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el valor del diseño Mushoo,

Quizá sin saberlo a ciencia cierta, apenas estudiantes de diseño industrial, Brenda Jáuregui Sánchez e Israel Plancarte iniciaron un modesto proyecto universitario de diseño mobiliario, mismo que primero empezó a moverse en bazares organizados por otro estudiante y en el que arrancaron vendiendo solamente una línea de seis lámparas. Así, con la esperanza de dos jóvenes diseñadores, casi sin equipo y a expensas del mundo real, fue como hace 20 años inició Mushoo, hoy uno de los equipos de diseño más importantes de Aguascalientes.

Todo aquello que en la universidad no aprendieron por las limitantes que puede haber entre estudiar algo y realmente practicarlo, Brenda Jáuregui e Israel Plancarte, fundadores y dueños de Mushoo, lo aprendieron día con día en los trabajos que poco a poco obtuvieron gracias a las recomendaciones que sus mismos clientes les hacían a otras personas y conocidos.

Primero fueron unas lámparas, luego mesas, escritorios, clósets y actualmente en Mushoo se hacen proyectos integrales de diseño de muebles en conjunto con diseñadores de interiores y arquitectos para departamentos ente - ros, casas privadas e incluso para negocios en crecimiento. De tal magnitud fue el cambio.

“No era el plan original de la empresa -el plan original era manejar sólo líneas de muebles-, pero empezamos a ver que nos convenía más trabajar directamente con el cliente a nosotros, que llevarlos a una tienda y que en la tienda les vendieran todo. El cambio fue algo muy orgánico, se fue dando naturalmente. De ahí en adelante fue crecer y crecer hasta llegar a lo que ahora hacemos: proyectos más integrales donde trabajamos en equipo con diseñadores de interiores y arquitectos”, relata Israel Plancarte, en una larga conversación con Blackstone Magazine.

Brenda Jáuregui narra cómo los primeros años fueron complicados: no tenían un espacio adecuado para laborar, trabajaban desde una cochera y también había una limitante de herramientas, pues al ser estudiantes todavía no se contaba con el poder adquisitivo suficiente para comprar equipo de trabajo serio. Poco a poco, el trabajo fue pasando por pura recomendación y fue así como empezaron a conseguir más y más herramientas. El resto es historia y trabajo.

Explorar en el diseño, ir más allá de las limitantes

En concreto, Mushoo es un emprendimiento de diseñadores cuya premisa máxima es privilegiar la exploración del diseño y de los espacios. Principalmente, la empresa se dedica al diseño y a la fabricación de mobiliario, tanto residencial como comercial, priorizando los gustos que tenga el cliente, pero también proponiendo distintas soluciones para poder llegar al concepto ideal para el proyecto que se está gestando.

No conocen límites. Aún cuando se tenga en puerta algún proyecto que implique cierto grado de dificultad, este saldrá avante por la experiencia que se tiene no solamente diseñando y calculando espacios, sino también manejando un amplio abanico de materiales que permiten abrir aún más las posibilidades para sacar adelante ese mismo proyecto.

“Nos diferencia, también, la calidad. Somos muy detallistas. Entre más te acercas a uno de nuestros trabajos, entre más lo tocas, lo pruebas y te relacionas con él, es donde se empieza a ver ese distintivo Mushoo. Nosotros hacemos las cosas como si fueran para nosotros. Si fuera mío ¿cómo me gustaría que se sintiera?, eso nos preguntamos y por ello procuramos imaginarnos que en realidad las cosas son para nosotros y por eso a los clientes les funciona perfectamente nuestro trabajo”, destaca Israel Plancarte.

Aún así, con los distintivos que caracterizan este negocio hidrocálido, realmente su trabajo ha ido evolucionando con el tiempo, esto como una consecuencia natural de las nuevas tendencias de diseño que año con año surgen. De hecho, es por esto que los primeros trabajos serios distan, al menos estéticamente, de los más recientes, que atienden a otras necesidades sociales, espaciales y estéticas.

Además de la evolución constante de tendencias, uno de los toques más característicos que ambos fundadores lograron impregnar en sus trabajos, es la influencia y el toque de lo mexicano, que se puede reflejar siempre en los colores, las texturas y en las maderas, así como en los otros insumos que utilizan para desarrollar los mobiliarios.

La calidad reposa en el trabajo

Tanto Brenda como Israel coinciden en que la calidad de un trabajo no reside precisamente en la calidad de sus materiales, sino, más bien, reposa justamente en el trabajo detrás del proyecto. En otras palabras, no hay materiales de mala calidad, sino que todos y cada uno de los materiales tienen su uso y su forma de tratamiento específico, así pues, es la calidad del trabajo la que termina definiendo la calidad del material.

Aunque en Mushoo se trabaja con distintos materiales, siendo la madera (con todas sus especies y variantes) uno de los favoritos, se tiene claro que cualquier material, por más barato que sea, puede servir excepcionalmente si se usa de manera correcta y se le da un buen tratamiento.

En ese sentido, lo que desarrollaron a lo largo del tiempo fue un aprendizaje que les permitió entender la lógica y los funcionamientos de los insumos que se usan, de modo que todo sea verdaderamente práctico, estético y útil. Así pueden guiar a los clientes para que escojan la mejor opción, una que se adecue a las necesidades del diseño, pero también con las necesidades del uso del mobiliario.

Estudiantes, compañeros y líderes de aquel proyecto universitario que tocó el éxito y que logró perpetuarse, tanto Brenda como Israel lo tienen claro: la cali dad de su trabajo habla por sí misma.

El valor del diseño

“El diseño es todo lo que está en nuestro entorno. Lo vemos, lo tocamos, lo vivimos todos los días”, con esa reflexión, Israel Plancarte comparte cómo el diseño es en realidad una parte sumamente importante de la vida diaria, y es por ello que este genera sensaciones de paz, tranquilidad y orden. O incluso, al contrario, puede generar disrupción, alternancias y caos, según sea la finalidad y la composición del trabajo.

Todo influye. “Desde cómo nos vestimos, eso también da un mensaje a los demás. Es toda una comunicación, el diseño también es comunicación”. Ejemplo de ello es que incluso se puede leer a las personas tan sólo observando cómo viven, el diseño interior de su casa, el acomodo de los objetos y demás.

Por eso, cuando “tu entorno es agradable, eres más productivo en tu vida, tienes más tranquilidad y te influye en todos los sentidos en tu bienestar como individuo”. Esto, por una parte ayuda a comprender cómo un espacio habitacional o residencial ameno puede ayudar en lo personal. Pero también existen beneficios en proyectos comerciales.

Un buen diseño puede atraer a los clientes, mantenerlos dentro o incitarlos a seguir buscando más opciones para que puedan comprar algo. Un buen diseño puede brindar confianza y comodidad y, desde esa perspectiva, también puede ser una inversión importante que debería contemplarse para mejorar un negocio.

Por eso, cuando Mushoo asegura que son “fabricantes de sueños”, no se alejan de la realidad, porque se encargan de eso: de crear el espacio que te permita alcanzar aquello que más anhelas, éxito, tranquilidad, comodidad. Llámese como sea.

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