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TU LECTURA DEL LUNES

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Para saber más

Para saber más

Jesús explicó la siguiente parábola: «Un hombre había sembrado una higuera en su viñedo. Un día, fue a ver si el árbol tenía higos, pero no encontró ninguno. Entonces le dijo al encargado del viñedo:

—Tres años seguidos he venido a ver si esta higuera ya tiene higos, y nunca encuentro nada. Córtala, pues sólo está ocupando terreno.

El encargado le dijo:

—Señor, deje la higuera un año más. Aflojaré la tierra a su alrededor, y le pondré abono. Si el próximo año da higos, la dejará vivir; si no, puede ordenar que la corten» (Lucas 13: 6-9).

Nosotros representamos a la higuera y Jesús al que cuida de ella. Esta higuera estaba plantada en un viñedo. El amo de la viña había calculado que después de tres años de crecimiento ya debería tener higos, pero no fue así. Para que no ocupara tierra fértil, porque en Judea y Galilea había hay muy poca tierra buena para cultivar, decidió arrancarla para plantar otro árbol que diera frutos. El empleado que cuidaba la viña le pidió que le dejara cuidarla un año más para darle la última oportunidad de que diera frutos.

• Encuentra las higueras que tienen el mismo número de frutos

Tu Lectura Del Martes

¿Has comido alguna vez una fruta que hayas cogido directamente del árbol? ¿Estaba rica o te supo mal?

Cuando coges la fruta madura de un campo de cultivo que ha sido bien cuidado, normalmente esta buenísima. Pero también puede ocurrir que encontremos árboles frutales silvestres (naranjos, cerezos, manzanos…) que en apariencia parecen buenos, pero sus frutos son muy malos: saben amargos o demasiado ácidos . ¿Sabes lo que pasa? Que para que un árbol dé buenos frutos necesita un agricultor que lo cultive y lo cuide. El agricultor lo riega, lo poda, le quita los bichos y le pone abono.

Lo mismo ocurre con nosotros, si nos dejamos cuidar por Jesús daremos buenos frutos, porque él será quién guíe nuestra vida. Pero si queremos hacer lo que nos dé la gana, posiblemente crezcamos como los árboles silvestres y nuestros frutos no servirán para nada ni nadie.

Para Jesús solo hay dos tipos de árboles; los árboles fértiles (que dan frutos) y los árboles infértiles (que no dan frutos). ¿Qué tipo de árbol quieres ser tú?

• Tú eres un árbol que tienes ramas buenas y malas, por eso necesitas un buen agricultor o jardinero que te conozca muy bien y sepa que ramas debe podar. Si eres un árbol sano podrás dar buenos frutos. Escribe en la copa del árbol qué te gustaría mejorar de tu carácter y pídele a Jesús que te ayude a conseguirlo.

• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.

Tu Lectura Del Mi Rcoles

Cuando dejamos a Jesús cultivar nuestro árbol, «el Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos» (Gálatas 5: 22-24, Traducción Lenguaje Actual).

A todas estas cosas buenas que pone Jesús en nuestro corazón lo llamamos EL FRUTO DEL ESPIRITU.

• Vamos a leer otra vez el texto de arriba en tu Biblia. Escribe en cada fruta una característica del fruto del Espíritu según las palabras de tu Biblia.

Para los padres

Durante esta semana utilizad una planta que tengáis en casa y colgadle distintos dibujos de frutas como si fueran las distintas características del fruto del Espíritu. Explicad cada significado con ejemplos de la vida cotidiana.

Las personas que están a nuestro alrededor observan como nos comportamos (nuestro fruto) y se dan cuenta que nuestro mejor amigo es Jesús. Por eso Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7: 20).

La parte más importante de nuestro fruto es el amor porque sin ese sentimiento las personas no pueden ser felices. Es muy difícil explicar qué es el amor, pero todos sabemos cuando alguien nos ama y cuando amamos a alguien, porque nos gusta compartir el tiempo y las cosas que tenemos con esa persona. Dios nos da su amor y cuando lo recibimos, nosotros también podemos regalarlo a otras personas.

Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 9

Tu Lectura Del Jueves

Para los padres

Haced reflexionar a vuestros hijos sobre la importancia de poseer el fruto del Espíritu no solo para ser felices sino para hacer felices a los demás. Cómo cuanto más amamos más felices somos.

Vamos a seguir estudiando cada una de las características del fruto del Espíritu.

• Cuando Jesús está con nosotros sentimos alegría. Estamos contentos, con gozo por dentro, aunque tengamos problemas, porque sabemos que él nos ayudará a resolverlos. Estamos alegres porque Jesús nos ama, y nunca nos va a dejar solos en los momentos difíciles de nuestra vida.

• Cuando hablamos de paz siempre pensamos en la guerra o en la violencia. Pero tener paz no significa solamente que no exista guerra, sino el tener tranquilidad y calma. Tenemos paz cuando no estamos peleados con nuestros amigos o nuestros hermanos. Vivimos en paz cuando estamos seguros de que Jesús nos guía, nos ayuda, nos protege, nos perdona y nos garantiza la salvación.

• Cuando tenemos paciencia sabemos esperar, pero esperamos contentos. No perdemos la calma, ni nos enfadamos a cada momento, cuando no nos salen las cosas como habíamos planeado.

Si Jesús vive en nuestro corazón confiaremos siempre en él, aunque tengamos problemas, porque tenemos la seguridad de que siempre responde a nuestras oraciones.

• La amabilidad consiste en ayudar a alguien cuando nos necesita, sin esperar nada a cambio, tratándolo con respeto, cariño y simpatía. La persona amable es servicial y solidaria con los demás. Jesús nos enseña a ser amables con todo el mundo y en especial con las personas que son despreciadas. Somos amables cuando tratamos a los demás de la misma forma que Jesús nos trata a nosotros.

• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.

Tu Lectura Del Viernes

• La bondad es una característica del fruto del Espíritu que consiste en hacer todo lo que es bueno. Eso ocurre cuando Jesús pone en nuestros corazones el deseo de apartarnos del mal y hacer el bien. Cuando somos personas bondadosas todo el mundo confía en nosotros porque somos honestos y nos comportamos como Dios desea que lo hagamos.

• La fidelidad o la fe es la característica del fruto del Espíritu que hace que cumplamos la promesa de entregar a Jesús nuestro corazón y obedecerle. Significa ser un amigo leal de Jesús, aunque todos los que estén a nuestro alrededor se rían de nosotros. Cuando tienes un amigo fiel, nunca te traicionará y estará a tu lado, en los buenos y en los malos momentos. Jesús es tu fiel amigo y nunca te abandona.

• La humildad nos hace ver lo grande e importante que es Dios y lo pequeños que somos nosotros. Cuando somos humildes nos dejamos enseñar por Dios y por las personas que saben más que nosotros, y así aprendemos muchas cosas. Ser humilde significa sentirme igual que las personas que me rodean porque todos somos hijos de Dios.

• El dominio propio o templanza es poder controlar lo que sentimos, decimos y hacemos. Sin control de nosotros mismos nunca podremos hacer las cosas que debemos. Muchas personas creen que ellas solas podrán tener el control de sus vidas, pero si Jesús no está cada día con nosotros en todas las cosas que hacemos, eso será imposible.

No te pongas triste si te das cuenta de que tu árbol no está dando los frutos que te gustaría que diera. Explícale a Jesús lo que te ocurre y pídele que te ayude, verás como poco a poco irán mejorando. Si has escogido a Jesús como tu agricultor, él nunca va a dejar que te corten. ¡Qué suerte tienes! Eres el primer árbol que puede escoger quién lo cuide.

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