Global 42

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Énfasis

América Latina de vuelta a la agenda mundial Siglo xxi. Segunda década. Ante la mirada de todos, el mundo observa con aturdimiento, expectación y un asombro que recuerda las jornadas en París del 68, a los movimientos sociales alternativos –surgidos de manera espontánea de la febril esperanza de cambio– que instalan carpas y alzan sus voces de protesta. ¿Qué ha pasado? Entre cantos, protestas y proclamas, se escucha decir que el Estado recorta derechos e impone límites. El mundo se quedó atónito con la llegada de una primavera inusitada que afloró en los ciudadanos de los países árabes –Egipto, Túnez, Libia, Sahara Occidental, Argelia, Yemen, Jordania y Siria–, quienes se levantaron exigiendo democracia y derrocando tiranos y regímenes que coartaban el desarrollo pleno de los derechos humanos. Sin embargo, no podemos dejar de mirar hacia América Latina, la nuestra, la de otros, la de todos, y, por ende, construir una mirada regional. Un ver hacia adentro con pensamiento latinoamericano para avistar las desigualdades sociales y económicas, esas que corroen las relaciones entre gobernantes y gobernados, quebrando y restando credibilidad a la democracia participativa y representativa que vivimos con altibajos en América Latina, pese a los doscientos años de independencia del continente. Sin dudas, aunque los mecanismos legítimos para acceder al poder están garantizados y son respetados por los partidos políticos y los organismos castrenses, los países latinoamericanos tienen una deuda social pendiente que deben saldar. Un artículo de esta edición 42 de Global coloca en la agenda mundial el rol del Estado en los países latinoamericanos. El sociólogo Wilfredo Lozano establece los parámetros para que los estados de la región consoliden la democracia y redefinan los roles ante la globalización. En esta edición también es abordada la diáspora. Este es un fenómeno que América Latina comparte con Medio Oriente, Europa y, por supuesto, con África. Gente que parte hacia las naciones que les prometen fraguar el sueño deseado, conservar sus vidas o –y ahora más que nunca– sostener a quienes se quedan. La mirada que damos a la diáspora dominicana parte de la literatura, el extrañamiento y la lejanía. La existencia de hombres y mujeres transnacionales en el centro de la Gran Manzana se profundiza con el informe sobre la vida cotidiana de los dominicanos residentes en el Bronx y Manhattan: 636 inmigrantes dominicanos cohesionados por la esperanza del retorno revelan su diario vivir. Pero ese regreso, como el de los mexicanos, guatemaltecos, bolivianos, peruanos, a veces está limitado por la inestabilidad económica que no logra superar la región.


CONTENIDO Presidente-Fundador Leonel Fernández Reyna Director Carlos Dore Cabral Editora Elvira Lora Director de arte Carlos Reyes Asistente editorial Alejandro Castelli Corrección de estilo Yolanda Soler Clara Dobarro Maquetación Javier Reyes Publicidad Elaine Hernández Distribución y suscripciones Arsenia Miranda Global, editada por Funglode, es una revista bimestral de naturaleza multidisciplinaria, que canaliza las reflexiones de la entidad y de la sociedad, buscando elevar la calidad del debate. Está prohibida su venta o reproducción total o parcial sin la autorización de sus editores. Permiso de la Secretaría de Estado de Interior y Policía número 3213 ISSN 1813-3991 Fundación Global Democracia y Desarrollo Calle Capitán Eugenio de Marchena 26 La Esperilla Santo Domingo República Dominicana Teléfono: 809-685-9966 revistaglobal@funglode.org www.funglode.org Portada Nathalie Ramírez Impresión Serigraf

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Cartas

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Tensiones del Estado latinoamericano Wilfredo Lozano La discusión sobre algunos de los problemas que aquejan a las formaciones estatales latinoamericanas en el contexto de los llamados procesos de consolidación democrática se realiza en el marco de los nuevos intereses que tiene el Estado y en el nuevo lenguaje con el cual nos aproximamos a su estudio.

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El mito del crecimiento económico y el desafío político Marco Coscione Reflexionemos sobre qué significa en realidad “crecer económicamente” y entonces influir en la variación positiva del pib de un país. Entender lo que hay detrás del crecimiento económico es el punto de partida para los que quieren conocer la teoría y las prácticas del decrecimiento.

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Entrevista a: Michel Wieviorka Frank Báez El sociólogo francés Michel Wieviorka dictó en Funglode la conferencia “Frente a la crisis: el estado actual del debate de ideas en Europa”. En una entrevista revela cómo surgió su interés por la sociología, y pronostica que el estudio actual de esta ciencia social debe tener en cuenta los procesos de subjetivación y des-subjetivación.

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La black theology de Marcus Garvey Julián Valdés Este artículo busca recuperar una parte del pensamiento de uno de los caribeños de más renombre en la lucha por los derechos de los afrodescendientes.


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Los medios sociales en las relaciones públicas Beatriz González Los medios sociales están teniendo una marcada influencia en la práctica de las relaciones públicas, al igual que en su día los sitios web corporativos y el correo electrónico.

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Reacciones colectivas en la obra de Marisela Rizik La segunda novela de esta autora dominicana, titulada La infinita incertidumbre, edifica coincidencias de personajes históricos a través de la memoria. La voz femenina de la escritora surge y crea una serie de representaciones que brotan de la ruptura del yo, de otros yo. Al describir las destrezas de Rizik se recrea el imaginario de la mujer que se atreve a confrontar la ficción y hacerla suya, de una manera tan colectiva como propia.

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Libros Memoria tremens Emilia Pereyra Memoria tremens, galardonada novela del prolífico y reconocido escritor dominicano Marcio Veloz Maggiolo, posee profundas resonancias y notable belleza expresiva.

Informe Especial Vida cotidiana de los dominicanos residentes en el Bronx y Manhattan Ramona Hernández y Pedro Ortega El presente ensayo describe los resultados de la primera encuesta realizada por el Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (cuny dsi) sobre nuestros ciudadanos residentes en los condados de Manhattan y el Bronx de la ciudad de Nueva York, donde vive el ochenta por ciento de los dominicanos de esta metrópolis.

La diáspora en letras 38 Los derechos humanos en Erzulie’s Skirt de Ana Lara Marisel Moreno En la primera parte de este ensayo se demuestra que la novela de la autora dominicano-estadounidense Ana Lara desestabiliza las definiciones oficiales de la identidad dominicana al reivindicar las raíces africanas, postulando a su vez una identidad haitianodominicana y denunciando la opresión en el contexto del batey. La segunda parte plantea que la conexión que la novela establece entre la trata de esclavos en la época colonial y el tráfico de seres humanos en la época moderna –manifestada a través del viaje en yola– constituye una de las críticas más fuertes de la migración indocumentada que se ha visto en las letras dominicanas de la diáspora hasta el día de hoy.

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Etnicidad, geografía y contingencia en Dominicanish Néstor E. Rodríguez A partir de la época de Trujillo se institucionaliza en la República Dominicana un modelo de identidad cultural monolítico basado en la exaltación del componente europeo y un sustrato taíno puramente histórico en la configuración de la nacionalidad. En la actualidad, ese paradigma de la identidad sigue dictando las pautas para entender lo cultural dominicano. La obra de Josefina Báez, fraguada en Nueva York, reacciona críticamente ante la doxa cultural vigente al proponer un espacio social alternativo marcado por los signos de la diversidad.

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Pliegues de la literatura dominicana Miguel D. Mena El exilio y la migración son fenómenos determinantes de la literatura dominicana, no solo porque sus principales obras han sido creadas fuera de la isla, sino también porque desde el “afuera” se han constituido las imágenes del “adentro” de la dominicanidad. En este ensayo se repasan cuatro siglos de entradas y llegadas en el país dominicano.

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Cartas Cada edición de Global se convierte en un diálogo entre las ideas. En esta ocasión, el debate lo encabezan la africanidad y la seguridad.

Una revista para la memoria Leí, como siempre, la revista Global. Soy lector y coleccionista de esta publicación desde su fundación, debido a la orientación y filosofía editorial correspondiente hacia los temas políticos, sociales e históricos. Global es una revista con rigor, un espacio abierto al diálogo intelectual y al debate de las ideas, que tanta falta hacía en el país, ante la desaparición de los suplementos culturales y las revistas culturales. La edición 41 incita a la reflexión sobre el tema de la afrodescedencia que tanto se está debatiendo en el mundo global debido a que este año 2011 fue declarado por las Naciones Unidas Año Internacional de los Afrodescendientes, con la finalidad, entre otras, de promover “un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y su cultura”. Sin dudas que la revista sirve de pieza de colección para la memoria histórica. Las ilustraciones, las fotografías y los reportajes son la materia esencial del contenido de cada número de Global, y este no es la excepción. Me alegra que exista una revista como Global, y ojalá se orientara más hacia los temas artísticos, humanísticos y literarios. Larga vida a Global y gracias por invitarme a colaborar con la edición 41, de lo cual me siento muy honrado. Saludos cordiales.

Basilio Belliard, Premio Nacional de Poesía 2002

La inseguridad en los medios Cuando la inseguridad ocupa las primeras planas suele ser porque no han ocurrido otros hechos relevantes en el ámbito político, deportivo o social que alcancen la categoría de noticia de impacto, y el solo hecho de presentar un delito cualquiera bajo el concepto de una muestra más de inseguridad ya tiene una connotación que trasciende lo informativo para dar lugar a la opinión, que siempre tiene un trasfondo ideológico o político. La inseguridad se alimenta de la desigualdad y de la exclusión y, convertida en noticia de primera plana, asegura ventas y a su vez alimenta la percepción de inseguridad, pero no ahonda en sus causas ni identifica a los responsables, ni desentraña los entramados que hay detrás del delito en sus variadas formas. El pensador argentino Raúl Scalabrini Ortiz escribió en cierta ocasión lo siguiente: “Un crimen, un robo, un asalto, un adulterio con homicidio son sucesos sin repercusión social, despreciables y previstos en el equilibrio colectivo. El delito mayor es darles una divulgación indebida, repartirlos por todos los ámbitos, redactados por plumas expertas en sensacionalismo, bajo títulos pomposos, como si se quisiera que todos los hombres tomaran por modelos las fechorías que relatan. Más delito que el delito es la publicidad morbosa del delito.” El debate sobre la inseguridad debe partir siempre de la lógica.

Santiago Almada Editor, corrector y director de Diario Libre Metro


Wilfredo Lozano

Tensiones del Estado latinoamericano en la consolidación democrática y la globalización La discusión sobre algunos de los problemas que aquejan a las formaciones estatales latinoamericanas en el contexto de los llamados procesos de consolidación democrática se realiza en el marco de los nuevos intereses que tiene el Estado y en el nuevo lenguaje con el cual nos aproximamos a su estudio.

Fotos: Efe 6


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uando en los años ochenta se discutía el tema del Estado, la cuestión dominante era la necesaria democratización de la sociedad, que en su práctica bloqueaba o simplemente reprimía. El tema era, pues, el del autoritarismo del Estado como obstáculo fundamental de una necesaria democratización que demandaban las sociedades latinoamericanas. Fue entonces el tiempo de la lucha contra los gobiernos autoritarios y sus artífices: militares, burócratas civiles, partidos de derecha y empresarios conservadores.1 Hoy no solo el interés en el Estado ha cambiado, sino que incluso el lenguaje con el cual nos aproximamos a su estudio es otro. Si las cosas son como afirmo, entonces, tras la manera de abordar en la actualidad el tema del Estado, reconocemos en nuestras sociedades un gran avance democrático, una mayor tolerancia y capacidad de acuerdo entre los actores de la vida política, así como un efectivo retroceso de las fuerzas que ayer sostuvieron el autoritarismo y el miedo. Como dije, eso no quiere decir

situación actual está forzada al menos al pluralismo político. En lo que sigue trataré de discutir algunos de los problemas que aquejan a las formaciones estatales latinoamericanas en el contexto de los llamados procesos de consolidación democrática. Apelaré, como es comprensible, a los casos que mejor conozco, donde sobresale el dominicano.

El agotamiento del Estado populista Persisten muchos mitos en torno al agotamiento del llamado Estado populista. El primero y más relevante es el concepto de Estado nacional popular, el cual designa un pacto o alianza de clases que establecía un marco institucional y un esquema de relaciones Estado-sociedad a partir del cual se pautó un estilo de desarrollo orientado a la industrialización y el mercado nacional, sostenido por la clase media, las burocracias estatales, un emergente empresariado ligado a la industria y la élite obrera del proceso de industrialización por sustitución de importaciones. Esta alianza, entre otras cosas, definía así un potencial movilizador de los grupos populares urbanos, con una estrategia populista y clientelista, aun cuando el campesinado en general no participaba de los beneficios de este proceso. De nuevo aquí hay que ser cautelosos, pues si el llamado Estado nacional popular tuvo algún sentido fue en el Cono Sur, sobre todo en los principales países que hoy se integran en el Mercosur (Brasil y Argentina). Pero esta no fue la pauta en el Uruguay, enclavado entre las experiencias brasileña y argentina. En México la industrialización estuvo en manos de un partido-Estado que hegemonizó al movimiento obrero e integró al campesinado en una gran alianza corporativa. En Centroamérica y en el Caribe la industrialización fue muy tardía y no logró avanzar en el camino de la producción de bienes de capital, ni tampoco alcanzó un dominio del mercado interior como sí lo hizo en Brasil y en buena medida en Argentina. Por lo demás, en Centroamérica y el Caribe nunca hubo un gran pacto nacional popular que movilizara al

Si el llamado Estado nacional popular tuvo algún sentido fue en el Cono Sur. que no existan en la actualidad problemas en la construcción de las instituciones democráticas y que en el Estado no nos enfrentemos a serias dificultades que cuestionan su lugar como espacio u orden político que asegura la soberanía de la nación, monopoliza el ejercicio legítimo de la fuerza y asegura las reglas que definen y mantienen el orden social (pnud, 2004). Lo que afirmo son dos cosas: los problemas de hoy son los de una sociedad democrática llena de vacíos, los problemas de ayer son los de una sociedad autoritaria no democrática. Entre ambas existe un puente de problemas que aún se mantienen, de herencias históricas y culturales que condicionan el manejo de los problemas de hoy, pero en cualquier caso, visto en un plano histórico, la

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El movimiento obrero de América Latina adquiere características diferentes a las que le dieron origen en las décadas de 1960 y 1970.

movimiento obrero. Allí el crecimiento industrial se hizo en muchos sentidos apoyado en esquemas autoritarios, como son los casos de Guatemala y la República Dominicana, y aunque hubo una vía democrática no oligárquica encarnada en Costa Rica, las clases populares en general nunca fueron movilizadas en un esfuerzo nacional como sí ocurrió en el Cono Sur, sobre todo en Argentina. Por eso es quizá más adecuado discutir los esfuerzos de industrialización e inserción en el sistema internacional por la vía del fortalecimiento de los mercados nacionales y los modelos de apoyo político y tipos de Estado a los que se articularon. Para los casos centroamericanos y caribeños podríamos distinguir una vía dictatorial o autoritaria y una democrática o popular. En el caso dominicano, por ejemplo, la alianza que apoyó la industrialización en sus orígenes en un primer momento se estableció entre la burocracia de Estado, el Ejército y el campesinado, para evolucionar luego a la incorporación del sector popular urbano y abandonar el compromiso campesino. En el caso costarricense el esfuerzo fue igualmente estatal, pero con gran apoyo de la clase 8

media y de los productores rurales, aunque este es quizá en el gran Caribe el único caso de una ruta democrática. En estos casos la vía hacia la industrialización no contó con el apoyo oligárquico. En el primero porque el proyecto trujillista se erigió enfrentándose a la oligarquía, en el segundo, sencillamente porque nunca existió una clase terrateniente. En cambio, en El Salvador la clase terrateniente sí resistió el esfuerzo industrializador en un primer momento, como de alguna forma también en Guatemala. En estos dos países el dominio terrateniente del Estado definió un marco político y social autoritario y excluyente que incubó, en ambos casos, la prolongada lucha armada. Como se sabe, la crisis de los años ochenta definió el momento crítico a partir del cual, sobre todo en el Cono Sur, hizo crisis el Estado nacional popular. Esta crisis no sólo liquidó la vía de desarrollo por la ruta del crecimiento industrial interno, sino que de alguna forma comenzó la disolución de una modalidad de Estado empresarial intervencionista, pero al igual que en la modalidad estatal-nacional este proceso debe verse en sus variantes regionales.


En algún momento entre finales de los setenta y comienzos de los noventa el Estado nacional popular se agotó. ¿Qué significa esto? Indica esencialmente que el tipo de articulaciones entre los actores políticos en que se sostenía la relación Estado-sociedad produjo resquebrajaduras de una naturaleza tal que se hizo imposible sostener las metas que habían definido precisamente esas articulaciones. De esta forma, la crisis de los ochenta condujo al empobrecimiento de importantes sectores medios, quebró el ritmo sostenido del crecimiento, eliminó la tradicional protección clientelista de la élite obrera y agotó la capacidad de financiación del sector industrial por la vía de las exportaciones tradicionales. Si aceptamos esto debemos también aceptar que el agotamiento del “pacto populista” se produce por la conjunción de varios elementos, que no tienen por qué coincidir en el tiempo y que, por tanto, establecen causalidades distintas en el agrietamiento final del acuerdo político clasista, abriéndose rutas distintas según los contextos

cambio que asumió diversas vías: la del conflicto militar abierto (Centroamérica) y la de la ruptura política del Estado con sus bases sociales de clase media, obreras o campesinas (Argentina y Brasil). Ya en medio de la crisis, en los años de la llamada década perdida, fue emergiendo tímidamente un nuevo empresariado vinculado a un nuevo sector externo conectado a la economía de servicios que se abría paso a escala global. Por otro lado, debido a la crisis la clase media se hizo muy heterogénea con un sector de altos ingresos, con gran influencia social y política y un sector empobrecido. A todo esto se unió el reordenamiento de los actores del sistema internacional que impuso la globalización. Si todo esto fue así, el agotamiento del pacto populista fue un producto cruzado del crecimiento hacia adentro de base exportadora, pero orientado nacionalmente hacia el desarrollo de un sector industrial, y en parte fue el resultado de las presiones externas que imponía la nueva situación, tanto en cuanto a las nuevas fuerzas del mercado, como a la rearticulación política que esto traía consigo. Cabe discutir entonces si el agotamiento político del modelo se produjo porque los actores en que descansaba ya no tenían capacidad de continuar sosteniéndolo, o porque la escena económica internacional presionó para que esto fuera así. Tiendo a creer que la ruptura se debió a una conjunción de ambas cosas, pero lo importante es que lo dicho trae a la discusión un grave problema de cultura política y orden institucional, de cuyo entendimiento es que puede inteligirse las consecuencias de la crisis del crecimiento hacia adentro: las políticas de ajuste. De todos modos, el agotamiento del llamado Estado populista queda, si se quiere, enmarañado en medio de la crisis de los ochenta en su dimensión internacional, con las especificidades subregionales que conocemos. Lo importante es que esta crisis condujo a un proceso de fragmentación social que tuvo efectos devastadores en los actores sociales relevantes del pacto: 1) las clases medias

En la República Dominicana, la alianza que apoyó la industrialización abandonó el compromiso campesino. históricos estatal-nacionales. En primer lugar, debemos reconocer un determinante externo definido por dos factores: los cambios en la dinámica del mercado mundial y el reordenamiento del sistema internacional, factores que redujeron la capacidad competitiva del sector exportador tradicional. En segundo lugar, hay que agregar la incapacidad estructural del modelo de crecimiento hacia adentro de resolver su contradicción fundacional: expandir el mercado sin una gran incorporación de los actores populares, en un marco de creciente complejidad social. En el marco de la crisis de los años ochenta, estos elementos estructurales se articularon con un marco político en proceso de

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se empobrecieron, 2) el mundo del trabajo se hizo más vulnerable, tras el agotamiento de la política de asistencia social o bienestar en su modalidad clientelista, 3) se afirmó una dinámica que autores como Castells (1997) han definido como individualismo económico, que produjo la ruptura de la tradicional alianza de la clase media con los sectores populares, 4) la población en general se empobreció y 5) de alguna manera todo esto condujo a la articulación de un discurso de orden ideológico individualista y conservador en lo político, en un formato mediático.

El Estado latinoamericano en la globalización Es muy cierto que, tras los llamados procesos de globalización, el Estado perdió capacidad o poder de intervención en el mercado. Más aún, se produjo una significativa distancia entre Estado y mercado. Ciertamente, esto no quiere decir que desaparecieran los lazos reguladores del Estado sobre el mercado, lo que sí se ha producido es una creciente autonomización del segundo respecto del primero y un debilitamiento significativo de los vínculos ordenadores del primero sobre el segundo.2 Sin embargo, la manera en que regionalmente e históricamente se ha producido esa creciente autonomía del mercado asume diferencias significativas según volteemos la cabeza hacia países como Brasil, en el Cono Sur, los de la región centroamericana, el Caribe o México. En cada caso esto tiene que ver con la dimensión sociohistórica que ha definido esa separación. Olvidar eso nos conduce a una lectura ingenua de los procesos de liberalización económica, apertura de mercado y democratización política en el Estado y la sociedad. Esa autonomía del mercado tiene que ver con las políticas de liberalización y apertura de los años noventa, pero también es el producto de la nueva lógica de inserción de la región en el nuevo escenario de la globalización.3 Hoy día es común reconocer que si alguna dimensión realmente global tiene la economía mundial es la financiera, que le permite al capital financiero internacional, a la banca propiamente, actuar en tiempo real en una dimensión global. Como se sabe, esa capacidad en gran medida la aporta, entre otros 10

factores, la revolución informática y las nuevas capacidades de la telemática. Otros dominios de la economía, aunque no se ajustan cabalmente a la definición de economía global que propone Castells (1997), de algún modo también se ajustan a la nueva realidad. Por ejemplo, la fragmentación de la producción manufacturera a escala global en cadenas sectoriales de producción, articuladas en torno a una matriz, opera en gran medida con igual racionalidad. Esta nueva realidad tecnológica y económica quita objetivamente poder al Estado como ente ordenador de la vida económica. En el caso del capital financiero global, esto se debe a que muchas de sus operaciones de bolsa, decisiones de inversión, transferencias de capitales y recursos líquidos, escapan al poder de intervención de los bancos centrales y mecanismos reguladores del Estadonación (Stiglitz, 2006); en el caso de las cadenas de producción industrial, esto es el producto de la racionalidad de las transnacionales que dominan esta actividad, las que asumen una lógica independiente de los Estados nacionales donde se asientan, sobre lo cual los Estados nacionales no tienen poder interventor (Castells, 1998). Hay, pues, una nueva lógica de inversión desterritorializada, pero articulada globalmente –la fábrica mundial de la que se hablaba hace algunos años– que dota de gran autonomía al capital transnacional en sus estrategias de movilidad de capitales y lógicas de inversión productiva. No es que aquí el Estado no intervenga, sino que, claramente, ante esta realidad global, su poder de intervención es sustancialmente menor y por esto su capacidad reguladora del mercado se reduce. Y es aquí donde debemos reconocer que en esta nueva realidad global la regulación del mercado no puede ya continuar viéndose como producto exclusivo del rol del Estado, pues de manera directa intervienen ahora las fuerzas económicas de la globalización: desde los organismos internacionales, tras lo que fue el fenecido consenso de Washington, hasta la dinámica del capital financiero internacional. Todos estos elementos actúan en la dirección de fortalecer y en los hechos imponer lógicas globales, tanto de mercados como de estrategias y políticas de regulación y controles


monetarios y fiscales nacionales (Castells, 1997 y 1998; Stiglitsz, 2003). Otro tanto ocurre con las fronteras territoriales, cuyo control y dominio se ha hecho cada vez más transestatal, reflejando la existencia de una agenda distinta de seguridad regional que redefine y achica el control soberano del territorio por el Estado. Esto adquiere aspectos distintos según se trate del norte de México, la frontera domínico-haitiana, la selva amazónica y la convergencia de varias fronteras en dicho territorio o el manejo de los mares cercanos a las rutas por donde transita la droga que se desplaza hacia Estados Unidos (Tulchin y otros, 2006). La reconocida presencia del delito internacional en varios ámbitos (tráfico de drogas, contrabando de armas, tráfico y trata de niños y mujeres, movimiento ilegal de migrantes) y el manejo de problemas medioambientales que afectan a territorios y regiones de países limítrofes, obligan a establecer un manejo distinto del concepto de seguridad, donde el otrora poder soberano del Estado está forzado a cohabitar con modelos geopolíticos y geoeconómicos en torno a nociones como seguridad compartida,

Los tlc afirman la idea de renegociación del Estado latinoamericano de su poder soberano. seguridad regional, que en el fondo establecen que la noción de seguridad no cabe hoy en los límites que impone la soberanía estatal, en el modelo de Westfalia (Held, 1997). Pero el uso del territorio, donde se reconocía un dominio soberano del Estado, se encuentra hoy abierto o expuesto a decisiones de inversión o movilidad de recursos económicos desde el mercado mundial o desde otros Estados, que obligan a los Estados hacia donde se orientan estos recursos a asumir un manejo “flexible” o laxo de su legitimidad de control del territorio. Por ejemplo,

las llamadas zonas francas de exportación crean una nueva realidad en el manejo del territorio por el Estado y en muchos ámbitos lo obliga a compartir en su manejo su soberanía sobre el territorio con otros actores económicos. El desarrollo de poderes locales transnacionalmente orientados, como son los casos de las inversiones en sus comunidades de origen por asociaciones de emigrados de esas comunidades que residen en el exterior, condiciona y, en muchos casos, determina decisiones de inversión que limitan el dominio directo de espacios territoriales específicos por el poder central en los Estados naciones (Portes, Guarnizo y Landolt, 2003). Asumiendo la realidad descrita arriba, Castells (1998) sostiene la hipótesis de que el Estado, al ver reducido su poder de intervención en el mercado, cercenarse su dominio soberano del territorio y en general verse reducido su poder y capacidad económica y política de ordenamiento en la sociedad, tiende a buscar en el ámbito internacional parte del poder que ha perdido en el ámbito nacional. Castells argumenta que es esto lo que en muchos sentidos explica los esfuerzos regionales de los Estados latinoamericanos por sostener acuerdos de libre comercio entre sí y sobre todo con Estados Unidos. Con esto los Estados no buscan únicamente ampliar las esferas del mercado, sino también homogenizarlos, y, agrego yo, en las condiciones de la globalización. Aplicando el argumento anterior a la escena latinoamericana podría sostenerse que los tlc (tratados de libre comercio) suscritos por México, Centroamérica, la República Dominicana y otros países de la región latinoamericana con Estados Unidos, afirman la idea de renegociación del Estado latinoamericano de su poder soberano mermado con su entorno regional, pero en dos direcciones: la de definir un campo de relaciones subordinadas con el hegemón económico –Estados Unidos­– al tiempo que recompone sus lazos y relaciones con los actores internos, sobre todo el empresariado y los sindicatos. Esa estrategia repercute, a su vez, sobre las lógicas generadoras 11


de los recursos fiscales, pasándose así de un modelo sostenido en el aporte de los sectores exportadores e importadores dinámicos (por medio de impuestos a las exportaciones y tasas aduanales a las importaciones) a otro cargado sobre el impuesto al valor agregado en la cadena de relaciones de intercambio interno.4 En el primer esquema, los recursos del Estado se negocian directamente entre el Estado y los sectores vinculados al sector externo, en el segundo, penalizan directamente a los consumidores locales, lo que tiene claras consecuencias en la hegemonía estatal y en las articulaciones y alianzas de clase que la sostienen.5 Esta estrategia, si bien dota de una mayor capacidad regional a los Estados, mina su soberanía económica e introduce sesgos en los productores locales según el potencial de dominio que del mercado tenga su producción. En el largo plazo muy posiblemente el resultado será que los productores locales más débiles saldrán del mercado y el resto se vea forzado a definir

un nuevo marco de alianzas con el capital transnacional. Sin embargo, es enorme el poder que esta dinámica brinda a la nueva burocracia de Estado, que en la práctica se construye en nuestros países en estrecha alianza con los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (fmi) y el Banco Mundial (bm) (Stiglitz, 2003). Paradójicamente, por esta vía los Estados latinoamericanos fortalecen un marco burocrático-institucional estable, con gran poder autonómico del sistema de partidos, pero extremadamente dependientes de los organismos internacionales reguladores de la economía internacional y de la inversión extranjera.6 Con esta operación, el Estado tendería a abandonar lo que en el pasado fue su compromiso con una “lógica del bienestar” aun en su expresión clientelar-populista, quebrándose de ese modo las bases del pacto nacional popular que sostuvo el patrón de desarrollo orientado hacia el fortalecimiento del mercado interno.

Algunas protestas populares en América Latina se originan por la dependencia extrema que tienen los Estados de estos países de los organismos internacionales.

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Más allá de cualquier otra consecuencia y en una amplia perspectiva regional, el proceso de apertura de los noventa no sólo cambió la matriz de inserción en el mercado mundial de la región, sino que “transnacionalizó” sus espacios políticos y, en muchos sentidos, sociales, como por ejemplo en el Caribe o el Norte de México. En lo relativo al primer aspecto político, esto ha tenido claras consecuencias en la articulación institucional del Estado latinoamericano, donde las burocracias de Estado adquieren un poder negociador significativo, pues es en este ámbito que el poder transnacional de las instituciones ordenadoras del sistema mundial (omc, fmi, bm) traba sus articulaciones con los Estados nacionales, lo que confiere a estas burocracias de Estado un gran poder de decisión frente al sistema político nacional y al propio empresariado.7

Las políticas de ajustes y el reordenamiento del Estado Las políticas de ajustes produjeron un profundo reordenamiento de las relaciones entre Estado y mercado. Algunos dicen ruptura, prefiero decir reordenamiento, puesto que en ningún momento los ajustes pretendieron “eliminar” la relación entre economía y política, sino más bien crear la distancia necesaria entre ambos para autonomizar el mercado de las presiones del sistema internacional, como de actores internos contestatarios y del dirigismo del Estado. Esto no hace desaparecer el lazo, más bien lo reorienta, en el sentido de asignar al Estado las funciones de sostenimiento institucional que aseguraría la autonomía del mercado, expresándose esto en varios niveles: la flexibilización de los mercados laborales, la reducción de la burocracia de Estado y la dimensión del costo de su gestión y el reordenamiento de los andamiajes institucionales de la política económica. Todo esto trajo consigo un inédito predominio en las decisiones del “factor” mercado que repercutió en la acción política del Estado y en la clase política. En lo inmediato eso otorgó al empresariado una amplia capacidad de autonomía respecto al aparato burocrático de Estado y del sistema político. Asimismo, se produjo un reordenamiento institucional de base transestatal

apoyado en instituciones como el fmi, el Banco Interamericano de Desarrollo (bid) y el bm que, como afirmé, pasaron a pautar el núcleo central de la agenda de la reforma económica, los esquemas de política fiscal, las estrategias de estabilidad de la moneda y las lógicas de reinserción de la región en la economía mundial. El tercer aspecto de este proceso es la reconocida hegemonía que adquirió el capital financiero, específicamente bancario, en el reordenamiento institucional de las economías latinoamericanas, pautando su articulación y dinámica: las estrategias fiscales y presupuestarias, las lógicas reguladoras de las tasas de cambio, los acuerdos regionales de libre comercio y, en general, la desregulación económica (Bulmer Thomas, 1998). Tras los ajustes, no solo se produjo la ruptura final del pacto populista, se afirmó también la desaparición de las instituciones y capacidades que mínimamente pautaban la política de bienestar y asistencialismo social, como también la desregulación económica rompió el pacto laboral, flexibilizando los mercados de trabajo, sumiendo en la economía informal al grueso de la mano de obra urbana (Tokman y O’Donnell, 1999), debilitando la capacidad negociadora de los sindicatos y en general haciendo más vulnerable el mundo del trabajo a las improntas del mercado, con su secuela de exclusiones y desigualdades.

Cambios de la estructura social y reordenamiento político Está claro que las corrientes de la globalización, al desterritorializar las plantas industriales en todo el espacio global, pueden reducir importantes costos sociales, tras una racionalidad internacional intra-firmas que pasa por encima de la racionalidad estatal-nacional. Esto agrieta las posibilidades de sostenimiento de una política laboral y ciudadana de bienestar. Pero, mientras en el mundo desarrollado esta lógica de la flexibilización dio pie al aumento de la productividad, no destruyó la política de bienestar, aunque ésta también se encuentre en crisis. En cambio, en los países latinoamericanos en vías de desarrollo, esto condujo a la crisis del clientelismo asistencialista (Lustig, 2011). 13


Veamos un poco más de cerca las consecuencias de esta ruptura de la política del bienestar. Lo primero que se evidencia es que, tras los llamados ajustes de los noventa, los niveles de pobreza se han afirmado en la región, en paralelo a la desprotección laboral y la informalización de los mercados de trabajo. Adonde quiero dirigirme es, sin embargo, a la discusión de la dimensión política de esta realidad. El primer elemento significativo de tipo político que debe destacarse al respecto es la clara ruptura entre clase media y grupos populares. Si en el pasado fue precisamente la alianza entre estos sectores lo que dio bases de legitimidad a la estrategia estatal de expansión hacia adentro, vía la industrialización, hoy la base política de la apertura se presenta difusa: un sector de alta clase media, con gran influencia mediática, altos niveles de consumo y, en general, poder e influencia en las esferas de dirección del Estado, le apoya y hace de ese apoyo un arma importante de su fortalecimiento como sector social. Estos sectores medios de altos ingresos son altamente dependientes de la burocracia de Estado, ahora altamente condicionada en sus niveles tecno-profesionales por la burocracia internacional que controla las lógicas de ordenamiento del capitalismo global, como también depende del poder de la nueva economía de servicios que ha potenciado la terciarización y el proceso de apertura. En los sectores medios hay, sin embargo, un segmento no tan afortunado que aún medra en torno al empleo de baja calificación generado en el sector público, se vincula al sector informal en la producción de servicios o se encuentra vinculado a la economía de servicios dinámica de alta complejidad tecnológica (comunicaciones) y concentración de capitales (turismo), pero en los niveles ocupacionales de menor requerimiento de calificaciones. En el mundo tradicional del trabajo reina otra situación, pues la flexibilización de las relaciones laborales ha conducido a la desregulación y el quiebre del momento corporativo, con lo que el sindicalismo tradicional o militante ha perdido su

fuerza, salvo en países como México, Argentina y sobre todo Brasil. A esto se une el hecho de que más de la mitad de los trabajadores urbanos operan en un marco de relaciones laborales informales que desprotege al trabajador y, como se dijo, lo deja sin poder de mediación directa frente al Estado y al propio empresariado. En este escenario, la fuerza o capacidad de acción colectiva de los trabajadores no se revela en el espacio laboral, sino en la condición de consumidores y en su calidad de electores, pero estas son condiciones de su vida ciudadana que no validan por sí solas una acción colectiva. Faltaría aquí una expresión organizada, un momento colectivo que así lo expresara. En esas condiciones el conflicto laboral no desaparece, pero se esfuma en el espacio que las relaciones de mercado han tomado en las lógicas de articulación y cohesiones sociales. Se pasa así del momento de la subjetividad laboral al de la subjetividad mercantil, sin existir una mediación política que permita generar un poder de interpelación efectivo al Estado. La capacidad de contestación del mundo del trabajo frente a las condiciones que impone el nuevo marco de relaciones laborales se escabulle y conecta a otras identidades no laborales como son las propias del consumidor, del habitante o poblador urbano. Pero lo mismo ocurre con

La flexibilización de las relaciones laborales ha conducido a la desregulación y el quiebre del momento corporativo.

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otras identidades que se fortalecen en la globalización. 8 Con esta situación es clara la fragilidad del proceso de creación de legitimidad que el Estado requiere para poder operar frente a la sociedad como un agente que asegure no solo el orden político y social sino la protección del ciudadano. A lo que se une el hecho del abandono del proyecto estatal-nacional por parte de la élite


empresarial emergente y del propio Estado, el cual pasa a concentrar sus energías en la búsqueda de su propio espacio en el nuevo orden global, en aspectos como la búsqueda de mercados, la cooperación internacional, los financiamientos y préstamos internacionales y las nuevas inversiones extranjeras. De esta forma, la desestructuración de las bases corporativas del viejo pacto estatal nacional popular da paso a un complejo proceso de fragmentación social, individualización consumista, precariedad laboral y clientelización de la política que deben crear espacio para un nuevo esquema de legitimación del orden político, fundando así las bases de un orden neopopulista que da pie a crisis periódicas de la legitimidad democrática (Nohlen, 1995, Cavarozzi, 2002).

Los partidos y el Estado, más allá de los ajustes Es aquí donde deben entrar los actores políticos que por excelencia median las relaciones entre Estado y sociedad, nos referimos a los partidos políticos. Los sistemas de partidos se ven forzados a moverse en un nuevo marco societal, que redimensiona los tradicionales lazos entre política y sociedad, dando paso a una nueva lógica de legitimación política y formas de movilización social (Cavarozzi y Medina, 2002). Lo primero que deseo destacar es la cuestión del financiamiento de los partidos. Aquí convergen tres orientaciones o fuentes de recursos. La primera asigna al Estado un papel central en la asignación de recursos a estas organizaciones políticas, lo que dota de un gran poder negociador a las burocracias de Estado y gobiernos, pero también a las élites políticas que operan en la esfera congresual que asigna finalmente las partidas. Lo segundo es que la globalización ha potenciado el poder de influencia de actores no estatales que operan en la esfera del delito (narcotraficantes, lavadores de dinero, etc.) y que movilizan recursos hacia los partidos. Esta es una fuente de ingobernabilidad que ha ido fortaleciéndose en muchos países de la cuenca del Caribe. Y, finalmente, recursos transnacionales que

La globalización ha signficado un replanteamiento de las políticas públicas.

proceden de fundaciones de los grandes partidos de Occidente y que apoyan a las internacionales, a lo que se suman los recursos que proceden de las diásporas migratorias que han obligado a una transnacionalización política en la esfera misma de las acciones de masas de los partidos. Debe destacarse que en esta nueva situación de la política mundial los espacios mediáticos han pasado a desempeñar un lugar estratégico, no sólo en la formación de opinión pública, sino también en el ejercicio de la práctica de los partidos en cuanto a la formación de lealtades, difusión de mensajes, articulación de redes y desarrollo de capacidades de articulación con grupos y sectores sociales. El tercer aspecto que debe destacarse es el cambio de horizonte de las luchas sociales y políticas. Aquí destaca el cambio de las luchas populares y 15


laborales en materia salarial y corporativa, por luchas más orientadas al mercado en los espacios del consumo, pero sobre todo a luchas en torno a la producción de nuevas subjetividades políticas en torno a complejas y diversas problemáticas como la igualdad de género, derechos de tercera generación, los ambientales y los culturales, en una palabra, la construcción de nuevos sujetos en el sentido que Touraine asigna al concepto (2009). Consecuentemente con el papel que ha asumido la cultura mediática en la cultura global, los medios de comunicación se convierten no solo en el espacio creador de opinión pública par excelence sino también en mecanismo generador de legitimidades políticas, lo que hace muy precaria la estabilidad de la legitimidad como proceso de relaciones entre aparatos políticos y ciudadanía, fundado en un discurso movilizador de opiniones y votos y articulador de lealtades (Menéndez, 2002). El tercer aspecto es que pese a la fragilidad institucional que observamos en el Estado tras las políticas de ajuste, no sólo se han hecho más inestables las lealtades, sino que la construcción de ciudadanía encuentra un doble obstáculo para afirmarse como el vehículo a partir del cual la democracia podrá consolidarse en la región. La ciudadanía para afirmarse en el terreno social en la articulación de derechos y capacidades en ese plano (seguridad social, educación, salud) no cuenta con una interlocución política (partidos) que haga suyo este proyecto asumiendo un compromiso estable. El segundo obstáculo es el hecho constatado de que el mundo del trabajo ha perdido capacidad de interpelación y por esto no representa un recurso efectivo para la articulación del momento ciudadano como propuesta social ante el Estado, como ya se dijo. En este sentido, solamente el empresariado como actor autónomo ha conservado esa capacidad de interpelación efectiva ante el Estado, pero de hecho lo hace en una perspectiva corporativa. En este espacio resulta una tarea compleja la afirmación de la ciudadanía como estrategia de plena afirmación de la sociedad democráti-

ca. Para el ciudadano, ante las incapacidades del Estado, asumir los compromisos que demanda esta tarea, para los partidos por su fragilidad y clientelización y para el propio Estado ante la nueva agenda global que se le impone, pero sobre todo ante su efectiva incapacidad de arbitraje social en la nueva economía global en que se ve envuelto. Se impone, pues, la pregunta: ¿es gobernable la democracia con ciudadanías precarias, estados débiles y partidos clientelizados? Está claro que la respuesta es negativa, pero es en las condiciones de esa negatividad que debemos organizar la búsqueda de una respuesta y no en su simple rechazo discursivo. Esto conduce a la búsqueda de un modelo de reinserción exitosa de las economías latinoamericanas a escala internacional que asegure bienestar, pero también las capacidades tecnológicas que lo hagan sostenible. El empresariado tendrá que aprender que la

¿Es gobernable la democracia con ciudadanías precarias, Estados débiles y partidos clientelizados?

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competitividad perversa de los bajos salarios y mercados laborales informales no conduce a la larga a la sostenibilidad del crecimiento económico; sobre todo tendrá que entender que la competitividad en este nuevo marco global ya no es la de simples empresas, sino la de proyectos políticosociales responsables que obliguen a la concertación de compromisos razonablemente estables entre Estados, ciudadanos, partidos y empresarios, como bases elementales de la sostenibilidad de la inserción exitosa en el mercado y la ciudadanía democrática. Esto debería conducir la mirada política del Estado a la búsqueda de ese compromiso, de ese acuerdo nacional de nuevo tipo, en el reconocimiento de que solo el fortalecimiento de una clara voluntad estatal, de un sistema de partidos


institucionalizado y de una ciudadanía con capacidades efectivas de interpelación y demandas, se producirán las condiciones necesarias para la vida democrática efectiva y la equidad social consecuente, vale decir, de la comunidad de ciudadanos libres. Nota: El autor agradece a Ana Belén Benito sus comentarios. Wilfredo Lozano es sociólogo, ex secretario general de la Flacso, director del Centro de Investigaciones y Estudios Sociales (cies) auspiciado por la Universidad Iberoamericana (Unibe) de Santo Domingo.

Notas 1

Con el tiempo la literatura sobre las transiciones hacia la democracia de los años ochenta se ha multiplicado, y resulta casi imposible tener un dominio completo de esta bibliografía. El debate general puede apreciarse en O’Donell y Schmitter (1998), sobre todo en su primer volumen de conclusiones y en el volumen 2 relativo a América Latina. Una referencia a las discusiones latinoamericanas en torno a las transiciones puede apreciarse en Lesgart (2003) que pasa balance al debate. Véase también a Balletdo (1994), Lander (1996) y Nohlen (1995). 2 Hay una amplia literatura sobre los cambios de las relaciones Estado-mercado en América Latina. Al respecto véase a título indicativo el libro coordinado por A. Pzeworsky (1998). Sobre el impacto de los ajustes de los años noventa en la democracia dominicana debe verse a Lozano (2004) y a Hartlyn (2008). 3 En una perspectiva histórica el libro de Bulmer Thomas (1998) presenta un panorama esclarecedor. En torno al proceso de ajuste y apertura en sus pormenores en casos nacionales el panorama presenta una literatura muy dispersa. 4 Sobre la naturaleza e implicaciones políticas de las lógicas impositivas que se sostienen en la tributación indirecta vía el mercado y no directa vía las rentas, tras las políticas de ajuste de los noventa, véase el texto de Guzmán y otros (2011) sobre los procesos de cambio institucional en el sistema de tributación dominicano desde los noventa. 5 Salvo situaciones de clara afirmación institucional de los acuerdos de clase que sostuvieron los pactos popu-

listas en el pasado, como fueron los casos de México, Brasil y Argentina, o los procesos de transición democrática con clara afirmación institucional como Chile y el propio México, no existen en Latinoamérica las capacidades institucionales como para hacer descansar en la base impositiva las políticas sociales, empleando la vía clásica europea de la distribución de rentas y la capacidad del Estado de fortalecer sus ingresos en los impuestos a las rentas y no al consumo. Independientemente del discurso neoliberal que ve en esta situación la vía adecuada para fortalecer las rentas del Estado, lo que esto traduce es una debilidad del consumidor y, en el plano más general, de las clases trabajadoras y los estratos medios de menores ingresos. 6 Esta tendencia genera a su vez nuevas tensiones. Por ejemplo, agudiza los conflictos entre grupos burocráticos estatales y de hecho, dado el sesgo delegativo de la democracia latinoamericana, tiende a fortalecer a los grupos políticos inmediatamente cercanos al Poder Ejecutivo, lo que no solo plantea problemas al sistema de partidos sino que introduce fricciones en la burocracia política de los partidos gobernantes. 7 No olvidemos que la globalización ha puesto en escena un tipo de actor internacional que en países como Haití decide incluso la orientación de las políticas públicas, ya que proporciona importantes recursos, me refiero a las ong internacionales y entidades de cooperación privadas que controlan gran parte de la ayuda internacional que pasa por la sociedad civil. 8 La fragmentación de las identidades más allá del momento estatal-nacional debe forzar en principio la búsqueda de nuevas formas de articulación de éstas, donde el espacio nacional ya no puede contener lo que sería específico de la nueva era: la determinación de la globalización en su dispersión identitaria, tras la planetarización de flujos de información, contactos y articulación de redes virtuales y fenómenos como el transnacionalismo (Touraine, 2009; Portes, Guarnizo y Landolt, 2003).

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Marco Coscione

El mito del crecimiento económico y el desafío político y cultural del decrecimiento Reflexionemos sobre qué significa en realidad “crecer económicamente” y entonces influir en la variación positiva del pib de un país. Entender lo que hay detrás del crecimiento económico es el punto de partida para los que quieren conocer la teoría y las prácticas del decrecimiento. Surge al final esta pregunta: ¿de verdad crecer mejora nuestras condiciones de vida? La intención es generar un debate sano y serio sobre los patrones de producción y consumo que todos (hasta los Gobiernos en sus declaraciones oficiales) coinciden en tener que revertir pero que pocos se atreven de verdad a cambiar cotidianamente. El decrecimiento puede ser la clave.

Fotos: dereamstime.com y Efe 20


A

pesar de un crecimiento económico con una tasa promedio de 5.4% anual en los últimos 50 años, en la República Dominicana el poder económico, social y político sigue en manos de unos pocos generándose, de este modo, mayor desigualdad y mayor exclusión en todos los niveles, y “convirtiendo al desarrollo humano en una cuestión de poder, cuando debería ser una cuestión de derechos”.1 Esta fue la principal tesis del Informe de Desarrollo Humano 2008, elaborado por la Oficina de Desarrollo Humano del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud) en el país, y sigue siendo válida.

pleo, crecer significa desarrollo y mejoras en la calidad de vida de cada uno de nosotros. Pero ¿es realmente así como nos lo quieren pintar? Sobre todo durante las últimas dos décadas y desde los países más desarrollados (o enriquecidos) se están difundiendo, tanto a nivel académico como entre las organizaciones de la sociedad civil global, teorías y prácticas en favor de un decrecimiento sustancial de las economías mundiales, como necesaria respuesta a las profundas inequidades, a la continua explotación de los recursos humanos y naturales, y al mito de la sociedad de consumo que el actual sistema económico y financiero ha ido creando sobre todo durante los últimos 60 años. Poner en duda aquello que todos los Gobiernos, los grandes medios y las organizaciones internacionales defienden sistemáticamente, el mito del crecimiento y con esto la idea de que “primero hay que crecer y después entonces podremos redistribuir”, es sin duda un trabajo arduo. Pero aún más difícil es revertir esta tendencia y convencer a los ciudadanos que decrecer de manera ordenada y razonada nos convendría ahora, pero sobre todo convendría al planeta y a sus futuros hijos. Nuestros hijos.

Una sociedad en silencio no hace crecer la economía, pero sin duda alguna mejora la calidad de la vida de sus ciudadanos. Al repensar las estrategias de desarrollo entonces deberíamos comenzar a pensar si realmente el crecimiento, y entonces su medición a través del producto interno bruto (pib), deba seguir siendo nuestro norte, nuestra guía entre las tormentas y el declive del ecosistema terrestre. Si mirásemos atentamente cómo se calcula el pib, tanto en la República Dominicana como en todos los países del mundo, nos daríamos cuenta que en realidad la variación del pib no es una medida de desarrollo, de enriquecimiento o de mejoras de los estándares de vida, sino una medida de destrucción, creación de desigualdades, empobrecimiento y de empeoramiento de las condiciones de vida. Al mismo tiempo dejaríamos de utilizar los eufemismos “crecimiento negativo” o “crecimiento cero” para empezar a utilizar una palabra clave: decrecimiento. Lamentablemente esta palabra está casi completamente borrada del vocabulario de uso cotidiano como si fuera intrínsecamente negativa. Lo que hay que hacer es crecer: porque crecer es bueno, crecer genera riqueza, crecer genera em-

Sobre la teoría del decrecimiento La teoría del decrecimiento viene desarrollándose paralelamente a un general repensamiento que identifica en la economía y más específicamente sus dimensiones productivas y de consumo, los principales núcleos duros que hay que atacar y remodelar según las nuevas exigencias y los nuevos desafíos mundiales: tanto políticos, como económicos, sociales, culturales y sobre todo ambientales. Pensar que podamos seguir creciendo en un mundo de recursos limitados, pensar en seguir poblando las ciudades y dejar el campo o pensar en lo que podemos consumir diariamente sin preguntarnos qué significa cada una de nuestras acciones, para la próxima generación, es lo peor que podríamos hacer, y lamentablemente, desde la expansión del capitalismo es lo que hemos estado haciendo. 21


En este artículo quiero lanzar algunos mensajes que nos ayuden a reflexionar sobre qué significa en realidad “crecer económicamente” y entonces influir en la variación positiva del pib de un país. Entender lo que hay detrás del crecimiento económico es el punto de partida para los que quieren conocer la teoría y las prácticas del decrecimiento. Al final de estas pocas páginas surgirá espontánea una pregunta: ¿de verdad crecer mejora nuestras condiciones de vida? Quizás entonces se genere a través de este medio un debate sano y serio sobre los patrones de producción y consumo que todos (hasta los Gobiernos en sus declaraciones oficiales) coinciden en tener que revertir pero que pocos se atreven de verdad a cambiar cotidianamente. El decrecimiento puede ser la clave. Como subrayan los teóricos del decrecimiento,2 a diferencia de lo que se cree comúnmente, el pib no mide el aumento de bienes y servicios producidos por un país, sino solo el aumento de aquellas mercancías que se intercambian con dinero. Con esto, felices los bancos. El crecimiento del pib, lamentablemente, es considerado en nuestras sociedades como un sinónimo del bienestar: mayor es la cantidad de mercancías que puedes comprar con dinero y mayor es tu calidad de vida. Sin embargo, “no siempre las mercancías son bienes, porque en el concepto de bien hay una connotación cualitativa –algo que ofrece una ventaja– que por el contrario no pertenece al concepto de mercancía [...] Pero no necesariamente los bienes son mercancías, porque se puede producir algo útil sin intercambiarlo por dinero, sino para utilizarlo o para donarlo”. En nuestras sociedades el valor de cambio es el determinante, mientras que el valor de uso ha perdido totalmente su importancia. Si no lo creen, pregunten a los españoles sobre la burbuja inmobiliaria que ha desencadenado su crisis más profunda. Los productos autoproducidos, autoconsumados o donados de una huerta colectiva, el cuidado de niños o ancianos dentro del circuito familiar o de los vecinos, no aumentan el pib; pero no hay dudas que sean bienes o servicios que mejoran

nuestra calidad de vida. Si al contrario, compramos los productos en un supermercado o contratamos a una niñera, esta actividad económica se contabilizaría en el pib. El dinero entonces hace crecer el pib, el amor y la confianza hacia un familiar o un vecino, no.3 Quien tiene más dinero es más rico, pero ¿si tiene que comprar todo sin saber producir nada, de verdad es más rico? ¿De verdad su calidad de vida es mejor? Quien depende de los demás para cualquier cosa, ¿es de verdad más rico? El yogurt o el queso autoproducidos son de óptima calidad; no tienen conservantes y son ricos en bacterias; no tienen que ser transportados y no necesitan empaques de plástico. Entonces reducen las emisiones de CO2 generadas por la industria correspondiente y evitan el aumento de basura. Los productos autoproducidos no llevan consigo un intercambio monetario, no necesitan carburante ni embalajes para ser transportados al supermercado, entonces hacen disminuir la demanda de estos tipos de mercancías. Hacen que el pib disminuya. ¿Entonces qué? ¿Crecer o decrecer? ¿Consumo o autoproducción?4

Llevamos décadas pensando en un nuevo modelo económico, pero ha quedado claro que no existe otro modelo.

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Está claro que no podemos pensar en autoproducir todo lo que necesitamos. Tienen que existir intercambios mercantiles en este mundo, pero la autoproducción ayudaría a disminuirlos y a tejer redes sociales y comunitarias más fuertes. “La palabra ‘comunidad’, formada por la unión de las palabras latinas cum, que significa con, y menus, que significa don, indica un grupo de personas fundado en intercambios no mercantiles, en el don y la reciprocidad, en lazos sociales más fuertes de los exclusivamente mercantiles que conectan los miembros de una sociedad. Mayor es la incidencia de los intercambios fundados en el don


Existe una dicotomía entre las necesidades reales y las necesidades inducidas; esto mantiene en vilo a los consumidores.

y en la reciprocidad, menores son los intercambios mercantiles y el crecimiento del producto interno bruto”.5 Quien sigue todas las modas impuestas por la publicidad consume mucho más que aquellos que no las siguen. Los que siguen las modas inducidas, entonces, generan más crecimiento. Si consideras que tu pelo es “malo” ayudarás a hacer crecer la economía yendo al salón una vez a la semana; si no sabes disfrutar de tu cuerpo y de tu alma para ser feliz seguirás condicionando tu felicidad a la capacidad de compra de mercancías; si estás feliz con lo que tienes no haces crecer el pib, pero si te sientes insatisfecho entonces sí lo haces crecer. Según el modelo cultural que nos obligan a vivir, “una sociedad que valore la variedad de cuerpos y de expresiones corporales de la belleza es más pobre que una que tenga estándares estrechos, rígidos, e inaccesibles para la mayor parte de la población [...] Cuantas más personas se perciban a sí mismas como feas, más crecerán la industria cosmética y la industria quirúrgica

de la belleza. Cuanto menos conformes estén las personas con sus cuerpos, mas crecerá el sistema económico”.6 ¿Qué está midiendo entonces el pib si no la insatisfacción y la fealdad inducida? En este sentido, la insatisfacción y la “necesidad” de mantener ciertos niveles de desigualdad están estrechamente ligadas entre ellos: “La desigualdad introduce la comparación y con ella la idea de necesidades ilimitadas [...] La realidad es que las ‘necesidades’ ilimitadas creadas desde la desigualdad hacen crecer el sistema económico en un planeta que tiene límites”.7

Las mercancías, ¿necesidades reales? La sobriedad en la compra de mercancías, como las vestimentas, responde a necesidades reales y no a necesidades inducidas. Dejar de comprar mercancías inútiles no se hace por “valores” o “nobles motivaciones”, sino simplemente para vivir mejor: no renuncio a la televisión, sino decido que es mejor usar el tiempo de manera 23


Los centros comerciales, así como las avenidas en las que se encuentran, han sido convertidos en el epicentro de grandes acontecimientos.

menos idiota. La sobriedad reduce el pib, ¿pero estamos de verdad seguros que no mejore la calidad de nuestra vida? Este razonamiento vale también para el cuidado y el mantenimiento de todo lo que compramos: “El cuidado de los objetos y equipamientos empobrece las naciones. Si alguien conserva su coche durante veinte años tras un adecuado mantenimiento, está cometiendo casi un delito para su país, pues no ayuda a dinamizar la economía. Por eso los Gobiernos dedican ingentes cantidades de dinero a estimular que la gente vea como inservibles sus coches medio nuevos y los cambie por nuevos del todo. Cuanto menos se cuidan las cosas, mayor es la actividad económica”.8 La sobriedad, que en un mundo de sabios es manifestación de inteligencia, sabiduría y sobre todo de autonomía de decisión, en el sistema económico que se basa en el crecimiento es un enemigo que hay que borrar de la opinión pública. ¡Consumid, consumid! Es la contraseña. Si la industria de la minería extrae minerales de la corteza terrestre se cree que el país está “produciendo” ese material y naturalmente el pib 24

crece proporcionalmente. “La confusión entre extracción y producción que regularmente muestra el sistema económico tiene fatales consecuencias, pues vaciar la ‘despensa’ de la biosfera se contabiliza como algo positivo [...] Se llega a la paradoja de que cuanto más se esquilma un territorio, más ‘rico’ es considerado. La degradación de la corteza terrestre es buena para la economía”,9 porque hace crecer el pib. Un bien común es de todos y no es de nadie, entonces no se contabiliza. Pero al privatizarlo entra dentro de los cálculos económicos. “Aunque una playa pública no puntúa en el sistema económico, si alguien le pone una valla y cobra por entrar, entonces se considerará ‘producción’. Cuantas más vallas tiene un país, más ‘rico’ y ‘desarrollado’ es”.10 Si conduces por autopistas y carreteras vacías gastas menos gasolina que si conduces por calles transitadas donde cada dos minutos te paras media hora por un tapón. Tu consumo de gasolina alimenta la industria extractiva y la refinería, y con eso naturalmente influye en el crecimiento del pib. Pero ¿estás de verdad seguro de que tu calidad de vida está


Cualquier modelo económico que pensemos nos llevaría al mismo lugar.

aumentando cuanta más gasolina consumas, y cuanto más te quedas embotellado? Si se construyen nuevas carreteras de asfalto o nuevas infraestructuras de cemento el pib crece, pero la lluvia ya no penetra el suelo, no alimenta los acuíferos, los ríos, las fuentes y los pozos subterráneos y solo fluirá a través de los alcantarillados hacia los ríos, los mares y los lagos. De esta manera, cuando necesitaremos agua solo podremos recogerla de las fuentes de montaña, embotellarla en botellas de plástico, cargarla en camiones que gastan gasolina y contaminan, y transportarlas por ahí y por allá para alimentar a los supermercados de las ciudades y los pueblos. Si tomas agua embotellada estás haciendo crecer, entre otras actividades, las industrias de producción de botellas de plástico y entonces ayudarás el crecimiento del pib. Si la tomas de la fuente no te cuesta nada, pero no haces crecer el pib.11 “Si el agua del río se contamina porque una industria vierte sus residuos a su curso, los habitantes que viven río abajo se verán obligados a dejar de beber el agua cercana y tendrán que comprar agua embotellada en

el supermercado. Al comprarla será contabilizada como actividad económica, lo que no sucedía al beberla de forma directa cuando estaba limpia [...] El agua contaminada hace ‘crecer’, por tanto, el sistema económico. Un país se considerará más rico si sus recursos naturales sanos y abundantes han sido deteriorados. Un bosque quemado contribuye más al pib que un bosque vivo. El aire contaminado de la ciudad impulsa la construcción de segundas residencias en el campo. La playa insalubre hace más atractiva la instalación de piscinas”.12 Está claro que el pib mide la destrucción, no el desarrollo, entendido como mejoramiento de las condiciones de vida. Si tu estado de salud es bueno, si vives en un entorno saludable, si tu trabajo y tu estilo de vida no te estresan, si la multinacional de turno no inventa nuevas “gripes genéticamente modificadas” necesitarás cada vez menos un médico o una farmacia. Eso significa que harás cada vez menos transacciones monetarias para resolver tus problemas de salud. Si estás bien no haces crecer el pib, si estás mal sí. ¿Qué te están pidiendo entonces los grandes poderes económicos, por ejemplo 25


las farmacéuticas, para seguir “creciendo”? Naturalmente que estés mal, no que estés bien. Una sociedad en silencio no hace crecer la economía, pero sin duda alguna mejora la calidad de la vida. Una sociedad en paz y sin guerras no hace crecer la economía, porque todo el sistema productivo militar y los otros procesos económicos a ello conectados estarían parados. ¿Entonces qué? ¿Crecer o decrecer? ¿Guerra o paz? “Una población cohesionada, con un espacio compartido por diferentes personas y poco peligroso, proporciona menos ‘riqueza’ que un espacio hostil”.13 Una sociedad que se tiene miedo a sí misma “producirá” sistemas y equipos de seguridad, pib alarmas y cámara de vigilancia, dará empleo a los policías privados, a productores de las puertas de seguridad, etc. Si aumenta el miedo aumenta el pib. Hay que generar mensajes de inseguridad, hay que mantener las desigualdades que pueden generar envidia y odio. Michael Moore nos lo explicaba claramente en Bowling for Colombine. ¿Te quedaste perplejo? ¿Qué es lo que estás pensando? ¿Qué nos están engañando cada día desde los simples términos del lenguaje hasta en los aparatos productivos nacionales y mundiales? Que creas o no los mensajes que acabo de lanzarte, la realidad está frente a tus ojos.

lariado y esclavizado en las zonas francas, cuyas acciones cotidianas se resumen en: emplearse para obtener un sueldo monetario, gastarse este sueldo para sobrevivir. Es más, ya no valen declaraciones como: “ustedes países desarrollados han crecido y se han desarrollado por todo este tiempo y ahora quieren que nosotros países en desarrollo o emergentes no sigamos el mismo camino para alcanzar el mismo grado de desarrollo”. ¿De verdad todos los pueblos del mundo deberían alcanzar el grado de

Si estás bien no haces crecer el , si estás mal sí.

Dos mundos Es normal que un repensamiento tan radical de la vida cotidiana parta desde teóricos del viejo continente o de países enriquecidos donde el decrecimiento empieza a ser una necesidad vital pero difícilmente visible. Continente viejo porque envejece, no se mueve, no crece, está casi paralizado. ¿Será bueno esto? Que estas teorías salgan desde Europa no significa que desde sociedades como las latinoamericanas no se puedan abrazar los mismos procesos. Es más, los países donde el campesinado y la producción agrícola aún tienen su peso pueden tener mucha más facilidad para implementar las prácticas del decrecimiento empezando por la autoproducción y la autogestión que aseguran una vida de calidad seguramente mayor a la que podría vivir cualquier obrero asa26

desarrollo del pueblo sueco? ¿De verdad el sueño de cada dominicano es irse a vivir a Estados Unidos o España convirtiéndose en esclavo de un sistema de producción y consumo destructivo e insostenible? Quizás entonces sea justamente este el momento para empezar a revertir el modelo. Llevamos décadas pensando en un nuevo modelo, pero lo que ha quedado claro es que no existe otro modelo, solo existen otros modelos acordes con las realidades específicas de cada comunidad. Pero también existe la posibilidad, y nadie nos lo había dicho antes, que pensar en otro modelo no sea la salida. Y que cualquier modelo que pensemos nos llevaría al mismo lugar, porque finalmente se basa siempre en las mismas necesidades. Los teóricos del decrecimiento, en pocas palabras, defienden esta visión: el del cambio de necesidades. Para que quede más claro, termino con un ejemplo muy emblemático que Maurizio Pallante explica en La Decrescita Felice. La qualitá della vita non dipende dal pib (El decrecimiento feliz. La calidad de la vida no depende del pib): en Italia, sobre todo durante los años setenta y ochenta, se generó un encendido debate entre los que apoyaban la opción del nuclear y los que preferían la energía solar como respuesta al aumento considerable de la demanda de energía por parte del sistema productivo y de la misma población. Los


con centrales nucleares o con fuentes renovables) sino reducir radicalmente la necesidad de energía a través de la transformación de los patrones productivos y de consumo, y también a través de la reducción de los tremendos derroches que un sistema de gestión, almacenamiento y distribución de energía, hijo del crecimiento, estaba generando (y así sigue) a lo largo del territorio italiano. ¿Entonces qué? ¿Buscamos otro modelo de crecimiento o empezamos a decrecer? Marco Coscione es investigador asociado a Funglode, licenciado en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Génova y máster oficial en “América Latina Contemporánea y sus relaciones con la ue : una cooperación estratégica” (Universidad de Alcalá e Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, Madrid). En abril de 2011 ha publicado Comercio justo en la República Dominicana: café, cacao y banano, editado por la Fundación Global.

Nota odh-pnud (2010: ix, vol. 1), Política social: capacidades y derechos. Análisis y propuestas de políticas sociales en República Dominicana, Oficina de Desarrollo Humano del pnud en la República Dominicana a solicitud del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, Santo Domingo. 2 Entre los principales podemos nombrar el francés Serge Latouche, el italiano Maurizio Pallante y el español Carlos Taibo. 3 Pallante, Maurizio (2011: 17-19). 4 Pallante, Maurizio (2011: 29). 5 Cembranos, Fernando, “Decrecimiento e indicadores económicos. Perdidas que hacen crecer el pib”, en Carlos Taibo (dir.) (2010), Decrecimientos. Sobre lo que hay que cambiar en la vida cotidiana, Los Libros de la Catarata, Madrid, p. 175. 6 Cembranos, Fernando (2010: 176). 7 Cembranos, Fernando (2010: 173). 8 Cembranos, Fernando (2010: 173). 9 Cembranos, Fernando (2010: 172). 10 Cembranos, Fernando (2010: 172). 11 Pallante, Maurizio (2011: 10). 12 Cembranos, Fernando (2010: 173). 13 Cembranos, Fernando (2010: 173). 1

Hay que transformar los hábitos de consumo de la población.

unos y los otros defendían la eficacia de los dos sistemas de producción de energía y la eficiencia de las correspondientes inversiones que el Estado italiano debería haber hecho para responder a las “necesidades” de sus ciudadanos. Ya en aquel entonces, pero naturalmente invisibilizados por el sistema, sus medios masivos y los partidos políticos (tanto de derecha que de izquierda), los teóricos y partidarios del decrecimiento consideraban que el problema estaba totalmente desenfocado: según ellos, la cuestión no era cual de los dos modelos de generación iba a ser el más eficiente y más sostenible para responder al crecimiento de las necesidades energéticas del país. La cuestión era que la manera más eficaz y eficiente (tanto en el corto como en el largo plazo) para mantener un desarrollo humano y sostenible en el país no era generar aún más energía (de cualquier manera se quisiera generar,

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Frank Bรกez

Michel Wieviorka

Habla de la crisis mundial actual Fotos: Erika Santelices


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o estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época”, planteó el sociólogo francés Michel Wieviorka en una ponencia titulada “Frente a la crisis: El estado actual del debate de ideas en Europa”, que fue presentada en Funglode. Como para respaldar sus palabras, esa noche, en algunas ciudades de Chile, grupos de estudiantes marchaban en contra de la política educativa de su Gobierno, uniéndose a una serie de protestas y movimientos que se han repetido en varios lugares del mundo.

cismo y del multiculturalismo en los países desarrollados receptores de grandes flujos migratorios. Entre sus obras podemos destacar: El racismo: una introducción (2008) y Otro mundo...: discrepancias, sorpresas y derivas en la antimundialización (2009). Al día siguiente de su ponencia en Funglode, lo entrevistamos en la Biblioteca Juan Bosch, donde también nos acompañó la doctora Laura Faxas, embajadora dominicana en Francia. Al igual que la ponencia que dio en Funglode, en la entrevista Wieviorka se expresó en castellano, idioma que mane-

Los veinte años posteriores a la Segunda Guerra Mundial traen la descomposición del corazón de esta época. Wieviorka es uno de los pensadores más lúcidos e influyentes de Europa. Desde sus comienzos como sociólogo e investigador se ha interesado por los diferentes aspectos que conforman nuestra época. Entre los múltiples temas que ha investigado se encuentran el movimiento obrero, los nuevos movimientos sociales, el racismo y el cambio social. Su reconocimiento internacional vino a través de sus investigaciones sobre el terrorismo y otras conductas violentas en la era de la globalización. La problemática que lo ha ocupado desde hace más de quince años, la alteridad y la diferencia cultural, lo llevó a estudiar los fenómenos contrapuestos del ra-

ja a la perfección. A pesar de la profundidad y complejidad de los temas, se expresa de una manera tan sencilla y amena que resulta encantadora. De igual manera, siempre evita caer en generalizaciones y obviedades. Esperamos que la disfruten. Revista Global: Comencemos hablando de su formación intelectual y de su interés inicial por la investigación. Antes de ser sociólogo fui estudiante de Ciencias Económicas y Negocios, pero no me interesaba mucho, hasta que un día descubrí un libro de Manuel Castell que se llama La cuestión urbana, que fue para mí un gran descubrimien-

to. Fui a visitar a Castell y le dije: “Quiero estudiar con usted”. Él me contestó: “Bueno, por razones académicas, debes hacer la inscripción con Alain Touraine, pero Alain Touraine no va a aceptar que trabajes conmigo”. Así que fui entonces a visitar a Touraine, que me dijo: “Perfecto, no hay problema, lo único que yo quiero es que usted venga también a mi seminario, no únicamente al de Manuel Castell”. Esos fueron mis dos maestros. En su bibliografía sobresale el tema del racismo, ¿es un interés particular suyo o considera que es algo básico para entender la sociedad actual? No se puede imaginar que un investigador no tenga un interés personal en algo que va a estudiar, claro, hay cosas que tú no decides, pero hay cosas que tu corazón hace que te interesen. Empecé a trabajar el tema en un momento histórico muy importante en Francia, el momento en que se transforma el racismo, en los años ochenta. Esa era la época en que se desarrolló un partido racista, el Frente Nacional, que es cuando muchos franceses descubren que en Francia viven musulmanes, que no solo están aquí para trabajar y regresar a su país, sino que viven allí. Entonces aparecen nuevas formas de racismo, no la tradicionalmente física, sino la cultural. La idea de que esta gente no es culturalmente como nosotros, que son distintos y que son un peligro para la identidad nacional. Por lo que en ese momento el racismo resurge de una forma distinta. Y para mí fue muy interesante estudiar este fenómeno. 29


En su ponencia se refirió a tres paradigmas sociológicos para analizar la crisis actual. Bueno, yo he dicho que hay tres paradigmas sociológicos que pueden ayudar a analizar esta crisis. El primer paradigma es el más clásico: la crisis es una disfunción de uno o varios sistemas. El segundo paradigma, que es el más interesante según mi punto de vista, es la idea de Edgar Morin, el sociólogo francés, que dice que hay que constituir la crisis como ciencia. La “crisología”, una ciencia para estudiar las crisis y que tiene dos ideas fuertes. En primer lugar, que una crisis tiene una dimensión de revelación y, segundo, que la crisis tiene una dimensión de efectuación. Revelación: eso significa que la crisis te va a hacer entender cosas que antes no entendías. Efec30

tuación: que la crisis tiene efectos, pero lo original de su pensamiento es que las crisis no son productoras únicamente de efectos negativos, de descomposición (claro, hay de estos efectos), pero hay más innovación, creación, creatividad. Pero para mí el más útil es el tercer paradigma, que viene de Alain Touraine y dice que la crisis es lo contrario del conflicto y del debate, que hay una crisis cuando hay actores que no pueden hacer más que reaccionar a los cambios del sistema, y hay conflictos cuando hay reacciones entre actores. Esto me interesa mucho, porque me parece que estamos en un momento donde los viejos conflictos se acaban, la guerra fría se acaba, el movimiento obrero casi se acaba, los nuevos movimientos sociales de los setenta casi se acaban, entonces hay una ausencia de conflic-

tos de antes que dan más espacio a la crisis; pero al mismo tiempo, los sociólogos debemos interesarnos por las nuevas posibilidades de conflictos, por los nuevos actores que surgen en el espacio público, por ejemplo, el movimiento global, alterglobal, los movimientos femeninos, los movimientos de indignados, también los movimientos pro democracia y justicia social en los países árabes, esos son para mí fuentes de nuevas formas de conflictualidad, y si estos movimientos son más y más fuertes, el espacio de la crisis será menos abierto. Aquí en el país empezó en parte con el tema ecológico y se fue desplazando hacia otros temas. El tema ecológico es muy importante para pensar en movimientos. Lo que es nuevo con la ecología es


que para pensar la conflictualidad hay que articular lo global, nacional y local. Por ejemplo, tal vez en este país hay gente que está en una lucha muy limitada por un problema muy limitado de agua, pero claro que si quieres entender este problema debes estudiar tal vez el clima, cambios planetarios, influencias de productos químicos en el agua; es decir, lo que es nuevo en el pensamiento sobre los conflictos es que estos (no siempre, pero en muchas ocasiones) tienen dimensiones o aspectos limitados y aspectos muy generales, y eso es para mí un problema para la gente que quiere hacer política, porque la política de manera clásica hay que hacerla en el cuadro del Estado nacional. Si el problema es limitado dentro de este cuadro y global fuera de este cuadro, es difícil para un actor político hacer algo.

por ejemplo: Indonesia. Nunca se habla de Indonesia, un país con 200 millones de habitantes, el país musulmán más importante del mundo, es un país emergente, muy interesante. Tal vez dentro de veinte años sea un país muy importante. Entonces, el mundo es multipolar, no es únicamente la hegemonía total de Estados Unidos. Esto no significa que Estados Unidos no exista más, pero yo pienso que hay de eso en la crisis, y que esta crisis es una crisis del modelo de funcionamiento de Estados Unidos y de Inglaterra. Es una crisis de sus sistemas de financiamiento, de su modelo económico, y tiene impacto mundial, porque cuando las cosas no van bien en un país como Estados Unidos, existen efectos globales.

En alguna parte usted dijo que hoy se hace la política desde la persona, no desde la clase social. Esa es una dimensión muy importante. Hoy día la gente, tanto de derecha como de izquierda, debe saber que todas las personas quieren ser consideradas como individuos. Las personas no son números abstractos, no son agentes teóricos, son personas, con proyectos, deseos, sueños y con el deseo de construir su propia existencia, y eso es muy importante, y el pensamiento político no sabe muy bien cómo hacer para tomar en cuenta esta dimensión, pero es absolutamente fundamental. Te voy a dar un ejemplo: cuando entrevistas a gente que pertenece a una determinada religión y le

En la ponencia usted dijo que la crisis es más bien una crisis de la hegemonía política norteamericana. Ante esto, ¿qué papel desempeñan las otras potencias y los países emergentes? Es un aspecto de esta crisis. En los años cincuenta y sesenta, en los tiempos de la guerra fría, había dos bloques. Después viene la caída del muro de Berlín y, como dice Fukuyama, el final de la historia. No hay más que la democracia y el mercado y, claro, esto significa que no hay más que un país hegemónico: Estados Unidos. Pero hoy podemos ver que hay nuevos países con papeles muy importantes, en Asia, no solamente China, también Japón e India; en América Latina: Brasil; y tal vez mañana, 31


preguntas: “¿Por qué eres musulmán o cristiano?”. La gente no te dice, “es porque mi padre, mi hermano, etcétera”. No; te responde “porque es mi decisión”, “yo quiero ser musulmán”, es decir, la subjetividad individual es muy importante, y me parece importantísimo para las ciencias sociales estudiar los procesos de subjetivación y des-subjetivación. Cuando no puedes ser maestro de tu existencia, empiezan las lógicas de des-subjetivación. Usted considera que las ong son organismos interesantes para articular políticas y que son los llamados a desempeñar un papel importante en estos tiempos. ¿En qué radica esa importancia? La idea de que las ong son importantes es nueva. Las primeras ong son las que aparecen en los sesenta. Aquella de los Médecins sans frontières que viajan por el mundo ayudando a la gente. Hoy en día hay muchísimas. Tienen una importancia mundial muy fuerte. Además, son actores independientes capaces de trabajar a nivel global y a nivel local, lo que los capacita para construir nuevas formas de conceptualidad a este nivel supranacional, que para mí es tan importante. Por ejemplo, yo pienso que todo lo que se conecte con el movimiento de Porto Alegre es importantísimo, porque son movimientos que hablan a través de ong de temas que no son solamente parte del cuadro nacional. También se refirió al librito de Stephane Hessel, que en español se ha traducido como 32

¡Indignaos! ¿Qué le parece el libro? Es un libro muy interesante: no es un análisis político, es un grito. El problema es: “¿Y después qué hacemos?”. Hay que transformar la indignación en fuerza de cambio político. Es una idea poderosa y, como dije en la ponencia de ayer, hay países donde la indignación es real, por ejemplo: España, Italia, Israel, tal vez mañana otros países, y hay otros donde la indignación es más virtual, en Francia van a comprar el libro y dicen “muy bien”, pero no hacen nada. Pensando en Stephane Hessel y Edgar Morin, ambos nona-

genarios, ¿usted plantea que quizá los pensadores más lúcidos de la actualidad son personas que han sobrepasado los ochenta años? Quizá eso puede sonar un poco excesivo. Pero en el área de las ciencias sociales, si quieres ser sociólogo o antropólogo y vivir de eso, debes escribir artículos de cierta manera y publicarlos en revistas de cierto tipo. Debes ser bastante conformista en tu trabajo. Y las revistas, las más prestigiosas, son las más conformistas. Entonces si eres un investigador joven tal vez es muy difícil plantearte hacer cosas diferentes, cosas que no aparecen en las revistas, ya que


que me dio mucho apoyo. Por otro lado, cuando existe el peso del militantismo y de las ideas políticas, hay temas que no son políticamente correctos desde ese punto de vista. Por ejemplo, en Francia, si eres de izquierda (sobre todo en el pasado, porque las cosas han cambiado mucho), no vas a estudiar las fuerzas armadas, no vas a estudiar a la policía, porque lo consideran temas que forman parte del poder.

si lo haces, de seguro nunca serás investigador o profesor en una institución oficial. Entonces, ¿quién es totalmente libre? ¿Quién puede hacer lo que quiera? Los viejos. Porque los viejos ya tienen su trayectoria. Claro, hay muchas razones. A mí me parece que todas las lógicas de las evaluaciones formativas ayudan a la seriedad del trabajo, pero no al trabajo original ni al pensamiento nuevo. Al principio le preguntaba si sus estudios sobre el racismo era algo personal o algo impuesto, en el sentido de que muchos de los profesionales jóvenes escogen sus temas

de manera impuesta o por la moda del momento. Antes de trabajar sobre el racismo, empecé a trabajar en los ochenta con el tema del terrorismo. El terrorismo era un tema sucio. Si trabajas de una forma mucho más elegante, mucho más noble, si trabajas de manera aristocrática, trabajas, por ejemplo, textos de Durkheim o el análisis de la religión con Max Weber, o cosas por el estilo. Pero el terrorismo, ¿dónde podías publicarlo? Si hablas con gente que tiene algo que ver con el terrorismo, eso significa tal vez que tú eres un poco terrorista. Es bien difícil. Pero, por suerte, yo fui trabajando con Alan Touraine,

Ya que entramos en el tema de las ciencias sociales, ¿cuáles son para usted las teorías sociológicas globales que pueden resultar más efectivas para comprender nuestra realidad? Es un tema muy difícil para decirlo en pocas palabras. En los años sesenta tienes cuatro o cinco paradigmas importante, y tienes un espacio histórico bastante interesante porque la gente quiere discutir. Hay gente que es funcionalista y otra que es estructuralista, hay gente que se interesa en la sociología de la política, hay gente que habla en términos de acción como Touraine. Hay cuatro o cinco paradigmas importantes. Y después comienza la descomposición de todo eso. Hoy en día el estructuralismo se acabó. El funcionalismo: yo no conozco ningún sociólogo que diga que es funcionalista. El marxista funciona muy mal. Entonces los modelos teóricos generales de estos años se van. ¿Qué pasa? En primer lugar, aparecen modelos que dicen que no hay modelos, que dicen que hay que estudiar pequeñas cosas muy limitadas y nada más. Por eso, hay un progreso muy fuerte de todo lo que se llama “interac33


cionismo simbólico”. Es decir, la gente que estudia interacciones muy limitadas entre dos personas. Por ejemplo, estamos discutiendo, tal vez yo voy a utilizar mis manos y tú vas a utilizar tus manos para hablar, es decir, estamos estudiando la comunicación entre los dos. Bueno, es interesante, pero eso no va a decir nada sobre la política de este país, la historia, no, estamos estudiando una interacción muy limitada. Entonces

do nacional. Por eso que hay que introducir las lógicas de la globalización, que tal vez son lógicas que funcionan al nivel del mundo, pero que quizá también son lógicas que se concentran en lugares muy precisos. Por ejemplo, no sé si conoces el trabajo de Saskia Sassen, que habla de la ciudad global. Ser capaz de pensar global y no solamente nacional. Porque cada persona quiere ser sujeto de su existencia. Hay que estudiar las

¿Quién es totalmente libre? ¿Quién puede hacer lo que quiera? Los viejos. en los años ochenta y noventa este tipo de sociología o de antropología fue muy fuerte, porque la gente decía “no queremos más la teoría, no queremos más la política, no queremos más la historia, lo que queremos son las pequeñas cosas”. Small is beautiful, como dice un poeta. Y eso fue bastante fuerte y me parece que entramos en una nueva era, una época donde se están reinventando nuevos paradigmas, nuevas maneras de pensar. Para mí el más importante, a este nivel, es el decir que las ciencias sociales deben introducir el tema global de un lado y del otro lado el tema del sujeto individual. El viejo cuadro clásico del análisis sociológico, que es el cuadro del Estado nacional, hoy no es suficiente. Hay que salir, como dice Ulrich Beck, hay que salir del nacionalismo metodológico, hay que pensar con otros cuadros dentro del cuadro del Esta34

lógicas de subjetivación y des-subjetivación. Para mí los nuevos paradigmas son los que son capaces de articular el punto de vista de la globalidad y el punto de vista del sujeto personal. Y el primero que ha entendido eso, desde mi punto de vista, es Anthony Giddens. En este contexto, ¿cree que el futuro va a depender en gran parte de cómo traducimos y categorizamos nuestras culturas? La globalización no significa la homogenización. Al contrario, significa muchas lógicas de producción de nuevas identidades, de nuevas lenguas, de nuevas formas de pensar. Por ejemplo, hoy en día mucha gente debe hablar inglés, porque es la lengua de la globalización. Pero si observas quiénes usan la Internet, te darás cuenta de que hay mucho más uso de Internet en otras lenguas que en inglés. En

muchos países hay categorías y formas de pensar que con el vocabulario de un país no pueden ser traducidas al vocabulario de otro. Voy a dar un ejemplo extremo. En mi país no se puede hablar de razas humanas: si dices que hay razas humanas eres un racista. Si vas a otro país (por ejemplo, Estados Unidos o Inglaterra), todo el mundo habla de razas humanas y no son racistas. No digo que haya una raza humana en términos científicos, pero la raza humana es una construcción social: la gente lo piensa así. Otro ejemplo: hay muchos libros que tratan de civilización y muchos libros que tratan de cultura, pero en muchos países, ambos términos no tienen el mismo sentido. Es muy necesario entender las categorías de cada país. Otro ejemplo: los franceses usan mucho la palabra liberal. Para un francés en primer lugar es liberal en cuanto al mercado. Para el norteamericano liberal es progresista. Entonces ya no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época. Yo soy mucho más viejo que tú, por lo que te puedo decir que el mundo de hoy tiene muy poco que ver con el mundo de mi juventud. Muy poco. Las cosas han cambiado de manera total. Los veinte años posteriores a la Segunda Guerra Mundial traen la descomposición del corazón de esta época. Por lo que hoy en día estamos construyendo una nueva. Frank Báez es escritor, investigador social y coordinador del Instituto Dominicano de Opinión Pública de Funglode.


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La diáspora en letras En el entramado de la literatura queda revelado un fenómeno muy dominicano: la ida hacia afuera de miles y miles de los nuestros. Pero esa ida es un retorno constante y ansiado con el pasaporte de la memoria y la maleta de la nostalgia. La novela de Erzulie´s Skirt de Ana Lara; la identidad agobiante del Dominicanish de Josefina Báez, y los versos y prosas de Pedro Henríquez Ureña, Antonio Sánchez Valverde, Fabio Fiallo, Juan Bosch… todo denota que la patria es musa, ilusión y referencia en la lejanía.

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Marisel Moreno

Los derechos humanos en Erzulie’s Skirt de Ana Lara En la primera parte de este ensayo se demuestra que la novela de la autora dominicano-estadounidense Ana Lara desestabiliza las definiciones oficiales de la identidad dominicana al reivindicar las raíces africanas, postulando a su vez una identidad haitiano-dominicana y denunciando la opresión en el contexto del batey. La segunda parte plantea que la conexión que la novela establece entre la trata de esclavos en la época colonial y el tráfico de seres humanos en la época moderna –manifestada a través del viaje en yola– constituye una de las críticas más fuertes de la migración indocumentada que se ha visto en las letras dominicanas de la diáspora hasta el día de hoy.

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l tema de la migración indocumentada intracaribeña no es nuevo en las letras dominicano-estadounidense, aunque se podría decir que ha adquirido más visibilidad en los últimos años. A medida que este punto ha sido abordado más abiertamente en estas literaturas, las representaciones del fenómeno de la migración ilegal han adquirido matices más sombríos, ya que pretenden documentar la gravedad, la violencia y los abusos de derechos humanos que caracterizan típicamente esta experiencia. No coincidentemente, muchas de las obras literarias que trabajan estos temas se han enfocado en la experiencia de mujeres emigrantes, dado que tienden a ser victimizadas más frecuentemente que los hombres. Una serie de 38

narrativas, incluyendo El viaje de Miriam Mejía (Crisálida, 1997), la novela Let It Rain Coffee de Angie Cruz (2005), el cuento Mercaderes del amor de Ángela Hernández (Cuentos casi extraños, 2007), y la novela Erzulie’s Skirt de Ana Maurine Lara (2006), ejemplifican una gama de ángulos sobre este tema que varían desde la versión casi glorificada del viaje en yola entre la República Dominicana y Puerto Rico en la novela de Cruz, al retrato angustiante de esta trayectoria en la novela de Lara. Este ensayo se enfocará en la obra Erzulie’s Skirt de Lara, que cuenta la historia de una pareja de mujeres –una dominicana y la otra haitiano-dominicana– que tratan de escapar de las injusticias y las privaciones que sufren como mujeres de color en la República Domi-

nicana. Propongo que por un lado, la novela desestabiliza la definición oficial de la dominicanidad al hacer hincapié en la hibridez de la identidad haitiano-dominicana, y por otro, propongo que la conexión que la novela establece entre la trata de esclavos en la época colonial y la subyugación de ciertos grupos (tanto haitianos como dominicanos) constituye una de las críticas más fuertes de la migración indocumentada que se haya visto en las letras dominicanas de la diáspora hasta el día de hoy.

Hibridez y marginalidad: identidades haitianodominicanas Como se sabe, Haití y la República Dominicana comparten una historia compleja, y a veces polé-


Ilustraciones: Alma Peguero

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mica, que continúa conformando tanto su relación actual como las construcciones oficiales de la identidad nacional. También se sabe que la ideología del antihaitianismo que se ha desarrollado a través de la historia llegó a su punto culminante durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961), cuando fue institucionalizada por su gobierno en su intento de definir una identidad dominicana hispanófila (Martínez, 2003: 82). La masacre haitiana de 1937, perpetrada por el gobierno de Trujillo, tipifica el grado de racismo y prejuicio que 40

ha existido en contra de los haitianos en algunos sectores de la sociedad dominicana. Debido a que la identidad dominicana ha sido definida como blanca, hispana y católica, la identidad haitiana –asociada a lo africano, el francés y el vudú– le ha servido tradicionalmente como su contrapunto central. Se podría decir que los papeles claves que la raza y la etnicidad han jugado en la construcción de estas identidades “opuestas” –al menos desde la perspectiva del aparato estatal trujillista que perpetuó la noción de su “irreconciliabilidad”

para promover su agenda– han obstaculizado la afirmación abierta de la afrodominicanidad y la negritud. Puesto que en el imaginario dominicano sólo se tiende a considerar al haitiano como “negro”, los afrodominicanos han tenido más dificultad en afirmar su propia negritud sin que se ponga en duda su lealtad a la nación. Sólo recientemente, el tema casi tabú de la subjetividad afrodominicana se ha comenzado a discutir más abiertamente, no tanto en la producción literaria de la isla –aunque sí aparece en ésta–, sino en la producción de la diáspora.


El hecho de que tal apertura ocurra en la literatura dominicano-estadounidense no nos debe sorprender, puesto que como lo ha afirmado el crítico Juan Flores, “In our time, the very foundations of Dominican, Puerto Rican, and even Cuban national ideologies are being shaken by the remittance of Afro-Dominican, Afro-Puerto Rican, and Afro-Cuban identities. These are borne in decidedly new ways by return migrants and their children as they resurface in home-country settings after a veritable apprenticeship in black consciousness acquired in workingclass diaspora ‘hoods’ in the United States” (2009: 47) [En nuestros tiempos, las fundaciones de las ideologías nacionales dominicana, puertorriqueña y hasta cubana están siendo desestabilizadas por las remesas de identidades afrodominicanas, afropuertorriqueñas, y afrocubanas. Éstas son portadas de formas innovadoras por los emigrantes que retornan, y sus hijos, al país de origen después de desa-

te aún, al reivindicar la identidad haitiano-dominicana. El contexto en el cual la novela desarrolla esta identidad híbrida es en el espacio del batey, comunidades de viviendas rústicas adyacentes a las plantaciones azucareras donde los trabajadores haitianos y haitiano-dominicanos subsisten en condiciones precarias. El hecho de que la autora enmarque gran parte de la acción en este contexto no es gratuito. El racismo y la xenofobia de ciertos sectores de la sociedad dominicana hacia los haitianos se complica más en el caso de los dominicanos de padres haitianos –comúnmente (y peyorativamente) conocidos como “rayanos”–, un grupo que existe en los márgenes y que constituye un gran porcentaje de la población de los bateyes. La novela de Lara denuncia la opresión de este grupo a través del retrato de Miriam, hija de haitianos nacida en un batey en la República Dominicana, quien personifica la subjetividad híbrida haitianodominicana –que ha quedado do-

Erzulie’s Skirt marca un hito en la producción literaria de la diáspora dominicana. rrollar una conciencia de su propia negritud tras sus experiencias en los barrios de clase trabajadora de los Estados Unidos]. En mi opinión, Lara va mucho más allá de esta tendencia señalada por Flores, no sólo al afirmar la herencia africana que es parte de la identidad dominicana, sino, más importan-

blemente marginada tanto de las sociedades dominicana y haitiana–. Erzulie’s Skirt revela el prejuicio que muchos haitianos nacidos en la República Dominicana enfrentan en una sociedad donde no son oficialmente reconocidos como ciudadanos y, por lo tanto, han permanecido como sujetos “sin estado”, es

decir, despojados de derechos civiles y de la protección estatal.1 En una escena reveladora, Miriam –que es haitiano-dominicana– asegura: “Children don’t know yet what it means to be Haitian. They don’t see a difference yet” (Lara, 2006: 119) [Los niños no saben todavía lo que significa ser haitiano. Todavía no ven la diferencia]. Micaela, la otra protagonista, le responde: “I thought you said you are dominican” [Pensé que habías dicho que eras dominicana]. Miriam inmediatamente le contesta: “I was born in this country. Antonio’s father too. But here, they only see me and him as Haitian. The neighbors only think about how we are different. They don’t see how we are the same. [...] They don’t see how we are all living in small shacks, and that we all go hungry from time to time. They don’t see how our skins and faces can’t hide the truth of where we came from. We are all from Africa” [Yo nací en este país. El padre de Antonio también. Pero aquí, sólo me ven como haitiana. Los vecinos solo piensan en cuán diferentes somos. No ven cómo nos parecemos. [...] No ven que todos estamos viviendo en chozas pequeñas, y que todos pasamos hambre a veces. No ven que nuestras pieles y caras no pueden esconder la verdad sobre el lugar de donde venimos. Todos venimos de África]. Las observaciones de Miriam confirman que es excluida por sus vecinos, y luego perseguida por la policía por ser haitiana, a pesar de haber nacido en suelo dominicano e identificarse simultáneamente como dominicana y haitiana. En otras palabras, el texto revela el conflicto que emerge entre 41


las etiquetas impuestas por la sociedad y la percepción que cada individuo tiene de sí en el contexto de una sociedad altamente racializada y dividida étnicamente. Como indican otras escenas del texto, los rasgos físicos de Miriam la marcan típicamente como “haitiana”. Una de estas escenas ocurre cuando esta mujer intenta obtener una visa para viajar con su hijo Antonio y con Micaela a Estados Unidos. Según el narrador, “The guard looked her up and down, narrowing his eyes as he studied her tightly braided hair. ‘Haitians have to go to Haiti to apply for visas. This line is only for Dominicans’” (Lara, 2006: 139) [El guardia la miró de arriba a abajo, estrechando sus ojos mientras estudiaba su pelo trenzado apretadamente. ‘Los haitianos tienen que ir a Haití para solicitar sus visas. Esta fila es sólo para dominicanos’]. Miriam le responde, “I am a dominican, and so is my son. Where do I have to go to get an appointment? The guard shook his head. ‘Sorry, I can’t help you.’ He turned his back to her” [Yo soy dominicana, y también lo es mi hijo. ¿Dónde tengo que ir para conseguir una cita? El guardia negó con la cabeza. ‘Lo siento, no puedo ayudarla.’ Se dio vuelta y le dio la espalda]. Este intercambio entre Miriam y el guardia, quien en última instancia la ignora, metaforiza la postura que el Estado ha asumido frente al “problema” que representa el haitiano-dominicano, quien en muchos casos ha sido “desaparecido” porque “no existe” en el registro oficial. Como demuestra la situación de Miriam en la novela, miles de niños nacidos en los bateyes de padres hai42

tianos crecen sin una identidad oficial (reconocida por el Estado) y sin los derechos que les otorgaría la ciudadanía dominicana, a pesar de haber nacido en la República Dominicana. Recientemente, los abusos de derechos humanos en los bateyes han sido objeto de debate y se ha hecho más presión sobre los gobiernos dominicano y haitiano para que se ponga un alto a

África y al tráfico de esclavos africanos por un lado, y de las representaciones de la vida en los bateyes y del viaje en yola que cientos de dominicanos hacen a Puerto Rico cada año, por otro lado.3 La presencia y la exaltación de África son una constante a través de la novela, un leitmotiv particularmente en el contexto de los rituales religiosos que se representan en la

La experiencia de ser captivas y forzadas a la prostitución también es significante. los abusos en contra de haitianos y haitiano-dominicanos en los bateyes cometidos por corporaciones multimillonarias.2 Al arrojar luz sobre las condiciones de vida y de trabajo en los bateyes, Lara es la primera autora dominicanoestadounidense que denuncia lo que muchos reconocen como un sistema casi “esclavista” moderno, y también la primera en reclamar la identidad haitiano-dominicana como parte de la cultura dominicana, expandiendo así la construcción tradicional de la dominicanidad (Martínez, 1999: 78).

Trayectorias paralelas Erzulie’s Skirt evoca un paralelo entre la trata de esclavos de la época colonial y la migración indocumentada intracaribeña, proponiendo así una conexión entre la primera y el tráfico de seres humanos que tiene lugar en la época moderna. La novela logra establecer este paralelo a través de referencias explícitas a

narración. Esta fuerte presencia de África hace que la novela se pueda insertar dentro de la tradición literaria de lo que Paul Gilroy ha denominado el black Atlantic, caracterizada por lo que Juan Flores (2009: 52) propone como “history of return as desire and reality” [la historia del regreso como deseo y realidad], la cual ha significado un “longing for Africa as the primordial homeland” [la nostalgia de África como hogar primordial]. Como sugiere Eleuterio Santiago-Díaz (2007: 49), a pesar de que Gilroy no tomó en cuenta el Caribe hispano al teorizar lo que denominó como el black Atlantic, “la experiencia africana y afropuertorriqueña [vinculan] la isla al mundo del black Atlantic”. De igual forma, propongo que también se inserte la experiencia afrodominicana y afrocubana dentro de este esquema teórico. La glorificación de África sirve muchas veces de contrapunto a las


condiciones de vida moderna para muchos afrocaribeños, como se ejemplifica en la siguiente cita de Mama Hounsin, la madre de Micaela: “When we were in Guinée, we had everything we needed. All the riches of the earth were ours. But, by the force of iron and whip we arrived here. Everything we do is to remember where we come from” (Lara, 2006: 53) [Cuando estábamos en Guinea, teníamos todo lo que necesitábamos. Todas las riquezas de la tierra eran nuestras. Pero a fuerza de hierro y látigo llegamos aquí. Todo lo que hacemos es para recordar de dónde venimos]. Las palabras de Mama

Hounsin no solo son evidencia de la idealización de África como madre patria y “tierra de la abundancia”, sino que también enfatizan la trata de esclavos como el episodio culminante que marca la ruptura entre su presente y su pasado. En otra escena, el padre de Micaela le dice: “Your mother’s families were cimarrones. They resisted the Spanish slavers who ran the bateyes where they grew sugar cane. They took the cane and with our blood made it into sugar. Your mother’s people fled. They came to the mountains before their feet could be cut off. They hid amongst the spirits of the trees that protec-

ted them when the Spaniards rode their horses in search of those that escaped the whippings and torture of the plantations” (Lara, 2006: 80) [La familia de tu madre fueron cimarrones. Resistieron a los esclavistas españoles dueños de los bateyes donde cultivaban la caña de azúcar. Ellos tomaron la caña y con nuestra sangre la transformaron en azúcar. El pueblo de tu madre huyó. Vinieron a las montañas antes de que les cortaran los pies. Se escondieron entre los espíritus de los árboles que los protegieron cuando los españoles vinieron a caballo buscando a los que habían escapado a los latigazos y la tortura 43


de las plantaciones]. En otras palabras, aquí se observa un énfasis en trazar la historia familiar y su trayectoria de resistencia, primero durante la época colonial, y más recientemente en el contexto del batey moderno. De hecho, las descripciones de las condiciones de vida de la familia de Micaela en el batey nos recuerdan las condiciones que había bajo el sistema esclavista colonial, enfatizando de esta forma un paralelo entre el pasado y el presente. En una escena que parece recrear ese pasado colonial, Micaela señala: “[The women] swung their machetes in the air, up to the right, down to the left cutting down the cane that stood high above their heads. They went in rows, the children a long distance behind them, gathering the fallen stalks and forming piles for the men to gather. The women floated above the ground, covered from head to toe in cloth that protected them from the blazing sun, and the thin shreds of cane that flew out to cut their eyes, throats, noses and skin. The cane was like powdered glass, causing small exposed areas to swell up from the debris” (Lara, 2006: 13) [[Las mujeres] mecían sus machetes en el aire, arriba hacia la derecha, abajo a la izquierda, cortando la caña que era más alta que sus cabezas. Iban en filas, los niños a cierta distancia detrás de ellas, recogiendo los pedazos caídos y formando montones para que los hombres los recolectaran. Las mujeres flotaban sobre el suelo, cubiertas de pies a cabeza por ropas que las protegían de un sol abrasador y de los filamentos de caña que volaban y cortaban ojos, gar44

gantas, narices y piel. La caña era como vidrio hecho polvo, causaba la hinchazón de las partes expuestas]. Esta descripción de los bateyes y del trabajo en el cañaveral, y otras más, sirven para denunciar las condiciones bajo las cuales miles de haitianos y haitiano-dominicanos viven, las cuales son resumidas por el padre de Micaela cuando declara: “A Haitian working here [Dominican Republic] is nothing more than a slave” (Lara, 2006: 31) [Un haitiano que trabaja aquí no es nada más que un esclavo]. Sin duda, una de las conexiones más directas que la novela establece entre la trata de esclavos colonial y el tráfico de personas en la época moderna ocurre cuando se

food, and all around them the ocean jeered at their solitary boat. The two men had jumped from the yola the night before, preferring to drown than suffer the madness of dehydration” (Lara, 2006: 166) [El agua se había acabado hacía unos días. Ya no había comida, y alrededor de ellos el océano arremetía contra su embarcación solitaria. Los dos hombres se habían tirado de la yola la noche anterior, prefiriendo ahogarse que sufrir la locura de la deshidratación]. Además del sufrimiento que claramente evoca los horrores que asociamos con la trata de esclavos y su viaje cruzando el océano Atlántico, la narrativa que sigue este capítulo también sirve para enfa-

Las descripciones de la explotación sexual constituyen una de las críticas de la conexión entre la migración indocumentada. describe el viaje en yola que hacen Miriam, su hijo Antonio y Micaela al tratar de emigrar a Puerto Rico. Comenzada la trayectoria, el grupo de indocumentados del cual son parte se da cuenta de que los traficantes los engañaron, la persona que se suponía que dirigiera la yola los abandonó y los pasajeros no saben cómo llegar a Puerto Rico. Las descripciones del calor, el hambre, la sed y los tiburones llegan a su punto culminante cuando la embarcación zozobra y varios se ahogan. Como expresa la narradora: “The water had run out several days prior. There was no longer

tizar este paralelo. A lo largo de la novela se desarrollan historias intercaladas sobre “She” e “Ifé”, dos mujeres de origen africano que son capturadas por traficantes en la época colonial y son forzadas a hacer el viaje a América. Después del capítulo sobre el viaje de Miriam y Micaela, la narrativa sobre She e Ifé describe cómo fueron encadenadas y forzadas a abordar la embarcación: “Ifé had pressed herbs and roots into her hand as they boarded the ship–rough white men pushing and pulling them up the thin boards, dragging the resistant after a hard blow to the back.


[...] She floated over rows and rows of bodies, dead or suffering in the fungal darkness of the ship’s keep” (Lara, 2006: 173) [Ifé había agarrado fuertemente las hierbas y raíces al abordar el barco –bruscos hombres blancos empujándolos y halándolos por los tablones, arrastrando a los que se resistían después de un golpe fuerte en la espalda–. [...] Ella flotaba sobre filas y filas de cuerpos, muertos o sufriendo en la oscuridad mohosa del almacén del barco]. El hecho de que a la descripción del viaje de Miriam y Micaela le siga la historia de She e Ifé enfatiza la correlación directa que la novela de Lara pretende establecer entre la trata de esclavos en la era colonial y la migración indocumentada intracaribeña del presente. Esta correlación se hace aún más patente cuando Miriam y Micaela llegan a Puerto Rico, donde son secuestradas, mantenidas cautivas en un cuarto oscuro y forzadas a prostituirse. También es aquí donde Miriam, delirando de fiebre, se entera de que su hijo Antonio fue ahogado a propósito por el traficante que las recogió en la costa. Los sucesos que tienen lugar en este capítulo revelan el grado de vulnerabilidad de las mujeres y los niños antes, durante y después del proceso de migración indocumentada entre la República Dominicana y Puerto Rico. Las descripciones gráficas de la explotación sexual de Miriam y Micaela que encontramos en esta novela constituyen una de las críticas más fuertes de la conexión entre la migración indocumentada y el tráfico de sexo coaccionado –considerado un tipo de esclavitud moderna por muchos– que hasta hoy día se han

dado en la literatura dominicanoestadounidense y del Caribe hispano en general. Por lo tanto, Erzulie’s Skirt arroja luz sobre otro problema asociado frecuentemente con la migración indocumentada: la explotación sexual del emigrante. Al igual que el tema de las condiciones de vida en los bateyes modernos, este problema también se suma a la lista de violaciones de los derechos humanos que existen hoy día en el contexto caribeño. En un estudio publicado en 1996 por el International Organization for Migration titulado “Trafficking in Women From the Dominican Republic for Sexual Exploitation”, los autores declaran que la República Dominicana “has the fourth highest number in the world of women working overseas in the sex trade” [tiene

el cuarto número más alto a nivel mundial de mujeres que trabajan en el extranjero en la industria del sexo]. Aunque no todas las mujeres que participan en la industria del sexo han sido forzadas, muchas han sido engañadas o forzadas a prostituirse antes, durante o después de que la migración indocumentada tenga lugar. La experiencia de ser prisioneras y forzadas a la prostitución durante su corta estadía en Puerto Rico también es significativa, porque pone en tela de juicio la visión de la isla como “tierra de la oportunidad”. Como se sabe, Puerto Rico es uno de los destinos principales del circuito migratorio intracaribeño, ya sea como meta final o como parada en la “migración escalonada” hacia los Estados Unidos continentales. Debido a su relación 45


cercana con Estados Unidos –más precisamente su estatus de territorio estadounidense–, Puerto Rico comparte con su poder colonial el atractivo del mito del “sueño americano”. Esta conexión entre Puerto Rico y el “sueño americano” se hace evidente en las palabras del narrador cuando Miriam y Micaela se enteran de que están en Puerto Rico. Desilusionada frente a la experiencia que ha tenido, comenta: “In Puerto Rico the streets were paved, but not with gold” (Lara, 2006: 181) [En Puerto Rico las calles estaban pavimentadas, pero no con oro], una frase que enfatiza cómo en el imaginario dominicano este mito se ha extendido más allá de los Estados Unidos continentales para incluir también la isla-colonia. Dada la deshumanización y el trauma que sufren Miriam y Micaela en Puerto Rico, está claro que la novela de Lara cuestiona esa visión idílica de Puerto Rico y, aún más importante, su texto se convierte en advertencia frente a los peligros y riesgos asociados con la migración indocumentada a la isla. Erzulie’s Skirt marca un hito en la producción literaria de la diáspora dominicana por varias razones. En primer lugar, su enfoque en la identidad haitiano-dominicana –la cual ha sido marginada– le da visibilidad a esta subjetividad híbrida y cuestiona la noción tradicional y oficial de la dominicanidad. Además, a través del énfasis de la novela puesto en África y las referencias figurativas y explícitas a la trata de esclavos, el texto logra reivindicar las raíces africanas de la identidad dominicana, las cuales han sido históricamente rechazadas a favor de una versión hispanófila de la do46

minicanidad. Por último, la novela propone una visión desmitificada de la migración indocumentada y de Puerto Rico como una extensión del “sueño americano”. Desde cualquier perspectiva que se analice, Erzulie’s Skirt es una narrativa poderosa que revela las dificultades que enfrentan las mujeres de color en la República Dominicana. Marisel Moreno enseña literatura caribeña y de latinos de origen caribeño en el Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Notre Dame. Ha publicado varios artículos sobre literatura dominicana y puertorriqueña en las revistas académicas

Haitiano, y Platform of Haitian Organizations for the Defense of Human Rights. 3 El sitio virtual de la Guardia Costera de los Estados Unidos ofrece estadísticas anuales de los emigrantes indocumentados que interceptaron en el mar. El número de dominicanos interceptados en el año 2010 fue de 140. Este es el número más bajo que se haya visto en los últimos años, puesto que fueron 727 en 2009, 688 en el 2008, 1,469 en el 2007, 3,011 en el 2006, 3,612 en el 2005 y 5,014 en el 2004. Claramente, la novela de Lara, publicada en el 2006, es una respuesta a la crisis de las yolas que tuvo lugar en esos años <http:// www.uscg.mil/hq/cg5/cg531/AMIO/ FlowStats/FY.asp>.

Centro, Latino Studies, Camino Real, Latino/a Research Review, Revista de

Bibliografía

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Review.

Notas 1

Muchos son clasificados como personas “en tránsito”, según la Ley 285-04 del 2004. La nueva Constitución, ratificada y adoptada en enero del 2010, revisó e hizo más estrictas las condiciones para obtener la nacionalidad dominicana. Según el artículo 18, quedan excluidos del derecho a la ciudadanía los dominicanos de padres haitianos (“en tránsito”): “Son dominicanas y dominicanos: 3) Las personas nacidas en territorio nacional, con excepción de los hijos e hijas de extranjeros miembros de legaciones diplomáticas y consulares, de extranjeros que se encuentren en tránsito o residan ilegalmente en territorio dominicano. Se considera persona en tránsito a toda extranjera o extranjero definido como tal en las leyes dominicanas”. 2 Entre las organizaciones que han surgido en defensa de los derechos de estos grupos están: Movimiento de Mujeres Dominico-Haitianas (MUDHA), Movimiento Político Comunitario Dominico-


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Néstor E. Rodríguez

Etnicidad, geografía y contingencia en Dominicanish de Josefina Báez A partir de la época de Trujillo se institucionaliza en la República Dominicana un modelo de identidad cultural monolítico basado en la exaltación del componente europeo y un sustrato taíno puramente histórico en la configuración de la nacionalidad. En la actualidad, ese paradigma de la identidad sigue dictando las pautas para entender lo cultural dominicano. La obra de Josefina Báez, fraguada en Nueva York, reacciona críticamente ante la doxa cultural vigente al proponer un espacio social alternativo marcado por los signos de la diversidad.

E

n diciembre de 2001, los editores del Listín Diario incluyeron en la revista Oh! Magazine el artículo titulado “Invierno tropical”. Este artículo mostraba a todo color fotografías de una mujer mulata modelando delicadas prendas de vestir invernales. Lo ocurrente de la cuestión no era que el suplemento presentara a sus lectores lo último en indumentaria de invierno, después de todo, la zona montañosa de la República Dominicana disfruta de la atmósfera templada propia de las tierras altas del archipiélago. Lo verdaderamente siniestro del asunto era apreciar a la supermodelo embutida en ropa de invierno propia de los países escandinavos. Sin lugar a dudas, para quien esté habituado a la temperatura pro48

medio de cualquier isla del Caribe, puede ser que le resulte un tanto ridículo imaginarse vestido de gabardina y lana, o bien calzando botas de piel hasta las rodillas. Sin embargo, tal parece que para los lectores del Listín Diario un abrigo de lana pura está muy lejos de ser una veleidad. Muy significativamente, se señala en una nota que las fotografías del artículo habían sido tomadas en Baní, considerado como “la flor de la República” por contar con una población predominantemente blanca y de tradición católica, según la interpretación de Joaquín Balaguer en La isla al revés: Haití y el destino dominicano (1999: 61). Esta anécdota, aparte de apuntar al efecto uniformador de los circuitos mercantiles globales, también es indicativa de la lógica

cultural dominante en la República Dominicana de hoy. El sistema educativo y los medios de prensa y televisión, con la ayuda de la intelectualidad tradicional, se encargan de inculcar en los dominicanos la idea de una cultura invariable de cepa hispánica y taína. La borradura del componente africano en la discusión sobre la nacionalidad salta a la vista y, de hecho, es un tema explorado en múltiples estudios históricos, literarios y de las ciencias sociales de la década de 1970 hasta el presente. Con todo, esa corriente revisionista ha incidido poco en la manera de entender la cultura para el grueso de la población. Esto se debe a que el pensamiento de la intelectualidad del postrujillismo, encapsulada en los corrillos univer-


Ilustraciones: Adela Dore

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sitarios y sus perplejidades teóricas, no ha podido contrarrestar el influjo colonizador del conservadurismo ideológico de los intelectuales del tiempo de la dictadura. Una prueba es la pervivencia de ese saber que cuajó como historia oficial de la nación en la época de Trujillo en jóvenes pensadores como Manuel Núñez, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, quien en su obra El ocaso de la nación dominicana refuerza punto por punto la narrativa de la nación imaginada por los intelectuales colaboracionistas de la tiranía. Vale la pena detenerse someramente en la obra de Núñez para tener una idea precisa de los postulados de ese saber tradicional que dimensiona la doxa cultural dominicana contemporánea.

El ocaso de la nación dominicana como agentes patógenos que deforman el cuerpo aséptico de la nación dominicana. En efecto, para Núñez la dominicanidad constituye una especie de monolito que debe ser protegido de toda influencia considerada extraña, y este tipo de razonamiento tiene como efecto directo el justificar cualquier tipo de agresión en la custodia del sentimiento de pueblo. El recrudecimiento de la violencia en contra de los haitianos en años recientes constituye un ejemplo dramático de las repercusiones del discurso nacionalista propio de la época de Trujillo en el Santo Domingo del tercer milenio (Germán, Silverio, González: 2005). En la producción cultural de los últimos veinte años se puede apre-

La producción cultural de la diáspora ofrece una salida audaz al sempiterno debate sobre lo cultural dominicano La estrategia de Núñez en El ocaso de la nación dominicana consiste en rescatar el tropo fundamental de la teoría sobre lo dominicano defendida por esta intelectualidad: el espectro de Haití como elemento desestabilizador de la nación dominicana. Para Núñez, la integridad de la República Dominicana se encuentra amenazada por dos asuntos de peso: los haitianos ilegales y el reflujo migratorio de los dominicanos radicados en el exterior. Ambos grupos resultan demonizados en 50

ciar un asedio frontal a las premisas que sostienen ese monumento que es la cultura oficial dominicana. En el caso de la literatura reciente producida en la isla, habría que mencionar la crítica del establishment cultural que se evidencia en la obra de jóvenes autores como Aurora Arias, Rita Indiana Hernández, Homero Pumarol, Juan Dicent y Rey Emmanuel Andújar. Algo parecido ha ocurrido en el ámbito musical, que desde mediados de los años setenta ha tenido en Luis

Días (fallecido) la figura revolucionaria más emblemática, seguido por propuestas igual de innovadoras en épocas recientes, como Rita Indiana y Los Misterios. Asimismo, en las artes plásticas habría que apuntar a la imponente producción de Tony Capellán. Estos nombres, entre muchos otros, ayudan a configurar el nuevo organigrama de la cultura dominicana actual.

Las narrativas de Junot, Julia y Josefina Quisiera centrar mi contribución en la literatura de autores dominicanos radicados en el exterior, en la cual veo una maniobra crítica importante con respecto a la concepción de la identidad cultural dominicana: el hecho de privilegiar un sujeto que no se ve determinado de manera exclusiva por la geografía insular. El sujeto que circunda las propuestas estéticas de los dominicanos de la diáspora destaca más bien la arbitrariedad de ciertas situaciones coyunturales que definen a un actor social trashumante y ajeno a toda genealogía uniformadora. Los textos a los que aludo demuestran lo limitado del hecho de pensar el espacio de lo dominicano como algo definido por un dominio cultural perfectamente reconocible en los límites geográficos de la isla. Un vistazo a la narrativa de Julia Álvarez o de Junot Díaz, el ganador del prestigioso Premio Pulitzer de Literatura, revela la presencia de una nueva dicción que desestabiliza los modos tradicionales de pensar la cultura dominicana. Para ilustrar el alcance de esta corriente me concentraré en lo que considero uno de los aportes artísti-


cos más osados que ha dado la diáspora en cuanto a la teorización de lo dominicano: Dominicanish. Publicado en el año 2000, Dominicanish es un texto armado a partir de la obra poética de Josefina Báez y adaptado para el teatro por el dramaturgo y director Claudio Mir. Se trata de un texto rico en matices, intensidad y cruces inesperados; proteico en todo el sentido de la palabra. Desde el título se sugiere la heterogeneidad como marca definitoria del proyecto estético en cuestión: Dominicanish, vocablo que remite tanto a la mezcla del inglés y el español de Santo Domingo

como a una dominicanidad incompleta por aquello del sufijo inglés “ish”, como sugiere Sophie Maríñez en uno de los pocos análisis publicados sobre esta importante obra (2005: 150). En uno de los siete comentarios preliminares que sirven de suplemento a Dominicanish, Báez describe su propuesta como un “monólogo, diálogo” y “conversación” a la vez (Báez, 2000: 6). Con esta afirmación parece referirse a su proceso de formación en tanto mujer inmigrante, hecho que explica las claves autobiográficas a las que se recurre constantemente en

la obra. El monólogo-conversación también parece destacar la pertenencia de Báez a un conglomerado social integrado por sujetos con los cuales comparte vínculos de clase y origen nacional: “Reconociendo mi realidad me río mucho de mí. Y yo soy igual a un fracatán de gente que tenemos orígenes sociales similares; quienes intercalamos risa y llanto, gustos y sustos, dolores y tambores, bachata y rap, aquí y allá. Yo soy una Dominican York [sic]. Y esta condición me otorga una infinidad de estímulos constantes y variados.” (Báez, 2000: 7) 51


Al emplear la etiqueta de “dominican york” para referirse a su realidad como inmigrante en los Estados Unidos, se puede argüir que Báez asume eso que Silvio Torres-Saillant ha denominado “la condición rayana” para enfatizar “el cruce que vive toda la sociedad [dominicana]” (Báez, 2000: 2). En otras palabras, Báez recarga de sentidos positivos un vocablo que en principio era usado por los dominicanos de dentro de la isla como término peyorativo para identificar a los compatriotas radicados en el extranjero y a sus descendientes. Ese grupo diverso al que Báez se siente ligada es el que enfrenta la crudeza de la discriminación a pesar de contribuir con millones de dólares en remesas cada año a la economía del país. Al representar las angustias y satisfacciones que dimensionan el acontecer de los días para el sujeto dominicanyork, Báez pone de relieve los modos contradictorios en que se desarrolla la historia social de la República Dominicana moderna.

Un poco de historia Para entender la propuesta de Báez conviene detenerse someramente en la historia de la inmigración dominicana en Nueva York. Aunque hay constancia de un número considerable de dominicanos en Nueva York desde los albores del siglo pasado –como se puede constatar, por ejemplo, en las Memorias de Pedro Henríquez Ureña (2000)–, sin duda la oleada inmigratoria posterior al fin de la dictadura, ya entrada la década de 1960, ha sido la de mayor impacto tanto en la historia social contemporánea de la Repú52

blica Dominicana como en la de Estados Unidos. La inmigración dominicana que se estableció en Nueva York en los sesenta y setenta estaba integrada en gran medida por militantes de

imaginario popular como consecuencia de la invasión estadounidense de 1965. Ese sentimiento se alterna con una decidida admiración por el estilo de vida norteamericano. Hoffnung-Garskof piensa

Para Manuel Núñez la dominicanidad constituye una especie de monolito que debe ser protegido de toda influencia considerada extraña. izquierda obligados a emigrar en los sucesivos gobiernos de Balaguer. Esto se debe a que la tradición autoritaria propia de los tiempos de Trujillo se reproduce en los doce años de Balaguer (1966-1978). En efecto, Balaguer se convirtió en el continuador de las prácticas despóticas del tirano. En La fiesta del Chivo (2000), Mario Vargas Llosa ofrece quizá el retrato más preciso de esta figura siniestra que se desarrolló entre bambalinas a lo largo de tres décadas de tiranía, y que a la muerte de Trujillo confirió un grado mayor de sofisticación al autoritarismo de esos años anteriores. Hay que destacar que la historia de la emigración dominicana a Nueva York presenta ribetes más complejos. Como apunta el historiador Jesse Hoffnung-Garskof en A Tale of Two Cities: Santo Domingo and New York After 1960 (2007), una de las grandes contradicciones de la sociedad dominicana tiene que ver con el profundo sentimiento antiimperialista que dominó el

que el espejismo de la modernidad norteamericana, apuntalado en el control de los medios de comunicación, determinó en buena medida la emigración a Nueva York en flujo creciente a partir de finales de la década del sesenta, específicamente a Washington Heights, en el extremo norte de Manhattan (2007: 95-96). Carlos Dore Cabral llega a conclusiones similares al explicar la emigración dominicana a los Estados Unidos y enfatizar el papel jugado por el “estímulo” de la sociedad receptora en la amplitud de ese desplazamiento humano: “En el caso estadounidense, el estímulo se sitúa en el ámbito de lo político: su estrategia de desarrollo y consolidación de un Estado articulado alrededor de sus intereses neocoloniales pasaba por la factura de una sociedad nacional, que por los efectos de la intervención militar en la República Dominicana en 1965 arrastraba un ‘preocupante’ [sic] sentimiento de rechazo, particularmente en las capas medias y


en los sectores populares urbanos. De ese modo, la política migratoria se concibió como un componente de una dominación más general, abriendo la frontera para que se conociera el lado amable del imperio.” (2008: 30) La pervivencia de la cultura dominicana en Nueva York y su importancia frente a los cambios de la demografía urbana de la ciudad es un hecho incuestionable –como lo es la manera en que la fuerza económica de los inmigrantes ha transformado la República Dominicana, sobre todo en lo que respecta al hábito consumista–. La comunidad dominicana ha adquirido además una visibilidad considerable en las esferas política, cultural, académica, económica y deportiva en los Estados Unidos de las últimas décadas. Se evidencia la presencia de una comunidad pujante con intereses diversos pero cohesionada por la idea de un origen nacional común. A todas luces, el panorama sugiere la idea de una diáspora, el tipo de aunamiento propio de grupos humanos desplazados que no contemplan el retorno definitivo a la tierra natal. La vitalidad de ese conglomerado social es justamente lo que Dominicanish intenta poner en evidencia.

La condición diaspórica Al dar su versión sobre el curso de la adaptación de los poemas de Báez al dominio escénico, Claudio Mir subraya en uno de los prólogos de Dominicanish la dificultad que supuso encontrar la forma dramática adecuada a la selección. Interesantemente, las razones técnicas que aduce Mir vienen a reafirmar el carácter azaroso de esa condición

diaspórica que Báez admite y defiende como una suerte de programa vital. Así pues, Mir explica que al final optó por ubicar el presente de la pieza “en ningún lado, ni en una calle, ni en una casa, ni en un juzgado. Es como si Josefina estuviera suspendida en un lugar no definido. En un lugar que le permite transportarse rápidamente entre puntos distantes” (Báez, 2000: 10). A tono con lo anterior, se puede argüir que Dominicanish constituye una especie de dominio reticular apuntalado por diversos ejes de índole geográfica, lingüística y cultural. El conjunto de variables que circunda estos ejes, lejos de cancelarse entre sí, activa una dinámica integradora. En efecto, en Dominicanish convergen en un plano valorativo la música de Billy Holiday, los Isley Brothers y la filosofía y narrativa de la tradición hindú, entre muchos otros intertextos, para generar en la protagonista poética un proceso de conocimiento interior destinado a la perpetua irresolución. Antes mencioné que en Dominicanish convergen al menos tres líneas de sentido, a saber: la geográfica, la lingüística y la cultural; tres líneas que se enmarañan en el texto para producir los significados más variados y subrayar que la identidad, como sugiere el martiniqueño Édouard Glissant, lejos de constituir una esencia inmutable es una variable más dentro de un sistema de relaciones (2006: 141). El siguiente fragmento de Dominicanish ejemplifica el ritmo contrapuntístico que caracteriza el texto de principio a fin: “There is La Romana Here is 107th street ok

Tú sabes inglés? Ay habla un chin para nosotros / ver si tú sabes I was changed they were / changed he she it were changed too. Pretérito pluscuamperfecto / indicativo imperativo Back home home is 107 ok Full fridge full of morisoñando / con minute maid To die dreaming as a maid in / a minute.” (Báez, 2000: 31) Los ribetes autobiográficos explican que el escenario bascule entre Nueva York y La Romana, lugar de nacimiento de la autora. En cuanto al eje lingüístico, la fluctuación entre inglés y español, o, mejor dicho, entre inglés y dominicano, se repite incluso en los textos introductorios, que incluye escritos de Báez, Claudio Mir y Silvio TorresSaillant en inglés y español. Ahora bien, a mi juicio la línea de sentido más sobresaliente de Dominicanish la constituye el planteamiento sobre lo cultural que aflora en versos como: “Me chulié en el hall metí mano en el rufo Craqueo chicle como / Shameka Brown Hablo como Boricua y me peino como Morena.” (Báez, 2000: 43) Llama la atención en este fragmento la confluencia de motivos propios de la cultura dominicana y puertorriqueña, dos culturas que la ignorancia nacionalista de ambas islas muchas veces hace ver como antagónicas. Como es bien sabido, en dominicano “chuliarse” 53


equivale a besarse apasionadamente. Mientras que “meter mano” es, en puertorriqueño, sinónimo del acto sexual. En Dominicanish ambos modismos sirven para remarcar la multiplicidad de vectores y el carácter indefinido del sujeto poético. Igualmente, la confesión de que la hablante se peina “como morena” tiene el efecto de exaltar una herencia racial que la inmensa mayoría de las mujeres dominicanas tiende a ocultar a toda costa. Otro verso que dramatiza los entrecruzamientos culturales en Dominicanish es el antes citado del “morisoñando con minute maid”. Se 54

alude con esto a esa bebida típicamente dominicana hecha a base de leche y jugo de naranja. En el texto, esa bebida que ahora se prepara en Nueva York incorpora a su hechura el muy globalizado jugo Minute Maid que distribuye Coca Cola: “full of morisoñando con minute maid. To die as a maid in a minute” (Báez, 2000: 31), continúa refiriendo la voz poética. Este último verso traslada al lector-espectador a la dura realidad del inmigrante pobre en los Estados Unidos, obligado a sostenerse en base a trabajos de servicio con remuneración miserable. En Dominicanish esta conciencia de

la precaria situación social del inmigrante pobre constituye uno de los planteamientos más sobresalientes del proyecto de Báez: “Kings and servants depend on each other There can be no king without / a servant And no servant without a / king For silk comes out of a worm Gold out of rocks Fire from a piece of wood But have you heard about the frienship of a king?... But then again, how can servants be well?


It is said that the poor the sick, the dreamers and the / fools always go into exile.” (Báez, 2000: 40)

Ser mujer Otro importante planteamiento reiterado en Dominicanish es la discusión en torno a la condición de la mujer. En este aspecto, Báez se nutre de la herencia del feminismo estadounidense de los setenta, ese que utilizó ampliamente la práctica del “performance” como instrumento de subversión. Báez bebe de esta fuente para adelantar su propuesta estética revolucionaria en el plano de la identidad de género. El fragmento de Dominicanish que mejor ilustra esta idea es el siguiente: “Thanks to the Ganga, gracias / al ganjes [sic], los tígueres de Bengala no / enchinchan la sed, el salto del tíguere hace rato / que no es tántrico, thanks to the ganga bengal / tigers don’t move me, long gone tantric / attacks.” (Báez, 2000: 38) El fragmento citado hace referencia a uno de los sujetos que mejor emblematiza, lamentablemente, al hombre dominicano. Hablo del “tíguere”, que en la tipología social dominicana equivale, entre muchas otras cosas, a una especie de don Juan que trasciende las barreras de clase. Por medio de alusiones a Nueva York y a la India (la “ganga” y el “ganjes”), Báez revela un sujeto femenino reconocido en su capacidad de autoformación e independencia. Este gesto crítico frente a los moldes de género vigentes en la

cultura dominicana es otro de los elementos que permite llamar la atención sobre Dominicanish como propuesta de subversión, como el emblema de una pedagogía alternativa del sujeto dominicano de hoy. Asimismo, hay que coincidir con Silvio Torres-Saillant en su prólogo a la obra de Báez en el sentido de que “Como ilustración de una teoría de la dominicanidad, Dominicanish ofrece un marco ontológico abierto donde todo lo que cabe empíricamente en la vida de los compatriotas en la diáspora necesariamente ha de caber en la formulación de lo que somos como nación” (Báez, 2000: 16). La producción cultural de la diáspora ofrece una salida audaz al sempiterno debate sobre lo cultural dominicano. Al abrir las puertas a una teoría de la dominicanidad que no depende de lo geográfico como su carta de naturaleza, Dominicanish reafirma el carácter azaroso y gestual del conjunto de interrelaciones en juego en todo proceso de formación identitaria individual o colectiva. Néstor E. Rodríguez es catedrático de Literatura de la Universidad de Toronto. Realizó sus estudios en las universidades de Puerto Rico (Río Piedras) y Emory, en donde se doctoró en Letras Latinoamericanas. Ha publicado Escrituras de desencuentro en la República Dominicana (Siglo XXI, 2005), galardonado en México con el Premio al Pensamiento Caribeño, y Crítica para tiempos de poco fervor (Banco Central de la República Dominicana, 2009).

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Miguel D. Mena

Pliegues de la literatura dominicana: sobre sus afueras siempre adentros El exilio y la migración son fenómenos determinantes de la literatura dominicana, no solo porque sus principales obras han sido creadas fuera de la isla, sino también porque desde el “afuera” se han constituido las imágenes del “adentro” de la dominicanidad. En este ensayo se repasan cuatro siglos de entradas y llegadas en el país dominicano.

P

ara vertebrar la historia del corpus literario dominicano hay que precisar la manera en que la migración y el exilio de sus autores la han configurado. Ese listado de autores que comienza con los cronistas de Indias en los albores del siglo xvi y que continúa hoy, cinco siglos después, ha estado subrayado por una visión y una escritura que acontece fuera de la geografía dominicana. Esas distancias constantes en lo físico han propiciado un principio de realidad que acontece en el antes o después, pero no en el “ahora”. Los que se han estado yendo –la mayoría–, sea 56

por razones políticas o económicas, son los que han subrayado esas mínimas y máximas. A este escribir en “el afuera” se le agrega, en el texto, el topos del estarse trasladando. La marca de nuestra insularidad es este ser y estar en constante tránsito. De ahí la constante de apelar al recurso de la constitución de un pasado arcádico, donde el presente es lo de menos. Mientras las literaturas nacionales caribeñas dialogaban con sus componentes multinacionales, destacando sus principios africanos, la literatura dominicana reforzó sus elementos conservadores, recono-

ciéndose exclusivamente en la tradición española. Pero si en el siglo xx no logramos reconocernos en el contexto caribeño, en el xxi hemos tenido que aceptarnos en una nueva comunidad: la global, donde el castellano ya no es la única lengua de expresión y donde hay que redefinir las definiciones de “dominicanidad” que nos han sustentado. En estas notas desarrollaremos algunas ideas en torno a la manera en que la experiencia de la migración y el exilio han ido condicionando el desarrollo de nuestra literatura nacional. Veremos


Ilustraciones: Nathalie RamĂ­rez 57


la manera en que las principales producciones literarias han estado mediadas por el ser y el estar fuera de la isla.

En los orígenes, el afuera: Antonio Sánchez Valverde El presbítero Antonio Sánchez Valverde Ocaña (1729-1790) podría ser considerado como el primer autor con una conciencia, si no “nacional”, en el sentido moderno, sí consciente del ejercicio del poder en la sociedad colonial. 58

Pedro Henríquez Ureña lo definió como “orador y escritor, que defendió a su tierra nativa contra el desdén metropolitano”.1 Su denuncia constante de los abusos de las autoridades y sus demostraciones de lujo, para él casi pecados capitales, lo llevó al exilio. En 1782 es embarcado para España. Allí publicará dos obras de gran valor para comprender su noción de insularidad: Idea del valor de la isla Española y utilidades que de ella puede sacar su monarquía y La América vin-

dicada de la calumnia de ser madre del mal venéreo (Madrid, 1785). En la primera realiza un inventario de la historia de Santo Domingo y de sus bondades geográficas, llamando la atención sobre la importancia de explotarla agrícolamente y con nuevos componentes migratorios. En La América vindicada... trata de demostrar que en las tierras caribeñas no se originó la sífilis. En el conjunto de su obra se destaca su lucha por desmontar la idea de inferioridad del sujeto caribeño.2


Por su participación en la Sociedad Económica de Amigos del País se considera el primer –y gran– representante criollo dentro del movimiento de la Ilustración española.

Siglo xix, la marca del exilio La labor teórica de Antonio Sánchez Valverde en torno a las ventajas económicas de la isla Española para la metrópoli se quedó sin eco en buena parte del siglo xix. Tendríamos que esperar hasta poco más allá de la mitad de ese siglo, cuando la oligarquía local, encabezada por presidentes como Pedro Santana y Buenaventura Báez, plantearon, cada quien a su manera, la inviabilidad del proyecto original de “República Dominicana” ideado por Juan Pablo Duarte. Mientras tanto, la tradición de exilio que había inaugurado Bartolomé de las Casas en el siglo xvi y que continuaba Sánchez Valverde en el xviii, continuará con otros pensadores y políti-

A partir de 1822 Núñez de Cáceres comienza un exilio del que nunca regresará, primero en Venezuela y desde 1827 en México. A diferencia de la mayoría de los exiliados, borrará con el país, prefiriendo la dedicación a la vida burocrática. Una vida similar a la de Sánchez Valverde fue la llevada por Juan Pablo Duarte (1813-1876): primero, los años de formación en España, al final, un exilio que con el correr del tiempo se transformó en autoexilio. Duarte fue el fundador de la sociedad secreta La Trinitaria –germen del movimiento independentista que concluiría con la proclamación de la República Dominicana en 1844–. En sus años de formación europea –entre 1828 y 1831, aproximadamente– participó en el movimiento romanticista. Accede así a un nuevo concepto del sujeto, el del héroe que corporiza mitos. Deshecho su ideal originario por el peso de las fuerzas oligárquicas, se marcha tempranamente

El sujeto insular ha hecho del irse uno de los componentes fundamentales de su cotidianidad. cos, como José Núñez de Cáceres (1772-1846). Político, abogado, periodista, el gran aporte de Núñez de Cáceres fue la proclamación en 1821 de la incorporación dominicana a la Gran Colombia del libertador Simón Bolívar, proyecto prontamente abortado por la visión de que con Haití sólo éramos una isla y no dos países.

–en 1843– a un exilio del que internamente nunca más regresará. Su poema “La cartera del proscrito”, concebido al ver los desmanes producidos por la soldadesca de Pedro Santana, el presidente de la naciente República, se convierte en el primer gran documento de los procesos de desterritorialización de lo dominicano:

Cuán triste, largo y cansado, cuán angustioso camino, señala el Ente divino al infeliz desterrado. Ir por el mundo perdido a merecer su piedad, en profunda oscuridad el horizonte sumido. La inestabilidad política de las dos repúblicas del siglo xix trae aparejado un fenómeno que se convertirá en tradición: el exilio. Después de Duarte, otro de los grandes creadores de ese siglo encarnará estos procesos: José Joaquín Pérez (1845-1900). Por su oposición al gobierno de Buenaventura Báez, vivirá en el exilio venezolano, entre 1868 y 1874. Su “Ecos del destierro” podría leerse como el complemento de “La carta del proscrito” de Duarte. Ve, ráfaga fugaz, del alma / aliento, cruzando abismos a la patria / mía, ¡que a ti no puede un sátrapa / violento imponerte su ruda tiranía! Juega en las linfas de Ozama / undoso, besa los muros do Colón / cautivo, de negra y vil ingratitud / quejoso, el peso enorme soportara / altivo.3 A los niveles de afectividad propios del solar nativo se le agrega el componente de un pasado histórico marcado por el mito de las fundaciones. Pero junto a este componente histórico, en la lírica de Pérez se advierte su gusto por el reconocimiento de la nueva urbanidad –el 59


desarrollo barrial–, según su óptica, principio de esperanza. Tanto Pérez, como luego Salomé Ureña (1850-1897) con el poema “Ruinas”, al igual que Manuel de Jesús Galván (1834-1910) con su novela Enriquillo (1879), situarán como referente histórico un pasado mitificado en el que las miserias del presente se agudizan.

La sangre: apertura del siglo xx Escrita entre La Habana y Roma (1911-1913), publicada en París, la novela La sangre. Una vida bajo la tiranía es el modelo por excelencia, no sólo de la narrativa modernista, sino también de la apertura de la modernidad del siglo xx en la literatura dominicana. Su autor, Tulio Manuel Cestero (1877-1955), tipifica al nuevo sujeto intelectual: cosmopolita, técnico, preocupado por su obra intelectual al pensar ya superado el clima dictatorial en su país natal. Sus recursos metafóricos corresponderían a sociedades industrializadas, donde el nuevo flash de las cámaras fotográficas supondría un espacio público amplio y un mercado plenamente capitalizado: “En el espacio de dos años, las películas se han sucedido en el cinematógrafo político con rapidez ofuscadora” .4 Las pretensiones de modernización de Cestero llegan hasta dibujar un país donde la corriente eléctrica sería ya un hecho y su uso la superación del país agrariocolonial que ya no deberíamos ser: “Desde un mes antes, en gran cuadro de felpa, en el café ‘La Tertulia’, se exhiben las fotografías de los artistas dramáticos, mientras se diligencia el abono”.5 60

En La sangre confluye un “principio de dominicanidad” y un proscenio más cercano a la bohemia madrileña o parisina que a la tropical. El panorama que se traza corresponde al del Santo Domingo del último decenio del siglo xx, cuando el joven político Antonio Portocarrero es víctima de la última dictadura de Ulises Heureaux (1889-1899). A pesar de la buena estructuración de la obra, la precisión de sus trazos y el realismo de sus escenas, en La sangre hay más un “deber ser” que un estar. El deseo del afuera se impone al atraso del adentro. El viejo sujeto del romanticismo, al que le correspondía una autorepresentación heroica, donde la patria conllevaba sacrificio, ha sido superado por el del modernismo, más preocupado por su realidad inmediata que por los viejos ideales colectivos. Con Cestero surge un nuevo tipo de intelectual, el que se vale de su técnica pero no se implica partidariamente. De ahí una

audacia simbolista de su narrativa. Al igual que Cestero, ocupó cargos diplomáticos la mayor parte de su vida, y en Berlín publicó sus Cuentos frágiles (1908) y su poemario Cantaba el ruiseñor. Pero a diferencia de Cestero, Fabio Fiallo participó en la política local, y fue uno de los puntales en la lucha contra la ocupación estadounidense (1916-1924). Su histórica foto en traje de preso no solo dio la vuelta al mundo, sino también representó la dureza del trato imperialista al sujeto local. Junto a esta visión bohemia al principio y al final, de “razón práctica” para no hablar de oportunismo político –en el caso de Cestero–, también hay que anotar la gestión de una línea paralela: la establecida por Pedro Henríquez Ureña (1884-1946). A diferencia de sus contemporáneos, su emigración se produjo por razones de estudio. En 1901 llegó a Nueva York para realizar un peri-

El trujillato redefinió un concepto geográfico del ser: la dominicanidad concluía en la isla dominicana. recomendación que él mismo consumaría en su vida: “Oye mi consejo: consigue un consulado y vete al extranjero”.6 En esta empresa que combinará bohemia y diplomacia también encontramos a Fabio Fiallo (18661942), tal vez el autor dominante del primer cuarto del siglo xx. Poeta, cuentista y patriota, se destacó por el erotismo de sus versos y la

plo que sólo acabaría con su vida, en Buenos Aires, en 1946. Durante ese tiempo no vivió más de dos años en su país. Aun así, en su obra hubo una constante de investigación y difusión de lo que identificaba a la República Dominicana en el contexto caribeño y latinoamericano. En lo político, hubo una alta conciencia de compromiso, donde el más alto valor considerado fue el de la justicia social.


Después de esta generación conformada por Cestero, Fiallo y los hermanos Henríquez Ureña,7 tendríamos que mencionar la de Otilio Vigil Díaz (1880-1961) y Tomás Hernández Franco (19041952).

Hernández Franco publica en El Salvador su poemario Yelidá,11 uno de los poemas esenciales de la dominicanidad. El encuentro entre dioses nórdicos y el sincretismo religioso caribeño toma cuerpo en una intensa historia de amor.

“Oye mi consejo: consigue un consulado y vete al extranjero”. A pesar de la diferencia de edades, tanto Díaz como Hernández Franco compartieron las pasiones vanguardistas en la ciudad que durante buen tiempo les dio cobijo: París. Del Sena al Ozama,8 de Vigil Díaz, brinda una lectura simultánea de la Ciudad Luz y de Santo Domingo, con el Caribe de fondo. El hombre que había perdido su eje,9 libro de cuentos de Tomás Hernández Franco, es la primera propuesta narrativa integrada ya plenamente en las vanguardias surrealistas. Uno de sus cuentos, un homenaje a Charlot, podría incluso considerarse como un precedente del “teatro del absurdo”.

Los independientes del 40 Por haber producido su obra fundamental fuera de la isla, en los años cuarenta, los historiadores de la literatura consideran propicio hablar de un grupo denominado “independientes del 40”.10 Junto a Tomás Hernández Franco tenemos a Manuel del Cabral (1907-1999), Héctor Incháustegui Cabral (1912-1979) y Pedro Mir (1913-2000).

Al igual que Hernández Franco, también Incháustegui Cabral y Del Cabral disfrutaron del lado agradable de la era de Trujillo: la vida diplomática. En su poemario Poemas de una sola angustia (1940), Incháustegui Cabral incluye otro de los poemas claves para comprender las imágenes de dominicanidad del siglo xx: “Canto triste a la patria bien amada”. Estamos frente a uno de los topos más recurrentes de la literatura dominicana moderna: el de la migración, primero interna y luego de manera extra-insular. Antonio Portocarrero, en La sangre, se traslada de San Cristóbal a Santo Domingo; en Ahora que vuelvo, Ton (1968), de René del Risco (1937-1972), el ciclo de partidas comienza en San Pedro de Macorís, al igual que en la novela Espíritu intranquilo (1966),12 de Antonio Lockward Artiles (1943). “Canto triste a la patria bien amada” es un poema fundante. Fue escrito en un año “bisagra”, 1940, cuando todavía el aparato ideológico del trujillato estaba en proceso de conformación y los señalamientos sobre la pobreza en la

isla no eran sinónimo de crítica al régimen. “Patria... y en la amplia bandeja del / recuerdo, dos o tres casi ciudades, luego, un paisaje movedizo, visto desde un auto veloz: empalizadas bajas y altos / matorrales, las casas agobiadas por el / peso de los años y la miseria, la triste sonrisa de las flores que salpican de vivos / carmesíes las diminutas sendas.”13 El estado de crítica en torno a la geografía humana dominicana será asumido a su vez por el exiliado del grupo, Pedro Mir, quien escribirá y publicará en Cuba, en 1949, su poema fundamental, “Hay un país en el mundo”.14 A diferencia de Incháustegui Cabral, los acentuamientos en torno a la crítica de la pobreza serán concebidos en Mir a partir de la explotación y la represión política. Más que un paisaje en el que el sujeto no se implica, en Mir la geografía es al mismo tiempo la sociedad. Junto a este conjunto de autores “independientes”, hay otro que bien podría participar del grupo: Juan Bosch (1909-2001), cuentista, periodista, político, quien se marchó al exilio en 1938 y no volvería sino hasta 1962. Aunque publicó dos libros de narrativa antes de marcharse,15 Bosch alcanzará su madurez en la capital cubana, tanto en el aspecto de la técnica narrativa como en el acrisolamiento de sus personajes. Tanto Bosch como Mir, aunque no de una manera 61


explícita, continúan el legado de Pedro Henríquez Ureña: al trazar un cuadro ajustado a la historia y al paisaje, realizan una crítica de sus contenidos sociales. Mientras Bosch traza el cuadro de violencias en que se ha enmarcado la sociedad dominicana hasta bien entrado el siglo xx, Mir se ubica en una zona más contemporánea de las luchas sociales y aúna en su decir la voz democratizante de un Walt Whitman –a quien le realizará un homenaje– con los temas populares de un Federico García Lorca.

Las capitales culturales de la dominicanidad Madrid hasta finales del siglo xix, París en el primer tercio del siglo xx, luego La Habana, Ciudad Mé62

xico, Guatemala, Caracas, Venezuela: sería interesante dibujar los mapas de la migración y del exilio dominicano, determinando la manera en que se crea un fluir de visiones e imágenes entre la isla que se ha dejado y los principios de territorialidad a los que se ha accedido. Junto a este conjunto de ciudades y autores que hemos visto, habría que detenerse en Nueva York y valorar su efecto sobre la literatura y el pensamiento dominicano. Desde Juan Pablo Duarte hasta estos días del “dominican-york”, Nueva York ha sido un referente constante en nuestro imaginario.16 Hay libros con plena temática neoyorkina, como Los cuentos que New York no sabe,17 de Ángel Rafael Lamarche (1899-1962), o como punto

de partida para variaciones filosóficas, como pretende Ricardo Pérez Alfonseca, Juan de Nueva York o el antinarciso.18

La nueva dominicanidad: la del afuera A pesar de ser tan conocida la historia, siempre hay que recordarla: cuando comienza la era de Trujillo en 1930, se cortan los vínculos tradicionales con el Caribe y el resto del mundo, porque viajar ya no es aquel simple derecho a circular, sino un privilegio que el orden político concede según sus preferencias y necesidades. Cuando la era es descabezada en 1961, todas esas energías contenidas, tanto de la clase media como de la campesina, se disparan con un ímpetu de urbanización.


En los años sesenta retoma su corriente una tendencia que habrá de ser la mayor constante en la historia dominicana: la emigración. Ya sea en sus variantes de exilio político o migración económica, o simplemente por mayores apetencias culturales, el sujeto insular –desde el criollo del siglo xvi hasta el dominicano de ahora– ha hecho del irse uno de los componentes fundamentales de su cotidianidad. En estos apuntes hemos visto la manera en que en el “afuera de la isla” se ha conformado buena parte de las obras sustantivas de la literatura dominicana. No nos hemos detenido en los años sesenta por razones de espacio. Sin embargo, en un capítulo posterior tendremos que plantearnos lo que trajeron esos años sesenta y la manera en que desde entonces y hasta ahora –el segundo decenio del siglo xxi– asistimos a nuevas subjetividades, que no podremos atrapar en un concepto, solo apuntar en la pertinencia de sus fluidos. Hasta los años sesenta el imaginario dominicano estuvo marcado por visiones conservadoras y maximalistas apegadas a una creencia –la cristiano-católica–, sumidas en una visión de defensa frente a lo haitiano, pensándose en castellano. Los paradigmas actuales han cambiado debido a la celeridad del mercado, a sus ofertas globales, a la movilidad social, a las identidades emergentes y glocales. De todo esto da cuenta la literatura dominicana. Pensarla en sus adentros y sus afueras, en sus pliegues, inclusiones y exclusiones, es el capítulo que tenemos pendiente. Esperamos que el conjunto de au-

tores y obras señalados en este breve ensayo aporten sus voces a este diálogo necesario: el de pensarnos insularmente y en la amplitud de los mapas del Caribe y del mundo. Miguel D. Mena realizó estudios de Sociología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en la Universidad Libre de Berlín; es editor y urbanista.

Notas 1

Pedro Henríquez Ureña: La utopía de América. Edición de Rafael Gutiérrez Girardot y Ángel Rama. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1978, p. 102. 2 Ver Rudolf Widmer, “Los negros, los franceses y la invención de la nación hispana. La obra de Antonio Sánchez Valverde y su impacto en la historiografía (y la realidad) dominicana”. Santo Domingo: Estudios sociales, año 40, vol. xxxix, núm. 145, abril-junio 2008, pp. 11-37; además, Raquel Chang-Rodríguez, “Apuntes sobre historiografía e ideología en la prosa antillana del siglo xviii”, en Giovanni Battista de Cesare y Silvana Serafín (eds.) El Girador I-II: Studi di Letteratura iberiche e ibero-americane offerti a Giuseppe Bellini (Roma: Bulzoni, 1993), p. 240. 3 José Joaquín Pérez: Obra poética, selección y notas de Carlos Federico Pérez. Santo Domingo: Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, 1970, p. 63. 4 Tulio Manuel Cestero: La sangre. Una vida bajo la tiranía. Edición y notas de Miguel D. Mena. Santo Domingo: Ediciones Cielonaranja, 2011, p. 191. 5 Cestero: La sangre..., p. 149. 6 Cestero: La sangre..., p. 112. 7 Junto a Pedro también tendríamos que citar a sus hermanos Max (1885-1968) y Camila (1894-1973), ambos con una fructífera labor en el extranjero en el

área de la docencia y la publicación, sobre todo en Cuba. 8 Santo Domingo: Imprenta de J. R. Vda. García, 1922; ver Vigil Díaz y Zacarías Espinal: Obras. Estudio y notas de Diógenes Céspedes. Compilación de Diógenes Céspedes y Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo: Consejo Presidencia de Cultura, vol. ii, 2000. 9 Prólogo de E. Gascó Contell. Ilustraciones de Jaime A. Colson. París: Ed. Agencia Mundial de Librerías, 1926. 10 La preocupación en torno a conceptuar este “grupo” se produjo a partir de 1978, cuando en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo se celebró un coloquio sobre el tema. Ver el resumen de Dámaso Bello: “Primer coloquio de literatura sobre los poetas independientes del 40”, Santo Domingo: Ciencia y Sociedad, vol. iii, núm. 2, julio-diciembre de 1978, pp. 231-235. 11 San Salvador: Talleres Gráficos Cisneros, 1942. 12 Antonio Lockward Artiles: Espíritu intranquilo. Santo Domingo: Colección El Puño, Artes Gráficas Carmen, 1966. 13 Héctor Incháustegui Cabral: Poemas de una sola angustia, p. 74, Santiago, ucmm, Universidad Católica Madre y Maestra, 1978. 14 Pedro Mir: “Hay un país en el mundo”. La Habana: Talleres de La Campaña Cubana, 1949. 15 Los cuentos de Camino real, La Vega: Imprenta El Progreso, 1933; y la novela La mañosa. La novela de las revoluciones, Santiago de los Caballeros: Imprenta El Diario, 1936. 16 Ver Franklin Gutiérrez: Literatura dominicana en los Estados Unidos: historia y trayectoria de la diáspora intelectual, Santo Domingo: Fundación Global Democracia y Desarrollo, 2004. 17 México: Talleres Gráficos La Carpeta, 1949. 18 París: Ediciones Fin de Mes, 1930.

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Julián Valdés

La black theology de Marcus Garvey La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 2011 como Año Internacional de los Afrodescendientes, con la finalidad de promover “un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y su cultura”. En tal contexto, este artículo busca recuperar una parte del pensamiento de uno de los caribeños de más renombre en la lucha por los derechos de los afrodescendientes. Sus ideas incidieron en el imaginario de los negros de todo el mundo, en movimientos como Black pride, Back to Africa y Rastafari, y motorizaron la conquista de derechos civiles y políticos. Marcus Moses Garvey no fue teólogo, pero su compromiso social y político fue fruto de su fe, y su fe a la vez fue enriquecida por su incansable lucha de liberación. Fruto de esta dialéctica entre lo que algunos llaman ortodoxia y ortopraxis, Garvey desarrolló una reflexión teológica propia, dispersa y latente en sus escritos.

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Fotos: Efe, Ilustración gráfica: Carlos Reyes


G

arvey nació el 17 de agosto de 1887 en el distrito Saint Ann’s Bay, en la isla caribeña de Jamaica. Fue el último de once hermanos. Su padre, albañil, era un ferviente amante de la lectura. Su madre, fervorosa miembro de la Iglesia Metodista de Wesleyan, horneaba pasteles y preparaba dulces que vendía para aumentar los escasos ingresos familiares. Las dificultades económicas familiares lo empujaron a migrar a Port Maria, en 1904, y después a Kingston, en 1905. Allí se convirtió en el más joven jefe de imprenta de la ciudad. En el ambiente obrero participa en trabajos sociales y comunitarios. En noviembre de 1908, los trabajadores del Sindicato de Impresores comenzaron una huelga. Garvey se les unió y terminó siendo

El pensamiento de Garvey está catalogado por algunos dentro de la teología negra. líder de los huelguistas. Envuelto en las luchas obreras de la época, se convirtió en figura pública y flamante orador popular. A sus 23 años había trabajado como periodista en dos diarios y fundado su periódico, el Garveys’ Watchman. Para entonces, ocupó el cargo de secretario asistente en la organización política pionera de Jamaica, el anticolonialista National Club. Su afán aventurero lo llevó a viajar a Costa Rica en 1910, donde trabajó como listero en una plantación de banana. En ese país comenzó la publicación del periódico La Nación, como medio para llegar y organizar a los inmigrantes caribeños que, atraídos por el trabajo en las plantaciones, se establecían en Centroamérica. En 1912 Garvey retornó a Jamaica, y más tarde viajó a Inglaterra. Una vez allí, trabajó en los muelles de Londres, Liverpool y Cardiff. En esa época trabajó para las publicaciones Africa Times y Orient Review. En julio de 1914, Garvey regresó a Jamaica y fundó la Asociación Universal para la Mejora del

Hombre Negro (unia, por sus siglas en inglés) con la finalidad de elevar las condiciones de vida de los negros de todo el mundo y establecer una nación y un gobierno negro bajo el lema: Un Dios, un Fin, un Destino. Buscando una mejor plataforma para el proyecto, llegó a la ciudad de New York en 1916: “Tres años después de que un negro extranjero llegara a los Estados Unidos, su organización −aparentemente con poca o ninguna exageración− clamaba una membresía de más de un millón”.1 En 1918 Garvey comenzó la publicación de Negro World, un periódico semanal editado en francés, español e inglés que circuló en todo el mundo. El 1 de agosto de 1920 tuvo lugar la Primera Conferencia Internacional de la unia , a la que asistieron más de veinticinco mil delegados de veinticinco países. Garvey fue electo presidente general de la unia. La conferencia también aprobó una Declaración de los Derechos de los Pueblos Negros y el establecimiento de un gobierno africano en el exilio, con Marcus Garvey como presidente provisional. En 1922, Garvey viajó a Atlanta (Georgia). Allí se reunió con Edward Young Clarke, el magnate de la organización racista Ku Klux Klan, para buscar apoyo al movimiento Back to Africa. Los racistas norteamericanos se habían mostrado dispuestos a financiar el retorno de los afroamericanos al continente negro. Esta entrevista le ganó múltiples críticas y cuestionamientos. Convicto por supuesto fraude postal, Garvey fue condenado a cinco años de prisión en 1925. Después de más de dos años en la cárcel, el presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, le conmutó la sentencia y lo deportó a Jamaica. Después de viajar por Inglaterra, París, Génova, Bélgica, Berlín, Hamburgo, Canadá y Bahamas haciendo contacto con las filiales de la unia, Garvey volvió a Jamaica en 1929 y fundó el People’s Political Party. Ese año pasó más de cuatro meses en una prisión de su país. Encontrándose todavía en la cárcel, fue electo para un peldaño 65


en la Corporación de Kingston y Saint Andrew, el cuerpo de gobierno de esas dos provincias jamaiquinas. Un año después, el People’s Political Party, con Garvey como candidato al Consejo Legislativo de la provincia de Saint Andrew, perdió las elecciones generales. En 1935, Garvey abrió una escuela de Filosofía Africana con el fin de entrenar negros interesados en el liderazgo mundial de la unia. Cinco años después murió en Londres, a los 53 años, pobre y abandonado.

El Dios negro Garvey, siguiendo el Evangelio de Juan 1,18, afirma que nadie ha visto a Dios, porque es invisible. “Dios está en el universo sin ser visto”.2 Si es así, ¿cómo podemos llegar a un concepto como Dios? En 1929, hablando en la Sexta Convención Internacional de la unia , Garvey da su respuesta: “El ser humano es religioso por naturaleza, la existencia de Dios es una especie de idea innata, a la que puede llegar por medio de la intuición”.3 Pero, más allá de la intuición, el ser humano puede llegar a la idea de Dios por medio de la naturaleza. Para Garvey, la naturaleza es un testimonio de la existencia de Dios. A través de ella el ser humano puede llegar a concebir un Dios todopoderoso, creador y gobernador de todo. Pero, siendo coherente con su afirmación anterior, el autor afirma que Dios está en el universo de manera invisible, por lo que es necesario descubrirlo. Una vez llegado a la idea de Dios, por intuición o por la naturaleza, el ser humano se formula diferentes concepciones de ese misterio inefable: “Algunos hacen a nuestro Dios, el Dios del fuego; algunos hacen a nuestro Dios, el Dios del agua; algunos hacen a nuestro Dios, el Dios de los elementos; y otros de nosotros aceptamos la creencia cristiana”.4 Garvey reconoce como válidas las distintas religiones y ramas surgidas de las distintas concepciones de Dios: “[...] debemos creer fundamentalmente que hay un Dios; y rendirle culto en

espíritu y verdad”.5 Lo que el autor considera inaceptable es que alguien pretenda clamar exclusivamente a Dios en términos de su propia forma y carácter. En palabras del autor, este ha sido precisamente el pecado de los blancos.6 Sostiene que la humanidad, en toda su variedad racial, es la imagen de Dios. La creación de Dios (la especie humana en sus variados ambientes y con sus variados dones) refleja las muchas formas y riquezas de Dios. Por eso, cuando los blancos absolutizan a su Dios blanco, y cuando los negros se postran ante esa imagen, ambos deshonran a Dios y niegan la raza negra: “Dios nos dice que le rindamos culto en nuestra propia imagen. Nosotros somos negros, y para ser a nuestra imagen, Dios debe ser negro”.7 El líder jamaicano llama a los negros a terminar su sometimiento a los blancos a través del culto a su Dios blanco. Los negros han de adoptar su propia religión, una religión que lo muestre negro, “hecho a nuestra imagen y semejanza”: “Si el hombre blanco tiene la idea de un Dios blanco, que lo adore como él quiera [...] Nosotros, como negros, hemos encontrado un nuevo ideal.

Logró afiliar en la unia a más de tres millones de negros en todo el mundo.

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Realmente, Dios no tiene color, sin embargo, es humano ver las cosas desde su propio cristal [...] Nosotros apenas hemos comenzado (aunque sea tarde) a ver nuestro Dios a través de nuestro propio cristal […] Nosotros, los negros, creemos en el Dios de Etiopía, el Dios eterno, el Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, el único Dios de todas las edades [...] pero vamos a adorarle desde el punto de vista de Etiopía.”8 Se percibe que Garvey no usa simplemente un lenguaje antropomorfo para referirse a Dios, ya que, como afirma, “Dios no tiene color”. Cuando habla de un Dios negro está haciendo referencia a la imagen, a la concepción, de igual


El Cristo negro es el punto de partida de la teología de Garvey.

modo que cuando –analógicamente– se habla de Dios como Padre. Aunque hay una clara identificación del Dios de Garvey con el negroide, esta identificación no significa parcialidad ciega. El autor no puede concebir un Dios que haga diferencias entre ninguno de sus hijos.9

El Cristo negro El punto de partida de la cristología de Garvey puede ser resumido en la famosa frase de Gregorio Nazianceno contra el monofisismo: “Lo que no fue asumido, no fue redimido”. En sus palabras, el Black Moses jamaicano traduce la idea diciendo que si Cristo vino al mundo para salvar no una parte sino a toda la humanidad, en su encarnación tuvo que haber asumido todas las razas, para poder redimirlas: “Cristo realmente no era un judío, sino la encarnación de toda la humanidad [...] Había tanto de negro en Él como de anglosajón, tanto de europeo como de etíope, para ser el Hijo de Dios, el Padre de todos los seres humanos y el Redentor de la humanidad”.10

Si “todos hemos pecado” –como dice San Pablo en su Carta a los Romanos–, todos necesitamos redención. Por lo tanto –agrega Garvey–, para que Cristo sea el redentor de todos, es necesario que haya asumido todas las razas. Más allá de la afirmación de la universalidad de la salvación en Cristo, Garvey sostiene la preferencia de Cristo por la raza negra. Aún más, el líder jamaicano afirma que el Jesús histórico fue negro. Para sustentar estas afirmaciones utiliza tres argumentos. Su primer argumento es que, históricamente corre sangre negra por el cuerpo de Jesús. Si se traza la historia de la raza judía hasta Moisés y Abraham, se encuentra sangre negra por todas partes.11 La segunda argumentación es que Jesús se identifica con los oprimidos. Los negros son oprimidos por el color de su piel; para identificarse realmente con los negros, asume la negritud: “Sugerir que Cristo ha asumido una piel negra no es emocionalismo teológico, y si la Iglesia es la continuación de la encarnación, y si la Iglesia y Cristo están donde están los oprimidos, entonces, Cristo y su Iglesia deben identificarse 67


totalmente con los oprimidos en la medida en que ellos también sufren por las mismas razones que son esclavizados. En Estados Unidos los negros son oprimidos a causa de su negritud. Parecería, entonces, que la emancipación solo puede ser alcanzada por Cristo y la Iglesia convertidos en negros. Concebir a Cristo como no negro en el siglo xx es teológicamente tan imposible como pensar en él como no judío en el siglo i”.12 Entre todas las razas, y este es el tercer argumento, Jesús tiene preferencia por los negros porque cuando fue rechazado por todos, hasta por sus discípulos, solo un negro africano, en la persona de Simón de Cirene, lo ayudó a cargar su pesada cruz.13 Este acto es una garantía de la preferencia de Jesús por los negros y de su resurrección de la esclavitud: “Y ahora que el negro está cargando su propia cruz, mirando su crucifixión, clamamos al mismo Salvador, al Poder Divino, para que nos preste la ayuda que nosotros le prestamos cuando se encontraba en gran necesidad. Creemos que Él nos ayudará...”.14

La resurrección de los negros La antropología teológica de Garvey se fundamentará en la imago Dei (el ser humano como imagen de Dios). De esta extraerá, como consecuencias, la igualdad fundamental entre los hombres y mujeres, pero también los atributos, la misión y el ideal de vida de los seres humanos sobre la Tierra. “Hombres y mujeres de Liberty Hall, hombres y mujeres de mi raza, ¿saben que el Dios que amamos [...] nunca creó un hombre inferior? Ese Dios que amamos [...] creó al hombre a su propia imagen, igual en todos los sentidos, donde quiera que esté; sea blanco, sea amarillo, sea rojo, sea negro; Dios lo creó en igualdad con sus hermanos. Es un Dios tan amoroso [...] que en su gran amor no crearía una raza superior y una inferior”.15 ¿De dónde vienen pues las diferencias entre los humanos? Según Garvey, Dios ha conferido iguales atributos a todos, pero también los ha hecho libres para escoger. La capacidad de libre elección está en la base de las distinciones entre los hombres, que de ninguna manera son de derecho divino ni natural: “Las distinciones de clase o de 68

inteligencia no son distinciones indelebles, conferidas por Dios, sino manifestaciones del fracaso en explotar el potencial para el cual el hombre ha sido destinado”.16 La causa de las distinciones entre los seres humanos, asegura Garvey, es la negligencia y el fracaso en desarrollar los dones que Dios ha dado a cada uno. Dios creó a todos iguales, las diferencias que vemos no son esenciales, sino accidentales. ¿Por qué entonces −se pregunta Garvey− la raza negra es tratada como inferior y se encuentra esclavizada?, ¿quién es culpable, si Dios no lo es? Su respuesta es tajante: los negros no han asumido el papel que Dios les ha asignado como hombres, como imagen de Dios; la raza negra es la única culpable de su debilidad. Como la raza negra ha sido tan negligente en su responsabilidad ante la naturaleza dada por Dios a todos los hombres, las otras razas han tomado sus derechos, como describe el Evangelio en la parábola de los talentos.17 Como salida a la situación, Garvey proclama la resurrección de los negros por imperativo divino: “El trabajo de la unia durante los últimos cuatro años y medio ha sido el de ayudarnos a dar cuenta de que debe haber una resurrección en nosotros [...] hay una gran necesidad de una resurrección −una resurrección del letargo del pasado, el sueño del pasado− de ese sentimiento que nos hizo aceptar la idea y la opinión de que la intención de Dios es que ocupáramos un lugar inferior en el mundo”.18

Escatología: redención de África Garvey identifica la parusía cristiana con la redención de África: el mundo no será redimido a menos que África sea redimida. La redención de África19 es la meta escatológica hacia la cual se dirige toda la historia; hacia esta deben dirigirse los esfuerzos de todos. Cuando habla de redención de África, se refiere no solo a una salvación de corte espiritual, sino a la liberación social y política del continente y de los negros. ¿Por qué supeditar la redención final del mundo a la liberación de los negros?, ¿cómo se explica que el acontecimiento culmen que es-


Las plegarias de la negritud no dan la espalda a los mitos africanos.

peran los cristianos se identifique con un hecho intramundano? La respuesta a estas preguntas y los fundamentos de su escatología los extrae Garvey de las Sagradas Escrituras. En el Salmo 68 Garvey interpreta que el plan divino es que Etiopía, representando a los africanos, tanto en su tierra como en la diáspora, tenga un lugar especial delante de Dios, mientras presenta sus ricos dones, como el rey negro Baltazar llevó oro al Niño Jesús. De la lectura de los Hechos de los Apóstoles 8,26-40 concluye que el primer no judío en ser evangelizado fue un alto oficial etíope. Por él, el Evangelio llegó al África negra antes que a Europa o cualquier otro continente fuera de la diáspora judía de Medio Oriente. En el texto del Apocalipsis 7,9-10 contacta Garvey que en el cielo no habrá segregación racial. Finalmente, el autor cita con frecuencia el capítulo 21 del libro del Apocalipsis, en el que aparecen todos los pueblos llevando sus riquezas a la Ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén. Nadie es excluido, excepto los que se excluyen a sí mismos. Garvey concluye que África está claramente presente en el propósito divino de redimir el mundo; la redención de África asegurará el bien general de la familia humana:

“Nadie sabe cuándo llegará la hora de la redención de África. Está a la vuelta. Se acerca. Un día, como una tormenta, estará aquí. Cuando ese día llegue, toda África estará unida”.20

Black pride Tanto el contexto de prejuicios raciales, como su fe y su compromiso a favor de los derechos de los negros, impulsaron a Marcus Garvey a delinear una visión teológica que acentúa la dignidad de los negros, presentando la cara negra de la fe cristiana. Garvey pensó un Dios negro, un Cristo negro, una Iglesia negra, un hombre negro conviviendo en condiciones de igualdad con los demás hombres. A pesar de haber salido de un diminuto punto del Caribe, sus ideas y su lucha influyeron en todo el mundo. Logró afiliar en la unia a más de tres millones de negros en todo el mundo. Llegó a presidir un gobierno negro en el exilio con millones de ciudadanos de todo el mundo, voluntariamente naturalizados. Promovió el regreso al África, para congregar a los negros (dispersos en la diáspora, a causa de la trata de esclavos) y formar un continente fuerte, que fuera contrapeso a los demás. En el Año Internacional de los Afrodescendientes, Garvey invita a renovar las ideas, las esperanzas y las luchas a favor del goce pleno de los 69


derechos económicos, culturales, sociales, civiles y políticos de los afrodescendientes de todo el mundo. Nota: Las citas textuales procedentes del inglés son traducción libre del autor. Julián Valdés es filósofo y antropólogo. Dirige el Ob-

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Randall K. Burkett. Op. cit., p. 37. Cfr. Mt 25,14-30 y Lc 19,12-26. 18 Amy Jacques Garvey: Philosophy and Opinions of Marcus Garvey, vol. I, Op. cit., p. 89. 19 Cfr. Randall Burkett. Op. cit., p. 63. 20 Ibid., p. 65. 17

servatorio Político Dominicano de Funglode, y es catedrático de los departamentos de Sociología y Filosofía

Bibliografía

de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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Notas 1

Hollis R. Lynch (1977): Introduction a la Atheneum Edition. En Amy Jacques Garvey. (1977). Philosophy and Opinions of Marcus Garvey, Volume I. New York: Atheneum. 2 Amy Jacques y Udom Garvey-Essien (1977): vol. 1. More Philosophy and Opinions of Marcus Garvey. London-New Jersey: Frank Cass and Company Limited, p. 16. 3 Ibid., p. 142. 4 Marcus Garvey (1938): The Black-Man, vol. III, no. 11, nov. 1938. Citado en Rupert Lewis y Patrick Bryan. (1988). Garvey: His Work and Impact. Kingston: University of the West Indies, p. 147. 5 Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 144. 6 Cf. Ernle Gordon (1988): Garvey and Black Liberation Theology en Rupert Lewis y Patrick Bryan. Op. cit., p. 149. 7 Marcus Garvey (sin fecha): Preámbulo a la constitución que escribió antes de partir para Inglaterra. Citado por Amy Jacques Garvey (1974): Garvey and Garveyism. New York and London: Collier Books and Collier Maxmillan Publishers, p. 141. 8 Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 44. 9 Cf. David E. Cronon (1974): Black Moses: The Story of Marcus Garvey and the Universal Negro Improvement Association. Wisconsin: The University of Wisconsin Press, p. 180. 10 Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 138. 11 Marcus Garvey. Lesson 1, “Intelligence”, p. 11. En Randall K. Burkett (1978): Garveyism as a Religious Movement. New Jersey and London: The Scarecrow Press Inc. and The American Theological Librery Association Metuchen, p. 53-54. 12 Marcus Garvey. Citado por James Cone (1969): Black Theology and Power. New York: The Seabury Press, p. 138. 13 Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 138139. 14 Cf. Ibid., p 139. 15 Amy Jacques Garvey (1977): Philosophy and Opinions of Marcus Garvey, Vol. I, Op. cit., p. 38.

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Beatriz González

Los medios sociales en las relaciones públicas: impacto y tendencias en la práctica profesional Al igual que en su momento lo hicieron los sitios web corporativos y el correo electrónico, los medios sociales están teniendo una marcada influencia en la práctica de las relaciones públicas. Este paradigma no solo se refleja en la creación de nuevos perfiles profesionales y tareas: mientras estas aplicaciones online reconducen el enfoque de Internet hacia la persona, el sector debe adaptarse a un nuevo consumidor que ya no es un simple espectador.

E

n 1995, Randy Bobbit, entonces profesor de la Marshall University de Virginia en Estados Unidos, describió el impacto que en aquel momento tenía Internet en la industria de las relaciones públicas, en Norteamérica. En uno de los primeros artículos sobre el tema, An Internet Primer for Public Relations, criticaba el retraso del sector frente a otros que habían anticipado el potencial de la llamada “autopista de la información” en el ámbito empresarial. A mediados de los años noventa, los profesionales de las relaciones públicas comienzan a interesarse en incorporar los servicios asociados a Internet en su práctica, en tanto que muchas de las principales firmas de la industria estaban ampliando su plantilla para incluir la figura del “especialista en medios interactivos”. El correo electrónico, las páginas web, los grupos de discusión, los boletines electrónicos y las listas de distribución eran las principales aplicaciones online que se utilizaban en la comunicación organizacional, en la época en que los usuarios

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de Internet sumaban unos 30 millones en el mundo, o 45 millones según otras fuentes. Diez años después –y tras sobrevivir a la “caída de las puntocom”– comienza a hablarse de un nuevo estadio de Internet. Es lo que Dale Dougherty, cofundador de O’Reilly Media, ha denominado como web 2.0. Dougherty observó que “lejos de ‘estrellarse’ con la burbuja tecnológica de 2001, la web era más importante que nunca, con apasionantes nuevas aplicaciones y con sitios apareciendo con sorprendente regularidad”.1 Esta nueva versión de la web está asociada a herramientas interactivas, centradas en las personas y que facilitan la comunicación y la colaboración entre estas: los medios sociales. Se trata de un cambio tecnológico importante que implica el desarrollo de nuevos canales y formatos de comunicación. Pero que, sobre todo, lleva consigo la adopción de nuevos comportamientos y paradigmas de consumo. El usuario –ciudadano, consumidor– tiene un mayor dominio de la tecnología y de la información. Ya no es solo un recep-


Fotos: dereamstime.com

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tor de contenidos, sino que también puede jugar el papel de emisor, con una audiencia potencial de 2,000 millones de personas, que representa el número actual de usuarios de Internet.2

Relaciones públicas versión 2.0 Durante los últimos dos años se ha incrementado el uso de canales interactivos como parte del mix de medios, en las estrategias de relaciones públicas, tanto en organizaciones como en agencias. Según muestran varios estudios, se trata de una tendencia que, sin embargo, se ve condicionada por factores que –como la diferencia generacional– merman el entusiasmo de algunos profesionales del sector. La International Communications Consultancy Organisation (icoo) 3 comunicó un incremento del uso de canales digitales durante 2009. Los departamentos de “comunicación digital” –también llamados de “nuevos medios” o “nuevas tecnologías”– fueron impulsores de la industria de las relaciones públicas durante ese año: agencias de todo el mundo expandieron sus actividades a esta área, que continuó creciendo durante 2010. La mayoría de las empresas de comunicación encuestadas por icco, incluso, esperaban aumentos de

dos dígitos en los beneficios derivados de este servicio, a pesar de que los ingresos por este concepto se siguen considerando bajos en la industria. Asimismo, mientras el interés en explotar Internet crece, las agencias de relaciones públicas se posicionan como expertas en el tema, especialmente, en la gestión de reputación online. Durante 2009 y 2010, los medios sociales continuaron ampliando su oferta, pese a que el modelo de este tipo de negocio sigue sin ser claro, pues frente a la reducción de presupuestos por la crisis económica, aparentemente la web social ofrece una alternativa de bajo coste para realizar acciones de comunicación y mantener la presencia de marca. Para Wright y Hinson, que desde 2005 analizan el uso de nuevas tecnologías en la comunicación organizacional, no es una exageración decir que los nuevos medios han tenido un “impacto enorme sobre la práctica de las relaciones públicas, desde que el primer blog apareció hace ya más de 12 años”.4 Los medios sociales –especialmente blogs, microblogs y sitios web de redes– están introduciendo cambios profundos en la forma en que las organizaciones se comunican con sus públicos estratégicos, internos y externos.

Los medios sociales más relevantes para las relaciones públicas Sitios web de redes sociales. Se considera que estos sitios web tienen un alto potencial para las relaciones públicas: Facebook encabeza la lista con más de 750 millones de usuarios activos en el mundo. Le sigue la plataforma de contactos profesionales LinkedIn, con más de 120 millones de usuarios, en agosto de 2011. La principal novedad es Google+, que ya contaba con 10 millones usuarios dos semanas después de su lanzamiento, el 28 de junio. Vídeos online. El principal ejemplo de este tipo de servicios es

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YouTube, con dos mil millones de nuevos vídeos y reproducciones cada día.8 El vídeo online se considera un canal relevante para entablar rápidamente relaciones con los clientes. Microblogging. El más importante actualmente es Twitter. Las empresas lo utilizan para compartir información con clientes actuales y potenciales, obtener información sobre su mercado y construir relaciones con sus públicos. En agosto de 2011 contaba con 200 millones

de usuarios registrados en el mundo, quienes publicaban 155 millones de mensajes cada día. 9 Weblogs o blogs (bitácoras). Los blogueros se han convertido en prescriptores. Los blogs corporativos permiten establecer un diálogo directo con el público. Estos son los que reciben el mayor número de usuarios únicos al mes, 312,783, en promedio de acuerdo con el informe State of the Blogosphere 2010, de Technorati.10


Los medios sociales son relevantes en las Relaciones Públicas. Cada estrategia utilizará el de su conveniencia.

En ese sentido, los profesionales encuestados por Wright y Hinson consideran que: a) los medios sociales hacen la comunicación más instantánea, pues obligan a las organizaciones a responder más rápido a las críticas; b) facilitan más la comunicación de doble vía, al abrir canales directos con el público; c) desplazan la atención desde las herramientas de comunicación hacia el proceso de construcción de relaciones –que es el objetivo de las relaciones públicas– y de esta manera ayudan a que “aquellos con una visión limitada de la profesión se den cuenta de que las relaciones públicas son más que relaciones con los medios”. Conclusiones similares se desprenden del estudio anual de la European Public Relations Education and Research Association (Euprera), sobre tendencias en la gestión de la comunicación.5 Señala que el continuo crecimiento de las comunicaciones online y los medios sociales se ha acelerado durante los últimos meses. Además, uno de cada cuatro encuestados piensa que estos son importantes para sus estrategias.

Pero, ¿cuáles son los medios sociales más relevantes para las relaciones públicas? El primer lugar –y es una posición de consenso entre las encuestas consultadas– lo ocupan los sitios web de redes sociales. El segundo lugar está entre los servicios de microblogging y de vídeos online o video sharing. Mientras que el tercero lo ocupan los blogs. Otras aplicaciones sociales interesantes para la profesión son las wikis, rss y podcasts.

Retos y barreras en la adopción de los medios sociales Para los profesionales europeos de las relaciones públicas, el reto principal de cara a los próximos cuatro años es hacer frente a la evolución digital y a la web social.6 Otra observación importante –y preocupante– es que, a pesar del entusiasmo que muestra la industria frente a estos medios, menos de un tercio de las organizaciones que los utilizan han implementado los prerrequisitos necesarios para su correcto uso, tales como protocolos de acción y comportamiento, herramientas de análisis 75


de la reputación online o, incluso, los indicadores clave para evaluar resultados. Por otro lado, aunque los medios sociales en general son vistos positivamente y se valora su utilidad, existen barreras que limitan su implementación, como: • La falta de control. Muchos profesionales del sector perciben la falta de control del diálogo como una amenaza, que se suma a la facilidad de difusión –“viralidad”– de la información en estos medios. • Temor de daños a la imagen de marca. Vinculado al punto anterior, muchos ejecutivos no ven garantías de que la marca que gestionan no será dañada al verse expuesta o que pueda generar una alta implicación en la web social. • Diferencias generacionales. La mayoría de los directivos de hoy son de mediana edad y están más acostumbrados a los canales tradicionales de comunicación que a las nuevas tecnologías, por lo que suelen mostrar mayor escepticismo que los directivos jóvenes. • El mito del público joven. Existe la creencia de que los medios sociales son más efectivos cuando la comunicación va dirigida a un público joven. Sin embargo, es un hecho que el segmento adulto es el de mayor crecimiento en sitios de red social como Facebook, donde los mayores de 35 años representan el 65% de los usuarios. • No todos los sectores son afines. Se considera que los early adapters tienen mayores posibilidades de aumentar su influencia a través de los medios sociales; estos sectores son: medios de comunicación, arte, entretenimiento y recreación, Internet, comunicaciones, computación, ong y educación.

Proactividad versus expectación El 20 de enero de 2011, Google.com presenta cerca de 145,000,000 resultados relacionados con la frase exacta “social media”, y cerca de 1,410,000 al buscar la expresión homónima en español. Al aplicar el filtro de búsqueda “línea del tiempo” es posible ver cómo la información relacionada con este tema ha aumentado espectacularmente desde 2005. La cuestión más relevante que se desprende de toda esta ola de publicaciones y discusión en 76

La mayoría de los directivos de las empresas de comunicaciones son de mediana edad.

torno a los medios sociales es que el estratega de comunicación se encuentra en la actualidad frente a un público que ha superado el estadio de espectador de los medios de masas, y que tiene la posibilidad y el interés de participar en una experiencia mediática interactiva donde, además, es el protagonista. Los medios sociales facilitan una relación más directa entre receptores y emisores, quienes en ocasiones forman parte de un entorno personal: son amigos, familiares o compañeros de trabajo. Por otro lado, toda vez que los consumidores actuales creen más en la recomendación de sus pares, y menos en los mensajes comerciales,7 la web 2.0 contribuye a la extensión del tradicional “boca a boca” a Internet. Este contexto está empujando a las empresas, grandes y pequeñas, a tener presencia en la web social; ha provocado el surgimiento de nuevas tareas en las relaciones públicas, como el smo (social media optimization), y de nuevos perfiles, como el de gestor de comunidades. Es una situación parecida a la que vivía Bobbit a mediado de los noventa, solo que el ritmo cada vez más acelerado del mercado y la tecnología no permiten a ninguna industria el lujo del desconocimiento y la pasividad.


Beatriz González es periodista y especialista en comunicación organizacional. Ha desarrollado su práctica profesional en los campos del periodismo, el análisis de la publicity y el marketing online.

Notas 1

O’Reilly, T. 2005. itu. 2010. 3 icco Wolrd Report 2009-2010, encuesta anual que incluye datos proporcionados por asociaciones de relaciones públicas de 24 países de Europa, América del Norte y del Sur y África. 4 En este estudio longitudinal fue aplicado a profesionales de las relaciones públicas asociados a Public Relations Society of America (prsa), la Arthur Page Society, así como a la International Public Relations Association (ipra), en 2009 y 2010. Un total de 1026 profesionales (n= 576 en 2009 y n= 563 en 2010), respondieron al cuestionario enviado por correo electrónico. 5 El European Communication Monitor (ecm) 2010 es una encuesta aplicada a 1,955 ejecutivos de la comunicación y profesionales de las relaciones públicas que trabajan en organizaciones y consultoras de 46 países de Europa. 6 ecm 2010. 7 Nielsen. Global Online Consumer Survey 2009. 8 Información corporativa de youtube.com. 9 Información corporativa de linkedin.com. 10 La firma Penn Schoen & Berland realizó la encuesta en Internet, entre 21 de septiembre y el 8 de octubre de 2010, en la que participaron 7,205 blogueros de todo el mundo. El margen de error fue de +/- 1.2%, con un 95% de confianza. 2

Bibliografía A rgenti, Paul A: “How Technology Has Influenced the Field of Corporate Communication”, Journal of Bussiness and Technical Communication, 2006, 3, pp. 357-370. Awareness: Corporate Trens in Social Media Marketing, 2009, <www.awarenessnetworks.com>. Bobbitt, Randy: “An Internet Primer for Public Relations”, Public Relations Quarterly, 1995, 3, pp. 27-32. Brown, Rob: Public relations and the social web, Londres: Kogan Page, 1999. Cashmore , Pete: “MySpace, America’s number one”, consultado el 10 de enero de 2011 en: <http://mashable.com>.

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Ylonka Nacidit Perdomo

Reacciones colectivas en la obra de Marisela Rizik La segunda novela de esta autora dominicana, titulada La infinita incertidumbre, edifica coincidencias de personajes hist贸ricos a trav茅s de la memoria. La voz femenina de la escritora surge y crea una serie de representaciones que brotan de la ruptura del yo, de otros yo. Al describir las destrezas de Rizik se recrea el imaginario de la mujer que se atreve a confrontar la ficci贸n y hacerla suya, de una manera tan colectiva como propia.

Fotos: dereamstime.com 78


E

n La infinita incertidumbre, segunda novela editada en español de Marisela Rizik (Santo Domingo, 1958), percibimos que estamos ante una obra experimental cuya comprensión requiere indagar en la propuesta subjetiva, espiritual y psicológica de la autora, sus exigencias al mostrar las particularidades que adquiere lo lingüístico mental cuando se opta por escribir en confrontación al recuerdo, a la memoria, y en tirantez al tiempo convencional lineal y cronológico como es este texto narrativo que trae consigo una escritura en contracción constante y en rebelión a lo expresado por los “otros” como verdad absoluta y finita. La autora toma como referencia, en principio para contar su novela, datos históricos sobre hechos y personajes conocidos para construir un mundo de búsqueda guiado por recuerdos que se cruzan en un espacio sin tiempo. En sus páginas el lector encontrará datos sobre el movimiento anarquista de mediados de 1800 en Europa, la conocida matanza de obreros en el Haymarket Square en Chicago, sobre el papa Alejandro VI y sus hijos Lucrezia y Cesare Borgia. La novela sigue los pasos de Fabio Pellerino, un hombre débil de carácter y abogado de profesión. Pellerino deberá cumplir una promesa

Podríamos definir la segunda novela de Marisela Rizik como una novela de confluencias. hecha a su tío moribundo, razón por la cual en 1886 emprende un viaje de la ciudad de Nápoles a la ciudad de Chicago para buscar a Adolfo Sartori, un anarquista español a quien debe entregar la herencia que su tío no llegó a concretar. En el trayecto, la línea entre realidad y sueño convergen. Finalmente, Bruno Pellerino llegará a un puerto llamado el Refugio de la Soledad donde encontrará a una guía que lo ayudará a comprender el verdadero propósito de su búsqueda.

Al leer la narratología de Rizik, debemos tener presente que en el universo de las formas el pensar precede al lenguaje y a las representaciones con sus máscaras, lo cual nos hace recordar que convencionalmente cuando nos planteamos la lectura o el análisis crítico de una obra tenemos las dos caras de una moneda: 1) interpretar los elementos artísticos de los matices del arte supraidiomático del lenguaje, lo que conllevaría a reducir a la palabra, al uso de la gramática en sí, equidistante, de lo meramente imaginable; 2) analizar los matices psicológicos de los personajes, lo que trae consigo un enfoque contrapuesto a lo filológico lingüístico.

Destino y existencia: ¿la ficción de la metáfora? Siendo la escritura de ficción una metáfora, una impropiedad del mito, una construcción anímica que inquieta las seguras señales de lo real, el discurso que se construye deviene en ser una forma posesiva de la especulación que tiene término y desenlace con un valor designativo que le agrega la autora haciendo de La infinita incertidumbre una fertilidad especulativa, donde los sujetos yacen debilitándose en la representación de los sueños, haciendo estallar sus sentimientos con interjecciones y acomodando sus afirmaciones a híbridas incertidumbres, y haciéndole saber Rizik a los mismos que solo “confi (en) en lo que sienten” (p. 82). Incursionando como lectora y asumiendo en parte el devenir que en conjunto tiene el texto de Rizik, compruebo que, ciertamente, solo la realidad nos hace salir del sueño, porque es la realidad lo que compite con los demás, con la colectividad a cada instante, con el otro referido por el instante; es así como el tiempo se abraza al desengaño de lo sensible precipitándose a estados impresionistas que se disgregan. Rizik nos presenta en La infinita incertidumbre una serie de personajes que se asumen a partir de las rupturas del “yo”, cuyas debilidades y desacuerdos con la mirada laberíntica de la objetividad los hace fluctuar en lo común buscando reconciliar la perplejidad que les trae el 79


futuro incierto. Por ejemplo, la caracterización de Fabio Pellerino y de Lucrezia Borgia, la historia de dos vidas que dormitan todo el tiempo en la inercia del equilibrio, en los impulsos, en las incitaciones, en mudanzas del éxtasis, en el dolor de la denuncia inducida por la perturbadora imposición del “orden” convencional de las cosas, cada uno en épocas, situaciones, tiempos y escenarios diferentes. Los otros, personajes tipos, don Petronilo, doña Consuelo, Leopoldo, don Armando Villegas... incursionan en la trama de la novela como si surgieran de un bosque para desengañar los impulsos de los sensibles y los aprestos sobre las individualidades afectadas por lo irracional, expuestas en el capítulo La llegada del silencio (pp. 53-56), en el cual Fabio Pellerino continúa la narración de su travesía hacia la “tierra prometida” en 1886, de Nápoles a Chicago, y en el cual refiere el suceso de la muerte de un joven enloquecido que se lanzó inesperadamente desde la borda del vapor al mar mientras cantaba, comprobándonos que “la vida no era más que un salto a la muerte” (p. 53). Esta percepción nos permite afirmar que cada individuo trae consigo un bosque, que es su interior único e irrepetible, las coordenadas de sus pretextos para soñar a voluntad desgarrándose en las equivocaciones, haciendo manuscritos con el lenguaje, con una sola alternativa imprescindible: la duda de si somos nuestros propios personajes o una suave intimidad de la mutación del tiempo. Este recurso literario de la escritura de Rizik es lo que da valor a la novela, la alternancia entre la función gramatical y la función psicológica o la discordancia entre ambas. Tal vez sea una forma de saber si el espíritu, o lo que llamamos así, vive habitualmente en este plano o, por el contrario, cuando se sale de su carril solo sueña subvirtiendo la naturaleza cósmica, arreglándose para hacerse acompañar por lo intemporal, por los desmanes de lo puramente ficticio, por las fluctuaciones del alejamiento de los gestos corporales, porque no hallarse en lo co-

nocido es separarse de manera súbita del ritmo de la vida. La expresividad rebosante de la existencia, las alternancias de lo formal psicológico con la relatividad minúscula de las huellas es lo que llamamos la uniformidad, que es solo una enunciación en sí, un matiz de la interpretación que damos al temperamento de la existencia como una forma de raptar a la subjetividad. A través del lenguaje, el protagonista plantea su concepción a posteriori de la alternancia de los planos, porque ve la línea de su vida como una causalidad que se concibe, como un intercambio incesante con el devenir, sin ponerse de acuerdo con la manera en que el curso de lo casual petrifica sus reacciones ante los desajustes entre lo que se ve, lo que se oye y calla, porque los instantes que sospecha vivir son como un musgo que se reprocha a sí mismo su sesgo depresivo ante los errores, su poca exigencia de discernir, de buscar una concordancia ante las anomalías que le causan molestias.

La escritora de ficción es un ser cohablante silencioso que busca descubrir las formas usuales de la memoria.

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Así, las coincidencias o lo que creemos coincidencias entre las personas no son más que un breviario de contracciones, una catástrofe corriente de hechos experimentales que nos contagian, que nos confunden por su mención psíquica reiterativa. Buscar la armonía entre la vida ordinaria y el sueño o lo irreal es un principio de base imaginativa que puede devorar las direcciones que toma la línea del tiempo cuando no hay un árbitro antagonista, ya que el lenguaje es una permutación de lo que se oye y de lo que se vive para designar significados y significantes. Escritoras como Rizik conocen lo que es saber la lengua para trazar la esencia sintética de su comprensión de lo que le interesa revelar; re-


cordemos que la escritora de ficción es un ser cohablante silencioso que busca descubrir, irrevocablemente, las formas usuales de la memoria como un laberinto de sueños. Rizik pretende mostrarnos, a través del discurso de esta novela, que todo recuerdo es la configuración de un viaje, donde se encuentra una voz rompiente propia, un yo único, ambivalente –dependiendo de las circunstancias– que a veces se torna extraño, inesperado, para llevarnos a la otra orilla de la vida. A esa voz de ficción que se desdobla como recuerdo le tememos a diario, porque nos creemos impune ante la otredad, ante el pasado, ante el desafío que traen los sueños, ante las mentiras que nos permitimos y a las presuntas verdades estereotipadas que heredamos de lo que asumimos como existencia convencional como si fuera un juego de naipes, o un prisma de situaciones sin lógica o marcadas por el absurdo.

De ahí que la autora transmutada en la voz narrativa de Fabio Pellerino señale que en la vida hay “sucesos incongruentes”, “que no hay diferencia entre los sueños y la realidad”, y que “Las memorias [los recuerdos] acumuladas vienen de épocas diferentes”, no obstante estar todos los mortales atados al concepto convencional del tiempo, al que marca las manecillas del reloj; por eso Pellerino afirma, ya al final, en el Refugio de la Soledad: “[...] yo no recuerdo bien el orden cronológico de lo que me ha venido ocurriendo [...] Nada tiene sentido. Quiero despertar si es que estoy en un sueño. Todo lo que le acabo de contar lo he vivido o al menos eso pienso” (p. 135). Sin embargo, hay momentos en que la memoria de la culpa nos golpea para emprender el suplicio de la trasgresión a solas o desterrados, simulando búsquedas en los recuerdos que se abren cuando se desea encontrar algo que se perdió, y 81


esa pérdida domina toda la existencia de los individuos a través del tiempo, como es el caso del protagonista de La infinita incertidumbre. ¿Qué perdió? La felicidad, de manera muy dolorosa, y esa pérdida es lo que le ha impedido despertar del sueño y llegar con su destino al lugar donde se ama, sabiendo que no somos dueños de nada. Rizik nos permite por medio de la escritura de esta novela tener elementos para indagar sobre los rituales de la memoria, sobre los riesgos de deambular sin tiempo porque “cada cual tiene que aprender su lección” (p. 149), ya que “siempre hay posibilidad de empezar de nuevo” (p. 152). El mérito de este texto subyace allí, en exponer las vidas en paralelo de personajes que se agrupan con nombre o sin nombre en la fisura de su voz, que coexisten anticonvencionalmente, a veces, a través de diálogos lúdicos, de percepciones abstractas que guían los pensamientos o el padecimiento de no saber si están en el presente, en el pasado o en el porvenir. 82

El uso de esta estrategia discursiva en todo el desarrollo de la historia le permite crear las fisuras errantes en los personajes, sus situaciones aparentemente ininteligibles, sus improbabilidades de que se convierten en certeza, representaciones oscuras, confinamientos en el vacío del sueño y en espacios desconocidos, y reina en sus capítulos lo que se podría llamar un estado de sitio constante por lo ilícito e imposible de reconocer en el itinerario irreal del viaje que realiza el protagonista, qué es realidad y qué es sueño, de ahí que estando Fabio Pellerino en el Refugio de la Soledad, al cumplirse cuarenta y nueve días de su travesía, y al escuchar por primera vez su voz, exprese: “Yo, en este lugar extraño, solo, sin la guía de mis recuerdos. No puedo definir lo que siento. Una inercia, una mezcla indescifrable de miedos y penas, de emociones que no puedo atribuir a nada específico. ¿Por qué es que ya no puedo imaginar el futuro? ¿Qué hay de extraño en todo esto? Nada, realmente” (p. 94).


Rizik crea en esta novela de 158 páginas, dividida en 23 capítulos, trece de los cuales denomina “memorias errantes”, un prisma cuyos reflejos son apariencias, donde solo se nombra lo que se ve y lo que se siente, sin dar lugar – la narradora omnisciente– a que ninguno de los personajes establecidos por ella en la trama que desarrolla controle su inventiva, ya que ella los empuja adrede al confinamiento siniestro, a aquellos que como Lucrezia Borgia (la hija del papa Alejandro VI, hermana de Cesare Borgia) o Fabio Pellerino vivieron juntos o invisiblemente juntos con máscaras, en un momento histórico particular en el cual se amordazaba a los más débiles, a los que cuestionaban el destino de todos, y donde el amor no florecía... siendo este enfoque cuántico lo que permite a Rizik concelebrar el rencuentro de sus personajes en un espacio diver-

confluencias de conflictos, de modo que los otros puedan dar apertura a lo que se afirma como futuro a través del sueño y de la memoria. Oír-ver es la manera que tiene Pellerino en su insistencia de conocer la historia de su padre, y de cumplir la promesa hecha a su tío Bruno Pellerino al morir, de encontrar al anarquista Adolfo Sartori, partiendo de la idea de que “sin riesgo no se consigue nada” (p. 131), como le advierte la voz de la narradora. Luego de que el vapor en que viajaba se accidentara y quedara solitario en una isla, se inicia la rendición de cuentas por parte de Fabio Pellerino de su destino y de la asimilación canónica de un pasado fortuito, no estático, por lo cual en soliloquio expresa. “Desde hace rato intento penetrar la penumbra que me rodea. Busco en mis recuerdos claves para descifrar el lugar donde me encuentro, pero es en vano. Me aterrorizan con su presencia. Sé que hablan de mí con voz apagada [...]” (p. 27). Desde esta perspectiva y empleando el recurso narrativo de la alteridad (desde afuera y hacia adentro), Rizik nos lleva en la historia a espacios, tiempos y lugares imprevistos, en un tránsito irreversible, pero fluyente, no dejando brecha para la huída de sus personajes y los intersticios de sus sombras. Entonces, nos preguntamos: ¿Cuál es el mapa, la territorialidad en que Fabio Pellerino (que podemos ser nosotros) desdibuja los fragmentos de sus recuerdos, la amalgama de las visiones que le persiguen ante criaturas desventuradas que encuentra en su travesía de la “sin memoria” y del “sin tiempo”, donde criaturas extrañas, prodigiosas, unas, se atreven a corporizarse por el solo hecho de ser él un viajero itinerante? La lectura de La infinita incertidumbre, así como sus personajes, nos dejan la lección de que los individuos, a veces, se olvidan de echar a un lado el ropaje que los corrompe, las ataduras que como “un libro vivo” resurgen cuando hacemos promesas que no cumplimos en el pasado; por eso hay sueños, recuerdos y voces que vuelven del pasado con algarabía, con fines preceptivos, que nos exponen al rencuentro con otros, arras-

Lucrezia Borgia o Fabio Pellerino vivieron juntos o invisiblemente juntos con máscaras. gente, en el cual Lucrezia confiesa sin rubor a La Localizadora en un diálogo de consulta sobre su pasado: “¿Qué es lo que se hace cuando se siente uno sin poder? Me uní a ellos para sobrevivir” (p. 121), a lo cual la guía-intérprete del pasado y de los sueños responde: “Su llegada a mi puerta desenvolverá un proceso que empezó más allá del tiempo que conoce usted”. Para finalmente hacer la pregunta única y repetida por todos, desde el inicio, desde el momento de la consciencia del nacimiento: “Hacia dónde nos dirigimos. -Hacia las memorias [los recuerdos] del mundo. -Hay una memoria [un recuerdo] que la viene agobiando, algo que se quedó con usted para siempre, que sobrevivió al tiempo. Algo tan fuerte que nada lo destruye” (p. 120). Podríamos definir la segunda novela de Marisela Rizik como una novela de confluencias: confluencias de tiempo, confluencias de espacios y

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trándonos a la presencia –siglo tras siglo– de oscuros vencedores. Sin embargo, en ese mar tempestuoso de pasados, recuerdos y sueños, a través de la física cuántica que ha creado la narradora, en la cual los personajes se comportan como seres obedientes a sus designios, surge la rebeldía de unos para arrollar el desconcierto, el tiempo discordante que existe desde 1480 a 1868, como un río encerrado en el cauce de la metáfora de la intemporalidad. En este novela de Rizik podemos leer sobre el odio, las tinieblas del poder, los estigmas de la impiedad, las torturas psicológicas, el terror, la castración del amor, la extensión del mal, las conjuras de los poderosos, la destrucción y la irreflexión como condición cotidiana de distin84

tas épocas por las cuales ha pasado la humanidad con sus máscaras, y cómo los victimarios y las víctimas se persiguen sucesivamente a través de distintas existencias, buscando de interlocutores, de manera inesperada, a un individuo que represente “un libro abierto”, una minoría que restablezca la justicia de ir al encuentro de lo inesperado y lo esperado, aun cuando una paralizante perplejidad lo induzca a la autorreflexión sin encontrar respuestas. La historia que construye Rizik en La infinita incertidumbre puede resultar en sus comienzos asfixiante y sofocante para el lector, ya que no está escrita sobre las bases de la novela convencional (o del canon que obliga a lo lineal-cronológico); por el contrario, nos prevé distintas lecturas, distintas formas de ir cotejando el discurso, para desenmascarar lo que se lee. Finalmente, en el capítulo de “La antesala del silencio”, en la página 112, encontramos la respuesta a esta búsqueda emprendida por la autora a través de la física cuántica y en la recreación del personaje protagonista Fabio Pellerino, las claves de su discurso en los recuerdos errantes que del pasado tenemos todos: “Repasé y repasé para recordar cómo había llegado allí. Me daba cuenta de que empezaba a confundir la realidad con los sueños. Concluí que en los sueños nada era inaudito o inverosímil. Siempre se unen tiempos y gente que nada tiene que ver uno con el otro”. Ylonka Nacidit Perdomo es poeta, autora de Contacto de una mirada (1989), Alfonsina Storni: a través de sus imágenes y metáforas (1992), Luna barroca (1996), Papeles de la noche (1998), Sobreaviso (1998), Triángulo en trébol (1999), Hacia el Sur (2001), Contrapunto (2001) y Contemplación (2007). Fue directora del Centro de Documentación y Género de la Secretaría de Estado de la Mujer, publicó la columna titulada “Mirada en sepia” en Clave Digital, y labora en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana.

Bibliografía R izik, Marisela (2009): La infinita incertidumbre, Santo Domingo: Argos.


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Emilia Pereyra

Libros

El escritor Marcio Veloz Maggiolo crea a un hombre memorioso, Matildo, para narrar la ficción de Villa Francisca. Memoria tremens es la obra galardona con el Premio Anual de Novela 2010.

El rico universo narrativo de Memoria tremens Memoria tremens, galardonada novela del prolífico y reconocido escritor dominicano Marcio Veloz Maggiolo, posee profundas resonancias y notable belleza expresiva. Las narraciones que le dan vida son poco a poco desovilladas por una voz sinuosa, que provee elementos que nos permiten armar el todo, la magna historia que justifica el título abarcador. En esta narración, los recuerdos y fantasías desempeñan un papel relevante y determinan el modo de contar. Las voces generan ecos que llenan el texto de sugerentes claroscuros y evocaciones. La gran memoria y los recuerdos individuales hallan una expresión literaria fantasiosa en las historias desmesuradas. La voz relata lo vivido, lo imaginado, lo intuido y lo esperado. Matildo Pérez, personaje esencial de la obra, erige un mundo de ficción alucinante, mezcla de realidades y quimeras. Dirigiéndose a la segunda persona del singular, a la Eusapia omnipresente en sus recuerdos, expone su visión del remoto origen del barrio Villa Francisca y los avatares de sus pobladores primigenios. 86


En su penumbrosa ancianidad, el memorioso Matildo desgrana episodios insólitos brotados de la más desbordada fantasía. Se trata de un narrador que intuye, rememora y se confiesa, de un creador de remembranzas, que llegó a escribir poemas de amor “al pie de los campos llenos de bledo” en la lejana juventud. Él declara que la narración puede ser producto de sus extravíos. Entonces, como ocurre en otras novelas, la materia de esta obra está formada por lo real y lo imaginario, pero la forma en que está estructurada le da una valiosa singularidad. Siguiendo los laberintos de la memoria, el relato de Matildo va y viene, se corta y se enlaza de nuevo hasta constituir un todo, articulado con notable expresividad y momentos de gran belleza discursiva. En esencia, Memoria tremens, Premio Anual de Novela 2010, está cimentada en los recuerdos que, como una cascada, construyen su cuerpo palpitante y torrentoso. Esta producción de Marcio Veloz Maggiolo es cónsona con otras de sus novelas, porque el autor ha vuelto a usar la memoria como una cantera literaria de la que ha obtenido brillantes resultados. La belleza literaria se expresa en la novela. Resaltan en ella pasajes de refinado lirismo, como el siguiente: “La palabra que escapa de la boca es ajena, como una mariposa que al pasar puedes atrapar y coleccionar haciéndote dueño de su vuelo. He de narrarte, imprevista e improvisada Eusapia, la historia de mi Filoma, pues tienes que entenderla flotando entre la incertidumbre de mis palabras que son como abono para los

árboles del sueño con los que tropiezo cada noche en mi bosque de enredaderas y lilas angustiosas”. El brumoso y poético decir de Matildo da paso a otras voces, y así alude a lo que ha expresado Teotonio en varios capítulos de su obra única y mágica y pone en boca de la proverbial Eusapia expresiones como: “Dirás que un viejo más o menos centenario, o tal vez nonagenario (porque la memoria se estanca y ya no sabes cuál es el tiempo real), no debería estar pensando en amores, pero resulta que no son amores simples, sino compromisos dotados de fuerzas que anidan en el mundo paralelo de las almas...”. Teotonio, cuya voz aparece de vez en cuando, cobra presencia cuando Matildo le da paso, para que pueda transmitir su sabiduría de filósofo imaginado y aportar más sentido al todo de la obra. Igual ocurre con las voces de varios personajes actuantes en la novela y con otros que forman parte de las variopintas masas del pueblo. La mencionada Eusapia es una de las mujeres a las que está íntimamente ligado el viejo Matildo, también vinculado a otros seres increíbles como Filoma, conocida como la Niña Serpiente, la abuela Marta, Minina, el disoluto padre Andrickson, Abdulah, Tagore Pérez, el padre del narrador, y a otros personajes femeninos y masculinos que adquieren vitalidad a través de su particular visión sobre hechos ocurridos en la lejana época en que fue fundado el barrio de Villa Francisca, enclave citadino de gran presencia literaria en otras conocidas narraciones del fecundo Veloz Maggiolo.

En la novela, la voz memoriosa traspasa centurias y se traslada al siglo xvi, y a épocas aún más distantes, como cuando ocurrió la invasión de Francis Drake. La novela de Veloz Maggiolo, publicada por Editorial Alfaguara, llega a ser coral. El propio narrador da paso a otras voces, por lo cual es una obra de copiosos y variados matices y puntos de vista, aunque rige de manera predominante ese gran orquestador que es Matildo Pérez, personalidad compleja y experimentada, cantera de recuerdos y vivencias. Memoria tremens es una novela ambiciosa desde el punto de vista creativo, llena de entreverados caminos e historias desmesuradas y extraordinarias. No es una obra concebida para lectores despistados o perezosos. Demanda atención, capacidad para aquilatar las voces y los matices complejos y pericia para establecer relaciones entre épocas distintas y valorar la amplia y profunda cosmovisión propuesta. Por ende, la lectura de Memoria tremens requiere un lector atento, capaz de apreciar una prosa de notable vigor y profundos y variados registros, que alcanza cotas elevadas de expresividad literaria y evidencia la destreza creativa y técnica de uno de los más feraces autores dominicanos. Emilia Pereyra es periodista y narradora, es autora de las novelas El crimen verde, Cenizas del querer y Cóctel con frenesí; del libro de cuentos El inapelable designio de Dios y de Rasgos y figuras, conjunto de perfiles biográficos. Sus textos han sido incluidos en antologías.

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Informe Especial

Vida cotidiana de los dominicanos residentes en el Bronx y Manhattan El presente ensayo describe los resultados de la primera encuesta realizada por el Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (cuny dsi) sobre los dominicanos que viven en los condados de Manhattan y el Bronx. El estudio evalúa aspectos relevantes de la vida cotidiana de la comunidad y su incorporación en la sociedad receptora; abre nuevos interrogantes sobre temas relacionados con la asimilación cultural y la relación transnacional de estos inmigrantes y sus hijos nacidos en Nueva York con la República Dominicana. La investigación se inscribe en la corriente de estudios sobre minorías que cohabitan en espacios multiculturales dentro de sociedades con culturas dominantes y las complejidades que esa dinámica genera.

Ramona Hernández y Pedro Ortega La encuesta sobre “La vida cotidiana de los dominicanos en los condados de Manhattan y el Bronx” fue realizada durante el trimestre octubre-diciembre 2009 por el cuny dsi en colaboración con la Baruch Survey Research Unit, ambas entidades del City University of New York, y la Fundación Global Democracia y Desarrollo de la República Dominicana. Esta publicación describe los resultados de este estudio y abre nuevas hipótesis relacionadas con el sentir de los dominicanos que viven en los Estados Unidos y su proceso de incorporación a esta sociedad receptora.

Método El universo objeto de estudio está constituido por jefes de hogar mayores de 18 años que viven en los condados de Manhattan y el Bronx. La encuesta, representativa de estos dominios geográficos, se realizó a 636 personas, de las cuales 429 corresponden al condado de Manhattan y 207 al del Bronx. El diseño contempló la selección del punto de entrevista de manera aleatoriaprobabilística, en base a una distribución proporcional de la población objeto de estudio. Se aplicó un cuestionario estructurado con preguntas cerradas, que fue elaborado y revisado por investigadores del Dominican Studies Institute, del City College de Nueva York y del Baruch College Survey Research.


El análisis expuesto es descriptivo y persigue exponer una síntesis de las distintas áreas temáticas estudiadas. Con el propósito de resumir la vasta cantidad de información levantada y para presentar los resultados del modo más comprensivo posible, se calcularon 39 promedios basados en escalas de 0 a 100 puntos cada uno.

Acceso a servicios, condiciones económicas y confianza en el Gobierno La capacidad de acceso a los servicios suele ser uno de los imperativos más acuciantes en los países subdesarrollados. La literatura que se desprende de las ciencias sociales indica que la mayor parte de las personas que emigran a los Estados Unidos de Norteamérica, sobre todo en el contexto de las minorías poblacionales allí representadas, pretende elevar su nivel de vida a través del empleo, así como de oportunidades de desarrollo personal. Variables tan importantes para la construcción de sociedades democráticas como la confianza en el Gobierno afloran como resultado de la capacidad de un Estado para mantener estándares de vida dignos entre los ciudadanos y de la capacidad de las personas que gobiernan para prever las demandas emergentes, particularmente con relación a la satisfacción de servicios sociales. Cuando la oferta de servicios falla suelen esperarse escenarios de desobediencia civil e incremento de la demanda pública de servicios a través de los diversos canales y formas públicas de expresión. De no suceder lo planteado antes, se suele pensar en procesos de conformismo que eventualmente impregnan cualquier tipo de demostración de descontento de la población en cuestión. Dada la importancia que tiene el acceso a los principales servicios públicos, el estudio combina dos niveles de exploración al tratar este tema: 1) un nivel general a partir del cual se pide a los entrevistados que evalúen los servicios provistos por la ciudad de Nueva York a su barrio en particular, y 2) un nivel específico a partir del cual se les pide que evalúen el grado de acceso que tienen en sus barrios a rubros tales como las escuelas públicas, las escuelas privadas, los servicios de salud y alimentos frescos y nutritivos. Para examinar estos aspectos se usó originalmente una escala de cuatro puntos que posteriormente fue transformada en escala numérica de 0 a 100. Cuanto más cerca de 100 se encuentran los valores calculados, más positiva es la opinión de los entrevistados en torno al atributo bajo estudio. Al separar estos dos aspectos se observa que, en sentido general, la ciudad de Nueva York recibe puntuaciones relativamente bajas como proveedora de servicios (41.5% de 100). Las puntuaciones que se registran en detalle al hablar del acceso a las escuelas privadas (77.0%), a las escuelas públicas (67.9%), a servicios de salud de calidad (54.6%), y alimentos frescos y nutritivos (52.2%), provistos por los condados de Manhattan y el Bronx, son sustancialmente más altas. Aunque cabe destacar que estas últimas puntuaciones evidencian que la salud y el acceso a alimentos de calidad son rubros que reciben puntuaciones apenas moderadas por parte de la comunidad dominicana estudiada. Uno de los hallazgos más relevantes del estudio indica que los servicios provistos por la ciudad de Nueva York a los condados de Manhattan y el Bronx son igualmente percibidos por los dominicanos y dominicanas que


allí viven, sin importar su clasificación por sexo, nivel educativo, situación laboral o incluso el lugar de residencia. En cambio, al clasificar esta población a partir de su autoidentificación racial, encontramos que son las personas que se autocalifican “blancos” las que mejor perciben los servicios que esta ciudad provee a sus condados (50.8%), siendo por el contrario los que se autoidentifican como “negros” los que peor puntuación ofrecen (38.4%), siendo la puntuación de estos relativamente semejante a la de los que se autocalifican como “indios” (41.8%) y a la de los que se agrupan en otras categorías o “mestizos” (39.6%), conforme a lo presentado en el gráfico 1.1 Igualmente, la parte de la población bajo estudio que se autoidentifica como americana* es la que percibe tener menos acceso a las escuelas privadas, en comparación con los demás grupos considerados en el estudio. El segmento de la población estudiada compuesto por estudiantes es el que registra las puntuaciones más bajas de evaluación de las escuelas públicas (60.9%), en comparación con los segmentos poblacionales dedicados a trabajar, ya sea a tiempo completo (66.3%) o parcial (68.0%), e incluso con respecto a los que al momento de ser entrevistados dijeron estar retirados o inhabilitados laboralmente (73.1%). En este sentido, es notable como en la medida que se incrementa el nivel de escolaridad de los dominicanos y dominicanas que viven en los condados de Manhattan y el Bronx se reduce sustancialmente el promedio de la evaluación favorable de acceso a las escuelas públicas, pasando de 76.0% en el caso de aquellos que han terminado la escuela secundaria, a 49.2% entre aquellos que han adquirido una licenciatura o algún otro grado mayor (cuadro 1). El cuadro 1 también revela información sobre las posibilidades específicas de los informantes de acceder a los servicios de salud en sus condados. Así, los informantes perciben tener más acceso a ese rubro social en Manhattan (56.5%) que en el Bronx (50.4%). Y, si se estratifica la población conforme a la autoidentificación étnica, se encuentra que son los que se consideran americanos (61.1%) y los que se piensan como domínico-americanos (58.3%) los que mejor perciben el acceso a este bien público, con relación a los que se autoidentifican como dominicanos (54.6%) e hispanos-latinos (48.8%). Se ha mencionado anteriormente que la salud es el tema peor percibido, en contraste con la posibilidad de acceder a la educación pública y privada, y a alimentos frescos y nutritivos. No obstante, es importante observar que las mejores puntuaciones en este contexto son ofrecidas por la población de personas retiradas o inhabilitadas laboralmente (58.9%), mientras que la salud es peor evaluada por los estudiantes (49.3%). Esta, como algunas otras informaciones aquí descritas, merecería ser explorada a luz de la hipótesis metodológica de que en el marco de los segmentos de mayor capital humano (pensado este concepto en términos de educación formal),   Las categorías “indio” y “otro” se refieren específicamente a la autoiden-

1

tificación racial y son utilizadas comúnmente por los grupos de descendencia dominicana e hispana o latina en la República Dominicana y en los Estados Unidos, respectivamente. En ambos países las categorías “indio” y “otro” suelen hacer referencia a la persona dominicana de origen mulato. * Nota del editor: Los autores de esta investigación utilizan la denominación “americana” refiriéndose a estadounidense, porque la palabra “americana” es más conocida por los encuestados.

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mayor es el rigor con que se evalúan temas como el acceso a los servicios públicos y su calidad. Otro aspecto que puede conjeturarse gira en torno a la suposición de que la experiencia de uso de los servicios influye sobre la evaluación esgrimida al momento de la entrevista. Sobre este punto, la opinión de las personas desempleadas, así como la de aquellas que ostentan alguna condición laboral ya sea esta de tiempo completo o parcial, es relativamente moderada al evaluar el acceso a los servicios de salud pública, registrando puntuaciones que rondan entre el 53.0% y el 55.9% en la escala de 100 puntos. A la luz de la autoidentificación étnica de los entrevistados, los dominicanos y los domínico-americanos son los que mejor perciben las condiciones de acceso a los rubros alimenticios básicos (con 52.9 y 53.8%, respectivamente), con diferencias estadísticas poco significativas en contraste con la población de personas que se autoidentifican como hispano-latinos (48.7%), y significativamente muy diferentes con relación a los que se piensan como americanos (44.4%) (ver cuadro 1). No obstante, estos resultados no pueden ser vistos de manera aislada, sino a la luz del grado de confianza que la comunidad de dominicanos y dominicanas que viven en Manhattan y en el Bronx manifiestan sentir hacia el gobierno de la ciudad de Nueva York.


Promedios de evaluación de servicios de la población de origen dominicana de 18 años o más que vive en los conda1 dos de Manhattan y el Bronx, por lugar de residencia, autoidentificación étnica, condición laboral y nivel de escolaridad (valores de 0 a 100) Servicios y alimentación NY: Servicios en general

Condado: Escuelas públicas

Condado: Escuelas privadas

Condado: Productos frescos

Condado: Salud pública

Manhattan

40.4

67.5

77.1

53.2

56.5

Bronx

43.6

68.7

77.0

50.0

50.4

Dominicano

41.2

69.5

76.7

52.9

54.6

Domínico-americano

43.4

66.1

77.1

53.8

58.3

Variables y categorías

Lugar de residencia

Autoidentificación étnica

Americano

44.4

57.5

52.8

44.4

61.1

Hispano-latino

40.0

66.9

80.6

48.7

48.8

40.6

66.3

75.8

51.2

53.0

Condición laboral Empleado tiempo completo Empleado medio tiempo

40.7

68.0

77.0

51.2

55.9

Desempleado

38.1

67.2

77.9

51.8

53.9

Estudiante

45.8

60.9

70.8

54.2

49.3

Retirado/inhabilitado

46.3

73.1

80.1

53.8

58.9

Secundaria o menos

41.7

76.0

80.5

51.4

55.3

Secundaria

39.5

69.6

75.8

55.6

55.4

Universitaria incompleta

41.9

62.3

74.8

50.8

54.0

Universitaria completa

42.1

58.2

73.4

52.3

53.1

Post universitaria

43.8

49.2

74.3

50.9

52.0

Nivel de escolaridad

Fuente: Encuesta sobre vida cotidiana de dominicanos en Manhattan y el Bronx. Elaborado por el cuny dsi y la Baruch Survey Research Unit.

El estudio sobre la vida cotidiana permitió recabar información sobre la confianza en el Gobierno a través de la siguiente pregunta: ¿considera usted que el Gobierno hace lo correcto todo el tiempo? El examen se hizo en base a una escala de cuatro puntos que alcanzó una puntuación de 46.3% al ser transformada en una escala de valores numéricos de 0 a 100 puntos. Este valor es sustancialmente bajo y cabe conjeturar que pueda estar relacionado con un descontento frente a las políticas que, en sentido general, están focalizadas en grupos minoritarios entre los cuales el de los dominicanos que habitan en los condados de Manhattan y el Bronx no es una excepción. En este orden de ideas, al distribuir este valor en función de las variables contextuales socioeconómicas y demográficas, no se encuentran diferencias estadísticas significativas. Esto es así para mujeres y hombres, sin importar el condado donde viven, el tiempo que tienen viviendo en él, el grado de escolaridad, así como su autoidentificación étnica y racial. El nivel de confianza de los dominicanos y dominicanas que viven en los condados de Manhattan y el Bronx no es muy diferente al que describen

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otras investigaciones realizadas en el contexto de la República Dominicana. Por ejemplo, la encuesta “Ciudadanía y democracia (2005)”, desarrollada en base a la metodología del International Social Survey Programme (issp), permitió a los investigadores del Instituto Dominicano de Opinión Pública calcular un índice de confianza en los que gobiernan que pudiera considerarse bajo o moderado en comparación con el antes citado. Este índice alcanzó la puntuación de 54.4 de 100, usando el siguiente reactivo: ¿se puede confiar en que las personas en el Gobierno hacen lo correcto todo el tiempo?, muy semejante al usado en el presente estudio sobre la vida cotidiana. Sin ánimo de contrastar metodológicamente ambos resultados, cabe plantear el reto de explorar por otras vías la medida en que ciertos patrones y manifestaciones disposicionales de las colectividades emigrantes son arrastrados hacia la sociedad receptora. Como parte de esto, la confianza en los que gobiernan es uno de los componentes más relevantes para construir vasos comunicantes de solidaridad en el contexto de las redes sociales, así como en el proceso de “construcción subjetiva de la ciudadanía” referido al entorno institucional del sistema democrático como la percepción poblacional sobre los funcionarios del Gobierno y el grado de aceptación del sistema (Ortega, 2009).

Actitud hacia las relaciones sociales y orientación hacia el idioma inglés Si bien es cierto que la capacidad de un Estado de responder a las expectativas de demanda de servicios de una determinada colectividad es importante, y que esto puede llegar a determinar en cierta medida la convivencia armoniosa, también es cierto que la orientación hacia las relaciones interpersonales tiene especial preeminencia, sobre todo al analizar ciudades multiculturales, o bien de una profunda composición intercultural como es el caso de Nueva York. Justamente, este es uno de los aspectos nodales de esta encuesta sobre la vida cotidiana. Para estudiar este aspecto se aplicaron dos tipos de preguntas. Las primeras estuvieron dirigidas a determinar en qué medida los dominicanos y dominicanas que residen en los condados de Manhattan y del Bronx interactúan con personas dominicanas, con domínico-americanas y con otras no-dominicanas en su cotidianidad, y en cuáles contextos sociales se da esto con más regularidad; si en el de la familia, en el del trabajo o en los centros de estudio. Correlativamente, el segundo grupo de preguntas estuvo dirigido a aprehender si es cómodo o familiar el uso de los idiomas inglés y español en el contexto de sus comunidades de referencia. El segundo grupo de preguntas también está puntualmente focalizado a explorar las potenciales posibilidades de desarrollo que pueden experimentar los dominicanos y dominicanas como resultado de su capacidad para interactuar con las personas de habla inglesa. Ciertamente el idioma es un factor crucial para el desarrollo de los individuos y esto suele ser más profundo en sociedades multiculturales en las que predomina el uso de una lengua eventualmente ajena para determinados grupos inmigrantes. Las posibilidades de desarrollo claramente signadas por esta condición pueden dividir las poblaciones étnicas al menos en dos grupos: el de aquellos que logran penetrar en la cultura que acoge al inmigrante a través del idioma del país receptor, y el de aquellos que suelen quedar aislados de


esta dimensión cultural más abarcadora, viendo restringirse así sus oportunidades de desarrollo individual. La metodología diseñada para abordar este primer tema fue la de examinar en qué medida la población objeto de estudio manifiesta frecuentar a personas dominicanas o domínico-americanas en contextos sociales como el trabajo y el hogar, así como en la escuela y la universidad. Así, se pidió a los entrevistados que respondieran en base a una escala de valores de uno a cuatro puntos en la que uno significa “no muchas personas” y cinco “muchas personas”. A partir estos valores se construyó una escala de 0 a 100 puntos que permite una mejor descripción de los resultados. Las preguntas formuladas para examinar el segundo componente pedían al entrevistado decir si se siente cómodo usando el idioma inglés al hablar con desconocidos, al leer un periódico y al escribir. Iguales reactivos se aplicaron con respecto al idioma español, con el fin de profundizar en este aspecto. El primer punto, sobre la convivencia-socialización de la población encuestada con otras personas, ayuda a aprehender aquellos espacios de más fuerte arraigo en la construcción de identidad y de valores ciudadanos. Observamos que la forma en que la familia sigue siendo uno de los factores vinculantes para la comunidad estudiada, al mismo tiempo que de desarrollo interpersonal, unida esta al trabajo, viene a constituir uno de los principales hallazgos de esta investigación. ¿Acaso no lleva esto, pues, a la reflexión de cómo pueden las políticas públicas influir constructivamente en el fortalecimiento de estos espacios? En cuanto a este punto, el gráfico 2 muestra que en sentido general la población de origen dominicano que vive en los condados de Manhattan y el Bronx manifiesta una moderada disposición a interactuar con personas dominicanas y domínico-americanas, que como se verá puede considerarse alta en algunos casos. Pero en ese contexto cabe resaltar algunas diferencias registradas entre la comunidad dominicana de Manhattan. Los que viven en el condado de Manhattan (89.8%) se muestran más propensos a interactuar o a hacerse amigas de personas dominicanas y domínico-americanas que aquellos que viven en el Bronx (85.1%). Las diferencias más significativas se observan al hablar de sus relaciones con las personas con que estos viven. Los dominicanos que moran en el condado de Manhattan (86.0%) manifiestan tener una mayor orientación hacia las personas dominicanas y domínico-americanas que los que viven en el Bronx (68.9%). Si se compara la población dominicana de ambos condados, se observa que los hijos de los jefes de hogar que viven en Manhattan suelen ser más dados a hacerse amigos de personas dominicanas y domínico-americanas (71.1%) que los hijos de los jefes de hogar que viven en el Bronx (62.6%). Ya en el contexto del trabajo, la comunidad de dominicanos y dominicanas que vive en el condado de Manhattan manifiesta con mayor intensidad buscar la compañía de personas dominicanas y domínico-americanas (63.5%) que la comunidad del Bronx (54.9%). La universidad o el lugar de estudios es el único espacio de relación interpersonal considerado en el estudio en el que no existen diferencias estadísticas tan significativas entre ambas comunidades; siendo al mismo tiempo el espacio en el que menos interacción

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se da entre los dominicanos y domínico-americanos, registrando valores que van desde 41.8 a 47.6%. En sentido general, se puede apreciar que el grado de interacción que experimenta en su día a día la comunidad bajo estudio parece determinado por el espacio en el que ocurre, ya sea este de trabajo, de estudios o bien familiar.

Correlativamente, el gráfico 3 muestra que en la medida en que los valores calculados se acercan a 100 la intensidad del tipo de convivencia evaluada y de confortabilidad con el uso de los idiomas inglés y español es más fuerte. La orientación hacia el idioma es el segundo punto considerado por el estudio para explorar las relaciones interpersonales. Como era de esperarse, en contraste con el inglés, el español es el idioma más familiar para los dominicanos y las dominicanas tanto de manera hablada como para la escritura y la lectura. La orientación hacia el inglés, entendida aquí como la comodidad de usar la lengua al hablar, escribir y leer, registra puntajes cercanos al 50.0%. Aunque estos resultados comienzan a ser reveladores, plantean el reto de compararse con los de otras minorías hispanas radicadas en la ciudad de Nueva York y en Estados Unidos, particularmente ante la iniciativa de algunos observadores de promover una identidad homogenizante −“latina”− a través de la cual las diferencias culturales esenciales entre los grupos pudieran desaparecer en favor de una unidad pragmática bajo una identidad panétnica. Aunque podría esperarse que con el paso del tiempo los inmigrantes vayan adquieran ciertos atributos culturales de la sociedad receptora, algunas evidencias muestran que esto no siempre ocurre así en el contexto de ciertos grupos. En estos grupos la incorporación a los valores de esa socie-


dad generalmente acontece de manera concomitante con el mantenimiento de patrones culturales propios y que en algunos casos están reñidos con los valores culturales de la sociedad receptora. La orientación de la población dominicana que vive en el Bronx y en Manhattan hacia el uso del idioma inglés y el español es un indicador de este fenómeno. La retención del idioma original en el grupo migrante es un fenómeno que ha sido estudiado minuciosamente por varios académicos en la literatura sobre emigración. Portes, Rumbaut y Zhou, por ejemplo, llaman a este fenómeno “aculturación selectiva”, mientras que Gibson lo define como una “acomodación sin asimilación” (ver también Waters 1999). En este escenario, los grupos inmigrantes obtienen éxito en su integración en la sociedad receptora sin

necesariamente asimilarse total y prematuramente a la cultura de esta, sino participando en ella reteniendo al mismo tiempo valores culturales importantes de la cultura inmigrante, tales como el uso del idioma. De acuerdo con estos observadores, los valores culturales retenidos por los grupos inmigrantes añaden capital étnico humano a los que, paradójicamente, contribuyen a que dichos grupos obtengan éxito en la sociedad receptora. En este caso, los grupos inmigrantes de origen latino-hispano y sus descendientes tienden a mantener el uso del idioma español a través de varias generaciones, especialmente cuando estos son comparados con grupos inmigrantes asiáticos en cuanto al uso y retención del idioma nativo. Es importante enfatizar que la retención del uso del idioma no impacta de forma negativa en la adquisición y en el dominio del inglés o inclusive en el uso preferencial del mismo, especialmente entre los hijos y las hijas de

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inmigrantes y generaciones posteriores (ver Alba 2005, 2004). De hecho, se observa que la segunda generación dominicana se maneja muy cómodamente en ambos idiomas, tanto en español como en inglés, mientras que la población dominicana inmigrante aunque aboga por la adquisición del inglés, otorga un uso preferencial al español, como puede apreciarse en el gráfico 3. Los resultados del estudio indican que aquellos que se autocalifican étnicamente como dominicanos son los que suelen sentirse menos familiarizados o cómodos al expresarse en inglés con un desconocido (46.3%), en comparación con aquellos que se consideran hispano-latinos (60.8%), domínico-americanos (60.4%) y americanos (72.2%), siendo este comportamiento relativamente semejante al evaluar su orientación hacia la lectura y la escritura. Tal como se había señalado anteriormente, la exposición a determinados ambientes marcados en especial por el habla inglesa parece estar relacionada con la orientación de la población estudiada hacia este idioma, pues son los estudiantes y empleados a tiempo completo los que registran las puntuaciones más altas al pensar en el grado de familiaridad con el idioma inglés (69.4% y 61.5%, respectivamente). Y al clasificar la población en general conforme a su nivel de escolaridad, se observa que justamente en la medida que incrementa su nivel de estudios formales, incrementa sustancialmente su orientación hacia el idioma inglés, pasando los valores calculados de 37.6% entre aquellos que completaron la escuela secundaria a 79.0% entre aquellos que ostentan una licenciatura universitaria o más (ver cuadro 2). El examen realizado para captar estas orientaciones hacia el idioma inglés indica que el grado de familiaridad con la lectura y la escritura recibe valores promedios semejantes a los relativos al desarrollo oral del inglés. Las personas que se autocalifican étnicamente como americanos expresan sentirse cómodas hablando español con personas desconocidas (93.9%), mientras que los que se autoidentifican como personas dominicanas y domínico-americanas presentan puntajes inferiores a los de este grupo poblacional (85.8% y 86.2% respectivamente). Pero aun así, en ambos casos los puntajes de evaluación observados son altos. Cabe conjeturar, con miras a profundizar en este tema en estudios posteriores, que tanto a mayor sentimiento de “americanidad”, como ante un mayor sentimiento de dominicanidad, la habilidad de hablar español se mantiene como un capital valioso en la vida cotidiana de los dominicanos que residen en el contexto de la sociedad receptora bajo estudio. En cambio, al examinar el grado de confortabilidad relacionado con la lectura y la escritura en español, estos valores, aunque se mantienen relativamente altos, caen con relación a la orientación a la capacidad de hablar el castellano (75.0 y 77.8%, respectivamente). En síntesis, los que se autocalifican como americanos son los que expresan sentirse más cómodos al hablar inglés y al hablar español, en cualquier situación, en comparación con las demás categorías étnicas consignadas en el estudio. Y, correlativamente, la lectura y la escritura del idioma castellano parecieran reportar mayor comodidad o familiaridad en comparación con el habla, en el marco de las diferentes categorías étnicas estipuladas, salvo para aquellos que se autocalifican como americanos.


Respecto a la influencia que el factor lingüístico tiene en la construcción social de las minorías poblacionales de habla hispana que habitan en espacios multiculturales, como es el caso de los Estados Unidos, ciertamente se abre con esta investigación una brecha para nuevas exploraciones dirigidas a profundizar en este tema, como parte de las iniciativas del programa de investigaciones del Instituto de Estudios Dominicanos.

Educación, identidad y orientación al idioma inglés de la segunda generación Así como la lengua es uno de los factores más relevantes para las relaciones interpersonales, es también uno de los principales motores de construcción de la identidad. Este es un proceso que se desarrolla de generación en generación, reforzándose o debilitándose. El caso de las minorías étnicas es aún más crucial cuando se observa a la luz de los cambios generacionales la influencia que los padres ejercen sobre los hijos en este contexto y el empuje sistemático de la sociedad para homogenizar los grupos étnicos distintos, particularmente minoritarios. Siendo esta la primera de una serie de posibles mediciones, este estudio sobre la vida cotidiana permite explorar la importancia que tiene para los jefes de familia entrevistados que sus hijos e hijas hablen, lean y escriban español e inglés. También se indagó la importancia que tiene para estos que sus hijos e hijas se perciban como personas dominicanas, como domínico-americanas o bien como americanas. Originalmente se usó una escala de cuatro puntos que fue llevada a valores de 0 a 100, expresando este valor el máximo grado de importancia otorgado por los entrevistados a cada uno de los reactivos. Los dominicanos y dominicanas que residen en los condados de Manhattan y el Bronx le otorgan una importancia sustancial a que sus hijos e hijas dominen los idiomas inglés y español (rondando estos valores entre 95.5 y 97.4%, respectivamente), siendo semejante este grado de importancia en ambas comunidades. Los resultados evidencian que esta población otorga importancia al aprendizaje que sus hijos e hijas puedan alcanzar del idioma inglés, por encima del sentido de familiaridad que los jefes de hogar entrevistados manifestaron tener con relación a esta lengua, el cual recibe valores que apenas alcanzan el 50.0%, tal como se vio en el acápite anterior. Este hallazgo cuestiona la sentencia popular de que los padres latinos no priorizan el aprendizaje del idioma inglés en sus hijos en edad preescolar, y el hecho de que por esto no puedan comunicarse en inglés cuando ingresan por primera vez a la escuela (ver gráfico 4). En resumen, esto evidencia una actitud favorable a la integración en la cultura de la sociedad receptora por parte de los padres jefes de hogar entrevistados, sin poner de lado las ventajas que otorgan ambas lenguas a los hijos e hijas, sobre todo a la luz de la importancia concedida al español, la cual tratamos a partir de la noción de capital cultural en el acápite anterior. Merece destacarse la importancia que en el contexto de este estudio se le otorga a que los hijos se relacionen con personas diferentes (94.5%), que podría verse como permisividad: es, aunque un poco menor, relativamente semejante a la importancia que prestan a que sus hijos e hijas observen la religión de sus mayores (91.2%), como se refleja en el gráfico 4. Conviene profundizar en esta línea de reflexión, indagando si la importancia ofrecida

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2

Promedios de orientación al idioma inglés y español de la población dominicana de 18 años o más que vive en los condados de Manhattan y el Bronx, por lugar de residencia, autoidentificación étnica, condición laboral y nivel de escolaridad

Variables y categorías

Orientación al idioma

Inglés Hablar

Español

Inglés

Leer

Escribir

Hablar

Leer

Escribir

Hablar

Dominicano

46.3

45.3

43.9

85.8

92.3

91.4

Domínico-americano

60.4

56.7

57.8

86.2

88.0

90.2

Americano

72.2

80.6

77.8

93.9

75.0

77.8

Hispano-latino

60.8

55.4

51.9

87.1

92.0

91.9

Empleado tiempo completo

61.5

59.9

58.1

88.6

90.8

91.3

Empleado medio tiempo

55.7

54.7

55.9

81.0

88.4

92.4

Desempleado

44.4

43.4

42.8

86.3

94.1

93.3

Estudiante

69.4

77.8

79.2

74.6

73.9

69.4

Retirado/inhabilitado

37.2

30.6

29.3

86.0

91.6

90.4

Secundaria o menos

37.6

29.8

27.8

85.3

91.2

91.6

Secundaria

50.3

52.2

51.3

85.3

89.8

91.8

Universitaria incompleta

65.8

65.0

66.0

86.7

90.0

88.1

Universitaria completa

67.7

71.8

67.7

87.5

91.8

90.9

Post universitaria

79.0

81.5

80.6

92.6

92.4

94.3

Autoidentificación étnica

Condición laboral

Nivel de escolaridad

Fuente: Encuesta sobre vida cotidiana de dominicanos en Manhattan y el Bronx. Elaborado por el cuny dsi y la Baruch Survey Research Unit.

al idioma inglés y la apertura u orientación hacia la diversidad, el contacto con los demás, se convierten en instrumentos de desarrollo económico, social y político, más que el resultado ineludible de vivir en espacios multiétnicos y dentro de una sociedad que impone sistemáticamente la incorporación a la cultura dominante. Es probable que las diferencias estadísticas más significativas entre los reactivos aplicados para explorar la orientación identitaria de esta comunidad de dominicanos y dominicanas se observen en la fuerza con que afirman valorar que sus hijos e hijas se vean como personas dominicanas (87.8%), o bien como domínico-americanas (86.8%); por encima de la fuerza con que aseveran valorar que sus descendientes se vean como americanos (68.0%). Este comportamiento es más patente en el Bronx que en Manhattan.

Participación política y social versus conformismo La participación de los ciudadanos y las ciudadanas en los asuntos públicos, así como el sentir en torno a la capacidad transformadora que pueden tener sobre estos, es de profunda importancia para la construcción de ciudadanía democrática, pues esta condición, unida a la deliberación libre e igualitaria, es la base del diálogo democrático, vinculante entre ciudadanos gobernados y ciudadanos gobernantes. La actitud hacia este sentir transformador y hacia la participación en los asuntos públicos florece en la medida que


emerge y se fortalecen las redes sociales y se diversifican las formas de expresión colectiva, relegando así la expresión conformista ante valores como la libertad de expresión, la confianza y la tolerancia, entendida esta como reconocimiento del otro en el marco de la convivencia y de sus derechos (Artiles y Ortega, 2006, p. 60). El estudio sobre la convivencia incluye reactivos dirigidos a explorar la presencia de una posible actitud conformista que pueda encontrarse impregnada en el sentir de la población objeto de estudio. Sobre este punto se preguntó: ¿Considera que las personas como usted no tienen nada que decir frente a lo que hace el Gobierno? (como una manera de medir el conformismo). Y, consecuentemente, se preguntó si los ciudadanos pueden tener influencia en las decisiones tomadas por el Gobierno norteamericano, y sobre la importancia de los sindicatos para proteger a los trabajadores. Los reactivos fueron aplicados mediante escalas de cuatro puntos en las que uno significa “muy en desacuerdo” y cuatro “muy de acuerdo”, y fueron convertidas en escalas numéricas con valores de 0 a 100 puntos para brindar una explicación más comprensiva de este tema. Los resultados arrojados revelan la existencia de un relativo estado de conformismo, presente tanto en Manhattan (52.9% de 100) como en el Bronx (50.3%). Las cifras, sin embargo, revelan que el grado de conformismo con relación a las decisiones del Gobierno de Estados Unidos es relativamente

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bajo o moderado entre la población dominicana que vive en los condados de Manhattan y del Bronx, especialmente después de observar el alto promedio de intensidad con que esta población afirma que el ciudadano tiene capacidad de influir sobre los asuntos políticos y en los procesos electorales de Estados Unidos (82.2%), al igual que valora la capacidad que tienen instituciones civiles, como los sindicatos de trabajadores, para influir sobre los asuntos públicos (88.6%). Dos variables explican esta tendencia del conformismo en la población estudiada: el nivel de escolaridad y la condición laboral. En este sentido, en la medida que aumenta el nivel de estudios formales alcanzado, el promedio de conformismo cae drásticamente, mostrando el importante papel que juega el acceso a la educación formal en los procesos de desarrollo y construcción de ciudadanía; cuando esto es visto como actitud proactiva enraizada en la posibilidad de “influir en las decisiones que se derivan de un determinado gobierno” (ver cuadro 3). Además de esto, si se analiza el conformismo a partir del estado de ocupación laboral de las personas entrevistadas, aquellas que manifestaron dedicarse a estudiar registraron promedios de conformismo sustancialmente más bajos (42.9%), y cercanos al de las personas que ostentan un trabajo a tiempo completo (48.6%), que aquellas que dijeron estar retiradas o inhabilitadas para trabajar (54.6%), quienes son tan sensibles al conformismo como los desempleados (56.3%) y aquellos que trabajan medio tiempo (56.1%). Al igual que en el caso del comportamiento conformista, la tendencia del interés en política y en los asuntos políticos del Gobierno es explicada por variables como el tiempo que tienen viviendo en el condado de referencia y el grado de estudios formales alcanzado. Los dominicanos y dominicanas que tienen menos tiempo viviendo en Manhattan y en el Bronx son menos sensibles a los asuntos políticos que aquellos que tienen más tiempo, pasando los valores alcanzados de 52.8% entre los que tienen un año o menos a 67.2% entre los que tienen cinco años o más. En este orden, se observa que los grupos poblacionales que tienen más tiempo residiendo en sus condados de referencia, expresan con menos fuerza el sentir conformista, pasando así de 61.1% entre los que dijeron tener un año o menos a 51.7% entre los entrevistados que dijeron tener cinco o más años residiendo en sus condados de referencia. Al examinar el interés que esta población manifiesta tener en la política y en los asuntos públicos de Estados Unidos, se observa que las personas que ostentan un mayor grado de instrucción formal son las que manifiestan con más fuerza interesarse en los asuntos políticos y del gobierno estadounidense que los menos instruidos, pasando de 60.5% entre los que no han terminado la escuela superior a 85.7% entre los que ostentan una licenciatura o algún otro grado de instrucción formal superior (ver gráfico 5). Cabe destacar que un promedio poco superior al nivel medio o moderado (65.2%) de las personas entrevistadas manifestó prestar atención a la política y al gobierno de Estados Unidos, siendo los no naturalizados como estadounidenses los menos sensibles a este aspecto (56.1%), con respecto a los naturalizados (71.6%). El nivel de interés en los asuntos políticos y de gobierno tiende a ser relativamente menor cuando la población se refiere a la República Dominicana (60.7%), siendo las personas no naturalizadas como estadounidenses las que mayor interés prestan a los asuntos políticos


3

Promedios de la autopercepción de la influencia en los procesos de votación, de conformismo y de importancia de los sindicatos de trabajadores de la población dominicana de 18 años y que vive en los condados de Manhattan y el Bronx, por lugar de residencia, condición laboral y tiempo que tiene viviendo en el lugar de residencia (valores de 0 a 100) Influencia en los procesos de votación

Las personas como usted no tienen nada que decir acerca de lo que el Gobierno hace

Los sindicatos de trabajadores son importantes para proteger a los trabajadores

Manhattan

81.1

52.9

88.2

Bronx

81.4

50.3

88.6

Empleado tiempo completo

80.2

48.6

88.2

Empleado medio tiempo

82.8

56.1

88.6

Desempleado

82.2

56.3

87.9

Estudiante

86.4

42.9

90.3

Retirado/inhabilitado

80.6

54.6

88.3

Secundaria o menos

77.5

61.1

91.7

Secundaria

79.6

58.8

88.9

Universitaria incompleta

79.9

46.5

90.1

Universitaria completa

84.2

51.6

91.3

Post universitaria

81.1

51.7

87.1

Variables y categorías Condado

Condición laboral

Tiempo viviendo en lugar de residencia

Fuente: Encuesta sobre vida cotidiana de dominicanos en Manhattan y el Bronx. Elaborado por el cuny dsi y la Baruch Survey Research Unit.

concernientes a la República Dominicana (63.3%), con relación a los naturalizados (59.0%), tal como se muestra en el gráfico 6. La relación que se observa entre el interés en la política y el conformismo hacia los asuntos públicos y colectivos parece reflejarse en la participación política de la población dominicana bajo estudio. Este tema se examina a la luz del trabajo voluntario que la comunidad dominicana hace para los postulantes a cargos públicos y la contribución que esta población dona a estos postulantes para sus proyectos políticos: el 92.0% de los jefes de familia entrevistados admitió no haber participado en actividades del primer tipo y el 91.4% dijo no haber donado dinero para la promoción de candidaturas electorales. Asimismo, el 85.5% dijo no haber contactado a algún funcionario electo para conversar sobre asuntos de interés colectivo y el 78.9% dijo no haber participado en debates públicos, marchas o actos multitudinarios en su comunidad de referencia, como se puede apreciar en el gráfico 7. En el siguiente acápite se analizan los resultados que atañen a la identificación de la población dominicana que vive en los condados de Manhattan y el Bronx; se indaga sobre la percepción de la población encuestada sobre su opinión acerca de acciones del Gobierno, así como también su confianza en este, entendiendo la confianza como un valor fundamental para la construcción de relaciones armoniosas entre gobernados y gobernantes, y como factor que actúa en contra de una potencial erosión del sistema institucional democrático.

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Migración y relación con la República Dominicana Las percepciones y opiniones de la población dominicana que reside en los condados de Manhattan y el Bronx sobre los asuntos migratorios constituyen el factor que termina dando cuerpo a la descripción que intentamos hacer sobre la orientación hacia la convivencia de esta población; aunado este punto a la exploración de su orientación hacia los idiomas español e inglés, lo étnico, la transferencia de ciertos aspectos del sentir cultural hacia los descendientes, así como su actitud hacia la participación política y hacia las políticas del Gobierno de Estados Unidos. El sentir hacia la migración indocumentada de los grupos sociales que se han construido en base a la migración es uno de los aspectos de mayor complejidad analítica, sobre todo por el carácter contencioso que entraña la carencia de documentación legal. Las investigaciones basadas en encuestas no pueden precisar del todo este fenómeno. Tanto es así que consideramos los hallazgos que tenemos en mano sobre este punto un motivo para seguir ahondando, más que una conclusión terminante sobre este tema; incluso, si esto fuera posible, por otras vías metodológicas que permitan a su vez complementar nuestra comprensión sobre este aspecto, el de la migración indocumentada. La presente investigación ha buscado combinar reactivos que exploran el sentir de esta comunidad bajo estudio hacia la migración que se manifiesta en el marco de la legalidad, con algunas preguntas sobre la migración indocumentada. Con el propósito de analizar este tema, se formularon dos preguntas basadas en escalas de 0 a 100 puntos en la que cero significa un sentir desfavorable y cien un sentir favorable hacia los inmigrantes (en primer lugar) y hacia los inmigrantes indocumentados (en segundo lugar). Los resultados indican que los miembros de la población dominicana que viven en los condados de Manhattan y el Bronx tienden a aprobar la migración de personas indocumentadas (72.7%), y que este nivel de aceptación es casi tan alto, salvando las diferencias estadísticas, como el que se expresa hacia la migración en sentido general (81.8%), como se ilustra en el gráfico 8.


Al clasificar los datos, conforme a algunas características poblacionales, se observa que las mujeres aprueban un poco más la migración de personas indocumentadas (75.0%) que los hombres (70.7%). Asimismo, los que se autocalifican étnicamente como dominicanos son los que en mayor medida aprueban este tipo de migración (75.9%), en comparación con los individuos que se identifican como domínico-americanos (67.5%) y los que dijeron sentirse americanos (65.4%). En contraste, este sentir favorable cae sustancialmente entre las personas que han alcanzado una licenciatura o algún grado de instrucción formal superior (65.0%), en comparación con aquellos que no han logrado terminar la escuela secundaria, los cuales se encuentran rondando el promedio general de intensidad (72.9%). El alto nivel de aprobación de la población estudiada hacia la migración tanto legal como de personas indocumentadas no es óbice para que un gran número de individuos (81.9%) afirmaran que el tema migratorio es uno de los más importantes del país −sumados los que respondieron “importante” (42.1%) y “muy importante” (39.8%), en comparación con la proporción (15.1%) de los que declararon que este tema “no es importante” (2.7%) o al menos “no es tan importante” (12.4%)−. El 44.8% de la población dominicana analizada, pensando en las personas que emigran hacia los Estados Unidos desde todas partes del mundo, opina que la migración debería mantenerse como está, a la par con un

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27.0% que consideró que se debería incrementar. Solo un 14.7% manifestó que la migración debería decrecer. El porcentaje de personas que le otorga alguna importancia al tema migratorio (“importante” y “muy importante”) es relativamente semejante al porcentaje de las personas que no le da gran importancia a este tema, tanto en los contextos de dominicanas y dominicanos que consideran que la migración en general debería incrementarse como entre quienes dicen que debería mantenerse igual y quienes afirman que debería mermar. Una de las razones por las que un elevado porcentaje de la población dominicana que reside en Manhattan y en el Bronx presta tanta importancia al tema migratorio, es el contacto que mantiene con los dominicanos y las dominicanas que residen en la República Dominicana. Aunque este estudio no permite concluir esta afirmación sí permite conjeturarla, pues el 51.0% de esta población manifestó haber viajado al menos en una ocasión durante los últimos 12 meses que antecedieron al momento de la entrevista, frente a un 48.0% que manifestó no haberlo hecho (ver gráfico 9); mientras que el 33.1% de los que dijeron no haber viajado durante el último año a la República Dominicana expresaron que planificaban hacerlo y el 51.0% de los que afirmaron haber viajado tenían planes para hacerlo en una próxima ocasión. El restante 15.9% no estuvo seguro de sus planes de visita a la República Dominicana o no respondió a esta pregunta. Este vínculo que aflora en el contacto directo con los dominicanos de la República Dominicana o bien en el ideal, en la expectativa, de poder visitar a parientes y allegados, también se refleja en el envío de remesas en dinero en efectivo a su país de origen. Tanto es así que las remesas tienen un peso anualizado que ronda entre el 13 y el 15% del producto interno bruto de la República Dominicana, conforme a los cálculos del Banco Central de este país. En consonancia con esto, el 61.8% de la comunidad dominicana que vive en Manhattan y en el Bronx indicó que envía remesas de manera regular hacia su país de origen, mientras que el 37.9% dijo no hacerlo. El 50.2% de los que dijeron enviar remesas informaron que suelen hacerlo una vez al


Promedios de intensidad del sentir de la migración indocumentada y en general de la 4 población dominicana de 18 años y más que vive en los condados de Manhattan y el Bronx (valores de 0 a 100) Variables y categorías

Migración en general

Migración indocumentada

81.9

72.7

Manhattan

81.8

72.2

Bronx

82.1

73.8

Hombre

81.6

70.7

Mujer

82.2

75.0

Promedio Lugar de residencia

Sexo

Autoidentificación étnica Dominicano

82.9

75.9

Domínico-americano

79.7

67.5

Americano

80.0

65.4

Hispano-latino

81.8

70.7

Blanco

79.7

66.0

Negro

81.3

74.5

Indio

80.7

71.2

Otros

81.0

70.8

Empleado tiempo completo

82.2

73.7

Empleado medio tiempo

85.7

78.8

Desempleado

80.9

69.5

Estudiante

78.3

72.1

Retirado/inhabilitado

80.3

70.6

Autoidentificación racial

Condición laboral

Nivel de escolaridad Secundaria o menos

81.2

73.0

Secundaria

81.2

76.0

Universitaria incompleta

82.5

71.9

Universitaria completa

84.4

71.6

Post universitaria

81.5

65.0

Fuente: Encuesta sobre vida cotidiana de dominicanos en Manhattan y el Bronx. Elaborado por el cuny dsi y la Baruch Survey Research Unit.

mes, mientras que el 24% dijo hacerlo más de una vez al mes. El porcentaje restante se distribuye entre quienes envían remesas al cabo de varios meses o al menos una vez al año (ver gráfico 9). Las variables que mejor clasifican la población objeto de estudio son el sexo y la autoidentificación étnica. Son más los hombres que dicen enviar remesas a la República Dominicana (66.9%) que las mujeres (56.5%). Y son más aquellas personas que manifiestan sentirse dominicanas las que en mayor proporción dicen enviar remesas (65.2%), en comparación con las que dicen sentirse hispano-latinas (61.4%).

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No obstante, hay que precisar que el envío de remesas se mantiene bastante alto entre personas que se identifican como dominicanas, domínicoamericanas e hispanas, sin diferencias porcentuales marcadas entre estas poblaciones y su envío de remesas. En otro orden, una de las preguntas de investigación en la que cabría continuar profundizando es: ¿en qué medida los dominicanos y las dominicanas mantienen lazos estrechos con el país de origen al mismo tiempo que con el país receptor? Un próximo estudio, por igual, podría profundizar el tipo de relaciones que sostienen los dominicanos y los dominicanas con su país de origen y si las mismas representan un tipo de relación novedosa o por el contrario relaciones comunes a un grupo en cuyo perfil demográfico predominan los inmigrantes y los no naturalizados. En el presente estudio hemos encontrado una alta relación entre el sentirse dominicano o dominicana y el mantenerse vinculado o vinculada a la República Dominicana; es decir, los lazos con el país de origen aumentan o disminuyen en la medida en que la población encuestada se percibe o deja de percibirse como dominicano o dominicana. Cabe preguntarse aquí entonces en qué medida la transnacionalidad es una etapa transitoria, reflejada en aquella población inmigrante que aún se percibe como dominicana, y de ser así, los estudios venideros deberán indagar sobre la transnacionalidad de la segunda generación y aquellos o aquellas inmigrantes dominicanos o dominicanas que ya no se perciben como tales. Esta reflexión se hace ya necesaria ante el fuerte crecimiento demográfico de la segunda generación y sus afines y en los efectos que dicho crecimiento pudiera ejercer en la población total de origen dominicano radicada en Estados Unidos.

A modo de conclusiones El análisis de la encuesta sobre “La vida cotidiana de los dominicanos y dominicanas que viven en los condados de Manhattan y el Bronx” fue pensado como una contribución a los programas de investigación sobre minorías poblacionales, y a los estudios dominicanos en los Estados Unidos realizados por profesores y estudiantes interesados en este tema. El estudio nos ha permitido encontrar que los servicios provistos por los condados de Manhattan y el Bronx son mejor percibidos por la población dominicana que allí habita que los provistos por la ciudad de Nueva York, en lo concerniente a educación pública, educación privada, salud y la posibilidad de acceder a alimentos frescos y de calidad. Aunque en el contexto de evaluaciones relativamente bajas, las personas que se autocalifican racialmente como “blancos” son las que mejor ven el acceso a los servicios que esta ciudad provee a los condados de Manhattan y el Bronx, en contraste con aquellas personas que se autocalifican como “negros” “indios” y “otros”. Mientras, las personas que se autocalificaron étnicamente como dominicanos fueron las que mejor valoraron la posibilidad de acceder a escuelas públicas, siendo este examen de la situación relativamente semejante al de las que se autocalificaron como domínico-americanos e hispano-latinos, asimismo por encima de los que se piensan como americanos, quienes valoraron mejor la posibilidad de acceder a escuelas privadas. Aunque la salud fue el servicio peor evaluado entre los considerados en este estudio, la información específica sobre los condados indica que


Porcentaje de respuesta a las siguientes preguntas: ¿Ha viajado durante los últimos 12 meses a la República Dominicana? (1), ¿Ha pensado regresar de manera permanente a la RD? (2), ¿Envía dinero frecuentemente a la RD? (3), ¿Qué tan frecuente envía usted dinero a la RD? (4)

la posibilidad de acceder a la salud médica es mejor percibida en Manhattan que en el Bronx. Y, si se estratifica la población conforme a la autoidentificación étnica, se encuentra que son los individuos que se consideran americanos y los que se piensan como domínico-americanos los que mejor evalúan el acceso a este bien público, con relación a quienes se autoidentifican como dominicanos e hispano-latinos. Correlativamente, la confianza en el Gobierno aparece con una puntuación sustancialmente baja de 46.3%. Tanto mujeres como hombres, sin importar el condado donde viven, el tiempo residiendo en sus dominios geográficos, el grado de escolaridad y su autoidentificación étnica y racial, manifiestan con semejante intensidad su desconfianza hacia el Gobierno de Estados Unidos. Pasando a otro aspecto, en nuestro análisis sobre las relaciones interpersonales de los entrevistados con personas de otros grupos sociales, se encontró que el hogar y el lugar de trabajo aparecen como los espacios donde se dan con más fuerza los vínculos de interacción social, mermando esto en el contexto de los centros de educación formal o universidades.

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En cuanto a la actitud hacia los idiomas inglés y español, que es el segundo factor utilizado para examinar la interacción social de la población bajo estudio, además de la cuestión de identidad, se encontró que la orientación hacia el inglés, entendida aquí como la comodidad al usar dicho idioma para hablar, escribir y leer, registra magnitudes cercanas al 50.0%, y la actitud hacia el español recibe valores que superan el 93.0%. Al clasificar a la población en general conforme a su nivel de escolaridad, se observa que justamente en la medida que se incrementa su nivel de estudios formales, se incrementa sustancialmente el sentido de comodidad con el idioma inglés, pasando los valores calculados de 37.6% (en una escala de 0 a 100 puntos) entre aquellos que llegaron a completar la escuela secundaria a 79.0% entre aquellos que ostentan una licenciatura o más. Además de esto se evaluó también el grado de importancia que los jefes de familia entrevistados otorgan a que sus hijos e hijas puedan hablar, escribir y leer en inglés y en español, y este examen alcanza valores de 95.5%. La comunidad dominicana también otorga mucha importancia a que sus hijos se relacionen con personas de diferentes etnias o culturas (94.5%); pero al mismo tiempo dan importancia a que observen la religión de sus mayores (91.2%), lo que nos lleva a considerar la actitud idiomática y el sentido de apertura a la convivencia que desean impregnar en sus hijos como herramientas de desarrollo económico y social, más que como un factor de aculturación o pérdida de la cultura, o un deseo de sustituir la cultura dominicana. Esto se confirma en la fuerza con que esta población manifiesta valorar el que sus hijos se vean a sí mismos como dominicanos (87.8%), o bien como domínico-americanos (86.8%); muy por encima de la fuerza con que aseveran valorar que sus hijos se vean a sí mismos como americanos (68.0%); este comportamiento es significativamente más patente en el Bronx que en el condado de Manhattan. Ya en el contexto de la participación social y política de la población dominicana que vive en los condados de Manhattan y del Bronx, el grado de conformismo con las acciones del Gobierno es relativamente moderado (50.3%), y es menos patente este sentir entre los individuos que tienen más tiempo residiendo en estos condados de referencia, y entre aquellas personas que han alcanzado mayor grado de escolaridad. Los dominicanos que tienen menos tiempo viviendo en Manhattan y en el Bronx son menos sensibles a los asuntos políticos que los que tienen más tiempo, el indicador de interés en los asuntos políticos pasa de 52.8% (en una escala de 0 a 100 puntos) entre las personas que tienen un año o menos viviendo en sus lugares de referencia, a 67.2% entre los que tienen cinco años o más. Y son las personas que ostentan un mayor grado de instrucción formal las que manifiestan con más fuerza interesarse en la política que los menos instruidos, el grado de interés pasa de 60.5% entre los que han completado la escuela superior a 85.7% entre los que han alcanzado una licenciatura o algún otro grado de instrucción formal mayor. Finalmente, al evaluar las percepciones y opiniones de la población dominicana que vive en los condados de Manhattan y el Bronx, en torno al tema de la migración y su relación con el exterior, se encontró que el 81.9% considera que la migración “es importante” (42.1%) o uno de los problemas “más importantes” del país (39.8%), en comparación con un 15.1% que declaró que esto “no es importante” (2.7%) o al menos “no es tan importante” (12.4%).


El tema de los fuertes vínculos con la República Dominicana constituye uno de los aspectos que podría tener influencia en la amplia valoración de la población estudiada hacia la migración. El 51.0% de esta población manifestó haber viajado al menos en una ocasión durante los últimos 12 meses que antecedieron el momento de la entrevista a la República Dominicana, un 48.0% manifestó no haberlo hecho; mientras que el 33.1% de los que dijeron no haber ido durante el último año afirmaron que planifican hacerlo, y el 51.0% de los que afirmaron haber ido tienen planes para viajar en una próxima ocasión. Solo un 15.9% no está seguro de sus planes de viaje o no respondió a esta pregunta. Esto se refleja también en lo que concierne al envío de remesas a la República Dominicana: el 61.8% de la comunidad dominicana que vive en los condados de Manhattan y el Bronx dijo enviar remesas regularmente a su país de origen. El 37.9% dijo no hacerlo. El 50.5% de los que dijeron enviar remesas informaron que suelen hacerlo una vez al mes, mientras que el 24% dijo hacerlo más de una vez al mes. El porcentaje restante se distribuye entre quienes envían remesas varios meses al año o al menos una vez al año. Ramona Hernández es directora del Instituto de Estudios Dominicanos y catedrática de Sociología en The City College of New York, en el Centro Graduado de cuny. La doctora Hernández investiga sobre las condiciones socioeconómicas de los dominicanos fuera de la República Dominicana, particularmente en Estados Unidos. Por su labor académica, recibió la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, el más alto reconocimiento de la República Dominicana, el 26 de abril de 2005. Pedro Ortega es profesor investigador del Instituto Global de Altos Estudios de Ciencias Sociales y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Se concentra en investigaciones sobre América Latina y el Caribe desde la perspectiva de la filosofía política y social. Además, ha realizado una diversidad de estudios de opinión y percepción sobre temas sociopolíticos. Ha publicado y presentado sus trabajos en diversos medios y escenarios académicos a nivel nacional e internacional.

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