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TU LECTURA DEL JUEVES
Ahora que Jesús se iba a ir al cielo los discípulos tenían miedo de seguir solos. ¿Y si lo hacían mal? ¿Quién les diría como hacer las cosas? Tenían la sensación de que todavía tenían mucho por aprender. Pero Jesús los tranquiliza. Él no va a dejarlos solos. ¿Quién vendría después de Jesús? (Lee Juan 14:26).
• Con las letras marcadas con una estrella podrás componer el nombre que Jesús le dio al Espíritu Santo. Jesús le da este nombre porque sabía que los discípulos estarían tristes después de la separación.
Alguien que consuela es una persona que hace que la pena y la tristeza sean menos duras. Una persona que consuela te da ánimos y te ayuda a mejorar.
El Espíritu Santo les ayudaría a continuar el trabajo de Jesús en esta tierra. Y cuando tuvieran dudas sobre lo que Jesús les había enseñado, el Espíritu Santo les recordaría lo que habían aprendido de la mano de Jesús.
Pero el trabajo del Espíritu Santo sería mucho mayor. Sería un trabajo en la mente y en el corazón de las personas. El trabajo del Espíritu Santo consiste en convencernos, en demostrarnos, no solo que existe el pecado y que hacemos las cosas mal. También nos da la alegría de que la salvación es por medio de Jesús. Y la demostración de que Jesús ha realizado nuestra salvación es que él está en el cielo con el Padre, de nuevo. Y también nos tranquilizará porque sabremos que el príncipe de este mundo, el tirano, el malvado Satanás, ya ha sido juzgado y condenado y llegará un momento en el que ya no podrá hacer más daño.
Por otra parte, a Jesús le hubiera gustado poder enseñarles muchas más cosas a sus discípulos, pero todavía no estaban lo suficientemente preparados para comprenderlas (ver Juan 16:12). Pero conforme ellos estuvieran preparados, el Espíritu Santo podría enseñarles cada vez más. El Espíritu Santo es el que nos guía para que conozcamos cada vez un poquito más las enseñanzas de Jesús, hasta que él regrese.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Tu Lectura Del Viernes
Para terminar Jesús hizo una preciosa oración llena de cariño hacia sus discípulos.
Jesús pide a su Padre que cuide y bendiga a ese pequeño grupo con el que había convivido los últimos tres años y medio. Habían pasado muchas cosas juntos. Se habían reído y habían llorado. Habían hecho milagros y también habían cometido muchos errores.
Jesús estaba contento por ellos. ¿Por qué? (Lee Juan 17:8). Aquel grupo de personas eran la demostración de que había valido la pena convertirse en ser humano y llegar a ese momento: ellos creían que Jesús era el Mesías prometido, el Hijo de Dios que les podía dar la vida eterna.
Ahora Jesús pedía una protección especial para ellos. (Lee Juan 17:15). Jesús sabía que Satanás los atacaría para que no continuaran el trabajo de Jesús. Pero Dios es más poderoso y con su protección nada tenemos que temer. Pero no solo oró por sus discípulos. ¿A quién recordó en esta oración? (Lee Juan 17:20)
En esos momentos Jesús también pensaba en ti y en mí. Pensaba en todas las personas que a lo largo de la historia hemos creído en Jesús porque ese grupo pequeño de discípulos contó lo que habían visto, lo que habían oído y lo que habían vivido con Jesús. Jesús también oró por ti.
Normalmente siempre que hablamos dejamos lo más importante para el final, para que se recuerde mejor. (Lee cómo terminó Jesús su oración en Juan 17:26) más importante para Jesús, que su amor permanezca en nuestros corazones para poder compartirlo con los demás.
• Escribe una oración, con tus padres, agradeciendo todo lo que Jesús ha hecho por vuestra familia.