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Panificación y galletería: en busca de la dinamización

El consumo per cápita de pan, galletas y en general de los productos derivados del trigo en Colombia son verdaderamente bajos, por ello este tema debe abordarse con sentido estratégico por toda la cadena que interviene en el sector.

El mercado de la panificación y galletería vienen sosteniéndose a pesar de los incrementos en materias primas como la harina, que por pérdida de cosechas a nivel internacional, ha puesto a la industria a sortear unos mayores costos para sostenerse en el mercado. Entre tanto, las importaciones han mostrado un balance cauteloso en su crecimiento.

En este sentido, según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, con estudios realizados por el Dane, las exportaciones colombianas totalizaron 109,4 millones de dólares en 2010, un millón más que en 2009. Entre tanto, en el lapso que comprendió enero y junio de este año las ventas llegaron a 50,9 millones de dólares, un panorama que evidencia un incremento discreto.

Consumo en galletería

En el caso de las galletas, de acuerdo a Jaime Jiménez Villarraga, director de la Cámara Fedemol de la Andi, las características del mercado colombiano son un poco diferentes al de otros derivados del trigo, principalmente por ser más sensible al comercio exterior. La producción en Colombia supera las 160 mil toneladas, de los cuales se exportaron cerca de 28 mil toneladas. Sin embargo, las importaciones ascienden a más de 10 mil toneladas de tal forma que el consumo aproximado es de 3,3 kg/habitante/año”, afirma.

Para Jiménez, “la apertura del mercado de galletas genera más una amenaza que una oportunidad, ya que la condición de no productores de trigo nos resta competitividad frente a otros países, como los de América del Norte, que los producen”, señala. De este modo, el consumo de trigo y derivados si bien viene creciendo, no alcanza aún la misma tasa del crecimiento económico del país, con un amplio espacio para crecer, teniendo en cuenta la demanda de otros países en la región, sin que esto implique que exista una expectativa de crecimiento en la industria.

TLC: las expectativas con Canadá

Para Rafael España, Director Económico de Fenalco, a un mercado tan exigente como el de Canadá, que tiene una industria galletera de talla mundial, hay que llegar con propuestas novedosas, como por ejemplo los llamados alimentos funcionales. “Hay que pensar seriamente en eliminar el uso de grasas trans en la producción de galletas y panes. Los canadienses son obsesionados con la letra menuda de los empaques de los alimentos y le huyen a alimentos que proporcionen altos niveles de calorías”, afirma.

Por su parte para Jiménez, de la Cámara Fedemol, “es necesario e importante tener en cuenta que la negociación con el Canadá no solo desgrava el trigo de inmediato, sino que además lo que se desgrava es la cadena completa. Los bienes vinculados del trigo, harina, sémola, pastas comunes, entre otros entran a Colombia libres de arancel con el acuerdo y los productos de panificación y galletería, que no estaban en ella, se desgravan linealmente en un plazo de cinco años”.

En la misma medida, es relevante tener en cuenta que los panes y las galletas, son los productos de mayor valor agregado y que si bien el trigo es una materia prima insustituible, hay otros factores de costo importantes que tienen peso significativo en las estructuras de precio de estos productos, tales como: energía, combustibles, mano de obra dentro de los no agroindustriales así como también grasas y aceites, huevos, azúcar y lácteos.

Varios de los cuales se excluyeron de la negociación fueron productos como los lácteos y los avícolas o recibieron tratamientos de desgravación parcial, como los aceites y grasas que solo desgravan componente fijo del arancel de franja y el azúcar con desgravación de muy largo plazo, 17 años, aunque es un producto exportable y en el que el país es altamente competitivo.

Si bien la desgravación del trigo traerá beneficio por la eliminación del arancel y esta se podrá manifestar en su dimensión en el mediano plazo, la totalidad de la cadena se expone a la competencia externa. Además, por razones de la situación del mercado internacional, los efectos en el corto plazo por la entrada del acuerdo serán más sobre los panes y las galletas y ellos son de una mayor exposición a la competencia.

“No se trata de minimizar la importancia de la eliminación del arancel del trigo sino de precisar que los efectos favorables del TLC se podrán expresar, en el mediano plazo, y que la industria nacional de derivados, dentro de ellos, panificación y galletería, también están expuestos a la competencia externa desde la entrada en vigencia del acuerdo”, plantea Jiménez.

¿Dónde están las oportunidades para los empresarios colombianos?

De acuerdo a Proexport, por los sabores exóticos con altos estándares de calidad en su elaboración y la gran variedad de productos, estos dos sectores, panificación y galletería, se han convertido

Comportamiento del sector

El crecimiento promedio en las importaciones de trigo, y por ende en el consumo, ha sido cercano a 2 por ciento en los últimos cinco años. Una tasa apenas superior al crecimiento poblacional e inferior en cerca de la mitad del crecimiento del PIB en el mismo período, según U.S. Wheat Associates. Por su parte, en lo que concierne a la cantidad de importaciones en 2010, estas ascendieron a 1.421.719 toneladas y para 2011 se espera un crecimiento superior al tres por ciento sobre éste valor.

En cuanto a las estimaciones frente al consumo de pan en Colombia la cifras para el 2010 mostraban un promedio entre 25 y 30 kg/habitante/año; valor cercano al de países vecinos como Venezuela y Perú, pero muy inferior al de otros países como Argentina, Chile o Turquía quienes se estima consumen 73, 98 y 146 kg/habitante/año respectivamente.

en una de las grandes oportunidades de negocio para los exportadores colombianos.

De esta forma, Proexport Colombia ha identificado que los nuevos estilos de vida, en el que se consumen alimentos fuera de los horarios habituales, comer mientras se hacen desplazamientos o almorzar mientras se trabaja, contribuyen a que estos sectores tengan cada vez más demanda especialmente en Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y España.

La fortaleza del productor colombiano radica en la harina precocida de maíz, competitiva por su calidad y sabor. Adicionalmente, por ser un ingrediente con el que se realizan diferentes alimentos típicos de diversos países del mundo se han identificado oportunidades en los mercados locales de países del Caribe y Centroamérica. Además, hay grandes posibilidades en la producción de galletería, sector con el que se llega a numerosos y variados mercados como África y Japón.

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