Muestra - Lo que duele... se llama vacío

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Ediciones Dau ESCUELA DE VIDA



AGRADECIMIENTOS • A Juan Carlos Barbero, mi padre. Vivirás en mí. • A Elma Olga Sereno de Barbero, mi madre. Vivirás en mí. • Me siento orgullosa de ser la hija de un gran amor. Vivieron 48 años juntos, y cuando te fuiste papá, mamá no pudo estar sin vos. Hoy caminan nuevamente tomados de la mano, unidos eternamente. Aunque el dolor aún toca el corazón, por perderlos tan rápido, me regocijo pensando que se mantienen vivos y juntos, como siempre. Infinitamente los amaré. • A mis hijos, Nico, Anto y Facu. • A Juan, compañero, amigo, esposo, padre, socio…



EL SENTIDO DE ESTE LIBRO Y DEL LIBRO. Siempre pienso en cuántas personas pueden acercarse a un material y sentir que ese libro los llama, los atrae, aún a pesar de haber llegado casualmente a sus manos. El libro “llega a uno” y si pienso en los primeros libros que llegaron a mi vida, puedo citar: “El sastrecillo valiente”, “Mujercitas” y “El Principito”, “Las mil y una noches”, los cuentos de los Hermanos Grimm, la Enciclopedia de los pequeños, que mi madre puso en mis manos a una corta edad, y podría enumerar tantos más. Leer, para mí, forma parte de una aventura maravillosa, de la cual creo que mi madre fue la autora “intelectual”, pues me inició en este hábito o manera de ser que me caracteriza, que me impulsa a encontrar un espacio y buscar qué libro tengo cerca. Ciertamente que los libros constituyen el tesoro de un hogar. Recuerdo la biblioteca en la casa de mi abuela materna, allí, en un estante, estaba la primera colección de un diccionario de siete tomos que mi madre nos compró, y a los que acudíamos para hacer las tareas, en las tardes de invierno. También tengo grabada en la memoria una habitación llena de libros en la casa de mi abuela paterna, y entrar a esa habitación era toda una ¡¡aventura!! Aún veo algunos libros preferidos con hojas amarillas, y si había algo que me gustaba era “olfatear”, sentir ese olor a papel. He sido afortunada, pues desde pequeña experimenté la magia de llegar a paisajes inimaginables, a historias fantásticas donde me sentía la protagonista, la princesa, el hada madrina, la heroína, tanto para imaginar y descubrir… Cuánto agradezco hoy a mi madre el haberme inculcado el valioso hábito de la lectura. Por eso me apasionan las letras, comunicar de una manera simple, sencilla, directa, sin rodeos, comunicar con el corazón. Este es el sentido de este libro y este gran tema. Siempre tuve claro que un libro es más que un conjunto de hojas diagramadas y colocadas en el papel con coherencia y creatividad. Además, es mucho más que el conocimiento que puede transmitir. Pienso en los autores,


y me pienso a mí misma en esta tarea de escribir, y veo y me veo, cómo llegar de la mejor manera a cada uno de los lectores. Me interesó una vez lo que dijo Miguel de Cervantes Saavedra, el destacado escritor español, que mencionaba que el libro es materia y espíritu porque está hecho de papel y tinta por un lado, y por otro, ofrece al ser humano un conjunto infinito de posibilidades al enfrentarse al libro para leer. Gracias a los libros la humanidad ha podido conocer, difundir la cultura, la ciencia, el arte, la literatura, la historia como nunca se había hecho en otros tiempos. Es a través de ellos, y hoy más que nunca con Internet, que los seres humanos tienen la posibilidad de trasladarse, sin moverse, a la humanidad del autor que habla y se expresa a través de sus letras. Al decir del escritor inglés Carlyle: “La verdadera universidad de hoy es una colección de libros”, bien leídos, desde luego, lo cual implica que “todo libro tiene su colaborador”... en otras palabras, su lector. El libro como forjador de sueños y esperanzas, crea ideas, utopías, que le permiten al ser humano vivir. Ya lo expresó Hugo Hofmannsthal: “Me veo vivir, y lo que vivo me parece leerlo en un libro”. No existen libros buenos o malos, porque como lo expresaba Miguel de Cervantes: “No hay libro tan malo que no tenga algo bueno”. Esto en palabras de J. Russell: “Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra”. El valor del libro para educar, acompañar, entretener, orientar, aconsejar, informar, convivir, hacer, reflexionar y viajar, es enorme. En palabras del escritor Frank Kafka, todo ser humano sin importar su condición social, económica, religiosa y política debe comprender que: “Necesitamos de los libros que nos transforman del mismo modo que nos causan dolor... Un libro ha de ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nuestra alma”… ¡Qué vivan los buenos libros que nos hacen vivir experiencias grandes y pequeñas, que llevamos a cuesta desde nuestra querida infancia!


ÍNDICE PRÓLOGO...................................................................................................................13

CAPÍTULO I......................................................................................................... 15 El vacío existencial en nuestra época. CAPÍTULO II...................................................................................................... 27 Umbrales del vacío. La deshumanización: ¿Dónde está la persona? Un sistema “distorsionado”: ¿Hacia dónde vamos? Los vínculos: Padres ausentes, hijos sintomáticos. CAPÍTULO III.................................................................................................... 47 Las manifestaciones del vacío. 1. Las adicciones: el mundo de la ilusión. 2. Almas sin peso: Una mirada humana a los trastornos de alimentación. El fondo existencial. -No enfrentar el mundo. Crisis de responsabilidad.- El ideal de la perfección. Sentir la “tensión” que produce el vacío. Querer “encajar” para sentirme “alguien”. 3. El bullying en los grupos humanos. Acompañar para recuperar la dignidad. 4. El burn-out dentro de los equipos de trabajo: Cuando llega el agotamiento existencial. 5. La tiranía de la hiperreflexión: Trastornos de desadaptación. 6. El miedo a amar (nos). 7. Perder los sueños. La historia del Kiwi. CAPÍTULO IV...................................................................................................133 El problema, ¿es el problema? CAPÍTULO V.....................................................................................................139 ¿Qué hacemos con el vacío? CAPÍTULO VI...................................................................................................147 Propuestas de talleres y espacios vivenciales para orientar y centrarse en el sentido de vida. CONCLUSIONES.............................................................................................163 BIBLIOGRAFÍA................................................................................................167



PRÓLOGO Escribir un libro supone que uno tiene algo que decir. Para los logoterapeutas ese decir no es meramente un acto catártico, sino un compromiso con el otro. Es un decir algo que sea valioso para alguien que lo necesita aún sin siquiera saberlo demasiado. Tiene como misión tender puentes, iluminar mentes y corazones, entrar en contacto con lo que nos duele y con lo que nos reconforta. Todo esto nos acerca la autora, con su estilo preferentemente intimista que anima a acercarse, pero a la vez científico y experienciado desde su ser terapeuta, lo cual nos habla de un camino recorrido en pos de la comprensión de lo humano. Las personas, muchas veces preferimos olvidarnos del dolor, callarlo, negarlo… pero sin embargo cual fantasma, lo que nos duele retorna disfrazado. Aceptando el desafío que nos dejara Viktor Frankl, Sandra se anima a meterse en el vacío. Un vacío ocasionado por situaciones sociales diferentes a las vividas por el creador de la Logoterapia, pero con consecuencias muy similares. La sociedad de la abundancia, de la despersonalización, de la consideración del otro como un medio para lograr mi fin, de la ansiedad nacida del “quiero todo ya”, no nos ayuda a detenernos y pensar. Y es así como todo pasa y nos pasa “sin darnos cuenta”, hasta que la vida nos confronta con el límite. Es triste que los seres humanos necesitemos de la experiencia del límite para ponernos a pensar (pesar, cotejar, comparar) aunque es dicha experiencia la que nos permite encontrarnos con todas nuestras posibilidades de ser, con la fuerza indómita de nuestro espíritu. Más allá de todos los vacíos y los dolores que nos presenta la autora, este es un libro teñido de esperanza. Esperanza que hoy necesitamos con urgencia rescatar porque ha sido olvidada y somos frecuentemente acompañados por Lo que duele... Se llama vacío

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el desaliento, la desconfianza, la tristeza y la incredulidad frente a nuestro futuro. Con valentía, Sandra se anima a ilustrar sus propuestas con recortes de historias de vida. Cada persona que presenta nos regala generosamente lo más íntimo de sí mismo y nos insta a que miremos la vida “con los ojos bien abiertos” para descubrir la tarea que sólo cada uno de nosotros debe realizar. Para ello, la autora nos invita a aceptarnos y descubrir no lo que nos falta, sino todo lo que somos y tenemos; a vivir con intensidad, aceptando los riesgos que implica decidirnos. Doy fe que Sandra dice mucho más que lo que ha podido aprender académicamente. Cuando la conocí, en nuestro querido Buenos Aires, estaba iniciando el camino de formarse como logoterapeuta; luego la vida nos llevó por rutas paralelas hasta que nos volvimos a cruzar. Hoy me pone inmensamente feliz compartir con ella no sólo proyectos, sino también la pasión por una logoterapia sin fronteras que palpite al ritmo del corazón humano. No dudo que este nuevo libro suyo ha de ser, querido lector, una experiencia profunda de reflexión acerca de la dolorosa, pero por sobre todo maravillosa experiencia de vivir. Adriana Sosa Terradas Buenos Aires, 10 de febrero de 2012.

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Sandra Barbero Sereno


CAPÍTULO I EL VACÍO EXISTENCIAL EN NUESTRA ÉPOCA. VIKTOR FRANKL, LA LOGOTERAPIA. ”Con arcilla se moldea un recipiente, pero es precisamente el espacio que no contiene arcilla el que utilizamos como recipiente”. “Construimos una casa de material, pero es gracias a sus espacios vacíos que podemos vivir en ella”. “Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que la hace útil”. “Así, de la existencia provienen las cosas y de la no existencia su utilidad”. Si bien, podemos dar algunas definiciones del vacío, de la sensación o sensaciones que se manifiestan a partir del vacío, cada persona puede quizás dar una definición distinta y única como único es el ser de cada uno. Desde el campo de la Psicología, quien ha estudiado y profundizado en el tema del Vacío Existencial, fue sin lugar a dudas el médico, psiquiatra y neurólogo Viktor Emil Frankl, que incorpora este tema a partir del enfoque que crea de la terapia y estudio del ser humano: La Logoterapia. Víktor E Frankl nació en Viena el 26 de marzo de 1905. Su padre trabajó duramente desde ser un estenógrafo parlamentario hasta llegar a Ministro de Asuntos Sociales. Desde que era un estudiante universitario y envuelto en Lo que duele... Se llama vacío

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organizaciones juveniles socialistas, Frankl empezó a interesarse en la Psicología. En 1930 logró su doctorado en Medicina y fue asignado a una sala dedicada al tratamiento de mujeres con intentos de suicidio. Al tiempo que los nazis llegaban al poder en 1938, Frankl adoptó el cargo de Jefe del Departamento de Neurología del Hospital Rothschild, el único hospital judío en los tempranos años del nazismo. Pero, en 1942 él y sus padres fueron deportados a un campo de concentración cercano a Praga, el Theresienstadt. Frankl sobrevivió al Holocausto, incluso tras haber estado en cuatro centros de concentración nazi, incluyendo el de Auschwitz, desde 1942 a 1945; no ocurrió así con sus padres y otros familiares, los cuales murieron en estos campos. Debido en parte a su sufrimiento durante esta etapa de su vida, Frankl desarrolló un acercamiento revolucionario a la psicoterapia conocida como Logoterapia. Frankl retornó a Viena en 1945 e inmediatamente fue Jefe del Departamento de Neurología del Vienna Polyclinic Hospital, posición que mantendría durante 25 años. Fue profesor tanto de Neurología como de Psiquiatría. Sus 32 libros sobre Análisis Existencial y Logoterapia han sido traducidos a 26 idiomas y ha conseguido 29 doctorados honorarios en distintas universidades del mundo. A partir de 1961, Frankl mantuvo cinco puestos como profesor en los Estados Unidos en la Universidad de Harvard y de Stanford, así como en la de Dallas, Pittsburg y San Diego. Ganó el premio Oskar Pfister de la Sociedad Americana de Psiquiatría y otras distinciones de diferentes países europeos. Frankl enseñó en la Universidad de Viena hasta los 85 años de edad de forma regular y fue siempre un gran escalador de montañas. También, a los 67 años, consiguió la licencia de piloto de aviación. Murió de un fallo cardíaco el 3 de septiembre de 1997, dejando a su esposa, Eleonore y a una hija, la Doctora Gabriele Frankl-Vesely. Biografía adaptada del obituario en la página web AP (Viena, Austria), del 3 de septiembre de 1997.

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Sandra Barbero Sereno


Lo importante es saber cĂłmo llenar ese vacĂ­o.


VIVENCIA DEL SENTIDO

La Logoterapia es la propuesta de llevar adelante una vida centrada en los valores, y la consecuencia de una vida experimentada desde lo que recibo y hago, y desde la actitud con la que enfrento un destino trágico. Esto dará como consecuencia la vivencia del sentido. Cada vez observamos con mayor frecuencia un nuevo tipo de neurosis, caracterizada sobre todo por la pérdida de interés, la apatía, la falta de iniciativa o motivación para hacer algo, se duda que la vida tenga sentido o que haya un por qué vivir. La pérdida de tradiciones, de vínculos estables en el tiempo (familias disfuncionales que viven bajo un mismo techo, pero no se relacionan), el ensimismamiento, falta de comunicación, brechas generacionales, el desencanto, la continua frustración de un mundo que exige, y de un ser humano que parece no llegar a la exigencia de lo solicitado… Apatía, pérdida de orientación, desmotivación, síntomas de una tensión que Viktor Frankl ha llamado “vacío existencial”. En su libro “Psicoterapia y Existencialismo”, página 35, refiere: “En cuanto a la frecuencia del fenómeno, me remito a un estudio estadístico llevado a cabo entre mis estudiantes de la Universidad de Viena: que no el 40% sino el 81% de los estudiantes norteamericanos (ingleses, austríacos y suizos) que frecuentaban a mis clases en inglés confesaban la misma experiencia. De estos porcentajes no debemos inferir la conclusión de que el vacío existencial sea de manera predominante una enfermedad norteamericana, sino más bien que es aparentemente un elemento concomitante de la industrialización”. Tanto la teoría como la terapia de Víktor Frankl se desarrollaron a partir de sus vivencias en los campos de concentración nazi. Al poner su atención y observación a quien sobrevivía y quién no (a quién se le daba la oportunidad de vivir), concluyó que el filósofo Friedrich Nietzsche estaba en lo cierto: Aquellos que tienen un por qué para vivir, pese a la adversidad, resistirán”. Pudo percibir cómo las personas que tenían esperanzas de reunirse con seres queridos o que poseían proyectos que sentían como una necesidad inconclusa, o aquellos que tenían una gran fe, parecían tener mejores oportunidades que los que habían perdido toda esperanza. La naturaleza, en los pocos momentos que podían conectarse con el paisaje, los recuerdos del pasado (cualquier vivencia que se ubicara en el pasado sería mucho más positiva y reconfortante que lo que se estaba viviendo en el presente), la fe en un Dios, la esperanza de encontrase al salir de allí con los seres amados, eran los motivos para “sobrevivir”, y éste era el nuevo sentido. 16

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Su terapia se denomina Logoterapia, de la palabra griega “logos”, que significa estudio, palabra, espíritu, Dios o significado, sentido, siendo esta última la acepción que Frankl tomó, aunque bien es cierto que las demás no se apartan mucho de este sentido. Cuando comparamos a Frankl con Sigmund Freud y Adler, podemos decir que en los postulados esenciales de Sigmund Freud, (éste consideraba que la pulsión de placer era la raíz de toda motivación humana) y Alfred Adler (la voluntad de poder). Frankl, en contraste, se inclinó por la voluntad de sentido. Viktor Frankl también utiliza la palabra griega noös, que significa espíritu. Sugiere que en psicología tradicional, se centra en la “psicodinámica” o la búsqueda de las personas para reducir su monto de tensión. En vez de centrarse en eso; o más bien, además de lo anterior, debemos prestar atención a la noodinámica, la cual considera que la tensión es necesaria para la salud, al menos cuando tiene que ver con el sentido. No obstante, el esfuerzo puesto al servicio de un sentido puede ser frustrante, lo cual puede llevar a la neurosis, especialmente a aquella llamada neurosis noogénica, o lo que otros suelen llamar neurosis existencial o espiritual. Más que nunca, las personas actuales están experimentando sus vidas como vacías, faltas de sentido, sin propósito, sin metas claras, y esto las lleva a un individualismo y ensimismamiento, muy riesgoso. Frankl habla entonces del vacío existencial. Si el sentido es lo que buscamos, el sin sentido es un agujero, un hueco en la vida, y en los momentos en que se siente, conduce a la persona a salir corriendo a taparlo. Frankl sugiere que uno de los signos más conspicuos de vacío existencial en nuestra sociedad es el aburrimiento. Puntualiza en cómo las personas con frecuencia, cuando al fin tienen tiempo de hacer lo que quieren, parecen ¡no querer hacer nada! Las personas entran en crisis cuando se marchan de un trabajo o se jubilan; los jóvenes se emborrachan cada fin de semana; las adicciones crecen; se buscan entretenimientos para no pensar; los domingos se cae en un aburrimiento, sin saber que hacer con un tiempo que “sobra”. De manera que intentamos tapar nuestros vacíos existenciales con “cosas” que aunque producen algo de satisfacción y un placer momentáneo, pueden llevarnos a excesos más allá de nuestras necesidades: tener sexo promiscuo, darnos lo que creemos es "la gran vida" o llenar nuestra vida con trabajo y la conformidad. Aparecen las obsesiones por distintas situaciones, o miedos desmesurados que paralizan y nos impiden salir al mundo, donde se encuentra la tarea que no sólo tenemos, si no que debemos hacer.

Lo que duele... Se llama vacío

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