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Arquitectura como modo de vida
David Valdés Reynoso Director General en la firma David Valdés Arquitecto
Considerada como una de las siete artes universales, la arquitectura surge en la prehistoria, hace más de diez mil años, como una solución del ser humano ante el inicio de su etapa sedentaria. Ahí empezó todo. Con el paso del tiempo, el sentido de esta profesión ya no sólo era de utilidad, sino que también se convirtió en una plataforma de expresiones culturales y personales de las sociedades. Incluso, a través de ella se pueden interpretar las formas de habitar un espacio, y todo eso ha perdurado en la historia de tal manera que nos sirven como guías y referencias para saber cómo se vivía en otros tiempos y en otros lugares.
De cierto modo, las civilizaciones nacen con la arquitectura y gracias a ella podemos conocer todo sobre estas: desde sus creencias. hasta las actividades que acostumbraban. Por ejemplo, algunas de esas actividades se enfocaron en crear estructuras para sobrevivir, como graneros o espacios de trabajo; y otras estaban orientadas a la construcción de templos religiosos, lo cual también terminaba por retratar la naturaleza cultural y espiritual de sus habitantes, e incluso también sus formas de vivir.
De esto no queda duda: cada estilo o corriente arquitectónica va de la mano y está relacionado directamente con los cambios en el contexto histórico, político, religioso y económico del lugar al que pertenece.
Y si se continúa con la línea del tiempo hasta llegar a la época actual, resulta evidente notar cómo ha cambiado la forma en la que el arquitecto se comporta al momento de crear y hacer lo que su profesión le exige. Esto, a su vez, nos permite reflexionar sobre la manera en la que ejercemos hoy día la arquitectura, pero también nos obliga a cuestionarnos sobre a dónde vamos como profesión, como pasatiempo y como expresión artística.
Un cambio permanente
La arquitectura moderna es el conjunto de estilos donde observamos la búsqueda del balance entre lo estético y lo funcional, es decir, qué tanto funciona visual y espacialmente un proyecto, conceptos que se desarrollaron simultáneamente a lo largo y ancho del mundo, entre 1900 y 1960, como resultado de una globalización en la que comenzamos a tener acceso a información que se creaba en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, parte de esa solución y esa globalización se ha derivado en la pérdida de identidad, porque, finalmente, la estructura ya no pertenece enteramente al lugar en el que se creó, sino que puede ser desarrollada en cualquier parte del mundo, dejando a un lado las condiciones del sitio donde se está haciendo la réplica. En otras palabras, los estilos y contextos se pueden replicar ya en cualquier espacio, no importando si se tienen las costumbres o las condiciones del primer lugar donde fue creada la estructura o la obra.
El impacto de la tecnología en la arquitectura es importante por las ventajas y desventajas que esta conlleva, ya que, a fin de cuentas, la tecnología hace que cambie paulatinamente el proceso de diseño y construcción. Es esta la que termina definiendo el camino de la sociedad en la que habitamos y, por ende, de lo que construye y edifica a esa sociedad.
Actualmente, se puede generar “arquitectura” mediante softwares que, a través de la escritura de algoritmos en donde introduces las necesidades del programa, te arroja todo lo que necesitas para el proyecto arquitectónico. A eso estamos llegando, a ese nivel de “sencillez”. Y todo es gracias a la tecnología.
La inteligencia artificial ha superado lo que antes parecía inverosímil. Por ejemplo, existen plataformas para conseguir el color de pintura con sólo hablar con la pantalla acerca de la experiencia que te transmite esa colorimetría, o también existen plataformas que hacen modelados en 3D con un dibujo a mano alzada, y esto sólo por mencionar algunas de las tantas posibilidades que ahora existen.
Todo esto nos ha permitido, de cierto modo, avanzar en el ámbito de la eficiencia, pues se ha logrado optimizar procesos y tiempos a la hora de diseñar y construir un proyecto arquitectónico, pero es por estas razones que debemos analizar a qué grado la tecnología rebasa el sentido de un arquitecto, pero también, por otro lado, debemos analizar y reconocer esa esencia humana que una máquina no puede reemplazar, o que al menos, aún, pensamos que no puede reemplazar.
Es importante no dejar a un lado los valores que han permanecido a lo largo de la historia a la hora de hacer arquitectura, como el carácter, para que el edificio nos transmita lo que es; así como la identidad que genera el pertenecer al sitio y que no sea un proyecto que se pueda reproducir en cualquier lugar del mundo, sin importar el contexto en el que se encuentra, ni la materialidad con la que está hecho y la parte de sensibilidad a la hora de responder a las necesidades de las personas que habitarán el espacio.
Como arquitectos hay que saber aprovechar las herramientas tecnológicas que están a nuestro alcance sin perder el propósito principal de hacer arquitectura. Esa ha sido, y es ahora, la tarea que no debemos olvidar para poder seguir adelante, aún cuando con escenarios como el de la inteligencia artificial, el camino parezca escabroso e inhabitable. Blackstone |
¿Pertenecemos al futuro?
Frente al escenario que planteamos y ante el cual ya nos estamos enfrentando, los arquitectos y en lo general muchas otras profesiones (como los diseñadores gráficos o quienes analizan los Big Data), nos hacemos la pregunta inevitable: ¿qué va a pasar con nosotros? ¿Qué va a pasar con nuestro trabajo? ¿Dónde quedamos? ¿Pertenecemos a este futuro digital?
Por supuesto, pensar en las respuestas implica ya reflexionar escenarios trágicos, escenarios que por sí mismos dan miedo. Pero antes de llegar a eso, valdría la pena reconocer que, al final de todo, el valor humano sigue siendo invaluable y absolutamente necesario.
Primero, tenemos que entender cuál es, ahora, el límite de herramientas o tecnologías para crear y diseñar, pero, a la par, no podemos invisibilizar que con el paso del tiempo y con el desarrollo de estas mismas herramientas, se han atrofiado otras capacidades o habilidades humanas, como lo es la capacidad de la creatividad mental, la rapidez del dibujo a mano o la comprensión del lenguaje arquitectónico.
Es ante esto que surgen los cuestionamientos ya planteados, lo cual, a su vez, nos es de gran utilidad para ver en qué momento de la historia estamos y qué podemos hacer o qué está en nuestras manos para enfrentar este momento histórico.
Según expertos (Campos et al., 2022), son dos los futuros posibles para las profesiones como la arquitectura, y en ambos reposa la tecnología:
“Una versión mucho más eficaz de lo que tenemos actualmente. Aquí, es donde los arquitectos utilizarán la tecnología para optimizar las formas tradicionales de trabajo.
La tecnología no sólo optimiza o agiliza el trabajo diario, sino que, además, desplaza el trabajo del profesional. Es decir, aparecerán máquinas o sistemas capaces de operar solos o con usuarios, pero que necesitan tener aptitudes diferentes al arquitecto de hoy día. Esta nueva tecnología asumirá tareas que hemos considerado que sólo pueden realizarse de forma tradicional” (Campos et al., 2022).
En realidad, no hace falta ser muy observador para percatarse que la primera de las dos opciones planteadas es lo que actualmente estamos viviendo: los nuevos softwares nos brindan nuevas posibilidades de diseño, unas que no existían antes (como ya se mencionó, a costa de la pérdida de otras capacidades humanas) y que terminan por hacer más eficientes los procesos de desarrollo de algún trabajo arquitectónico.
Además, los avances en herramientas y en el tratado de ciertos materiales de construcción también ha permitido tener trabajos más seguros que, finalmente, optimizan las formas que tradicionalmente se conocían.
La segunda opción es la que nos atañe y la que, queramos o no, es momento de aterrizar con toda claridad. El avance tecnológico es inminente, de alguna manera, lo que antes eran cuentos de ficción, ahora es una realidad. De hecho, ya aparecieron máquinas o sistemas que son capaces de operar sin usuarios, y aunque esta posibilidad todavía no explota, probablemente en algún momento lo hará y cada vez habrá más dispositivos que no necesiten de usuarios para funcionar.
Esto, a expensas de que poco a poco pase el cambio, no tiene que ser necesariamente malo, sino que, nos hará replantearnos cuál es el papel que tenemos. Por ejemplo, entendiendo que el trabajo profesional -como el de un arquitecto- es un cúmulo de esfuerzos individuales para obtener un resultado (Hayes, n.d.), pero entendiendo también que en la práctica ese trabajo se realiza con diferentes actividades, la inteligencia artificial puede ser realmente una aliada más.
Para abordarlo directamente, retomemos casos de éxito que implican la combinación de la arquitectura y de las nuevas tecnologías: “Despachos como Zaha Hadid Architects y MAD Architects se han hecho más que famosos mundialmente por su capacidad para controlar la lógica del software que puede crear miles de variaciones de un diseño basado en las entradas de un edificio frente a la exposición al sol, vistas o movimiento de peatones” (Hayes, n.d.).
En otras palabras, se puede ver que realmente la inteligencia artificial y la tecnología como tal no desplazó a los profesionales, sino que los hizo adaptarse para que aprendieran nuevas tareas y el ejemplo más claro de ello es el software CAD, muy conocido entre el gremio especializado en la arquitectura. Este no sustituyó a los arquitectos, sino que, en contraparte, les dio nuevas tareas, lo que implica, entonces sí, un cambio generacional de capacidades y aptitudes para las nuevas generaciones de arquitectas y arquitectos.
Así como el CAD, han surgido otros programas -algunos incluso más especializados-, que facilitan o realizan los cálculos necesarios para una construcción, todo a través de un proceso informático. Esto, de alguna manera, también puede ayudar a las y los arquitectos y puede ser aprovechado para evitar el famoso “error humano”, que por obviedad no se previó y que, dependiendo de la gravedad, puede ser trágico.
En el artículo Inteligencia Artificial en Arquitectura: qué es, obras y recursos , se abunda un poco más sobre cómo esta tecnología permea en el ámbito de este arte: “La IA permite un diseño generativo. Se logra por medio del uso programas que solucionan el diseño de instalaciones mecánicas, sanitarias o eléctricas, procurando soluciones eficientes y sorteando los obstáculos que pudieran presentarse con otros elementos. Ante situaciones difíciles, se enfoca en la mejor alternativa y lo hace de forma ágil y mucho más rápida en comparación con la acción humana. Se puede hacer monitoreo automatizado de una obra gracias a la inteligencia artificial. Se consigue escaneando de forma periódica dicha obra para procesar la información y contrastar con lo que se planeó desde el principio” (Fuen Carmona, n.d.).
Y aunque parezca que estamos hablando de algo ya muy consolidado, el uso de la inteligencia artificial en la arquitectura es reciente, data apenas del 2017, tres años antes de la pandemia del covid-19 (Fuen Carmona, n.d.).
Pero ¿cómo funciona? En realidad, la inteligencia artificial en la arquitectura funciona igual que en otras áreas: a partir de millones y millones de datos y de información, adapta la mejor conclusión para un proyecto. “Con la capacidad que tiene para analizar cantidades ilimitadas de datos, facilita la tarea del arquitecto de investigar y probar ideas, incluso varias al mismo tiempo y con mucha facilidad. Se logra un diseño conceptual en poco tiempo con poco o ningún uso de lápiz y papel” (Fuen Carmona, n.d.). Y en ese sentido, valdría la pena retomar y plantear más cuestionamientos: ¿qué pasará con la profesión? ¿Con las habilidades de los arquitectos? ¿Con el sentido artístico de un trabajo arquitectónico?
¿Desaparición o evolución?
En este punto exacto de la historia, como arquitectos, no podemos permitirnos olvidar que nuestra profesión es considerada un arte en el cual se han conjugado diversas expresiones, culturas y sociedades. En ese sentido, regresemos a la concepción sentimental y emotiva de la arquitectura y pensemos, más bien, ¿cómo vamos a ser lo suficientemente inteligentes para que la arquitectura siga siendo un arte?
Teodoro González de León, uno de los arquitectos más prolíficos de México, aseguró alguna vez que la arquitectura es, con todo, sencillamente una forma de vida (Secretaría de Cultura, 2016).
González de León, considerado como un merecedor del Pritzker que en su momento obtuvo Luis Barragán, dijo en uno de sus homenajes: “Llevo más de 80 años aprendiendo la manera de vivir, la forma de ser. No he aprendido disciplinas, las he convertido en formas de vida; la lectura es una forma de vida, el dibujo, la pintura, la escultura, son una forma de vida; visitar las ciudades es una forma de vida, escuchar música y la arquitectura son formas de vida; no tener ninguna religión es mi forma de vida Secretaría de Cultura, 2016".
De hecho, en la definición del historiador Enrique Krauze, el trabajo de González de León y en sí él como figura dentro de la arquitectura mexicana y contemporánea puede definirse “como islas de solidez y serenidad en el naufragio de la ciudad, enclaves perfectamente funcionales de tradición y modernidad. Pienso en sus grandes espacios, texturas, volúmenes, taludes prehispánicos, pero también en los patios, arcos y motivos coloniales, mestizaje integrado por su vertiginosa imaginación” (Secretaría de Cultura, 2016).
Esa es quizá la manera de que la arquitectura, como arte, no se pierda entre las nuevas tecnologías. Necesitamos reconocerla y saberla como una forma de vida que ha evolucionado y que seguirá haciéndolo pero que, ante todo, busca la expresión de los momentos y de la historia que le tocó vivir. Y ese trabajo de recuperación y apreciación empieza sí, en los arquitectos, pero debe terminar en las sociedades donde se expresen.
Referencias
Campos, J. I., Hadid, Z., & Chaillou, S. (2022, April 29). Arquitectura e Inteligencia Artificial ¿Cómo afectará a la disciplina? - Block Software. SLYG Block. Retrieved February 7, 2023, from https://slyg-block.com/ articulo/arquitectura-e-inteligencia-artificial-comoafectara-a-la-disciplina/
Fuen Carmona. (n.d.). Inteligencia Artificial en Arquitectura: qué es, obras y recursos. Fuencarmona. Retrieved February 7, 2023, from https://fuencarmona.com/inteligenciaartificial-arquitectura-que-es-obras-recursos/
Hayes, L. (n.d.). Inteligencia artificial en arquitectura: Ejemplos, Ventajas y desventajas IA. OVACEN. Retrieved February 7, 2023, from https://ovacen.com/ inteligencia-artificial/
Secretaría de Cultura. (2016, May 12). La arquitectura es una forma de vida: Teodoro González de León. Gobierno de México. Retrieved February 7, 2023, from https://www.gob.mx/cultura/prensa/la-arquitecturaes-una-forma-de-vida-teodoro-gonzalez-de-leon
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