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Muy sexual
mujeres en torno a sus propios genitales que no se da con tanta intensidad en los hombres”. Y añade: “Se ha reforzado la idea de la vulva como sucia, aparte de complicada, por lo que es fácil entender que no se incorpore el cunnilingus a las prácticas eróticas y, consecuentemente, se echen fichas en el casillero de la insatisfacción sexual femenina”.
No obstante, la legitimidad que reclama el cunnilingus no se logra convirtiendo a este en obligatorio. Tampoco debería serlo el coito o el resto de prácticas eróticas. Por eso es importante que se pueda hablar de ello quitando todos los mitos asociados y toda su mala prensa. Para que las personas con vulva, con buena información, puedan tomar decisiones libres.
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ESTA PRÁCTICA NO ES UNA NOVEDAD. CO-
MO EN CASI TODO, SI SE MIRAN otras épocas y culturas constataremos que siempre estuvo allí. Un ejemplo muy popular y que está recogido en la Crónica general del sexo oral (2013), de Miguel Ángel Almodóvar, es el de Wu Zetian, quien reinó en el siglo VII y que pasó a la historia por ser la única emperatriz china, pero también por exigir a los mandatarios que la visitaban que le practicasen sexo oral. Ahora bien, si este ejemplo es tan popular es porque no hay muchos más. Cosa distinta si se habla de felación: Agripina, Mesalina, Cleopatra... y así hasta llegar a Monica Lewinsky.
La historia en general –y la historia de la sexualidad en particular– está escrita por hombres; de ahí que el sesgo sea evidente. Nadal considera que esta brecha entre sexualidad masculina y femenina se refuerza a través de la socialización y los medios de comunicación: “Se da un trato discriminatorio, estereotipado y machista de la sexualidad femenina en los medios de comunicación que contribuye a reproducir las relaciones no equitativas de género”.
Volviendo al cunnilingus, resulta que, en los medios de comunicación o en el porno, pocas veces aquel es realizado por un hombre. Con la felación ocurre lo contrario: siempre la lleban a cabo ellas. De hecho, la investigación de Nadal Representación cultural del cunnilingus (2019) concluye que “en el mundo audiovisual se presenta con mucha más frecuencia a las mujeres gozando de realizar sexo oral que a los hombres, tanto felaciones como cunnilingus; además se repite, con frecuencia, la idea de que el hombre realiza muy mal el sexo oral a las mujeres, lo que entronca con la queja estas últimas de no haber recibido sexo oral nunca o de no haber disfrutado con él. Sin embargo, nunca se duda de la capacidad femenina para realizar el sexo oral”.
La última Encuesta Nacional de Salud Sexual (2009), comandada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, apunta en esta misma dirección. Un 38% de los hombres encuestados afirmó que recibió sexo oral en el último año; el porcentaje bajaba a un 28,7% en el caso de las mujeres. La felación está en el imaginario de una relación erótica, pero no lo está el cunnilingus o, al menos, no de la misma manera. Urge por consiguiente cambiar este esquema. La única realidad posible debería ser: dos personas, ambas deseables y deseantes y con las mismas habilidades y la misma legitimidad. Por eso es preciso manejar la misma información y gozar de la misma libertad.
Afortunadamente las cosas están cambiando. La importancia de la sexualidad de las mujeres, de sus cuerpos, genitales y placeres, está ganando el espacio que le corresponde. Poco a poco, el silencio que rodea a las vulvas se va rompiendo, y proyectos como The Vulva Gallery, de la ilustradora holandesa Hilde Atalanta –@the.vulva.gallery, en Instagram–, dan visibilidad a las vulvas y en todas sus formas y plurales.
CADA VEZ MÁS MUJERES, CIS O TRAN-
SEXUALES, LESBIANAS, heterosexuales o bisexuales, conocen y aceptan sus genitales y deslegitiman el desequilibrio entre el sexo de ellos y el de ellas. Deciden cómo quieren expresar su erótica, y entre las opciones está el cunnilingus. Un modo para llegar al orgasmo tan legítimo como cualquier otro. Incluso, para muchas mujeres, más sencillo. Aquello que proponía Freud, quien indicaba que el único orgasmo verdadero era el obtenido por la penetración, ya no tiene quien lo defienda. El único orgasmo verdadero es el que genera bienestar. Lo que alcanza a todos.
En definitiva, que puesto que la vulva tiene labios no parece descabellado la idea de besarla. Por supuesto, siempre que confluyan dos deseos. A partir de ahí, como decía Luis Eduardo Aute en su canción Mojándolo todo: “A beber en tu cáliz de polen y licor, entre zumos y zumbidos de olas y alas, y libidinosamente libar el néctar de la flor de tus mareas”.
LA EMPERATRIZ CHINA WU ZETIAN EXIGÍA A LOS MANDATARIOS QUE LA VISITABAN QUE LE PRACTICASEN SEXO ORAL
CONSEJOS PARA EL CUNNILINGUS
ANTES DE PRACTICARLO, ES IMPRESCINDIBLE QUE HAYA DESEO Y QUE SE DEN LAS CIRCUNSTANCIAS –DE INTIMIDAD, DE ESPACIO, DE TIEMPO Y DE SEGURIDAD– QUE AMBAS PERSONAS CONSIDEREN ADECUADAS. SI FUERA NECESARIO, HAY QUE USAR BARRERAS DE LÁTEX PARA EVITAR INFECCIONES O ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL.
•El clítoris es importante, pero no es lo único importante. No suele ser buena idea ir directamente a él. De hecho, el cunnilingus no debería partir de la vulva, puede arrancar acariciando y besando otras partes del cuerpo. Se debe empezar vestidos. •Jugar y estimular los labios y el clítoris, presionando, estirando, succionando. Siempre controlando la intensidad y la velocidad. Movimientos circulares, de arriba abajo, lengua plana, lengua en punta. Acariciando también con los dedos, los labios, la entrada de la vagina y el resto del cuerpo. Cambiando de postura, ella tumbada, sobre la boca, por detrás... •Comunicación verbal y no verbal. Escuchar a la pareja, a sus palabras y a su cuerpo. Si se arquea, si gime, si disfruta. Si dice “sigue”, “para”, “más fuerte”, “más flojo”, “así”... •Aceptar cualquier indicación no como un reproche, sino como una muestra de confianza y del deseo de compartir placer. Solo la mujer sabe lo que quiere y cómo le gusta. La única pista es hacerle caso. •Ser capaz de olvidar por completo todo lo leído y oído sobre el tema, también los cuatro puntos anteriores. Vivir el instante. Sin interpretar y sin examinarse. Hacer de cada cunnilingus un momento único. Cada uno es una primera vez.
SHUTTERSTOCK