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Programar para entender la cuarta revolución industrial
Por Juan Camilo Mesa Jaramillo Rector en Global University
Sin lugar a dudas, el milenio que nos tocó inaugurar ha estado marcado por avances tecnológicos dignos de un cuento o de una novela de ciencia ficción escrita el siglo pasado: estamos viviendo el auge de la inteligencia artificial, la electromovilidad y la mentefactura. De pronto, la programación informática, el internet de las cosas y los software pasaron a la primera fila, y todo avanza sin freno aparente. Es deber nuestro seguir ese paso, no quedarnos en el pasado. Ser parte de la historia.
Cada uno de los temas planteados en las líneas anteriores es amplio y, aunque recién están en boga, ya hay mucha información al respecto. Además, todos y cada uno de ellos pertenecen o tiene que ver, de alguna manera, con la Industria 4.0, esa que mejor conocemos como la gran Cuarta Revolución Industrial, esa que ya trazó, de cierta manera, el rumbo que debemos tomar.
En ese sentido, para esta ocasión y atendiendo uno de los grandes tópicos de la Cuarta Revolución Industrial, hablaremos de la programación y su importante papel en esta nueva etapa de la humanidad, tras casi cuatro siglos de avances constantes, pasando desde el vapor, a la combustión, hasta la sociedad de la información, y llegando a la época en donde ya existen las operaciones médicas realizadas por máquinas especializadas, o en donde se pasó de los smartphones a las “casas inteligentes”.
Programar para entender
Existen distintas acepciones y concepciones que definen o encapsulan al término “programación informática”. Por ejemplo, de acuerdo al centro educativo Netec, la programación informática “es el arte del proceso por el cual se limpia, codifica, traza y protege el código fuente de programas computacionales, en otras palabras, es indicarle a la computadora lo que tiene que hacer” (Netec, n.d.).
Por tanto, podemos entender que la programación está detrás de todo, o casi todo, lo que usamos en nuestra vida diaria. Todo lo cotidiano: los celulares, las plataformas de redes sociales, los portales de internet, las inteligencias artificiales, todo eso, implicó un proceso de programación que comúnmente pasa desapercibido, pero que en realidad es sumamente importante y que, poco a poco, ha ganado terreno en el área laboral y se ha vuelto una carrera y una profesión muy solicitada, y que además, retribuye bien, o al menos mejor que otras.
De esta manera, al igual que ya hemos observado cambios en las conductas y en las costumbres de la humanidad derivados de los mismos desarrollos tecnológicos, no podemos invisibilizar que el futuro está ahí, apunta hacia el desarrollo de nuevos procesos de programación.
Tal ha sido la magnitud del cambio generacional que en México, para el 2021, tuvimos 976 mil personas con alguna carrera relacionada a tecnologías de la información, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) (Milenio, 2022). Sin embargo, esto aún no es suficiente, ya que en países como España, sólo el 1% de la población tiene nociones de programación (Sánchez, 2021), datos que no son muy distantes a los de México.
De consumidores a creadores informáticos
¿Por qué es relevante empezar a hablar de la programación desde un ámbito educativo? Porque esta ha demostrado ser de lo más importante en el mundo actual. No por nada es que en el 2022 Apple, la exitosa empresa estadounidense fundada por Steve Jobs, fue la marca más valiosa del mercado mundial, valorada en 355 mil 080 millones de dólares (Brand Finance, 2023). También, no por nada para este 2023 la gigante y conocida Amazon, de Jeff Bezos, es ahora la marca más valiosa del planeta entero, con un valor cercano a los 299 mil 280 millones de dólares, desbancando a la manzana mordida, que para este año fue valorada en 297 mil 512 millones de dólares (Brand Finance, 2023).
Es así que no podemos –y no debemos–infravalorar la dimensión y el peso que la programación informática y el desarrollo de nuevas tecnologías tienen en la vida diaria. Dicho esto, la primera conclusión a la que podemos llegar no es solamente diversificar las economías mundiales hacia industrias y compañías tecnológicas y de software, sino también modificar las políticas educativas de los estados para poder implementar materias que socialicen la programación de tal modo que esta ya no sea un tabú y un conocimiento de unos cuantos, sino que se alimente así misma y crezca, creando competitividad y más desarrollo.
Inculcado la programación desde la educación podremos obtener una población estudiantil aún más preparada para el futuro. Una buena medida para hacer esto sería implementar políticas públicas educativas innovadoras que atiendan estas nuevas necesidades mundiales pero, para ello también es indispensable que el estado y las escuelas privadas puedan garantizar que tienen la infraestructura necesaria (desde internet adecuado hasta equipo de cómputo) para poder estudiar y practicar programación.
Con esto, se pretende orientar una educación que dé las herramientas para que las infancias no solamente desarrollen conocimientos y habilidades matemáticas, de lenguaje, de ciencias básicas, historia o educación cívica, sino que, aunado a todo eso, también tengan nociones de qué es y para qué sirve la programación. Dados los tiempos que vivimos, esto podría ser una política punta de lanza para empezar a ser referencia en ese sentido, sin embargo, lo sabemos, el hecho de tan sólo pensar en un cambio así sí que necesita una fuerte inversión de capital.
Para Francisco José Vico Vela, científico, ingeniero y catedrático especialista en Inteligencia Artificial (IA) de la Universidad de Málaga, y quien es además referente mundial en este tema, “programar es hoy, casi tan importante, como saber leer y escribir”. Hacia esa frase se deben acotar los esfuerzos educativos, tratar de llegar a esa realidad debe ser nuestro objetivo.
Para Vico Vela, que dedica gran parte de su tiempo dando clases de programación a niñas y niños de escasos recursos -lo que significa que están en riesgo de exclusión social–, por medio de la fundación NAIM, la clave de toda esta nueva era se centra en pasar de ser consumidores de tecnología, a ser creadores digitales. Pasar esa delgada línea de solamente consumir productos y esquemas de la vida diaria que tengan que ver con la tecnología y el internet de las cosas, a crear contenido para este, ello, por supuesto, desde la programación.
Sobre este tema, el experto en IA destacó: “Esto lo debemos enseñar en las escuelas… Un niño debería salir de primaria sabiendo leer, escribir y programar, porque no sólo es útil para futuros informáticos: también para periodistas que necesiten clasificar información, profesionales del derecho que necesiten analizar jurisprudencia en decenas de miles de sentencias o biólogos que trabajan con genética” (Sánchez, 2021).
Ejemplos de cómo lograr, de alguna manera, llegar a la etapa de creadores desde la educación los hay. Uno de ellos podría ser la aplicación desarrollada por el MIT: Scratch. Esta, en realidad, es un lenguaje visual de programación que tiene como primer objetivo fomentar la programación y el pensamiento lógico (relacionado con el matemático) principalmente en las infancias (Penalva, 2021). Y si bien ese es su público objetivo, en realidad también puede servir para que personas con más edad puedan aprender estos nuevos lenguajes y, más importante aún, qué se puede hacer con ellos.
Además, este es un gran ejemplo de lo que se puede empezar en esa materia, ya que, a fin de cuentas, Scratch fue diseñado de tal manera que resulte atractivo para las personas que lo usen, y todavía mejor, si las y los niños aún no entienden bien la aplicación, también existe una versión “Junior” que es puramente visual, y aún más amigable.
Programar, leer y escribir
Desde hace algún tiempo, he hablado en mis conferencias sobre un concepto al que denominé como “Los cuatro analfabetismos del Siglo XXI”. De este, advierto que en la actualidad ya no sólo no saber leer y escribir te convierte en un analfabeta (o en otras palabras, te limita de cierto modo), sino que, con la nueva globalidad, en la actualidad el no saber inglés -en México sólo el 5% de las personas hablan inglés fluidamente- también debe considerarse como un analfabetismo que limita el acceso al mundo hiperconectado, donde puedes desarrollarte y crecer aprendiendo de los demás.
Entonces, el primer analfabetismo es no saber leer ni escribir. El segundo es la falta de capacidades en el inglés y el tercero tiene que ver más bien con no saber manejar una computadora, lo que limita el acceso a millones de espacios de trabajo y de creación y que tiene que ver directamente con la capacidad de creación y de programación. El último analfabetismo al que hago referencia tiene que ver con la ya conocida y mencionada Cuarta Revolución Industrial, y se refiere al conocimiento sobre programación, el internet de las cosas, las redes neuronales y todo el amplio abanico de temas y posibilidades que nos ha dado la famosa Industria 4.0.
Para el catedrático Vico Vela, no saber programar es una limitante enorme para desenvolverse con éxito en el mundo actual, por lo que sugiere que todos los niños salgan de la primaria sin este “nuevo analfabetismo”, y eso a raíz de lo que ya mencionamos previamente: políticas públicas educativas que atiendan esta necesidad desde los primeros niveles, en las infancias.
Yo, por otro lado, particularmente creo que, si bien el saber programar te abre una infinidad de puertas de creación y laborales, el primer paso que debería realizar el sistema educativo, entendiendo la complejidad que significa enseñar al mundo entero a programar, debería ser el de explicar a los alumnos para qué sirven la programación, las redes neuronales, los algoritmos, y el internet de las cosas, por poner algunos de los ejemplos más evidentes.
Así pues, podemos retomar la frase de John Johnson con la que se abrió este artículo: “primero resuelve el programa. Entonces, escribe el código”. Y es que, en efecto, ¿de qué nos serviría que miles y miles de personas sepan cómo programar si realmente no saben por qué tienen que hacerlo o cómo afecta o de dónde viene? De nada. No necesitamos a personas con procesos sistematizados como máquinas, sino, personas que entiendan qué es la programación, para qué sirve y cómo puede aplicarse.
Si una persona sabe para qué le puede servir cada uno de estos elementos, buscará quién le ayude a cumplir los objetivos de su creación. Personalmente, yo sigo señalando que el mayor cambio que debemos realizar en el sistema educativo es el de pasar de una educación centrada en la memorización a una centrada en la innovación, y para ello es fundamental enseñar a nuestros alumnos a pensar fuera de la caja, sacándolos de respuestas obvias a unas que los inviten a describir el conocimiento y a crear nuevo conocimiento.
En ese sentido, dejando atrás los modelos educativos que pretenden fortalecer la memoria antes que apostar por el desarrollo de pensamientos que resuelvan problemas o situaciones reales, y optando por modelos novedosos que impliquen la gestión de nue- vas formas de aprendizaje, la programación seguramente será fundamental en este proceso, por lo que entender el concepto y sus bondades seguramente abrirá caminos de exploración maravillosos para nuestros educandos, llevándolos a descubrir el amor por conocer, crear y transformar.
El cambio generacional que ha vivido nuestra sociedad ha sido tan abrupto, que un sinfín de tareas han pasado de lo tradicional a algo que ya tenga que ver directamente con la Cuarta Revolución Industrial, ejemplo de ello es, la interconectividad y la capacidad de que cada vez más personas puedan mandar y recibir información –o incluso sólo interactuar– con otras que viven del otro lado del planeta. Actualmente podría estar tomando un diplomado en Colombia, dando clases en una escuela de la Ciudad de México y dirigiendo una universidad en Aguascalientes. Todo desde el mismo punto.
De la misma manera que ocurrió un cambio en la interconectividad y en la globalidad, otros sectores de nuestra sociedad se deformaron, para bien, dando paso a un nuevo hilo de oportunidades. Así está ocurriendo en la educación, que desde la pandemia se vio obligada a repensar sus procesos. De tal dimensión es este cambio, que el año pasado la UNESCO publicó su informe Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación, en donde, desde la primera página, se advirtió: “La humanidad y el planeta Tierra están amenazados. La pandemia sólo ha servido para demostrar nuestra fragilidad y nuestra interconexión. Ahora es necesario actuar urgentemente, de forma conjunta, para cambiar el rumbo y reimaginar nuestros futuros” (Unesco, 2022, #).
Ahora ya no sólo se trata de saber leer y escribir, tan importante como eso tiene que ser la programación. Programar, leer y escribir, esa es una parte del camino. Hacia allá debemos caminar.
Referencias
Brand Finance. (2023, January 18). Global 500 2023 Report Published. Brand Finance. Retrieved January 30, 2023, from https://brandfinance. com/insights/global-500-2023-report-published Milenio. (2022, March 2). México cuenta con 30% de talento tecnológico femenino. Milenio. Retrieved January 30, 2023, from https://www. milenio.com/milenio-foros/mexico-cuentacon-30-de-talento-tecnologico-femenino
Netec. (n.d.). ¿Qué es programación? Netec. Retrieved January 30, 2023, from https:// www.netec.com/que-es-programacion Penalva, J. (2021, February 7). Enseñar programación a un niño con Scratch desde cero: consejos, tutoriales y vídeos. Xataka. Retrieved January 31, 2023, from https:// www.xataka.com/especiales/ensenar-programaciona-nino-scratch-cero-consejos-tutoriales-videos-1
Sánchez, I. (2021, December 26). “Un niño debería salir de Primaria sabiendo leer, escribir y programar”. El País. Retrieved January 30, 2023, from https://elpais. com/tecnologia/2021-12-27/un-nino-de-deberia-salirde-primaria-sabiendo-leer-escribir-y-programar.html Unesco. (2022). Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación. Unesco.