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Amar hasta morir

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Para saber más

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Comprende y memoriza:

Tu Lectura Del Domingo

Caifás quería condenar a muerte a Jesús, pero él no podía hacerlo. El único que podía hacerlo era el gobernador romano. Así que llevaron a Jesús al palacio del gobernador para que ordenara su muerte.

Judas había estado observando desde lejos. Había vendido a Jesús por 30 monedas de plata y quería ver qué ocurría. Posiblemente estaba esperando que Jesús hiciera un milagro y se escapara. O mejor aún, que hiciera un milagro que lo convirtiera en el rey de los judíos. Él se quedaba con el dinero y Jesús seguía libre.

Pero cuando vio que Jesús seguía estando preso y era condenado a muerte, se puso muy triste. Se dio cuenta de que había hecho algo muy malo. Así que fue con su dinero y quiso devolverlo. Les dijo a los sacerdotes que ya no quería que se llevaran a Jesús, que cogieran el dinero y que soltaran a su Maestro.

Pero los sacerdotes no quisieron escucharle y se rieron de él en su cara. Ya era demasiado tarde para echarse atrás (ver Mateo 27:3,4)

Judas se desesperó. ¿Cómo podía haber cometido un pecado tan grave? En ese momento pensó que Jesús no podría perdonarle, que Dios no lo perdonaría nunca. La culpabilidad no le dejaba pensar con claridad. ¿Qué hizo Judas entonces? (Lee su trágica decisión en Mateo 27:5)

Para los padres

Lee Isaías 55:7 y 1 Juan 1:9. Vuestros hijos no deben quedarse nunca con la sensación de que han hecho algo tan malo como para que vosotros no podáis perdonarlos, o peor todavía, que Dios no los perdone. Deben comprender que por muy equivocados que estemos o por mucho daño que hayamos hecho, Jesús siempre estará dispuesto a perdonarnos, como lo hizo con Pedro. Solo debemos arrepentirnos y pedirle perdón. Judas vivió con Jesús, pero no descubrió su gran amor. Hablad y vivid de tal forma para que vuestros hijos puedan experimentar vuestro amor incondicional y el de Dios.

• Los gobernantes judíos arrestaron a Jesús y lo llevaron ante el gobernador romano para que lo juzgara. Ordena las letras y sabrás el nombre de este gobernador:

I P L T O A

¿De que acusaron a Jesús? La respuesta la encontrarás la respuesta en Lucas 23:1,2.

¡Eso era mentira! Jesús nunca quiso hacer nada violento, ni siquiera cuando le detuvieron. Había dicho a los sacerdotes, hacía solo unos días, que debían pagar sus impuestos; y sí que él había dicho que era el Mesías, pero ser el Mesías no era ser el rey del país.

Pilato se dio cuenta que Jesús era inocente, pero como no quería enemistarse con los dirigentes judíos lo envió a que lo juzgara otro rey: el rey Herodes. Cuando Herodes se enteró de que le traían a Jesús de Nazaret, se puso muy contento. ¿Por qué? ¿Para qué quería ver a Jesús? (Léelo en Lucas 23:8)

Lo único que Herodes quería de Jesús es que le hiciera algún milagro como si de un espectáculo de magia se tratara. Y le fastidió mucho que Jesús no quisiera hablarle. Así que lo mandó de vuelta al palacio de Pilato. Pero antes, para reírse de Jesús, lo vistió con un mando muy bonito, como si fuera la capa de un rey y se lo llevaron a golpes y empujones.

Para los padres

Al hablarles a vuestros hijos sobre el sufrimiento de Jesús, no les enseñéis imágenes extremas, donde la sangre y el dolor físico de Jesús se utilice como un espectáculo. Habladles del amor que nos tiene a cada uno de nosotros para soportar ese dolor.

Tu Lectura Del Martes

Cuando llegó al palacio del gobernador, había en la puerta una multitud de seguidores de los sacerdotes y fariseos que gritaba e insultaba a Jesús. Pedían a gritos su muerte. Pilato no encontraba una razón para condenar a muerte a Jesús. Pero quería caer bien a la gente y ser amigo de los dirigentes judíos. Entonces se le ocurrió una idea. Había una costumbre que era que, durante la fiesta de la Pascua, se perdonaba a un prisionero y se lo dejaba libre (ver Mateo 27:15).

Pilato les daría a elegir a qué preso dejaban libre. Eligió a Jesús y a otro preso llamado Barrabás. Barrabás había sido detenido por organizar una revuelta y matar a una persona. Estaba condenado a morir crucificado esa misma tarde (ver Marcos 14:7).

La gente podía elegir a quien perdonar. A Jesús, que no había hecho nada malo, o a Barrabás, que era un asesino. (Lee en Mateo 27: 20, 21 la respuesta de la multitud que estaba a las puertas del palacio)

¡Pilato no se lo podía creer! ¿Tanto odiaban a ese hombre que no había cometido ningún crimen? Pilato intentó hacerles entrar en razón, pero los dirigentes judíos le dieron un poderoso argumento: si no ejecutas a Jesús le diremos al César que eres un traidor porque apoyas a un rey que no es el emperador romano (ver Juan 19:12). Entonces soltó a Barrabás y ordenó que Jesús fuera crucificado.

• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.

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