Capítulo 7 presa

Page 1


Capítulo 7: Presa ―Y bien ―la miró con una sonrisa resplandeciente de maldad― ¿Qué piensas ahora de tu querido Artemis? ―No ha cambiado nada ―respondió luego de un breve silencio― Muchas gracias por contarme y cumplir con tu palabra, Aslan ―dijo poniéndose de pie― pero si eres cercano a Eleanor, me veo obligada a alejarme de ti ―acto seguido se dio vuelta para retirarse. ―Evans, espera ―la detuvo, pero Emilie hizo caso omiso a la petición del chico, desapareciendo del lugar. Si lo que le había dicho era verdad, podía comprender totalmente por qué la situación había radicado en lo que era ahora, sin embargo, Emilie quería creer en la inocencia de Artemis y en que él no haría algo tan infame. Y a la vez no podía preguntarle. Aquel día Emilie evitó hablar con su compañero durante las clases, y se retiró al final de éste para meditar respecto a todo. Por su parte, a Artemis la forma de actuar de la chica le resultaba realmente desagradable, y tenía muy claro que el culpable de todo ello el afamado Aslan. Cansado de la situación, y con el constate riesgo de perder a su amiga, Artemis decidió buscar aquella noche a Aslan en el comedor del internado de chicos. Tal como esperaba, lo encontró sentado comiendo en una mesa lejana, mirando por la ventana. Al llegar ahí, Artemis dio un golpe en la mesa para señalar su notable enojo. ― Zanahoria ―Lo saludó Aslan― ¿Qué quieres? ¿Te quedaste sin postre? ―No te hagas el simpático ―le enfrentó molesto Artemis― ¿Qué pretendes con Emilie? ―“¿Qué pretendo con Evans?” ―Repitió para sí mismo, pensando en qué responderle a Artemis― Pues, me gusta Evans, pretendo salir con ella, abrazarla, besarla, y quizás algo más ¿Contento? ―sonrió desafiante. ―¡Q-qué desagradable! Apenas la conoces y ya estás pensando esas cosas con ella ―Le llamó la atención avergonzado. ―¿No es lo mismo que hiciste tú con Eleanor y Alicia a la vez? ―dijo directamente― ya arruinaste la juventud de dos chicas ¿Para qué quieres arruinar la juventud de Evans también? ―cuestionó poniéndose de pie― Tu sabes que si no fuera por ti, Eleanor no estaría molestándola siempre...Además... ambos sabemos por qué Evans es tan especial para ti...―Acto seguido dio media vuelta y se retiró del comedor. Artemis se sentía frustrado por no poder siquiera defenderse ante tal declaración del chico. Por su parte, Aslan, quién había tenido que dejar su cena incompleta debido a la irrupción de Artemis, decidía ir a la parte trasera del edificio a sacar su estrés fumando un rato. Lo que no esperaba era encontrarse a la contraparte de Artemis, Eleanor, en el camino. ―Aslan ―lo detuvo la chica. ―Oh, vaya… ―suspiró de mal humor Aslan― ¿Ustedes se ponen de acuerdo o qué? ―¿“Ustedes”? ―repitió confundida― Estoy sola aquí.


― Olvídalo ¿A qué se debe el honor de tu visita? ― Vine a felicitarte ―Sonrió contenta― Durante la tarde, la babosa estuvo evitando a Artemis, se nota que le causaste una fuerte impresión. ―No te alegres ―La detuvo― estuvo conmigo en el almuerzo, y le conté sobre el incidente con Alicia, pero se enfadó y dijo que si era cercano a ti no volvería a buscarme. ― ¿Por qué tenías que hacer algo tan estúpido? ―le regañó Eleanor― ¡Era obvio que si le hablabas de mí, pensaría que somos cercanos! ― Tranquila, mujer ―la calmó enfadado― es cierto que ella quiere alejarse de mí, pero tuvo el mismo efecto hacia Artemis, así que es algo bueno ―Le sonrió― Se nota que Evans es una chica determinada, al igual que yo, ya verás que todo resulta como lo planeaste ―¡Tienes un mes, Aslan! ―le gritó―un mes para que Emilie y tu sean los mejores amigos de toda vida ¿Entendido? Sino, se acaba el trato ―Dicho esto, la chica se dio media vuelta para marcharse sigilosamente de ahí. Aslan estaba cansado, y entre las visitas de Eleanor y Artemis, había perdido absolutamente las ganas de todo, aquella noche solo quería dormir. La mañana del martes comenzó igual de fría que la anterior, pero a diferencia del lunes, la relación entre Artemis, Noemi y Emilie se había congelado. Por un lado, Noemi y Emilie se veían cada vez más cercanas, lo que hacía que Artemis se sintiera alejado y marginado por ellas. Al sonar el timbre, Emilie se veía inquieta, por lo que pidió la ayuda de Noemi. ―No-Noemi... ―La llamó tímidamente Emilie. ―Oh... Emilie ―respondió alegre Noemi― ¿Por qué de repente estás siendo tan dulce conmigo? ―¡Ven aquí! ―Cambio drásticamente su actitud Emilie, acercando a Noemi para hablarle en voz baja― Noemi... necesito ir al baño... pero no quiero salir de aquí y encontrarme con alguien indeseable...¿Podrías asomarte a ver que no esté ahí él? ―Claro, claro... ―respondió sonriente. ―Espera... de verdad entendiste a quién me refiero... ¿No? ―le preguntó descofiada Emilie. ―Sí, tranquila ―contestó mientras iba a asomarse a la puerta. En ese momento, Artemis miraba con suspicacia la extraña actitud de Emilie: no era propio de ella intimidarse de esa manera ni ser dulce con Noemi. ―Te sucede algo ¿Verdad? ―la increpó Artemis. ―N-no... claro que no... ―Respondió tensa. ―Basta ya... ¿Qué te pasa conmigo? ¿Por qué están Noemi y tu ignorándome? ―la miró serio― ¿Es por Aslan, no?


―¡Él no tiene nada que ver! ―contestó incómoda la chica, puesto que aún no estaba lista para enfrentarse a la situación. Por su parte, Noemi al asomarse a la puerta se encontró con el chico que Emilie quería evitar, Aslan. El joven, al ver que la amiga de Emilie se asomaba, le hizo una seña para que se acercase.

―Uhmmm ¿Aslan? ―preguntó contenta acercándose. ―Enana ―la saludó con tono serio― ¿Puedes llamar a Evans? Tengo que aclararle algo ―Si me llamas por mi nombre, y no "enana", quizás lo haga ―dijo notoriamente molesta Noemi, pero sin quitar la sonrisa de su cara― Mi nombre es Noemi, no lo olvides mocoso.


―¿Me llamaste mocoso? ―repitió Aslan molesto― Está bien, Noemi ―-dijo mirándola con una sonrisa forzada― ¿Me harás el favor? ―Jejejeje ―rió juguetona Noemi― Creo que a alguien le gusta Emilie ―acto seguido dio media vuelta y se dirigió al salón. Pero antes de que Noemi llegara la puerta del salón, apareció Artemis trayendo a Emilie desde la muñeca. ―¡Hablaremos en un lugar más tranquilo! ¿Te parece? ―intentaba convencer a la Emilie, pero al voltearse al ver a Noemi frente a él, notó que un poco más lejos de ellos se encontraba Aslan esperando. ―¡Artemis! ―Exclamó Emilie nerviosa― ¡No tenemos nada que...! ―detuvo su habla al ver que ahí estaba Aslan― ¡Noemi! ―la regañó enfadada. ―¡Lo siento! ―rió guiñando un ojo― ¡Pero tú sabes que soy una justiciera del amor! ―¿Qué? ―increpó Artemis desde lejos a Aslan, sin soltar a Emilie― ¿Andas buscando algo? ―Vaya, Zanahoria ―dijo sonriente Aslan mientras se acercaba a ellos― ¿Por qué me preguntas algo tan evidente? Vine por Evans, y creo que ella estaba por decir que no quiere hablar contigo. ―Eh... ¿Yo? ―se paralizó Emilie al ver que tendría que escoger con cuál de los dos hablar. Desesperada, Emilie miró con cara de auxilio a Noemi, quién le sonrió y escapó del lugar. ―Emilie tampoco tiene nada de qué hablar contigo, pitufo ―Dijo Artemis al tiempo que hacia notar la diferencia de estatura entre Aslan y él, e intentaba avanzar para cortar la conversación. ―Espera ―Ordenó Aslan enojado mientras detenía del brazo a Artemis― Claro que tengo algo de qué hablar con Evans ―sonrió― Me gusta ella, creo habertelo dicho ayer, y no es una conversación que tú debas interrumpir. ―A-Artemis... ―habló despacio Emilie― Creo que después de todo tengo que hablar algo con Aslan ―-dijo al tiempo que lograba zafarse de la mano de Artemis que la sostenía. Luego de esto, Emilie dio media vuelta y mirando a Aslan le indicó que la siguiera. Artemis estaba impresionado al ver que la chica habia preferido irse antes de permanecer con él. Al marcharse, Aslan le sacó la lengua en gesto de burla. ―No puedo creerlo.... ¡Maldito cabrón! ―resongó frustrado Artemis. ―Jejejeje ―rió Noemi tras de él― tu sabes... la batalla del amor es también una guerra. ―Parece que tu no entiendes que a Aslan no le gusta en verdad Emilie ―la miró cansado por su actitud― además, si es una guerra....¡Yo tengo el aliado más fuerte! ―¿Ah sí? ―preguntó dudosa Noemi, mientras observaba como Artemis se dirigía hacia el salón del segundo B. Por su parte, Emilie había caminado hasta el jardín central con Aslan sin cruzar palabra alguna. Una vez llegaron hasta donde se encontraba la banquita en la que se juntaba con Leo a hablar, Emilie se detuvo.


―Lamento haberte traído hasta aquí, Aslan. No tengo nada de qué hablar contigo, creo que te lo dejé claro ayer. ―Aunque digas eso, no es lo mismo para mi ―respondió al mismo tiempo Aslan― No quiero dejar de hablarte, ni dejar de verte ―ladeó ligeramente la cabeza ―Detesto a la gente insistente ―lo detuvo molesta al notar la clara intención de éste― cuando digo no, es no, y más aún a un amigo de Eleanor. ―No soy amigo de Eleanor ―le detuvo Aslan― y soy insistente contigo porque me gustas, Evans ¿Cómo puedo demostrartelo? ―No hay forma de que te crea ―le respondió aún más cortante Emilie― Jamás voy a creer en ti― agregó al tiempo que se volteaba para regresar a su salón. Sin embargo, antes de que Emilie pudiese alejarse, Aslan agarró su brazo y tirándo de él, la hizo girar sobre sí, quedándo frente a frente, muy cerca― ¿Qué te...? ―intentó quejarse Emilie, sin embargo al notar lo cerca que estaba del chico, ya no pudo hablar. El olor que envolvía a Aslan lo había notado desde que lo conoció el día anterior, pero esta vez pudo sentirlo de manera mucho más vívida. De igual manera pudo ver el rostro del chico desde más cerca, llegando a notar las leves ojeras que acompañaban sus ojos. Emilie estaba completamente avergonzada por la situación, al punto de no saber ni qué decir, ni cómo escaparse. ―Evans ―dijo Aslan acercando a la chica hacia él― déjame demostrártelo, haré mérito cada día desde hoy en adelante. ―S-suéltame.... ―habló en voz baja―....Por favor ―La chica se sentía paralizada ante la insistencia del muchacho ¿De verdad le gustaba? ¿Estaría siendo tonta si creía en él? Sólo había una cosa que Emilie no podía negar, y eso era que Aslan definitivamente era su tipo de chico. Fue entonces que se hoyó una voz llamándola, lo que hizo que la pareja se separara automáticamente. De entre los árboles aparecieron entonces Artemis y Leo. ―¡¡Emilie!! ¡Aquí estabas! ―corrió alegre Leo hasta ella, tomándola por el brazo. ―Y también estaba aquí el pitufo ―lo atacó Artemis― lástima que Leo y yo nos tengamos que llevar a Emilie ahora ―dijo al tiempo que la tomaba por el otro brazo y comenzaba a caminar al mismo tiempo que Leo. ―¡E-esperen! ―los detuvo Emilie sin éxito― ¡Aslan! ―lo llamó por última vez antes de ser arrastrada lejos de ahí, Aslan se quedó inmóvil mientras observaba a la distancia. Leo y Artemis se habían aliado para separarlos en cuanta ocasión pudiesen, y ya tenían todo un plan de acción acordado. Llevaron a Emilie hasta el salón del tercero A, dónde encontraron a Noemi, quién al ver completamente sonrojada la cara de la chica, se sorprendió enormemente. ―¡Emilie! ¿Qué sucedio? ―corrió preocupada hacia ella― ¿¡Qué le hicieron, cerdos!? ―enfrentó a Artemis y a Leo. ―La salvamos de ser una presa más de Aslan ―respondió Leo. ―Es cierto, estaría peor de no ser por nosotros ―confirmó Artemis


―Noemi... ¿podemos hablar un poco más lejos de estos dos? ―pidió Emilie llevándose a Noemi hasta el final de la sala, dónde le contó lo ocurrido con Aslan, y cómo se había congelado al sentirse tan cerca del chico. Ante la historia de Emilie, Noemi dió un chillido de emoción. ―¿De verdad ocurrió eso? ―chilló Noemi― ¿Y tu corazón latía muy rápido? ―A-así es... ―respondió sonrojada aún. ―¡Ah... pues! ―exclamó― no lo entiendo ―cambió el tono― ¿Te gusta él o no? ―¡No lo sé! ―respondió mirando hacia otro lado Emilie ―¿Y no quieres acercarte a él por miedo a que sea un amigo de Eleanor? además de que Artemis se está interponiendo... ―S-sí... ―respondió de la misma forma ―Creo que deberías darte la oportunidad de conocerlo ―respondió simplona Noemi― Si es un amigo de Eleanor, te darás cuenta, y si no lo es.... podrás salir con un chico que te gusta ¿Qué puedes perder? ―le sonrió― Además... puedes sacarle más información de la que crees si él trata de agradarte.... ―agregó guiñándole el ojo― Anda, no tengas miedo a intentarlo, Emilie ¡Tu sabes que yo estaré apoyándote! ―Uhm… ―meditó durante un momento, puesto que la idea de obtener más información y de boicotear a Eleanor se le hacía llamativa― Tienes razón ―asintió sorprendida por la inteligente conclusión de Noemi― ¡Muchas gracias por tu apoyo Noemi! ―exclamó contenta para luego cambiar su expresión a una de duda― El único problema ahora... serán ellos dos... -dijo al tiempo que miraba a Artemis y Leo. ―No te preocupes ―sonrió con malicia Noemi― ya estoy planificando cómo deshacernos de ellos dos. Durante todo aquel día, Emilie buscó el modo de volver a encontrarse con Aslan, sin embargo se le hizo imposible debido a que en las clases Artemis no le quitaba el ojo de encima, ni siquiera cuando necesitaba salir al baño, y durante los recesos, Leo la acompañaba a todas partes. Ante esto Noemi planificó un encuentro fortuito entre Aslan y Emilie durante la primera hora de clases del día miércoles. Ella misma se había encargado de citar a Aslan fuera de su salón el miércoles a eso de las 9:10 AM. Por su parte Emilie salió de la clase con la excusa de una “emergencia femenina”, haciendo que Artemis se sintiera tan incómodo que no quisera seguirla. Al salir del salón, Emilie divisó de inmediato a Aslan a unos cuantos metros. Se le acercó seria y manteniendo fria su cabeza, pues no quería volver a mostrarse débil. ―Evans ―la saludó contento― ¡De verdad viniste! nunca creí que me citarías con tu amiga enana. ―Un mes ―le dijo cortante― te doy un mes para que me convensas de que eres alguien en quién puedo confiar. Si es así, entonces te consideraré mi amigo ―acto seguido dio media vuelta y se marchó en dirección al baño.


―Vaya... ―suspiró entre cansado y decepcionado― entre Evans y la bruja de Eleanor no tengo descanso alguno... tendré que ingeniarmelas para hacer que confie en mi... ―agotado por la situación, Aslan dio media vuelta y entró a su salón. A lo largo de los siguientes días, Emilie siguió los planes de su amiga para encontrarse con Aslan, sin que Leo o Artemis los vieran. A pesar de eso, aquellos días fueron por mucho los más divertidos que había vivido en aquel instituto. Gracias a la confidencialidad que Noemi y ella tenían, ambas se habían vuelto más y más cercanas, compartiendo cada nueva experiencia, consejo o plan. A la vez, los encuentros fortuitos entre Aslan y Emilie comenzaron por sentirse más naturales, hasta que se hicieron más cortos para ambos. En un comienzo la conversación entre ellos no fluía, pero poco a poco la confidencialidad los hizo sentirse más cómodos entre ellos. Aslan comenzó ganándose la confianza de Emilie contándole de su pasado de delincuente, y de cómo tras quemar dos de las fábricas de su padre, él acabó encerrado en aquel instituto, aunque nunca le dio muchos detalles de sus motivos. A su vez, Emilie le contó de su pasado en otras escuela, y del acoso escolar del que había sido víctima, lo que le había llevado a formar esa personalidad arisca. Para Aslan, sentirse cómodo con una chica era extraño, él sabía que estaba haciendo todo eso por puro interés, pero a su vez, no podía negar que conversar con alguien igual de solitario y sereno que él, se le hacía confortable. Las dudas comenzaron a sembrarse de manera silenciosa en su interior, casi sin notarlas. Y a su vez, poco a poco las ansias de continuar la conversación pasada con Emilie comenzaron a hacerse presente. Día tras día, quería volver a verla en sus encuentros secretos, puesto que con ella podía hablar sin tapujos, sin prejuicios o eufemismos, tal como Emilie hacía lo mismo con él. Cierto día en que se encontraban entre los arbustos conversando acerca de las clases, oyeron peligrosamente cerca a Leo. La voz del chico delató que Artemis también estaba cerca, lo que llevó que tanto Emilie como Aslan contuvieran la respiración en un intento de pasar desapercibidos. La chica a su vez, se acercó inesperadamente hasta él para ocultarse mejor. Cuando dejaron de oír a Leo, soltaron un suspiro, que erradicó en una leve respiración entrecortada por el apabullante pulso acelerado. Aslan sabía que la sorpresa de que la muchacha se le acercara de repente lo había sobresaltado ¿Estaría confiando en él finalmente? Al mirar el rostro de la chica, pudo notar el leve rubor en sus mejillas, y como sus ojos lo miraban más abiertos de lo normal. Ya no había vuelta atrás, y Aslan estuvo dispuesto a dar un paso en falso, confiarle a Emilie su secreto mejor guardo: Fuera de la escuela tenía una hermana melliza esperando por él, y ella era el motivo que movía todas sus acciones.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.