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Jesús es detenido
Comprende y memoriza:
«No os durmáis; orad para que podáis resistir la prueba que se acerca. Vosotros estáis dispuestos a hacer lo bueno, pero no podéis hacerlo con vuestras propias fuerzas».
Tu Lectura Del Domingo
Cuando terminaron de hablar, Jesús y sus discípulos salieron del aposento y salieron de la ciudad. Jesús necesitaba tranquilidad para orar. Cuando llegó a Getsemaní pidió a sus discípulos que se quedaran en un lugar mientras él se alejaba un poco. Pero, para no quedarse solo, pidió a Pedro, a Santiago y a Juan que lo acompañaran. Entonces comenzó a sentirse muy mal. Estaba tremendamente triste y angustiado (ver Mateo 26:37). Por eso les pidió que le hicieran compañía y oraran con él.
Jesús sabía que iba a morir dentro de pocas horas y por eso estaba tan angustiado. Sabía que iba a sufrir y a nadie le gusta que le hagan daño. A Jesús tampoco. Pero lo más terrible era que él no lo merecía. Jesús nunca había pecado. Nunca había hecho nada malo. Jesús no merecía morir.
(Mateo
7:21, Dios Habla Hoy)
Para los padres
Hablad con vuestros hijos de cómo se sienten cuando son castigados sin tener la culpa de algo. Jesús sabía que iba a recibir un castigo injusto, pero ni aun así se enfadó, protesto ni se quejó. Además, esa angustia era producida también por la responsabilidad que pesaba sobre Jesús. De esas últimas horas dependía la salvación de la humanidad entera. De las decisiones que tomara Jesús dependía el que tú y yo pudiéramos tener vida eterna.
• Encuentra a Jesús y a sus tres discípulos en el huerto de Getsemaní