familia y te hacemos un contrato por dos años»”. la familia Borda vivió en Santiago de cuba desde enero de 1962 hasta abril de 1964. “Yo tenía catorce años –recuerda Graciela– y esa experiencia me marcó con valores e ideas como la solidaridad, en la noción de que la vida, si va a ser de una forma egoísta, pensando nada más en vos, mejor no la vivas”. “la única forma que no te maten es que te agarren en casa”. estas son las palabras que usó la sobrina del comandante en aquellos días de 1977 para convencer a su amiga mercedes que se esconda en su casa. maría de las mercedes Sanfi-

había más gente. estaba cristina Bernal llena de moretones en las piernas. “ahí me encuentro con mi marido que me pregunta ¿qué te hicieron?; y yo le digo al oído: «callate que estoy haciendo teatro»”, explica Graciela. luego la trajeron a mercedes llena de golpes, sangrando, con marcas de picana. más tarde volvieron y subieron para interrogarla nuevamente. ahora sí estaba Feced que le realizó varias preguntas. “Pero tío, si vos fuiste del Partido Comunista con papá” –le dijo Graciela delante de unos cuántos de sus hombres porque así lo tenía entendido ella. (Según Graciela los tres primos fueron afiliados cuando eran estudiantes). “Yo no soy tu tío” –dijo Feced– y le metió un “mamporro en la cabeza” como respuesta. —cómo te vas a meter con esta mina, no sabés que... —Pero tío –interrumpió ella–. —Yo no soy tu tío..., remató el comandante. después de ese día, estuvieron otros dos –Graciela y Silvio– en la parte de arriba hasta que los legalizaron y los pasaron al sótano. “en el sótano había más gente que ahora no recuerdo –hace memoria Graciela–. Había una nena de tres años, mercedes me dijo que a la madre le decían Bety y que la habían matado. en el grupo de mi esposo estaba el Pollo Baraballe y en el mío estaba su mujer.” cuando quedaban solas, Graciela cuidaba a su amiga que estaba muy herida. Pero cuando había alguien de jefatura, hacían teatro, se peleaban como si mercedes fuera la culpable de que ellos estuvieran secuestrados. “mercedes me decía: «vos tenés que salir» y me daba información para compañeros que tenía afuera.”

lippo era militante de la organización montoneros. los militares habían matado a su marido, Víctor Bie, y ella corría serio peligro. Vivía con un compañero de militancia y un día, cuando este no llegó a la casa –señal que en clave de vida en la clandestinidad significaba levantar todo y tomarse el pique–, mercedes rajó para lo de Graciela. las dos amigas pensaron que como Graciela era sobrina del jefe de la Policía de Rosario no se animarían a caerle en su domicilio. la mañana del 19 de agosto de 1977 un Grupo de Tareas se metió en el domicilio donde vivía Graciela con su marido Silvio Paganini, en el segundo piso de Roca 1339. Secuestraron a mercedes y a Silvio. Su hijo de cinco años, quien vio cómo se llevaban a su padre vendado en medio del revoltijo, fue dejado con unos vecinos. Graciela estaba en la oficina del trabajo cuando un compañero le avisa que la buscan unos tipos de informaciones. “el comandante quiere hablar con vos”, le dice uno. “ah, mi tío... no sabés qué quiere”, contestó astuta y rápida Graciela dejando pensativos a los secuaces de Feced que ante la noticia del parentesco no se animaron a tocarle ni un pelo. “en el auto actué con naturalidad, haciendo como si conociera a los monos desde siempre para que pensaran: o esta es una boluda o no anda en nada. además quería verles bien la cara para denunciarlos en el futuro”. “Sí, el comandante es primo hermano de mi viejo, estudiaron juntos”, continuaba Graciela aferrada a la estrategia de la inocencia.

Cinco días en el infierno cuando llegaron al Servicio de informaciones le vendaron los ojos, dieron unas vueltas, bajaron una escalerita, le llevaron las manos atrás, la pusieron contra una pared y empezaron las preguntas: “¿Qué son los derechos humanos?: «creo que algo de la constitución», contestaba Graciela. “no te hagás la boluda”, le decían los tipos que todavía no sabían hasta dónde tenían que llegar con esta mina que decía ser la sobrina del comandante. “¿Quién es Érica?”, inquirían. “Qué sé yo”, decía mientras pensaba qué estarían haciendo con su marido y su amiga. cuando la interrogaban, alcanzó a escuchar a mercedes que estaba siendo torturada muy cerca de ella. “ellos no tienen nada que ver, déjenlos tranquilos”, decía su amiga a los gritos, en referencia a ella y Silvio su esposo. Graciela estaba embarazada de dos meses, todavía no lo sabía porque esperaba el resultado del estudio, pero estaba casi segura. el segundo día de encierro tuvo pérdidas a causa de los nervios. una vez afuera, se enteró que el análisis le había dado positivo. Graciela permaneció varias horas parada en el mismo lugar donde la habían interrogado, hasta que empezó a gritar: “Voy a perder mi embarazo”. al rato le trajeron una silla. “Fijate cómo fueron conmigo –analiza desde el presente–, que hasta me dijeron sacate el anillo y guardalo vos en la cartera. como mi tío no había llegado no se animaban a hacer nada.” la llevaron a otra habitación donde

cuando el matrimonio Paganini estaba por salir de jefatura, “un señor muy correcto” la invitó amablemente a Graciela –que todavía estaba vendada– a que “mejor se olvide de todo lo que había pasado, que si no comentaba nada, si se quedaba callada, no le iba a pasar nada”. Graciela le dijo: “usted es el único que me trató bien me gustaría conocerlo”, y entonces el hombre le destapó la vista. años más tarde encontró ese mismo rostro impreso en un diario que daba la noticia que el presbítero Eugenio Zitelli era nombrado monseñor por el Vaticano. “este era el hijo de puta”, expresó Graciela. las memorias de vida individuales pueden ser a veces una pequeña muestra de adn histórica. de la suerte corrida por una familia, una generación, un pueblo, una nación o todos estos núcleos juntos, que se meten uno dentro del otro como las mamushkas rusas. las historias personales de gente común, muchas veces desdeñadas por los historiadores, suelen ser el refugio de las realidades subterráneas, esas que en nuestra argentina, han quedado tapadas con los sedimentos arrojados por años de olvido que intentaron impedir que los ríos de las verdades colectivas emerjan y busquen su destino. así concluía la nota publicada en el eslabón por aquellos turbulentos y sufridos días de 2001. a diez años de aquella primera vez que en el eslabón se contó la historia de Graciela, y por más necio que se pueda ser para distinguir dos momentos históricos diferentes –no son pocos los que pretende hacer creer que todo sigue igual desde el 2001–, podemos decir que algo ha cambiado. entre otras cosas, hoy estas memorias están cumpliendo con una misión histórica, que con gran valentía están llevando adelante los sobrevivientes, en cada testimonio que brindan en la justicia.


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por Juane Basso

TESTImonIoS dEl juIcIo díAz BESSonE

oS enoRmeS ojoS VeRdeS de josefina González sólo lograron contener el llanto hasta la salida de los tribunales federales de boulevar oroño, donde se juzga a una parte de la patota de la dictadura que comandó agustín Feced. ahí, abrazada por amigos y familiares, largó de un tirón las lágrimas de tanta angustia acumulada y emoción contenida durante su testimonio, brindado este martes en el marco de la causa díaz Bessone. Segundos atrás acababa de relatar una impactante historia de asesinatos y desapariciones de su padre, madre, abuela y tíos; más los secuestros de ella y su hermana en el Servicio de informaciones (Si), quienes además fueron apropiadas por diferentes policías. aunque su dni mienta que se llama “josefina Victoria González”, la “Tana”, como la conocen en el ámbito de los organismos de derechos humanos, dejó bien en claro que ese apodo y su nombre real, tienen que ver con su identidad, y que con eso no se jode. “Tosseto será mi apellido cuando obtenga mi filiación”, informó a los jueces del Tribunal oral Federal n° 2 de Rosario, josefina en el inicio de su testimonio brindado este martes en el marco del juicio oral y público ‒de un tramo de la causa díaz Bessone, ex Feced‒, que se sigue contra seis imputados por delitos de lesa humanidad. la Tana declaró que su familia “casi en pleno” sufrió la represión militar desde bastante antes del inicio de la última dictadura militar. “Mi padre (Dardo Tosseto) fue secuestrado en diciembre de 1975 en la zona sur de Rosario” contó josefina. dardo Tosseto, fue un encumbrado dirigente del ejército Revolucionario del Pueblo (eRP), víctima fatal del terrorismo de estado. con una serie de increíbles anécdotas, josefina relató el largo camino de reconstrucción de su historia. “después de los 15 años supe quién era mi papá y empecé a buscar”, comentó la testigo. josefina indicó que nació en febrero de 1976 y en julio fue secuestrada junto a su madre Ruth González ‒asesinada por los represores‒, su hermana mariana y un compañero de militancia de sus padres, Pedro Paulón, también desaparecido. la Tana fue ofreciendo de a uno, durante su testimonio, los retazos del relato que fue armando en estos más de veinte años. “lo que pude reconstruir es que mi mamá estuvo en la alcaldía”, dijo josefina, en alusión al lugar de detención de mujeres que se encontraba en el centro del antiguo edificio de la jefatura de Policía de Rosario, a donde eran llevadas las militantes secuestradas luego de pasar por el Servicio de informaciones, ubicado en una de las esquinas de la

la Tana

l

imponente manzana policial, la de San lorenzo y dorrego. “en un momento nos llevan al Si, después nos separan, a mi mama la llevan a la alcaidía, y a nosotras nos dejan en el baño de ese lugar. después nos dan a dos policía a mi a norma Ramos, y a mi hermana otra. Tuve relación con ella hasta los 10 años, pero después se cortó”. “mi mamá fue sacada de la alcaidía ‒continuó josefina‒, luego llevada a otro centro clandestino de detención (ccd), que podría ser la calamita. después la juntan con mis tíos, estrella (González) y (Héctor) Vitantonio, secuestrados el 23 de septiembre del '76 ‒posteriormente asesinados‒, dejaron a la hijita bebé en el lugar. esta nena creció con los abuelos paternos. no estaba anotada, yo tampoco, no teníamos ningún tipo de documentación. a nosotros nos mantienen en la custodia de la policía. el 5 de octubre blanquean la muerte de mamá en un

GRAcIElA BoRdA

supuesto enfrentamiento. mi vieja estaba desnuda y mi tía tenía un camisón que era con el que la habían llevado. mi tío tenía un vaquero, también con eso lo habían secuestrado. estaban muy golpeados con varios impactos de bala”. josefina respiró y luego siguió: “mi tía judith Brunet, hermana de mi abuela, nos empieza a buscar, a mi hermana se la dan al mes de que había muerto mi mamá. a mi me busca mucho tiempo más. logra recuperarme en mayo del año '77, que gracias a dios mi abuela se entera que estamos las tres bien (mi prima, mi hermana y yo). mi abuela (amorosa Brunet de González) es secuestrada después en capital Federal. la tenía el ejército ‒también se encuentra desaparecida‒”. más adelante en su testimonio, josefína confirmó que durante su detención, con apenas meses recibió apremios por parte de los captores.

“cuando mi tía me recupera, ella era enfermera, nos hace hacer los chequeos generales, encuentran que mi fórmula de sangre no era noramal, pensaron que era leucemia, eso hizo que me protegieran más. Tenía enfermo el baso, hasta que lo sacaron y estalla, no había razón biológica para que estuviera así, llegaron a la conclusión que había recibido un fuerte golpe”. la Tana recordó que hasta los siete años lo que sabía era que sus padres habían muerto en un choque. “a esa edad yo empiezo a tener pesadillas reiteradas ‒rememoró la testigo‒, yo sentía la respiración de alguien que me alzaba y yo sentía eso. ahí recomiendan que me digan la verdad. nos dicen que los habían matado porque pensaban distinto. Cuando tenía 10 años encontré en la biblioteca familiar mi partida de nacimiento, donde decía hija de y toda esa parte tachada. Ahí empiezo a preguntar, me dijeron que yo estaba anotada por orden de la jueza. ahí empiezo a decidir tratar de hacer mi filiación materna. un año después aparece el que era el padre de mi hermana, que no era el mío. no sabían nombre, estado, nada. Fue muy difícil para mi. dos años después decido iniciar la búsqueda a partir de lelia Ferrarese, amiga de mi vieja, y que habían estado en la alcaldía juntas. ella inició la investigación, siempre conmigo atrás”. lelia Ferrarese, una reconocida militante por los derechos humanos de Rosario y pilar injustamente invisibilizado del museo de la memoria local, también declaró este martes, al igual que luís lapisonde y margarita molina. josefina avanzó en su testimonio y comentó que la primera vez que vio fotos de su padre se “muy parecida”, y que a partir de ese momento empezó “más fuerte la búsqueda de los datos, lo único sabía era que había sido secuestrado en diciembre del ‘75, busqué por todos lados”. También contó que ya más grande pudo hablar con compañeras de militancia de su mamá y que una recordó que una mujer “nos dio dos anillitos que eran de mi mamá. dijeron que mi mamá era muy fuerte e hizo todo para bancarsela, todo lo que le hicieron a ella y a sus hijas en el Si”. luego, la testigo relató como en la adolescencia en el año '95 comenzó a militar en H.i.j.o.S. y recordó el trabajo realizado con el inicio de las causas en los juzgados españoles. el cierre de su testimonio aseguró “creer en la justicia” y afirmó que “es la forma de lograr un país más justo”. Por último, la Tana reivindicó el contexto abierto a partir de las presidencias de néstor y cristina Kirchner y concluyó: “Lo único que no pudieron sacarme fue la sangre y la historia, gracias a eso soy hija de mi mamá y se que pronto voy a ser hija de mi papá”.


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la inqueBrantaBle militancia Por la Verdad

el Vasco oyarzábal por Alfredo Montenegro a No daN órdeNes Ni gritan con patéticos gestos de duros. son cobardes protegidos por vidrios y gendarmes, mientras en silencio se esconden para salvarse. sin la menor dignidad sirvieron a los intereses y políticas de la clase dominante. ahora deben escuchar y esperar la resolución del juicio. aún la justicia del sistema los protege y siguen libres, pero ya una contundente sentencia social los condena por los delitos de lesa humanidad cometidos en el servicio de informaciones (si) de la policía de rosario durante la última dictadura cívico militar. “siempre esperamos que algunas de estas bestias dijeran lo que habían hecho. ¿cuántas madres murieron sin saber dónde estaban sus hijos? ¿cuántas abuelas mueren sin saber dónde están sus nietos? Y los que tienen las respuestas, callan”, remarcó Francisco oyarzábal. el “vasco” y su hermana maría inés declararon el miércoles 2 de marzo en el juicio oral sobre la desaparición de su hermano José antonio, sobre la causa díaz Bessone, en el tribunal oral Federal 2 (toF2) de rosario. en la sala del tribunal de oroño al 900 la memoria y el compromiso rescataron los sucesos que comenzaron aquel 12 de octubre de 1976, cuando fue secuestrado José antonio. el relato, más allá de los datos e informaciones, fue un testimonio de profundo valor porque los hermanos oyarzábal, más que meros testigos han sido protagonistas de la lucha junto a otros argentinos, con un inmenso dolor pero también con la clara convicción de pelear y resistir en forma solidaria y colectiva, desde una militancia comprometida. durante años, sufrimientos, averiguaciones y recorridos por despachos, las familias de las víctimas sólo hallaban mentiras o silencio. maría cristina márquez, cristina costanzo, analía murgiondo, sergio abdo Jalil, eduardo Felipe Laus, daniel oscar Barjacoba, y José antonio oyarzabal, llevados al centro de detención ilegal y clandestino “el pozo”, fueron asesinados en el amanecer del 17 de octubre de 1976, cerca de Los surgentes, córdoba. Los jóvenes habían sido trasladados desde el servicio de informaciones (si) de la policía de rosario. pero esos datos faltaron por años: ¿qué les había pasado?, ¿dónde? y las dudas sobre el destino de sus cuerpos movilizó a las familias. recién en diciembre del 82 se pudo constatar el hecho. el terrorismo manipulaba la verdad para paralizar cualquier respuesta o investigación. para derrotar al terror, como lo había advertido rodolfo Walsh, había que “hacer circular la información”, y eso es lo que hacen desde muchos años los familiares de las víctimas del terrorismo de estado y los militantes que los acompañan. sobre José antonio, su hermana maría inés detalló: “Nació el 20 de febrero del 54, en el 76 tenía 22 años, era estudiante de derecho de la UNR y militaba en la JUP”. el vasco agrega: “en el ‘76 dejó la casa de calle urquiza y se fue a vivir a una pensión en españa 961. Lo veíamos seguido, venía a casa a comer y traía ropa que mi madre lavaba. el ciruja era su apodo en el colegio, en el club de rugby duendes y en el ámbito político, al punto que para muchos: yo era el cirujita”. tras el secuestro, “empezamos a pensar en qué podía haber ocurrido y comenzamos las averiguaciones, él

Y

graciela Borda

la complicidad en despachos judiciales, militares, eclesiásticos y de la democracia formal no frenó a los familiares que hoy protagonizan la lucha por el castigo a los asesinos.

tenia un amigo eduardo Laus, cuya madre nos llamó por teléfono y nos dimos cuenta que estaban faltando los dos. tuvimos múltiples reuniones con la familia de Laus”, explicó con voz segura y calma inés. también relató la reunión que una amiga de la familia y miembro del poder judicial mantuvo con el comisario corrales el 18 de octubre de 1976. a pesar que los jóvenes habían sido asesinados el día anterior, le dijo que oyarzábal estaba herido, detenido en Jefatura y a disposición del ejército. Luego, el comandante del ejercito andrés Ferrero “la invitó” a no buscar más datos. entonces, agustín Feced, el ex comandante mayor de Gendarmería era interventor de la policía rosarina (abril 1976 a mayo de 1978). mientras comenzaban las averiguaciones, también apareció el miedo y las noches sin dormir. “inés remarca algunos recuerdos: “El teléfono sonaba en las noches, a cada rato. Atendíamos, nos cortaban, y como si nos vieran, al acostarnos nos volvían a llamar. No podíamos cortar la línea porque siempre esperábamos noticias”, cuenta. además, resaltó “las mentiras que recibimos permanentemente, mientras que mis padres deambulaban de un lado a otro y los maltrataban”. “el 15 y 16 de noviembre y también el 30 de diciembre del 76 hicimos denuncias en el comando del 2º cuerpo de ejercito”, indica inés. agrega que su madre y una tía también elevaron el tema al ministerio del interior y hablan con el cura García (Héctor), secretario del entonces arzobispo Guillermo Bolatti, “quien nos alentaba a tener esperanza que con la llegada de las fiestas íbamos a tener alguna noticia”, señala inés. “seguimos caminos oficiales recurrimos a la iglesia a los militares y a la Justicia, pero los habeas corpus fueron respondidos de manera negativa y en el 79 hacemos la denuncia ante la oea”, agrega. Los sucesos se empezaban a ordenar. pero recién en diciembre del 82 el vasco accede a parte de la verdad: tras ser detenido el 12 de octubre del 76, fue llevado con otros seis jóvenes a la Jefatura de rosario, y de ahí trasladados vivos a un costado de un camino rural en Los surgentes, donde fueron asesinados el 17 de octubre. más tarde, llevan sus cuerpos al hospital cordobés san roque y finalmente a una fosa común en el cementerio san vicente.

Una democracia condicionada “mi madre buscó hasta que se enteró de la muerte de su hijo, con mucho dolor y silencio pasó la posta y empiezo a trabajar en Familiares de desaparecidos y en la asamblea permanente por los derechos Humanos. La militancia en esos organismos era muy importante, muy sana, también era un lugar de contención”, sostiene el vasco mientras se disculpa ante el tribunal por una permanente carraspera. admitió que desde que se enteró “que debía testimoniar hoy, me pica la garganta, perdón”. entre el 82 y 83 viaja a mar del plata y otras ciudades de la provincia de Buenos aires, por más datos. con la recuperación de la democracia aparece la conadep y denuncias en la justicia provincial. pero también sucederá uno de los momentos más duros para los oyarzábal. inés cuenta: “en diciembre del 83, en el diario La capital se dice que habían identificados algunos cadáveres, entre ellos el de eduardo Laus. Faltaba poco para que asuma alfonsín y viajamos a córdoba con mi hermano y la abogada délia rodríguez araya, vamos al Juzgado y nos dicen que en una fosa de san vicente había unas tres mil personas enterradas, pero nos pidieron que esperemos al gobierno democrático”. entre el 3 y 4 de marzo del 84 se abre la fosa común del cementerio cordobés “de una forma bestial, con una pala mecánica que destrozaba huellas y huesos. pasamos dos días viendo fémures y cráneos, llegamos a contar 50 cráneos. como no recordar cuando sacan a uno con una venda en los ojos. Luego llevaron los restos a una oficina médico legal donde un equipo los analizó. Habíamos guardado radiografías tomadas por el dentista de la familia. sólo se reconoció el cráneo de cristina costanzo”, cuenta inés. al no avanzar en la identificación de los restos, por orden del juez son retirados y guardados para futuros análisis en el cementerio. Ya en 1984, acota el vasco: “No terminamos de entender hasta qué punto la democracia estaba jaqueada. Se produce el robo a los tribunales provinciales y con ello se pierde documentación. Militaba en el Partido Intransigente, y desde ahí se había advertido al gobierno sobre el riesgo que corrían esos documentos”. entre los trámites que debieron soportar, el vasco recuerda cuando las denuncias,

en el 84, pasan de la justicia provincial a la militar. “me toca declarar ante un juez militar, y recuerdo que en vez de buscar información trató de amedrentarme”. así relata la pregunta más recurrente que le hacían: “¿pero usted está seguro de todo esto?”. también concurre en febrero del 86 a la Justicia Federal”. otro duro momento fue acompañar al periodista carlos del Frade a Los surgentes, donde se entrevistan con el médico y el fotógrafo que vieron a los cadáveres y con la empleada que tomó huellas dactilares de los siete cuerpos. “en 2003 el equipo argentino de antropología Forense iba a recuperar los cuerpos para identificarlos, se anuncia que reabrirán la fosa común del cementerio para analizarlos con la nueva tecnología y pruebas adN. Queríamos recuperar algo, uno podría haber excavado la tierra con los dientes”, sostiene el vasco. La ilusión se estrelló contra otra desilusión, otra burla realizada en supuestas épocas democráticas: “esos huesos que debían ser resguardados, a los dos días de cerrar el primer análisis en febrero del 85 fueron incinerados y tirados al osario común. Habíamos dejado muestras de sangre para la identificación. pero ya nos comentaron que se sospechaba sobre la incineración de esos restos, hicimos una nota y nos confirmaron la incineración en febrero del 85. Fue un espanto, terrible, muy duro. Necesitábamos que apareciera aunque sea un hueso, nos negaron la posibilidad de identificar aunque sea algo, era como la segunda desaparición de mi hermano y a partir de ahí entré en un bajón anímico y quiebre”, admite. en los años 90, el vasco realizó presentaciones por la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final. pero también debió soportar que una oficial de justicia lo visitar en su casa porque debía embargarle algo porque un recurso que había sido rechazado generaba gastos. “dijo que lo único de valor que tenía era una vieja biblioteca de madera. me produjo gran violencia, porque mi hermano no estaba y a mí me querían sacar una biblioteca”. a esta altura, el relato llegaba al presente, y los oyarzábal, como tantos militantes y querellantes no dan por terminada la historia porque se reclama la demorada justicia. el vasco admite su sueño: hallar los restos de su hermano y dejarlos en el cementerio junto a sus padres. pero también sostiene que “con el cambio político en el país, al caer las leyes de impunidad uno vuelve a recuperar la posibilidad de enjuiciarlos”. antes, ya su hermana había afirmado: “en nombre de mi madre, que recorrió estos bulevares en soledad buscando a mi hermano, en nombre de ella pido justicia”. de las siete madres de los jóvenes de Los surgentes, sólo vive Ángela costanzo, presente en la sala y acompañando a los hermanos del amigo de su hijo. aquellos pibes unieron a sus familiares, quienes hicieron un acto a los 30 años del suceso y también participaron en el acto realizado por alumnos de una escuela de Los surgentes que estudiaron, rescataron e investigaron el caso. cuando finalmente los funcionarios judiciales estaban por cerrar la declaración, el vasco pidió decir “una cosita más”. entonces, con su voz más tranquila y ya sin carraspera descargó: “para los abogados hay delitos, hay homicidios, privaciones ilegitimas de la libertad, torturas; para los familiares hay dolores y lo que siempre me pregunto es cuántos dolores tienen que pasar por este escritorio para que haya justicia”. Los aplausos estallaron en la sala, todos quedaron de pie. pero los cobardes siguieron en sus lugares y en silencio, como aplastados en sus sillas por el peso de la verdad y de una condena que no puede esperar.


el eslabón | 24 de marzo de 2011

ni olvido ni perdón | página 7

la Hora de la JuSticia

“estoy aquí para acusarlos”

graciela Borda

L LuNes 7 de FeBrero se reanudaron las audiencias del juicio díaz Bessone en el tribunal oral Federal dos (toF2), donde se juzgan delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar de rosario. esther cristina Bernal, Graciela Borda osella y Gonzalo Fernández Bruera relataron ante los jueces Jorge venegas, Beatriz Baravani y otmar paulucci los pormenores de sus secuestros y posteriores torturas en el servicio de informaciones de la policía (si). con una potente introducción, Bernal puso negro sobre blanco algunos de los porqués de la dictadura, y plantó su identidad política como la principal razón de su secuestro y el genocidio vivido por su generación: “Fui secuestrada el 17 de agosto de 1977, soy peronista, nací en un hogar peronista, mis padres fueron los primeros afiliados al PJ en Misiones. Afiliado a Empleados de Comercio, en el golpe del ‘55 vi a mi padre esconder el cuadro de Perón. mi madre se negó a votar hasta que no volviera perón. entendí que el peronismo más allá de una palabra es una doctrina, una idea en la cabeza y una llama en el corazón. este plan de aniquilamiento no logró quebrarme en mi identidad política, a pesar de las torturas, de las rejas, de la presión familiar. estoy aquí para acusarlos, y para decir lo que muchos de mis compañeros no pudieron”. La ex diputada provincial y ex funcionaria de la provincia de misiones brindó

e

un contundente testimonio que se inició con la historia política de su familia en el justicialismo –“el peronismo es una idea en la cabeza y una llama en el corazón”, dijo– hasta llegar al 17 de agosto de 1977, cuando fue secuestrada junto con su hija de tres años y medio, y un grupo de amigos, en rosario. Bernal recordó que por entonces militaba en la Juventud peronista y estudiaba en la Facultad de odontología de rosario, y que la madrugada que cayó en manos de la dictadura fue a su domicilio

“una patota de 15 personas comandada por el vasco”. “Me golpean y me dicen: «En la parrilla vas a hablar»”, recordó la sobreviviente, y explicó que en un primer momento la separaron del grupo, pero llevó consigo a su hija. “el momento más terrible fue cuando me separan de mi hija, nos tironearon hasta que la dejé porque era peor y me llevan a no sé dónde”, añadió. sobre la tortura que sufrió Bernal relató: “me desvisten, me llevan a una camilla, me

atan las manos con gomas y me ponen un trapo en la boca, mientras que colocan una pinza de metal de la que colgaban cables”. “uno pide la picana de 110 (voltios) y luego la de 220 y me torturan aproximadamente durante 7 u 8 horas; cuando uno se cansaba le pedía a otro que continuara”, precisó la testigo. identificó a sus torturadores por los apodos managua, el ciego, carlos Baravalle (un detenido que se convirtió en represor y se suicidó hace unos años en italia antes de ser capturado), el sargento; y el ex comandante de Gendarmería agustín Feced, jefe de policía de rosario en aquellos años. “me torturaron en todo el cuerpo, en los ojos, en la vagina, en la boca”, puntualizó Bernal, para luego contar que fue trasladada durante cinco horas a otro sitio que no reconoció y fue llevada nuevamente al servicio de informaciones (si), el lugar conocido como “el sótano”. “ahí me ponen en una pieza y estoy dos días sin comer ni beber nada, y me dijeron que si me daban agua iba a reventar como un sapo”, añadió la sobreviviente. según contó Bernal, “el sótano era lo más siniestro que alguien pueda idear o imaginarse, se convivía con el horror, estábamos sin vendas y bajaban a cada rato los torturadores”. por último, la mujer relató que el 7 de septiembre, el día del montonero, “el comandante Feced organiza un banquete con comida que nos hace pedir a nuestros familiares”. “Nos dijo que iba a ser la cena del triunfo sobre la subversión, que iba a festejar su triunfo porque había vencedores y vencidos, y que él había ganado”, relató. además, contó que para celebrar la fecha “adelantó el fusilamiento de siete compañeros”.



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