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Hoy es intentar, hacer y construir más, confrontar al mundo, crear un cambio positivo
Por Carlos Romo Muñoz Director General en Frisco Metales
Hoy, en pleno 2023, con la pandemia del covid-19 ya acabada, con la inteligencia artificial en boga, los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania y el auge de la Industria 4.0 en todo el mundo, es momento de volvernos a cuestionar ¿dónde estamos?
Pero, más allá de eso: ¿a dónde vamos?
Hoy y siempre hemos de entender que no, nada es estático, todo se mueve porque finalmente, nada de lo que está allá afuera va a detenerse. Por eso es importante hacerlo al menos desde lo personal, detenerse, observar y reflexionar sobre lo que está pasando, ver de nuevo las variables y luego seguir con el camino, o incluso, crear uno nuevo. Adaptarse.
En la historia de la humanidad se han presentado diversos momentos que, por fuerza, han necesitado de pausas y reflexión: las guerras mundiales, los atentados como el los del tren en Madrid, en el 2004, o el de las Torres Gemelas, en el 2001, o los grandes desastres naturales, como el terremoto de Japón en el 2011 o el de Haití en el 2010. Estos son tan sólo algunos eventos históricos que han demandado pausa, pero también acción; han demandado reflexión, pero también apoyo; han demandado observación, pero también resiliencia. Y justo de todo eso hablaremos aquí y ahora, porque la perspectiva nunca nos viene a mal, al contrario, nos ayuda a avanzar.
Otro momento histórico, por supuesto, fue el de la pandemia del covid-19, que ya fue dada por terminada de manera oficial, pero que también nos dejó una larga lista de aprendizajes como y áreas de oportunidad como sociedad. Y eso no podemos negarlo, al contrario, debemos reconocerlo y abrazarlo para salir adelante de la mejor manera posible. La enfermedad ocasionada por el SARs-CoV-2. afectó profundamente nuestras vidas, tanto a nivel personal como laboral. Familias y empleos se perdieron. Pero también familias y empleos nacieron, porque eso hace el ser humano: es resiliente y busca salir adelante. En medio de toda esa adversidad y todo ese panorama de incertidumbre surgió una oportunidad valiosa: la posibilidad de detenernos, respirar y reflexionar sobre nuestra existencia como especie y también de nuestra existencia como individuos. Por ello, hoy y aquí exploraremos la importancia de este proceso de introspección y cómo nos ha permitido corregir aquello que nos estaba obstruyendo en el pasado.
Así pues, repasemos los que en mi opinión son los seis pilares del autoconocimiento que nos dejó la pandemia como un ejercicio para la posteridad:
Un alto obligado: la llegada de la pandemia nos obligó a hacer una pausa forzada en nuestras vidas cotidianas. Aquí no hay más, todas y todos tuvimos que aceptarlo y, en cierta medida, acatarlo porque el confinamiento y las restricciones nos llevaron a detenernos en seco, alejándonos de la prisa y la rutina frenética que solíamos experimentar. Pero en vez de ver esta pausa forzada -suponiendo que algo en verdad se detenga- de una manera negativa, debemos o debimos más bien interpretarla como un espacio que nos permitió reflexionar sobre nuestras prioridades y evaluar lo que realmente importa en nuestras vidas.
Reflexionar sobre la vida personal: lo que fue la mayor crisis sanitaria del siglo -hasta ahora- nos impulsó a mirar hacia adentro y repensar nuestra vida personal y todo lo que de ella emana, como las relaciones, tanto familiares, como románticas, de estudios o incluso laborales. Muchas personas se dieron cuenta de que habían estado descuidando aspectos esenciales, como el tiempo con la familia, los amigos y el autocuidado y en ese sentido la pandemia nos recordó la importancia de cultivar relaciones significativas, de buscar equilibrio y de valorar la salud mental y física. Finalmente, eso es todo lo que somos y todo lo que tenemos. No lo dejemos pasar por alto.
Repensar la vida laboral: la famosa y también dolorosa crisis sanitaria también sacudió el mundo laboral. Muchas y muchos se enfrentaron a la pérdida de empleo o a cambios drásticos en su forma de trabajar. Esta sacudida nos dio la oportunidad de cuestionar y analizar sobre nuestras elecciones profesionales, nuestras metas y la calidad de vida relacionada con el trabajo. Pero también nos dio la oportunidad de emprender nuevos proyectos, proyectos a los que antes les teníamos miedo pero que, por lo volátil de la vida, esta vez sí pudimos sacar avante, porque sí, aceptemos que vida sólo hay una, y una apuesta puede ser también la mejor inversión. Pero por otro lado, en toda la reflexión y el confinamiento la pandemia sirvió como un recordatorio de que nuestra felicidad y bienestar no deben depender exclusivamente de nuestra carrera, sino también de otros aspectos de nuestra vida.
Identificar las obstrucciones: la pausa indefinida y la reflexión hacia lo interno también nos permitió identificar los obstáculos que nos impedían avanzar hacia una vida más plena (en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida). Ya sea el exceso de trabajo, la falta de tiempo para nosotros mismos o la falta de equilibrio entre la vida personal y laboral, la reflexión nos dio la oportunidad de tomar conciencia de estos obstáculos y reconocer la necesidad de corregirlos. Eso es parte de la resiliencia, es el proceso previo para ser resiliente y por eso es tan importante.

Tomar acciones y corregir: la introspección y la identificación de los obstáculos son tan sólo el primer paso. La verdadera transformación ocurre cuando tomamos medidas para corregir aquello que nos estaba limitando. La pandemia nos brindó la oportunidad de replantear nuestras prioridades, establecer límites saludables, buscar nuevas oportunidades y hacer cambios significativos en nuestras vidas, ya sea a nivel personal o profesional.
Aprendizajes valiosos: la pandemia nos enseñó importantes lecciones, lecciones que quizá sin ella no hubiéramos aprendido sino hasta mucho tiempo después, y en ese sentido debemos agradecer que podemos estar aquí para contar y aplicar esos aprendizajes. La crisis nos mostró, de alguna manera, algo que ya sabíamos pero que habíamos olvidado: la fragilidad de la vida. Eso, a la vez, nos ayudó a revalorizar lo que tenemos para aprovechar cada momento al máximo. El covid-19 nos recordó que el ser humano tiende a la adaptación y a la resiliencia ante situaciones inesperadas. Finalmente, nos enseñó la importancia de cuidar de nosotros mismos y de los demás. Estos aprendizajes nos acompañarán en el futuro, guiándonos hacia una vida más plena y significativa y justo de eso se trata, de salir adelante, de aprovechar el hoy para un mejor futuro. Por eso estamos aquí.
En fin, todas y todos conocemos y vivimos, en cierta medida, la pandemia del covid-19. Al final de todo, sabemos lo que significó vivir y rediseñar nuestra vida con ella, y desde esa perspectiva podemos asegurar que ante todo, la crisis sanitaria que hoy ya parece haber pasado lejos, representó un desafío global que nos llevó a detenernos, respirar y reflexionar sobre la vida. Nos permitió corregir aquello que nos estaba obstruyendo y ayudó a impulsar cambios significativos tanto a nivel personal como laboral, decisiones que, de no ser por la incertidumbre, quizá no se hubieran tomado. A través de la introspección, aprendimos la importancia de cultivar relaciones, buscar equilibrio, cuidar nuestra salud y replantear nuestras metas. Sigamos aprovechando esta oportunidad para construir un futuro más consciente y gratificante. Detengámonos, respiremos, reflexionemos y actuemos para transformar nuestras vidas y crear un mundo mejor después de la pandemia.
Un nuevo cambio: la constante inconstante
Ahora, más allá de repensar y replantear nuestra vida, nuestros caminos y nuestros obstáculos a partir de un hecho histórico inesperado (como lo fueron algunos de los que ya nombramos en líneas anteriores y siendo el ejemplo más evidente el de la pandemia), hablemos sobre por qué, más bien, es necesario hacerlo de manera constante. Tomemos esa inconsistencia y hagámosla frecuente. Es decir, no sólo esperar que un evento esporádico y completamente fuera de serie, sino, simplemente, al paso de un periodo de tiempo volver a reflexionar sobre lo que se está haciendo, para de esa manera vivir un presente más presente y tener un futuro que atienda en verdad a las reacciones y decisiones que se están tomando.
En el día a día, en nuestra vida cotidiana, a menudo nos encontramos atrapados en el pasado o preocupados por el futuro y eso siempre termina alejándonos del presente. “La vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”, esas fueron palabras del famoso cantautor birtánico John Lennon, quien fuera asesinado tras una larga carrera en la música por uno de sus seguidores. Y el compositor tenía razón: nos debe ser crucial recordar la importancia del hoy, del aquí y del ahora. Al fin y al cabo el presente es el único momento en el que verdaderamente podemos tomar acción y moldear nuestro futuro, entonces, considerando eso, ¿por qué no reflexionarlo y analizarlo de vez en cuándo? Valdría la pena hacer una revisión con respecto a la relevancia de vivir plenamente el presente, especialmente en el ámbito laboral, donde el desarrollo personal, las relaciones, la adaptabilidad y la resiliencia juegan un papel fundamental, pero también hacerlo en el ámbito personal en su más amplio sentido: el crecimiento humano, el mejorar para bien propio y para compartir con quienes se quiere.
Así pues, hablemos de cinco puntos importantes que podemos analizar y trabajar a partir de la reflexión y el autoconocimiento, para más allá de pensar en el futuro, poder sobrellevar y disfrutar el presente, porque independientemente de todo lo que existe y es real en el mundo, el hoy y el ahora es lo único que tenemos. Y en eso siempre hemos de estar de acuerdo:
Desarrollo personal: el hoy es una oportunidad para invertir en nuestro desarrollo personal. Cada día, al trabajar en mejorar nuestras habilidades y conocimientos, nos estamos preparando para un futuro exitoso. Ya sea a través de la educación, la formación continua o la adquisición de nuevas competencias, el hoy nos brinda la posibilidad de crecer y alcanzar nuestro máximo potencial.
Relaciones interpersonales: el ahora es el momento para nutrir y fortalecer nuestras relaciones personales y profesionales. Es el momento preciso para cultivar conexiones significativas con colegas, colaboradores y seres queridos y ello contribuye a un entorno laboral y personal más positivo. La construcción de redes sólidas y el apoyo mutuo son fundamentales para superar los desafíos y lograr metas conjuntas en el futuro.
Emprendimiento y éxito empresarial: en el mundo empresarial, el presente es el escenario perfecto para tomar decisiones audaces y construir un futuro próspero. La planificación estratégica, la innovación y la toma de riesgos calculados son fundamentales para el crecimiento y la sostenibilidad a largo plazo. Al enfocarnos en el hoy, podemos implementar cambios y mejoras que nos permitan alcanzar el éxito en el futuro.
Adaptabilidad y resiliencia: el mundo está en constante cambio y evolución. La adaptabilidad y la resiliencia son cualidades esenciales para sobrevivir y prosperar en un entorno laboral en constante transformación. Al abrazar el hoy y estar dispuestos a aprender de los desafíos, nos convertimos en profesionales más flexibles y capaces de enfrentar cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino hacia el futuro.
Equilibrio y bienestar: vivir en el presente no solo implica trabajar arduamente para un futuro mejor, sino también cuidar de nuestro bienestar físico y mental. Dedicar tiempo al autocuidado, practicar el mindfulness y encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal nos permite ser más eficientes y productivos. Además, nos brinda la energía necesaria para enfrentar los desafíos con mayor claridad y enfoque.
El hoy, el aquí y el ahora son más que momentos pasajeros. Son los momentos que nos definen. Son oportunidades valiosas para construir un futuro brillante tanto en nuestra vida personal como profesional. Al invertir en nuestro desarrollo personal, nutrir nuestras relaciones, fomentar la adaptabilidad y la resiliencia, y buscar un equilibrio saludable, nos preparamos para enfrentar los desafíos venideros con valentía y determinación. Recordemos que cada día es una oportunidad para crear un impacto positivo y trabajar en pro de un futuro mejor. Aprovechemos el poder del presente y trabajemos para construir la vida que deseamos. El futuro está en nuestras manos, y depende de cómo vivamos y trabajemos hoy.



