La revista de la Fundación Global Democracia y Desarrollo Volumen 12 N.o 67 Noviembre - Diciembre 2015 RD$ 250 - US$ 6
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Terrorismo y seguridad Eliades Acosta Matos Randolfo Rijo Eleazar D. Rodríguez Navarro
Los primeros años del cineasta Oscar Torres Luis Beiro Álvarez
Entrevista a Gilles J. Guglielmi María Valeria Di Battista
Énfasis
Terrorismo y seguridad
Los atentados de París de noviembre pasado asesinaron a 137 personas y dejaron un saldo de 415 heridos. Tanto este ataque terrorista como el ocurrido a principios de 2015 contra el semanario Charlie Hebdo han llevado a repensar las ideas que tenemos sobre terrorismo y seguridad. En este número de Global hemos reunido dos artículos que abordan directamente esta situación. Eliades Acosta, en «En tiempos de isis : nuestra deuda con Evelyn Lincoln», analiza el último informe de Rand Corporation y la distorsión que presenta sobre el yihadismo terrorista de isis. Randolfo Rijo Gómez, en «¿Es el terrorismo predominantemente antioccidental?», plantea que la amenaza terrorista no es estática y cambia con el tiempo, y que para entenderla debemos analizar en qué contexto se da. También hemos incluido una entrevista al doctor Gilles J. Guglielmi, especialista en el tema, donde se abordan las medidas y las políticas de seguridad que ha asumido el Estado francés tras los atentados. Por otra parte, el miedo que genera el terrorismo ha complicado las ayudas a los refugiados sirios. En «Refugiados en Europa: Entre la amenaza y la compasión», Eleazar D. Rodríguez Navarro muestra el impacto que generan los desplazamientos masivos en los países de asilo y cómo se desarrolla la dinámica de las relaciones diplomáticas en Europa. Por otro lado, nuestro colaborador Luis Beiro Álvarez nos presenta «Los primeros años del cineasta Oscar Torres», donde explora parte de la vida y de la obra de este revolucionario director de cine dominicano. Emil Chireno, en «El patrimonio cultural dominicano: ¿quién protege qué?», evalúa la intervención que se lleva a cabo en la Zona Colonial de Santo Domingo. Basilio Belliard, en «Recepción crítica de Julia Ávarez y Junot Díaz en la República Dominicana» aborda la recepción y el impacto que en la República Dominicana han tenido estos dos escritores. Y mientras en «Territorio hockey», Jaime Porras Ferreyra nos habla del nacimiento de este deporte canadiense, el narrador Gustavo Rodríguez, en «Soy escritor y no me vendo», nos hace reflexionar sobre el tema de los escritores y el mercado.
CONTENIDO Presidente-Fundador Leonel Fernández Reyna Director Carlos Dore Cabral Editor Frank Báez Directora de arte Paolat De la Cruz Corrección Clara Dobarro Maquetación Elizabeth López Publicidad Elaine Hernández Mercadeo Leonessa Méndez Consejo Editorial Arturo Victoriano Darío Jaramillo David Álvarez Delia Blanco José Rafael Lantigua Luis Brea Franco Marcos Villamán María Elena Núñez Pablo Maríñez Global, una publicación de Editorial Funglode, es una revista bimestral de naturaleza multidisciplinaria, que canaliza las reflexiones de la entidad y de la sociedad, buscando elevar la calidad del debate. Está prohibida su venta o reproducción total o parcial sin la autorización de sus editores. Permiso del Ministerio de Interior y Policía número 3213 ISSN 1813-3991 Editorial Funglode Av. César Nicolás Penson 141 La Esperilla, Santo Domingo, R.D. Teléfono: 809-685-9966 ext. 2809 mercadeo@editorialfunglode.com www.editorialfunglode.com Impresión Serigraf Portada Fotografía: Efe
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Territorio hockey Jaime Porras Ferreyra No hay ciudad en el mundo con mayor tradición y apego por el hockey que Montreal. Cuna de la versión moderna de este deporte y hogar del equipo más premiado de la historia de la nhl , la metrópoli quebequense tiene entre sus religiones más practicadas la que conjuga velocidad en el hielo, magia con el bastón y una buena dosis de rudeza.
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El patrimonio cultural dominicano: ¿quién protege qué? Emil Chireno La intervención que se lleva a cabo en nuestra Zona Colonial ha sido objeto de críticas por parte de diversos sectores de la sociedad dominicana. De hecho, la protección del patrimonio cultural de un Estado es una difícil tarea en la que intervienen autoridades con competencias similares. Usualmente la existencia de múltiples capas de tomadores de decisiones supone un reto de considerable envergadura.
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Una ciudad llamada Trujillo Frank Báez La ciudad de la eterna primavera es el eslogan con el que se ha bautizado a Trujillo. Conocida por su legendaria gastronomía, por sus playas, por una tradición fascinante que mezcla lo indígena con lo colonial, Trujillo es un gran destino turístico. Pero, al mismo tiempo, es una ciudad que bulle en el presente, que está llena de inmigrantes y que no tiene nada que envidiarle a ninguna otra de Latinoamérica.
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Soy escritor y no me vendo Gustavo Rodríguez Un pudor recorre a muchos escritores cuando sus rostros se exponen en medios comerciales. ¿Será el temor a ser vistos como comerciantes de un don que debería considerarse sagrado? ¿Será que el enunciado más conocido de McLuhan puede tener la respuesta? ¿Será que Víctor Hugo hoy en día sí hubiera aceptado orgulloso su rostro en un cartelón de Time Square al lado de Cristiano Ronaldo?
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Entrevista a Gilles J. Guglielmi María Valeria Di Battista Los atentados de 2015 en Francia no podían haberse evitado. Aunque el país aplica una política de seguridad pública implementada hace más de 20 años, las medidas de prevención existentes no bastaron y la organización de los servicios de inteligencia no pudo seguir la evolución de los nuevos modos de acción terrorista. Para profundizar en estos aspectos se ha entrevistado al profesor Gilles J. Guglielmi, doctor en Derecho público de la Sorbona.
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Los primeros años del cineasta Oscar Torres Luis Beiro Álvarez Este artículo, que explora parte de la vida y de la obra del revolucionario director de cine dominicano Oscar Torres, saca a la luz algunos datos inéditos que lo presentan como un intelectual comprometido con su país y su tiempo. También se describe y ambienta su paso por Roma, donde estudió cine, y su residencia en Puerto Rico, donde realizó sus primeros filmes y se convirtió en el precursor del docudrama en el Caribe hispánico. Es la primera parte de una investigación sobre la figura y obra de este gran cineasta dominicano.
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Recepción crítica de Julia Álvarez y Junot Díaz en la República Dominicana Basilio Belliard En el siguiente artículo se aborda la recepción que en la República Dominicana han tenido los escritores Junot Díaz y Julia Álvarez y la repercusión que han suscitado los temas tratados en sus ficciones narrativas. De igual modo, el conflicto que plantean sus identidades como autores de la diáspora dominicana de los Estados Unidos, al escribir y publicar sus obras en inglés, a pesar de ser escritores de origen dominicano y cuyas obras tienen como temática su patria, su tierra nativa, su infancia y el pasado de sus ancestros.
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En tiempos de is is : nuestra deuda con Evelyn Lincoln Eliades Acosta Matos La reciente publicación del informe Amigos, enemigos y directrices futuras: las contrapartes estadounidenses en un mundo turbulento vuelve a poner sobre el tapete el viejo problema de la verdad, los sesgos y la manipulación mediática al abordar la política global. La ausencia premeditada de un enfoque histórico al analizar las causas del surgimiento y la extraordinaria capacidad de recuperación del yihadismo terrorista de isis, unida a la distorsión de los verdaderos peligros y amenazas que nos acechan, reiteran la urgente necesidad de sostener posturas independientes y un pensamiento crítico.
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¿Es el terrorismo predominantemente antioccidental? Randolfo Rijo Para entender si las medidas tomadas por los Estados occidentales en pos de la llamada guerra contra el terrorismo fundamentalista islámico son adecuadas, es necesario conocer la premisa de estas prácticas. Entendiendo que la amenaza terrorista no es estática y cambia con el tiempo, debemos analizar en qué contexto se da la amenaza vigente, tomando en cuenta el alcance de los objetivos tácticos, operacionales y estratégicos que busca alcanzar.
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Refugiados en Europa: Entre la amenaza y la compasión Eleazar D. Rodríguez Navarro En este artículo se aborda la figura de los refugiados a través del caso particular del pueblo sirio, que cuenta con millones de desplazados que buscan escapar de la devastación generada por la guerra civil en su país. También se muestra el impacto que generan los desplazamientos masivos en los países de asilo y cómo se desarrolla la dinámica de las relaciones diplomáticas en el continente europeo mientras sus habitantes se debaten entre el rechazo o la ayuda.
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Libros
Jaime Porras Ferreyra
Territorio hockey No hay ciudad en el mundo con mayor tradición y apego por el hockey que Montreal. Cuna de la versión moderna de este deporte y hogar del equipo más premiado de la historia de la nhl, la metrópoli quebequense tiene entre sus religiones más practicadas la que conjuga velocidad en el hielo, magia con el bastón y una buena dosis de rudeza.
Fotos: Fuente externa, Efe 4
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os niños sueñan en Barcelona con llegar al Camp Nou para convertirse en el próximo Messi. En Santo Domingo, todo joven beisbolista que se respete aspira a pegar cuadrangulares en las ligas estadounidenses. Pero en la ciudad francófona más poblada de América las mayores ilusiones deportivas tienen un rectángulo de hielo como escenario. Montreal tiene una temperatura promedio anual de 6.8°C y recibe unos 2.60 metros de nieve. La blancura se impone en su paisaje gran parte del año, aunque esta nada tenga que ver con la fina arena de una playa caribeña. Con estas condiciones climatológicas, no sorprende que el esquí, el curling (esa especie de rayuela con escobitas) y el descenso en trineo sean disciplinas de gran popularidad. Pero el hockey es amo y señor. Canadá es al hockey lo que Brasil al fútbol. Desde que este deporte invernal se convirtió en 1922 en disciplina olímpica masculina, el país norteamericano ha obtenido la medalla de oro en nueve ocasiones, convirtiéndose en el máximo vencedor de la historia. Por su parte, el equipo femenino ha estado en lo más alto del podio en cuatro de las últimas cinco olimpiadas. De igual manera, las escuadras canadienses de hockey profesional son las que han obtenido más victorias en los anales de la nhl , la liga más importante del mundo, integrada por 30 equipos de Estados Unidos y Canadá.
Maurice Richard representa la máxima figura del hockey montrealense Los Pelé, Garrincha y Romario del hockey siempre han contado con pasaporte canadiense. Montreal figura como la ciudad insignia del deporte más practicado y seguido en Canadá. Desde hace siglos, esta urbe ha sido escenario de una compleja relación entre francófonos, anglófonos e inmigrantes a la que no han sido ajenos los deba-
tes en torno a la lengua, la política y la multiculturalidad. En este sentido, el hockey ha sido un elemento que ha cohesionado a sus habitantes y desde hace décadas funge como un tipo de religión que unifica más allá de toda diferencia. Pero los nexos entre el hockey y Montreal se remontan al nacimiento mismo de la disciplina.
En el principio era el verbo (y el patín con cuchilla) No existe un consenso sobre los orígenes de este deporte. Desde siempre, el ser humano se ha divertido golpeando una pelota o un disco con ayuda de un bastón. Hay registros de ello en todos los continentes. Sin embargo, la versión moderna del juego se originó en Montreal. Estudiantes de la Universidad McGill de esta ciudad practicaban desde mediados del siglo xix una actividad que mezclaba pasatiempos irlandeses, ingleses y amerindios, pero todo deporte necesita contar con reglas fijas y respetadas. Así, el 3 de marzo de 1875 se jugó el primer encuentro de hockey completamente codificado en la pista de hielo Victoria, ubicada en la céntrica calle Stanley de Montreal. La vestimenta de estos pioneros consistía en sudaderas de rugby, pantaloncillos y largas calcetas de lana; nada de hombreras, rodilleras, casco o esa máscara de Jason que tantos miedos provocaba en los cines ochenteros. Pocos años después de este primer encuentro, la práctica fue ganando popularidad en el resto del territorio canadiense y en el este de los Estados Unidos, para saltar posteriormente a Europa. El primer organismo de este deporte fue la Asociación de Hockey Amateur de Canadá, fundada en 1886 en Montreal. Ocho años después, los estadounidenses crearon la Liga Internacional de Hockey, profesionalizando la disciplina y consiguiendo atraer a la mayoría de los jugadores canadienses al sur de la frontera. Como consecuencia, los dueños de los equipos de Canadá crearon el 26 de noviembre de 1917, luego de una reunión en el Hotel Windsor de Montreal, 5
la Liga Nacional de Hockey (nhl , por sus siglas en inglés), la más poderosa hasta la fecha y cuyo máximo trofeo es la Copa Stanley. A pesar de que la profesionalización del hockey data ya de hace tantas décadas, los salarios y las condiciones laborales de los jugadores en la mayor parte del siglo xx nada tenían que ver con los de la actualidad. Casi todos estos deportistas dedicaban gran parte de sus jornadas a otros oficios. No fue hasta 1953 cuando Jean Béliveau firmó el primer gran contrato que se recuerde: 100,000 dólares por cinco años, una verdadera fortuna en esa época. Béliveau recibió dicho pago del equipo más importante de la historia del hockey, escuadra que, por supuesto, juega como local en Montreal.
El Tricolor
Al fin aparecen esos elementos tan distintivos del hockey: los puñetazos, los empujones, la rabia
En sus primeros años de vida, era practicado por los hijos de la burguesía anglófona de Montreal en clubes privados y universidades. Sin embargo, el deporte se fue haciendo cada vez más popular entre los francófonos. El 4 de diciembre de 1909 se fundó el equipo que representaría a los montrealenses de lengua francesa: Les Canadiens. En realidad, el término canadien en francés y canadian en inglés se utilizó durante siglos para dirigirse únicamente a los francófonos de aquel país. Les Canadiens es la escuadra de hockey en actividad más vieja del mundo y, después de los Yankees de Nueva York, es la agrupación deportiva más exitosa en cuanto a títulos en Norteamérica. No es poca cosa tener 24 copas Stanley en las vitrinas. En diversas votaciones, el uniforme del equipo ha sido elegido como el más bello de la nhl . Sus colores –azul, blanco y rojo– tienen una razón muy especial: son una forma de recordar el pasado francés de Quebec. Uno se puede referir a la agrupación de diversas maneras: «Santa franela», «Tricolor», «Le Canadien» (los francófonos) y «Canadians» (los anglófonos). Les Canadiens ha vivido varias épocas gloriosas, principalmente entre los años 50 y 70 del siglo pasado. La última Copa Stanley conseguida fue en 1993, algo que inquieta cada vez más a sus seguidores por tantos lustros de sequía. En 6
sus primeras décadas de historia, el equipo jugó en las arenas Jubilée, Westmount y Mont-Royal. De 1926 a 1996 tuvo como hogar el Forum de Montreal, considerado hasta la fecha como el escenario de hockey de mayor tradición en el mundo, como muestra de lo cual albergó el 2 de septiembre de 1972 el primer enfrentamiento de la denominada «serie del siglo», protagonizada por los equipos de Canadá y de la Unión Soviética en plena guerra fría. Desde 1996, la escuadra montrealense juega en el Centre Bell, la arena de mayor capacidad en toda la nhl , que alberga en su interior un interesante museo, algo similar a lo que ocurre en varios estadios de fútbol en Europa.
La agrupación cuenta con varios nombres de jugadores que han sido inmortalizados a lo largo de los años. Tal y como sucede en otros deportes, los números de esas glorias han sido retirados a manera de homenaje. Así, figuras de la talla de Guy Lafleur, Howie Morenz y Patrick Roy han recibido dicho honor. Pero en el deporte hay leyendas que comen en otra mesa: titanes como Maurice Richard, más cercanos a lo divino.
El profeta francófono Quien dice Alfredo Di Stefano dice madridismo puro; aquel que evoca a Babe Ruth se refiere a la esencia misma de los Yankees de Nueva York. Maurice Richard representa la máxima figura del hockey montrealense. Nacido en 1921, Joseph Henri Maurice Richard defendió los colores del Canadien en todos sus años como jugador, algo cada vez más raro en cualquier deporte profesional. Sus apodos reflejan sus condiciones e importancia: The Rocket, La Comète, Mister Hockey; sus números dejan claro el tamaño del mito: ganó ocho veces la Copa Stanley, fue el primer juga-
dor con más de 500 anotaciones en su carrera y el pionero en marcar 50 tantos en el mismo número de partidos. Más allá de las estadísticas, existe una férrea conexión sentimental entre Richard y los seguidores del cuadro de Montreal: fue durante años el capitán del equipo, no escatimaba sacrificios físicos con tal de vencer en el hielo y tenía un temperamento que lo hacía enfrentarse con frecuencia a sus rivales con los puños. Ese carácter hubo de causar una de los mayores incidentes en la historia de ese deporte: en un partido en 1955, fue expulsado por propinar un golpe a un árbitro. La liga lo suspendió el resto de la temporada y los fans del equipo de Montreal provocaron disturbios en diversos barrios. Maurice Richard falleció el 27 de mayo de 2000, a la edad de 78 años. Su funeral ha sido uno de los más concurridos en la historia de la ciudad.
Bauer y la teología del equipo montrealense Olivier Bauer es profesor de teología en la Universidad de Montreal. En 2011 publicó un libro que generó críticas y simpatías por igual:
Une théologie du Canadien de Montréal. En esta obra, Bauer explica primero el proceso de secularización vivido en la provincia de Quebec a partir de los años 60. Señala que, a pesar de que en la actualidad poca gente visita las iglesias y de que el poder eclesiástico es ya mínimo en esta sociedad, diversas referencias religiosas aparecen con marcada frecuencia para dirigirse a Les Canadiens. Así, se utilizan expresiones como «la parroquia del Canadien», para citar la arena de hockey, y la «Santa franela», como sinónimo del equipo. Aunque esta dimensión sagrada jamás alcanza el estatus de culto organizado –tal y como sí sucede con los maradonianos en Argentina–, Bauer subraya algunas semejanzas entre el apasionamiento por el equipo montrealense y las religiones: agrupar a gente de todos los medios culturales, sociales y económicos; compartir signos de identidad y sentido de la trascendencia; establecer vínculos lo mismo en el éxito que en el fracaso. La «religión» del equipo, de acuerdo a Bauer, cuenta con su propia iconografía: un profeta (Maurice Richard), un santo grial (la Copa Stanley), una indumentaria divina (el jersey tricolor) y también un demonio (Don Cherry: comentarista 7
de la televisión de Toronto y enemigo visceral del equipo de Montreal). Asimismo, existe una página web donde, por un módico dólar, los aficionados montrealenses pueden encender una veladora virtual con la esperanza de que sirva de apoyo a la escuadra de sus amores.
Una visita a la catedral Nada mejor que asistir a un partido del equipo en el Centre Bell. El recinto está ubicado en pleno centro de la ciudad, sobre la avenida de los Canadienses de Montreal (nombrada así en el centenario del equipo). El termómetro marca nueve grados bajo cero, pero no reduce para nada el ánimo de los miles de espectadores que aguardan la apertura de las puertas. El cuadro local se enfrenta a los Buffalo Sabres. El Centre Belle cuenta con 21,273 asientos, pero conseguir un boleto no es empresa fácil: la mayoría de los asistentes adquiere un pase para toda la temporada y se calcula que obtener dicho privilegio puede demorar cerca de 35 años de espera. La administración del equipo pone a la venta solo una limitada cantidad de boletos para cada partido; el resto se puede adquirir por Internet entre los abonados que no deseen asistir a un juego en específico, y también algunos revendedores se pasean por la zona. El ambiente en la arena es electrizante; los aficionados no toman un solo minuto de descanso para apoyar a sus jugadores y abuchear a los rivales. Queda claro que la nhl tiene todas las características de la cultura del espectáculo deportivo en Norteamérica: himnos nacionales, pantalla gigante, música poderosa, luces al por mayor, bailes en las gradas, vistosa parafernalia. Hay gente de cualquier edad y proveniente de todo rincón del planeta. En el primer período, el equipo montrealense pierde 1-0. Logra el empate en la segunda parte luego de una dudosa jugada (que tuvo que ser verificada gracias a la repetición instantánea). 2-1 para Les Canadiens al inicio del tercer período; los Sabres igualan minuto y medio después. 3-2 para Montreal gracias a un tiro lejano y, faltando un minuto para que concluya el juego, el equipo
visitante logra el 3-3. En los últimos segundos, se inicia un conato de bronca entre ambas escuadras. Al fin aparecen esos elementos tan distintivos del hockey: los puñetazos, los empujones, la rabia. La nhl es la única liga en donde se toleran las peleas. En realidad, ocurren con menor frecuencia de lo que uno imagina y existen mínimas leyes al respecto. Jugadores, árbitros y entrenadores aplican más bien lo que ellos llaman «el código»: una serie de normas no escritas donde todos saben que no se puede pelear con los guantes puestos ni con el bastón, que el intercambio de golpes solo se puede dar cuando el reloj está en marcha y que la gresca concluye cuando uno de los jugadores cae al suelo. Después los árbitros expulsarán a los rijosos durante un par de minutos.
Canadá es al hockey lo que Brasil al fútbol
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Los jugadores de ambos bandos no anotan en el tiempo suplementario y el encuentro tiene que decidirse en shootouts (esos penales sobre el hielo). Finalmente, los estadounidenses se llevan la victoria, pero el público local corea a su admirada agrupación. Curiosamente, la arena no solo se llena cuando el equipo juega de local. En los últimos años en que la escuadra se ha clasificado para la postemporada, el recinto ha lucido a su máxima capacidad para seguir la actuación de la escuadra en otras ciudades, gracias a gigantescas pantallas.
Rezos y catecismos por doquier Fuera de la catedral del hockey, el culto en Montreal por Les Canadiens es igual de intenso en otros escenarios. En bares, transporte público, calles y recintos educativos queda reflejada la pasión de los montrealenses por su equipo. Se huele en el aire cada día de partido y dicho aroma alcanza niveles de locura durante la postemporada. Y la emoción no solo se produce ante la escuadra tricolor. Como en toda la geografía de Canadá, niños, jóvenes y adultos practican
en Montreal hockey a la intemperie o en salas acondicionadas. Resultan incontables las ligas de este deporte en instituciones educativas y centros comunitarios. Nada como una buena conversación de hockey entre personas de la tercera edad: retienen miles de estadísticas, realizan puntuales crónicas de sus asistencias a juegos míticos y ponen sus esperanzas en las nuevas contrataciones. Así sucede durante la mayoría del año, ya que la temporada regular comienza a principios de octubre (aunque en septiembre ya hay partidos de preparación) y la postemporada arranca en abril y dura hasta principios de junio. ¿Y qué decir de los medios de comunicación? Hay estaciones de radio en donde todo el día se programan emisiones en inglés y francés, las secciones de deportes de los diarios cuentan casi exclusivamente con información sobre el equipo local, las tertulias televisivas sobre esta disciplina pululan en el horario nocturno, y los sábados por la tarde ver el partido de Les Canadiens desde el sofá forma ya parte de las tradiciones familiares.
Las dificultades de cambiar de religión Los expertos afirman que cuanto mayor sea la edad de una persona, mayores serán también sus obstáculos para aprender una lengua. Con el amor al hockey pasa lo mismo: el inmigrante que llega a Montreal con poquísimos años de vida se familiariza con el juego en poco tiempo. El problema es más bien para el maduro recién desempacado. Resulta complejo cambiar de amores deportivos para aquellos tan acostumbrados a frecuentar el Estadio Azteca para ver fútbol, recurrir a la manopla beisbolera o seguir por televisión el box sabatino. Sin embargo, sorprende para bien la cantidad de personas provenientes de tantos países que asisten a los juegos de Les Canadiens o apoyan al equipo en las barras de los bares. El gusto por el hockey, a pesar de que en el papeleo migratorio no se indique nada al respecto, es una buena manera de aclimatarse a la cotidianeidad de Montreal. Dicha empresa requiere, sin embargo, de varios esfuerzos. Para comenzar, es necesario aprender aspectos básicos de este deporte: re-
glas, estrategias, nombres de los principales jugadores, un poco de historia, algunas bromas a los rivales. En caso de que uno mismo quiera jugar, además de comprar guantes, bastón, patines y otros aditamentos, conviene entrenarse con tesón para lograr un buen estilo de patinaje. Seguir el hockey o practicarlo jamás es una obligación para el habitante de Montreal, pero no hacerlo tiene un lado triste, sobre todo cuando los niños no dejan de comentar las proezas del equipo local y se mueren de ganas de que el invierno regrese para empuñar el bastón y calzarse los patines. Jaime Porras Ferreyra es periodista mexicano y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Montreal. Trabaja en temas vinculados con la internacionalización de la educación. Colabora en programas de radio y escribe crónicas y reportajes. Ha publicado textos en México, Canadá, Inglaterra, España, Venezuela, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Perú y la República Dominicana. Está radicado actualmente en Montreal.
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Emil Chireno
El patrimonio cultural dominicano: ¿quién protege qué? La intervención que se lleva a cabo en nuestra Zona Colonial ha sido objeto de críticas por parte de diversos sectores de la sociedad dominicana. De hecho, la protección del patrimonio cultural de un Estado es una difícil tarea en la que intervienen autoridades con competencias similares. Usualmente la existencia de múltiples capas de tomadores de decisiones supone un reto de considerable envergadura, por lo que se hace necesario definir un marco de asignación de competencias institucionales que evite la pérdida del objeto que se busca proteger: nuestra Zona Colonial.
Fotos: Daniel Álvarez, Papa Bravo de Shutterstock.com 10
S
i existe un método para evaluar el desarrollo de una nación, seguro que la preservación de su patrimonio cultural forma parte de la ecuación. Los elementos que componen dicho patrimonio son inseparables del proceso de construcción de una narrativa social que busca identificar e individualizar a un grupo de personas y definirlas. Por ello, es casi una aspiración universal de los Estados la de proteger el patrimonio cultural de la nación: sin él es más difícil encajar las piezas del rompecabezas histórico que, como un poema, describe los retos superados que usualmente anteceden a su nacimiento. Lo anterior es especialmente relevante para Occidente, que desde la Edad Antigua, con los griegos y los romanos, fue testigo de los primeros intentos racionales por organizar las ciudades con parámetros lógicos y edificaciones que cumplían funciones sociales concretas.1 Como consecuencia del desarrollo urbano y la gestión de las ciudades, nace la necesidad de crear un régimen de administración y protección de bienes públicos.
de Diego Colón, hijo del famoso descubridor de América, decidió construir su palacio y sede de gobierno. En virtud de ello, y por ser esta la primera ciudad del Nuevo Mundo, el legislador mediante la Ley 492-69 concedió un estatus especial a la Zona Colonial y ordenó la protección de su patrimonio monumental. No obstante, en esa misma disposición se creó un régimen de protección del patrimonio monumental2, que hoy se encuentra a prueba. En efecto, a principios de 2015 el Estado dominicano inició un amplio programa de inversión en la Zona Colonial con el objetivo de incrementar la cantidad de turistas en el área, lo que ha generado concurrencias de competencias que suponen un problema urbanístico. A finales de la década de los sesenta, surgió un gran interés estatal por la protección del patrimonio cultural dominicano. Prueba de ello es que, por iniciativa del entonces presidente Joaquín Balaguer, el Congreso Nacional expidió la Ley de Patrimonio Cultural 318-68 y la referida 492-69. La primera creó la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural (dnpc) como ente con mandato específico de protección del patrimonio de la nación mediante su vigilancia y tutela, suspensión de intervenciones que afecten su preservación, organización de servicios de conservación y otras facultades. La dnpc posteriormente se convirtió en una dependencia administrativa del Ministerio de Cultura (mic), el cual, en virtud de la Ley 41-00, tiene como objetivo fundamental la preservación y conservación del patrimonio cultural de la nación, función que está llamado a ejercer mediante todas sus dependencias. No obstante, el legislador posteriormente convirtió en compartida con los municipios la competencia del mic, mediante la Ley 176-07, que los hizo responsables de la protección del patrimonio histórico y cultural de sus respectivas demarcaciones. Dicha situación crea lo que Tomás-Ramón Fernández llama «dualidad de
A finales de la década de los sesenta, surgió un gran interés estatal por la protección del patrimonio cultural dominicano
El primer esfuerzo formal internacional para crear un régimen de protección del patrimonio cultural fue la Convención Marco sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de la Unesco de 1972, que sirve de base e inspiración para leyes sobre el particular en todo el mundo. En el caso dominicano, por haber sido la isla Hispaniola la puerta hacia el llamado Nuevo Mundo, hay un amplio catálogo de monumentos y lugares históricos muy importantes para entender la historia de la humanidad. Muy específicamente, dentro de dicho catálogo se encuentra la Zona Colonial, bordeada por el río Ozama, don-
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órdenes competentes»:3 las del mic, titular de la competencia específica en materia de patrimonio cultural, y las urbanísticas de los municipios. A estas entidades se suma el Ministerio de Turismo, el cual deberá «respaldar» el trabajo realizado por la dnpc en los términos de su ley marco.
¿Muchos protegen poco? Es evidente que el legislador dominicano, en materia de protección del patrimonio cultural de la nación, se decantó por crear un régimen de competencias compartidas entre el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Turismo y los municipios. Dicho tipo de competencia es definido por la profesora Ivanega como aquella donde «la responsabilidad sobre una materia se otorga a varios entes públicos u órganos».4 En otras palabras, varias instituciones con funciones distintas pero mandatos muy similares. No obstante, en el caso de los trabajos de remozamiento de la Zona Colonial, el mic y el mitur suscribieron un acuerdo muy peculiar en el que el primero, a pesar de tener un mandato claro del legislador para gestionar todo lo relativo a la modificación o remozamiento del patrimonio cultural, se constituye solo en ente de acompañamiento de 12
los trabajos en la Zona Colonial dominicana que actualmente dirige el mitur. Es decir, se dio una inversión de roles pues el rol de acompañar fue asignado por el legislador al mitur. Cabe preguntarse: ¿puede renunciar el mic a la competencia que le otorga el legislador? O más concretamente, ¿puede delegar su competencia en el mitur? Para responder dicha pregunta es menester comprender de qué tipo de delegación de competencia estaríamos hablando: de la delegación intersubjetiva –entre sujetos–, propia de entes públicos.5 En el caso dominicano, pareciera que dicho acuerdo soportaría el escrutinio de los tribunales, pues la Ley Orgánica de la Administración Dominicana 240-126 prevé la posibilidad de delegaciones de ese tipo, siempre y cuando se cuente con la aceptación expresa del órgano delegado, lo cual ocurrió en este caso.
La experiencia comparada Un ejemplo muy interesante de acción coordinada en el orden nacional y local lo presenta el plan especial de manejo y protección del centro histórico de Cartagena de Indias, en Colombia. En este caso la Alcaldía, como ente coordinador general, logró coordinar un amplio esfuerzo de
remozamiento de la ciudad en el que participaron entes del plano internacional, nacional y local. En efecto, la Unesco, el Ministerio de Cultura de Colombia y el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural aunaron esfuerzos con la Alcaldía de la ciudad para mitigar los efectos de los trabajos de reparación de sus reconocidos edificios coloniales. La experiencia colombiana amerita un estudio pormenorizado pues podría guardar lecciones para el Estado dominicano. Por otro lado, algo parecido ocurre con los trabajos de remozamiento de La Habana Vieja, en Cuba, un titánico esfuerzo restaurador liderado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, en coordinación con el Gobierno nacional. Para quien escribe fue muy notable el esfuerzo realizado por el Gobierno para la restauración del emblemático Capitolio de La Habana, una labor de proporciones significativas en la que intervienen múltiples capas de la burocracia estatal cubana.
Más allá de las competencias Resulta cuestionable para muchos que en la actualidad los delicados trabajos de remozamiento de nuestra Zona Colonial no sean liderados por el mic o por las autoridades del
municipio, pues el primero posee la pericia técnica necesaria para evitar o minimizar el impacto sobre el patrimonio cultural y tiene un mandato legal específico para ello. El segundo, por igual, tiene un mandato legal y el conocimiento empírico y técnico que supone administrar este espacio. Ante esta situación, es menester preguntarse si, en aras de resolver el problema urbanístico que suponen estas competencias concurrentes, existen «grados» de protección al patrimonio. Una creativa salida en ese sentido es la que nos aporta Ramón Fernández, quien propone distinguir entre protección general y especial del patrimonio.7 Haciendo una superficial lectura comparativa con el marco normativo español, es posible concluir que en el caso dominicano la competencia de protección «general» recae sobre los municipios. En efecto, la timidez gramatical del legislador al asignar la competencia de protección sin especificar su alcance, plazos o procedimiento nos inclina a pensar que estamos frente a una obligación general de protección del patrimonio cultural declarado de los municipios. Sin embargo, el grado de especificidad de la legislación que establece la dnpc, cuando se 13
interpreta a la luz de la ley que crea la Zona Colonial, nos lleva a concluir que estamos frente a una protección especial cuya operación está debidamente reglamentada y tiene la capacidad de invalidar cualquier acto de un ente público que busque afectar el patrimonio protegido. La anterior distinción tiene mucha relevancia si pensamos en una reforma del atomizado sistema de competencias sobre protección patrimonial que tenemos actualmente.
Hacia un nuevo marco jurídico A nuestro juicio se hace necesaria la creación de un marco normativo unificado que permita determinar con mayor claridad el tema de las competencias de entes públicos en materia de protección del patrimonio cultural. Dos razones fundamentales justifican dicho planteamiento: a) La posibilidad de crear incentivos para hacer un uso más eficiente y eficaz de los fondos públicos en la protección del patrimonio nacional. 14
b) Una ley general de protección del patrimonio cultural permitiría unificar y simplificar el atomizado andamiaje legal actual. Respecto del primer punto, a nuestro juicio un elemento distorsionador de la eficacia en la protección del patrimonio cultural es el alto grado de burocratización de la acción pública. En efecto, el actual esquema de intervención de la Zona Colonial requiere de la operatividad simultánea de varias capas de decisión del mic y el mitur combinadas con el cabildo del municipio. El segundo ente es quien, en principio, administra los fondos del Gobierno Central para la intervención. Dicha situación hace más probables las clásicas luchas intestinas de poder que se dan en la Administración, en las que la víctima es usualmente el ciudadano o, en este caso, la Zona Colonial. Respecto del segundo punto, con una nueva ley marco podríamos reducir el atomizado anda-
les y Economía Internacional en la John C. Whitehead School of Diplomacy and International Relations, de Estados Unidos. Antes fue investigador del Carnegie Council for Ethics in International Affairs, en Nueva York. Actualmente es director ejecutivo de la Asociación Dominicana de Naciones Unidas y consultor legal.
Notas 1
Ramón, 2007, p. 19. Este es una subcategoría del patrimonio cultural de la nación dominicana en los términos de la Ley 318-68. En efecto, esta destaca que el patrimonio cultural está compuesto por el patrimonio monumental, el patrimonio artístico, el documental y el folklórico. 3 Fernández, 2005, p. 199. 4 Ivanega, 2013, p. 277. 5 Ibídem, p. 279. 6 Artículo 58: «Tipos de delegación. La delegación podrá ser de firma o de competencia. La delegación de firma solo se establecerá en una relación jerárquica de superior a subordinado. La delegación de competencia podrá ser jerárquica o extrajerárquica, interorgánica e intersubjetiva. En todo caso, la delegación mantiene o introduce una relación jerárquica orgánica o funcional. Cuando la delegación sea extrajerárquica o intersubjetiva se requerirá la aceptación expresa del órgano o ente delegado conforme con lo dispuesto en la presente ley». 7 Fernández, 2005, p. 204. 2
miaje normativo actual, donde las competencias de protección del patrimonio monumental se encuentran distribuidas en un total de cinco leyes y dos decretos, situación que se presta a la clásica volatilidad interpretativa de nuestras normas propia del típico ministro dominicano. Más aún: una nueva ley marco podría resolver el problema de la protección general y especial asignando un orden jerárquico claro a las potestades que tendrían los distintos entes públicos involucrados en el sistema nacional de protección de nuestro patrimonio. Finalmente, creemos necesario robustecer las capacidades financieras y técnicas de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental a fin de garantizar que esta pueda jugar el rol de liderazgo que el legislador le asigna en el noble esfuerzo de proteger nuestra memoria histórica. Emil Chireno Haché es abogado egresado de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Realizó estudios de posgrado en Relaciones Internaciona-
Bibliografía Fernández, T. R. (2005): Manual de Derecho Urbanístico. Madrid. Ivanega, M. (2013): Instituciones de Derecho Administrativo. Bogotá: Universidad Externado. Ley No. 318 de 1968 sobre el Patrimonio Cultural de la Nación Dominicana. Ley No. 492 de 1969 sobre Ciudad Colonial Santo Domingo de Guzmán. Ley No. 41-00 sobre la Secretaría de Estado de Cultura. Ley No. 176-07 sobre el Distrito Nacional y los Municipios. Ley No. 247-12 Orgánica de la Administración Pública. Parada, R. (2010): Derecho Administrativo I. Madrid: Marcial Pons. R amón, F. L. (2007): Introducción al Derecho Urbanístico. Madrid: Marcial Pons.
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Frank Báez
Una ciudad llamada Trujillo La ciudad de la eterna primavera es el eslogan con el que se ha bautizado a Trujillo. Conocida por su legendaria gastronomía, por sus playas, por una tradición fascinante que mezcla lo indígena con lo colonial, Trujillo es un gran destino turístico. Pero, al mismo tiempo, es una ciudad que bulle en el presente, que está llena de inmigrantes y que no tiene nada que envidiarle a ninguna otra de Latinoamérica. Este es un paseo por la historia y las calles de esta ciudad que casualmente tiene el mismo nombre del dictador que envileció por treinta años la República Dominicana.
Fotos: Wikipedia, fuente externa, Efe 16
H
ace poco me invitaron a Trujillo. A un amigo que le comenté del viaje le desconcertó que existiese una ciudad con tal nombre. Aunque en realidad no solo existe una ciudad llamada Trujillo en el Perú, sino que, como ocurre con varias ciudades latinoamericanas, existe otra en España. Sin embargo, la reacción de mi amigo tiene que ver más bien con la indignación que el nombre del sanguinario dictador Trujillo sigue provocándonos a los dominicanos. Pero sobre todo con el hecho de que durante varios años Santo Domingo se llamó Trujillo en honor al tirano. La ciudad mantuvo el nombre hasta que en 1961 este fue ajusticiado y se restableció el de Santo Domingo. En lo adelante, sus estatuas fueron derribadas y sus retratos, que por obligación se debían tener en todas las casas del país, se descolgaron. Calles, hospitales e instituciones que llevaban su nombre y el de sus familiares fueron rebautizados. El 3 de mayo de 1962 se promulgó la Ley 15880 del Consejo de Estado, que prohibía cualquier conmemoración y homenaje al dictador Trujillo y su familia, y que aún se encuentra en vigencia. Por esa razón, mientras atravieso las calles de la ciudad peruana de Trujillo y me topo con letreros y afiches alusivos a ella, no paro de asociarlos con el apellido del dictador dominicano. Casinos, restaurantes, escuelas y centros comerciales se llaman Trujillo. La universidad más prestigiosa es la Universidad Nacional Trujillo. Y por supuesto, la feria internacional del libro lleva el nombre de la urbe. La primera noche voy con varios trujillanos a un bar llamado El Chino de Larcos. Al traer el mesero la cerveza local, me sorprende leer el Trujillo que tiene estampado en el centro de la botella. A la tercera ronda ya me he acostumbrado, y en mi cabeza la referencia exclusiva al sátrapa dominicano va desapareciendo de la palabra Trujillo y le cede el paso a una ciudad repleta de gente heterogénea con una cultura variopinta, una gastronomía de primer orden y un fascinante pasado. Ubicada en la parte norte, a orillas del océano Pacífico y a la margen derecha del río Moche, Trujillo es una de las ciudades más importantes del Perú. No es una gran metrópolis como Lima ni un gran atractivo turístico como el Cusco,
pero eso no impide que sea visitada anualmente por miles de turistas que toman el sol en la playa de Huanchaco, frecuentan sus significativas zonas arqueológicas y participan de sus actividades culturales. Sin embargo, Trujillo sí tiene algo que ni Lima ni el Cusco poseen: es la cuna del ceviche. Ese plato –preparado con pescado o mariscos crudos cortados en trozos, y que lleva jugo de limón, cebolla picada, ají y sal– es la insignia de la gastronomía peruana y uno de los más deliciosos del mundo. Según algunas fuentes históricas, el ceviche se habría originado en la cultura moche, una de las civilizaciones preincas asentadas en el lugar donde hoy se encuentra Trujillo. Hace dos mil años se preparaba ese plato a base de pescado fresco que se cocinaba con el jugo fermentado de una fruta llamada tumbo. Durante el Imperio inca, pasó a ser macerado con chicha y, de acuerdo a algunos cronistas, se consumía con sal y ají. Con la llegada de los conquistadores españoles se añaden dos ingredientes primordiales al plato que conocemos hoy: el limón y la cebolla. En el año 2004, el ceviche fue declarado por el Instituto Nacional de Cultura como patrimonio cultural de la nación. En la actualidad hasta se celebra un día dedicado al ceviche, y el plato es uno de los principales orgullos de todos los peruanos. A falta de una reina de belleza, de un rock star o de un gran medallista olímpico, los peruanos tienen el ceviche para levantarles la autoestima o exacerbar su nacionalismo. Como para comprobar esto último, el escritor Pedro Llosa me lleva a almorzar a un prestigioso restaurante de Trujillo. Pedimos un ceviche de entrada que resulta ser el mejor que he probado en mi vida. Sin embargo, Pedro encuentra una diminuta espina en el suyo y ese descubrimiento causa tal revuelo que el gerente del restaurante y el chef vienen a nuestra mesa a disculparse. Ya que Pedro no acepta la disculpa y repite que con su mal servicio me están dando una pésima impresión del legendario ceviche trujillano, el gerente no tiene otro remedio que dejarnos la cuenta gratis. Pero no solo el ceviche tiene su origen en Trujillo, sino también el surf. A pocos kilómetros de 17
Trujillo se encuentra el balneario de Huanchaco, donde es posible ver unas largas canoas levantadas en la arena que según los locales son antecedentes de la tabla de surf. Construidas con tallos y hojas de la planta totora, estas canoas se denominan caballitos de totora, y al igual que el ceviche, son herencia de las culturas moche y chimú. Aparentemente, se utilizaban para la pesca, aunque hay registros que nos dan a entender que quizás los antepasados las usaban también para divertirse en medio del oleaje. En el siglo xvi, fray José de Acosta describió en su Historia natural y moral de las Indias a los indígenas subidos en los caballitos de totora de la siguiente manera: «eran muchos y cada uno en su balsilla caballero o sentado a porfía cortando las olas del mar, que es bravo allí donde pescan, parecían los tritones o neptunos, que pintan sobre el agua». Más que para surfear, los locales siguen usándolos para pescar. Aunque eso no impide que lleguen extranjeros y surfistas profesionales atraídos por la leyenda de que fue en esta zona donde se originó el surf. Han venido tantos visitantes que Huanchaco se ha convertido en escenario de competencias internacionales, entre las que hay que destacar el reputado Mundial de Longboard que se realiza cada verano. Para esas fechas es común toparse a extranjeros con sus modernas tablas Aloha y locales con sus caballitos de totora surfeando la misma ola. Esa mezcla de pasado y presente, de tradición y modernidad, caracteriza esta ciudad costera peruana. Para entenderla hay que conocer la relación existente entre lo que ocurrió hace miles de años y lo que está sucediendo en este instante. Ya es imposible analizarlo todo a través de la dicotomía indígena y española, que representan las ruinas de Chan Chan y su centro histórico colonial. Hace años desapareció la muralla que rodeaba el centro de Trujillo, erigida para proteger a la ciudad de los ataques de los piratas y corsarios. Apenas queda una réplica de una entrada que se puede ver en la plazuela El Recreo. Allí donde estaba la muralla se construyó la avenida España y del otro lado la urbe ha ido creciendo con sus
edificios de varios pisos, sus modernos centros comerciales y sus barrios populares. En cuanto al aspecto racial, se ha diversificado y es común ver mulatos, zambos, chinos, hindúes y blancos. Basta caminar unas cuadras para toparse con testigos de Jehová vestidos de manera impecable, con indígenas que venden pócimas para combatir la impotencia o con jóvenes metaleros que fuman mariguana. Incluso la influencia multicultural se siente en la misma arteria que lleva el nombre del conquistador del Perú, Francisco Pizarro, donde a los tradicionales cafés les disputan los clientes las chifas, las casas de té árabe, un McDonald y varias pizzerías. El mismo término cholo, que es el vocablo peyorativo para los descendientes de los cruces entre blancos e indígenas, ha cambiado y actualmente muchos consideran que sirve para definir la identidad del peruano.
Pero no solo el ceviche tiene su origen en Trujillo, sino también el surf
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Así como ocurre en otras partes del mundo, esta heterogeneidad puede estar marcada por el respeto y por la civilidad, pero en ocasiones suceden episodios de rechazo y de fundamentalismo. Por ejemplo, antes de un concierto de rock en la plazuela El Recreo, uno de los organizadores despotrica contras las emisoras que solo programan reggaetón y bachata. Considera que estos géneros musicales extranjeros están destruyendo la tradición roquera de la ciudad, que floreció en los ochenta y gracias a la cual llegaron bandas como Los Prisioneros o Soda Stereo. Sorprendido por la expresión «tradición roquera», salgo con unos amigos a mitad del concierto y enfilamos hacia una discoteca para oír reguetón y bachata. En el trayecto comentamos la actitud clasista del organizador, y el taxista como muestra de apoyo sube una bachata a todo volumen. Sin embargo, en la discoteca no dejan a entrar a uno de mis amigos
ya que de acuerdo al portero no está vestido de forma apropiada. Al día siguiente, estoy en Tumi bebiendo cerveza con Álvaro Lasso, el mítico editor de Estruendomudo. Le pregunto con qué palabra definiría a los trujillanos. Bacán, me responde, sin pensarlo mucho. Al igual que el tíguere dominicano, el bacán es un pícaro triunfador. Pero aquí la acepción de la palabra tiene que ver con que los trujillanos son chéveres. Aunque a diferencia de los dominicanos, tienden a ser más reticentes y reservados. Es raro que alguien se pare y te responda en la calle cuando le preguntas por la hora o por una dirección. Ni los meseros ni los taxistas ni las recepcionistas de los hoteles celebran tus chistes. A pesar de esto, el otro día estaba sentado en un restaurante de la Pizarro, y a mi mesa se acercó un hombre canoso acompañado de una comitiva de señoras que me estrechó la mano y me deseó buen provecho. Mayúscula fue mi sorpresa cuando el mesero me explicó que se trataba del señor alcalde. Creo que con los trujillanos pasa lo mismo que con nosotros los dominicanos: para saber quiénes
son necesitan preguntarse de dónde vienen. Por ello un insulto común aquí entre intelectuales es decirse que carecen de identidad. En serio, lo he escuchado en diferentes ponencias a lo largo de la feria internacional del libro de Trujillo. Ayer se puso de pie un señor y acusó a los exponentes de ser hispanófilos. Ante la pregunta de si alguno hablaba otro idioma del Perú que no fuese el español, obtuvo de respuesta el elocuente silencio de los exponentes y de la sala en general. Jorge Alejandro Vargas me explica que en el Perú se hablan 47 idiomas reconocidos por el Estado. Este joven poeta cusqueño de alta estatura y que parece hijo de alemanes habla el quechua a la perfección. Acaba de publicar un poemario titulado Tikray en una edición que incluye el original en español y la traducción al quechua. Así como él, varios escritores contemporáneos estudian cada vez más estos idiomas y traducen e incorporan en sus textos los mitos orales precolombinos. También han aprendido a reconocer su identidad entre los procesos migratorios que se han dado en el país. Tales son los casos de las escritoras peruanas Julia Wong y Daniela Ramírez Ugolotti. A pesar 19
de que cuentan con estilos distintos, abordan temáticas similares. Julia Wong acaba de publicar Mongolia, que cuenta la historia de Belinda, una mujer de origen chino nacida en Perú y obligada al exilio por una identidad que no puede conformar. En una parte de la novela, Belinda dice que ser peruana es algo que aún no está definido. Por otro lado, Daniela Ramírez Ugolotti acaba de publicar Todos nacemos muertos, donde indaga en el origen italiano de su madre y logra construir el árbol genealógico de su familia como regalo para la niña que lleva en el vientre. Llama la atención que para ambas autoras la identidad se relacione con el embarazo y con la idea de que es un concepto que se debe ir gestando. Para el trujillano Gustavo Rodríguez asumir la identidad es algo complejo y en su recopilación de artículos Traducciones peruanas señala: «Tomar una decisión de este tipo es, para la mayoría de los peruanos, enfrentarse con una cadena de valoraciones que nos persigue desde la toma de Cajamarca por Pizarro en 1533. Esa cadena dice que en el Perú siempre habrá a tu izquierda alguien más blanco que tú y, a tu derecha, siempre alguien más indígena que tú. Lo complejo de esta cadena está en que la ubicación de cada peruano no depende necesariamente del color, sino de los diversos espacios que se ocupan cada día en la sociedad». La escritora Gabriela Wiener reflexiona al respecto en Llamada perdida: «Todos los niños peruanos descubren, más temprano que tarde, que hay un degradé de colores en esta patria nuestra y que es como un escalafón estético y moral. Arriba estaba el blanco, abajo el negro/cholo/pobre/indio. Un día salí de ahí, de esa cárcel mental, que a veces es un país, una ciudad, un pasado, un complejo, y, oh sorpresa, empecé a ver la vida en tecnicolor. Porque resulta que no hay una sola persona de mi familia que sea blanca, ni una sola de mis amigas, ni uno solo de mis ex jefes que lo sea, sino que todos conforman un amplio espectro de lo cholo. En el Perú, todos son cholos, ni más ni menos que yo». Pese a que el tema de la identidad ha sido estudiado por un montón de sociólogos peruanos y
se ha plasmado en las novelas más reconocidas de Mario Vargas Llosa y de José María Arguedas, quien lo ha expresado de manera más contundente ha sido el poeta César Vallejo. Sin quitarle mérito al genio de Vallejo, puede que esto se deba a que el concepto de identidad está ligado directamente con la pregunta fundamental de la poesía: ¿quién soy? Nacido en Santiago de Chuco, Vallejo estudió en la Universidad Nacional de Trujillo y formó parte del Grupo Norte, un movimiento que aglutinó a una serie de pensadores, artistas y políticos de la región. Durante este período vivió en un hotelito de la Jirón Orbegoso que hoy en día es un restaurante y que se conoce como el Rincón de César Vallejo.
Esa mezcla de pasado y presente, de tradición y modernidad, caracteriza esta ciudad costera peruana
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Una noche ceno allí con un grupo de escritores locales y con el narrador octogenario Oswaldo Reynoso. La habitación donde Vallejo vivía queda en el segundo piso y aparentemente de noche no permiten el acceso. Tras cerciorarnos de la manera en que el restaurante se ha aprovechado del prestigio de Vallejo –hasta incluyen su melancólica foto en un cartel que anuncia el happy hour–, Oswaldo Reynoso nos cuenta un suceso que le aconteció al poeta en Trujillo y que sirve para ilustrar el tema en cuestión. A este Vallejo de veintitantos años se le ocurrió mandar un poema al concurso de poesía de la Municipalidad de Trujillo. El poema no fue galardonado, y, en cambio, el seleccionado resultó un adefesio, por lo que al año siguiente el poeta envió otro poema que corrió igual suerte. Así que, tras perder dos veces consecutivas, comprendió que no le daban el premio por su condición de cholo y osó participar con el nombre de un amigo proveniente de una de las familias más respetables de
Trujillo. Tal cual se pueden imaginar, el jurado le otorgó el premio al amigo, y este durante la presentación dio a conocer la farsa y el triunfo del poeta, lo que, de acuerdo a Oswaldo Reynoso, fue como una patada en el culo a una ciudad provinciana y mojigata. Mi último día en Trujillo tomo un taxi hacia las ruinas de la ciudad de Chan Chan. Se trata de la capital del reino chimú y se calcula que llegó a albergar más de cien mil habitantes. Está formada por una zona urbana central cuya extensión es de seis kilómetros cuadrados y se compone de nueve palacios, treinta y cinco unidades arquitectónicas, seis pirámides, cuatro extensos barrios populares y varios caminos ceremoniales. Aproximadamente en el año 1470, fue saqueada y destruida por los conquistadores incas. Para cuando llegaron los españoles la ciudad estaba abandonada y había perdido su importancia política. Es casi al final del recorrido de Chan Chan cuando sale a relucir el nombre del dictador dominicano Trujillo. Ya para entonces el guía me ha llevado por todo el palacio de Tschudi y me ha mostrado las áreas donde se realizaban los sacrificios. De acuerdo a lo que planteó, se sacrificaban
al sol los niños más hermosos, los guerreros más diestros, los intelectuales más brillantes y las mujeres más fértiles. Lo que me lleva a pensar en cómo esa sociedad preinca fue perpetuando en el tiempo la fealdad, la pereza, la estulticia e, incluso, la esterilidad. Ahora el guía señala la tumba donde fue enterrado el soberano y explica que junto a él se enterró a su esposa, sus concubinas, sus sirvientes, sus soldados más diestros y su cocinero favorito. Al ver mi cara de desconcierto, el guía comenta que los chimús trataban al emperador como Dios. De pronto añade, como para darme a entender que conoce de historia dominicana, que lo adoraban de la misma manera que nosotros rendíamos pleitesía a Trujillo. La referencia, explica, la tomó de La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, que es su escritor favorito. Ya fuera del palacio, pregunta si me siento raro paseando por una ciudad llamada Trujillo. Me lo pienso un rato y cuando le respondo que sí el guía ya se ha apartado y ofrece sus servicios a una pareja de canadienses, por lo que no me queda de otra que dar la vuelta y caminar hasta los taxis estacionados al fondo a la derecha. Frank Báez es el editor de la revista Global.
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Santiago Espinosa
Libros
El canon abierto: Última poesía en español Edición a cargo de Remedios Sánchez García Selección de poemas de Anthony Geist Colección Visor de Poesía Madrid, 2015 498 páginas Cuando alguien se propone una antología de poemas –ganándose las más variadas enemistades– lo hace con un propósito muy similar al de los geógrafos: quiere mirar su realidad desde otra altura. Lograr la imagen detenida de una tierra compleja para encontrar en la distancia las marcas o las huellas de un movimiento anterior. Una 22
antología se anticipa a lo que finalmente hace la historia: nos ofrece una mirada en perspectiva para ayudar a orientarnos. Es la distancia del tiempo –y en este caso la imaginación del crítico– la que acentúa o margina los detalles. Es innegable que como lectores de poesía, movidos por el afán o la dispersión, hemos entrado y salido de muchos territorios gracias a las antologías. Que las atesoramos en nuestros anaqueles como breviarios de voces y fantasmas. El canon abierto, compilación de poetas hispanoamericanos nacidos entre 1970 y 1985, merece un sitio aparte precisamente por su atrevimiento, porque su solo ejercicio nos permite entender nuestra poesía desde una dimensión distinta. Cualquier
antología convencional es por definición arbitraria, pero con el español el problema es aún más desafiante. Como ocurre con la poesía de los Estados Unidos, parece que estamos condenados a los ejercicios parciales, es prácticamente imposible reunir esta diversidad en la extensión de un solo criterio. Nos referimos a un idioma hablado por más de 600 millones de personas. De miles de poemas que se escriben todos los días y se comparten en las redes, superando las posibilidades de una sola vida para leerlos o apreciarlos.
extraordinario lance de dados para leer nuestros países o acercarnos a ellos; le da un sacudón a las certezas para poner todos los mapas en movimiento. Este canon es abierto no solo por la razón obvia de que estos poetas están vivos y siguen escribiendo, que hay otros que vendrán después y hasta ahora comienzan a escribir, como es lógico a estas edades. Es abierto porque la efectividad de su incendio depende enteramente de la respuesta de sus lectores. De si esos lectores de Argentina o de Perú, de España o de Santo Domingo, de Colombia o de México, son capaces de ver en estos poemas un espejo reflexivo. La poesía es la historia secreta de las generaciones y los pueblos. A veces una suerte de contra-país, pues a través de ella habla lo que ocultamos o ignoramos, todo lo que dejamos atrás o nunca nos permitimos. Alguien podría argumentar que muchos de estos poetas son «los más conocidos» pero no necesariamente los «mejores», riesgos de cualquier ejercicio democrático. Pero El canon abierto: última poesía en español es también un muy buen libro de poemas. Claro, hay territorios enteros que no aparecen como Cuba y Venezuela, hay poetas que nos pueden gustar más que otros aquí incluidos y que no alcanzaron la votación, como también era de esperarse. Sin embargo, francamente no conozco otro ejercicio que muestre con mayor acierto –precisamente por su amplitud– cómo la poesía de nuestros países ha mantenido en el lenguaje una diversidad que no es la de nuestras ciudades, cada vez más parecidas y uniformes. Recordaba Auden que la poesía es «la resistencia de Babel». En cada poeta verdadero habla el lenguaje de un país, de una ciudad, un idiolecto propio. Y la poesía de estos poetas es una respuesta de la diversidad ante unas sociedades cada vez más unánimes. Pero también hay en esta antología, como un distintivo de época, la voluntad de unos jóvenes que se ha reunido en torno a la poesía para tratar otro tipo de relaciones, a veces para escribir juntos en una respuesta menos autista e individual que la de sus predecesores más inmediatos.
Cualquier antología convencional es por definición arbitraria, pero con el español el problema es aún más desafiante Queriendo que los lectores se expresen pero también que la cultura responda desde una comprensión menos aldeana o fragmentaria, aparece la respuesta de este ejercicio, de este juego democrático al que nos invita El canon abierto. Escribe Remedios Sánchez en el prólogo: «El canon ya no puede verse desde aquella superioridad moral de una clase dirigente tradicional, como si hubiese que decidir desde arriba lo que deben leer los de abajo. Son ahora “los de abajo”, los lectores, los que dan las claves para construir un canon que se base en qué libros son los que se leen y qué autores interesan». Y agrega: «nosotros hemos practicado el absoluto pragmatismo a la hora de construir la presente antología y lo hemos hecho desde la concepción clara de la finitud y de lo limitado de las capacidades humanas. La petición formal a los investigadores, críticos y docentes fue que aportaran un máximo de cinco nombres de autores nacidos a partir de 1970, a ser posible no todos de la misma nacionalidad, aunque la libertad en ese sentido es absoluta». Hay que restarle gravedad a esta propuesta. Más que una antología definitiva o la aniquilación de las antologías individuales, El canon abierto es un
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Escribir, no ya en las «pirámides» sobre las que hablaba Octavio Paz sino en la congregación de unas elecciones afectivas, prolongadas en las redes a través de los distintos países, en talleres y festivales, en antologías. Una respuesta de la poesía contra la soledad de Narciso, situación en la que viven casi todos los poetas del mundo quizás como resultado de ese desprecio silencioso, de esa sutil desconfianza que se le tiene hoy en día a todo lo que huela a humanidades. Es el caso de los poetas de La Incertidumbre, por ejemplo, o los representantes del Neobarroso, o incluso de algunos poetas que Remedios Sánchez identifica en el prólogo como «La palabra escindida», estos últimos con una mayor presencia en España que en América Latina. Aquellas voces nos proponen no solo unos poemas distintos sino toda una poética como respuesta. Una toma de conciencia menos individual sobre lo que implica escribir hoy, como si en el lugar de los egos comenzara a asentarse una comunidad de lectura. Hablamos de «hombres libros» que en sus países y universidades, en sus colegios o trabajos, en festivales de poesía, en portales como Círculo de Poesía, para hablar del más visitado, mantienen la llama de la poesía siempre abierta. Emocionado, he confirmado con esta antología la presencia de unas voces auténticas, que a pesar de su edad –o quizás gracias a ella– han encontrado en el lenguaje el escenario de sus aventuras. Algunos lo hacen en lo que las palabras puedan decirnos a la vuelta de la vida, nos enfrentan a la interioridad de nosotros y de los otros para volver a emocionarnos. Otros en la reflexión de esas mismas palabras y sus crisis de sentido. En cualquier caso se trata de que los poemas, en prosa o en verso, coloquiales o misteriosos, sigan cumpliendo la función de recordarnos que estamos vivos, «que respiramos y dejamos de respirar», como dijo Jorge Teillier mucho antes de que cualquiera de estos jóvenes poetas comenzara a escribir. «Los pobres veranean en un mar / que sólo ellos conocen», nos dice Mario Meléndez desde Chile. «Recuerdo la primera casa de la infancia / y la segunda / y la tercera. / Todas son una, in-
cendiándose», nos dice desde México Mijail Lamas. «Los técnicos de equipaje saben que cuatro maletas pesan igual que el cuerpo de un técnico de equipaje», nos dice Erika Martínez desde España. «En tiempos de mi abuelo las familias eran grandes / vivían en grandes casas –grandes o chicas, pero grandes, / inclusive diminutas, pero grandes», nos dice el boliviano Gabriel Chávez. Nos dice Frank Báez desde Santo Domingo: «Los vecinos sueñan conmigo baleado. / Los poetas con dedicarme elegías. / Otros con rociarme gasolina en la cabeza / y arrojar un fósforo y ver mis rizos en llamas. / Otras con llevarme a la cama». «Habría que sembrar girasoles de pesadumbre / de tallos largos que sostengan / la gravedad del hombre», decía desde Nicaragua Francisco Ruiz Udiel, tan prontamente desaparecido. Nos dice Daniel Rodríguez Moya en su poema «La bestia», a propósito de los trenes de la muerte en Centroamérica: «Atrás quedan los niños y su interrogación, / las manos destrozadas de las maquiladoras / que en un gesto invisible / dicen adiós». «Y sin embargo a ratos me construyo. / Y sin embargo a ratos me derribo. / O incluso las dos cosas: / Como un niño que nace / en un barco que se hunde», nos dice Joseph M. Rodríguez, también desde España.
La amplitud de sus ecos sería tarea de los lectores y los críticos
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«Eso que llamamos patria los llevó fuera / (es una buena manera de decirlo)», nos dice desde Perú Victoria Guerrero Peirano. «Ese silencio justo sin luces ni canciones, / ese barco que pasa y que te lleva / tan lejos del murmullo de los vivos, / de los versos leídos, de los versos que fuiste /, cuando moja la lluvia y todo nace», nos dice Carlos Aldazábal desde Argentina. «Caminaron, los dos, el valle hasta la muerte. / Son un río que esconde las aguas / debajo de las piedras», nos dice el ecuatoriano Xavier Oquendo en su poema «Mi
abuelo y mi abuela». «Porque en sentido estricto nunca nada / fue tan todo jamás sino en mi ausencia / nunca ocupé el espacio / estuve siempre fuera / de lugar necrosado a la vista de la gente», nos dice Alí Calderón desde México. También desde México nos dice Álvaro Solís, «porque la noche extiende sus dominios sobre todos los que / anhelan el retorno de alguien / que nunca volverá / mi corazón contiene aún las furias de aquel mar que siempre me fue inalcanzable». Nos dice el español Fernando Valverde en su poema «Celia»: «Alguien dice tu nombre en el futuro / y se llena de gente una casa vacía, / todos se sientan a la mesa». «Lo más probable hoy es que Keats no pudiese / oír un ruiseñor ni distinguir su canto», nos dice Andrés Neumann desde su doble nacionalidad de argentino y español. «Sólo quien ha besado sabe que es inmortal», nos dice la española Raquel Lanseros. Nos dice Jorge Galán desde El Salvador: «una tormenta tiene donde debió tener un breve corazón, / una tormenta a la cual teme incluso el invierno mismo. / Su imaginación es la misma que la de la montaña / y la del grito que corta el silencio de la montaña desolada». Cuántos disparos en el blanco justo, cada lector escogerá los suyos. La ventaja de un criterio colectivo es que sentimos que este libro es una conflagración de miradas y de apuestas muy distintas, que todos estos poetas conforman un mapa espiritual, pues son significativos o al menos son considerados como autores representativos por muchos otros críticos y poetas, muchos otros lectores. En el caso colombiano, si bien hay que extrañar las voces de poetas tan importantes como Felipe García Quintero, para citar solo un ejemplo, los nombres incluidos: Federico Díaz Granados, Catalina González, Lucía Estrada y Andrea Cote son cuatro voces extraordinarias y distintas a las que un lector colombiano podría extrañar si no estuvieran. En realidad todos estos poemas son nacionales de la lengua y del viento. La amplitud de sus ecos sería tarea de los lectores y los críticos. Quien mire esta reunión de mapas a través de sus coincidencias y desacuerdos, trazando su propia cartografía, podrá dar fe de unos poetas que trataron como pudieron de mantener el asombro.
Remedios Sánchez García, editora de la antología
Que encontraron en los poemas otras maneras para comunicarnos y relacionarnos con el mundo, pero también de resistir como personas distintas, no silenciar lo que termina u ocurre. En ellos, por ellos, la poesía de Quevedo y de Vallejo, de Borges y de García Lorca, sigue cantando entre los días como un niño antiguo. Santiago Espinosa es un crítico y poeta colombiano. Licenciado en Literatura y Filosofía en la Universidad de los Andes. Actualmente es profesor del Gimnasio Moderno de Bogotá, donde coordina su Escuela de Maestros. Poemas y ensayos suyos han aparecido en diversas publicaciones de su país y del exterior. Fue jefe de redacción del periódico La Hoja de Bogotá hasta su desaparición, en 2008. Escribe habitualmente para La Opera de Colombia y el Museo de Arte Moderno de Bogotá. En 2010 salió Los ecos, su primer libro de poemas. Lo lejano, su segundo libro, fue publicado en Ecuador por El Ángel Editor. El año pasado la editorial Valparaíso, de Granada (España), publicó su libro Escribir en la niebla, compilación de ensayos sobre 14 poetas colombianos.
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El fin del «Homo sovieticus» Svetlana Aleksiévich Editorial Acantilado Barcelona, 2015 656 páginas Svetlana Alexiévich fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura de 2015. Esta es su última obra, donde, al igual que en las precedentes, vuelve a componer sus textos utilizando una forma literaria polifónica. En este caso, la autora aborda el fin de la Unión Soviética y el ciudadano que nació del laboratorio del marxismoleninismo: el Homo sovieticus. A partir de la utopía comunista, la autora nos presenta las esperanzas que creó, los horrores que provocó, su brusca desaparición y el vacío de poderes y valores que dejó al caer. El foco se sitúa sobre todo en el golpe de agosto de 1991, que provocó la caída del gobierno de Mijaíl Gorbachov, la llegada al poder de Boris Yeltsin y la disolución efectiva de la Unión Soviética. Tal como se plantea en la contraportada, es «un texto extraordinario por su sencillez, que describe de un modo conmovedor la sobrecogedora condición humana».
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Las visitaciones Pedro Llosa Vélez APJ Fondo editorial Lima, 2015 138 páginas «Pero pensemos en los que ya se sabe que escriben bien: ¿cómo eligen sus temas? Algunos los harán de manera muy ordenada, muy sistemática, a veces hasta oportuna. Pero habrá otros que lo harán con las entrañas, con la pura urgencia de sus vísceras». Si tomamos por cierto este criterio –planteado en el primer cuento de esta colección–, podemos decir que el narrador peruano Pedro Llosa Vélez pertenece al segundo grupo, es decir, a los que escriben con las entrañas. Las visitaciones es su tercer libro. Agrada la belleza y la limpieza de su prosa, así como su diversidad de temáticas que van desde la emigración a la paternidad y del racismo al amor y la muerte. Esta obra, galardonada con el Premio José Watanabe Varas 2014, ubica a Pedro Llosa como el alumno más aventajado de los maestros de la narrativa peruana Mario Vargas Llosa y Julio Ramón Ribeyro.
Llamada perdida Gabriela Weiner Editorial Estruendomudo Lima (Perú), 2014 128 páginas La cronista peruana Gabriela Wiener aborda temas como el miedo a la muerte, la vida de los inmigrantes, la crisis española, la maternidad, las intrigas familiares, la fealdad, los tríos, el misterioso número once, los tabúes sexuales, entre otros. Se trata de temas pocos frecuentados por la crónica hispanoamericana actual y que se caracterizan por las digresiones y las reflexiones. La escritora peruana aparenta estar más cerca de la poesía que del periodismo, aunque más correcto sería decir que sus textos son híbridos de esos dos oficios. Al respecto, plantea lo siguiente en el prólogo: «Creo que lo más honesto que puedo hacer literariamente es contar las cosas como las veo, sin artificios, sin disfraces, sin filtros, sin mentiras, con mis prejuicios, obsesiones y complejos, con las verdades en minúscula y por lo general sospechosas. Hacerlo de otra manera sería presuntuoso de mi parte. Estaría engañándome y engañándolos».
Las ilusiones perdidas Honoré de Balzac Editorial Penguin Clásicos Barcelona, 2015 774 páginas Es necesario aplaudir la gran labor editorial que está haciendo Penguin Clásicos. Entre otras cosas, se ha encargado de reeditar las novelas primordiales del siglo xix. En esta ocasión publica esta obra maestra de Balzac, que cuenta la historia de un joven de provincias que sueña con triunfar en París. La odisea de Lucien Rubempré desde la inocencia de su Angulema natal hasta el fango del fracaso constituye uno de los periplos narrativos más audaces, embelesadores e imponentes de la narrativa del siglo xix. La presente edición incluye un estudio introductorio de Jacques Noiray, que se cuenta entre los mayores entendidos en el realismo y el naturalismo franceses, así como tres apéndices sobre el proceso de escritura y la recepción de la novela. La versión al castellano del texto (y el apartado de notas que acompaña la obra) es de José Ramón Monreal, uno de los mejores traductores contemporáneos de los clásicos franceses e italianos.
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Gustavo Rodríguez
Soy escritor y no me vendo Un pudor recorre a muchos escritores cuando sus rostros se exponen en medios comerciales. ¿Será el temor a ser vistos como comerciantes de un don que debería considerarse sagrado? ¿Será que el enunciado más conocido de McLuhan puede tener la respuesta? ¿Será que Víctor Hugo hoy en día sí hubiera aceptado orgulloso su rostro en un cartelón de Time Square al lado de Cristiano Ronaldo? Gustavo Rodríguez, un conocido escritor peruano que durante buena parte de su vida ganó cierta reputación por escribir anuncios publicitarios polémicos, nos hace reflexionar sobre este tema.
Fotos: Efe, fuente externa 28
H
ace unos meses, mientras conducía por Lima, noté que la novela más reciente de mi amigo Renato Cisneros –La distancia que nos separa– se anunciaba en una valla electrónica de la congestionada avenida Javier Prado. Luego de ver su rostro ceñudo a escala godzilliana, me pregunté si Renato habría sentido lo mismo que yo cuando mis últimas novelas se anunciaron de forma parecida en las calles. Es decir, si había sentido algún tipo de preocupación al ver que, como escritor, su imagen aparecía rodeada de carteras, yogures y anuncios de seguros. Hoy mi curiosidad encontró un aliado en el WhatsApp. Se lo pregunté a boca de jarro y, contradiciendo el título de su novela, Renato me respondió desde Madrid. Me confesó que sintió un pudor inédito: «Fue simpático pero al mismo tiempo chocante. Sentí que de pronto los conductores de los autos contiguos me miraban con cierta repugnancia. Pasados los días, ya me acostumbré. Al final, solo pensaba: quisiera disfrutar de la magnífica vista de la ciudad que tiene el Renato de la valla».
rosos estímulos que se acumulan con el tiempo. Si aparecer en un espacio comercial pudiera destruir el prestigio de un escritor, es claro que John Cheever lo hubiera pensado mejor cuando Rolex puso en sus manos el cheque para que aceptara ser la imagen de sus anuncios en 1980. O Emilio Zola, cuando fue la imagen de campaña del tónico Vin Mariani. O Ernest Hemingway, al mostrarse en pantaloncillos veraniegos junto a una cerveza Ballantine Ale. El otro atenuante se encuentra en la época en que el teórico canadiense escribió su famoso enunciado: fue en la década de 1960, mucho antes de que los jóvenes escritores de hoy hubieran nacido. Las mentes más delirantes de aquel tiempo imaginaban viajes espaciales, robots domésticos y teletransportación, pero nunca se formularon las implicancias de la irrupción de Internet y la forma en que los límites y códigos sociales han variado. Hace solo dos décadas, la leche solía anunciarse únicamente a través de los típicos espacios publicitarios, pero hoy no nos parecería raro que se promocionara a través de sofisticadas apariciones en alguna muestra de arte viralizada por YouTube. ¿El arte no ha seguido, acaso, el camino inverso? Desde que a Warhol se le ocurriera absorber la imaginería comercial, cada vez se nos ha hecho más cotidiano que el arte adopte técnicas plásticas del gran consumo, ya sea para criticarlas o para promocionarse. Está claro, sin embargo, que, de todas las artes, la literatura es la más prejuiciosa a la hora de seguir esta vía inversa. Si no en toda la literatura latinoamericana, al menos sí en la peruana. Los escritores de mi país suelen ver con naturalidad que una retrospectiva fotográfica o una obra de teatro utilicen los medios comerciales convencionales para promocionar sus estrenos. Pero ¡ay si ven a uno de sus pares exhibido en el escaparate! Presumo que, obviando las naturales envidias que pueblan todos los oficios, en muchos escritores existe aún el carbón encendido de aquella flama que supuestamente iluminaba a los escribas desde el cielo. ¿No fue a
Está claro, sin embargo, que, de todas las artes, la literatura es la más prejuiciosa a la hora de seguir esta vía inversa Quizá el enunciado más conocido de Marshall McLuhan es aquel que nos dice que el medio es el mensaje. Así como una foto minimalista puede transformar su significado cuando es colocada en un marco churrigueresco, podría deducirse que si un escritor aparece en un espacio donde suelen promocionarse bikinis o bronceadores, es probable que los transeúntes asimilen que dicho escritor pueda ser tan trivial y pasajero como un artificio de veraneo. Por fortuna para ese escritor, esta terrible predicción tiene dos atenuantes. El primero es que las reputaciones se construyen a través de nume-
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través de la palabra escrita que Dios, justamente, dio a conocer sus pensamientos en las religiones más influyentes? En los arcaicos tiempos en que la educación alfabética era un asunto de élites caldeas, de escribas egipcios o monjes medievales, podía explicarse la veneración que podía suscitar una pluma dejando fantasías en su recorrido. Pero en este siglo en el que las mayorías no solo pueden acceder a planes masivos de alfabetización, sino que, incluso, pueden llenar de contenido a los medios, la figura del escritor como druida pierde muchos de sus quilates. Algo subyace, sin embargo, de ese fulgor artificial entre muchos de mis colegas. La negativa a que un descendiente de sabios y emisarios divinos pueda caer tan bajo. Así como la Iglesia anticuada espera que la gente vaya a misa sin más anuncio que el de las campanas, una gran parte de escritores que sigo en las redes sociales urde triquiñuelas para hablar de sus libros sin que parezca que están ansiosos de ser anunciados. Insertan con vaselina el título de su novela en un párrafo que en realidad se dirige a otro destino y ven la manera de que sus reseñas sean rebotadas a través de un riguroso juego de billar a tres bandas. 30
Cuando a aquellos juegos ambiguos de «me ofrezco pero no parezco» se les ve el fustán, prefiero la franqueza de Tom Wolfe cuando hacía sus apariciones en perfecto traje blanco, las fiestas desquiciadas de Capote diseñadas para terminar en las páginas sociales o el rostro empolvado y los gestos de dandi de Abraham Valdelomar. Si Los Miserables, El Conde de Montecristo o Madame Bovary se publicitaban en periódicos hace un siglo y medio, levantar la ceja porque los libros de hoy utilicen los medios contemporáneos señala lo mucho que nos arrastra una ilusión del pasado. Los mecenas del Renacimiento, por si no se recuerda, murieron ya. La figura del duque de Béjar, que tan generosamente protegía con su dinero a Cervantes, espera en las calles, atomizada. Gustavo Rodríguez es un escritor peruano que ha publicado las novelas La furia de Aquiles, La risa de tu madre (finalista del Premio Herralde), La semana tiene siete mujeres (finalista del Premio Planeta-Casa de América) y Cocinero en su tinta. También es autor de Trece mentiras cortas, un conjunto de relatos. Ha sido colaborador de la revista Etiqueta Negra y columnista del diario El Comercio, de Lima. República de La Papaya es su quinta novela, de próxima aparición.
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María Valeria Di Battista
Gilles J. Guglielmi: «Después de los atentados, la obsesión por la seguridad hace perder de vista el ideal democrático» Fotos: Gilles J. Guglielmi y María Valeria Di Battista
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os atentados de 2015 en Francia no podían haberse evitado. Aunque el país aplica una política de seguridad pública implementada hace más de 20 años, las medidas de prevención existentes no bastaron y la organización de los servicios de inteligencia no pudo seguir la evolución de los nuevos modos de acción terrorista. La adopción de un régimen jurídico de excepción, el «estado de emergencia», y su incorporación a la Constitución se alejan de la tradición francesa de libertades públicas y no permiten solucionar en concreto el problema de la seguridad antiterrorista. Para profundizar en estos aspectos he entrevistado a un especialista en el tema. Se trata del profesor Gilles J. Guglielmi, doctor en Derecho público de la Sorbona y catedrático de la Universidad de París Pantheon-Assas. Presidente de la Sección Francesa del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, exdecano de la Facultad de Derecho y exmiembro del Consejo Nacional de Universidades, enseña en numerosas universidades de Europa y el mundo. Es autor de importantes obras sobre derecho del servicio público, especialista en derecho de las nuevas tecnologías, autor del tratado Derecho del servicio público, el más citado sobre el tema, y director de obras colectivas como Transparencia, democracia y gobernanza ciudadanas, Favor y Derecho, El espíritu de cuerpo y El voto electrónico, de próxima aparición en español. ¿En qué estado se encontraba la seguridad en Francia en noviembre de 2014, antes de los atentados que diezmaron
la redacción de la revista satírica Charlie-Hebdo en enero de 2015, y en qué estado se encuentra un año después, luego de los atentados de París en noviembre de 2015? Desde 1995, Francia vive bajo el régimen de un plan de seguridad de la vida nacional que ha sido elaborado mediante circulares administrativas del primer ministro, fuera de toda declaración política de principio y de todo debate parlamentario. Se trata del plan conocido como Vigipirata, que define medidas preventivas. Es un dispositivo concebido como permanente y aplicable a todas las actividades de la sociedad francesa (transporte, redes, sistemas de información, acceso a los establecimientos públicos o privados que permiten el ingreso del público en general). El plan Vigipirata se compone de un plan público, destinado a reunir a todos los actores económicos y sociales, y de un método de aplicación, de clasificación y de difusión restringida.
y que se manifiesta con medidas de inspección y filtrado de tráfico por carretera, de control de las personas y de sus objetos personales en la entrada de ciertos edificios, de supervisión y vigilancia en aeropuertos y estaciones. Por ejemplo: toda pieza de equipaje debe llevar una etiqueta con los datos completos de su dueño; caso contrario, se la considera sospechosa y pueden ser requisada o sustraída para su inspección. En los transportes públicos, los pasajeros están acostumbrados a oír anuncios grabados en varios idiomas (no olvidemos que la población francesa es cosmopolita), que les recuerdan la necesidad de permanecer alerta a toda situación fuera de lo común. Luego aparece el nivel «Alerta Atentado» (nivel 2), que se declara en caso de proyectos de acción terrorista detectados por los servicios de inteligencia o bien en caso de atentados. Este nivel de alerta intensifica o sistematiza las medidas del nivel 1 en función de objetivos identificados. Y les agrega una alerta
Se trata del plan conocido como Vigipirata, que define medidas preventivas Este plan no requiere de ninguna medida jurídica en particular: solo hace que se aplique el régimen jurídico existente en materia de policía y de obligaciones de seguridad. Desde el año 2014, Vigipirata incluye dos niveles. Primero está el nivel «Vigilancia» (nivel 1), que define la actitud general respecto de la seguridad en tiempos normales
permanente de las unidades especiales de intervención de Policía y de Gendarmería, así como de todos los hospitales. Asimismo, se activan las denominadas «células de crisis» (estructuras temporales de decisión y coordinación indispensables para enfrentar un requerimiento urgente) y se imponen límites a la circulación o al estacionamiento. 33
En noviembre de 2014 el plan estaba en el nivel Vigilancia, pero no hay que pensar que la situación se consideraba como normal o sin riesgo. En efecto, el nivel Vigilancia resulta de la simplificación de un sistema anterior en cuatro niveles y toma la sucesión del más elevado de los cuatro, el nivel rojo, que corresponde, según la definición de Vigipirata, a una «amenaza altamente probable» y a la «necesidad de prevenir atentados graves». A partir de enero de 2015, tras los atentados de Charlie-Hebdo y de Hyper Casher (el supermercado judío atacado en último lugar, con toma de rehenes), el plan Vigipirata pasó a Alerta Atentado y desde entonces nunca bajó de nivel. En enero de 2015 se recrudeció al sumársele una misión militar complementaria denominada «Operación Centinela», que fue decidida por el presidente de la República François Hollande. Esta medida consiste en desplegar entre 3000 y 10,000 soldados, dependiendo de la intensidad de las amenazas, ya sea para garantizar la vigilancia en establecimientos educativos, lugares de culto, dependencias diplomáticas y órganos de prensa, ya sea para efectuar patrullajes en la vía pública. Esta misión militar sigue vigente. ¿Cuáles fueron las medidas que tomaron los poderes públicos luego de los atentados de enero de 2015 y, consecuentemente, después de los nuevos atentados de noviembre de 2015? Después de enero de 2015, el gobierno insistió en dos elementos que no aparecían claramente antes de Charlie-Hebdo: primero, la existen34
cia de redes yihadistas mucho más informales que aquellas que habían perpetrado numerosos atentados en Francia desde hacía 20 años y cuya formación resultaba de los viajes a Siria y del retorno de jóvenes franceses que querían pelear una guerra santa; segundo, el cambio de los métodos terroristas utilizados. Paradójicamente, la población francesa está bastante acostumbrada a los atentados con bombas, porque tuvo que atravesar esta dura prueba cuando, entre 1961 y 1962, se producían decenas de explosiones
conscientemente una metodología suicida. Todo esto hizo que el gobierno reforzara la vigilancia de los franceses que habían estado en Siria, así como de sus familias, pero ante actos repentinos de individuos aislados, los medios con que cuentan los servicios de inteligencia pueden no ser suficientes. Los servicios priorizaron el vigilar electrónicamente las comunicaciones entre las personas señaladas y también vigilar la circulación de estas mismas personas en las fronteras.
Esto no implica que las células terroristas dejen de seguir formándose y que puedan desencadenar una acción relámpago en París durante la guerra de Argelia. En la década de 1970 surge el terrorismo palestino. Por último, y solo en la historia contemporánea reciente, los franceses nuevamente se vieron confrontados al riesgo de atentados de este tipo durante una ola de explosiones asesinas en 1986, a la que siguió una serie de ocho atentados en 1995. Pero estas bombas eran colocadas clandestinamente en forma premeditada por organizaciones terroristas muy estructuradas y estrechamente vinculadas a ciertos Estados reconocidos, como Irán y Argelia. En cambio, a partir de 2010 aparecen nuevas formas asesinas de acción que se van multiplicando, formas en las que individuos aislados actúan usando distintas armas. Algunos adoptan
En cambio, es cierto que todos los especialistas y expertos policiales y judiciales alertaron, en ocasiones públicamente, advirtiendo que podía producirse un atentado de gran envergadura con medios inéditos: para ellos, la cuestión no era si iba a haber un atentado, sino cuándo iba a ocurrir. Esta fue la razón por la que el gobierno tomó la decisión (secreta en esa época pero retrospectivamente acertada) de que, cuando se produjera el próximo atentado, se implementaría un régimen jurídico especial, denominado «estado de emergencia». El atentado esperado se produjo. Se basaba en células informales y poco numerosas, y se manifestó mediante ametrallamientos perpetrados en lugares inhabituales (terra-
En noviembre pasado la gente dejó flores, carteles y cartas para homenajear a las víctimas del atentado
zas de cafés, salas de espectáculos) y mediante bombas humanas, un modus operandi típico de Medio Oriente y del escenario de guerras civiles: el problema es que Francia se había desacostumbrado a este tipo de accionar desde la guerra de Argelia. Así fue como menos de dos horas después de los atentados del 13 de noviembre de 2015, el presidente de la República declaró el estado de emergencia. Restableció los controles en las fronteras, que habían desaparecido en aplicación de los acuerdos de Schengen. Y poco tiempo después, algo más cuestionable durante un estado de emergencia, anunció una reforma destinada a integrar el estado de emergencia en la Constitución, así como la posibilidad de la privación de nacionalidad como medida ejemplar aplicable a los autores de atentados graves contra la nación. ¿En qué consiste exactamente el estado de emergencia y
por qué se ha convertido en un tema central de la vida cotidiana en Francia? El estado de emergencia se basa en una ley de 1955 que tiene las siguientes modalidades: puede ser declarado en todo o en parte del territorio francés, en caso de peligro inminente que resulte de atentados graves contra el orden público. Es declarado por decreto del presidente de la República que se aprueba en el Consejo de Ministros y puede ponerse en vigor durante 12 días. También puede sancionarse una ley para prolongar su duración. Se trata de un régimen de excepción que limita las libertades fundamentales y confía a la policía poderes especiales que esta fuerza no tiene en tiempos normales. Los prefectos pueden prohibir la circulación de personas y vehículos en ciertos lugares (el toque de queda), establecer zonas de protección de acceso controlado, prohibir la permanencia en el territorio a toda
persona que obstaculice la acción de los poderes públicos. También se pueden ordenar pesquisas, registros y allanamientos en cualquier lugar, incluso en un domicilio privado, tanto de día como de noche, sin tener que recurrir a la orden de un juez. Por otra parte, el ministro del Interior puede disponer el arresto domiciliario de aquellas personas cuyo comportamiento pueda constituir una amenaza para el orden público. Esta medida va acompañada de gran número de limitaciones, como la obligación de presentarse varias veces por día ante los servicios de policía, de mostrar los documentos de identidad (algo impensable en circunstancias normales) o la prohibición de entrar en contacto con otras personas. Este ministro también puede indicar que se prohíba el acceso a los sitios de Internet que hagan apología del terrorismo. El presidente de la República puede disolver por decreto, en el Consejo de Ministros, los grupos 35
Mural en homenaje a los caricaturistas asesinados en Charlie Hebdo
o las asociaciones de hecho que puedan incitar a atentados graves contra el orden público. El estado de emergencia también habilita al ministro del Interior o a los prefectos para cerrar salas de espectáculos, lugares de venta de bebidas alcohólicas y salas de reunión. Con esta Francia habituada al terrorismo, ¿qué medidas hubieran podido garantizar la seguridad de la gente? Concretamente: ¿se hubieran podido evitar los atentados? No. Por el conjunto de razones que tienen que ver con la mutación de los modos de acción de los terroristas, era poco probable que se pudieran evitar los atentados. Las redes se constituyeron de manera aleatoria, en función del grado de adoctrinamiento, de la eficacia y de la motivación de los franceses 36
que habían estado en Siria y de otros que se quedaron, pero que se adhieren a estos proyectos. Al Qaeda o isis les suministraron un manual de instrucciones para que su comportamiento pasara casi inadvertido, para que fuera lo menos identificable posible. Los autores se eligen mutuamente, sin rendir cuentas a una autoridad jerárquica. Actúan en forma autónoma, apoyándose en sus propias fuerzas. Y revelan su identidad a último momento. En cambio, se ha admitido de manera unánime que los servicios de inteligencia no contaron con todos los medios necesarios para garantizar el seguimiento de las personas «sensibles» antes de los atentados. En francés, este calificativo se aplica a todo aquello «susceptible» de algo: en este caso un «posible terrorista». La tareas de
inteligencia personalizadas, in situ, fueron dejadas de lado para priorizar la vigilancia tecnológica. A partir de la advertencia que suponía que iba a haber un atentado muy grave, prácticamente se renunció a un trabajo fino, minucioso. Y la probabilidad de un régimen de excepción incitó a esperar que todo se desencadenara para poder gozar de poderes excepcionales de allanamiento, de arresto domiciliario, etcétera. Justamente, ¿cómo reaccionaron los medios a la hora de informar a la población sobre estas medidas excepcionales y sobre el cambio que producirían en la vida cotidiana de los habitantes de Francia? El debate político y mediático se centró en la reforma constitucional y la medida de privación de la
Marcha multitudinaria en repudio de los atentados a Charlie Hebdo
nacionalidad francesa, pero no en la necesidad de reestructurar los modos de comunicación de los servicios de seguridad, de reorientar los presupuestos destinados a ello y la acción de los servicios de inteligencia. Por otra parte, en cierto modo, la puesta en marcha del estado de emergencia incitó a los yihadistas a volverse aún más discretos, a limitar las comunicaciones, a entrar en una fase de adormecimiento. Esto no implica que las células terroristas dejen de seguir formándose y que puedan desencadenar una acción relámpago. Ante este panorama, ¿cuáles son las consecuencias de los recientes atentados en el discurso y la mentalidad de los franceses? Paradójicamente, el estado de emergencia no desencadenó ni una modificación de los hábitos cotidia-
nos ni un debate político de envergadura. La mayoría de los franceses no sufren ninguna consecuencia de los atentados. Por otra parte, ni siquiera las medidas «clásicas» del plan Vigipirata se están aplicando al pie de la letra, aunque sigamos estando en el nivel Alerta Atentado. Por ejemplo, ya a fines de noviembre los estudiantes no eran filtrados en la entrada de las principales universidades de París, como tampoco los usuarios en la mayoría de las oficinas de correo. En cambio, los franceses que tienen la desgracia o la mala suerte de figurar en el entorno de una persona «señalada», por ejemplo un cocinero que tenía como cliente habitual a un joven que había estado en Siria, pueden sufrir un arresto domiciliario, lo cual significa la imposibilidad casi total de trabajar o de llevar una vida normal. Como estas medi-
das afectan principalmente a los franceses musulmanes, nuestro temor es que surja cierta forma de estigmatización que se desarrolle en el futuro. Estamos entonces ante una consecuencia grave para la vida cívica. ¿Cómo convivir con ella? Existe un verdadero doble problema de fondo. Por una parte, la obsesión por la seguridad, que hace perder de vista el ideal democrático. Por la otra, el acostumbramiento a un estado de excepción sin consecuencias, que acalla toda resistencia ante este déficit democrático. Ahora bien: la Historia con mayúsculas ya nos ha demostrado, en el siglo xviii, que el Security State es un Estado policial y que la noción de policía puede terminar englobando a toda la función política. 37
En este contexto, ¿cómo trabaja Francia con los demás países europeos? La cooperación en materia judicial obedece a reglas muy complejas y formales cuyo principio no se ha visto afectado por la situación posatentados. No obstante, la buena voluntad puede llevarnos a cierta aceleración en el desarrollo de dichos procedimientos. La cooperación en materia de inteligencia siempre ha sido una realidad bilateral, pero que fluctúa según las prioridades de los actores involucrados, de los servicios de inteligencia y de la negociación entre ellos. Ciertos Estados pueden no ayudar simplemente para no revelar su propia ignorancia en la materia. Otros, por razones geoestratégicas. Luego de los atentados de noviembre, el Consejo de Europa amplió el mandato de Europol a la lucha contra el terrorismo, al abrir en 2016 el Centro Europeo de Lucha contra el Terrorismo. Por otra parte, Europol está habilitada para firmar acuerdos de cooperación con Interpol y los Estados Unidos. El Centro de la Unión Europea para el Análisis de la Información (en inglés, intcen) asegura la circulación de información entre las distintas fuentes de inteligencia europeas y evalúa constantemente la amenaza terrorista. Históricamente, ¿cómo se sitúa Francia respecto de las políticas de seguridad implementadas en el resto del mundo? La seguridad siempre ha sido una preocupación francesa, pero la tradición histórica de los derechos del hombre y de las libertades públicas hacía que estas políticas 38
fueran un asunto del Poder Ejecutivo desprovisto de toda prioridad jurídica. Las políticas de seguridad debían desplegarse en torno a un Estado de derecho, sin beneficiarse con ningún privilegio. En consecuencia, muchas prácticas se basaban en el secreto y la discreción, la opacidad. Fue necesaria una ley reciente de Inteligencia para regularizar ciertas prácticas, pero confiando su control a una comisión que no resulta más transparente que antes. Por su parte, la policía debía actuar con los mismos medios que cualquier otra autoridad administrativa. A título de ejemplo, en Francia el marco jurídico del uso de armas y de la legítima defensa para la Policía no es diferente del marco aplicable a los particulares. Por su parte, la Gendarmería, que jugaba un papel muy importante de inteligencia por su patrullaje rural, ha perdido claramente dicho papel debido a la concentración de la población en zonas urbanas y al nuevo despliegue de sus efectivos. Hoy sabemos que los autores de los atentados de 2015 se pusieron en contacto usando los chats de plataformas de juegos en red. ¿Cuál es el verdadero papel que Internet y las redes sociales están jugando en el proceso de radicalización terrorista? Un papel fundamental. La mayoría de los individuos aislados que se adhieren al proyecto yihadista y le proporcionan un apoyo logístico, incluso uniéndose a las acciones de los «líderes» que estuvieron en Siria o se formaron en Cercano Oriente, han sido adoctrinados por ciertos imanes. Pero la consolidación de su
actitud surge de una propaganda muy atractiva, accesible y detallada de Al Qaeda o de isis. También pueden contar con manuales de acción y consejos personalizados a través de mensajeros instantáneos, que les permiten camuflarse entre miles de jugadores en red. El impacto de la imagen en Internet, la globalización de la Red y la gloria instantánea son atractivos poderosos para este tipo de personalidades. Por eso la ley sobre el estado de emergencia prevé la posibilidad de bloqueo administrativo, sin recurrir a un juez, de los sitios que hagan apología del terrorismo. Por otra parte, acaba de anunciarse que estas operaciones de bloqueo serán automatizadas mediante sistemas informáticos de rastreo. Para un jurista, es una manera ejemplar de atentar contra las libertades fundamentales, ya que, en caso de error, la falta de intervención humana dificulta todavía más que se restablezca la situación inicial. Nota: Entrevista realizada en francés en febrero de 2016 y traducida al español por la entrevistadora. María Valeria Di Battista es una traductora literaria e intérprete especialista en humanidades, egresada del Colegio Nacional de Buenos Aires y del Instituto Nacional en Lenguas Vivas. Edita, traduce y colabora para medios culturales, periódicos, festivales de cine, radios y sellos de América Latina, España y Francia. Docente de la Universidad de Buenos Aires entre 1993 y 2006, becaria del cnl en 1997, radicada en París en 2007, ha traducido a autores como Marc Augé, Erik Orsenna y Serge Daney. Francia es su patria adoptiva y su tema predilecto.
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Terrorismo y seguridad Los atentados del pasado noviembre en París han llevado a repensar las ideas que tenemos sobre terrorismo y seguridad. Interesados en comprender esta situación, hemos reunido unos artículos que abordan la temática. Eliades Acosta, en «En tiempos de isis: nuestra deuda con Evelyn Lincoln», analiza el último informe de Rand Corporation y la distorsión que presenta sobre el yihadismo terrorista de isis. Randolfo Rijo Gómez, en «¿Es el terrorismo predominantemente antioccidental?», plantea que la amenaza terrorista no es estática y cambia con el tiempo, y que para entenderla debemos analizar en qué contexto se da. Por otra parte, el miedo que genera el terrorismo ha complicado las ayudas a los refugiados sirios. En «Refugiados en Europa: Entre la amenaza y la compasión», Eleazar D. Rodríguez Navarro muestra el impacto que generan los desplazamientos masivos en los países de asilo y cómo se desarrolla la dinámica de las relaciones diplomáticas en Europa.
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Eliades Acosta Matos
En tiempos de isis: nuestra deuda con Evelyn Lincoln La reciente publicación por parte de Rand Corporation del informe Amigos, enemigos y directrices futuras: las contrapartes estadounidenses en un mundo turbulento vuelve a poner sobre el tapete el viejo problema de la verdad, los sesgos y la manipulación mediática al abordar la política global. La ausencia premeditada de un enfoque histórico al analizar las causas del surgimiento y la extraordinaria capacidad de recuperación del yihadismo terrorista de isis, unida a la distorsión de los verdaderos peligros y amenazas que nos acechan, reiteran la urgente necesidad de sostener posturas independientes y un pensamiento crítico para que la lucha contra estos flagelos pueda ser eficaz. El ejemplo de la lista de posibles autores intelectuales del asesinato del presidente Kennedy, confeccionada por Evelyn Lincoln, su secretaria, puede servir de referencia positiva en esta búsqueda.
Fotos: Efe, fuente externa 42
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s curioso que en 1963, en plena guerra fría, dos meses después del derrocamiento del presidente Bosch mediante un «golpe de Estado preventivo» para evitar –según se decía– «el avance del castro-comunismo», el presidente Kennedy fuese asesinado a balazos en las calles de Dallas, y en la lista de principales sospechosos de instigar el magnicidio, redactada por Evelyn Lincoln,1 su perspicaz secretaria, figurasen, en primer lugar, el vicepresidente, Lyndon Baines Johnson; en quinto lugar, Richard Nixon; en octavo lugar, la cia, «por el fiasco cubano», y en décimo y último lugar, los comunistas.2 Más allá de las percepciones estereotipadas a la hora de percibir la fuente y el carácter de los peligros y amenazas que nos acechan, y a pesar de las vocingleras campañas de prensa para ordenarnos hacia quién dirigir nuestros miedos y fobias, existe el sentido común y el pensamiento crítico que se rebelan y nos salvan de saltar tras las falsas banderas que agitan los muñidores de turno. En efecto, a pesar de las técnicas consagradas de cómo manipular y dirigir a la opinión pública mundial, celosamente guardadas en el aún no hallado, pero sin duda existente, Manual de los golpes de Estado, o precisamente por ellas, una parte de la humanidad ha aprendido a discernir entre las medias verdades que se desmigajan para construir un falso sendero y la verdad de carácter científico, o sea, comprobable. Puede que unos agradezcan la existencia de esa fibra resistente y ese espíritu crítico y libertario, que aún nos protege a la socarrona sombra de Voltaire, mientras otros lo hagan a
las de Carlos Marx, Sigmund Freud o Max Weber. Quizás se trate de un aporte de Chaplin, de Oscar Wilde o del Gore Vidal que hizo perder los estribos –durante el célebre debate televisivo de 1968– a ese atildado conservador y furibundo oponente de la contracultura y el liberalismo que se llamó William Buckley, pero lo cierto es que esa fibra y ese espíritu todavía combaten y resisten, haciéndonos menos rebaño. En los albores del siglo xxi, con solo abrir un diario, conectarse a Internet o ver los noticiarios televisivos, asistimos a la apoteosis de las distracciones por encargo; a la saturación de elementos inconexos que difuminan la relación objetiva entre los fenómenos e impiden su análisis a profundidad. Nada tiene historia, todo brota espontánea e inexplicablemente de la nada. La fugacidad de las noticias, la avalancha tóxica de información no validada –y ni siquiera jerarquizada–, la banalidad enajenante y la cobarde deserción de los enfoques históricos y racionales son solo algunos de los males que nos asedian.
¿Qué se nos muestra? Las noticias hablan de una tumultuosa horda de bárbaros posmodernos, atléticos y amenazantes, enfundados en uniformes negros, calzando zapatillas Nike, con el pecho cruzado por cintas de ametralladoras, y portando fusiles ak o lanzacohetes rpg-7, que se desplazan en caravanas de Toyotas, con un fondo de banderas lúgubres donde está inscrito el lema de «Afianzarse y expandirse». Mientras abaten de manera relampagueante los puestos avanzados de la civilización occidental, o mejor dicho, de todas las civilizaciones diferentes a la propia, estos guerreros barbados entonan cánticos religiosos donde se elogia el martirio y nos recuerdan, con el índice levantado, «que solo hay un Dios». De manera tierna, estos muchachos degüellan prisioneros, venden como esclavas a niñas y jóvenes cristianas, y hacen saltar por los aires las ruinas romanas de Palmira, pero su rigorismo ortodoxo y su odio a Occidente no pueden evitar que se hagan selfies o posen ante los iPhones de sus compañeros de Yihad.
El enfrentamiento árabe-israelí aún continúa con trágicas consecuencias
Pero pocos sucesos de carácter global han sido más manipulados y aviesamente separados de sus esencias, para con ello desviar la atención de sus verdaderas causas, carácter, promotores y efectos, como el trágico problema del yihadismo y de isis, su buque insignia.
Cuando Rand Corporation publicó en el presente año el reporte de Hans Binnendijk, el tercero de una serie dedicada a explorar «los elementos de la estrategia nacional capaz de guiar a la política exterior de los Estados Unidos a través de un mundo de faz vertiginosamente 43
cambiante»,3 bajo el título de Amigos, enemigos y directrices futuras: las contrapartes estadounidenses en un mundo turbulento, no pude menos que pensar en Evelyn Lincoln y su lista. Porque en este reporte, como era de esperar, se nos brindaba, a manera de hit parade macabro, las infaltables listas del pensamiento exprés, tan del agrado de los investigadores de tanques pensantes, y que no responden a las preguntas que nos hacemos todos sobre los orígenes, la prevención y la lucha contra fenómenos globales como el terrorismo yihadista e isis. El autor del reporte ya citado dedica su tercer capítulo a profundizar en lo que llama, no sin un guiño cómplice a una serie televisiva de moda, «anatomía de los adversarios potenciales», ubicando entre ellos, 44
en orden de importancia descendente, a China, Rusia, Corea del Norte, Irán, y por último, a los denominados «yihadista-salafistas».4 Para entender mejor la mentalidad neoconservadora que atraviesa este documento de Rand Corporation y descifrar la teleología de un análisis que se extiende a través de 184 páginas, baste decir que concluye, en la mejor tradición del fenecido Project for a New American Century, en la voraz e insaciable demanda de crecientes gastos militares y de seguridad, y en el estrechamiento del cerco debilitador del Estado, al que las grandes corporaciones, y especialmente el complejo militar-industrial, necesitan pequeño, débil y de rodillas. La concatenación de conceptos difusos y resbalosos, unidos por una
lógica discursiva a la que se tuerce constantemente el brazo, se refleja en fragmentos como el siguiente: «En nuestros días, el desafío externo más importante que encaran los Estados Unidos es la reemergencia de una confrontación posible con otras grandes potencias, y también con los Estados-delincuentes. Cuatro de ellas son naciones-estados poseedoras de armas nucleares o con ambiciones de poseerlas (Rusia, China, Corea del Norte e Irán) y el quinto está constituido por un conglomerado de grupos de yihadistas-salafistas [...] La mayoría de estos adversarios potenciales colaboran con alguna de las naciones hostiles a nosotros, reforzando el desafío a los Estados Unidos [...]».5 Poner en la misma lista las contradicciones estadounidenses con
países como China y Rusia, por solo citar dos ejemplos, y la que plantea el terrorismo yihadista es, cuando menos, un disparate. Ambas son miembros respetables de la comunidad internacional y forman parte del Consejo de Seguridad de la onu. China es la segunda economía mundial, y en este mismo reporte se reconoce que «los lazos económicos bilaterales son vitales para ambos países».6 A pesar de ello, el autor del reporte insiste en entregarnos definiciones de dudosa credibilidad científica y elevada carga especulativa como aquella en la que, a pesar de los datos de la realidad y de la marcha de las relaciones internacionales, se concluye que «después de China, Rusia es el más formidable enemigo potencial de los Estados Unidos».7
Pero la suspicacia y el tremendismo que derrocha el informe cuando se refiere a China y Rusia cesan, como por encanto, cuando describe la amenaza a la que denomina «yihadista-salafista», representada principalmente por isis y Al-Qaeda: «Los yihadistas-salafistas poseen poco poder global y no comparten interés alguno con los Estados Unidos [...] Nuestras diferencias son irreconciliables, de hecho, el núcleo de su ideología está formado por el rechazo a la globalización y a los valores occidentales.8 Sus capacidades militares convencionales son limitadas, sin embargo, representa una grave amenaza para los intereses globales de los Estados Unidos y su territorio [...] A largo plazo, su amenaza potencial podría quedar reducida debido a su desunión interna y su extremismo,
lo que le ha restado apoyo de numerosos musulmanes [...]».9 Pero los hechos de la cruda realidad global desmienten afirmaciones como esta, mezcla de candidez e irresponsabilidad. Solo en 2015, isis fue capaz de llevar a cabo graves atentados terroristas en cinco continentes (Europa, América, Asia, Australia y África), entre ellos la masacre perpetrada en la redacción del semanario humorístico Charlie Hebdo, ocurrida en enero, y los atentados de París del 13 de noviembre. También en Turquía, Kuwait, Líbano, Afganistán, Yemen, Bangladesh, Túnez, Egipto, Libia, y en Texas. Son innumerables los intentos de atentados terroristas frustrados, las redes de captación y traslado de combatientes desmanteladas,10 las 45
fuentes de financiación ilegal detectadas11 y las rutas denunciadas de contrabando de antigüedades, petróleo, armas y equipos que sirven a los fines del terrorismo. Y lo más terrible es que la hidra yihadista ha mostrado una extraordinaria capacidad regenerativa y de resistencia, reponiendo sus filas tras las pérdidas sufridas en el campo de batalla, o por los embates de la persecución de las fuerzas de seguridad de todo el mundo. Y es aquí donde reportes al estilo del de Rand Corporation tienden un piadoso velo sobre los orígenes y causas de un fenómeno como el del terrorismo yihadista e isis, impidiendo dar respuesta a una pregunta elemental: ¿Cómo y por qué, a pesar de los ataques y el poderío de las naciones a las que se enfrenta,12 isis no ha podido ser derrotada y sigue captando combatientes en naciones occidentales, incluso en los propios Estados Unidos?
ron ocho, se extendieron durante 200 años (1095-1291) y causaron cinco millones de muertos, dislocando y sacando de su eje de rotación natural a una civilización que tenía, como todas las demás, su propia dinámica histórica. Para el escritor e historiador libanés Amin Maalouf, quien publicó en 1983 Las Cruzadas vistas por los árabes, con estas el mundo musulmán se encerró en sí mismo, asediado por doquier, volviéndose defensivo, intolerante y estéril, y, más allá del hecho histórico, sigue viendo a Occidente como su enemigo natural. 2) En los siglos xix y xx, las potencias coloniales occidentales, lejos de proponerse sanar las heridas provocadas antes, desplegaron un plan inmisericorde de sojuzgamiento y explotación de los pueblos árabes, que incluyó el saqueo de sus recursos naturales; la ocupación militar de su suelo y la más feroz
Se estima que grupos como Al-Qaeda recibieron alrededor de 20,000 millones de dólares para enfrentar a los soviéticos Es una burda manipulación de la verdad histórica afirmar, como lo hace el reporte de Rand Corporation, que « isis surgió en el mapa político del Medio Oriente, aprovechándose del vacío de poder existente en Siria e Irak».13 Semejante simplificación «olvida», al menos, los siguientes factores: 1) El impacto de las Cruzadas sobre los pueblos árabes. Estas fue46
represión contra toda resistencia nacionalista; el fomento de la dependencia mediante la poca o nula industrialización, el control de la cultura, la educación y las ciencias nacionales; el fomento de las divisiones y enfrentamientos étnicos y religiosos, lo que comprendía la separación artificial de pueblos y territorios y la occidentalización forzosa.
3) Como respuesta a lo anterior, en los años 50 y 60 del pasado siglo, en medio de la guerra fría y el despertar de los pueblos del Tercer Mundo, tuvo su apogeo el llamado «socialismo árabe» o baazismo («renacimiento»), una mezcla de nacionalismo, panarabismo y socialismo, que tuvo como escenario principal países como Egipto, Argelia, Siria, Libia, Irak y Yemen del Sur. Sus líderes, como Gamal Abdel Nasser, Muamar el Gadafi, Háfez al-Ássad, Saddam Hussein, Houari Boumediene y Ahmed Ben Bella, fueron considerados «hostiles» por Occidente y las monarquías de la región. A pesar de sus limitaciones y errores, esta corriente política concretó la voluntad anticolonialista de los pueblos árabes de hallar su propio camino, permitió el despliegue del laicismo, limitó las expresiones más fanáticas y radicales de ciertas versiones del Islam, y otorgó derechos muy avanzados a la mujer. El odio enconado contra sus manifestaciones y gobiernos por parte de los sectores más retrógrados y conservadores de la región, de las fuerzas imperialistas y neocolonialistas, subyace en los conflictos causantes del «vacío político» al que alude el reporte de Rand Corporation. 4) El surgimiento del Estado de Israel y el despojo del pueblo palestino, a partir de mayo de 1948, introdujo otro factor desestabilizador en la región, que vino a sumarse a los históricos ya enunciados. A las guerras de 1948-1949, junio de 1967 y octubre de 1973, con sus secuelas de destrucción y muerte, se sumaron las invasiones al Líbano de 1982 y 2006, y las incursiones contra la Franja de Gaza de 2004, 2006, 2007, 2008, 2012
y 2014. El enfrentamiento árabeisraelí aún continúa con trágicas consecuencias. 5) La revolución iraní, o revolución islámica de 1979, provocó el ascenso del liderazgo del clero chiíta,14 dinamizó la lucha contra la occidentalización y la injerencia imperialista, elevando los valores islámicos. Es interesante destacar, como lo hiciese el historiador Eric Hobsbawm, que se trató de la primera revolución contemporánea que no tuvo sus raíces en la Ilustración europea. Como consecuencia del llamado «despertar islámico» que provocó, cambió el panorama sociopolítico y geopolítico de la región, elevó la autoesti-
ma del mundo musulmán, enfrentó al sistema capitalista e imperialista, exaltó los valores derivados de la justicia social y la independencia, desatando entusiasmo por lo político y lo religioso. 6) La invasión soviética de Afganistán (1978-1992) facilitó el ascenso del radicalismo yihadista, fomentado y apoyado por Estados Unidos, las naciones occidentales y los gobiernos más reaccionarios de la región. Se estima que grupos como Al-Qaeda recibieron alrededor de 20,000 millones de dólares para enfrentar a los soviéticos. Más de 35,000 musulmanes de 43 países participaron en una guerra que ha servido de
ejemplo a las actuales confrontaciones de Irak, Libia y Siria. Como consecuencia de estos sucesos deben señalarse el ascenso del movimiento talibán y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. 7) Por último, y no menos importante, el rol que ha jugado la desestabilización de los gobiernos de Libia, Líbano, Irak y Siria, incluyendo las invasiones norteamericanas de Afganistán e Irak, con su enorme secuela de muertos, destrucción, caos e ingobernabilidad, de los que son un producto genuino directo, y una indeseable consecuencia no prevista o subestimada, las fuerzas yihadistas y el 47
terrorismo más atroz que constituye –más allá de los análisis parcializados y manipuladores del reporte de Rand Corporation– la mayor amenaza actual del mundo global. Por supuesto que enfoques como estos no son capaces de explicar la complejidad de los problemas de inseguridad colectiva y sin fronteras a los que se enfrenta hoy la humanidad. Mucho menos, de ahondar en los verdaderos motivos que impulsan a una chica o a un chico de Barcelona, Berlín, Ámsterdam o Boston a convertirse en «lobo solitario depredador al servicio de isis», o a enrolarse en la locura homicida de sus guerreros. ¿O es que quizás semejantes análisis no convienen a los poderosos intereses que se agazapan tras la matanza? Sentados ante el televisor o navegando por Internet, cuando se nos «informe» sobre las últimas atrocidades de isis, pensemos en la necesidad de trascender la papilla noticiosa que se nos ofrece, si queremos entender y transformar el mundo peligroso y hostil en que vivimos. La verdad siempre es angustiosa e incómoda, pero liberadora, humana y regeneradora. Todos tenemos una deuda con Evelyn Lincoln. Conformemos nuestras propias listas. Eliades Acosta Matos es un filósofo cubano. Doctorado en Ciencias Políticas, se desempeña como investigador del Archivo General de la Nación y colaborador académico de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) y de la Fundación Juan Bosch. Fue director de la Biblioteca Nacional José Martí, de Cuba, y presidente de la Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales (Abinia). 48
Notas 1
Evelyn Maurine Norton Lincoln (19091995) fue la secretaria personal de John F. Kennedy desde su etapa como senador, iniciada en 1953, hasta su presidencia y asesinato en Dallas, en 1963. 2 Winston Manrique Sabogal: «La fascinante locura por las listas», El País, 28 de diciembre de 2015, p. 21. 3 Hans Binnendijk: Friends, Foes and Future Directions: U.S. Partnerships in a Turbulent World, Rand Corporation, 2016, <http://www.rand.org>. 4 Ibídem, capítulo tercero: «Anatomy of the Potential Adversaries», pp. 15-43. 5 Ibídem, p. xi. Lo irónico del caso es que, en la campaña siria contra isis, Estados Unidos coopera con Rusia y coordina sus ataques aéreos, mantiene aparentemente relaciones cordiales con esta y China, acaba de firmar un histórico acuerdo para rebajar las tensiones con Irán y levantarle las sanciones, y de la lista, solo mantiene la tensión visible con Corea del Norte. ¿Será a este último país al que se refiere el autor con el término propagandístico de Estadodelincuente, o solo al isis de Al-Bagdadi? 6 Ibídem, p. 29. 7 Ibídem, p. 44. En otra de sus candorosas explicaciones sesgadas, el autor del reporte afirma que «[...] aunque en las dos últimas décadas Rusia estuvo considerada como una contraparte estratégica (amiga) para los Estados Unidos, su reciente agresión en Ucrania, y en otros sitios, la ha situado en una senda de creciente hostilidad que puede ser difícil de revertir [...]». Un conveniente olvido de la historia del conflicto ruso-ucraniano, de las responsabilidades de los propios Estados Unidos y la otan en la desestabilización de la zona, y del intento de cumplir el sueño geopolítico enunciado por Zbigniew Brzezinski, hace más de 20 años, de poner definitivamente de rodillas a Rusia cortándole su presencia en Europa, tras restarle Ucrania y ce-
rrar su salida al Mar Negro y al Mediterráneo. 8 Otra pifia deliberada: isis y Al-Quaeda, especialmente el primero, no solo rechazan la globalización y los valores occidentales, sino también, y sobre todo, los de otras comunidades islámicas, como los chiítas y los kurdos, o preislámicas, como los yazidíes de Irak, a las que hacen blanco de sus ataques de manera mucho más virulenta y letal que contra Occidente. 9 Ibídem, p. 55. 10 Se calcula que en las filas de isis combaten más de 12,000 extranjeros de 50 países, entre ellos alrededor de un centenar provenientes de países caribeños, como Trinidad y Tobago, Surinam y Jamaica, según se conoció en la conferencia de prensa del 13 de marzo de 2015, brindada por el general John Kelly, jefe del Comando Sur. <http:// www.hispantv.com/newsdetail/EEUU/23910/EI>. 11 A mediados de 2014 se anunció que isis poseía activos ascendentes a $2,000 millones de dólares, convirtiéndose así en el grupo yihadista económicamente más poderoso en la historia del terrorismo. <http://www.actualidad.rt.com/actualidad/view/137850-finanzas>. 12 Solo el Gobierno de los Estados Unidos, en 2015, aprobó un presupuesto de defensa y seguridad ascendente a 525,000 millones de dólares, esto es, 262.5 veces mayor que todo el dinero que se le calcula a isis. 13 Ibídem, p. 56. 14 Los chiítas representan la mayoría de la población musulmana de Irak (6570%), Irán (90-95%), Bahrein (65-75%) y Azerbaijan (65-70%), y son la minoría principal en Siria (15-20%), Kuwait (2025%) y Yemen (35-40%), según datos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, citados en el reporte de Rand Corporation. Ibídem, p. 149.
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Randolfo Rijo Gómez
¿Es el terrorismo predominantemente antioccidental? Para entender si las medidas tomadas por los Estados occidentales en pos de la llamada guerra contra el terrorismo fundamentalista islámico son adecuadas, es necesario conocer la premisa de estas prácticas. Entendiendo que la amenaza terrorista no es estática y cambia con el tiempo, debemos analizar en qué contexto se da la amenaza vigente, tomando en cuenta el alcance de los objetivos tácticos, operacionales y estratégicos que busca alcanzar. A continuación se debaten estos aspectos y su importancia para aplicar en un futuro métodos de seguridad idóneos en los países del hemisferio occidental.
Fotos: Fuente externa, Getty Images, Efe 50
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a yihad como ideología en contra de los principios democráticos occidentales es un tema recurrente tanto en la prensa como entre los académicos especializados en terrorismo. De igual modo, es repetido constantemente por presidentes y líderes mundiales que le han declarado la guerra al terrorismo internacional. Sin embargo, es preciso ver cuánto de esto es verdadero o falso. Solo a partir de los hechos es posible establecer si el terrorismo actual es predominante antioccidental. Y son estos hechos los que nos ayudarán a determinar si las medidas tomadas por los Estados para combatir el terrorismo son suficientes; si necesitamos un mayor esfuerzo por parte de los líderes occidentales para detener este flagelo, o si, por el contrario, estas medidas son desproporcionadas respecto de la amenaza, ya que si comprendemos la real magnitud de esta última seremos capaces de evaluar qué cantidad de libertades debemos estar dispuestos a sacrificar en la guerra contra el terrorismo.
Qué es el terrorismo En la actualidad no existe consenso político universal en torno a qué debe ser considerado un acto de terrorismo, lo que imposibilita una definición legal de terrorista que sea aceptada globalmente. Para algunos, un terrorista puede ser un héroe o un luchador por la libertad. Para otros, simplemente un criminal. Por ello, todo depende de la percepción política de quien hace la valoración. Pero existe cierto nivel de consenso respecto a que el terrorismo es un instrumento por medio del cual actores no estatales o estatales intentan lograr un obje-
tivo político, sirviéndose del miedo, del terror, de la fuerza no legítima, de la violencia indiscriminada y de las amenazas físicas o psicológicas. El terrorismo no es algo nuevo, podríamos seguir sus pasos a través de la historia hasta tiempos inmemorables, pero modernamente está ligado al desarrollo de los medios de comunicación y al acceso que tienen los terroristas para difundir su mensaje de terror a una audiencia más amplia con el fin de lograr los objetivos que estos se plantean.
tos de izquierdas que tuvieron su mayor apogeo en la década de 1960 dentro del marco de la guerra fría; y por último, la ola del terrorismo religioso, que, de acuerdo con David Rapoport, comenzó en el año 1979 y continúa hasta nuestros días, caracterizada por movimientos políticos vinculados al fundamentalismo islámico. De aquí se desprende que la percepción de la amenaza terrorista cambia con el tiempo, que no es estática y que está íntimamente
En el año 2013 murieron como consecuencia del terrorismo 18,111 personas En el año 2004, David Rapoport, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad de California y experto en el área, estableció que el terrorismo moderno se puede dividir en cuatro grandes olas, cada una de ellas con características particulares, diferentes simpatizantes y formas específicas de operar. Pese a que Rapoport sostiene que estas olas tienen un período de estabilidad y vigencia de tres o cuatro décadas, muchas de ellas todavía sobreviven, unas con más vigencias que otras. Las divide así: la ola del terrorismo anarquista, la cual se inicia en la década de 1880; la ola del terrorismo anticolonial de la década de 1920, caracterizada por los movimientos separatistas y guerras de liberación nacional frente a sus metrópolis; la ola del terrorismo rojo, vinculado a los movimien-
relacionada con el período y la vigencia de estas olas que, a su vez, se alimentan de la cobertura mediática. Si mi padre a finales de los años 60 hubiera visto un titular en el periódico que dijera «Ataque terrorista», sin haber leído los detalles, el titular le hubiera sugerido que el ataque fue un secuestro de un vuelo comercial que buscaba atraer la atención mundial y extorsionar a algún gobierno. De igual modo, habría pensado que los actores eran milicianos de algún movimiento de izquierda ligados a algún país comunista. En la actualidad, cuando leemos en la prensa un titular sobre una amenaza o un ataque terrorista, imaginamos, sin conocer realmente los detalles de la información, que se trata de algún tipo de ataque suicida perpetrado por un fundamentalista musulmán y que 51
el medio utilizado para realizar este ataque fue un artefacto explosivo. La percepción de la amenaza terrorista internacional proviene básicamente de este tipo de organizaciones terroristas. Boko Haram y el Estado Islámico son los grupos terroristas más mortíferos del mundo, con 6,644 víctimas atribuidas a Boko Haram en Nigeria y 6,073 muertes atribuidas al Estado Islámico en Siria, Irak y la zona del Levante mediterráneo. Según el Centro Nacional de los Estados Unidos contra el Terrorismo, los ataques armados y la utilización de artefactos explosivos constituyeron cerca del 80% de todos los ataques terroristas en el año 2011. No obstante, los ataques suicidas fueron solo el 2.7% y provocaron únicamente el 21% de las víctimas fatales de todos los actos terroristas, siendo los artefactos explosivos improvisados el arma más usada. Por otro lado, los «lobos solitarios», es decir, individuos que realizan ataques sin el apoyo de una organización o grupo, son la principal fuente de actos terroristas en Occidente. El 70% de las víctimas de terrorismo en 2006 en Occidente fueron a manos de estos perpetradores, los cuales no tienen relación directa con el mando responsable de las organizaciones terroristas, aunque persiguen los mismos objetivos e ideologías.
Análisis de los objetivos de los actos terroristas El análisis de los objetivos de estos actos terroristas pudiera resultar un poco confuso, tomando en cuenta que a veces no está claro lo que el terrorista demanda y otras el uso de la violencia pare52
cería ser el instrumento y el fin. A través de la clasificación de los objetivos del terrorismo entendemos cómo buscan lograr sus objetivos, establecer la medida de su efectividad y su relación con la amenaza. Con este fin dividimos el objetivo general del terrorismo en tres
ocurrió en el Oeste, incluyendo los ataques del 11 de septiembre. Las muertes relacionadas con actos de terror en Occidente representaron el 2.6% de todas las causadas por el terrorismo, y si excluimos los ataques del 11 de septiembre, alcanzan solo el 0.5%.
Es importante recalcar que la mayoría de los países más azotados por el terrorismo no están en Occidente objetivos fundamentales: tácticos, operacionales y estratégicos. Los objetivos tácticos son aquellos relacionados directamente con el ataque real en el terreno, cuya eficacia, en la oleada actual de terrorismo, viene medida por el nivel de destrucción y cantidad de víctimas mortales perseguidas y conseguidas. Lamentablemente los terroristas actuales son muy eficientes en lograr con éxito este objetivo. En 2014, según el informe del Instituto para la Economía y la Paz: «Índice global de terrorismo», podemos ver que la actividad terrorista estuvo altamente concentrada en términos de territorio. El 78% de las muertes relacionadas con estos actos se presentó en solo cinco países no occidentales: Irak, Nigeria, Afganistán, Pakistán y Siria. Sin embargo, el 93% de los 162 países muestreados sufrieron por lo menos un acto terrorista en su territorio en el mismo año. Según el mencionado informe, la mayoría de las muertes de esta oleada de terrorismo en los últimos 15 años no
En el año 2013 murieron como consecuencia del terrorismo 18,111 personas. En 2014 se produjo un aumento considerable puesto que se registraron 32,658 víctimas, en su mayoría relacionadas con actos de terrorismo religioso asociado a fundamentalistas islámicos, siendo Irak el país donde se registró la mayor cantidad de víctimas mortales, la penosa cantidad de 9,929 personas. En 2012 el Centro Nacional de los Estados Unidos contra el Terrorismo, en el «Informe anual por países sobre terrorismo», estableció que los musulmanes sufrieron entre el 82 y el 97% de las muertes relacionadas con el terrorismo entre los años 2005 y 2010. Otra perspectiva de la misma situación sería observar lo que establece el «Informe sobre la situación y las tendencias del terrorismo en la ue» en 2013. Solo la mitad de las víctimas de terrorismo estuvieron relacionadas con ataques terroristas vinculados al fundamentalismo musulmán. De un total de 219 ataques,
125 en Francia y 54 en España estuvieron relacionados con grupos terroristas separatistas y hubo solo seis en todo el territorio de la Comunidad Europea ligados al terrorismo religioso. El objetivo operacional está vinculado a la cobertura mediática de estos actos, es decir, a la forma en que los ataques de estas organizaciones logran llevar su mensaje de terror a su audiencia. Aquí lamentablemente los terroristas también han resultado ser exitosos, ya que han sabido servirse de la espectacularidad que producen la destrucción y las pérdidas humanas. La efectividad de este objetivo está vinculado al derecho que tiene la prensa a informar y al derecho que tienen los ciudadanos de recibir información veraz y oportuna, además del valor de mercado que tiene este tipo de noticias para los medios.
Si aceptamos como válido que entre los elementos que constituyen el concepto de terrorismo está el de que es un instrumento para lograr un fin político, el cual se consagra como el objetivo estratégico de las organizaciones terroristas, debemos observar el nivel de éxito que tienen. Max Abrahms, en su artículo «¿Por qué el terrorismo no funciona?», analizó el éxito estratégico de 28 organizaciones que se encuentran en la lista de organizaciones terroristas de los Estados Unidos y descubrió que solo el 7% de estas había logrado su objetivo político. También encontró un patrón en las estadísticas que indicaba que este éxito estaba relacionado negativamente con el éxito de los objetivos tácticos de las organizaciones, es decir, que en la medida en que lograban un mayor nivel de destrucción y bajas civiles en sus atentados,
eran menos eficaces en la obtención de sus objetivos políticos.
Terrorismo antioccidental El discurso de las dos organizaciones terroristas más mortíferas del mundo, Boko Haram y el Estado Islámico, contiene elementos de carácter antioccidental, incluso el mismo nombre de «Boko Haram» se ha traducido como «la occidentalización es un pecado». Aunque su discurso es claramente antioccidental, el planteamiento de sus objetivos estratégicos es muchas veces difuso y muy cambiante, lo cual entorpece su éxito. En el caso del Estado Islámico, se pudiera interpretar que ha podido lograr parcialmente su objetivo estratégico, tomando en cuenta que este sería la creación de un califato en la zona de Irak, Siria y el Levante. Con la ocupación y control de 53
una importante zona territorial y de ciudades y poblaciones en su área de influencia, se pudiera decir que esta organización terrorista ha logrado un relativo éxito al alcanzar su objetivo estratégico con la creación de un proto-Estado. En este caso sería importante aclarar que aunque el autoproclamado Estado Islámico está reconocido globalmente como una organización terrorista, es más que esto, y el éxito que ha tenido en su zona de influencia ha estado relacionado con su capacidad militar heredada del antiguo gobierno de Saddam Hussein en Irak y no con el éxito en alcanzar los objetivos tácticos de la organización terrorista. El discurso de los terroristas musulmanes es evidentemente antioccidental, y es a su vez el que logra mayor cobertura internacional de la prensa occidental debido al nivel de internacionalización de sus atentados. Según el Centro Nacional de Contraterrorismo de los Estados Unidos, en el hemisferio occidental la organización terroris54
ta que registra la mayor cantidad de ataques terroristas es las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc) con 480 atentados en 2011, una organización de ideología marxista-leninista, con un discurso revolucionario nacionalista. La forma de combatir el terrorismo, debido a la naturaleza misma del fenómeno, es a través de medidas preventivas que intenten contener el éxito de los objetivos tácticos de estas organizaciones, frustrando los ataques en su fase de planeamiento, pero para esto se debe tomar en cuenta cualquier tipo de amenaza y neutralizarla antes de su posible ejecución. Muchas veces los Estados toman medidas que atentan contra el ejercicio de los derechos humanos en busca de la prevención de los ataques. Como reconoce el «Informe sobre terrorismo y derechos humanos» de la Comisión Interamericana, del 22 de octubre de 2002, estas medidas se dan en detrimento de una gran variedad de derechos fundamen-
tales. Entre los que podrían verse afectados, están los derechos a la privacidad, a la libertad de expresión, a la libertad de asociación y reunión, a la libertad de religión y a profesar una fe. También podríamos observar como los Estados no escatiman medidas que buscan la posible neutralización de la amenaza, no solo limitando el ejercicio de ciertos derechos humanos y aumentando el rango de control y vigilancia del Estado frente a sus ciudadanos. Es importante establecer que los Estados deben abstenerse de limitar el goce de los derechos humanos o de los derechos que no hayan sido suspendidos por motivo de la declaración legítima de un Estado en emergencia. Limitar el ejercicio de los derechos humanos no debe ser parte de las iniciativas para combatir el terrorismo si tomamos en cuenta que estas medidas pueden ser tomadas en tiempos de paz; el Estado es el principal garante de los derechos humanos, y en caso de implementar
medidas antiterroristas en el marco de un conflicto armado, debe, además de respetar el núcleo duro de los derechos humanos, respetar todas las garantías establecidas dentro del régimen de derecho internacional humanitario. Si tomamos en cuenta el discurso, la retórica y la persecución de los objetivos estratégicos, la amenaza del terrorismo fundamentalista islámico es real. Sin embargo, los hechos y los datos que registran el lugar donde se realizan los ataques, su cantidad y quiénes los realizan, el número y los tipos de víctimas, pudieran resultar contradictorios con la percepción de la amenaza que se tiene en Occidente en relación con la ola de terrorismo religioso vinculado al fundamentalismo islámico. Esta percepción de la amenaza tiene dos elementos a tomar en cuenta: por un lado, el alto nivel de eficacia que tienen estos grupos terroristas en lograr su objetivo operacional, vinculado a la cobertura internacional mediática que reciben estos
ataques cuando son perpetrados en Occidente, y por otro, el discurso de estos grupos terroristas, el cual es la expresión retórica del objetivo estratégico de estas organizaciones. Es importante recalcar que la mayoría de los países más azotados por el terrorismo no están en Occidente, y que los actos terroristas que se dan en los países occidentales no están en su gran mayoría vinculados al terrorismo religioso relacionado con el fundamentalismo islámico. Existen varios tipos de terrorismo en la actualidad, pero el terrorismo cuyo discurso es antioccidental es el que tiene su origen en el Medio Oriente, específicamente de manos del fundamentalismo islámico, cuya retórica y objetivo estratégico es eminentemente antioccidental. A pesar de esto, las víctimas de sus objetivos tácticos son, en su vasta mayoría, musulmanes. Por otro lado, tanto los gobiernos occidentales que le han declarado la guerra al terrorismo como los líderes de las organizaciones terroristas
difunden la idea, justificada o no, de que existe un yihadismo antioccidental, logrando con esto el cumplimiento de su objetivo operacional de una manera exitosa. Para determinar si la oleada de terrorismo actual es predominantemente antioccidental, debemos evaluar bajo nuestros criterios propios qué tiene mayor peso, el costo de las vidas humanas occidentales o la retórica del nivel estratégico de estos terroristas, la cual es evidentemente antioccidental. Randolfo Rijo Gómez es teniente coronel piloto del Ejército dominicano. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Ha realizado una Maestría en Regulación Económica y posee una especialización en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Además, es egresado del Instituto Internacional de Derecho Humanitario, en San Remo (Italia). Ha participado en talleres relacionados con el derecho internacional, conflictos armados y terrorismo en Holanda y en Ginebra. 55
Eleazar D. Rodríguez Navarro
Refugiados en Europa: Entre la amenaza y la compasión En este artículo se aborda la figura de los refugiados a través del caso particular del pueblo sirio, que cuenta con millones de desplazados que buscan escapar de la devastación generada por la guerra civil en su país. También se muestra el impacto que generan los desplazamientos masivos en los países de asilo y cómo se desarrolla la dinámica de las relaciones diplomáticas en el continente europeo mientras sus habitantes se debaten entre el rechazo o la ayuda.
Fotos: Efe, fuente externa 56
E
n septiembre de 2015 una imagen conmocionó Internet: la del cuerpo de un niño de tres años, a orillas de una playa, con el rostro hundido en el agua. El nombre del niño era Aylan Kurdi. Se ahogó junto con su hermano (de cinco años), su madre y otra familia siria. La guerra que se inició en 2011 en Siria ha sido una amenaza para sus ciudadanos. Dentro, el conflicto armado aún se sostiene, han surgido distintos grupos bélicos que se enfrentan entre sí y contra el ejército estatal; además, ha potenciado las fuerzas del Estado Islámico y en general ha sido un tema de la agenda internacional en los planos civil y militar. Esto ha hecho que, según acnur, seis millones y medio de sirios se encuentren desplazados dentro del territorio del país y que cuatro millones y medio sean hoy refugiados en países vecinos y vivan en condiciones precarias. Pero entre los millones de desplazados y refugiados no se encuentran quienes mueren y desaparecen, que no forman parte de los registros internacionales.
¿Quién es considerado un refugiado? La figura de refugiado se estableció en la Convención de Refugiados de 1951 de las Naciones Unidas para trabajar con la población europea que se había movilizado por el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Según el documento, un refugiado es una persona que «debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda
o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país» (Organización de las Naciones Unidas, 1951). Esta definición permite la distinción entre la condición de refugio y la migración por intereses económicos, sociales o individuales. La diferencia radica en el temor que tiene una persona de ser perseguida, lo que implica que el Estado al cual pertenece no le brinda una protección que pueda asegurarle su vida e incluso puede que sea su propio gobierno el que genere la amenaza. Es ante tal desprotección estatal y abuso de poder gubernamental que se genera un soporte internacional.
La identidad de refugiado Ser refugiado implica renunciar a la posibilidad de volver al país de origen mientras las condiciones que originaron la solicitud de refugio se mantengan. Un refugiado debe desprenderse de su identidad nacional, de sus costumbres culturales, de su idioma y también de su familia y amistades. Cuando la vida se ve amenazada de forma inminente, una persona no tiene la oportunidad de despedirse de sus seres allegados, ni de empacar para una mudanza, ni de hacer planes de traslado y viaje; por el contrario, las personas salen desesperadas, llevando consigo lo que tengan al alcance en el momento.
Así, la identidad del refugiado se encuentra marcada por la necesidad de protección Una persona tiene el derecho a presentarse ante una instancia gubernamental de otro país (puede ser una comisión de refugiados) o ante una institución internacional (el acnur, por ejemplo) para solicitar refugio, pero debe cumplir los requisitos para ser considerada como persona necesitada de protección internacional y no simplemente como migrante. Tras este trámite, el país puede darle refugio a la persona, aunque también existe la opción de reasentarla en un tercer país. Decisiones de este estilo tienen una gran carga diplomática y, por tanto, dependen de elementos sociales, económicos y políticos a nivel internacional.
Esto hace que los viajes se hagan sin documentos de identidad o sin ningún tipo de visado. Generalmente se realizan de forma ilegal, con alguna red de trata inclusive, que, a fin de cuentas, se encarga de sacar a la persona del país sin responder por su seguridad durante el viaje, probablemente como polizón. Es entonces cuando la protección internacional adquiere relevancia, ya que si los organismos migratorios no identifican a estas personas con necesidad de protección internacional, lo más probable es que sean devueltas al país en el cual su vida corre peligro, o también que la opción que les quede sea prolongar un viaje peligroso. 57
Así, la identidad del refugiado se encuentra marcada por la necesidad de protección. A diferencia de otro tipo de migrante, el refugiado se entrega a las autoridades internacionales en un primer momento, lo que luego implicará un proceso de socialización en el país en el cual vaya a residir. Pero el proceso es distinto si la movilización es de unos pocos individuos o si es masiva, como en el caso de Siria de los últimos años. Cuando la movilización ocurre debido a una guerra, la condición de refugiado puede darse de forma grupal. En los desplazamientos masivos el problema de la identidad ya no es solamente del refugiado, porque este puede estar en contacto con una subcomunidad, con su lenguaje, e incluso con un grupo familiar y de amigos. En estos casos, se crea un conflicto complicado a nivel internacional ya que el país que da cobijo a los refugiados lidia con un crecimiento poblacional para el que no está socioeconómicamente preparado, lo que puede generar rechazos entre sus ciudadanos.
Conflictos en Europa En la última noche de diciembre de 2015 en la ciudad de Colonia (Alemania), se dieron de forma tumultuosa varios casos de abuso sexual y robo. Los perpetradores fueron identificados como hombres de apariencia árabe. Se reportaron casos similares en otras ciudades de Alemania e incluso en Suecia esa misma noche. Entre algunos de los detenidos por el sistema policial se encontraron refugiados sirios. Los medios de comunicación mantuvieron la noticia en silencio durante un tiempo, hasta que la policía de 58
Colonia emitió un comunicado, que generó gran confusión en toda la población. Hay que tener en cuenta que la situación con respecto a las migraciones africanas y árabes en Europa se encuentra afectada por la crítica situación económica, lo que ha abonado el terreno para el fortalecimiento de posturas xenófobas contra las comunidades migrantes. Para hacer más desfavorable el panorama, se ha estigmatizado a las comunidades de refugiados árabes debido a los ataques terroristas que el Estado Islámico ha apoyado en los últimos años en Europa.
les, cada Estado tiene la libertad de decidir cómo actuar, por lo cual el Gobierno alemán puede tomar la medida de expulsión mientras los refugiados no sean extraditados al lugar del conflicto. ¿Cómo podrían ser expulsados de Alemania los refugiados? En este caso, Alemania funciona como un país de reasentamiento, es decir, un destino posterior al lugar en el cual el refugiado solicitó el asilo. Pongamos ahora a Turquía (limítrofe con Siria) como país de procedencia; los centros de refugiados de Turquía han estado funcionando desde 2011 y actualmente cuentan con dos
Otro país que se ha visto afectado por el exceso migratorio es Grecia
Ante los casos de abuso sexual y robo de fin de año de 2015 se plantea la posibilidad de que hayan sido organizados, pero no como parte de una mafia que delinque sino para generar un impacto comunicacional y social. El repudio de la población alemana fue tal que el gobierno de Angela Merkel anunció en enero de 2016 que los refugiados y solicitantes de refugio que estuvieran involucrados en delitos «graves» serían expulsados del país. Primero, según las normas internacionales, los refugiados no pueden ser devueltos a su país mientras el conflicto siga presente; segundo, deberán ser juzgados según las leyes del país que los acoge. De igual forma, más allá del ideal que manejan las organizaciones internaciona-
millones de refugiados. El Gobierno turco ha solicitado a Europa que acelere la aceptación de casos de reasentamiento y, además, le ha pedido apoyo económico ya que, desde que se desató la guerra en Siria, Turquía ha invertido millones de euros en los refugiados. Actualmente, los refugiados sirios no tienen oportunidades laborales ni de inclusión social en Turquía; de hecho, la playa en la cual fue fotografiado el cuerpo de Aylan Kurdi es turca, de donde él y su familia estaban intentando escapar ilegalmente en una embarcación. Porque, a pesar de estar huyendo de la situación deplorable generada por la guerra en Siria, buscaban también salir de la inhóspita posibilidad de acomodo en Turquía.
Grecia, los refugiados y la Unión Europea Otro país que se ha visto afectado por el exceso migratorio es Grecia, que actualmente tiene una situación económica crítica. De hecho, es tan grave que en julio de 2015 el gobierno populista que fue electo en enero del mismo año realizó un referéndum para que el pueblo pudiera decidir si las «medidas de rescate» propuestas por el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional eran aceptadas o rechazadas. El resultado electoral fue un rechazo del 60% de los electores a dichas medidas, pero el resultado políticoeconómico fue la complicación de las negociaciones entre el Gobierno griego y las instancias financieras, a tal punto que el ministro de Finanzas de Grecia terminó renunciando, como modo de protesta, por prever que el acuerdo que se estaba
imponiendo no tomaba en consideración la negativa que había votado el electorado griego. A este panorama se le agrega el hecho de que Grecia e Italia son los dos países por los que más solicitantes de refugio entran a Europa, y entre las medidas que la Unión Europea (ue) ha sugerido para aligerar el peso económico y social que esto implica, una de ellas ha sido el reasentamiento de refugiados en terceros países de la ue. Alemania ha sido uno de los países que mejor ha cumplido con su cuota de traslado de refugiados. Entonces, ¿sería Grecia uno de los países a los cuales se expulse a los refugiados de Alemania, o les tocará a los otros países de la Unión Europea el turno de agilizar la tramitación de solicitudes de reasentamiento? Y aún más, ¿cuál será la medida que tomarán los países que alberguen a los refu-
giados expulsados de Alemania por contar con antecedentes penales? Esta última pregunta es relevante para hablar de otra de las medidas que la Unión Europea ha propuesto a Grecia para lidiar con la masiva llegada de refugiados; esta posible solución es cerrar la entrada. Se plantea crear un muro que impida que los refugiados que llegan a Grecia puedan pasar a Macedonia y de ahí tener acceso al resto de Europa; al mismo tiempo existe la intención de volver más estrictas las revisiones fronterizas dentro de la ue y dar un apoyo económico a Grecia para la subvención de centros de refugiados. Ahora bien, la ruta del desplazamiento masivo que va desde Siria hasta Alemania contempla primero a Turquía y luego a Grecia, pero ninguno de estos dos países cuenta con los medios para lograr la inclusión 59
social ni con la posibilidad económica para establecer políticas públicas que se presenten como una opción duradera para los refugiados. De hecho, ni siquiera Alemania se plantea como una opción duradera para los refugiados. En una de sus alocuciones, la mandataria Angela Merkel abogó por que los refugiados vuelvan a su país cuando termine el conflicto. De este modo, las personas que están huyendo y dejando atrás su identidad, su país y todo lo que les es conocido no tienen asegurado un lugar estable ni siquiera en el país que les da protección. Las condiciones a las que están teniendo acceso son de tránsito restringido, de desempleo, de asistencialismo social y caridad en la mayoría de los casos. Esto tendría dos consecuencias indirectas sobre los refugiados. Primera, que la Unión Europea abogue 60
por el cierre de la migración masiva procedente de Siria y de otros países de Medio Oriente y África, en vez de generar un programa organizado que permitiría una visión inclusiva y no xenófoba respecto de la comunidad refugiada. Y segunda, que este cierre genere mayor desesperación por parte de quienes tienen la esperanza de ser reasentados en un tercer país (como es el caso de los refugiados que se encuentran en Turquía) por vía de la diplomacia internacional, lo que lleva a las personas a viajar en embarcaciones y otros medios que ponen su vida y la de sus familiares en peligro. Así sucedió a finales del mes de enero de 2016, cuando las autoridades de la Oficina Europea de Policía reportaron la desaparición de diez mil niños refugiados después de haber llegado a distintos países del continente. Se desconoce si al-
guna red de trata está implicada en las desapariciones, lo que se sabe es que los menores viajaban sin representantes y quedaron sin la supervisión de las autoridades.
Entre la amenaza y la compasión Cuando llegan a los medios de comunicación casos como el de los diez mil niños desaparecidos que pueden haber sido víctimas de una red de trata, se genera una visión compasiva de la situación que viven las personas solicitantes de refugio, y los principios de los derechos humanos y el bien común pasan a la palestra de la opinión pública. Pero al mismo tiempo siguen existiendo movimientos antimigratorios que se organizan para agredir a refugiados (y extranjeros en general) como medio de protesta ante las decisiones de sus gobiernos de abrir centros de
atención y de albergue. Estos grupos suelen alimentarse de un miedo infundado al terrorismo que se generaliza a toda una comunidad; se nutren también de una xenofobia hacia ciertos grupos migrantes y se aprovechan de la angustia que acarrean las crisis económicas en la población. En torno a la figura del refugiado hay una ambivalencia muy marcada entre tenerlo como una persona que necesita ayuda para recuperarse de los acontecimientos traumáticos vividos o verlo como un desconocido que puede ser un potencial peligro para la nación. Ahora bien, ¿cuál es la amenaza que supone en realidad un refugiado? ¿Por qué encontramos presentes estos prejuicios en el mismo continente donde se generaron los conflictos que llevaron a la necesidad
interculturalidad pueda producir en la propia sociedad. Cabe destacar que el prejuicio no está solamente en quien acoge al refugiado, sino que también está presente en la persona que llega, y que los prejuicios pueden ser valoraciones positivas o negativas. En este sentido, pensar que los refugiados son personas buenas o personas libres de la posibilidad de delinquir es despersonalizar a la persona y encasillarla en una categoría (la de refugiado) que no toma en consideración las experiencias, la cultura y la individualidad del refugiado. Y lo mismo sucede cuando se hace una valoración negativa generalizada, por ejemplo, pensar que un refugiado cometió un delito por pertenecer a una comunidad específica y hacer de esto un argumento político.
Lo que predomina siempre en la construcción de los prejuicios es el desconocimiento del otro de legislar internacionalmente sobre la figura del refugiado? ¿Por qué temerle a la llegada masiva de extranjeros al país? Las reacciones ambivalentes pueden ser una mezcla entre la cicatriz traumática de las guerras pasadas, la inestabilidad del mundo actual, el miedo a guerras futuras y la búsqueda de la construcción de una sociedad solidaria. Lo que predomina siempre en la construcción de los prejuicios es el desconocimiento del otro: no abrirse a interactuar con sus costumbres ni a los cambios que la
Lo que sí es un hecho real es que en Siria la guerra ha dejado ciudades devastadas, ha causado millones de muertos –de forma directa e indirecta– y ha generado el desplazamiento de millones de personas dentro y fuera del territorio sirio. Otro hecho es que la Segunda Guerra Mundial generó estragos similares en Europa y que, como consecuencia del horror, se crearon organizaciones internacionales para que velaran por las personas que no habían cometido actos de genocidio ni participado
activamente de la violencia armada, para que pudieran contar con los beneficios que implica ser acogidos por un Estado, buscando evitar que hubiera apátridas dejados a la intemperie. Cuando hay que lidiar con personas no se puede dejar de lado que el hecho de ser víctima de terrorismo de Estado no exime a nadie de ser machista o de delinquir; la cuestión está en si el sistema judicial es proporcional y en cuáles serán las consecuencias políticas y económicas que un acontecimiento específico tendrá sobre toda una comunidad. Y, diciéndolo de otro modo, ¿no debería ser el sistema judicial y penitenciario una instancia más de inclusión social? La apertura a migraciones masivas requiere de organización, de inversión monetaria, de programas educativos (tanto para enseñar el idioma como para generar intercambios culturales) y de tiempo. Hay que tener en cuenta que aceptar e integrar a una comunidad nueva en un país implica cambios sustanciales en toda la sociedad, y estar dispuestos a que incluso la identidad nacional sea alterada. Eleazar D. Rodríguez Navarro es un psicólogo venezolano. Trabajó en una organización internacional que se especializa en la atención psicosocial a refugiados en proceso de asentamiento. Cursó la Maestría en Psicología Social Comunitaria en la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Durante su estancia en ese país trabajó como docente en el Bachillerato Popular Independencia, aplicando una pedagogía crítica e inclusiva. Su ponencia «Hegemonía: Regulación del cuerpo y del deseo» fue publicada en el I Congreso de Teoría Social Latinoamericana. 61
Luis Beiro Álvarez
Los primeros años del cineasta Oscar Torres Este artículo, que explora parte de la vida y de la obra del revolucionario director de cine dominicano Oscar Torres, saca a la luz algunos datos inéditos que lo presentan como un intelectual comprometido con su país y su tiempo. También se describe y ambienta su paso por Roma, donde estudió cine, y su residencia en Puerto Rico, donde realizó sus primeros filmes y se convirtió en el precursor del docudrama en el Caribe hispánico. Es la primera parte de una investigación sobre la figura y obra de este gran cineasta dominicano.
Fotos: Propiedad familia De Soto y Marisell Flores-Patton 62
O
scar Torres de Soto fue el primer cineasta dominicano en burlar con su arte la censura internacional de la dictadura trujillista. Sus películas arrancaron la mordaza impuesta por el régimen a las obras creadas por dominicanos. Como en su tiempo era imposible producir y exhibir dentro del país películas contrarias al oficialismo, salió al mundo a realizarlas. Su obra mayor, lejos de los estrechos marcos insulares, fue apreciada por centenares de miles de personas. Por primera vez, un director dominicano era conocido y aplaudido como profesional. Y también fue el primero en recibir galardones en importantes certámenes europeos. La internacionalización del cine hecho por un director dominicano se escribe en dos momentos: antes y después de Oscar Torres. No hay espacio para otros significados ni para enmiendas a su plana. Desde que se encendieron las luces del cinematógrafo en Puerto Plata «un buen día de agosto de 1900» (según refiere José Luis Sáez en su libro Historia de un sueño importado, p. 10) hasta el estreno en Puerto Rico de Nenén de la Ruta Mora, las propuestas del cine dominicano (documentales, cortometrajes y largometrajes, tanto silentes como sonoros) no sintieron el vaivén de los mares. Su carrera en la dirección de docudramas innovadores para el cine nacional continuó de manera acelerada entre 1955 y 1961, año este en que obtiene su apabullante éxito mundial con Realengo 18. En ese período, según la información reunida, ningún otro cineasta dominicano alcanzó su altura internacional, ni dejó como legado un conjunto de obras respetadas, respetables y preservadas como material memorable en otros países.
Nacimiento y primeros años Hijo de Antonio Torres Reyes (contador público nacido en San Sebastián, Puerto Rico) y Marieta de Soto Martínez (bibliotecaria y archivista, oriunda de San Pedro de Macorís, República Dominicana), Oscar Antonio Torres de Soto nació en el Hospital Provincial Pedro A. Pérez de la ciudad de Guantánamo, en el Oriente de Cuba, el 5 de noviembre 1931.1 Años atrás, su padre había sido contratado por los dueños de un ingenio local para llevar la contabilidad y la teneduría de
libros, por lo que el matrimonio se estableció en aquella región cubana por varios años. Según escribió el propio Oscar al pie de una foto de su álbum familiar, su improvisado hogar fue en la comunidad de Pueblo Nuevo, muy cercana al ingenio donde su padre laboraba. En algunos pies de foto, Oscar Torres refería su infancia cubana con la ingenuidad propia de un niño, siempre con ingeniosos contrastes, chistes, referencias a su familia y a las circunstancias históricas del país que accidentalmente lo vio nacer. En sus primeros años guantanameros tuvo, junto con sus juguetes, el cariño y los cuidados de los padres y vecinos. Desde pequeño, se vislumbró su carácter extrovertido, con facilidad para hacer amigos y compartir con ellos juegos y actividades adecuadas para su edad. Fue un niño deseado familiarmente que gustaba de las travesuras propias de una imaginación precoz. En los pies de foto del referido álbum, Oscar se burlaba de sí mismo y mostraba un envidiable sentido del humor al incluir anécdotas relativas a otros personajes y chispazos sarcásticos para identificar reuniones y estampas familiares de sus primeros años cubanos. En el año 1937, cuando contaba seis años de edad, el contrato de don Antonio con los ingenios cubanos venció y, por esa causa, sucedió el traslado de su familia a Santo Domingo de manera definitiva.
Santo Domingo En la capital dominicana, Oscar Torres creció, estudió y forjó su personalidad con luz propia. Fue un lector voraz y desde su primera juventud se vinculó a la resistencia antitrujillista, primero como simpatizante y luego como dirigente activo de una célula. Su educación básica la realizó en el Colegio Santa Teresita, mientras que la enseñanza media la recibió en la Escuela Normal Presidente Trujillo, ubicada detrás del play de La Normal (hoy llamada Juan Pablo Duarte). En el curso escolar 1947-1948 ingresó a la Universidad de Santo Domingo (hoy uasd) a estudiar la carrera de Derecho y en esa etapa se vinculó a la lucha revolucionaria. En Antinostalgia de una era, uno de sus grandes amigos, Virgilio Díaz Grullón, lo describe de esta forma: «Otro de los compañeros de la Juventud 63
Democrática ya fallecido fue Oscar Torres de Soto. Siendo prácticamente un niño, visitaba frecuentemente la casa de sus parientes, los hermanos Martínez Bonilla, donde teníamos nuestro “cuartel general”.2 Aunque en aquel entonces Oscar no tuvo una participación activa dentro de la Juventud Democrática, con el tiempo llegó a desempeñar un papel de vital importancia en la etapa clandestina que se desarrolló a partir de la ilegalización de dicha organización. En esa época, dirigió el periódico Grito y lideró gran parte de las labores de concientización política y capacitación en las que se concentraron sus labores a partir de 1947». Su compañero de célula clandestina, Víctor Manuel Tavárez Cabral (conocido cariñosamente como Vituco), ofrece un testimonio revelador que define la personalidad del joven Oscar cuando solo contaba 17 años de edad: «Lo conocí a través de los amigos de la clandestinidad. Oscar estaba estudiando Derecho en la Universidad de Santo Domingo (hoy uasd), carrera que abandonó en el tercer año, creo que con notas brillantes. Para entonces, él ya había viajado por el mundo porque su familia le procuraba recursos para esos fines. Nuestro trabajo en la clandestinidad era más bien de educación, reclutando gente, dando a leer libros importantes que teníamos en nuestra biblioteca. Imprimíamos muchas publicaciones y folletos de contenido social. Oscar trabajaba sin descanso. Escribía el periódico, tipiaba los libros, y una vez listos los materiales, los imprimía en una pequeña imprenta en el barrio de Santa Bárbara. Una vez impresos, se distribuían, sobre todo entre los estudiantes universitarios». Su coraje era inmenso. Según refiere el novelista dominicano Edwin Disla en su novela Manolo, Oscar fue quien reclutó para la Juventud Revolucionaria a Manolo Tavárez Justo y le entregó el primer ejemplar del Manifiesto comunista que Manolo leyó. Tavárez Cabral también relata las circunstancias en que Oscar le regaló un álbum con 24 discos del coro del Ejército Rojo que incluían, entre otros temas, el Himno de la Interna-
cional Socialista, afirmando que no sabe cómo lo pasó por la aduana de Santo Domingo, corriendo el riesgo de encarcelamiento y tortura de ser descubierto con semejante material. Lamentablemente, esos discos se extraviaron o se destruyeron en una de las tantas mudanzas del testimoniante. En 1947-1948, Trujillo simuló una apertura democrática y permitió que los grupos opositores se reunieran a la luz pública, debido a la presión a que fue sometido su régimen por parte de varios gobiernos en el ámbito internacional. Pero, en realidad, aquella medida era solamente un ardid para conocer la identidad de sus enemigos, sus estructuras conspirativas y la magnitud del daño que pudieran hacer a su desgobierno. Fue en esa época cuando se difundieron algunos movimientos izquierdistas. Esto facilitó las condiciones para que, en 1949, con solo 18 años de edad, Oscar quedara al frente de la célula Juventud Democrática. Todavía no era un perseguido político ni estaba fichado por los organismos de inteligencia. Su labor conspirativa se disfrazaba de múltiples maneras debido a su temprana formación
Oscar Torres de Soto fue el primer cineasta dominicano en burlar con su arte la censura internacional de la dictadura trujillista
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intelectual. El primero de sus escritos en el periódico El Caribe, titulado «Un genio se equivoca», data del 17 de junio de 1948 y se incluye en la sección que mantenía doña María Ugarte bajo el título de «Colaboración escolar».3 Su presencia en los encuentros y tertulias culturales de su tiempo, sobre todo, en las celebradas en el Hotel Comercial de la calle El Conde, era casi referencial. A esas reuniones asistían jóvenes como él, muchos cercanos al mundo cultural junto a otros que ya habían adquirido cierto nivel profesional, como el violinista Jacinto Gimbernard.
Oscar Torres junto a Italo Calvino, Gabriel García Márquez y Julio García Espinosa, entre otros
En 1951 abandona definitivamente sus estudios de derecho porque su forma de concebir la justicia no se correspondía con la realidad del país en aquel momento. En marzo de ese año se convierte en el primer crítico moderno de cine en nuestro país, con su columna «Fábrica de sueños», la cual aparecía dos veces por semana y a veces tres, además de sus ya habituales trabajos especializados de crítica musical, teatro y artes visuales que venía publicando en ese mismo matutino desde 1948.4 Esa presencia literaria se ve interrumpida a finales de agosto. Pocas semanas después, viaja a Roma a realizar estudios de dirección de cine en la escuela más importante de Europa en aquel entonces. El hecho de ausentarse del país, además de permitirle cumplir su gran deseo de formarse como profesional en una escuela altamente reconocida a nivel mundial, pudo haber sido una nueva fachada para impedir que la tiranía trujillista lo apresara por sus acciones conspirativas. En septiembre de ese mismo año aparece publicada en el periódico El Caribe una crónica suya remitida como despacho de prensa desde el trasatlántico italiano Vulcania, que cubría la ruta de Nueva York a Roma, con escala en Portugal,
donde confirmaba su dominicanidad en el párrafo final: «Sin fatigarme aún, quise continuar viendo buen cine a bordo de este trasatlántico italiano, pero aquí se empeñan en seguir brindándonos más mostrencos de Hollywood en fin, qué se le va a hacer? Solo esperar la llegada a Italia Y ya esta se acerca (el tiempo transcurre lenta y deliciosamente aquí). Mañana llegamos a Lisboa y el resto de la travesía es cosa de un minuto. Todavía oliendo a tierra dominicana y me comienza a asaltar la nostalgia, ese es el precio».
Italia Oscar Torres arriba a la capital italiana en septiembre de 1951, cuando aún no había cumplido los veinte años de edad. Lleva en su equipaje una carta de recomendación dirigida a Emilio Rodríguez Demorizi, quien en aquel entonces hacía las funciones de embajador de la República Dominicana en Roma, en la que se le pedía interceder por Oscar y recomendarlo al Centro Experimental de Cinematografía. Ante tal prestigiosa recomendación, las autoridades académicas citan al joven aspirante para realizarle las correspondientes pruebas de admisión. Tras cumplir los requerimientos, es admitido para estudiar la especialidad de Dirección de Cine. 65
Oscar Torres sobre un afiche del Partido Comunista Italiano, en Roma
Por aquellos años, el Centro Experimental de Cinematografía de Roma, fundado por Mussolini en noviembre de 1935, era una de las mejores escuelas de cine a nivel mundial. Y fue, según la prensa nacional, «el primer dominicano que, inclinado a los estudios técnicos del cine, daba satisfacción a sus aspiraciones, ingresando en un centro de tanto renombre como el Cine-Cittá de Roma». Tuvo como profesores de práctica de cine a maestros del neorrealismo italiano como Victorio de Sica y Carlo Lizani. En 1953, y antes de su partida de Roma, Lizzani lo llevó como asistente a la filmación de su famosa película Crónica de los pobres amantes (1954), adaptación de una novela de Vasco Pratolini que tiene como telón de fondo el auge del fascismo en la Florencia de 1925. Con De Sica hizo prácticas de cine durante el rodaje del film Estación Termini, en el mismo año 1953. Algunos de sus compañeros de estudios eran jóvenes latinoamericanos como Fernando Birri, Jorge Alí Triana, Gabriel García Márquez, Néstor Almendros, Tomás Gutiérrez Alea y Julio García Espinosa, entre otros. También figuraba entre ellos quien sería una figura cimera de la narrativa italiana del siglo xx: Italo Calvino. Oscar estaba convencido de su necesidad de regresar al Caribe y aplicar aquí todo lo que había aprendido en Italia. 66
Breve retorno a la patria Al salir de Roma, en algún momento de 1953, regresa a Santo Domingo, donde saluda a sus familiares y se reúne con sus compañeros de célula. Según testimonio de Tirso Mejía Ricart: «Por su madre Marietta supe que Oscar estuvo preso bajo el régimen de Trujillo hacia el 1954. No sé si fue torturado o no, ni cuánto tiempo permaneció en prisión. Solo tengo la referencia de que una vez puesto en libertad, se marchó a Puerto Rico, país de donde era originario su padre». Sobre esta posibilidad, apunta Virgilio Díaz Grullón en Antinostalgia de una Era: «En el curso de esos estudios viajó a Checoeslovaquia para participar en un congreso de jóvenes socialistas y esto le cerró las puertas del retorno a su patria porque los servicios de seguridad dominicanos detectaron esa participación».
Puerto Rico y sus primeros filmes El Oscar Torres que llega a Puerto Rico a finales de 1954 ya sabía usar la cámara y adaptar las técnicas de vanguardia para llevarlas a la gran pantalla, combinándolas con un sobresaliente nivel de creatividad. Trajo consigo ese aire vanguardista respirado en Roma para inyectarlo en proyectos culturales no destinados al simple entretenimiento. Regresó al trópico y de inmediato se insertó, con carácter de precursor, a la naciente producción independiente.
Oscar Torres durante la filmación de Nenén de la Ruta Mora, en Puerto Rico
Pasó algún tiempo vagando en busca de trabajo. Se integró al equipo de fotorreporteros de los periódicos El imparcial y El Diario de San Juan. Ese oficio lo vincula de alguna forma a las jóvenes figuras de los movimientos de izquierda. Esto, unido a su formación socialista y a sus conocimientos de cine, lo acercan al movimiento intelectual de la época. El 30 de junio de 1955, recibe una carta del secretario de Educación, Mariano Villaronga, donde se le comunica que a partir del primero de julio de ese año, y por un período indeterminado, ha sido admitido provisionalmente como estudiante de cinematografía (y en espera de la aprobación de su plaza como director de cine) en la División de Educación de la Comunidad adscrita al Departamento de Educación, con un salario anual de 2,700 dólares. La nueva plaza le exigía la encomienda de escribir guiones inspirados en los principios que crearon la DivEdCo y dirigirlos para el cine. Al siguiente año, 1954, se estrenan los primeros filmes educativos de esa entidad. En el libro Negociaciones culturales: Los intelectuales y el proyecto pedagógico del estado muñocista, de Catherine Marsh Kennerley, se lee: «Sobresale en esta línea la película a color Nenén de la Ruta Mora del recién iniciado director y guionista Oscar Torres. En esta primera película, Torres aborda la fiesta de Santiago, Apóstol de Loíza desde la perspectiva del personaje infantil, Nenén,
y su juego con un vejigante. La cultura negra puertorriqueña entra en escena: la bomba, la plena y el carnaval “es para blancos, negros y mulatos”, indica la narración de la película». Disfraces y campesinos enmascarados (bailando, cantando y sacando ritmos autóctonos al cuero del tambor) presentan un espectáculo singular donde la música afro se combina con la bomba y el merengue. Una factura elegante, encabezada por una cámara atenta al pulso de la gente que viene y va dentro del contexto festivo, sirve para captar en unos minutos la espiritualidad de la gente sencilla que se divierte y eleva sus plegarias, externando emociones singulares. El niño Nenén es el elemento que enlaza la historia con la realidad; el descubridor de aquel tesoro que el mundo desconoce porque su verdadera función es rastrear la elegancia de una comunidad que sabe expresar sus auténticos valores. Pocas veces el cine trató en forma de relato, combinando la voz de un narrador en off con los diálogos de algunos protagonistas, la alegría pueblerina a través de su culto folclórico mayor. Nenén de la Ruta Mora,5 además de un documento cinematográfico precursor, refleja el hondo sentir del ser humano y la expresión más legítima de su cultura. Esta película, además, tiene la importancia de ser la que inaugura la llamada «modalidad» del docudrama en el Caribe hispánico, técnica que Oscar Torres aprendió en sus estudios 67
romanos y en la cual desarrolló todo su cine posterior, tanto en Puerto Rico como en Cuba. Después vinieron, casi de forma consecutiva, otras cintas como El yugo, Olas y arenas, Qué opina la mujer y Caminos del cooperativismo. Entre 1954 y 1958, Oscar Torres escribió y presentó varios guiones que no llegaron a filmarse y que se conservan en el Archivo General de Puerto Rico, tales como Los inconformes, Madre de todas las tierras: Quisqueya (s.f.), Río Grande de Loíza (1958), Strokes (apuntes de libreto, s.f.), Una producción fílmica (s.f.) y Violación (s.f.). En su segundo docudrama, El yugo,6 la denuncia social florece entre una cámara atenta a los contoneos costeros y un grupo de pueblerinos convertidos en actores gracias a la magia del cine. Como neorrealista, Torres despliega un trabajo excepcional en la dirección de actores no profesionales y en el manejo de la fotografía, esta vez auxiliado por Benji Doniger, con un esmerado esfuerzo en trascender las vistas panorámicas y los primeros planos como espacios de vanguardia. El guion es tan naturalista que a veces hace olvidar que se está frente a un relato cinematográfico que intenta fundir lo imaginario con lo real, como una mezcla de sueños e ideales extraídos del alma de aquellos pescadores que no permiten que los intermediarios se enriquezcan con el producto de su trabajo. La organización comunitaria, los métodos de lucha contra los poderosos y la puesta en práctica del emprendurismo son los elementos éticos más sobresalientes en ese guion que Oscar Torres logra trasmitir a través de imágenes no convencionales que denotan su maestría. Tal vez sea, después de Realengo 18, la película suya que más influye en el desarrollo del cine caribeño. Olas y arenas7 es un breve homenaje, realizado con hondura, belleza y elegancia, a la compositora boricua Sylvia Rexach, que fue una notable y culta mujer cuya obra inspiró a más de una generación de escritores boricuas. Poesía, música y fotografía se esmeran en presentar al espectador el alma de un personaje a partir de sus sentimientos y reflexiones íntimas. El guion propone
una mirada excelsa, depurada, movida entre los vaivenes de un trópico radiante de cotidianidad y los primeros planos de un personaje que encontró en ese entorno un motivo para apartar la vida de los enfoques tradicionales. Es un chispazo perfecto. Un homenaje a un ser humano intachable. Pero también es un homenaje a la mujer, a Puerto Rico, a la poesía y una manera de hacer cine rompiendo todos los esquemas comerciales impuestos en el mercado. El guion es de René Marqués y la música corre a cargo de la guitarra de Tuti Umpierre.
Tuvo como profesores de práctica de cine a maestros del neorrealismo italiano como Victorio de Sica y Carlo Lizani
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Caminos del cooperativismo,8 filmado en blanco y negro, se realiza a partir de un reportaje a la Administración de Fomento Cooperativo y la Liga de Cooperativas de Puerto Rico. Con fotografía de Luis A. Maisonet, sonido de Héctor Moll y dirección de Marcos Betancourt. Oscar Torres concibió el guion a partir del discurso de un narrador omnisciente que, al estilo de una fábula, relata tres historias de dos hombres y una mujer esclavizados por los bajos salarios, los prestamistas y las pésimas condiciones de vida que por estas causas mantienen. Las historias se unifican cuando los protagonistas se integran al cooperativismo y de esa forma no solo salen de la miseria, sino que saldan sus deudas y mejoran su calidad de vida. El filme Qué opina la mujer,9 con guion de René Marqués, fue dirigido por Torres a partir de una concepción cultural inspirada en sus conocimientos sobre el arte universal. Está dedicado a exaltar la figura femenina a partir del empleo de dibujos sobre la evolución del amor y la conquista masculina, para después cerrar el ciclo de esta presentación con la dependencia y esclavitud de la mujer.
Detalle del afiche de Nenén de la Ruta Mora
El argumento sustenta que tanto hombres como mujeres pueden ser buenos amigos y magníficos camaradas, aunque en la vida real ocurre lo contrario porque en la cultura machista el sitio de la mujer está «entre el fogón y los barracones». Tres féminas emblemáticas en la historia de Puerto Rico de aquellos años –Inés Mendoza de Muñoz Marín, Margot Arce de Vásquez y Rebeca Colbert– demuestran el inmenso valor de la mujer en la vida puertorriqueña en esferas tan disímiles como el hogar, el deporte, la medicina y la educación. El narrador en off ( José A. Torres Martinó), al final de la historia, concluye con el siguiente parlamento: «Nuestra madres, nuestras maestras hoy en todas las profesiones de Puerto Rico hay verdaderos valores femeninos. Nuestra generación y las posteriores se sentirán orgullosas de ellas». Ya para esa fecha, Torres había sido ascendido a editor de películas. Si bien la División de Educación de la Comunidad exigía a sus integrantes la realización de cortometrajes con fines educativos que tenían
como finalidad cambiar las actitudes patriarcales de la sociedad puertorriqueña de ese período –empleando como actores a parroquianos comunitarios, con guiones basados en historias reales, para que así pudiesen identificarse más con el proyecto–, el cine de Oscar Torres dentro de esa institución rompió los esquemas trazados. La fotografía (Nenén de la Ruta Mora, El yugo), la lírica, la banda sonora y el empleo de técnicas de vanguardia para su época (Olas y arenas) le otorgaron un carácter de vanguardia al cine de ese entonces, lo que también incidió en muchos de los realizadores nucleados en aquel extraordinario proyecto de creatividad. Ese fue su aporte, y su grandeza. Y eso no era otra cosa que su línea de trabajo dentro de la modalidad del docudrama. Luis Beiro Álvarez se licenció en Derecho en la Universidad de La Habana (1975). Fue miembro de la Unión de Periodistas de Cuba y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, donde trabajó como especialista en
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eventos internacionales y publicaciones. Ha publicado varios libros de poesía, periodismo e investigaciones literarias. Su primera novela, La carnada en el anzuelo (1998, 2002), fue celebrada por la crítica. Ha publicado otras novelas: Luyanó (2009) y Los elegidos de Miranda (2013). Actualmente es editor cultural del periódico Listín Diario.
Notas 1
Este dato aparece registrado, de puño y letra de Oscar Torres, en el documento de Solicitud de Plazas para Nombramiento Directo del Departamento de Instrucción del Gobierno de Puerto Rico, con fecha 20 de abril de 1954. Es la única prueba hallada hasta la fecha sobre la constancia de su nacimiento, junto al testimonio de su tío Nelson de Soto Martínez. En 1931, la ciudad de Guantánamo pertenecía a la provincia cubana de Oriente. Al instaurarse en Cuba la nueva división político-administrativa en 1976, esa provincia se desintegró y se multiplicó en cinco: Santiago de Cuba, Granma, Las Tunas, Holguín y Guantánamo. En julio de 2015 se revisaron las actas de nacimiento de la nueva provincia de Guantánamo y en dicha búsqueda no apareció la de Oscar Torres. Algunas personas suponen que, en la nueva división, los registros de nacimiento correspondientes a los años 30 pasaron a otras jurisdicciones de las nuevas provincias orientales. 2 «Cuartel general» se refería al lugar que servía de punto de encuentro y reunión para las actividades conspirativas contra el régimen de Rafael Leónidas Trujillo. 3 «De una inquieta madurez intelectual, Oscar Antonio Torres busca en la lectura constante la satisfacción a su deseo de aprender. Mas siempre de las páginas de un libro surge la necesidad de leer otro; de los principios expuestos por un autor se desprende la curiosidad de conocer las opiniones de uno más. Y así va, en continuo peregrinar, de Dostoiewsky a Neruda; de Zola a García Lorca; de Cervantes a Ingenieros, sin detenerse nunca, sin saciarse jamás... Pese a su juventud, tiene 16 años, ha sabido fundir en molde propio, muy personal, la cultura adquirida y apenas los modelos marcan sus huellas en la producción original. Emprendedor y un poco visionario, elabora proyectos y planea trabajos. La música ocupa sus ratos de ocio, cuando los estudios dejan paso a sus distracciones. Acaba de terminar el cuarto curso teórico de la escuela “Presidente Trujillo” y se propone iniciar en breve los estudios de Derecho».
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Este testimonio de Virgilio Díaz Grullón rectifica una afirmación de José Luis Sáez en su libro Historia de un sueño importado (Díaz Grullón, ob. cit., p. 64) a la hora de citar a las figuras que a finales de los años cuarenta ejercían la crítica de cine. Para Sáez, los tres críticos de cine más importantes del país en ese tiempo fueron, por ese orden, Manuel Valdeperes, José Manuel García Rodríguez y Oscar Torres (Sáez, ob. cit., p. 152). En una investigación realizada en el periódico El Caribe, entre 1948 y agosto de 1951, no apareció ninguna crítica de cine calzada con las firmas de Valdeperes y García Rodríguez. En esos años, Valdeperes se desempeñaba como redactor del periódico La Nación y autor de la columna «Pre-estrenos» de ese mismo diario (Sáez, p. 152). Y Torres comenzó a escribir su columna «Fábrica de sueños» en dicho diario el 9 de marzo de 1951, y se mantuvo en tal condición hasta el 25 de agosto de ese mismo año. 5 Nenén de la Ruta Mora (Docudrama. Color. 24 minutos. Puerto Rico. 1955. Reparto: Myrna Casas y vecinos de Loíza Aldea). Es la historia de un niño (Nenén) habitante de una comunidad de humildes pescadores que un día se encuentra con el enigmático Cumbé, un diablo cojuelo rey de los cocolos que lo lleva a la fiesta de Santiago Apóstol de Loíza Aldea. Allí el menor descubrirá los bailes y cantos que reflejan la identidad y el sincretismo cultural de la región. 6 El yugo. Ficha técnica: País: Puerto Rico. Año: 1959. Duración: 42 minutos. B/N. Director: Oscar Torres. Guion: Pedro Juan Soto. Edición: Luciano Cavalieri. Foto: Benji Doniger. Sonido: Héctor Moll. Reparto: Héctor Pagán, María J. Correa, Israel Martínez, Isaac Alvina y otros vecinos del barrio Las Cabezas de Fajardo, de Puerto Rico. Música original de Héctor Campos Parsi, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, y motivos de danza a cargo de la Rondalla de Héctor Graciani. Sinopsis: Un grupo de humildes pescadores organiza su propia cooperativa para evitar que los intermediarios se enriquezcan con el resultado de su trabajo. 7 Olas y arenas (Dirección y guion: Oscar Torres. Género: Documental. Color. 7 minutos. 1956. DivEdCo. Puerto Rico). 8 Caminos del cooperativismo (Dirección y guion: Oscar Torres. Género: Docudrama. 20 minutos. 1958. DivEdCo. Puerto Rico. B/N.). 9 Qué opina la mujer (Dirección: Oscar Torres. Guion: René Marqués. Género: Docudrama. 17 min. B/N. 1959).
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Basilio Belliard
Recepción crítica de Julia Álvarez y Junot Díaz en la República Dominicana En el siguiente artículo se aborda la recepción que en la República Dominicana han tenido los escritores Junot Díaz y Julia Álvarez y la repercusión que han suscitado los temas tratados en sus ficciones narrativas. De igual modo, el conflicto que plantean sus identidades como autores de la diáspora dominicana de los Estados Unidos, al escribir y publicar sus obras en inglés, a pesar de ser escritores de origen dominicano y cuyas obras tienen como temática su patria, su tierra nativa, su infancia y el pasado de sus ancestros.
Fotos: Efe, Google, fuente externa 72
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a primera vez que oí el nombre de Julia Álvarez fue al Dr. Jesús Barquet, quien luego sería mi profesor y ahora mi anfitrión –y que ha hecho posible que regrese como el hijo pródigo a estas tierras de Nuevo México–. Sería por el año 1995. Recuerdo que me mostró el programa de lectura del Máster en Literatura Hispanoamericana de New Mexico State University, donde figuraba la novela De cómo las chicas García perdieron su acento. Barquet me mostró su admiración por esta novela que, para mí, era inexistente, como también lo era su autora. Para ese entonces, Julia Álvarez era prácticamente una desconocida en tierra dominicana, de donde partió a los diez años, aunque había nacido en Nueva York. De modo que, aunque creció en la República Dominicana, aprendió desde muy chica a hablar y escribir en inglés, por lo que su primera obra la escribió en la lengua de Shakesperare, como también en ella ha escrito toda su producción literaria hasta hoy.
«La patria es la lengua», ya lo han dicho muchos, entre ellos Unamuno El conflicto que presenta su recepción y, en especial, el reconocimiento de su tierra es, desde luego, ambiguo y contradictorio, pues los dominicanos no la reconocen como autora dominicana porque no escribe en español, a pesar de que trata temas dominicanos y vinculados a su infancia. Lo mismo acontece con Junot Díaz, quien también escribe en inglés, pese a que aprendió a hablar en español, aunque no a escribir. Tanto Álvarez como Díaz se propusieron aprender a hablar en español, pero no se sienten con la competencia de escribir en esta lengua. Solo son capaces de comunicarse en ella. Ambos hablan un español con acento. Julia Álvarez lo habla con marcado énfasis cibaeño, es decir, con vocalizaciones, giros y tonos de la región norte del país, en tanto que Díaz habla un español que aprendió
en los barrios de Nueva York, escuchando a los «dominican york» del Alto Manhattan, en esos guetos donde creció y en los que aprendió y captó el humor, el desenfado y el doble sentido de muchas de las expresiones que usa en sus obras. Así pues, podría decirse que ambos son autores dominicanos de expresión inglesa. Si una obra pertenece por derecho propio a una nacionalidad, de acuerdo a su tema, habría que afirmar que una de las mejores novelas sobre el dictador Trujillo y su régimen sería La fiesta del Chivo, del premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, a pesar de que sobre esta temática se han escrito decenas de novelas en la isla. Si tanto Junot Díaz como Julia Álvarez escriben en inglés, pese a que aprendieron después de adultos el español, siempre han tratado el tema dominicano y su drama inmigratorio en sus obras, y, cuando no, hacen un «viaje a la semilla» de su infancia dominicana. En Junot Díaz, en el barrio de Villa Juana, de donde salió con cinco años, y en Julia Álvarez, en Salcedo, provincia del Cibao, de donde eran oriundas las hermanas Mirabal, de cuyo drama partió para escribir su novela En el tiempo de las mariposas, que fue llevada al cine exitosamente. La recepción en nuestro país de las laureadas obras de Junot Díaz y de Julia Álvarez –editadas en español por el sello Alfaguara– tiene sus aristas. Para la mayoría de los dominicanos, y en especial para los críticos literarios y profesores de literatura, ellos no son autores dominicanos. Lo dicen bajo la premisa de que no escriben en español sino en inglés. De ser así –estimo–, Nabokov y Samuel Beckett no debieron seguir siendo autores de sus patrias de origen, sino de sus patrias de adopción, pues Nabokov era ruso y aprendió a hablar y a escribir en inglés, y Beckett era irlandés y aprendió a hablar y a escribir en francés, y ambos autores continuaron siendo reconocidos como autores de sus patrias de origen. Lo mismo podría decirse de Kafka, que era checo, pero escribió en alemán, cuando debió escribir en yidis. «La patria es la lengua», ya lo han dicho muchos, entre ellos Unamuno. Pero también la patria es una opción, 73
una actitud de vida y, aun, un destino porque la patria nativa es un sentimiento, un estado de ser. Si tanto Julia Álvarez como Junot Díaz dicen que son dominicanos (y así lo hacen constar en sus libros, en la nota biográfica de la solapa), entonces son dominicanos, aunque escriban en inglés. Además, sus temas son dominicanos y sienten como dominicanos, aunque quizás no piensen en español al escribir, pero sienten y aman la tierra de sus padres y de sus ancestros. Este drama existencial que viven estos autores los coloca en un limbo jurídico y lingüístico, aunque no vital. Sus memorias están marcadas por la historia de su patria, por la tierra de sus padres. Si la patria de un escritor es la lengua en que escribe –como siempre se dice–, entonces Junot Díaz y Julia Álvarez no son autores dominicanos ni tampoco hispanos, pues escriben en inglés, la lengua de su patria de adopción y crecimiento, de su formación académica y profesional. No hay duda de que este laberinto lingüístico-cultural genera en todo escritor inmigrante – exiliado o autoexiliado, diaspórico o exilarca– un desarraigo existencial que transforma su espíritu, su sentimiento y su visión del pasado y del futuro, es decir, su concepción temporal de la historia. Un escritor, en efecto, no tiene una patria en sí. Su identidad se diluye en su lengua de expresión, en la que escribe y expresa su visión del mundo y de la vida, de la sociedad y de las cosas, vale decir, sus ansias, miedos, temores, iras, pasiones, amores y deseos. En síntesis, el escritor existe en una lengua-cultura determinada Julia Álvarez se fue a vivir a Estados Unidos a los diez años y solo escribe en inglés, aunque conserva sus raíces culturales, que reivindica, hasta el punto de que, en los últimos tiempos, se pasa la mitad del año en Estados Unidos y la otra mitad –con su esposo norteamericano– en una finca en Manabao, un campo de Jarabacoa, cultivando café orgánico. De ahí que nunca se ha despegado de su pasado, a pesar de que siempre ha escrito sus libros en inglés. En una ocasión, Aída Cartagena Portalatín, una gran narradora y poetisa dominicana, le dijo: «Resulta absolutamente in-
creíble que una dominicana se ponga a escribir en inglés; vuelve a tu lengua. Tú eres dominicana». Julia Álvarez, mucho tiempo después, le respondió a Aída Cartagena en una carta de esta manera: «Yo no soy una novelista dominicana, ni siquiera una dominicana en el sentido tradicional del término [...] Yo narraría historias diferentes, escribiría poemas que tendrían un ritmo diferente si yo viviera allá, si enjugara allá mis lágrimas, y si estallara allá mi risa [...] tiene usted razón, Doña Aída, tampoco soy norteamericana. No escucho los mismos ritmos en el inglés que aquellos que lo tienen como lengua materna. A veces, en el inglés lo que oigo es el español y viceversa. Es por eso que me defino a mí misma como una escritora a la vez dominicana y estadounidense».1
Lo dicen bajo la premisa de que no escriben en español sino en inglés
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Como se ve, nuestra novelista se siente dominicana, no americana, pero no escribe igual que los dominicanos porque no vive en la República Dominicana desde la adolescencia. Sin embargo, admite que tampoco puede escribir en inglés, como lo haría una persona cuya lengua materna es esa. Reconoce que cuando escribe en inglés escucha los sonidos del español. De ahí que se defina como dominicana y norteamericana a la vez. Esta definición es también una sentencia categórica contra los que piensan lo contrario y la critican por su doble condición de autora de la diáspora dominicana que, al igual que Junot Díaz, escribe en inglés, siendo ambos dominicanos de nacimiento y norteamericanos por adopción y ciudadanía. Este tipo de literatura de la diáspora que hacen los latinos emigrantes –o desnacionalizados– está tomando mucha presencia en Estados Unidos y ha dado ya dos premios Pulitzer: Oscar Hijuelos y Junot Díaz: de origen cubano el primero y de pro-
cedencia dominicana el segundo (Hijuelos, recientemente fallecido, con Los reyes del mambo, llevada con éxito al cine, y Díaz con La increíble y maravillosa vida de Oscar Wao). Está claro que a estos autores les favorece el hecho de escribir en inglés, pues les garantiza tener un mayor mercado editorial. Sin embargo, la lengua desde donde escriben les ha creado un conflicto complejo acerca del cuestionamiento sobre su identidad –en el caso de los autores dominicanos, la dominicanidad–, a pesar de tratar temas dominicanos en sus obras. Los poemarios, libros de artículos y novelas de Julia Álvarez la enmarcan en una dualidad, en un dilema lingüístico-cultural que permea su literatura, su mundo verbal y su imaginario sentimental. Su obra es la expresión de una «escritura emigrante», en movimiento y desplazamiento de su propia impronta identitaria, en la que la dualidad cultural se ve marcada por la relación emigrar-inmigrar. En el fondo de esta cuestión de la identidad se refugia
una búsqueda existencial, ontológica, que está vinculada a su origen, identidad lingüística y destino vital. Julia Álvarez nació en 1950 en Nueva York, pero a los seis meses de edad retorna con sus padres a la República Dominicana para luego marcharse a los diez años de nuevo a Nueva York, y de ahí que introduzca en sus textos giros y frases del habla dominicana, en especial de su niñez rural y provinciana. De ahí que diga: «Ese campuno constituyó mi verdadera lengua materna. No el español de Calderón de la Barca ni el de Cervantes, ni siquiera el de Pablo Neruda, sino el de Chucha, Iluminada, Gladys y Ursulina, que eran nativas de Juancalito, de Licey, de Boca de Yuma y de San Juan de la Maguana». De la identidad monolingüe de su infancia dominicana pasa a una cultura lingüística bilingüe al arribar a los Estados Unidos, donde se formó y educó. Su lengua de comunicación es una lengua de exiliada, de inmigrante forzada, cuya 75
experiencia plasma en sus obras narrativas, al poblarlas de nostalgias de su mundo infantil y adolescente. Para ella esa etapa de su vida corresponde a su paraíso perdido. Con la salida de sus padres en 1960 de la República Dominicana, huyéndole al régimen de Trujillo, cuando ella apenas tenía diez años de edad, comienza su periplo de errancia. Vivió así una especie de refugio voluntario, pero que significó una apertura a otro mundo, que le abrió su sensibilidad y su imaginario a otras fuentes de aprendizaje que fueron vitales como materia prima en la invención de su mundo novelesco. El uso de la lengua inglesa como medio de expresión lingüística le permitió establecer, desde luego, una relación dolorosa, pero nutritiva, entre la lengua de sus padres y la lengua de adopción. Ese conflicto lingüístico ha funcionado en su vida profesional y de escritora como un dilema existencial. Aunque Julia Álvarez hable en inglés y sus novelas se traduzcan al español, sus personajes y narradores se expresan en un tono castellano, con matices del habla dominicana, concretamente de la oralidad rural dominicana. Las frases en inglés están condimentadas por el humor del habla cotidiana vernácula. Escritas en inglés, sus novelas conservan, sin embargo, el contexto de su patria de origen, con sus inflexiones y giros expresivos. Sus ficciones narrativas se alimentan, pues, de su entorno familiar. La recepción masiva de las obras de Julia Álvarez en la República Dominicana realmente no se inicia con De cómo las chicas García perdieron su acento, sino a partir de la publicación de En el tiempo de las mariposas, pues se trata de una novela que cuenta la trágica y conocida historia de la muerte en un simulado accidente automovilístico de las hermanas Mirabal –las tres heroínas que fueron víctimas de la satrapía del tirano dominicano, Rafael Leónidas Trujillo Molina–, ocurrido el 25 de noviembre de 1960. Esta novela se basa en los testimonios de la única hermana sobreviviente, Dedé Mirabal (recientemente fallecida), y de una investigación documental sobre este aciago evento que dio al traste con el régimen. Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, con su chofer Rufino de la Cruz,
murieron en este orquestado accidente perpetrado por los esbirros del tirano cuando volvían de visitar a dos de sus esposos, que se encontraban prisioneros en una cárcel de Puerto Plata. Este hecho, que constituyó el principio del fin del régimen, terminó con el magnicidio de Trujillo y el fin de su oprobioso régimen de 31 años la noche del 30 de mayo de 1961, es decir, seis meses después de la muerte de las «mariposas» –que era como se les decía a las tres hermanas Mirabal–, que se convirtieron de esta manera en mártires de la lucha contra la tiranía. Este acontecimiento tuvo grandes repercusiones en el plano internacional para Trujillo, hasta el punto de que este aciago día fue declarado posteriormente por las Naciones Unidas, mediante la ley número 61-93 y a través de la resolución número 54-134, el 20 de diciembre de 1993, como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor a estas valientes heroínas, pues se trató de un hecho bochornoso, doloroso, horrendo y vil que conmovió los cimientos de la sociedad dominicana. Esta propuesta aprobada en la Asamblea General había sido sometida, sin embargo, en julio de 1981, en el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe, celebrado en Bogotá, Colombia.
La recepción de Junot Díaz es diferente a la de Álvarez
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A partir de esta novela de Álvarez se filmó una película protagonizada por Salma Hayek, Edward James Olmos y Marc Anthony, titulada en inglés In the time of the butterflies, rodada en gran parte en la República Dominicana, que contribuyó a la difusión y conocimiento de este hecho y, desde luego, a la lectura masiva de esta novela, en la que su autora logra, con extraordinaria magia imaginativa, frescura dialógica, deslumbrante y conmovedora maestría narrativa y trascendente fuerza sensible, recrear este nefando capítulo de la historia dominicana contemporánea.
Otra obra narrativa que tuvo no igual impacto pero sí una notable recepción fue En el nombre de Salomé, ya que se trata de la historia de la hija de la insigne poetisa dominicana Salomé Ureña de Henríquez, madre de los ilustres intelectuales Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña, y esposa de Francisco Henríquez y Carvajal, intelectual, político y expresidente de la República. Y por tratarse de esta distinguida familia, y de la vida íntima de Camila, desde luego que esta obra tuvo la recepción que se esperaba. Las demás novelas de Álvarez no han alcanzado estos niveles de popularidad en el país. Recientemente, publicó Una boda en Haití, novela que, por tratar un tema polémico que involucra la tensa relación histórica y política con nuestro vecino, se espera que tenga una gran recepción crítica. Con Junot Díaz ocurre algo similar, ya que estamos ante un narrador que se dio a conocer con su libro de cuentos Drown, de 1996, traducido al español con el título de Negocios, que tuvo
una gran acogida en el público dominicano, y más aun cuando este joven autor recibió un tentador contrato de una editorial de Estados Unidos. Luego vendría su aclamada y laureada novela La increíble y maravillosa vida de Oscar Wao, cuyo título en inglés es The brief wondrous life of Oscar Wao, que ganó en 2008 el prestigioso premio Pulitzer, el John Sargent, el Premio de la Paz de Dayton y el Book Critics Circle National Award, calificada por New York Magazine como la mejor novela del año 2008 y por la revista Time como la número uno entre las diez mejores novelas del año 2007. Recientemente, Díaz acaba de publicar otro libro de cuentos titulado This is show you lose her (2012), traducido al español por el sello editorial Alfaguara como Así es como la pierdes, en 2014. La increíble y maravillosa vida de Oscar Wao está ambientada en New Jersey, pero tiene como telón de fondo la Era de Trujillo en la República Dominicana. Narra la vida de Oscar de León, un 77
niño dominicano que crece en New Jersey, afectado por la maldición que cayó sobre su familia y obsesionado con los videojuegos, los cómics y la ciencia ficción. La novela tiene notas a pie de página que funcionan como recursos intertextuales y referencias culturales e históricas, de las que bien se puede prescindir en el curso de la lectura, pues actúan como contrapunto con la ficción y son innecesarias para el público dominicano porque se trata de informaciones y anécdotas de la historia y la intrahistoria del régimen de Trujillo. La identidad interviene como contrapeso entre lo masculino y lo femenino, el poder y la opresión, la historia y la ficción. La increíble y maravillosa vida de Oscar Wao es una novela sobre la Era de Trujillo, pero narrada desde la orilla, desde la óptica narrativa de un sujeto que no vivió la época y que cuenta historias que a su vez escuchó de sus padres cuando niño. Se lee, en efecto, como una historia paródica contada por el personaje Yunior de las Casas, un narrador omnisciente, compañero de estudio de Oscar Wao, y quien aparece en otros cuentos de Junot Díaz como su alter ego. Oscar Wao es una especie de nerd, incapaz de hacer conquistas amorosas y con poco éxito con las mujeres porque sus aficiones son los dibujos animados y la lectura de textos de ciencia ficción. La novela cambia de perspectiva narrativa en diferentes capítulos, lo cual hace más fluida la historia, pues es un recurso narrativo que le confiere ritmo al relato de ficción. La recepción de Junot Díaz es diferente a la de Álvarez, pues posee un estilo propio que se caracteriza por rescatar el habla de los dominicanos inmigrantes de New Jersey y por su gran carga de humor y erotismo. Ambos tienen en común que hicieron un máster en escritura creativa y enseñan en universidades norteamericanas. El público de ambos autores se divide entre uno mayormente femenino, el de Álvarez, y uno especialmente joven, en el caso de Díaz. A Julia Álvarez le unen lazos afectivos con su país de origen, y también a Junot Díaz, que está tratando de restaurar sus raíces dominicanas, ya que visita con frecuencia el país, donde tiene muchos amigos. Ambos autores, Díaz –nacido en 1968– y Álvarez –en 1950–, tienen un futuro promisorio 78
en razón de que son latinos, provenientes de una minoría étnica de inmigrantes neoyorquinos, cuyas novelas y cuentos reflejan, en cierto modo, la idiosincrasia de sus ancestros y parte de la historia sentimental de la República Dominicana, por lo que cada día conquistan nuevas generaciones de lectores y admiradores, por sus temas y su lenguaje narrativo. Estas historias despiertan el interés y encienden la curiosidad de todo el mundo y de los que quieran conocer las costumbres y los modos de vida de otras culturas y de otras regiones, en especial de las culturas hispanoamericanas y caribeñas. Estos autores del Caribe hispánico constituyen parte del centro de atracción del gusto de los lectores estadounidenses y seducen por la fantasía de sus historias y el exotismo del realismo maravilloso y mágico de estas regiones insulares, otrora tesoros de las potencias coloniales europeas. Nota: Conferencia presentada a propósito de la Speaker Series: Latin America and the Border, en New Mexico State University. Basilio Belliard es poeta, ensayista y crítico literario. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Tiene un máster en Filosofía por la Universidad del País Vasco y la uasd, con una tesina titulada «Filosofía y poesía: una relación histórica de atracción y repulsión». Entre sus publicaciones destacan Diario del autófago (poesía, 1997), Vuelos de la memoria (poesía y ensayo, 1999), Poética de la palabra. Ensayos de teoría literaria (2005), Sueño escrito (Premio Nacional de Poesía, 2002), Balada del ermitaño y otros poemas (2007), Oficio de arena (minificciones, 2011), Soberanía de la pasión (ensayo, 2012) y El imperio de la intuición (ensayo, 2013). Actualmente es director de Gestión Literaria del Ministerio de Cultura y directorfundador de la revista País Cultural.
Notas 1
Citado por la académica francesa Catherine Pelage en su artículo «La escritura emigrante de Julia Álvarez o como descubrir en su inglés la huella de sus raíces dominicanas», traducción de Juan Carlos Mieses, País Cultural, n.o 15, año ix, marzo de 2014, Ministerio de Cultura de la República Dominicana.
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