Global 69

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La revista de la Fundación Global Democracia y Desarrollo Volumen 12 N.o 69 Marzo - Abril 2016 RD$ 250 - US$ 6

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Cuarto centenario de la muerte Cervantes • Alfredo Baldovino Barrios • Enriqueta Zafra • Luis Beiro Álvarez

Otra vuelta de tuerca: Obama, el presidente mulato, en Cuba Víctor Hugo Pérez Gallo

Batman vs. Superman: nuestra guerra Rubén Lamarche



Énfasis

Cuarto centenario de la muerte de Cervantes El 22 de abril de 1616, a la edad de sesenta y ocho años, falleció en Madrid el escritor Miguel de Cervantes Saavedra. Considerado por muchos como el español más universal y uno de los grandes genios de la literatura, Cervantes vivió en la pobreza y hasta estuvo prisionero en Argel durante once años. Sin embargo, la gloria que no vio en vida le ha favorecido tras su muerte y así vemos que su obra maestra, el Quijote, no para de reeditarse y de leerse en todo el mundo. Harold Bloom plantea que, con esta obra, Cervantes se inventó el género de la novela como lo conocemos hoy en día. Este nuevo centenario ha servido para recordarlo, para reeditar sus obras y homenajearlo de la mejor manera en que se pueda celebrar a un escritor: leyéndolo. En Global no nos hemos quedado atrás y en este número le hemos dedicado nuestros tres artículos centrales. Alfredo Baldovino Barrios nos presenta «Shakespeare y Cervantes: El otro, el mismo», donde pretende encontrar un vínculo entre Don Quijote y algunas obras del dramaturgo inglés. Enriqueta Zafra, en «Figuras marginales en Don Quijote: Maritornes y sus “desgracias y malos sucesos”», muestra como Cervantes participa del debate sobre la prostitución. Y Luis Beiro Álvarez, en «Cervantes como personaje de ficción», hace un recuento de las películas que se han basado en la vida del escritor español. Asimismo, en este número contamos con una gran diversidad de artículos. En «El amor y la lengua», Darío Jaramillo Agudelo analiza de una manera divertida el erotismo en nuestra lengua. En «Otra vuelta de tuerca: Obama, el presidente mulato, en Cuba», Víctor Hugo Pérez Gallo habla de la ya histórica visita del presidente de los Estados Unidos a la patria de José Martí. Mario Núñez en «Culinaria: estética de la imagen y redes sociales», pasa revista a los elementos estéticos, económicos y culturales que conforman la imagen de la gastronomía que vemos en la web. Y Rubén Lamarche, en «Batman vs. Superman: nuestra guerra», se sirve de la ironía para analizar la nueva película de Zack Snyder. También evaluamos los daños ecológicos que sufre la Guajira wayuu, entrevistamos a Tatiana Fernández acerca del documental Nana y reseñamos los libros de José Frank Rosario y Maurice Sánchez.


CONTENIDO Presidente-Fundador Leonel Fernández Reyna Director Carlos Dore Cabral Editor Frank Báez Directora de arte Paolat De la Cruz Corrección Clara Dobarro Maquetación Elizabeth López Publicidad Elaine Hernández Mercadeo Leonessa Méndez Consejo Editorial Arturo Victoriano Darío Jaramillo David Álvarez Delia Blanco José Rafael Lantigua Luis Brea Franco Marcos Villamán María Elena Núñez Pablo Maríñez Global, una publicación de Editorial Funglode, es una revista bimestral de naturaleza multidisciplinaria, que canaliza las reflexiones de la entidad y de la sociedad, buscando elevar la calidad del debate. Está prohibida su venta o reproducción total o parcial sin la autorización de sus editores. Permiso del Ministerio de Interior y Policía número 3213 ISSN 1813-3991 Editorial Funglode Av. César Nicolás Penson 141 La Esperilla, Santo Domingo, R.D. Teléfono: 809-685-9966 ext. 2809 mercadeo@editorialfunglode.com www.editorialfunglode.com Impresión Serigraf Portada Pintura de Juan de Jáuregui

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Otra vuelta de tuerca: Obama, el presidente mulato, en Cuba Víctor Hugo Pérez Gallo La esperada visita de Obama ha sucedido y ha superado las expectativas. El pueblo cubano lo ha recibido calurosamente. Obama ha interactuado con populares actores de la televisión cubana y con la jerarquía católica, así como con los gobernantes. De su visita se ha desprendido que está interesado en mejorar las relaciones de Estados Unidos con la pequeña isla. Al final se despidió, rumbo a Argentina, dejando un grato recuerdo en el pueblo cubano por su espontaneidad y su bello discurso.

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El amor y la lengua Darío Jaramillo Agudelo ¿Cuál es el tratamiento que nuestra lengua da al erotismo y al amor? ¿A qué se debe que utilicemos palabras de otras lenguas para expresar nuestros más placenteros instintos sexuales? Estas son algunas de las preguntas que impulsan el siguiente texto. Recorriendo algunos versos amorosos de Quevedo, Sor Juana Inés de la Cruz, Rubén Darío, Idea Vilariño, entre otros, se intenta dar respuestas y de paso resaltar la belleza y el poder erotizante del castellano. Este texto fue una ponencia presentada en el Congreso de Academias de la Lengua, celebrado en Puerto Rico.

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Culinaria: estética de la imagen y redes sociales Mario Núñez Muñoz Es frecuente ver en las redes sociales imágenes de platos o alimentos. La gastronomía ha tenido un florecimiento extraordinario en buena medida gracias a los nuevos medios electrónicos. ¿Pero qué claves se pueden encontrar detrás de ese tipo de imágenes? ¿Cuál es el tipo de economía que sostiene las plataformas electrónicas? ¿Qué elementos son los que permiten a una persona fotografiar su comida y enviar imágenes desde su casa o desde un restaurante? ¿Por qué razones cierto tipo de personas lo hacen de manera constante?


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Entrevista a Tatiana Fernández Frank Báez Tatiana Fernández es una fotorreportera que se sirve de los formatos audiovisuales para contar sus historias. Su documental Nana ha sido galardonado con el premio de la sección oficial de largometrajes de RDoc. Pero el gran logro del filme es que ha servido para ponernos a hablar sobre la desigualdad social, los sinsabores de la migración y, sobre todo, nos ha llevado a redefinir el concepto de «la maternidad».

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Batman vs. Superman: nuestra guerra Rubén Lamarche ¿Por qué Batman vs. Superman: el origen de la justicia divide tanto como los partidos políticos? Quizás se deba a que identifica a bandos que llegan muy hondo en la psiquis humana tales como los góticos y los metropolitanos, o los superficiales y los profundos. Por encima de estos, y más críticos todavía, están los puristas o aquellos que creen en el «comic». En medio de todos estos, los que sencillamente la disfrutamos.

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Nunca es tarde para enfrentar la verdad: sobre la novela Coronar el viento, de José Frank Rosario Manuel Salvador Gautier En la novela Coronar el viento, de José Frank Rosario, se aborda el sufrimiento de tres generaciones de una familia durante los tiempos de Trujillo. Sirviéndose de varias técnicas narrativas posmodernas y de elementos del drama y del realismo mágico, el autor ha compuesto una historia fascinante y cautivadora.

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Carbón y agua: voces para defender a Woumain Juan Guillermo Sánchez M. Actualmente, los canales de televisión de Colombia, pasan documentales sobre la hambruna, la sequía y la muerte de niños wayuu en La Guajira. Por primera vez, el mundo se está preguntando qué es La Guajira wayuu. Sin embargo, los medios de comunicación han fijado una imagen de sufrimiento que olvida la riqueza humana de la nación indígena más numerosa de Colombia.

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Shakespeare y Cervantes: el otro, el mismo Alfredo Baldovino Barrios Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare marcaron un precedente en la historia de la literatura universal. Además de vivir en la misma época, cada uno, desde la novela y el teatro, enriqueció la lengua vernácula. El presente trabajo pretende encontrar un vínculo entre el Quijote y algunas obras del dramaturgo inglés, más allá de lo que muestran los datos históricos. En la primera parte se traza, a grandes rasgos, un recorrido por los incidentes más significativos de la semblanza cervantina. En la segunda, se hace lo mismo con Shakespeare. En el último tramo se buscan puntos de intersección entre la vida y obra de ambos.

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Figuras marginales en Don Quijote: Maritornes y sus «desgracias y malos sucesos» Enriqueta Zafra Este artículo examina el «caso» de Maritornes y las «desgracias y malos sucesos» que la llevan a la venta de Juan Palomeque. Con este episodio Cervantes participa en el debate sobre la prostitución y ofrece un comentario desde el que analiza las causas y conflictos que llevan a ciertas mujeres a comportarse «fuera de lugar». A 400 años de distancia, leemos en la prensa que en tres estados mexicanos el matrimonio es un indulto frente al abuso sexual contra menores de edad. Algunas cosas nunca cambian.

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Cervantes como personaje de ficción Luis Beiro Álvarez La figura de Miguel de Cervantes y Saavedra se encuentra envuelta en un boom con motivo del cuatrocientos aniversario de su muerte. Sin embargo, al contrario de lo que ha ocurrido con Shakespeare y otros escritores, el cine no ha presentado una obra que retrate su vida de una manera apropiada. A pesar de esto ha habido intentos y a continuación hacemos un recuento de ellos.

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Libros


Víctor Hugo Pérez Gallo

Otra vuelta de tuerca: Obama, el presidente mulato, en Cuba La esperada visita de Obama ha sucedido y ha superado las expectativas. El pueblo cubano lo ha recibido calurosamente. Obama ha interactuado con populares actores de la televisión cubana y con la jerarquía católica, así como con los gobernantes. De su visita se ha desprendido que está interesado en mejorar las relaciones de Estados Unidos con la pequeña isla. Al final se despidió, rumbo a Argentina, dejando un grato recuerdo en el pueblo cubano por su espontaneidad y su bello discurso.

Fotos: Efe 4


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a historia nos había mantenido alrededor del fuego casi sin respirar, y salvo el gratuito comentario de que era espantosa, como debe serlo toda narración contada en vísperas de Navidad en un viejo caserón, no recuerdo que se pronunciara una palabra hasta que alguien tuvo la ocurrencia de decir que era el único caso que él conocía en que la visión la hubiera tenido un niño». Así comienza Otra vuelta de tuerca, de Henry James, una novela que tiene muchas interpretaciones y cuyo inicio sirve para ilustrar la visita del presidente norteamericano a Cuba, una visita anunciada hace mucho y que ha ocurrido bajo nefastos augurios de todas las partes posibles. Es como en la novela homónima de James: una historia espantosa, una horrible historia de fantasmas que está siendo interpretada de dos formas: un presidente mulato que secretamente es comunista y quiere echar por la borda más de cincuenta años de embargo a la isla del Caribe y apoyar al «régimen cubano»; o un mandatario estadounidense más astuto que sus predecesores y que muestra su bella sonrisa y su garra enguantada en seda, y quiere bombardear Cuba con coca-colas, internet y McDonald’s, y de paso corromper el sistema desde adentro. Ambas tramas son novelescas, fantasmagóricas y, por tanto, no necesariamente verdaderas. Obama ha visitado Cuba: es un hecho. Y ha tenido detractores en ambas partes, dentro de Estados Unidos y en Cuba. En su país, los de extrema derecha, sobre todo de procedencia cubana, piden su cabeza; en Cuba, los viejos miembros de la burocracia ven el fantasma (digno de estudiar por Tzvetan Todorov) de la perestroika y la glasnost; luego de su visita, en los medios de difusión del Gobierno, que son la mayoría en Cuba, le echan con el rayo a Obama y entran en contradicciones. Tratan de convencer a sus lectores de que Obama no es el salvador esperado, sino un presidente más que nos visita, eso sí, un presidente que de repente se apropia de la cotidianidad del cubano, saluda al cubano de a pie con la frase «qué volá» y juega dominó con el humorista más popular de la televi-

sión en este momento. Y precisamente esta comparación deja en mal lugar a muchos mandatarios que han visitado Cuba y a los mismos dirigentes cubanos, cuya vida cotidiana es mantenida en un hermetismo casi total. Y es que Obama es un presidente histriónico, con una sonrisa colgate que deslumbra a quien lo ve y un discurso contundente; un presidente con aire juvenil que, una vez más, gana en la comparación con sus homólogos cubanos de rostros ceñudos y adustos. Y los periodistas que lo acompañan evidencian su calidad profesional, mandando a un segundo plano a los colegas cubanos, que se ven perdidos, dubitativos, haciendo tímidas preguntas, porque aún no han recibido orientaciones exactas de hacia dónde va la marea, y es que temen preguntar algo que no deben, o extralimitarse en sus libertades. Evidentemente, sus mismos jefes no lo saben, ya que no les han enviado las «instrucciones por la canalita», como otras veces. A nivel de la burocracia dirigente, hay esencialmente dos alas que se preguntan sobre las oportunidades y peli-

Nada ha cambiado en la vida cotidiana del cubano

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gros de la presencia del rutilante presidente norteamericano en Cuba. Un ala comprende que el país debe abrirse al mundo, y particularmente al comercio con el vecino del norte. Este grupo ve que, cada día que pasa, la Revolución pierde adeptos entre la población cubana y especialmente entre la juventud; se percata de que ha ocurrido un cambio generacional: ahora están los hijos del «período especial», jóvenes que usan iPhone y iPad, que quieren vivir mejor y tener oportunidades que en Cuba no tendrían, y un claro indicador de esto son las migraciones de miles de cubanos hacia el «sueño americano», y ya no en bote a través del arriesgado estrecho de la Florida, sino a través de países latinoamericanos, una ruta no menos difícil y llena de peligros. El otro grupo, de línea dura, prefiere


El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, junto a su esposa e hijas, y el presidente de Cuba, Raúl Castro, asisten a un juego de béisbol en el Estadio Latinoamericano de La Habana

seguir manteniendo las cosas como están, víctimas de un infantilismo que es sumamente peligroso, prefieren no aceptar los regalos del capitalismo y seguir en una pureza doctrinaria que, precisamente por su desfase, es más peligrosa para la conservación del sistema político que quieren sostener, sistema ahora asediado no solamente por una grave crisis económica que comenzó con la caída del campo socialista, sino por la deconstrucción y pérdida de legitimidad de la ideología revolucionaria entre las nuevas generaciones. Estos apuestan por el fortalecimiento de la enseñanza histórica en las escuelas y el rescate de las tradiciones cubanas. Y Obama les ha movido el piso precisamente a estos, porque es a los jóvenes, sobre todo, a los que Obama ha dirigido su discurso, que ya podemos decir histórico, un discurso donde pide olvidar las viejas discusiones y los rencores entre los países. Hay que ser muy valiente para dar un discurso así, porque

evidentemente él también tiene sus propios detractores en su país. Y esta es la otra parte del pastel: aquellos halcones que se oponen a Obama en su propio país no se percatan de que evidentemente es la cara que necesitan los Estados Unidos para volver a ocupar la posición preeminente que tenían en América Latina, el soft power que volvería a convencer a gobiernos de derecha y de izquierda latinoamericanos de que la Administración norteamericana no es la loba famélica que aúlla a sus puertas. Los que se oponen a su política no se percatan de que están montados en el mismo carro de la burocracia partidista cubana de línea dura; aunque no lo crean, los dos extremos se toman las manos, y enarbolan un discurso petrificado en los ochenta del siglo pasado y un embargo económico que sus mismos tanques pensantes han declarado que ya no funciona. Quieren llevar al pueblo cubano una 7


guerra convencional estilo siglo XX, una guerra de hambre, de bloqueo, cuando en este contexto lo importante es lo simbólico, el énfasis en las cotidianidades de las personas y el consumo desenfrenado. Es decir, resulta más elegante conquistar a un pueblo con coca-colas, zapatillas Adidas y McDonalds que a base de disparos, sangre y bloqueo. Que, además, dan muy mala publicidad. Y eso lo sabe el excelente equipo asesor de Obama y lo demostró todo el tiempo durante su estancia en La Habana. Cualquiera hubiera podido confundirlo con el vecino de al lado, que nos ofrece un trago de café por las mañanas y sonríe dándonos los buenos días con un «qué volá». Y es que el presidente norteamericano de repente se metió en la vida cotidiana de mis compatriotas tomando por asalto una de sus dimensiones vitales más importantes: la del humor cubano. Ya Jorge Mañach lo decía en Indagación del choteo, su excelente libro sobre esa forma de burla en Cuba: «Esta misma época nuestra, arisca a toda gravedad, insiste en reivindicar la importancia de las cosas tenidas por deleznables, y se afana en descubrir el significado de lo insignificante. Los temas se han renovado con esta preeminencia concedida por nuestro tiempo al estado llano de las ideas. Nos urgen los más autorizados consejeros a que abandonemos las curiosidades olímpicas y observemos las cosas pequeñas y familiares, las humildes cosas que están en torno nuestro». Y de repente pareciera que el presidente mulato se haya asesorado con Mañach y percatado de la importancia de esas «humildes cosas» que están alrededor del cubano, y en las que hace un énfasis histriónico. Pero esto va mucho más allá: el choteo, la burla, el carnaval tienden a suavizar el control, a burlarse de lo serio, a desacralizar al poder. Volviendo a Mañach: «Un choteo, es decir, confusión, subversión, desorden; –en suma: “relajo”. Pues ¿qué significa esta palabra sino ese, el relajamiento de todos los vínculos y coyunturas que les dan a las cosas un aspecto articulado, una digna integridad?». Y es precisamente lo que Obama ha logrado con suma habilidad y eficacia, y se debe decir que en esta guerra de ideas su actuación se le ha puesto en bandeja de oro.

Para todos fue una sorpresa ver al presidente hablando de tú a tú desde la Casa Blanca con Pánfilo, artista puntero dentro del humor cubano, interpretado brillantemente por Luis Silva, profesor universitario y actor. Este fue un golpe de efecto: el mandatario del país más poderoso del mundo, desde su mismo despacho, habla con naturalidad con el humorista más brillante de un pequeño país asediado durante más de cincuenta años y lo hace en el mismo lenguaje cotidiano que hablan millones de cubanos fuera y dentro del país. Esto, indudablemente, tuvo un impacto simbólico en todos ellos, y acercó la figura de este presidente mulato a todas las casas, derribando o debilitando de paso decenas de años completos de construcciones ideológicas donde se atribuían los peores gestos a los presidentes norteamericanos; de repente uno de ellos mismos hablaba con uno de nosotros, con naturalidad y con una sonrisa resplandeciente. De repente este señor va y come

Y es que Obama es un presidente histriónico, con una sonrisa colgate que deslumbra a quien lo ve y un discurso contundente

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con toda su familia en un paladar en Cuba, y va y echa un juego de dominó con Pánfilo hablando del bloqueo a Cuba y de los viejos carros de la década de los cincuenta, denominados almendrones, de los que está lleno el país. Él tiene clara la importancia de la familia en nuestra cultura, y no solo vino acompañado de sus asesores, guardaespaldas o periodistas, sino de su suegra e hijas, dando una proyección simbólica del buen hombre de familia que tanto le agrada a la cultura latina. Obama no deja ningún cabo suelto. Su primer encuentro es con el cardenal Jaime Ortega, un jerarca de la Iglesia católica cubana y uno de los principales mediadores entre la isla y su país para la normalización de las relaciones a través del Vaticano. Fue contraproducente para


Portada de periódicos cubanos donde se muestra un artículo de Fidel Castro titulado «El hermano Obama»

muchos burócratas partidistas el hecho de que el pueblo habanero aclamara a Obama en muchos lugares, y que incluso bajo una lluvia pertinaz fueran a verlo. Y no fueron precisamente disidentes del Gobierno cubano los que se mojaban, sino personas humildes, de a pie, con sombrillas viejas y ajadas, en pantalones cortos, sandalias y chancletas. Personas que estiran su salario hasta el fin de mes. Personas que ven en el presidente mulato un posible solucionador de sus problemas cotidianos. Esas personas no quieren internet, iPhones o computadoras de último modelo, o televisión por cable: solo desean que su salario tenga más poder adquisitivo para comprar más alimentos para el viejo enfermo que tienen en casa o para mejorar la merienda de los niños que van a la escuela. Todos querían verlos, tocarlos, contemplarlos comiendo y saliendo del paladar. Alguien me comentó que la visita de Obama a Cuba se había parecido mucho a

la entrada de Cristo en Jerusalén, pero sin burro y sin hosannas (o tal vez con una hosanna muy cubana cantada por Pánfilo y sus colegas del programa Vivir del cuento: «Obama, Obama, qué bueno que viniste a conocer La Habana»). Y este hecho envió evidentemente un mensaje claro a las autoridades cubanas, un mensaje de peligro ante la deconstrucción de una ideología nacionalista y antimperialista que ellos consideraban más fuerte, pero que precisamente ha sido erosionada por la crisis económica que azota el archipiélago, el intercambio migratorio con cubanos residentes en el extranjero y el mínimo acceso a la información en sentido general. Se nota que muchos jóvenes no sintonizan con el Hombre Nuevo que la Revolución cubana les ha intentado inculcar. Estos jóvenes, en su mayoría hijos de padres que sufrieron el período especial, añoran un mundo capitalista que aún no han visto, pero sobre el que quisieran decidir. 9


Estos jóvenes visitan la Fábrica de Arte, aspiran a una conexión en sus móviles de 4G y quieren vestir de Levis o Converse. De repente el capitalismo ha perdido la aureola negativa en que fueron educados cuando les decían que más allá de las costas cubanas todo era similar a Mordor, y solo había orcos capitalistas dispuestos a drogarse, matar y violar, y donde si estaban enfermos y no tenían cómo pagar el tratamiento, morían frente a los hospitales. Y de repente llega Obama y le da agua al dominó, desarrollando un discurso que en buena parte va encaminado a estos mismos jóvenes, que van a ser los herederos de la tradición revolucionaria, y que deberían, en teoría, seguir enarbolando la bandera de los barbudos de la Sierra Maestra. Les habla de enterrar los resentimientos comunes, hundir el hacha de guerra; les habla de prosperidad, de facilidades de vida, del poder de la negociación. Les habla, sobre todo, de la paz: «Cultivo una rosa blanca. En su más célebre poema José Martí hizo esta oferta de amistad y paz tanto a amigos como enemigos. Hoy, como presidente de Estados Unidos de América, yo le ofrezco al pueblo cubano el saludo de paz». Su retórica destruye de paso el discurso de enfrentamiento en que fueron educados estos jóvenes y la población cubana en sentido general.

Au revoir mon ami Obama se marchó. ¿Qué ha dejado atrás? Ha dejado la memoria de un juego de béisbol entre los Tampa Bay Rays y una selección cubana que dejó mucho que desear, que perdió, dejándonos con el mal sabor de reconocer que el deporte nacional no es lo que era. Dejó la algarabía del concierto de Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ron Wood, los míticos Rolling Stones, que se desarrolló con éxito y en el que se demostró la maestría musical de dicho grupo. Pero tras su marcha hubo un momento de silencio en la prensa nacional y luego fue como la apertura de una represa: todos los medios oficiales comenzaron a atacarlo, a criticarlo, como una orquesta invisible dirigida por un omnipotente director. De repente alguien tuvo miedo, o se percató de que se había ido muy lejos en la erosión de las representaciones colectivas sobre el significado del 10

imperialismo y dieron una marcha atrás rotunda, tratando de quitar la aureola mesiánica del presidente mulato, representante «camuflado del enemigo histórico» y tratando de meter de nuevo a las personas esperanzadas en la trinchera, vestirlas de un uniforme descolorido, esperando a un enemigo que cuando llegue lo hará vestido de turista, con un puro en una mano y una Havana Club en la otra. Este es un síntoma claro del miedo al cambio, que, si bien debe ser paulatino y sistemático, no puede esperar más: la calidad de vida del cubano de a pie cae a sus niveles más bajos, esa calidad de vida del cubano que no recibe remesas del extranjero ni tiene acceso a los dólares de las firmas extranjeras o del turismo, de ese cubano para el que los complejos entresijos y negociaciones del poder están muy lejos y solo aspira a un plato de comida digno en su mesa. Estas condiciones socioeconómicas conllevan que el discurso político de muchos dirigentes se separe más de la vida cotidiana del cubano de a pie, que es mayoría, haciendo que busque su mejoría en la intervención de una entidad sobrenatural o extranjera. Obama se ha ido. El Congreso del Partido Comunista de Cuba ha terminado. Nada ha cambiado en la vida cotidiana del cubano. Los productos básicos tienen los mismos precios de siempre. Hay personas en la calle dándose tragos de un pomito percudido lleno de café claro y una jaba en la sempiterna cola de los productos normados. ¿Hay cambios? Bueno, sí, en La Habana se está filmando la última parte de la franquicia de Rápido y furioso y hay desfiles de moda en el paseo del Prado. ¿Hará falta otra vuelta de tuerca o esperarán a que esta pierda su rosca definitivamente? Víctor Hugo Pérez Gallo es un escritor cubano. Doctor en Sociología por la Universidad de Oriente y catedrático de Sociología de la Cultura. También trabaja temas relacionados con el poder, el género y el conocimiento. Ha publicado varios libros y monografías en Cuba, España, Francia e Italia, entre los que se encuentran Algunas contradicciones epistemológicas de los estudios de las masculinidades en Cuba, La etnometodología aplicada a los estudios de género y Los endemoniados de Yaguaramas.


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Darío Jaramillo Agudelo

El amor y la lengua ¿Cuál es el tratamiento que nuestra lengua da al erotismo y al amor? ¿A qué se debe que utilicemos palabras de otras lenguas para expresar nuestros más placenteros instintos sexuales? Estas son algunas de las preguntas que impulsan el siguiente texto. Recorriendo algunos versos amorosos de Quevedo, Sor Juana Inés de la Cruz, Rubén Darío, Idea Vilariño, entre otros, se intenta dar respuestas y de paso resaltar la belleza y el poder erotizante del castellano. Este texto fue una ponencia presentada en el Congreso de Academias de la Lengua, celebrado en Puerto Rico.

Fotos: Efe, Fuente externa 12


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ue en un congreso de la lengua se proponga una mesa con el tema del amor, ineludiblemente lleva a establecer unas relaciones que, no por obvias o por salaces, deben dejarse de señalar. Sin prevenciones, para una mente menos zumbona que la mía, el amor y la lengua pueden querer aludir a las palabras para decir el amor y, en mi caso particular, a la expresión poética del amor. Sin duda, más adelante me referiré a este punto porque el aspecto que quiero tratar antes es el lado lúbrico (y lubricante) del asunto: la lengua como instrumento del amor, la lengua que no está modulando palabras de amor, sino la lengua, cómo decirlo, ejecutando el amor. La lengua que besa, la lengua que lame, la lengua que chupa, la lengua que explora. Se me dirá que tal vez ese no sea el abordaje adecuado en un evento como esta reunión de academias que estudian la lengua entendida como lenguaje. ¿Será que el idioma sin palabras de la lengua utilizada como instrumento erótico no califica para este pomposo evento?

eróticas de la lengua llevan su nombre en otros idiomas. Miné, fellatio, cunnun lingus son palabras sin equivalente exacto en español que nos llevan a Francia y a la antigüedad latina para designar asuntos incorporados a nuestros más placenteros instintos sexuales. La terminología que vincula la lengua con la lujuria tiene una expresión genérica con entrada propia en la Wikipedia: sexo oral. Por puro reflejo de quien rindió tantos exámenes, el sexo oral suena como lo contrario a sexo escrito. Pero no. Lo que quiero decir desde que empecé, es que el habla adopta expresiones de otros idiomas para designar los usos de la lengua como potenciador del sexo. Para esas prácticas parece no haber nombres en el castellano de la academia. Se pone uno a buscar y resulta que la labor de los labios y de la lengua sobre el órgano sexual masculino se llama fellatio y la misma labor sobre el clítoris y la vagina también está bautizada con una expresión latina, cunnun lingus aunque también es llamada miné. A propósito, en este contexto tengo que citarlo con regocijo, busqué en el DRAE la definición de miné y me dio un significado que podría muy bien ser una metáfora de la miné como actividad de la lengua salaz: «abrir caminos o galerías por debajo de tierra». Para ser justos, justos con la injusticia, debo reconocer que el diccionario de la Real Academia reconoce la castellanización de la fellatio con la palabra felación, que define lacónicamente con cuatro palabras: «estimulación bucal del pene». Pero el Diccionario oficial comete una injusticia, una discriminación entre los sexos, pues ¿por qué se castellaniza la estimulación bucal del pene pero no se castellaniza la estimulación bucal de las intimidades de la mujer? Discriminatorio y puritano, el castellano va atrás con respecto a las acciones eróticas de la lengua, necesita de antecedentes ilustres como el latín y recurre, Dios bendiga el habla del común, recurre, digo, a los localismos para expresar ese mundo lascivo y lujurioso del mismo instrumento del habla.

Discriminatorio y puritano, el castellano va atrás con respecto a las acciones eróticas de la lengua Pero no, hay un viso del asunto que lo acredita como tema en un congreso sobre la lengua, entendida esta como medio para transmitir palabras. Se trata de lo siguiente, algo que se me ocurre llamar «el pudor del idioma castellano», cuya pudibundez es casi beatería, pues transfiere a otros idiomas los nombres de las faenas de la lengua utilizada como instrumento de goce. Para precisarlo de una vez: salvo el beso, que tiene su palabra en nuestro idioma, quizás porque, como decía Juan Legido, «el beso en España lo lleva la hembra muy dentro del alma», salvo el beso, las más mentadas y deliciosas funciones

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*** Dije que más adelante hablaría de la lengua, la lengua castellana, como expresión del amor. Si bien no pueden desconocerse otros temas, principalmente la épica y la mística, también es cierto que se podría construir una historia de la poesía en castellano con el único tema del amor. Desde antes de que el castellano fuera un idioma, en el siglo xi, ya los poetas cantaban el amor, como Ben Suhayd de Córdoba: «besé el blanco brillante de su cuello; apuré el rojo vivo de su boca. Y pasé con ella mi noche deliciosamente, hasta que sonrieron las tinieblas mostrando los blancos dientes de la aurora». Y no solamente por su antigüedad, sino también porque las voces principales han cantado al amor en castellano. Oigamos, si no, a Garcilaso diciendo «por vos nací, por vos tengo la vida; por vos he de morir, y por vos muero», o a don Francisco Quevedo y Villegas proclamando que el amor va más allá de la muerte: «Alma a quien todo un dios prisión ha sido, [...] su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado». El mismo Quevedo dedicó un soneto a definir el amor: Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado; es un descuido que nos da cuidado, un cobarde, con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado; es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero parasismo; enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es su abismo. ¡Mirad cual amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo! Y la de Quevedo, entre los más grandes, entre los más clásicos, no es la única definición del amor. La de Lope de Vega es memorable: Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, 14

El premio Nobel chileno Pablo Neruda

alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor, quien lo probó lo sabe. Estando en Puerto Rico, a la hora de repasar las definiciones que hacen los poetas del amor, sería imperdonable no citar a don Pedro Flores, hijo de esta tierra, a quien se debe la definición que figura en Obsesión: Amor es el pan de la vida, amor es la copa divina,


amor es un algo sin nombre que obsesiona a un hombre por una mujer. Más allá de las definiciones (o más acá, no lo sé), el mismo don Francisco de Quevedo escribe sobre un tema tan repetido en la poesía castellana que dio lugar a uno de los más hermosos ensayos sobre él que he leído en mi vida: El sueño erótico en la poesía española de los siglos de oro, escrito por don Antonio Alatorre. Es una manera de proponer relaciones íntimas argumentando que ya se tuvieron en sueños: ¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Direlo? Sí, pues que sueño fue: que te gozaba. ¿Y quién, sino un amante que soñaba, juntara tanto infierno a tanto cielo? Las dudas del amor también son parte del mismo, desde la copla extendida a todo lo largo de la geografía del idioma –«contigo porque me matas y sin ti porque me muero»– hasta la hermosa manifestación de la más grande poeta de la lengua, Sor Juana Inés de la Cruz: Yo no puedo tenerte ni dejarte, ni sé por qué, al dejarte o al tenerte, se encuentra un no sé qué para quererte y muchos sí sé qué para olvidarte. Y ella, la misma Sor Juana, expresa otro aspecto del amor, la evocación de ser amado: Detente, sombra de mi bien esquivo imagen del hechizo que más quiero, bella ilusión por quien alegre muero, dulce ficción por quien penosa vivo. También americana, la del más grande, es la expresión de la lujuria que debemos a Rubén Darío: ¡Carne, celeste carne de la mujer! Arcilla –dijo Hugo–, ambrosía más bien [¡oh maravilla! La vida se soporta, tan doliente y tan corta, solamente por eso: ¡roce, mordisco o beso en ese pan divino para el cual nuestra sangre es nuestro vino!

El poeta argentino Oliverio Girondo

En la misma línea otro grande, César Vallejo, dijo: «pienso en tu sexo. Simplificado el corazón, pienso en tu sexo». La poesía amorosa no siempre canta. A veces llora, a veces maldice. Parte del amor, la más dura, la más envenenada, es el desamor. Ya casi para terminar, traigo dos ejemplos. El primero, el comienzo de uno de los más hermosos poemas de Pablo Neruda, el Tango del viudo: OH Maligna, ya habrás hallado la carta, [ya habrás llorado de furia, y habrás insultado el recuerdo de mi madre llamándola perra podrida y madre de perros, ya habrás bebido sola, solitaria, el té del [atardecer mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre y ya no podrás recordar mis enfermedades, [mis sueños nocturnos, mis comidas, sin maldecirme en voz alta como si estuviera [allí aún [...] Pero, seamos equitativos, desamor no solo lo expresan los hombres; una inmensa poetisa uruguaya, Idea Vilariño, escribió: 15


La poeta uruguaya Idea Vilariño

Ya no será ya no no viviré contigo no criaré a tu hijo no coseré tu ropa no te tendré de noche no te besaré al irme nunca sabrás quién fui por qué me amaron otros. [...] No me abrazarás nunca como esa noche nunca. No volveré a tocarte. No te veré morir.

Ay mi más mimo mío mi bisvidita te ando sí toda así te tato y topo tumbo y te arpo y libo y libo tu halo ah la piel cal de luna de tu trascielo mío [que me levitabisma mi tan todita lumbre cátame tu evapulpo sé sed sé sed sé liana anuda más más nudo de musgo de entremuslos de seda [que me ceden tu muy corola mía oh su rocío qué limbo ízala tú mi tumba así ya en ti mi tea toda mi llama tuya destiérrame aletea lava ya emana el alma te hisopo toda mía ay entremuero vida me cremas te edenizo. Nota. Texto leído por el autor en el Congreso de Academias de la Lengua, San Juan (Puerto Rico), marzo del 2016. Darío Jaramillo Agudelo. Poeta, novelista y ensayista colombiano. Está considerado como el gran

Ya es hora de terminar y sería injusto con ustedes, conmigo y con el tema hacerlo de manera tan áspera; después de todo, además de serlo del bolero, somos también herederos de la telenovela, que exige el final feliz. Por eso, en un castellano demencial y hermoso, es bueno terminar con el inigualable Topatumba del argentino Oliverio Girondo. Y con esta me despido: 16

renovador de la poesía amorosa colombiana y uno de los poetas actuales más importantes. De su poesía se han hecho tres reediciones completas y cinco selecciones parciales. También es el autor de siete novelas, entre las que se destacan La voz interior y Cartas cruzadas, de una autobiografía, un ensayo sobre la poesía en la canción popular latinoamericana y varias antologías.


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Mario Núñez Muñoz

Culinaria: estética de la imagen y redes sociales Con frecuencia vemos en las llamadas redes sociales imágenes de platos o alimentos. La gastronomía ha tenido un florecimiento extraordinario en buena medida gracias a los nuevos medios electrónicos. ¿Pero qué claves se pueden encontrar detrás de ese tipo de imágenes? ¿Cuál es el tipo de economía que sostiene las plataformas electrónicas? ¿Qué elementos son los que permiten a una persona fotografiar su comida y enviar imágenes desde su casa o desde un restaurante? ¿Por qué razones cierto tipo de personas lo hacen de manera constante? En este artículo pasamos revista a los elementos estéticos, económicos y culturales que esconde esta actividad posmoderna y que en cierta medida definen el siglo que comienza.

Fotos: Shutterstock, Efe 18


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l desarrollo de la nanotecnología ha impactado en diversos campos que van desde la ciencia médica hasta las relaciones entre individuos. En la última década la comunicación a través de aparatos de telefonía móvil ha tenido grandes repersusiones. Hoy en día incluso existe la idea generalizada de que las nuevas generaciones están privilegiando la interacción mediática sobre las relaciones cara a cara. Ello tiene dimensiones todavía desconocidas, y se han abierto nuevos campos de investigación para las ciencias sociales y la cibernética. Los dispositivos electrónicos que llamamos teléfonos celulares o móviles son aparatos complejos que pueden realizar muchas operaciones. Conversar, escribir, visualizar y enviar mensajes son las principales acciones que se realizan con ellos. Pero, además, permiten la captura de imágenes fijas o en movimiento y su envío a diferentes plataformas, llamadas genéricamente redes sociales. En la práctica esto ha significado que cada usuario se ha transformado en un emisor de mensajes multitextuales. En un paseo rápido por dichas redes sociales, se aprecia que las preferencias de los usuarios en cuanto a imágenes van desde los autorretratos o selfies, las celebraciones familiares, los paisajes relacionados con viajes, la imaginería religiosa, las mascotas y la comida. Las imágenes de comida, a su vez, pueden ir desde el simple registro de la convivencia social en torno a la mesa, hasta el primer plano de un plato de alta cocina. El auge de la gastronomía en los medios de comunicación a nivel mundial y las relaciones entre culinaria y redes sociales han producido un fenómeno de doble impacto a gran escala. Por un lado, la culinaria estimula a los usuarios, y por otro, cocineros y restaurantes constantemente están subiendo información a las plataformas electrónicas. Hoy en día cualquier establecimiento que se precie tiene una gestión dinámica de redes sociales, donde la imagen por excelencia es la del plato terminado a punto de servir o degustar. En este artículo pasaremos revista a las implicaciones estéticas que están detrás de la imagen de un plato de comida y tocaremos algunas

de las dimensiones que ha adquirido este fenómeno social, tratando de descifrar algunas de sus claves.

El enfoque materialista Desde la perspectiva de las ciencias sociales, lo primero que salta a la vista en esta relación entre tecnología y consumidores es la propiedad de los medios tecnológicos. Las plataformas digitales a través de las cuales se establece la relación interactiva son propiedad de grandes consorcios que se sostienen sobre enormes inversiones en equipamiento electrónico sofisticado, capaces de soportar un altísimo tráfico de datos. Si bien casi todas nacieron como emprendimientos de personas jóvenes con una buena idea, hoy son compañías que cotizan en bolsa de valores y generan millones de dólares en beneficios, si atendemos a los periódicos reportes que esas empresas ponen en circulación. Entre ellas están Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest, posiblemente las más activas en esta zona del planeta. Por su parte, los fabricantes de dispositivos móviles no son muchos y también están en manos de grandes corporaciones como Apple, Samsung, LG, Nokia, Blackberry, Sony, entre otras. Pero un tercero hace viable la relación entre móviles y redes sociales, el sector de las telecomunicaciones, específicamente las empresas de telefonía celular. Redes, telefonía y fabricantes de móviles se apoyan y potencian generando ingresos más que elevados. Esta relación industrial marca una de las características del presente siglo. Otra faceta que une al tipo de empresas señaladas es la promoción de sus servicios a muy bajo costo, cuando no de modo aparentemente gratuito. En verdad, el usuario paga un alto precio, ya que, además del servicio, proporciona acceso a sus datos, tras los cuales van estos grandes complejos, ya que el verdadero negocio no está en los aparatos o dispositivos, sino en los contratos de telefonía o datos y en el manejo de la información que genera el tráfico. También es relevante la potencialidad de llegar a cada usuario con publicidad y ofertas de servicios de todo tipo, basados en la información que el propio usuario proporciona, las más de las veces sin saberlo. 19


Para que un usuario envíe una imagen de un plato de comida desde su casa o desde un restaurante a las redes sociales, se necesitan entonces tres elementos de tipo económico: teléfono celular, un contrato o servicio de telefonía y una cuenta en alguna red social.

El enfoque artístico: el encuadre y la resolución La culinaria actual está fuertemente influenciada por las artes plásticas y su estética de la imagen. En especial, la pintura contemporánea ha sido fuente de inspiración para los cocineros de las llamadas nuevas cocinas, surgidas en Europa hacia fines de los años 50 del siglo pasado, donde los principios de la imagen pictórica y fotográfica empiezan a influir en el emplatado. Es en esa época cuando la fotografía se masifica y, con ella, los elementos de la composición visual van extendiéndose paulatinamente. Hoy en día se asumen con naturalidad las proporciones de las pantallas de los teléfonos móviles y dispositivos audiovisuales, pero no siempre fue así. Las proporciones del encuadre han evolucionado a lo largo de la historia. Es durante la Edad Media cuando la pintura se desplaza desde las paredes de las iglesias y palacios a un formato más reducido, y en el Renacimiento el cuadro adquiere ciertas dimensiones y proporciones que hasta hoy más o menos se mantienen. Posteriormente, el desarrollo de la fotografía y el cine propició una nueva etapa en la era industrial. Durante la década del 60 se genera la estandarización de los formatos. Así, luego de años de batallas comerciales y varias escaramuzas en torno a patentes y derechos, la proporción 4/3 en el encuadre se asume para la fotografía, el cine y también la televisión. No fue un proceso sencillo; por ejemplo, los formatos utilizados por los rusos soviéticos y sus aliados eran diferentes, y hasta hace relativamente poco tiempo era un problema para los festivales de cine de América proyectar copias de películas rusas y cubanas, entre otras.

Pero faltaba otra etapa de desarrollo, y hacia 1990 la industria electrónica, previendo los alcances de la digitalización de todo lo proyectable y transmitible, emplea una proporción de 16/9 para las nuevas pantallas. Esto finalmente se transfiere a las pantallas de los teléfonos móviles a inicios de este siglo. Más allá de las cuestiones meramente técnicas de la industria, para el arte lo importante son dos cosas. En primer lugar, no es lo mismo componer una imagen para un encuadre de 4/3 que para uno de 16/9. En segundo lugar, dada la globalidad de las operaciones multimedia a través de los teléfonos móviles, podemos afirmar que caminamos hacia una estandarización en la forma de ver el mundo. De hecho, ya no es raro encontrar en periódicos on line videos hechos por aficionados con sus teléfonos móviles, ya no solo en posición horizontal sino también vertical, lo cual evidencia un nuevo cambio en la estética de la imagen.

Los comensales también buscan referencias acerca de productos, chefs conocidos o recetas

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Otro aspecto tecnológico que ha evolucionado e impactado en las formas de generación de imágenes es el progresivo desarrollo de la capacidad de resolución de la imagen. Antes de la digitalización, la tecnología fotográfica funcionaba, grosso modo, de la siguiente manera: mientras más grande era el área a imprimir por luz, mayor era la resolución o calidad de la imagen. Si bien en los inicios de la era digital mientras más grande era el chip, mayor era la resolución, ahora esto ha evolucionado gracias a la nanotecnología. Los nuevos modelos de aparatos móviles vienen con cámaras, ópticas y sensores de alta calidad que permiten capturar imágenes cada vez mejores. Si bien no pueden compararse con lo que logra una cámara de fotografía profesional,


Una mujer mira la famosa serie de cuadros de sopa Campbell realizados por Andy Warhol

de cine o de video, los usuarios disponen hoy en día de tecnologías sofisticadas, literalmente en la palma de la mano.

La democratización electrónica A mediados de los años 80 en las ciencias sociales se empieza a introducir el concepto de democratización de los medios de comunicación a partir de la aparición del video en formato VHS, que permitía grabar, editar y copiar de manera similar a la televisión. En nuestro continente la emisión de contenidos «alternativos» a la comunicación oficial de las dictaduras latinoamericanas jugó un rol importante en la recuperación de la democracia. En Brasil, Argentina y Chile la televisión alternativa logró crear espacios de opinión diferentes. Más tarde, y ya institucionalizada la economía de mercado en el continente, se introducen masivamente aparatos de televisión y dispositivos electrónicos de variado uso que generan una nueva

dinámica. En los años 90 todo indicaba que caminábamos hacia una integración multimedia que tendría como base el televisor en la sala del hogar. No obstante, llegado el fin de siglo, la integración multimedia se desplazó desde el gran aparato de televisión al dispositivo móvil. Ello ha significado, además de lo ya indicado, una verdadera democratización de los medios electrónicos de comunicación. No en vano los regímenes totalitarios tienden a limitar y censurar abiertamente internet y las redes sociales. El poder de la comunicación en las manos de ciudadanos informados es un verdadero peligro para las dictaduras de cualquier signo.

Imagen y gastronomía La imagen de la culinaria también ha evolucionado. Desde los cuadros tipo bodegón de los pintores maestros del claroscuro hasta el plato de un restaurante tres estrellas Michelín hay un verdadero salto cuántico. En todo ese período, en 21


términos de contenido en el encuadre, se ha ido reduciendo paulatinamente la escena. En la pintura la evolución ha sido desde la abundancia al minimalismo. De los murales con orgías de los palacios de Roma, se pasó a las escenas de banquetes medievales. Más tarde fue representativa la imagen alegórica de la cornucopia en cuadros renacentistas como los de Rubens, hasta llegar a la lata de sopa Campbells de Andy Warhol. Un poco más cerca en el tiempo, algo similar ocurrió en el mundo de la fotografía: se ha transitado desde la mesa del banquete de hotel con muchas fuentes, platos y copas de los años 50, hasta el primer plano de un plato de alta cocina, diseñado hasta su más mínimo detalle. En este período, además, ocurre otro fenómeno industrial: la estandarización y promoción de la cocina precocinada o congelada, la cual surge en medio de las sociedades urbanas que demandaban mayor atención al trabajo, en desmedro de una alimentación saludable. Cinco décadas después, 22

la humanidad vive las consecuencias sanitarias de una alimentación con aditivos de todo tipo.

El food styling y la publicidad Durante esa etapa de industrialización de la comida surge un concepto ligado a la publicidad, nos referimos al estilismo de platos o food styling, en inglés. Para ofertar cualquier comida a través de los medios de comunicación es necesario crear imágenes que transmitan sensaciones relacionadas con el gusto y el olfato. Por ello, en la construcción de una imagen publicitaria de un alimento se utilizan variadas técnicas para provocar la sensación de realidad. Una imagen bien hecha debe estimular a nivel neurológico y disparar las ondas electromagnéticas que generan la salivación y el apetito. Para lograrlo se requiere de un tipo de profesional especializado, el estilista de platos, que habitualmente proviene del mundo de la fotografía publicitaria, y a veces de la cocina o de una combinación de ambos.


Si bien es cierto que hoy existen fotógrafos y estilistas de la imagen que prefieren trabajar con elementos reales, la mayoría de los anuncios que vemos en las carreteras, en las revistas, en el cine, en la televisión y ahora en internet, no son posibles sin alterar la realidad.

Composición, color, encuadre, historia del arte, pueden encontrarse en la fotografía de un plato bien montado Algunos de los trucos más conocidos son el uso de químicos para generar vapor, la adición de líquidos o siropes para simular frescura, la pintura de las carnes con colorantes para hacerlas más apetecibles, cubos de hielo falsos y aditivos para refrescos con más burbujas de las que realmente tienen; también, helados hechos de pasta plástica o puré de papas para que no se derritan durante la sesión fotográfica. Estamos hablando entonces de una estética para el consumo, una especie de relato fantástico que guarda características similares a las de la pornografía y la ciencia ficción cinematográfica. Lo relevante para este artículo es que muchos usuarios intentan reproducir con sus aparatos móviles aquello que está hecho por profesionales, sin saber que muchas imágenes publicitarias de alimentos y platos son montajes de ficción.

Mercado y redes sociales Mientras la mayoría de los mercados decrece ante las últimas crisis económicas, el sector de alimentos y bebidas crece a tasas porcentuales sostenidas que rondan el 5% anual. Las previsiones son que seguirá en alza hasta el año 2020. La zona Caribe-Centroamérica es una de las regiones con uso más intenso y constante de redes sociales, lo cual ha cambiado el panorama de la inversión publicitaria, entre otras cosas. Hoy en día los medios tradicionales están siendo afecta-

dos notoriamente por la dinámica entre empresas, agencias, redes sociales y consumidores. Se estima que al menos un 32% de la inversión se ha dirigido hacia los nuevos medios y las redes sociales. La tendencia es hacia la creación de comunidades en torno a productos y servicios. Así, las empresas tratan de suscitar fidelidad a través de la generación de mensajes horizontales entre consumidores. La verticalidad de la antigua publicidad, donde unos ejecutivos pedían a unos creativos la creación de mensajes que se enviaban a través de los medios masivos de comunicación, está haciendo crisis. Por otro lado, la tendencia hacia una alimentación más saludable se apoya firmemente en las redes sociales y no pasa día en que no lleguen a nuestros móviles mensajes y campañas relacionadas con los cambios de hábitos en el consumo de productos. Desde el veganismo hasta las vedas de mariscos son hoy tema habitual en la red. De acuerdo a algunas encuestas de mercado, la relación entre nuevas tecnologías y comida tiene varias facetas. Según AdWeek, un 89% de sus encuestados busca recetas en internet. Un 29% de los usuarios de redes sociales comparte fotografías de su comida. Un 32% se acompaña de las redes sociales a la hora de comer solo. Pero más allá de los resultados de las encuestas, que pueden variar por diversas razones, las marcas de productos y servicios alimenticios van detrás de consumidores que valoran más la información espontánea o cercana de sus pares que la publicidad oficial. El boca a oído es relevante en este mercado.

La élite del smartphone Cierto es que las tecnologías han avanzado y que los dispositivos han bajado de precio, como dijimos al comienzo de este artículo, pero no todo el mundo tiene acceso a un smartphone o teléfono inteligente con una buena cámara de fotografía. Si a ello sumamos que solo algunos pueden disfrutar de manera habitual del mundo de los restaurantes y que son menos los que pueden o 23


saben preparar un plato visualmente atractivo en su casa, llegamos rápidamente a la conclusión de que es una élite la que está haciendo uso de las redes sociales con fines estético-culinarios. Hasta hace algunos años la ceremonia del almuerzo o de la cena tenía como centro la comida y sus modos de preparación. Las personas hablaban en torno a la mesa acerca de lo degustado y de otras experiencias similares, y los más aficionados a la cocina hacían alusión a las recetas familiares, a las que podían haber visto en programas de televisión o leído en un periódico. Hoy en día se ha agregado el interés por comunicar lo que se está degustando a través de las redes sociales. Los comensales también buscan referencias acerca de productos, chefs conocidos o recetas. Vivir «la experiencia» es lo que hoy suena en boca de los aficionados a la comida y las redes sociales. Y, por supuesto, transmitir esa experiencia con imágenes y palabras propias es el summum. Pero ¿cuáles son las razones que llevan a las personas a fotografiar alimentos y enviarlos al espacio virtual? Pueden encontrarse varias, según sea la óptica desde la cual se analice el fenómeno del comer y sus extensiones posmodernas. Trataremos aquí de construir algunas categorías. Porque soy fan de la comida: Miles son los llamados «foodies», adjetivo con el que se intenta definir a quien tiene preferencias por degustar de todo un poco y comunicarlo a través de las redes. El fanático de la comida suele no tener sus criterios definidos ni tampoco un buen paladar; para la mayoría toda comida retratada es buena y recomendable. No debe confundirse con los blogueros o periodistas especializados en culinaria, que también existen gracias a las nuevas tecnologías. Porque quiero provocar emociones: Algunos de los bloggers especializados en culinaria, personas interesadas en comunicar a sus seguidores sus pensamientos y opiniones, se inclinan por la provocación de emociones. Una fotografía debería ser capaz de producir –por sí misma– sensaciones a favor o en contra. Se trata entonces de generar empatía con la mirada del bloguero(a). Quien publica desde este punto de vista quiere que, al 24

transmitir sus gustos, lo recuerden y que asocien su comentario a las emociones transmitidas. Es vital entonces el punto de vista personalizado. Porque soy un profesional: Algunas personas lo hacen por razones profesionales. Los que pertenecen al mundo de la cocina, los restaurantes, la hotelería y el turismo han encontrado en las redes sociales grandes aliados para dar a conocer su trabajo. Aquí se encuentran también los periodistas especializados que quieren promover determinados productos o servicios; también los críticos gastronómicos que intentan generar opinión acerca de cocineros, productos y restaurantes. Por supuesto, los fotógrafos especializados también pertenecen a este grupo. Por estatus social: También está quien se deja llevar por la tecnología y sus tendencias de moda. Sus pares lo hacen, así que él o ella, también. Puede que de cocina o de comida no sepa absolutamente nada, pero si tiene un teléfono inteligente lo hará por razones de pertenencia a un determinado grupo social. A modo de síntesis podemos concluir que la culinaria seguirá siendo tendencia en las redes sociales en la medida que expresa experiencias en esferas sociales a las que se quiere pertenecer. El fenómeno de lo «aspiracional» también se refleja en la relación entre cocina y medios. Pero también es un discurso estético multitextual que tiene sus propias claves. Composición, color, encuadre, historia del arte, pueden encontrarse en la fotografía de un plato bien montado. Si tomamos en cuenta que la alta cocina es consecuencia de la civilización y que la calidad de su alimentación refleja la cultura de un pueblo, podremos ver en esas imágenes aparentemente banales de un plato de comida indicios de su forma de ser y la impronta de su espíritu. Mario Núñez Muñoz es comunicador audiovisual y magíster en Comunicación Social. Dirige el Centro Cultural Gastronómico Casa Caribe, desde donde ha propiciado el desarrollo de la gastronomía dominicana a través de publicaciones, talleres, charlas y conversatorios. Es autor de investigaciones y artículos en torno a la gastronomía. Crítico de cine del periódico Diario Libre desde su fundación en el año 2001.


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Mery Bargas

Libros

Flow tropical Maurice Sánchez Ediciones De a Poco Santo Domingo, 2015 179 páginas Es imposible negar mi fascinación por el libro de Maurice Sánchez. Quizás cierto fetiche personal por el «libro objeto» me llevó a amarlo de inmediato. Quizás también fue por saber que el libro, prolijamente empaquetado, había sobrevo26

lado todo el continente para llegar a mis manos. Y este viaje no es poco significativo: los miles de kilómetros que separan la República Dominicana de Argentina son también una distancia cultural insoslayable. ¿Cómo es el Caribe? O mejor dicho, hojeando el libro, me pregunto: ¿Cómo escribir sobre el Caribe? El Caribe es, en la visión rioplatense, ese paraíso insular, utópico, un lugar fantástico donde el verano es eterno, el mar cristalino y su gente sonriente y amable. Un lugar primigenio y pací-


fico donde la vida simplemente transcurre bajo la cálida sombra de las palmeras y al son de alguna alegre canción. Allí, al Caribe, es adonde queremos ir para escapar de nuestra ajetreada vida cotidiana. ¿Cómo sortear esa distancia imposible que nos separa y hablar de aquellas islas lejanas? Maurice Sánchez, con su increíble recopilación de fotografías, consigue que desde la lejana Mar del Plata podamos viajar por esa isla misteriosa y conocer, en esa travesía, sus personajes, su cultura, su forma de entender lo cotidiano. A cada página, la República Dominicana se va abriendo ante nuestros ojos y nos muestra la complejidad de su cultura y las formas de representación de una identidad con matrices culturales muy ajenas a las del viajero-lector del Cono Sur del continente. Las gráficas nos trasladan a un Caribe profundo. Funcionan como un disparador para otras reflexiones acerca de la identidad, ya que visibilizan la vida cotidiana, los intereses del

nos acercan, al menos un poco, a eso que tratamos de entender como la condición del ser dominicano. El flow que Sánchez retrata, y que tan bien describe Miguel Mena en su lúcido prólogo, atraviesa el tiempo y el espacio y se desborda de las páginas del libro. Nos bombardean los productos, los platos típicos, los rostros. El trópico estalla en nuestras manos. Imposible no sentir el sol, la música, los colores. Nuestros ojos saltan de página en página en un viaje frenético y acalorado. Hay una ineludible carga de humor en las pinturas, de cierta manera propia de los barrios y que es denominador común de todos los pueblos latinoamericanos. Las calles tienen sus lenguajes propios, desafiantes, desestabilizadores. Los barrios encuentran por sí mismos la forma de expresarse y de manifestar sus sueños y sus deseos; anhelos que, muchas veces, solo pueden materializarse en una pintura tosca en una pared perdida: «Los Air Jordan como pivote para los milagros modernos». El libro de Maurice Sánchez nos acerca a esa zona donde lo tradicional y lo urbano confluyen, a una hibridez cultural compleja, llena de aristas y fisuras; nos muestra a lo lejos una parte de ese espíritu, y sentimos, por un momento, estar comprendiendo ese escurridizo misterio tropical. Nuestra travesía termina en la última página y nos quedamos con ganas de más, no queremos que la aventura finalice. Quizás nunca podamos develar el misterio tropical, ese inasible que desde los estudios culturales siempre creemos estar a punto de atrapar, de aprehender de un minuto a otro, pero que indefectiblemente vuelve a escaparse. Como extranjeros, debemos aceptar que esas islas, que soñamos paradisíacas, siempre conservarán un secreto que nos está prohibido conocer.

El libro se inunda de imágenes sexuales, de cuerpos femeninos moldeados a gusto del observador dominicano, sus sueños, sus representaciones de la feminidad y la masculinidad. El libro se inunda de imágenes sexuales, de cuerpos femeninos moldeados a gusto del observador. Las calles están colmadas de una sensualidad que haría sonrojar a la encorsetada moral argentina. En estas fotos vemos la forma en la que un pueblo entiende la sensualidad e instala símbolos a su alrededor. En esos cuerpos voluptuosos se inscriben los signos de una cultura. Estas gráficas callejeras aquí compiladas nos dejan adentrarnos en la cultura popular, en el espíritu dominicano que busca visibilizarse a sí mismo y, con suerte, ayudar a desentrañar el misterio que rodea el sentido de «lo nacional». Son fragmentos de una identidad colectiva que

Mery Bargas (Mar del Plata, 1985). Fotógrafa, estudiante de Literatura en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP). Lleva adelante el proyecto de gráficas populares Mar del Plata - Ciudad Mutante desde el 2009.

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Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía Jordi Gracia Editorial Taurus Madrid, 2016 466 páginas En un nuevo centenario de Cervantes, Taurus publica Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía, un libro llamado a convertirse en la nueva biografía de referencia del autor español más universal. Aspira a aproximarnos al Miguel de Cervantes más humano y a presentárnoslo en sus distintas dimensiones: en la de soldado, en la de hombre de letras y en la de defensor de la mujer. Pero, sobre todo, retrata la manera en que logró incorporar la ironía de manera exitosa en su obra y legó a la humanidad uno de los personajes más memorables. A los 400 años del nacimiento de Cervantes, es el momento idóneo para leer esta biografía renovadora. Como señala el crítico Matías Néspolo –en el periódico El Mundo–, Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía es «Una esclarecedora vuelta de tuerca que no aspira a imposible biografía definitiva, sino a una renovación de la perspectiva en los estudios cervantinos».

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Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación Ricardo Piglia Editorial Anagrama Barcelona, 2015 359 páginas Los lectores de Ricardo Piglia conocen sin duda a Emilio Renzi, escritor y alter ego que aparece y reaparece en sus novelas. ¿De dónde surge Renzi? De un juego de espejos que arranca del nombre completo del autor: Ricardo Emilio Piglia Renzi. Y ahora lo lleva un paso más allá con estos diarios que publica Piglia y firma Renzi. Tras una espléndida carrera literaria que incluye novelas y cuentos fundamentales de las letras argentinas contemporáneas y varios volúmenes de ensayos igualmente imprescindibles, el autor vuelve la vista atrás y rescata los diarios escritos a lo largo de más de medio siglo, entre 1957 y 2015, a los que se incorporan también algunos relatos y ensayos directamente vinculados con ellos. Este libro es imprescindible para los lectores de la obra pigliana y necesario para los interesados en la literatura argentina e hispanoamericana de las últimas décadas.


Rubén Darío: del símbolo a la realidad Obra selecta Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española Madrid, 2016 640 páginas Para celebrar el centenario del fallecimiento de Rubén Darío, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española han publicado este volumen. Presentado en el VII Congreso de la Lengua Española en Puerto Rico, Rubén Darío: del símbolo a la realidad es una antología que incluye los textos íntegros de los poemarios Prosas profanas y otros poemas y Cantos de vida y esperanza, Los cisnes y otros poemas, así como el libro de crónicas Tierras solares, que recoge las publicadas en el diario argentino La Nación sobre su tercera visita a España (1904) y sus viajes por Bélgica, Alemania, Austria-Hungría e Italia en el mismo año. La edición presenta estudios complementarios de algunos de los principales críticos, escritores y académicos españoles e hispanoamericanos, además de un glosario, un índice de nombres propios y una bibliografía selecta sobre la obra del poeta nicaragüense.

Análisis de la programación de la televisión abierta dominicana Editor: Josep Lluís Micó Coordinadora general: Elina María Cruz Editorial Funglode Santo Domingo, 2016 275 páginas El Centro de Investigación de la Comunicación (CIC) de Funglode ha publicado este libro para dar continuidad a los estudios sobre el panorama mediático de la República Dominicana. Esta investigación pretender ser un punto de partida para diagnósticos más exhaustivos sobre lo que se oferta y lo que se ve como producto audiovisual. A partir de los datos recopilados, se evaluaron las características de la parrilla tomando en cuenta diferentes aspectos: año de constitución de los programas; presencia y uso de la web y los medios sociales para ampliar la audiencia; los géneros y formatos de las producciones, entre otros. Se desarrolló con la colaboración del profesor Josep Lluís Micó, como parte de los acuerdos de trabajo con la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna de la Universidad Ramón Llull, de Barcelona.

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Frank Báez

Tatiana Fernández:

«Juzgarlas nunca fue mi trabajo, sino entenderlas» Fotos: Paolat De la Cruz


N

ana es el primer documental de Tatiana Fernández y trata de los lazos emocionales existentes entre las domésticas provenientes del campo que cuidan a niños de clase media de Santo Domingo y Miami. Esto, por supuesto, sirve de contexto para profundizar en sus vidas, en su relación con sus patrones, en sus procesos migratorios, en la ausencia de figuras paternas y en la disyuntiva de estas nanas que tienen que cuidar niños ajenos en lugar de los suyos propios, que quedan al cuidado de sus hermanas o de sus madres. Dividido en cuatro partes –la separación, la distancia, la despedida y la visita–, el documental sigue a través del tiempo y de escenarios urbanos y rurales la vida de tres nanas: Leidy, Fina y Clara. Pero no solo profundiza en ellas, sino también en sus familias, en sus hijos, en sus patrones y en los niños que tienen a su cargo. Este documental fue galardonado con el premio Mejor Largometraje de República Dominicana en la tercera edición del Festival RDoc. Estrenado mundialmente en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, actualmente se está presentando de manera exitosa en varias salas de la capital. Elogiado por críticos como Armando Almánzar, quien señaló que es un espejo que refleja la vida de miles de dominicanas, Nana sigue abriéndose espacios y pronto se presentará en otros festivales internacionales, en universidades y en centros educativos del país. Tres años atrás, cuando, con su cámara al hombro, Tatiana curioseaba en la vida de estas mujeres, no se imaginaba el impacto que su

proyecto tendría. Ahora, sentada en la sala de su apartamento, me cuenta que una de las satisfacciones que le ha dado Nana es que muchas personas tras ver el filme le han asegurado que les aumentarán los sueldos a sus empleadas domésticas. Al principio, creo que se trata de una broma, pero como no se echa a reír, decido sacar mi grabadora y empezar a entrevistarla. ¿Cómo te interesaste en el tema de las nanas? Yo crecí con una empleada doméstica en casa de mis padres de lunes a viernes. No era una nana en sí como se usa ahora. Siempre estaba ahí, y yo tenía un conocimiento de que tenía otra familia y de que vivía en otro sitio, y que después se iba allá, pero después no supe más de ahí. Mis amigas tienen hijos y con ellas siempre va una nana. Y ya ahí volví a preguntarme dónde estaban las familias de ellas. Y especialmente en el caso de las nanas, ya que dejan de cuidar a sus hijos para cuidar los de otras.

en total, fueron de diez a quince días por cada historia, como 45 días. A veces era sencillamente ir y hacer una entrevista. A veces era pasarme el día entero. Si era en el campo, incluía dormir y quedarme tres días. ¿Cómo fue meterte en el universo de todas estas familias? En los campos fue mucho más fácil que me abrieran las puertas. Pasaba el tiempo con ellos y me quedaba a dormir allí. En una ocasión tuve que ir al campo para un momento importante del documental. Le pedí a la nana que avisara a su mamá. Ella me dijo que allá en el campo no había señal, pero que si hablaba con ella antes le decía. Y el día que salí para allá me contó que no habló con ella, pero que fuera. Así que me aparecí y le dije: hola, doña, voy a dormir aquí, y ella me dijo que estaba bien. Me sentía muy bien porque eran muy abiertos. Porque si en el campo cualquiera te abre las puertas, en la ciudad no.

Es una cadena que sigue sin romperse. Tu mamá lo hizo, tú lo haces y puede que tu hija lo haga ¿Cuánto te tomó hacer el documental? Tres años y medio. Desde que empecé la investigación, que fue cuando conocí a la primera nana, la de Miami. Yo empecé a investigar en octubre del 2012. El rodaje fue un año y medio, salteado. Pero,

¿Cómo llevaste a cabo el proceso de selección? Les escribí una carta explicándoles el proyecto. Por ejemplo, la jefa de Lady me respondió la carta y dijo que se sentía identificada, y que la nana y su hija eran muy cercanas, y que la nana tenía hija. 31


Así que fui a conocerla. Además, yo iba sola con la cámara y el micrófono, o sea, no tenía que coordinar un crew. ¿Crees que las nanas están atrapadas en un círculo vicioso? No creo que haya ningún tipo de beneficio social para ellas. Es una cadena que sigue sin romperse. Tu mamá lo hizo, tú lo haces y puede que tu hija lo haga. Ahora bien, por lo que he visto en las nuevas generaciones, al menos han logrado terminar la escuela. No son adolescentes embarazadas y no quieren hacer trabajo doméstico. Noto que quieren hacer otra cosa. En el documental se repiten algunos patrones: hijos en la adolescencia, pobreza y la ausencia de figuras paternas. 32

Sí, es un medio muy machista. Pero eso se ve en todas las clases sociales, eso de que el cuidado de los hijos recae exclusivamente en la mujer. Hasta ahora no he visto ningún cambio con eso. Creo que esos que mencionas eran los más relevantes y los que más se repetían. Lo que me chocaba mucho. Pero no es una coincidencia. Es que hay un problema grande en el tema de educación sexual, y, de verdad, hay que llamar la atención sobre eso. Hay una parte en que le preguntas a uno de los personajes si alguien le habló de planificación sexual. A mí me preocupa mucho la falta de guía y de orientación sexual en las escuelas y en los campos. Se necesita crear más conciencia.

Hace poco estuve en el campo y había una mujer que me dijo que quería llevar a su hija a prepararse. Esa generación está más consciente para que sus hijos no hagan lo mismo. Y quiere que tengan una oportunidad para planificarse. Pero hay una relación directa con el machismo. Si tú te sientes menos que el hombre, y el hombre te impone una cosa, y tú no tienes derecho a reclamar, ya de por sí eso daña todo, todo se cae, por lo que debiera haber una educación en conjunto, de ambos sexos. Ah, te quería comentar que me chocan los uniformes que les ponen a las nanas. Hay gente que lo critica como un símbolo de estatus. Pero yo no te sé decir si es por eso. Le llegué a preguntar a una de las nanas del


documental, la única que usaba uniforme, cómo se sentía con él, y ella me dijo que está bien porque no quiere dañar su ropa. O sea, que sentía como si el uniforme no significara nada para ella. ¿Sería como el uniforme que usa una persona que trabaja en una empresa? Exacto. En el documental, el caso más impresionante es el de Fina. Tiene diez años viviendo en Miami y alejada de sus hijos. Juzgarlas nunca fue mi trabajo, sino entenderlas. Quería entender por qué lo hacían. Es difícil. Y mucho menos yo, que no soy madre, juzgar la decisión de otra madre de cómo va a cuidar a sus hijos... Yo no opino en eso.

Logras mucha empatía con las entrevistadas. Hay momentos en que se siente como si se conocieran de hace mucho. A Clara yo la conozco de antes. Incluso con ella fue más difícil. Con Lady fue más fácil. Con Fina fue más duro. Pero a pesar de que Clara fue muy abierta, yo siempre sentí como una lejanía. Quizás debido a que mis padres y los jefes de ella eran amigos. No sé cómo explicarlo. Me trataba como si yo fuera jefa de ella o me daba un trato diferente, como que yo estoy en su casa y ella quiere calentarme el agua para que me bañe, o que coma en la mesa cuando todo el mundo está comiendo debajo de la mata, o traerme agua en una bandeja. Porque por más que uno trate y pase tiempo allí, y por más que uno crea que como humanos somos

todos iguales, hay una separación que a ella no se le quita por nada del mundo. La primera vez que fui a un campo fue con la que trabajaba en la casa de mis padres, y ella me presentaba a su vecina diciendo: ella es mi jefa. ¿Te serviste de estadísticas para este documental? En mi tesis sí. Era más periodística. Pero cuando pensé en el documental ya se volvió algo más de cine. El editor viene de una escuela de cine y yo vengo de una escuela de periodismo, y tratamos de hacer una mezcla de las dos cosas. Hay trescientas mil empleadas domésticas en la República Dominicana. Y tú dices, bueno, gracias por el dato. Pero aquí tú ves qué es lo que hacen. Los datos dicen: siete de cada diez vienen del campo a trabajar a 33


la capital o a Santiago, y aquí puedes ver lo que implica ese proceso migratorio. ¿Cómo entras en el mundo del documental? Bueno, yo soy fotoperiodista y el documental empezó como mi tesis de maestría. Estaba haciendo una maestría en Fotoperiodismo en Missouri con una beca Fullbright. Allá el fotoperiodismo está más inclinado hacia el video. Muchos periódicos con plataforma digital requieren un fotógrafo que haga fotos y videos. Allá yo me metí en eso. Y cuando empecé a hacer la tesis –que fueron diez minutos de la película– pensé que iba a hacer fotos, pero al final solo hice el video. Y cuando vi que había muchas cositas que contar, entonces dije: bueno, vamos a hacer un documental. Como ya había grabado una parte para la tesis, apliqué a los fondos de la ley de cine y gané. Y seguí el mismo proceso de hacerlo sola. Estaba muy feliz con ser fotoperiodista. Eso es lo que siento que quiero hacer. Yo estudié publicidad y trabajé varios años en eso, pero no me convencía. Así que ya lo mío es el fotoperiodismo. Y veo el cine o el documental más como un medio para seguir haciendo fotoperiodismo. Porque lo que a mí me interesa es contar una historia. ¿Dónde se estrenó el documental? En La Habana. El estreno mundial fue en La Habana y luego se presentó aquí. También se ha presentado en Uruguay y en el Chicago Film Festival. Y ahora está aquí en las salas de cine. Pero la verdad es que nada se compara con la reacción de la gente aquí. Lo de aquí 34

ha sido increíble. En La Habana bien, pero ellos no utilizan nanas. Yo expliqué lo que era una nana y todo. Pero una mujer se me acercó y me dijo que se emocionó mucho con la historia de Miami porque ella también tiene una hija que vive fuera y tiene como veinte años sin verla. En esa parte ella se pudo identificar, o sea, en el aspecto de la separación y la migración. En cuanto al estreno en el país, que se hizo en la Cinemateca, había una representante de la Asociación Dominicana de Domésticas. Y ella se expresó y dijo que era un trabajo importante. El hijo de uno de los personajes, que nunca me hablaba cuando yo iba a la casa, agarró el micrófono y empezó a hablar y a hacerme preguntas. Y se refirió a su tía, que tiene diez años cuidándolo, como su nana. ¿Piensas presentarlo en centros educativos y en universidades? Desde que salió el tráiler, empezaron a escribirme de universidades de los Estados Unidos que estudian migración y cadena de cuidado. Sí, he visto que tiene potencial de ser un documental educativo. También me interesa mucho que llegue a la escuela pública en algún momento y que se puedan hacer presentaciones. Ahora no puedo, porque tengo el acuerdo de distribución en el cine, pero luego que salga de las salas de cine voy a ver qué puedo hacer para que llegue a las distintas personas. Y para la gente que te ha hecho comentarios, ¿cuál es su escena favorita? Yo creo que para la clase media alta el caso de la niña Kate y

su amor por la nana. Porque mucha gente reacciona a esa parte. Y sobre todo porque ahora el documental se está presentando en salas para un público de clase media alta. Claro, también reaccionan a otras, porque la maternidad es universal en cada clase social. Pero sí, me choca que siempre me mencionan esa parte. ¿Cómo definirías la maternidad? Tú sabes que yo me di cuenta, ya en la edición y oyendo las preguntas que les iba haciendo, de que este proyecto era una exploración sobre qué es para mí la maternidad, sobre todo porque no la entiendo y veo que todo el mundo alrededor de mí la vive. Yo no la he vivido. Me di cuenta de que sí había un interés personal en tratar de entender qué es la maternidad y qué significa. Sigo pensando que es bien difícil. Es un sacrificio y una entrega total. Mira, no llegó a salir en el documental, pero el día que conocí a una de las nanas una niña de seis años se le acercó y le llevó un dibujo que había hecho. Era de la familia de ella, y la nana estaba ahí. La nana y la mamá eran las más grandes del dibujo. Luego, papá, hermanos y perro estaban aparte. ¿Y qué tienes pensado hacer en el futuro? Seguir promocionando el filme. Hacer que llegue a algunos sitios del país y a otros festivales más. Y claro, ponerme a trabajar. No estoy acostumbrada a tanta atención, lo mío es estar detrás de la cámara. Frank Báez es editor de la revista Global.


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Fotos: Efe, Fuente externa 36

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Cuarto centenario de la muerte de Cervantes El 22 de abril de 1616, a la edad de sesenta y ocho años, falleció en Madrid el escritor Miguel de Cervantes Saavedra. Según Harold Bloom, con el Quijote, Cervantes se inventó el género de la novela como lo conocemos hoy en día. Para unirse a las celebraciones y homenajes dedicados al gran autor español, Global presenta tres artículos centrales donde se estudia su obra y su figura. Alfredo Baldovino Barrios nos ofrece «Shakespeare y Cervantes: El otro, el mismo», donde pretende encontrar un vínculo entre el Quijote y algunas obras del dramaturgo inglés. Enriqueta Zafra, en «Figuras marginales en Don Quijote: Maritornes y sus “desgracias y malos sucesos”», muestra como Cervantes adoptó una postura feminista en el debate sobre la prostitución. Y Luis Beiro Álvarez, en «Cervantes como personaje de ficción», hace un recuento de las películas basadas en la vida del escritor español.

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Alfredo Baldovino Barrios

Shakespeare y Cervantes: el otro, el mismo Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare marcaron un precedente en la historia de la literatura universal, una ruptura con la literatura medieval y el anuncio del nacimiento de la modernidad. Además de vivir en la misma época, cada uno, desde la novela y el teatro, enriqueció la lengua vernácula. El presente trabajo pretende encontrar un vínculo entre el Quijote y algunas obras del dramaturgo inglés, más allá de lo que muestran los datos históricos. En la primera parte se traza, a grandes rasgos, un recorrido por los incidentes más significativos de la semblanza cervantina. En la segunda, se hace lo mismo con Shakespeare. En el último tramo se buscan puntos de intersección entre la vida y obra de ambos.

Fotos: Efe 38


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ás que por el genio de la creación literaria y por la gloria de figurar como estrellas tutelares de aquellas generaciones de artistas que hubieron de precederlos, Shakespeare y Cervantes parecieran estar hermanados por un vínculo mucho más enigmático. Los detalles de la vida del segundo son harto conocidos por legos y entendidos. Hijo de Leonor de Cortinas y Rodrigo de Cervantes, el futuro autor del Quijote nace en Alcalá de Henares aproximadamente en 1547, cuando España se encontraba bajo el reinado de Felipe II. Vive en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Madrid, y a la edad de veintidós años, eludiendo, al parecer, una orden de captura por haber herido a otro hombre en un duelo, aparece en Italia trabajando para el cardenal Acquaviva. Seis años más tarde pierde el movimiento de una mano después de recibir un proyectil de arcabuz en la batalla de Lepanto. De regreso a España, la embarcación en que viajaba es interceptada por una flota de embarcaciones turcas que lo lleva hasta la ciudad de Argel, donde permanece cinco años prisionero del arráez Dalí Mami. Esta es una de las partes de su vida que más se ha comentado, pues allí dio muestras, según sus biógrafos, de una gran fortaleza de ánimo y altruismo al responsabilizarse de la organización de varios intentos de fuga, terminados en fracaso, para absolver a sus compañeros de presidio de cualquier castigo. El resto es una búsqueda constante por encontrar una posición en las Indias (Cartagena era una de las ciudades que más le atraía), apelando a los servicios prestados a la co-

rona en calidad de soldado, y una incursión en distintos géneros literarios (noveletas, poemas, obras de teatro) bajo el patronazgo de personajes nobiliarios como el conde de Lemos. La pobreza fue, realmente, la gran compañera de Cervantes a lo largo de su vida. Como se sabe, nació en una época en la que no existían los derechos de autor y cada quien podía reproducir la obra que quisiera sin reconocerle un solo céntimo a su autor. Hay cientos de anécdotas que ilustran esta condición. En una de ellas aparece el arzobispo de Toledo conversando en Madrid con un embajador francés, a propósito de las nupcias entre las familias reales de ambos países. Cuando el tema derivó hacia la literatura, el diplomático reconoció ser un admirador entusiasta del manco de Lepanto, a lo cual respondió el religioso tocando el tema de la pobreza de Cervantes: «Si la necesidad le ha de obligar a escribir –dijo el forastero–, plega a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico al mundo» (Marqués Torres, s.f., s.p.).

da, que se presentaba como el autor del llamado Quijote apócrifo con el fin de denostar a su verdadero artífice, Cervantes no responde con la misma saña. Por lo demás, tanto el primero como el segundo tomo están llenos de escenas ante las cuales es imposible reprimir la risa. A veces es solamente un modo de hablar artificioso, o una de las tantas aventuras de que está llena la obra, y casi siempre los excesos de una imaginación desmedida que transforma la realidad a su acomodo, pero siempre tratando de dejar a buen seguro la dignidad del caballero manchego. Dicho de otra manera, nos reímos con el Quijote, no de su persona como tal, o, para ser más exactos, no de lo que representa. Por lo menos, esa no era la intención de Cervantes, al contrario de lo que opinan algunos lectores, que han visto a don Quijote como un payaso de baja estofa. Los mismos duques, representantes de un sistema cruel de explotación, se hacen lavar las «barbas» cuando una criada, queriendo pasar por graciosa, se toma la libertad de jugarle una broma al enamorado de

La pobreza fue, realmente, la gran compañera de Cervantes a lo largo de su vida Si añadimos a ello un matrimonio infeliz y dos encarcelamientos injustos, habría sido apenas entendible encontrar en sus obras alusiones pesimistas. Pero no fue así. En el prólogo del segundo Quijote, al dirigirse al licenciado de Avellane-

Dulcinea, sin comunicárselo previamente a sus amos, pues de otro modo su figura habría quedado malparada ante los lectores. Con Cervantes ocurre lo que con cualquier otro autor clásico. No se puede abordar su obra sin 39


Patio de la casa de Cervantes en Valladolid

tener la sensación de recorrer un camino trillado hasta el cansancio. A mí, personalmente, más que la polifonía del contenido y la consabida pugna entre el mundo real y el ideal, me ha llamado la atención el modo en que el humor describe una parábola que va de la simple sonrisa a la hilarante carcajada, pasando por el rictus amargo de las sonrisas apesadumbradas. Desenfadada, libre de reprimendas, la risa aparece en el Quijote contrapuesta al acartonamiento de la literatura anterior, para visibilizar al pueblo raso y restar seriedad a las jerarquías. Al reírse de todo, Cervantes se reía de sí mismo, como si quisiera hacernos saber que no hay que tomarse nada en serio, porque a diferencia del Quijote, quien pudo enterarse, a través del testimonio del bachiller Sansón Carrasco, de lo que había escrito sobre él Cide 40

Hamete Benengeli, no habrá historiadores capaces de devolvernos a la vida cuando lleguemos a la última página.

¿Existió o no Shakespeare? Los datos sobre la vida del llamado Cisne de Avon son un poco más borrosos, al extremo de generar la duda sobre si fue o no el auténtico creador de sus obras. El origen de la controversia data de la segunda mitad del siglo XVIII, cuando un grupo de investigadores, conocidos como los anti stratfordianos, preconizó la teoría de que Shakespeare era un simple actor sin la suficiente formación académica para escribir las obras que se le atribuyen, detrás de cuya identidad habrían de ocultarse nombres como los de Francis Bacon, Ben Johnson, Cristopher

Marlowe, Thomas Nashe y George Peele. Lo cierto es que el 26 de abril de 1564 (fecha que se ha tomado como la de su nacimiento) fue registrado en la parroquia de la Santísima Trinidad de Stratford-upon-Avon un niño con el nombre de Gulielmus Filius Johannes Shakespeare (Halliday, 1985, p. 22). La leyenda lo muestra vendiendo carne en su adolescencia antes de huir hacia Londres (acusado del robo de unos ciervos), donde habría de emplearse como cuidador de caballos o subalterno de jurista. Pero no es verdad que Shakespeare fuera un aldeano sin preparación intelectual, toda vez que, como miembro de la burguesía inglesa (su padre fue comerciante de lanas y, muy probablemente, alcalde de Stratford, y su madre provenía de una familia de ricos granjeros), tenía derecho


Una escena de la obra Las alegres comadres de Windsor en el Teatro Moratín de Barcelona

a la educación gratuita hasta los 16 años (Halliday, p. 33). Además ¿quién podría probar que, como tantos otros autores, Shakespeare no hubiera encontrado ocasión de instruirse por sí mismo leyendo cuanto libro cayera en sus manos? También se conserva el registro de su matrimonio, a la edad de 18 años, con Ana Hathaway y el nacimiento de tres hijos, uno de los cuales moriría a los 11 años, aunque se ignora a ciencia cierta qué fue lo que hizo desde ese momento hasta cuando, nueve años después, estrena su primera obra. Quizá el hecho de que, a excepción de Venus y Adonis, La violación de Lucrecia y Los sonetos, apenas se hubieran publicado en vida suya 16 obras teatrales de las 38 admitidas en el canon, y todas sin su autorización, ha contribuido a complicar las cosas a la hora de fijar la cronología de las

mismas. A esto habría que agregar el pasmo que debió haber producido a sus predecesores la belleza de una obra que parecía haber sido escrita por un ser sobrenatural. La verdad es que Shakespeare contó con una serie de circunstancias a su favor para convertirse en el que fue. En la primera mitad del siglo XVI, por ejemplo, los actores eran vistos como unos vagabundos por la sociedad puritana de la época, las representaciones tenían un carácter religioso o estaban inspiradas en los autores grecolatinos, y se llevaban a cabo en posadas, casas señoriales, plazas o, incluso, carromatos (Iriarte, 1996, p. 3; Astrana Marín, 1969, p. 27). Pero hacia 1585 empezaron a construirse en España, Italia e Inglaterra los primeros teatros desde la época del Imperio romano; los actores, apoyados por una nobleza culta,

adquirieron estatus en el medio (lo cual no los absolvió del todo de la mirada acusadora de los puritanos), y en el reino de Isabel I empezaron a escribirse las primeras obras nacionales. Así estaba Londres cuando Shakespeare empezó a ganar renombre como poeta y dramaturgo, hacia 1592, en la compañía teatral de James Burbage. No tardaría en granjearse los celos y la enemistad de autores como Robert Greene, aunque un reconocido autor de la época habría señalado ya la inutilidad de competir con un rival que, por sus muchas cualidades, carecía de contrincantes (Wilson, 1960, p. 47). El gran mérito de Shakespeare no fue solamente el haber creado personajes complejos en una abigarrada galería de situaciones (celos, poder, traición, codicia), presentes en todas las sociedades y 41


en todos los tiempos, sino también el haber subvertido las reglas dramáticas predominantes desde los tiempos de Aristóteles, mezclando géneros, escenificando batallas y suicidios, pasando de un lugar a otro y de una época a otra en un santiamén sin más recurso escénico que el discurso verbal y la imaginación de los espectadores, y dejando fluir por el escenario un torrente de hermosas y poéticas sentencias. Es sabido por todos los lectores de sus obras que estas eran refundiciones de piezas existentes con anterioridad, pero, bien mirado el asunto, ¿no habla esto, más bien, de su capacidad de sacar agua del pozo seco y candela de la leña mojada, antes que hacerlo pasar como el cuervo que supo disimular su fealdad bajo las plumas de un cisne, como habría de sugerir Robert Greene?

Guerra y paz La primera circunstancia que salta a la vista desde el punto de vista del contexto, cuando uno equipara el genio de Cervantes con el de Shakespeare, es la guerra que libraban entre sí sus países de origen. Así que mientras el primero recaudaba vino y cereales en 1588 para la fallida expedición marítima que se llevaría a cabo contra Inglaterra, Shakespeare se abría paso como actor en la flamante escena londinense. Pero a diferencia de Cervantes –destacado guerrero en la batalla de Lepanto–, las únicas hazañas guerreras de Shakespeare fueron llevadas a cabo por personajes como Otelo. Esto no sería obstáculo para que Shakespeare leyera a los autores españoles del Siglo de Oro 42

en la lengua vernácula, y que rindiera honores a Cervantes a través de la puesta en escena de Cardenio, una obra que no sobrevivió hasta nuestro tiempo. Por lo demás, la hispanofilia de Shakespeare quedó demostrada en múltiples trabajos escénicos, unas veces para alabar la calidad de su cultura, otras para incluir vocablos españoles en la misma obra (Astrana Marín, p. 18). Quizá allí podamos encontrar una metáfora de lo que es la dialéctica de la producción artística, puesto que desde el extremo de las antípodas se puede forjar finalmente una alianza en la que sea la producción literaria la que lleve las de ganar.

Quijote pueda apreciarse como un conjunto de escenas independientes las unas de las otras, con un problema específico que, por lo general, se resuelve en el transcurso de la misma, facilita su puesta en escena en la palestra donde solía batirse Shakespeare. El mismo tono grandilocuente del caballero manchego, con una modulación marcada por un ritmo solemne, y la manera en que los diálogos pueden acaparar completamente la atención del lector durante páginas enteras, con la total ausencia de acción externa, se corresponde con la recitación propia de los personajes mayestáticos de Shakespeare y con la naturaleza dialógica del teatro.

Tal vez el uno era el espejo del otro, y Shakespeare fue don Quijote, y Cervantes el fantasma del rey Hamlet En lo que respecta a los puntos en común entre el Quijote y algunas obras de teatro del autor isabelino, como hijas del mecenazgo propio de la época, puede identificarse una actitud obsecuente ante los excesos de los nobles, una tendencia a lavar sus culpas de una rápida pincelada, tal como ocurre en las historias de Cardenio/Luscinda y don Fernando/Dorotea, del autor español, y Los dos hidalgos de Verona, del dramaturgo inglés, sin querer decir con esto que no hallaran ocasión, en otros pasajes, de tirar la piedra antes de esconder la mano. Además, el hecho de que la trama del

Hablando del teatro dentro del teatro, tan común en las obras de Shakespeare, encontramos equivalencias en el Quijote en lo que podríamos llamar teatro dentro de la historia, pero a través de la presencia de un personaje que encarna a un actor determinado para obtener en respuesta un efecto particular. El caso más notable lo encontramos en el capítulo XXIX del primer libro del Quijote, cuando varios personajes fingen componer la corte de la reina Micomicona para llevar al «desfacedor de agravios y enderezador de entuertos» de regreso a su tierra natal.


Segunda parte del Quijote, en una edición de 1605

El hecho de que al barbero se le caigan las barbas postizas en frente de amo y escudero, sin que por ello se interrumpa la farsa, expone el papel de la teatralidad de la que habla Vsévolod Meyerhold, entendida como «la cualidad propia de un teatro en el que el público no olvida que está ante un actor que representa, ni el actor olvida que está sobre un escenario» (como se cita en Iriarte, p. 35). Ni más ni menos que aquello que ocurría en el teatro isabelino, en el que los espectadores, incluso, interpelaban a los actores en plena interpretación. Otros ejemplos de este tipo los hallamos, asimismo, en el segundo libro del Quijote. Entre estos están la interpretación que el bachiller Sansón Carrasco hace del Caballero de los Espejos, la historia representada en el retablo de Maese Pedro, la representación de Basilio ante Quiteria, el travestismo de los personajes femeninos y las aventuras

transcurridas en casa del duque y la duquesa, quienes, valiéndose de su poder y capacidad de crueldad, no solamente escenifican el vuelo del caballo Clavileño para hacer befa de la credulidad del Quijote, sino que llevan su osadía al extremo de crear ante los ojos de Sancho Panza la ilusión de gobierno de la ínsula Barataria. Otro tanto podríamos decir de los locos cervantinos y shakesperianos, del salvoconducto de los cómicos que van montados en la carreta de la Muerte en concomitancia con la lengua indomable del bufón que aparece en El rey Lear, de las similitudes entre Falstaff y Sancho, pero acaso no sea este el momento ni el lugar para hacerlo. Voy directamente a la manera en que la naturaleza parece haber metido su mano para que Shakespeare y Cervantes murieran, hacia 1616, con una semana escasa de diferencia. Tal vez el uno era el

espejo del otro, y Shakespeare fue don Quijote, y Cervantes el fantasma del rey Hamlet. Tal vez a ambos, sin que nunca llegaran a saberlo, los hermanaba el vínculo secreto de la poesía, y no podía el uno dar un paso sobre la tierra sin que el otro hiciera otro tanto. Al final, su paso por el mundo fue como el de esos cometas que iluminan el cielo de milenio en milenio, dejando tras ellos una estela difícil de borrar. Alfredo Baldovino Barrios es un escritor colombiano. Ha ganado concursos de cuento y crónica en su país. Ha publicado en revistas como El Malpensante y Vía Cuarenta, y es colaborador habitual de la revista Latitud, de El Heraldo. También se ha desempeñado como relator para la FNPI y fue incluido recientemente en El Gabito nuestro de todos los días, la antología de textos sobre García Márquez publicada por la Editorial Collage. 43


Enriqueta Zafra

Figuras marginales en Don Quijote: Maritornes y sus «desgracias y malos sucesos» Este artículo examina el «caso» de Maritornes y las «desgracias y malos sucesos» que la llevan a la venta de Juan Palomeque. Con este episodio Cervantes participa en el debate sobre la prostitución y ofrece un comentario desde el que analiza las causas y conflictos que llevan a ciertas mujeres a comportarse «fuera de lugar». A 400 años de distancia, leemos en la prensa que en tres estados mexicanos el matrimonio es un indulto frente al abuso sexual contra menores de edad. Algunas cosas nunca cambian.

Fotos: Fuente externa 44


E

n el Quijote, a Maritornes se la describe directamente como «puta» y no es de sorprender, pues es también ventera, una ocupación que, como bien nos recuerda Juan Mal Lara en Filosofía vulgar, en la época era tenida por sospechosa: «No casarse con hija de mesonero es buen consejo, porque donde muchos van y vienen, y de tan diversas condiciones, alguno vino que agradó a la moça, o alguno a ella. Y quan malo sea esto, díganlo los experimentados, porque aun ay está la doncella tras siete paredes, y es menester grande aviso, ¿quánto más quando anda entre todos? (100)». En efecto, además de los mesones, las ventas de caminos y ciudades estaban generalmente asociadas con la prostitución, y las venteras, como atestiguan los siguientes y coloridos refranes de Gonzalo Correas, eran sinónimo de prostituta: «La liebre búscala en el cantón, y la puta, en el mesón», «Higa verde y moza de mesón, pellizcando maduran», «No compres asno de recuero, ni te cases con hija de mesonero» o «Ni costal de carbonero, ni moza de mesón sin agujero». Por lo tanto, teniendo en cuenta las prácticas que este tipo de dichos sugieren, las ordenanzas locales insistieron desde el principio en separar las actividades y negocios que se llevaban a cabo en mancebías y ventas. De hecho, si el negocio del comercio sexual quería tener un futuro, se hacía indispensable mantener ambos mundos separados, esto es, el de las tabernas y mesones por un lado, y el de las mancebías por otro. En este sentido las ordenanzas eran minuciosas y prescribían que, incluso durante un viaje, las prostitutas y los rufianes solo po-

dían pasar un tiempo limitado en estos establecimientos. Las penas para los que no respetaran tal disposición quedaban asimismo establecidas, pues: « [...] las mujeres públicas y los rufianes solo podían permanecer en ellos [los mesones] medio día, si no querían perder ellas su ropa, o si reincidían ser desterradas» (Galán Sánchez, 161). Sin embargo, la repetición de las ordenanzas en lo referente a la presencia de las mujeres públicas en este tipo de locales, solo confirma lo común de tal práctica y su uso para el encuentro y la realización de transacciones sexuales. Por ejemplo, las Ordenanzas de Salamanca de 1619, tres años después de la muerte de Cervantes y, por lo tanto, de la publicación del Quijote, dictan que los mesoneros y taberneros se aseguren: «que no haya muger que gane con su persona pública ni secretamente ni biva escandalosamente, ni la consientan, aunque digan que es

alguna persona, de quien usen mal los huéspedes, o consentirlo a ellos o a otros» (Alcocer, 101-102). Sin embargo, un padre de mancebía, como eran llamados los administradores del burdel, no cometía pecado alguno en permitir que el negocio de la prostitución se llevara a cabo en su recinto.2 Cuando uno de estos «padres» pregunta al padre Pedro de León (1545-1632), un jesuita que trabajaba en las cárceles y atendía a prisioneros y prostitutas, si la salvación para él era posible dada la profesión a la que se dedicaba, el jesuita responde algo bastante interesante y práctico: «Yo le dije que si guardaba las ordenanzas justas y santas (que lo son, cierto como de santos Reyes) que sí podría[...] Pues todas estas cosas que mandan las leyes y pragmáticas de las casas públicas, guardaba este buen padre[...] y él vivía tan bien que se confesaba cada ocho días» (Herrera Puga, 41-42).

¿Y cuál era la situación del comercio carnal en la época? para su servicio» (citado por Lacarra Lanz en «La evolución...», 75). En este sentido, no seguir las directrices de las ordenanzas no solo contravenía la ley, sino que también constituía un pecado.1 Según un manual de confesión de la época, los venteros que permitían que estas mujeres se dedicasen al comercio carnal en sus premisas cometían pecado: «Los mesoneros pecan mortalmente en las cosas siguientes [...] Tener en su casa, o traer a

Tan buenas intenciones son laudables. Sin embargo, se puede fácilmente interpretar, dadas las repeticiones de estas leyes y avisos en las Ordenanzas, los proverbios antes mencionados y la literatura,3 que el negocio de la prostitución nunca fue contenido completamente en el espacio que le fue asignado según las leyes. Otros lugares, tales como las ventas de los caminos y de las ciudades, fueron centros importantes de prostitución, tal como lo 45


presenta el «caso» de Maritornes. Como analizaremos a continuación, con su narración Cervantes ofrece su particular visión y punto de vista sobre la situación en la que se encontraba el comercio carnal.

finales del siglo XV pone en perspectiva el interés y el esfuerzo dedicado a ordenar tan desorganizado negocio. De hecho, los Reyes Católicos abogaron por un decisivo control

Maritornes ofrece a Cervantes la oportunidad de comentar y pronunciarse sobre cómo estas mujeres hacían frente a este tipo de situaciones ¿Y cuál era la situación del comercio carnal en la época? Para empezar, el último decenio del siglo XV se presentó particularmente movido en España en cuanto al tema del comercio carnal, y, como apunta Denis Menjot en Prostitutas y rufianes, «las mancebías [...] se multiplicaron a partir de 1498, cuando las autoridades concedieron licencia a todos los que las solicitaron para construir nuevas casas-boticas para las prostitutas»(197). En efecto, a principios del siglo XVI ya había mancebías establecidas en las ciudades de Segovia, Cuenca, Toledo, Valladolid, Logroño, Madrid, Medina del Campo, Córdoba, Sevilla, Granada, Málaga y Salamanca (Lacarra Lanz, «El fenómeno...», 270) y también era famosa por su tamaño la mancebía de Valencia, según comprobamos por los estudios de Manuel Carboneres y Carmen Peris citados en la bibliografía. Consecuentemente, toda esta atención prestada desde el poder a la organización del comercio carnal a 46

de la prostitución, y su apoyo fue fundamental para la legalización y funcionamiento de estos negocios, ya que pusieron todo de su parte para que la mancebía oficial triunfara. No se trataba, en realidad, de que los Reyes Católicos quisieran imponer a la sociedad una nueva moral sexual, sino de una simple cuestión práctica, que era mantener la paz y la tranquilidad en las ciudades. Desde el poder se pensaba que estos establecimientos bien estructurados y con unos límites bien definidos podían ser parte integrante de los instrumentos de control. Con su uso se evitarían reyertas callejeras entre rufianes por su control sobre mujeres, también disminuirían los raptos y violaciones,4 y se evitarían prácticas como la sodomía, la barraganía y el concubinato. Sin embargo, el éxito de las mancebías, toleradas por las autoridades y apoyadas por una cada vez más avergonzada Iglesia católica, falló porque nunca tuvo la capacidad de contener un negocio que,

por su propia naturaleza y condición, se negaba al orden y al control. De hecho, ventas y mesones ofrecieron, antes y después de que la prostitución legal fuera abolida en 1623, un espacio idóneo para la prostitución free-lance. Como hemos comprobado, en el Quijote, igual que en la picaresca femenina, todos los casos de prostitución son ilegales, pero al contrario que en la picaresca, en la que el personaje de la pícaraprostituta ofrece al lector/voyeur la oportunidad de observar y disfrutar de la naturaleza perversa y lujuriosa de estas mujeres, en el Quijote, Cervantes ofrece la oportunidad de penetrar en algunas de las causas y razones que llevan a estas mujeres a las situaciones en que se encuentran. De hecho, las circunstancias de Maritornes ofrecen un interesante punto de vista sobre cómo una fea y deformada prostituta asturiana es presentada por Cervantes de forma positiva y comprensiva. Este hecho no es coincidencia, sino que forma parte del debate que en la época tenía lugar respecto a los pros y los contras de la prostitución legal. Cervantes no solo participa en el debate y señala cuál es el problema con la prostitución legal e ilegal, sino que además, de una forma típicamente cervantina, presenta la otra cara de la moneda, es decir, el punto de vista de las mujeres y las razones que las han llevado a la situación en que se encuentran. Empezando por el nombre, Maritornes es una «María al revés», y según Augustín Redondo, lo contrario de María, la madre de Cristo (Redondo, 232). La ventera es también una de esas conocidas


como «Marimontón», y según Redondo el nombre sugiere «amontonarse», que comúnmente significa «amancebarse», y monte, en la lengua de germanía, hace referencia a la «mancebía» (Alonso Hernández, 538). Sin embargo, Maritornes también presenta similitudes con María Magdalena y con la imagen de la prostituta con el «corazón de oro», como muchas de sus intervenciones lo prueban. Por ejemplo, la asturiana es la única que ayuda a Sancho después de la paliza que sufre en la venta, y sacia su sed con vino que compra con dinero de su propio bolsillo: «[...] porque en efecto, se dice que della que, aunque estaba en aquel trato, tenía unas sombras y lejos de cristiana» (158). Naturalmente, como ventera, el trato al que se refiere el narrador es el negocio de la prostitución ilegal.

Sabemos de ello porque Maritornes había concertado con el arriero: « [...] que aquella noche se refocilarían juntos, y ella le había dado palabra de que estando sosegados los huéspedes y durmiendo sus amos, le iría a buscar y satisfacerle el gusto en cuanto le mandase» (145). Aunque estos crudos encuentros sean el día a día de su realidad, Cervantes también apunta a una prehistoria de Maritornes. Y aunque esta prehistoria pre-venta nunca se cuenta realmente en detalle, pues solo sabemos que «desgracias y malos sucesos la habían traído a aquel estado», queda desdibujada con esta frase la realidad en la que muchas mujeres de la época se encontraban. De hecho, muchas prostitutas llegaban al negocio después de una incumplida promesa de matrimonio, que iba seguida nor-

malmente por un encuentro sexual consensuado al que sucedían el abandono,5 una violación, asaltos y, claro está, la pobreza en general.6 No hay duda de que Maritornes había sido víctima de uno de estos incidentes. Otro factor que apunta al abuso sexual como origen de «las desgracias y los malos sucesos» que la habían llevado a su situación, es el hecho de que Maritornes está desplazada de su lugar de origen, su Asturias natal. Aparentemente, al contrario de los casos de las ciudades del sur o del centro de España, donde las mancebías legales se habían establecido rápidamente, en el norte había una ausencia completa de este tipo de establecimientos: «De las mancebías reglamentadas gallegas, cántabras y asturianas apenas se tiene noticia, 47


y es probable que nunca llegaran a establecerse» (Bazán Díaz, 55). Parece ser que la ausencia de burdeles y de la prostitución legal, mezclada con una aparente laxitud de la moral sexual de los campesinos en las regiones norteñas, provocó la intervención de la Inquisición. Además, es posible que, como bien ha demostrado Allyson Poska en el caso de Galicia, lugar que ofrece una situación similar a la de Asturias, Maritornes haya sido exiliada por haber tenido relaciones sexuales ilícitas: «En lo que se refiere a las gallegas solteras, el momento de más riesgo para ellas en cuanto a la Inquisición se refiere, fue entre los años 1580 y 1620, cuando la Inquisición se empezó a interesar menos por las actividades de los judíos y los moriscos y a meterse más en los asuntos que tenían que ver con las creencias y los compor48

tamientos de los cristianos viejos. Durante este período, la Iglesia y la población española se encontraron en desacuerdo en cuanto al sexo»7 (78). Poska añade además: «Aunque el exilio era el castigo más frecuente, es difícil saber su efecto en las campesinas. Si de hecho estos castigos se llevaron a cabo, las mujeres podrían encontrarse en circunstancias extremas, desplazadas de sus casas y separadas de sus familias»8 (83). En este sentido, la cristiana vieja Maritornes ofrece a Cervantes la oportunidad de comentar y pronunciarse sobre cómo estas mujeres hacían frente a este tipo de situaciones. Otro aspecto que la marca como un personaje marginado es el hecho de que es «fea». Lejos de bellezas como Dorotea, Leandra, Marcela, Zoraida y la mayoría de las mujeres cervantinas, con las que

Maritornes comparte otras características, como el hecho de haber sido víctima de los abusos de los hombres, la ventera asturiana es descrita como: «[...] llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas»9 (143). De hecho, la fealdad de Maritornes la sitúa como un tipo particular de prostituta, una que satisface las necesidades de clientes de segunda o tercera clase, tales como arrieros, ciegos mendicantes o viejos locos como Don Quijote: «Y era tanta la ceguedad del pobre hidalgo, que el tacto, ni el aliento, ni otras cosas que traía en sí la buena doncella, no le desengañaban, las cuales pudieran hacer vomitar a otro que no fuera harriero» (148). Obviamente, la «fealdad» no excluye del comercio sexual, como


la novela picaresca Vida y costumbres de la madre Andrea demuestra, pues incluso feas prostitutas a las que Andrea describe como «espantajo de la lascivia y cara que de balde era cara» (66) tienen negocio abundante, ya que hay clientes ciegos o ciegos de lujuria a los que no les importa la belleza, a lo que la fea responde que «A falta de pan con ojos bueno es sin ellos» (68). No se arrepiente porque en poco tiempo le llueven los clientes. Sin embargo, la fealdad de Maritornes como personaje marginal trasciende, adquiriendo bajo la pluma de Cervantes complejidad y belleza interna. Nada es lo que parece en manos del maestro, y una campesina analfabeta, prostituta, fea y de ínfima clase ofrece un ejemplo incomparable de compasión humana y de honor que no está presente en personajes de alto linaje y de rancio abolengo. Al mismo tiempo, el personaje de Maritornes y sus «desgracias y malos sucesos» refleja la dificultad que existía en la época de identificar claramente quién era una prostituta legal, ya que, como la ventera atestigua, también la prostitución se movía en la ilegalidad. De hecho, las mujeres que vivían del comercio sexual se resistían a la clausura en la mancebía que el sistema les exigía, pues como la madre Magdalena de San Jerónimo apunta: «Las mugeres moças que [...] llegada la noche, salen como bestias fieras de sus cuebas á buscar la caça; ponénse por essos cantones, por calles y portales de casas, combidando a los miserables hombres que van descuidados, y hechas laços de Satanás, caen y hazen caer en gravíssimos pecados» (308; la cursiva es mía).

Esto era, sin duda, lo que más temían los custodios de la moral: la confusión y el no saber distinguir a la buena de la fea o de la mala. Esto es precisamente lo que le gusta explorar a Cervantes. Enriqueta Zafra es profesora asistente en el Departamento de Lenguas, Literaturas y Culturas de Ryerson University, Toronto (Canadá). Sus áreas de investigación incluyen la cultura y la literatura de la España de los siglos XVI y XVII, en particular Cervantes y la novela picaresca. En la actualidad está investigando la literatura relacionada con las mujeres aventureras. Y ha creado una web documental sobre el tema: <http:// ryerson.ca/piedrarodadera>.

Notas 1

La naturaleza de la confusión sobre quién estaba cometiendo un pecado y por qué fue razón suficiente para hacer que la Iglesia tomara nota de las inconsistencias y dudas que las diferencias entre las leyes de Dios y las de la ciudad estaban suscitando entre los súbditos; por ejemplo, la vecina de Antequera que dice: «que era verdad que había dicho que echarse los hombres con las mujeres de la mancebía no era pecado, y que por entonces lo creyó así, pues el rey permitía que hubiese aquellas casas» (citado por Galán Sánchez, 162). 2 Tampoco cometían pecado los que creaban tales leyes, pues «los que gobiernan no solo no pecan en no prohibir las casas públicas [...] pues no lo hacen para que sus súbditos ofendan a Dios que esto sería malo; si no porque no cometan otros mayores delitos, lo cual es santo y bueno» (Farfán, 736). 3 En la picaresca femenina, con excepción de la protagonista Andrea, que es «madre de mancebía» en Vida y costumbres de la madre Andrea, todas las pícaras-

prostitutas practican la prostitución fuera del recinto de la mancebía. Véase Zafra, Prostituidas por el texto, para el tema de la prostitución en la picaresca. También en el Quijote, en donde además de Maritornes, tenemos el caso de la Tolosa y la Molinera, a las que don Quijote encuentra en otra venta de caminos (43). De igual forma, la prostituta de la ínsula de Sancho practica la prostitución por los caminos (892), y debido a la prohibición de tal práctica, Sancho le recuerda los doscientos azotes que le esperan si continúa con tal comportamiento. 4 Parece ser que la existencia de burdeles sí contribuyó en algunos casos a la disminución de delitos de índole sexual. Es el caso de las ciudades de Dijon (10,000 habitantes) y Valencia (40,000 habitantes): en la primera, donde no había mancebía, el número de violaciones era de 3.8 al año; mientras que en Valencia, con una población mayor, el número de violaciones era de un caso cada dos años (Pérez García, 115-116). 5 Este es el caso de otros personajes del Quijote, como Dorotea, que es seducida por don Fernando, el cual le promete matrimonio, y después de consumarlo, la abandona. También Leandra sufre el mismo abuso a manos del soldado Vicente de la Roca. Es interesante notar el origen de sus «desgracias» y el futuro que la aguardaba, pues después que la traen ante su padre: «[...] preguntáronle su desgracia; confesó sin apremio que Vicente de la Rosa la había engañado, y que debajo de su palabra de ser su esposo la persuadió que dejase la casa de su padre; que él la llevaría a la más rica y más viciosa ciudad que había en todo el universo mundo, que era Nápoles» (508, la cursiva es mía). 6 Ver los estudios de Barahona, Perry, Moreno Mengíbar y Vázquez García, que han abordado estos temas en profundidad. 49


7

«As far as single Galegas were concerned, the greatest chance of coming into contact with the Inquisition was between 1580 and 1620 when the Inquisition became less interested in the activities of converted Jews and Muslims and more concerned with the beliefs and behaviours of Old Christians. During this period, the Church and the Spanish populace often found themselves at odds over sex». 8 «Although exile was the most frequent punishment, it is difficult to know its effect on these peasant women. If indeed these punishments were enforced, the women could find themselves in dire circumstances, displaced from their homes and separated from their families». 9 Véase la ilustración y descripción de la adaptación gráfica del Quijote de Rob Davis para hacerse una idea de la asturiana.

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Luis Beiro ร lvarez

Cervantes como personaje de ficciรณn La figura de Miguel de Cervantes y Saavedra se encuentra envuelta en un boom con motivo del 400 aniversario de su muerte. Sin embargo, al contrario de lo que ha ocurrido con Shakespeare y otros escritores, el cine no ha presentado una obra que retrate su vida de una manera apropiada. A pesar de esto ha habido varios intentos de los que a continuaciรณn hacemos un recuento.

Fotos: Fuente externa 52


E

l cine de ficción inspirado en la vida de Cervantes no es abundante ni ejemplar. A diferencia de los filmes hechos a partir su obra literaria mayor, el Quijote, las cintas que abarcan la vida o episodios de la vida del Manco de Lepanto no son conmovedoras ni muestran técnicas destacables. El cine ha presentado al Padre de la Lengua Española como un literato de trayectoria singular, aventurero, soldado de mil batallas, prisionero de piratas, exiliado, hereje y recaudador de impuestos. Todo lo contrario sucede con su obra inmortal, el Quijote, cuyo personaje ha seducido e inspirado a infinidad de directores a lo largo y ancho del mundo desde los mismos inicios del cine.

Algo del Quijote De 1898 data una breve escena muda en blanco y negro, producida por la Gaumont, donde aparece el Caballero de la Triste Figura. Ya en 1903, dicha compañía gala (también en blanco y negro) financió el corto de seis minutos Aventuras de don Quijote de la Mancha, dirigido a cuatro manos por Ferdinand Zecca y Lucien Nonguet. En 1908, la cinematografía española produjo sus dos primeras películas que tienen al caballero andante como protagonista. Son El curioso impertinente y Don Quijote, ambas de Narciso Cuyás. En 1909, George Meliés estrenó en París otro de sus valiosos cortometrajes mudos en blanco y negro: Don Chisciotte. A partir de esa fecha, llueven los cortos y documentales sobre este personaje hasta la llegada, en 1933, del primer largometraje de ficción (73 minutos), un musical dirigido por el francés Georg Wilhem

Pabst y realizado al mismo tiempo en dos versiones, una en francés y otra en inglés. En ambos proyectos, el papel del Quijote corrió a cargo de Feodor Chaliapin. Esta pieza fue el detonante para que importantes directores de los cinco continentes, pertenecientes a las más diversas cinematografías, se hayan inspirado en sus aventuras para llevarlas a la gran pantalla. Sidney Lumet, Orson Welles, Jose María Forqué y Manuel Gutiérrez Aragón son algunos de los realizadores que adaptaron la novela cervantina. Actores como Peter O´Toole, Fernando Fernán Gómez, Alec Guinness, Fernando Rey y Robert Duvall han encarnado al Quijote. Sin embargo, de las cintas inspiradas en la vida del autor de la novela, existen muy pocas referencias. Los guiones sobre la vida de Cervantes no abundan. Las causas pueden atribuirse a la inmensidad de su mítico personaje, el cual supera la figura de su «inventor». Pero también incide la poca atención que a lo largo de la historia le ha ofrecido la crítica española a su obra, y el olvido de que ha sido objeto por parte de los medios de difusión y las autoridades de la patria que lo vio nacer.

Un Cervantes poco atendido Uno de los juicios más prominentes pronunciado en España a favor de Cervantes corrió a cargo del gran poeta Luis Cernuda. El autor de La realidad y el deseo no vaciló en afirmar que «los hombres sencillos siempre lo quisieron, mientras que muchos grandes literatos lo envidiaron». En el colofón de la novela de Bruno Frank, Un hombre llamado

Cervantes (1934), recientemente reeditada en Madrid en ocasión del cuarto centenario de la muerte del escritor español, se recoge un fragmento de la referida valoración: «[...] lo rico y variado de su expresión vital, la amplitud y generosidad de su inteligencia, libre como pocas inteligencias españolas lo han sido en este mundo». El escritor español Félix de Azua, desde nuestra contemporaneidad, va mucho más allá. En un artículo de El País, del pasado primero de marzo, refiere la poca importancia concedida a los artistas a lo largo de la historia: «Lo de rendir homenaje a los artistas es cosa reciente. Antaño solo se celebraba la vida (mejor, la muerte) de reyes, nobles, guerreros y santos. No verán ustedes estatuas de pintores o músicos antes del siglo XIX. Creo que el primer lugar que celebró haber tenido de ciudadano a un artista fue Núremberg, en 1828, cuando la población se vistió de Durero. No había una sola obra del artista en la ciudad, pero la gente se disfrazó con ropa que pretendía ser del siglo XV... En España lo del Quijote tardó en llegar hasta el 98, pero ¿ha llegado? Es verdad que hay rotondas con un patético Quijote de hierro oxidado en medio de plantas muertas [...]». La escasísima filmografía inspirada en su figura evidencia la falta de interés en ahondar en la cultura del pueblo español. Posiblemente, un argumento taquillero justifique tal ignorancia. Pero hay algo peor. Los sectores instalados en el poder político a lo largo de la historia española, además de mostrar indiferencia hacia Cervantes, no lo han visto con buenos ojos. Fue un latinoamericano quien asumió su 53


defensa. Jorge Luis Borges, en su ensayo La supersticiosa ética del lector (Casa de las Américas, 1981, p. 104), asegura que la capacidad indigente de nuestras letras, su incapacidad de atraer, han producido una superstición del estilo, una «distraída lectura de atenciones parciales». Al poner el caso de Miguel de Cervantes como autor del Quijote, Borges aduce que «la crítica española, ante la probada excelencia de esa novela no ha querido pensar que su mayor (y tal vez único irrecusable) valor fuera el psicológico... En verdad, basta revisar unos párrafos del Quijote para sentir que Cervantes no era un estilista... y que le interesaban demasiado los destinos del Quijote y Sancho para dejarse distraer por su propia voz». «Quevedo –sigue apuntando Borges– versifica en broma su muerte, sin acordarse de él». Escritores latinoamericanos también «acabaron» con Cervantes. Leopoldo Lugones apunta que «el estilo es la debilidad de Cervantes, y los estragos causados por su influencia, han sido graves» (El imperio jesuítico, p. 59). Y Grossac asegura que una buena parte de la mitad del Quijote es de forma por demás floja y desaliñada, lo cual justifica lo del «humilde idioma que los rivales de Cervantes le achacaban» (Crítica literaria, p. 41.) Con su habitual sabiduría, Borges atribuye en el referido ensayo similares inexactitudes de estilo a la prosa de Dostoievski, Montaigne, Butler y hasta el propio Flaubert: «Prosa de sobremesa, prosa conversada y no declamada es la de Cervantes y otra no le hace falta». Estas reflexiones borgianas pueden sustentar una tesis en honor a la memoria 54

de Cervantes, y fustigar el poco caso que ha merecido en este centenario. Mientras los ingleses (políticos, literatos, críticos, cineastas) atesoran la figura de Shakespeare, sus similares españoles han hecho todo lo contrario con Cervantes: lo han limitado a un simple autor de novelas de caballerías, a un espadachín, a un soldado aventurero «crucificado» por la Inquisición y perdido entre cantinas y amores. De ahí que su filmografía se haya limitado a dos simples películas «troyanas».

Cervantes como personaje El primer largometraje de ficción donde se recrearon ciertos episodios de su vida fue rodado en 1967 por el director norteamericano Vincent Sherman1 bajo el título de Cervantes, cinta que hoy día es difícil de conseguir. Tal vez los mayores méritos de la obra no solo se deben a algunos nombres del reparto como Gina Lollobrigida, José Ferrer, Fernando Rey, Louis Jordain y Francisco Rabal, sino a que se trata de un producto elaborado con cierta dignidad, destinado al entretenimiento. Corresponde al actor alemán Horst Buchholz2 el honor de haber encarnado por primera vez en el cine la figura de Cervantes como personaje de ficción. Antes de protagonizar Cervantes, de Vicent Sherman, Horts Buschholz era un actor proveniente del teatro que había desarrollado una carrera cinematográfica con altas y bajas. Mereció aplausos bajo la dirección de su compatriota Helmut Kautner en el filme alemán Himmel ohne Sterne, que obtuvo el premio a

la mejor película en el Festival de Cannes de ese año. Buschholz, que había nacido en Berlín en 1933, tuvo otra actuación muy recordada en el filme Un, dos, tres de Billy Wilder, realizado en 1961. Algunos directores se apoyaron en la intensidad de su rostro y en las dimensiones de su musculatura física para entregarle papeles protagónicos ligeros, tal como ocurrió en la película Cervantes. En el caso de Vincent Sherman, fue aclamado por su habilidad para poner en escena cualquier tipo de guión y convertirlo en éxito de taquilla. Esta destreza le permitió involucrarse siempre en la dirección de cintas de gran presupuesto donde reunía nombres sonoros. Este reclutamiento de luminarias está presente en Cervantes, cinta repleta de encumbrados como Gina Lollobrigida y Marisa Paredes, entre otras. En resumidas cuentas, Sherman no fue un cineasta del montón, pero tampoco un portento. Su voluntad cinematográfica no supo estar a la altura de un resultado profesional. La novela en que se basó, Un hombre llamado Cervantes (1934), fue escrita por Bruno Frank, un dramaturgo judío-alemán graduado de Filosofía y Derecho en Múnich y emigrado a los Estados Unidos, donde se reunió con su amigo Thomas Mann. La novela incluye algunos datos de la primera juventud del personaje, que lo presentaban ante el lector norteamericano como un trotamundos en busca de amores y aventuras, siempre visto desde una perspectiva de ficción.

Un Cervantes de humor En el 2007, la directora Inés París3 rodó la comedia Miguel y William, considerada como «ver-


gonzante» para unos y «ligera y voluble» para otros. El filme, protagonizado por Elena Anaya, contó también en el reparto con el trabajo de Juan Luis Galiardo como Cervantes, Will Kemp en el rol de William Shakespeare, y otras figuras como Josep María Pou, Geraldine Chaplin, Malena Alterio, Miriam Giovanelli y José Luis Torrijo. La sinopsis describe la historia de Leonor de Vibero, una joven de naturaleza rebelde y aficionada al teatro que debe regresar a Castilla para contraer matrimonio con un duque viudo. En Londres deja a un amante desolado, William Shakespeare. En España conoce a Miguel de Cervantes, antiguo soldado y escritor que ha perdido la fe en su talento. Su capacidad de seducción y su entusiasmo hacen posible que Cervantes escriba una comedia

para celebrar su matrimonio con el duque. Pero, de repente, llega Shakespeare, decidido a impedir su casamiento. Leonor encuentra propicia la ocasión para unir el talento de ambos autores y obtener una obra única. Cervantes aportará hondura y sabiduría; Shakespeare, el dominio de los recursos teatrales y el humor. En un momento la estrategia de la joven se descubre, y ambos personajes, frente a frente, se verán envueltos en situaciones fuera de lo común. Este filme obtuvo los premios de la Audiencia y del Jurado de un festival de cine menor dentro del contexto del Séptimo Arte: el de Comedias de Peñíscola. La película, en sí, no se inspira en la vida de Miguel de Cervantes, sino en un supuesto encuentro fortuito entre dos genios de las letras

guiados por la mano de una hermosa mujer. La película puede considerarse una especie de divertimento con algún que otro momento de humor que la audiencia supo y sabrá agradecer. Su mayor inconveniente son sus excesos y reiteraciones gratuitas, localismos demasiado evidentes y una realización técnica no acorde con el nivel alcanzado por el cine español en esa época. Juan Luis Galiardo (Cádiz, 1940 - Madrid, 2012) fue el primer actor de la historia del cine en interpretar tanto a Miguel de Cervantes como a don Quijote de la Mancha. A Cervantes lo encarnó en la cinta Miguel y William (2007), mientras que al Quijote lo interpretó –dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón– en El caballero Don Quijote (2002). Además de encarnar a 55


Cervantes y al Quijote, Galiardo dio vida (en el cine) a otro clásico de la literatura española, el Lazarillo de Tormes (Fernando Fernán Gómez y José Luis García, 2000).

La miniserie Documentales y cortometrajes han tratado con un poco más de respeto la impronta cervantina, casi siempre a partir de testimonios de intelectuales y figuras del ámbito cultural que exponen sobre su vida y su obra basándose en estudios e investigaciones históricas. Como pieza de ficción, Televisión Española estrenó la miniserie Cervantes (1981, 540 minutos), producida por Alfonso Ungría, con guión de Daniel Sueiro, Isaac Montero, Manuel Matji y Eugenio Martín. En esta ocasión, la responsabilidad de encarnar al escritor recayó en el actor Julián Mateos. El resto del reparto estuvo integrado por Paco Rabal, Marisa Paredes, Carmen Maura, Imanol Arias, José María Muñoz, Julieta Serrano, María Luisa Ponte, Manuel Aleixandre, Manuel Zarzo y José María Pou. La musicalización estuvo a cargo de Antonio García Abril, y la puesta en escena contó con el asesoramiento del Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela. La sinopsis retrata a Miguel de Cervantes que languidece enfermo, en su casa de Madrid, al cuidado de su sobrina Constanza. Un admirador de su obra emprende la tarea de elaborar para el rey un escrito donde se narren los hechos y méritos de su vida, a fin de conseguir algún honor que aliente los últimos días del escritor. La miniserie, dividida en nueve episodios, logra una adecuada esce56

nografía y una reconstrucción de la época bastante acertada, no solo en escenarios, vestuario, maquillaje y utilería, sino también en ideas, diálogos y costumbres. Este fue el último trabajo protagónico (al menos, en el campo del cine y la televisión) de Julián Mateos. Es evidente que este actor era demasiado mayor para encarnar al Cervantes joven, y demasiado joven para interpretar al Cervantes viejo, pero, pese a esas dificultades, consigue una caracterización aceptable. Alfonso Ungría saca provecho de todos los medios a su disposición: localizaciones, elenco, fotografía, diseño de producción. La cámara no puede obviar un estilo barroco que por momentos diseña planos excesivamente protagónicos que le restan fuerza a la historia. El escaso presupuesto con que fue realizada esta miniserie dio lugar a soluciones curiosas y originales, como la narración de la batalla de Lepanto por un archivero y su ayudante. De esta película se desprende la tristeza de un escritor inmortal que en vida, solo recibió chanzas y menosprecio, pero al que la posteridad le deparó el sitial más alto del idioma español. Con esa tristeza se inicia y termina la miniserie. Finaliza trágicamente con el plano de la destrucción de la lápida de Cervantes, dando así a entender la pérdida de sus restos. Algo que desearon todos sus enemigos, tanto literarios como políticos y clericales. No sabían ellos que esos restos quedaban esparcidos en la memoria de una lengua y de la humanidad. Luis Beiro Álvarez se licenció en Derecho en la Universidad de La Habana

(1975). Fue miembro de la Unión de Periodistas de Cuba y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, donde trabajó como especialista en eventos internacionales y publicaciones. Ha publicado varios libros de poesía, periodismo e investigaciones literarias. Su primera novela, La carnada en el anzuelo (1998, 2002), fue celebrada por la crítica. Ha publicado otras novelas: Luyanó (2009) y Los elegidos de Miranda (2013). Actualmente es editor cultural del periódico Listín Diario.

Notas 1

Vincent Sherman, de padres judíos, nació en Georgia (Estados Unidos) en 1906 y falleció en California a los 100 años. Fue aclamado por su habilidad de poner en escena cualquier tipo de guión y convertirlo en éxito de taquilla. El Cervantes de Sherman fue una coproducción entre España, Francia e Italia –con guión de Enrico Bomba, David Karp, Enrique Llovet y el propio autor de la novela, Bruno Frank– inspirada en la juventud del Manco de Lepanto (Alcalá de Henares, 1547- Madrid, 1616.) 2 Horst Werner Buchholz (1933-2003) fue un actor alemán al que se le recuerda por su actuación en la película Los siete magníficos o en la serie española Réquiem por Granada. Trabajó en más de sesenta películas durante su carrera entre 1952 y 2002. Uno de sus últimos éxitos sucedió en el filme de Roberto Benigni La vida es bella, que mereció el premio Oscar a la mejor película de habla no inglesa. 3 Inés París (Madrid, 1963) se licenció en Filosofía con especialidad en Estética y Teoría del Arte, y se destacó como escritora de guiones de televisión y cine. Dirigió sus dos primeras películas junto a Daniela Fejerman. Su primera dirección en solitario ocurre con Miguel y William, para la que también escribió el guión original.


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Rubén Lamarche

Batman vs. Superman: nuestra guerra ¿Por qué Batman vs. Superman: el origen de la justicia divide tanto como los partidos políticos? Quizás se deba a que identifica a bandos que llegan muy hondo en la psiquis humana tales como los góticos y los metropolitanos, o los superficiales y los profundos. Por encima de estos, y más críticos todavía, están los puristas o aquellos que creen en el cómic. En medio de todos estos, los que sencillamente la disfrutamos.

Fotos: Fuente externa 58


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atman vs. Superman: el origen de la justicia no es una mala película. Es una buena película incomprendida como cualquier otra película «alta» del cine internacional, y voy a decir por qué: porque aglutina todos los elementos que hacen que una película de superhéroes sea buena, es decir, concluye con algunas líneas argumentales propuestas en su historia, y otras tantas las deja para después (que no es necesariamente la regla para escribir guiones, pero a eso vamos después), y sobre todo porque apela a las pasiones más básicas del público: la de justicia, en primer lugar, y luego las del amor filial, el amor romántico, la sensualidad, el misterio, la venganza y lo desconocido. La película lidia con estos sentimientos de la manera más primitiva que podamos imaginar. Con las líneas que concluye lo hace significativamente, es decir, concienzuda y de manera definitiva (no cabe duda de que el general Zod es quien da origen a la criatura morfológicamente aventajada que surge de él y Lex Luthor..., no cabe duda de la muerte de Superman, no cabe duda del origen impreciso de la Mujer Maravilla, no cabe duda del origen del pleito entre Superman y Batman, no cabe duda del origen y del destino de Lex Luthor mismo... y así). Es con los cabos sueltos –que no lo son, porque un cabo suelto es un círculo dramático no cerrado, una historia no concluida– con los que llegamos al gran problema: pero no es un problema que se dé a partir de lo que Zack Snyder, su director, nos propone. Es un problema de interpretación: en este caso, interpretaciones distorsionadas por el gusto particular y el prejuicio..., que es un monstruo tan personal como la ropa interior que usamos. Como toda obra cinematográfica, Batman vs. Superman: el origen de la justicia sale de algún lugar, tiene un origen existencial y nos llega con todo un equipaje. Sobre el origen de dicho equipaje, o sobre si este es o no el equipaje original, muy pocos se han puesto de acuerdo. Sobre el peso que la película puede o no tener, ¡sorpresa!, lo tiene... Y lo tiene por lo mismo que vengo diciendo desde que la vi: te guste o no, es la obra de Zack Snyder, y él sabe hacer cine de superhéroes... Es decir, capta la vena que es tan necesaria para traducir

las ansias de la gente en cuanto a sus temores e historias íntimas, y adjudicarles un símbolo cinematográfico: cultura popular, si se quiere. Por lo que he podido colegir leyendo algunos cómics, Batman/Superman era una serie publicada de manera mensual por DC Comics. Los dos personajes eran, separadamente, los más populares del roster de la empresa de publicaciones... Parece increíble que la misma casa que publicaba Batman hiciera lo propio con Superman, pero es así. Es en agosto del 2003 cuando los dos superhéroes se juntan en una misma publicación como una especie de actualización de una serie previa, titulada World’s Finest Comics, en la cual Superman y Batman reunían constantemente sus fuerzas contra un mal determinado. Una crónica de la época se refiere a la serie publicada por DC Comics como «una exploración de la camaradería, el antagonismo y la amistad entre sus titulares». Algo importante: antes de la serie limitada Crisis on Infinite Earths, ambos superhéroes eran presentados como grandes amigos. La serie señera de Frank Miller, The Dark Knight Returns, fue la primera historia de DC Comics que los pone en constante confrontación, al contrario de lo que sucede con las encarnaciones precrisis. Esta dinámica se convirtió en el canon de DC Comics con John Byrne y su The Man Of Steel, un reinicio de Superman publicado originalmente en 1986. Posteriormente entran Zack Snyder y su equipo a la ecuación. Digo posteriormente porque suena razonable que sea después. No conozco la influencia que tuvo Zack Snyder en el proceso de montar el layout de un cómic..., pero es evidente que el tipo los lee. ¿Cuál es el punto de enlace? Un formalismo. Nada más. Nada menos. Y ya: el formalismo de que se escribió un contrato y este ha de ser obedecido por las partes... ¿Y de qué va el contrato? Básicamente, dice que Zack Snyder dirigirá la película. No tengo idea sobre el control creativo de lo que salga ni del final o de lo que sea. Imagino que el currículo personal de Snyder pesará en algo aquí. A lo que quiero llegar es a que Zack Snyder le debe tanto a la audiencia del cómic como él quiera reconocer. Nada más. Nada menos. Y ya. 59


¿Qué le debe? No tengo idea, dije «tanto» a la audiencia del cómic «como quiera reconocer» para ser diplomático: las audiencias y sus preferencias han probado ser tan veleidosas y contradictorias como una mujer embarazada... Así que lo que Zack Snyder le debe a ella, en particular a los geeks y puristas del cómic (que no necesariamente entienden lo que es la dinámica de tomar y dejar del cine de superhéroes), se anula a la hora de que el director se siente con un editor a hacer el montaje de la película. Es decir, viéndolo de otro modo, es que el director es un geek... que está en mejor o en peor posición, es un hecho de una ambigüedad irresistible, pero un geek al fin y al cabo. Entonces, ¿no es su juicio privado puesto en tela de juicio a nivel colectivo, porque el tipo es el geek que hizo la película, un atrevimiento? Ustedes sean los jueces... porque para eso han probado ser tan buenos como un crítico de cine, aunque menos informados. Una amiga me dijo lo siguiente: «La pulpa está escrita de manera que la narrativa tampoco valora la cronología. Está escrita para decir lo que se le antoje a quien sea que se involucre en su creación». Y es cierto: en este sentido, el pulp o pulpa de que habla ella es el ensayo del open source que conocemos hoy día, democratizado, pero no demasiado, claro está. En semejante entorno, donde no se respetan los órdenes temporales (inclusive, la misma DC no los respeta, así que vete tú a saber), ¿podemos condenar a Snyder por hacer esta versión? La pulpa no tiene forma, en el sentido de la obra de arte misma..., o sea, que es inútil culpar a Snyder porque la película no es lo suficientemente purista solamente porque usted lo sea... Es decir, los puristas que se callen si no les gusta, y si les gusta porque es «lo nuevo», entonces, nada, les gustó y ya. Ser purista y decir que la película no te gusta porque el cómic esto y lo otro te desautoriza de plano. Si no te gustó, efectivamente, que sea por sus méritos como película de superhéroes, que sea por sus méritos como parte de la cultura popular, méritos que a tu juicio no alcanzarán estatus de película a considerar...; no porque no es fiel a un

cómic... Porque ser fiel a un comic es, a mi juicio, como que la mujer a quien amas se deje dar un beso por piedad. Pero el caso es que en el pulp había un patrón en su realización, en su ejecución. Las novelitas de este formato (novelas de a diez centavos la unidad, impresas en papel barato bajo un parámetro fijo: violencia) son las que dan origen a los paquitos de superhéroes. Son, si se quiere, su abuelo. Combinando una técnica que más tarde se aplicaría al cine en la manera del story board más un resumen del texto en sí mismo, los paquitos tomaron prestado del cine noir el look tenebroso que más tarde se traduciría en Ciudad Gótica, o el look avant-garde de Metrópolis. Así, más o menos, nacen Batman y Superman.

En fin, que Batman vs. Superman: el origen de la justicia, como dije, es una buena película

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Con lo cual voy a los cabos sueltos: ¿Quién es el tipo que se convierte en cyborg? Me dicen que Victor Stone. En todo caso, yo no lo recuerdo en la película. Pero, como yo no recuerdo muchas cosas, atribuyámoslo al cómic entonces, así como la aparición de Flash, en uno de sus saltos temporales para advertirle algo a Bruce Wayne. Esa, junto con la escena de Batman cuando entra a un camión rodeado tanto por correligionarios como por contrincantes, quienes entonces se enfrascan en una batalla que, al final, Batman pierde. Antes, Superman ha hecho su entrada triunfal, asesinando a dos de los compañeros de Batman. Y luego, cuando la Mujer Maravilla ha accedido a unos documentos que Batman le ha entregado, vemos a Aquaman debajo del mar rechazando el embate de un submarino. De hecho, noto mucha controversia en los medios, pero, no habiéndome sumergido en ella, veo que existen todas estas variantes con una sola constante: que el juicio quede


maniatado ante el gusto personal. ¿Es posible? Sí, lo es; si no, no hubiera tanto crítico de cine proBatman o pro-Superman o pro-Mujer Maravilla. El caso es que todas estas historias a las que se mira como quien pasa por un pasillo secreto y abre puertas sin orden aparente, que aunque incomprensibles forman parte de un todo (la formación de The Hall of Justice), son interesantes en sí mismas y añaden encanto a la trama. Pero esto es tema de un libro que se titularía Zack Snyder y el Salón de los Puristas, donde él se sienta a escuchar a todos los puristas del mundo diciéndole lo que debe hacer con su próxima película de superhéroes. Esto necesariamente me lleva a reflexionar sobre qué es el disfrute. Llevado a sus términos más primitivos, el disfrute es eso que hacemos con plenitud, en condición de «gozar, divertirse, alegrarse, regocijarse, contentarse, deleitarse» y todos sus derivados. Según un entendido, de los sentidos son la visión y el oído los que han sido intelectua-

lizados en mayor medida..., y estoy de acuerdo: ya no olfateamos por necesidad. Thomas Crow, en El arte moderno en la cultura de lo cotidiano, dice, citando un libro del maravilloso Walter Benjamin cuando habla de Baudelaire: «[...] y que entre tanto su mejor parte fuese el goce, jamás el dominio, es lo que hacía que el plazo que les daba la historia fuese objeto de pasatiempo [...] Quien pasa el tiempo busca goces”, dice Benjamin». Que se ajusta fielmente a lo que yo fui a buscar en Batman vs. Superman: el origen de la justicia: un goce, un placer fugaz, como se titula la correspondencia de Truman Capote. Y la fui a ver con mis hijos: Rebecca y Armando. A Rebecca lo que le gustó, curiosamente, fue el aspecto romano de la película: es decir, la lucha entre estos dos gladiadores. La construcción de la trama es interesante, pero no fue lo que le atrajo: no tiene antecedentes con los cuales apreciarla, no tiene precedentes a partir de los cuales 61


formarse un juicio. ¡No tiene cómo explicarla ni explicársela a otros! Eso, y por supuesto, la Mujer Maravilla. A Armando, por igual, la lucha de Batman y de Superman le pareció que dura muy poco. Ellos no tienen información salvo la que, de forma muy mediocre, les he dado: cerca de un ochenta por ciento de mi experiencia viene de las películas de Batman..., el restante veinte por ciento se lo doy a los paquitos leídos perdidamente, y tres libros o novelas devoradas con hambre ya de viejo. Es decir, nada en el plano editorial, lo que significa que no soy un geek... Pero la pregunta es: ¿hace esto (el no ser geeks) que nuestra experiencia (la mía, la de mis hijos) sea menos placentera a la hora de disfrutar de los dos superhéroes y de la superheroína, y de sus aventuras juntos y por separado? ¿Quién decide sobre la plenitud y la trascendencia de dicha experiencia? A mí, por otro lado, me gustó el pleito y la puesta en escena general. Zack Snyder ha ido cambiando con el tiempo, se podría decir que ha 62

evolucionado favorablemente. Su estilo se ha convertido en «chic-improvisado», quizá más íntimo, que viene de una bestial planificación formal de sus argumentos. Con lo cual no quiero decir que Batman vs. Superman: el origen de la justicia sea una película torpe. La distancia del Zack Snyder de 300 a esta es abismal, no así la distancia de Watchmen, todavía su mejor película, por ser la más original de todas... Y aquí abro una nueva puerta: la de Watchmen como película de superhéroes que todos conocían pero que nadie podía hacer. En algún sitio leí que, a diferencia de los amigos de Marvel y del resto de la comunidad de cómics que vemos en el cine, en esta película podemos explorar una gran cantidad de emociones. Esto es falso. Todos los cómics exploran los sentimientos más bajos y más altos de la naturaleza humana. Quien piense lo contrario sencillamente peca de imbecilidad: ¿qué otro género está colectivamente más imbuido de humanidad que el cómic? ¿Qué es un superhéroe más que una persona cuyas capacidades de sentir, pensar, amar, odiar, se encuentran potenciadas a niveles nunca imaginados, ni siquiera por ellos, para conseguir esa magnificación de sentimientos que son los superpoderes? Batman vs. Superman: el origen de la justicia comienza con una de esas frases que tanto gustan a los directores de películas de superhéroes: «hubo un tiempo, más arriba, un tiempo anterior... hubo cosas perfectas. Pero las cosas se derrumban, las cosas de la tierra, y lo que cae, caído está». Esta frase la dice Batman mientras lo vemos, de niño, en el entierro de sus padres, y más tarde, al precipitarse en la cueva que decidirá su destino. El tipo no es ningún filósofo o poeta guerrero... desafortunadamente. Superman, quien nos recuerda a los dioses de la mitología (truenos, poder, mientras él se suspende en el aire o sale de la pantalla cual bala disparada de una poderosa pistola), nos lleva a la altura, en su lucha con Batman, con frases hechas a la medida: «Los demonios no vienen del infierno. No, vienen del cielo», y «si Dios es todopoderoso entonces no puede ser todo lo bueno. Si es todo lo bueno, entonces no puede ser todo lo poderoso»... y así..., y pensamos que mejor de ahí se daña, porque de hecho no puede estar


mejor de ahí. Como símbolo de todo lo que es la cultura popular a nivel mundial, Batman vs. Superman: el origen de la justicia se queda donde nosotros queremos que comience. Se queda en el bien contra el mal, y mientras más simples sean los personajes más sencillo será para el ciudadano de a pie distinguir los estilos de ambos a la hora de batallar contra el mal. Uno no puede evitar pensar que si estos dos son capaces de echarse a pelear por el chisme que armó Lex Luthor, entonces no pueden ser tan inteligentes... hasta que Batman lanza estas máximas de su filosofía existencial personal, y Superman las ejecuta. Batman vs. Superman: el origen de la justicia es Ben Affleck y Henry Cavill en los papeles de Bruce Wayne/Batman y Clark Kent/Superman. Tenemos a Alfred, interpretado por Jeremy Irons, como un alcohólico al mejor estilo inglés que extiende la bondad de su cinismo a cada escena en que está involucrado. La Mujer Maravilla es interpretada por Gal Gadot, a quien reconocí de una Fast and Furious. Completan el cast Holly Hunter, Amy Adams, Lawrence Fishburne, Diane Lane, Kevin Costner y, memorable como solo él puede serlo, Jesse Eisenberg en el papel de Lex Luthor. Lo cual me hace pensar: el extranjero es Batman... y voy a decir por qué, aparte de lo normal que salta a la vista: la película se desarrolla en Metrópolis. Todos los personajes de Batman (el comisionado Gordon et al.) permanecen misteriosamente ausentes, en parte porque este no es terreno de Batman y porque la memoria inmediata de esas personas que lo rodean está demasiado vigente en las mentes de los que le quieren mejor: Gary Oldman, en particular, y el enemigo/amigo de Batman, el fiscal Dos Caras. La noción de que el enemigo de Batman sería demasiado terrenal para Superman nos luce necia..., pero hay que admitir que es una opción, si bien para necios, que sigue siendo válida. Las películas de Snyder anteriores a esta (300, Sucker Punch, Superman: Man of Steel, y la memorable Watchmen...) varían en sus propuestas plásticas, en lo que traen a la mesa, todas dentro de un cine puramente comercial y, en sus confines, un cine con los más altos valores de producción y terminación. Esto quiere decir que su cine no es fácil de criticar.

De estas, Watchmen es la que tiene un lugar preferencial en mi memoria: un grupo de superhéroes amargados no es un tema simple de abordar. En fin, que Batman vs. Superman: el origen de la justicia, como dije, es una buena película. La disfruté de cabo a rabo, porque se dónde ubicarme a la hora de ver una película de superhéroes: es ahí, donde está mi silla, y nada más, donde ocurrirán todos los apocalipsis propios del cine, donde se redimirán los semidioses que libran batallas para salvarnos del mal. Yo los contengo..., dejo a los puristas su lucha por ese algo fundamental que los aleja tanto de un disfrute pleno y que los condiciona en su percepción de una buena historia. Rubén Lamarche es escritor, periodista y crítico de cine. Editor internacional de Mercado Media Network. Encargado del lanzamiento de la versión dominicana de Sports Illustrated, Sports-10. Tiene una sección cultural en el programa televisivo Milenio junto a Carmen Imbert Brugal.

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Manuel Salvador Gautier

Nunca es tarde para enfrentar la verdad: sobre la novela Coronar el viento,de José Frank Rosario En la novela Coronar el viento, de José Frank Rosario, se aborda el sufrimiento de tres generaciones de una familia durante los tiempos de Trujillo, que sirve de símbolo del drama por el que tuvieron que pasar muchos dominicanos. Sirviéndose de varias técnicas narrativas posmodernas y de elementos del drama y del realismo mágico, el autor ha compuesto una historia fascinante y cautivadora. El siguiente texto es la presentación de la novela realizada en el Café Filo de Funglode el 7 de diciembre del 2015.

Fotos: Apolinar Moreno 64


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a novela Coronar el viento, de José Frank Rosario, tiene como marco un recorrido extenso por los hechos políticos que acaecieron en la República Dominicana desde principios del siglo XX hasta la caída de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en 1961, donde se presenta una visión de las distintas reacciones de la clase alta nativa frente a estos hechos, una visión que cubre más de cinco generaciones de las dos familias principales involucradas. A través de las experiencias personales de los miembros de estas familias, el autor expone, con un dominio narrativo absoluto, el drama por el que tuvieron que pasar los dominicanos de esta clase, primero bajo la égida del conchoprimismo, luego bajo las imposiciones de la invasión norteamericana, hasta caer finalmente en lo que será el eje principal de la novela, el acorralamiento aniquilador de la dictadura de Trujillo. El recuento no es espaciotemporal, de manera que el lector pueda seguir la historia según transcurre. Con una técnica posmoderna de avances y retrocesos que comienza con las remembranzas de una de sus protagonistas, el autor crea una red de episodios que el lector deberá organizar según lee para seguir la trama principal y varias secundarias, las cuales recogen las acciones de hombres y mujeres atrapados en las coyunturas que crea su formación familiar, las costumbres que adoptan, su desempeño en la vida y las decisiones que toman ante situaciones normales y críticas.

tos la primera no puede conocer y son esenciales para determinar lo que ocurrió. Se trata de otra de las técnicas posmodernas a las que recurre el autor, esta vez para mantener un ambiente donde no primen los acontecimientos sino las interiorizaciones de los personajes. El autor, José Frank Rosario, participó activamente en la formulación del movimiento interiorista, creado y promovido por el Dr. Bruno Rosario Candelier desde 1990, y demuestra su tendencia narrativa en el manejo de su obra. ¿Cuál es su objetivo al escribir esta obra? Trataremos de desentrañarlo según nos adentremos en su análisis. Comenzaremos con la presentación de los lineamientos esenciales de la trama principal.

Las preocupaciones de Melba Melba es la protagonista que da inicio a la obra cuando, ya anciana, reflexiona sobre los hechos que les ocurrieron, a ella y a su familia, durante la época de Trujillo. En este capítulo, habla de su familia: de sus padres; de la madre, un bastión de moralidad; de cuatro hermanos mayores que se van por su lado; y de cuatro hermanas en las cuales se concentra la novela. De esta manera, el autor nos presenta a la primera familia que protagonizará los hechos. Al leer el capítulo, solo hay una frase que indica de dónde puede venir esta preocupación de la protagonista. Dice: «[fue] cuando comenzó la maquinaria de Trujillo a tragar soga, a arrastrarnos sin compasión en un bacanal de sangre que aún hoy no sé cómo quedamos vivos» (p. 10). En los próximos capítulos (hasta el noveno), la novela continuará con los afanes de Melba y las hermanas por conseguir un esposo de su gusto y no del de la madre, que, con criterios morales, quería imponer al hombre que ella consideraba adecuado para sus hijas; con sus matrimonios y la manera en que cada una va resolviendo su vida. En estos capítulos el carácter de la obra es de novela de costumbres y de intrigas familiares, un tipo de narrativa desarrollada durante el siglo xix, superada ya a finales de ese siglo y considerada obsoleta durante

La obra, entonces, es una mirada a posteriori sobre acontecimientos terribles que, en su momento, parecían indetenibles La historia es narrada en primera persona por la protagonista; sin embargo, el relato cambia a tercera persona, contado por un narrador omnisciente, cuando deben tratarse hechos en los cuales participan otros protagonistas cuyos pensamien-

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los personajes de Ernesto y María Eugenia, unos desconocidos de la familia, pero de la misma clase social que Melba y su esposo, José Antonio, que se conocen en la luna de miel de ambas parejas, formando una amistad estrecha que los llevará al compadrazgo y al involucramiento en lo que hacen unos y otros.

El engendro

el siglo xx. El autor prevé que esta parte será apreciada de esa manera y se justifica escribiendo en boca de Melba: «Qué bueno es no llevar un diario verdadero, de tinta y papel, sino este escribir sobre las sombras del cuarto... Es que es un vicio, casi un pecado, retrotraer tantos detalles. Me vienen los recuerdos en bandadas, tropezándose, pugnando por salir a la luz, y pienso que si los escribiera, la gente se aburriría al leerlos. Porque a la gente de hoy le da fatiga leer la menudencia de los particulares» (p. 46). En realidad, no tiene que justificarse. Frente a todo lo que ocurre después, el lector considerará este inicio como una introducción placentera, una demostración de cómo la vida transcurre normalmente entre situaciones familiares y circunstancias predecibles. Poco a poco, estas circunstancias cambiarán y se desenredará la madeja de una historia sumamente compleja con personajes que se concatenan entre sí y se influyen mutuamente. Esta evolución comienza en el octavo capítulo, cuando aparecen 66

En los capítulos que siguen (del noveno en adelante), el lector se percata de que la novela no trata únicamente sobre Melba y su familia; incide también Tobías, el abuelo de Ernesto, y su familia. La historia de esta segunda familia comienza cuando Tobías impone a su hermana Gertrudis lo que sembrará en el patio interior de la casa de campo donde viven, un campo heredado por ambos y, por lo tanto, con derechos adquiridos de ambos, lo cual los obliga a compartir decisiones. Gertrudis, despechada, quiere vengarse del hermano y busca una bruja que hechiza el patio. Se crea el «engendro», una jungla casi impenetrable de árboles y lianas que divide la casa en dos. La misma situación sobrenatural, provocada por Gertrudis, ocurrirá en la mansión que Tobías construye en la Capital, a la que van a vivir Laura, la hija de Tobías y madre de Ernesto, y Sebastián, su marido, y eventualmente Ernesto y María Eugenia. Allí, entre voces y sombras misteriosas, pululan los fantasmas. Esta diferencia entre las dos familias, una propensa a lo conservador y lógico y la otra a lo sobrenatural e inusual, determinará las actitudes que asumirán frente a lo que les ocurre, y será lo que influirá en el desarrollo de toda la trama subsiguiente. Cuando surge el elemento disociador entre ellas, la dictadura de Trujillo, estas diferencias marcarán sus relaciones. Melba, dirigida por esa madre que no admite extravíos morales –un requerimiento que las hijas han asimilado, aunque piensen que, de alguna manera, hayan podido rehuirlo–, se muestra conservadora e influye en su esposo, José Antonio, para que, ante los abusos de la dictadura, sean siempre cautos y se muestren dispuestos a ignorarlos, protegidos por el aislamiento que les procura su finca, situada en un campo cerca de Moca, donde viven. Ernesto y María Eugenia, en cam-


bio, se lanzarán a una fiera oposición contra el régimen. Se contraponen dos posiciones que mantuvieron muchos dominicanos ante Trujillo: una, la aceptación del dictador con tal de que este no se metiera con ellos; la otra, una oposición frontal y de lucha. Se daba también la posibilidad de colaborar con el régimen. Esta opción el autor la explora con un personaje secundario, Juan Isidro, un antiguo enamorado de Melba que tendrá un papel clave en uno de los episodios de la novela.

Debo señalar el manejo exquisito que hace José Frank Rosario del idioma español En esta obra, es interesante que la familia conservadora, racional, sea la que acepte la dictadura, y la familia disfuncional, irracional, la que se oponga. Es como si se dijera que solamente la irracionalidad puede llevar a un hombre a exponer su vida por una causa justa. Cuando Melba, envuelta en las actividades subversivas de su compadre Ernesto, recibe, en carne propia y en la de su familia, las embestidas de la dictadura, llega a lamentarse de haber conocido a Ernesto y a María Eugenia. En sus reflexiones de décadas después, acosada por los recuerdos, reconocerá que lo que vivió, cuando tuvo que enfrentar a Trujillo y sus adláteres, es una «experiencia imborrable que no sana más que a medias, aunque muchos traten de aparentar que olvidaron [...]» (p. 346). Ya no evitará los embates de la dictadura, como quiso hacer conservadoramente, sino que los tendrá siempre presentes. En los párrafos finales de la obra, el autor parece presentarnos la razón que tuvo al escribirla. Dice, por boca de Melba: «Hablando en serio [...], he sido lo que he sido y eso es felicidad. Sin pretender en exceso, sin creer que soy más o mejor que nadie, sin buscar ser la primera ni esperar demasiado de las circunstancias. El peor de los engaños, sin du-

das, es el creernos grandes, indestructibles, inmortales. El desear vivir para siempre, y siempre como dioses, es un disparate que trae horribles consecuencias. Es ley inexorable de este mundo el que todo ceda el turno, personas y cosas, y es bueno que así sea. No hay don más alto, pienso, que pasar con tranquilidad, sin alharacas, asentando el corazón y sabiendo que unos estaban antes y otros estarán después. He ahí la verdadera sabiduría, la que permite vivir la vida. Porque ¿dónde está hoy Trujillo?... ¿Dónde tanta y tanta gente que hizo tanto daño para imponer sus reglas? Pudieron imponerlas durante un tiempo, pero pasaron también ellos, porque con la vida no se puede hacer trueques, cambiando oro por espejitos. Pésele a quien le pese, ella es la reina y acaba siempre asentando su dominio. Lo demás, todo lo demás, es pretender quemar el agua, amarrar el viento [...]» (p. 348). La obra, entonces, es una mirada a posteriori sobre acontecimientos terribles que, en su momento, parecían indetenibles. Lo que el autor nos dice con este planteamiento filosófico es que el paso del tiempo borra todas las contradicciones que se tienen en la vida y que, al final, lo que queda es darse cuenta de que lo vivido fue lo que fue, y que, después de todo, lo pasamos, lo soportamos y, eventualmente, lo superamos. Es un planteamiento conservador, una postura a la que, en francés, se llama laissez faire, que significa «dejar pasar», usada por primera vez en el siglo xviii contra el intervencionismo del gobierno en la economía. Sin embargo, una cosa es reconocer lo que debe hacerse y otra hacerlo. Lo cierto es que la supuesta felicidad de Melba y su adopción de la actitud de «dejar pasar», que en ese párrafo asegura adoptar, resultan mediatizadas. Ya hemos visto cómo, anciana, se lamenta porque durante la dictadura de Trujillo vivió una «experiencia imborrable». No es la única vez que lo hace. En las primeras páginas de la obra expresará lo mismo, con más detalles angustiosos. Dirá: «Esos rostros y esa voces, decía yo, no sé cuándo acabarán. Quizás con la muerte, porque 67


creo que ni perdiendo la razón dejaré de verlos ni de oírlos, todos ellos incrustados en mi mente como clavos en una pared» (p. 9). Es evidente que la actitud verdadera de Melba no es «dejar pasar», sino todo lo contrario, recordar una y otra vez ese período nefasto, convertido en un suplicio que ha debido arrastrar toda su vida, un suplicio que, al final, decide soportar estoicamente hasta su muerte, aliviándolo con la justificación de que el hecho ya pasó. Sin embargo, nunca es tarde para enfrentar la verdad. Lo cierto es que este sufrimiento de Melba, que permea la novela desde que comienza hasta que termina, puede significar que lo que aparenta ser no lo es. Es decir, que el objetivo de José Frank Rosario al escribir la novela no es aconsejar a sus lectores que dejen pasar los inconvenientes que se les presentan, sino todo lo contrario, que los enfrenten para no tener que pasar la vida lamentándose por haberlos rehuido. En el fondo, la causa de los lamentos de Melba es no haber hecho lo que pudo para, en vez de desalentar, ayudar a los que combatían el régimen. De esa manera, depuesta la dictadura, se hubiera sentido completa, realizada, satisfecha, y no angustiada y perennemente culpable por querer eludirla para tener que sufrir, como quiera, sus consecuencias. Con el uso de otra técnica posmoderna, el autor propone dos opciones sobre cómo debieron comportarse los dominicanos frente a la dictadura de Trujillo, y será el lector quien tendrá que determinar cuál de estas escoger La obra tiene otros aportes importantes. El cuerpo principal transcurre en dos fincas de latifundistas, la de Melba y su esposo, José Antonio, y la de Tobías y su hija Laura, la madre de Ernesto. Inclusive, la mansión, la casa construida por Tobías en Santo Domingo, donde van a vivir Laura y Sebastián, su esposo, y, eventualmente, Ernesto y María Eugenia, queda en la periferia, en pleno campo. La vida de los personajes principales transcurre aislada, en medio de la naturaleza, concentrada en la familia y en las visitas, y, en el caso de los finqueros, en la producción ganadera o agrícola. Para asegurar-

se de que el lector entienda cuál opción prefieren sus personajes, el autor nos da la impresión de una campesina mocana sobre la ciudad de Santo Domingo. Dice: «[...] porque ella era mujer de trabajo, y no de andar entre los andamios de una ciudad que no era más que piedra sobre piedra, y el mar tan cerca, bajiándola, con ese calor mojado insoportable y la nube de mosquitos por donde quiera, que nadie podía hablar sin tragarse un montón de ellos, y por eso se volvía pronto a la finca [...]» (p. 277). Sin embargo, para los personajes principales de la novela, la ciudad también es un lugar donde educar a sus hijos, aprovisionarse y visitar a los familiares. La mayoría de las novelas que tratan la dictadura de Trujillo ocurre en la ciudad, y es novedoso ver de qué maneras el dictador se vale para controlar a los finqueros y campesinos y aterrorizar a sus víctimas fuera de la ciudad. Con la pericia que lo maneja el autor, parece más bien que son experiencias propias que él vivió o presenció y que utiliza en su ficción.

Coronar el viento es una novela de múltiples interpretaciones

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Otro aporte es la imaginación del autor y la manera en que la usa para crear los intríngulis de su narrativa. Es increíble la capacidad que tiene para inventar situaciones complejas y resolverlas de manera que el lector pueda apropiárselas. Es también ilimitado el alcance de su fantasía. El «engendro» no es el único elemento inusual que aparece, que, al principio, aparenta entrar dentro de lo real maravilloso, para luego caer en la brujería y el vudú, creencias que forman la base de la cultura popular de los dominicanos. La propuesta de un espacio impenetrable, que solo puede ser tomado por quienes se adentran en él con ingenuidad y entrega, como hacen Laura y su protectora, Rita, es de gran fuerza creativa. Pero hay más. Está la relación inimaginable entre Laura y Rita para tener hijos de Sebastián, y la deuda que


tiene que pagar Rita al final por haber abandonado a uno de sus hijos. Para terminar, debo señalar el manejo exquisito que hace José Frank Rosario del idioma español. Las escenas, tanto de acción como descriptivas, las redacta con un lenguaje fluido de oraciones bien hilvanadas y un uso exacto de las palabras. A continuación presento una escena de acción. Dice: «[...] el desquiciamiento de Rosalía no provenía del terror, sino del saber, un saber oscuro que le brotaba de las vísceras, contundente como un golpe de maza; irrebatible, porque se le había entronizado en lo más recóndito del corazón. Era su sangre que le aconsejaba que se doliera en su dolor mientras le vibraba por dentro, porque no obstante su gran amor, esa desesperación no le iba a durar para siempre, que ese destrozarse por dentro era lo único que le quedaba por ofrecer a aquél que había sido su vida... No hubo gritos, ni ataques de nervios, ni quejas desgarradoras, sino llanto y más llanto [...]» (p. 147). De esta manera directa y emotiva, José Frank Rosario describe el dolor por el que pasa la esposa de una de las víctimas de Trujillo. En cambio, al describir un paisaje, la narrativa adquiere dejos poéticos. He aquí una escena con estas características: «Tobías, por precaución, le fue dando instrucciones de cómo manejar el animal, pero

Ernesto no le prestó atención. Dejó que el caballo fuera por su cuenta, para dedicarse a saborear la luz y sus matices, los colores del campo, los infinitos ruidos ínfimos del llano, los olores mezclados de tierra, raíces y flores, y el paisaje de los maizales, cuyos penachos le llegaban al pecho. Las tonalidades de verde se confundían entre sí, perdiéndose uno tras otro, hasta hacerse azules a los pies de la loma» (p. 285). Coronar el viento es una novela de múltiples interpretaciones. Léanla y disfrutarán de un vasto cuadro de intrigas que, estoy seguro, les fascinará. Muchas gracias. Nota. Este texto fue leído la noche del 7 de diciembre del 2015 durante la presentación de la obra en el café Filo de Funglode. Manuel Salvador Gautier es narrador, ensayista y arquitecto. Se graduó de ingeniero arquitecto en la Universidad de Santo Domingo en 1955 y de doctor en Arquitectura en la Universidad de Roma en 1960, carrera en la que ha realizado una amplia labor. En 1993 se lanza al campo de la narrativa con la tetralogía Tiempo para héroes, que mereció el Premio Anual de Novela. Entre sus libros publicados se encuentran: Toda la vida, Jaime al descubierto y Un árbol para esconder mariposas.

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Juan Guillermo Sánchez M.

Carbón y agua: voces para defender a Woumain Actualmente, los canales de televisión de Colombia, así como las redes sociales en el mundo, pasan documentales sobre la hambruna, la sequía y la muerte de niños wayuu en La Guajira. Por primera vez, quizá en siglos, las personas de las grandes ciudades se están preguntando qué es La Guajira wayuu (Woumain). Sin embargo, debido a la delicada situación política y social, los medios de comunicación han fijado una imagen de sufrimiento que olvida la riqueza humana de la nación indígena más numerosa de Colombia.

Fotos: Efe 70


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l noroccidente de Venezuela y norte de Colombia hay un desierto junto al mar Caribe: Woumain. La nación wayuu denomina este desierto con el apelativo de nuestra tierra, que también puede significar nuestra madre. Historias sobre agua, sal, perlas, carbón, petróleo, contrabando, navegantes, piratas, megaproyectos, paramilitares, se han escrito en la arena de Woumain. Como el viento, Woumain vive en tránsito entre la costa y la sabana, entre Venezuela y Colombia, entre el wayuu y el alijuna (extranjero), entre el Caribe y las serranías, entre el wayuunaiki y el castellano (alijunaiki), entre los sueños (lapü) y la vigilia, entre las otsü (médicas tradicionales), los sacerdotes capuchinos y la mezquita de Maicao, entre una cultura matrilineal y otra machista, entre los kanas (los diseños de la mochila), los eilukü (los clanes) y la escritura alfabética. Territorio estratégico para el intercambio, Woumain es un lugar de contrastes y paradojas cuyas historias orales y escritas y cuyos cantos se han encargado de reflejarlos. En Woumain, las regalías de la mina de El Cerrejón (la más grande del mundo a cielo abierto) son cifras exorbitantes que se diluyen entre gobernadores, alcaldes e incluso líderes wayuu. Morada multicultural, Woumain fue puente entre piratas holandeses, galeones españoles y comunidades nativas durante la colonia; fue y sigue siendo eslabón entre alijunas comerciantes, libaneses inmigrantes y guajiros contrabandistas, así como tierra de sincretismos y aculturaciones desde los internados instaurados por sacerdotes capuchinos a petición del Gobierno colombiano hacia mediados del siglo XX, hasta la ola reciente de cristianos evangélicos, lectores en wayuunaiki de la Biblia. Durante siglos, el territorio ancestral wayuu ha sido afectado fuertemente por los proyectos del Estado-nación y las políticas económicas y culturales que se proclaman desde los grandes centros del poder. Como respuesta soberana, su producción literaria es pionera en la historia de la literatura indígena de las Américas.

En Bajo el manto del carbón, Chomsky, Leech y Striffler (2007) reúnen una importante selección de estudios socioculturales y ambientales, informes sobre derechos humanos y testimonios a propósito de los pueblos de El Cerrejón y las multinacionales que operan allí, el proyecto multinacional de extracción del carbón iniciado en 1975, el cual ha afectado directamente en los últimos cuarenta años a las comunidades wayuu de Chancleta, Patilla, Roche, Los Remedios y Tamaquito, así como a la comunidad afrodescendiente de Tabaco. En un artículo de 1983, Deborah Pacini cita el documento preparado por El Cerrejón «Declaración de impacto ambiental / Declaración de impacto social (DIA-DIS)», en donde sorprende la percepción de esa multinacional sobre el territorio wayuu: «Los humanos que habitan el área estudiada no tienen un mayor desarrollo [...] La única población a lo largo de la vía del tren es Uribia, que es una pequeña comunidad indígena con una primitiva infraestructura. En la Bahía Portete, los asentamientos humanos se limitan a unas pocas familias indígenas aisladas [...] El centro de La Guajira ha sido poblado de manera dispersa con algunas rancherías en una gran extensión de tierra inhabitada e inexplorada [...]» (Chomsky y otros, 44).

Woumain es un lugar de contrastes y paradojas cuyas historias y cantos se han encargado de reflejarlos

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Como señala Pacini, al describir Woumain como una «tierra subutilizada», «vacante», «baldía», quienes redactan este documento pasan por encima de 3000 años de historia y de saberes que los wayuu han adquirido en su territorio. Además, el vocabulario de la declaración («humanos», «desarrollo», «primitiva») devela un modo de pensar específico centrado en la producción y en la objetivación del «otro» y de «la naturaleza».


Una indígena de la comunidad wayuu alimenta a su bebé

En If this is your land, what are your stories? (2004), el profesor Edward Chamberlin reflexiona sobre esta misma disyuntiva pero entre las naciones nativas de Norteamérica y los colonos europeos. Aquí nos damos cuenta de que el mismo argumento de las «tierras baldías» o terras nullius (que escuchábamos en la declaración de El Cerrejón) ha sido empleado por siglos en debates y documentos coloniales. Para Chamberlin, son las historias, los relatos, la tradición oral, las lenguas, los que dan valor a los lugares que habitamos y, desde este punto de vista, solo quien conoce estas voces y literaturas puede reclamar alguna pertenencia o relación. De ahí el protagonismo de los escritores, poetas y oradores que hoy defienden con su palabra sus territorios ancestrales. Tras el análisis de Culture and Anarchy de Matthew Arnold (texto del siglo XIX con claras correspondencias con Civilización y barbarie de Domingo F. Sarmiento), Chamberlin propone que mientras las naciones indígenas conservan sus relatos de origen, los colonos e inmigrantes han tenido que construir sus propias historias de pertenencia, dentro de las cuales se incluyen las constituciones de los Estados-nación.

Así, pues, regresando al volumen de Chomsky, Leech y Striffler (2007), Remedios Fajardo –reconocida líder wayuu– advierte que los wayuu no solo han sido desplazados de los lugares de extracción en la Media Guajira, como Caracolí y Espinal (municipio de Barrancas donde vivían 350 wayuu), a causa de las acumulaciones de basura y desperdicios tóxicos, sino también de Puerto Bolívar (adonde llega el tren y desde donde se exporta el carbón), conocido por los wayuu como la Media Luna (en donde habitaban 750 wayuu en 1980); y más recientemente del parque eólico Jepirachi (controlado por las empresas públicas de Medellín), cuya producción energética solo beneficia al puerto de El Cerrejón. Para Fajardo, además de hurgar en las entrañas de los cerros, montañas, bahías y cementerios sagrados, lo más grave de este proyecto es que desconoce la concepción wayuu del territorio: «Si ellos salen de sus tierras, el resto de vecinos no les permitirá asentarse en sus territorios, les preguntarán: ¿Por qué entregaron las tierras que juya (la lluvia) les dio? ¿Qué vienen a buscar ahora en nuestras tierras? Según la tradición del pueblo wayuu quien cede sus 73


tierras para quedarse sin ellas, pierde status ante la comunidad, y pierde credibilidad para asumir responsabilidades comunitarias». Esta situación, desde luego, divide a la comunidad, y termina siendo una ventaja para la multinacional. Como explica S. L. Reiter en esta misma compilación, el argumento de El Cerrejón ante las peticiones de las comunidades afectadas ha sido siempre el mismo: al estar actuando conforme a la ley, su única responsabilidad es ante sus accionistas, pues el servicio a los ciudadanos es responsabilidad del Estado. Sin embargo, el Estado ha aceptado previamente las condiciones de la empresa (en 1999 se firmó un nuevo contrato que se extiende hasta 2034) y, por tanto, su responsabilidad se ve obstruida por los intereses privados. Con la propaganda virtual de una supuesta «responsabilidad social», avances en «energías limpias» (como celebra la página de las EPM) y «programas culturales», El Cerrejón desvía la atención de las problemáticas locales y la violación a los derechos indígenas.1 En marzo del 2011, la escritora wayuu Estercilia Simanca Pushaina2 publicó en su blog «Daño emergente, lucro cesante», un relato breve sobre una mujer wayuu «que manifiesta no saber firmar» y que todos los lunes atraviesa con su burro Mushaisa la carrilera del tren. Dice la narradora: «Él y yo nunca nos acostumbramos al tren y creo que la gente del otro lado, en el pueblo, tampoco. Ni los chivos, ni los niños ni nadie en este lugar. Desde que tengo memoria él ya estaba aquí, atravesando la Península desde Uchumüin –Sur– hasta Wüinpumüin –Norte–. Dicen que llega hasta el mar y que viene un barco grande y se lleva el carbón que el tren traía, y luego el tren se devuelve a buscar más carbón arañando las entrañas de Mma –la tierra–, la que guarda la sangre de nuestros partos y el ombligo de los recién nacidos. Mi tata dice que por donde pasa el tren, estaban los cementerios de muchas familias, pero al tren no le importó, porque él tenía que pasar por ahí, porque los huesos simplemente se podían llevar de un lugar a otro y hacer un cementerio nuevo, más bonito y más blanco que el de antes,

pero el tren no podía hacer otro camino, ¡NO!, él tenía que pasar por ahí, y así se hizo, aja... y así se hizo, el tren sigue pasando todos los días y los lunes por las mañanitas». En esta breve prosa, Simanca sintetiza esta antigua lucha en Woumain, esta confrontación entre dos mentalidades, dos «modos de entender» la naturaleza y la cultura: por un lado, la locomotora del «progreso» y los paradigmas de la extracción minera; y por el otro, la lucha de las comunidades nativas por defender los territorios ancestrales, sus cementerios, lugares sagrados, animales y plantas, en última instancia, su soberanía.

De ahí el protagonismo de los escritores, poetas y oradores que hoy defienden con su palabra sus territorios ancestrales

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La exaltación de «la locomotora del progreso» tiene a su vez una larga historia en Colombia. Robert Llewelyn recuerda en Across Colombia by train, with García Márquez que el general Rafael Reyes (1849-1921) pronunció un discurso en 1901 en la Conferencia Panamericana celebrada en México, en el que ya resonaban los argumentos de los políticos y empresarios que respaldan hoy la industria extractiva, incluido el presidente Juan Manuel Santos, quien ha empleado en sus discursos la expresión «la locomotora de la minería y la energía».3 Para Reyes, quien exime de impuestos a la United Fruit Company desde 1904 hasta 1929, la poderosa locomotora, «volando sobre los rieles brillantes, respirando como un volcán», es el despertar del progreso, el buen vivir y la libertad, y quien no acepte su marcha se estrellará contra sus ruedas. Un año después de «Daño emergente, lucro cesante», el 7 de marzo del 2012, Miguel Ángel López-Hernández, mejor conocido como Vito Apüshana, publicó en el periódico El Tiempo de Colombia una carta titulada «Señores Multina-


Indígenas wayuu se manifiestan en un parque de Bogotá por la muerte de niños de su comunidad

cionales», en la que se refiere nuevamente a esta pugna entre la locomotora y el saber ancestral: «Sabemos que la espiritualidad, que ustedes llaman romanticismo, es el peor enemigo de los negocios; por ello no esperamos que ustedes nos den la razón, solo queremos evidenciar la proporción entre su sed de ganancias y el tamaño de sus desastres... y la desproporción final de sus responsabilidades. »[...] Igualamos el peso de sus nombres lustrosos con los efectos de los predios que desolarán: «Greystar Gold = polvo de piedra de Santurbán; Cerrejón = vapor del río Ranchería; MPX (Brasil) = socavón del verde Perijá (La Guajira); Anglo Gold Ashanti = laderas estériles de La Colosa (Tolima); Muriel Mining Corporation = aguas envenenadas del Cerro Cara Perro o Ellausakirandarra (Chocó); Grupo Brisa = herida del cerro de Julkuwa de Dibulla; Endesa (Emgesa) = hambre del río Magdalena en El Quimbo (Huila)», entre otras más. »[...] La Gran Minería, es la criatura que ustedes han creado para sostener el movimiento del mundo que, debido a su crecimiento sin fin,

terminará por devorarse a sí misma y, con ello, generar el colapso del planeta; terrible criatura que enfrentamos y enfrentaremos con las rogativas de la pertenencia y los cantos de la permanencia colectiva de los habitantes rurales... cantos entrelazados desde el hielo de los inuits del Canadá hasta los glaciales de Perito Moreno en la Tierra del Fuego... a ella le diremos No, le diremos ¡ya basta!... y nuestra sangre derramada, tal vez, sea la última frontera». Apüshana va más allá de La Guajira y lanza su voz contra «la criatura» de la minería en otras latitudes del gran árbol del Abya-Yala –diálogo que ya había iniciado en Encuentros en los senderos de Abya-Yala (2004)–. Su argumento funde la preocupación local con una necesidad global (¿posracial?) relativa a la «supervivencia» de la especie. Un mes después de esta carta, Vicenta Siosi Pino,4 cuentista wayuu del clan Apshana, publicó en el diario El Espectador «Carta de una wayuu al presidente de Colombia», texto en defensa del río Ranchería, el único río que atraviesa Woumain, que dio la vuelta al mundo. En esta lucha por hacer respetar el río, y a través de la 75


palabra y las redes sociales, la voz de Siosi generó una reflexión nacional e internacional sobre la desproporción de la propuesta de El Cerrejón. Dice Siosi al final de su carta: « [...] A Pancho llegaron el día 28 de marzo de 2012 funcionarios del Cerrejón e informaron a la comunidad que tienen proyectado desviar el río Ranchería 26 kilómetros a la altura de la mina de carbón. Advirtieron que el río se va a secar en verano. Pero si nosotros pasamos casi todo el año en verano. Cómo vamos a sufrir esto. Añadieron que posiblemente construyan un embalse en el río Palomino (Barrancas) para surtirnos en verano. Pero en su libro, en la página 48 escrito está que esta fuente de agua desaparece durante la temporada seca. ¿Cómo nos proveerá un arroyo seco? Anunciaron que los 500 millones de toneladas de carbón bajo el río generarían regalías. En 30 años de explotación del mineral las regalías a La Guajira le han servido para nada. Todavía ninguna población del departamento tiene un acueducto eficiente. En Riohacha, la capital, el agua llega en el Barrio Centro tres días a la semana, sin alcanzar subir a las regaderas y en las zonas periféricas, el líquido se recoge solo un día. Los hospitales permanecen en paro, porque no cancelan los sueldos en meses; y el atraso tecnológico es abrumador. La educación ocupa el último lugar del país. Según una investigación del Banco de la República el 50% de los niños wayuu padecen desnutrición. Este año el DNP, Dane, Banco Mundial, Cepal informaron que el departamento de La Guajira ostenta el más alto nivel de pobreza e indigencia en Colombia, con un 64%. Veo que las regalías no han ayudado en lo fundamental. ¿Por qué cambiaríamos nuestro único río por regalías? Al final de la reunión concluyeron que sería una gran obra de ingeniería y que las cosas seguirían igual. A lo que una jovencita de la comunidad preguntó. »[...] Si todo permanecerá igual ¿Por qué nos quieren compensar? Nuestro transcurrir en la península Guajira gira alrededor del río, él es la

gracia y la vida aquí. Por favor no permita que la empresa extranjera Cerrejón destruya el acuífero que mantiene el Ranchería y seque la única fuente de agua que poseemos. Si se licencia el traslado y empezamos a padecer los perjuicios, no podremos volver atrás, el daño es irreversible [...]». Se han cumplido cuatro años desde la carta de Siosi, y hoy los canales de televisión nacional de Colombia pasan documentales sobre la hambruna y la sequía en Woumain, y la muerte de niños wayuu por inanición (ver el documental disponible en línea Hambruna en La Guajira, de Especiales Pirry). Por primera vez, quizá en siglos, las personas de las grandes ciudades se están preguntando qué ocurre en La Guajira. Si bien es cierto que el cambio climático no está permitiendo que Jepirachi (los vientos del nordeste) traigan a su tío Juya (la lluvia) para que fecunde a Maa (la tierra), también es cierto que la codicia y la fractura sociocultural es hoy el resultado de décadas de extractivismo y desplazamientos, en donde no solo la trasnacional El Cerrejón es responsable sino el Estado colombiano.

Hay, pues, un arduo camino por recorrer si queremos establecer un diálogo intercultural por el bien de las futuras generaciones

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El mismo año que Vicenta Siosi publicaba su carta, el poeta wayuu Rafael Mercado Epieyú dedicaba una serie de poemas (aún inéditos) a la «criatura» de El Cerrejón, entre los cuales se lee «El tren no sabe detenerse». En el poema de Mercado, Woumain se ha deformado definitivamente, y por eso gime y sus hijos tosen, mientras el tren testarudo, «la locomotora del progreso», sigue ensimismado su ruido y su carrera: ¡shalerein! ¡shalerein! ¡shalerein! Así se escucha el ruido de los pies del tren ¡tününüin! ¡tününüin! ¡tününüin!


Los indígenas wayuu se ubican principalmente en el norte de Colombia y el noroeste de Venezuela

Así hace el gemido de la tierra bajo su peso ¡ojo´o! ¡ojo´o! ¡ojo´o! Así se escucha la tos de los wayuu Por ese polvillo negro que emite Lo respiran, lo beben y la piel de los niños [se derrite. –por aquí no deben pasar chivos, el tren no sabe detenerse– Así dicen palabras escritas en sus avisos. ¡ja ja ja! Si los ancianos wayuu no saben hacer hablar [esas palabras escritas Mucho menos los chivos. La tierra de los wayuu se ha deformado Ahora son indignos en ella. Ellos están bien por la riqueza de su [tierra guajira Así les dicen. ¡Mentira, todos lo saben! Hace tan solo unos días, ante el afán por explotar un mineral que tiene sus días contados en

la macroeconomía de la producción energética mundial, El Cerrejón propuso desviar el arroyo Bruno, afluente del río Ranchería, pero la respuesta de la comunidad fue inmediata.5 La investigadora tasalagi/ojibwe Valerie Goodness ha insistido en el término conocimiento tradicional ecológico (Traditional Ecological Knowledge –TEK–) para referirse a las técnicas y saberes ancestrales de las naciones indígenas. TEK son los métodos de irrigación, conservación de suelos, ecosistemas y depósitos naturales de agua, estudio de los astros y uso de plantas medicinales, además de las instituciones para solucionar problemas legales dentro de la comunidad (como el pütchipü o palabrero wayuu). Goodness recuerda que en el pensamiento Haudenosaunee (gente de la Casa Larga) todas las especies y seres están interconectados, y que a partir de este «modo de estar en el mundo» (ethos) es posible la tan celebrada sostenibilidad. Las reflexiones de Goodness sobre el conocimiento tradicional ecológico, así como los documentos que 77


han estado defendiendo a Woumain, son muestras de soberanía intelectual y de alternativas para repensar hoy los paradigmas educativos y los proyectos extractivos y energéticos de los Estados-nación. Hay una expresión que repite el sabio Bruce Elijah6 cuando comparte sus historias y saberes con las comunidades chippewa, haudenosaunee y anishinabee de las riberas del río Dash-kan-zi-bii / Onyota’a:ka (Thames), en el suroeste de Ontario: «Debemos actuar mirando siete generaciones adelante [...] Cada uno de nosotros carga con la memoria de un millón de personas atrás y un millón de personas adelante». ¿Cómo asumir esta responsabilidad o siquiera imaginar lo que significa? Para mirar hacia el futuro, acaso debemos recuperar el pasado. La claridad de esta certeza vibra en las palabras de los escritores, los activistas y las autoridades tradicionales que en este breve texto han dialogado; todas son voces que llegan para proteger el subsuelo y los yacimientos de Woumain; todas son voces que conectan milenarias cosmologías con un futuro de bienestar para nuestra especie y el planeta. En palabras del escritor hawaiano Bryan Kamaoli Kuwada (2014): «Recordar el pasado no significa que estemos revolcándonos en él. Prestar atención a nuestra historia no significa que estemos escondiendo nuestras cabezas en la arena, negándonos a creer que el mundo moderno está a nuestro alrededor. Nosotros, los pueblos nativos, llevamos nuestras historias, recuerdos y relatos en nuestra piel, en los huesos, en nuestra salud, en nuestros hijos, en el movimiento de nuestras manos, en nuestras interacciones con la modernidad, en la forma en que nos sostenemos sobre la tierra y el mar [...] El futuro es un reino que hemos habitado desde hace miles de años».7 Hay, pues, un arduo camino por recorrer si queremos establecer un diálogo intercultural por el bien de las futuras generaciones. No será un camino unívoco, sino una serie de senderos que caminaremos simultáneamente para reconstruir el respeto hacia la naturaleza, y solo con base en esta visión tejer política y economía en una trenza entre la mente, el espíritu y el cuerpo. Es tiempo de dejar tranquilo el carbón en las entrañas de Mma. 78

Juan Guillermo Sánchez Martínez es poeta, narrador y ensayista. Nació en Bakatá (Colombia). Ha publicado los libros de poesía Río (2010) y Salvia (2014); el libro de cuentos Diarios de nada (2011); las novelas Balada / Track (2012) y Elevador (2015); la antología Mensaje indígena de agua (2014), y el ensayo Memoria e invención en la poesía de Humberto Ak’abal (2011). Actualmente es profesor de literatura en la Universidad de Carolina del Norte.

Referencias Apüshana, Vito: «Señores Multinacionales», El Tiempo. Colombia, 7 de marzo del 2012, <http://manifiestanosaberfirmar.blogspot.ca/2012/04/senores-extractores-de-la-naturaleza.html>. – «Encuentros en los senderos de Abya Yala», AbyaYala, Quito, 2004. <http://repository.unm.edu/ bitstream/handle/1928/11484/EncuentrosenlossenderosdeAbyayala.pdf?sequence=1>. Chamberlin, Edward: If this is your land, what are your stories? Canadá: Vintage, 2004. Chomsky, Aviva, Garry Leech y Steve Striffler: Bajo el manto del carbón. Pueblos y multinacionales en las minas de El Cerrejón, Colombia. Bogotá: Casa Editorial Pisando Callos, 2007. Fajardo Gómez, Remedios: «Violación sistemática de los derechos humanos», en Chomsky, Aviva, Garry Leech y Steve Striffler, Bajo el manto del carbón. Pueblos y multinacionales en las minas de El Cerrejón, Colombia. Bogotá: Casa Editorial Pisando Callos, 2007, pp.17-30. Goodness, Valerie: «Idle No More: Decolonizing Water, Food and Natural Resources With TEK», Indian Country, 30 de enero del 2015, <http://indiancountrytodaymedianetwork.com/2015/01/30/ idle-no-more-decolonizing-water-food-and-naturalresources-tek-158956?page=0%2C5>. Llewelyn, Robert: «Across Colombia by train, with García Márquez», Political Newsletter Counterpunch, diciembre del 2014, pp. 26-28. Patiño, Ana Mercedes: «Los cuentistas de hoy en La Guajira, San Andrés y Providencia y el Chocó», Estudios de Literatura Colombiana, julio-diciembre del 2007, n.o 21, pp. 149-164. Sánchez Martínez, Juan Guillermo, y Felipe Quetzalcoatl: Indigenous Message on Water / Mensaje Indígena de Agua. Londres: Indigenous World Forum on Water and Peace, 2014.


Simanca Pushaina, Estercilia: «Daño emergente, lucro cesante», 2011, <http://manifiestanosaberfirmar. blogspot.ca/2011/03/dano-emergente-lucro-cesante.html>. Siosi Pino, Vicenta María: El dulce corazón de los piel cobriza. Riohacha: Fondo Mixto para la promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira, 2002. – «Carta de una wayuu al presidente de Colombia», El Espectador, Colombia, 13 de abril del 2012, <http:// www.elespectador.com/noticias/actualidad/vivir/carta-de-una-escritora-wayuu-santos-articulo-338238>.

Notas 1

Ver el documental en línea Mushaisha, una pesadilla wayuu, de Carlos Mario Piedrahita y Juan Sebastián Grisales. Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2014. 2 Dice Estercilia Simanca Pushaina en el documental Letras de mujer wayuu (2009), de Doménico Restrepo: «nací en el Paraíso, resguardo Cuasimapa, me registraron en Fonseca, me bautizaron en Santa Marta y me criaron en Maicao». En este recorrido multicultural, Maicao (pueblo fronterizo entre Colombia y Venezuela) es decisivo: allí, debido a otra migración paralela (la de los libaneses), Estercilia conoció Beirut cuando a las 12 del día sonaban las campanas de la mezquita; en los descansos de la escuela, caminando por la Plaza Simón Bolívar, conoció los florines de Aruba, los balboa de Panamá y aprendió primero el himno nacional de Venezuela. En el año 2004, con «Manifiesta no saber firmar» gana el Concurso Nacional Metropolitano de Cuento de la Universidad de Barranquilla, y en el año 2006 su cuento «El encierro de una pequeña doncella» es incluido en la lista de honor IBBY (The International Board of Books for Young People). 3 Ver el ensayo completo, disponible en línea: <http:// www.counterpunch.org/2014/12/26/across-colombiaby-train-with-garcia-marquez>. Aunque la industria ferroviaria en Colombia cayó en crisis hace años –como cuenta Llewelyn–, el tren de El Cerrejón sigue, impávido, su carrera. 4 De bisabuelo italiano y línea materna wayuu, Vicenta María Siosi Pino se crió junto al río Calancala, en la población de Pancho. Dice Siosi que en la periferia de Riohacha, como no tenían televisión, pasaban los días escuchando las historias de Margarita Uliana, su ma-

dre. Siosi se interesó por el periodismo y viajó a Bogotá a estudiar comunicación social en la Universidad de la Sabana. En 1998, ganó la mención de honor en el Premio ENKA de Literatura Infantil con «El dulce corazón de los piel cobriza». En el año 2000, su cuento «La señora iguana» ganó el primer lugar en el Concurso Comfamiliar del Atlántico en Colombia. Siosi se define así: «Soy y seré wayuu porque mi abuela lo era y mi mamá también. Cuando muera me enterrarán en Pancho. Soy wayuu: tengo un cementerio, una ranchería y un pasado histórico». Ana Mercedes Patiño sintetiza así la obra de Siosi: «Estos relatos muestran distintas actitudes de indígenas wayuu o de sus descendientes directos hacia su propia cultura y hacia la interacción de esta con culturas alijunas, no wayuus. Las historias se cuentan desde la mirada crítica de mujeres, niñas, niños y animales» (2007,152). 5 Ver aquí el manifiesto del Primero de Mayo, 2016, en Riohacha, <http://notiwayuu.blogspot.com.co/2016/05/ defender-el-arroyo-bruno-ha-sido-la.html?m=1>. 6 El abuelo Bruce Elijah es médico tradicional oneida del río Thames (Onyota’a:ka). Participa activamente de las ceremonias de la Casa Larga, guía a jóvenes y adultos en su trabajo espiritual, y acompaña a los jóvenes estudiantes de la Universidad de Western Ontario a través del programa de Servicios Indígenas. Además, trabaja en SOAHAC (South West Ontario Aboriginal Health Access Centre) con pacientes que requieren desintoxicación, empleando hierbas y aceites. Elijah es un maestro y líder reconocido como guardián de la sabiduría tradicional entre las naciones indígenas del suroeste de Ontario. 7 «Yet remembering the past does not mean that we are wallowing in it. Paying attention to our history does not mean we are ostriching our heads in the sand, refusing to believe that the modern world is all around us. We native peoples carry our histories, memories, and stories in our skin, in our bones, in our health, in our children, in the movement of our hands, in our interactions with modernity, in the way we hold ourselves on the land and sea [...] Standing on our mountain of connections, our foundation of history and stories and love, we can see both where the path behind us has come from and where the path ahead leads. This connection assures us that when we move forward, we can never be lost because we always know how to get back home. The future is a realm we have inhabited for thousands of years».

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