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Tres hitos tecnológicos que
Nos acercamos al objetivo de lograr que las máquinas piensen por su cuenta, pero ¿estamos preparados para relacionarnos de tú a tú con una inteligencia artificial?
El famoso científico y escritor británico Arthur C. Clarke publicó en 1962 el libro Perfiles del futuro. En él planteaba ideas tan radicales como la posibilidad de una inteligencia artificial superior a la humana, la inmortalidad biológica y la colonización del espacio. Las esbozó cuando apenas se comenzaba a hablar de máquinas pensantes, hacía solo nueve años que se había descubierto la estructura de doble hélice del ADN y el programa Apolo arrancaba. La capacidad visionaria de Clarke era fascinante, como antes lo fue la del francés Julio Verne y la de su compatriota H. G. Wells, dos de los más grandes autores de ciencia ficción de la historia. Estos genios nos han demostrado que lo que hoy es pura fantasía mañana puede convertirse en ciencia. Y la realidad les está dando la razón.
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EL MUNDO ESTÁ CAMBIANDO A PASOS ACELERADOS GRACIAS A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS, que progresan exponencialmente, aunque los humanos sigamos pensando linealmente. El gran empresario y filántropo Bill Gates dice que “la mayoría de las personas sobrestiman lo que pueden hacer en un año y subestiman lo que pueden hacer en diez”. Pienso que en la próxima década veremos
Las tres leyes de Arthur C. Clarke
El autor británico, popular por historias de ciencia ficción como 2001. Una odisea espacial, dio a conocer estas tres normas en el ensayo Riesgos de la profecía: el fracaso de la imaginación, incluido en su libro de 1962 Perfiles del futuro. Han traspasado los límites de su obra –sobre todo la tercera, la más conocida– y se han convertido en la inspiración de científicos y desarrolladores de tecnología.
Primera ley. Cuando un científico eminente pero anciano afirma que algo es posible, es casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, muy probablemente se equivoca.
Segunda ley. La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá, hacia lo imposible.
Tercera ley. Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.
más cambios tecnológicos que en todo el siglo pasado, a partir de tres grandes revoluciones: la de la inteligencia artificial (IA), la de la inmortalidad y la espacial. Vamos con ellas.
EL DESAFÍO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
El científico estadounidense Marvin Minsky, famoso profesor del MIT y considerado uno de los padres fundadores del campo de la inteligencia artificial, es recordado por decir que “los robots heredarán la Tierra”. Pero con un matiz: según él, los robots seremos nosotros. De hecho, avanzamos exponencialmente en la integración entre humanos y máquinas. Los ordenadores, los teléfonos móviles y las tecnologías de la información y la comunicación están aumentando nuestra capacidad, complementándonos, mejorándonos.
Recuerdo mis primeros cursos de Informática en el MIT, cuatro décadas atrás, cuando aún usábamos las tarjetas perforadas de IBM, que contenían 1 kilobyte de memoria. Hoy tenemos pequeñas memorias flash USB que ya llegan a 1 terabyte, mil millones de veces más. Esta tendencia continúa y sigue fielmente la ley de Moore, basada en el descubrimiento de Gordon Moore, cofundador de Intel, quien en 1965 advirtió
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Arthur C. Clarke murió en 2008 en Sri Lanka, donde vivió desde 1956. Ese país asiático le dedicó en 1998 este sello que destacaba su perfil de visionario.
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2045: el año en que llegará la singularidad tecnológica
Aprincipios de siglo, el Departamento de Comercio estadounidense y la Fundación Nacional para la Ciencia de ese país publicaron el informe Tecnologías convergentes para mejorar el rendimiento humano. Este establecía que la nanotecnología, la biotecnología, las tecnologías de la información y la ciencia cognitiva eran disciplinas disruptivas capaces de unirse para transformar radicalmente nuestro mundo. El trabajo las reunió bajo el acrónimo NBIC (Nano-Bio-Info-Cogno), y auguraba que eran las ramas del conocimiento más importantes para el futuro de la humanidad.
Estos cuatro grandes saberes están convergiendo hacia lo que el inventor y científico Ray Kurzweil, cofundador de la Universidad de la Singularidad y director de Ingeniería de Google, llama la singularidad tecnológica, que se dará cuando la inteligencia artificial sobrepase la capacidad de la inteligencia humana. Según Kurzweil, eso sucederá alrededor del año 2045.
que los ordenadores duplicaban su capacidad computacional cada dos años o menos. El científico Ray Kurzweil, director de Ingeniería de Google, piensa que esta tendencia se agudiza, de acuerdo con lo que él llama ley del retorno acelerado. Esta sostiene que el progreso humano se mueve de forma exponencial y no lineal. De hecho, pronostica que el test de Turing se superará en 2029. Esta prueba diseñada por el científico británico Alan Turing a mitad del siglo XX examina la capacidad de una máquina para responder como un humano, de forma que no sepamos si nos estamos comunicando con una IA o con una persona. Al ritmo al que avanza la tecnología, es posible que esto ocurra incluso antes.
Por su parte, el emprendedor Elon Musk participa en el desarrollo de una inteligencia artificial amigable a través de la compañía sin ánimo de lucro Open AI y el proyecto Neuralink, basado en la creación de interfaces cerebro-máquina implantables. Según el magnate estadounidense de origen sudafricano, necesitamos conectar nuestros cerebros a internet para curar enfermedades mentales e incluso mejorar el órgano pensante. En un futuro cercano podremos enchufar nuestro neocórtex a un exocórtex que nos permitirá comunicarnos más rápido, con mayor precisión, con mayor ancho de banda y con una memoria casi ilimitada. Hay otras muchas empresas –desde pequeñas start–ups hasta colosos como Facebook– que incluso consideran que la telepatía será posible gracias a las futuras interfaces cerebrales, que además aumentarán nuestra capacidad cognitiva con IA. Esto cambiará a nuestra especie. No hay que temer a la inteligencia de las máquinas, pero sí a la estupidez humana.
A DOS PASOS DE LA INMORTALIDAD
Los cambios exponenciales afectan también a la medicina y la biología. La primera secuenciación del genoma humano se completó en 2003, el proyecto llevó trece años y costó 3000 millones de dólares. Hoy se hace por unos 100 dólares y se tarda veinticuatro horas. Los más optimistas piensan que en 2030 se logrará en un minuto y al coste de un dólar. ¿Imposible? El genoma humano tiene solo 3 GB de información biológica, así que los avances en procesamiento pueden lograrlo.
La secuencia del genoma está creando una disrupción en la medicina, pues ahora se puede considerar a la biología como un elemento digitalizable que sigue leyes similares a la de Moore o la de retornos acelerados de Kurzweil. Por eso, grandes empresas tecnológicas, como Amazon, Apple, Facebook, Google, IBM y Micro soft, invierten enormes sumas en el sector médico. Google ha creado una filial llamada Calico (California Life Company) con el objetivo de curar el envejecimiento, pues este –e incluso la muerte– pueden considerarse problemas técnicos que requieren soluciones técnicas. Mark Zuckerberg, cofundador y CEO de Facebook, y su esposa han anun ciado que donarán el 99% de su fortuna para curar todas las enfermedades, incluido el envejecimiento. IBM usa su IA Watson para diagnosticar el cáncer y otras dolencias, y Microsoft ha anunciado que se podrá vencer a este mal identificando las mutaciones genómicas de cada tumor gracias a la rápida y barata secuenciación del ADN.
EL ESTUDIO DEL CÁNCER ES ESENCIAL PARA NUES-
TRO INTENTO DE ALARGAR LA VIDA, pues a mediados del siglo pasado se descubrió que una línea de células cancerosas puede cultivarse en laboratorio constantemente, de forma que posea una suerte de inmortalidad. Esto se supo gracias a una muestra del tumor cervical de Henrietta Lacks, una estadounidense que murió a causa de ese cáncer en 1951, a los 31 años de edad. Sus células tumorales empezaron a cultivarse en el laboratorio y dieron lugar a un linaje que sigue usándose en la investigación: son las llamadas células HeLa (acrónimo de Henrietta Lacks), a las que muchos consideran inmortales. Por suerte, luego se ha descubierto que hay células buenas que comparten con las HeLA esa capacidad de no deteriorarse: son las espermatogonias y las oogonias, que se transforman en espermatozoides y óvulos, respectivamente.
También sabemos que existen microorganismos e incluso animales potencialmente inmortales, salvo que la falta de alimento o una agresión acaben con ellos. Por ejemplo, las bacterias pueden reproducirse indefinidamente si cuentan con recursos: nunca morirán de viejas. Es conocido el caso de las hidras –pequeños invertebrados de agua dulce– y de algunas medusas, que poseen la capacidad de ir reemplazando sus células viejas por otras nuevas. Algunas especies de la primeras pueden vivir hasta 1400 años si su entorno es favorable.
Es decir, que la inmortalidad biológica ya existe o sería posible en ciertas bacterias, células y hasta en algunos pequeños organismos. La ciencia busca descubrir cómo ha surgido esta característica en la naturaleza para replicarla. En los últimos años, hemos logrado con la manipulación de mecanismos biológicos casi duplicar la expectativa de vida de los ratones, cuadruplicar la de las moscas de la fruta y decuplicar la de los nematodos Caenorhabditis elegans.
¿Llegaremos a ser inmortales o a revertir el envejecimiento? En ese propósito será clave atajar el acortamiento de los telómeros, los extremos de los cromosomas –izquierda–, que disminuyen su longitud a medida que las células se van dividiendo. Cuando ese acortamiento ya es grande, el material genético se hace más inestable, lo que se relaciona con el deterioro celular (y corporal).
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Ilustración de naves Starship –ya hay un prototipo– de la empresa Space X estacionadas en una futura colonia en Marte. Elon Musk, dueño de esa compañía, planea poner humanos en el planeta rojo en esta misma década.
Avances científicos recientes acrecientan la esperanza de vencer al deterioro físico y la muerte. En 2009, Elizabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak compartieron el Premio Nobel de Medicina por descubrir la telomerasa, la enzima que agrega ADN a los telóme ros durante la duplicación celular. Los telómeros las partes finales de los cromosomas tienen como misión principal mantener la es tabilidad de estos, y su acortamiento estaría relacionado con la inca pacidad de las células para reproducirse y su muerte. Conocer cómo se forman y su estructura molecular es fundamental para desarro llar terapias contra el envejecimiento. En 2012, ese mismo galardón fue para el japonés Shinya Yamanaka, “por el descubrimiento de que células adultas pueden reprogramarse para convertirlas en pluripo tentes”, capaces de generar casi cualquier tipo de tejido.
LO QUE AVERIGUÓ ESTE INVESTIGADOR ES QUE RESULTA POSIBLE REJUVENECER
CÉLULAS, reprogramarlas y devolverlas a un estado anterior, lo que en teoría serviría para eliminar el envejecimiento. Bastaría con modi ficar unos pocos genes. Esta técnica de la reprogramación celular ya se ha usado para transformar células epiteliales en neuronas. Hace unos años habría parecido magia, hoy es ciencia.
Cada vez más personas consideramos el envejecimiento una en fermedad curable. En mi libro La muerte de la muerte expreso mi convicción de que podremos revertirlo como muy tarde en 2045. Kurzweil es más atrevido y afirma que en 2029 llegaremos a la ve locidad de escape de la longevidad (VE), a veces también conocida como matusaleridad o singularidad de Matusalén, que significa que por cada año que vivamos a partir de 2030 ganaremos otro año más de vida. Esto se desprende del continuo avance en las terapias génicas, los tratamientos con células madre, las inyecciones de telomerasa, la reprogramación celular y otras nuevas terapias. Sabemos que la inmortalidad biológica es posible, y la prueba es que ya existe en la naturaleza. Es una cuestión de tiempo que la alcancemos.
EL ESPACIO VUELVE A SER LA NUEVA FRONTERA
La industria espacial también crecerá exponencialmente en la década que empieza, de la mano tanto de la cooperación como de la competencia. Durante el siglo XX, la conquista del espacio se basó en la lucha por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, pero con la llegada del hombre a la Luna y el declive ruso las misiones disminuyeron en alcance y regularidad. Todo ha cambiado con la entrada en esce-
¿Cómo estaremos en 2030?
Quince especulaciones sobre nuestra vida de aquí a una década, basadas en los últimos avances tecnológicos y científicos. ¿Fantasías o posibilidades reales? La solución, en diez años.
1 Habrá internet gratis en todo el mundo, al menos para servicios básicos o de emergencia, gracias a nuevas redes de satélites artificiales. El internet interplanetario conectará la Tierra con la Luna, Marte y las estaciones y naves espaciales. 2 Los coches serán eléctricos y autónomos. Para evitar los accidentes, algunas ciudades se plantearán prohibir que conduzcan los seres humanos. 3 Los coches voladores circularán en ciertos entornos seguros, y habrá nuevos sistemas de transporte basados en el Hyperloop, un tren que se desplaza por tubos más rápido que un avión. 4 La energía solar será nuestra principal fuente energética, las renovables se generalizarán y habrá una producción masiva de baterías reciclables y a precios asequibles. 5 El crecimiento de la población mundial comenzará a estabilizarse al llegar a los 8500 millones de personas. 6 Habremos encontrado tratamientos efectivos para muchos tumores y tendremos vacunas para la malaria y el VIH. 7 La nanotecnología permitirá manejar materiales a nivel atómico y crear órganos con bioimpresoras 3D. Además reducirá drásticamente los costes de producción. 8 La mayoría de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU se habrán alcanzado y nos habremos acercado a la meta de eliminar la pobreza extrema. Disminuirá la brecha económica entre los países ricos y los pobres. 9 Algunos estados prohibirán el consumo de carne proveniente de animales, pues los cultivos de carne generada con células madre serán más baratos, éticos y ecológicos. 10 La computación cuántica comenzará con sus primeras aplicaciones comerciales, con equipos que alcanzarán niveles de procesamiento superiores al del cerebro humano. 11 El internet de las cosas será un recurso global: todo estará conectado con todo, todo el tiempo y en todo lugar, para todo el mundoque así lo desee. 12 Las nuevas redes 6G y las interfaces cerebro-máquina se unirán para permitir la conexión del cerebro directamente a la Red, lo queaumentará la capacidad del órgano. 13 Los drones y los robots acapararán cada vez más las tareas industriales y domésticas, y los trabajos peligrosos o repetitivos serán cosade máquinas. 14 Comenzarán a regularse las relaciones entre los humanos y las máquinas, y se declararán los primeros neuroderechos humanos, queprotegerán nuestros pensamientos de las posibles intromisionestecnológicas en el cerebro. 15 La realidad aumentada y la virtual permitirán crear mundos paralelos privados o compartidos con más personas.
La bioimpresión 3D asoma en el futuro cercano de la medicina. Ya se trabaja en proyectos que podrían desembocar en la impresión de órganos a la carta.
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na de más actores: la en hacer tal cosa. Aunque los planes puedan Unión Europea, Ja retrasarse, es obvio que la carrera espacial pón, China, la India y y seguirá a gran escala, pues Rusia y China países más pequeños s, también tienen a nuestro satélite en mente, como Israel, los Emira y el gigante asiático trabaja en su propia estos Árabes Unidos y Co orea tación espacial. del Sur. Por si fuera poco, grandes empresarios multimi ELON MUSK ASEGURA QUE SU COHETE STARSHIP llonarios se han unido o a la nueva LANZARÁ EN 2022 UNA PRIMERA misión con carcarrera espacial con p proyectos pro ga a Marte, y que los astronautas partirán pios de naves y cohete es. Por nombrar hacia allí en 2024. Parece poco probable, solo tres de los más conocidos: Elon pero no lo es que pisemos ese mundo a fiMusk, con su compañía Space X; Jeff Bezos (fundador y director nales de esta década. La NASA piensa que de Amazon), con su empresa Blue Origin; y Richard Branson, con con los nuevos telescopios espaciales poVirgin Galactic. dríamos identificar formas de vida en algu2020 supuso un punto de inflexión en esta renovada ambición. nos de los millones de exoplanetas que se Por primera vez, una compañía privada, Space X, llevó carga y as- estima que hay solo en nuestra galaxia. Y es tronautas a la Estación Espacial Internacional, una tarea reservada posible que descubramos indicios presenantes a esfuerzos estatales, como los transbordadores espaciales de tes o pasados de seres vivos –aunque sean la NASA y las lanzaderas rusas Soyuz. Tres misiones de exploración microorganismos– en el planeta rojo o en despegaron el pasado julio rumbo a Marte: la Mars 2020 de la NASA, lunas como Titán o Europa. Lo que descula Tianwen-1 de China, y la Al Amal de los Emiratos Árabes Unidos. bramos gracias a estas iniciativas cambiará En 2022 lo hará la iniciativa ruso-europea ExoMars, y Japón y la India nuestra visión de la Tierra, un pequeño plapreparan sus misiones para 2022 y 2024 respectivamente. La Luna ha neta en un pequeño sistema solar, en una vuelto al punto de mira: el programa Artemisa de la NASA pretende pequeña galaxia dentro de un enorme uniponer personas en el satélite en 2024; entre ellas, la primera mujer verso casi desconocido.
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COSMOLOGÍA
A partir del efecto que la presencia del Planeta Nueve parece ejercer en algunos cuerpos del Sistema Solar, el astrónomo Mike Brown ha calculado que multiplica por seis la masa de la Tierra y que se encuentra a unas quince veces la distancia a la que se halla Neptuno.
EN BUSCA DEL PLANETA PERDIDO
En 2016, Mike Brown, el astrónomo estadounidense que alentó que Plutón dejara de ser considerado un planeta, auguró matemáticamente la existencia de un nuevo mundo en el Sistema Solar: el llamado Planeta Nueve. Ahora, nos avanza que este podría ser hallado en los próximos tres años y que es muy probable que en el futuro nos topemos con el Diez, el Once y el Doce.
Texto de
MANUEL RUIZ RICO
Es como si la historia se repitiera, la historia de Urbain Le Verrier. El problema es que esta tiene dos finales muy distintos. En 1846, este astrónomo francés mostró unos cálculos matemáticos en los que predecía la existencia de un planeta más allá de Urano. La órbita de este último no cuadraba con lo esperado, y solo podía explicarse si se tenía en cuenta la influencia ejercida por otro cuerpo celeste desconocido. A partir de los datos de Le Verrier, otro astrónomo, el alemán Johann Gottfried Galle, logró captar un objeto desde el Observatorio de Berlín la noche del 23 al 24 de septiembre de ese mismo año. Era Neptuno, y fue la primera vez que un planeta se descubría antes sobre el papel que atisbándolo. Este es uno de los finales de la historia de Le Verrier. El final feliz. 170 años después, en 2016, Mike Brown, astrónomo del Instituto de Tecnología de California (Caltech), en Estados Unidos, y responsable de haber sacado a Plutón del catálogo de los planetas del Sistema Solar, publicó junto a su colega Konstantin Batygin un artículo en el que predijo la existencia de otro mundo en los confines de nuestro barrio galáctico. Para Brown era el único modo de explicar las órbitas de los objetos en el llamado cinturón de Kuiper, una región situada a más de 4500 millones de kilómetros del astro rey. Al igual que sucedió con Le Verrier, empezó una búsqueda, la del llamado Planeta Nueve. El tiempo se encargará de decirnos si con final feliz o no.
“Mi apuesta es que daremos con él antes de tres años”, vaticina Brown a MUY en una entrevista. Este ha trabajado intensamente desde la publicación de aquel primer ensayo para tratar de elucidar dónde se hallaría ese mundo y cuáles serían sus características.