Llibre pascual parrilla paricio

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REFERENTE DE LA CIRUGÍA FISIOPATOLÓGICA EN ESPAÑA


AYUNTAMIENTO DE TORRENT Alcaldesa: Amparo Folgado Tonda Delegado de Publicaciones Municipales: Jorge Planells Andreu Dirección y redacción: Ana Coronado Gavilán Diseño y maquetación: Eugenio Simó Muñoz BIM y Publicaciones Municipales: Col·lecció Gent de Torrent Impresión: Gráficas Royanes Encuadernación: Encuadernaciones Gómez Marzo 2015

AGRADECIMIENTOS La redacción de este libro ha sido posible gracias a la generosa colaboración de Juan José Parrilla Paricio, Modesto Muñoz Puchol, Pilar Vilanova Alabarta, Paco Ricart Silla, Germán Herráiz Gozalvo, Manuel Igual Villarreal, Vicente López Merino, Carlos Carbonell Canti, Ricardo Robles, Luisa Fernanda Martínez de Haro, Manuel Clavel-Sainz Nolla, Alfredo Costa, Consuelo Royo Marsilla y Pedro Porcel. La mayoría de las fotografías biográficas han sido cedidas por Juan José Parrilla Paricio, Manuel Igual, Paco Ricart, Carlos Carbonell Canti y el mismo Pascual Parrilla; las más recientes son de A. Coronado, y las relativas al trabajo que desarrolla Pascual Parrilla en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia las han facilitado el diario La Verdad de Murcia y el fotógrafo Saturnino Espín.


Pascual Parrilla Paricio REFERENTE DE LA CIRUGÍA FISIOPATOLÓGICA EN ESPAÑA



Homenaje a Pascual Parrilla Paricio. Hijo Predilecto de Torrent desde el 2 de junio de 2014 por acuerdo unรกnime del Pleno del Ayuntamiento.



AMPARO FOLGADO TONDA Alcaldesa de Torrent Una de las mayores satisfacciones que otorga la vida pública es el contacto con la gente, por lo que he tenido la ocasión de conocer a numerosas personas, muchas de ellas con innumerables virtudes, pero he de reconocer que conforme he ido descubriendo a este torrentino he tenido cada vez más claro que Torrent tenía una deuda con él, por su buen hacer y por su buen ser. Eso es lo que me ha ocurrido con el Dr. Parrilla. He descubierto más allá de la persona y más allá de su extraordinario trabajo al hombre entregado al mundo. Echando la vista atrás, me parece imposible que no hayamos sido capaces de reconocer antes que desde Torrent exportamos personalidades únicas como D. Pascual. Su trayectoria profesional, académica y humana es prácticamente irreproducible con palabras por lo extensa, intensa y exitosa. Por eso, con este reconocimiento, la Corporación que me complace presidir quiere hacer pública la figura de esta gran persona y gran profesional, torrentino de nacimiento, murciano de adopción y universal de dedicación, a toda la ciudadanía de Torrent. Gracias a los vecinos que nos hicieron conocer y apreciar su valor. Pocos somos capaces de exportar, y en tan ingente cantidad de lugares como él, una imagen tan excelente de nuestra ciudad. Dr. Parrilla, queremos que sepa que en Torrent no sólo tiene su casa sino que tiene su ciudad. Y creo que más que darle la enhorabuena, debemos darnos la enhorabuena a nosotros mismos por tenerlo como torrentino. 7


La Torre con el “porxi”, lugar de juegos de Pascual Parrilla en su infancia.


ÍNDICE 17

Prólogo

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Una aproximación a la vida de Pascual Parrilla Paricio en Torrent. Ana Coronado

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En busca de la verdad, de la innovación y de la investigación. Manuel Igual Villarreal

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EN EL NOMBRAMIENTO DE PASCUAL PARRILLA COMO MIEMBRO DE HONOR DEL CAPÍTULO ESPAÑOL DEL INTERNATIONAL COLLEGE OF SURGEONS. Carlos Carbonell Antolí

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Laudatio a la ciudad de Torrent porque nombra Hijo Predilecto a su hijo, el Dr. D. Pascual Parrilla Paricio, a quien felicito. Vicente López Merino

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Mi primer Tutor. Carlos Carbonell Canti

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EN EL Nombramiento del profesor Parrilla como Miembro de Honor de la Asociación Española de Cirujanos. Luisa Fernanda Martínez de Haro

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Algunos aspectos sobre la personalidad del profesor Pascual Parrilla Paricio. Manuel Clavel-Sainz Nolla

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Premio a la labor científica Dr. Carlos Margarit 2014 a Pascual Parrilla Paricio.

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Dos generaciones de los Parrilla distinguidos con su nombre en tres vías públicas.

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Datos académicos y profesionales de Pascual Parrilla.

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Discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia. Pascual Parrilla

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Discurso de contestación. Lorenzo Abad Martínez

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El doctor Parrilla visto a través de la prensa y otras publicaciones.

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Pascual Parrilla Paricio en imágenes.


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

Nomenament com a Fill Predilecte de Torrent del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio

El Ple de l’Ajuntament de Torrent, en la sessió ordinària celebrada en primera convocatòria el dos de juny de dos mil catorze en tràmit ordinari, va adoptar l’acord següent: Proposició conjunta dels grups municipals sobre el nomenament de Fill Predilecte de Torrent del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio. S’informa de la proposició de l’epígraf, formulada pels portaveus dels grups polítics municipals Partit Popular, PSOE i Compromís: Bloc-Verds-Hospital, els Srs. Jorge Planells Andreu, Andrés José Campos Casado i Sento Beguer Miquel, respectivament, el text literal de la qual és el següent: Vist l’escrit presentat en este Ajuntament, subscrit per 304 firmants, per mitjà del qual proposen l’aprovació del nomenament del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio com a Fill Predilecte de Torrent, per motiu de tindre els requisits a què es referix el vigent Reglament Especial d’Honors i Distincions de l’Ajuntament de Torrent. Vista la proposició formulada per l’Alcaldia-Presidència, en la qual fa una anàlisi detallada de la dilatada trajectòria professional del Dr. Parrilla, en els seus vessants laboral, docent i investigador, donant compte de la seua excel·lent labor i de les innumerables activitats dutes a terme en les distintes àrees en què ha desenvolupat tan extensa i fructífera carrera. Atés que l’article 17 del Reglament Especial d’Honors i Distincions estipula que serà nomenat Fill Predilecte de Torrent aquella persona que, sent natural d’esta població, en siga mereixedora i en agraïment a la seua labor en favor de Torrent. Atés que els extraordinaris mèrits obtinguts i els reconeixements atorgats per tot el món durant esta llarga trajectòria el fan àmpliament mereixedor de tal nomenament. Els portaveus que subscriuen s’adherixen en tot al contingut d’ambdós escrits i proposen al Ple de la Corporació l’aprovació del nomenament del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio com a Fill Predilecte de Torrent. El Ple, en votació ordinària i per unanimitat, acorda aprovar esta proposta.

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Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

Nombramiento como Hijo Predilecto de Torrent al Dr. Pascual Parrilla Paricio

El Pleno del Ayuntamiento de Torrent, en sesión ordinaria celebrada en primera convocatoria, el dos de junio de dos mil catorce en trámite ordinario, adoptó el siguiente acuerdo: Propuesta conjunta de los grupos municipales sobre el Nombramiento de Hijo Predilecto de Torrent del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio. Se da cuenta de la propuesta del epígrafe, formulada por los portavoces de los Grupos Políticos municipales Partido Popular, PSOE y Compromís: Bloc-VerdsHospital, Sres. Jorge Planells Andreu, Andrés José Campos Casado y Sento Beguer Miquel, respectivamente, cuyo texto literal es como sigue: Visto el escrito presentado en este Ayuntamiento, suscrito por 304 firmantes, por medio del que proponen la aprobación del nombramiento del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio como Hijo Predilecto de Torrent, por reunir los requisitos a que se refiere el vigente Reglamento Especial de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Torrent. Vista la Proposición formulada por la Alcaldía-Presidencia, en la que efectúa un análisis pormenorizado de la dilatada trayectoria profesional del Dr. Parrilla, en sus vertientes laborales, docente e investigadora, dando cuenta de su excelente labor y de las innumerables actividades llevadas a cabo en las distintas áreas en que se ha desarrollado tan extensa y fructífera carrera. Considerando que el artículo 17 del mencionado Reglamento Especial de Honores y Distinciones estipula que será nombrado Hijo Predilecto de Torrent aquel que siendo natural esta población se haga merecedor y en agradecimiento a su labor en favor de Torrent. Considerando que los extraordinarios méritos obtenidos durante esta larga trayectoria, que le han otorgado reconocimientos por todo el mundo, le hacen sobradamente acreedor del mencionado nombramiento. Los portavoces que suscriben se adhieren en todo al contenido de ambos escritos y proponen al Pleno de la Corporación la aprobación del nombramiento del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio como Hijo Predilecto de Torrent. El Pleno, en votación ordinaria y por unanimidad, acuerda aprobar esta propuesta. 11


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

M. Desamparados Folgado Tonda, alcaldessa presidenta de l’Ajuntament de Torrent, fent ús de les facultats que li conferix la legislació vigent, va elevaR al Ple de la Corporació la proposició següent: El Sr. Pascual Parrilla Paricio, nascut a Torrent el 17 d’octubre de 1945, a nivell personal i professional representa l’excel·lència en el seu més ampli significat. Des que en 1967, amb 21 matrícules d’honor, va obtindre el Premi Extraordinari de Llicenciatura de Medicina, començà una carrera professional plena de treball i dedicació, culminada amb la satisfacció de l’èxit. Obtingut el doctorat amb Excel·lent cum laude per la Universitat de Bolonya, va orientar la seua carrera a la formació. Una formació que ha beneficiat més de 36 promocions de Patologia i Clínica Quirúrgica en la Facultat de Medicina de Múrcia; més de 131 especialistes en cirurgia general i aparell digestiu en la Unitat Docent de formació MIR de l’Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca; participant en més de 350 fòrums de formació i més de 300 conferències en cursos d’actualització. La investigació ha sigut també una activitat amb una dedicació apassionada. Com a principals línies d’investigació destacaríem: esòfag de Barrett, anomalies motors de l’esòfag, cirurgia laparoscòpica, trasplantament hepàtic, patologia biliopancreàtica, patologia endocrina, rebuig en models de xenotrasplantament i generació d’animals transgènics, i el projecte FD-97-0366, finançat per la Comissió Europea, del qual fou investigador principal. Fruit d’estes i d’altres investigacions, podem resumir només fins 2011: més de 650 publicacions en revistes indexades i 283 publicacions no indexades; col·laborador en capítols de més de 170 llibres publicats, 6 llibres publicats, més de 80 tesis doctorals dirigides i 12 projectes FIS. Tota esta activitat, resultat d’una vocació manifesta i d’una qualificació innegable, es veu afegida a la seua carrera professional des de 1977 vinculada a l’Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, on desenvolupa els càrrecs de cap del Departament de Cirurgia i director de les unitats de Trasplantament Hepàtic i de Trasplantament Pancreàtic. Laboralment, ha sigut convidat per a posar en marxa diverses àrees en hospitals de tot el món: Addenbrookes de Cambridge; Presbiterian Hospital de Pittsburg o Universitat de Minneapolis. Els mèrits obtinguts durant esta llarga trajectòria li han valgut reconeixements per tot el món: en l’Associació Espanyola de Cirurgians (AEC) fou president entre 1998 i 2000, vocal del Comité Científic entre 1984 i 1988, coordinador de la Secció d’Investigació entre 1990 i 1994, coordinador de la Secció de Cirurgia Esofagogàstrica entre 1994 i 1998, membre de la Comissió Nacional d’Especialitat de Cirurgia General i Aparell Digestiu entre 1995 i 1999, membre del Grup 15 12


Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

(cirurgia) de la Comissió Avaluadora del FIS entre 1994 i 1996, vicedegà de disciplines clíniques de la Facultat de Medicina de Múrcia entre 1994 i 1998, i Premi Virgili de la Societat Catalana de Cirurgia en 2004. En l’actualitat compta amb el reconeixement de diverses publicacions i organitzacions de màxim prestigi en cirurgia: és president de la Comissió Nacional de l’especialitat de Cirurgia General i Aparell Digestiu des de 1999, director de la revista Cirugía Española des de 2002, membre del comité editorial de 14 revistes de cirurgia i gastroenterologia, membre del Comité d’Experts de Medicina Clínica, regular reviewer de la prestigiosa publicació British Journal of Surgery, membre d’Honor de la Sociedad Chilena de Cirugía, membre d’honor del Capítol Espanyol de l’International College of Surgeons, i membre d’honor de la Sociedad Peruana de Cirugía, de la Sociedad Uruguaya de Cirugía i de l’Asociación Americana de Cirugía. Si d’alguna cosa pot estar orgullós Torrent és de tindre un veí tan il·lustre i que mereix tot el nostre reconeixement, així com d’haver-li atorgat en 1955 la seua primera beca per valor de 8.000 pessetes. En resum, tant la seua excel·lent labor assistencial i operatòria, pioner en camps com el trasplantament hepàtic i pancreàtic, la vessant investigadora i la docent, han conformat mèrits extraordinaris perquè la seua ciutat natal reconega la seua persona i la seua significació per a tots els torrentins. Volem donar les gràcies com a torrentins i com a éssers humans a una vida dedicada als altres. Per tot això, vist l’escrit subscrit per 304 firmants, per mitjà del qual proposen l’aprovació del nomenament del Dr. Parrilla com a Fill Predilecte de Torrent, de conformitat amb el que preveu l’article 17 en relació amb l’article 15 del Reglament Especial d’Honors i Distincions de l’Ajuntament de Torrent, es proposa al Ple l’adopció del següent acord: Aprovar inicialment la proposta de nomenament del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio com a Fill Predilecte de Torrent, per motiu de tindre els mèrits suficients per a obtindre esta distinció, i sotmetre l’acord a informació pública per un termini de deu dies hàbils en el tauler d’edictes municipal. Torrent, 12 de maig de 2014

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Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

M. Desamparados Folgado Tonda, alcaldesa presidenta del Ajuntament de Torrent, en uso de las facultades que le confiere la legislación vigente, elevaba al Pleno de la Corporación la siguiente propuesta: El Sr. Pascual Parrilla Paricio, nacido en Torrent el 17 de octubre de 1945, a nivel personal y profesional representa la excelencia en su más amplio sentido. Desde que en 1967, con 21 matrículas de honor, obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura de Medicina, inició una carrera profesional llena de trabajo y dedicación, culminada con la satisfacción del éxito. Obtenido el doctorado con Sobresaliente cum laude por la Universidad de Bolonia, orientó su carrera a la formación. Una formación que ha beneficiado a más de 36 promociones de Patología y Clínica Quirúrgica en la Facultad de Medicina de Murcia; a más de 131 especialistas en cirugía general y aparato digestivo en la Unidad Docente de Formación MIR del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, participando en más de 350 foros de formación y más de 300 conferencias en cursos de actualización. La investigación ha sido también una actividad con una dedicación apasionada. Como principales líneas de investigación destacaríamos: esófago de Barrett, anomalías motores del esófago, cirugía laparoscópica, trasplante hepático, patología biliopancreática, patología endocrina, rechazo en modelos de xenotrasplante y generación de animales transgénicos, y el proyecto FD-97-0366, financiado por la Comisión Europea, del que fue investigador principal. Como fruto de estas y otras investigaciones, podemos resumir solo hasta 2011 más de 650 publicaciones en revistas indexadas y 283 publicaciones no indexadas; colaborador en capítulos de más de 170 libros publicados, 6 libros publicados, más de 80 tesis doctorales dirigidas y 12 proyectos FIS. Toda esta actividad, resultado de una vocación manifiesta y de una calificación innegable, se ve añadida a su carrera profesional desde 1977 vinculada al Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, donde desarrolla las responsabilidades de jefe del Departamento de Cirugía y director de las unidades de Trasplante Hepático y de Trasplante Pancreático. Laboralmente, ha sido invitado para poner en marcha varias áreas en hospitales de todo el mundo: Addenbrookes de Cambridge; Presbiterian Hospital de Pittsburg o Universidad de Minneapolis. Los méritos obtenidos a lo largo de esta larga trayectoria le han valido reconocimientos por todo el mundo: en la Asociación Española de Cirujanos (AEC) fue presidente entre 1998 y 2000, vocal del Comité Científico entre 1984 y 1988, coordinador de la Sección de Investigación entre 1990 y 1994, coordinador de la Sección de Cirugía Esofagogástrica entre 1994 y 1998, miembro de la Comisión Nacional de Especialidad de Cirugía General y Aparato Digestivo 14


Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

entre 1995 y 1999, miembro del Grupo 15 (cirugía) de la Comisión Evaluadora del FIS entre 1994 y 1996, vicedecano de disciplinas clínicas de la Facultad de Medicina de Murcia entre 1994 y 1998, y Premio Virgili de la Sociedad Catalana de Cirugía en 2004. En la actualidad cuenta con el reconocimiento de varias publicaciones y organizaciones de máximo prestigio en cirugía: es presidente de la Comisión Nacional de la especialidad de Cirugía General y Aparato Digestivo desde 1999, director de la revista Cirugía Española desde 2002, miembro del comité editorial de 14 revistas de cirugía y gastroenterología, miembro del Comité de Expertos de Medicina Clínica, regular reviewer de la prestigiosa publicación British Journal of Surgery, miembro de Honor de la Sociedad Chilena de Cirugía, miembro de honor del Capítulo Español del International College of Surgeons, y miembro de honor de la Sociedad Peruana de Cirugía, de la Sociedad Uruguaya de Cirugía y de la Asociación Americana de Cirugía. Si de algo puede estar orgulloso Torrent es de tener un vecino tan ilustre y que merece todo nuestro reconocimiento, así como de haberle otorgado en 1955 su primera beca por valor de 8.000 pesetas. En resumen, tanto su excelente labor asistencial y operatoria, pionero en campos como el trasplante hepático y pancreático, la faceta investigadora y la docente, ha reunido méritos extraordinarios para que su ciudad natal reconozca su persona y su significación para todos los torrentinos. Queremos dar las gracias como torrentinos y como seres humanos a una vida dedicada a los demás. Por todo ello, visto el escrito suscrito por 304 firmantes, mediante el cual proponen la aprobación del nombramiento del Dr. Parrilla como Hijo Predilecto de Torrent, de conformidad con lo previsto en el artículo 17 en relación con el artículo 15 del Reglamento Especial de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Torrent, se propone al Pleno la adopción del siguiente acuerdo: Aprobar inicialmente la propuesta de nombramiento del Sr. Dr. Pascual Parrilla Paricio como Hijo Predilecto de Torrent, por motivo de tener los méritos suficientes para obtener esta distinción, y someter el acuerdo a información pública por un plazo de diez días hábiles en el tablón de edictos municipal. Torrent, 12 de mayo de 2014

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PASCUAL PARRILLA PARICIO. REFERENTE DE LA CIRUGÍA FISIOPATOLÓGICA EN ESPAÑA


Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

La documentación obtenida sobre Pascual Parrilla Paricio es prolija e interesante; por lo que se intentará desarrollarla para que el neófito pueda apreciar lo esencial de su personalidad y de su quehacer a lo largo de su vida. Para ello se dará voz a quienes lo conocen desde su vastísimo ámbito profesional hasta su modo de ejercerlo, sin olvidar su talante humano y las muestras inequívocas de que le asiste una esmerada inteligencia. Así, comenzando por la niñez, llegaremos a su jefatura en el Departamento de Cirugía del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, a través de esta trayectoria narrativa redactada con admiración y respeto por quienes han estado a su lado en alguno de los aspectos citados. La labor concienzuda que ha desarrollado deja visible una profunda huella en la historia de la Medicina española, por su modo de contemplar los distintos ámbitos de la Cirugía como un todo que ha marcado a este campo científico con el sello de la calidad, la profesionalidad y con el mejor trato que se le puede dar a los enfermos.

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Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

Pascual Parrilla junto a su hermano mayor Juan José en la década de los 40. 18


Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

UNA APROXIMACIÓN A LA VIDA DE PASCUAL PARRILLA PARICIO en torrent

Las informaciones que se ofrecen a continuación sobre Pascual Parrilla Paricio han sido suministradas por su hermano, por amigos de infancia, por vecinos torrentinos y por él mismo. El matrimonio formado por Pascual Parrilla Herranz y Rosario Paricio García tuvo dos hijos, al mayor le llamaron Juan José, y al menor Pascual, se llevaban apenas dos años y el futuro les deparaba ejercer una misma profesión. Los dos son médicos. Pascual Parrilla Paricio nació el 17 de octubre de 1945 en Torrent, en el primer piso de la casa situada en la esquina de la plaza Mayor que da a la calle San Cristóbal, justo arriba de la carnicería Ricardet, que aún perdura. Su padre trabajaba como barbero y luego como practicante. Se ofrece un extracto de lo que apuntaba Valentín Benlloch en la sección de Torrent al Cor de la revista municipal BIM Torrent en 2013, sobre los torrentinos aragoneses que regentaron la barbería de la plaza Mayor de Torrent: “Corría el 1885, y un joven aragonés […], José Fornés Jiménez, venido del pueblo de Orihuela del Tremedal (Teruel), estaba totalmente integrado entre la gente de Torrent. Le conocían como José Fornés (barbero y practicante), y tenía el establecimiento a la planta baja del actual número 9 de la Plaza Mayor. También la planta alta, a la que se accede por la escalera de al lado [...] forma parte de esta historia, ya que fue a veces la vivienda familiar. Un poco más tarde, hacia el 1890, recibían en custodia a su sobrino, el niño de ocho años Gregorio Fornés Soriano, también nacido en Orihuela del Tremedal. La situación difícil en aquellos pueblos llevaba muchas veces las familias a «bajar al Reino», que era igual que venir a buscar oportunidades alrededor de la ciudad

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Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

Los hermanos Parrilla Paricio y otros compañeros en la academia de Don Salvador Pardo. 20


Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

de Valencia. Este niño pudo aprender así el oficio de barbero. Ambos tuvieron la misma dedicación; José, el tío, lo alternaba con la de practicante. Según hemos oído decir a la familia, a veces debía salir de urgencia por hacer alguna sangría con las sanguijuelas que mantenía en un recipiente (parece que eso bajaba la tensión arterial de los enfermos) […] »Volviendo a la Plaza Mayor, sabemos por anécdotas transmitidas verbalmente que era un punto de encuentro. La ubicación era privilegiada: el centro, el mercado, los que trabajaban en la remodelación del porxi y también el fotógrafo (muchas fotografías de la época están hechas desde la misma acera de la barbería). Desgraciadamente, una angina de pecho se llevó a Gregorio el año 1926, a los 41 años, y el tío José Fornés, ya un poco mayor, continuó hasta que pudo pasar el oficio a Pascual Parrilla Herranz, que aprendía a ser barbero mientras se preparaba para su profesión definitiva: practicante. Pascual se casó con Rosario Paricio García, ambos de ascendencia aragonesa, y tuvieron dos hijos, Juan José y Pascual, dos prestigiosos médicos en Murcia […]”

Hay que recordar que, hasta los años 50-60, ser barbero y ser practicante se consideraban dos facetas de un mismo oficio. Pascual Parrilla Herranz, que había venido a trabajar a Torrent, era de la localidad guadalajareña de Pobo de Dueñas, habiendo vivido en Setiles, pueblo lindante con Ojos Negros de Teruel, de donde era oriunda la que sería su mujer, Rosario Paricio García, que aún siendo niña marchó a Valencia para vivir en la casa de una tía y labrarse un futuro que no le deparaba su pueblo, donde se habían cerrado las minas de hierro que abastecían los Altos Hornos de Sagunto. Ambos quisieron ampliar sus horizontes existenciales. Pascual se sacó el título de practicante en el Hospital Provincial de Valencia, era 1936, poco antes de que estallase la Guerra Civil. Se alistó en el ejército y estuvo en primera línea como enfermero en la aviación; le nombraron teniente médico y acabó preso por ser republicano. Cuando acabó la guerra se casó con Rosario, instalando su hogar en Torrent. La fama de buena persona acompañó a Pascual Parrilla Herranz toda su vida. En su labor de practicante del pueblo era conocida su generosidad, sociabilidad y entrega entre quienes precisaron sus servicios. Por su parte Rosario, una mujer menuda, fuerte y con gran determinación, destacaba entre quienes la conocían por su manifiesta inteligencia y su visión de futuro, con una dedicación absoluta para dar lo mejor a sus hijos y marido. Ella fue la impulsora de que Juan José y Pascual cursaran carreras universitarias, en un tiempo en el que sólo estudiaban quienes disponían de recursos, disfrutaban de una posición holgada o respondían a una tradición familiar. Adelantada a su tiempo, propició que sus hijos se emplearan a fondo en todo aquello que emprendían. Tanto su marido como ella dejaron a Juan José y a Pascual una impronta de hacer las tareas con dedicación y esmero, dando lo mejor de cada uno en todos los ámbitos de sus vidas. 21


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

En su primera comunión.

Germán Herráiz y Pascual Parrilla en la Semana Santa torrentina.

De izquierda a derecha Manuel Igual, Germán Herráiz y Pascual Parrilla en un día de Sant Blai. Al lado, otra foto con Germán Herráiz, Pascual Parrilla y Paco Ricart.

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Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

Juan José Parrilla Paricio, ginecólogo, catedrático, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia, que ha sido jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, es actualmente un jubilado que sigue ejerciendo su profesión e interesándose por todo lo que atañe a su especialización. Rememora que el sueldo de su padre como practicante les daba para vivir, aunque su progenitor frecuentemente perdonase sus honorarios cuando veía que sus pacientes eran pobres. “A mi padre le quería todo el mundo”, comenta con orgullo. Refiere que su hermano fue a una suerte de guardería que regentaba Doña Isabel en la calle San Cristóbal, donde acudían algunos niños de dos a cuatro años; recuerda también que cuando su padre iba a trabajar cerca de casa, en alguna ocasión él y su hermano le acompañaban y se quedaban en la puerta jugando, como cuando acudía a pinchar a doña María, una maestra que no gozaba de buena salud y había cogido especial cariño hacia el más pequeño, por lo que se ofreció para darle clases. Pascual estudió el pre bachillerato con ella, que ya vislumbraba la valía de su alumno; después de este periodo acudió a la academia de don Salvador Pardo, sacando el bachiller elemental con excelentes notas. De ahí pasó a cursar el bachillerato superior en los escolapios de Valencia. Ambos hermanos tenían que coger diariamente el Tranvía 21 desde Torrent para llegar a su destino, la calle Carniceros de la capital valenciana, por lo que se bajaban en las Torres de Quart. Como los dos destacaban en el pueblo por ser estudiosos hubo algún intento de que comenzaran a trabajar en la Caja de Ahorros de Torrent, a lo que su madre se opuso, pues quería que fuesen a la Universidad. Juan José y Pascual se levantaban diariamente a las seis de la mañana para que les diera tiempo de coger el tranvía que pasaba a las siete menos cuarto con destino a Valencia, y estar a las ocho en el Real Colegio de las Escuelas Pías, pues era obligatorio acudir a la misa que se oficiaba todos los días antes de las clases. Comían un bocadillo o cualquier otra cosa que les hubiera preparado su madre y llegaban a casa a las ocho de la tarde. Como rememora Pascual: “Era durísimo. Todos los días íbamos y veníamos. Recuerdo que iba dormido y no comenzaba a despertarme hasta la nueve de la mañana.” Entre los amigos más cercanos a Pascual están Paco Ricart Silla, Manolo Igual Villarreal y Germán Herráiz Gozalvo. Los tres eran vecinos, lo que les hizo pasar mucho tiempo juntos en su niñez jugando en la calle donde se daban cita dos grupos, los de la plaza y los del rabal. Sus amigos lo describen como un chaval delgado, moreno, espabilado, noble, competitivo y con alma de líder, que se mostraba bastante seguro y era un buen deportista, sobre todo nadando y saltando del trampolín en la piscina de las Delicias, que frecuentaban siempre que podían. 23


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

Pascual en una clase de Bachillerato Superior en los Escolapios. 24


Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

Comenta Germán, hijo del panadero de la calle de San Cristóbal, que Pascual siempre iba muy adelantado en los estudios y que ha sido un modelo para él. Se hizo médico por su influencia, y cuando comenzaba sus estudios en la Facultad de Medicina Pascual ya había terminado la carrera. Según Germán “las opciones más comunes de entonces para labrarse un futuro eran las de ser sacerdote, abogado, médico, o empleado de banca”. Así, de los cuatro amigos, tres de decantaron por la Medicina, Pascual, Manolo y Germán, y uno por la Banca, Paco, quien afirma lo siguiente: “Pascual desde pequeño ha sido un superdotado, su capacidad de memoria es importante, lee rápido y se queda con todo; hay que tener en cuenta que en todos sus estudios se ha sacado matrículas de honor, pero no ha sido nunca un creído. Siempre ha leído mucho y de pequeño le encantaban los tebeos”. Todos ellos señalan el mérito de su capacidad de estudio, raciocinio y gran voluntad para marcarse metas, haciendo hincapié en que venía de una familia humilde. También recuerdan que lo becaron en el Ayuntamiento y que a su familia le tocó algo en la lotería de la Hermandad de la Santa Faz, dinero que sus padres invertirían en la formación de sus vástagos, y a modo de nota anecdótica está el dato de que Rosario apuntó a sus hijos a esta hermandad, como atestigua alguna de las fotos que aparecen en este libro. En cuanto a la beca que otorgó el Ayuntamiento de Torrent a Pascual y a Manolo, de nueve y diez años, respectivamente, les procuró los estudios de bachillerato; las pruebas fueron libres y les hicieron un dictado, una división y una redacción sobre el Tribunal de las Aguas de Valencia. Pascual rememora que los fines de semana del periodo en que estudió con los escolapios le sabían a gloria, pues descansaba y se entretenía mucho, en especial con sus mencionados amigos que vivían muy cerca, Paco enfrente, Germán casi al lado, y Manuel estaba a menudo en su casa o él en la suya. Le gustaba pasarse por la casa de Paco todos los domingos porque olía a natillas y solían invitarle a comerlas. También le apasionaban las películas e iba con sus amigos a los cines Cervantes, Montecarlo, Liceo o Avenida, tenía tardes de lectura o de ver pasar la procesión de los domingos con los carros que arrojaban murta, y presenciaba la traca final con ese olor a pólvora que pervive en su memoria, paseaba por el mercado de la plaza, el ‘porxi’, y aspiraba el aroma de las flores de azahar, comía naranjas, oía el sonido cantarín de quien llevaba el carrito que vendía ‘aigüa civààà’, y recuerda nítidamente el terror que le embargó cuando se produjo la riada de 1957, que anegó cuanto alcanzaba la vista. Tras los estudios preparatorios Pascual debía elegir la carrera universitaria, pero no tuvo clara su elección hasta que su hermano comenzó Medicina, lo que hizo que se interesase por las materias que éste estudiaba y decidió que sería médico. Entró en la Facultad con quince años, acabó la carrera con veintiuno y le interesaba la cirugía interna. En la carrera obtuvo 21 matrículas de honor y el premio 25


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

Pascual Parrilla Herranz, padre de Pascual, ejercía como practicante en Torrent. 26


Hijo Predilecto de Torrent ––––––––––––––––––

Rosario Paricio García y Pascual Parrilla Herranz.

extraordinario. Ingresó como médico residente en el hospital Clínico de Valencia, se doctoró en la Universidad de Bolonia y fue profesor adjunto de Cirugía en la Universidad de Valencia. No había cumplido los treinta años cuando experimentó un gran cambio: su trayectoria vital y profesional la realizaría en Murcia, una ciudad que no conocía, aunque la había cruzado para ir a Ronda, donde hizo la mili universitaria. En 1975 fue profesor agregado de Cirugía en la Universidad de Murcia, y ganó la plaza de catedrático de Patología y Clínica Quirúrgica. Desde entonces trabaja en el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (HUVA), dirigiendo a un equipo de más de 40 cirujanos, entre adjuntos y residentes, ha dado fuerza a la Asociación Española de Cirujanos y ha rechazado ofertas para trabajar en Valencia, Madrid o Barcelona por fidelidad al equipo y a la escuela que ha formado en Murcia. En cuanto a su vida privada, conoció a Cristina Reverter Pinto, una enfermera con la que trabajó en el Hospital Clínico, y con la que iniciaría una nueva vida a principios de los años setenta. Se casaron en el nuevo monasterio del Desierto de las Palmas en Castellón, localidad en la que había nacido Cristina. Con ella ha tenido tres hijos, Guillermo, Carlos y Cristina. Son abuelos de tres nietas y un nieto.

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Pascual Parrilla, Salvador Pardo y Manuel Igual.

Pascual junto a la madre de Manuel Igual.

Recorte de prensa informando sobre las becas dadas por el Ayuntamiento a Pascual y Manuel.

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Aportaciones para la semblanza de pascual parrilla paricio

“La beca que recibió Pascual es la mejor inversión a largo plazo que ha hecho el municipio en toda su historia.” Con esta frase que suscriben Paco Ricart y Manuel Igual comienza el capítulo de colaboraciones sobre Pascual Parrilla Paricio.

EN BUSCA DE LA VERDAD, DE LA INNOVACIÓN Y DE LA INVESTIGACIÓN MANUEL IGUAL VILLARREAL Amigo de la infancia y compañero de Universidad de Pascual Parrilla. Pediatra jubilado que reside en Suiza.

Pascual y yo nos conocimos luego de haber estado juntos un año sin habernos prestado la atención mutua requerible en el colegio San José de don Salvador Pardo Bochons en la calle de Sagra. Él cursó ingreso y primero y yo segundo de bachillerato elemental. El día del examen en Requena, Pascual dio su primer aldabonazo sacando muy buenas notas, varias matriculas de honor y sobresalientes. Algo análogo me aconteció también. El bueno del maestro no salía de su asombro: ‘vaya, qué coincidencia, y esto me tenía que pasar a mí en el otoño de mi carrera…’ Ni corto ni perezoso, don Salvador emplazó a los padres 29


de Pascual y les instó a que hiciera el segundo curso durante el verano (pobre Pascualín en medio de la canícula torrentina). Digo yo que ‘el abuelo’, así le apodábamos cariñosamente, se dejó llevar de una corazonada por el viejo adagio comanche que reza así: Si quieres llegar pronto a un sitio ve solo, pero si quieres llegar lejos búscate compañía (y a ser posible buena). De manera que en octubre de 1956 empezamos juntos el tercero de bachiller. Y congeniamos. Y colaboramos para sacar aquello adelante y comprender todo lo que sucedía alrededor. Yo que era hijo único y huérfano de padre encontré en la familia de Pascual un segundo hogar. Y él lo mismo en mi casa. El tándem duraría la friolera de once años (menos duran muchos matrimonios). No es que fuéramos como mellizos, mas bien como siameses. Hay otros ejemplos en la historia, el Dúo dinámico, Roberto Alcázar y Pedrín, el Yin y el Yan, Doctor Jekyll and Mr. Hyde etc. Dos peloteras de pocos días y el resto una balsa de aceite. Sucedió entonces algo nunca oído en el microcosmos torrentino. Un alguacil fue visto pregonando por las esquinas de las calles que el Ayuntamiento había sacado a concurso tres becas de tantos y tantos miles de pesetas, que los niños que se consideraran capaces, independientemente de su edad, que se presentasen, vamos, y que para más detalles se había colgado un pasquín en la puerta del ayuntamiento. Y se presentaron muchos. Todos sacaron su papeleta fatídica de una bolsita de cuero y pelearon con su suerte entre el jolgorio de las muchas familias que llenaban día a día la sala de actos del cabildo. El estoico jurado estaba compuesto por el alcalde (no recuerdo si era Ángel Simó Urios o Arturo Benlloch Arévalo), el arcipreste, el jefe de Falange (el entonces estudiante de medicina y más tarde Dr. Paulino Mora) y probablemente, como de costumbre, un boticario. Los ganadores fueron Pascual y yo, la tercera beca se dejó desierta. Para celebrarlo, don Paulino nos llevó en su vespa a unos grandes almacenes en Valencia, Pascualín que era más menudo derecho delante del conductor, yo de fardo atrás. Y nos regaló a cada uno una trinchera de esas de color verde botella con grandes solapas que al levantarlas tapaban el cuello. Solo nos faltaba un sombrero y un pitillo en la comisura de la boca. En fin, cada vez que veo Casablanca me olvido de Ingrid Bergmann y me pongo a reír. Humphrey Bogart, digo Pascualín susurrando ‘play it again Sam’. Bromas aparte, aquello nos arregló la vida. La beca era renovable a condición de notas excelentes y se mantuvo hasta que entramos en la universidad cinco años más tarde, donde se sustituyó por otras de mayor cuantía y diferente proveniencia. A toro pasado, se puede decir, sin exagerar, que la beca que recibió Pascualín es la mejor inversión a largo plazo que ha hecho el municipio en toda su historia. Tras la reválida se eligieron las Escuelas Pías en Valencia como fase secundaria entre otras cosas por estar cerca de las Torres de Quart, parada final del tranvía 21. Adaptarse a la ciudad costaba a los que venían de los pueblos, los viajes eran 30


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agotadores, las comidas por los bancos de los parques tirando de fiambreras frías, muchos profesores con sus teclas, demasiados alumnos. Fueron tres años de aprendizaje social intenso pero al final Pascual continuó sacando sus buenas notas habituales. Se instauró la mala costumbre de quitarle horas al sueño para estudiar. Retrospectivamente uno no puede ser sino crítico de la enseñanza que se impartía. Había libros de texto y se esperaba que el niño se atuviera estrictamente al guión. Cuanto más ad pedem litere mejor. Se aprendía de memoria. Fantasía, improvisación y heterodoxia eran mal vistas, incluso peligrosas. El castigo físico (la hostia, el coscorrón, el reglazo que a veces venía de canto, el ponerle a uno de rodillas en cruz con dos libros en las palmas, etc.) estaba a la orden del día incluso por infracciones insignificantes. Pascual perfeccionó su técnica diciéndose, no queréis caldo, pues dos tazas. Que dos no bastan, pues tres. Adaptarse o morir. Esta actitud bastante corriente entonces tenía necesariamente que desembocar, ante tanto tabú y tanto dogma, en la hipocresía de la sociedad tan típica de aquella época. Cuando sonó la hora de la Universidad estaba claro que Pascual elegiría Medicina por cuanto su hermano Juan José ya estaba en ello. Se le tuvo que convencer de ponerse pantalones largos y no se le regaló una máquina de afeitar pues era imberbe todavía. El curso que nos tocó era un bastión VIP (very important people) uno no daba abasto entre hijos de catedrático, sobrinos de arzobispo, hijos de alcalde, vástagos de la burguesía de dinero de la capital, etc., etc., gente toda muy simpática e incluso muy inteligente que no necesitaba en absoluto de ayuda externa, pero que la recibía. Destacar era difícil, y sin embargo nos ingeniamos un sistema de aprendizaje y presentación de las materias en los exámenes, una verdadera obra de ingeniería que garantizaba las mejores notas. Así fue que Pascual acumuló un número notable de matrículas de honor. A la calidad de la enseñanza recibida esta vez no se le podían poner peros y toda la carrera le salió a Pascual como un soneto florentino en endecasílabos, dos cuartetos, dos tercetos. Y si faltaba el estrambote, este vino en la consecución del Premio Extraordinario de la Licenciatura. Me parece ahora muy pertinente decir algo sobre la familia de Pascual: Su padre, de nombre también Pascual, de oficio practicante (ahora ATS), era la bonhomía en persona. Ejercía a domicilio y en casa, conocido y apreciado en todo el pueblo. De Pobo de Dueñas, en Guadalajara, y de Setiles, en Aragón, durante la guerra había militado en el frente republicano, de lo que se sentía muy orgulloso. Su madre Rosario, ama de casa, natural de Ojos Negros, en la cuenca minera de hierro en Teruel, la que abastecía por vía férrea a los Altos Hornos de Sagunto, de carácter fuerte y noble absolutamente determinada a darle a sus dos hijos estudios y una vida mejor de la que ellos habían tenido. Como he mencionado, Pascual tiene un hermano dos años mayor que él, que hizo el mismo 31


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periplo estudiantil y universitario que nosotros, con mucho éxito, catedrático de Ginecología y Obstetricia en Murcia también. Pascual ha dado siempre constancia de sus orígenes humildes y honestos a quien se hubiere interesado por ello y a timbre de gloria. Yo he tenido la oportunidad y el placer de observarlo y convivir con él durante buena parte de su infancia, toda su adolescencia y durante los primeros años adultos y, aunque le considere un hermano mío, mi juicio no puede ser erróneo: es un buen tipo, buen amigo, solidario, generoso, con sentido común y last but not least con mucho sentido de humor. No me extraña que sus pacientes y sus alumnos le adoren. A mi manera de ver, el mejor mérito de Pascual es lo siguiente: durante aquellos años de régimen totalitario primero y autoritario después en los que el menor desliz (un comentario políticamente incorrecto, un chiste, una participación en una manifestación, una carrera delante de los grises, etc.) podía costarle a uno el trabajo de tantos años (pues estaba uno fichado por partida doble), supo sabiamente mantenerse en esa zona ambigua de cobertura que quizás hubiera podido presagiar la mediocridad imperante para luego, ya en posición de poder, ir abiertamente en busca de la verdad, de la innovación y de la investigación.

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Encuentro de los amigos Paco Ricart, Pascual Parrilla y Manuel Igual, con sus respectivas esposas, Charo, Cristina y Gabi. 32


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EN EL NOMBRAMIENTO DE PASCUAL PARRILLA COMO MIEMBRO DE HONOR DEL CAPÍTULO ESPAÑOL DEL INTERNATIONAL COLLEGE OF SURGEONS Carlos Carbonell Antolí El catedrático de Cirugía Carlos Carbonell Antolí (1916-2009), cuya labor profesional fue premiada con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, fue el maestro más directo de Pascual Parrilla. El 18 de junio de 1999 en El Escorial, con 83 años de edad, hizo el discurso de presentación del que fue su brillante alumno en su nombramiento como miembro de honor del capítulo español del International College of Surgeons. Se ofrece un extracto del mismo. En la formación de una personalidad influyen muchos factores, pero los principales son su propio impulso, cómo se estimula y dirige dicho impulso, y el tiempo y el ambiente social y científico en el que se desarrolla. Ya sean avances esperados o no, fértiles o no, no sólo es necesario que surja la idea en una mente singular, sino que tan importante como la idea es que exista una situación ambiental, social y científica que la haga posible. Parrilla surge en la Cirugía cuando se ha realizado primero la revolución hospitalaria que tanto se hizo esperar en nuestro país; en segundo lugar la Cirugía, que era de pocos cirujanos y pocos enfermos quirúrgicos, ha pasado a ser de muchos cirujanos y muchos enfermos quirúrgicos, acentuándose la tendencia a la subespecialización; en tercer lugar se inicia una formación planificada con los MIR, que todavía debe mejorar, y en cuarto, existe un evidente cambio económico y una rotura de nuestro tradicional aislamiento internacional. Estos cambios no son suficientes con que se inicien. Es necesario que otros los continúen y los hagan profundos, España no sólo ha cambiado políticamente. La Cirugía española ha experimentado actualizaciones más profundas que las políticas. Parrilla, joven y con nobleza, tenía inquietudes no sólo políticas y sociales; entre sus afanes juveniles se contaba el lograr una Universidad mejor y una Cirugía de rango internacional. Podemos adelantar que no es que haya crecido en un ambiente nuevo, es que él mismo ha sido importante agente y responsable de muchos de los cambios que en los últimos años ha experimentado la Cirugía española, como pueden servir de ejemplo los trasplantes hepáticos y la cirugía del esófago. […] Hace unos años Pascual Parrilla era considerado como uno de los mejores alumnos de la Facultad de Medicina de Valencia, junto a su hermano Juan José. 33


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También fue un alumno destacado en las Quirúrgicas, pero su situación como alumno interno en Médica hacía esperar de él una vocación médica. Realiza la Licenciatura y consigue el Premio Extraordinario, y un día decide comunicarme que su vocación es quirúrgica y su deseo de integrarse en la Cátedra de Cirugía. Lo guardo en mi memoria, como es probable que lo guarde él. En ese momento iniciaba una tarea llena de logros envidiable y de un futuro todavía subyugador. Para mí sería el mayor desafío de mi docencia universitaria. Hijo de padres muy inteligentes, socialmente modestos pero muy respetados y considerados por sus características humanas, por sus venas circulaban los mejores antecedentes de la Cirugía. Su padre era un honesto y respetado Practicante, a los que considero como el mejor vestigio de aquellos cirujanos antiguos, prácticos, empíricos y queridos por el pueblo. Y Parrilla tenía otro buen antecedente, todos sus maestros en primera y segunda enseñanza le recordaban y querían. […] También podríamos considerar los beneficios de una formación médica básica previa a la quirúrgica. No es el único buen cirujano que ha tenido previamente una buena formación médica. Qué contrario a aquellos que piensan en una formación especializada desde el primer instante. En un tiempo en el que la Cirugía se había constituido en una especialidad atractiva, quise advertirle antes de que la decisión se hiciera definitiva: ¿Sabe que la Cirugía exige sacrificios físicos y que es necesaria una gran resistencia física? ¿Sabe que también exige en algunas ocasiones una gran resistencia moral? Qué lejos estaba de conocer al hombre que tenía delante. Ya integrado en el equipo, pronto sabría que era el hombre más incansable. Rara era la intervención en la que no estaba incluido, raro era el enfermo que no fuera conocido perfectamente por él. No sólo conocía a los enfermos de nuestro Servicio, sino a todos los del Hospital que pudieran […] ser subsidiarios de la Cirugía. No sólo no le afectaba el cansancio, sino que dominaba con su mente ritmos vitales más profundos, como el sueño y la vigilia. Este dominio de suspender el sueño y de recuperarlo a voluntad fue la primera vez que me era dado observar, y ello causó admiración por un hombre que evidentemente se iniciaba como un hombre excepcional. Habíamos creado en nuestro Servicio un sistema de Residentes peculiar. La Seguridad Social, tan universitaria en aquellos tiempos, había excluido a los hospitales universitarios de compartir con ellos los MIR, a pesar de que había llenado sus cuadros de Cirujanos con nuestros mejores colaboradores. No teniendo Residentes de la Seguridad Social, decidimos que organizaríamos nuestro propio sistema de Residentes. Esta decisión no tuvo oposición, no teníamos gerentes que impidieran nuestros deseos e iniciativas. Pudimos disponer de cuatro camas para ellos y de la comida adecuada. La retribución era escasa y dependiente de los ingresos de la Sección de enfermos privados. La residencia era permanente, los Residentes vivían en el Hospital, y ello los integró en el mismo en tal forma que lo 34


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vivieron en total profundidad. Conocían los éxitos y los fracasos, y sabían más que nadie lo que ocurría y por qué ocurría. En el mismo momento que Parrilla ingresó se había producido una vacante que inmediatamente ocupó. El éxito logrado por el sistema que básicamente consiste en que el Residente viva en el Hospital y en el corto tiempo en que actuó fue extraordinariamente satisfactorio y no se repitió cuando se aplicaron las normas generales de MIR. Más del 80% de los que hicieron esa Residencia son Jefes de Servicio, Cirujanos eminentes o Catedráticos como el profesor Parrilla. Su preocupación por la Clínica quirúrgica, por los avances y por la técnica, no podían ser más intensos. Realizó un curso y su Tesis Doctoral en la Universidad de Bolonia, y volvió a nuestro Servicio ya en la plenitud de vuelo. La actividad docente se inicia. Pronto se hace evidente su mente clara, el lenguaje sencillo que llega a los alumnos, la separación de lo necesario y de lo superfluo. Pronto llega a alcanzar la popularidad y la admiración de los alumnos, que ya no perderá nunca. La actividad quirúrgica constante […] le hace llegar con rapidez a la plenitud quirúrgica. También comienzan sus publicaciones científicas, que con generosidad excepcional comparte con sus compañeros de clínica, en la que […] es considerado ya el primero entre ellos. Un día le advierto de la conveniencia de la Investigación, del doble valor de un trabajo de investigación, y de sus dificultades. Comenzó a organizarlo. Nunca tuve un laboratorio de investigación con mayor producción y de mayor interés que cuando lo dirigió Parrilla. Esta investigación quirúrgica ya nunca la olvidó. Aquella que inició en Valencia fue alcanzando mayor profundidad y trascendencia en Murcia. Otro día le advierto de unas Oposiciones que se han convocado para profesor agregado de Cirugía. Pregunta si yo creo que debe presentarse. Aunque siempre he creído en sus grandes posibilidades y en su excelente preparación, siempre me ha asombrado, ya que los resultados han sido siempre superiores a los que yo había esperado. Realiza unos magníficos ejercicios que le acreditan en Madrid su excepcionalidad y sus cualidades para dirigir una Cátedra universitaria. Alcanzada la Cátedra de Cirugía en la […] Facultad de Medicina de Murcia (consigue) todos los logros que le habíamos pronosticado y muchos más […] El Hospital de la Virgen de la Arrixaca se constituye en uno de los centros quirúrgicos de mayor relieve nacional. Es uno de los centros más deseados por los Residentes de Cirugía. La evolución posterior de Parrilla ha superado todas las más que excelentes esperanzas previstas […] Es un Cirujano de una nueva época. Se desprendió de la generación anterior, cuya aspiración era hacer toda la Cirugía […] Había llegado un tiempo en que lo importante no era hacer muchas y variadas intervenciones, sino hacer bien y cada vez mejor lo que se vaya a realizar. Una orientación trascendente es la de convertir intervenciones quirúrgicas que tenían una pesada mortalidad en otras que no la tuvieran. Para ello no acepta solo 35


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el repetirlas con mayor frecuencia, sino haciendo un planteamiento más general en el que se aspira a una depuración de la técnica apoyándose en experiencias propias y ajenas, una reorganización de la selección y preparación preoperatorio y nuevas exigencias en el postoperatorio. Es así como inicia una nueva cirugía de la resección del esófago y consigue una mortalidad prácticamente nula. Así piensa que puede ocurrir con el cáncer de páncreas en un futuro y yo le deseo que tenga el mismo éxito que con el cáncer de esófago. Parrilla ha demostrado […] que siendo evidente la necesidad de una cierta habilidad manual, lo importante para un cirujano es que haya buena mente y una acertada metódica. […] Sabe comunicar a los que le rodean su pensamiento y su modo de hacer. Por eso se ha rodeado de discípulos que operan como el Maestro […] Ha creado un Equipo quirúrgico en el que sabe delegar responsabilidades. El trasplante hepático también es una demostración de cómo una técnica nueva es adoptada, planificada en todos los aspectos y la realiza con perfección. Ello es una demostración de que no sólo es capaz de movilizar un Servicio, sino todo un hospital. […] Parrilla no es el que más trasplantes ha realizado, pero sí que es el que más consecuencias ha sacado y más publicaciones […] […] No he sido su Maestro en investigación. Me acepta como su Maestro en Cirugía, pero reserva el de Investigación al Profesor López Merino, Catedrático de Cardiología excelente […] […] Algunos compañeros, cuando se habla de Parrilla, me dicen: “¡Estarás orgulloso de que sea tu discípulo!”, pero yo les digo: “Lo que tengo que hacer es dar gracias a Dios de haberme hecho llegar a un discípulo como Parrilla. Hombre bueno, fuerte, generoso, con amor al trabajo, con una capacidad mental y quirúrgica excepcional.” La realidad es esta: un hombre excepcional, que ha llegado a la Cirugía española para fortuna de ella, siendo uno de los Profesores y uno de los Cirujanos que más ha hecho para conseguir los evidentes avances de la Cirugía española de los últimos tiempos, que van ganando el respeto internacional.

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LAUDATIO A LA CIUDAD DE TORRENT PORQUE NOMBRA PREDILECTO A SU HIJO, EL DR. D. PASCUAL PARRILLA PARICIO, A QUIEN FELICITO VICENTE LÓPEZ MERINO Nacido en 1930. Catedrático jubilado de Patología Médica-Cardiología, de la Facultad de Medicina de Valencia. Medalla de la Universidad de Valencia en 2003. Premio I Certamen Médico: “Reconocimiento a toda una vida Profesional”. Fundación del Colegio de Médicos de Valencia y Ayuntamiento de Valencia. Medalla de Oro de la Sociedad Española de Cardiología. Presidente de Honor del Instituto Médico Valenciano. Académico de Número de la Real Academia de Medicina de la Comunitat Valenciana.

Cuando me invitaron a escribir un artículo en el libro Homenaje de Torrent al Dr. Pascual Parrilla Paricio me quedé satisfecho de poder hacer algo tan agradable para mí al mismo tiempo por el amigo y por la ciudad. En la Facultad de Medicina, cada año hay varios alumnos sobresalientes a los que todos conocen como excepcionales y se sabe de ellos que en su gran mayoría serán en el futuro los médicos más notables de la ciudad o incluso del país, pero unos pocos, uno cada varios lustros son como estrellas, tocadas por la gracia. Todo el mundo sabe que se trata de los elegidos, que a lo largo de su vida crecerán y crecerán, y su luminosidad transcenderá. Esta última es la forma en que yo conocí a Pascual Parrilla, como alumno de Patología Médica, después como médico ayudante destacado y luego predilecto del profesor Carlos Carbonell Antolí, catedrático de Patología Quirúrgica Visceral, y amigo del profesor Vicente Chuliá Campos, catedrático de Anestesiología y Reanimación, formó con este último y con su compañero mayor, el doctor Salvador Lledó Matoses y conmigo mismo, un grupo de Investigación Experimental, que trabajábamos realquilados en la Cátedra de Farmacología, y durante un lustro indagamos insistentemente en la fisiopatología del embolismo pulmonar, y sus reflejos especialmente bronquiales, de importancia tanto en la Patología Médica, y en la Quirúrgica como en la Reanimación, y que se ha discutido durante casi un siglo mediante una técnica propia que nos permitió obtener resultados nuevos. Pero más allá de su gran capacidad de trabajo, su excelente formación quirúrgica y médica en general y su agudeza mental para interpretar los resultados, lo que todos nosotros sentimos y contemplamos y aprendimos estos años de Pascual Parrilla 37


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fue que nada hay más deslumbrante que presenciar el nacimiento y desarrollo de un espíritu en formación y nada más atractivo que su pasión por saber y crecer. El rápido crecimiento y su natural genio le han permitido llegar a la cumbre de la cirugía sin abandonar, como ha sido habitual en muchos cirujanos, las virtudes fundamentales del médico, conocer al enfermo por su nombre y ser conocido por él no sólo por sus extraordinarias manos sino por nombre y su gran corazón. Ha sido, igualmente, un avanzado en organizar la cirugía en grandes superespecialidades, dotando con ello a su servicio de unidades de hepatología, pancreática esofagogástrica, de cirugía colorectal, de endocrinas y de obesidad morbosa. Actualmente está a la cabeza de la Cirugía Española y por sus raíces con los profesores Carbonell Antolí y Martín Lagos, constituye el máximo representante en España de la Cirugía Fisiopatológica. Cuando yo inicié mis estudios se decía que España tenía diez universidades y media, contando como media la de Murcia que carecía de varias facultades, entre ellas la de Medicina. Cuando los terminó Parrilla, Murcia se había puesto en marcha y se estaba creando una de Medicina, nutriéndose con profesorado en gran parte valenciano, entre los que muy joven estuvo Pascual Parrilla. Murcia se ha engrandecido porque fue magnánima, pero los profesores que allí arraigaron no lo fueron menos. Murcia fue el primer amor de Pascual y allí quedó para siempre de vocación y de corazón, y al final son los hombres los que hacen grandes a las tierras. Murcia figura hoy en la primera línea de la medicina española gracias a quienes cogieron el timón y han luchado para ello. Parrilla es grande no por haber alcanzado la excelsitud en todos los índices que se emplean hoy día para la valoración de los investigadores, sino al contrario, ha alcanzado la excelsitud porque es grande, y lo es en todos los ámbitos en que puede destacar un universitario: docencia, asistencia, investigación y ser humano, también el primero en padecer junto al enfermo, y tratar de curar al máximo inmerso en este compadecimiento. La grandeza de Torrent aumentará cuanto mayor sea la grandeza de los hijos a los que honra y es incomparable la del Dr. Parrilla.

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MI PRIMER TUTOR CARLOS CARBONELL CANTI Profesor de Cirugía de la Universitat de València. Académico de Número de la RAMCV.

Mi primer contacto con Pascual Parrilla Paricio ocurrió en octubre de 1968, yo cursaba mi cuarto año de Medicina y él había terminado la carrera y había sido contratado como Residente en el servicio de Cirugía General, que dirigía mi padre, el Profesor Carlos Carbonell Antolí. En aquella época los residentes de los servicios clínicos residían, y por lo tanto vivían, en el Hospital. Cuatro eran los condicionantes necesarios para poder entrar de residente en el servicio de Cirugía del Hospital Clínico de Valencia (época previa al MIR): un buen curriculum vitae, una clara predisposición por la Cirugía, una entrevista satisfactoria con el jefe del Servicio y sobre todo, condición imprescindible, la vacante de una de las cuatro camas habilitadas para alojar a los cuatro residentes de Cirugía. En el curriculum de Pascual Parrilla abundaban las Matrículas de honor y los Sobresalientes, siempre en las asignaturas más difíciles y en aquellas que se consideraban auténticas asignaturas fundamentales en la carrera de Medicina. (Foto 1 de la página 41) La clara predisposición a la Cirugía, fallaba, Pascual venía de ser alumno interno distinguido en la Cátedra de Patología General que dirigía el Prof. Miguel Carmena Villarta, donde al alumno se le enseñaba a tomar contacto con el paciente, a desarrollar la sistemática exploratoria y a elaborar un diagnóstico diferencial, que suponía un reto entre el conocimiento y la deducción. Pascual adoraba este sistema y temía no poderlo desarrollar si entraba como residente de Cirugía. La entrevista con el jefe del Servicio de Cirugía fue clarificadora para ambos, se dieron un margen de tiempo, Pascual comprobaría las razones y las formas que mueven a los cirujanos a curar y si le convenía seguir lo haría. El jefe del Servicio consiguió en esta inicial y buena negociación encontrar la persona que desde entonces iba a ser su discípulo preferido. Pascual Parrilla entró por la vacante dejada, como residente, por otro eminente cirujano, Vicente Tarazona, cirujano torácico y durante muchos años también alcalde de La Eliana (Valencia). Los cuatro alumnos internos que ese año fuimos examinados para acceder al servicio como alumnos internos, lo fuimos por un tribunal constituido por tres 39


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miembros del servicio, el jefe, el residente más antiguo que entonces era el Dr. Francisco Valls y el residente más joven, el Dr. Pascual Parrilla. El joven residente se invistió de su responsabilidad y fue, con mucho, el más incisivo, severo y terrible miembro de ese probablemente su primer tribunal; sus endiabladas preguntas, su aspecto serio casi encrespado, nos provocaban inquietud, por no decir miedo, pero una vez finalizado el examen y aceptados los cuatro alumnos, Parrilla, con sus extraordinarias dotes personales, su amabilidad y su carisma se convirtió en el líder natural de todos nosotros. Parrilla nos ofrecía el camino a seguir para hacer realidad nuestro sueño de ser cirujanos, lo veíamos ayudar a operar en intervenciones quirúrgicas muy difíciles, nos decía: “el buen ayudante se adelanta a la acción inminente del cirujano y por eso acaba por dominar completamente la técnica quirúrgica y la intervención se convierte en una auténtica satisfacción, pero, en ocasiones, cuando surge la complicación hay que ‘apretarse los machos’, aguantar y ayudar, pero sobre todo aprender”. Cuántas veces habrá repetido Pascual Parrilla que el quirófano es el mejor laboratorio de investigación para un cirujano, pero en absoluto, y de eso se encargaba él de insistir, se puede ir al quirófano como se va a una aventura, se exige preparación, es decir estudio del paciente y de la técnica, se exige también actitud, es decir valentía y coraje y, sobre todo y ante todo, humildad, pues tras la cirugía brillante se nos presenta un postoperatorio que dará el auténtico veredicto del acto terapéutico quirúrgico. El seminario antiguo de la cuarta planta del Servicio de Cirugía en el Hospital Clínico de Valencia era el refugio, el hogar y un punto de reunión y estudio, de nuestro pequeño grupo, a los alumnos de cuarto o de quinto nos hacía estudiar en su compañía, silencio y alguna pregunta ocasional, él siempre tenía delante un libro de Cirugía, el Hamilton Bailey, su biblia, totalmente subrayado y se iniciaba con uno de los primeros tratados que hubo de patología quirúrgica el famoso J.R.Michans, con sus tres tomos. Para los alumnos ver estudiar con esa intensidad a un médico ya licenciado, nos suponía auténtica admiración y profundo respeto y se nos hacía muy de madrugada la hora de retirarnos. Intenso trabajo hospitalario por la mañana, a las ocho asistíamos puntualmente a la reunión de todo el servicio, todos los médicos de plantilla, todos los residentes y todos los alumnos. Pascual Parrilla llevaba la sala de la Cuarta Planta y le confiaron también las habitaciones de Privados, fuente generadora de ingresos que permitían las becas de residentes. Lo organizó muy bien, su hombre clave era Jorge Srougi, un palestino al que había operado de urgencia de una apendicitis y que desde ese momento se instaló en el servicio como intermediario entre la enfermería y la medicina, era el hombre de confianza de Parrilla. Pascual conocía 40


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Foto 1. Fachada de la Facultad de

Medicina de Valencia.

Foto 2. Bar Amorós, carismático bar en la

vida de Pascual Parrilla.

Foto 3. Sesión Clínica, de pie Dr. Salvador

LLedó, sentados de izquierda a derecha, Adolfo Benages, Carlos Carbonell Antolí y Pascual Parrilla. Sagunto 1986. Foto 4 . Poligrafo de ocho canales HP. Cátedra Farmacología. Foto 5. Estatua de Arnau de Vilanova, entre la Facultad de Medicina y el Hospital Clínico Universitario de Valencia, donde transitaba el ‘ánima’. 41


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de esa forma al dedillo todas y cada una de los eventos que ocurrían en su sala, información absoluta, discreta y eficaz. En la sala de Privados había que extremar la dedicación. Las becas eran casi testimoniales, si en el hospital nos daban comida y cama y nos hacían estar de guardia un día cada cuatro y ayudar a otros compañeros en sus guardias, pocas opciones teníamos de gastar las casi cinco mil pesetas/mes del año 1971, lo que equivaldría ahora a 30€. No sobraba el dinero pero realmente no teníamos tiempo ni casi fuerzas para gastarlo. Pascual Parrilla, fue creciendo en el servicio, su seriedad, su capacidad de trabajo, su intensa dedicación a la cirugía y al estudio de ésta lo hacían líder natural, y muy pronto se convirtió en la mano derecha del jefe del Servicio, esta preeminente situación fue positivamente aprovechada, para intensificar las relaciones entre personalidades de otros servicios, creando un clima de intensa investigación clínica dentro del Hospital Clínico. Ya señalábamos que Pascual Parrilla procedida en sus años de estudiante de Medicina en Valencia de una cátedra médica, la que regentaba el Profesor Miguel Carmena. En aquella época existía una cierta rivalidad médico-quirúrgica en los servicios del Hospital, los cirujanos actuábamos sobre la patología de una forma más directa, más contundente, pero los médicos internistas aportaban sosiego diagnóstico, meditación y mucho tiempo para la investigación, ellos andaban “siempre con el fonendoscopio sobre el cuello y meditando sentados en la mecedora”, decían algunos. Pero Pascual Parrilla cambió el estereotipo y a muchos cirujanos nos hizo más médicos y más clínicos, nos hacía pasar visita con el fonendoscopio, auscultar y explorar y nos enseñó a respetar al que piensa tanto como al que actúa, signo inequívoco de una voluntad de integración médico-quirúrgica. Esto lo llevó a la práctica cuando conectó con personalidades de otros servicios clínicos, lo hizo con muchos pero especialmente me referiré a los que a mi entender imprimieron sobre él una influencia especial. Vicente López Merino, antes incluso de su cátedra de Cardiología, era un auténtico líder de jóvenes especialistas con interés en la investigación experimental y clínica, a su alrededor, como en un selecto grupo, se reunían en horas y fuera de horas de hospital en algún despacho, la figuras con mayor potencial futuro y las más intelectualmente selectas de los diversos servicios del Hospital Clínico. Vicente era un hombre guía, siempre escuchaba y siempre orientaba. Para Pascual Parrilla, Vicente sigue siendo hoy en día, un auténtico líder. Adolfo Benages, compañero, y yo creo el más íntimo amigo de Pascual Parrilla, fue un digestólogo clínico e investigador nato, capaz de medir las ondas peristálticas y sobre todo la barrera esfinteriana del esófago, consiguiendo 42


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mediante sus análisis y resultados perfeccionar técnicas quirúrgicas sobre la hernia de hiato. Su amistad con Pascual le llevó a compartir posteriormente en Murcia muchos años de docencia, trabajo y amistad, hasta que Adolfo, tras una dolorosa enfermedad, falleció. Emocionantes palabras, sentidas por la amistad las que pronunció Pascual en el multitudinario funeral y en su homenaje en la Real Academia de Medicina. La influencia de su hermano Juanjo, catedrático de Ginecología, sobre Pascual, ha sido intensa y profunda, sus consejos, siempre con los pies bien asentados sobre la tierra, han influido y modulado muchas de las decisiones tan acertadas y difíciles que ha tenido que tomar Pascual Parrilla. Amigos muy profundos en la vida valenciana de Pascual Parrilla, han sido múltiples y, con el riesgo de olvidar alguno, acuden a mi memoria Vicente Tarazona y su cuñado Francisco Paris, Salvador LLedó Matoses, Roberto García Civera, Carmen Leal, Juan Brines, Juanjo Alarcón, Blas Flor Civera, José Gascó Gómez de Membrillera, Tomas Jolín, Ramón de Prado, Pascual Chuan Nuez, Juan Ruiz del Castillo, José Planelles Martínez y tantos y tantos otros. Pascual Parrilla ganó una beca para realizar su doctorado en la prestigiosa Universidad de Bolonia. Como buen ‘bolonio’ hizo amistad entrañable con otras personas luego personalidades de la vida valenciana, como Vicente Montes, un hombre fiel, brillante, simpático. Vicente fue con justicia Catedrático de Derecho Civil en Valencia y posteriormente Magistrado del Tribunal Supremo. Convivir con ellos en alguna reunión, comida o congreso, era un auténtico placer; desbordantes de ingenio, sus crónicas y relatos universitarios estaban llenos de picardía y humor, y hablar de política, de la política de los setenta, creaba una atmósfera especial, pues fueron unos años donde se iniciaba nuestra libertad y la disfrutábamos a raudales. Acabados mis estudios de Medicina y cumplimentando las cuatro condiciones anteriormente citadas, ingresé como residente en el Servicio de Cirugía en septiembre del 71, tras la vacante dejada por Juan Ruiz; desde entonces, mi vinculación con Pascual Parrilla se hizo más estrecha, puesto que a nuestro habitual trabajo en el Hospital se sumó el que ambos fuimos ayudantes quirúrgicos de nuestro jefe, el profesor Carbonell Antolí, en sus operaciones realizadas en otras clínicas privadas. Eso de terminar cerca de la medianoche de operar une mucho; a los dos, muy cansados de la intensa jornada quirúrgica, y sin cenar, nos gustaba ir a tomar algún bocadillo al carismático Bar Amorós, donde algunos camareros habían sido operados por Parrilla, o también al único restaurante italiano, que según Pascual hacía adecuadamente los espaguetis boloñesa, el restaurante hoy desaparecido, Tony Quei, en la calle Cuba de Valencia, y que se mantenía abierto hasta altas horas. Momentos entrañables. (Foto 2) 43


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En junio de 1973, el Hospital Clínico, hasta entonces dependiente de la Universidad de Valencia, hizo una ‘cesión demanial’, los bienes públicos no se pueden vender o comprar, y fue adquirido por el Insalud, el Servicio Nacional de Salud; esto supuso una auténtica revolución en las denominadas cátedras clínicas, que pasaron a ser departamentos y que obligaban a tener secciones y por tanto jefaturas. Pascual Parrilla y su grupo, en el que yo me encontraba, aspirábamos a ocupar la sección de Cirugía del Aparato Digestivo, pero en una larga y tensa reunión con todos los miembros del Servicio de Cirugía presentes, se permitió que la antigüedad (concepto altamente valorado en la Universidad) de otro grupo de cirujanos del Servicio de Cirugía nos privara de conseguir esa aspiración, lo que nos llevó a encargarnos de otra Sección Clínica, la de Cirugía Cardiovascular en el Servicio. Las características aprendidas, con Pascual a la cabeza, no nos desanimaron, hicimos una digna Sección, donde la isquemia aguda y crónica, el pie diabético, el bloqueo cardiaco, las cardiopatías valvulares o los aneurismas de aorta, encontraron una progresiva y necesaria continuidad en su tratamiento. Las ayudantías en las operaciones de corazón, sin parada cardiaca, nos llenaban de intensa emoción. (Foto 3) Pero a Pascual Parrilla le seguía ilusionando la Cirugía del Aparato Digestivo, especialmente por sus líneas de investigación clínica, que desarrollábamos en los laboratorios experimentales de Farmacología y por su estrecha relación con Adolfo Benages y sus manometrías esofágicas. La oclusión de la arteria mesentérica superior y el análisis de los factores que intervienen en la isquemia intestinal, nos permitía trabajar en una línea vascular y a la vez con severas implicaciones digestivas, bacteriológicas, hepáticas, e incluso cardiológicas. El primer polígrafo multicanal que existía en la Facultad de Medicina estaba localizado en la Cátedra de Farmacología, que dirigía el Profesor Esplugues Requena, el cual, generosamente, nos permitía utilizarlo y era plenamente aprovechado por nosotros para trabajos de investigación experimental, publicaciones científicas y tesis doctorales. (Foto 4) Siempre estaré agradecido a Pascual Parrilla por la ‘dirección técnica’, que no la oficial, de mi Tesis Doctoral, una variante de la línea de investigación que él encabezaba, la ligadura de la arteria mesentérica, la oclusión temporal de la misma y su revascularización. En el capítulo de agradecimientos transcribo lo expuesto por mí: “Al Prof. Pascual Parrilla, Jefe del equipo de Cirugía experimental, por la codirección de este trabajo, por su amistad, por su ejemplo y por su estrecha colaboración”. Pascual Parrilla, por merecimientos propios, impartió docencia desde sus primeros pasos en el servicio de Cirugía, inicialmente lo hacía como profesor 44


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de clases prácticas, donde llevaba a los enfermos hospitalizados y con el jefe del Servicio realizaban el interrogatorio y elaboraban los llamados Juicios clínicos, de incalculable valor para nosotros, no sólo aprendíamos públicamente a desarrollar diagnósticos clínicos y diagnósticos diferenciales, sino también, y de una manera práctica, a elaborar y transcribir un Juicio clínico razonado, base fundamental de los Informes médicos. Los acertados comentarios de Parrilla en estas sesiones prácticas permitieron que muy pronto fuera encargado también de algunas de las clases teóricas de la asignatura, que se llamaban por entonces lecciones magistrales, lo que significó un aldabonazo para él y para todos los que de alguna manera formábamos su grupo. Las clases teóricas de Parrilla eran concretas y cercanas, utilizaba un lenguaje muy sencillo, mantenía un esquema mental y lo iba traduciendo, él se apoyaba en casos clínicos y experiencias vividas, de tal forma que la clase discurría amena y con la intensidad científica que se exigía. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que en las clases de Parrilla se aprendía Cirugía, pero también aprendíamos un estilo de docencia que ha sido para algunos de nosotros fuente de inspiración para nuestro futuro desarrollo como profesores universitarios. No sólo daba la clase bien, también con él aprendimos a cómo dar las clases. Su intensa vida hospitalaria lo hacía vagar por el hospital a cualquier hora del día o de la noche, hasta el punto de recibir de su amigo y compañero Pascual Chuan el conocido mote de ‘Ánima’. Su extraordinaria capacidad para el estudio, su intensa vida quirúrgica y la potencialidad que todos le suponíamos, le llevaron directamente a realizar oposiciones a Profesor Adjunto que tuvieron lugar en Madrid y donde obtuvo la plaza en primera instancia, y yo tuve el honor personal de ser su ayudante durante esa larga y emocionante oposición. (Foto 5) Si antes hemos hablado de personas y personalidades en la vida de Parrilla, nadie como su mujer Cristina, lo ha comprendido, lo ha ayudado y ha sido el lubricante de un motor de alto rendimiento. Fuimos a su boda en el Monasterio nuevo del Desierto de la Palmas (Castellón), puesto que Cristina es de Castellón de la Plana y siempre ha ejercido como tal. Fue un día bonito e importante en la vida valenciana de Pascual a la que nos sumamos muchos amigos y compañeros. La sección de Cirugía Cardiovascular del servicio avanzaba, pero Pascual estaba inmerso en sus oposiciones, esta vez con la vista a la Cátedra de Cirugía, y tenía toda la venia y la complacencia del Servicio para estudiar días enteros preparando intensamente las oposiciones. Un nuevo equipo de ayudantes empujaban primero como internos y luego como residentes, Gregorio Castellanos, Teresa Soria, y Julián Illana tomaron mi relevo y conformaron el equipo que ayudó y acompañó a Pascual Parrilla de nuevo a Madrid, esta vez a las oposiciones de Cátedra. 45


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Resultó vencedor y catedrático de Cirugía de la Universidad de Murcia (1975) y a partir de entonces, terminó un periodo y se inició otro. En este segundo periodo de la vida de Pascual Parrilla, en la Universidad de Murcia, siempre ha defendido con la nobleza y el estilo que le caracterizan su origen valenciano de Torrent, su Facultad de Medicina de Valencia, su Hospital Clínico, a su jefe de servicio del Clínico, el Profesor Carbonell Antolí (al que llamaba Don Carlos y que siempre se dispensaron un mutuo e intenso afecto), a toda esta gente, amigos y compañeros, que en estas breves líneas, el Illmo. Ayuntamiento de Torrent y la Real Academia de Medicina de la Comunitat Valenciana me han permitido exponer en el libro que se redacta como recuerdo a su merecido homenaje como Hijo Predilecto de la Ciudad. Creo que este, su segundo periodo, ya ejerciendo como catedrático admirable y admirado, director del Departamento de Cirugía del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, cirujano ejemplar en su trayectoria profesional y especialmente en la Cirugía de los Trasplantes Hepáticos, ha permitido situar a la Cirugía Murciana en un lugar de privilegio dentro del marco de la Cirugía Española. Presidente de la Asociación Española de Cirujanos, presidente de su Comité Científico y recientemente Presidente Honorario y perpetuo de la misma, Académico numerario de la Real Academia de Medicina de Murcia y Académico de Honor de la Real Academia de la Comunitat Valenciana, y tantas y tantas distinciones como Pascual Parrilla ha acumulado a lo largo de su vida, pertenecen al mismo hombre sencillo y entrañable que yo tuve el placer de conocer y de compartir sus inicios quirúrgicos, en las condiciones que he señalado, y por ello considero que deben de ser otras personas, más cercanas geográficamente a Pascual Parrilla en este periodo murciano, las que completen esa extraordinaria trayectoria que ha seguido y sigue, la personalidad honrada que un día, hace ahora casi setenta años, nació en la ciudad de Torrent, segundo municipio más poblado de Valencia y donde es especialmente querido y admirado.

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NOMBRAMIENTO DEL PROFESOR PARRILLA COMO MIEMBRO DE HONOR DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CIRUJANOS

En nombre de los cirujanos del Servicio que dirige Pascual Parrilla en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, la profesora Luisa Fernanda Martínez de Haro hizo esta presentación en el acto del nombramiento de Parrilla como Miembro de Honor de la Asociación Española de Cirujanos, el 11 de noviembre de 2014. En primer lugar, quiero señalar que es todo un privilegio hacer la presentación de mi Maestro, el Profesor Parrilla, en su nombramiento como Miembro Honorario de nuestra Asociación, si bien, no es una tarea fácil en absoluto. Es por ello que, a menudo, con el argumento de lo “sobradamente” conocido que él es en nuestro ámbito, muchos colegas eluden el esfuerzo alegando que “no necesita presentación”. Pero Pascual Parrilla sí necesita presentación. Todos los cirujanos españoles lo conocen y saben que constituye todo un referente de la Cirugía Española que ha trascendido las barreras de nuestro país. Sin embargo, los cirujanos más jóvenes, y quizá muchos no tan jóvenes, no saben cuánto esfuerzo, cuánto trabajo y cuánta dedicación hay detrás de la brillante trayectoria del profesor Parrilla que ha llevado la Cirugía Española a un nivel respetado en todo el mundo científico. Pascual Parrilla, nacido el 17 de octubre de 1945 en Torrent (Valencia), estudió Bachiller Elemental en Torrent y Bachiller Superior en las Escuelas Pías de Valencia. Ya en este período de su vida, que podríamos considerar como la línea de salida, se perfilaba como un futuro triunfador. Culminó sus estudios de formación preuniversitaria antes de lo previsto, comenzando la carrera de Medicina en la Facultad de Valencia a los 15 años. Terminó todos los cursos brillantemente, alcanzando un total de 21 Matrículas de Honor, y obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura. A lo largo de su carrera fue alumno interno de Patología Médica, 47


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ganándose el respeto y admiración de sus compañeros y de todos los profesores, tanto de disciplinas médicas como quirúrgicas. Aunque él parecía decantarse por la Patología Médica, el que luego fuera su Maestro, el recordado profesor D. Carlos Carbonell Antolí, discípulo predilecto de Martín Lagos (perteneciente a la escuela quirúrgica cuya característica principal era la de anteponer al puro arte manual una extraordinaria base fisiopatológica) supo arrastrarlo al campo de la Cirugía. Don Carlos, ese gran universitario y gran señor, modeló su personalidad quirúrgica y humana para hacer de él un cirujano moderno y, lo que es más importante, lo hizo con el amor que se da a un hijo. Acabada su licenciatura, obtuvo mediante un concurso nacional de méritos una beca en el Real Colegio Español de San Clemente de Bolonia y decidió irse a Italia a realizar la Tesis Doctoral. La realizó en el Instituto Rizzoli, leyéndola en italiano y obteniendo la máxima calificación de Sobresaliente cum laude y el premio Vittorio Emmanuele II. De vuelta a España, comenzó a impartir clases de Patología quirúrgica en la Facultad de Valencia que, ya entonces, despertaba el entusiasmo de los alumnos y residentes más jóvenes. De esta forma se fue perfilando la base de lo que ha sido una carrera meteórica. Ganó por oposición una plaza de Ayudante de Clases Prácticas y, posteriormente, fue nombrado Prof. Adjunto Interino, cargo que obtuvo por oposición en 1974. Durante esos años, además de la labor docente y asistencial propias de su cargo como cirujano, trabajó estrechamente con internistas de la talla del profesor D. Vicente López Merino y gastroenterólogos con grandes inquietudes como el profesor Adolfo Benages, con el que comenzó su interés en la patología esofágica. Esta actividad, al margen de su formación quirúrgica, le marcó como un cirujano singular: “un médico que, además, sabía operar”. En este tiempo, junto con otros conocidos compañeros, realizaron importantes estudios sobre distintos aspectos de la fisiopatología digestiva, cardiaca, pulmonar, etc. que cristalizaron en sus primeras publicaciones, algunas de ámbito internacional con gran factor impacto. Tras este período de un intenso quehacer, en 1975 ganó en una brillante oposición la Cátedra de Cirugía de la Universidad de Murcia, siendo uno de los catedráticos más jóvenes (29 años) de la historia de la Cirugía de nuestro país. Dos años más tarde, ganó por concurso oposición la Jefatura del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia. Su llegada a la Facultad en 1975 aportó un soplo de aire fresco y entusiasmo en los alumnos, que se refleja en el hecho de que la mayor parte de los integrantes de su servicio y de los servicios de Cirugía de otros hospitales de la comunidad de Murcia sean ex -alumnos suyos. Como docente es un comunicador excepcional. Sus clases son recordadas por todos los que han sido sus alumnos como un referente sin parangón y continúan siéndolo en la actualidad. De esta extraordinaria capacidad de comunicación han sido testigos todos los que han tenido la suerte de escucharlo en cursos y congresos. 48


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Tanto como conferenciante como moderador, el profesor Parrilla es extraordinariamente brillante, ya que además de sus dotes para comunicar posee una claridad de ideas poco común, fruto de su experiencia como cirujano, como clínico y como investigador. Su capacidad docente va más allá del aula; en realidad esta actividad la realiza de forma continuada en su quehacer diario (él mantiene vivas las sesiones clínicas por su entusiasmo y gran capacidad crítica; lo mismo ocurre dentro del quirófano, viendo a los pacientes de la planta, pasando la consulta, donde resulta gratificante ver cómo hace una historia clínica, etc.) Profesores hay muchos; maestros, muy pocos. Su presencia física, su actitud ejemplar y su vocación y apasionamiento para enseñar hacen de él un verdadero Maestro de los que crean Escuela. Una prueba de ello es que ha dirigido un total de 91 Tesis Doctorales. El profesor Parrilla es también un gran clínico. Nunca se fue de la Medicina Interna. Sólo por su gran conocimiento, tanto de la Patología Médica como Quirúrgica, se entiende, por poner un ejemplo, que al final de los cursos de Cirugía que organizaba el Dr. S. Lledó en Sagunto, y posteriormente, el Dr. JV Roig, fuera capaz de enfrentarse al diagnóstico de un caso clínico cerrado. Partiendo de unos datos escuetos y con tan solo una tiza y una pizarra, era capaz de desgranar paso a paso todo el diagnóstico diferencial. Estos casos, que eran el broche de oro de estos cursos, son recordados por todos y son otra muestra de que él es el paradigma de que “el cirujano es algo más que un médico”. Su gran conocimiento de la Fisiopatología, de la Clínica y su gran habilidad técnica hacen de él un cirujano excelente, capaz de hacer fácil lo difícil, como sólo los maestros saben hacerlo. A lo largo de los años se ha convertido en un referente en la Cirugía Española, no sólo por la experiencia acumulada, sino por su sabiduría y su gran sentido común a la hora de enfocar cada caso clínico y determinar cuándo y qué procedimientos son los más adecuados. En el HUVA ha formado a un total de 114 cirujanos en el Sistema MIR. Su capacidad de liderazgo ha hecho del Servicio que dirige uno de los servicios de Cirugía más prestigioso del país. Hace años estructuró el Servicio en distintas unidades correspondientes a las diferentes sub-especialidades quirúrgicas y, aunque se dedica de forma preferencial a la cirugía esófago-gástrica (ha realizado más de 400 esofaguectomías) y al trasplante hepático (con más de 1.000 TOH), participa también activamente en todas y cada una de las unidades. La investigación ha formado parte de la vida del Dr. Parrilla desde siempre. Su espíritu inquisitivo y su curiosidad científica le han acompañado de manera constante, viendo motivos de investigación donde otros sólo ven rutina. Su entusiasmo por la investigación ha sido un estímulo continuo para todos los que formamos parte de su equipo. Este entusiasmo, junto con su gran conocimiento del método científico, ha facilitado la publicación de numerosos trabajos, que le han conferido al Servicio de Cirugía del HUVA de Murcia un amplio prestigio. Su Currículum vitae habla por sí solo. Su producción científica incluye más de 850 publicaciones en revistas indexadas, acumulando un factor impacto superior a 2.000, 49


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más de 9.500 citaciones y un índice H de 53, lo que le convierte en uno de los cirujanos más reconocidos del país. Asimismo, ha publicado numerosos capítulos de libros de Cirugía y de Medicina Interna, concretamente ha escrito capítulos en el tratado de Farreras-Rozman y ha sido editor o co-editor de seis libros de gran relevancia en el área de Cirugía Esófago-Gástrica, Trasplante Hepático, y Cirugía General. Además de su amplia producción, hay que destacar su gran escrupulosidad y honestidad científicas como investigador, que le han hecho merecedor del respeto de toda la comunidad nacional e internacional. Se ha de destacar lo que ha representado en la Asociación Española de Cirugía (AEC). Vinculado al organigrama de forma más o menos estrecha desde 1975. Su llegada a la Presidencia en 1998 supuso una renovación cualitativa que despertó el entusiasmo y el afán participativo de todos los cirujanos y, en especial, de los más jóvenes. Durante su presidencia se adquirió la sede que la AEC tiene en la calle Génova y entre sus contribuciones a esta Asociación destacan la creación de las Guías de Práctica Clínica de las diferentes secciones, que han tenido una amplia difusión tanto en España como en Hispanoamérica, así como los Manuales de Cirugía editados por la AEC de los que fue editor en sus dos ediciones. Por último, como director de la revista Cirugía Española, cargo que sigue desempeñando, consiguió que ésta entrara en el Pub Med y alcanzara factor impacto, que en la actualidad es de 0.89. En conjunto, como profesional, Pascual Parrilla posee una capacidad de trabajo fuera de lo normal. Para él no existen horarios ni fines de semana ni vacaciones, aunque siempre sabe disfrutar de una buena conversación, buena música, un buen libro y, por supuesto, de un partido de fútbol, especialmente si juega el Barça. No obstante, si cualquier persona, ya sea un compañero o un paciente, necesita de él, sabe que siempre lo tiene a su disposición. Esto ha hecho de él la persona con más prestigio y autoridad moral del Hospital y de la Universidad de Murcia, respetado, admirado y querido por todos. Su historia es la de todos los que hemos tenido la suerte de conocerle y trabajar con él y la de todos y cada uno de los pacientes que han tenido el privilegio de pasar por sus manos. Pero, por encima de todos sus méritos profesionales, hay que destacar su humanidad poco común. El profesor Parrilla es una persona cercana, cordial y generosa que sabe ser estudiante con los estudiantes y catedrático con los catedráticos. Es muy querido por todos sus alumnos, sus compañeros y por todos sus pacientes. Su extraordinaria humanidad se refleja en ese don que pocos cirujanos poseen y que él tiene para consolar y animar a los pacientes cuando la esperanza va desvaneciéndose poco a poco. Es en ese escenario donde realmente se aprecia la esencia de la que están hechas las personas irrepetibles como es el Profesor Parrilla.

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ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA PERSONALIDAD DEL PROFESOR PASCUAL PARRILLA PARICIO Dr. MANUEL CLAVEL-SAINZ NOLLA Presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia.

Mi agradecimiento a los organizadores de este acto tan entrañable que me permite glosar algunos aspectos de la personalidad del Dr. Pascual Parrilla Paricio, colega y amigo a lo largo de nuestra vida profesional, y se me ha solicitado que lo haga como presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia en la que en 1982 el profesor Parrilla ingresó a los 36 años de edad, siendo, junto a mí, el más joven la historia de nuestra bicentenaria institución fundada en 1811; su discurso de ingreso versó sobre “Análisis histórico la situación actual de la cirugía y sus perspectivas futuras” siendo contestado por el profesor Lorenzo Abad Martínez, también valenciano y compañero nuestro; hemos tenido trayectorias profesionales coincidiendo en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca y como profesores en la Facultad de Medicina. Por ello, aunque somos de distinta especialidad, hemos tenido muchos puntos de contacto que hicieron crecer nuestra amistad, y desde el principio aprecié en él su inteligencia, su enorme capacidad de trabajo y su compromiso en el desempeño de sus responsabilidades profesionales. Glosar la personalidad del Prof. Pascual Parrilla no es difícil para quien haya convivido profesionalmente con él, pero la subjetividad mediatizaría su valoración; para conseguir la mayor objetividad posible he recurrido en esta colaboración en su homenaje a sus propias palabras recopiladas en sus escritos, entrevistas, conferencias y coloquios que mantiene y ha mantenido desde su llegada a Murcia en 1975, de manera que los entrecomillados son suyos. Los inicios Nació en los años grises de la posguerra. Para el padre practicante y la madre, de origen humilde, tener estudios era la única palanca con la que sus dos hijos, Juanjo y Pascual, podrían apartar la pesada losa del clasismo. Cuenta nuestro protagonista: “Yo tenía mucho amor propio. Me di cuenta de que cuanto mejor estudiante era, más me respetaban”. A los 15 años ya estaba a las puertas de la universidad para hacer Medicina. Su carrera fue fulgurante: 21 matrículas de honor y el premio extraordinario. “Medicina interna era la especialidad que más me atraía, pero me di cuenta de que el internista casi siempre se quedaba a mitad 51


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de camino; al final, el que resolvía era el cirujano”. Entró de médico residente en el hospital Clínico de Valencia y allí conoció al que sería su maestro y mentor, Carlos Carbonell Antolí, “un hombre honesto, recto, del que todos los días tienes oportunidad de acordarte”. Le aconsejó que se preparara bien en todas las especialidades y que después se presentara a oposiciones de catedrático. Se preparó intensivamente, pero no tenía excesiva confianza en el sistema. Su maestro le tranquilizó: “Usted prepárese y no se preocupe, la gente ya se apartará”. No había cumplido aún 30 años cuando ganó la plaza de catedrático de Patología y Clínica Quirúrgica de Murcia, una ciudad que nunca había visitado, excepto cuando la cruzaba para ir a la mili universitaria a Ronda. “Era en 1975 y me sentía el hombre más feliz del mundo”. Pero el aterrizaje tuvo sabor agridulce: tenía 11 jefes de servicio a su mando, todos mayores que él. “Me di cuenta de que había estudiado mucho, pero iba corto de bisturí”. Como la mayor inteligencia no suele estar reñida con la humildad, el catedrático más joven de España se puso la bata de ayudante y se dispuso a seguir aprendiendo, porque una cosa es tener poder y otra tener autoridad. Y él quería tener autoridad. “Para ser un líder para atraerte a la gente, para recibir lo que hay que hacer es dar mucho. Si eres generoso siempre sales ganando”. Llegó pronto a la conclusión que marcará su futuro. Docencia “También me atraen mucho la docencia al pregrado y postgrado y la investigación, especialmente la que estamos realizado en colaboración con investigadores básicos incorporados al Hospital (investigación traslacional)”. Es evidente que los alumnos deben formarse adecuadamente porque ningún profesional puede compararse al médico en cuanto a la trascendencia de su tarea cotidiana: ayudar a los demás cuando han perdido la salud, que es lo más importante que una persona puede perder. “Por esto, también les diría que han elegido la profesión que, aunque conlleva mucha responsabilidad y, por qué no decirlo, muchos sinsabores cuando las cosas van mal, también proporciona las mayores alegrías y satisfacciones, cuando eres consciente de que con tu profesionalidad has solucionado problemas importantes para los demás. Yo digo siempre a los chicos o chicas que quieren hacer Cirugía, que los cirujanos deben tener fortaleza física y mental. En lo físico, porque hay muchas horas seguidas de trabajo. Y en lo mental, porque asistimos a auténticos dramas que muchas veces, cuando eres joven, dejan secuelas.” En un blog de alumnos encontré lo siguiente: “Tenía yo un profesor que destacaba sobre sus homólogos humanistas, que da encanto oírlo. Tal vez os suene el nombre: Pascual Parrilla Paricio. Da la casualidad de que suele impartir los temas más complejos pero una clase suya es una hora de bolígrafos sobre la mesa 52


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y los conductos auditivos completamente saciados de conocimiento. Te cuenta un montón de casos clínicos que ha vivido; en mi cabeza imagino lo que cuenta como si lo estuviera viviendo. Una hora de aprendizaje: muchos lo llaman “Parrilla”, otros tantos lo llaman “Jefe” y nosotros le llamamos ‘dios’. Por su facilidad de comunicación evita la distancia que siempre nos separa del docente”. Los mejores de sus alumnos dicen de Pascual Parrilla lo que él decía de su maestro: que tienen muchos motivos para acordarse de él. Su criterio “Hay tres señas de identidad que deben estar presentes siempre en un cirujano: la primera es que es un médico y se comporta como tal teniendo además la particularidad de que opera; la segunda es que tiene inquietud científica y ello contribuye al progreso de su campo; y la tercera y la más importante es que para un cirujano lo más importante es el enfermo, muy por encima de su prestigio profesional.” “Se puede contribuir a la ciencia y al progreso desde cualquier lugar”, sostiene. El Prof. Pascual Parrilla ha dejado la impronta de su fuerte personalidad en todos los frentes en los que ha batallado. “Es muy importante tener un espíritu crítico, y se ha de cultivar especialmente cuando uno se está formando. Yo soy muy crítico con mis alumnos: prefiero ser crítico yo ahora con ellos a que luego lo sea la vida.” Hay dos actitudes profesionales que califica de patológicas: el inmovilismo y el esnobismo. “Es inmovilista aquel que opera bien, pero no arriesga ni está abierto a las innovaciones; el esnobista, en cuanto tiene noticia de una técnica nueva, la aplica en el primer enfermo que se le presenta, lo cual provoca no pocos fracasos que pagan los pacientes.” “La medicina ha cambiado a mejor en lo referente a un mayor conocimiento de la historia natural de las enfermedades, de los métodos diagnósticos y, por supuesto, de los recursos terapéuticos. Baste con observar el incremento de la esperanza media de vida de la población”. Por su vocación médica le sigue apasionando “la posibilidad, desde mi conocimiento y habilidades, de poder ayudar a una persona que está ‘perdida en la jungla’, indecisa, indefensa y angustiada. La medicina es el encuentro entre dos personas: una menesterosa y otra capaz de ayudarle.” Los trasplantes hepáticos Obviamente desde el inicio de su actividad en el Servicio de Cirugía ha abarcado todos los campos de su especialidad, pero es necesario destacar que recuerda con agrado la creación de la Unidad de Trasplante Hepático en Murcia. En España fueron los doctores Carles Margarit y Eduardo Jaurrieta en el hospital de Bellvitge de l’Hospitalet, en 1984, quienes hicieron con éxito el primer trasplante 53


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de hígado. El Prof. Pascual Parrilla indicó que el modelo británico que se imitó en los inicios (Birmingam y Cambridge) contribuyó a que tan solo Madrid y Barcelona realizasen trasplantes por lo que cuando la Arrixaca de Murcia llevó a cabo el primer trasplante en 1988 recibió una carta para que no realizara más intervenciones de ese tipo, a lo que éste se negó. Hoy que España le debe mucho a Murcia en materia de trasplantes, se pasó en los años 80 de copiar el modelo inglés con tan solo dos centros de referencia a creer en otro modelo que hoy cuenta con 25 hospitales; hoy son más de mil los enfermos que anualmente reciben un trasplante hepático en España, país que tiene un 0,7% de la población del planeta pero que realiza cerca del 10% de todos los trasplantes de hígado, por ello España es un modelo de referencia en el que el trasplante es toda una cultura. Cirujanos y hepatólogos del hospital viajaron al extranjero para formarse, costó mucho esfuerzo. Recuerda cuando un grupo de cirujanos de la Arrixaca se trasladó a Almería a recoger el órgano de un donante en vuelo regular de Iberia, y los pasajeros se asustaron al verlos con batas blancas y una nevera. Al llegar al aeropuerto el dispositivo era espectacular ya que se trataba del primer órgano que se extraía en aquella ciudad. Actualmente Murcia es una de las comunidades autónomas que donan más órganos en toda España, destacando la importancia que adquieren los coordinadores en la faceta para convencer a las familias de los donantes. Él mismo descubrió esa dificultad: una joven de 20 años se estaba muriendo a espera de un hígado mientras otro joven se estaba muriendo tras un accidente de tráfico; comunicaron al cirujano que la familia se negaba a donar, él entró en la sala para pedírselo de nuevo a los familiares, pero lo único que pudo hacer es tener ganas de llorar. En nuestra región un grupo especial de donantes de órganos son los emigrantes ya que aprecian que a sus compatriotas no se les niega esta técnica. Han pasado cuarenta años y sigue en Murcia, al frente de un equipo de 20 cirujanos, muchos de ellos alumnos suyos, que además de clínica hacen investigación. En todos estos años ha revitalizado la Asociación Española de Cirujanos e incluso tuvo ofertas para ir a Madrid o Barcelona, que siempre rechazó. En Murcia tiene todo lo que desea. Ha creado un equipo y escuela. Refiero algunas anécdotas, en la entrevista de un periódico local, contestaba: “¿Qué ocurriría si le pasara el hígado de Zapatero a Rajoy y a Rajoy el de Zapatero? Nada. No se enterarían. Aquí trasplantamos a un chico vasco el hígado de un donante que era guardia civil y el muchacho parecía más bien abertzale. ¿Le temblaría la mano si tuviera que operar al Papa? No. He operado a mi mujer, a la gente que más quiero.” 54


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Respecto a ideologías, no se significa políticamente “en el plano práctico prefiero que le hablen de gente honesta o deshonesta, trabajadora o vaga, responsable e irresponsable. El esfuerzo es importante, aunque hay que tener también capacidades. Soy un poco obsesivo por el trabajo bien hecho. Considero que si acaso, poseo un poco de autoridad moral”. El enfermo Transcribo varios comentarios que tantas veces le he oído decir al Prof. Pascual Parrilla y que retrata su humanidad: “Por muy hábil que seas, por muy buenos resultados que tengas en el quirófano, si no eres capaz de sentarte en la cama del enfermo, tomarle la mano y comprender que lo que tú haces es lo más importante para esa persona, no serás un buen cirujano.” “Sin embargo, también quiero decir que la relación del médico con el paciente no ha mejorado y, en algunos casos, ha empeorado. La confianza en las nuevas tecnologías no debe hacernos olvidar que el principal medio diagnóstico continúa siendo ‘la silla’ (decía Marañón que para hacer una buena historia clínica sólo se necesita una silla y tiempo junto al enfermo), y un recurso terapéutico fundamental, en muchas ocasiones el único, sigue siendo, y siempre lo será, la relación personal entre el médico y su paciente.” “Un cirujano lo pasa muy mal porque, si ejerce como es debido, se implica mucho con el enfermo y con su circunstancia. Después no tiene más remedio que pasar página, pues no se puede vivir con el recuerdo de un padre con cuatro hijos que finalmente se murió.” “Es que el cirujano tiene que saber operar, ojo, y diagnosticar, pero no puede olvidar que no está haciendo sillas, ni coches, sino que está tratando con una persona, que en ese momento está ‘en la jungla perdida’ y que le han dicho que tiene una cosa de la que se va a morir. Necesita saber que tú le perteneces en cuerpo y alma, que cuando vas a verlo lo llamas por su nombre, que lo coges de la mano, que sepa que tiene a su médico a su lado. Yo, en mi ambiente, procuro que la gente que está conmigo tenga esa seña de identidad. Y sepan que el paciente necesita nuestro cariño, además de nuestra ciencia.” Distinciones públicas Su labor profesional, docente e investigadora fruto de su enorme capacidad de trabajo ha trascendido fuera de las paredes del hospital a la sociedad murciana, que con toda justicia ha querido agradecer. Creo que no le debe quedar ninguna distinción por recibir. Véase las que detallo a continuación, por orden cronológico tal y como se publicó en los medios de comunicación con sus comentarios personales” 55


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

1. Junio 2010. Medalla de Oro de la Región de Murcia por sus muchos años de servicio público, aceptó con agradecimiento dicha concesión. “Conseguir un reconocimiento a tu labor como el que hace la Comunidad Autónoma ayuda a seguir realizando esta tarea” al tiempo que decía: “A mis 64 años queda mucho por trabajar. Para ello me encuentro con fuerzas y con ganas”; señaló que “los familiares de los donantes merecen igualmente el premio que me han dado a mí”. 2. Julio 2010. El Colegio de Médicos de Murcia le otorga el Premio Hipócrates por su trayectoria profesional y su dedicación a la Medicina durante más de 30 años. “Por una parte, me alegra porque son mis compañeros de profesión quienes mejor pueden valorar mi trabajo. Y, por otra, un estímulo para seguir trabajando y hacerlo aún mejor. Todo es mejorable”. 3. Noviembre 2010. El cirujano Pascual Parrilla Paricio fue distinguido con el galardón nacional ‘Corazón Solidario 2010’, que convoca por tercer año la Asociación Murciana de Trasplantados (Ademtra) en colaboración con el Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Murcia (UMU). 4. Enero 2013. La Universidad de Murcia otorga el Premio Rector Loustau al Prof. Pascual Parrilla dedicado a premiar el Espíritu Universitario y Valores Humanos en el día de la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrón de las universidades. 5. Marzo 2013. El acontecimiento del trasplante de hígado número mil en la Región ha sido celebrado en el Palacio de San Esteban con la asistencia del equipo facultativo al completo, una treintena de personas, en un acto presidido por Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Comunidad Autónoma y la consejera de Sanidad, María Ángeles Palacios. Agradeció el apoyo del gobierno regional en todos estos años porque “sin ustedes no hubiera sido posible nada. Hemos sentido el calor, el apoyo y el reconocimiento”, agregó, y dijo que “el equipo que trabaja en trasplantes es una piña humana que está bien avenida, que vive la satisfacción de ver a los enfermos”. “No hay nada mejor pagado que eso”, concluyó. 6. Enero 2014. El Foro Nueva Murcia premia al doctor Pascual Parrilla Paricio, catedrático y jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Virgen de la Arrixaca, por los servicios prestados a la Ciencia Médica y la Salud Pública. Como máximo responsable del programa regional de trasplante hepático y su importante labor didáctica, al haber formado durante su carrera a más de 130 residentes cirujanos por lo que es conocido como ‘el Profesor’ entre los médicos murcianos. El Foro Nueva Murcia nace para canalizar a la sociedad de la Región de Murcia ideas y reflexiones de vanguardia de personalidades de primer orden internacional, nacional y regional, y sus empresas patronas reconocen la labor de personas e instituciones en la región, con la entrega de premios a la solidaridad, innovación, esfuerzo, trabajo, trayectoria profesional, la dedicación y formación profesional. 56


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7. Marzo 2014. La Federación Española de Enfermos Trasplantados Hepáticos acuerda concederle el Premio a la Labor Científica Dr. Carlos Margarit 2014 con motivo del Día Nacional del Trasplante. El doctor Pascual Parrilla Paricio, jefe del Departamento de Cirugía de la Región de Murcia, recibe el premio Carlos Margarit a la Labor Científica y el doctor José García Buitrón, promotor e impulsor del sistema de trasplantes en Galicia, el premio Carlos Margarit a la Labor Humanitaria. 8. Septiembre 2014. Hijo Adoptivo de Murcia. El Ayuntamiento acogió la entrega de honores y distinciones a instituciones y murcianos destacados en diferentes ámbitos, en un acto que dejó pequeño el salón de Plenos. Valenciano de nacimiento, el doctor Pascual Parrilla, con una trayectoria clínica y de investigación difícil de resumir, siempre se ha sentido hijo adoptivo de Murcia, pero ya lo es oficialmente, tal y como él mismo aseguró cuando recogió el galardón. Establecido en Murcia desde 1975, es catedrático de la UMU y jefe del servicio de Cirugía y Trasplantes de la Arrixaca. Atesora más de medio millar de publicaciones científicas, a las que se suma la dirección de un centenar de tesis. Aparte de fundador de una escuela de reconocido prestigio internacional, ha convertido el Servicio de Cirugía que dirige en una referencia en investigación e innovación en todo el mundo. Finalmente reitero mi agradecimiento por tener la oportunidad de participar en este libro de homenaje al Profesor Pascual Parrilla y felicito a esta comunidad por tener un hijo tan ilustre, del que espero poder seguir disfrutando durante muchos años de su amistad.

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PREMIO A LA LABOR CIENTÍFICA DR. CARLOS MARGARIT 2014 A PASCUAL PARRILLA PARICIO La Federación Española de Enfermos Trasplantados Hepáticos le otorgó el Premio a la Labor Científica Dr. Carlos Margarit 2014.

El Dr. Pascual Parrilla Paricio nació en Torrent (Valencia) el 17 de octubre de 1945. Está casado y tiene tres hijos. Estudió bachillerato en las Escuelas Pías de Valencia y cuenta en su haber con una brillante trayectoria profesional, fruto del esfuerzo y mérito propios y de los buenos maestros que ha tenido y a los que le gusta citar en su currículum, como los doctores Carmena, Carbonell y López Merino. La trayectoria clínica, académica y de investigación del Dr. Parrilla Paricio no solo es brillante, sino muy difícil de resumir. Como muestra, basta citar su prolífica producción científica, pues ha alcanzado 642 publicaciones en revistas científicas (journals) incluidas en el Science Citation Report (Web of Knowledge), 4.516 citas recibidas, un índice de Hirsch de 32 (uno de los indicadores más importantes para medir la producción científica de un investigador), 173 capítulos de libros y monografías y ha dirigido 87 tesis doctorales y 41 tesinas de licenciatura, además de haber sido editor, revisor y director de diferentes revistas científicas. Asimismo, tiene en su currículum importantes méritos académicos, como el Premio Extraordinario de Licenciatura (1961-1967), obtenido en Valencia; el haber obtenido el título de Doctor por la Universidad de Bolonia con un Sobresaliente cum laude y el Premio Extraordinario “Víctor Manuel II” en 1969; ser Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valencia, por Premio, en 1972; y Académico de Número de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia en 1982. Ha ocupado también otros importantes cargos docentes, académicos, de representación y ha obtenido diversos premios y distinciones como ser miembro de honor de diversas sociedades científicas. Pero los logros científicos y académicos del Dr. Parrilla Paricio no han impedido que también se entregue, de forma ejemplar, a sus alumnos, futuros médicos, y a los pacientes. Como docente, primero fue profesor adjunto de Cirugía de la Universidad de Murcia y, desde 1975 y hasta la actualidad, es catedrático de Cirugía de la Universidad de Murcia. En la formación de pregrado, ha sido coordinador de la enseñanza de Patología y Clínica Quirúrgica I, II y III en la Facultad de Medicina de Murcia desde octubre de 1975 hasta la actualidad (36 promociones); y en la de posgrado, responsable de la Unidad Docente acreditada para la formación MIR en Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia desde 1978, habiendo formado hasta la actualidad un total de 122 especialistas en Cirugía General y Aparato Digestivo. Se ha dedicado, 58


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además, a la formación médica continuada a lo largo de 40 años (de 1970 a 2012), participando en más de 300 symposiums y mesas redondas y pronunciando más de 400 conferencias en cursos de actualización. En cuanto a su labor asistencial, tras trabajar en diversos hospitales, desde 1975 y hasta la actualidad ha sido jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, de Murcia. Como cirujano o ayudante, ha participado en más de 8.500 intervenciones quirúrgicas que incluyen, entre otras, más de 1.000 trasplantes hepáticos (521 como primer cirujano), más de 400 resecciones esofágicas por cáncer y más de 200 resecciones hepáticas mayores y pancreáticas. También es director de la Unidad de Trasplante Pancreático del mismo hospital, donde se efectuó el primer trasplante de páncreas y simultáneamente de riñón en humanos en el año 2000, y desde entonces ha participado en 38 trasplantes pancreáticos. Previamente, al inicio de ambos programas de trasplante (de hígado y de páncreas), el Dr. Parrilla Paricio ha realizado estancias en prestigiosos centros del extranjero. Por todo ello, la Federación Española de Enfermos Trasplantados Hepáticos acuerda concederle el Premio a la Labor Científica Dr. Carlos Margarit 2014.

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DOS GENERACIONES DE LOS PARRILLA DISTINGUIDOS CON SU NOMBRE EN TRES VÍAS PÚBLICAS

No es habitual que se encuentren calles con el nombre de más de un miembro destacado de una sola familia, pero esto no sucede con los Parrilla. Así, los méritos cosechados por Pascual Parrilla Herranz en Torrent, por su bonhomía y dedicación profesional, hicieron que el Ayuntamiento de esta ciudad pusiera el nombre de ‘Practicant Pascual Parrilla’ en una vía del municipio. Y si el padre tiene su calle en Torrent, los hijos también cuentan con su distinción en Murcia: Calle Doctor Juan José Parrilla y Avenida Doctor Pascual Parrilla Paricio.

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DATOS ACADÉMICOS Y profesionales DE Pascual Parrilla Paricio

MÉRITOS ACADÉMICOS Y PUESTOS DOCENTES 1961-1967. Valencia. Licenciatura en Medicina (21 Matrículas deHonor y 7 Sobresalientes). Premio Extraordinario de Licenciatura. 1969. Doctor por la Universidad de Bolonia. Sobresaliente cum laude. Premio Extraordinario “Victor Manuel II”. 1972. Profesor Adjunto de Cirugía del Profesor Carbonell. Universidad de Valencia. 1975-1976. Profesor Agregado de Cirugía. Universidad de Murcia, y hasta la actualidad, Catedrático de Cirugía. Universidad de Murcia. Acádemico Correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valencia, por Premio (1972). Académico de Número de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia (1982). LABOR DOCENTE Enseñanza al pregrado. Enseñanza teórico-práctica en Valencia desde 1970 a 1975. Coordinador de la enseñanza de Patología y Clínica Quirúrgica I, II y III en la Facultad de Medicina de Murcia desde octubre de 1975 hasta la actualidad (36 promociones). Enseñanza al postgrado. Responsable de la Unidad Docente acreditada para la formación MIR en Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia desde 1978 hasta la actualidad. Existen tres plazas acreditadas por año y todos los años se han cubierto, habiendo formado hasta la actualidad un total de 120 especialistas en Cirugía General y Aparato Digestivo.

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LABOR ASISTENCIAL 1967-1970 . Médico Residente de Cirugía (Prof. Carbonell). Hospital Clínico Universitario de Valencia. 1970-1973. Médico Adjunto de Cirugía (Prof. Carbonell). HCU de Valencia. 1973-1975. Jefe de Sección de Cirugía (Prof. Carbonell). HCU de Valencia. 1975-1977. Jefe de Servicio de Cirugía. Hospital Provincial de Murcia. 1977 – Hasta la actualidad es Jefe de Departamento de Cirugía. Hospital Universitario V. Arrixaca de Murcia. Como cirujano o ayudante ha participado en más de 10.000 intervenciones quirúrgicas que incluyen, entre otras, 1.048 trasplantes hepáticos, más de 400 resecciones esofágicas por cáncer y más de 200 resecciones hepáticas mayores y pancreáticas. LABOR INVESTIGADORA Y PRODUCCIÓN CIENTÍFICA Publicaciones en revistas indexadas: 855 Factor de impacto acumulado: >2.000 Citaciones recibidas: >9.500 Índice de hirsch: 53 TESIS DOCTORALES DIRIGIDAS: 91 LIBROS Año 1999: J. Berenguer, P. Parrilla. “Trasplante Hepático”. 1ª edición. Ed. Elba, S.A. Madrid 1999. Pgs. 1-538. ISBN: 84-86687-70-5. Depósito Legal M-486691999. 2001: Pascual Parrilla Paricio, Luisa Martínez de Haro y Ángeles Ortíz Escandell. “Cirugía Esofagogástrica”. Guías clínicas de la Asociación Española de Cirujanos. Arán Ediciones, S.A. Madrid 2001. Pgs. 1-509. ISBN:84-86725-93-3. Depósito Legal M-45569-2001. 2007: Joaquín Berenguer, Pascual Parrilla. “Trasplante Hepático”. 2ª edición. Elsevier España, S.A. Madrid 2007. Pgs. 1-571. ISBN:978-84-8086-310-0. Depósito Legal M. 47.370-2007. 2008: Pascual Parrilla, Pablo Ramírez, Antonio Ríos. “Manual sobre donación y trasplante de órganos”. Arán 2008. ISBN:978-84-96881-08-2. Depósito Legal M-22472-2008. 2009: P. Parrilla Paricio y J.I. Landa García. “Cirugía AEC 2ª Edición”. Editorial Médica Panamericana. ISBN 978-84-9835-282-5. Depósito Legal M-43217-2009. ESTANCIAS EN OTROS CENTROS En relación con el trasplante hepático, realiza estancias en el Hospital Addenbrookes de Cambridge, con el Prof. Roy Calne (julio y agosto de 1987) y en el Presbiterian Hospital de Pittsburg, con el Prof. TE Starzl en agosto de 1994. Para la puesta en marcha del transplante de páncreas en clínica humana realiza 62


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una estancia en la Universidad de Minneapolis (Prof. D. Sutherland) durante el mes de agosto de 1999. PROYECTOS FINANCIADOS FISS nº 89/0414, titulado “Investigación de las vias fisiopatológicas por las que el stress psíquico altera la motilidad del intestino delgado. Estudio experimental en perros”, como Investigador Principal. FISS nº 90/0466, titulado “Trasplante experimental de páncreas: valoración de la función endocrina con drenaje venoso portal y sistémico. Estudio de su correlación histológica”, para su realización durante el bienio 90-91, como Asesor científico. FISS nº 90/0543, titulado “El esófago de Barrett como lesión precancerosa. Investigación sobre su patogenia y reversibilidad”, como Investigador Principal. FISS nº 93/1306, titulado “¿Favorece el uso de sonda nasogástrica el desarrollo de reflujo gastroesofágico ácido patológico?”, como Asesor científico. FISS nº 94/0975, titulado “Mecanismos de competencia de la unión esofagogástrica durante la cirugía abdominal. Estudio experimental en humanos”, como Asesor científico. FISS nº 94/0382, titulado “Implicaciones del sistema mayor de histocompatibilidad en la inducción y ruptura de tolerancia en el trasplante hepático”, como Asesor científico. FISS nº 94/1126, titulado “Monitorización de la función hepática mediante el estudio bioquímico y citológico de la bilis en pacientes con trasplante de hígado”, como Asesor científico. FISS nº 94/0798, titulado “Alteraciones hemodinámicas renales en los procesos de isquemia-reperfusión y endotoxemia. Importancia del endotelio y los radicales libres”, como Asesor Ciéntifico. FISS nº 97/0975, titulado “Papel del reflujo duodeno-gastro-esofágico en la génesis del esófago de Barrett”, en calidad de Investigador Principal. Proyecto CICYT-Comisión Europea (Proyecto FD – 97-0366), como Investigador Principal, para el estudio del rechazo en modelos de xenotransplante y para la generación de animales transgénicos. Título: Ayudas de apoyo a grupos consolidados de alto rendimiento científico. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria AR-31-0271/FS/02. Inicio/ finalización: 2002. Investigador príncipal: Pascual Parrilla Paricio. Título: Estudio del rechazo agudo e hiperagudo en modelo de xenotrasplante discordante de animales grandes (cerdo a mono) y animales pequeños (ratón a mono Marmoset). Generación de animales transgénicos para la supresión del 63


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

rechazo (Expediente: IFD97/0366). Entidad financiadora: Fundación Séneca. Inicio/finalización: 2002. Investigador principal: Pascual Parrilla Paricio. Título: Estudio del proceso de pancreatitis aguda en un modelo de ratón: implicaciones de la inactivación genética y farmacológica de PARP-a en el inicio de la evolución de la pancreatitis. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria (PI 03/0704). Inicio/ finalización: 2003/2006. Título: Fisiopatología y nuevas formas de tratamiento de las enfermedades hepáticas. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria PI05/1013. Inicio/ finalización: 2006. Título: CIBER (Centro de Investigación Biomédica en Red) de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD 06/04/1092). Investigador del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas desde el 2008. Centro Investigador: Servicio de Cirugía General y de Aparato Digestivo I. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Organismo que Subvenciona: FIS (Instituto Salud Carlos III). CB06/04/1092. Investigador principal: Pascual Parrilla Paricio. Período de realización: 2008-2011. Título: Prevención de la progresión del Esófago de Barrett a adenocarcinoma esofágico: Implicación del tratamiento (médico vs quirúrgico) e identificación de marcadores diagnósticos. Expediente: 8823/PI/08. Entidad financiadora: Fundación Séneca. Inicio/finalización: 2009-2011. Investigador príncipal: Pascual Parrilla Paricio. Título: Prevención de la progresión del esófago de Barrett a adenocarcinoma esofágico: Implicación del tratamiento (médico vs quirúrgico) e identificación de marcadores diagnósticos y pronósticos. Expediente PI09/1808. Entidad financiadora: Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) - FIS Inicio/ finalización: 01-01-2010/31-12-2012. Investigador principal: Pascual Parrilla Paricio. Título: Prevención de la progresión del esófago de Barrett a adenocarcinoma esofágico: Implicación del tratamiento (médico vs quirúrgico) e identificación de marcadores diagnósticos y pronósticos. Entidad financiadora: Fundación Mutua Madrileña (FMM). Inicio/ finalización: 01-01-2010/01-01-2013. Investigador principal: Pascual Parrilla Paricio.

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COLABORADOR Título: Modelo preclínico de Xenotrasplante ortotópico de cerdo politransgénico (Cd55, Cd59, Ht) a mono. Estudio de xenorechazo vascular agudo retardado y del quimerismo hematopoietico. Entidad financiadora:Fondo Investigación Sanitaria PI02/1269. Inicio/ finalización: 2003/2005. Título: Estudio de activación endotelial, permeabilidad vascular y tráfico de leucocitos en endotelio modificado genéticamente: aplicabilidad en alotransplante y xenotrasplante. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria 00/0863. Inicio/ finalización: 2003-2005. Título: Estudio del proceso de pancreatitis aguda en un modelo de ratón: implicaciones de la inactivación genética y farmacológica de PARP-a en el inicio de la evolución de la pancreatitis. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria (PI 03/0704). Inicio/ finalización: 2003/2006. Título: Fisiopatología y nuevas formas de tratamiento de las enfermedades hepáticas. Gastroenterologías. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria PI05/1013 Inicio/ finalización: 2006. Título: Efecto de la cirugía hepática por laparoscopia sobre el sistema inmune en pacientes con metástasis de carcinoma colorrectal: estudio comparativo con la vía tradicional por laparoscopia. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria PI 050919. Inicio/ finalización: 2005-2007. Título: Estudio del efecto terapeútico de los inhibidores de PARP en diferentes modelos experimentales realizados en ratones. Entidad financiadora: Fondo Investigación Sanitaria (FIS 07/1117). Inicio/ finalización: 2007-2010. Título: Prevención de la progresión del esófago de Barrett a adenocarcinoma esofágico: Implicación del tratamiento (medico vs quirúrgico) e identificación de marcadores diagnósticos y pronósticos. Entidad financiadora: Fundación Mutua Madrileña (FMM). Inicio/ finalización: 01-01-2010/01-01-2013. Investigador principal: Luisa Martínez de Haro. OTROS MÉRITOS Presidente de la Asociación Española de Cirujanos (AEC) desde 1998 hasta el 2000. Presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Cirugía General y de Aparato Digestivo desde noviembre de 1999 hasta la actualidad. 65


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Director de la revista Cirugía Española desde 2002 hasta la actualidad. Miembro del Comité Editorial de 14 revistas de Cirugía y Gastroenterologia. Miembro del Comité de expertos de Medicina Clínica. Regular Reviewer del British Journal of Surgery. Vocal del Comité Ciéntifico de la AEC(1984-88). Coordinador de la Sección de Investigación de la AEC (1990-1994). Coordinador de la Sección de Cirugía Esófago-gástrica de la AEC (1994-98). Miembro de la Comisión Nacional de la Especialidad de Cirugía General y de Aparato Digestivo (1995-99). Miembro del Grupo 15 (Cirugía) de la Comisión Evaluadora del FIS (1994-96) y evaluador de la ANEP. Miembro del Comité de Acreditación de Institutos de Investigación Biosanitaria (2009-2014). Director del Instituto de Investigación biosanitaria IMIB-ARRIXACA (2011hasta la actualidad) Vicedecano de disciplinas clínicas de la Facultad de Medicina de Murcia (1994-98). Miembro de Honor de la Sociedad Chilena de Cirugía (1999). Miembro de Honor del Capitulo Español del International College of Surgeons (1999). Miembro de Honor de la Sociedad Peruana de Cirugía (2009). Miembro de Honor de la Sociedad Uruguaya de Cirugía (2011). Premio Virgili de la Sociedad Catalana de Cirugía (2003). Profesor “ad Honorem” de la Universidad de Montevideo. Honorary Fellow of the American Surgical Association (2013). Miembro de Honor de la Asociación Española de Cirujanos (2014).

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Por su interés divulgativo se ofrece este escrito de Pascual Parrilla, que pronunció el 3 de marzo de 1982, donde demuestra su talante científico, humanista y progresista. También se transcribe el discurso de contestación a cargo del académico Lorenzo Abad.

DISCURSO DE INGRESO EN LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA Y CIRUGÍA DE MURCIA DEL PROFESOR PASCUAL PARRILLA PARICIO

Excmas. Autoridades Excmo. Sr. Presidente Sres. Académicos Sras. y Sres. Mis primeras palabras, en este acto solemne, deben ser de sincero agradecimiento. Agradecimiento a los Académicos que propusieron mi nombramiento y a todos los que. en unánime votación, lo aceptaron. A continuación, quiero confesar que este es uno de los momentos mas emotivos de mi vida. La alta categoría de la Institución que me acoge y el elevado nivel, en todos sus aspectos, de los miembros que la integran, justifican la emoción y el reconocimiento por el honor que se me confiere con este nombramiento. Tengo plena conciencia de la responsabilidad que asumo y la acepto gustoso con el ferviente deseo de no decepcionar, al servir el cargo con mi mejor voluntad y la mayor ilusión. El nombramiento de hoy me compensa con creces de todas las preocupaciones, de todos los sinsabores, de todos los momentos de zozobra y de todos los esfuerzos que supuso mi vida en Murcia durante estos últimos casi 7 años. Por último quiero referirme, siquiera sea someramente, a las personas y situaciones que han hecho posible que yo esté aquí hoy. En primer lugar, a mis padres, sin cuyo esfuerzo, sacrificio y abnegación, nada hubiera sido posible, así como a mi esposa, cuya capacidad de renuncia ha hecho posible mi dedicación a las tareas propias de mi profesión. En segundo lugar a mis maestros, entre los que ocupa un lugar preeminente el Prof. D. Carlos Carbonell Antolí con quien conviví durante 9 años y a quien debo mi formación como médico, como cirujano, como docente y una buena parte de mi formación humana. En tercer lugar a mis colaboradores y compañeros de trabajo en las tareas asistencial, docente e investigadora. Su convivencia diaria es fuente inagotable de conocimientos y estímulo constante para la superación. Y por último, a mis enfermos y alumnos que constituyen el objeto de mi vida como cirujano y profesor universitario. De ellos recibo enseñanzas a diario y hacia ellos dirijo mis conocimientos cerrando un círculo que es quien da sentido a mi vida. Para el discurso de ingreso hemos elegido un tema que fuera propicio no sólo a los médicos sino a todos los asistentes: 67


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EL ANÁLISIS HISTÓRICO DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA CIRUGÍA Y DE SUS PERSPECTIVAS DE FUTURO La realidad básica de la que parte la Medicina es la presencia de la enfermedad en toda colectividad humana, siendo su objeto fundamental luchar contra esa enfermedad y favorecer la salud. La terapéutica actual pretende conseguir una triple finalidad: desaparición en el enfermo de todo signo de enfermedad (la más tradicional), reintegro del enfermo a la posición socio-laboral que ocupaba antes de su enfermedad (definitiva constitución de la rehabilitación como un aspecto del tratamiento), y lograr que sobre la biografía del enfermo no pese negativamente la enfermedad. Para la Medicina Antigua y Tradicional, cura la “Naturaleza” de la que el médico es un mero servidor. En cambio, la Medicina Moderna priva a la Naturaleza de esta categoría y afirma que lo que cura son los objetos y métodos administrados y utilizados por el médico que será el protagonista activo del acto terapéutico. Los objetos terapéuticos pueden reducirse a dos categorías, las sustancias químicas (Farmacología) y los agentes físicos (Terapéutica física). Los métodos terapéuticos son fundamentalmente dos, la Cirugía y la Psicoterapia. Como vemos, la Cirugía es, dentro de la Medicina, un método terapéutico. Ahora bien, ¿en qué consiste?, ¿cómo podría definirse? Etimológicamente, el término Cirugía (del griego, Keir = mano y Ergor = obra) señala uno de sus caracteres fundamentales, la acción manual. Y efectivamente, la Cirugía comenzó siendo un quehacer manual limitado a un pequeño grupo de enfermedades susceptibles de mejorar con esta actuación, las llamadas “enfermedades externas”, que se distinguían de las “enfermedades internas”, que por ser debidas a influencias malévolas a distancia, necesitaban para su tratamiento de otras medidas. Vamos a tratar de explicar cómo la Cirugía, que comenzó siendo una práctica empírica y sólo se constituyó en verdadera Ciencia a lo largo del siglo XVIII, ocupa hoy un lugar de privilegio en el panorama de las Ciencias Médicas y puede considerarse el símbolo de la Medicina Moderna. Para poder entender esta situación actual de la Cirugía, así como para prever sus perspectivas futuras, considero fundamental analizar su evolución a lo largo de la historia. Una posibilidad de análisis sería exponer la cadena de pequeños y grandes descubrimientos que llevaron a la situación actual. El resultado sería una visión descriptiva y superficial que no permitiría grandes conclusiones. También está superado el método de las “grandes figuras” que explicaría el nacimiento de la Cirugía Moderna como fruto exclusivo de la capacidad creadora de un grupo escogido de genios. Vamos a tratar en cambio de analizar el proceso que durante varios siglos llevó a la superación de la Cirugía Empírica y a su sustitución por la Moderna Cirugía Científica, mostrándolo como un proceso continuo, sin soluciones de continuidad. Los conocimientos y técnicas actuales no han hecho su aparición súbitamente sino que son el resultado de las observaciones y experiencias de siglos. Por otra parte, la Cirugía. es una actitud del hombre ante la enfermedad que no puede separarse de la actitud general del hombre ante el mundo,

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actitud que varía con las diferentes situaciones históricas y que sólo Puede entenderse comprendiendo esta situación completamente. De aquí que separemos este análisis en una serie de periodos correspondientes a las principales situaciones históricas, estudiando en cada periodo la ideología que lo configura y a continuación la situación del saber médico en general y de la Cirugía en particular.

I. LA CIRUGÍA EN LAS CIVILIZACIONES ARCAICAS Y PRIMITIVAS No poseemos fuentes escritas acerca de la primera y más larga etapa en la historia de la Cirugía, los centenares de milenios que comprenden los tiempos prehistóricos. Hay que obtener información de los restos humanos encontrados pertenecientes a esta época y por otros medios materiales. El arte de la Cirugía debió desarrollarse con miras a la necesidad de asistir los heridos. Instintivamente se pensó en proteger las heridas y el vendaje de las mismas constituyó la única actividad de la Cirugía durante mucho tiempo. Por otra parte, hay constancia de alguna otra intervención, como las sangrías e incisiones en forúnculos y abscesos, la escarificación de amígdalas e incluso trepanaciones (en 1685, en Francia, se descubren cráneos trepanados pertenecientes al período neolítico). Los primeros textos de carácter médico aparecen en las culturas arcaicas que crearon la escritura, especialmente la egipcia. ⚫ La medicina egipcia gozó de gran prestigio. Sus cultivadores más notables estaban asignados a la corte y tenían gran relieve social. Había especialidades, aunque médicos y cirujanos no aparecen separados ni bien definidos. La mayoría de los profesionales se formaban en las escuelas del templo y probablemente conservaban la condición de sacerdotes de por vida, aunque también existían profesionales no religiosos. Muchos documentos se conservan en forma de papiros. El más interesante desde el punto de vista de la Cirugía es el conocido con el nombre de Edwin Smith, egiptólogo americano que lo adquirió en 1862. Copiado alrededor de 1600 antes de J.C., su redacción pertenece al tercer milenio, siendo el texto médico más antiguo que se posee. Representa una parte de casos ordenados de la cabeza a los pies. El tratamiento está dictado basándose en observaciones y prácticas empíricas y desprovisto casi por completo de los elementos mágico religiosos habituales en el resto de los papiros egipcios. ⚫ También la medicina asirio-babilónica alcanza gran nivel de desarrollo. En el código del rey Hammurabi se aprecia que Medicina y Cirugía eran profesiones bien reglamentadas. Menciona también a los practicantes-barberos a cuyo cargo estaba la Cirugía menor. Estaban regulados los honorarios y las penalidades por el fracaso, variando según la capacidad socioeconómica del enfermo. ⚫ La medicina india, como la de otras civilizaciones primitivas, fue apartándose gradualmente de la magia y la brujería, y enriqueciéndose en contenido empírico, con notables recursos técnicos. Una de las grandes producciones de esta Medicina es la “Sushruta samhita”, colección de obras atribuidas a Sushruta (entre el siglo IV antes de J.C. y siglo VI después de J.C.), en las que se considera fundamental la disección de cadáveres. Se hacían prácticas de incisiones, vendajes, etc. Conocían las operaciones para fístulas de ano, cesárea, amigdalectomía, litotripsia vesical, etc. Describe cuatro clases de material 69


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de sutura (cáñamo, lino, fibra de corteza de árbol y pelos) así como gran variedad de instrumental quirúrgico. La intervención más ambiciosa llevada a cabo por los indios fue la rinoplastia, que tenía gran demanda ya que se castigaba a los adúlteros con la extirpación del apéndice nasal. ⚫ La medicina china también irá desposeyéndose de elementos mágico-religiosos y cargándose de empirismo, aunque con un desarrollo exagerado de la especulación. El cirujano más famoso fue Hua To (siglo I después de J.C.) a quien se atribuye el descubrimiento de la anestesia quirúrgica, pues hacía ingerir a sus enfermos vino con unos polvos para aliviarles el dolor de la intervención. Se hacía cirugía plástica de los labios, ligaduras de las arterias, se ponían al descubierto el cerebro y la médula, etc. Se practicó mucho la castración para proporcionar eunucos a la corte imperial, conservando luego los órganos para enterrarlos con su dueño y que éste pudiera reunirse con sus antepasados. En resumen, vemos como en las civilizaciones arcaicas y primitivas la Cirugía alcanzó un nivel de desarrollo empírico extraordinario, realizándose intervenciones muy complejas (rinoplastias, tratamiento de la fístula de ano, etc). Pero no tuvo una base científica ya que se desconocía la anatomía y continuaba apoyándose fundamentalmente en creencias mágico-religiosas (el sanador tras trepanar el cráneo colgaba el fragmento óseo o rondela al cuello del enfermo como amuleto). Por otra parte, médicos y cirujanos no estaban muy distanciados, si acaso lo estaban. No existía la gran separación entre ciencia y técnica que veremos establecerse en la antigüedad clásica.

II. LA CIRUGÍA EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA ⚫ Los presocráticos (S. VI y V a. d J.C.). La Grecia antigua es el punto de partida de la Medicina Científica Occidental. Toda la sabiduría de las civilizaciones del Próximo Oriente convergirá en Grecia donde será analizada críticamente a través de la experiencia clínica de los griegos. Grecia es quien libera de elementos mágicos el ejercicio de la Medicina al desarrollar una explicación racional de la enfermedad. Los presocráticos valoraron positivamente la técnica y no la separaron de la ciencia. Las fuerzas expedicionarias griegas contaban con profesionales hábiles en extraer proyectiles, cortar hemorragias, aliviar dolores, etc., entre los que destacaron los dos hijos de Esculapio, Podalirio y Macaon. La gran fuente de los conocimientos de la Medicina Científica Occidental es el “Corpus Hippocraticum”, colección de casi 70 libros atribuidos inicialmente a Hipócrates de Cos y que la crítica moderna ha demostrado que proceden de escuelas diferentes así como de épocas distintas. Esta gran obra es el mejor testimonio de la alta consideración de los presocráticos hacia la técnica: casi 20 de sus libros son de carácter quirúrgico, da constancia de numerosas afecciones que exigen intervención quirúrgica, describe material quirúrgico, separa las fracturas simples de las complicadas, describe la consolidación ósea y da instrucciones para reducir luxaciones de hombro, mano, dedos, mandíbula, etc, etc. Hasta tal punto llegó la identificación de la habilidad manual con la ciencia médica que como señala Laín el término “Kheirotechnes” es sinónimo de médico. Esta Cirugía presocrática fue restauradora y evacuadora, no exerética. Y su gran mérito es que empieza a esbozarse una “mentalidad quirúrgica” caracterizada por la especial 70


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valoración de los ojos y las manos en la práctica médica y por la tendencia a resolver activamente el problema del enfermo. ⚫ Helenismo alejandrino. La medicina racional de los presocráticos se extendió en el siglo III antes de J.C. a la amplia zona geográfica ocupada por los estados Helenísiticos siguiendo las conquistas de Alejandro Magno. Aparecieron focos de actividad intelectual, científica y médica en distintas ciudades y entre éstos, merece mencionarse el de Alejandría. Ya en el siglo III antes de J.C. los saberes básicos experimentaron un notable progreso, sobre todo la anatomía gracias a importantes investigaciones por parte de Herofilo y Erasistrato. Como consecuencia de este progreso anatómico, avanza la técnica quirúrgica, además de que existió la Cirugía como especialización. En general, se conserva el saber quirúrgico de los presocráticos, progresando la técnica quirúrgica. ⚫ Separación Ciencia-Técnica. Con posterioridad a los presocráticos, la Medicina sufre la poderosa influencia de Platón y Aristóteles, asimilando sus ideas metodológicas y éticas: defensa de la actitud contemplativa y menosprecio por toda actitud operante, en la ciencia. No se discuten las verdades adquiridas ya que existe una fidelidad ciega a las afirmaciones de los maestros. El saber no es “perfectible” y por tanto apenas existe lugar para la invención. Se prefiere la descripción que de la Naturaleza hacen los textos que el contacto directo con ella. Cuando Roma sustituye a Grecia como cabeza del Imperio la actitud platónica y aristotélica frente a la Naturaleza domina todo el ambiente intelectual. En Roma se desprecia la Medicina como profesión, dejándola en manos de los griegos. Galeno (130-201) es el símbolo de esta nueva concepción de la ciencia médica. Pese a su preparación quirúrgica como cirujano de gladiadores en Pérgamo, abandona su práctica cuando se instala en Roma para pasar a ser médico de Emperadores, ejemplo típico de la presión social en la separación ciencia-técnica. Galeno, con una base científica indudable, influido por el Aristotelismo, prefiere el pensamiento abstracto y la interpretación metafísica a una actitud activa ante la Naturaleza. Su extraordinario relieve histórico se debe a que sistematizó todo el saber médico helenístico, obra que se mantuvo a lo largo de toda la Edad Media y buena parte de los tiempos modernos.

III. LA CIRUGÍA EN LA EDAD MEDIA ⚫ Bizancio. En el año 330 Constantino el Grande funda Constantinopla y la hace capital del Imperio de Oriente con la idea de mantener la gloria del Imperio Romano. Más tarde, mientras Occidente cae en manos de los países nórdicos, el Imperio de Oriente consigue salvarse y cumplirá una misión histórica trascendente: ordenar y elaborar sistemáticamente los saberes clásicos, conservarlos a lo largo de toda la Edad Media en su idioma griego original y transmitirlos a los árabes. Apenas puede hablarse de producción científica propia. La Ciencia se enseña en las Escuelas. La Medicina es una prolongación de la Escuela Alejandrina con influencias del cristianismo y de las civilizaciones siria, persa y árabe. Se conservan los textos antiguos recogidos en gran parte en la enciclopedia médica en 16 tomos de Oribasio (s. V). Pablo de Egina (625-690) escribió un tratado de siete libros, dedicando el 6º a la Cirugía en el que se describen algunas técnicas, debiendo destacar la hernia inguinal. 71


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⚫ El mundo árabe. Fue el escenario fundamental del cultivo de la Medicina y de la Ciencia durante buena parte de la Edad Media. En una primera etapa (s. VIII y IX) asimiló el saber griego que le llegó a través de Bizancio, traduciendo los textos al árabe. Luego, a partir del siglo X, enriqueció notablemente este saber aunque siempre dentro de los supuestos del Galenismo, produciendo, ya en este segundo periodo, algunas de las más grandes figuras de la historia de la Medicina. Razhes (860- 932) decide emplazar el hospital en la zona en que la carne abandonada tarde más tiempo en putrefactarse y propone utilizar las tripas de animales como material de sutura. Al Bucasis, de Córdoba (936-1013) escribe una obra, consagrada en su mayor parte a la Cirugía, en la que habla de la cauterización de las heridas, el empleo de sustancias hemostáticas, la ligadura de arterias, la trepanación, etc., y lo que es más importante, en la que recomienda el estudio de la anatomía y la disección. Su obra, traducida en la segunda escuela de Toledo de Gerardo de Cremona va a ser la base de la Cirugía hasta la baja Edad Media. Desde finales del siglo XIII se observa una decadencia en toda la Medicina Islámica. ⚫ El occidente europeo. En el panorama médico del occidente europeo medieval conviene distinguir dos períodos separados por la asimilación del saber clásico a través de los árabes, asimilación que se inicia en la escuela de Salerno durante los siglos XI y XII y que culminará con la labor sistemática de traducción realizada en Toledo y otras ciudades españolas a lo largo de los siglos XII y XIII. En el primer período, con la invasión de los nórdicos, el occidente europeo pierde toda conexión con la antigüedad clásica, desaparecen las escuelas de Medicina y escasean los médicos. Cobran importancia las creencias supersticiosas traídas en parte por la mitología nórdica y en parte como cosecha propia ya que el cristianismo mal asimilado hace que se confundan el sentido cristiano de la providencia con la creencia en amuletos, exvotos, etc., claramente relacionada con la magia y superstición. Solo los religiosos estudian seriamente esta disciplina. La Medicina pasa a ser dominio e incumbencia de la casta sacerdotal y como el ejercicio de la Cirugía estaba prohibido a éstos, pasó por entero a manos de barberos y otra gente sin preparación. la separación entre Ciencia y Técnica se acentúa, si cabe. La práctica quirúrgica se limita a tratar heridas, fracturas y luxaciones. Las ligaduras frente a las hemorragias se abandonan y sustituyen por la cauterización con hierro candente o aceite hirviendo. La transmisión de los saberes clásicos marca el comienzo de un segundo período de caracteres bien distintos. En la escuela de Salerno se siente la necesidad de la disección aunque por razones religiosas no se practicará en el hombre sino en el cerdo. Fue quizás la escuela más importante en Anatomía y Cirugía de la época, alcanzando gran renombre Roger de Fugardo cuya obra fue recogida por su discípulo Guido D’Arezzo bajo el título de Chirurgia magistrii Rogerii. Los siglos XI y XII presencian el nacimiento de las grandes Universidades del Occidente de Europa. En la de Montpellier, donde fue maestro el valenciano Arnau de Vilanova, aparecen en el siglo XIV dos grandes cirujanos, Henri de Mondellive y Guy de Chauliac (1300-1367) que escribió la Chirurgia Magna en latín, basada en la observación y experimentación empíricas. Es el primero en utilizar la tracción en el tratamiento de las fracturas, y reseña cinco métodos para cortar la hemorragia: sutura, taponamiento, compresión, ligadura y cauterización. 72


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De las Universidades italianas destacan Bolonia y Padua. En Bolonia es donde empieza a practicarse la disección humana de cadáveres de criminales ejecutados, y el primer manual práctico de Anatomía que contiene referencias explícitas a dicha práctica, aunque su exposición continúa siendo fielmente galénica, es el de Mondino de Luzzi (1275-1326), que enseñó en Bolonia. Basándose en la Anatomía va a florecer la Cirugía. Hugo de Lucca, cirujano del ejército de Bolonia en la V cruzada, y su hijo Theodorico Borgognoni utilizaron el opio, la mandrágora y la “sponja somnífera” con fines anestésicos, preconizaron el lavado de las heridas con vino, con fines antisépticos y practicaron ligaduras arteriales. Rolando de Parma, coetáneo de Hugo de Lucca, fue seguidor y comentarista de la Chirurgia magistrii Rogerii. Guillermo de Saliceto, profesor de Cirugía, escribió Summa conservationis et curationis, tratado de Medicina con especial atención a la parte de Cirugía, en el que defiende la “cirugía limpia”, el uso del bisturí en lugar del cauterio, la importancia del conocimiento anatómico de la región sobre la que se actúa, etc. En Francia, Lanfranchi de Milán fue el abanderado de los cirujanos franceses. Discípulo en Bolonia de Guillermo de Saliceto, emigró a Francia por razones políticas. Fundó una corporación de cirujanos (Confrerie de St. Come) y escribió Ars completa totius chirargiae en la que sostiene que ningún buen médico puede ignorar las operaciones de Cirugía así como nadie puede realizar operaciones si no conoce la Medicina. En Inglaterra sólo destaca un cirujano, John de Ardeme (1307-1390), que operaba fístulas de ano abriendo su trayecto y describió un caso de infección tetánica. En Alemania, en la segunda mitad del siglo XV, vivieron tres cirujanos con una particular experiencia en Cirugía de guerra: Heinrich von Pfolspeundt, Jerome de Brunswick y Hans von Gresdorff. Este último escribió un manual para uso de cirujanos militares que apareció en 1517. En resumen, durante la Edad Media, y por lo que respecta a la Cirugía, creemos que los rasgos fundamentales son: 1. Transmisión de los textos quirúrgicos de la Antigüedad Clásica al Occidente Europeo, a través de Bizancio y el mundo árabe, con traducción de los mismos al latín. Ligeras innovaciones pero sin salirse del esquema galénico. La ciencia sigue fundamentalmente en manos de filósofos que cultivan un amplia gama de saberes incluida la Medicina. 2. La Ciencia Médica es patrimonio casi exclusivo de religiosos que tienen prohibida la Cirugía. Esto, junto a la vigencia social de la tradición platónico-aristotélica que identifica la ciencia con la filosofía y las artes mecánicas con las artes serviles, determina el que la Cirugía se abandone en manos de barberos y otra gente sin preparación. La separación entre médicos y cirujanos es un hecho, expresión de la separación ciencia-técnica. El médico es considerado un hombre de saber o letrado, su formación está a cargo de la Universidad, usa ropa larga, su idioma es el latín y pertenece a clases sociales superiores. En cambio, el cirujano es considerado un técnico o artesano, se forma junto a un maestro, usa ropa corta y pertenece a clases sociales inferiores. Esta separación se consolidará en la Baja Edad Media, al constituirse la profesión médica por reglamentación legal de la titulación y la enseñanza, quedando excluidos de ella los cirujanos que constituían un cuerpo inferior de artesanos de cuya formación se encargaban los gremios. Esta separación entre médicos y cirujanos tuvo consecuencias perniciosas para ambos, aunque hay que señalar que en las Universidades del Norte de Italia y en las de Montpellier 73


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y Corona de Aragón se enseñaba Cirugía (en la Universidad de Valencia la primera cátedra fue la de Cirugía). 3. Sin embargo no todo es negativo para la Cirugía durante la Edad Media. Consideramos como aspectos positivos: Las continuas guerras crean la necesidad de un médico en el campo de batalla que por los caracteres de su actuación debe tener “mentalidad- quirúrgica”, aquello que vimos nacer con los presocráticos. Si bien es cierto que en la Alta Edad Media la Medicina quedó en manos de clérigos y religiosos, acentuando el carácter sacerdotal de la profesión en la Antigüedad Clásica, en la Baja Edad Media asistimos a la separación definitiva de la Iglesia y la Medicina, en parte por la complejidad del arte médico y también por prohibiciones de ejercer determinadas prácticas médicas a los religiosos. En la Baja Edad Media se observa un cierto interés por el estudio y disección del cuerpo humano, a fin de verificar las enseñanzas de los clásicos, lo que prepara la aparición de los grandes anatómicos renacentistas. Respecto a la consideración social de la técnica, a finales de la Baja Edad Media existe tendencia a admirar las grandes obras de arquitectura y orfebrería que suponen un proceso avanzado de técnica. Y aunque el artista sigue siendo anónimo, por su baja condición social, empiezan a hacerse famosos ciertos nombres unidos al título de maestros. Por último y respecto a la fidelidad ciega al saber de los clásicos, el nacimiento de la ingeniería militar demuestra que este saber es perfeccionable y que la inventiva tiene un lugar en la ciencia.

IV. LA CIRUGÍA EN EL RENACIMIENTO El Renacimiento es la primera de las situaciones históricas del mundo moderno, siendo el pueblo italiano por razones históricas su primer protagonista. Sus caracteres fundamentales van a ser el análisis y manejo objetivos del mundo que nos rodea y el realce de la individualidad. “En la pintura renacentista, las multitudes humanas están integradas por rostros y acciones claramente diferentes entre sí, en oposición a las multitudes cuyos rostros repiten monótonamente unos mismos rasgos, típicos de la época medieval” (Laín Entralgo). “Frente al estilo medieval de la peste, la sífilis, casi siempre adquirida como resultado de un acto individual y voluntario, es una enfermedad, típicamente renacentista” (Sigerist). ⚫ El saber médico. En general, continuó la vigencia de los esquemas galénicos. Pero al mismo tiempo, el hombre empieza a mirar con objetividad todo lo que le rodea y a comparar lo leído con lo visto. Así se explican los conatos de rebelión contra la patología tradicional. La Anatomía es la única disciplina que se separa completamente de los esquemas galénicos. Existe curiosidad por la estructura interna del cuerpo humano y aunque se practica disección en cadáveres humanos desde inicios del siglo XIV, la finalidad de la misma es comprobar lo que dicen los clásicos, no investigar. La investigación anatómica se inicia en Italia en los siglos XV y XVI, y pronto se investigará también en España, Francia y Portugal. Se van aportando datos, se van corrigiendo errores galénicos pero no se acierta a dar con la interpretación correcta de los datos. Y así llegamos a Vesalio (1514-1564) verdadero creador de la Anatomía descriptiva moderna con su obra De humani corporis fabrica (1543). En el prólogo nos dice: “Y así ha venido a suceder que esta deplorable división del arte de 74


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la Medicina ha introducido en nuestras escuelas el odioso sistema, hoy en boga, de que uno lleve a cabo la disección del cuerpo humano y otro vaya describiendo sus partes. Este último, encaramado en lo alto de un púlpito, como una corneja, y con ademanes sumamente desdeñosos, repite hasta el hastío noticias relativas a hechos que él jamás ha observado directamente”. Vesalio simboliza la ruptura definitiva con la Antigüedad. No sólo condena la divergencia entre ciencia anatómica y técnica anatómica sino que propugna en Medicina la convergencia entre teoría y observación directa. Dentro del saber médico renacentista y con miras a situar la actividad quirúrgica, tanto interés como Vesalio, que enseña al cirujano el terreno que pisa, tiene Paracelso (1493 1591) que considera la enfermedad como algo activo y dinámico y defiende que el acto médico debe ser fundamentalmente terapéutico. En este sentido, aunque admite la “vis medicatrix naturae”, no se siente ante el enfermo como mero servidor de la Naturaleza sino como colaborador de Dios, justificando las actividades operativas ante el enfermar. ⚫ La Cirugía. a). Situación social del cirujano. La situación profesional y académica del cirujano era bien distinta en Francia, Inglaterra y países germánicos, donde persiste la separación y rivalidad entre médicos y cirujanos, que en Italia y España donde nace la figura del cirujano universitario. Los artesanos del Renacimiento toman conciencia de la legitimidad de su oposición ante el mundo y la Naturaleza, aspirando a que se considere su profesión como arte liberal. Luis Vives, el gran erudito valenciano, en su obra De causis corruptarum artium, defiende que: “El conocimiento de la Naturaleza no está del todo en manos de los filósofos y dialécticos: mucho mejor la conocen labriegos y artesanos que operan en la Naturaleza y sobre ella y no se han construido una serie de entidades imaginarias a las que atribuir un nombre sobremanera digno”. Este apogeo artístico del Renacimiento inicia el encuentro entre la Ciencia y la Técnica ya que la subida del nivel social de los artistas exige a éstos conocimientos que antes no poseían, sobre anatomía, geometría, perspectiva, etc. Y la Cirugía participa de este ambiente. Está en manos de cirujanos de formación artesana o para-universitaria en un 95%. Pero entre estos cirujanos empiezan a destacar grandes figuras por su habilidad y eficacia terapéuticas, figuras que ascienden a niveles sociales superiores, dado el cambio de mentalidad de la época, y que entonces necesitan estudiar anatomía, fisiología, etc. Y de este modo, los cirujanos, por el prestigio social, se ven obligados a estudiar una serie de materias por lo que en Italia, España y sur de Francia la Cirugía se instala en la Universidad apareciendo el profesor universitario de Cirugía que busca un fundamento científico a su técnica encontrándolo en la Anatomía moderna. Pero además, el cirujano universitario busca en la fisiología y en la patología (aunque fueran galénicas) la teoría necesaria para orientar su acción y sentar las indicaciones quirúrgicas. Se crea un nuevo personaje que une la Medicina y la Técnica quirúrgica. Nace el médico cirujano. En estos países podían separarse tres grupos de cirujanos: Los universitarios, doctos y hábiles; los cirujanos menores o barberos, hábiles y expertos, pero no instruidos; y los transhumantes, curanderos. Como ejemplo universal del nuevo cirujano universitario tenemos al español Andrés Alcázar, junto a una pléyade ilustre de nombres: Giovani 75


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Andrea de la Croce, Gabriele Fallepino, Girolano Fabrizi d’Acquapendente, Bartolomeo Nagní, Leonardo Botallo, etc. Andrés Alcázar, catedrático de Cirugía de la Universidad de Salamanca, publicó en 1575, toda su producción científica en la obra Chirurgiae libri sex, en la que perfecciona la técnica de sus predecesores, diseña nuevos instrumentos y basa las indicaciones de la Cirugía en la sintomatología y el estado del enfermo. También aborda el problema del pre y postoperatorio, pormenorizando los cuidados médicos requeridos para su buena evolución. Otro gran cirujano universitario fue Juan Calvo, fundador de la Cátedra de Cirugía de Valencia. Estudió en Zaragoza, fue profesor en Montpellier y en 1568 fue nombrado Catedrático de Cirugía de Valencia. En 1580 publicó su obra Cirugía universal y particular del cuerpo humano, obra típicamente universitaria y didáctica. Al amparo de la Universidad se eleva el nivel científico del cirujano profesional apareciendo por las necesidades de la época el cirujano militar y el cirujano-hospitalario. Como cirujanos militares hay que señalar a Ambrosio Paré, y al español Dionisio Daza Chacón. Ambrosio Paré, de familia muy humilde, fue aprendiz de barbero en el Hotel Dieu de París y tras 25 años de cirujano militar en las campañas de Italia, Francia y Alemania, fija su residencia en París, donde fue admitido entre los de “ropa larga” pese a no saber latín. Dejó una importante obra escrita en francés por lo que tuvo gran difusión. Dionisio Daza Chacón, cirujano de los ejércitos imperiales de Carlos I y Felipe II, publicó la obra Práctica y teoría de la Cirugía, llena de experiencia y originalidad sobre todo en el tratamiento de las heridas. b). El nivel de la Cirugía Renacentista. Había mejorado notablemente el conocimiento anatómico aunque no lo suficiente para permitir operaciones bien regladas. Por otra parte, el avance de la técnica mecánica hizo posible mejorar el instrumental. Junto a estos aspectos positivos, continuaban en vigor los esquemas patológicos de Galeno. En resumen, un buen campo para la acción de hombres ingeniosos y osados. c). Contribuciones quirúrgicas. Se lleva a cabo una fundamental reforma en el tratamiento de las heridas, tanto las tradicionalmente conocidas (por arma blanca) como las nuevas (por arma de fuego). Dos hombres fundamentales, Ambrosio Paré y Bartolomé Maggi, en cuanto a heridas por arma de fuego. En las de arma blanca, el gran innovador fue Bartolomé Hidalgo de Agüero, de Sevilla, que frente al tratamiento supurativo con cicatrización por segunda intención, defendió la sutura inmediata y cicatrización “per primam”. Progresó notablemente la práctica de la amputación (se hacía por tejidos sanos y no en los gangrenados), disección de colgajos cutáneos, ligadura previa de vasos, etc. Contribuyeron principalmente Paré, Botello, Maggi, Daza Chacón, etc. Como medida de hemostasia, el hierro candente fue sustituido por la ligadura. Mejora la práctica de la trepanación craneal al mejorar la técnica y, sobre todo, las indicaciones (Andrés Alcázar). Progresó el tratamiento de la hernia, sin castración (Paré, principalmente). Para la litotomía, además de la talla perineal, se practica la talla supravesical, (Pierre Franco) y la incisión sobre un catéter acanalado introducido en uretra, método ideado por Battista Rapallo. Se renueva el prestigio de la Cirugía Plástica (Gaspare Tagliacone, de Bolonia y Francisco de Arceo, principalmente) aunque no acabó de arraigar por una serie 76


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de prejuicios y supersticiones. Sólo se rehabilitará esta Cirugía con la técnica y el espíritu del s. XIX.

V. LA CIRUGÍA EN EL BARROCO El Barroco, segunda de las situaciones históricas del mundo moderno, se caracteriza por la actitud racional del hombre ante el mundo que le rodea. La ilusión del hombre renacentista por el análisis objetivo de la realidad se convierte en el hombre barroco en confianza ante las posibilidades de la razón para dominar el mundo reduciéndolo a fórmulas racionales. En esta línea, Kepler, Galileo, Descartes, etc. transforman la física cualitativa aristotélica en la cuantitativa física moderna. “Hay que medir todo lo medible y hacer medible lo que no lo es”, decía Galileo para quien la teoría precede al experimento y éste debe confirmarla o negarla. La alquimia se convierte en química moderna por obra fundamentalmente de Boyle y también de Stahl, Etienne Geoffroy, Von Helmont, Mayow, etc. También es notable el progreso de las ciencias biológicas hacia su racionalización destacando los estudios de anatomía descriptiva en animales y vegetales, la embriología y la taxonomía por géneros y especies. La ciencia va a suponer dominio del mundo. Esto lo comprende la sociedad, y el saber va acercándose al Poder. Aparece la prensa científica y las Academias Humanísticas del Renacimiento son sustituidas por Academias Científicas. Newton y Locke anuncian la separación entre las Ciencias Naturales y la Filosofía, calificando de “arbitraria quimera” el intento de penetrar en la “esencia real” de las cosas, aunque no la llevan a la práctica y ambiciosos de conocer “lo absoluto” recurrirán a interpretaciones metafísicas. De todos modos, quede constancia de este aldabonazo. En cuanto a la estructura política europea, el Barroco comienza siendo español, para pasar luego a ser francés y acabar siendo inglés. Por otra parte, Europa entra en contacto con los otros continentes. La Historia Universal empieza a ser un hecho además de un concepto. ⚫ El saber médico. Si en el Renacimiento es la Anatomía quien se separa totalmente de los esquemas galénicos, en el Barroco, son la Fisiología y la Patología quienes rompen con la tradición. Desde el punto de vista morfológico se completan los datos de los anatómicos renacentistas, siendo notables las descripciones macroscópicas de las glándulas y del sistema nervioso. Pero además de esta labor complementaria, los anatomistas del Barroco iniciaron la indagación microscópica y hay que señalar a Malpighi (1628-1694) que descubrió los capilares y a Leeuwenhoek (1632-1723) que descubrió por primera vez una bacteria. La Fisiología cobra impulso con la obra de William Harvey (1578- 1657) De motu cordis que representa para la fisiología lo que la obra vesaliana en anatomía, es decir, rebelión frente a la autoridad de Galeno y fidelidad a la realidad que nos rodea. Los fundamentos de la nueva Patología son formulados por Thomas Sydenham (1624-1689) que defiende el contacto directo del médico con la realidad que es objeto la Medicina, es decir, con el enfermo. Nace así la Clínica (del griego clinos=cama). Además busca los datos comunes que ofrecen los enfermos para agruparlos y crear el concepto de “especie morbosa”. Luego clasificará estas especies morbosas de una manera sistemática, clasificación que será la base metodológica de la nosología moderna. 77


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⚫ La Cirugía. El carácter racionalista del Barroco tuvo consecuencias positivas (progresos de la fisiología y patología) y negativas entre las que cabe situar el escaso progreso de la cirugía que no contaba ya con la osadía y espíritu aventurero del cirujano renacentista. Los cirujanos del Barroco actúan repitiendo, mejorando e incluso olvidando las técnicas conquistadas por los cirujanos renacentistas. En cuanto a la producción quirúrgica, los principios en el tratamiento de las heridas, en las trepanaciones y en las amputaciones son los renacentistas. Cabe señalar los ensayos de Marco Aurelio Severino de congelación regional con nieve con fines anestésicos, las suturas tendinosas, introducidas por Jean Bienaise, la descripción de nuevas variedades de hernias gracias al mejor conocimiento de la anatomía, la introducción de la talla por sección lateral, por Jacques Breauliu, la reintroducción de la litotripsia por Antonio Ciucci y poco más. Resumiendo, vemos como la Cirugía del Barroco es una prolongación de la Cirugía Renacentista, sin progreso alguno. Pero tampoco puede considerarse negativo este período en la historia de la Cirugía, ya que en él se sientan las bases de la Medicina Moderna y precisamente es esta labor de científicos, médicos o no, llevada a cabo en el siglo XVII quien posibilita la Cirugía que veremos nacer en el siglo XVIII.

VI. LA CIRUGÍA EN LA ILUSTRACIÓN La Ilustración es una continuación del Barroco en cuanto al racionalismo frente al mundo, en cuanto a proclamar la importancia de la razón para conocer la realidad. Pero, a la vez, se opone al Barroco ya que reconoce y afirma la incapacidad de nuestra inteligencia para un conocimiento metafísico de la realidad natural. El racionalismo metafísico del Barroco es sustituido por un racionalismo empírico, mucho más pragmático y utilitario, “Ten el ánimo de servirle a tu propio entendimiento”, es la divisa de la Ilustración. El hombre debe construir su vida sin otra guía que su propio entendimiento. Existe una decidida renuncia al entendimiento de la esencia de la Naturaleza. “Ningún primer resorte, ningún primer principio, puede ser aprehendido por nosotros”, escribe Voltaire. Newton creía que Dios, “sumo relojero”, debía reajustar de cuando en cuando el orden matemático del Universo. Laplace prescinde de la interpretación metafísica y cuando Napoleón le pregunta por la acción de Dios en el cosmos le responderá: “Señor, no tenemos necesidad de esta hipótesis”. Desde el punto de vista social, el pensamiento ilustrado trae como consecuencia un aumento extraordinario de la importancia social del saber pero solo en cuanto supone una mayor eficacia frente a problemas concretos. Esta es la razón por la que la Ciencia y la Técnica estarán más unidas que nunca. Por otra parte hay que señalar un auge notable en la burguesía, con deterioro de la nobleza. Se valora el presente, no el pasado. ⚫ El saber médico. Los morfólogos, en su mayoría, se dedican a investigaciones macroscópicas perfeccionando minuciosamente detalles no advertidos por los anatomistas anteriores. Pero, además de esta labor, la morfología de la Ilustración muestra tres orientaciones nuevas: Se busca la razón de la forma humana, comparándola con la de los animales. Nace así la anatomía comparada. Se cultiva la estequiología o ciencia de los elementos del cuerpo humano. Y a la “fibra” de Borelli, como elemento unidad del organismo en el Barroco, suceden en la Ilustración, el “tejido adiposo” de Morgagni, la “sangre” de 78


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Hewson, la “membrana” de Brown, etc., preludiando el paso definitivo a la noción de tejido que dará Bichat. Se desarrolla una vertiente anatómica práctica, la Anatomía Topográfica, que será la base del acto operatorio al permitir la realización de intervenciones regladas. De aquí, el amplio grupo de cirujanos anatomistas que nos dejó la Ilustración: Gimbernat, Desault, Scarpa, Chopart, Petit, Tenon, etc. La Fisiología se separa como ciencia de la Anatomía, constituyéndose en disciplina autónoma. Se busca el estudio de la función en un sentido general, sin estar ligada a la forma. Así se estudian la respiración (A. L. de Lavoisier), la digestión (R.A.F. de Reauvieur), la sangre (Hewson), etc. El máximo representante de esta nueva fisiología fue Albrecht von Haller, cuya obra Elementa physiologiae corporis humani es el primer tratado sistemático de fisiología moderna. Otra figura fue Lázaro Spallanzani, uno de los investigadores experimentales más notables de todos los tiempos, que insiste en que “la voz de la naturaleza debe prevalecer sobre la del filósofo”. Por lo que respecta a la Patología, continúa vigente el programa de Sydenham. Las dos orientaciones principales de la observación clínica fueron la Nosografía y la Semiología. En cuanto a Nosografía, siguiendo a Sydenham se publican las primeras sistematizaciones de la Patología moderna, entre las que destaca la de Hermán Beerhave. En la Semiología, la invención de la percusión por Auenbrugger es el acontecimiento más importante. Queda por destacar la consideración de la lesión anatómica no como un hallazgo necrópsico, sino como fundamento de la clínica. Este paso trascendental necesitaba una correlación entre lesiones anatómicas y datos de observación clínica que fue proporcionada por la gran obra de Morgagni De sedibus et causis morborum per anatomen indagatis que es una ordenada colección de medio millar de historias clínicas con protocolo de necropsia y comentario epicrítico. ⚫ La Cirugía. Situación social del cirujano. La notoria situación de inferioridad científica y social del cirujano respecto al médico va a desaparecer en la segunda mitad del siglo XVIII por dos razones fundamentales: a). El pragmatismo de la época va concediendo importancia cada vez mayor a las artes manuales y mecánicas. b). El cirujano, gracias a la anatomía topográfica, se convierte en verdadero técnico; nace la Técnica Quirúrgica. Los cirujanos ingleses llegan a poseer el preciado título de gentlemen. En el panorama europeo dos países comparten el centro de la Cirugía: Francia e Inglaterra. En Francia, ocurre la separación definitiva entre barberos y cirujanos y Francoise Gigot de la Peyronie (1678-1747) consigue la creación, por decreto real de Luis XV, de la “Academie Royale de Chirurgie”, en 1731. Se equipara a la Facultad desde el punto de vista de la enseñanza quirúrgica en 1743. Su primer presidente fue J. L. Petit, máxima figura de la cirugía francesa en la primera mitad del siglo XVIII. Pocos años después, Chopart y Desault fundaban en París con gran éxito didáctico la “Ecole practique de Chirurgie”. En Inglaterra, se crea primero la “United company of Barbers Surgeons” y más tarde la “Company of Surgeons”. En la primera mitad del siglo XVIII el cirujano más notable fue William Cheselden (1688-1752), extraordinariamente habilidoso, a quien los estudiantes 79


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cronometraban el tiempo que necesitaba para realizar las intervenciones y quien llegó a extraer una piedra vesical por vía perineal en menos de un minuto. Ya en la mitad del siglo XVIII, destacan Percival Pott (1714-1788), cirujano del St. Bartolomews Hospital cuyo nombre perdura en el “mal de Pott” y en la “fractura de Pott”; Benjamín Bell (1749-1806); y entre todos destaca la personalidad de John Hunter (1728-1793). Su hermano William le inició en la Anatomía; Cheselden y Pott le adiestraron como cirujano; ejerció como cirujano militar durante varios años y de regreso a Londres se dedicó a investigar además de dar lecciones particulares de Anatomía y Práctica quirúrgica. Trató Hunter de basar la Cirugía en los resultados de la investigación y de la patología experimental. Así como hasta entonces las indicaciones se basan en el estudio del caso problema y en los resultados obtenidos en casos similares, Hunter prescinde del caso clínico como base para sentar la indicación. Existe una fisiología general y una patología general que hay que conocer para aplicarlas a cada caso concreto. Nace así la Patología Quirúrgica General y en este sentido hay que destacar los estudios que realizó acerca de los aspectos generales de la inflamación, la cicatricación, el shok, la piemia, etc. Demuestra Hunter con el ejemplo y el experimento que para el cirujano no basta el saber anatómico; necesita también el saber fisiológico y el patológico. Hasta Hunter se sabía que el tratamiento correcto de un aneurisma era la ligadura proximal del saco porque así se había demostrado en experiencias anteriores (Cirugía Empírica). Hunter demuestra que es correcto por una serie de razones anatómicas, fisiológicas, etc. Es más, el conocimiento de estas razones nos permitirá deducir el tratamiento de casos no similares. Y los resultados obtenidos irán confirmando o negando la realidad de tales principios. Se constituye así un cuerpo de doctrina o Patología Quirúrgica General de donde se extraen hipótesis ante la realidad concreta del caso clínico para sentar indicaciones y técnicas. Luego, los resultados irán perfeccionando estos principios generales- La Cirugía pasa a ser con Hunter el ejercicio de una verdadera ciencia. En España se crean los Reales Colegios de Cádiz y Barcelona bajo el reinado de Femando VI, el de Cádiz para la formación de los cirujanos de la Armada y el de Barcelona para los del Ejército. Su protagonista fue Pedro Virgili (1699-1776). Movido por los beneficios de su acción docente, Carlos III funda el Real Colegio de Cirugía de Madrid, bajo la dirección de Antonio Gimbernat (1734-1816), germen de la actual Facultad de Medicina de Madrid. En Italia, la máxima figura fue Antonio Scarpa (1752-1832). En Alemania se crea la “Kaiser-Wilhelms Adademie”, en Berlín, por Johan Goerdke (1750-1822). En Estados Unidos de América nace la Cirugía en esta segunda mitad del siglo XVIII merced al entusiasmo de John Morgan (1735-1789) y Willian Shippen (1736-1808), graduados en Edimburgo. ⚫ El nivel de la Cirugía en la Ilustración. La Cirugía de la Ilustración puede considerarse como el punto de partida de la Cirugía Moderna por las siguientes razones: a). Nacimiento de la técnica quirúrgica como fundamentación anatómica precisa del acto operatorio, merced al cultivo de la Anatomía Topográfica (operaciones regladas). b). Nacimiento de la Patología General merced a la obra de J. Hunter. La Cirugía pasa a ser definitivamente el ejercicio de una Ciencia, al disponer de un cuerpo de doctrina (basado en principios anatómicos, fisiológicos y patológicos) del que nacen hipótesis para tomar actitudes ante la realidad concreta del enfermo. Los resultados obtenidos irán verificando 80


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las hipótesis y de esta forma se irá perfilando, ampliándose, el Cuerpo de doctrina, la Patología Quirúrgica General. c). Creación de nuevas instituciones docentes para la Cirugía, al margen de la Universidad y con igual categoría (Reales Colegios de Cirugía y Academias). ⚫ Contribuciones quirúrgicas. Progresan los conocimientos acerca de la hemostasia. Las reglas son: en grandes vasos ligaduras y en pequeños vasos compresión. Las heridas infectadas y las fracturas se benefician considerablemente de los conocimientos fisiológicos del cirujano. El tratamiento quirúrgico de las hernias y las desarticulaciones mejoran extraordinariamente gracias a la Anatomía Topográfica. Mejora el tratamiento quirúrgico de los aneurismas. Se discuten las indicaciones de las amputaciones. Se realizan los primeros estudios serios sobre el shock traumático y los traumas de cráneo. Por otra parte, es en el siglo XVIII cuando la investigación anatomofisiológica y el perfeccionamiento de la técnica operatoria consolidan la independencia técnica y profesional de dos especialidades, la Obstetricia y la Oftalmología.

VII. LA CIRUGÍA EN EL SIGLO XIX En la primera mitad del siglo XIX un nuevo infinitismo se enseñorea de los científicos. Dentro de esta mentalidad existen dos modos diferentes de buscar el conocimiento científico de la naturaleza: a). La contemplación especulativa, que tuvo en Kant su orientación más próxima, según la cual el hombre de ciencia debe descubrir por una intuición más o menos genial la real constitución de lo que contempla. Esta visión filosófico-metafísica de la Naturaleza (Naturphilosophie) que caracteriza el pensamiento romántico alemán es un nuevo resurgir de la actitud contemplativa, aunque no por esto va a ser negativa. Y pese a no ser el camino a seguir para el progreso de las ciencias naturales, este maravilloso esfuerzo de la mente humana por ordenar y dar sentido a todo lo creado va a influir decisivamente en el desarrollo de uno de los elementos fundamentales en el “método” científico moderno, el pensamiento apriorístico. Esta visión filosófico-metafísica de la Naturaleza culminará en la segunda mitad del siglo XIX en el idealismo alemán (Hegel, Schelling). Pero los científicos se dan cuenta del error de la Naturphilosophie y tomando de ella la noción de pensamiento apriorístico, buscan el contacto con la realidad, con el dato clínico o experimental que habrá de verificar el pensamiento apriorístico. Así, poco a poco se pasa de la Naturphilosophie a la Naturwissenschaft. b). La contemplación sensualista (Condillac) que busca el conocimiento de la naturaleza por el análisis sensorial de la misma y la ulterior recomposición de las sensaciones obtenidas. Hacia la mitad del siglo XIX, el hombre vuelve a tomar conciencia de que “la esencia” de las cosas, lo absoluto, es inalcanzable por la razón. Y el dar interpretaciones acerca de las causas primeras de la realidad, si no están basadas en la razón, no es propio de la Ciencia sino de la Filosofía. La Ciencia debe renunciar a la “solución definitiva” de los problemas y reconocer la provisionalidad de sus conclusiones. El científico debe ser humilde a este respecto pero convencido de que la realidad del mundo no es explicable con ideas abstractas sino reduciéndola a hechos y leyes. “Toda proposición que no pueda ser estrictamente 81


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reducida al enunciado de un ‘hecho’ no puede ofrecer ningún sentido real e inteligible” (Comte). La separación entre Ciencia y Filosofía es ya definitiva. Y definitiva va a ser la unión de la Ciencia con la Técnica. Desde el punto de vista socio-económico hay que destacar el incremento de los recursos vitales, el aprovechamiento de las libertades conseguidas con la Revolución Francesa por la burguesía y la aparición del “proletariado” como estrato social a considerar por su “poder”. En cuanto a la situación social del saber, la Academia cede su papel rector a la Universidad que va a entrar en su segundo período de esplendor, tras el de la Edad Media. El Estado, consciente de la importancia del saber, canalizará a través de la Universidad su ayuda a la investigación científica. ⚫ El saber médico. 1. La Morfología: Continúa cultivándose la anatomía macroscópica en tres aspectos diferentes: como línea de investigación, añadiendo detalles a la obra de los anatómicos anteriores, con logros forzosamente mediocres; como materia de enseñanza en la Universidad, aspecto en el que mejoró notablemente; y como Anatomía Topográfica, fundamentando técnicamente el acto operatorio, aspecto este perfectamente visible ya durante el siglo XVIII. Por otra parte, alcanzan espléndido desarrollo, la embriología, la anatomía comparada y la anatomía microscópica. Bichat hizo dos aportaciones fundamentales. La primera fue el concepto de tejido como formación anatómica irreductible a otras más elementales. Concepto que nace no como pensamiento apriorístico sino como consecuencia del análisis detenido de la realidad, análisis puramente sensorial, al margen de investigaciones microscópicas. Un tejido viene definido por la constancia de su “apariencia” sea cual fuere la localización u órgano a que pertenezca. Separó Bichat 21 tejidos, 7 generales, sin una localización precisa, y 14 especializados o localizados. La segunda gran aportación de Bichat la entenderemos mejor desde la Patología. Virchow, basándose en los resultados de las investigaciones microscópicas, proclama su “Omnis cellula e cellula”. La célula es la unidad elemental de materia viva, no sólo desde el punto de vista anatómico sino también fisiológico y patológico. Como reconoce el propio Virchow su teoría no está demostrada con rigor en todos los territorios orgánicos refiriéndose al Sistema Nervioso. Ramón y Cajal consigue reducir a la teoría celular la estructura del Sistema Nervioso. 2. La Fisiología a lo largo del siglo XIX va a desplazar a la Anatomía como ciencia básica fundamental de la Medicina. En la primera mitad de siglo existen dos actitudes claramente distintas: a). La Fisiología alemana, que toma de la Naturphilosophie la noción de pensamiento apriorístico pero que verificará esta hipótesis con los datos obtenidos de la realidad por observación (Naturwissenschaft). El máximo representante de esta Fisiología fue Johannes Müller (1801-1858), autor de una gigantesca obra científica y cabeza de una amplia escuela de fisiólogos. b) La Fisiología francesa, representada por Francois Magendie (1783-1855) que quiere ver y oír, no pensar. Para conocer científicamente la realidad hay que partir de la misma, sin prejuicios obteniendo datos por experimentación. Solo a la vista de los datos se pueden sacar conclusiones. Magendie es el iniciador de la experimentación animal. Su método es 82


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la disección pero a lo vivo, vivisección, tal y como hacen los cirujanos aunque con otro fin ya que el cirujano busca curar y el fisiólogo alterar la forma para deducir la función. En la segunda mitad del siglo el saber fisiológico comienza a unificarse; la senda germánica desde la idea al hecho se reúne con la francesa desde el hecho a la idea, constituyéndose la Fisiología Moderna con tres pilares fundamentales: empleo del método experimental, abandono de doctrinas sobre la peculiaridad última o metafísica de los fenómenos biológicos e interpretación de los resultados obtenidos en el laboratorio conforme a los principios de la ciencia natural. En este proceso de unificación de la Fisiología, la máxima figura fue Claude Bernard (1813-1878), que, además de enriquecer casi todos los capítulos de esta ciencia, y de crear la Fisiología General, formalizó, de manera inigualada y por tanto definitiva, la metodología de toda ciencia experimental, no sólo la fisiológica o médica. c). La Patología: A lo largo del siglo XIX se van perfilando tres modos científicos distintos de ver la enfermedad: 1. Pensamiento anatomoclínico. Considera la enfermedad como la consecuencia de una lesión anatómica. Su principal centro creador fue la medicina francesa de la primera mitad del siglo XIX. Bichat considera el tejido como la unidad elemental de la materia viva, unidad no sólo anatómica, sino también fisiológica y patológica. De aquí la necesidad de estudiar los modos de enfermar de cada tejido. La segunda gran aportación de Bichat fue proponer una nosografía basada en la lesión anatómica. “Los datos clínicos que ofrece al enfermo son la traducción de sus lesiones anatómicas. La Medicina será ciencia y podrá sentarse en la ‘Academie des Sauvants’ cuando pueda establecer una relación cierta entre datos clínicos y lesiones anatómicas. Deducir estas de los datos clínicos será el proceso diagnóstico”. Esta mentalidad trae como consecuencia: la práctica de necropsias, investigando las lesiones para correlacionarlas con los datos clínicos. Recordemos la obra de Morgagni que puede considerarse como una precursora de esta mentalidad. El nacimiento de la Semiología o búsqueda de signos físicos que traduzcan la lesión interna. En esta línea estuvo la obra de Auenbrugger, otro precursor del pensamiento anatomoclínico, y están ahora J. N. Corvisart (1755-1821) precursor de la auscultación y sobre todo René Théophile Hyacinthe Laennec (1781-1826), inventor de la auscultación mediata. El electro diagnóstico, el radiodiagnóstico, los exámenes de laboratorio, las endoscopios, etc., base del diagnóstico objetivo de la Medicina Moderna, no son sino la continuación del camino que iniciara Laennec en busca de signos que traduzcan y localicen las lesiones internas. En la segunda mitad del siglo XIX se enriquece este pensamiento con la teoría celular de Virchow que abriría paso, dentro de la misma línea, a otras medidas diagnósticas, más finas. Nos estamos refiriendo a las tomas de porciones de lesión para su estudio microscópico (biopsias), a los exámenes citológicos de derrames, etc. 2. Pensamiento fisiopatológico. Considera la enfermedad como una alteración del proceso material y energético en que consiste la salud. La lesión anatómica sería la consecuencia de la alteración físico-química del proceso vital. Esta mentalidad se desarrolla en Alemania en los años centrales de la centuria. Sus consecuencias fueron: El síntoma recobra su importancia a ojos del clínico y aparecen las pruebas funcionales, uno de los pilares fundamentales en el diagnóstico objetivo de la Medicina Moderna. 83


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Como ejemplos significativos de este pensamiento recordamos a Carl Wunderlich, creador de la termometría clínica moderna y a Friedrich Theodor von Frerichs, iniciador de la fisiopatología metabólica. 3. Pensamiento etiopatológico: Considera la enfermedad como consecuencia de la actuación sobre el organismo de una causa externa. Se conocía el agente etiológico físico como responsable de las enfermedades externas pero nada se sabía acerca de las primeras causas de las enfermedades internas. El panorama cambia por completo cuando se demuestra la acción patógena de determinados organismos microscópicos, con lo que se hace posible esta nueva mentalidad. Los grandes fundadores de la Microbiología Médica fueron Louis Pasteur (1822-1895), Robert Koch (1843-1910), y Edwin Klebs (1834-1913). Sin detallar la ingente labor realizada por cada uno de ellos, vamos a señalar las repercusiones fundamentales de su obra: Se intenta hacer una nosología con criterio etiopatogénico. Se descubren los fenómenos de inmunidad, alergia y anafilaxia que fundamentarán una parte importante de las técnicas diagnósticas y terapéuticas actuales (entre ellas la transfusión sanguínea). Posibilitar la obra de Lister. Tratamiento preventivo de las enfermedades infecciosas, etc. ⚫ La Cirugía: Desde la perspectiva quirúrgica, creemos conveniente, separar dos períodos en el siglo XIX, que corresponden aproximadamente a sus dos mitades. - Primera mitad del siglo XIX. Los rasgos que caracterizan la Cirugía en este período son:la unificación definitiva de médicos y cirujanos desde el punto de vista profesional y de formación. Consecuencia de la desaparición de Academias y Reales Colegios, la enseñanza pasa a depender exclusivamente de la Universidad. El prestigio social y la posición económica del cirujano están por encima de los del “internista”. Dupuytren fue nombrado par de Francia y barón por Luis XVIII y alcanzó un éxito profesional extraordinario dejando a su muerte 200.000 francos a la Facultad de Medicina de París. La constitución definitiva de la Cirugía como ciencia. La ilusión de John Hunter será plenamente realizada en este período. El cirujano irlandés trazó el camino pero este se andará a lo largo del siglo XIX cuando se constituya una Patología Quirúrgica General sobre la base de la Anatomía Patológica. Este proceso puede personificarse en la labor de Guillaume Dupuytren (1777-1835), que supo llevar a la clínica quirúrgica el pensamiento de Bichat, es decir, la constante referencia de los síntomas a una lesión anatómica. Por otra parte, al concebir la enfermedad como la consecuencia de una lesión anatómica, queda plenamente justificada la acción terapéutica basada en hacer desaparecer la lesión, extirpándola (cirugía exerética) o restaurándola (cirugía restauradora). Más aún, el intento de hacer visibles las lesiones internas hace de la patología “extema” tradicionalmente quirúrgica el modelo intelectual de toda investigación médica. En cuanto a la Producción Quirúrgica, mejoraron todos los aspectos por el carácter científico de la Cirugía. Mejora el tratamiento de las heridas, perfeccionándose el conocimiento de la hemostasia; mejora el tratamiento de las fracturas acreditándose definitivamente en toda Europa el vendaje de yeso, introducido desde el Oriente Próximo; importantes avances en desarticulaciones, resecciones y suturas óseas; notable progreso de la Ortopedia con la introducción de tenotomías y miotomías subcutáneas; renace el 84


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interés por la cirugía plástica gracias a informes de médicos ingleses residentes en la India, cuna original de esta especialidad; se inicia el tratamiento de los abscesos por drenaje y aspiración; mejora el conocimiento anatómico de las distintas variedades de hernias y los procedimientos para su cura radical; etc. - Segunda mitad del siglo XIX. Hemos visto como el cirujano hacia la mitad del siglo XIX posee una patología Quirúrgica con su Clínica y una Técnica Quirúrgica. La Técnica Quirúrgica le exige conocimiento anatómico y habilidad manual. La Patología y Clínica Quirúrgica le exigen, de momento, conocimiento de las lesiones anatómicas y su traducción clínica, es decir, una mentalidad anatomoclínica. En esta situación, la producción quirúrgica se va ampliando y perfeccionando pero el gran reto a la Cirugía lo constituyen las lesiones situadas en las cavidades orgánicas, a las que no tiene acceso. El cirujano piensa que las supuraciones torácicas, abdominales o craneales mejorarían con la incisión y el drenaje tanto como las supuraciones en otras regiones del organismo. Y lo mismo piensa de los tumores, etc., etc., pero para actuar en estas cavidades necesita vencer, en principio, tres grandes enemigos: el dolor, la infección y la hemorragia. Luego, habrá de enfrentarse a problemas inherentes a cada una de las cavidades. Por otra parte hacia la tercera y cuarta décadas de este siglo toma cuerpo en Europa, sobre todo en Alemania, la mentalidad fisiopatológica frente a la enfermedad. Y aunque el cirujano hasta entonces está basando su acción en el pensamiento anatomoclínico (Cirugía exerética), empieza a interesarse por las repercusiones que la lesión tiene en el resto del organismo, precisamente porque esta lesión va a alterar unos mecanismos de función normales. El acto terapéutico tenderá primordialmente a recuperar la función. Nace así la Cirugía Funcional que podemos personificar en Theodor Kocher (1814-1917), discípulo de Langebeck y Billroth y premio Nobel en 1909. Podemos resumir los rasgos característicos de la Cirugía en la segunda mitad del siglo XIX en los siguientes: El triunfo sobre el dolor, la hemorragia y la infección como pago previo obligado para el auge de la Cirugía Cavitaria. La influencia en la Cirugía de la mentalidad fisiopatológica que traerá como consecuencia el nacimiento de la Cirugía funcional. Y el interés de los cirujanos por la Fisiología con la implantación definitiva de la Cirugía Experimental. Vamos a comentar detalladamente cada uno de estos logros. 1. Triunfo sobre la infección: Como antecedentes del principio antiséptico deben considerarse las actitudes de rebelión que frente a la doctrina del pus loable mostraron Teodorico de Lucca, Henry de Mondeville y Bartolomé Hidalgo de Agüero, entre otros cirujanos del Renacimiento. Más tarde, dos investigadores rozaron muy de cerca el descubrimiento del principio antiséptico. Alexander Gordon en 1795 recomienda a quienes asistan a pacientes con fiebre puerperal, lavarse y fumigar sus utensilios. En 1843, Oliver Wendell Holmes publica un libro Acerca de lo contagioso de las fiebres puerperales en donde afirma la naturaleza contagiosa de la enfermedad y ordena para su prevención el lavado de manos y cambio de ropas. El auténtico vencedor de la fiebre puerperal que aportó pruebas contundentes acerca de su contagiosidad fue Ignaz Philipp Semmelweis (1881-1865), médico húngaro, educado en la escuela vienesa de Rokytansky y Skoda y verdadero precursor de la Cirugía aséptica. Cuando fue nombrado asistente de la primera sala de Obstetricia del Allgemeines Krankenhaus 85


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vienés, le llamó la atención que la mortalidad de las madres era ostensiblemente mayor que en la segunda sala. La única diferencia entre ambas era que los estudiantes acudían a la primera sala inmediatamente después de sus trabajos de disección, cosa que no ocurría en la segunda. Sospechó una relación entre la fiebre puerperal y el veneno cadavérico y lo confirmó cuando la autopsia de un asistente de Roditansky, muerto a consecuencia de una picadura anatómica, demostró las mismas lesiones que las observadas en las víctimas de la fiebre puerperal. Ordenó que todos los médicos y estudiantes de esta primera sala se lavaran las manos con cloruro cálcico antes de proceder a cualquier maniobra obstétrica y esto bastó para que la mortalidad bajara del 26% al 1%. Semmelweis publicó sus resultados definitivos en 1861, Etiología, concepto y profilaxis de la fiebre puerperal. Pese a su efectividad, este método no fue admitido y se condenó por sus colegas. Semmelweis murió sin ver reconocido su descubrimiento, olvidado y demente en un manicomio cercano a Viena. Hemos visto como las medidas antisépticas nacieron con una base empírica pero sin un fundamento científico, que fue proporcionado por los grandes creadores de la Microbiología y del pensamiento etiopatogénico, Pasteur y Koch. Como ya hemos señalado, la obra de estos genios demostrando el carácter patógeno de algunos microorganismos, fundamentó científicamente los principios de la antisepsia. Joseph Lister (1828-1921), profesor de Cirugía en Glasgow, se reveló como tantos otros contra el pus loable pero fue más allá. Su genial intuición fue relacionar la infección de las heridas y la formación del pus con las putrefacciones. El pus sería la putrefacción de los detritus de una herida y si la putrefacción como había demostrado Pasteur estaba producida por gérmenes, lo mismo debía ocurrir con la infección de las heridas. La antisepsia de las salas de operaciones la consiguió con pulverizaciones de ácido fénico ya que creyó que el principal medio de transmisión de las bacterias era el aire; no señaló, en cambio, la transmisión por las manos y el lavado manual no se incluye como medida antiséptica en su obra fundamental On the Antiseptic principle in the Practice of Surgery. Pese a esto, los resultados fueron impresionantes ya que consiguió reducir notablemente la mortalidad postoperatoria. El método listeriano fue prontamente aceptado por los maestros de la Cirugía Europea que lo difunden rápidamente por las clínicas europeas. Un paso importante en este sentido fue la introducción de la esterilización por el vapor por Ernst von Bergmann (1836-1907). Se inicia la era de la cirugía aséptica cuando su discípulo Schimmelbusch, en 1891 publica los métodos de esterilización para material e instrumental de su maestro. Ayudaron considerablemente a esta Cirugía aséptica el uso de guantes por el cirujano y ayudantes, primero de algodón (Mikulicz) y luego de goma (Halstedt), así como el uso sistemático de gorro y mascarilla (Mikulicz). La quimioterapia que iniciara Paul Erlick (1854-1915), la antibioticoterapia que podemos personificar en Fleming (1881-1958), los métodos modernos de esterilización de material por calor seco y húmedo, así como por radiaciones gamma, rayos ultravioleta, ultrasonidos, etc., el lavado sistemático y previo de la zona operatoria, el uso de plásticos estériles que aíslen el campo operatorio y tantas otras medidas actuales, no son sino una prolongación de la línea que felizmente trazara Lister. 2. Triunfo sobre la hemorragia: La historia de este triunfo es una lista de sucesivos inventos y, en suma, el perfeccionamiento de una técnica. El frío, la compresión, la torsión 86


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de los vasos e incluso su ligadura, son medidas antiquísimas en esta lucha. Durante la Edad Media se abandonaron las ligaduras y se utilizó la cauterización como medida de hemostasia, además de su acción antiséptica. Se utilizaba con hierro candente o con aceite hirviendo. Ambrosio Paré condena la cauterización como hemostática y resucita las ligaduras, de vasos disecados o en masa. Por otra parte, es el primero en utilizar pinzas para extraer proyectiles. En 1674, Morel inventa el torniquete que fue perfeccionado por Von Hilden y más tarde por Esmarch. En el siglo XVIII, con el cultivo de la Anatomía Topográfica, se desarrolla la técnica de la disección de los vasos para su ligadura. Sin embargo, hasta la segunda mitad del siglo XIX, no se llegará a poseer un control eficaz de la hemorragia operatoria, cuando se generaliza el uso de “pinzas hemostáticas” que no son sino una evolución de las pinzas para extraer proyectiles. Alcanzaron gran popularidad las de Koeberle, en 1864 y las de Pean, en 1868, famosos cirujanos de la época prelisteriana. Es en Alemania donde se prodiga el uso sistemático de estas pinzas. El gran cirujano norteamericano A. A. Halstedt (1852-1922) reconoció que hasta que no vio operar a Von Mikulioz en la clínica vienesa de Billroth no aprendió el uso o la utilidad del empleo sistemático de las pinzas. En la actualidad, en todos los catálogos de material quirúrgico vemos un sinfín de modelos de pinzas hemostáticas, clips hemostáticos, etc., exponente del tremendo esfuerzo inventivo de la Cirugía en su lucha contra la hemorragia. En la lucha contra la hemorragia de vasos de pequeño calibre y hemorragia capilar, ha contribuido notablemente el conocimiento científico del proceso de coagulación de la sangre, del proceso de la fibrinolisis, de la actividad fibrinolítica de los tejidos, etc. No creemos necesaria ninguna aclaración. Ahora bien, al mismo tiempo que se luchaba por evitar a pérdida de sangre, se luchaba por reponer la sangre perdida. La idea de la transfusión de sangre es anterior al descubrimiento de la circulación mayor por Haivev. Se hicieron experiencias en animales y también en el hombre, pero algunas muertes postransfusionales no bien explicadas llevaron a la prohibición de efectuarlas, por lo que pasaron al olvido hasta que Landsteiner en 1900 descubre los grupos sanguíneos y da fundamento científico a este acto terapéutico. No obstante, la técnica no se generalizará hasta que no se consiga la conservación de la sangre, lo que ocurre cuando empieza a conocerse el proceso de coagulación. 3. Triunfo sobre el dolor: La “operación sin dolor” es un ideal antiquísimo en los cirujanos ya que desde que el hombre intentó curar con las manos se enfrentó con el dolor. Una de las primeras armas utilizadas frente a él fueron las bebidas alcohólicas buscando un estado de “sueño” capaz de hacer olvidar las sensaciones dolorosas. Las mujeres piadosas de Jerusalén recogían dinero para comprar vino e incienso y darlo a los criminales la víspera de su ejecución. También desde antiguo se utilizaron “pociones soporíferas” constituidas por principios encontrados en la variada farmacopea de la naturaleza vegetal de dudosa eficacia. Los griegos utilizaron vino y opio para calmar el dolor de las heridas. En Roma, Celso recetó el opio y la mandrágora, y Dioscórides en su Materia Médica reveló que los cirujanos alejandrinos utilizaban una bebida alcohólica extraída de la mandrágora. La “esponja soporífera” compuesta de opio, mandrágora, cicuta y beleño, se introdujo en Bizancio y fue 87


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traída al Occidente Europeo por los árabes. Sin embargo, durante la Edad Media, el uso de drogas contra el dolor estaba casi abandonado, en parte por su ineficacia y peligrosidad, y también por el sentido cristiano del dolor como prueba de valor. Con el Renacimiento vuelven a utilizarse principios activos contra el dolor, haciéndose famosa una fórmula compuesta por hiosciamina, escopolamina y atropina que se mantendrá prácticamente hasta la introducción de la anestesia etérea. Además de los medios químicos vistos, el dolor intentó combatirse con medios físicos y psíquicos. Entre los físicos, la compresión parece ser que se empleó de forma ininterrumpida desde tiempos antiguos. James Carrick More publica en 1784 Método para prevenir o atenuar el dolor en varias operaciones quirúrgicas basado en la compresión. También se utiliza el frío local, el golpe brusco con pérdida de consciencia, el estiramiento de troncos nerviosos, etc. En cuanto a medios psíquicos, el grado en el que sí se puede dominar el dolor físico es un asunto sobre el que existen grandes desacuerdos. Son evidentes los testimonios de algunos pueblos primitivos en que por hipnosis se vence el dolor. En el siglo XVIII, Hermes y la teoría seudocientífica del magnetismo provocan una verdadera eclosión en el empleo del hipnotismo. Y se buscó, por mecanismos similares al hipnotismo, obtener un estado de catalepsia para durante él, practicar intervenciones quirúrgicas, siguiendo una técnica similar a lo que hoy en día conocemos como sofronización. En esta línea, John Elliotson, profesor del University College Hospital publicó en 1843 Numerosos casos de operaciones quirúrgicas sin dolor en estado mesmérico y James Esdaile publicó en 1846 Mesmerismo en la India en donde refiere más de cien intervenciones exitosas con este procedimiento. Creemos que aún admitiendo todo su valor, la anestesia psicológica es un método aún inseguro para confiar en él. La auténtica revolución en la lucha contra el dolor no llega hasta la anestesia etérea por inhalación introducida de modo oficial en la Cirugía por W. G. Morton (1819-1868), dentista de Boston y ayudante del famoso cirujano C. Warren. Es quizá la mayor contribución de Norteamérica a la historia de la Medicina y un preludio del primerísimo papel que jugará este país en la Medicina del siglo XX. En 1765, el inglés J. Priestley (1733-1804) descubre el oxígeno y en 1767 el óxido nitroso (N2O). Crece el interés por los gases y se van descubriendo otros. En 1789 se funda cerca de Bristol un Instituto de Medicina Neumática que, en opinión de Killian. será el germen de la anestesia por inhalación. En este laboratorio, en 1799 Sir Humphry Davy prueba los efectos del óxido nitroso en sí mismo, perdió el conocimiento y dedujo su utilidad en las intervenciones quirúrgicas. Hizo su primera demostración en 1800 en el Guy’s Hospital de Londres y fue un fracaso. En 1844 el dentista americano Horace Wells empieza a utilizarlo como analgésico en las extracciones dentarias. Una nueva demostración ante el cirujano Warren, en Boston, vuelve a fracasar. En 1842 aparece un nuevo protagonista en la anestesia por inhalación. Se trata de los vapores de un líquido volátil, el éter. Este mismo año, William Clarcke administra éter por primera vez en una toalla para extraer un diente. Unos meses más tarde Crawford Long extirpa bajo los efectos del éter un tumor cervical. Pese a esto se considera que los introductores del éter en la anestesia son Jackson y Morton. Este último, dentista, venía utilizándolo para extraer dientes. Pidió permiso a su maestro, el cirujano John Collins 88


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Warren para anestesiar un enfermo quirúrgico (un tumor cervical). La demostración se llevó a cabo el 16-10-1846 en el Hospital General de Massachusets, en la sala de operaciones llamada actualmente “Cúpula del éter”. Warren pudo extirpar sin dolor el tumor cervical anunciando al terminar que aquello no era ninguna farsa. Este mismo año se publicó el hecho en el Boston medical and surgical joumal con lo que se difundió rápidamente. El 21 de diciembre del mismo año, Liston operaba en Londres bajo anestesia etérea y el 14 de febrero del siguiente año, Diego de Argumosa abría en Madrid un absceso cervical bajo las mismas condiciones. En 1847 Lancet y otras revistas médicas daban noticia de los excelentes resultados obtenidos en Europa. El paso decisivo estaba dado. El dominio del dolor en el acto operatorio es una realidad. Pero la anestesia etérea tenía inconvenientes (vómitos frecuentes, irritación de vías respiratorias, etc.) por lo que se pensó en utilizar otros agentes, de los que hay que destacar el cloroformo, utilizado por primera vez por James Young Simpson, ginecólogo de Edimburgo, y más tarde, el cloruro de etilo, el trileno, el fluotano, etc. Se diseñan aparatos para administrar el gas anestésico más eficaces que las mascarillas. Poco a poco los anestesistas ven aumentar sus posibilidades. Pueden emplear distintos métodos y agentes anestésicos según las necesidades quirúrgicas. En 1930, aparecen las grandes máquinas de anestesia con la posibilidad de mezclar gases y líquidos. Se busca el circuito cerrado a fin de recuperar el gas anestésico y poder controlar mejor su dosificación. Para esto, hay que eliminar C02, lo que conseguirá F. Kuhn en 1902 con la cal sodada. Un acontecimiento transcendental en la historia de la Anestesia fue la introducción de la intubación endotraqueal. Trendellemburg es el primero que la utiliza en 1871 para una intervención muy sangrante de vías respiratorias altas. Macewen, en Glasgow la utiliza en 1880 en tres intervenciones sobre tumores de lengua. Pero la técnica no acabará de introducirse hasta el perfeccionamiento de la laringoscopia y broncoscopia, hacia 1930. Con ella se consigue una perfecta protección de las vías aéreas en cirugía de nariz y boca, controlar la presión intrapulmonar en cirugía torácica (uno de los mayores problemas de esta cirugía) y abrir paso a la respiración asistida y controlada mecánicamente. Otro hito importante en la evolución de la anestesia hacia su situación actual fue la introducción del curare como relajante muscular. Para obtener una buena relajación muscular, necesaria sobre todo en cirugía abdominal, hacían falta dosis elevadas de anestésico con recuperaciones lentas y pesadas de los pacientes. Aunque el curare había sido utilizado por los indios como arma de caza, fue Claude Bernard quien demostró a mediados del siglo XIX su mecanismo de acción, interrumpiendo la transmisión del impulso del nervio al músculo sin lesionarlos, y hasta que no se obtiene el principio activo cristalizado o Dtubocurarina (King, 1935), no se utiliza sistemáticamente en Medicina. Griffith y Johnson en 1942 lo introducen en anestesia como relajante muscular. El éxito de los curarizantes demostró que quizá sea más útil que mantener a toda ultranza las condiciones fisiológicas, alterarlas con determinados fines. Y este cambio de mentalidad hizo posible la hipotermia, la hipotensión controlada, etc., métodos que liberan al organismo de su fisiología durante un período de tiempo ampliando enormemente las posibilidades de la acción quirúrgica. 89


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4. Cirugía cavitaria. El cirujano, vencidos el dolor, la infección y la hemorragia, tiene abierto el camino hacia las cavidades torácica, abdominal y craneal. En cada uno de estos campos de acción, el cirujano va a enfrentarse con dos tipos de problemas, unos de Técnica quirúrgica (vías de abordaje, tratamiento manual de las vísceras, tipos de suturas adecuadas a cada víscera, etc.) y otros de Patología quirúrgica (intuir basándose en los conocimientos de Patología quirúrgica general qué afecciones son tributarias de tratamientos quirúrgicos, realizarlo y verificar luego las hipótesis desde los resultados obtenidos). Así, poco a poco, ha ido perfeccionándose la técnica hasta límites insospechados y han ido fijándose las indicaciones quirúrgicas, hasta donde son susceptibles de fijación, ya que el continuo progreso en el conocimiento de las enfermedades, así como en otras formas de tratamiento, pueden modificar, como de hecho ocurre, las indicaciones terapéuticas. Vamos a esbozar panorámicamente los problemas que plantearon cada una de las cavidades: - Cirugía torácica. Se considera a Ernst Ferdinand Sauerbruch (1875-1951), con todo merecimiento, como el fundador de la cirugía torácica ya que, aunque con anterioridad se habían practicado intervenciones sobre esófago y sobre pulmón (esofagectomía por Billroth, decorticación pulmonar por Delorme, toracoplástica por Fowler, etc.), fue este discípulo de Billroth quien primero se planteó, con método científico, los problemas que supone abrir el tórax y el primero que se enfrentó a ellos. En esencia, había que evitar el colapso pulmonar y el bamboleo mediastínico que supone abrir tórax y cavidad pleural. Sauerbruch comenzó utilizando una cámara neumática de baja presión para luego utilizar una de hiperpresión. La solución definitiva a este problema vino con la intubación endotraqueal. Desde estos inicios de la Cirugía Torácica hasta la situación actual de la misma, han sido jalones importantes: a) Desde el punto de vista de la técnica quirúrgica: la consideración del segmento broncopulmonar como unidad quirúrgica del pulmón (Churchill y Belsey, 1939); la disección aislada de los elementos del hilio pulmonar por Rienhoff en 1939 que permitió abandonar el nocivo torniquete de Brunn y Shentone para la ligadura en masa del mismo; la sutura bronquial (Crawford, Sweet, Overholt, 1936); la ligadura intrapericárdica de las venas pulmonares (Allison, 1946), etc., avances que han hecho posible la realización exitosa de lobectomías (la primera por Nissen en 1931), neumonectomías (la primera por Grahamm en 1933), segmentecomías (Overholt, 1943), operaciones de drenaje en derrames pleurales, operaciones colapsantes, etc., etc. b) Desde el punto de vista de la Patología Quirúrgica; el progreso de la cirugía es inseparable del resto de la Medicina. Y así son factores importantes en la situación actual de la cirugía torácica los avances en fisiopatología respiratoria, la oxigenoterápia, los respiradores artificiales, la broncografía, broncoscopia, mediastinoscopia, etc. Hemos excluido la Cirugía Cardíaca de este comentario porque los problemas técnicos que ésta planteaba al cirujano (operar el corazón exangüe y quieto) sólo se resolverían bien entrado el siglo XX, considerando la Cirugía Cardíaca como una producción típica de los últimos treinta años. - Cirugía abdominal. El gran creador de la cirugía abdominal fue Theodor Billroth (18291894), profesor en Viena, gran investigador y uno de los primeros cirujanos experimentales que con sus resecciones gástricas demostró la posibilidad de actuar quirúrgicamente 90


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con toda seguridad sobre el tubo digestivo merced a la capacidad plástica de su serosa. Sus técnicas de resección gástrica siguen siendo actuales, aunque serían modificadas y perfeccionadas ulteriormente. Dentro de la Cirugía abdominal hay que recordar, en el campo de la cirugía intestinal, a Payr, McBurney, Mikulicz, los hermanos Mayo, Lexer, Moynihan, Murphy, Miles, etc. En la cirugía biliar, a Langerbusch que en 1882 practicó la primera colecistectomía, Halstedt, que en 1916 realizó la primera ampulectomía por un cáncer, Kehr, etc. En la Cirugía pancreática, a Senn, Körte, etc. Señalar por último como veíamos al hablar de la Cirugía torácica que el estado actual de la Cirugía abdominal se debe en parte a mejores técnicas, pero también y, sobre todo, al progreso de la Patología quirúrgica, íntimamente ligado al de la Medicina en general. - Neurocirugía. La actual técnica neuroquirúrgica nace cuando Broca, hacia 1870, trepana un cráneo para evacuar un absceso cerebral diagnosticado y localizado clínicamente. Entre 1870 y 1890 la Neurocirugía llega a su primera madurez. En este lapso de tiempo, von Bergmann publica dos monografías sobre cirugía de las enfermedades encefálicas; Bennet y Godlee extirpan el primer tumor cerebral, Horsley opera con éxito una epilepsia postraumática extirpando la zona cortical afecta y W Keen penetra en el venerado recinto de los ventículos cerebrales. La neurocirugía recibe un empuje extraordinario en los primeros años del siglo XX, por obra de varios cirujanos norteamericanos, fundamentalmente Cushing. También se distinguieron Frazier (cordotomía), Elsberg (cirugía medular), Dandy (ventriculografía, hidrocefalia), Foerster (seccción de las raíces posteriores), etc.

VIII. LA CIRUGÍA EN EL SIGLO XX La Ciencia, en su concepción actual, está definitivamente separada de la Filosofía y fusionada con la Técnica. La mente humana posee una estructura constituida por los principios de la Lógica y Matemática. Esta estructura es el ‘a priori’ desde el cual el hombre de ciencia se dirige hacia la Naturaleza tratando de conocerla y comprenderla. Y esto lo conseguirá cuando logre reducirla a proporciones que tengan cabida en la estructura del ‘a priori’. Para ello es indispensable medir esta realidad natural. Y esto es la Ciencia —medir la realidad natural y una vez medida, reducirla a proporciones que tengan cabida en el ‘a priori’, que se ajusten a los principios de la Lógica y Matemática. Con esta concepción de la Ciencia, quedan claras sus relaciones con la Filosofía y con la Técnica. El científico actual puede tener conocimientos filosóficos; es más, debe poseerlos, ya que éstos le ayudarán a configurar el ‘a priori’ desde el cual dirigirse a estudiar la Naturaleza, pero desde luego debe saber que la Ciencia no tiene que ver con la Filosofía. En cuanto a su relación con la Técnica, sinceramente creemos que son la misma cosa; un técnico en cateterismo cardíaco, por ejemplo, es el señor que sabe llevar el catéter al sector que le interese y manejar los manómetros para obtener los valores posesivos, pero también es el que piensa sobre los datos que está obteniendo y los maneja. Sería absurdo pensar en un técnico obteniendo datos y otro señor interpretándolos. No se concibe hoy día que quien hace las cosas no piense sobre lo que está haciendo. O el técnico aprendió a pensar o el pensador aprendió a disecar la Naturaleza, como se quiera, pero la conclusión es la imposibilidad de separar hoy día entre Ciencia y Técnica. 91


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El científico actual, de acuerdo con esta concepción, separa en la realidad natural dos sectores: uno susceptible de medida que formara parte del mundo de la ciencia y otro, que aun siendo evidente, no puede medirse, no puede cuantificarse con los métodos actuales y que por tanto, no forma parte del mundo científico. Labor científica será medir con los métodos de que disponemos esta realidad medible, bien en su estado natural (observación) o modificándola voluntariamente (experimentación). Y el progreso científico, en general estará ligado al descubrimiento y puesta a punto de nuevos métodos de medida que permitan cuantificar lo que hasta entonces no era medible. El cardiólogo, por ejemplo, empezó conociendo una serie de datos acerca de las enfermedades del corazón, datos anatomopatológicos y clínicos fundamentalmente, que suponían la medida de algunos aspectos de esta realidad y con los que empezó a construir una cardiología científica. Los progresos en cardiología están ligados de forma evidente a la introducción de nuevas técnicas capaces de medir otros aspectos de esta realidad: los rayos X, el E.C.G. y recientemente el cateterismo cardíaco. Y precisamente la cardiología norteamericana se despegó de la europea porque empezaron con varios años de antelación a considerar el cateterismo cardíaco como una exploración incruenta y gracias a él, pudieron medir aspectos hasta entonces no medibles de las cardiopatas. Otro tanto ocurrió con la patología esofágica y la manometría intraluminal, etc. El progreso de la ciencia médica está claramente ligado a la introducción de nuevos métodos de medida para la realidad que es el enfermo. Ahora bien, es evidente que en el hombre enfermo, realidad objeto de la Medicina, existen infinitud de resortes y mecanismos que actualmente no podemos medir y que el médico científico debe atender tanto como los medibles si quiere conseguir los objetivos que la sociedad le exige como médico. Aquí estaría la diferencia entre la Medicina y la Física, por ejemplo. El físico se dedica exclusivamente a lo que puede medir y la realidad no medible le interesa en cuanto tiene evidencia de que existe, pero puede prescindir de ella. Y de hecho lo hace habitualmente. El médico, en cambio, no puede prescindir de esta realidad no medible que existe en todo enfermo, consciente, eso sí, de que los beneficios que puede aportar al enfermo respecto a la realidad no medible, aun siendo evidentes, son los mismos que podría aportarle un médico de principios de siglo y los mismos que aportará un médico dentro de 100 años. Es decir, que en definitiva lo que diferencia la medicina del siglo XVIII de la medicina actual, en cuanto a resultados se refiere, depende exclusivamente de los progresos hechos en la realidad medible del enfermo que es lo que constituye la Ciencia Médica. Esto no obsta para que el médico científico deba atender igualmente la realidad no medible de cada enfermo, con la esperanza de que en el futuro el progreso de la ciencia médica o de ciencias afines proporcione métodos de medida adecuados para esta realidad. La consideración social del saber sigue creciendo, por motivos políticos (la ciencia da poder y prestigio) y económicos (la ciencia es fuente de riqueza), fundamentalmente, aunque también se estime la ciencia como fuente proveedora de verdades. De aquí, la existencia de una larga serie de instituciones científicas sustentadas en su mayoría por el Estado o por empresas industriales privadas, etc. En cuanto a la estructura social, la “Rebelión de las masas” (Ortega) va rompiendo los esquemas de la sociedad decimonónica de predominio burgués. Se tiende a una socialización de la vida no por considerarla un buen objetivo sino porque no cabe hacer otra cosa. 92


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⚫ El saber médico. Continúan vigentes a lo largo de las tres cuartas partes del siglo las líneas que se marcaron en la segunda mitad del siglo XIX. Como novedades fundamentales consideramos: Tecnificación física y química de la medicina que trae como consecuencias importantes: a). En el análisis etiológico de las enfermedades nos movemos a nivel molecular. La mejora extraordinaria en las técnicas diagnósticas: Electroforesis, espectrofotometría, manometrías, electrodiagnóstico, radiodiagnóstico, endoscopia, etc. La Mejora en la terapéutica, física, química y quirúrgica. b). Consideración del enfermo como individuo. La experiencia y la realidad clínica demuestra que los esquemas y métodos de la ciencia natural pura son poco adecuados para tratar con eficacia la enfermedad humana. El enfermo no puede ser considerado como un sistema de reacciones físico-químicas alterado, además de lo visto porque aparece un amplio grupo de enfermos (neuróticos) en quienes la medicina no encuentra alteraciones. Forzosamente la Medicina debe considerar al enfermo como una persona. c). Auge extraordinario de la medicina preventiva. Aparece en los distintos países, instituciones oficiales y privadas que atienden la profilaxis de enfermedades infecciosas, la higiene escolar, la higiene mental, lucha contra alcoholismo y enfermedades profesionales, etc. d). Socialización de la asistencia médica. La adecuada asistencia médica ante la enfermedad es un derecho inherente a toda persona, sea cual fuere su condición social. Nacen así los seguros de enfermedad cuya necesidad es indiscutible y la ayuda médica se convierte en un servicio contratado. ⚫ La Cirugía. La Cirugía actual en sus líneas fundamentales es una continuación de la Cirugía de la segunda mitad del siglo XIX, es decir, una Cirugía científica basada en una Patología quirúrgica y una Técnica quirúrgica. Vencidos el dolor, la infección y la hemorragia, a lo largo de este siglo, se ha ido perfeccionando la cirugía de las cavidades torácica, craneal y abdominal. Sin embargo, dentro de estas coordenadas generales trazadas en la segunda mitad del siglo XIX, la Cirugía actual tiene una serie de rasgos y matices exclusivos que la caracterizan y que vamos a resumir como sigue: - La aparición del anestesista-reanimador como elemento fundamental del equipo quirúrgico: Este nuevo protagonista va a desempeñar un papel transcendental en la concepción actual de la cirugía. Nacen los conceptos de: “preparación preoperatoria”, “valoración del riesgo quirúrgico”, “enfermedad postoperatoria”, “reanimación postoperatoria”, etc. El anestesista se encargará no sólo de luchar contra el dolor sino también de vigilar y mantener las constantes vitales y funciones fisiológicas del paciente antes, durante y después del acto operatorio. Antes de la intervención debe valorarse el riesgo quirúrgico de cada paciente, con lo que algunos enfermos serán rechazados para la cirugía. Otras veces, para disminuir este riesgo, hay que posponer la intervención mientras se mejoran las condiciones del paciente, condiciones respiratorias, nutritivas, etc. En este sentido, debe subrayarse el papel de las modernas técnicas de Nutrición Parentelar y Enteral. Esta valoración y el tratamiento preoperatorio deben hacerlos conjuntamente el cirujano y el anestesista. Durante la intervención, el anestesista-reanimador es quien debe dirigir y responsabilizarse del funcionamiento de técnicas complementarias al acto operatorio si las 93


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hubiere, como hipotensión controlada, hipotermia, circulación extracorpórea, etc. Además, debe lograr que el órgano que está manejando el cirujano esté en las mejores condiciones quirúrgicas, como en el caso del pulmón o cerebro, cuyo volumen puede modificar el anestesista según requiera el momento operatorio. Por último, en el postoperatorio los enfermos deben reunirse en una sala de reanimación donde se mantienen hasta que recuperen las funciones fisiológicas. Esta sala de reanimación estará a cargo de los anestesistas y no debe olvidarse que fueron precisamente estas unidades de vigilancia de postoperados las precursoras de las actuales unidades de vigilancia intensiva. - Desaparición de la intervención quirúrgica como aventura: Aunque la intervención quirúrgica como aventura se juzga como un hecho típicamente renacentista, mi impresión personal es que esta concepción se ha mantenido hasta la época actual. Sólo desde hace unos años, y desgraciadamente no en todos los medios, se puede afirmar que la intervención quirúrgica ha dejado de ser una aventura, entre otras razones por la aparición de la figura del anestesista-reanimador, señalada anteriormente. La intervención quirúrgica supone un riesgo evidente dado el carácter traumático de la misma. Ahora bien, este riesgo debe estar perfectamente valorado y únicamente se aceptará cuando sea menor que el riesgo que supondría dejar de operar al paciente. En la Cirugía actual no debe haber sorpresas. No se puede operar hoy día con continuas improvisaciones ni en condiciones adversas, si éstas pueden evitarse, por mucho que se crezca el cirujano ante la adversidad o por muy bien que improvise. La intervención quirúrgica ha dejado de ser una aventura y el cirujano un aventurero que requiere grandes dosis de rapidez, osadía y temeridad. Los progresos hechos en la preparación preoperatoria, en la hemoterapia, en la anestesia y reanimación, etc., acabaron con la necesidad de que el cirujano actuara durante la intervención como en una carrera contra reloj. Los resultados obtenidos dependen, no de la rapidez con que se haga la intervención, sino de su correcta ejecución técnica, valorando cuidadosamente las lesiones, incluso prolongando el tiempo y duración de la intervención con exámenes intraoperatorios (radiológicos, manométricos, anatomatológicos, etc.), tratando delicadamente los tejidos evitando traumatismos inútiles, etc. Podemos resumir diciendo que en la actualidad hay que crear las condiciones necesarias para que la Cirugía suponga un riesgo estadístico perfectamente calculado y no una aventura con final desconocido. El concepto clásico de que el cirujano debe tener una personalidad especial es falso. No hace falta tener “ojos de águila, corazón de león y manos de mujer” para ser un buen cirujano. - Una nueva dimensión de la Cirugía: la Cirugía como medio diagnóstico. La mortalidad del acto operatorio en sí, prescindiendo de la patología que lo condicione, ha llegado a ser prácticamente nula, dados los avances en el control de infecciones, hemorragias y sobre todo, gracias a las modernas técnicas anestésicas. Esto ha posibilitado una nueva orientación del acto quirúrgico: la Cirugía como parte del proceso diagnóstico que podrá ir seguida o no de una actuación terapéutica. Todos los autores coinciden en que el último y definitivo paso diagnóstico para diferenciar las ictericias por coloextasis intra y extrahepática está en la laparotomía. También es unánime la actitud quirúrgica con fines diagnósticos ante determinadas opacidades torácicas, así como la laparotomía sistemática ante fiebres de 94


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origen desconocido, etc. Una muestra evidente de esta nueva dimensión de la Cirugía es la laparotomía sistemática en la enfermedad de Hodgking para practicar esplenectomía y a la vez aquilatar la extensión de la enfermedad con biopsias hepáticas, de cresta ilíaca y exploración de adenopatías abdominales que, de existir, se localizarán con clips radiopacos que luego servirán para dirigir las radiaciones. - Desarrollo de la Cirugía funcional: Aunque esta cirugía nace en el siglo XIX, cuando el cirujano, influido por la mentalidad fisiopatológica, estudia la fisiología, su desarrollo pleno corresponde a la época actual. La cirugía actual no debe limitarse a una actuación con criterios puramente orgánicos. Los progresos de la fisiología han permitido mejorar extraordinariamente nuestros conocimientos acerca de la fitopatología de algunas enfermedades. Y a la luz de estos conocimientos, se ha visto la posibilidad de que el cirujano actúe en estos enfermos desviando esta fisiología alterada, bien hacia la fisiología normal o bien hacia otra fisiología con menor repercusión patológica en el paciente. Son distintos los criterios funcionales por los que actúa el cirujano: 1. Unas veces busca desviar la función normal en un sentido determinado que le interesa para combatir una lesión que en sí no es quirúrgica. Es lo que ocurre con las simpatectomías en el tratamiento de la insuficiencia arterial crónica de los miembros, ya que al suprimir la función del simpático se obtiene una vasodilatación que mejora la precaria situación circulatoria de los miembros debido a una lesión (arterioesclerosis) que en sí, no es quirúrgica. 2. Otras veces ocurre que la lesión anatómica es consecuencia de una función alterada. La cirugía puede corregir esta alteración funcional y lograr, de esta forma, la curación de la lesión. Esta nueva posibilidad se nos muestra en el tratamiento quirúrgico de la úlcera duodenal. Inicialmente, el cirujano se enfrentó a la úlcera GD. con una actitud exerética, practicando resecciones de la porción de tubo digestivo en que asentaba la úlcera. Los resultados fueron poco convincentes por recidivar con extraordinaria frecuencia el proceso ulceroso, ya que persistía el desorden funcional subyacente. En la actualidad sabemos que la lesión ulcerosa es consecuencia de una hipersecreción gástrica con hiperacidez, o para ser más exactos, que con una acidez gástrica disminuida no existen úlceras. Por ello, el cirujano, conociendo los mecanismos secretos del jugo gástrico, trata la lesión ulcerosa con vagotomía (supresión del factor nervioso) más antrectomía (supresión del factor hormonal), sin preocuparse excesivamente de resecar la lesión ulcerosa que cicatrizará con el nuevo fisiologismo gástrico creado por el cirujano. 3. Y en otras, una lesión que en sí no es quirúrgica como ocurre con la cirrosis hepática va a alterar un sistema fisiológico (creando una hipertensión portal). Esta alteración fisiopatológica puede suponer la muerte del enfermo (hemorragia digestiva por rotura de varices esofágicas). En estos casos, el cirujano puede tratar de devolver el fisiologismo normal al sistema alterado (cirugía de hipertensión portal) olvidándose de la lesión original que no es tributaria de tratamiento quirúrgico. 4. Los desórdenes motores del esófago constituyen una desviación de la función normal del esófago que pueden beneficiarse de un tratamiento quirúrgico. La cirugía consistirá en practicar miotomías a distintos niveles para suprimir el efecto-barrera creado por el desorden motor. En este caso la cirugía no recupera una función normal para el esófago pero sí permite que con la ayuda de la gravedad el paciente pueda deglutir. 95


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5. La ortopedia es toda ella un gran ejemplo de cirugía funcional. El ortopeda, ante la pérdida de una función determinada, la jerarquiza en el orden de vida de cada enfermo y, si éste necesita de la función perdida, intentará suplirla como sea, desde luego a costa de alterar la morfología y con frecuencia, a costa también de sacrificar otra función menos importante para este enfermo. 6. Además de estas y otras líneas quirúrgicas claramente funcionales, creemos que en todo acto operatorio, aunque sea exerético, el criterio funcional debe estar presente en la mente del cirujano. Tras una gastrectomía, por ejemplo, a la hora de reconstruir la continuidad del tubo digestivo, debe tomarse una serie de precauciones (tamaño de boca anastomótíca. orientación de las asas, etc.) a fin de asegurar el correcto fisiologismo postoperatorio. Las distintas posibilidades de reconstrucción del tránsito digestivo tras una gastrectomía total son otro claro ejemplo de cuanto decimos. Lo mismo ocurre al construir una anastomosis biliodigestiva o una derivación de uréteres a intestino, así como al tratar una fractura Watson Jones dice que: “en el tratamiento de las fracturas es más importante la fisiología que la carpintería”), etc. En resumen, vemos como la Fisiología debe considerarse ciencia básica de la Cirugía, tanto como la Anatomía. Y el cirujano se beneficiará notablemente si en todas sus actuaciones le guían, además de un conocimiento anatómico preciso de la región operatoria, un dominio no menos preciso de las funciones que desempeñan las estructuras que está manejando. - Desarrollo de la Cirugía Experimental: La investigación es quien dará a la Cirugía un prestigio científico. Y pese a la obra de John Hunter, todo un preludio, el cirujano no se percata de la transcendencia de esto hasta la segunda mitad del siglo XIX, en que empieza a investigar. Sin embargo, la Cirugía Experimental no alcanza su desarrollo hasta la época actual y aún estamos lejos de que dé la medida de sus posibilidades. El cirujano tiene extraordinarias posibilidades para la investigación. Y no sólo para aportar datos y enriquecer la Patología Quirúrgica, sino también para contribuir al progreso de la Fisiología y del saber médico en general. Si, por ejemplo, quiero conocer las funciones de los distintos tramos del tubo digestivo, basta con suprimirlos quirúrgicamente en un grupo de animales y hacer una valoración funcional digestiva antes y después del acto operatorio. Este ejemplo permite destacar algo importante: la necesaria formación técnica del investigador (definitiva unión ciencia-técnica) y la necesaria formación del cirujano en ciencias básicas si quiere hacer investigación. Es conveniente recordar que, por ejemplo, para investigar en secreción gástrica con bolsas de Paulow o de Heidenhain, hay que tener la preparación técnica necesaria para construir estas bolsas y que el animal sobreviva. A lo largo de este siglo (XX) se han ido creando centros de cirugía experimental aunque no con la dedicación que merecen. El cirujano ha tenido tan al alcance de su mano el triunfo social y económico que no se dedicó lo que debía a esta tarea investigadora en la que, insisto, tiene extraordinarias posibilidades. Por otra parte, la investigación no está lo suficientemente apoyada por los organismos oficiales. Como ejemplo de las posibilidades que tiene la investigación quirúrgica voy a referirme someramente a la actividad llevada a cabo en el Centro de Cirugía Experimental de la Excma. Diputación Provincial de Murcia. En funcionamiento desde octubre de 1979, hemos 96


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puesto a punto dos líneas fundamentales de trabajo. Una de ellas referida a investigación puramente quirúrgica y la otra a investigación básica. La primera hace referencia a la microcirugía como vía para lograr soluciones quirúrgicas nuevas a problemas viejos. Me refiero concretamente a dos problemas: 1º. La sustitución de la faringe cuando se lleva a cabo su exéresis por un proceso maligno. Las soluciones aportadas clásicamente (plastias dérmicas o con segmentos de tubo digestivo que conservan su vascularización) están lastradas por una gran morbimortalidad. La solución futura será el trasplante de un segmento corto de tubo digestivo, revascularizado en el cuello con la ayuda de un microscopio quirúrgico suturando la artería y vena del segmento a trasplantar con una arteria y vena de calibre similares en la región cervical. Esta técnica se ha puesto a punto en nuestro Centro por uno de mis colaboradores, demostrando la viabilidad de la misma. 2º. Microcirugía tubárica para solucionar las obstrucciones tubáricas responsables de la esterilidad de muchas mujeres. Esta técnica está en vías de desarrollo. La segunda línea, mucho más ambiciosa, se refiere al estudio de la función motora intestinal, registrando la actividad eléctrica y mecánica del tubo digestivo. El registro de la actividad eléctrica se obtiene insertando electrodos monopolares de cloruro de plata a través de la serosa y en plena masa muscular lisa, a distintos niveles del tubo digestivo. La actividad mecánica se recoge simultáneamente colocando una sonda microbalón de látex diseñada por nosotros, en la submucosa del tubo digestivo, a los mismos niveles que colocábamos las agujas de registro eléctrico. Los cables eléctricos y las sondas se trenzan y se extraen por un túnel subcutáneo por el dorso de la región cervical del perro para conectarse a amplificadores bioeléctricos y transductores de presión y registrar en un polígrafo de 8 canales la actividad eléctrica y presiva generada en el intestino. El perro se mantiene sin registro durante 8-10 días hasta que se recupere una actividad peristáltica normal. En este momento tenemos preparada una experiencia para estudiar la actividad motora del intestino en ayunas y tras la ingesta de alimentos así como para estudiar las modificaciones de esta actividad motora bajo la acción de estímulos nerviosos, hormonales y bajo la acción de determinadas circunstancias patológicas. Como vemos se trata de una línea de investigación fisiológica y farmacológica fundamentalmente; pero puesta en marcha por cirujanos que son los que poseen la capacidad técnica necesaria para llevar a cabo estas experiencias. Y por otra parte tienen tanto interés y tanta capacidad de estudio como puedan tener los fisiólogos y farmacólogos para estudiar estos aspectos básicos de la función motora intestinal. En cualquier caso, es evidente que la colaboración de fisiólogos y farmacólogos, trabajando en equipo, es conveniente e incluso necesaria. - Desarrollo técnico extraordinario: El progreso de la Técnica quirúrgica ha sido tan extraordinario en los últimos decenios que en la actualidad es la Cirugía, basándose en esta técnica, quien reta a la ciencia médica y quien orienta sus polos de investigación. En el siglo XIX, vimos como la ciencia médica retó a la cirugía a entrar en las cavidades orgánicas, orientando el progreso técnico. Hoy en día, es el cirujano quien lanza el reto y dice: “técnicamente, estoy en condiciones de trasplantar con éxito el corazón, los pulmones, el hígado, etc.”, orientando la investigación médica hacia la inmunología a fin de resolver el problema del rechazo de órganos. Es de destacar que este reto ha sido posible gracias a la cirugía experimental. 97


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Como símbolo del progreso técnico en Cirugía vamos a detenernos brevemente en tres aspectos: 1. La cirugía cardíaca. Los objetivos del cirujano cardíaco fueron operar sobre un corazón exangüe y quieto. Para lograr el primer objetivo existían dos procedimientos: Interrumpir la circulación- introducido por Haecker en 1907 con el clampaje de las cavas, permite un tiempo quirúrgico útil excesivamente corto; para prolongar este tiempo de interrupción circulatoria se desarrollaron las técnicas de hipotermia, cuyo mayor inconveniente es el riesgo de fibrilación ventricular. Y derivar la circulación, el dispositivo de circulación extracorpórea, derivando la sangre de las cavas a un oxigenador para luego devolverla, con una bomba, a la vía arterial del enfermo, ha supuesto la solución definitiva del problema. También este dispositivo fue posible gracias a las experiencias llevadas a cabo en animales por Lillehei y colaboradores. El segundo objetivo, operar sobre el corazón quieto, se logra gracias a los trabajos de Melrose, Lann, etc., disponiendo en la actualidad de distintos procedimientos para obtener la parada cardiaca con su ulterior recuperación. 2. El armamentarium del cirujano se ha visto invadido por instrumentos de autosutura que tienen por objeto realizar mecánicamente lo que el cirujano venía haciendo manualmente con más seguridad y en menos tiempo. Este nuevo instrumental debe ser valorado positivamente por el cirujano. Hay que conocerlo, familiarizarse con él, aprender a manejarlo en los centros de cirugía experimental, etc. Y sólo después de este proceso, decidir si debe utilizarse o no en la cirugía humana. A nuestro juicio, la mayoría de estos instrumentos pueden ser de extraordinaria utilidad. 3. La microcirugía va a suponer sin duda un aumento extraordinario de las posibilidades de actuación quirúrgica ya que al magnificar las imágenes permite manejar estructuras hasta ahora inabordables por el cirujano. Introducida inicialmente en la práctica oftalmológica y otorrino laringológica, su campo de aplicación se ha extendido a todos los sectores de la Cirugía. Y hay que destacar que, además del microscopio quirúrgico, debe disponerse de un instrumental y materiales de sutura especiales. Su aprendizaje es costoso y debe realizarse por personas familiarizadas con esta técnica y que la realicen habitualmente. - La especialización quirúrgica es necesaria: El extraordinario progreso técnico de la Cirugía en todos sus campos ha traído como consecuencia necesaria la especialización del cirujano moderno. Se puede poseer un saber quirúrgico global, se pueden y deben conocer los progresos que se hacen en la patología quirúrgica general desde los distintos campos. Pero el quehacer quirúrgico debe especializarse, a nuestro juicio, por dos razones fundamentales: porque la capacidad humana tiene un límite y no se pueden dominar las múltiples variaciones y aportaciones técnicas que día a día se hacen en los distintos campos de la cirugía, y porque desde el punto de vista bibliográfico, las aportaciones son tan continuas y abundantes que resulta realmente difícil mantenerse informado de las publicaciones en un sector concreto de la cirugía, incluso con el manejo de repertorios bibliográficos. La información correcta en todos los campos de la Cirugía es prácticamente imposible. Como vemos, la ciencia moderna se va acercando metodológicamente a la técnica (esencialmente especialista), a la vez que se va alejando de la filosofía y sus interpretaciones unitarias de la realidad. 98


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La especialización trae como consecuencia una mayor dedicación a los problemas de este sector de la patología, problemas de anatomía, fisiología, patología, etc. Es decir, que, a la vez que el cirujano se va limitando a un campo de acción, el enfoque que tiene de él se va haciendo más general y no sólo quirúrgico. Se van acercando cirujano, internista, anatomopatólogo, etc., pero limitados todos a un sector de la patología. Y realmente, hoy día, el neurocirujano, por ejemplo, está más cerca y se entiende mejor con el neurólogo, neurorradiólogo, etc., que con un cirujano abdominal, torácico, etc. Lo mismo ocurre con un cirujano cardíaco y el cardiólogo, etc. Esta especialización no supone una crisis de la Cirugía como ciencia sino todo lo contrario. Precisamente, merced a la misma se enriquecerá notablemente el saber quirúrgico general en donde no caben especializaciones. Supone la especialización, eso sí, una renuncia desde el punto de vista del quehacer quirúrgico, renuncia humilde por el convencimiento de que no se puede conocer y dominar todo, y a la vez esperanzada en cuanto que sólo la dedicación intensa a un campo de la cirugía puede conducir a resultados notables, tanto desde el punto de vista asistencial como docente e investigador. Por otra parte, no todas las especialidades quirúrgicas exigen lo mismo en cuanto a renuncia al resto de la cirugía. Las más absorbentes son, a nuestro juicio, las que mayor desarrollo técnico están sufriendo y cuyo ejercicio profesional exige el conocimiento y dominio de una serie de técnicas diagnósticas y terapéuticas imposible de alcanzar sin una dedicación exclusiva. Me estoy refiriendo fundamentalmente a la Neurocirugía, Cirugía cardiaca, Traumatología y Ortopedia, Urología y Cirugía plástica y Maxilofacial. Es de destacar que en algunas de estas especialidades quirúrgicas están naciendo subespecialidades, es decir, cirujanos de raquis, cirujanos de miembro inferior, e incluso cirujanos de rodilla o de pie. Esta nueva perspectiva quizás sea excesiva dada la situación actual de los medios de diagnóstico y tratamiento. Pero podría ser necesaria en el futuro, siempre, claro está, que no se renuncie a la formación básica en cirugía general ya que sólo desde la perspectiva de una Patología quirúrgica y una Técnica quirúrgica generales puede entenderse esta especialización, e incluso subespecialización quirúrgica. - El trabajo en equipo: Es la consecuencia lógica de la especialización. Un cirujano debe estar en condiciones de exenterar una pelvis y resolver los problemas genital, urológico y digestivo. Pero los mejores resultados se obtendrán si la intervención la realizan conjuntamente un cirujano abdominal, un urólogo y un ginecólogo. De la misma manera, para extirpar un neurinoma mediastínico, con compromiso mielorradicular, lo ideal es que trabajen en equipo un cirujano torácico y un neurocirujano. A otro nivel, es evidente la necesidad de trabajo en equipo entre cirujano y anestesista. Y también entre cirujano, internista, radiólogo, endoscopista, etc. En estos equipos asistenciales, cada uno debe conocer el fundamento de la técnica que manejan los demás así como los datos diagnósticos o maniobras terapéuticas que pueden alcanzarse con estas técnicas, pero sería vano pretender que las dominara en su quehacer y las realizara. Este mismo equipo que hemos juzgado necesario desde el punto de vista asistencial es también muy útil desde el punto de vista docente y para la investigación. Por ejemplo, si yo quiero investigar los efectos que la isquemia mesentérica aguda produce en la morfología 99


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intestinal, en la bacteriología intestinal y cómo se modifica una serie de enzimas en sangre, necesito la colaboración de un morfólogo, un bacteriólogo y un bioquímico. Yo debo conocer el fundamento de las técnicas que apliquen pero sería inútil pretender realizarlas con la precisión y método con que las realizan cada uno de los especialistas. - El cirujano actual debe ser médico y cirujano: El cirujano debe conocer perfectamente la etiopatogenia, anatomía patológica y problemas diagnósticos que plantean las enfermedades que tienen un tratamiento quirúrgico. Además, sabe elegir el momento idóneo para operar, sabe preparar al paciente y, por supuesto sabe ejecutar las técnicas de tratamiento quirúrgico. Además debe conocer las posibles complicaciones postoperatorias así como su diagnóstico y tratamiento. No debemos caer en el tópico de juzgar a un especialista, no por lo que sabe de su especialidad, sino por lo que ignora del resto de la medicina. Por otra parte, la elección de una determinada técnica operatoria exige el conocimiento amplio y profundo de cómo funcionan las distintas posibilidades técnicas en el postoperatorio así como de las ventajas e inconvenientes comunicadas para cada una de estas posibilidades, etc. El cirujano cardíaco actual sabe colocar una prótesis mitral pero debe conocer perfectamente la hemodinámica de las valvulopatías, la clínica de estos pacientes, la anatomía patológica de la válvula, los datos que puede aportar un cateterismo cardíaco, etc. El cirujano de aparato digestivo debe ser un experto a la hora de dirigir una anamnesis ante un dolor abdominal, una hemorragia digestiva, etc. También debe ser un experto en la palpación abdominal. Y además, debe estar familiarizado con las técnicas diagnósticas auxiliares, sabiendo interpretar correctamente un tránsito con papilla de bario, una endoscopia, una manometría esofágica, etc. Todo esto le será de gran utilidad, no sólo para ejercer su profesión dignamente sino también, y lo que es más importante, para obtener los mayores beneficios para sus pacientes. El cirujano actual no es el brazo ejecutor de otros especialistas que diagnostican al paciente e indican el momento y tipo de intervención quirúrgica a realizar. Es un médico científico que colabora con otros especialistas en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes tributarios de beneficiarse con una intervención quirúrgica. Y por supuesto, dentro de este equipo es el responsable directo y ejecutor de la técnica quirúrgica indicada en cada caso. La Cirugía, en definitiva, es una disciplina de la mente, no de las manos. - El último rasgo que a nuestro juicio define la cirugía actual y puede darnos una perspectiva de su futuro es el carácter cambiante del contenido de la patología quirúrgica: El contenido de la patología quirúrgica, es decir, el conjunto de enfermedades que pueden beneficiarse de un tratamiento quirúrgico, no es estático e inamovible, sino que cambia continuamente. Y cambia en dos sentidos fundamentales: Por una parte, se pierde contenido a medida que se van encontrando soluciones válidas no quirúrgicas para enfermedades que antes debía tratar el cirujano. Así, por ejemplo, los antibióticos y quimioterápicos han hecho desaparecer prácticamente las supuraciones pulmonares con indicación quirúrgica y las formas quirúrgicas de tuberculosis pulmonar. Por otra, se gana contenido al ofrecer la cirugía soluciones eficaces a afecciones que no tenían una solución válida con medidas conservadoras. La cirugía de los trastornos del ritmo cardíaco, la cirugía de la arterioesclerosis coronaria, la cirugía de la obesidad, etc., son ejemplos válidos de cuanto decimos. 100


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Un ejemplo claro de cómo una patología puede entrar y salir en el ámbito de la cirugía es lo que va a ocurrir con las valvulopatías cardíacas. El futuro de los enfermos portadores de estas lesiones era desalentador con tratamiento conservador. La moderna cirugía cardíaca ofreció soluciones más eficaces para estos pacientes y comenzó a tratarlos. Sin embargo, es de prever que en un futuro no lejano, cuando se haga profilaxis adecuada de estas lesiones valvulares, con el diagnóstico y tratamiento precoz y correcto de la fiebre reumática, la cirugía cardíaca se verá privada de una de sus principales fuentes de enfermos. Con el fin de valorar el contenido futuro de la patología quirúrgica vamos a esquematizar las indicaciones generales de la cirugía en los siguientes apartados: 1. Cirugía y traumatismos. Dada la motorización e industrialización de la vida moderna y pese a las normas rígidas que se tomen para evitarlos, los traumatismos no van a disminuir en un futuro próximo, por lo que se puede aventurar que serán uno de los principales campos de acción del cirujano. 2. Cirugía y tumores: Los tumores benignos, en general, serán siempre tributarios de la cirugía. En cuanto al cáncer, en tanto no se disponga de otros medios terapéuticos o se mejoren los resultados obtenidos con los actuales, la cirugía seguirá teniendo un gran papel en su tratamiento. Sin embargo, hay que destacar que la filosofía con la que el cirujano actúa frente al cáncer está cambiando. Con la concepción clásica de que el cáncer comienza siendo un proceso local, para luego ser regional, y por último generalizarse, el cirujano actuaba frente a éste según la “ley del todo o nada”, es decir, que si el proceso aún no se había generalizado, el cirujano actuaba tratando de extirpar todo el tumor existente (cirugía radical); en cambio, si el proceso estaba generalizado, la cirugía no tenía ningún papel, a no ser el tratamiento de algunas complicaciones evolutivas del tumor. Hoy día, se piensa que el cáncer es una enfermedad con posibilidad de generalización desde un principio, por lo que la cirugía radical no extirpa todo el tumor existente sino únicamente el tumor que ve el cirujano. Y de hecho la mayoría de los pacientes sometidos a cirugía radical morirán ulteriormente a consecuencia del cáncer que se extirpó. Según esta concepción, el cáncer es una batalla que se libra en muchos frentes y la cirugía debe trabajar conjuntamente con los otros recursos terapéuticos, radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia, etc. Ha nacido el concepto de “cirugía paliativa reductora de masa tumoral”, es decir, que siempre que se pueda quitar el tumor sin riesgos importantes para el paciente debe llevarse a cabo la exéresis, aunque exista evidencia de generalización del proceso, ya que la reducción de la masa tumoral facilitará la actuación de otras medidas terapéuticas. 3. Cirugía e infecciones: Es probable que la moderna terapéutica, antibiótica y quimioterápica reduzca las indicaciones quirúrgicas en procesos infecciosos. Sin embargo, existen infecciones que, por su carácter de localización o por el riesgo de sus posibilidades evolutivas, seguirán siendo patrimonio del cirujano. 4. Cirugía funcional: El progreso de la fisiología y fisiopatología ampliará sin duda el campo de la cirugía funcional. 5. Cirugía y malformaciones congénitas: Es otro campo de la cirugía que debe ir ampliándose y perfeccionándose a medida que mejore el diagnóstico precoz y el conocimiento general de estas malformaciones. Es evidente el protagonismo de la cirugía en el tratamiento de las malformaciones cardíacas congénitas, así como en las digestivas, pulmonares, etc. 101


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6. Cirugía de la úlcera péptica gastro-duodenal y de la litiasis biliar: Es de prever que en un futuro próximo, los esfuerzos realizados en la investigación de terapéuticas no quirúrgicas encuentren solución para estos problemas, con lo que la cirugía quedaría restringida a sus complicaciones. 7. Por último, señalar que una de las grandes posibilidades futuras de la cirugía es el Trasplante de órganos: Es de prever que, si se resuelven los problemas inmunológicos, la cirugía con sus técnicas recambiará órganos vitales cuando su deterioro precoz, por circunstancias patológicas, no admita reparaciones. Los resultados obtenidos con el trasplante renal son realmente brillantes. Y muy esperanzadores los obtenidos con el trasplante de corazón, de páncreas y de hígado. Como vemos, la Cirugía, que comenzó siendo una práctica empírica y no tuvo nunca una base científica hasta el siglo XVIII, ocupa hoy un lugar de privilegio en el panorama de las ciencias médicas, pudiéndose afirmar que su época de máximo esplendor está por llegar.

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Discurso de contestación Del Profesor D. Lorenzo Abad Martínez. Académico Excmo. Sr. Presidente: Excmas. Autoridades: Iltmos. Sres. Académicos: Sras. Sres: El encargo de esta Real Academia de contestar al magnífico discurso de ingreso del Profesor Pascual Parrilla que acabáis de escuchar es para mí, sin duda, un gran honor y una gran satisfacción. Honor por la indiscutible valía del nuevo académico y satisfacción por poder expresar públicamente unos sentimientos de admiración y afecto que desde muchos años siento por él. Es tradicional que las primeras palabras de un discurso de contestación sean para glosar los méritos del nuevo académico, así como su personalidad científica y humana. En 1867 la Universidad de Viena señalaba claramente lo que debía ser el profesor de cirugía ideal: “Elegir un profesor de Cirugía del cual pueda esperarse la máxima exigencia científica, que goce de gran prestigio, no sólo en la cirugía práctica, más también en la investigación fisiológica y patológica; que se haya señalado ya con especial genialidad como maestro, como operador y como escritor, que se halle en su plenitud vital y que en consecuencia sea capaz de representar con brillantez la más moderna orientación de la cirugía en sus relaciones con la fisiología y la anatomía patológica y de fundar una escuela quirúrgica que conceda a la Universidad, y sirva al país con mayor utilidad”. Puedo afirmar sin exageración que estos requisitos tan claramente expresados hace más de cien años, los reúne con creces el Profesor Parrilla y que no solamente cabe esperar, sino como vamos a ver a continuación, ya han sido plenamente demostrados. Durante el periodo de sus estudios en la Facultad de Medicina de Valencia, fue un alumno de extraordinaria brillantez y no solamente por el magnífico expediente de veintitantas matrículas y Premio Extraordinario de Licenciatura, que aunque importantes son datos fríos que nada dicen de su personalidad, sino porque fue de esos alumnos que dejan huella entre los compañeros y profesores. Durante este período dedicó tres años a realizar un internado en el Servicio de ese gran maestro de la Medicina Interna que fue […] el Prof. D. Miguel Carmena. Allí pudo familiarizarse con la exploración clínica de los enfermos y prepararse como él mismo ha dicho, para ser médico antes que cirujano. Con una buena base en la medicina interna decidió, ya al final de sus estudios de licenciatura, ser cirujano. Para ello ha contado con un maestro excepcional: el Prof. D. Carlos Carbonell Antolí, discípulo predilecto de Martín Lagos (y hago esta puntualización porque las características de esta escuela quirúrgica fueron las de anteponer al puro arte manual una extraordinaria base fisiopatológica). Don Carlos, ese gran universitario y gran señor, modeló su personalidad quirúrgica y humana para hacer de Pascual Parrilla un cirujano moderno y lo que es más importante, lo hizo con el amor que se da a un hijo. Finalizados los estudios de Licenciatura le es concedida, tras concurso nacional de méritos, una beca en el Real Colegio Español de San Clemente de Bolonia. Allí marcha en 1969 donde realiza su tesis doctoral que obtuvo la máxima calificación de Sobresaliente cum laude y premio Vittorio Emmanuele II. Siempre he pensado que la estancia en el Colegio ha supuesto para los que tuvimos la suerte de ser becarios un gran enriquecimiento en nuestra formación intelectual y humana. La posibilidad de poder convivir durante un largo 103


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período con alumnos brillantes de otras carreras en el marco maravilloso de un palacio del “Cuatrocento” italiano no cabe duda de que en cierto modo imprime carácter. A su regreso de Bolonia es nombrado sucesivamente Prof. Ayudante de Clases prácticas por oposición y posteriormente Prof. Adjunto interino, plaza que gana por oposición en 1974. En esta época el Prof. Carbonell le encargó la formación de un grupo de trabajo de Cirugía experimental, tarea a la que se dedicó con todo ahínco y fruto de ella fue una serie de trabajos en perros sobre isquemia aguda intestinal, manometría esofágica, etc. Yo recuerdo al Prof. Parrilla en aquella época. Su vida transcurría totalmente en el Hospital. Por las mañanas en el quirófano, la sala o el aula, por las tardes en el laboratorio de cirugía experimental ubicado en la Cátedra de Farmacología, por las noches de guardia. Fueron años de un intenso quehacer que él tan brillantemente supo aprovechar y que le modelaron como cirujano y maestro. En 1975 obtiene por oposición la plaza de Profesor Agregado de Patología y Clínica Quirúrgicas de la Universidad de Murcia y, posteriormente, por concurso de Acceso, la de Catedrático. En esta primera época de su estancia en Murcia realizó una importante labor en el Hospital Provincial que tan desinteresadamente colaboró con la Facultad. […] En 1977 obtiene por concurso oposición la plaza de Jefe de Departamento de la Ciudad Sanitaria “Virgen de la Arrixaca”, donde desde entonces ha realizado una gran labor como cirujano organizador y maestro. De esta época data la fundación del Centro de Cirugía Experimental de la Diputación Provincial en Espinardo. Como acabamos de escuchar en su magnífica disertación, no se concibe un Departamento de Cirugía Moderno sin su faceta experimental que permite el progreso de la actividad clínica. Fruto de los trabajos realizados en el centro han sido las tesis doctorales de Ponce y Castellanos, ambas calificadas con Sobresaliente cum laude, sobre motilidad intestinal y sustitución faríngea, que aparte de su interés experimental suponen una gran aportación a la cirugía del tubo digestivo. Así mismo un buen número de trabajos y comunicaciones a congresos. Su labor investigadora abarca por encima de noventa publicaciones de las cuales más de cuarenta se han realizado en Murcia. Son de destacar sus estudios sobre la motilidad del esófago y el intestino, las faringo coloplastias con excelentes resultados, la oclusión vascular mesentérica, etc. Dentro de esta línea de investigación ha dirigido seis tesis doctorales, cuatro en Valencia y dos en Murcia, calificadas con el máximo galardón y en tres de ellas con el Premio Extraordinario. Así mismo es director de dieciocho tesinas de Licenciatura. Creo de extraordinaria importancia señalar esta última faceta, pues la labor de un auténtico maestro como es el Prof. Parrilla no solamente es la de transmitir conocimientos, sino la de inculcar en sus colaboradores el amor a la investigación y hacer que fructifique el espíritu de su escuela. Ha obtenido diversas becas, es miembro de distintas sociedades de Cirugía, llevando sus conocimientos y los de su Departamento a numerosos congresos en España y el extranjero. La enumeración de todos estos méritos sería prolija y quiero ahora ocuparme de sus aspectos humanos. Si grandes son sus méritos como científico y profesor universitario, de poco valdrían si no fuesen acompañados de una faceta humana singular. A su inteligencia y preparación médica y científica Pascual Parrilla une una cualidad poco común: la de ser un líder. Y 104


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le doy este calificativo en el sentido más amplio de la palabra. Es capaz de transmitir el entusiasmo a los que le rodean, dándose a los demás y haciendo que sus alumnos le sigan con la seguridad de que su dirección les llevará a buen término. Esta cualidad que en cierta manera podíamos definir como ejemplaridad no se alcanza solamente con la inteligencia, la capacidad científica y técnica y la voluntad de realizar sus objetivos. Hace falta una gran dosis de amor, de afectividad, de desinterés, sin ella las otras cualidades son difíciles de transmitir. Ese amor, esa sensación de seguridad la derrama sin restricciones entre sus enfermos, sus alumnos, sus colaboradores o sus amigos y la da con entrega total. El enfermo sabe que junto a su destreza como médico y cirujano le dará su abnegación y cariño del mismo modo que el alumno será capaz de acercarse a él, seguro de que no solamente le enseñará, sino que le comprenderá. Hace poco me decía un cirujano madrileño al que fui presentado: “Vienes de Murcia, entonces conocerás a Pascual Parrilla, es un hombre con el que nadie se siente extraño, pues sabe ser residente con los residentes y catedrático con los catedráticos”. Tras esta breve glosa de la personalidad científica y humana del Profesor Parrilla, vamos a comentar algunos aspectos de su brillante discurso. Como acabamos de escuchar la cirugía moderna comienza a finales del pasado siglo cuando los progresos en la anestesia, la hemostasia y la lucha contra la infección permitieron al cirujano adentrarse en las cavidades del cuerpo humano. El cirujano en este momento alcanza un protagonismo máximo, es como decía Martín Lagos una especie de gran sacerdote que realiza el sacrificio en el altar del quirófano. Un ejemplo caricaturizado del cirujano de esa época nos lo da Axel Munthe en su famosa Historia de San Michele: “Tiemblo en pensar lo que hubiese sucedido de haber caído en manos de uno de los principales cirujanos que había entonces en París. El famoso Profesor Pean, el terrible carnicero del Hospital de San Luis me hubiera amputado inmediatamente las dos piernas y las hubiera arrojado sobre otros brazos y piernas ya cortados, sobre media docena de ovarios, úteros y distintos tumores amontonados en el suelo en un rincón del anfiteatro encharcados de sangre como un matadero. Luego con sus manazas empapadas aún en mi sangre habría hundido el cuchillo con la habilidad de un prestidigitador en la próxima víctima medio consciente bajo una insuficiente anestesia, mientras otra media docena de víctimas esperaría aterrorizada en sus camillas el tumo del martirio. Terminada la matanza, Pean se hubiera enjugado el sudor de la frente, se habría quitado alguna mancha de sangre del chaleco blanco de su frac (pues siempre operaba en traje de noche) hubiese salido del anfiteatro diciendo ‘Voila aujourdui, monsieurs’, precipitándose en su pomposo Lendó y a toda velocidad hubiese corrido a su clínica particular de la rue de la Santé para abrir los vientres de media docena de mujeres atraídas allí como ovejas impotentes al matadero de la Villette por una propaganda gigantesca”. La principal preocupación de aquellos cirujanos de la bella época era extirpar un órgano lo antes posible y así se decía del viejo Langenbeck “que amputaba un miembro en el tiempo que se saca la petaca y se aspira un poco de rapé”. Uno de los puntos que el Profesor Parrilla ha señalado como característicos de la cirugía moderna ha sido la desaparición de la aventura. El cirujano ya no debe tener aquellas cualidades que según Sauerbruch le eran características: “ojo de halcón, corazón de león y 105


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manos de dama”, sino preocuparse del diagnóstico, la indicación operatoria y la manera de resolver la intervención con los mínimos riesgos. Esta preocupación por las indicaciones anteponiéndolas a la propia técnica ya la señalaron diversos cirujanos. Cuando Billroth llegó a Berlín para estudiar Medicina decía refiriéndose al famoso Langenbeck: “Es el mejor cirujano por quien me dejaría operar, pero el último por quien me dejaría indicar la intervención”. Leriche en sus memorias nos dice que la educación del cirujano se debe basar sobre las indicaciones y el conocimiento de los resultados. De los malos sobre todo. Hay tantas decisiones tomadas a la ligera que hipotecan el porvenir de los enfermos, y se refería a las histerectomías por pequeños miomas, las anexectomías por quistes foliculares, las apendicectomías o colecistectomías innecesarias cuyas secuelas pueden ser más peligrosas que la enfermedad en sí. Vamos viendo que el cirujano poco a poco pierde esa preponderancia exclusivamente manual. “La destreza manual sólo es un momento de la cirugía, decía Leriche, sólo es útil si se han llevado convenientemente los tiempos que la preceden y la suceden”. Amreich, el gran cirujano ginecológico vienés de los años treinta señalaba: “el operar supone algo más que la simple habilidad de los dedos, exige la mente rápida y eficaz así como un profundo conocimiento del cuerpo humano. La operación se hace en un 99% con el cerebro y las manos realizan simplemente los servicios mecánicos. Las manos sólo podrán ser áureas cuando están guiadas por la fuerza de la inteligencia”. En esta segunda época ya no es la rapidez el objetivo principal de la cirugía, frente a la habilidad malabarística de un Doyen o un Faure se opone la lenta minuciosidad de un Kocher que tanto impresionara a Halsted cuando le visitó en Berna y que han caracterizado a la escuela americana. No se puede oponer la cirugía rápida a la lenta sino la cirugía segura a la insegura, el tiempo es lo de menos. Leriche nos dice: “Hay operadores como hay taxistas, los mejores no son los que más corren sino los que toman el camino más despejado, que evitan los obstáculos y nos conducen con seguridad adonde queremos ir”. Una de las principales causas que condicionaron el cambio de la cirugía moderna fue la aparición de las escuelas quirúrgicas científicas paradigma de las cuales fue la de Viena regentada por Billroth. Cuando llegó a Viena, en su discurso inaugural de 1868 dice a los alumnos “Creo conocer el camino que lleva de la teoría a la práctica pues todos los días lo recorro millares de veces en ambos sentidos y sé que si en algún momento hubiera de descansar fatigado al margen de la práctica cesaría automáticamente mi adquisición intelectual. Si ustedes quieren seguirme confiadamente en mi camino, aunque éste sea trabajoso, espero que la escuela Vienesa conservará su eterna juventud. Vdes. señores colegas tienen que hacer todo lo posible para conseguirlo pues el futuro de una escuela depende del trabajo de sus miembros, de la misma manera que el futuro de una nación depende del de sus ciudadanos.” Billroth conocía bien la fisiología de la época, su tesis doctoral versó sobre la influencia de la sección del vago sobre la respiración en el perro. Por otra parte, durante su estancia en Berlín fue anatomopatólogo de tal categoría que concursó con Rudolph Virchw a la cátedra de Berlín que fue ganada por este último en 1856. Junto a los grandes conocimientos en las ciencias básicas, fue un gran músico, íntimo amigo de Brahms, con quien cruzó más de trescientas cartas. Fruto de esta gran personalidad y conocimientos fue la escuela Vienesa. 106


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Al parecer no era hombre extraordinariamente didáctico, pero tenía algo más importante, la capacidad de estimular, de motivar, ser admirado, querido, por eso no es extraño que uno de sus grandes discípulos, Von Mikulicz nos dijera que sería capaz de seguirle aunque fuese a través del fuego. Su obra Lehren und Lernen aparecida en 1876 fue el modelo seguido por Halsted en Baltimore para la formación de los cirujanos americanos e incluso por Flexner para preparar los programas de residencia. La consecuencia de las escuelas científicas de cirugía fue la aparición del cirujanobiólogo o cirujano científico del que es paradigma el Profesor Parrilla. En un reciente trabajo de Bubhwald aparecido en 1981, se hacen algunos comentarios de lo que es o debe ser el cirujano. “Para algunos estudiantes de medicina puede ser un bruto carnicero, para los internistas un técnico que realiza sus órdenes y para una tropa de residentes atemorizados y aduladores un temible Herr Professor”. Sin embargo no es eso el cirujano científico. Para éste lo importante no es el “cómo” sino el “por” y “para qué”. El cientifismo quirúrgico no va a ser el producto de muchos casos operados por un gigante de la cirugía ni la interferencia de las disciplinas preclínicas. Debe ser el producto de un hecho real, repetido y controlado bajo condiciones experimentales y santificado con una P muy significativa. El laboratorio y la clínica deben permanecer en continuo diálogo. Este laboratorio sale ya de las simples experiencias en animales e incluye la bioquímica, la genética, la inmunología, la bioingeniería, los ordenadores, la sociología y epidemiología, etc. En una editorial del Year Book of Surgery ya se decía en 1929 que la cirugía no sería una ciencia hasta que sus practicantes no fuesen mejores fisiólogos que lo eran entonces. Para valorar la evolución científica de la cirugía actual Jordan en 1980 ha clasificado 490 publicaciones aparecidas en el American Journal of Surgery y dedicadas al aparato digestivo. La mayoría se refieren al estómago, colon y recto. En cambio, pese a la frecuencia de la enfermedad no hay ni uno solo dedicado a la apendicitis en los últimos diez años. Estudiando la temática de los artículos las revisiones clínicas retrospectivas han disminuido de un 32% al principio de los años 70 a un 17% en la actualidad, mientras que los trabajos de experimentación pasaron del 46 al 60%. No podemos discutir la necesidad de una investigación honrada dentro del campo de la medicina y la cirugía sin la cual no podríamos hablar de ciencia, sin embargo hay que aspirar a un correcto balance entre investigación, asistencia y docencia. Así en un trabajo aparecido en agosto de 1980 en el American Journal of Surgery Moosman señala los riesgos de una investigación exclusivista: “Meterse en un proyecto de investigación del tipo que sea es un medio rápido y seguro de reconocimiento y promoción así como probablemente de aumento de sueldo. En ocasiones se estigmatiza a los docentes con conciencia como poco productivos, poco esenciales, poco inteligentes para ser investigadores o administradores”. Estas palabras tan duras y pesimistas no por ello quitan valor a la investigación que es la llama sin la cual no progresaría la ciencia que se limitaría a una mera repetición [...] ¿Qué ha supuesto la Investigación quirúrgica para el progreso de la Cirugía? En 1975 se reunió el comité para el estudio de los Servicios quirúrgicos de los Estados Unidos, bajo los auspicios de la American Surgical Association y del American College of Surgeons, bajo la presidencia de Marshall Osloff. La función de este comité fue valorar la repercusión práctica de la investigación quirúrgica basándose en supervivencias, mortalidad, 107


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morbilidad y relación costo beneficio. Se definió la investigación quirúrgica como el trabajo de investigación realizado por cirujanos, excluyéndose las aportaciones de las ciencias básicas a la cirugía. Se confeccionó una lista de más de 40 grandes descubrimientos de la cirugía aparecidos entre 1946 a 1970. Encabezaban la lista por orden de importancia la cirugía a corazón abierto, el transplante renal, los injertos arteriales, la vagotomía, la hiperalimentación y así sucesivamente. Solamente en el año 1970 la utilización de los primeros quince descubrimientos de la lista supuso la salvación en USA de 78.583 vidas. En ese mismo año el análisis de la relación costó de 47,3 millones de dólares para investigación, frente a un ahorro por curación de enfermedades de 2,83 billones de dólares con un beneficio neto de 2.78 billones de dólares y una relación beneficios costó de 60. Estas cifras son lo suficientemente elocuentes para justificar sin discusión la importancia de la Investigación para la Cirugía. En USA el 12-15% de los fondos Federales para investigación se dedican a la cirugía. Por eso el periodo analizado de 1946 a 1970 le llama Thomas Shires en su Discurso presidencial de la American Surgical Association el cuarto renacimiento de la cirugía (el primero fue con Hipócrates, el segundo con Vesalio, el tercero a finales del siglo XIX). Paradigmas de cirujanos biólogos fueron Gibbson Moyer, Dragsted entre otros muchos. Sin embargo, incluso en América, los médicos se vuelven algo atrás hacia la investigación. En 1966 el 44% de los fondos asignados para investigación por el National Institute of Health correspondieron a médicos mientras que actualmente solo les corresponde un 23%. Esto no supone que la investigación haya disminuido sino que como consecuencia de la crisis actual de valores y estímulos el médico con frecuencia se encuentre desilusionado. Una característica más de la cirugía moderna, especialmente en los países más desarrollados, es la de desenvolverse bajo una presión médico legal importante. La espada de Damocles de la malpráctica se cierne sobre el cirujano americano y en gran parte condiciona su quehacer. Es evidente que todo necesita un control y que no podemos obrar con negligencia o sin ética, pero el temor constante a las demandas judiciales ha supuesto un terrible handicap para la cirugía americana. El número de hospitalizaciones con sus grandes gastos aumenta, las exploraciones superfluas incluso las operaciones, muchas veces solo diagnósticas, se suceden y todo ello repercute en la marcha de los hospitales y en la vida y el bolsillo de los enfermos. Ejemplos de ello son las tasas altísimas de cesáreas o la aplicación de tratamientos costosos e inhumanos a enfermos cancerosos prácticamente desahuciados. Casi recuerda al código de Hamurabi de 2000 años antes de Cristo que condenaba al cirujano cuyo paciente moría a que le fuesen cortadas las manos, o el código visigótico que ante la misma triste situación entregaba al cirujano a los familiares para que hiciesen de él lo que quisieran. El Profesor Parrilla ha hecho hincapié en la especialización y subespecialización como una característica de la cirugía actual. ¿Qué papel juega la Cirugía general? El American Board of Surgery define al cirujano general como conocedor de los siguientes aspectos: Cirugía digestiva y de la pared abdominal, de la mama, vascular periférico, endocrinología, traumatológica, y cabeza y cuello. Es evidente que en cada uno de esos aspectos hay hoy especialistas. Smith en un editorial del Archives of Surgery de 1981 señala que hay que distinguir entre cirugía y cirujano general. A la cirugía general le corresponde el conocimiento de los aspectos básicos de la cirugía, shock, heridas, sepsis, nutrición 108


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parenteral, balance electrolítico, etc. Al cirujano general le corresponden dos misiones, la del cirujano primario de las enfermedades quirúrgicas resolviendo los casos que domine y orientando los otros, y una segunda misión académica en la formación universitaria y la coordinación de las especialidades a modo de integración, valorando el conjunto de la enfermedad y no pequeñas parcelas de la misma estudiadas por especialistas. Respecto al futuro de la cirugía, es indudablemente arriesgado el predecirlo. En un primer período los objetivos eran principalmente la exéresis, es la época de los Pean, Doyen, Billroth, Kocher, Halsted, etc. Todavía el cirujano era el sumo sacerdote del quirófano. Posteriormente la cirugía, como tan claramente nos ha señalado Pascual Parrilla, se hace funcional y reparadora, se trabaja en equipo, las metas son la cirugía a corazón abierto, los injertos vasculares y los trasplantes de órganos. Estos, que fueron los objetivos de la cirugía de los años 40, ya se han alcanzando. Los progresos de la farmacoterapia, radioterapia, etc., hacen innecesarias muchas intervenciones, de ahí que el campo de la cirugía se reduzca aunque evidentemente aparezcan horizontes nuevos. Es famosa la frase de Doderlein al saludar a Wertheim en el congreso de ginecólogos de Dresde de 1913: “Querido Wertheim, le saludo como un personaje histórico, pues su operación ha pasado a la historia al poderse tratar el cáncer de útero con las radiaciones”. Es evidente que la operación de Wertheim aún se sigue realizando con éxito y que tiene sus indicaciones pero que el diagnóstico precoz de los cánceres y los progresos en las radiaciones han disminuido mucho las mismas. Meade en su famoso libro de Introducción a la Historia de la Cirugía general (1968) nos dice que llegará el día en que la cirugía se limitará al tratamiento del trauma y la corrección de las malformaciones congénitas, si bien estas últimas podrán prevenirse. Uno de los puntos en que el Profesor Parrilla ha hecho más énfasis, ha sido el de las relaciones entre filosofía y ciencia en el caso de la Cirugía. Desde que podemos medir, reproducir en condiciones de experimentación y sacar unas conclusiones, la cirugía ya no es mera especulación del espíritu sino que se convierte evidentemente en una ciencia de la naturaleza. Conocemos cada vez mejor la enfermedad en todos sus aspectos etiológicos, diagnósticos, o terapéuticos y por ello también el cirujano se hace más técnico en el verdadero sentido Aristotélico de la palabra, puesto que sabe porqué hace lo que hace. Sin embargo las tinieblas que todavía quedan por iluminar son incontables, no podemos conocer y curar todas las enfermedades o nos surgen complicaciones imprevistas. Entonces el cirujano debe reconocer humildemente su importancia y sin embargo las palabras de Diego Velasco pronunciadas hace muchos años con motivo de la inauguración del Colegio de Cirujanos cobran realidad: “Un cirujano instruido y capaz de explicarse como conviene, sabrá manejar el ánimo de su enfermo, resolver, sus dudas, disipar sus temores, restablecer la tranquilidad en su imaginación, persuadirlo y finalmente inspirarle la confianza que es uno de los mas grandes remedios”. Es entonces cuando es preciso anteponer a los valores teóricos los valores éticos, sin incurrir en charlatanería ni en seudocientifismo. Cuando Freiedrich Schauta, otro de los grandes cirujanos ginecológicos vieneses, se despidió definitivamente de sus alumnos en 1903 les decía: “Muchos casos se han curado, se han ido y de ellos guardamos el agradecimiento de su número, que se suma al de los anteriores, pero otros casos operados no han tenido esa suerte, han entenebrecido nuestros libros y ésos, ésos siguen viviendo en nuestra mente para torturarla. Pusimos para curar a 109


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esas enfermedades el mismo deseo, la misma voluntad que en los casos afortunados e incluso a veces mucha más y para salvarlas hicimos cuanto pudimos. No lo logramos. Declaramos que la satisfacción que nos produjeran las primeras enfermas no ha sido compensada por el dolor que nos causan las últimas, nuestro único consuelo lo encontramos en la enseñanza que nos dejan, pues los fracasos son nuestros más enérgicos incentivos”. Es el terrible dolor del cirujano al no poder siempre resolver el mal de ese enfermo que le ha dado su confianza. Sin embargo debe seguir ayudándole, por eso son siempre vigentes los versos que en el inicio de la era antiséptica escribiera uno de sus grandes pioneros Oliver Wendell Holmes y que tan bellamente ha traducido otro gran cirujano y poeta, el profesor Piulachs: Cuando la pena y la angustia la escena invadan cada palabra con su tono de voz cada movimiento y cada mirada deben demostrar a tu enfermo que tú le perteneces en cuerpo y alma. He dicho. Discursos publicados en Anales de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia- 1986

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EL DOCTOR PARRILLA VISTO A TRAVÉS DE LA PRENSA Y OTRAS PUBLICACIONES Los artículos sobre la figura de Pascual Parrilla son numerosos, por lo que se han seleccionado algunos.

Crónica firmada por el torrentino J. M Alejos sobre Pascual Parrilla, que fue publicada en abril de 1975 en la prensa valenciana.

EN TORRENTE Pascual Parrilla Paricio, el catedrático más joven de España Pascual Parrilla Paricio, doctorado en Medicina a los 21 años de edad, consiguió el pasado día 9, previa oposición, el título de catedrático de medicina quirúrgica, cuando cuenta en la actualidad 29 años de edad, por lo que se puede deducir que es la persona más joven de España que cuenta con una cátedra. La historia es sencilla pero llena de sacrificio y abnegación en el campo de la medicina. Al terminar la carrera en la Facultad de Medicina de Valencia, se doctoró en la ciudad de Bolonia, a donde llegó gracias a una beca conseguida en sólo cinco meses de estudio: prueba evidente de interés y dedicación. Una vez terminado el doctorado, se presenta a oposición para la plaza de profesor adjunto en el Hospital Clínico de la Facultad de Medicina de Valencia, prueba que superó y desde entonces trabaja, incansablemente, en el campo de la cirugía, esfuerzo que resulta premiado al conseguir la meta deseada en su especialidad. Para Torrente es un orgullo hacer pública esta noticia.

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El 20 de febrero de 2006 se publicaba en EL PAÍS este artículo firmado por Milagros Pérez Oliva:

Pascual Parrilla: “es muy importante tener un espíritu crítico” Catedrático y jefe del departamento de cirugía del hospital universitario Virgen de la Arrixaca, de Murcia; director de la revista ‘Cirugía Española’, y presidente de la Comisión Nacional de Cirugía General y Aparato Digestivo. Él y su equipo lideran la producción científica, medida en factor de impacto, entre los servicios de cirugía general, con cientos de artículos publicados, entre ellos 30 en el ‘British Journal of Surgery’. ¿Qué tiene Murcia para que el servicio de cirugía del hospital Virgen de la Arrixaca pueda codearse con los mejores? Tiene a una eminencia que acabó la carrera de medicina a los 21 años y a los 29 se convirtió en el catedrático más joven de España. “Se puede contribuir a la ciencia y al progreso desde cualquier lugar”, sostiene. Pascual Parrilla (Torrent, 1945) ha dejado la impronta de su fuerte personalidad en todos los frentes en los que ha batallado. “Es muy importante tener un espíritu crítico, y se ha de cultivar especialmente cuando uno se está formando. Yo soy muy crítico con mis alumnos: prefiero ser crítico yo ahora con ellos a que luego lo sea la vida”. Hay dos actitudes profesionales que califica de patológicas: el inmovilismo y el esnobismo. “Es inmovilista aquel que opera bien, pero no arriesga ni está abierto a las innovaciones; el esnobista, en cuanto tiene noticia de una técnica nueva, la aplica en el primer enfermo que se le presenta, lo cual provoca no pocos fracasos que pagan los pacientes”. Nació en los años grises de la posguerra, en una familia obligada al silencio porque pertenecía al bando de los vencidos. Su padre militaba en Izquierda Republicana. La madre, de origen humilde, siempre tuvo muy claro que, en aquella España autoritaria y culturalmente castradora, “tener estudios” era la única palanca con la que sus dos hijos podrían apartar la pesada losa del clasismo. “Yo tenía mucho amor propio. Me di cuenta de que cuanto mejor estudiante era, más me respetaban”. A los 15 años ya estaba a las puertas de la universidad para hacer medicina. Su carrera fue fulgurante: 21 matrículas de honor y el premio extraordinario. “Medicina interna era la especialidad que más me atraía, pero me di cuenta de que el internista casi siempre se quedaba a mitad de camino; al final, el que resolvía era el cirujano”, cuenta. Entró de médico residente en el hospital Clínico de Valencia y allí conoció al que sería su maestro y mentor, Carlos Carbonell Antolí, “un hombre honesto, recto, del que todos los días tienes oportunidad de acordarte”. Le aconsejó que se preparara bien en todas las especialidades y que después se presentara a oposiciones de catedrático. Se preparó intensivamente, pero no tenía excesiva confianza en el sistema. Su maestro le tranquilizó: “Usted prepárese y no se preocupe, la gente ya se apartará”. No había cumplido aún 30 años cuando ganó la plaza de catedrático de Patología y Clínica Quirúrgica de Murcia, una ciudad que nunca había visitado. “Era en 1975 y me sentía el hombre más feliz del mundo”. Pero el aterrizaje tuvo sabor agridulce: tenía 11 jefes de servicio a su mando, todos mayores que él. “Me di cuenta de que había estudiado mucho, pero iba corto de bisturí”. Como la mayor inteligencia no suele estar reñida con la humildad, el catedrático más joven de España se puso la bata de ayudante y se dispuso a seguir aprendiendo, porque una cosa es 112


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tener poder y otra tener autoridad. Y él quería tener autoridad. “Por muy hábil que seas, por muy buenos resultados que tengas en el quirófano, si no eres capaz de sentarte en la cama del enfermo, tomarle la mano y comprender que lo que tú haces es lo más importante para esa persona, no serás un buen cirujano. El paciente te necesita, y tienes que demostrarle que le perteneces en cuerpo y alma”. Han pasado 30 años y sigue en Murcia al frente de un equipo de 20 cirujanos, muchos de ellos alumnos suyos, que además de clínica hacen investigación. En este tiempo ha revitalizado la Asociación Española de Cirujanos y ha tenido ofertas para ir a Madrid o Barcelona, que siempre ha rechazado. En Murcia tiene todo lo que desea. Ha creado un equipo y escuela. Los mejores de sus alumnos dicen de Pascual Parrilla lo que él decía de su maestro: que tienen muchos motivos para acordarse de él.

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En el Boletín Oficial de la Región de Murcia, número 126, del jueves, 3 de junio de 2010, se recoge lo siguiente:

Se concede la Medalla de Oro de la Región de Murcia al Dr. D. Pascual Parrilla Paricio 9865 Decreto nº 111/2010, de 28 de mayo, por el que se concede la Medalla de Oro de la Región de Murcia al Dr. D. Pascual Parrilla Paricio. El Consejo de Gobierno, en su sesión del día 23 de abril de 2010, a propuesta de la Consejería de Sanidad y Consumo y por iniciativa de un amplio colectivo de profesionales de la medicina murciana, adoptó el acuerdo de iniciar expediente para la concesión de la Medalla de Oro de la Región de Murcia al Dr. D. Pascual Parrilla Paricio. Mediante Decreto n.º 9/2010, de 23 de abril, de la Presidencia de la Comunidad Autónoma, se dispuso el nombramiento de Instructor del expediente, recayendo en la Titular de la Consejería de Sanidad y Consumo, doña M.ª Ángeles Palacios Sánchez. Se ha instruido el correspondiente expediente de conformidad con lo previsto en la Ley 7/1985, de 8 de noviembre, de honores, condecoraciones y distinciones de la Comunidad Autónoma de Murcia y en el Decreto Regional 25/1990, de 3 de mayo, que la desarrolla. En el expediente ha quedado debidamente acreditada la iniciativa de concesión de la Medalla de Oro de la Región de Murcia al Dr. D. Pascual Parrilla Paricio, en reconocimiento a la labor efectuada en el campo asistencial en el que ha impulsado la creación de la Unidad de Trasplante Hepático, la Unidad de Trasplante Pancreático, la Unidad de Cirugía Esofágica, etc., consiguiendo por sus resultados médicos y por su labor científica e investigadora tener el máximo reconocimiento a nivel nacional e internacional. En el aspecto académico, como Catedrático de Cirugía de la Universidad de Murcia, ha sido responsable de la formación quirúrgica de todos los profesionales que desde hace más de treinta años desarrollan su profesión en nuestra Comunidad Autónoma. Por otra parte, ha hecho realidad una extensa actividad científica e investigadora que ha dado lugar a que su servicio de cirugía sea dentro del país el que más producción científica ha publicado en revistas científicas nacionales e internacionales en temas tan importantes para la salud pública. El Dr. Parrilla encarna en su trayectoria profesional y humana los valores que lo distinguen como una persona que se ha entregado en cuerpo y alma al servicio de la salud pública murciana. En su virtud y de conformidad con lo previsto en el artículo 4 de la Ley Regional 7/1985 de 8 de noviembre, a propuesta de la Consejera de Sanidad y Consumo, en calidad de Instructora del expediente y previa deliberación del Consejo de Gobierno en su sesión del día 28 de mayo de 2010 dispongo: Conceder la Medalla de Oro de la Región de Murcia al Dr. D. Pascual Parrilla Paricio. Dado en Murcia a 28 de mayo de 2010. El Presidente, Ramón Luís Valcárcel Siso. La Consejera de Sanidad y Consumo, Mª Ángeles Palacios Sánchez.

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En el periódico digital laverdad.es de la Región de Murcia se publicó una entrevista el 6 de junio de 2010 firmada por Javier Pérez Parra de la que se ofrece lo siguiente:

Pascual Parrilla: “No olvido las batallas que he perdido” Pascual Parrilla llegó a Murcia en 1975 como profesor de la Facultad de Medicina y cirujano del Hospital Provincial. De ahí saltó a La Arrixaca como jefe de servicio de Cirugía General. Ha convertido a este servicio en una referencia en investigación, con más de 500 publicaciones científicas y un centenar de tesis doctorales. Ha creado unidades punteras como la de Cirugía Esofagogástrica. Fue el catedrático más joven de España. Es el máximo responsable del programa regional de trasplante hepático, que es referencia en todo el mundo con más de 850 trasplantes realizados. A Pascual Parrilla (Torrente, 1945) todo el mundo en La Arrixaca lo conoce como ‘el profesor’. No sólo porque ha dado clase a casi todos los cirujanos del servicio que dirige. También porque Parrilla es un sabio. Lo es en el sentido más clásico del término. Científico y humanista, amante de la conversación y la reflexión serena, abjura del griterío que nos rodea y del ejercicio arbitrario del poder. La Comunidad Autónoma acaba de premiar su trayectoria otorgándole la Medalla de Oro de la Región. En una entrevista que concedió hace ya años a este periódico todavía se acordaba del nombre de la primera persona a la que implantó un hígado. ¿Lo sigue recordando? Josefa. Claro que me acuerdo de Josefa. Me acuerdo del primer paciente, y del segundo, que era una mujer de Yecla, y del tercero, un hombre de Abanilla con el que luego estuvimos comiendo en su pueblo. Me acuerdo del cuarto, y del quinto… De los primeros no te olvidas nunca. Fueron muy importantes para nosotros. Sólo se trasplantaba en Madrid, Barcelona y Murcia, y era un reto muy importante. Lo que cuenta refleja una relación muy humana con los pacientes. La relación que tiene un cirujano con un enfermo es muy especial. El paciente no se está tomando una pastilla que le has recetado; que vaya mejor o peor depende de tus propias manos. Eso hace que cuando las cosas van mal padezcas mucho. Ha habido una hemorragia, se ha ido una sutura… Si algo caracteriza a la escuela de cirujanos que hemos formado aquí en Murcia es que todos tienen una relación especial con los pacientes porque todos me han visto a mí hacerlo. Lo digo siempre: «No entréis nunca a ver a un enfermo sin ver antes la historia y saber cómo se llama. Y cuando entréis lo llamáis por su nombre». Eso lo agradece mucho el paciente: que te sientes a su lado, le cojas la mano y le preguntes cómo ha pasado la noche. Donde muchas veces no llegamos con los recursos médicos hay que llegar con la palabra: atenderlos, consolarlos. Estamos hablando de que la mayoría de cirugía en el hospital es de enfermos muy graves, oncológicos. Es gente que está en la jungla, perdida, y se te agarra al brazo porque piensa que tú lo puedes salvar. Hay una responsabilidad muy grande. No podemos ser fríos. ¿Cómo se consigue, después de tantos años, no caer en cierta deshumanización? Cuando viene un enfermo y un médico empieza: «Mujer de 45 años con tal patología», yo digo: «Un momento. Cómo se llama, de dónde viene, cuántos hijos tiene, a qué se dedica». Antes de hablar con el paciente quiero saber quién es. Muchas veces se quedan pasmados, pero la historia clínica no se puede hacer de otra manera. Tienes que saber si es una persona optimista o pesimista, si es de los que creen que tienen la desgracia encima, tienes que conocer sus hábitos… Eso es básico para que el paciente gane confianza. Para mí es fundamental, 115


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porque si no, no sé ni cómo hablarle, cómo explicarle lo que tiene y lo que vamos a hacer. Porque dependiendo de cómo es él, las cosas hay que explicárselas de una u otra manera. Pero en toda profesión siempre hay cosas que se convierten en rutina. De esto no te puedes cansar. Te has de enganchar a los enfermos. Yo tengo cartas de agradecimiento a centenares, y todas dicen lo mismo: Estamos muy agradecidos de su habilidad técnica, pero sobre todo de su comportamiento, de como se ha portado con nosotros. Es que eso es fundamental. Pero eso tiene otra cara: las consecuencias psicológicas para el cirujano. Usted ha tenido muchos éxitos pero, ¿cómo asume la pérdida de un paciente? Cuando pierdes, cuando las cosas se tuercen y la escena está dominada por el pánico y la angustia, llegas a casa y tu mujer te dice: «Así no podemos seguir viviendo, no puedes llevar encima los dramas de todo el mundo». Pero es que no se puede ser buen médico de otra manera. No somos relojeros y no estamos montando ruedas de coche. Es así, sobre todo con el paciente oncológico, que es lo que aquí vemos. Cáncer de páncreas, cáncer de esófago, trasplantes. Son enfermos muy complejos. No sólo es la operación, luego hay que estar pendientes, revisarlos… La profesión es así. Hay momentos en que pierdes, pero también en muchos ganas, y el paciente te mira a los ojos y es muy reconfortante. A lo mejor has hecho una operación y está allí toda la familia y algo está saliendo mal. Les dices que no se preocupen, pero tú te vas a tu casa y no duermes. Padeces mucho pero, en fin, vivir no es sólo reírse. En definitiva, ha tenido que aprender a asumir las derrotas. Por supuesto. Es más, no me acuerdo de las cosas que han ido bien. Eso se me olvida. Lo que no se olvida es lo que ha ido mal, las batallas que has perdido siendo consciente de que ha sido por ti, porque no actuaste como debías y luego las cosas vienen ya mal dadas y no se puede solucionar. Otras veces, aunque hagas todo bien las cosas van mal porque surgen complicaciones. Hay situaciones en la batalla contra el cáncer que solucionas, y otras no. Las vas manteniendo, las vas alargando, pero al final la batalla termina. Hablemos ahora de los éxitos. La unidad de trasplante hepático es una referencia en toda España. El servicio de Cirugía es de referencia a nivel nacional porque está estructurado en unidades superespecializadas, y cada una de ellas ha alcanzado un nivel de excelencia importante. En este servicio hay por ejemplo una unidad de cirugía esofagogástrica, que hace que nos manden aquí los cánceres de esófago de toda la Región y de otras comunidades limítrofes. También hay unidades de cirugía endocrina (tiroides, etc), cirugía colorrectal, obesidad mórbida, trasplante de hígado y páncreas, cirugía de la mama… He conseguido que los cirujanos que trabajaban conmigo aceptaran dedicarse a un campo concreto. Eso supone una renuncia, pero yo les digo: «No te preocupes, en unos años serás un referente nacional en esto». Este fue probablemente el primer servicio de España que adoptó este esquema de superespecialización. De todo lo que ha conseguido, ¿qué le hace sentirse más orgulloso? Lo que más define a este departamento, lo que lo distingue de otros en España es, por una parte, la vocación investigadora. Hablo de investigación de nivel, de publicar en revistas de impacto. Se nos conoce, somos referencia internacional en muchos campos. Otro aspecto que nos define es esa relación especial médico-paciente de la que hablábamos antes. Otra, el nivel de la calidad asistencial. Aquí vienen a aprender residentes y médicos de casi todas partes de España. A usted, en el hospital, le llaman profesor. Aquí somos 27 cirujanos. De ellos, tres llegaron 116


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conmigo cuando vine de Valencia, y otros veintitrés son alumnos míos de aquí, de Murcia. Me conocieron cuando fui a darles clases. Les gustó la cirugía, hicieron el MIR, sacaron una muy buena nota, escogieron Cirugía y se quedaron. En ese sentido, somos una familia. Me da mucha satisfacción comprobar que son buenos profesionales científicamente, técnicamente, humanamente, que se les reconoce en todo el país, que están convencidos de que hay que hacer un departamento competitivo y potente. Hemos creado una escuela, un grupo muy importante. De mis alumnos hay ya tres catedráticos, y hay cinco o seis profesores titulares en la Universidad. Dicen que en algunas clases sus alumnos le han llegado a aplaudir. (sonríe) Eso fue el año pasado. A mí me gusta mucho dar clase. Ahora doy menos, voy a explicar los temas más frecuentes: apendicitis, abdomen agudo… Eso está en los libros, pero si a los chicos se lo cuenta una persona que tiene experiencia y se lo comunica bien, no se les olvida nunca. Cuando vas por ahí, te da mucho gusto que en otras ciudades te digan: «Yo estudié con usted, y no me he olvidado nunca de sus clases». En el Morales Meseguer hay un gran número de cirujanos que han sido residentes míos. He formado a más de 120 residentes de cirugía. Y alumnos en la Facultad, si empecé en el 75… No sé, ya he perdido la cuenta. ¿Cuántas veces ha entrado al quirófano a lo largo de su vida? Uff… Muchísimas. No lo sé. Unas 300 al año. Empecé con la residencia cuando tenía 22 años y tengo 64. Mire si han pasado años. Cuando abandona la mesa de operaciones, ¿qué cosas le preocupan del mundo que le rodea? Todo, me preocupa todo. Soy ciudadano. Aparte del fútbol, que es lo único que me distrae, me gusta el cine, me gusta leer, y procuro estar al día. Leo la prensa los fines de semana. Intento enterarme de cómo van las cosas. ¿Ve alguna patología grave en el panorama actual? Pintaba mejor esto después de la Transición. Todo era más constructivo. La oposición era más constructiva, tanto la que hacía la derecha como la que hacía la izquierda. No me gusta lo que veo, no me gusta la política de cuanto peor mejor. No hablo de unos o de otros, hablo de todos. Luego está la corrupción, que también afecta tanto a unos como a otros. Es un desencanto para la población. Creo que si tiene que haber dos Españas no debe ser la izquierda y la derecha, sino la España de los que trabajan y la de los que no trabajan, la de los honrados y la de quienes no son honrados. Ahí si me apunto, pero a una España de izquierdas y otra de derechas, no. La vida va enseñándole a uno muchas cosas. En las entrevistas que ha concedido le han preguntado si se considera usted un peso pesado de la sanidad regional. Siempre ha contestado que no, pero con esta medalla no sé si puede seguir negándolo. Yo lo que puedo decir es que soy un apasionado de mi profesión: de la enseñanza, de la investigación, de la asistencia y los enfermos. Llegué a Murcia muy joven, con 29 años, y me he dedicado a esto en cuerpo y alma. Eso pueden decirlo mi mujer y mis hijos. No tengo ningún poder, quizá sí autoridad moral porque ya son muchos años dando la cara. No me gusta ejercer poder; no me gusta gritar a un residente. También tengo que decir que todos los poderes políticos de Murcia me han respetado siempre, y me han ayudado.

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Importante noticia aparecida en el periódico El Independiente de Murcia el 1 de junio de 1988.

En La Verdad de Murcia, 25 años después del primer trasplante se publicaba esta foto acompañando a la noticia titulada ‘La Arrixaca alcanza los mil trasplantes de hígado’ y con este resaltado: ‘El cirujano Parrilla tranquiliza a la receptora del órgano […] momentos antes de iniciarse el trasplante. 8 de marzo de 2013. 118


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En el municipio de Caravaca de la Cruz el 9 de junio de 2010 se realizaba el Acto Institucional del Día de la Región de Murcia, en la conmemoración del XXVIII Aniversario del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, el periódico digital laopinióndemurcia.es, en junio de 2010 ofrecía el siguiente texto firmado por Manuel G. Tallón:

El doctor Parrilla reclama más investigadores para trabajar en los hospitales El jefe de cirugía general y digestiva de la Arrixaca asegura que “los familiares de los donantes merecen el premio que me han dado a mí”. Más investigadores básicos en los hospitales, trabajando codo con codo con los médicos”. Es, según indicó el doctor Pascual Parrilla Aparicio, jefe del servicio de cirugía general y digestiva y transplantes del hospital de la Arrixaca, “el reto principal” que se debe plantear la sanidad en su especialidad, “así como lograr la implementación de nuevas tecnologías en la investigación”. El doctor Parrilla, galardonado con la Medalla de Oro de la Región de Murcia por sus muchos años de servicio público, aceptó con agradecimiento dicha concesión. “Conseguir un reconocimiento a tu labor como el que hace la Comunidad Autónoma ayuda a seguir realizando esta tarea”, comentó al tiempo que decía que a sus 64 años todavía le queda “mucho por trabajar”. “Para ello me encuentro con fuerzas y con ganas”, añadió. Este médico valenciano, que lleva 35 años en la Región, recordó con agrado la creación de la unidad de transplante hepático en Murcia. “Fue en 1988 y entonces sólo la tenían Barcelona y Madrid”, dijo orgulloso y quiso hacer partícipe de su premio a “los familiares de los donantes, pues lo merecen igualmente”. En ese sentido destacó que Murcia “es una de las comunidades autónomas que donan más órganos en toda España”. Para el doctor Parrilla “hay tres señas de identidad que deben estar presentes siempre en un cirujano: la primera es que es un médico y se comporta como tal teniendo además la particularidad de que opera; la segunda es que tiene inquietud científica y ello contribuye al progreso de su campo; y la tercera y la más importante es que para un cirujano lo más importante es el enfermo muy por encima de su prestigio profesional”. Un gesto muy humano. El doctor Pascual Parrilla Aparicio, toda una eminencia en el campo de la cirugía general y digestiva y de los transplantes, aunque a él no le guste demasiado que se le reconozcan sus méritos, tuvo un gesto muy humano justo antes de entrar al teatro Thuillier de Caravaca de la Cruz, donde se celebró el acto institucional del Día de la Región. El médico compartió unos instantes con un joven con síndrome de down al que había operado y que se acercó, acompañado por un familiar, al lugar al que fueron llegando todos quienes participaron en el acto. Reconociéndole al instante, Pascual Parrilla dio un abrazo al chico y recordó ante los presentes cómo fue la intervención que en su día llevó a cabo, todo ello con mucho afecto. Ese mismo cariño fue el que mostró cuando se despidió de los presentes en el teatro. El doctor, quien fue el encargado de hablar en público en nombre de los premiados, lanzó un beso tras agradecer la concesión de estos galardones.

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PASCUAL PARRILLA PARICIO EN IMÁGENES

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Grupo de amigos torrentinos en la piscina. Pascual es el tercero de arriba empezando por la izquierda.

Pascual Parrilla, el segundo por la izquierda, en una foto de cuando hizo las milicias universitarias en Ronda. 122


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Foto de boda de Pascual Parrilla y Cristina Reverter.

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Esta fotografía es de la cena que el Ayuntamiento de Torrent organizó en el Hotel Lido de El Vedat de Torrent para celebrar que Pascual Parrilla Paricio había ganado las oposiciones a catedrático. En este acto de homenaje, el Ayuntamiento le obsequió con una caja de instrumental quirúrgico muy completa que le fue muy útil para hacer cirugía experimental con perros una vez en Murcia. Comenzando por la izquierda, vemos a su orgulloso padre acompañado por tres médicos muy famosos de Torrent: Francisco Roselló, su yerno José Morales, y Rogelio Baixauli a la derecha de la foto; en el cuarto lugar, sonriente y mirando a la cámara, está el profesor Carlos Carbonell Antolí. Mayo de 1975.

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Con el profesor. A. Benages en un Curso de Doctorado celebrado en Valencia, 1980.

Pascual Parrilla con su madre, Rosario Paricio.

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El cirujano Pascual Parrilla en el quirófano.

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Alegría en el equipo médico de Pascual Parrilla tras el primer trasplante hepático realizado en Murcia en mayo de 1988 (el primer trasplante de hígado se había realizado en Barcelona en 1984, y en Valencia se llevaba a cabo en 1991).

Celebración del trasplante hepático número 1.000 con los pacientes trasplantados en segundo, tercero y quinto lugar, 2013. 127


Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

Tras recibir el premio Corazón Solidario 2010 de la Asociación Murciana de Trasplantados.

Pascual Parrilla, jefe del Departamento de Cirugía, acompañado por Ricardo Robles, jefe de sección y coordinador de la Unidad de Cirugía Hepática del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, quien da las gracias a Torrent y a Valencia porque Parrilla esté en Murcia.

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Fotos cedidas por el diario La Verdad en las que se ve infundiendo ánimos a una paciente.

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En el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca dirige a un equipo de mรกs de cuarenta cirujanos, entre adjuntos y residentes.



Pascual Parrilla Paricio ––––––––––––––––––

Pascual Parrilla en una de sus interesantes y amenas exposiciones.

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Pascual Parrilla y Cristina Reverter rodeados de sus hijos Guillermo, Carlos y Cristina, y de sus nietos Claudia, Susana, Carolina y Carlos.

Los hermanos Parrilla Paricio en una celebración familiar.

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Los torrentinos Juan JosĂŠ y Pascual Parrilla Paricio fotografiados en Murcia. Noviembre de 2014.



EL PRESENTe LIBRo, homenaje a Pascual Parrilla Paricio, SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES DE GRÁFICAS ROYANES DE TORRENT en EL mes DE MARZO DE 2015




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