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LAILA FARINOLA

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Dalmazzo

Dalmazzo

LAILA FARINOLA

POR SEBBA GUALDA

Desde Villa Gesell, Laila canta con frescura sobre paisajes melancólicos y una lírica suave e introspectiva de magia particular. Tiene 3 albumes en su haber y en vivo ha compartido escenario con músicxs como Iván Noble, Loli Molina, Palo Pandolfo. Próxima a presentarse en su primer gran teatro, hablamos de su proyecto y los caminos para hacerse un lugar en la industria sin traicionarse.

¿Cómo definirías tu propuesta artística?

Se trata de un proyecto solista, soy cantautora, mi proyecto lleva mi nombre.

Empecé a hacer canciones porque me generaba un estado de purificación y bienestar y de repente me empecé a meter en el mundo mágico de la composición donde encontré un universo súper grande.

¿Y en qué formato te movés en vivo?

A veces voy sola, guitarra y voz. Otras en forma de quinteto, donde la puesta en escena se enriquece mucho más, no sólo musicalmente sino también por lo visual porque me gusta acompañar la puesta con bailarines. Soy profe de danza contemporánea entonces todo lo que es la puesta escénica corporal significa un montón para mi y es algo que en mis shows está súper presente.

Tu último sencillo “No me contestan”, llama la atención por el tono sarcástico, distinto al resto de tu trabajo y ensaya una crítica a las dinámicas excluyentes de los espacios donde lxs musicxs exponen su arte…

Es una respuesta a ese sistema que ni siquiera se toma el laburo de intentar conectar con tu arte, sobre todo si venís del under, sos mujer y solista.

La canción - cuyo video estrenó recientemente- nació accidentalmente el año pasado, una tarde de invierno, donde por algún motivo los lugares donde quería tocar, donde necesitaba tocar, porque también es mi trabajo, no me contestaban. Surgió medio en chiste, lo compartí en redes sociales y tuvo una respuesta muy grande, entonces dije, bueno, acá hay algo. Siento que un montón nos sentimos identificadas con eso. Lanzar esta canción se me hizo un poco raro porque nunca había compuesto desde el humor, la crudeza y desde una letra tan real, tan carente de metáfora. Me gusta tener estos dos mundos, a veces escribo cosas que son muy existenciales y que tienen una poesía muy profunda y otras no, no me enrosco y lo que tengo que decir es como súper crudo.

Teniendo en cuenta estas formas que suele tener el sistema con lxs artistas emergentes, ¿qué cosas te planteas para hacerte un lugar en la industria?

La verdad es que me gustaría tener reciprocidad. Me gustaría que la industria tenga lugar para la diversidad. Siento que estamos transitando una crisis de ruido constante y no hay mucho espacio para estos proyectos que tal vez son más silenciosos o introspectivos que requieren de un público silencioso, de una escucha un poco más activa y atenta. Siento que la industria va más para las luces, estallidos y baile, ruido. Tal vez estaría bueno que haya un poquito de lugar para lo más sensible. Creo que no soy capaz de negociar y vender mi esencia con tal de encajar. Prefiero seguir siendo una chica del interior, aunque me encantaría poder encontrar un lugar un poquito más popular.

¿Estás atenta a la obra de otrxs artistas como referencia para construir tu propuesta?

La verdad es que siempre soy autorreferencial, o sea, no me gusta construir en base a la obra de otros. Soy una gran consumidora de artistas y de música nueva, de cantautores, de cantautoras, de libros de poesía, mi vida siempre estuvo rodeada y nutrida de arte en sus distintas disciplinas y eso me influye un montón, pero a la hora de componer siempre estoy mirando para adentro.

¿Qué música estuviste escuchando esta semana?

Es un momento de muchxs cantautorxs. Estoy escuchando mucho a Nana Arguen, que es una gran cantautora, Loli Molina, Rodrigo Carazo y acabo de descubrir a un cantautor que se llama Lautaro Matute, que me gustó mucho. Después siempre están los semidioses ahí: Spinetta, Charly, Björk y demás.

El próximo 30 de septiembre te presentás en el Teatro Municipal de Pinamar.

Si!, voy a hacer por primera vez un show en un teatro de estas dimensiones, con una capacidad para 300 personas y una puesta en escena con músicos invitados, bailarines y escenografía.

¿Cómo te imaginás media hora después de terminar el show?

Agotada y comiendo pizza con gente que quiero.

“No me contestan es una respuesta a ese sistema que ni siquiera se toma el laburo de intentar conectar con tu arte, sobre todo si venís del under, sos mujer y solista.”
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