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Quiebras y concursos: aumenta la morosidad en los bancos

SISTEMA FINANCIERO

Crisis del sector privado

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Las entidades están focalizadas en la gestión de cobranza y refinanciación de los préstamos ante la caída del nivel de actividad y por la esperada presentación de cierres de empresas. La regulación sobre los bancos es clave.

Opinan:

Sebastián Morazzo - Marcos Bazán Raúl Aguirre Saravia

La mora es la vedette del año”. Así resumen en el sector bancario el efecto negativo sobre su cartera crediticia que tendrá la andanada de concursos y quiebras que se espera para cuando abra la Justicia. El motivo es la caída de la actividad que generaron la pandemia y la cuarentena. Entre las entidades ya se habla de un deterioro de la calidad de la cartera que podría alcanzar un piso de 30% de incobrabilidad a fin de año.

También es la razón del cuidado que tuvieron los bancos al otorgar los créditos subsidiados al 24% de tasa de interés que promovió el gobierno al inicio de la cuarentena. Y por la que se planean programas de refinanciación para las empresas que accedieron a esos créditos, ya que las entidades saben que será difícil cobrarlos. Además, se han creado comités de crisis para manejar la mora y muchos ejecutivos comerciales pasaron a los equipos de mora para volcarse a rescatar los créditos otorgados en vez de colocar nuevos.

Para el momento que termine la feria judicial extraordinaria, se prevé que se multipliquen las presentaciones de concursos y quiebras que hoy están latentes. La política también prevé una situación delicada, por lo que ya existen once proyectos de ley presentados en el Congreso para flexibilizar la ley de concursos y quiebras debido a la pandemia.

Sebastián Morazzo, socio de PwC, opinó: “En concursos y quiebras ya se venía dando un crecimiento al menos desde 2016 y seguramente se va a acentuar en el segundo

semestre de este año”. Y puntualizó: “Obviamente estamos viendo una caída muy significativa del nivel de actividad que difiere según el sector del que se trate. Los más afectados son el turismo, la hotelería, el entretenimiento, la construcción, la industria automotriz, metalúrgica, textil, las empresas de electrodomésticos y el comercio en general. Todos los sectores se vieron afectados, pero algunos más que otros”.

Mientras tanto, Marcos Bazán, socio de Deloitte, añadió: “La cartera más castigada es la de comerciales asimilable a consumo. Pequeños comercios y empresas de hasta 20 o 30 personas. Es la zona más castigada porque tiene menos manejo financiero”.

La máxima entidad monetaria tomó una serie de medidas para impulsar el crédito barato y su acceso, como flexibilizar la gestión de cheques rechazados y las cuentas asociadas, y canceló los intereses punitorios y la refinanciación de saldos impagos. Sin embargo, las empresas no observan acceso al crédito bancario y muchas se financian con sueldos, proveedores y ahorros propios.

“La situación económica y financiera y el riesgo de cesaciones de pagos de las distintas empresas han encarecido y restringido significativamente el crédito bancario”, dijo Raúl Aguirre Saravia, socio del estudio Aguirre Saravia & Gebhardt. “Hoy todos los bancos, públicos o privados, exigen balances perfectos, garantías de directores, cesiones de facturas, cheques, warrants para cubrir los posibles incumplimientos. La realidad es que existe una recesión desde hace dos o tres años que se agudizó con esta pandemia que frenó toda la economía”.

Según agregó Aguirre Saravia, los bancos también están tomando sus prevenciones para el otorgamiento de un préstamo, porque cualquier garantía extra que exijan cuando el solicitante se encuentra en serias dificultades económicas puede estar, en caso de quiebra, incluida en el período de sospecha, ser revocada por el juez y, en consecuencia, el crédito queda como quirografario sin el privilegio que lo protegía.

“Las consultas por situaciones de empresas complicadas se han incrementado muchísimo en este período, en el que algunas actividades han sufrido la parálisis en forma más pronunciada. Rubros como el hotelero, las agencias de turismo, inmobiliarias, restaurantes hoy no tienen ninguna posibilidad de subsistir en la forma que lo hacían antes de la pandemia de COVID-19”, dijo Aguirre Saravia.

Pero el abogado consideró que “hay que ir buscando soluciones ingeniosas distintas, que en algunos casos van a necesitar regulación legal expresa”. Se refiere, por ejemplo, a que un proveedor pueda capitalizar el crédito en la sociedad de un deudor en vez de pedirle la quiebra. O que una empresa contrate a los empleados suspendidos de otra sociedad. “Esta situación económica financiera que se vive es tan gravosa que hace que los proveedores no sean tan exigentes al momento de cobrar sus créditos. El acreedor tiene dos problemas: cobrar la deuda y seguir trabajando”.

Impacto en los bancos

Esta pandemia sólo profundizará la recesión que ya viene impactando en la cartera de los bancos. La irregularidad del sector privado subió al 5,3% en marzo pasado desde el 4% que había registrado en marzo del año pasado. Con sólo diez días de cuarentena, desde el 20 de marzo, la suba en la morosidad se verificó en las empresas: 7,5% desde 3,9% del mismo mes del año pasado. Las familias, en cambio, redujeron su irregularidad a 3,1% desde 4,5%.

“En el sector financiero, desde mediados de 2018 se ve un crecimiento de la morosidad de los créditos, sobre todo en el segmento de empresas. La expectativa es que la irregularidad de estos créditos continúe aumentando”, dijo Morazzo. Y luego opinó sobre el impacto que tendrá en el sistema financiero: “Lo que se observa es un crecimiento de la irregularidad, pero en un contexto en que el sector bancario tiene carteras crediticias diversificadas, elevadas coberturas de previsiones y baja exposición al sector público. Y no vemos un impacto negativo en el funcionamiento del sector financiero, más allá de que vemos un impacto en la rentabilidad, porque opera con niveles elevados de solvencia y liquidez”.

Según el Informe sobre bancos del BCRA, a marzo el previsionamiento total – atribuible a la cartera en situación regular e irregular– fue equivalente al saldo de la cartera irregular – 81% al considerar sólo las previsiones estimadas sobre la cartera irregular–.

Luego, los bancos entregaron 325.822,9 millones de pesos en créditos a tasa máxima del 24% para micro, pequeñas y medianas empresas y los créditos a tasa 0% para monotributistas y autónomos desde el inicio de la cuarentena al 24 de junio pasado. Si bien el BCRA liberó encajes, stock de Leliq y otorgó garantías estatales para subsidiar los costos, luego elevó las tasas de los plazos fijos por encima del costo subsidiado de los créditos.

Morazzo lo explicó de esta manera: “Los “Obviamente estamos viendo una caída muy significativa del nivel de actividad que difiere según el sector de que se trate. Los más afectados son el turismo, la hotelería, el entretenimiento, la construcción, la industria automotriz, metalúrgica, textil, las empresas de electrodomésticos y el comercio en general.”

“La pandemia es una guerra compleja en la que habrá heridos y daños colaterales. A nivel sistémico, los bancos saben que habrá heridos, que tienen que curarlos para no dejarlos morir y poner de su parte: plazo, refinanciación y alternativas que den aire a las empresas para repagar después.”

bancos vienen aumentado la cobertura a medida que aumenta la cartera irregular. Están constituyendo más previsiones para cubrir la irregularidad ya cierta y anticiparse a alguna variable a producirse hacia adelante. Esto implica un mayor cargo por incobrabilidad y la rentabilidad que los bancos obtengan se verá afectada por el cargo por incobrabilidad y estará reflejado en los balances de los bancos de fin de año”.

En ese sentido, el especialista detalló que hoy el nivel de previsiones que tienen es una cobertura alta y seguirán constituyendo más sobre la marcha, a medida que haya más claridad sobre cómo avanza la situación. Según él, lo que proponen los reguladores del exterior para hacer las previsiones que hacen los bancos es que se empiecen a considerar los efectos de la pandemia, pero sin que eso implique sobrerreaccionar en la constitución de previsiones, porque puede ser contractivo para dar crédito justo cuando el sector privado necesita asistencia.

Administración de los préstamos

Si bien la caída del PBI este año puede ser superior a la de 2001, el impacto en los balances de los bancos podría amortiguarse. “La regulación es enorme para los bancos desde 2008. En la Argentina, la forma de ajustarse era a la baja, prestar menos, en actividades seguras, por eso el volumen es más chico. Se buscaba que el sistema tuviera muy buena calidad crediticia y a corto plazo, y esa combinación hizo que se hiciera chico y ahora tenga mejor respuesta por la situación”, dijo Bazán.

Como consecuencia, hoy hay mucho capital propio dando vuelta o de proveedores, más que deuda del sistema financiero. “Obviamente se frenó la cadena de pagos, pero no se quebró del todo. Entonces se siente en la transaccionalidad, bajó todo el volumen en definitiva. A nivel del sistema financiero, comparado con 2001 la situación es totalmente distinta por la poca inserción del sistema bancario en la economía”, agregó Marcos Bazán. Además, porque se anuló el descalce de monedas.

Para los deudores atrapados en el sistema bancario, Bazán prevé una refinanciación a nivel macro para perdonar los vencimientos de las empresas. “Una gran moratoria o refinanciación de este stock con alguna compensación del Estado que se le dé a los bancos. Como se hizo con las tarjetas de crédito o cheques al principio, porque se pensaba que la cuarentena iba a ser corta. Ahora que es más larga, se necesita un programa de reconversión de activos en mora por el stock acumulado”, opinó.

Por lo pronto, las entidades están dedicadas a la cobranza y tratan de cuidar a los clientes que se retrasan. “Los bancos apuestan a cobrar su deuda. El primero que llegue a la billetera va a cobrar, por eso se hacen acciones preventivas. La gestión de la cobranza es sofisticada, por eso la mora no subió tanto”, dijo Bazán. Y explicó: “El sistema argentino está preparado en acciones de cobranza, incluso para empresas: la tecnificación de la gestión de cobranzas, el uso de datos y de acciones preventivas en general se estuvieron actualizando en los últimos diez años. Por eso la situación de la mora no es tan dramática”.

La paradoja es que en el segmento de consumo y en las compañías financieras están en situación compleja porque la cobranza las dejó en situación de liquidez, pero sin poder recolocar los recursos. En tanto, los oficiales de crédito buscan soluciones transitorias para aliviar el pago de cheques rechazados.

“El común denominador es volver a levantarse. Con un concurso es más difícil. La pandemia es una guerra compleja en la que habrá heridos y daños colaterales. A nivel sistémico, los bancos saben que habrá heridos, que tienen que curarlos para no dejarlos morir y poner de su parte: plazo, refinanciación y alternativas que den aire a las empresas para repagar después. A la larga, sigue siendo negocio para el banco cobrar en más tiempo que no cobrarle. Los planes de refinanciación se están trabajando para dar plazo”, comparó Bazán.

Todavía resta transitar un tercer trimestre de decisiones económicas. Para los últimos tres meses del año, los bancos esperan una catarata de normas del Banco Central que suavicen la forma de contabilizar estas pérdidas en los balances.

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