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TU LECTURA DEL JUEVES

Mientras amanecía el domingo, las mujeres del grupo de Jesús ya se habían levantado. Prepararon los aceites y perfumes que había comprado Nicodemo para arreglar el cuerpo de Jesús y comenzaron a caminar hacia el sepulcro. Mientras estaban de camino, el suelo tembló. ¡Otro terremoto! ¡Vaya susto! Pero en cuanto pasó, continuaron caminando.

Los soldados que estaban haciendo guardia delante del sepulcro también lo sintieron y se despertaron. Pero ellos sí vieron qué había causado ese terremoto. ¿Qué ocurrió? (Lee Mateo 28:2-4). Los soldados salieron huyendo.

Al poco rato, llegaron las mujeres y se encontraron con el sepulcro abierto y vacío y un ángel sentado a la entrada, esperándolas. ¿Qué noticia tenía para ellas?

(Lee Mateo 28:5,6). Las mujeres sorprendidas y muy contentas por la noticia fueron corriendo a ver a los hombres.

Pedro y Juan, no se lo creían. Salieron corriendo hacia el sepulcro. Cuando entraron, se encontraron el sepulcro vacío. Solo estaban las sábanas con las que habían envuelto el cuerpo de Jesús. En ese momento, se dieron cuenta de lo ciegos que habían estado por culpa de la tristeza y del miedo. En ese momento creyeron que Jesús había resucitado (ver Juan 20:8,9).

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