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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
Jesús lavó los pies de todos los discípulos hasta que le llegó el turno a Pedro. Pedro había comprendido que Jesús estaba haciendo el trabajo de un siervo. Y le pareció mal. ¿Qué le dijo? (Léelo en Juan 13:6). Un maestro no debía hacer eso y Pedro no iba a dejar que Jesús le lavara los pies. Jesús insistió. Le dijo que se dejara lavar los pies que luego le explicaría por qué lo hacía. Pero Pedro era un cabezota. (Lee la primera parte de Juan 13:8). ¡No, no y no! ¡Ese era el trabajo de un esclavo y no de un Maestro! Así que Jesús se puso muy serio y le regañó.
—Si no te dejas lavar los pies no puedes participar de esta cena ni de nada que tenga que ver conmigo. No podrás ser mi seguidor (ver la segunda parte de Juan 13:8)
Con esa respuesta, Pedro se tranquilizó. Se dio cuenta de debía respetar la decisión de Jesús.
¿Y tú que hubieras hecho? ¿Hubieras dejado que Jesús te lavara los pies? Jesús quería enseñarles una gran lección a sus discípulos antes de irse al cielo. Ellos no paraban de discutir porque todos querían ser el primero en el reino de Dios y Jesús quería demostrarles que todos somos iguales a los ojos de Dios.
Lee Juan 13:14-16. Jesús les está diciendo: —Aquí no hay siervos ni señores. Todos vosotros sois siervos de los demás porque esa es vuestra tarea, ayudar a los que os necesiten, cuidar los unos de los otros. Aquí nadie es más importante que el que está sentado a vuestro lado.
• Jesús habló de ser siervos. Hoy en día diríamos que debemos ser humildes. ¿Sabes qué significa ser humildes? Con la ayuda de tus padres colorea los carteles que describen a personas humildes.
Para los padres
Algunos niños quieren participar en el rito de la Santa Cena, porque para ellos tiene simplemente un significado de comer un trocito de pan, beber un poquito de zumo e imitar lo que hacen los mayores.
Sería conveniente que los padres explicaran a sus hijos la importancia de este rito y, cuando ellos lo hayan comprendido realmente, los dejen participar, sin importarles tanto la edad como su nivel de comprensión. En la Santa Cena pueden participar personas adventistas y no adventistas; todas aquellas personas que han aceptado a Jesús como nuestro Salvador.
Tu Lectura Del Jueves
Mientras comían, Jesús bendijo el pan sin levadura, lo partió y lo repartió entre sus discípulos. Luego dijo unas palabras que sonaron muy extrañas. (Léelas en Mateo 26:26).
Jesús ya les había dicho que él era el «Pan de vida» (ver Juan 6:35,48). Todos necesitamos pan, necesitamos comida para mantenernos vivos. Pues de la misma manera, la vida de Jesús nos da a todos nosotros la vida eterna.
Luego hizo lo mismo con la copa de mosto. (Lee en Mateo 26:28 qué significaba aquella bebida)
Hasta ese momento, los israelitas sacrificaban corderos en el Templo para pedir el perdón de sus pecados. Ese era el pacto que Dios había hecho con los seres humanos desde el principio del mundo, desde el primer sacrificio de Adán y Eva: cuando pequéis, sacrificad un cordero. Ahora Jesús, el Cordero de Dios, iba a entregar su vida para el perdón de los pecados. El cordero sacrificado era un símbolo de lo que iba a pasar. Ahora Jesús lo iba a hacer de verdad. A partir de entonces, comenzaría un nuevo pacto. Ya no harían falta más símbolos de corderos sacrificados. Ahora, cuando peques, solo tienes que pedir perdón a Jesús.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Tu Lectura Del Viernes
Los adventistas, y otros cristianos, recordamos mediante un culto especial la cena de Jesús con sus discípulos. Primero comenzamos con un lavamiento de pies. Cuando nos lavamos los pies los unos a los otros seguimos el ejemplo de Jesús y obedecemos su palabra: «Ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también lo hagáis» (Juan 13:15).
Pero no solo eso. Con el lavamiento de pies recordamos que ninguno de nosotros es mayor que el otro, que en el reino de Dios todos somos siervos, que todos debemos ayudar y dejar que nos ayuden. Eso es humildad. Y por eso lo llamamos «Rito de Humildad». Cuando le lavamos los pies a otra persona, si estamos enfadados con ella, le pedimos perdón. Cuando nos lavamos los pies le decimos a todas las personas del mundo que Jesús es una persona humilde que vino a demostrarnos que la mejor forma de ser felices es amar y servir a otros.
Después se prepara pan sin levadura que representa a Jesús. Se bendice y cada persona coge un trocito y lo come. Cuando comemos el pan sin levadura reconocemos que Jesús es nuestro «Pan de vida», que él nos da la vida eterna. Luego preparamos unos vasitos con mosto. También se bendice y cada persona coge un vasito y lo bebe. El mosto simboliza la sangre, la vida de Jesús que limpia nuestros pecados y los perdona. Simboliza que queremos que Jesús nos salve. La Santa Cena no tiene ningún valor mágico. No nos vamos a convertir de repente en buenos cristianos por lavarnos los pies, por tomar el pan y beber el mosto. Lo hacemos para recordar que Jesús es nuestro Mesías, que entregó su vida para salvarnos, y que algún día vendrá a buscarnos. Entonces podremos tener una Santa Cena especial con él, y celebraremos que ya no habrá más pecado. (Lee Mateo 26:25).