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Igualdad, por Arantxa Hernández
La vuelta al cole y la conciliación en tiempos de coronavirus
ARANTXA HERNÁNDEZ LACALLE
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La crisis sanitaria mundial derivada del Covid-19, además de amenazar la salud de las personas está teniendo graves consecuencias económicas y sociales. Una de estas últimas es que la conciliación de la vida laboral, personal y familiar es más difícil, sometiendo a una particular presión a las mujeres. La razón es que muchas actividades domésticas ya recaían más intensamente sobre nosotras antes de la pandemia, ya el reparto de tiempos de trabajo remunerado y no remunerado es en la actualidad desigual entre géneros (las mujeres dedican 85 minutos diarios más que los hombres a tareas domésticas y cuidado de familiares).
Partiendo de que la presencia de la mujer en el hogar familiar es mayor que la de los hombres y su mayor dedicación a las tareas de cuidado y educación de los hijos e hijas, el paso al ámbito doméstico del aprendizaje a distancia de los hijos y el teletrabajo de una parte importante de la población, redobla las presiones sobre las mujeres. Es necesario adoptar medidas en el ámbito privado y público para paliar las consecuencias de esa mayor presión sobre la conciliación, porque si no se hace, la situación tendrá consecuencias negativas sobre la salud de las mujeres y las relaciones familiares.
Hemos vivido un confinamiento total y muchas restricciones a otras actividades después del mismo, en particular las escolares, y es evidente que inciden de manera desigual sobre hombres y mujeres, planteando mayores retos a las condiciones de vida y el bienestar de ellas.
La necesidad de incrementar los cuidados a la familia como consecuencia de las cir
Mural en el colegio de Mendigorria
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cunstancias creadas por el Covid-19 supone una mayor dificultad para la conciliación del trabajo y la vida personal y familiar. Esta situación puede prolongarse en el tiempo y su gravedad puede constituir una oportunidad de replantear el actual reparto de las tareas de cuidado y el tiempo dedicado a la conciliación, y reorientar la economía de los cuidados hacia una mayor oferta de servicios profesionales.
Afrontar este reto de la conciliación de manera equilibrada, y prever que no tenga consecuencias negativas para la salud y el desarrollo profesional de las mujeres, es responsabilidad de las administraciones públicas, de agentes sociales, de las empresas, y también de los hombres.
La realidad es que, en esta “vuelta al cole” que viven las familias actualmente con incertidumbre y miedo, no se ha garantizado una conciliación totalmente efectiva entre el trabajo y la educación de nuestros hijos e hijas, ni la creación de medidas efectivas en caso de que tengan que aislarse por rebrote en un centro, porque las abuelas y los abuelos, la mayor población de riesgo, ya no es una opción.
Ha habido muchos meses para visibilizar un problema estructural, las trabas a la conciliación, alimentado por otro coyuntural, la pandemia de coronavirus. Los colegios son, a día de hoy, la principal herramienta para la conciliación y eso en un contexto de pandemia tiene evidentes limitaciones.
En definitiva, la conciliación es una asignatura pendiente y se ha evidenciado la falta de una previsión lógica y organizada de cara al regreso a las aulas en medio de una pandemia de este calibre. La situación epidemiológica manda, veremos a qué nos aboca.
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