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SPRING... ROLLS?

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SHANDONG

SHANDONG

Llega la primavera y con ella el buen tiempo. “La primavera, la sangre altera”, dicen, pero no es lo único que genera esta época del año. La piel del rostro es una de las partes del cuerpo que más sufre con los cambios climáticos, y aunque se debe cuidar durante todo el año, esta estación repercute más en ella, la hace más sensible y requiere una dosis mayor de atenciones.

Los cambios de temperatura y luminosidad provocan un cambio hormonal que afecta al estado de ánimo, algo que a su vez se ve reflejado en la piel. No pasa nada, es cuestión de tiempo: con el paso de los días va mejorando debido al aumento de la serotonina, lo que provoca que la energía y motivación sean mayores. Mayor problema puede suponer el aumento de alérgenos, segundo factor que puede afectar a las pieles, sobretodo a las más sensibles, causando dermatitis. Esto unido a la exposición a los primeros rayos de sol y al aumento de la sudoración, hace que aparezcan posibles quemaduras y granos.

Los expertos también hablan, y en opinión de nutritienda -la empresa on line líder en productos de salud y belleza-, en primavera aumentan más de un treinta por ciento los problemas relacionados con la salud cutánea. Queda claro que puede no ser la mejor temporada del año para la piel del rostro, por lo que para atravesar este tiempo con éxito es importante respetar los rituales de belleza, empezando por la limpieza e hidratación, pues muchas de las imperfecciones que sufre la piel del rostro son por no respetar estas pautas.

A veces es la falta de tiempo, otras el desconocimiento, incluso la pereza aparece como excusa para no seguir los pasos necesarios e imprescindibles. Para recordarlos, lo primero que hay que hacer es limpiar el rostro, mañana y noche, con agua tibia y con un producto específico para cada tipo de piel, paso que logrará que los poros se abran y la piel se oxigene (tanto a lo largo del día como de la noche se acumula suciedad y residuos que los obstruyen). Una buena limpieza facial ayudará también a eliminar las células muertas, retrasará la aparición de arrugas y dará más luminosidad. Y es fundamental para evitar la aparición de puntos negros y granitos.

Una vez esté limpia es conveniente utilizar un tónico. Se trata de una fórmula que contiene agua purificada mínimamente mineralizada con un pH fisiológico, unos tenso activos no iónicos y glicerina. Dependiendo para qué tipo de piel se use, puede llevar otros ingredientes como aceite de almendras dulces o agua de rosas, y se puede emplear por la mañana y por la noche para tonificar la piel y restablecer el pH.

Tras esta acción, llega el momento de aplicar un sérum, un producto que se caracteriza por incluir en su formulación mayor concentración de principios activos -por lo que elegir el más adecuado para tratar las necesidades específicas de cada piel puede marcar la diferencia-, para a continuación seguir con la crema hidratante. Su elección dependerá mucho del tipo de piel, aunque siempre es una buena opción utilizar productos que contengan vitamina C y ácido hialurónico, ya que son muy buenos para estimular la producción de colágeno.

La exfoliación es otro paso necesario ya que elimina los restos de células muertas e impurezas y activa la microcirculación. Es absolutamente imprescindible para que la piel luzca sana, pudiendo recurrirse para tal empresa a ingredientes naturales como el azúcar, café, sal marina o avena. Lo más importante siempre es que sea un proceso suave ya que la piel del rostro es muy delicada, sobre todo en personas con pieles sensibles. Por citar un ejemplo, si la piel es grasa un exfoliante perfecto es un puñado de copos de avena triturados con dos cucharadas de azúcar y el zumo de medio limón. Para aquellas normales y secas es mejor sustituir el zumo de limón para que no reseque, por lo que se podría combinar la avena con un poco de miel. (La avena y el azúcar eliminan las células muertas, el limón es astringente por lo que limpia en profundidad y la miel es ideal para pieles secas ya que da una hidratación extra). En cualquiera de los casos, y por lo general, se aplica sobre la piel húmeda con movimientos circulares, se deja actuar dos o tres minutos y se retira con agua fría.

Las mascarillas no sobran nunca, y para que la piel tenga un extra de hidratación es importante utilizarlas una o dos veces a la semana. Se deben aplicar sobre la piel limpia y dejar actuar entre veinte y treinta minutos para después retirarlas con abundante agua tibia. Una buena mascarilla revitalizante se logra mezclando arcilla verde (una cucharada sopera), agua, zumo de limón y dos cucharadas de aceite de oliva.

Si la piel se ha expuesto al sol se pueden usar aceites esenciales como el aceite de almendra o de jojoba, aloe vera o manteca de karité que tiene propiedades calmantes y nutritivas. Para calmar la piel después de una sobreexposición prolongada al sol se pueden mezclar 20 ml de gel de aloe vera puro con una cucharadita de miel, 5 ml de aceite de jojoba y 5 gotas de aceite de árbol de té. Hablando de sol, es de gran importancia recordar usar protección solar durante todo el año. Con la llegada de la primavera la piel se expone a los primeros rayos de sol que pueden provocar quemaduras, al estar más sensible, y hay que saber que son igual de dañinos que los del verano. Por ello, una de las pautas que hay que seguir para que la piel luzca radiante es usar todos los días una crema con protección alta.

Otro dato a tener en cuenta es la falta de sueño, factor que puede tener efectos negativos en la piel. Es conveniente dormir siete u ocho horas para que se oxigene, se produzca colágeno, aumente la elastina, y se regeneren las células, situación que dará como resultado firmeza y luminosidad. La falta de sueño produce radicales libres que causan envejecimiento prematuro y una temprana aparición de bolsas, arrugas y flacidez.

La alimentación es otro puntal clave para tener una piel radiante. Se recomienda aumentar la ingesta de frutas y verduras en esta época del año ya que, por ejemplo, la vitamina C contribuye a la formación de colágeno necesaria para que la piel conserve la elasticidad y firmeza. El kiwi, la naranja, y el limón son buenas opciones. Otra de las vitaminas que juega un papel importante en el mantenimiento de la piel es la niacina, vitamina del grupo B que se puede encontrar en alimentos como los huevos o las nueces. La vitamina E, por su parte, es uno de los antioxidantes más potentes, y se puede tomar en forma de semillas y aceites vegetales, o como pistachos y algunas hortalizas de hoja verde como las espinacas. El aceite de oliva y el aguacate son indispensables para la salud del rostro, y los betacarotenos, precursores de la vitamina A, tienen acción antioxidante que protege del envejecimiento prematuro (los proporcionan alimentos como las zanahorias y la batata). El tomate es otro producto indispensable gracias al licopeno, un gran antioxidante.

Hay que evitar los alimentos ultraprocesados muy salados y ricos en sodio ya que retienen líquidos y acentúan la aparición de bolsas y ojeras, y la cafeína, una sustancia estimulante del sistema nervioso. Para algunas personas más sensibles a ella, interfiere en el sueño y por tanto en la salud cutánea. Otro de los ingredientes no beneficiosos es el azúcar refinado, por lo que es importante priorizar las versiones integrales de los cereales.

Sobra hablar de alcohol y tabaco, o de beber un mínimo de dos litros al día para que el cuerpo esté hidratado, pues el agua es indispensable para lucir una piel sana y cuidada en primavera y en cualquier otra época del año. Cabe recordar que se puede combinar con zumos e infusiones, o con alimentos como el tomate, el pepino, el melón o la sandía. Por último, la mención al deporte, actividad que favorece la liberación de endorfinas que provocan que el estado de ánimo y la circulación mejoren, se reduzca el estrés, y se genere un entorno que favorezca el descanso. Todo porque la piel esté más brillante, suave y con apariencia más joven, pues esto también se notará por dentro.

MUGUET BY GUERLAIN

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