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TU LECTURA DEL LUNES
Algunas veces Jesús usaba historias cortitas para que las personas que lo escuchaban reflexionaran sobre su comportamiento.
Un día que Jesús estaba en el Templo, se acercaron a Jesús los sacerdotes y algunos de los principales dirigentes de Israel. Estaban molestos porque Jesús pasaba tiempo conversando con personas marginadas de la sociedad.
Los sacerdotes pensaban que había que castigar a las personas que habían hecho cosas malas. El castigo consistía en marginarlos. Pensaban que las personas buenas no debían relacionarse con las personas malas.
Pero ¿quiénes eran las personas buenas según los sacerdotes? Para los sacerdotes y dirigentes los buenos eran ellos y los que hacían todo lo que ellos mandaban. Todos los demás eran malos, eran pecadores. Los que pensaban o hacían cosas diferentes, no se merecían su compañía. Y Jesús también debía alejarse de ellos.
¿Conoces a algún niño o niña en tu clase que tenga fama de ser malo? ¿Cómo crees que la trataría Jesús? ¿Crees que se alejaría de ese niño o intentaría tratarlo bien a pesar de todo?
Para los padres
Muchas veces los padres, en nuestro intento de que nuestros hijos tengan las mejores influencias, nos olvidamos de que tal vez otros niños necesitan la buena influencia de nuestros hijos. Hablad con vuestros hijos de que no deben tratar mal a nadie, aunque se porten mal con ellos. No se trata de obligar a tus hijos a ser amigos de niños que se comportan mal, ni siquiera de que se dejen avasallar por compañeros que les puedan estar haciendo bullying. Se trata de que ellos los traten de forma cordial y amable independientemente de cómo los traten a ellos. Se trata de ayudar a nuestros hijos a ser un poco parecidos a Jesús.
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