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ESCALAR EMPRESAS

vanguardistas, el personal más calificado y, por tanto, los resultados más eficientes del mercado. Y esta se puede obtener de muchas maneras, pero todas tienen en el fondo las dos premisas principales de la escalabilidad: hacer más con menos.

Según la revista digital Negocios y Empresa (n.d.) “La rentabilidad de una empresa es dinámica y se relaciona de manera directa con la forma como se gestione la compañía. Es un hecho que una buena empresa es aquella que genera una buena rentabilidad”. Esa definición es probablemente el eje rector de este concepto tan importante hoy día, ya que advierte que, más allá de crecimientos tangibles, lo que se debería buscar es ser la compañía con mejor rentabilidad, lo cual a su vez responde a la necesidad de generar valores agregados para las y los clientes.

En este punto hay que tener en cuenta que crecer con miras a ser un negocio más rentable no sucede con “corazonadas”, “buenos deseos” ni con “milagros inesperados”. De ninguna manera. Los hechos son consecuencia de los actos y en ese sentido, se tiene que trabajar para poder lograrla. El paso más importante para ello es hacer un análisis interno profundo a manera de diagnóstico, a través del cual podamos identificar, primero, qué procesos estamos usando y con qué tipo de personal. En segunda instancia, debemos investigar sobre las tendencias en el mercado y acudir a las nuevas tecnologías para ver cómo nuestros propios procesos pueden mejorarse, ello implica, en algunas ocasiones, despedir a algunas personas, pero eso no tiene que ser necesariamente malo ya que ese control financiero podrá darte un verdadero margen de lo que realmente necesitas. Y aquí regresamos a lo que ya sabemos: hacer más con menos. El hecho de que la compañía reduzca sus procesos y su personal no necesariamente significa que esta esté al borde de la quiebra o se esté haciendo más pequeña, sino que, por el contrario, puede signifi- car que está pretendiendo una mejor rentabilidad.

Es así de simple: “La rentabilidad de una empresa es la capacidad que tiene el negocio para aprovechar sus recursos y generar ganancias o utilidades; para medirla se utilizan indicadores financieros que evalúan la efectividad de la administración de la organización” (Präna Group, 2020). Entonces, para escalar nuestro negocio es absolutamente necesario lograr una rentabilidad económica, financiera, administrativa y general, pues sólo de esa manera podremos saber que tenemos no sólo el mejor producto o servicio, sino que será el que venga de los procesos más vanguardistas y más eficientes.

Escalar y no caer en el intento

“Escalar un negocio o la escalabilidad empresarial, hace referencia a toda la capacidad de realizar menos o más trabajo del normal, sin que afecte negativamente el rendimiento general de toda la empresa” (Emprendedor Growth Model, n.d.). Tomando en cuenta esa reflexión, podemos afirmar que escalar nuestro propio negocio es velar por su crecimiento sustentable y sostenible. En lo teórico, puede sonar sencillo, pero en lo práctico es más complicado que sólo plantear el objetivo de la escalabilidad.

Ahora bien, existen una serie de consejos (Innovarte, 2021) disponibles en la web que te podrán ayudar a empezar en este camino que, en vez de crecimiento en sustancia, implica un crecimiento en productividad.

1. Determina la visión, misión y propósito de la empresa: para esto podrías empezar preguntándote en qué momento y dónde estás; con base en eso, desde una visión realista pero esperanzadora, deberás trabajar para responder ¿a dónde quieres llegar? Sólo así se podrá tener bien definido qué es lo que se quiere y por qué se puede obtener. Determinar un propósito implica, entre otras cosas, reconocer qué tipo de negocio eres, el equipo material y los recursos humanos con los que se cuenta y cuál es el valor agregado de lo que se ofrece que hace la diferencia en el mercado.

2. Determinar valores y cultura (generar identidad): escalar tu negocio solamente será realidad si existen valores, tradiciones y responsabilidades que seguir, y todas estas cualidades deberán estar en las y los colaboradores, por lo que estas personas deberán coincidir con la identidad de la empresa para poder crear un ambiente de armonía y sintonización.

3. Definir plan estratégico: en este punto deberás establecer cuáles son tus objetivos y cuáles son tus prioridades y, con base en ello, diseñar un plan que te permita lograr ambos. Lo ideal será ser realista con los indicadores y los objetivos semestrales, anuales, de tres años y de cinco, ello permitirá ver qué avance se ha tenido en las metas planteadas previamente.

4. Revisa los puestos de trabajo: es crucial revisar qué puestos de trabajo se están proponiendo y cuáles ya se tienen, partiendo de ahí, habrá que revisar cuántos de ellos en realidad son efectivos y de cuáles se podría prescindir. Aquí estará implicada una revisión a fondo que permita hacer una reingeniería de los roles de trabajo, ya que, en la mayoría de los casos, las empresas, negocios y compañías están pagando sueldos a personas en cargos que no son fundamentales y que solamente burocratizan los procesos. Además, se tendrá que volver a definir cuáles son las responsabilidades, actividades y competencias de cada puesto, y, por tanto, se habrá de tener bien claro cuáles son los conocimientos mínimos requeridos para que una persona pueda trabajar con la mejor productividad en dicho rol.

5. Creación de manuales y guías de procesos: esta es probablemente la parte que más puede tardar a la hora de plantearse el objetivo de escalar tu empresa. Implica la creación de un nuevo sistema enfocado a reducir la carga de trabajo diario (Innovarte, 2021). Por ello, este quinto punto está ligado al cuarto, ya que requiere diagnosticar y vigilar qué actividades están haciendo todos los puestos disponibles. Según Innovarte (2021) “El 80% de las tareas en una empresa son tareas rutinarias; se realizan de forma regular, lo que significa que puede sistematizarlas”, y en ese sentido todo aquello que se puede sistematizar puede dar mejores resultados con respecto a los que ya se cuenta.

6. Invertir y apostar por nuevas tecnologías: estamos en el 2023, nos tocó inaugurar un nuevo milenio, un nuevo siglo y una nueva década, a estas alturas de la historia del ser humano, no podemos pasar por alto que estamos ante la cuarta revolución industrial (la industria 4.0) y esta trajo consigo un sinfín de posibilidades: realidades aumentadas, inteligencia artificial o hiperconectividad, son sólo algunas de ellas. Algunas compañías han optado por adquirir softwares que permitan tener un mejor control de la administración, pero también se puede adquirir hardware que, a través de una buena inversión, pueda reducir costos en recursos humanos. Además, esto también implica mudar la propuesta, la empresa y la compañía al mundo digital, donde se tiene que aprender a desenvolver para lograr generar un mercado ahí.

7. Growth Marketing: este concepto tiene que ver con el punto anterior: se debe apostar por las nuevas ciencias de la comunicación, se debe comprender cómo funcionan y se debe invertir en la mercadotecnia y publicidad que está en boga: la de las redes sociales. Con todo lo anterior, la marca podrá posicionarse ante nuevos mercados, pero con una estructura nueva que permitirá reducir costos incluso para hacer ciertas inversiones.

Líderes en la industria

Fue en la década de los 80 -para ser exacto, en 1981, hace ya más de 40 años- que la gigante japonesa Nissan tuvo interés de entrar al mercado norteamericano. Así fue como esta poderosa industria automotriz, hoy una de las más valiosas del mundo, llegó a Aguascalientes. Primero empezó con una planta de motores y transejes y luego, una década después, fue que se logró tener la primera planta de ensamble en el estado (Herrera, 2016). Fue ahí, en medio del auge neoliberal que se estaba viviendo en México y en Aguascalientes, que la industria empezó a ser sumamente importante para el estado.

Después más compañías niponas irían sumándose para poder proveer a Nissan. Todo era un círculo de producción armónico que luego desembocaría en la segunda planta de Nissan, eso ya en la historia más reciente, durante el sexenio de Carlos Lozano de la Torre (2010-2016). Para entonces la industria automotriz ya estaba sumamente consolidada en el estado, y con la inversión de más de dos mil millones de dólares anunciada en el 2012 por el gobierno estatal para la segunda planta de ensamble (Camacho, n.d.), el futuro de nuestra entidad estaba decidido: más inversiones del sector automotriz llegarían para apoyar con el servicio de proveeduría que la segunda planta implicaba. Además, también después de esta segunda oleada, los gobiernos tendrían que elaborar políticas públicas destinadas a la diversificación económica, ello para no solamente depender de la industria automotriz, ya que las apuestas no solamente debían -ni deben- hacerse a un solo sector.

Para dimensionar, valdría la pena recordar que para el “2016, la industria automotriz representó alrededor de 19% del PIB estatal y 68.1% del PIB estatal manufacturero” (Camacho, n.d.). Hoy día se estima que ya es de la tercera parte del PIB estatal.

En ese sentido, si bien estamos en un proceso de diversificación, no podemos desaprovechar que ya diversas industrias han llegado al estado, y todas estas requieren de distintos servicios y de productos de proveeduría. Así pues, la economía local puede crecer más si se juegan las cartas adecuadas, cartas, por supuesto, que apuesten a escalar todos esos negocios, empresas y compañías ligados a la industria automotriz en aras de otorgar los mejores servicios y los mejores productos a los mejores precios y con la mayor eficiencia.

Más allá de desacreditar a las industrias, que tanto le han dado a nuestro estado desde hace casi medio siglo, ahora los esfuerzos gubernamentales y de la iniciativa privada deben ir enfocados a políticas públicas que puedan ayudar a una mejor gestión de la escalabilidad industrial, ya que sólo de esa manera podremos no solamente ser Aguascalientes, el estado que recibió numerosas industrias para posicionarse en el mapa de México y del mundo como una potencia manufacturera, sino como Aguascalientes, la economía local que logró expandir la rentabilidad de sus compañías para ser parte de una de las industrias más fuertes del planeta: la automotriz.

Nuestro estado no necesariamente debe de ser visto como un punto estratégico y logístico que genera mejores utilidades para las grandes industrias, podemos ser la entidad federativa con mayores índices de compañías e industrias rentables, y esa es una oportunidad que no podemos dejar pasar, y menos ahora que el nearshoring está siendo para México una salida evidente a colocarse, como mínimo, entre las economías líderes de Latinoamérica y el mundo.

Referencias

Camacho, F. (n.d.). El automóvil y la especialización económica de Aguascalientes. Revista Comercio Exterior. Retrieved March 23, 2023, from https:// revistacomercioexterior.com/el-automovil-y-laespecializacion-economica-de-aguascalientes

Emprendedor Growth Model. (n.d.). Qué es escalar un negocio y cómo hacerlo exitosamente | EGM. Emprendedor Growth Model. Retrieved March 23, 2023, from https://metodoegm.com/ emprendimiento/que-es-escalar-un-negocio-ycomo-hacerlo-exitosamente/

Herrera, E. (2016, October 11). Así es por dentro la industria automotriz en Aguascalientes. Líder Empresarial. Retrieved March 23, 2023, from https://www.liderempresarial.com/radiografia-dela-industria-automotriz-en-aguascalientes/

Innovarte. (2021, August 2). ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE ESCALAR UN NEGOCIO Y CRECERLO? INNOVARTE. Retrieved March 23, 2023, from https://innovarte.mx/cual-es-ladiferencia-entre-escalar-un-negocio-y-crecerlo/

Negocios y Empresa. (n.d.). La rentabilidad de una empresa | Un ABC para los emprendedores. Negocios y Empresa. Retrieved March 23, 2023, from https://negociosyempresa.com/ rentabilidad-de-una-empresa/

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