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TU LECTURA DEL JUEVES

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Para saber más

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• Colorea a las personas que hacen lo correcto dentro del templo.

Para los padres

Recordad que Jesús no utilizó la fuerza ni hizo daño ni a las personas ni a los animales. Jesús no causó ningún alboroto. Si lo hubiera hecho se lo habrían llevado preso inmediatamente. Solo la mirada de Jesús imponía respeto y hacía que todo el mundo le obedeciera.

Jesús regresó a Jerusalén para ir al Templo. Y no le gustó nada lo que se encontró.

Hacía tres años, Jesús había visitado Jerusalén también en la fiesta de la Pascua. Se había encontrado con que el patio del Templo se había convertido en un mercado ruidoso y Jesús expulsó a los mercaderes. ¿Lo recuerdas?

Cuando Jesús entró en el Templo se encontró otra vez con los vendedores de animales y los cambistas. Los sacerdotes les habían dado permiso de comerciar, otra vez.

El mercado se situaba en un patio muy bonito que se llamaba «atrio de los gentiles». El atrio de los gentiles servía para que las personas que no eran judías de nacimiento pudieran comenzar a conocer al verdadero Dios. Todos los días llegaban a Jerusalén muchas personas de todas partes del mundo que no conocían a Dios. Si entraban en el Templo, en vez de maestros que les hablaran del Dios verdadero, se encontraban un mercado de animales y gente gritando. Así era imposible que los extranjeros conocieran al Dios de Israel. Todo lo contrario. Se marcharían creyendo que el Dios de Israel era igual que los dioses paganos de sus ciudades.

Entonces Jesús volvió a hacerlo. Con autoridad, comenzó a echar de allí a todos los mercaderes y a los que cambiaban dinero (ver Marcos 11:15). Volcó las mesas de forma que los mercaderes no tuvieran otro remedio que marcharse de allí. Y cuando todos se fueron, explicó la razón por la que había expulsado a toda esa gente. (Tú también puedes leerla en Marcos 11:17)

• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.

Tu Lectura Del Viernes

Una vez que el atrio quedó libre de animales y mercaderes, la gente se acercó a Jesús. Todos los enfermos de la ciudad que creían en Jesús se acercaron. ¿Qué hizo Jesús? (Seguro que lo sabes, pero lee en Mateo 21:14 qué es lo que pasó).

La gente estaba feliz. ¡Por fin se hacía algo bueno en el atrio del Templo! Pero los escribas y los sacerdotes no estaban nada contentos. Ya nadie les hacía caso, todos buscaban a Jesús. Preferían escuchar las enseñanzas de Jesús a estar en las clases de los maestros del Templo.

Lo que más les molestaba eran los niños que cantaban cantos y alababan a Jesús como si fuera un rey (ver Mateo 21:15). Y es que los niños no podían entrar al Templo hasta que fueran mayores. ¿Qué hacían allí tantos niños alrededor de Jesús? Cuando quisieron hacer callar a los niños, nadie les hizo caso. Así que fueron a Jesús a quejarse y a pedirle que hiciera callar a los niños. Jesús respondió (Mateo 21:16): «Los niños pequeños, los que aún son bebés, cantarán alabanzas». A Jesús le gustaba que los niños pudieran aprender a amar a Dios igual que los mayores. Por eso tú también debes estudiar tu escuela sabática todos los días, para llegar a conocer mejor a Jesús y hacer que sea tu mejor amigo.

Para los padres

Jesús siempre defendió que los niños pudieran aprender las verdades del reino de Dios. Dios los llama a ellos igual que llama a los adultos a vivir a su lado. Disfrutad como familia de su compañía.

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