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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
Al poco, el padre se encontró con su otro hijo. A este también le pidió que fuera a trabajar con él a la viña. El segundo hijo quería agradar a su padre y le dijo que sí, que iría enseguida. ¡Qué contento estaba el padre! ¡Qué hijo más obediente! ¡Y a la primera! Ojalá todos los niños y niñas fueran tan atentos y obedientes como este hijo, ¿no?
Pero la historia no termina aquí. ¿Qué ocurrió con el segundo hijo? (Léelo en Mateo 21:30).
Para los padres
Ayudad a vuestros hijos a descubrir los talentos que Dios les ha dado y cómo podrían utilizarlos para ayudar a los demás. La mejor forma de que aprendan a disfrutar utilizando sus dones es mediante vuestro ejemplo. Si os ven colaborando en la iglesia, en ADRA, en el barrio o en la escuela de forma altruista, ellos se sentirán motivados a hacer lo mismo.
Imagínate al padre esperando todo el día en la viña a ver si venía su hijo a echar una mano. Seguramente le dolió más que lo engañara que el hecho de no ir a ayudar.
Para Jesús esos sacerdotes, dirigentes o fariseos eran como este hijo. De boquilla, de postureo decían que eran buenos, pero luego trataban mal a los demás y solo hacían las cosas para presumir de lo buenos que eran. Jesús seguía esperando a esos hijos pequeños que se decían «buenos hijos» pero que solo pensaban en sí mismos. Jesús deseaba de todo corazón que esas personas le siguieran y se convirtieran en personas buenas, de verdad.
• ¿Cómo crees que se sintió el padre?
Rellena los espacios y descubrirás la palabra que describe el sentimiento del padre.